Sponish Herd | Plataforma Brony de España

Siento a alguien... Mis orejas se dispararan al aire y giro la cabeza antes de ir en una carrera para disuadir el depredador, pero al ver que era Minerbat se le destensa los músculos que estaban listo para ser accionados. Me seco las lagrimas agitando mi cabeza y el resto del cuerpo para despabilar aquel sentimiento de peligro. Me acerco a ella como un animal asustado y algo apenado por ser un cobarde, me siento horrible por ser el eslabón mas débil de la cadena...

Acción: Alicaído se determina a seguir a Minerbat como una oveja al pastor, el ya siente el peso del haber segregado al grupo por su culpa

OFF: Echando un vistazo con seguridad, no tardáis en confirmar que los perros evidentemente están en la torre de radio. Parece que no están saliendo de la misma ahora mismo y que están vigilando bien todas las entradas. Quaver Note no tarda en notar algo importante: los perros joyeros tienen miedo, y algo os dice que la paliza moral que le pegasteis a los tres que os atacaron puede tener algo que ver con ello.

Minerbat ya ha aprovechado para intentar localizar puntos por los que colarse, o debilidades en sus defensas. Incluso ella debe reconocer que entrar por la fuerza podría ser muy complicado; si los perros estaban ahí atrincherados y creían que no tenían escapatoria, lucharían hasta el final si hacía falta.

Mad Fire se lamenta; las torres de metal no suelen arder bien.

Nana mira a ver en lo que puede ayudar.

Sharp Eye observa que, si en esa torre tuvieran baterías Sparkle, deberían poder enchufarla y, al menos, tener luz y calefacción. Pero el que no haya ni una sola bombilla encendida en el edificio le da que pensar de que no debe haber energía, por alguna razón.

Y Pale Paper... bueno, no puede evitar pensar que en una torre de radio poni debe haber muchas cosas que recolectar...

Alrededor de la torre todo son edificios bajos en ruinas; en su gran mayoría, pequeños almacenes y lugares de distribución, con algunas casas repartidas aquí y allá. La zona residencial queda algo alejada de la torre de radio.

Sigue nevando y la nieve es bastante espesa. También sopla bastante viento.

Mad se había tranquilizado un poco, ya que la acción anterior ocurrida con Sharp le había dejado hecho un lío, sobretodo por la sensación de sentimientos que nunca había tenido. Mientras seguia observando el edificio de la torre de radio desde una distancia segura, ahogo un leve suspiro, haciendo una leve mueca con la cabeza y sin saber que hacer así que, le dedicó una mirada a todos sus componieros (sobretodo a Sharp), a ver si alguno trazaba algún plan.

Sharp mira a Mad levantando casi imperceptiblemente las cejas con mirada cómplice. El edificio parece no tener energía, y eso le daba una idea.

"Parece que la torre tiene una infestación de cánidos. Y si no quieren dejarnos entrar, habrá que hacerlos salir. Se me ocurre que Mad podría levitar un neumático incendiado al interior del edificio que les invitara a abandonar la morada. El humo de los plásticos es tóxico, y sin energía no hay ventilación: O salen al descubierto, donde son más vulnerables, o mueren." Se rasca el hocico distraída. "Oh, y una torre de metal no arde bien."

Mad escucha el plan de Sharp mientras rueda los ojos divertido ante el ultimo comentario, golpeando levemente su lomo, mientras parecía reírse, para luego preguntar, a través de sus gestos, donde poder encontrar un neumático para el plan.

Sharp señala alrededor con su hocico. Hay muchos almacenes y lugares de distribución.
"Puede ser cualquier cosa de goma, lana, plástico, algodón o espumas. Generan cianuro de hidrógeno, como lo que usaban los Ponazis para exterminar a los Pintos (Espero que Hitter arda en el tártaro). También podríamos ponerlo fuera y que el viento lleve el humo adentro, para facilitarnos las cosas."

Asintió levemente, mientras se levantaba y, tras ajustarse el pañuelo, comunico (a su manera), que se iba a buscar alguno de esos materiales. También pregunto a Sharp (con leve timidez, se podía notar) si le acompañaba.

Quaver Note frunció el ceño. No le gustaba la idea de que los perros joyeros, que en el fondo no eran sino supervivientes como ellos, pudiesen terminar muertos... pero también era cierto que la familia Good Hope había puesto sus esperanzas sobre ellos. Quizás no fuera tan mala idea hacerlos salir y explorar a escape el interior, pero si la cosa no salía bien, podría haber represalias. Convenía pensarlo detenidamente.

Sharp asiente vigorosamente ante la propuesta de Mad y le acompaña.

Mad caminaba lentamente, pensativo, mientras comenzaban a entrar en el almacén y, como en las anteriores veces, creo una bola de fuego para poder ver, mientras empezaba a revisar por algo que les pudiese servir

Nana observa los gestos de cariño entre Sharp y Mad Fire y sonríe. Está bien que los ponis no pierdan la esperanza, que siga habiendo amor y amistad. Decían que eso era muy importante antes de todo esto.
Cuando ambos se fueron miró al resto de sus compañeros, que seguían observando la torre y pensando. "Quizá sería buena idea darle la vuelta a una cierta distancia nosotros mientras ellos buscan algo con lo que sacarlos. ¿Cómo decís los cazadores? Algo así como que conocer el terreno da ventaja, ¿no?" Dice mirando a Minerva. "¿Os parece entonces que veamos la torre desde todos los ángulos y sus alrededores? ¿O los esperamos?"

Esa torre se ve bien preservada, o al menos el edificio ya que la estructura metálica parece cubierta por una patina de oxido naranja oscuro, tres pisos con las ventanas entabladas en forma de barricada, al fin al cabo el plan de Sharp podría funcionar... Podría... Además; ¿Qué clase de objetos habrá adentro? ¿Discos de oro? ¿Cintas? ¿Discos? Y esas cosas, no se para que sirven pero me gustan sus formas redondas, a pesar de abultarme mucho los bolsos.

Acción: Callado como un féretro observa como los demás actua, y si puede engregarle la nota a Sharp

Mientras están buscando, Mad decide pausar un momento la búsqueda, mientras se acerca a Sharp y le toca levemente en el lomo, para luego decirle, a través de gestos, que le gustaría confiarle un secreto, uno que no sabe nadie. Mientras espera su respuesta, sigue buscando, ajustándose de nuevo el pañuelo.