Sponish Herd | Plataforma Brony de España

Ante el roce del "beso", la pegaso no puede evitar extender las alas. Se aleja algo ruborizada de Mad y se coloca la ballesta apuntando a la puerta y ventana principal, mayormente para intentar olvidarse del semental por unos momentos. Se posiciona a 30 metros entre un par de escombros que funcionen como parapeto con un hueco para disparar.

"List-ta." Comenta, con su ballesta de pata cargada y a punto. "Cuando querais..."
Pensando: "Y que sea pronto."

Acción: dar la señal para que el plan de hacer salir a los perros joyeros con humo y guerra psicológica se inicie

Quaver Note repasó por última vez el plan: la torre no parecía ser accesible desde fuera salvo por la entrada, así que difícilmente podrían introducir el artefacto que tenía pensado. La unicornio decidió probar la idea de Sharp Eye. Miró a ambos lados y fijó su vista en sus compañeros: en como Minerva se posicionaba, como Mad Fire preparaba su hechizo, como Sharp se parapeteaba tras colocar los artefactos incendiarios en los puntos estratégicos... Incluso Nana tomaba una posición difícilmente detectable, haciendo alarde de su don natural para los escondites. Pale Paper no estaba a la vista, pero Quaver Note sabía que el poni no se expondría a salir herido en un posible encontronazo, por lo que no verlo era sinónimo de buenas noticias generalmente.

Los preparativos habían terminado, había llegado la hora de actuar.

Quaver Note se situó al lado de una de las hogueras, desde la que podía ver a cierta distancia a los perros que guardaban la entrada a la torre. Distiguió entre ellos a uno de los perros que habían palidecido al verse superados en la emboscada. Sin duda estaban al tanto. Sabían que habían ponis en el pueblo.

Y no ponis débiles perdidos en un mundo sin salvación. Ellos eran una familia. Eran los últimos eslabones de la larga cadena de su especie... Y sobrevivirían en aquel páramo aunque fuese por honrar la memoria de aquellos que una vez poblaron aquellas tierras, una vez hermosas.

Y con el recuerdo de aquella Equestria en su corazón, la canción de Quaver Note se alzó.

ACCIÓN:

Al escuchar la señal, los ojos de Mad se iluminaron con un rojo intenso. Había llegado el momento y él estaba listo, necesitaba un hechizo lo bastante potente para que ardiese rápido, pero no demasiado para que no se carbonizase todo al instante. Cerró un momento los ojos, y lanzo un rápido rayo de energía que comenzó a incendiar una de las pilas de basura. Repitió este procedimiento con todas las demás y se concentró, ahora empezaba la parte más importante de su trabajo. Mientras Minerbat dirigía el humo al interior, Quaver seguía tocando y Sharp se encargaba de asegurarse de que nada saliese mal, el trabajo de Mad, ahora que las hogueras estaban encendidas, no era solo de asegurarse que el fuego duraba lo suficiente como para echar a los perros, si no que también de que las llamas no se propagasen por donde no debían, no quería provocar un incendio. Así pues, cerro los ojos y comenzó a brillar con una luz naranja, mientras empezaba a hacer su trabajo

Acción: Conducir el humo sin ser vista

-Hora de jugar con los perritos... -musitó Minerbat mientras observaba el fuego, que comenzaba a crear espesas columnas de humo.

Alzó el vuelo rápidamente, escondiéndose entre las espesas nubes de humo, y empezó a conducir el aire hasta dentro del edificio con fuertes sacudidas de sus alas, mientras Minerva le indicaba a qué dirección ir en cada caso. Poco a poco la nube negra fue rodeando la torre, colándose entre las ventanas, dificultando la respiración y la vista de los perros. Minerbat podía oír cómo cundía el pánico entre los cánidos, pugnando por un poco de aire. Una sonrisa sádica se iba dibujando en su cara a medida que el humo invadía el edificio.

Acción: Proporcionar fuego de cobertura con su ballesta en caso de contraataque de los Perros Joyeros. Disparar contra una ventana (si está cerrada) para romperla y que entre el humo.

Sharp negó con la cabeza. Se suponía que encendería sólo uno y encendería más en función de si cambiaba o no el viento. Pero ya no había nada que hacer.
La joven pegaso preparó tres virotes y cargó su arma, apuntando y disparando contra la ventana más próxima con objeto de facilitar la entrada del nocivo gas al interior, en colaboración con la acción de Minerbat. A continuación recargó apuntando a la dirección general de la torre, preparada para bienvenir una posible carga de los asaltados.
"Que empiece el juego."

El asedio empezó Al primer movimiento ya la sangre me llegaba a sus patas y el pulso se me dispara. No soy para esto... Y nunca lo seré...

Acción: Ponerse a cubierto tras un tronco chamuscado a que el ataque termine.

Acción: Al ver cómo por fin el plan se mostraba para todos igual, Nana se apartó a un segundo plano. Sin embargo, se mantuvo alerta, esperando por si cualquiera de sus compañeros necesitaba su ayuda.

OFF: MCDOHL:

EDGAREO

PANDI

QUETZAL

Pale Paper se pone a cubierto. No afecta en esta escena.

NANA:


ESCENA: Ahumar a los perros para que salgan de la torre. Dificultad: Victoria mayor, 3 HEs. No hay resistencia a los apoyos.

ACCION PRINCIPAL: Mad Fire (10.6)
APOYOS:Quaver Note (+2), Minerbat (+1), Sharp Eye (+2), Nana (+0)
ESPECIAL: Perros aterrorizados: Los ponis han aprovechado el miedo que han infundido a la patrulla que encontraron antes en su favor. +2 al resultado final.
Total: 17.6 = Victoria mayor: 4 HEs
Resultado final: Victoria mayor 4Hes VS Victoria mayor 3Hes -> Victoria Mayor vs Victoria Menor

El fuego empieza a arder alrededor de la torre de radio y el humo, guiado por el rápido vuelo y el instinto de Minerbat -que nunca había intentado algo así) empieza a acumularse alrededor de la torre. Quaver Note avanza, a través de las hogueras y el humo, cantando a los perros la idea tan mala que es enfrentarse a los ponis, cuando un cerero virote de Sharp Eye rompe una ventana, dejando que todo el humo entre en el edificio.

Los perros gritan en el interior, entre tosidos, y algunos empiezan a salir en tropel por cualquier hueco que encuentran. Y, por desgracia, en ese momento los ponis ven el hueco en su plan: Dentro del edificio había MUCHOS perros. La gran mayoría abandona el edificio desordenadamente, siendo guiados a continuación por los disparos de Sharp Eye y las pasadas de Minerbat para alejarse y dejar un hueco para entrar y conseguir las baterías.

Pero se escuchan gritos en el interior del edificio; por algunos niveles superiores, menos afectados por el humo, se asoman media docena de perros joyeros portando algún tipo de arma de fuego y apuntan a los ponis que avanzan entre el humo. Rápidamente os ponéis a cubierto o voláis en zig-zag para evitar el fuego. Quaver note, que había avanzado con su táctica de asustar a los perros era la que estaba más al descubierto, y tuvo que usar sus ilusiones para confundirse con el terreno; esto no le evitó, sin embargo, que un proyectil le rozara el costado. Nada de gravedad, realmente...

...el problema es que Nana pensó que sí era grave y salió de su cobertura para ayudar a Quaver Note. Un perro joyero vio la oportunidad y disparó directamente a la pequeña poni de tierra; el hecho de ser tan pequeña evitó que el disparo pudiera dirigirse a ninguna zona vital, y las bolsas con sus suministros médicos le evitaron todo daño salvo un tremendo golpe que la mandó al suelo, dejándola al descubierto en medio de un tiroteo.

ESCENA FINAL:

- De los casi 25 perros que había dentro, solo queda media docena que no ha caído en el truco.
- Los que han huído todavía lo están haciendo, pero no sabéis cuánto tardarán en darse cuenta del engaño y volver.
- Los perros que quedan están en los nivele superiores. De acuerdo al plano que encontró Pale Paper, las baterías deberían estar en las salas de sonido de los niveles intermedios.
- Ninguno habéis recibido más que heridas menores.
- Nana ha sido derribada y aunque puede levantarse está ahora mismo en campo abierto.
- Pale Paper sigue escondido.

Dificultad de la escena: 2 Hes.

ACCIÓN:

Mad notó en seguida que algo no iba bien. Abrió sus ojos tras escuchar los gritos de los perros que, desde luego, no eran gritos de terror precisamente. Mad dejó de brillar y de controlar el fuego a la vez que vio como disparaban a dos de sus componieras. Con decisión, se acercó a la primera de ellas con el único hechizo defensivo que conocía, un escudo de fuego. Así pues, tras ayudar a Nana a levantarse e indicarla que se pusiese a salvo, se ajusto el pañuelo y avanzó hasta una posición donde pudiese estar a cubierto de los disparos de las armas, pero donde pudiese atacar a los perros con rayos de energía y bolas de fuego. Mad no tenia la intención de matarlos, si no que dirigía el fuego hacia sus patas (si sus patas estaban heridas, no podrían disparar), proporcionando un fuego de cobertura para que sus componieros se pudiesen reposicionar y planear una estrategia.

Veo de reojo como todos aquellos perros huyen despavoridos por los troncos carbonizado y las cenizas que llegaban hasta las juntas de las patas. Una leve nevada comienza a caer y la visibilidad parece reducirse levemente sumándose con la pantalla de humo tóxico. Quiero ir a ayudar, pero mis patas quieren estar acá en la seguridad de mi escondite. Me recorren en la cabeza las preguntas de si esto saldrá bien... De todas formas, veo recelosamente si algún perro decide volver y huir al campamento, me importan mas las cosas de la vagoneta de Sharp de que los objetivos del grupo...

Acción: poner a Nana a salvo, buscar refugio, observar alrededores, dejar una orden clara a Mad Fire

Quaver Note habría gritado "Nana" de haber podido... pero su voz se negaba a volver, incluso en aquella situación.


La herida del virote le escocía, pero se tranquilizó un poco al ver como Mad Fire corría en auxilio de su compañera. La unicornio, manteniendo algunas figuras ilusorias con tal de atraer el fuego enemigo, trotó hacia ellos... pero en medio de aquella humareda confusa, atinó a ver a Pale Paper huyendo.

Los ojos de Quaver Note se empañaron y no precisamente por el humo. Sabía que el poni era propenso a trabajar solo, pero pensaba que su codicia lo impulsaría a ayudarles indirectamente y desde una distancia segura con tal de obtener beneficios por asaltar la torre. Estaba claro que se equivocó con él.

Pero no era el momento de darle vueltas a eso.

Quaver Note arropó a Nana y empezó a llevarsela a un lugar seguro. Tenían que vigilar por si los perros volvían mientras Sharp y Minerva se internaban en la torre: ambos eran los que mejores posibilidades tenían de encontrar las baterias y salir de allí.

Pero la unicornio le dejó un claro mensaje en forma de ilusión a Mad Fire: fuego. Mucho fuego. A mas fuego, menos ganas tendrían los perros joyeros de volver. Eran cobardes. Si veían conflicto, esperarían a que cesase antes de intervenir.

"Soy tonta, tonta" pensaba Nana mientras se levantaba del suelo como podía. Vio cómo Mad Fire y Quaver Note venían hacia ella y las lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Siempre tenían que protegerla, siempre tenía que ser la que iba detrás. Detestaba ser tan pequeña. Por eso deseaba tanto ayudar, por eso había salido corriendo al ver a Sharp en peligro...y por eso había destrozado el plan. Dejó que los ponis la guiaran a la primera roca grande que encontraron y se dejó caer en el suelo. "Id y seguid. Yo soy capaz de mejorarme, no podemos dejar que los perros nos ganen otra vez. Venga, venga" dijo mientras les hacía gestos con las manos, apartándolos de ella. "Yo voy a estar bien, lo primero es lo primero" dijo sonriendo.

Quaver Note notó la pena y la melancolía que se apoderaba de Nana mientras les pedía a ella y a Mad Fire que siguiesen con el asalto...

Pero la unicornio había tomado una decisión. Dio un fuerte abrazo a la pequeña y le acarició la crin antes de ayudarla a parapetearse en u lugar con buena visibilidad y suficientemente refugiado como para resguardarse del fuego enemigo. Ambas vigilarían un posible retorno de los perros joyeros mientras los demás trataban de encontrar las baterías.

Nana respondió el gesto cariñoso de Quaver con una sonrisa, apretándola en otro abrazo y sintiéndose mucho mejor al tenerla a ella cerca. "Gracias, pero de verdad que puedes irte. Estoy bien. Tú eres útil", le dijo. Aunque en su interior una vocecilla deseaba que Quaver se quedara allí, protegiéndola. Agradecía muchísimo ese gesto de cariño, esa calidez que la había inundado mientras se abrazaban, pero no quería ser una carga para su compañera.