Tómatelo como una lección de la vida, joven aprendiz.

La leche entera, por sí sola, se basta. Tiene suficiente dulzura para poder ser bebida sin echarle nada.
El nesquik puede tomarse solo, pero no es suficiente. Incluso si quieres atragantarte comiéndote el polvo a cucharadas, su fin no es ese.
La lecha desnatada, por sí sola, no es suficiente. Tiene poco sabor.

Ahora bien:
La leche entera, de sabor dulce, junto al nesquick, también dulce, a la larga se hacen empalagosos con tanta dulzura. El nesquik ya es dulce por sí solo. No necesita los azúcares y materias grasas que tiene la leche, sólo un medio lácteo con el que mezclarse.

La leche desnatada, con poco sabor, junto al nesquik, de sabor dulce, hacen una bebida suficientemente dulce y más ligera que la anterior. El nesquik sólo necesita un medio lácteo, y la leche desnatada sólo necesita algo que la endulce. El resultado es una simbiosis cacaótica de dos sustancias que se complementan como el agua y la tierra, o como el fuego y el viento.


Y esta lección de sabiduría puede aplicarse a muchas otras cosas.