La yegua aterriza sobre un arbusto, que amortigua su caida. Mientras se incorpora protesta diciendo: "¿Porque este reloj me sigue haciendo esto?... Mis costillas...
Al incorporarse, ve que está en mitad de un bosque... y que un unicornio con una espada en la boca la mira, amenazante. Lo reconoce al instante a pesar de mostrar un estado deplorable.
-¡Grey!- grita.
Grey, mirando desde el agujero de su capucha, se pone en guardia. No podía creerlo, ella estaba ahí, a pesar de que...
Y entonces recordó quienes no volvieron del laberinto, de todos los caídos, ella era uno de ellos.
Sin dudarlo ni un segundo, se preparó para comenzar a atacar a la yegua magenta en caso de que esta tratara de acercarse.
Macdolia lo había recordado. Recordó a aquel pony y los asuntos extraños que lo rodeaban... pero un rápido vistazo dejó claro que no parecía el mismo que antaño.... su estado era deplorable. Parecía como si...
-Grey... Por el amor de Fausticorn... ¿Qué ha hecho la vida contigo? ¿Qué haces aquí... en medio de este bosque... y en este estado?
El unicornio no lo aguantaba más, la visión de aquella pony le estaba carcomiendo solamente con verla, estaba recordando todo lo que pasaron juntos, y también que era todo una pesadilla.
- ¡Desaparece!
Inmediatamente, tras decir eso, saltó para propinar un tajo desde arriba a Macdolia, la cual lo logró esquivar por relativamente pocos centímetros.
La espada se quedo estancada en la madera del árbol que se encontraba detrás suya, proporcionándola unos segundos de oro.
-¡¿Pero que?! -gritó sorprendida la yegua, que esquivó el tajo. Mientras Grey se entretenía sacando la espada del tronco donde se había incrustado... la yegua tomó una decisión rápida.
-Siento de veras hacer esto... pero necesito que te calmes -dijo.
La yegua vio que Grey parecía agotado y al límite. Cierta cosa bien propinada sería suficiente. Acercándose al unicornio y levantando las dos patas, la yegua gritó:
- ¡MACDOLIA STRIKE!
La yegua golpeó al unicornio en el costado con fuerza, pero intentando no hacerle daño excesivo. Lo último que deseaba era herir a aquel pony que parecía tan demacrado
Grey, a pesar de que se apoyó en la espada, no pudo resistir la fuerza del golpe y, sacando la espada en el proceso, rodó varias veces por el suelo hasta que al final acabó en el suelo a pocos metros, y su espada tirada lejos de su alcance.
-"Asi que por fin las pesadillas han podido conmigo... nunca debi haber descansado".
La yegua trotó hasta donde estaba el unicornio y de un salto... le pisó las cuatro patas con las suyas.
- ¿Acaso crees que no soy real, Grey? Espero que esto te convenza.
La yegua tomó impulso... y le propinó un cabezazo al unicornio.
- ¡AAAAAAUCH! ¡Maldita sea, Doctor! -dijo la yegua cayendo hacia un lado mientras se llevaba las patas a la frente- ¡Dijiste que el cabezazo era la solución a todo caso de incredulidad!
Grey veía imposible levantarse por si mismo, a lo cual simplemente, con la visión borrosa, se limitó a hablar el poco tiempo que sabía que tenía.
- ¡Tu no eres real... moriste como los demás caídos en el laberinto! ¡Tu no me engañas!
-¿No te basta el que te duela mi cabezazo prueba suficiente, Grey? Entonces dime... ¿cuantas ponys recuerdas que puedan hacer esto?
La yegua se tocó la CM... y un hermoso reloj de bolsillo se materializó ante ella.
-Yo no morí. Mi reloj me sacó de allí después de que ocurriese... un error. Y ahora estoy aquí.
La yegua avanzó poco a poco hacia el unicornio.
-Y estoy aquí... porque he recordado la promesa que te hice. Y Macdolia siempre cumple sus promesas por más años que le lleve.
Grey parecía asustado por cada paso que daba hacia él, como si de tratara de una condena a muerte que se acercara paso a paso hacia él.
- ¡ALÉJATE DE MI!
Macdolia se detuvo en seco.
-¿Que debo hacer para que me creas, Grey Edge? ¿Que puedo hacer... para que veas que soy real... y que vengo a ayudarte?
La yegua cerró los ojos.
-Me quedaré aquí hasta que aceptes la realidad... y veas que soy mas real que las pesadillas que parecen atormentarte.
Grey trataba de incorporarse muy lentamente, pero no paraba de caer al suelo a los pocos segundos.
- No necesito ayuda, solo quiero ser olvidado, y para eso no necesito ayuda de nadie. Y menos aun de una ilusión.
-¿Olvidado? Ningún pony merece caer en el olvido, Grey. Y menos tu. Pensé que en el pasado habías conocido ponys que te importaban. Teníamos una promesa juntos. ¿Tampoco lo recuerdas? ¿Dejarás que tus recuerdos del pasado se queden así, olvidados para siempre?
- Si con ello evito que les pase cualquier cosa, sí. No me importa el precio a pagar.
- ¿Aunque el precio seas tu? No, Grey. Llámame idealista, pero me guío por un sólo objetivo: "salvar ponys". Y si el reloj me ha traído hasta aquí... y en este momento... es porque puedes salvarte. Aun no es tarde ni para ti... ni para los que antaño conociste.
La yegua se incorporó y dijo con voz firme.
-Ni siquiera para Catleya.
Al unicornio aquella respuesta parecía no agradarle mucho, porque su mirada se torno en una mas seria y enfadada.
- No metas a mi hermana en esto.
-Si la meto es porque quiero que reacciones, Grey. Quiero que te levantes y sigas adelante. Todo puede arreglarse. Y quiero ayudarte a ello. Si te quedas aquí... Tu hermana no lo habría querido así. Tampoco Tiny... Tampoco Lyra.
Lyra Heartstrings. Aquel nombre le resonó por toda la cabeza, haciéndole recordar lo que deseaba haber olvidado desde el comienzo, pero no podía por mucho que intentara.
Cada vez mas iracundo, Grey logró incorporarse al suelo, y aunque estuviera temblando porque apenas pudiera mantenerse en pie, parecía que saltaría hacia la yegua magenta en cualquier momento.
- Cállate.
Macdolia notó la ira en Grey. Aquel odio a todo su ser... ¿como un pony podía odiarse tanto a sí mismo?
En sus muchos años de viajera espacio-temporal... había vivido muchos años, conocido muchos ponys y muchos seres... Pero ahora mismo... aquella aura de desolación que desprendía el unicornio superaba todas sus vivencias.
No, no las superaba. Las absorbía como si de un vórtice oscuro se tratase.
Aquel pony... era la oscuridad ponificada.
La yegua no pudo... sino bajar la cabeza... Y decir con un hilo de voz:
-¿No deseas.... verla desaparecer....? Esa oscuridad... Me está causando dolor... hasta a mí... No puedo dejar que consumas en ella...
Macdolia alzó la vista y sus ojos, ligeramente vidriosos...
Cambiaron para mostrar una mirada de furia.
-¡NO PUEDO!
La yegua cargó hacia el unicornio con todas sus fuerzas... cualquiera que viese la escena, pensaría que la yegua iba a placar al unicornio.
Pero en vez de eso... lo que hizo fue abrazarlo con toda su alma.
Grey se sorprendió frente a la afectiva acción de Macdolia, hacia semanas que no tenia contacto con un pony, y menos aun de aquella forma. Cuando quiso corresponder el abrazo, notó que sus fuerzas le abandonaban y su visión se tornaba negra. Y en pocos segundos, caía al suelo. Completamente inconsciente por el cansancio.
Macdolia sintió como Grey se desmayaba.
-Quizás esto me lleve mucho tiempo... pero conseguiré que esta oscuridad desaparezca.
Cuando el pony perdió el sentido, la yegua se lo cargó a la espalda como buenamente pudo.
-Y ahora lo que tengo que hacer es encontrar un lugar donde este pobre pueda descansar. Debo darme prisa.