Castlemania:Pony of Shadows[Avent][Dark][Crsover] TERMINADO

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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 21 May 2014, 23:44

Bueno, mis disculpas por el retraso, pero aquí traigo el capítulo 4. Este es mas largo (y mas oscuro) que los anteriores, espero que lo disfrutéis:
Spoiler:
-Capítulo 4: Canon-

Aitana alzó la vista, examinando la sala en la que ahora se encontraban. No sólo la escalera de caracol, pegada firmemente al muro, parecía subir varios niveles, sino que además, habían más puertas como por la que ella había venido desembocando en aquella sala.

-Bueno, Julius: tu eres el que ha recorrido el castillo. Dinos como llegar a Drácula.

El fantasma del cazavampiros calló durante unos instantes, hasta que al final contestó:

-No lo sé.

El semblante de la yegua se congeló durante unos segundos.

-Espera, no lo debo de haber oído bien –Aitana tomó aire y…– ¡¿cómo cojones no puedes saberlo, j*der?! ¡¿No fuiste tu en que se cargó a ese capullo la última vez?!

Julius se aguantó la risa. Era hasta cierto punto divertido ver como un animal tan aparentemente dulce como un poni lanzaba insultos sin cortarse un pelo.

-Verás Aitana, es una de las particularidades de Castlevania: su forma cambia con cada nueva manifestación. Puede haber un complejo completamente distinto al que yo conocí por encima de nosotros, los únicos elementos comunes a todos los castillos son una torre del reloj y los aposentos de Drácula, en el pináculo.

Aitana relajó el rostro e hizo esfuerzo por recordar. Durante unos instantes lo vio, cuando volaba agarrada a Macdolia: un pequeño pináculo, en lo más alto del castillo.

-Entiendo… En fin: supongo que era mucho pedir que el señor del castillo construyese su sala del trono en el salón principal, como hacen todos los señores. Manda cojones… No nos quedará otra que subir a lo mas alt…

Pero antes de que Aitana acabase la frase, oyó numerosos golpes uno detrás de otro, provenientes de las salas continuas a la que se encontraba.

Y supo lo que eran: puertas abriéndose.

-Mierda, lo que faltaba.

La yegua empuño su látigo firmemente al tiempo que Julius lanzaba una exclamación.

-¿Peleas con un látigo?

Aitana lo miró fijamente.

-Pelear no es la palabra, pero lo uso, si. ¿Algún problema?

-No, ninguno –contestó el cazavampiros- es solo que…

En ese instante. Las puertas que daban a la habitación empezaron a abrirse… y a ser cruzadas por un gran número de seres que Aitana asoció a los mismos que emitían quejidos indescifrables cuando cruzó el pasillo a todo correr.

Eran criaturas con aspecto de poni, pero con una peculiaridad, una muy obvia: no tenían ningún tipo de rasgo: ni facial, ni corporal… nada de crin, nada de CM, nada de nada. Parecían más bien como cuerpos recubiertos por una extraña película blanca, como si fuesen maniquís andantes.

Y eran muchos, muchísimos. La sala fue abarrotándose cada vez más. Aitana, viéndose rodeada y con la escalera demasiado lejos de su alcance, no tuvo otra opción que situarse en el centro de la habitación.

-¿Qué mierdas son? –comentó la exploradora, que empezaba a sentirse algo agobiada por la gran cantidad de seres que empezaban a congregarse allí dentro.

Julius los miró detenidamente.

-Su aspecto… Me resulta vagamente familiar…

Aitana intentó contarlos. ¿Cuántos podían haber ahora mismo? ¿Doscientos? ¿Trescientos, quizá?

Pero ocurría algo extraño: los seres no atacaban. Solo se quedaban estáticos y se movían lentamente para dejar entrar a más como ellos.

Hasta que hubo un momento en el que dejaron de entrar.

–¿Qué va a pasar ahora?

Pero antes de que la poni de tierra recibiese respuesta, los cuerpos empezaron a brillar con una extraña aura roja… y comenzaron a flotar.

–¡¿Qué cojones…?!

¡Aitana, siento una enorme concentración mágica por encima de nosotros! ¡Y cada vez es más poderosa!

Guiada por las palabras de Kolnarg, la arqueóloga miró hacia arriba… solo para encontrarse con algo que unos minutos antes no estaba ahí; algo que, de no haber sido porque estaba acostumbrada a ver cosas más irreales, le habría dejado estupefacta.

Los cuerpos que flotaban se estaban aglutinando en un enorme orbe de unos veinte metros de diámetro, todo formado por cuerpos: se superponían los unos a los otros, creando cada vez más una esfera perfecta, sin ningún hueco ni resquicio.

–Maldición –murmuró por lo bajo Julius–. Ahora sé que son, o más bien que es. La forma equina no me hizo caer en la cuenta.

Pero antes de que Aitana abriese la boca para exigir una respuesta, una voz retumbó en la sala.

–A ti, intrusa, que has entrado en los dominios de mi señor: no te dejaremos salir de aquí. Pronto te unirás a mí, a nosotros. Porque yo soy Legión: el que es muchos… y es uno.

Aitana apretó el látigo con sus patas.

–Y una mierda.


Muchos metros más arriba… Una yegua de crin morena y pelaje rojizo hacía esfuerzos por memorizar nombres.

-A ver si me los he aprendido: tú te llamas Qing Long –dijo señalando al dragón, que asintió-; tú eres Bai Hu –el pequeño tigre lanzó un maullido-; el pequeño fénix es Zhu Que –el pájaro se posó en su cabeza-; y tu, pequeña amiga –concluyó, girando su cabeza y mirando a la tortuga que llevaba subida a la grupa-, eres Xuan Wu; ¿lo he dicho bien?

Los cuatro animales parecieron alegrarse al ver como su nueva amiga se había aprendido, tras varios intentos fallidos, como se llamaban.

-No es mi culpa, tenéis nombres complicados y en un idioma que no me es familiar…

En ese instante, la paloma se posó delante de ella, junto a una estatua.

-Es verdad, tu no tienes nombre, ¿no?, pues eso no puede ser. Dado los nombres de tus amigos, ¿Qué tal si te llamo Gezi?

La paloma pareció reaccionar a aquel nombre y se acercó volando a Macdolia para frotarle la mejilla con el pico.

-Ji ji, veo que te gusta, me alegro.

Aquella charla había relajado un poco el ambiente, pero Macdolia seguía inquieta por Aitana y por Tiny. Tras conversar con sus nuevos amigos y acompañantes, estaba claro que la mejor forma de asegurarse que no sufrirían más daños era derrotar al señor del castillo, ese tal Drácula, y así poner fin a la amenaza que suponía para Equestria.

Los cinco animales habían explicado a la yegua que los aposentos de Drácula estaban en el punto más alto del castillo, así que la yegua se había puesto en marcha, intentando buscar como acercarse a su objetivo. Tras abandonar la basílica donde se encontró a los animales petrificados, Macdolia encontró una zona que parecía subir a los pisos superiores. Al final de dicho tramo, el aspecto de las salas cambió respecto a lo que venía viendo.

Ahora la yegua cruzaba por unos lujosos salones bien iluminados y mejor decorados, como si se tratase del castillo de Canterlot durante las recepciones a puerta abierta que la princesa realizaba una vez al año.

“G.G.G se llamaba, si no me equivoco. Pero me pregunto a qué viene tanta luz. No pega nada con el castillo de un vampiro”

Pero si aquello resultaba desconcertante… mas lo fue lo que vio a continuación.

Al final de uno de los pasillos, Macdolia vio a alguien. Se trataba de una poni de tierra de pelaje rosa tenue y crin verde esmeralda embutida en traje de sirvienta… y que parecía limpiar el suelo con un extraño artilugio: era una especie de escoba pero con vara curvada y flexible y cuyo extremo terminaba en una especie de esfera de aspecto calavérico que emitía un ruido como de ventilador y que estaba provista de ruedas, para facilitar su desplazamiento.

-Esto… ¿hola?

La poni cesó en sus menesteres y se acercó hasta donde estaba la poni de pelaje rojo.

-Yōkoso –dijo, haciendo una reverencia.

Macdolia no supo que responder. Y menos aun… cuando la poni de tierra, haciendo alarde de una agilidad increíble, se incorporó e intentó cocear a la poni de coletas con una rápida patada lateral. Sorprendida, no pudo esquivar del todo el impacto, el cual le alcanzó en la pata izquierda.

-¿Pero qué…? –exclamó la yegua, que cayó de rodillas.

La poni sirvienta se dispuso a descargar una patada descendiente directa a la cabeza de Macdolia, pero algo se interpuso: Gezi voló rápidamente y golpeó a la agresora con sus alas, rasgándole parte del vestido. Inmediatamente después, Qing Long alzó el vuelo y la embistió con ambas patas, lanzándola por los aires. La poni lanzó un gritito y se deshizo en una lluvia de pétalos carmesí.

La mandíbula de la poni de coletas se abrió de par en par.

-¿Qué se supone que acaba de ocurrir?


Mientras, en otra sala, dos ponis murciélago ultimaban unos preparativos.

-Mi señora, ya está todo listo.

Tiny Tales se encontraba ahora situada en el centro de la sala. Los candelabros seguían ardiendo emitiendo una siniestra luz, pero tres pebeteros habían sido colocados de forma equidistante entre sí del centro que la yegua ocupaba. Sobre los pebeteros flotaban tres figuras circulares similares a sellos mágicos y de tenue brillo blanco que representaban una enorme espada, un dragón y un trono respectivamente. Y por encima de Tiny había suspendida en el aire una enorme caja cuyo contenido se encontraba cerrado y sellado por varias cadenas.

“¿Qué se supone que me van a hacer?” se lamentaba la unicornio ante aquel panorama.

Carmilla se adelantó unos pasos y le levantó la cabeza a Tiny Tales.

-Mi Señor me aseguró que tu poder es un reflejo de cierta técnica usada contra él. Veamos si es cierto o no.

La poni murciélago empezó a entonar una letanía que parecía una especie de conjuro. Tiny Tales notó como su cuerno empezaba a brillar al tiempo que uno de los sellos, la espada. Para su sorpresa y asombro, el sello empezó a difuminarse y a estirarse en dirección a su cuerno. Cuando en sello, prácticamente convertido en un fino hilo, tocó a Tiny, la unicornio recibió una sacudida que hizo que sus pupilas se dilatasen.

Su mente se empezó a ver invadida por imágenes de un enorme ser con forma grotesca que sumía el mundo en una lluvia de fuego y destrucción. Las imágenes se amontonaban una detrás de otra. Tiny pensó que su mente se vería sobrepasada por todo aquel torrente de imágenes e intentó lanzar un grito, pero no le llegó la voz.

-Perfecto –dijo Carmilla al terminar el conjuro, cuando el sello fue absorbido del todo por el cuerno de Tiny- Vamos con el segundo.

De nuevo la poni murciélago empezó a recitar otro hechizo. Tiny, que aun temblaba por lo ocurrido, vio con cara horrorizada como otro sello, el del dragón, empezaba a estirarse y a acercarse a su cuerno.

“¡No, por favor!” quiso gritar, pero la voz no le salió.

De nuevo al tocar su cuerno el sello, un nuevo torrente de imágenes se agolpó en su mente. La misma criatura sumía en fuego abrasador a figuras sin identificar por medio de unas enormes bolas de fuego oscuro.

Tiny sentía como su mente se desbordaba… pero al mismo tempo empezó a sentir algo más. Era una sensación que nunca había sentido antes.

-Muy bien, vamos con el últi…

-¡NO!

Tiny Tales lanzó por fin un grito cuando vio claro lo que iba a suceder. La unicornio se incorporó ante la sorpresa de sus dos captoras.

-¡¿No se suponía que estabas impidiendo que se moviese, Laura?!

-¡No lo entiendo, mi Señora! ¡No debería poder liberarse!

Tiny Tales lo tuvo claro. Cerró los ojos y noto como un torrente de magia se acumulaba en su cuerno.

-¡NO! –alcanzó a oír gritar a Carmilla antes de desaparecer de la sala usando un hechizo de teletransporte.

Ambas ponis se quedaron mirándose la una a la otra.

-¿Cómo es posible, mi Señora?

-Es el Dominus… Realmente su poder era como nuestro Señor aseguraba. Hay que encontrarla y esta vez asegurarnos que absorbe el tercer glifo.


Aitana Pones trotaba escaleras arriba mientras se esforzaba por patear cuerpos por el enorme hueco de la sala. Desde que los cadáveres se habían aglutinado en aquel enorme orbe, habían empezado a descender sobre la arqueóloga con un nivel de agresividad bastante más elevado. A duras penas conseguía deshacerse de todos.

-Esto se debe a que ahora todos poseen una mente de colmena. Y la orden común es asimilarte a ti también –comentó Julius, el cual para poder desplazarse había decidido poseer en látigo de Aitana.

-Pues que esperen sentados. Van frescos si piensan que me voy a unir a su mierda de ejército.

La yegua seguía subiendo escaleras, pero la cosa no pintaba demasiado bien: cadáveres a ambos lados la acosaban cada vez más. Era cuestión de tiempo antes de que se viese acorralada por aquella marea de cuerpos.

-Mierda y mas mierda. Y todo por culpa de este orbe de los cojones.

La yegua descargó un latigazo contra la aglutinación esférica de cadáveres que flotaba en medio de la sala. El latigazo tuvo un efecto inesperado: varios de los cuerpos se desprendieron y cayeron al suelo desde gran altura, aplastándose algunos de ellos.

-Interesante… Quizás deberías seguir golpeando la esfera, son menos enemigos que luego deberás vencer -comentó Kolnarg.

-¿No me digas, genio? –respondió sarcásticamente la arqueóloga. Pero sabía que el espíritu del lich tenía razón. La yegua empezó a descargar furiosamente su látigo contra aquel orbe al tiempo que coceaba y embestía los cadáveres que se le acercaban. La yegua dejó de avanzar, pero comprobó como la pared de cuerpos que rodeaba al enorme globo empezaba a disminuir… hasta que se rompió uno de los segmentos.

-¡De p*ta ma…!

-¡CUIDADO!

La advertencia de Julius llegó a tiempo y Aitana reaccionó en el último segundo. Un enorme haz de luz brotó del agujero abierto en el orbe que la yegua llegó a esquivar por milímetros. El haz golpeó en la pared y en algunos cadáveres, desintegrando del todo a los segundos y abriendo un boquete en la primera.

La arqueóloga esta vez sí se sorprendió.

-¡SU p*ta MADRE ALICORNIO! ¡¿Qué co*o..?!

-Legión posee un sistema de autodefensa en caso de perder su recubrimiento –explicó el cazavampiros-. El núcleo genera extremidades que pueden emitir este tipo de ataques que acabas de ver por los agujeros hechos en el orbe.

Aitana abrió los ojos de par en par.

-¿Has dicho núcleo?

-Sí, núcleo. El que se halla en el centro de la esfera.

Aitana no necesitó pensarlo dos veces.

-¿No irás a…? –empezó Kolnarg.

-¿Tu qué crees? –contestó la yegua, que sacó un objeto similar a una pequeña caja y lo toqueteó un par de veces, iluminándose con una luz roja. La poni de tierra coceó los cadáveres que se le acercaban para tener espacio de sobra alrededor y, de un salto, se lanzó dentro de Legion.

Durante unos segundos La sala quedó sumida en un silencio sepulcral, pero al cabo de unos instantes, el extremo del látigo surgió del interior de Legión, enroscándose en la barandilla de la escalera. Aitana surgió del interior parcialmente cubierta de un líquido rojo y viscoso mientras se esforzaba por abandonar a aquel monstruo, dejándose caer y quedándose colgada del látigo. Acto seguido un tentáculo surgió del mismo agujero y abrió su extremo, apuntando a la arqueóloga.

-¿Qué será primero? –murmuró con una sonrisa la poni de tierra mientras venía como el extremo comenzaba a iluminarse, preparando un nuevo disparo que esta vez no erraría el blanco.

Pero en ese instante, se oyó un ruido que venía del interior de aquel orbe. El tentáculo se estremeció y el orbe entero se desplomó empezando a arder por completo al entrar en contacto con el suelo. Los cadáveres que se habían desprendido cayeron al suelo y se quedaron totalmente inertes.

-En mis años de cazavampiro… jamás oí que alguien se hubiese atrevido a plantar una bomba en pleno núcleo de Legión para destruirlo directamente. Eres verdaderamente temeraria, pequeña poni, alocada incluso.

-¿No lo sabes? –dijo Aitana mientras reía de pura satisfacción al ver arder a su enemigo- “Loca” es mi segundo apellido.


Tras atravesar aquellos salones, Macdolia no salía de su asombro. No solo sus enemigos tenían aspecto de lo más simple (no en vano, la habían atacado en los últimos minutos una armadura azul que empuñaba una amenazante hacha, una pintura de aspecto siniestro y un esqueleto vestido con un chaleco y pajarita que le había lanzado un plato de una especie de comida extremadamente picante, ya que ardió al caer al suelo), sino que había comprobado que sus acompañantes no eran meros animales de compañía: Bai Hu había cargado contra la armadura, sumiéndola en una especie de corriente eléctrica cuando la cría de tigre la tocó, Zhu Que voló en dirección al cuadro y éste ardió cuando el pequeño fénix lo picoteó y Xuan Wu se interpuso entre Macdolia y el plato de comida cuando este iba a alcanzarla, recubriendo a la yegua en un enorme caparazón que la tortuga generó alrededor de ella, protegiéndola.

-Está claro que vuestra antigua maestra os trajo aquí para que la ayudaseis en su lucha contra Drácula, ¿no es así?

Los animales asintieron.

-En ese caso, espero estar a la altura de vuestra antigua ama. Gracias por prestarme vuestro poder.

Macdolia siguió vagando por el pasillo, pero entonces sintió que algo no encajaba.

-Es extraño… juraría que ya he pasado por aquí.

La yegua abrió la puerta y siguió avanzando, pero a los pocos minutos se detuvo.

-Este pasillo es demasiado largo, hace tiempo que debería haber llegado al extremo del castillo. Aquí hay truco.

La yegua se acercó de nuevo a la puerta, pero esta vez, la abrió muy lentamente… y vio a una criatura de lo más curiosa: un conejo blanco con chistera y monóculo, embutido en un esmoquin morado y que se erguía sobre sus patas con la ayuda de un bastón. Y detrás de él, una puerta que parecía distinta de las demás y que sin duda conducía a otra zona del castillo.

-Esperad aquí –susurró a los animales.

La poni de tierra abrió la puerta sin hacer ruido e intentó acercarse al conejo, que parecía despistado en ese momento, pero cuando lo tenía a unos cinco metros de distancia éste lo vio. Antes de que Macdolia pudiese hacer o decir algo, el conejo sacó de la chistera un enorme reloj que encaró a la poni. Cuando quiso darse cuenta, Macdolia estaba sola en el pasillo, con los animales a su lado de nuevo.

-Ya veo lo que ocurre. No pensé que me toparía una criatura así…

Los animales parecían confusos por la repentina aparición de la poni.

-Pero dos pueden jugar a este juego.

La yegua se tocó la CM y ante ella se materializó su reloj de bolsillo. De nuevo volvió a repetir los pasos anteriores, acercándose lentamente al conejo de la sala contigua. Cuando de nuevo el conejo pareció reparar en su presencia, Macdolia empuñó el reloj de bolsillo con fuerza.

-¡SLOW!

El conejo sacó de nuevo el enorme reloj, pero esta vez cuando lo encaró a la yegua, no desapareció sin dejar rastro, sino que se quedó estático unos segundos. Macdolia siguió acercándose a la criatura, que al bajar el reloj mostraba un aspecto confuso.

-No puedes detener el tiempo si yo lo ralentizo primero –dijo la poni de tierra-. Has tenido mala suerte al toparte conmigo precisamente.

El conejo no se lo pensó dos veces. Metió el reloj en la chistera y dándose la vuelta, echó a correr como un desesperado.

-¡Quieto ahí! –gritó Macdolia, preparándose para lanzar la cadena.

Pero antes de que pudiese hacer algo, algo afilado golpeó al conejo, que se desvaneció en una rápida llamarada.

-Interesante… No pensé que alguien podría vencer al Cronomago usando su técnica contra él –dijo una voz.

Ante Macdolia se apareció un poni que empuñaba una enorme espada de lo más curiosa: la empuñadura era circular y con la forma de un enorme reloj de bolsillo. El poni que tenía delante era de pelaje blanco y crin plateada y brillante. Llevaba un monóculo en su ojo derecho y un reloj de bolsillo plateado sujeto con una cadena. Vestía ropa ligeramente recargada y de aspecto gótico y su CM era similar a la de Macdolia: un reloj de bolsillo, solo que plateado y con la manecilla de las horas apuntando a las III y la de los minutos a las X y algo más: su esfera tenía XIII números.

Los animales se unieron rápidamente a la yegua, pero no parecían lo que se dice hostiles ante la presencia de aquel poni.

-¿Quién eres? –preguntó la yegua.

-Alguien como tu: un viajero del tiempo, pequeña poni –contestó el semental-; Aeon es mi nombre. Y asuntos debo tratar contigo, la que porta el don del viaje espacio-temporal.


Tiny Tales reapareció en medio de una estancia levemente iluminada, pero fácilmente reconocible: una enorme biblioteca.

No sabía cómo había llegado allí. Su intención era teletransportarse fuera del castillo, pero era obvio que el nerviosismo por lo vivido había hecho que el hechizo no funcionase del todo, lanzándola a una ubicación aleatoria dentro de aquellos muros.

Pero no solo era nerviosismo lo que sentía la unicornio. Otra sensación se hacía cada vez mas latente aumentaba dentro de ella. Una muy clara pero que su maestro siempre le había dicho que no poseía.

Era poder.

Tiny era sin duda una poni muy talentosa. Su magia le permitía generar los más diversos objetos solo con el pensamiento, pero su talento rara vez había sido usado para el combate. Su vida era pacífica y siempre había deseado que fuera así. No sentía esa “adrenalina” que muchos unicornios mostraban cuando se enfrentaban en duelos mágicos.

Pero ahora mismo, Tiny notaba que un poder inconmensurable moraba dentro de ella. Uno capaz de hacerle realizar las mayores hazañas…

-¡GRAAAAAAAAAAGHH!

La mente de Tiny volvió en sí cuando escuchó aquel grito. De lo alto de una de las librerías una criatura similar a una gárgola se abalanzó sobre ella, dispuesta a atacarla.
Los ojos de la unicornio brillaron con un tono rojizo mientras concentraba magia. Un torrente de energía en forma llamaradas verdes y afiladas surgió del cuerno de Tiny Tales y golpeó con fuerza a la gárgola, lanzándola contra en suelo.

Los ojos de Tiny volvieron a la brillar, esta vez con mas intensidad. Este brillo se trasladó a su cuerno y ante ella apareció un portal que invocó una enorme esfera de magma humeante que impactó contra la gárgola, rompiéndola en pedazos.

Tiny recuperó su aspecto habitual cuando vio como la gárgola se reducía a polvo… y entonces sintió un enorme dolor. Era un dolor que parecía que la iba a partir por la mitad.

-Tu cuerpo no está preparado para usar Dominus –dijo una voz en su cabeza.

-¿Quién es? ¿Qué eres? –respondió una asustada Tiny Tales.

La voz dejó escapar un suspiro.

-Esto va a ser más largo de lo que creía…
Como siempre, se aceptan críticas. Espero tener el siguiente lo antes posible. Dado que acabaré exámenes en dos semanas, espero poder trabajar con mas frecuencia en mis fics :3
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por Volgrand » 22 May 2014, 00:34

Genialérrimo.
Spoiler:
Me encanta como pintas a todos los personajes. Me gusta especialmente Aitana, a la cual has pillado su forma de ser y reaccionar a los peligros a la perfección.
Y lo de Tiny, sinceramente no me lo esperaba. ¡Sigue en ello!
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por horwaith » 22 May 2014, 08:39

buenos combates por parte de todas, solo espero que se reúnan en algún momento, aunque me veo que eso será al final casi xD
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por HotRoder » 03 Jul 2014, 18:01

bueno, despues de unos meses aparcado me he leido el ultimo capi publicado (si, podeis matarme que a buenas horas lo hago DX, me ando poniendo un poco al dia de fics que habia empezado a leer y que ahora tienen capis nuevos) pero bueno, vengo a decir que tengo ganas de ver el nuevo capitulo que algunas cosas me han dejado intrigado y quiero saber mas.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por Volgrand » 26 Ago 2014, 04:10

Hola. Tengo que resucitar este hilo, es necesario. Estaba yo, en una noche de insomnio, jugando al Game Dev Tycoon, y decidí crear un videojuego: RPG de temática viaje en el tiempo. Evidentemente, lo llamé "Macdolia: The time traveller mare". Y el resultado ha sido...

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Todavía me estoy loleando. Si no llega a ser por lo de los ninjas habría definido a la perfección el fic "Aitana Pones: La fiebre infernal" xDDDDDDDDDDDDD.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 03 Sep 2014, 10:25

Jajaja xDDDD que grande, como lo clava el condenado. :D y gracias por pensar en Macdolia :)

Y bueno, después de un parón demasiado largo, por fin terminé el quinto capítulo de Castlemania. Esta noche lo subiré cuando lo acabe de corregir ;)
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 04 Sep 2014, 01:31

Bueno, lo prometido es deuda: aqui está el siguiente capi.

-Capítulo 5: Unísono-
Spoiler:
-¿Entonces... estoy maldita?

Los ojos de tiny Tales reflejaban una mirada estupefacta y perdida tras escuchar la explicación que aquella voz misteriosa le había dado.

-Yo no he dicho eso: poseer parte del poder de Drácula no estar maldita siempre y cuando sepas como usarlo... o mas bien como no usarlo.

-¿Que quieres decir, Alba?

-Albus. Verás, yo pertenecía a una orden llamada Ecclesia, fundada en un momento de la historia donde no existía ningún Belmont para enfrentarse a Drácula si este se alzaba de nuevo. Nuestro objetivo era destruirle usando para ello tres poderosos glifos llamados Dominus. Mas tarde supe que los Dominus eran glifos creados a partir del poder del propio Drácula. Aquel que hace uso de su poder sin estar acostumbrado a la magia de ese tipo puede acabar consumido, e incluso enloquecido. Por experiencia propia te lo digo.

Aquello lejos de tranquilizar a Tiny, hizo que se inquietase más.

-¿Como que experiencia propia?

-Es largo de explicar -respondió Albus-, pero digamos que yo también intenté usarlo y perdí un poco la chaveta... al final parte de mi conciencia terminó por ser asimilada por Dominus, por eso puedo hablar ahora contigo. Pero no te preocupes: a pesar de que eres un equino, se nota que estás versada en las artes mágicas. Tu mente lo soportará, pero no puedo decir lo mismo de tu cuerpo. Por eso no debes de usarlo o podrás morir.

Por mas que intentaba entenderlo, Tiny siempre volvía a la misma conclusión: aquel poder era como una maldición, no importaba que Albus tratase de explicárselo.

-¿Y como me deshago de esto?

-Buena pregunta -contestó Albus con un tono algo mas animado-; derrotando a Drácula su poder se desvanecerá, incluido el de los glifos que has absorbido, así que no te queda otra que...

-...derrotar a ese tal Drácula -terminó Tiny. Sin duda ese sería el misterioso señor del que hablaban sus captoras. ¿Sería esa la misma criatura que había aparecido destruyendo todo a su paso en aquellas visiones que tuvo cuando absorbió los glifos?

Tiny deseaba mas que nunca poder salir de allí, pero estaba claro que no podía ser: no solo no iba a dejar a Aitana y a Macdolia allí dentro, sino que ademas debía deshacerse de esas magias tan peligrosas, ya no solo por ella, sino por si algún pobre unicornio era capturado en su lugar y obligado a absorberlas.

-Pero hay algo que no entiendo Albus... Si estos glifos pueden destruir a Drácula... ¿porqué sus servidoras me los han entregado? es como ponerse palos en sus propias ruedas.

Albus tardó unos segundos en contestar.

-Aun no lo se... pero creo que lo mejor será que se lo preguntes a e...

Antes de que terminase de hablar, Tiny salió despedida por los aires debido a una enorme explosión que derribó varias estanterías de la biblioteca. Pese a la sorpresa, Tiny fue capaz de conjuar un cojín que le amortiguó el impacto.

-¿Qué ha sido eso?!

La unicornio escudriño la biblioteca intentando localizar al causante de aquella explosión y lo encontró. Desde lo alto de un pequeño palco, un regordete ser de piel azulada y pelo cardado vestido con frac verde y ropas cantosas se sonreía mientras alzaba un artefacto claramente incendiario entre sus manos.


Tras ascender por la escalera de caracol, el panorama había cambiado para Aitana... al menos lo que textualmente significaba la palabra panorama: ya no se encontraba ni en una oscura mazmorra plagada de cadáveres albinos ni en unas cuevas subterráneas, sino en unos amplios pabellones que la cazademonios sospechó que serían los cuarteles del castillo.

Y lo sospechó por que no dejaba de ver armas por doquier, casi siempre blandidas en su contra.

-Entiendo lo de las armaduras con espadas curvadas y mazos enormes, puedo ver lógico lo del esqueleto con el hachón... pero ¿que co*o era esa espada bastarda flotante rodeada de medio arsenal?

Julius explicaba como podía los seres que la poni de tierra encontraba a su paso. Al parecer la gran mayoría eran espíritus poderosos que habían poseído las armas y el equipamiento que antaño habían blandido, muchos de ellos en cruzadas contra el propio Drácula.

-Y ahora moran estos muros sirviendo a aquel que juraron destruir. Resulta irónico -comentó el antiguo lich.

-No estoy para ironías, Kolnarg -respondió tajante Aitana. Gracias a sus reflejos y a su destreza con el látigo, había sabido salir indemne de casi todos sus encontronazos con aquellos seres, mayoritariamente porque no demostraban ser mas que simples depredadores.

-Ha sido una buena idea que usases sus armas contra ellos, especialmente contra la espada espectral -señaló Julius.

-Qué lástima que la muy cabrona las desvaneciese todas cuando la rompí en dos: podría haber abierto una armería con todas ellas y retirarme.

Pese a estar visiblemente enfadada por aquel goteo incesante de enemigos, la yegua estaba de mejor humor: el que aquellas salas se encontrasen abarrotadas significaba que deberían estar defendiendo el acceso a las salas superiores.

Su teoría se confirmó cuando llegaron a una sala algo mas grande que las anteriores y en cuyo extremo superior había una puerta diferente a las demás.

"Ya falta menos para que le dé a ese energúmeno de Dracula la paliza de su vida... o de su muerte, visto lo visto".

-Aitana, espera -Dijo Julius saliendo del látigo y tomando de nuevo forma fantasmagórica-. Aquí hay algo que no encaja.

¿Algo que no encajaba? la sala en la que se encontraban era algo mas grande de lo normal, pero ciertamente había algo mas extraño en ella.

Después de haber abandonado las cuevas, las salas del castillo habían seguido un orden arquitectónico bastante perfecto, sin embargo, ahora mismo se encontraba subiendo por una empinada pendiente en dirección a lo que sin duda era la entrada a otra sección del castillo.

Una pendiente... metálica.

Aitana se detuvo a asimilar aquello y dio un par de golpes con sus cascos al metal... que sonaba hueco.

-¿Me estás tomando la crin?

En ese instante el suelo empezó a temblar y la parte que estaba por delante de Aitana, la que le separaba de la puerta, se alzó, abriéndose y mostrando un enorme ojo carmesí.

Aquello no era una pendiente, era una grupa, y lo que tenía delante era el cogote de un enorme caballo acorazado.

-¡Aitana!

La advertencia de Kolnarg llegó a tiempo y la cazademonios saltó a tiempo de esquivar la cola de aquella armadura, afilada como una cuchilla, que la embistió. Sin embargo, no evitó que la yegua resbalase y cayese de la grupa. Como buenamente pudo intentó asirse a algún saliente de aquella mole, pero solo sirvió para reducir su velocidad de caída, dando finalmente con sus huesos en el suelo, algo magullada, pero sin heridas visibles.

Ahora podía ver más claramente lo que acababa de cobrar movilidad: Se trababa de una armadura equina totalmente acorazada que no dejaba ningún resquicio por los que observar que había en su interior... y que además estaba provista de brazos, los cuales empuñaban el espadón más grande que Aitana había visto en su vida.

-Vamos, no me jodas...


Macdolia avanzaba silenciosa por unas salas llenas de columnas y totalmente vacías. La yegua de piel rojiza seguía dándole vueltas a lo que Aeon acababa de decirle.

"Sin duda eso explicaría todo... es realmente perturbador..." murmuraba la yegua para si misma bajo la mirada preocupada de los cinco animales.

"Debo de darme prisa y llegar al pináculo. Ahora más que nunca no puedo fallar".

Tras abandonar los lujosos salones donde se enfrentó al Cronomago, el paisaje se había vuelto lúgubre de nuevo. Aquellas estancias pondrían la crin de punta a cualquiera.

"No se oye ni un alma"

El único ruido que acompañaba a la yegua rojiza era el de sus propios cascos al andar, que resonaban emitiendo un sordo eco. Los candelabros proyectaban sombras en las columnas dando un aspecto de lo mas tétrico al lugar.

Aquella tensa atmósfera se rompió cuando Macdolia escuchó un ruido de algo metálico golpeando el suelo... a cierta distancia.

-¿Que ha sido eso? -exclamó, al tiempo que los animales se ponían en alerta.

Y entonces lo vio. A unos metros de distancia. Una figura equina y encapuchada.

-¡¿Quién eres?! ¿Qué es lo que buscas? -le gritó la yegua. Pero la figura no respondió. Se giró y empezó a trotar alejándose de Macdolia.

-¡Eh, vuelve aquí!

La yegua espacio-temporal y sus compañeros trataron de seguir a la figura, pero dada la lugubrez de la sala y el hecho de que la capa era especialmente oscura, terminaron por perderla de vista.

-¿Donde se habrá met...?

La frase quedo inconclusa cuando Macdolia escuchó de nuevo el sonido metálico, esta vez mucho más cerca.

Cerca de ella había una enorme puerta de madera. El sonido, sin duda, había venido de allí.

La yegua no se lo pensó dos veces y la cruzó. El cambio de luminosidad le hizo parpadear un par de veces para acostumbrarse. Estaba en un balcón que daba a una enorme sala. La más grande que había visto en el castillo... y que estaba ocupada por un ser metálico de proporciones monstruosas armado con una espada y que intentaba golpear, sin éxito a...

-¡¿PERO COMO MIERDAS LE HAGO DAÑO A ESTA MOLE DE HOJALATA?!

-¡¿Aitana?!

-... ¿¿Macdolia?? ¿De dónde sales y qué clase de zoo llevas encima?

-¿Las Bestias Sagradas de los Renard?

-¿Quien ha dicho eso?

-¡Larga historia! ¿Dónde está Tiny?

-Pues...

Macdolia no pudo continuar, ya que la criatura había caído en su presencia y había atacado con su cola en dirección hacia donde estaban. Por suerte, Xuan Wu se interpuso, parando el golpe con su caparazón.

-¡Ya hablaremos más tarde! ¡Primero hay que tumbar a este coloso!

-¡Pues pon en marcha ese zoo ambulante y mueve el flanco de una maldita vez!


Tiny conjuró un enorme cubo de agua para apagar la parte de la crin que acababa de prenderse. Los artefactos incendiarios de aquel extraño ser ya habían reducido a cenizas varias estanterías de la biblioteca y la unicornio había podido escapar de las deflagraciones gracias a su rapidez conjurando paredes etéreas que desviaban el fuego... aunque esta última le había quedado demasiado pequeña.

-No entiendo... como ese bicho no se quema. Apenas lanza los artefactos lejos de sí y tienen un alcance muy amplio. ¡Por fuerza debería quemarse él también!

La yegua conjuró un nuevo muro ante la inminente nueva explosión, pero esta vez decidió fijarse no en las bombas, sino en el que las lanzaba.

Y detectó algo curioso: justo cuando el artefacto iba a explotar, algo brillaba sobre él y desaparecía... justo para aparecer después de la explosión, listo para lanzar mas artefactos, que se sacaba de dentro del frac y que parecían no tener fin.

-¿Se desvanece? No es posible.

Tiny se acercó algo mas para poder fijarse bien. La explosión fue mucho más potente esta vez y el muro de magia que había conjurado se resquebrajó, golpeándola algunas ascuas en el pelaje; pero lo vio con total claridad:

No se desvanecía, se metía dentro del suelo.

-En ese caso... no debo dejarle. No le puedo atacar pero...

Tenía que ser muy rápida si quería tener una oportunidad. Justo cuando el ser estaba a punto de lanzar mas artefactos, Tiny conjuró una sartén sobre él, dejándola caer sobre su cabeza. El monstruo quedó algo aturdido y dejó caer los artefactos que ya llevaba en la mano.

Justo lo que Tiny había planeado. Conjuró un nuevo muro y vio como los artefactos, al estallar, engullían en la explosión a aquel ser tan extraño.

Cuando la deflagración cesó lo que quedaba de él era una enorme masa humeante... que sacó a duras penas de su ennegrecido frac un frasquito azul.
Para cuando Tiny quiso reaccionar, la criatura lo había engullido... y se había vuelto a poner en pie como si nada hubiese ocurrido.

-¡Eso es hacer trampa! -gritó indignada la unicornio.


Aitana esquivó con un salto ligeramente acrobático una nueva estocada de la armadura.

-¡Aitana, ¿porque no te pones debajo de ella?! -le gritó Macdolia desde el balcón- ¡No podrá alcanzarte con su espada allí!

-¡¿Te crees que no lo he pensado?! -le respondió la cazadora de demonios mientras trotaba hacia donde le había indicado la yegua espaciotemporal- Pero si lo hago...

Para estupor de la poni de pelaje rojizo, un sonido automático precedió a una enorme saeta estampándose a poco mas de medio metro de Aitana.

-¡La muy hija de su madre tiene ballestas aquí abajo! ¡Quien cojones la armase sabía lo que se hacía!

Macdolia estaba viendo que a ras de suelo Aitana terminaría por sucumbir ante aquel armatoste acorazado. Solo quedaba buscar una forma de tumbarlo, pero ¿como?

-¡Estos seres siempre tienen una fuente de poder! -gritó Julius- Aunque parezcan invencibles, se les puede destruir si le atacáis en ese punto.

-¿Una fuente de poder?

Macdolia se esforzó por detectar algo y notó lo que no encajaba.

-¡Tiene un ojo en la nuca! ¡Es la única parte que no está cubierta!

-¡El ojo aquel! -gritó Aitana al tiempo que esquivaba otra estocada- Lo vi antes de que me tirase de la grupa. ¡Tengo que subir de nuevo!

-¡Sería más fácil si lo atacase yo desde aquí!

-¡No funcionará! Necesita un fuerte impacto directo para que podáis destruirlo. ¡Ninguna de las bestias sagradas de los Renard es lo bastante fuerte como para hacerlo de un solo golpe!

Macdolia miró a sus compañeros animales, que parecían algo abatidos. No dejaba de ser cierto; hasta Qing Long, que era el más grande de todos, tenía pinta de ser aun un pequeño dragón en comparación con aquel armatoste.

"Y aun así, parece el hermano mayor de Spike..."

En ese caso, lo mejor era ayudar a Aitana a que llegase al ojo. La yegua se arrodilló junto a uno de sus compañeros animales.

-Debo pedirte que me hagas un favor -la yegua se lo susurró en voz baja-; ¿podrás?

El animal asintió.

-¡Aitana, cógela!

La yegua lanzó con toda su alma a uno de sus animales en dirección a la cazadora de demonios.

-¿Porque co*o me lanzas una tortuga?

-¡Confía en ella e intenta subir a su grupa!

-¿Subir? ¿Como, si no para de atacarme?

-¡Qing Long, Zhu Que! ¡Atacadle a las patas! ¡Tu tambien, Gezi! -dijo Macdolia, que cogió a Bai Hu y se lo subió a la espalda al dragón.

Los tres animales salieron volando y empezaron a golpear a la armadura en la parte inferior. Bai Hu saltó al suelo y empezó a corretear por debajo de la armadura, atrayendo el fuego de las ballestas.

-¡Ellos la entretendrán! ¡Corre!

"Es más fácil decirlo que hacerlo" pensó Aitana. La cazadora de demonios sacó el látigo, se subió la tortuga a la grupa y se ajustó su salacot.

-Bueno... ¡Es hora de que te cocee ese enorme trasero metálico!


Tiny se resguardó tras una de las estanterías, intentando recuperar el aliento. Tras el intento fallido de derrotar a aquel ser, su patrón ofensivo hacia la unicornio se había intensificado, lanzando mas y mas artefactos a mayor velocidad. Había conseguido despistarlo unos segundos, pero si seguía así, al final haría arder toda la biblioteca.

-Albus, si se cura cada vez que lo hiero, ¿que puedo hacer?

-Debe de haber una forma de acabar con él...

-Pero ¿cual? Siempre que me ataca, se esconde en el suelo. ¿Como lo hará?

-Parece un glifo. No como Dominus, que es más ofensivo, sino uno de apoyo, que le permite atravesar paredes. Si lo absorbieras, no podría meterse en ellas y quedaría expuesto.

Tiny sopesó la idea.

-Albus... no creo que funcione. Para eso tendría que concentrarme delante de él, lo que me dejaría vulnerable a esas explosiones y aun no he absorbido un glifo por mi misma nunca.

-En ese caso... mal asunto. Mientras tenga paredes, no podremos dañarle.

-¿Mientras tenga paredes? -repitió Tiny.

"Mientras tenga... ¡paredes!"

-¡Eso es! ¡Ya sé cómo hacerlo!

Era un plan alocado y que podía acabar muy mal, pero ahora mismo era la única forma que se le ocurría de acabar con aquella amenaza.

-Albus, no soy una luchadora, pero se me da bien conjurar objetos de la nada. Va a ser dificil, pero creo que esta vez podré con él.

-Je... Interesante. Muy bien, ¡demuestra lo que vales!

Tiny salió de su escondite y captó la atención de su perseguidor.

-¡Ven por mí, aquí me tienes!

La criatura sonrió maliciosamente y preparó una nueva remesa de artefactos incendiarios, listos para ser lanzados.

"Muy bien... adelante, lánzalos"

Esta vez, Tiny no empezó a conjurar un muro cuando vio los artefactos volar hacia ella, en vez de eso, preparó un hechizo totalmente distinto.

-¡Vamos allá!

Justo en el instante que la criatura se introdujo bajo el suelo para escapar de la deflagración, Tiny lanzó su hechizo... que no era otro que un teletransporte a lo alto de la sala.

-¡Puedes teletransportarte! Cada vez me caes mejor -dijo asombrado la voz de Albus.

-Pues eso no es todo. Ahora...

Mientras caía, Tiny Tales conjuró debajo de sí un enorme peso con el grabado "16T" en uno de sus laterales.

-¡Ya entiendo! -Alcanzó Albus a decir antes de que el peso cayese con un sonoro estruendo al suelo... justo donde la criatura se encontraba unos segundos antes.

Durante unos instantes, la sala quedó sumida en un profundo silencio... pero entonces empezó a escucharse un murmullo que cada vez iba en crescendo.

El de la roca agrietándose.

Tiny sonrió al ver que su plan funcionaba.

-Si no puedo dañarme mientras esté en el suelo... solo tenía que dañar el suelo.

-Astuto plan, sin duda... pero creo que contiene un problema mas que serio...


Las bestias sagradas que acompañaban a Macdolia se esforzaban por mantener distraída a la titánica armadura mientras Aitana analizaba detenidamente como volver a subirse a la grupa.

-Mi mejor opción es que ella sola me abra camino.

La cazadora de demonios trotó a la pate posterior mientras vociferaba a grito pelado.

-¡Eh cacho de lata! ¿Estás oxidada o soy demasiado para ti? ¡Ven aquí si tienes cojones debajo de ese montón de chatarra!

Los mecanismos ofensivos delanteros e inferiores se encontraban ocupados tratando de derribar a las bestias sagradas y a una Macdolia que no cesaba de atacar con la cadena de su reloj desde lo alto del balcón, pero la cola no. La armadura lanzó una potente estocada en dirección a la cazadora de demonios, que esquivó haciéndose a un lado.

-¡Asi no me vas a dar, estúpida!

La armadura siguió lanzando estocadas mientras Aitana retrocedía hasta quedarse con la grupa pegada a una de las columnas de la sala.

-¿Eso es todo lo que sabes hacer?

La armadura no vaciló y lanzó un potente barrido que Aitana esquivó agachándose. El filo de la cola fue a golpear la columna, quedándose atascado en ella.

-¡Ahora! -gritó Kolnarg desde la brújula.

Aitana no vaciló: era lo que estaba esperando. De un salto se encaramó a la cola y subió por ella a toda velocidad, en dirección a la grupa.

-¡Te vas a enterar de lo que vale un peine!

Trotando cada vez más rápido, la cazadora de demonios enfiló la grupa de la mastodóntica armadura en dirección a aquel enorme ojo que tenía en la nuca y que brillaba con un color rojizo. De un salto, la yegua se arrojó contra él, propinándole una potente coz.

La armadura pareció estremecerse y temblar... pero al cabo de unos segundos, se estabilizó.

-¡¿No ha sido suficiente?!

-¡Ha faltado algo más contundente! Por muy fuerte que seas entre los tuyos... ¡Sigues siendo una poni! -se lamentó Julius.

-¡Cuidado Aitana!

La advertencia de Kolnarg no llegó esta vez a tiempo. La armadura había conseguido soltar la cola y estaba embistiendo a la cazadora de demonios con ella. Aitana reaccionó demasiado tarde y se preparó para recibir lo que sin duda sería una estocada que si no la partía en dos, la dejaría con heridas muy graves.

Y entonces, algo se interpuso. Algo azul.

La yegua aun así salió despedida por los aires debido a la inercia y se estampó contra una de las paredes, pero aquello azul también amortiguó el golpe y la caída al suelo.

Incorporándose, Aitana vio como lo que había encajado el golpe y seguramente salvado su vida era un enorme caparazón, que al menguar volvió a ser la tortuga que Macdolia le había lanzado.

-¿Has sido tú quien ha parado esta hostia?... ¡Los tienes bien puestos, tortugo!

-¡Aitana, ¿estás bien?!

La yegua de piel rojiza se había descolgado del balcón y ahora se encontraba en el nivel inferior. Se acercaba con un semblante verdaderamente preocupado por el estado de su amiga.

-¡Macdolia, si antes eras OP, ahora ya rozas lo ridículo. ¿Cómo lo haces para conseguir ayudas tan chetas?

Aunque estaba bromeando, lo cierto es que a Aitana le preocupaba que hacer con aquel enorme armatoste acorazado. El ataque directo no era lo suficientemente potente para tumbarlo.

-¡Argh! ¡Trasto de mierda!

La cazadora de demonios cogió firmemente su látigo y se lanzó contra una de las patas, golpeándola en la rodilla.

Y para su sorpresa, la armadura pareció temblar cuando lo hizo.

-¿Le ha hecho efecto?

-¡Ciertamente! Observa la rodilla... No es acero lo que la protege, ¡sino un cristal rojizo!

Kolnarg tenía razón. Quizás si intensificaba sus ataques...

-¡Macdolia, haz que ataquen a los puntos rojos de las rodillas!

-¡De acuerdo! ¡Escuchadme todos! ¡Buscad esos puntos y atacad!

Macdolia se centró en dirigir a todas las bestias sagradas, que redoblaron su esfuerzo por apoyar a Aitana, la cual golpeó con mas furia aquel cristal mientras eludía pisotones y estocadas de la armadura con la ayuda puntual de Xuan Wu, que detenía los que resultaban ser demasiado certeros.

Al cabo de unos instantes, el cristal crujió y explotó, haciendo que la armadura se hincara de rodillas y bajase ligeramente la cabeza.

-¡De p*ta madre! ¡Ahora busquemos mas...!

La frase de Aitana quedó interrumpida por lo que pareció un enorme estruendo seco que venía de fuera de la sala.

-¡¿Que ha sido eso?!

-¡Aitana, ha sonado arriba!

Lejos de ser aquel ruido el único, empezó a oírse otro: era el techo agrietándose, que se acompañaba con la caída, cada vez mayor, de diversos cascotes y ladrillos.


Tiny Tales era mas que consciente de la enorme temeridad que acababa de cometer en el momento en el que el suelo se abrió bajo sus patas, rompiendo el muro donde estaba la criatura y a ella con él.

El enorme peso cayó como un muerto al nivel inferior justo en el momento en el que Tiny conjuraba un paracaídas que le evitase caer junto a él.

-Lástima de castillo... pero era la única forma.


Tras unos segundos en los que Macdolia y Aitana aprovecharon para resguardarse de los cascotes en un lateral de la sala, el techo terminó por ceder, abriendo paso a un objeto rectangular que cayó encima del ojo de la nuca de la armadura, aun arrodillada.

El ojo explotó y se disolvió en una nube de gritos lastimeros. La armadura pareció tener como un espasmo y empezó a trotar alocadamente por la enorme sala.

-Parece mentira que un golpe de suerte nos haya quitado de encima ese trasto -comentó Aitana, que parecía ligeramente decepcionada por no haber podido despacharla ella con sus propias patas.

-Un momento... -saltó Macdolia con tono de preocupación- ¿Donde está Bai Hu?

La cría de tigre no había vuelto junto con el resto de sus compañeras.

-¡Tengo que ver si está bien!

-¿Vas a salir ahora? ¡Estas mal de la azotea, ese cacharro te aplastará!

-¡No te preocupes, voy chetada! -respondió al tiempo que se subía a Xuan Wu a la grupa y salía trotando en dirección al centro de la sala, seguida por el resto de animales.

-¡Macdolia! ¡¡j*der!!

Una enorme nube de polvo empezó a levantarse cuando del cielo empezó a caer un montón de cenizas y restos humeantes.

En pocos segundos la sala entera se llenó de un humo que no dejaba ver apenas nada. Solo se oía el estruendo de la armadura chocando en lo que parecían ser sus últimos espasmos.

Cuando la humareda pareció despejarse, Aitana pudo por fin ver lo que había sucedido: el techo se había abierto y por lo que parecía, en el piso de arriba aun ardían lo que se intuía que eran... libros. La armadura había terminado sus días estampada contra una esquina y su cuerpo cubría una cuarta parte de la sala, bloqueando el acceso a la puerta que la arqueóloga había querido cruzar en primer lugar, cuando entró allí.

-¿Macdolia?... ¡Macdolia!

-¡Aitana!

Para sorpresa de la cazadora de demonios, quien le respondió no era la yegua de piel rojiza... sino otra yegua muy distinta, que bajaba en lo que parecía un paracaídas.

-¡Tiny! Manda cojones, nos has caído del cielo... ¡literalmente!

La unicornio bajó la cabeza ligeramente cuando al fin tocó suelo.

-Perdón por el estropicio... Es que arriba había un monstruo que no podía vencer y...

"¿Que te tengo dicho?... ¡Que no me pidas perdón!"

-¡Esa voz!

-¡Macdolia!

-¡Estoy aquí!

La voz llegaba de donde estaba la armadura.

-¿Estás bien?

-¡Si! y los demás también -La voz se oía claramente detrás de aquel amasijo de hierros-. Encontré a Bai Hu y nos pusimos a salvo, ¡pero la armadura nos bloquea el paso!

-Mierda, ahora que podíamos volver a estar juntas...

-Aitana, no se si sabrás...

-¿Que hay un señor oscuro en este castillo de nombre Drácula y que al parecer está en el Pináculo? Si. La voz que oíste antes es la de un antiguo guerrero que luchó contra él.

-¡Lo mismo que mis amigos animales!

-¿Ese guerrero... es el espíritu de un Belmont?

-¿Belmont? ¿Qué significa eso Albus?

-¿Con quién hablas, Tiny? -se extrañó Aitana.

Se oyó un suspiro proveniente de la brújula de la arqueóloga.

-Mejor que os toméis todos un respiro para exponeros lo que habéis vivido hasta la fecha entre los muros de esta fortaleza...
Notas del autor: Este capitulo es aun mas largo que el anterior... ¡y mi idea era que fuera un fic corto! :sisi2: pero por suerte, al fin lo he podido sacar adelante. Ya se va acercando el final, así que no os perdais futuras actualizaciones :3
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por Volgrand » 04 Sep 2014, 01:52

"""¡¿PERO COMO MIERDAS LE HAGO DAÑO A ESTA MOLE DE HOJALATA?!"""

Nada más que añadir. Me ha encantado.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 04 Sep 2014, 02:00

[quote="Volgrand";p=208629]"""¡¿PERO COMO MIERDAS LE HAGO DAÑO A ESTA MOLE DE HOJALATA?!"""

Nada más que añadir. Me ha encantado.[/quote]

Jeje, gracias, y mas viniendo de ti, siendo como eres el "padre" de Aitana. Sus partes siguen siendo muy divertidas de escribir :sisi1:
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por horwaith » 04 Sep 2014, 11:53

Si tiene menos de 15 capítulos un fic es corto o así me lo parece. Bonito estropicio ha preparado Tiny tales, realmente. Me encantan "los combates" que han librado las tres y me temo que Albus no es del todo bueno, aunque no me lo cuentes. Buenisimo capítulo, realmente.
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 05 Sep 2014, 18:36

Tendrás que esperar un poco mas para salir de dudas, aunque tampoco demasiado, quedando solo dos capítulos.

Y digo lo de corto y largo porque mi intención eran 6 capítulos de unas 8 paginas cada uno... y van a ser 7 con mas páginas de las planeadas :sisi2:
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 27 Ene 2015, 18:08

Pues con mas problemas de los que hubiese desaeado... aquí está el penúltimo capítulo de este fic. Solo uno mas para acabarlo ^_^

–Capítulo 6: Aria–
Spoiler:
Lamentándose aun por no haber podido reunirse con sus amigas, Macdolia abandonó la sala donde habían conseguido derrotar a la enorme armadura. Un tranquilo pasillo exterior precedió a la entrada a lo que parecía su siguiente destino, que la yegua identificó inmediatamente.

Un vistazo a los alrededores le reveló su objetivo: si conseguía subir a su parte más alta, estaría prácticamente junto al pináculo.

"Y allí sin duda nos reuniremos todas".

Las bestias sagradas no parecían muy contentas por entrar a aquel lugar. Sin duda parecía que algo de su interior las atemorizaba.

Pero no quedaba otra: no podían volver por donde habían venido y aquel camino era la única opción.

Macdolia abrió las pertas de aquel lugar y estas crujieron siniestramente. En su interior se alzaba un complicado entramado de mecanismos y engranajes que ascendían cada vez mas y que servían sin duda para hacer funcionar en enorme reloj que coronaba aquella torre.

La viajera del tiempo se tocó su CM y su reloj se materializó ante ella.

-Una viajera del tiempo en una torre del reloj... Resulta casi hasta romántico... si obviamos que el mal anida entre estos muros y tal...


Una grúa conjurada por Tiny Tales remontaba a Aitana hacia la, ya consumida por el fuego, biblioteca donde Tiny había luchado con aquel extraño ser.

-Menudo destrozo has causado, Tiny -comentó la cazademonios al ver el deplorable estado de la estancia.

-Lo siento... No quería hacerlo, pero es que aquel ser no dejaba de lanzar bombas y...

Aitana le dio una pequeña colleja.

-Si lo hizo el bichejo ese, ¿por qué me pides perdón tu? Ahora entiendo porqué Macdolia te lo dice siempre...

-Macdolia...

El semblante de Tiny cambió. Le habría gustado que las tres se hubiesen reunido, pero no habían conseguido retirar aquella enorme armadura que parecía bloquear la magia de Tiny, por lo que no pudo teletransportarse al otro lado para sacar de allí a su "sobrina".

-No te preocupes por ella, que seguro que está bien -trató de reconfortarla Aitana-. Había otra puerta tras la armadura, seguro que se dirige al pináculo también. Más bien me preocupas tú: oír voces en tu cabeza suele ser el principio de problemas de los mas jodidos.

-Me daré por aludido -comentó Kolnarg desde la brújula.

-Aitana, si es verdad lo que nos ha contado, deberíamos fiarnos de esa voz -intercedió la voz de Julius desde el látigo de Aitana-. Los escritos sobre Ecclesia recopilados por su última integrante describen claramente lo que esa voz nos ha revelado, por lo que daría veracidad a que se trate realmente del mismo Albus que integró aquella orden en su día. Está de nuestro lado.

-Es un alivio saber que Shanoa terminó hablando bien de mí... -murmuró Albus en una voz que solo Tiny podía oír.

-En fin, no las tengo todas conmigo, así que me andaré con ojo por si acaso -Aitana se limpió un poco el hollín que no dejaba de caer sobre su salacot-. Será cuestión de que busquemos como seguir ascendiendo en medio de esta sala hecha tabaco o a Macdolia le saldrán telarañas de tanto esperarnos...

-Un segundo Aitana... Mira.

Tiny estaba contemplando algo que flotaba en mitad de la sala. Había visto algo así con anterioridad. Fue cuando le obligaron a absorber aquellos sellos.

-Es el glifo que usaba ese ser -le confirmó Albus a la unicornio.

La yegua se fijó que el glifo tenía forma de muro.

-Voy a intentar absorberlo. Nunca se sabe si nos puede servir.

Tiny cerró los ojos e intentó recordad el proceso por el que había pasado para absorber Dominus.

"Tendré que hacerlo por mi misma esta vez"

El cuerno de la yegua empezó a brillar con una luz blanca.

-¿Que cojones...?

-No hables ahora Aitana. La interrumpirás.

Tiny intentó atraer el glifo hacia ella. El sello empezó a convertirse en un fino hilo que se aproximaba a la yegua lentamente hasta que empezó a enroscarse alrededor de su cuerno hasta que lo cubrió con totalidad, produciéndose un fogonazo de luz.

Las pupilas de Tiny se dilataron. Esta vez no tuvo una visión, como le ocurrió al absorber los glifos de Dominus, sino algo totalmente distinto.

-Que curioso... Noto como si ahora cruzar paredes fuese lo más natural del mundo.

-Es el poder de los glifos. Ahora su magia forma parte de ti y con ello las habilidades que te otorgue.

Aitana arqueó una ceja.

-Me da mal rollo todo esto de absorber magia... pero en fin, si sirve para que le pateemos el culo a Drácula...

A pesar de no tener forma física, Julius volvió a reírse. No se cansaría nunca de imaginarse al señor de la oscuridad viendo como le coceaba el trasero una poni.


Macdolia se recostó contra una de las paredes de la torre del reloj, intentando recuperar un poco el aliento.

El ascenso estaba siendo más complicado de lo que pensaba. Para empezar, la torre carecía de escaleras en muchas de sus zonas, por lo que no le quedaba más remedio que usar la cadena del reloj para encaramarse a los mecanismos, sirviéndose de ellos para ascender dentro del entramado. Pero si no bastaba con eso, el interior estaba plagado de criaturas, siendo las más frecuentes unas cabezas flotantes cargadas de serpientes por crin que se aproximaban a ella desde todos los ángulos. Por fortuna, Zhu Que y Quin Long se encargaban de ellas mientras Bai Hu saltaba y trepaba de engranaje y engranaje valiéndose de su agilidad felina. Y por si alguna se acercaba demasiado, Xuan Wu se encargaba de proteger a Macdolia mientras Gezi daba cuenta de ella.

-Mejor descansemos aquí un minuto... no debe faltar mucho para que coronemos esta torre.

Los animales asintieron, pero Bai Hu lanzó un ligero ronroneo.

-¿Que te ocurre, pequeño?

El felino se acercó a la pared donde estaba recostada la yegua. Parecía querer que se apartase.

-¿Ocurre algo? Sólo es una pared.

Pero Bai Hu empezó a arañar el muro.

-¿Quieres que lo cocee? ¿Es que acaso hay algo ahí?

Macdolia se hizo a un lado y levantó sus patas traseras.

-Muy bien... ¡MACDOLIA STRIKE!

La potente coz resquebrajó la pared, dejando al descubierto un pequeño compartimiento secreto...

Pero lo más extraño fue lo que había en su interior. No tardó mucho en que los animales dieran cuenta de él, pero no por ello la poni de tierra salió de su estupefacción.

Era una pata de cerdo asada.

-¿Como changelings ha llegado eso ahí?... Hay cosas entre estos muros que escapan a mi comprensión.


Una marioneta con forma equina se astilló por completo cuando recibió el impacto de un ariete invocado por Tiny Tales.

-¿Es mucho pedir que nos dejen subir sin tener que ir destrozando todo a nuestro paso? -comentó Aitana de pasada mientras coceaba otro títere, el cual se hizo trizas con el golpe.

-Al menos puedo asegurar que os estáis acercando a los salones superiores -resaltó Julius.

Desde el momento en que habían abandonado la maltrecha biblioteca, las criaturas que se les aparecían a las dos yeguas no dejaban de llegar una tras otra. Los pasillos y las escaleras se habían convertido en una lucha sin tregua contra seres que parecían no haber representado aun su última obra. Tanto Tiny como Aitana se esforzaban por limpiar el camino en pos de seguir avanzando.

-El titiritero que debió construirlas tendría tiempo libre para aburrir... -dijo resignada la cazadora de demonios.

-Creo que cuando Drácula aun no era el señor de la oscuridad tenía a su servicio al mejor constructor de marionetas del mundo.

-Se le partiría el corazón si las viese ahora, usadas con fines abyectos -remarcó Kolnarg.

La lucha se iba intensificando a medida que seguían ascendiendo por aquella estancia, que se iba tornando cada vez más oscura. Las armas mágicas invocadas por Tiny les permitían contar con algo de visión, pero la situación no era lo que se dice ventajosa.

-A este ritmo, en breve un gato de porcelana verá mas que nosotros.

"Permitidme que subsane eso"

Aquella voz hizo que Tiny se detuviese en seco.

-¿Qué? ¡¿Quien cojones eres?! -gritó Aitana.

La unicornio empezó a temblar. Tenía las pupilas dilatadas.

-Es... es...

-¿Qué co*o?

Un enorme resplandor cegó durante unos instantes a las dos. Aitana lanzó un gruñido y levantó los cascos delanteros con el fin de cubrirse, convencida de que alguien iba a atacarles.

"Oh vamos, ¿que diversión tiene eliminar a las actrices justo antes de que empiece la obra?

Cuando ambas recuperaron la visión, se percataron de donde estaban.

Aquello era el escenario de un enorme teatro. Lo que las había deslumbrado era una especie de foco...

Y junto a él, había una yegua pelaje verde oscuro y crin morena.

-Aitana, ¡es ella! Es una de las ponis que me tenían retenida.

Laura extendió sus membranosas alas de murciélago y voló sobre la platea.

-Y ahora volverás con nosotras. Mi Señora Carmilla se impacienta, así que esta obra será de un solo acto.

Sus ojos brillaron con un color sanguinolento.

-¿Por que siempre que a alguien le brillan los ojos así significa que se avecina un lío de cojones?

Antes de que alguien meditase responder a aquella pregunta retórica, tres títeres de tela de enormes dimensiones descendieron sobre el escenario. Su aspecto era macabramente infantil.

Laura lanzó una risita.

-Es hora de que juguemos un poco.


Con un último esfuerzo, Macdolia alcanzó la campana mas cercana al techo. Junto a ella, la enorme cristalera de la torre del reloj permitía ver desde el interior como el disco estaba decorado con números romanos. Según las agujas de aquella torre, no iban a tardar en dar las cuatro de la madrugada.

-Vaya nochecita para trasnochar -dijo resignada la yegua-. Y no parece que pueda subir mas... Tiene que haber otra forma de continuar.

Quin Long lanzó un rugido y señaló con la cabeza en una dirección. Algo más abajo de lo que ella había ascendido y tras un entramado de engranajes, se encontraba lo que parecía una vieja puerta que daba sin duda al exterior.

Macdolia no se lo pensó dos veces. Tras estudiar unos segundos su patrón de movimientos, la yegua saltó al engranaje mas grande. Aprovechándose de su movimiento e inercia, logró el impulso suficiente para alcanzar una pequeña campana que estaba sobre la puerta. Apoyándose con fuerza en ella, se dejo resbalar ligeramente antes de propulsarse contra la puerta, la cual derribó con el impacto aunque se trastabilló con las patas traseras al chocar. La campana salió impulsada hacia un lado, tañendo con fuerza.

Los animales no tardaron en seguirla. Bai Hu bufó ligeramente. El resto de animales no tardaron en imitarle y mostrar una actitud hostil.

La yegua se extrañó.

-¿Es que os ha sabido mal que saltase de esa forma? -dijo mientras trataba de recuperar el equilibrio.

Lo que no sabía Macdolia en ese momento es que los animales no se quejaban por ella... sino por lo que le aguardaba detrás de la puerta.

La poni de tierra lanzó un pequeño grito de sorpresa. En primer lugar, se encontraba en lo que parecía una amplia antesala anexa a la torre del reloj, desde donde se podía ver no solo el exterior de la torre en todo su esplendor, sino también el pináculo, ya a poca distancia de donde estaba; pero en segundo lugar, aquella estancia no estaba vacía.

En su interior había una criatura que la yegua, aunque reconoció al instante de que se trataba, no le restó sorpresa a su rostro.

Se trataba de un humano ataviado con un elegante traje de color oscuro. que completaba con una corbata del mismo color y unos guantes a juego. Su aspecto era el de un anciano ya entrado en años, con una prominente calva y cabellos blancos en su cogote y barba, pero no parecía demacrado en absoluto, sino que mostraba un porte señorial, casi juvenil.

No se inmutó cuando Macdolia atravesó la puerta ni cuando esta se sorprendió, sino que permaneció impasible, con la vista fija en el paisaje, hasta que pasados los segundos prestó atención a los que acababan de asaltar su morada.

-Vaya, vaya... -su voz era grave, con un ligero tono a medio camino entre paternal y autoritario- ¿Qué tenemos aquí? Las bestias sagradas de los Renard sueltas por el castillo... y parece que se les ha unido una más. Interesante.

Macdolia frunció el ceño ante aquel comentario.

-Discúlpeme, pero no soy una bestia sagrada ni nada por el estilo. Tan solo soy una residente de estas tierras que desea entrevistarse con el señor del castillo. Si no lo he entendido mal, no ando demasiado lejos de sus aposentos.

El anciano lanzó una risita.

-Me temo que no lo puedo permitir. Lo siento, pero no pasarás de aquí.

La yegua empuñó firmemente la cadena de su reloj de bolsillo.

-No deseo causarle ningún mal; por favor, déjenos pasar.

En esta ocasión, la risita del anciano fue más allá hasta el punto de tornarse una carcajada.

-¡Un alma valiente, sin duda! Valiente, pero ignorante.

El anciano alzó el brazo derecho y ante él empezó a materializarse lo que parecía un alargado bastón, sin embargo, Macdolia lanzó un ligero grito de consternación cuando reparó en el material que lo componía.

Se trataba de alargadas tibias y huesos.

Cuando el bastón alcanzó una altura considerable, de uno de los extremos brotó una afilada cuchilla con forma de media luna.

-Eso es una guadaña... ¿No me digas que eres...?

Macdolia había oído hablar de ello, pero pese a lo mucho que había viajado y las cosas que había visto, nunca llegó a imaginar que serían reales, que sería real.

El anciano empuñó la guadaña y todo en él cambió. Su traje oscuro dejó paso a una túnica purpúrea, su cabeza se recubrió de un lujoso birrete dorado... y su cráneo se transformó en una grotesca calavera cuyas cuencas oculares brillaban intensamente con un siniestro color carmesí.

-Me daré un festín con tu alma en nombre de mi señor Drácula -la voz antaño grave se había tornado en un ronco sonido de ultratumba-. ¡La Muerte caerá sobre ti y sobre esos infectos seres que llevas contigo!

Antes de que Macdolia pudiese reaccionar, el antaño anciano levantó la guadaña y la habitación entera se llenó de pequeñas hoces que volaban desde todas las direcciones hacia la yegua. Zhu Que y Quin Long, con la ayuda de Bai Hu, se encargaron de repeler las que se acercaban demasiado y que se consumían cuando uno de los animales las atacaba.

Gezi y Xuan Wu permanecieron junto a la poni de tierra, la cual sacudió la cabeza.

"No pienso caer aquí"

Empuñándolo con la boca, Macdolia lanzó el reloj hacia aquel ser. Antes de que le impactara, alzó el vuelo.

-¿Vas a plantarme cara? ¡Nadie puede eludir a la Muerte!

Lanzándose en picado en dirección a la yegua, Macdolia consiguió eludir el corte que la Muerte la lanzó por centímetros. La yegua vio como algunos pelos de su cola eran cercenados limpiamente por aquel instrumento que sin duda había segado numerosas vidas.

Gezi se lanzó hacia aquel ser, pero sus afiladas alas no impactaron. La blanca paloma atravesó a la Muerte como si fuera completamente etérea.

-¿Cómo?

Pese a la sorpresa, la yegua lanzó su reloj de nuevo, pero al igual que Gezi, no encontró blanco. Cuando lo recogió de una sacudida, el resultado fue el mismo: sus ataques no eran efectivos.

La Muerte lanzó una siniestra risa.

-No os andáis con medias tintas, pero vuestros esfuerzos son vanos.

Empuñando la enorme guadaña, la etérea figura lanzó un corte vertical en dirección a la poni de tierra. Fue Xuan Wu esta vez quien se interpuso en su trayectoria, rebotando contra el caparazón de la tortuga con un estridente ruido metálico.

"Sus impactos si me pueden alcanzar, pero los míos no. ¿Cómo voy a vencerle?"


Mientras tanto, Aitana y Tiny se esforzaban por pugnar con las marionetas que Laura había azuzado contra ellas. A pesar de ser bastante lentas, sus golpes eran contundentes y los ataques directos de Aitana y los objetos que Tiny invocaba para atacar no habían causado apenas daño en aquellos muñecos.

-Su tela parece ser muy elástica y eso absorbe los impactos -puntualizó la unicornio.

-¡j*der, a palo seco nunca conseguiremos cargárnoslas!

-Si tuvieseis Agua Bendita...

Aitana dio un salto hacia atrás para esquivar la embestida de una de las marionetas.

-¿Que farfullas, Julius?

-Una de las armas que usamos los Belmont, además de cuchillos y hachas cortas, es un tipo de agua sagrada que llevamos en pequeños frascos. Su contenido es como fuego contra las criaturas de este castillo.

Aitana lanzó una exclamación.

-¡Eres un p*to genio!

La poni de tierra se acercó a Tiny y le dijo una rápida frase al oído. La unicornio se quedó extrañada por lo que acababa de escuchar, pero asintió. Empuñando su látigo, la cazadora de demonios lo lanzó con fuerza hacia una de las marionetas, enroscándose contra uno de sus brazos. Aitana empezó a correr a toda velocidad hasta situarse donde ella había planeado.

-¿Que intentas conseguir? -se extraño Kolnarg.

Haciendo acopio de sus fuerzas, la yegua dio un fuerte tirón. La marioneta, confusa por la estrategia de aquella poni, se trastabilló y fue a chocar con otra de sus compañeras.

-¡Tiny, golpea a la otra!

Quizás a ella le fuese imposible sacarse algo como agua bendita de la chistera, pero tenía a una unicornio de su lado. Tiny Tales invocó un enorme palo de cricket que balanceó con fuerza en dirección a la otra marioneta. Aunque esta lo detuvo, no impidió que la inercia del impacto la enviase junto a las otras dos.

-¡AHORA!

Aquella era la señal que Aitana le había susurrado. Tiny Tales frunció el ceño e invocó dos cosas a gran velocidad: una soga dorada, que usó para atar juntas a las tres marionetas un objeto delante de la poni de tierra.

Un trampolín.

Lanzando un fuerte grito, la cazadora de demonios se lanzó sobre el trampolín y se impulsó hacia un punto muy concreto.

-¡¿Cómo?!

Laura, que estaba disfrutando del espectáculo con la confianza en que sus marionetas no tardarían en dar cuenta en breves de aquellos ponis, no esperaba ver como Aitana se encaramaba al andamio donde ella estaba subida.

-Qué hermoso vernos cara a cara, ¿eh directorzuela de pacotilla?

La poni vampiro lanzó un siseo y se abalanzó sobre la cazadora de demonios, sin embargo, esta la esquivó saltando. En comparación con algunos de los enemigos a los que se había enfrentado, aquella vampiresa era muy lenta.

-Lo siento guapa, pero no me van los mordiscos a no ser que yo dé permiso antes.

Aitana metió su mano en el chaleco y sacó un curvado puñal que se enganchó en una de las patas. Laura cargó de nuevo, esta vez extendiendo sus alas para poner hacer un picado sobre la cazadora de demonios.

Era lo que Aitana estaba esperando.

La poni de tierra no solo consiguió esquivar de nuevo el ataque sino que, con un rápido movimiento, le apuñaló una de las alas a la poni vampiro. El ala se desgarró junto con la voz de Laura tras encajar aquel ataque.

-Eso por ser una cobarde que se escuda detrás de sus muñequitos.

Aitana corrió y la coceó en el flanco, enviándola contra el cañón de luz que antes Laura había usado para deslumbrarlas. Ambos se precipitaron escenario abajo. La poni murciélago intentó remontar el vuelo, pero le fue imposible con una de sus alas desgarradas.

Abajo, Tiny Tales usó su magia para redirigir el foco hacia donde las tres marionetas estaban a punto de liberarse de sus ataduras. El impacto del foco contra ellas hizo que estallase en una potente deflagración que engulló a los tres muñecos rápidamente.

Aitana uso su látigo para engancharse a una de las bambalinas y así volver al escenario.

-Bien hecho, Tiny.

La unicornio bajó la vista.

-Si lo has hecho tu casi todo... Bueno, al menos ya podemos irnos y seguir buscando a Macdolia.

-Un momento, espera...

Laura, que se había estrellado contra el suelo, se había quedado inerte a un lado del escenario. Su ala sangraba con intensidad.

-¿Crees que estará bien? -comentó Tiny acercándose.

-¡Quieta ahí!, no des un paso más.

Aitana se aproximó a la malherida vampiresa. Esta alzó la cabeza y la miró con furia, pero también había algo que no pensaba que iba a experimentar.
Era miedo.

-¡Eres peor que nosotras en muchos aspectos!

-No lo niego -Aitana se plantó delante de Laura. Las llamas de la hoguera donde se calcinaban los tres muñecos resaltaban los rasgos de la poni de tierra, en especial su CM: una estrella de cinco puntas con un ojo incandescente en su interior-. Pero mi destino es poner fin a morralla como tú. Porque si yo no lo hago, nadie lo hará.

Laura lanzó un siseante grito antes de que Aitana le estampase una coz... que la mandó directamente a la hoguera. Los gritos de angustia de la poni vampiro retumbaron en todo el teatro, el cual contemplaba en silencio el epílogo de aquella macabra obra.

-Vámonos.

Tiny contemplaba con ojos vidriosos como el fuego consumía el escenario.

-Eso ha sido muy cruel... no podía hacernos daño ya.

Aitana se giró súbitamente, molesta con aquel comentario.

-Tiny, eres una unicornio con talento y eso lo respeto, pero pecas de los mismo que pecaba tu "sobrina": este mundo es más oscuro de lo que crees y hay seres más allá de toda salvación. Esa poni vampiro quería matarnos o algo incluso peor. Era ella o nosotros.

-No le falta razón -comentó Albus-. Pareces buena chica, pero Shanoa también lo era y por confiar demasiado en nuestro mentor, lo pagó con sus recuerdos y casi con su vida. Tienes que aprender a ver las cosas como son: en el castillo de Drácula no hay lugar para la compasión.

Tiny se marchó tras Aitana con el rostro cabizbajo. ¿Eran ciertas esas palabras?

Un fuerte tañido la sacó de sus pensamientos. A pesar de sonar fuera de aquel teatro, las paredes retumbaron con fuerza.

-¡¿Qué co*o ha sido eso?! -gritó Aitana.

-Viene de la torre del reloj -confirmó Julius-. Me da que vuestra compañera debe de haberse encontrado con su inquilino. Mal asunto. Es el lugarteniente más poderoso de Drácula. Temo por su vida.


Unos minutos antes, Macdolia intentaba recuperar el aliento ante aquel bombardeo incesante. No solo tenía que lidiar con el siniestro balanceo que la Muerte sometía a su guadaña en pos de cercenarla, sino que también tenía que estar pendiente de la continua lluvia de pequeñas hoces, que no dejaban de reaparecer. Por suerte, las bestias sagradas se esforzaban por dar cuenta de ellas en la gran mayoría de las veces y en última instancia contaba con Xuan Wu.

Pero la cosa no pintaba bien. No podía estar huyendo todo el tiempo. Tarde o temprano se cansaría y entonces la guadaña si encontraría blanco.

-Lo siento por vos, insensata. Ni vuestras habilidades ni vuestras armas pueden hacernos ningún mal.

"Tiene razón -pensó Macdolia-. Es un ser espectral, solo algún tipo de arma mágica o especial lo dañaría... pero ¿de dónde saco yo ahora una cosa así?"

-Ya me he cansado de jugar contigo. ¡Esquivad esto si podéis!

La muerte alzó su guadaña y de un rápido giro, la arrojó hacia la yegua. La tortuga se encontraba en ese instante deteniendo una de las hoces, por lo que Macdolia estaba totalmente expuesta.

-¡Aaaaaah!

Macdolia saltó a un lado, esquivando por poco la guadaña, y cayendo al suelo. Había salvado la embestida...

...pero la guadaña no se detuvo al sobrepasarla.

Girando ciento ochenta grados, la afilada herramienta macabra volvió hacia su dueño, fijando a la poni de tierra en su trayectoria de vuelta.

-¡SLOW!

Macdolia no tuvo más remedio que usar el poder del reloj para poder reaccionar a tiempo.

Sim embargo, algo anómalo sucedió. Aunque gracias al reloj había conseguido ralentizar el tiempo otras veces, aquella vez era distinta. La yegua lo veía todo en blanco y negro.

Su mente empezó a trabajar a toda velocidad.

-Mis técnicas temporales si parecen afectarle, pero no son ofensivas; sigo careciendo de un arma que le pueda hacer frente... pero ¿y si...?

Aprovechándose de aquella situación, Macdolia se incorporó y corrió hacia la guadaña, que seguía en lento movimiento y la enganchó con la cadena del reloj.

"Me juego el todo por el todo"

-¡HASTE!

La sensación de verlo todo en blanco y negro desapareció y la habitación pasó de moverse increíblemente despacio a moverse muy deprisa. Cuando la guadaña siguió su trayectoria en pos de volver con su dueño, Macdolia dio un fuerte tirón de la cadena.

-¡¿COM...?!

La Muerte no se esperó que sucediesen dos cosas: en primer lugar, que aquella yegua supiese manipular el tiempo, como algunos Belmont habían conseguido gracias a un reloj sagrado que lo detenía momentáneamente; y en segundo lugar, que su fiel guadaña se desviase en el momento en el que volvía a su huesuda mano... y la cercenase a la altura de la cintura.

La guadaña salió de la habitación y fue a estrellarse contra la torre del reloj, rompiendo la acristalada esfera y chocando contra la gran campana de detrás. El tañido retumbó en todo el castillo.

Pero la yegua no había terminado.

Con un potente grito, reunió toda la fuerza que le era posible para estirar de nuevo la cadena del reloj. La sacudida la trajo de vuelta, junto a la macabra arma que sin duda había segado numerosas vidas en el pasado...

Y que ahora fue a incrustarse en la nuca del cráneo de la Muerte.

-¿Lo he conseguido?

Macdolia cayó al suelo. Usar la fuerza del reloj la consumía demasiado; la yegua empezó a jadear.

La Muerte se quedó estática en el aire, partida completamente en dos y con aquella guadaña atravesándole su calavera...

Y súbitamente empezó a reír.

-¡JAJAJAJA! ¡ASOMBROSO! ¡SUBLIME! ¿QUIEN IBA A DECIR QUE UN EQUINO INSIGNIFICANTE ME HARÍA ESTO? ¡PERO AHORA VERÁS MI VERDADERO PODER!

Alzando sus brazos, su parte inferior se consumió y la superior empezó a brillar con fuerza. El birrete dorado saltó por los aires, la túnica purpúrea se tiño de rojo sangre y en su interior empezó a emitir una corriente similar a una gran cantidad de electricidad. Con uno de sus brazos, se arrancó la guadaña del cráneo y sus cuencas oculares brillaron con mas intensidad, como si ardiesen.

-No puede ser...

Macdolia miraba consternada aquella transformación. Las bestias sagradas se arremolinaron junto a ella. Ahora que ya no tenían que encargarse de las hoces, las cuales habían cesado de aparecer, protegerían a su amiga a cualquier precio.

Pero la yegua se encontraba muy cansada. Le faltaba el aliento para ponerse de pie. Aquella lucha estaba totalmente desigualada.

Y entonces hubo un resplandor.

A pesar de que Macdolia no había manipulado el tiempo de ninguna forma, todo pareció ir más despacio en aquellos segundos.

La yegua abrió la boca, sorprendida.

Las bestias contemplaron lo ocurrido con asombro.

La Muerte no entendía lo que acababa de ocurrir... y porque en un segundo estaba partida en dos... esta vez verticalmente.

Como si de una sombra se tratase, aquella siniestra figura que había causado tanta muerte, como su propio nombre indicaba, se torno negra como la noche y se consumió.

Y tras ella, una figura equina, la misma figura encapuchada que Macdolia había visto en oscura sala de columnas, hizo desaparecer una enorme espada con tono azulado con la que había cortado a la Muerte si que esta reparase en su presencia.

Antes de que Macdolia pudiese decir nada, la figura corrió hacia uno de los extremos del pasillo y saltó al vacío. Para cuando la yegua se asomó, ya no había nadie allí.


-Mi Señor... Laura ha caído... y vuestro fiel servidor también.

Una figura se recostaba en un enorme trono mientras saboreaba el enrojecido contenido de una copa de cristal.

-Ya veo... Mis seguidores me han fallado.

Carmilla hizo una reverencia.

-Dejad que me ocupe de ellos, mi Señor. No me supondrán ningún problema.

La figura se incorporó.

-¿No me has oído? He dicho "mis seguidores".

Carmilla retrocedió unos pasos.

-Claro... Os referís a Laura y la Muerte, ¿no es así?

Antes de que pudiese reaccionar, su interlocutor ya no estaba delante de la poni vampiro, sino que se había situado a su espalda. Ningún movimiento le evitó que una rápida sacudida similar a una estocada la atravesase de lado a lado.

-¿Por... por...qué?

Carmilla cayó al suelo, herida en un costado.

-Dejaste escapar a la unicornio, no destruiste aquello que te confié y además, tu subordinada a caído en combate. Es momento de que afrontes tu responsabilidad.

Los ojos del interlocutor brillaron... y cinco bolas de fuego se abalanzaron sobre la poni vampiro, que no pudo sino arder mientras gritaba y balbuceaba unas palabras incomprensibles.

Aquel ser volvió a su trono y se recostó en él.

-Sea pues. Ya que desean una audiencia con el señor del castillo, no les haré esperar más. Es hora de que conozca de primera mano a las criaturas a las que pronto sumiré en la más profunda oscuridad...
Siento si este capítulo es algo mas siniestro, pero es lo que ocurre cuando se trata de enfrentarse a seres de la oscuridad. Espero tener el último antes de lo que tardé en sacar este. Pienso esforzarme, Pinkie Promise :3
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por Volgrand » 27 Ene 2015, 18:46

Me ha gustado muchísimo el combate de Aitana, ya que representas muy bien el tipo de pensamiento lateral que usa esta cuando combate contra enemigos poderosos: mantenerse enfocada en el verdadero objetivo y enemigo y no salirse del mismo. Molto benne, sí señor!

¿Y quién diantres es ese misterioso equino que ha salvado a Macdolia?

Un honor que escribas con mis personajes, amigo :)

------Siguiente mensaje escrito en: 27 Ene 2015, 18:46 . Beep!------

Me ha gustado muchísimo el combate de Aitana, ya que representas muy bien el tipo de pensamiento lateral que usa esta cuando combate contra enemigos poderosos: mantenerse enfocada en el verdadero objetivo y enemigo y no salirse del mismo. Molto benne, sí señor!

¿Y quién diantres es ese misterioso equino que ha salvado a Macdolia?

Un honor que escribas con mis personajes, amigo :)
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Re: Castlemania: Pony of Shadows[Aventura][Dark][Crossover]

Mensaje por McDohl » 27 Ene 2015, 18:51

Gracias por el comentario Volgrand! La verdad es que sacar las luchas es dificil, pero siempre hay una ligera pizca entre satisfacción cuando la terminas e incertidumbre por si te ha quedado creible y no demasiado OP :sisi2:

Pues... la duda se resolverá en el último episodio. No será un cabo suelto, lo anuncio ya :sisi1:
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