Spoiler:
Luz.- Parte Dos.
Recuerdos…
Aun recuerdo mi primer encuentro con Antares, recuerdo su tamaño que ya era impresionante en aquel entonces, capaz de aplastarnos sin problemas con una sola de sus descomunales garras, sus escamas rojo brillantes en todo su cuerpo excepto en el pecho, donde eran doradas al igual que sus dos largos cuernos y la cresta y púas que le recorrían toda la espalda hasta llegar a la cola, que terminaba en dos esferas de hueso recubiertas de púas cortas.
Nos miraba penetrantemente, como si buscara algo dentro de nosotras. Traté de mantenerme firme entre él y Luna pero la batalla con Discord me había dejado débil tanto física como mentalmente.
-¿Quiénes y que rayos son ustedes?- Nos volvió a preguntar.
Miré a Luna, tratando de decidir cuál era el mejor curso de acción a seguir. Mi hermanita no se encontraba en mejores condiciones que las mías y su mirada me indicó que estaba tan perdida como yo.
El dragón comenzó a acercársenos rápidamente, el cuello extendido y paralelo al suelo, los ojos entrecerrados y con movimientos similares a los de un gato que asecha a su presa.
-¡Alto ahí!- le grité –No te acerques mas o…
-¿O qué?- Me interrumpió –Tienes cinco segundos para contestar o las cocinaré vivas a las dos.
La amenaza de ser quemada realmente no significaba nada para mí, pero definitivamente Luna no podría resistir ninguna clase de fuego en el estado en el que se encontraba. Decidí responderle al dragón.
-Yo soy Celestia, ella es mi hermana menor Luna, eso responde a tu primera pregunta. Respecto a la segunda no se a que te refieres.
Antares bufó y comenzó a caminar en círculos alrededor de nosotras.
-A lo que me refiero es que son diferentes a cualquier cosa que haya visto, y he visto mucho: ponies, grifos, lobos, bisontes, windigos, diamond dogs. ¿Qué son?, ¿otro monstruo creado por Discord?
Eso me enfureció y reavivó las llamas de mi orgullo destrozado.
-¿Cómo te atreves?, ¡nosotras venimos a derrotar a Discord y librar a los mortales de su tiranía!
El dragón parpadeó incrédulo y después se burló de nosotras abiertamente con largas carcajadas.
-¿Derrotar a Discord?, ¿Dos potras como ustedes?, ya veo lo bien que resultó.
Su tono se volvió más serio repentinamente.
-¿Y de donde han “venido”?
Luna se movió a un lado mío y se apoyó en mí.
-No tenemos porque responderte nada, bestia.- le dijo.
El dragón bufó, después se dio vuelta y comenzó a revisar el área, como si buscara algo. Yo miré a Luna y me disponía a dar un paso cuando él habló de nuevo, sin mirarnos.
-Muévanse y lo lamentaran.
Me sorprendió que notara mi pequeño movimiento aun cuando obviamente su atención estaba centrada en otra cosa. Finalmente se detuvo, levantó un viejo tronco seco y mientras lo giraba entre una de sus garras la otra se calentó hasta quedar al rojo vivo. Utilizó una de su uñas para escribir sobre el tronco y luego lo quemó con llamas de su boca, las cenizas esparciéndose en el viento.
Varios minutos después sucedió algo que me sorprendió: Antares levantó su labio superior izquierdo y dejó escapar una voluta de humo que se materializó en forma de un muy maltratado trozo de pergamino. El dragón lo sostuvo muy cerca de sus ojos, refunfuñando. Jamás había visto magia de ese tipo y la curiosidad me venció.
-¿Cómo hiciste eso?- le pregunté
Continuó leyendo sin mirarme.
-Solo los dragones de mi familia pueden hacerlo, niña. Bien, parece que Sharp Steel quiere verlas.
Miré a Luna, que se lamió los labios y trató de extender las alas.
-Necesitamos un lugar donde descansar y pensar que es lo que vamos a hacer a continuación.- Me dijo.
-El se presentó como “el amigo de los ponies”- Terminé yo y ambas asentimos.
-Muy bien Antares, iremos contigo.
El dragón se encogió de hombros.
-No les estaba preguntando si vendrían. En fin, andando que el camino es largo.
Me acerqué extrañada.
-¿No vamos a volar?
-No si no quieres llamar la atención de Discord, tal vez decida regresar a terminar lo que empezó, sobre todo si yo estoy con ustedes.
Iniciamos el viaje y avanzamos penosa y lentamente por el bizarro paisaje. Antares se movía despacio no por consideración a nuestro estado, sino porque analizaba el terreno con sumo cuidado, en más de una ocasión tuvimos que retroceder sobre nuestros pasos para sortear algún obstáculo que de acuerdo al dragón no se encontraba ahí unas horas antes.
Llegamos a un campo lleno de rocas blancas y rápidamente me di cuenta que eran ruinas de una gran ciudad, al preguntarle a nuestro guía este simplemente se encogió de hombros de nuevo.
-Es lo que queda de Estratopolis, Discord disolvió las nubes, más de quinientos metros de caída libre, no fue agradable.
Miré el campo lleno de escombros, restos de columnas, dinteles y estatuas cubiertos de hiedras, algunos flotando a escasos centímetros del suelo.
-¿Qué sucedió con los habitantes?- pregunté.
-La mayoría murió, ¿Qué mas esperabas cuando los cimientos de una ciudad flotante desaparecen repentinamente?, solo sobrevivieron los que estaban fuera de los edificios, que eran muy pocos.
Avanzamos por horas, aquí y allá viendo cosas extrañas y bizarras. Finalmente escalamos una colina compuesta en su mayor parte por almohadas rellenas de piedras. Desde la cima vi por primera vez a los ponies. Tan parecidos pero diferentes a nosotras, rápidamente identifique a los tres grupos que había sentido antes. Sin embargo lo que más me impactó fue su aspecto: abatidos, la mirada vacía y sin esperanza, cubiertos de suciedad y desnutridos, inmediatamente mi odio hacia Discord se encendió de nuevo al mismo tiempo que las ganas de llorar.
Estaban en un campo abierto, había unas veinte o treinta chozas pequeñas hechas con escombros y materiales de desecho. A las afueras del campamento había un trozo de tierra arado donde crecían unas cuantas plantas raquíticas.
Seguimos a Antares, los ponies dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron a nosotros observándonos fijamente y rápidamente se formó alrededor un círculo que murmuraba y nos señalaba con asombro.
Llegamos a la choza más grande donde ya nos estaban esperando tres ponies. Había un joven pegaso de pelaje y ojos cafés y de crin negra, cutie mark un nube pequeña, junto a él estaba un unicornio mayor, de pelaje gris y crin y ojos azul hielo, su cutie mark una espada. Junto a ellos se encontraba una unicornio anciana de color crema y crin ya gris pero aun con unos cuantos mechones rosas y unos ojos verdes muy vivaces, su cutie mark un libro abierto.
El unicornio gris inclinó su cabeza a Antares y este se dio vuelta.
-Muy bien, todos tienen mejores cosas que hacer. No quiero atrapar a nadie tratando de espiar o lo mandaré a recolectar zarzas.
Esto fue suficiente para que el resto de los ponies se alejara apresuradamente, aunque aun nos miraban de reojo constantemente y nos señalaban sin cesar. Sin decir una sola palabra los tres ponies abrieron la puerta de la choza, que era básicamente un trozo de madera que obviamente había pertenecido a una pieza mucho más grande. Con un movimiento de la cabeza el unicornio gris nos indicó que entráramos, miré a Luna y esta se encogió de hombros, decidí entrar en la choza.
Adentro había un montón de paja, una mesa que era el trozo faltante de la puerta apoyada sobre cuatro rocas, una vieja armadura arrumbada en un rincón y una vasija rota donde había almacenado heno seco. Hubo un pequeño estremecimiento, una parte del techo fue removido y Antares asomó uno de sus enormes ojos por la abertura.
Luna y yo entramos un poco asustadas, tras de nosotras entraron los tres ponies y cerraron la puerta, dejando la choza bastante oscura. Los tres ponies se sentaron a la mesa enfrente de nosotras. Yo me sentía muy nerviosa, siguiendo el consejo de nuestros padres y pensando que solo descenderíamos, derrotaríamos a Discord y regresaríamos a nuestro hogar nunca pensé en hablar con los ponies por más curiosidad que esto me despertara.
Mi pensamiento fue interrumpido cuando el unicornio gris habló repentinamente.
-Antares, ¿Por qué no dijiste nada respecto a su aspecto?
-Les dije que eran raras- Contestó el dragón.
El unicornio se llevó una pezuña a la sien, fue el turno de la unicornio anciana de hablar.
-¿Has leído los textos sagrados, Antares?
-Si estuvieran escritos en algo lo suficientemente grande para poder leerlo sin quedarme ciego ya lo hubiera hecho desde hace siglos.
Esa parte de la conversación me dio una pista de porque nuestro aspecto pareció impresionarlos tanto, tal vez no sabían quienes éramos, pero sin dudas conocían de alguna forma a nuestros padres, y aunque Luna y yo no somos tan majestuosas como lo son ellos tenemos cierto parecido. Trate de sonreírles y explicar nuestra situación.
-Creo que entiendo lo que está pasando aquí, permítanos presentarnos: Ella es mi hermana Luna y yo soy Celestia, fuimos enviadas para detener a Discord por nuestros padres, Imperator…
Fui interrumpida por un fuerte golpe que dio el pegaso en la mesa con una de sus pezuñas.
-No pronunciamos los nombres de los titanes en voz alta, es un sacrilegio y una falta de respeto. Si quieren referirse a los creadores de los ponies deberán nombrarlos como Emperador de las Estrellas y Madre de la Luz.
Me recuperé del susto y continué hablando.
-Bien, como les decía. Fuimos enviadas por… ¿los titanes?, a derrotar a Discord y aliviar el sufrimiento de los mortales.
Dije las palabras con orgullo, pero la realidad de la situación me golpeó de nuevo. Esa era nuestra misión, pero habíamos sido humillantemente derrotadas y ahora los mortales a quienes habíamos venido a salvar nos miraban con recelo. Antares volvió a hablar.
-Para mí son mas de esas asquerosas quimeras que Discord crea cuando está aburrido. Tomó algunos pobres ponies y los mezcló todos, y esa historia me recuerda demasiado a Bright Day.
Luna lo interrumpió.
-¿Bright Day?
Fue la unicornio vieja quien le respondió.
-Hace diez años un joven pegaso apareció con una espada mágica que repelía la magia de Discord, convenció a una gran cantidad de ponies de seguirlo y revelarse. Resultó ser un cuerpo sin vida que Discord animó con algún tipo de magia retorcida, los ponies que lo siguieron regresaron a los pocos meses, pero todos estaban… ‘grises’.
Antares habló de nuevo.
-Así que es simple, toma unos cuantos ponies, los mezcla, los golpea un poco para que parezca que realmente lo enfrentaron y deja que los encontremos para repetir el truco de nuevo.
Nuevamente me sentí enormemente ofendida ante el atrevimiento del dragón de pensar que éramos parte de algún plan o creación de Discord y me levanté golpeando de manera violenta la mesa.
-¡Maldito reptil irrespetuoso!, ¿Cómo te atreves a…?
Solo pude notar una serie de rápidos movimientos y cuando me di cuenta el pegaso había extraído una pequeña lanza de algún lugar debajo de la mesa y me apuntaba con ella al pecho, el cuerno del unicornio brillaba y aunque no podía moverme vi en el reflejo de los ojos de Luna que había una espada flotando a escasos centímetros de mi nuca. Luna tampoco estaba libre, sentí una gran acumulación de magia en el cuerno de la unicornio, aunque este no brillaba, el cual apuntaba directamente a mi hermana. Fue la unicornio anciana quien habló de nuevo.
-Bien, bien, no nos pongamos agresivos innecesariamente. Antares, sabes que a Discord le aburre repetir sus ‘bromas’, además de que no veo malicia en los ojos de estas potrillas. ¿Así que porque no nos tranquilizamos y presentamos?
Señaló al pegaso.
-Él es Dark Cloud, es un poco impulsivo pero buen potro.
Siguió con el unicornio gris.
-El es Sharp Steel…
-Rey de Equestria- Interrumpió Dark Cloud, lo cual provocó un gruñido por parte del unicornio y una risita por parte de Antares, la unicornio continuó.
-Claro claro, rey de Equestria, yo soy Little Light. ¿Celestia y Luna verdad?, ¿realmente fueron enviadas por los titanes?, tenemos muchas preguntas.
Sharp Steel se sentó de nuevo y retiró su espada de mi nuca, Dark Cloud tardó un poco más en regresar a su posición. Sharp Steel continúo hablando.
-Sí, tenemos muchas preguntas, ¿Qué es Discord?, ¿Por qué hace esto?
Dark Cloud lo interrumpió.
-Sé que es pecado cuestionar la sabiduría de los titanes, pero ¿Por qué tardaron tantos años en hacer algo?, ¿Por qué nos abandonaron y dejaron que sufriéramos de ese modo?
-Discord es el caos encarnado- contesté –Respecto a porque hace esto, no sé muy bien, pero aparentemente disfruta con el sufrimiento de otros. No sé muy bien de donde vino. La primera vez que lo vimos fue hace muchos siglos cuando era mucho más poderoso y terrible, hubo una batalla entre él y los creadores, le arrancaron la mayor parte de su poder y lo encerraron en algún lugar del mundo. Respecto a lo último ellos esperaban que los mortales pudieran manejarlo sin necesidad de ayuda.
Antares bufó.
-Si claro, como si el viejo Starswirl o Clover siguieran aquí, solo quedó yo y no soy de mucha ayuda.
Por primera vez noté algo diferente en la mirada del dragón que burla o desconfianza: frustración y nostalgia. Además de que Luna pareció reaccionar a uno de los nombres.
Little Light asintió.
-Creo que eso es suficiente por ahora, veo que están cansadas y necesitan reponerse de sus heridas, ¿Por qué no se quedan conmigo y luego vemos que hacer?
-¿Estás segura?-le preguntó Sharp Steel.
-Obsérvalas bien, ¿Te parece que van a dañar a alguien?
Suspiré y miré de nuevo a Luna, ciertamente nuestro aspecto en ese momento no era de lo más intimidante. Los otros dos ponies asintieron lentamente y Little light sonrió.
-Perfecto, vengan pequeñas.
Me sentí un poco incomoda al ser llamada pequeña, pero supuse que al ser ella bastante mayor y Luna yo vernos jóvenes no podía evitarlo. Entonces Luna recordó un punto muy importante y miró a Antares.
-Hay algo mas, el… creador de los dragones dijo que si en un año mi hermana y yo no derrotábamos a Discord el enviaría a uno de sus hijos a comandar a los dragones en una guerra santa.
Antares gruñó y comenzó a recitar.
-“Escucha atento, hijo del fuego y de la gloria, cuando los sabios ancianos convoquen a una guerra santa por mandato divino acude gozoso y libera tu furia contra tus enemigos, que no te importe nada: golpea, rasga, corta, muerde y sobretodo quema, no te detengas hasta que el suave abrazo de la gloriosa muerte en batalla llegue a ti o lo único que quede de tus enemigos sean sus cenizas en un paisaje carbonizado.” Una guerra santa es un verdadero problema, podrían reunir hasta cien dragones que fácilmente quemarían todo lo que hay desde el trono de Discord hasta los lagos salados del este. ¿Cómo se supone que vamos a saber cuándo ha pasado un año?
-¿Qué?- preguntó Luna -¿No pueden medir el paso del tiempo?
Little Light intervino.
-Mi niña, ni siquiera sabemos si es de día o de noche, de todas las pobres almas atrapadas en las tierras del caos solo Antares ha visto alguna vez el sol o la luna y solo sabemos que probablemente han pasado siglos desde la aparición de Discord pero no sabemos cuántos.
Luna me miró un poco confundida, ambas cerramos los ojos y tanteamos el éter en busca de nuestros astros. Jamás me había costado tanto trabajo encontrar el sol y comprendí porque los ponies habían perdido conexión con él, finalmente lo sentí, lejano pero acercándose.
-Deben de faltar unas dos o tres horas para el amanecer.
Luna asintió confirmando mi idea. Antares volvió a su antigua forma de ser.
-Fantástico, si no derrotan a Discord por lo menos tenemos dos relojes.
Antes de que pudiera responderle sentí como la magia de Little Light me empujaba suavemente fuera de la choza.
-Bueno, bueno. suficiente charla, las niñas tienen que descansar.
Nos sacó rápidamente de la choza y nos condujo a través del campamento hasta una choza más pequeña que en la que habíamos estado antes. Abrió con trabajos la pequeña puerta y Luna y yo tuvimos que agacharnos para poder entrar. El interior era aun más austero que el de la choza anterior y solo había un montón de paja y una vasija rota medio llena de heno. Me llenó de curiosidad el hecho de que a diferencia de la otra esta tuviera piso de piedra.
Little Light tomó el montón de paja y lo dividió en tres.
-Bueno, una cómoda cama para las señoritas, ¿ahora porque no vamos a todas a dormir?
Luna y yo miramos desconfiadas los pequeños montículos los cuales estábamos seguras no nos protegerían mucho de la fría y dura roca. Luna suspiró y como pudo se acostó sobre su montón. Yo le sonreí a Little Light.
-Yo me quedare despierta un poco más para asegurarme que el sol siga su órbita.
Los ojos de la vieja unicornio se abrieron enormemente y se iluminaron
-¿Cómo?, ¿Entonces es verdad lo que Antares nos dijo?, ¿los unicornios pueden mover el sol y la luna?, necesitas hablarme más de eso después, cuando despierte.
Se recostó y no tardó mucho en dormirse, aunque Luna tenía los ojos cerrados supe que no podía conciliar el sueño y asumí que lo mejor sería dejarla descansar. Yo por mi parte me asomé por una de las aberturas de las paredes y pude observar a los ponies que se preparaban para dormir también.
Me pareció extraño que fueran a dormir cuando el amanecer estaba cerca, mire al cielo y noté que seguía igual que cuando Luna y yo llegamos y recordé las palabras de Little Light. Desde la llegada de Discord, hacia quinientos años, nadie más que Antares había visto el sol o la luna. Desde entonces las vidas de los ponies y de cualquier otro ser que viviera en “las tierras del caos” habían sido tal y como yo estaba viviendo en ese momento.
Puse al sol en la posición correcta y me eché sobre mi pequeño montón, tal como lo había sospechado no servía de mucho, pero era mejor que nada. A pesar de mis preocupaciones y lo incomodo de la cama el cansancio me venció y cerré los ojos.
Al abrirlos me encontré sola en la choza, me levanté lo más rápido que pude y al salir vi a Little Light sentada y utilizando su magia para separar unas hierbas secas en dos montones, antes de que pudiera decir algo ella me habló sin mirarme.
-Para tener tantas dudas acerca de tu cama debiste encontrarla bastante cómoda, dormiste por horas.
Di un par de pasos para atrás.
-Yo… yo no dije nada de la cama.
Finalmente me miró y me sonrió.
-Pero viste con malos ojos el montón y estas avergonzada, ¿cierto?
Me sorprendió que una mortal pudiera leerme con tanta facilidad, traté de sentir si estaba utilizando algún tipo de magia pero no fue así. La anciana se levantó lentamente y caminó hacia la choza.
-Tu hermana aun tenía unos cuantos golpes muy feos, así que la mandé a visitar a Last Wind. Sígueme, tengo algo que mostrarte.
La seguí intrigada y un poco impaciente de regreso al interior de la choza. Utilizando su magia movió la vasija rota, después levantó una piedra del piso, más delgada de lo que se veía originalmente.
Me mostró una pequeña escalera que daba acceso a una habitación completamente oscura debajo del piso de piedra. Descendió por ella lentamente indicándome con su cabeza que la siguiera.
Mi paciencia se encontraba al límite, era necesario que encontrara a Luna y cuanto antes buscáramos a Discord de nuevo, sin embargo la seguí y baje por la escalera con muchos problemas. Su cuerno se iluminó y produjo una pequeña llama que utilizó para encender una antorcha. Mis ojos se abrieron de par en par. El lugar era enorme, mucho más grande que la cabaña en la que nos habían interrogado al llegar al campamento, y estaba llena de libros, decenas y decenas de libros en las paredes, en improvisadas estanterías o simplemente apilados en el piso.
Escuché un ruido suave y para mi mayor sorpresa un ave de hermoso plumaje rojo y anaranjado brillante voló desde atrás de una estantería, revoloteó un par de veces alrededor mío y se posó en mi lomo, encajándome un poco sus garras.
-Bien, parece que le agradas– dijo Little Light –Su nombre es Philomena, ha estado en mi familia por generaciones, literalmente, es un fénix. Pero no te dejes engañar por su apariencia de niña buena, tiene un sentido del humor bastante peculiar.
Observé intrigada los libros, olvidándome un poco del enorme pájaro en mi espalda.
-¿De dónde salieron estos?, ¿los escribieron aquí? creí que ya no quedaba nada del periodo antes de la llegada de Discord.
Little Light Empezó a moverse entre los libros, seleccionando.
-Mi familia se ha dedicado desde siempre a buscar entre las ruinas, rescatando cualquier cosa que pueda ser útil. Obviamente nos enfocamos más en los libros. Los Lulamoon somos descendientes de los consejeros arcanos del último rey de Equestria, quienes a su vez eran descendientes de Starswirl el barbado y Clover el astuto. Listo, creo que con estos son suficientes para empezar.
-¿Qué son estos?- pregunté mientras le ayudaba con la gran cantidad de libros.
-Libros de magia por supuesto. Se nota que tienes facilidad niña, estoy segura que podrás aprender una cosa o dos de estos vejestorios.
Sonreí y comencé a leerlos, mi primera impresión fue que Little Light me estaba proporcionando las herramientas para derrotar a Discord, hechizos poderosos creados por grandes unicornios magos del pasado. Sin embargo mientras leía los libros mi impaciencia regresó más fuerte que antes.
Eran hechizos comunes, control del clima en regiones pequeñas, acelerar el desarrollo de las plantas, solo una pérdida de tiempo.
-Estos hechizos no sirven, son demasiado simples.
-¿Sabes conjurarlos?- me preguntó la anciana.
-No, pero…
-Entonces sigue estudiando.
Derrumbé la torre de libros con mi pezuña y me levanté rápidamente, asustando al fénix que seguía en mi espalda.
-¿Qué tontería es esta?- grité- ¿Acaso no escuchaste ayer?, ¡tenemos poco tiempo para derrotar a Discord!, ¡Luna y yo deberíamos estar afuera en este momento, desafiándolo!
-Y supongo que mientras estabas dormida encontraste lo que te hace falta para vencerlo.
Apreté mi mandíbula, estaba a punto de gritar de nuevo pero Little Light no me dejó continuar.
-No lo sabes, ¿verdad?, aun no sabes cómo van a derrotar a Discord. No lo encontraras en ningún libro que exista en el mundo, si así fuera ya lo hubiéramos hecho yo o cualquier miembro de mi familia, pero tengo la confianza de que tú y tu hermana lo descubrirán. Sin embargo todos los que viven en el campamento tienen que hacer algo para ayudar a la supervivencia y mientras tú y Luna descubren el secreto van a ayudar como todos los ponies.
-Tienes mucha magia dentro de ti, más magia que cien dragones juntos. Pero tener tanta magia no es un privilegio, es una responsabilidad. El deber de un unicornio es utilizar su magia para ayudar a los ponies.
Tomó un de los libros y me lo puso enfrente de nuevo.
-Starswirl una vez dijo: “Al final del día que le sirve mas a un unicornio ¿un hechizo que le permita dividir una montaña y vencer a sus enemigos o uno que le permita partir el pan y compartirlo con sus amigos?” la chispa de la magia, ya sea pequeña como en mi caso o grande como en mis antepasados, es el don más grande que puede recibir un unicornio, pero solo porque le permite ser de utilidad a sus hermanos ponies.
Miré de nuevo el hechizo frente a mí, como fertilizar el suelo. Recordé la cosecha raquítica, el heno seco almacenado y los ponies desnutridos. Suspiré y comencé a repasar las runas del hechizo.
Recuerdos…
Aun recuerdo mi primer encuentro con Antares, recuerdo su tamaño que ya era impresionante en aquel entonces, capaz de aplastarnos sin problemas con una sola de sus descomunales garras, sus escamas rojo brillantes en todo su cuerpo excepto en el pecho, donde eran doradas al igual que sus dos largos cuernos y la cresta y púas que le recorrían toda la espalda hasta llegar a la cola, que terminaba en dos esferas de hueso recubiertas de púas cortas.
Nos miraba penetrantemente, como si buscara algo dentro de nosotras. Traté de mantenerme firme entre él y Luna pero la batalla con Discord me había dejado débil tanto física como mentalmente.
-¿Quiénes y que rayos son ustedes?- Nos volvió a preguntar.
Miré a Luna, tratando de decidir cuál era el mejor curso de acción a seguir. Mi hermanita no se encontraba en mejores condiciones que las mías y su mirada me indicó que estaba tan perdida como yo.
El dragón comenzó a acercársenos rápidamente, el cuello extendido y paralelo al suelo, los ojos entrecerrados y con movimientos similares a los de un gato que asecha a su presa.
-¡Alto ahí!- le grité –No te acerques mas o…
-¿O qué?- Me interrumpió –Tienes cinco segundos para contestar o las cocinaré vivas a las dos.
La amenaza de ser quemada realmente no significaba nada para mí, pero definitivamente Luna no podría resistir ninguna clase de fuego en el estado en el que se encontraba. Decidí responderle al dragón.
-Yo soy Celestia, ella es mi hermana menor Luna, eso responde a tu primera pregunta. Respecto a la segunda no se a que te refieres.
Antares bufó y comenzó a caminar en círculos alrededor de nosotras.
-A lo que me refiero es que son diferentes a cualquier cosa que haya visto, y he visto mucho: ponies, grifos, lobos, bisontes, windigos, diamond dogs. ¿Qué son?, ¿otro monstruo creado por Discord?
Eso me enfureció y reavivó las llamas de mi orgullo destrozado.
-¿Cómo te atreves?, ¡nosotras venimos a derrotar a Discord y librar a los mortales de su tiranía!
El dragón parpadeó incrédulo y después se burló de nosotras abiertamente con largas carcajadas.
-¿Derrotar a Discord?, ¿Dos potras como ustedes?, ya veo lo bien que resultó.
Su tono se volvió más serio repentinamente.
-¿Y de donde han “venido”?
Luna se movió a un lado mío y se apoyó en mí.
-No tenemos porque responderte nada, bestia.- le dijo.
El dragón bufó, después se dio vuelta y comenzó a revisar el área, como si buscara algo. Yo miré a Luna y me disponía a dar un paso cuando él habló de nuevo, sin mirarnos.
-Muévanse y lo lamentaran.
Me sorprendió que notara mi pequeño movimiento aun cuando obviamente su atención estaba centrada en otra cosa. Finalmente se detuvo, levantó un viejo tronco seco y mientras lo giraba entre una de sus garras la otra se calentó hasta quedar al rojo vivo. Utilizó una de su uñas para escribir sobre el tronco y luego lo quemó con llamas de su boca, las cenizas esparciéndose en el viento.
Varios minutos después sucedió algo que me sorprendió: Antares levantó su labio superior izquierdo y dejó escapar una voluta de humo que se materializó en forma de un muy maltratado trozo de pergamino. El dragón lo sostuvo muy cerca de sus ojos, refunfuñando. Jamás había visto magia de ese tipo y la curiosidad me venció.
-¿Cómo hiciste eso?- le pregunté
Continuó leyendo sin mirarme.
-Solo los dragones de mi familia pueden hacerlo, niña. Bien, parece que Sharp Steel quiere verlas.
Miré a Luna, que se lamió los labios y trató de extender las alas.
-Necesitamos un lugar donde descansar y pensar que es lo que vamos a hacer a continuación.- Me dijo.
-El se presentó como “el amigo de los ponies”- Terminé yo y ambas asentimos.
-Muy bien Antares, iremos contigo.
El dragón se encogió de hombros.
-No les estaba preguntando si vendrían. En fin, andando que el camino es largo.
Me acerqué extrañada.
-¿No vamos a volar?
-No si no quieres llamar la atención de Discord, tal vez decida regresar a terminar lo que empezó, sobre todo si yo estoy con ustedes.
Iniciamos el viaje y avanzamos penosa y lentamente por el bizarro paisaje. Antares se movía despacio no por consideración a nuestro estado, sino porque analizaba el terreno con sumo cuidado, en más de una ocasión tuvimos que retroceder sobre nuestros pasos para sortear algún obstáculo que de acuerdo al dragón no se encontraba ahí unas horas antes.
Llegamos a un campo lleno de rocas blancas y rápidamente me di cuenta que eran ruinas de una gran ciudad, al preguntarle a nuestro guía este simplemente se encogió de hombros de nuevo.
-Es lo que queda de Estratopolis, Discord disolvió las nubes, más de quinientos metros de caída libre, no fue agradable.
Miré el campo lleno de escombros, restos de columnas, dinteles y estatuas cubiertos de hiedras, algunos flotando a escasos centímetros del suelo.
-¿Qué sucedió con los habitantes?- pregunté.
-La mayoría murió, ¿Qué mas esperabas cuando los cimientos de una ciudad flotante desaparecen repentinamente?, solo sobrevivieron los que estaban fuera de los edificios, que eran muy pocos.
Avanzamos por horas, aquí y allá viendo cosas extrañas y bizarras. Finalmente escalamos una colina compuesta en su mayor parte por almohadas rellenas de piedras. Desde la cima vi por primera vez a los ponies. Tan parecidos pero diferentes a nosotras, rápidamente identifique a los tres grupos que había sentido antes. Sin embargo lo que más me impactó fue su aspecto: abatidos, la mirada vacía y sin esperanza, cubiertos de suciedad y desnutridos, inmediatamente mi odio hacia Discord se encendió de nuevo al mismo tiempo que las ganas de llorar.
Estaban en un campo abierto, había unas veinte o treinta chozas pequeñas hechas con escombros y materiales de desecho. A las afueras del campamento había un trozo de tierra arado donde crecían unas cuantas plantas raquíticas.
Seguimos a Antares, los ponies dejaron lo que estaban haciendo y se acercaron a nosotros observándonos fijamente y rápidamente se formó alrededor un círculo que murmuraba y nos señalaba con asombro.
Llegamos a la choza más grande donde ya nos estaban esperando tres ponies. Había un joven pegaso de pelaje y ojos cafés y de crin negra, cutie mark un nube pequeña, junto a él estaba un unicornio mayor, de pelaje gris y crin y ojos azul hielo, su cutie mark una espada. Junto a ellos se encontraba una unicornio anciana de color crema y crin ya gris pero aun con unos cuantos mechones rosas y unos ojos verdes muy vivaces, su cutie mark un libro abierto.
El unicornio gris inclinó su cabeza a Antares y este se dio vuelta.
-Muy bien, todos tienen mejores cosas que hacer. No quiero atrapar a nadie tratando de espiar o lo mandaré a recolectar zarzas.
Esto fue suficiente para que el resto de los ponies se alejara apresuradamente, aunque aun nos miraban de reojo constantemente y nos señalaban sin cesar. Sin decir una sola palabra los tres ponies abrieron la puerta de la choza, que era básicamente un trozo de madera que obviamente había pertenecido a una pieza mucho más grande. Con un movimiento de la cabeza el unicornio gris nos indicó que entráramos, miré a Luna y esta se encogió de hombros, decidí entrar en la choza.
Adentro había un montón de paja, una mesa que era el trozo faltante de la puerta apoyada sobre cuatro rocas, una vieja armadura arrumbada en un rincón y una vasija rota donde había almacenado heno seco. Hubo un pequeño estremecimiento, una parte del techo fue removido y Antares asomó uno de sus enormes ojos por la abertura.
Luna y yo entramos un poco asustadas, tras de nosotras entraron los tres ponies y cerraron la puerta, dejando la choza bastante oscura. Los tres ponies se sentaron a la mesa enfrente de nosotras. Yo me sentía muy nerviosa, siguiendo el consejo de nuestros padres y pensando que solo descenderíamos, derrotaríamos a Discord y regresaríamos a nuestro hogar nunca pensé en hablar con los ponies por más curiosidad que esto me despertara.
Mi pensamiento fue interrumpido cuando el unicornio gris habló repentinamente.
-Antares, ¿Por qué no dijiste nada respecto a su aspecto?
-Les dije que eran raras- Contestó el dragón.
El unicornio se llevó una pezuña a la sien, fue el turno de la unicornio anciana de hablar.
-¿Has leído los textos sagrados, Antares?
-Si estuvieran escritos en algo lo suficientemente grande para poder leerlo sin quedarme ciego ya lo hubiera hecho desde hace siglos.
Esa parte de la conversación me dio una pista de porque nuestro aspecto pareció impresionarlos tanto, tal vez no sabían quienes éramos, pero sin dudas conocían de alguna forma a nuestros padres, y aunque Luna y yo no somos tan majestuosas como lo son ellos tenemos cierto parecido. Trate de sonreírles y explicar nuestra situación.
-Creo que entiendo lo que está pasando aquí, permítanos presentarnos: Ella es mi hermana Luna y yo soy Celestia, fuimos enviadas para detener a Discord por nuestros padres, Imperator…
Fui interrumpida por un fuerte golpe que dio el pegaso en la mesa con una de sus pezuñas.
-No pronunciamos los nombres de los titanes en voz alta, es un sacrilegio y una falta de respeto. Si quieren referirse a los creadores de los ponies deberán nombrarlos como Emperador de las Estrellas y Madre de la Luz.
Me recuperé del susto y continué hablando.
-Bien, como les decía. Fuimos enviadas por… ¿los titanes?, a derrotar a Discord y aliviar el sufrimiento de los mortales.
Dije las palabras con orgullo, pero la realidad de la situación me golpeó de nuevo. Esa era nuestra misión, pero habíamos sido humillantemente derrotadas y ahora los mortales a quienes habíamos venido a salvar nos miraban con recelo. Antares volvió a hablar.
-Para mí son mas de esas asquerosas quimeras que Discord crea cuando está aburrido. Tomó algunos pobres ponies y los mezcló todos, y esa historia me recuerda demasiado a Bright Day.
Luna lo interrumpió.
-¿Bright Day?
Fue la unicornio vieja quien le respondió.
-Hace diez años un joven pegaso apareció con una espada mágica que repelía la magia de Discord, convenció a una gran cantidad de ponies de seguirlo y revelarse. Resultó ser un cuerpo sin vida que Discord animó con algún tipo de magia retorcida, los ponies que lo siguieron regresaron a los pocos meses, pero todos estaban… ‘grises’.
Antares habló de nuevo.
-Así que es simple, toma unos cuantos ponies, los mezcla, los golpea un poco para que parezca que realmente lo enfrentaron y deja que los encontremos para repetir el truco de nuevo.
Nuevamente me sentí enormemente ofendida ante el atrevimiento del dragón de pensar que éramos parte de algún plan o creación de Discord y me levanté golpeando de manera violenta la mesa.
-¡Maldito reptil irrespetuoso!, ¿Cómo te atreves a…?
Solo pude notar una serie de rápidos movimientos y cuando me di cuenta el pegaso había extraído una pequeña lanza de algún lugar debajo de la mesa y me apuntaba con ella al pecho, el cuerno del unicornio brillaba y aunque no podía moverme vi en el reflejo de los ojos de Luna que había una espada flotando a escasos centímetros de mi nuca. Luna tampoco estaba libre, sentí una gran acumulación de magia en el cuerno de la unicornio, aunque este no brillaba, el cual apuntaba directamente a mi hermana. Fue la unicornio anciana quien habló de nuevo.
-Bien, bien, no nos pongamos agresivos innecesariamente. Antares, sabes que a Discord le aburre repetir sus ‘bromas’, además de que no veo malicia en los ojos de estas potrillas. ¿Así que porque no nos tranquilizamos y presentamos?
Señaló al pegaso.
-Él es Dark Cloud, es un poco impulsivo pero buen potro.
Siguió con el unicornio gris.
-El es Sharp Steel…
-Rey de Equestria- Interrumpió Dark Cloud, lo cual provocó un gruñido por parte del unicornio y una risita por parte de Antares, la unicornio continuó.
-Claro claro, rey de Equestria, yo soy Little Light. ¿Celestia y Luna verdad?, ¿realmente fueron enviadas por los titanes?, tenemos muchas preguntas.
Sharp Steel se sentó de nuevo y retiró su espada de mi nuca, Dark Cloud tardó un poco más en regresar a su posición. Sharp Steel continúo hablando.
-Sí, tenemos muchas preguntas, ¿Qué es Discord?, ¿Por qué hace esto?
Dark Cloud lo interrumpió.
-Sé que es pecado cuestionar la sabiduría de los titanes, pero ¿Por qué tardaron tantos años en hacer algo?, ¿Por qué nos abandonaron y dejaron que sufriéramos de ese modo?
-Discord es el caos encarnado- contesté –Respecto a porque hace esto, no sé muy bien, pero aparentemente disfruta con el sufrimiento de otros. No sé muy bien de donde vino. La primera vez que lo vimos fue hace muchos siglos cuando era mucho más poderoso y terrible, hubo una batalla entre él y los creadores, le arrancaron la mayor parte de su poder y lo encerraron en algún lugar del mundo. Respecto a lo último ellos esperaban que los mortales pudieran manejarlo sin necesidad de ayuda.
Antares bufó.
-Si claro, como si el viejo Starswirl o Clover siguieran aquí, solo quedó yo y no soy de mucha ayuda.
Por primera vez noté algo diferente en la mirada del dragón que burla o desconfianza: frustración y nostalgia. Además de que Luna pareció reaccionar a uno de los nombres.
Little Light asintió.
-Creo que eso es suficiente por ahora, veo que están cansadas y necesitan reponerse de sus heridas, ¿Por qué no se quedan conmigo y luego vemos que hacer?
-¿Estás segura?-le preguntó Sharp Steel.
-Obsérvalas bien, ¿Te parece que van a dañar a alguien?
Suspiré y miré de nuevo a Luna, ciertamente nuestro aspecto en ese momento no era de lo más intimidante. Los otros dos ponies asintieron lentamente y Little light sonrió.
-Perfecto, vengan pequeñas.
Me sentí un poco incomoda al ser llamada pequeña, pero supuse que al ser ella bastante mayor y Luna yo vernos jóvenes no podía evitarlo. Entonces Luna recordó un punto muy importante y miró a Antares.
-Hay algo mas, el… creador de los dragones dijo que si en un año mi hermana y yo no derrotábamos a Discord el enviaría a uno de sus hijos a comandar a los dragones en una guerra santa.
Antares gruñó y comenzó a recitar.
-“Escucha atento, hijo del fuego y de la gloria, cuando los sabios ancianos convoquen a una guerra santa por mandato divino acude gozoso y libera tu furia contra tus enemigos, que no te importe nada: golpea, rasga, corta, muerde y sobretodo quema, no te detengas hasta que el suave abrazo de la gloriosa muerte en batalla llegue a ti o lo único que quede de tus enemigos sean sus cenizas en un paisaje carbonizado.” Una guerra santa es un verdadero problema, podrían reunir hasta cien dragones que fácilmente quemarían todo lo que hay desde el trono de Discord hasta los lagos salados del este. ¿Cómo se supone que vamos a saber cuándo ha pasado un año?
-¿Qué?- preguntó Luna -¿No pueden medir el paso del tiempo?
Little Light intervino.
-Mi niña, ni siquiera sabemos si es de día o de noche, de todas las pobres almas atrapadas en las tierras del caos solo Antares ha visto alguna vez el sol o la luna y solo sabemos que probablemente han pasado siglos desde la aparición de Discord pero no sabemos cuántos.
Luna me miró un poco confundida, ambas cerramos los ojos y tanteamos el éter en busca de nuestros astros. Jamás me había costado tanto trabajo encontrar el sol y comprendí porque los ponies habían perdido conexión con él, finalmente lo sentí, lejano pero acercándose.
-Deben de faltar unas dos o tres horas para el amanecer.
Luna asintió confirmando mi idea. Antares volvió a su antigua forma de ser.
-Fantástico, si no derrotan a Discord por lo menos tenemos dos relojes.
Antes de que pudiera responderle sentí como la magia de Little Light me empujaba suavemente fuera de la choza.
-Bueno, bueno. suficiente charla, las niñas tienen que descansar.
Nos sacó rápidamente de la choza y nos condujo a través del campamento hasta una choza más pequeña que en la que habíamos estado antes. Abrió con trabajos la pequeña puerta y Luna y yo tuvimos que agacharnos para poder entrar. El interior era aun más austero que el de la choza anterior y solo había un montón de paja y una vasija rota medio llena de heno. Me llenó de curiosidad el hecho de que a diferencia de la otra esta tuviera piso de piedra.
Little Light tomó el montón de paja y lo dividió en tres.
-Bueno, una cómoda cama para las señoritas, ¿ahora porque no vamos a todas a dormir?
Luna y yo miramos desconfiadas los pequeños montículos los cuales estábamos seguras no nos protegerían mucho de la fría y dura roca. Luna suspiró y como pudo se acostó sobre su montón. Yo le sonreí a Little Light.
-Yo me quedare despierta un poco más para asegurarme que el sol siga su órbita.
Los ojos de la vieja unicornio se abrieron enormemente y se iluminaron
-¿Cómo?, ¿Entonces es verdad lo que Antares nos dijo?, ¿los unicornios pueden mover el sol y la luna?, necesitas hablarme más de eso después, cuando despierte.
Se recostó y no tardó mucho en dormirse, aunque Luna tenía los ojos cerrados supe que no podía conciliar el sueño y asumí que lo mejor sería dejarla descansar. Yo por mi parte me asomé por una de las aberturas de las paredes y pude observar a los ponies que se preparaban para dormir también.
Me pareció extraño que fueran a dormir cuando el amanecer estaba cerca, mire al cielo y noté que seguía igual que cuando Luna y yo llegamos y recordé las palabras de Little Light. Desde la llegada de Discord, hacia quinientos años, nadie más que Antares había visto el sol o la luna. Desde entonces las vidas de los ponies y de cualquier otro ser que viviera en “las tierras del caos” habían sido tal y como yo estaba viviendo en ese momento.
Puse al sol en la posición correcta y me eché sobre mi pequeño montón, tal como lo había sospechado no servía de mucho, pero era mejor que nada. A pesar de mis preocupaciones y lo incomodo de la cama el cansancio me venció y cerré los ojos.
Al abrirlos me encontré sola en la choza, me levanté lo más rápido que pude y al salir vi a Little Light sentada y utilizando su magia para separar unas hierbas secas en dos montones, antes de que pudiera decir algo ella me habló sin mirarme.
-Para tener tantas dudas acerca de tu cama debiste encontrarla bastante cómoda, dormiste por horas.
Di un par de pasos para atrás.
-Yo… yo no dije nada de la cama.
Finalmente me miró y me sonrió.
-Pero viste con malos ojos el montón y estas avergonzada, ¿cierto?
Me sorprendió que una mortal pudiera leerme con tanta facilidad, traté de sentir si estaba utilizando algún tipo de magia pero no fue así. La anciana se levantó lentamente y caminó hacia la choza.
-Tu hermana aun tenía unos cuantos golpes muy feos, así que la mandé a visitar a Last Wind. Sígueme, tengo algo que mostrarte.
La seguí intrigada y un poco impaciente de regreso al interior de la choza. Utilizando su magia movió la vasija rota, después levantó una piedra del piso, más delgada de lo que se veía originalmente.
Me mostró una pequeña escalera que daba acceso a una habitación completamente oscura debajo del piso de piedra. Descendió por ella lentamente indicándome con su cabeza que la siguiera.
Mi paciencia se encontraba al límite, era necesario que encontrara a Luna y cuanto antes buscáramos a Discord de nuevo, sin embargo la seguí y baje por la escalera con muchos problemas. Su cuerno se iluminó y produjo una pequeña llama que utilizó para encender una antorcha. Mis ojos se abrieron de par en par. El lugar era enorme, mucho más grande que la cabaña en la que nos habían interrogado al llegar al campamento, y estaba llena de libros, decenas y decenas de libros en las paredes, en improvisadas estanterías o simplemente apilados en el piso.
Escuché un ruido suave y para mi mayor sorpresa un ave de hermoso plumaje rojo y anaranjado brillante voló desde atrás de una estantería, revoloteó un par de veces alrededor mío y se posó en mi lomo, encajándome un poco sus garras.
-Bien, parece que le agradas– dijo Little Light –Su nombre es Philomena, ha estado en mi familia por generaciones, literalmente, es un fénix. Pero no te dejes engañar por su apariencia de niña buena, tiene un sentido del humor bastante peculiar.
Observé intrigada los libros, olvidándome un poco del enorme pájaro en mi espalda.
-¿De dónde salieron estos?, ¿los escribieron aquí? creí que ya no quedaba nada del periodo antes de la llegada de Discord.
Little Light Empezó a moverse entre los libros, seleccionando.
-Mi familia se ha dedicado desde siempre a buscar entre las ruinas, rescatando cualquier cosa que pueda ser útil. Obviamente nos enfocamos más en los libros. Los Lulamoon somos descendientes de los consejeros arcanos del último rey de Equestria, quienes a su vez eran descendientes de Starswirl el barbado y Clover el astuto. Listo, creo que con estos son suficientes para empezar.
-¿Qué son estos?- pregunté mientras le ayudaba con la gran cantidad de libros.
-Libros de magia por supuesto. Se nota que tienes facilidad niña, estoy segura que podrás aprender una cosa o dos de estos vejestorios.
Sonreí y comencé a leerlos, mi primera impresión fue que Little Light me estaba proporcionando las herramientas para derrotar a Discord, hechizos poderosos creados por grandes unicornios magos del pasado. Sin embargo mientras leía los libros mi impaciencia regresó más fuerte que antes.
Eran hechizos comunes, control del clima en regiones pequeñas, acelerar el desarrollo de las plantas, solo una pérdida de tiempo.
-Estos hechizos no sirven, son demasiado simples.
-¿Sabes conjurarlos?- me preguntó la anciana.
-No, pero…
-Entonces sigue estudiando.
Derrumbé la torre de libros con mi pezuña y me levanté rápidamente, asustando al fénix que seguía en mi espalda.
-¿Qué tontería es esta?- grité- ¿Acaso no escuchaste ayer?, ¡tenemos poco tiempo para derrotar a Discord!, ¡Luna y yo deberíamos estar afuera en este momento, desafiándolo!
-Y supongo que mientras estabas dormida encontraste lo que te hace falta para vencerlo.
Apreté mi mandíbula, estaba a punto de gritar de nuevo pero Little Light no me dejó continuar.
-No lo sabes, ¿verdad?, aun no sabes cómo van a derrotar a Discord. No lo encontraras en ningún libro que exista en el mundo, si así fuera ya lo hubiéramos hecho yo o cualquier miembro de mi familia, pero tengo la confianza de que tú y tu hermana lo descubrirán. Sin embargo todos los que viven en el campamento tienen que hacer algo para ayudar a la supervivencia y mientras tú y Luna descubren el secreto van a ayudar como todos los ponies.
-Tienes mucha magia dentro de ti, más magia que cien dragones juntos. Pero tener tanta magia no es un privilegio, es una responsabilidad. El deber de un unicornio es utilizar su magia para ayudar a los ponies.
Tomó un de los libros y me lo puso enfrente de nuevo.
-Starswirl una vez dijo: “Al final del día que le sirve mas a un unicornio ¿un hechizo que le permita dividir una montaña y vencer a sus enemigos o uno que le permita partir el pan y compartirlo con sus amigos?” la chispa de la magia, ya sea pequeña como en mi caso o grande como en mis antepasados, es el don más grande que puede recibir un unicornio, pero solo porque le permite ser de utilidad a sus hermanos ponies.
Miré de nuevo el hechizo frente a mí, como fertilizar el suelo. Recordé la cosecha raquítica, el heno seco almacenado y los ponies desnutridos. Suspiré y comencé a repasar las runas del hechizo.