Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor]

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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por edgareo » 06 Oct 2014, 14:49

Mi yo del fic debe de estar deprimido por las desapariciones, pobechito :C

Me encanta <3
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Marquis Perhaps » 06 Oct 2014, 19:22

No se por que pero creo que en un párrafo he sido aludido (?)

--------------

Y sobre esta capítulo en general no esta mal detallado
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Oct 2014, 22:27

Mássssss, necesito mássss.

Me está encantando. Vaya par de cracks estáis hechos.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por agustin47 » 06 Oct 2014, 22:56

Si con par de cracks te refieres a Sg y Lloyd, creo que el fic lo escribe sólo Sg91
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Oct 2014, 23:06

Pero estoy seguro de que Lloyd es corrector.
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por DennisChannels » 20 Oct 2014, 15:43

Mis dieses, Sg91 XDDDDDDDDDDD
Te ha quedado fabulosa la parte de interconexión entre sendas películas... y el resto francamente hilarante y sin desperdicio :D2 :D

You rock :fsyay: < woo-hoo
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por LloydZelos » 04 Nov 2014, 17:59

Perdón por el despiste de no comentar antes, pese a las impresiones que te doy por privado :ajsmile: Debo admitir que es probable que cometiese una cagada así. Y admitir mi gilipollez justo después :roto2: Efectivamente eres un cabrón genuino, como has demostrado fielmente en las escenas de Flash y tu encontronazo con mi persona.

Muy buen capítulo, menos sorprendente que el anterior (cosa normal) pero con puntazos, epifanías (dios mío lo del dinero) y pinceladas sobre la trama como las Dazzlings y la reunión por Skype.

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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Sg91 » 04 Nov 2014, 18:22

Capítulo 3
Yo lo sé todo



-Bof, ¿en serio tenemos que levantarnos a esta hora?

-Hombre, te diré, si la primera clase es a las ocho y media tenemos que levantarnos por lo menos a las siete…

-Joder, acabo de acordarme de por qué no me gusta madrugar…

-Toma, y yo también…

Y no lo decía por nada en especial, era simplemente por quejarme; aunque anoche nos fuimos bastante tarde a la cama. Después de cenar en la cafetería, donde por suerte nos pudieron cobrar en euros y gastándonos sólo unos pocos sobre el total, volvimos al instituto, donde la fiesta ya había acabado; vimos a las chicas reunidas en torno al pedestal de la estatua del caballo, con Pinkie en el suelo y las demás con gesto taciturno. Nosotros preferimos no meternos y nos dirigimos directamente hacia la residencia, aunque al pasar por el instituto nos encontramos con Celestia y Luna en uno de los pasillos.

-Hombre, chicos, no os he visto en el baile… ¿dónde estabais?-inquirió Celestia.

-Ah, como no teníamos traje preferimos ir a dar una vuelta para no desentonar… por cierto ¿qué ha pasado con la entrada? ¿Ha explotado una bomba acaso?-inquirí yo, para aparentar.

-Es una larga historia… pondremos al corriente al alumnado en el próximo número de la revista escolar, no os preocupéis, no es nada grave.

Lloyd y yo nos miramos ceñudos y algo extrañados por su contestación; en el mismo momento, Celestia retomó el hilo justo después.

-Ya que estamos, dejad que os presente a mi hermana Luna, la vicedirectora.

-Encantado…

Por un momento se sobrevino un repentino silencio y vi que Lloyd miraba ceñudo a Luna, seguramente preguntándose que cómo harían esas piernas para mantenerse estables. Luna le miró con una adusta expresión, tuve que salir del paso yo solo.

-Él también está encantado… perdónenle, está muerto de sueño, necesita descansar…

-Ya… es realmente tarde, deberíamos irnos todos ya a la cama; mañana debería de haber clases, pero debido a los acontecimientos recientes se ha pospuesto por un día la actividad escolar, espero que para entonces nos hayan traído vuestros materiales, os los mandaremos en cuanto los tengamos-explicó Celestia.

-Ah, muy bien, gracias directora…

Nos despedimos de ellas y nos fuimos cada uno por su lado; una vez solos, Lloyd masculló.

-¿¡Cómo consiguen mantenerse en pie?! ¡¡Esas piernas desafían toda ley de la gravedad!!

-Estamos dentro de un universo alternativo a Ecuestria y de una película de animación, supongo que cualquier cosa es posible…

-¡¡Vale, pero aun así…!!

-Lo piensas demasiado, tío… aunque ¿soy solo yo, o Luna nos ha mirado con desconfianza?-inquirí en ese momento, ceñudo.

-No sé, estaba ocupado haciéndome preguntas físico existenciales…

Eso era algo que incluso ahora me seguía molestando; durante todo el momento en el que Celestia había hablado, Luna nos había estado mirando escrutadoramente y de una forma que denotaba suspicacia. Y eso me preocupaba.

-Si descubren que estamos aquí de gorra podríamos acabar en la calle o algo peor… deberíamos andarnos con cuidado…-murmuré en voz alta y dirigiéndome en parte a Lloyd.

-No, en serio, no voy a poder dormir esta noche, el desconcierto me carcome ¿cómo es posible?

Yo tan solo arqueé las cejas, dejándolo estar.

-Gracias por hacerme caso…

El día libre se perfilaba aburrido y poco prometedor, pero lo aprovechamos para investigar un poco el terreno; decidimos mantener el contacto con la gente al mínimo por seguridad y estuvimos rondando por el pueblo para hacernos al ambiente y ver cómo era. Localizamos un banco y cambiamos nuestros euros, ahora setenta, y quedándonos con un total de 88,45 dólares. Aunque podría resultar un cantidad más o menos aceptable, yo los veía cual miseria teniendo en cuenta cuál era la situación en sí; necesitábamos ropa nueva, ya que ir siempre con la misma ropa no da muy buena imagen, útiles de aseo, entre estos cepillos de dientes, esponjas, jabón de ducha, champú, maquinilla de afeitar, peines, entre otros; también necesitaríamos otros objetos no tan básicos pero igualmente útiles, como por ejemplo un cargador de móvil, ya que las baterías de los Android duran una mierda y dejamos los nuestros en casa. Y con sólo 88 cochinos dólares no íbamos a comprar ni siquiera la tercera parte de todo eso, por lo que íbamos bien apañados.

Aun así no dejamos que la presión nos pudiera, ni siquiera llegamos a hiperventilar; bueno, igual así, aunque sólo fue un poquito. Simplemente tuvimos que dividir bien lo que teníamos hasta ahora y tirar como pudiésemos. Ubicamos un supermercado y estuvimos comprando lo más inmediato, que eran los útiles de aseo; ajustándonos a lo que teníamos, compramos dos cepillos de dientes, un tubo de pasta, dos esponjas, jabón de ducha y champú. Quisimos coger también una maquinilla de afeitar, ya que, sobre todo a mí, me crecía la barba bastante rápido, pero se nos salía del presupuesto. Nos pasamos también por una tienda de ropa y nos compramos una camiseta nueva, pero no nos daba para nada más, ya que teníamos que tener algo de reserva para las cenas.

El resto del día fue más exploración urbana y poco más; por suerte no llegamos a ver ni a las chicas ni a Flash, pero tampoco vimos ni a Sonata, ni a Aria ni a Adagio. Y de por sí eso ya era raro, ya que el pueblo tampoco era tan grande. No sabíamos cuál era la situación de esas tres ni cómo habían conseguido sobrevivir durante todo ese tiempo aquí; supusimos que ahora estarían buscando la fuente de la magia ecuestriana que vieron la otra noche, y probablemente lo estuvieran haciendo yendo de incógnito para no levantar sospechas, de ahí a que no las hubiéramos visto.

Y ahora, nos dirigíamos a clase por primera vez, yo con un extraño y marcado optimismo aun a pesar del madrugón y Lloyd con una cara de ajo tremenda; justo ayer por la tarde nos habían llegado los materiales de secretaria, y habían tenido la gentileza de regalarnos dos mochilas para llevar los libros y las cosas. Nuestra clase era la 1º de Bachillerato E, en el tercer piso a mano derecha.

-Ah, venga, alegra esa cara o te conocerán como el señor ajo…

-Lo siento, pero no puedo mirar la situación con otra cara que no sea esta…

-Tienes que relajarte… míralo por el lado bueno, al menos conoceremos a nuestros personajes preferidos…

-Hubiera preferido hacerlo en sus formas originales…

-Vas a seguir quejándote por mucho que lo intente ¿verdad?

-Sep…

Preferí dejarlo estar justamente cuando llegábamos a la clase; la puerta estaba abierta y pasamos directamente, la clase era una de tamaño medio, la típica clase de instituto de toda la vida que apenas variaba de lo que uno normalmente se esperaría. Vimos a las chicas sentadas un poco más delante de donde estábamos, aunque no estaba Pinkie. Buscamos unos sitios libres con la mirada.

-Allí, junto a la ventana-indicó Lloyd.

Sin muchos más miramientos, nos sentamos en ellos y miramos a las chicas desde ese lado.

-Resulta curioso, tengo unas ganas tremendas de conocerlas, pero me da cosa entrarlas así sin más…-murmuré, algo cortado.

-Lo dices como si quisieras entrarlas en el sentido figurado de la palabra… aunque teniendo en cuenta a cierta pelirroja, quizás lo hagas…-comentó Lloyd, como quien no quiere la cosa.

-¿¡Qué?! ¡No seas ridículo!-le espeté, sin poder evitar enrojecer ligeramente.

-Ya, ya…

-No es lo que piensas… además, estoy seguro de que estás deseando conocer a cierta rosada que… por cierto ¿dónde está?

-A saber, es Pinkie Pie, seguro que estará por ahí haciendo cosas random y siendo random…

De eso mismo estábamos hablando cuando, sin previo aviso, la infrascrita apareció de repente a nuestro lado, dándonos un susto de muerte y mirándonos con una gran sonrisa dibujada en su cara; nos quedamos mirándola por un momento hasta que finalmente habló.

-¡Hola! ¡Sois nuevos! ¿Verdad? Oh, que tonta soy, por supuesto que sois nuevos, es la primera vez que os veo, y si sois nuevos es aún mejor porque eso significa una cosa… ¡¡nuevos amigos!! ¡Me llamo Pinkie Pie! ¿¡Y vosotros?!

Tardamos un poco en contestar, pero esta vez fue Lloyd el primero.

-Ho… hola, yo soy LloydZelos y este de aquí Sg91…

-Eh, oye, este de aquí sabe presentarse solo ¿sabes?-le espeté, un tanto molesto.

Ante eso, Pinkie tan solo dejó escapar una tonta risita que se nos antojó mona de cojones.

-¡Sois divertidos! ¡Y puedo notar que os lleváis muy bien también! ¡Algo me dice que seremos los mejores amigos! ¡Venid, os voy a presentar a mis amigas!-exclamó ella, arrastrándonos a los dos a la vez.

Casi sin darnos cuenta siquiera, nos encontramos delante de las demás, las cuales nos miraron con curiosidad; Sunset, por su parte, apartó la mirada.

-¡Hey, chicas, dejadme presentaros a los nuevos chicos de clase, LloydZelos y Sg91!

-Hola…-saludaron todas a la vez.

-¡Oh, sí, y ahora ellas! ¡Esta de aquí es Rainbow Dash, la chica más molona de todo el instituto! ¿A qué sí?

-Por favor, Pinkie, ni siquiera sé por qué preguntas… encantada-murmuró Dash, guiñándonos un ojo.

-¡También es verdad! ¡La chica del sombrero vaquero es Applejack!

-¿Qué hay?-saludó la aludida, con su característico acento tejano.

-¡La chica tan bien peinada y fabulosa es Rarity!

-Encantada de conoceros, queridos…-dijo ella con mucha clase.

-¡La chica que se esconde tras su pelo es Fluttershy!

-Ah, ehm… hola…-susurró ella, tímidamente.

-¡Y la chica de pelo rojo fuego es Sunset! ¡Saluda, Sunset!

La aludida levantó la cabeza, con aire distraído, y al final nos saludó con gesto triste y distante.

-Hola…

Personalmente me dio mucha pena, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que estaría pasando en ese momento, por lo que decidí ser cortés y la regalé una sonrisa.

-¡Genial! ¡Ahora que nos conocemos todos podremos quedar a tomar algo juntos, o bien sentarnos en la hora del almuerzo, o bien…!

-¿No vas un pelín rápido, Pinkie? Dales tiempo, no les vayas a agobiar…-la sugirió Applejack, mirándonos por un momento.

-Oh, no, tranquila, no pasa nada…-murmuré yo, para quitarle importancia.

-¿Seguro? Lo normal cuando conoces a Pinkie Pie por primera vez es ir despacio… porque si no, ella sola acelera y…

-¡Pues claro que acelero! ¡Si no, no es divertido!-exclamó la aludida.

Tanto Lloyd como yo no pudimos evitar dejar escapar una risita ahogada, a lo que Pinkie reaccionó como normalmente lo haría.

-¡Yay! ¿Lo ves? ¡Están conmigo!

-Lo que tú digas, dulzura…

-Resulta curioso que seáis nuevos y vengáis a estas alturas del curso… ¿Cuándo os transfirieron?-inquirió Rarity en ese momento, curiosa.

-Oh, sí, bueno, lo que pasa es que se atrasaron bastante con nosotros debido a externalidades varias… no fue hasta ahora cuando se efectuó el cambio…-expliqué yo, con mayor detalle que la última vez.

-Vaya, pues menudo contratiempo…

-Sí, bueno, cosas que pasan supongo…

En ese justo momento entró en clase una figura que nos era especialmente familiar, sobre todo por su permanente ceño fruncido y cara de ajo.

-¡Ya está aquí la señora Harshwhinny! Será mejor no hacerla enfadar, tiene un genio que muerde…-musitó Applejack por lo bajo.

Volvimos a nuestro sitio, aunque tuve que arrastrar a Lloyd durante todo el camino ya que se había quedado mirando a Harshwhinny como si no se lo creyera. La mujer resultó ser igual que su contraparte poni, además de ser muy estricta y severa; y a eso, se añadía el hecho de que impartía la asignatura de lengua.

-Parece mentira que no te hayas concienciado de que nos encontraremos con caras conocidas aquí…

-Ya, pero no así…

-Pues mira, así te acostumbras…-le dije, con tonito divertido.

Lloyd quiso responderme, pero en ese momento Harshwhinny anunció repentinamente.

-A ver, los nuevos, parece ser que ya se lo saben, por lo que serán los primeros en hacer la primera frase.

-¿¡Eh?!-solté yo de golpe.

-¡¿Lo cuálo?!-hizo lo propio Lloyd.

-Lo que oyen, ya pueden empezar, vamos…

Sin poder replicar ni negarnos, nos vimos obligados a levantarnos y dirigirnos a la pizarra, donde ya estaba apuntada una frase para analizar, la cual era tal que así: Encontró a sus amigos muy agitados porque la noticia los había sorprendido muchísimo.

-Pues a ver, déjame hacer memoria un momento…-murmuró Lloyd por lo bajo, cogiendo una tiza.

-En primero de carrera llegamos a ver un método que siempre funcionaba… lo primero de todo es localizar los verbos-recordé yo.

-Vale, pues en ese caso son encontró y había sorprendido

-Ahora hay que localizar los nexos…

-Porque

-Una vez localizado el nexo, hay que delimitar la subordinada…

-Porque la noticia los había sorprendido muchísimo

-Ahora hay que dejar indicados los sujetos y predicados tanto de la oración principal como la de la subordinada…

-En la principal hay un sujeto omitido y un predicado verbal…

-Sí, y con sintagma verbal, eso también hay que dejarlo indicado… a sus amigos es complemento circunstancial…

-No hombre, es complemento directo…-me corrigió Lloyd.

-¿Qué? ¿Cómo va a ser complemento directo, si tiene una estructura de circunstancial?-argumenté yo, extrañado.

-Es fácil de identificar, haz la pregunta a…

-No, ese método no es seguro, mi profesora de lengua de carrera nos machacó eso mil veces, ya no se pregunta ni al verbo ni al sujeto…

-¿Qué? ¿Y entonces cómo sacas la respuesta?

Nos miramos brevemente durante unos segundos hasta que dije con tono solemne.

-Mi instinto me dice que…

-¡Ah, claro, mira el listo, pues vaya mierda de instinto!

-¿Qué? ¡Retira eso!

Aun a pesar de que hablábamos por lo bajo, no nos dimos cuenta de que estábamos montando un numerito y la mitad de la clase nos veía discutir, divertida; Pinkie se reía por lo bajo y Rainbow trataba de no morirse de la risa. Harswhinny nos replicó.

-¿Quieren hacer el favor de dejar de cuchichear como cotorras y seguir con el análisis? Iban bien hasta que se pusieron a parlotear…

Lloyd y yo nos volvimos a mirar hasta que al final los dos llegamos a un acuerdo.

-Complemento circunstancial, pares.

-Complemento directo, nones.

Justo después toda la clase soltó una carcajada, siendo Pinkie la que más se reía y siendo seguida de cerca por Rainbow; incluso Sunset llegó a reírse por lo bajo. La única que no se rio fue Harshwinny, la cual nos miró ceñuda hasta que nos dijo.

-Ah, olvídenlo, siéntense de nuevo y estense calladitos…

Finalmente la frase fue hecha por otro chico, resultando ser un complemento directo y no circunstancial, haciendo crecerse a Lloyd un poco más. La siguiente clase fue de matemáticas para mi eterna mala suerte, ya que no tenía precisamente gran simpatía por los números. Pero lo que nos mató a los dos, especialmente a Lloyd, fue que el profesor era Cranky Doodle. Y el tipo era un muerto de cojones, Pinkie nos llegó a comentar al respecto.

-No he conseguido aún sacarle una sonrisa, pero de aquí hasta que nos graduemos pienso sacarle una como que me llamo Pinkamena Diane Pie.

-¿Y siempre explica igual?-inquirí, con un miedo atroz en el cuerpo.

-Huy, si tú supieras… pero espera a la tercera hora y verás.

No supimos a qué se refería exactamente, pero en cuanto ésta comenzó nos quedamos gratamente sorprendidos; la vice directora Luna entró por la puerta, saludándonos a todos.

-Buenos días, chicos…

-Anda ¿Luna?-inquirí yo, sorprendido.

-Es la vicedirectora Luna para ti y para todos, Sg… y, aunque no lo parezca, tiene una mala baba aberrante.

-¿En serio?

-Huy, cómo se nota que eres nuevo…

-¿Y qué da?-inquirió Lloyd, curioso.

-La asignatura más aburrida en toda la faz de la tierra…

Los dos esperamos una respuesta que no parecía llegar, ambos miramos a Pinkie con la ceja levantada.

-¿Cuál?

-¿Pues cuál va a ser? ¡Historia!

-Oh, historia, me encanta la historia…-murmuré yo, repentinamente animado.

A eso, Pinkie me miró como si no hubiera oído bien, aunque Lloyd intentó cambiar de tema.

-Curioso que Luna de clases… ¿su hermana también da alguna?

-Sí, la directora Celestia da física y química, pero sólo a los chicos de segundo…

Quise decir algo, pero en ese momento Luna habló con voz contundente.

-Pinkie Pie y los nuevos, u os calláis u os marcháis, elegid.

Me resultó francamente raro ver a Luna tan autoritaria y dura, ya que en las pocas veces que había salido en la serie ella misma había mostrado una actitud más suave y maternal, sobre todo con los potrillos; aunque igual lo hacía para lidiar con adolescentes, lo cual le daba un poco más de sentido a su regia actitud.

A mí desde siempre me había gustado la historia, aunque el problema era que Luna daba historia de Estados Unidos; desde la ESO y hasta en la carrera, toda la historia que he dado ha estado más centrada en Europa y España que en América, por lo que me resultó más complicado seguirla el hilo, y a Lloyd también. Al parecer, hacía ya varios días desde que comenzó a explicar la guerra de Secesión y ya iba por la mitad.

-Tras el éxito del plan Anaconda ideado por Winfield Scott, la economía confederada se vio seriamente diezmada debido al bloqueo que la Unión impuso a los puertos del sur; aunque los confederados trataron por todos los medios de impedirlo traficando con algodón y tabaco a cambio de armas y recursos, no pudieron evitarlo aun a pesar de sus desesperados intentos. Aquí podéis ver una tira cómica de 1861 en la que se ilustra el plan de Scott y se toma al mismo con mucha literalidad.

Luna pasó la diapositiva y mostró dicha viñeta, en la cual se podía observar a una enorme anaconda partiendo de Washington y bloqueando toda la costa sur del país con su alargado cuerpo, para luego subir al lado de Texas, Indiana, Kansas y Missouri, y finalmente acabar enfrente de Arkansas.

-Una vez que el comercio confederado estuvo bloqueado, la Unión decidió hacer los siguientes movimientos y partieron desde Manassas, Virginia, para presionar a los confederados, pero fueron repelidos rápidamente en la primera batalla de Bull Ru…

-Bof, esto es un coñazo… apenas se nada de historia americana…-masculló Lloyd por lo bajo, en un momento dado.

-Ni yo, pero resulta interesante…

-Pues será para ti… a mí la historia que me mola es la antigua, no ésta… además, Estados Unidos apenas tiene historia…

-Mira, eso también es verdad…

Lloyd quiso decir algo, pero en ese justo momento Luna se calló y nos miró duramente.

-¿Puedo continuar o les apetece dar la clase por mí?

La forma con la que lo dijo y la mirada que nos echó nos dejó bastante descolocados; si realmente lo hacía para aparentar y manejarnos como grupo, lo hacía especialmente bien, aunque por otro lado no la pegaba para nada teniendo en cuenta de que se traba de Luna. Y una de dos, o esta contraparte humana era mucho más diferente de la Luna poni de lo que nosotros pensábamos, o aquí había algo raro, eso desde luego. Y además, tampoco se me escapó la analizadora mirada que nos echó Luna antes de retomar el hilo.

Tras la clase de historia vino el primer recreo; Pinkie nos invitó a ir con ellas para hacernos un tour introductorio por todo el instituto, por lo que aceptamos con agrado. Además de mostrarnos los lugares más destacados del sitio, nos estuvieron presentando a otros alumnos que ellas conocían y con los que se solían hablar.

-¡Ah, mirad, el laboratorio de geología está aquí al lado, igual ellos también están!

-¿Ellos?-repetí yo, extrañado.

-¡Sí, son un grupo de ecologistas que yo conozco concienciados con el medio ambiente y todas esas cosas! ¡Venid, que os los presento!

El laboratorio estaba abierto y allí se encontraban tres personas cuyos diseños eran de la anterior película y personajes originales, además.

-¡Capitán!-exclamó Pinkie.

-Hey, Pinkie, me alegro de verte… ¿Qué te trae por aquí?-inquirió un chico de ojos marrones, pelo azul oscuro y piel de color azul clara.

Vestía como un hippie, con una banda de color verde en la frente, y en su camiseta se podía ver un dibujo de la tierra.

-¡Oh, venía a presentaros a unos chicos nuevos! ¡Lloyd, Sg, este es el Capitán Planeta!

-Y los planetarios…-añadió Lloyd por lo bajo.

Por mi parte traté de no reírme demasiado alto, saliéndome un seco gorjeo.

-¡Él es Green Cycle, y ella es Paisley!

-Hola…

-¿Qué tal?

El tal Green Cycle era un chico de pelo verde, largo y trenzado, de ojos verdes y piel amarilla ocre; vestía cual campero y llevaba un pin con el símbolo del reciclaje.

En cuanto a Paisley era una chica de ojos color caramelo, piel blanca como el papel y pelo azul cielo ondulado con destellos blanquecinos; vestía una blusa morada y unos pantalones campana con motivos florales en ellos.

-¿Qué estáis haciendo?-inquirió Pinkie con interés.

-Estamos preparando unos panfletos para repartir esta tarde… quieren construir un campo de golf en las afueras del pueblo, en pleno bosque, y queremos recoger firmas para evitarlo. No nos da la gana que tumben medio bosque para que los ricachones de ciudad vengan aquí a divertirse-explicó el Capitán, particularmente molesto.

-Oh, eso es horrible ¿y qué hay de los animalitos que viven allí? ¡Les dejarán sin hogar!-exclamó Fluttershy, preocupada.

-¡Razón de más para pararles los pies! ¿Quieres ayudarnos, Fluttershy?

-¡Por supuesto que sí!

-¡Genial, cuantos más seamos más nos oirán!

-¿Y quién quiere construir ese campo en pleno bosque?-inquirió Applejack, curiosa.

-Un promotor sin escrúpulos que no es de aquí… se está aprovechando de que les están dando concesiones del ayuntamiento para hacer lo que les da la gana, no sé en qué está pensando la alcaldesa últimamente…-masculló Green Cycle, rabioso.

-¡Pues en sus bolsillos, claro está! Sabéis bien lo que la tira el dinero a esa tía…-murmuró Paisley, igual de indignada.

-Ya veo… ¡suerte con vuestra lucha, chicos!-exclamó Pinkie.

-Gracias Pinkie… te esperamos esta tarde a las seis en el ayuntamiento, Fluttershy-añadió el Capitán antes de que nos fuéramos.

-¡Vale, allí estaré!

Después de la visita al laboratorio de geología, Pinkie nos llevó hasta la clase de música.

-A ver si está… ¡oh, sí, está, y practicando!-exclamó la chica rosada, asomándose.

-¿Quién?-inquirí yo, curioso.

-Mejor no la molestemos… pero venid, asomaos un momento…

Lloyd y yo nos miramos y nos pusimos al lado de Pinkie; fue entonces cuando vimos a una figura familiar en medio de la estancia, sentada en una silla y tocando un violonchelo con mucha fuerza interpretativa. Ambos abrimos mucho los ojos, alucinados.

-Lo sé, es buena ¿verdad? se llama Octavia Melody y es miembro del club de música… creo que es de Reino Unido o de por allí, ya que tiene un acento raro…

-Realmente es buena…-comenté por lo bajo.

-Muy buena, creo que proviene de una familia de músicos de alta alcurnia, no habla mucho de su pasado, pero es maja.

Nos inclinamos para ver si había alguien más y nos sorprendimos aún más al ver a cierta figura familiar de ojos amarillos, pelo color cian y piel aguamarina.

-Esa es Lyra Heartstrings, una virtuosa de la lira… una chica de lo más divertida, aunque algo rara… a veces se sienta de forma extraña.

Nosotros no dijimos nada, tan solo lo aceptamos, aunque con cierta emoción, eso sí.

Después de la clase de música, al pasar por una puerta cerca de allí, Rarity comentó.

-¡Ah, aquí está el club de costura! Esperad un momento, os voy a presentar a unos amigos…

El club de costura resultó ser algo más grande de lo que parecía desde fuera, aunque aun así seguía siendo un cuarto de no más de veinte metros cuadrados; había rollos de tela por todas partes, patrones, máquinas de coser y juegos de costura por doquier. Y, en una mesa, había un chico y una chica conversando entre sí.

-¡Hola chicos!-exclamó Rarity, con voz cantarina.

-Hola Rarity…

-Por fin apareces… Naomi y yo estábamos hablando sobre quien tiene más metros cuadrados de tela…

-Y justo vas y apareces tú…-añadió la tal Naomi.

-Oh, me halagáis… aunque dejadme que os presente a dos nuevos amigos, LloydZelos y Sg91.

-Encantada.

-¿Qué tal?

Naomi era una chica de pelo violeta oscuro, ojos magenta claro y piel azul pálido; vestía con un fino vestido cian y con la imagen de un cupcake en él.

El chico respondía por Norman y tenía el pelo de color cobre, ojos amarronados y piel de color crema claro; vestía muy formalmente, con una camisa de rayas, una chaqueta de felpa naranja y llevaba puesto un gorro de lana caqui.

-¿Sois muchos en el club?-inquirí yo, curioso.

-No, somos más bien un grupo reducido, estamos tres más, nosotros y Rarity-explicó Norman.

-¿Y no tenéis coordinador?-quiso saber Lloyd.

-Sí, pero no está aquí… últimamente no tenemos muchos fondos, los clubes de actividades extraescolares se sustentan con donaciones de los propios miembros, y a veces a muchos de ellos les cuesta llegar a fin de mes con todas las actividades planeadas hechas. Por ello, nuestro coordinador está tratando de conseguir dinero de otras formas-explicó Naomi.

-¿Y el instituto no os ayuda?

-Nos ayudaba, pero luego empezó a recortar por culpa de los gastos y no tuvo más remedio que cortar las subvenciones…

-Sí, además de ciertos… gastos extra recientes…

Lloyd y yo nos miramos sibilinamente, sabiendo perfectamente a qué se referían; Sunset, que nos había estado acompañando todo el rato, bajó la vista y se fue de allí avergonzada. Rarity decidió cortar de raíz la conversación, nos despedimos de ellos y salimos al pasillo; Sunset no estaba allí.

-Oh, pobrecilla, debimos haberlo supuesto…-masculló Rarity, sintiéndose culpable.

-¿Por qué, qué la pasa?-inquirí por mi parte, aparentando ignorancia.

-Es… una larga historia, pero primero tenemos que encontrarla, ayudadnos por favor…

-Claro… podemos separarnos para cubrir más terreno-sugerí.

Decidimos ir en parejas, Lloyd y yo cubrimos la planta superior mientras que las demás se separaban hacia otras direcciones.

-Pobrecilla… lo debe de estar pasando muy mal…

-Sí… aunque vaya forma de reprochárselo, y encima delante de todos, menudo imbécil-murmuró Lloyd, tan molesto como yo.

-Desde luego…

Doblamos la siguiente esquina a la derecha y entonces nos encontramos con una escena particularmente preocupante; tres chicos que nos resultaban horriblemente familiares estaban encarando a una intimidada Sunset.

-Un momento ¿esos no son…

-… los Diamond Dogs?

Las versiones humanizadas de esos perros zarrapastrosos no se estaban mostrando precisamente amables con ella.

-Vaya, vaya, mirad quien tenemos aquí… a la destronada Sunset Shimmer…-murmuró Rover, con tonito remolón.

-Sí… es una pena que ahora ya no tenga el respeto que antes tenía… al menos antes se hacía valer, ahora… no es nada…-remarcó Fido, regodeándose en que tenía con qué para meterse con ella.

-Dejadme en paz, por favor, yo solo quiero cambiar…-masculló ella, con tono apenado.

-Oh, pero la gente como tú nunca cambia, Sunset Shimmer… y el grupito de oro se junta contigo sólo por pena

-O bien porque la princesita esa se lo pidió…-recordó Spot, con voz chillona.

Para entonces Sunset se veía como si estuviera a punto de llorar, y yo personalmente no aguantaba más esa situación, por lo que me adelanté y les espeté.

-¡Eh, dejadla en paz!

Los tres se dieron la vuelta extrañados, Fido inquirió.

-¿Quién es este?

-Métete en tus asuntos, chaval…

-Oh, me vas a perdonar, pero sí me voy a meter…

-¿Y eso por qué?

-Porque os estáis metiendo con ella.

-¿Y qué si lo hacemos? Se lo merece ¿acaso no sabes lo que hizo?-inquirió Rover, ceñudo.

-Me da igual lo que hizo o dejó de hacer, no se merece que la tratéis así, dejadla tranquila.

Los tres abusones se miraron entre sí, divertidos, hasta que finalmente Rover habló por los demás.

-Debes de ser nuevo… o rematadamente tonto. En cualquier caso la dejaremos en paz… pero verás que no todo lo que reluce es oro, chaval…

Tras eso el grupito ahuecó el ala, no sin antes lanzarme una escrutadora mirada; yo tan solo les ignoré. Una vez que se fueron, me acerqué a Sunset e inquirí.

-Hey ¿estás bien?

-Sí… gracias por defenderme, pero no tenías por qué hacerlo…

-¿Y que querías que hiciera? ¿Quedarme parado sin hacer nada? De eso nada, monada…

La chica alzó la mirada, un tanto sorprendida por mi actitud para con ella, pero al final volvió a ese modo pasivo tan tristón para simplemente decir.

-No soy una buena persona…

Quise decirla algo, pero en ese momento llegaron las demás y Rarity se adelantó.

-¡Oh, querida, aquí estás! ¿Te encuentras bien?

-Sí, estoy bien…

Aun así las demás supieron enseguida que no estaba bien, hasta nosotros lo supimos incluso; al ver nuestras caras de extrañeza, Rarity decidió hablar.

-La situación de Sunset es complicada… os la contaremos, pero mejor después de clases…

Nada más decirlo sonó la campana, anunciando el fin del recreo y el comienzo del resto de las clases. La tarde estuvo más atareada con asignaturas como economía, educación física, filosofía e informática; la hora del almuerzo supo mejor que nunca ya que entre medias nos tocó educación física y yo me cagué en todo, recordando que en la prueba de los mil metros yo siempre llegaba el último. Y, además, añadimos un chándal a la lista de cosas por comprar teniendo menos de cincuenta dólares para entonces.

La hora del almuerzo fue especialmente bizarra, sobre todo para Lloyd; ver a Granny Smith sirviéndote la comida es una de esas cosas que no se te olvidarán en la vida, y tuve que mover a Lloyd ya que se la había quedado mirando con gesto congelado, probablemente chillando por dentro. Aun así fue un momento bastante tranquilo, nos sentamos con Pinkie y las demás y estuvimos hablando mientras tanto, conociéndonos mejor y forjando lazos con ellas. En un momento como ese me dio un ramalazo de nostalgia y, por unos breves segundos, llegué a sonreír; recordé los momentos por los que tuve que pasar cuando cursé primero de bachillerato por primera vez, fundiéndose con los actuales. Y, el pensar que esta vez lo volvía a cursar con mis personajes preferidos, lo hacía aún más especial. Quise preguntarle a Lloyd también, pero su permanente gesto agriado me lo dijo todo.

Finalmente la jornada acabó a las cinco tras una relajada hora de informática, Fluttershy fue la primera en irse ya que había quedado a las seis en el ayuntamiento con la tropa verde; en cuanto salimos al patio delantero Applejack comentó.

-Todos los días después de clase vamos al Sugarcube Corner a relajarnos y tomar algo ¿queréis venir con nosotras?

-Oh, nos encantaría…

Llegamos a ver la contraparte humana del establecimiento el otro día cuando estuvimos reconociendo el pueblo, por lo que sabíamos dónde estaba, pero nos dejamos guiar igualmente. A esa hora toda la chavalería del instituto estaba allí tomándose unos malteados, hablando de sus cosas y relajándose tras una dura jornada de trabajo; la cafetería no era tan grande como su contraparte ecuestriana, pero tenía un segundo piso más amplio que la planta baja y una terraza en la acera.

-¡Bienvenidos al Sugarcube Corner! ¡Este café lo llevan los señores Cake, unos amigos de mi familia, les conozco personalmente y de vez en cuando me dejan trabajar con ellos para ganarme unas perrillas, usualmente los fines de semana!-informó Pinkie a toda pastilla.

Esos datos nos interesaron sobremanera, llegando a intercambiar sendas miradas confidentes; por mi parte decidí averiguar un poco más.

-¿Suelen contratar a gente?

-Normalmente no, aunque conmigo suelen hacer una excepción… ¿por qué? ¿Buscáis trabajo?-inquirió Pinkie, bastante aguda.

-Sí, hemos pensado que, dado que la compañía de autobuses nos ha extraviado nuestras cosas, podríamos trabajar para ganarnos la matrícula…

-… y finiquitar los pagos, estaban a medias-añadió Lloyd.

-Cierto.

-Oh… bueno, puedo hablarlo con ellos…-murmuró Pinkie.

-Nos harías un gran favor, Pinkie…

Aunque, antes de nada, vinieron unos cuantos batidos malteados con nata por encima y cupcakes para acompañar; entre medias, estuvimos hablando.

-Oh, por cierto Rarity, comentaste que nos explicarías sobre Sunset…-la recordé en un momento dado.

-Oh, es verdad… bueno, pues… ¿por dónde empezar?

Aunque, antes de que la chica dijera nada, Sunset se adelantó.

-Rarity, espera, mejor se lo cuento yo misma…

-¿Estás segura, querida?

-Sí… después de todo, soy yo la responsable de mis acciones.

Tras eso la propia Sunset nos explicó todo lo que había pasado con ella, aunque omitiendo algunos detalles relevantes como que en realidad era de Ecuestria y que se convirtió en un demonio al ponerse la corona; aunque en esencia nos contó lo que nosotros ya sabíamos, que fue la típica abusona de instituto intimidando y manipulando a los demás. No obstante nos extrañó que no nos contara lo que pasó en realidad, aunque si se pensaba fríamente era normal que no lo hiciera; éramos nuevos, aparentemente no sabíamos nada, y difícilmente nos iba a contar algo que, seguramente, no iríamos a creernos así sin más. Después de todo, nosotros ya sabíamos todo lo previo, aunque aun así había que andarse con cuidado.

-Bueno, pero si te arrepientes y estás dispuesta a cambiar, pues mejor que mejor ¿no?-comenté yo una vez que terminó su relato.

-Sí, yo quiero cambiar, pero a veces me da la sensación de que todos mis intentos caen en saco roto…-masculló Sunset, desanimada.

-Pero que los demás no estén dispuestos a creer en ti, ya es cosa suya. Si no quieren escucharte, haz que ellos te escuchen y demuéstrales que realmente has cambiado.

-Eso es lo mismo que siempre la decimos…-apuntó Applejack.

-Ya sabes que nos tienes a nosotras, querida… y estoy segura de que Lloyd y Sg también estarán dispuestos a ayudarte…

-Claro que sí…-asentí yo.

-Por supuesto-afirmó Lloyd con vehemencia.

Sunset sonrió, algo más animada, y yo también la sonreí.

-Gracias, chicas, de verdad… si no fuera por vosotras, esto sería muy difícil para mí…

Una vez que nos terminamos los batidos, Pinkie nos llevó con ella a hablar con los señores Cake, los cuales se mostraron al principio un poco reacios con la idea.

-No sé, Pinkie… nosotros solos estamos bien, no necesitamos más mano de obra…-argumentó la señora Cake.

-Hombre, cielo, eso es relativo, recuerda a los niños…-murmuró el señor Cake.

-Carrot, cariño, déjame hablar a mí…

-Lo sé, lo sé, tampoco os estoy pidiendo algo permanente, es sólo temporal… podrían trabajar conmigo los findes ayudándome-sugirió Pinkie.

-Bueno, aunque… tendríamos que pensarlo primero…

Lloyd y yo nos miramos algo preocupados, viendo como nuestro posible trabajo peligraba; en un momento como ese venía bien mi improvisación, por lo que apuré enseguida.

-Señora Cake, si no es intromisión… ¿Qué tal les va el negocio?

La pregunta sonó un tanto seca, ya que todos me miraron con cara de circunstancia, incluyendo Lloyd el cual me miró fijamente; aun así, la señora Cake respondió.

-Pues… bien, como siempre, vendemos bien…

-Y en ese caso ¿no ha pensado en diversificar?

-¿Diversificar? ¿A qué te refieres?

-A ampliar el negocio, a venderlo de forma distinta…

Miré a mi alrededor, estábamos en un pasillo en la trastienda que llevaba hasta el piso superior donde ellos vivían; cerca de la entrada había una bici apoyada en la pared.

-¿De quién es esa bici?-inquirí.

-Ah, es mía, aunque apenas la uso…-murmuró el señor Cake.

Por un momento miré a Lloyd y a ambos se nos ocurrió algo, compartiendo una confidente sonrisita.

-Se me está ocurriendo algo… un servicio de entrega a domicilio, llévese las delicias del horno a su casa…-empecé yo.

-Para eso necesitarían mayor producción, yo mismo podría ayudar a Pinkie en la cocina, sé hacer cositas y me manejo bien-continuó Lloyd.

-Luego yo me puedo encargar de repartir las delicias por el pueblo con la bici, no me conozco todas las calles, pero denme un par de semanas y me las aprenderé.

-El éxito previo puede garantizar un servicio mínimo, pero también podemos ponerlo a prueba…

-Y no conlleva muchos gastos salvo una mayor producción y un poco de publicidad… ¿Qué les parece?

Tanto los Cake como Pinkie se mostraron particularmente sorprendidos por nuestra visión empresarial, siendo la chica rosada la primera en opinar.

-¡¡Que gran idea!! ¡¡Es genial, seguro que tiene éxito!! ¡¡Hagámoslo señora Cake, yo estoy dispuesta!!

-Eh… sí, bueno, la verdad es que es una idea interesante… aunque, como bien decís, habría que probarlo primero…

-Hagamos una cosa, nos tiene un fin de semana de prueba y, si la iniciativa tiene éxito, seguimos con ello; no tiene por qué contratarnos formalmente si no quiere…

Los señores Cake se miraron por un momento, pensativos, hasta que al final aceptaron nuestra oferta; comenzaríamos ese fin de semana y, mientras tanto, habría que empezar a publicitarnos.

-¡Genial, vamos a trabajar juntos, como amigos! ¿¡No estáis emocionados!? ¡¡Porque yo sí!!-exclamó Pinkie.

-Sí, la verdad es que sí…-asentimos nosotros.

-¡Oh, me encanta que las cosas salgan tan bien! ¡Abrazo grupal!

Sin que pudiéramos darnos cuenta siquiera, un torbellino de color rosa nos atrapó entre sus brazos, abrazándonos con fuerza.

-¡Vamos a ser los mejores amigos y compañeros de trabajo! ¡Pinkie Pie, Lloydi y Sgi!

-¿Lloydi?

-¿Sgi?-repetí yo, igual de extrañado.

-¡Claro, vuestros apodos! ¡Oh, aunque ahora tendremos que estar en contacto! ¡Dadme vuestros móviles!

Compartimos nuestros números con ella y la añadimos en nuestros contactos; resultó particularmente extraño y bastante surrealista ver a Pinkie en mi agenda.

Una vez que estuvo resuelto el asunto volvimos con las demás y las contamos la idea; fue entonces cuando se ofrecieron a ayudarnos con el asunto de la publicidad, Rarity se encargaría de diseñar un panfleto y las demás se ofrecieron a ayudar a repartirlos una vez que estuvieran impresos. Sin comerlo ni beberlo la tarde se pasó enseguida y, en cuanto dieron las siete, nos preparamos para irnos.

-Bueno, pues nos vemos mañana… paráis en la residencia ¿no?-inquirió Rainbow.

-Sí, estamos allí…

-¡Genial! Aunque, antes de que os vayáis, no os olvidéis de añadirme al móvil…

Al final acabamos incluyendo a las demás en la agenda.

-¡Os meto ahora en el grupo, soy la administradora!-añadió Pinkie.

Finalmente nos despedimos de ellas frente a la puerta del café; a Sunset se la veía más animada que esta mañana, por lo que la regalé una última sonrisa antes de irnos. Ella me la devolvió con un rápido gesto y, tras eso, Lloyd y yo nos fuimos calle arriba en dirección hacia el instituto. Aunque apenas me di cuenta y se me quedó una grata sonrisa grabada en la cara, cosa que me señaló Lloyd mirándome con cara de circunstancia.

-¿Qué?

El chico soltó un respingo y murmuró.

-Sg91 usó ojitos tiernos… es muy evidente.

-¿¡Eh?! Ah, venga ya, no seas ridículo…

-Sí, ya, ridículo…

-A ver, yo sólo soy amable con ella, bastante ha tenido ya la pobre pasándolo tan mal…

-Una cosa es ser amable y otra muy distinta es meter ficha… y tú has estado metiendo por el premio gordo desde esta misma mañana.

-Ah, sí, que esa es otra, gracias por ayudarme allí…-le recordé con desdén.

-Ah, sí, eso, es que vi que tenías la situación bajo control… además, tampoco quería meterme en vuestro momento especial…-murmuró él, como quien no quiere la cosa.

-Vete a la mierda-le espeté secamente.

Y así, discutiendo como siempre, volvimos a la residencia mientras que un brillo anaranjado teñía el cielo junto a una luna creciente.






-¿Has visto eso, dulzura? Parece que le gustas al nuevo…

-¿Qué? ¿Pero qué dices?

-Oh, desde luego que sí, querida, no hay más que verle… parece ser que le has caído en gracia…

-¡Sí, se le nota a la legua! No es muy sutil, que digamos…

-¡Huy, sí, se le enciende la cara al verte! ¡Le gustas, le gustas, a Sgi le gustas!

-Ah, dejadlo ya… si le acabo de conocer…

-Huy, huy, lo dices como si te lo pensaras…

-¿Le darías una oportunidad?

-¿Eh? ¡No! Quiero decir, no así sin más, tampoco quiero hacerle daño, es solo que…

-¡No quiere hacerle daño! ¡Entonces algo hay!

-¡Que no! ¡Agh, dejadlo ya!

-Bueno, bueno, chicas, tampoco la atosiguéis… hay que dejar cuajar al amor…

-¡Rainbow Dash!

Todas se rieron con confidencia, hasta la propia Sunset acabó por unirse a ellas. Tras ellas, el sol se recortó un poco más en el horizonte.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por edgareo » 04 Nov 2014, 18:56

Muy buen trabajo, as usual.
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Marquis Perhaps » 04 Nov 2014, 20:31

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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Sr_Atomo » 05 Nov 2014, 07:30

Muy pero que muy buen capítulo. Me ha encantado, como siempre... el mágico cerebro de Sg91 sigue encandilándome. Y más, quiero más capítulos.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por agustin47 » 09 Nov 2014, 00:36

Ese SunSg(cutreshipnombreinventado), lo necesito!
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por taila_fox » 11 Nov 2014, 17:12

Awesome! Quero más, quero más!
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Re: Bronies al borde de un ataque de nervios [Humano] [Humor

Mensaje por Sg91 » 24 Nov 2014, 19:30

Capítulo 4
Sospechosamente sospechoso



-¿¡Y en qué momento de la vida habías pensado decírmelo?!

-¡Bueno, usted perdone, ya me he disculpado!

-¡¡No, en serio, respóndeme a la pregunta, por favor!!

-¡Un descuido lo tiene cualquiera!

-¿¡Descuido?! ¿¡Pero cómo cojones se te pasa decirme que llegaste a hablar con Astur?!

-¡Sí, vale, soy olvidadizo!

-¡¡La madre que te parió!!

Hay que ver cómo se pone este chico… Y sí, se me olvidó por completo comentarle que había llegado a contactar con Astur aquella vez en la sala de la biblioteca. Y era normal, habíamos tenido una semana de lo más movidita ¿Quién no se olvidaría de algo así? Al menos ahora lo sabía, pero el problema era que el señor quejica quería volver a intentarlo, eran las once y media de un viernes por la noche, y hacía dos horas y pico desde que cerraron el instituto. Ahora el plan era colarnos dentro y usar el mismo ordenador que usé yo para intentar volver a hablar con Astur.

-Lloyd, nos van a pillar, nos va a caer una buena y le vamos a dar un motivo a Celestia para que nos eche… déjalo, ya lo intentaremos mañana o el lunes…

-¡Los cojones! ¿Hay una forma de contactar con los demás y tú no me dices nada? Ahora mismo nos colamos ahí dentro y tratamos de contactar con Astur…

-Pues vale…

Sabía y de sobra que era imposible razonar con él cuando estaba tan alterado, por lo que lo dejé estar y le seguí a través del campus; era de noche cerrada, varias nubes decoraban el cielo y tapaban una luna cuarto creciente, ocultándonos de la vista. Cruzamos la pista de futbol y nos acercamos al instituto cerca de la entrada trasera, la cual estaba predeciblemente cerrada.

-Vale, ya estamos aquí ¿cómo se supone que vamos a entrar, genio?-inquirí yo.

-Buscamos una ventana que se pueda abrir desde fuera… vamos a probar las de este lado.

Rodé los ojos, dudando bastante de que nos fuéramos a encontrar con una ventana así, cosa que le señalé.

-Lloyd, lo dudo mucho… y además, aunque consiguiésemos entrar ¿cómo lo vamos a hacer para que no nos detecten las cámaras?

-¿Cámaras? ¿De qué me hablas? Si aquí no hay cámaras…

-Pero eso no lo sabes, melón ¿y si están ocultas o algo por el estilo?

-Sí, claro, y luego soy yo el exagerado… ¿estos que van a tener, si son una pública?

Llegados a ese punto preferí no seguir discutiendo con él y lo dejé hacer, mientras íbamos comprobando las ventanas; las diez primeras no se movieron, pero para mi eterna sorpresa, la siguiente sí que lo hizo.

-¡Ajá, bingo! ¿Qué te apuestas a que son unos baños?-inquirió Lloyd, exultante.

-En tal caso serían los de los chicos…

Lloyd fue el primero en encaramarse y yo le seguí justo después; y resultó tener razón además.

-Toma ya, he acertado…

-Sí, sí, muy listo el nene…

-Vamos a la biblioteca…

Los baños en los que nos encontrábamos eran unos de la planta baja, cerca de una de las tantas clases de informática que había; la biblioteca se encontraba en la primera planta, por lo que subimos las primeras escaleras que vimos. Los pasillos del instituto estaban envueltos en una densa penumbra, aunque llevábamos los móviles encendidos en modo linterna para alumbrarnos el camino.

-Bof, mierda de batería… menos mal que Pinkie nos prestó ese cargador suyo de repuesto…

-Sí, estaríamos muy perdidos si no…

Llegamos a la biblioteca, pero comprobamos para nuestro pesar que la puerta estaba cerrada.

-Mierda, pues ya me dirás cómo entramos ahora…-mascullé yo, molesto.

-Espera, pasémonos un momento por la sala de profesores…-sugirió Lloyd.

-Sí, eso si tampoco está cerrada…

-Ah, cállate ya…

Para ir a la sala de profesores tuvimos que volver a la planta baja y dirigirnos hacia el otro lado, cerca de la cafetería; durante todo el camino me resultó muy extraño que no hubiera nadie vigilando el instituto por la noche, cosa que comenté en voz alta.

-Qué raro que no haya un vigilante por aquí…

-Es un instituto, no un supermercado…

-Ya, pero aun así… es un instituto americano para ser más precisos, razón de más para que haya uno. Los americanos vigilan hasta una tienda de periquitos…

A eso Lloyd no dijo nada, aunque le supuse una mirada hastiada o algo parecido. Finalmente llegamos a la sala de profesores, la cual estaba convenientemente abierta.

-Oh, vaya, qué sorpresa…-murmuré yo, con sarcasmo.

-Lo que pasa es que te jode que tenga razón…

-Sí, claro, porque tú lo digas…

-Da igual, busca un corcho o cualquier otra cosa donde se cuelguen unas llaves…

Entre los dos las estuvimos buscando hasta que finalmente me encontré un gran juego de llaves guardadas en un cajón junto a unos horarios; el tintineo atrajo a Lloyd y me ayudó a buscar la de la biblioteca, encontrándola enseguida.

-Aquí está…

-¿Vamos a tener que llevarnos todo el manojo de llaves?

-Podríamos sacarla, pero meterla de nuevo sería un coñazo… vamos, así mismo…

Una vez con la llave en nuestro poder volvimos a la biblioteca y abrimos la puerta; en cuanto entramos, me dirigí directamente al ordenador de la última vez.

-En este estuve…

-Genial, enciéndelo…

Por suerte no habían apagado el diferencial ni nada por el estilo, por lo que encenderlo fue sencillo; internet tampoco fue un problema ya que los ordenadores centralizados solían compartir línea mediante un cable Ethernet, como hace años, en vez de usar wi fi. Lloyd ocupó la silla y yo me quedé de pie.

-Vale, dices que te pasó cuando entraste en el foro ¿no?-recordó Lloyd.

-Sí, fue casi automático, no tuve que hacer mucho más…

Desde google nos redirigió automáticamente y nos encontramos en el foro enseguida; en el hilo de General/Off topic la gente seguía comentando acerca de nuestra desaparición, y al parecer Astur no había comentado nada acerca de nuestro encuentro. El resto de hilos se veían un tanto desangelados, aunque en Nuestro rincón personal había habido una edición hace escasos minutos. Lloyd pinchó en ella y vimos entonces que Volgrand había editado el hilo de su programa, indicando que emitía en cinco minutos.

-Volgrand va a emitir… ¿crees que podríamos pillarle en plena faena?-inquirí yo, intrigado.

-Sólo hay una forma de averiguarlo…

Clicó entonces en el enlace de su cuenta de Spreaker y nada más entrar, un directo comenzó a reproducirse automáticamente; fue entonces cuando la pantalla entera parpadeó y, en un visto y no visto, apareció el careto de Volgrand en pantalla, mirando al frente y sin haberse dado cuenta de nuestra presencia.

-¿¡Volgrand?!-soltamos los dos al unísono.

Nada más decirlo, el aludido comenzó a hablar.

-¡Bienvenidos una vez más a Volgrand: música y fandom!

De los altavoces sonó entonces la cuña de música característica, seguido de un yay de Fluttershy.

-Y hoy os voy a traer un montón de novedades relacionadas con el mundillo y fandom de My Little Pony, como es usual. Pero antes de empezar, os voy a poner lo más nuevo de Acoustic Brony…

Lloyd y yo nos miramos por un momento, no muy seguros de qué hacer a continuación.

-No parece vernos…

-Yo creo que ni está mirando a la pantalla… espera un momento ¡Volgrand! ¡Hey, Volgrand!

Entre los dos le estuvimos llamando sin resultados, hasta que al final acabamos gritando a la vez.

-¡¡¡Volgrand!!!

Fue entonces cuando el aludido botó, miró hacia nosotros y se quedó con una cara de incredulidad tremenda.

-¿¡Lloyd?! ¿¡Sg?!

-¡Sí, tío, somos nosotros!

-¡Pero, pero… tíos, j*d*r, que estoy emitiendo!

-¡Ya, y nosotros en la biblioteca del instituto a las doce de la noche! ¿Qué puede salir mal?-mascullé yo, con sorna.

-¡Agh! ¿¡Quieres dejarlo ya?!-me espeto Lloyd, un poco harto.

-A ver, a ver, esperad un momento… agh, voy a tener que retrasar esto…

Antes de hablarnos estuvo apañando el programa poniendo un par de canciones más que hicieran tiempo antes de empezar a emitir de verdad; una vez que estuvo todo listo, se giró hacia la pantalla y murmuró.

-A ver, por fin contactamos con vosotros, empezábamos a pensar que Astur había bebido mucho café esa noche…

-Pues ya ves que no… aquí estamos, atrapados…-murmuré, con cara de circunstancia.

-¡Tienes que sacarnos de aquí, Volgrand, no sé si mi mente será capaz de hacerse a la idea de que nos quedaremos aquí indefinidamente!-masculló Lloyd por su parte.

-Bueno, eso es relativo, quiero decir… ¡no sé ni por dónde empezar!

-Ya somos tres…

-A ver, contadme ¿qué os pasó exactamente para que acabarais ahí?-inquirió Volgrand, curioso.

Le resumimos rápidamente todo lo que había pasado además del momento que nos transportó hasta allí.

-Así que cajas llenas de almohadas… suena factible…

-¿¡Factible?! ¡¡Por Dios, Volgrand, no nos vengas con esas!!-exclamó Lloyd.

-Tranquilo, tranquilo, sólo quería tocaros las narices… suena bastante tonto, ciertamente, aunque… ¿habéis conocido a las demás?

-Oh, sí, nos hemos hecho amigos y todo, hasta tenemos sus números de móvil…-apunté yo.

-Uauh, eso suena tan raro…

-Oh, créeme, ya es raro verlas en la agenda…

-A ver, a ver, que nos desviamos… tenemos que encontrar una forma de salir de aquí…-recordó Lloyd en ese momento.

-Quiero ayudaros, de veras que sí, pero es que no sabría qué hacer… ¿por qué creéis que habéis acabado ahí?

-No lo sé… ¿because reasons?-inquirí yo, inseguro.

-Oh, puede que yo sí lo sepa, tal vez porque el karma me odia…-supuso Lloyd, con cara de asco.

-Pobre karma…

Ante eso, tan solo recibí una mirada llena de desdén por parte de Lloyd, el cual me espetó.

-Eres muy gracioso a veces, lo sabes ¿verdad?

-Por supuesto…-le dije con una sonrisita.

Ante eso Volgrand soltó una risita graciosa al tiempo que decía.

-Vaya par… resulta curioso que los dos acabarais juntos ahí…

-Oh, sí, mi vida lo agradece tanto…

-Agh, está así casi siempre, nunca lo veo animado… a ver si mañana con el curro te distraes un poco…

-¿Curro? ¿Vais a currar? ¿En dónde?-quiso saber Volgrand, curioso.

-En el Sugarcube Corner, Pinkie nos ha enchufado, vamos a instaurar un servicio de reparto a domicilio, yo cocino con Pinkie…

-… mientras que yo reparto los dulces por el pueblo yendo en bicicleta. Chulo ¿eh?

-Eh… sí, la verdad es que suena bien…

-Vale, en cuanto a lo de salir de aquí…

Volgrand abrió la boca para decir algo, pero en ese momento giró la cabeza y masculló.

-Oh, mierda, se acaba la canción, y tengo que emitir…

-¡No, espera un momento!

-Lo siento tíos, pero no puedo dejar colgada a la audiencia, intentaré hablar con vosotros en otro momento…

-¡No, espera, Volgrand!

Pero antes de que Lloyd pudiera decir nada más, el aludido volvió a su emisión; justo después, la pantalla parpadeó y volvió a pasar lo de la última vez, apagón repentino.

Lloyd quiso decir algo, pero tan solo se quedó en el sitio, mirando a la pantalla como si se esperara ver algo más en ella.

-Qué raro, se ha vuelto a apagar de golpe…-murmuré por mi parte, extrañado.

Opté por comprobar los cables y vi que estaban todos bien.

-Pues ni idea... resulta curioso…

Al ver que Lloyd no reaccionaba me dirigí a él y le hablé con propiedad.

-Oye, mira tío, sé que estás molesto porque estemos aquí, pero te lo tienes que tomar con más calma, en serio. Vale que no sea el mejor lugar para quedarse encerrado, pero al menos intenta verlo con algo más de perspectiva…

El chico giró la cabeza y se me quedó mirando por un momento antes de soltar un suspiro y hablar.

-¿Sabes una cosa? Por muy raro que parezca voy a seguir tu consejo…

-¿De verdad?-inquirí, esperanzado.

-Sí… principalmente porque estoy agotado y mañana hemos quedado a las ocho con Pinkie, lo intentaremos otro día, cuanto antes mejor.

No pude evitar soltar un respingo.

-Me espero demasiado de ti a veces…

-Sí, te suele pasar mucho…

Preferí no darle más importancia y al final salimos por donde vinimos, cerrando la puerta de la biblioteca y dejando las llaves donde nos las encontramos. En esos momentos salir de allí no era mi prioridad más inmediata, además, mañana empezábamos a currar, por lo que debíamos de estar descansados y espabilados.







La alarma del reloj de mi móvil comenzó a sonar estridentemente con ese tonito tan meloso e insoportable que tenía; por su parte, la del móvil de Lloyd le siguió justo después y ambos tonos se entremezclaron, despertándome del todo y haciendo que botara ligeramente en la cama.

-Agh, dita sea…

Alcé el brazo hacia la mesilla para cogerlo y le di al botón central; las siete de la mañana.

-Joder, que sueño…-masculló en ese momento Lloyd, dejando escapar un sonoro bostezo.

-Ya, eso pasa cuando nos da por trasnochar…

Madrugar no era mi fuerte, pero ese era un caso especial, por lo que apechugué todo lo que pude y me levanté; Lloyd me siguió al poco rato, con una cara medio dormida y arrastrando consigo la sábana de la cama.

-Joder, macho, pareces un zombi…

-Ñe…-farfulló él.

-Sí, supongo…

Sin mediar ni una sola palabra más, nos acicalamos y nos vestimos rápidamente para luego salir hacia el Sugarcube Corner; la mañana comenzaba a despuntar, la figura del instituto cerrado se recortó en la distancia mientras nos dirigíamos hacia la cafetería. El aire frío matutino nos ayudó a despejarnos un poco más, aunque un gruñido familiar rompió con la monotonía de la situación.

-¿Eso era tu estómago?-inquirí yo.

-Sí, me muero de hambre…-masculló Lloyd.

-Ya, bueno, la cena de anoche no fue gran cosa…

-Es lo que tiene pagar algo decente por menos de veinte dólares…

-Ah, es verdad, me olvidaba que estamos jodidos de pasta… menos mal que empezamos a currar…

-Ya, bueno, espérate a ver cuándo nos pagan… sobre todo si esto sale bien…

-Saldrá bien, seguro…

-Eso espero…

No hablamos mucho más hasta que finalmente llegamos hasta la cafetería, la cual todavía no había abierto; nosotros entramos por la puerta de servicio que había al lado de un callejón aledaño, nada más poner un pie en el pasillo llamamos a Pinkie.

-Pinkie, ya estamos aquí…

En menos de un minuto siquiera tras ese llamado, la aludida hizo acto de presencia al otro lado del pasillo; se la veía del todo preparada, tenía puesto un mandil blanco, aunque hubo algo que nos chocó nada más verla. Tenía una mirada muy seria, con los brazos cruzados, y nos miraba fijamente sosteniendo una cuchara de palo en una mano.

-Ostias, qué miedo…-soltó Lloyd por lo bajo.

-¿A qué viene esa cara?

-No lo sé… me da cosa preguntar…

Por mi parte opté por dirigirme a ella.

-Pinkie ¿va todo bien?

La aludida no dijo nada, tan solo nos devolvió la mirada y nos indicó con un gesto de la mano que nos acercáramos hasta donde estaba ella; Lloyd y yo nos miramos por un momento, un tanto intimidados, hasta que finalmente echamos a andar para ponernos frente a la chica. El gesto en su cara era tan serio que no parecía ella. En un momento dado, habló.

-Chicos… os dais cuenta de que este es un día especial ¿verdad?

-Eh… sí, sí, claro…

-Todo debe salir perfecto… sin fallos, ni uno solo…

-No habrá ninguno…

-Eso espero… realmente lo espero…

Para entonces los dos estábamos comenzando a sudar frio, la mirada glacial de Pinkie nos atravesaba cual dagas heladas… hasta que la chica esbozó una tonta sonrisita y soltó una sonora carcajada.

-¡Ja, ja! ¡Tendríais que ver las caritas que habéis puesto! ¡Qué bueno!

Por nuestra parte dejamos escapar un respingo, sin dejarnos de sentir un tanto aliviados.

-Vale, aquí está Pinkie Pie…-murmuré yo.

-¡Claro que sí! ¿Qué os creíais, que os iba a poner a trabajar sin desayunar? Yo creo que no soy tan mala…

-No, tan solo random…-comentó Lloyd, como quien no quiere la cosa.

Ante eso Pinkie se rio por lo bajo y asintió.

-Sí, me lo dicen mucho…

Los Cake todavía no habían llegado, pero Pinkie ya estaba allí preparando la cocina; la estuvimos ayudando mientras desayunábamos un café y varias magdalenas, muffins y demás bollería casera. Tanto ella como Lloyd estuvieron repasando todas las recetas que tenían que hacer ese día, así como lo materiales que precisarían, y a mí me dio un mapa del pueblo para que me lo fuera aprendiendo. La mayoría de las calles estaban dispuestas en forma horizontal, con anchas avenidas y largas calles que se entrecortaban en ciertos puntos de forma diagonal. Aunque me llamó la atención cierto núcleo disperso situado a las afueras que también aparecía en el mapa.

-Oye Pinkie ¿Qué es este complejo de aquí tan apartado del pueblo?

-Ah, sí, ese es el antiguo polígono industrial, estuvo un tiempo operando aquí pero luego todas las empresas afincadas en él se movieron a otro más accesible y dejó de estar operativo. Ahora sólo quedan algunos almacenes que se siguen usando de manera esporádica, la planta eléctrica y poco más… nadie se pasa por ahí.

Poco después, los Cake se presentaron en la cafetería y, pocos minutos después, la cafetería abrió y los primeros clientes del día comenzaron a entrar; al poco rato el teléfono también comenzó a sonar, y con él, se dieron los primeros encargos.

Pinkie, Lloyd y los Cake comenzaron a trabajar enseguida, yo me ofrecí a ayudar, pero entre los cuatro se apañaban bastante bien; Lloyd por su parte demostró tener buena mano ayudando a Pinkie, aunque en ocasiones también requirió de la ayuda y guía de la chica, la cual le estuvo enseñando encantada.

Al cabo de unos pocos minutos estuvieron listos los primeros encargos y esta vez me tocó a mí; cada uno llevaba una notita pegada con la dirección, los cargué todos en la cesta trasera de la bici que el señor Cake la había acoplado y me puse en camino.

El primero de todos lo esperaban en el 25 de Ursa Street, la cual me hizo una gracia tremenda, ya que resultó ser la madre de Trixie la que lo había pedido. De hecho fue ella quien me abrió la puerta, exclamando.

-¡¡Ah, ya están aquí las delicias de maní de la gran y poderosa Trixie!!

Luego fue su madre la que me pagó, resultando ser una mujer de lo más encantadora, todo lo contrario que su hija.

El segundo encargo fue aún más bizarro si cabía; el 40 de Clockwork Avenue resultó ser una relojería en la que me atendió un muy recto y educado Doctor Hooves, el cual me explicó que no había desayunado en toda la mañana debido a un encargo muy importante.

-¡Tiempo, me falta tiempo, ya ves tú que paradoja! Estoy muy ocupado, así que si me disculpas… ¡allons-y!

Salí de allí flipando en colores y centrándome en mi siguiente objetivo: el ayuntamiento. Allí me recibió la mismísima alcaldesa, la cual había pedido unas pastitas para acompañarlas con el café. Al salir del ayuntamiento me encontré con el Capitán Planeta y los planetarios, sosteniendo algunas pancartas y exclamando consignas varias; el capitán, al verme, me saludó.

-¡Hombre, Sg! ¿A qué has venido al ayuntamiento?

-Ah, hola, sólo a entregar un pedido de pastas, estoy trabajando como repartidor en el Sugarcube Corner… ¿y vosotros?
¿Cómo va la protesta?

-Ahí va, ahí dentro se hacen los sordos, pero no nos vamos a callar por mucho que nos ignoren… ¡¡alcaldesa, dimisión!!-soltó el chico justo después.

-Os veo de lo más concienciados…

-Claro que sí, no dejaremos que hagan lo que les dé la gana…

Estuve hablando un rato más con él hasta que, en un momento dado, alguien me llamó al móvil, siendo Lloyd.

-Dime-le dije nada más descolgar.

-Oye, vente para acá que hay más cosas que repartir, ya llevamos seis pedidos…

-Vale, voy para allá… te dejo tío, el deber me llama.

-Venga, hasta luego.

El resto de la mañana estuve de un lado para otro entre la cafetería y el resto de lugares a los que debía de entregar los pedidos; de golpe y porrazo empezaron a llamar de forma sistemática a la cafetería y tanto los Cake como Pinkie y Lloyd estuvieron ocupados preparando de todo, desde pastelillos, tartas, cupackes, muffins, palmeras, napolitanas… casi no daban abasto, y yo tampoco, durante toda la mañana estuve entregando un total de doce pedidos y había más pendientes para la tarde. De por sí el Sugarcube Corner ya era bastante exitoso antes de esa iniciativa, y ahora que poníamos al alcance de la clientela sus productos de siempre sin que la gente tuviera que salir de casa, de por si ya era un buen incentivo.

A eso de las dos hicimos un alto para descansar y comer, mientras hablábamos un poco.

-¿Qué tal la mañana?

-Atareada, el teléfono comenzó a sonar a cada rato y nos tuvimos que dar mucha caña… si no fuera por Pinkie no podría con todo… gracias también por las lecciones, Pinkie-murmuró Lloyd.

-Oh, no ha sido nada, Lloydi… pregúntame siempre que quieras-añadió ella, con una sonrisita.

-La verdad es que estamos teniendo bastante éxito, tenemos varios pedidos más para esta tarde… si mañana hacemos tan buena caja como hasta ahora, tened por seguro que os contrataremos-comentó justo después el señor Cake.

-Desde luego… aunque para esta tarde vamos a tener que pasarnos a hacer la compra ¿creéis que podréis los dos solos?-inquirió en ese momento la señora Cake.

-Claro que sí señora Cake, sin problema ¿verdad, Lloydi?

-Ah, sí, no creo que tengamos problema…

-Qué bien, porque también vais a tener que echar un ojo a los niños… esta mañana los ha estado cuidando una improvisada canguro, y me temo que para esta tarde no va a poder venir…

Esa noticia dejó a Lloyd con una cara de sorpresa tremenda, al contrario que Pinkie, la cual esbozó una grata sonrisa.

-¡Oh, genial, me encanta cuidar de Pound y Pumpkin! ¡Ya verás, Lloydi, son adorables!

Lloydi quiso decir algo, esbozando una preocupada mirada, pero en ese momento apareció cierta persona bajando por las escaleras.

-Bueno señores Cake, mi turno ya ha acabado… siento no poder quedarme esta tarde, pero tengo cosas que hacer…

-No te preocupes Derpy, cielo, gracias por cuidar de los niños…-la dijo la señora Cake.

-Oh, ya sabe que no es nada… ¡hola, Pinkie!

-¡Hola Derpy!

Lloyd y yo nos quedamos mirando fijamente a Derpy, la cual nos saludó brevemente antes de irse; Pinkie, al ver nuestras caras, comentó.

-Es una compañera de clase, va al D, es muy buena chica, aunque a veces se meten con ella, la pobre…

-¿Y eso por qué?-inquirí yo, extrañado.

-Porque es bizca… y a veces porque no es muy ágil, que digamos. La gente puede llegar a ser muy mala…

Nosotros tan solo asentimos, sintiendo unas ganas tremendas por conocer a esas personas.

Tras la comida hubo un breve receso de varios minutos antes de volver al tajo; yo aproveché para coger los encargos que ya estaban listos, un total de cinco, aunque habría unos cuantos más después. Aun así me centré en esos y fui a repartirlos por todo el pueblo.

Esta vez me tocaron calles no tan alejadas de la cafetería, aunque para mi sorpresa dos de los clientes resultaron ser Celestia y Luna, las cuales vivían en un apartamento cerca del centro.

-Hombre, Sg, qué sorpresa…-murmuró Luna al verme, mirándome de arriba abajo con el ceño fruncido.

-Ah, subdirectora Luna… ¿han pedido un surtido de delicias?

-Así es… ¿está trabajando en la cafetería?

-Oh, sí, es un curro de fin de semana, ya sabe, para pagar gastos extras…

La mujer no me quitó ojo de encima en ningún momento, pronunciando aún más el ceño en un gesto inquisitivo que me pesó como una losa; si antes me daba la sensación de que Luna no se fiaba de nosotros, ahora era un pálpito.

-Bueno, mientras no interfiera con sus estudios…

-Ah, no, que va, lo tenemos controlado…

-Bien…

Luna me pagó lo convenido sin ni siquiera dejar de hacer contacto visual conmigo hasta que cerró la puerta; una vez solo, me permití el lujo de soltar un alterado bufido.

-Esta mujer me pone muy nervioso…

Volví a la bici con todos los encargos hasta ahora repartidos; pedaleé unos cuantos metros hasta parar en un semáforo en rojo, aproveché entonces para echar un rápido vistazo al mapa.

-A ver, para volver desde aquí puedo tomar...

Estuve alzando la vista de vez en cuando para no quedarme parado en pleno verde, pero en uno de esos amagos vi algo que hizo que mi atención se desviara poderosamente; y no era para menos. Aria Blaze se encontraba al otro lado de la calle, mirando a todos los lados en una actitud sospechosa y vestida con la misma sudadera de la última vez que la vi. Me quedé mirándola sin poder salir de mi asombro, no me esperaría volver a encontrarme con alguna de esas tres ahí y ahora. ¿Qué estaría tramando?

En un momento dado la chica echó a andar hacia la derecha y la seguí con la mirada; justo después un claxon tronó tras de mí, dándome un buen susto.

-¡Ya va, cojones, cuánta prisa!

Me aparté de la calzada y subí a la acera, sin perderla de vista; andaba a paso ligero, con las manos metidas en los bolsillos de la sudadera y tratando de pasar desapercibida. Sin que me viera ni notara mi presencia comencé a seguirla sibilinamente y desde una distancia prudencial para ver hacia dónde me llevaba; entre medias traté de llamar a Lloyd para comunicarle la situación.






-Lloydi ¿cómo va la masa de hojaldre?

-Ya casi está… ¿qué hay de las trufas?

-Enfriándose en la nevera… ¿queda algo más?

-No, me parece que eso es todo… por ahora.

Hasta el momento el teléfono había estado sonando casi de seguido, y la gente había pedido de todo, cerciorando así el éxito que había tenido la iniciativa; habían estado ocupados desde entonces, y se les estaban acabando los ingredientes, por lo que los Cake habían salido a comprar para reponer. Lloyd nunca hubiera pensado que iban a tener tanto éxito, y sin embargo, allí estaban, trabajando duro.

-Bueno, pues ahora a esperar que Sgi vuelva para seguir repartiendo…

-Sí, espero que no tarde mucho…

-¿No es genial? Estamos teniendo un éxito tremendo, sabía que a la gente le gustaba las delicias de la señora Cake ¿pero esto? Ni se me habría ocurrido…-comentó Pinkie, de lo más animada.

-Bueno, es normal teniendo en cuenta que antes ya teníais éxito; los clientes fidelizados siempre van a volver por la calidad y el buen trato, pero si a eso le añades que pueden disfrutar de esa misma calidad en su casa y por un precio similar, no lo dudarán en ningún instante-explicó Lloyd, con lógica.

-Es verdad… me sorprendes, Lloydi, tienes visión de negocio…

-Sí, bueno, aunque no es precisamente mi punto fuerte, algo sé…

La chica rosada esbozó una grata sonrisa y él esbozó otra, repentinamente contagiado por el buen humor de Pinkie; en un momento dado, ésta comentó.

-Ah, por cierto, he estado hablando antes con las chicas, vendrán luego a tomar algo con nosotros.

-Oh, está bien…

-Sí, aunque antes tendremos que esperar a Sgi… espero que no tarde mucho en volver…-murmuró ella, observando su móvil.

Lloyd fue a decir algo, pero en ese momento unos repentinos lloros le interrumpieron de golpe; Pinkie esbozó una mueca cansada.

-Oh, no, con lo bien que estaban tan tranquilitos…

Los dos pasaron a la sala contigua y Pinkie se acercó hasta la cuna, sacando de ella a un Pound y una Pumpkin bastante nerviosos.

-¿Quieres que te ayude a sostenerlos?-inquirió Lloyd.

-Sí, de hecho te lo iba a pedir ahora…

El chico sostuvo a cada uno en sus brazos, ninguno de los dos parecía ir a calmarse enseguida.

-¿Qué hacemos, cómo les calmamos?

-Tranquilo, tengo el remedio infalible…

Lloyd se quedó un tanto extrañado por esa tan segura afirmación, aunque antes de que pudiera decir nada más, Pinkie cogió un saco de harina de debajo de una de las mesas de la cocina y se lo echó por encima delante de ellos, cubriéndose de blanco. Nada más verlo los críos se quedaron callados, mirándola fijamente. La chica tosió levemente, y justo después Pound y Pumpkin se rieron con ganas.

-¿Ves? Siempre funciona…

Por su parte Lloyd no dijo nada, aunque no pudo evitar reírse tontamente ante tan graciosa estampa; por un momento Pinkie le miró mal y murmuró.

-Eh ¿de qué te ríes?

-Je, pues de ti…

-¿Ah, sí? Pues toma un poco de esto…-dijo entonces ella, embadurnándole la cara de harina.

Lloyd apenas pudo hacer nada por evitarlo, quedándose con la cara blanca; Pound y Pumpkin se rieron un poco más, al tiempo que el chico devolvía una mirada retadora a Pinkie.

-Espera a que deje a estos dos y ahora hablamos tú y yo…

-Huy, que miedo…

Sin decir nada más, Lloyd dejó a los niños en la cuna y luego se lanzó hacia Pinkie, la cual echó a correr.

-¡Ven aquí, hombre, si solo quiero equilibrar la balanza!

-¡A ver si me pillas!

-¡Espera y verás!

Los dos estuvieron corriendo por toda la cocina intentando atraparse; el móvil de Lloyd vibraba en una mesa cercana, sin que nadie le atendiera hasta que se cortó.







-Agh ¿por qué nunca me lo coge cuando yo le llamo? A saber qué estará haciendo…

Preferí dejarlo estar, centrándome en la persecución en sí. Lo malo de mi situación era que yo iba en bici mientras que ella iba andando, lo que hacía que mi presencia se notara más; si me acercaba demasiado a ella acabaría viéndome y, aunque no me conocía de nada, ya era arriesgado que me llegara a ver, por lo que preferí no correr ese riesgo. La estuve siguiendo a paso constante, llevándome por esa parte del pueblo y recorriendo varios metros en línea recta; en un momento dado giró a la izquierda en un cruce, en dirección a una calle que salía del pueblo y se alejaba hacia el sur. Por un momento tuve como un pálpito y supe hacia donde se dirigía.

-Un momento, esa curva…

Para asegurarme saqué el mapa de nuevo y lo confirmé del todo; esa carretera conducía hacia el viejo polígono industrial.

-¿El polígono? ¿Para qué irá allí?

Aunque pensándolo fríamente esa pregunta estaba de más; probablemente fuera donde ella y las otras dos se escondieran y, teniendo en cuenta que era un lugar solitario y abandonado, era el sitio perfecto para hacerlo. Por lo que opté por aprovechar esa gran oportunidad y seguirla, quizá así podría descubrir más cosas acerca de esas tres.

El polígono industrial resultó ser un compendio de fábricas de aspecto pobre y abandonado, una serie de almacenes dispuestos de forma línea frente a la carretera, y con una vieja cementera dominando el lugar. Aria se dirigió directamente hasta este complejo y entró en él por el lado del edificio aledaño de las oficinas; por mi parte me acerqué con cautela una vez que ella estuvo dentro, dejé la bici escondida tras un contenedor para que no se viera y me colé dentro usando todo el sigilo posible.

El interior del edificio estaba hecho una ruina, lleno de polvo, escombros y restos de papeles y muebles varios; no era muy seguro para vivir, cosa que me chocó bastante. Igual sólo era un punto de encuentro… o bien paraban por allí de vez en cuando; aunque mi duda quedó resuelta en cuanto vi unos tres colchones metidos en una oficina, junto con bolsas llenas de cosas, principalmente femeninas.

-Realmente viven aquí… j*d*r, que triste…-pensé un tanto chocado.

Preferí salir de esa oficina por si a alguna se le ocurría aparecer de improviso y subí al piso superior, el cual conectaba con el edificio de trabajo y varias torres de mezclas con sus respectivos canales y pasarelas. Unas escaleras de servicio me llevaron hasta una pasarela superior dentro del edificio de tratamiento, fue entonces cuando oí unas voces no muy lejos de allí; seguí el eco de las mismas hasta encontrarme con Aria, la cual estaba hablando con Adagio y Sonata.

-¿Y bien? ¿Has encontrado algo?

-Nada de nada… no sé, Adagio, tengo mis dudas de que la encontremos, no parece que vaya a volver a aparecer…

-¡De eso nada! ¡Sabéis bien que estaba ahí, es magia, no aparece así sin más, alguien debe de haberla usado!

-Pero sabes tan bien como yo que no hay magia en este mundo… no puedo rastrear algo que no está ahí…

Adagio dejó escapar un grito de rabia, conteniéndose las ganas de opinar.

-¡Agh, si es que al final lo voy a tener que hacer todo yo! ¿Por dónde has buscado?

-Miré por toda la parte sur del pueblo y cerca de la colina por la que apareció ese arcoíris, pero no hay nada allí salvo una urbanización residencial y un instituto…

Ante eso Adagio dio una cabezada y yo no pude evitar preocuparme.

-¿Un instituto dices?

-Sí, pero tampoco noté nada estando allí…

Aun así la chica de pelo naranja se quedó pensativa, rumiando posibilidades; en un momento dado, inquirió.

-¿Segura que no notaste nada? ¿No había nada raro o fuera de lugar?

-No… la urbanización era sosa y aburrida, y la fachada del instituto está de obras, pero nada más. No parece el lugar ideal como para que alguien juguetee con magia a ese nivel ¿no crees?-argumentó Aria con gesto taciturno.

-Eso parece…

Aunque la chica no parecía del todo convencida, llegando a esbozar una dudosa mirada; hasta ahora Sonata se había quedado callada durante toda la conversación, y siguió así hasta que Adagio se dirigió a ella.

-Aun así la búsqueda debe proseguir, creo que no lo estamos enfocando bien… me llama la atención ese instituto, pero no quiero arriesgarme a acercarnos demasiado, por lo que investigaremos desde lejos. Sonata, tú eres la que mejor puede llamar la atención sin parecer lo suficientemente sospechosa, así que te encargarás tú de descubrir cosas acerca de ese instituto.

-Oh, vale, está bien…-murmuró la aludida, distraídamente.

-¿En serio se lo mandas a esta, Adagio? Te creía más sensata…-la espetó entonces Aria, para mi sorpresa.

-Eh, oye ¿qué insinúas?-inquirió Sonata, frunciendo el ceño.

-¿Lo ves? Si quieres sacar algo de todo esto mándame a mí…

-¡Perdona, pero yo soy del todo capaz, lo ha dicho Adagio!

-¡Ese es el problema, que lo ha dicho Adagio, y no lo entiendo!

-¡No soy ninguna tonta!

-¡Mira, eso es verdad, sólo eres estúpida!

Sonata quiso contestarla, pero antes de que la cosa se desmadrara Adagio decidió intervenir.

-¡¡Ya basta, las dos!! ¡¡Sois como crías!! ¡¡Sonata será la que irá a investigar desde lejos y punto!! ¡¡Y tú, Aria, vendrás conmigo!! ¿¡Entendido?!

La chica de pelo violeta se quedó un tanto cortada, mientras que Sonata esbozaba una sonrisa triunfal.

-Sí, Adagio…

-Así me gusta…

Lo cierto era que la situación era de lo más interesante, y me estaban diciendo mucho de ellas en casi nada; desde donde estaba las podía ver bien sin que me arriesgara a que me descubrieran, se encontraban justo debajo de la pasarela donde yo me encontraba.

-Bueno, parece que no tienen localizadas a las chicas… mejor así. Será mejor que me vaya ya, no quiero que me descubran.

Para evitar que no me vieran ni oyeran me agaché para avanzar sigilosamente y me di la vuelta para volver por donde había venido; pero en ese justo momento noté a mi móvil vibrando repentinamente, seguido de mi muy estridente y ruidoso tono de llamada.

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Debido a eso pegué un buen bote, al tiempo que pensaba.

-Mierda…

-¿¡Quien está ahí?!-tronó justo después la voz de Adagio por todo el lugar.

Fui a cortar la llamada y entre medias pude ver que se trataba de Lloyd.

-Cómo no, me llama en el mejor momento, hay que joderse…

Al segundo siguiente pude oír como las tres se ponían en movimiento, Adagio tomó el liderazgo enseguida al tiempo que gritaba.

-¡¡Arriba, está arriba!! ¡¡Pedazo de estúpida!! ¿¡Cómo has dejado que te siguieran?!

-¡¿Y yo que sabía?! ¡Es la primera vez que me pasa!

-¡¡Maldita sea!! ¡¡Subid por el otro lado!!

Por un momento alcé la vista y observé lo que me rodeaba; cerca de donde entré había una escalerilla que conectaba con el piso de abajo, y un poco más adelante había otra al lado de un viejo panel de control. Aria y Sonata se dirigían hacia esta, mientras que Adagio trataba de pillarme por detrás.

-Mierda, estoy atrapado…

Pero entonces vi una posible salida; era arriesgado, pero no me quedaba otra. Un poco más adelante, a pocos metros de la escalerilla junto al panel de control, había una ventana semi rota con un tubo de escombros acoplado a ella. Sin pensar siquiera me eché casi a la carrera, tratando de que se me viera lo menos posible, y en cuanto llegué a la ventana me subí a ella y me tiré por el tubo. La caída era en vertical, y por un momento supe con toda seguridad de que me rompería todo; pero entonces el tubo comenzó a inclinarse hacia un lado convenientemente, convirtiéndose de golpe y porrazo en un muy inclinado tobogán que frenó mi caída, y al final acabé deslizándome hasta caer en un contenedor medio vacío con algunas lonas de plástico y piedras en él. La lona sobre la que caí se sacudió y me cubrió casi sin proponérmelo, quedándome muy quieto de seguido. Justo después oí las voces de esas tres en el piso superior.

-¿¡Dónde está?! ¿¡Dónde está?!

-¡No lo sé, se suponía que estaba aquí, no hay otra salida!

-¡¡No, espera, el tubo, ha bajado por el tubo, vamos abajo!!

Por un momento consideré las posibilidades; podía quedarme ahí, en el contenedor, y confiar que no las daría por mirar. Pero teniendo en cuenta que Adagio ya me había demostrado que no tenía un pelo de tonta, lo dudaba bastante. Otra opción era salir de ahí cagando leches y tratar de esconderme en otro lugar no muy cerca de la cementera para que pensaran que me había ido. Era, quizás, la más segura y factible de las dos, si me quedara ahí probablemente me acabarían por descubrir. Después de todo ¿Cuánto tardarían en bajar hasta donde estaba? ¿Dos minutos?

-Será mejor que me largue ya…

Fui a reincorporarme cuando oí de repente una voz cercana diciendo.

-¡¡No me puedo creer que cometieras semejante error, es increíble, en serio, increíble!!

-¡Lo siento mucho, Adagio, ya me he disculpado…!

-¡¡Eso no basta!! ¡¡Ahora nos han descubierto, no sabemos quién era ni lo que pretendía!! ¡¡Ya no podemos quedarnos aquí!! ¡¡Maldición!!

-¡Igual no ha ido muy lejos, quizás podamos alcanzarlo!

-¡¡Pero eso no lo sabemos!! ¡¡Si ha conseguido seguirte hasta aquí dudo mucho de que fuera lo suficientemente estúpido como para quedarse!!

-¿¡En serio?!-pensé yo, incrédulo.

-¡Pero si no miramos…!

-¡¡Cállate!! ¡¡Aquí la que manda soy yo y haremos lo que yo os diga!! ¡¡Id a recoger nuestras cosas, nos vamos ya!!

Por un momento hubo un denso silencio y pude obviar que las otras dos acataron sus órdenes sin rechistar; sin embargo ella se quedó allí, dando vueltas nerviosamente y jurando entre dientes.

-Joder, j*d*r, j*d*r… ¡¡¡j*d*r!!!-chilló entonces, dando una patada al contenedor donde yo estaba.

Por mi parte estaba que no me lo creía; ¿en serio había dado por sentado que me había largado así sin más? Por un lado era bueno puesto que al menos no me descubriría, pero por otro lado me extrañaba que lo hiciera después de demostrarme que tonta no es.

-¿En serio no piensas mirar, tía? ¿Ni por un solo segundo?-me pregunté, sin salir de mi asombro.

Aun y con todo Adagio se quedó allí, andando nerviosamente y esperando a las demás; al cabo de unos pocos minutos aparecieron con las cosas.

-Estamos ya, Adagio…

-Vale, pues vámonos…

-¿A dónde?

-A cualquier sitio menos a este… no quería acercarme mucho al pueblo, pero no tenemos elección, ya nos apañaremos como podamos.

Justo después oí sus pisadas mientras se iban alejando poco a poco hasta que finalmente me quedé solo; por si acaso esperé un poco más hasta que me reincorporé, quitándome de encima la lona de plástico.

-Joder, que p*ta suerte…

Salí del contenedor, que resultó ser el mismo tras el que había escondido la bici; en ese momento me volvió a llamar Lloyd, esta vez lo cogí.

-¿¡Se puede saber dónde te metes!? ¡Hay más encargos que repartir y cerramos en hora y media, la gente ha llamado preguntando que a qué viene tanto retraso!-exclamó el chico.

-Ya, ya voy… ah, y recuérdame que hablemos luego, es importante.

-¡Vale, lo que sea, pero no tardes más!

Colgué de seguido, subiendo a la bici justo después y poniéndome en marcha para volver al pueblo; el sol comenzaba a ocultarse tras las montañas más allá de la cementera, proyectando su sombra sobre la carretera.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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