Diamante púrpura [Romance] [Cap. 21 - Act. 4/4/23]

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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 2 - Act. 22/1/15]

Mensaje por Angelus-Y » 24 Ene 2015, 11:16

Uuuuh, ha sido...ay, que dificil expresar :D2 Que fluidez tan magistral, que expresiones tan perfectas, que talento dios mio. ADORO como escribes y la trama me encanta, de verdad, con total sinceridad...Cada momento de la lectura ha sido estar presente viendo una pelicula, sintiendo por mi cuerpo cada sensacion,sentimiento... El bosque, el ambiente, el temporal, las miradas, las expresiones, FUA! es que no tengo casi palabras para poder emitir tanta adrenalina, tanto palpito en mi corazon a punto de desbordarse, !AAAAH! (¿Angelus, no exageras?) ¿EXAGERAR? para nada, esta escritura es oro en paño, es un momento de relajacion y placer gratis. De verdad espero ansioso y famélico para degustar la continuacion de este fanfic, tu trabajo es deslumbrante.

Un saludo :)

Angelus-Y.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 2 - Act. 22/1/15]

Mensaje por agu10_play » 24 Ene 2015, 17:57

[quote="Angelus-Y";p=246376]Uuuuh, ha sido...ay, que dificil expresar :D2 Que fluidez tan magistral, que expresiones tan perfectas, que talento dios mio. ADORO como escribes y la trama me encanta, de verdad, con total sinceridad...Cada momento de la lectura ha sido estar presente viendo una pelicula, sintiendo por mi cuerpo cada sensacion,sentimiento... El bosque, el ambiente, el temporal, las miradas, las expresiones, FUA! es que no tengo casi palabras para poder emitir tanta adrenalina, tanto palpito en mi corazon a punto de desbordarse, !AAAAH! (¿Angelus, no exageras?) ¿EXAGERAR? para nada, esta escritura es oro en paño, es un momento de relajacion y placer gratis. De verdad espero ansioso y famélico para degustar la continuacion de este fanfic, tu trabajo es deslumbrante.

Un saludo :)

Angelus-Y.[/quote]

Wow, bueno, muchas gracias Angelus, me sorprende que te haya llegado así mi fic, me alegra mucho oírlo ^^ (o, más bien, leerlo). De verdad, me siento muy halagado por tus palabras, e intentaré estar a la altura en las entregas venideras :) Ah, y he leído el mp también, comprobaré ese detalle de inmediato ;) Y bueno, gracias otra vez colega. Un abrazo grande desde Argentina!
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por agu10_play » 04 Feb 2015, 01:23

Capítulo 3 – Pétalos de rosa


Oscuridad. La oscuridad lo devoraba todo. Aquel extraño espacio en el que se encontraba parecía infinito, y pequeño a la vez. Se veía atado por cadenas invisibles, sumergido en alguna especie de líquido que dificultaba aún más su movimiento. Pero se sentía bien.

De alguna forma, el dragón de escamas purpuras que allí reposaba sentía que ya no debía preocuparse de nada más. Todo había perdido importancia en su cabeza. Ya no tenía un objetivo, ya no tenía sueños, solo deseos. Deseaba descansar para siempre en aquel lugar olvidado por el resto del mundo.

Se sentía bien, demasiado bien. La sensación era abrumadora, pues allí no había nada ni nadie, más que él. No había reglas, no había fronteras ni límites. Esa oscuridad era él, y él era esa oscuridad. Ya no había dolor, ni miedo, ni pena en su mente. No necesitaba nada más.

Pero había algo que le molestaba: alguna especie de ruido en las lejanías, que hacía eco en aquel lugar oscuro. Era una voz femenina, de eso estaba seguro, pero...

¿Quién...? ¿Quién es?

—¡Spike!

¿Mi nombre? Alguien... alguien me está llamando.

—Spike, por favor. ¡Reacciona!

Reaccionar... ¿Por qué? ¿Qué es lo que está diciendo?

—¡Sé que puedes oírme! ¡Sé que me reconoces! ¡No soy tu enemiga!

¿Quién es? ¿Por qué grita? ¿Por qué me está llamando?

—¡Soy Sweetie! Soy Sweetie, Spike, por favor... -Decía aquella voz, de alguien que parecía estar a punto de quebrarse.

Sweetie, ese nombre... me es familiar. Me recuerda a... campanas. Sweetie... Belle. Sweetie Belle. La recuerdo. Ella es... ella es mi amiga.
-Razonó finalmente. Fue entonces que un halo de luz poco a poco comenzó a disipar la oscuridad de aquel espacio, cegando la vista del dragón.

Al abrir los ojos nuevamente, un frío cruel recorrió su cuerpo, tan cruel como el dolor en su brazo izquierdo, que parecía haber estado a punto de desprenderse de su cuerpo.

Al aclararse su vista poco a poco, su respiración se volvió agitada. Algo lo había agotado en sobremanera, pero antes de sucumbir a aquel cansancio, alcanzó a ver el rostro de una joven unicornio blanca frente a él, por cuyas mejillas corrían lagrimas de tristeza y desesperación.

Pronto cayó en la cuenta de que la unicornio en efecto estaba bajo él, que la mantenía de espaldas al suelo con las garras sobre sus hombros. Se encontraba paralizada por el miedo.

—Por favor, Spike. No lo hagas... no, por favor... -Suplicaba con temor. El dragón expandió sus ojos hasta alcanzar la medida de lo posible al caer en la cuenta de lo que estaba sucediendo.

—Swee... tie... -Alcanzó a decir con una voz ronca, ahogada. Fue el turno de la potra para sorprenderse al escucharle decir su nombre después de haberse convertido en aquel salvaje.- No... Sweetie... -Continuó al levantarse, disponiéndose a alejarse de aquel lugar, de aquella poni, de todo.

Sintió su cuerpo debilitarse poco a poco después, incapaz de caminar de otra forma que no fuera un irregular zigzag mientras intentaba huir. Su cabeza no era capaz de procesar todo lo que estaba sucediendo: los deseos de destruir aún estaban ahí pero ahora también era consciente de ello, consciente de algo que no quería hacer pero que su instinto le dictaba, le obligaba. No alcanzó a caminar mucho más cuando se rindió al coctel de emociones violentas que le abrumaban, cayendo de bruces al suelo poco después, inconsciente.

El silbido de la tormenta de nieve en sus oídos era todo lo que Sweetie podía sentir, más allá del dolor de su casco y la presión sobre sus hombros. El repentino ataque por parte de quien ella creía su amigo la había dejado en estado de shock por breves momentos, antes de incorporarse poco a poco.

Al levantarse, pudo ver a pocos metros al dragón y, al apoderarse de ella aquel temor nuevamente, iluminó su cuerno y comenzó a correr -dificultosamente por causa de la herida en su casco- al borde del abismo que antes habían saltado, buscando algún lugar por el cual cruzarlo fácilmente y regresar a Ponyville. Necesitaba huir. No sabía qué era lo que había sucedido, pero si sabía que debía de alejarse lo más rápido posible de aquel dragón si lo que deseaba era vivir.

Recorrió al menos cien metros antes de comenzar a detenerse, con una respiración en extremo agitada. Por su mente pasaban imágenes de cada momento que había vivido recientemente, desde el momento en que se encontraba con Spike en la biblioteca leyendo aquel manuscrito que hablaba sobre la rosa eterna, saltando al momento en que destruyó a aquel timberwolf. El momento en que viajaba en su espalda, pasando al instante en que se abalanzó sobre ella, con claras intenciones de devorarla. Pero ella conocía al dragón, habían compartido gran parte de su infancia, y sabía bien que nunca sería capaz de algo como ello. Pero, sin embargo...

¡Te prometí que no te dejaría caer! -Resonaban en su mente las palabras del dragón, las palabras que gritó cuando le salvó de caer al precipicio. Si, él la había salvado.

Llegó rápidamente a la conclusión de que algo malo le había sucedido. Ese no era Spike, y al mismo tiempo, lo era. Pero, ¿Por qué se comportaba así? ¿Por qué la había atacado? Aquellos eran interrogantes que le decían a gritos que debía continuar su camino, pero no era capaz. Se volteó a encontrar la oscuridad del camino entre los árboles y supo que no podría dejar atrás a su amigo, no así.

Al regresar, encontró al dragón durmiente en el mismo lugar que había caído. Se apresuró hacia él y, haciendo un esfuerzo imposible por colocarse bajo su brazo e incorporarse nuevamente, comenzó a caminar lentamente, internándose en el bosque.
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Una sensación cálida recorría las escamas del dragón purpura, quien lentamente abrió sus ojos. Al principio su visión era borrosa, pero pronto alcanzó a divisar una pequeña fogata, y frente a ella, una unicornio blanca de ojos entrecerrados, concentrada en aquel fuego.

Aún podía oír el sonido de la tormenta a lo lejos, como si se encontrase dentro de la biblioteca. Le tomó algunos segundos más el descubrir que se hallaba en el interior de una cueva.

—Sweetie. -Le llamó cansadamente.

La unicornio pareció sobresaltarse al levantar la vista, centrándose enteramente en el dragón. Aquel notó que no le había respondido, sino que le mantenía la mirada fija como si esperase algo de él, pero no era capaz de descifrar que.

—Sweetie, ¿Qué sucedió? -Preguntó finalmente. Los ojos de la potra parecieron humedecerse al resplandor del fuego mientras se incorporaba, caminaba hacia él y, sin mediar otra palabra, le envolvía en sus brazos, poniendo su cabeza por sobre su hombro.- Sweetie... ¿Por qué lloras? -Inquirió nuevamente. Ella no respondió, solo le abrazó con más fuerza, mientras la tormenta fuera de aquel refugio perdía toda importancia.

Pasaron los minutos, y la unicornio aún no lograba separarse del dragón, siendo incapaz de ordenar las ideas en su cabeza, afligida por todo lo que había sucedido anteriormente. Spike, sin embargo, sentía impotencia por ser incapaz de apoyar a su amiga, pues no sabía lo que estaba sucediendo. Pero antes que nada, había una pregunta que debía hacer, pues la duda podía con él.

—¿Cómo llegamos hasta aquí? -Finalmente, luego de un buen rato, Sweetie se apartó a una corta distancia del rostro de Spike, y se dispuso a explicarle.

—Te-... te traje aquí luego de lo de los timberwolves. -Explicó ella, incómoda. Sin embargo, los ojos de Spike se abrieron mucho más al oírla.

—E-es cierto, los timberwolves...¿Qué sucedió con ellos? -La unicornio le observó confundida.

—¿No... no lo recuerdas?

—No, de hecho... -Comenzó a pensar, descubriendo una desagradable laguna en su memoria.- No puedo recordar nada. Solo sé... que logré sacarte de aquel agujero, pero el resto... -Intentaba recuperar los retazos faltantes, pero le era imposible.- ¿Qué sucedió después?

La potra no esperaba que el dragón hubiese olvidado lo sucedido, y ahora no tenía idea de lo que debía de hacer al respecto. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué había destruido a uno de ellos, y luego la había atacado a ella? Sweetie le conocía bien, y sabía que revelar aquello habría bastado para hacerle colapsar emocionalmente. Por ende, decidió "evitar" ciertos detalles de la historia que anteriormente había acontecido. No podía apartar su mente de la bestia de escamas purpuras que le había atacado, pero el dragón que ahora se encontraba frente a ella era su amigo, y eso era todo lo que necesitaba saber.

—Luego de... de que me salvaste, yo... te ayudé a subir también. Algunos de los timberwolves intentaron saltar pero cayeron al vacío. Los demás ni siquiera se molestaron. Pero cuando subiste, perdiste el conocimiento, y te traje aquí para esperar a que te recuperaras. -Concluyó.

Spike aceptó la explicación. pero aún había un detalle suelto: el causante del dolor de su brazo izquierdo. Al apartar la vista de Sweetie, encontró marcas de colmillos sobre sus escamas, que ahondaban en la carne unos pocos milímetros.

—¿Y esto... cómo sucedió?

—C-cuando estaba tratando de sacarte de ahí, uno de los timberwolves que saltó se aferró a tu brazo con sus colmillos para no caer, pero pudiste quitártelo de encima a tiempo.

—Rayos, duele como el infierno.

—¿Quieres que yo...?

—¿Te molestaría? -Preguntó con gracia. Ella le sonrió.

—Claro que no...

—Gracias. Hay algunas vendas en la mochila. -Indicó.

Sweetie se dirigió a la misma rápidamente y, luego de revisarla unos minutos, las encontró. Mientras caminaba de regreso, Spike fue capaz de ver que su pierna cojeaba. Recordó entonces el momento en que la tomó del casco, con una fuerza excesiva, pero necesaria.

—Siento eso. -Se disculpó, cuando la unicornio se arrimó para arrancar la manga del abrigo, que se encontraba prácticamente suelta por el ataque sufrido.

—¿Por qué?

—Tu pierna...

—Oh, eso, no es nada. Apenas duele cuando camino.

—¿Estarás bien? -Preguntó nuevamente, preocupado. La unicornio, que cubría el brazo de Spike con los vendajes, suspiró cansadamente antes de hablarle cálidamente.

—Si no hubiera sido por ti, no lo habría conseguido allá atrás. No te disculpes por eso Spike, me alegra que lo hayas hecho.

—Aún así, venir hasta aquí los dos solos fue una completa locura. Casi hago que nos maten, Sweetie. -Explicó con pesar. Se tomó una pausa antes de hablar nuevamente.- Lo mejor será que nos quedemos aquí hasta que amanezca, y regresemos a Ponyville en la mañana.

—¡Ni hablar! -Se negó ella al apretar los vendajes inconscientemente. El dragón dejó escapar un quejido por el dolor.- Au, lo siento. De cualquier forma, ¡No podemos rendirnos cuando estamos tan cerca de conseguirlo! Y tampoco lo hemos hecho nada mal hasta ahora. Seguimos de una pieza, después de todo.

—¿Pero por cuánto tiempo?

—El suficiente para conseguir lo que vinimos a buscar, y regresar a casa sanos y salvos.

—Me tienes mucha confianza, ¿No crees?

—Debo hacerlo, salvaste mi vida. Dos veces.

—Y tú la mía. Una vez.

—Entonces no estaremos a casco hasta que te salve la vida de nuevo, ¿No es así?

—No planeo darte la oportunidad, Sweetie. Creo que ya fue suficiente emoción para un solo día.

—Pero Spike, ¡Nunca se tienen suficientes emociones! -Exclamó felizmente.

—Sigue pensando así, e irás tú sola a buscar ese diamante. -Dijo con desgano, provocando la risa de la unicornio.

Si... este es Spike. Estoy segura. -Pensó ella sonriente, cuando terminaba de colocarle los vendajes.

—Y... listo. ¿Qué te parece? -Preguntó, con ánimos renovados.

—Es perfecto, gracias. ¿Han quedado vendas?

—Algunas. Espero no vayamos a necesitarlas.

—Las necesitamos ahora mismo. -Dijo seriamente, al incorporarse finalmente.

—¿Qué? ¿Para qué? -Inquirió extrañada. Spike le sonrió.

—Anda, siéntate ahí.

—Uh... Spike, ya te he dicho que no-...

—Siéntate. -Insistió nuevamente, con un toque de severidad. La unicornio bufó, sin otra opción más que hacer caso al dragón.

—Dije que no hace falt- auch. -Reaccionó al dolor que le producía la presión que Spike ejercía en su casco.

—¿Decías?

—Olvídalo. -Se resignó, mientras su compañero tomaba las vendas restantes, y le envolvía cuidadosamente.

—En fin, será mejor que nos apresuremos. Ya son las tres de la mañana.

—Entonces... ¿No podemos esperar hasta el amanecer? -Preguntó ella, con cierta duda.

—Podemos, pero no llegaremos a tiempo a la ceremonia.

—Cielos... ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?

—Porque así es la vida, Sweetie. -Replicó al terminar de vendarla.- Listo, con eso debería bastar. ¿Puedes levantarte?

La unicornio se incorporó, y luego de recorrer algunos metros concluyó que el dragón había hecho un trabajo excelente. Su casco ahora apenas molestaba cuando caminaba.

—Gracias Spike. -Dijo cálidamente.

—Oye, para eso están los amigos. -Continuó, mientras tomaba la mochila y la cargaba en su espalda.- Anda, salgamos de aquí y hallemos ese diamante.

—¡Claro que si, compañero! -Exclamó ella, poniéndose a su lado mientras salían al exterior nuevamente, abandonando la calidez de aquel lugar.
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Al cabo de unos minutos, el dragón y la poni se encontraban en camino nuevamente. No les fue difícil encontrar el sendero por el cual viajaban antes y, luego de seguirlo durante casi media hora, finalmente llegaron a su destino.

Apenas se dieron cuenta de que estaban en la ubicación que el mapa señalaba cuando se encontraron frente al borde del cañón, que parecía sumergirse desde aquel punto hacia un pozo sin fondo, de kilómetros de extensión. ¿Dónde estaba el diamante? ¿En el fondo del cañón? ¿O acaso...?

—¿Y el mapa? -Cuestionó ella.

El dragón extrajo aquel papel, examinando de arriba a abajo el lugar que señalaba, buscando algún indicio del lugar donde se ubicaba la rosa. En una letra realmente pequeña ponía junto al círculo rojo una flecha negra hacia abajo, con la leyenda...

"328 cascos. No resbalar". -Leyó en voz alta, recibiendo una mirada interrogante por parte de la poni, que pronto cambió a una de sorpresa y desespero.

—Oh no, eso no es cierto.

—Pues parece que sí. -Respondió él, acercándose y evaluando la caída.- Cielos... es bastante profundo. ¿Cómo hicieron para esconderlo allí?

—¿Vamos a bajar?

—Eso parece.

—Pero... ¿Estás seguro de que podrás-...? Bueno, tú sabes.

—¿Sujetarme?

—Eso. -El dragón se agachó, y golpeó la roca del borde desprovista de nieve un par de veces.- Parece bastante sólido. Creo que puedo sostenerme bien.

—¿Crees? -Se preocupó su compañera. El dragón le sonrió con confianza, mientras procedía a dejar la mochila en el suelo para luego quitarse también el abrigo, tomándolo por las mangas.- ¿Qué haces?

—Mi cuerpo puede resistir el frío, tú no resistirás la caída. Además, no tengo deseos de que vuelvas a ahorcarme.

—Lo siento. -Se disculpó con una sonrisa incómoda, mientras el dragón la ayudaba a subir a su espalda nuevamente, atando el abrigo desde su pecho a la cintura de la joven.- ¿Será suficiente?

—Sí, pero por si acaso agárrate bien. ¿De acuerdo? -Le preguntó mientras comprobaba su reloj, en el cual ya ponían las 03:36 hs. Al instante, la poni se aferró fuertemente con sus piernas a la cintura de su compañero, llevando los brazos a su pecho.

—Hecho. -Le guiñó un ojo.

Lo más difícil en ese entonces fueron los primeros pasos, mientras poco a poco comenzaban a descender a través de la ladera, internándose cada vez más en el cañón.

La tormenta de nieve implicaba una mayor dificultad a la hora de descender, pues le era más complicado al dragón encontrar los puntos de apoyo ideales aún con la linterna equipada, intentando no clavar sus garras en la roca demasiadas veces pues temía un posible derrumbe.

Aunque la ligera inclinación de aquella pendiente disminuía las probabilidades de que cayeran por su propio peso, el peligro permanecía presente en otras formas que ellos apenas podían notar.

Una fuerte corriente de viento los desestabilizó y estuvieron a punto de caer, pero el dragón se las ingenió para clavar sus cuatro garras en la pared, aferrándose fuertemente y sin dejar de vigilar a Sweetie Belle.

—Au... la próxima vez que salgamos, asegúrate que sea al cine, o a algún restaurante. Tú sabes, algo más... tranquilo.

—La próxima, tú eliges el destino, ¿Te parece bien?

—Me servirá más adelante. -Convino ella.

Finalmente y sin mayores dificultades a las sufridas en el camino, ambos recorrieron la distancia indicada por el mapa, pero se sorprendieron al notar que aún estaban muy lejos del fondo del cañón.

—Se supone que debía estar aquí. -Se extrañó el dragón.

—Eh... no creo que este lugar tenga fondo alguno. Parece infinito. Cielos...

—No... tiene que haber algo, ¡Debe haber algo! -Se desesperó, incapaz de creer que hubieran llegado hasta allí por nada. Aún así, su compañera se lo había tomado de una forma diferente.

—Spike, está bien. Lo intentamos, pero... seguir bajando no tendría sentido. Además, sería muy arriesgado. -Explicó ella. El dragón suspiró pesadamente, derrotado.

—Lo siento, Sweetie.

—Oye, descuida. Encontraré algo mañana. Lo importante ahora es salir de aquí con bien. ¿De acuerdo? -Explicó con calidez. Luego de unos momentos, el dragón finalmente asintió.

—De acuerdo. -Aceptó él, sonriendo con cierta tristeza.- Vamos.

Iba a emprender el camino de regreso cuando la roca bajo sus garras se rompió, y un instante al sobresalto se aferró con sus garras como si le fuera la vida en ello. Antes de detenerse, Sweetie había encontrado la manera de estrujar su, ya de por sí, maltrecho cuerpo.

—Cielos... ahora estamos más lejos aún. -Se exasperó él, al mirar hacia arriba.

—Lo importante es que aún seguimos en la pared, ¿Verdad?

—Pared... -Razonó el dragón, apenas cayendo en la cuenta de que su cuerpo se había detenido abruptamente, como si hubiese topado con algo más rígido que las rocas a su alrededor.

Al observar con más detenimiento haciendo uso de la linterna de su pecho, Spike se encontró con una placa de piedra que difería claramente del resto de aquella ladera. Lo habían encontrado.

—Sweetie, mira. -Le señaló. En el centro de la placa de piedra ponía la inscripción de una rosa sin tallo, apenas visible.

—Cielos, ¡Es aquí! ¿Y... qué hacemos ahora?

—Sujétate bien. -Le ordenó. El dragón se colocó del lado derecho de la placa de piedra grabada, liberando únicamente su garra derecha.- Voy a romperla. ¿Crees que puedas poner un campo de magia sobre nosotros?

—Lo... lo he estado practicando. Pero no estoy segura de-... -Se explicaba, siendo interrumpida.

—Inténtalo. -Le pidió. Sweetie suspiró profundamente, antes de iluminar su cuerno con un resplandor verde claro. Una media esfera de magia se formó sobre ellos mientras que la unicornio mantenía los ojos fuertemente cerrados.

—Apresúrate, no sé por cuánto podré mantenerlo. -Le pidió, empleando su mejor esfuerzo.

Spike no perdió tiempo, y propinó un veloz puñetazo al centro de aquella placa. Apenas se agrietó por causa del impacto, por lo que en un momento comenzó a golpear con mayor fuerza y velocidad, formando aberturas cada vez más grandes.

Los temblores que sufría aquella ladera no tardaron en evidenciarse, pues desde el terreno superior comenzaban a caer rocas de tamaño moderado. Cada golpe, aunque se trataba de impactos relativamente ligeros, era suficiente como para debilitar un poco más el campo de fuerza, que en breve ya no sería capaz de mantenerse.

—¡No voy a resistir mucho más! -Gritó la potra, agobiada por una fuerte jaqueca.

—¡Solo un poco! ¡Ya casi-...! -Vociferó antes de golpear por última vez, destruyendo la placa y abriendo un hueco en la pared que parecía dirigirse a un nivel inferior. Sin perder tiempo, ambos se arrojaron por allí a tiempo para evadir una gran roca que sin dudas habría destruido el campo de fuerza, y arrastrado a los compañeros al fondo del abismo.

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—¿Estamos vivos? -Preguntó la voz de la unicornio, perdida en penumbras y ecos.

—De momento. -Respondió el dragón en la misma forma.

De no haber sido por el campo de fuerza que Sweetie Belle había alcanzado a formar en el último momento, quizá ninguno de los dos habría sobrevivido a la caída en aquella habitación.

Poco tiempo después, Spike comenzó a incorporarse en la oscuridad, intentando definir algo gracias a su aguda vista. Al ser incapaz, encendió su linterna nuevamente, encontrando un espectáculo que le dejó sin habla. Mientras tanto, la unicornio debió emplear un mayor esfuerzo por iluminar su cuerno, dado que había consumido gran parte de su energía mágica para crear el campo de fuerza.

—Oh rayos, el abrigo se rompió. Spike, ¿Tienes idea si se puede-...? -Preguntaba ella sin levantarse, cuando el dragón tomó su hombro, invitándola a ver aquel lugar.- No puede ser...

Frente a ellos se levantaba una habitación rectangular inmensa, cuya gran estructura se mantenía gracias a diez pilares que hacían las veces de pasillo. Tanto las paredes como el suelo se encontraban constituidos por ladrillos de al menos un metro de largo cada uno, dándole a la estancia una apariencia que hubiera hecho sentir pequeño al mayor de los gigantes.

—Esto es...

—Increíble. -Completó su compañero.

Al final de aquel enorme pasillo formado por columnas, subiendo una escalinata se levantaba un gran portal de piedra tallada en cuyo centro se podía divisar el mismo grabado de una rosa que antes había visto en la placa exterior. En tanto, la unicornio encontró entonces que el túnel por el cual habían logrado entrar en aquel templo estaba a una gran distancia, completamente fuera de su alcance.

—Spike, mira. -Le señaló hacia arriba, cuando su cuerno se apagó de repente.- ¿Qué demo-...?

—No te esfuerces Sweetie. Será mejor que dejes descansar a tu cuerno por el momento. -Explicó, apuntando con la linterna hacia el hueco del techo.- Tendremos que buscar otra salida, pero primero comprobemos bien este lugar. -Sugirió el dragón.

Mientras la unicornio se incorporaba dificultosamente, comenzó a caminar a través de aquella extraña habitación mientras Spike trataba de darle algo de luz con su linterna en garra.

Caminó tan solo unos pasos antes de sentir algo más rasposo al tacto que las rocas que conformaban aquel lugar. Bajó la luz al suelo para comprobarlo, y halló una baldosa ligeramente distinta al resto del piso, en donde ponía una hendidura hexagonal, muy parecida a una cerradura. Miró hacia arriba una vez más, y descubrió que se encontraba perfectamente alineada con la entrada.

—¡Spike! -Llamó ella, al quedar totalmente a oscuras.

—Un momento. Creo que encontré una salida, pero... parece que necesita una... especie de llave. -Concluyó.

—¿Y qué clase de salida es esa? -Preguntó al acercarse.

—No lo sé, quizá una escalera o algo así. De otra forma, ¿Por qué habría un agujero como este, precisamente en este lugar?

—Quizá pensaron que quedaba bonito.

—Quizá la llave para esto siga por aquí. Venga, vamos a ver que hay detrás de esa puerta. -Dijo, encaminándose por el pasillo de pilares.

La peste a humedad en el ambiente era opresiva, tanto como la oscuridad, y la unicornio comenzó a considerar el tiempo que tardarían en salir de allí incluso si conseguían el diamante en el momento.

—Spike... tengo un mal presentimiento.

—¿Qué? ¿Por qué?

—No sé cómo explicarlo, pero... siento que no deberíamos estar aquí. Que alguien no quiere que estemos aquí.

—¿Un fantasma?

—Estoy hablando en serio.

—Yo también.

—No- no lo sé. Solo... quiero que salgamos de aquí lo más pronto posible.

—De acuerdo. Pero antes, vamos por nuestro tesoro. -Dijo él, cuando ambos ya se encontraban frente al portal de piedra. De lejos parecía más grande de lo que era en realidad.

—No podré romperlo como la placa de allá afuera, eso es seguro. -Aceptó, intentando empujar las puertas con todas sus fuerzas, en vano.

—¿Quieres que-...?

—Está bien, puedo con esto. -Insistió, realizando el esfuerzo nuevamente. Cada intento infructuoso lo dejaba un poco más débil, hasta que finalmente se rindió.- No puede ser, la maldita puerta está sellada.

—Spike, ¿No crees que-...?

—Debemos encontrar otra manera. -Comenzó a pensar.

—Spike.

—Podríamos volver y conseguir un pico, para...

—¡Spike! -Le llamó la atención de un grito.

—¿Qué sucede? -Le devolvió la mirada.

—¿Ya has probado... no sé, “corriendo” la puerta?

El dragón la observó extrañado, antes de emplear la fuerza de sus brazos no para abrir hacia adelante, sino lateralmente. Su rostro permaneció sin expresión alguna por espacio de un minuto cuando las puertas de piedra se apartaron fácilmente, mientras que Sweetie Belle cruzaba el umbral con porte triunfal.

Al ingresar ambos, se encontraron una sala cilíndrica que se extendía desde aquel punto hacia abajo a través de una escalera de caracol, hallando una oscuridad absoluta. El dragón tomó una pequeña piedra del suelo, y la dejó caer en el centro para medir su profundidad. Pasaron varios segundos hasta que la misma le devolvió el sonido, y supieron que deberían descender mucho más para alcanzar su objetivo.

—Yo iré adelante. No sabemos si los escalones resistirán después de tanto tiempo.-Dijo al pisar el primero de ellos.

—De acuerdo. Solo espero que la batería de la linterna dure lo suficiente...

—Twilight la recargó hace no más de dos días. No te preocupes, tenemos varias horas más de luz asegurada.

—Me alegro, no sé cuánto tardará mi cuerno en funcionar bien otra vez. -Replicó ella, permaneciendo pensativa mientras se centraba en las penumbras que poco a poco iban disipando.- Spike... ¿De verdad estás seguro de esto?

—Respecto a...

—Este lugar... me da escalofríos. No sé que es, pero... hay algo aquí que no está bien. -Decía ella, mientras el dragón la miraba por sobre el hombro, interrogante.- Vamos, tu también debes sentirlo. Hay algo mal aquí.

—Lo único malo que hay aquí es la peste. No te preocupes por eso, en un rato estaremos regresando a casa.

—Eso espero... -Susurró.

Luego de varios minutos llegaron al final de la escalera, encontrándose con una puerta de tallados mucho más trabajados que la anterior.

—No vayas a equivocarte de nuevo. -Dijo Sweetie detrás de él, con gesto arrogante. El dragón suspiró con pesadumbre.

—Cierra el pico y ven aquí. -La llamó él. Mientras se acercaba, la puerta se abrió lateralmente, y una cortina de polvo cayó sobre ellos.

—¡Oh... rayos! Lo hiciste apropósito, ¿No es así? -Inquirió, furiosa.

—Cielos, lo siento, no sabía que había tanto polvo aquí. -Dijo inocentemente, riendo por lo bajo mientras se internaba en la sala.

Su compañera le siguió después, cuando alumbró una sala mucho más pequeña que la anterior. A pesar de la oscuridad, aquel pequeño halo blanco era capaz de iluminar enteramente una figura justo frente a ellos. Quedaron boquiabiertos al finalmente encontrarse frente al objeto de su deseo, el tesoro por el cual tantos problemas habían pasado.

A seis metros de distancia un altar se levantaba en el centro de la habitación, en el cual podía verse la figura de una yegua unicornio de melena lacia, esculpida delicadamente en piedra blanca de un metro de altura, elevando sus brazos al cielo.

En el centro de su pecho algo brillaba con intensidad, reflejando la luz. El dragón desvió ligeramente el halo y pudo ver aquel bello purpura. Ese diamante en forma de rosa que aquella potra, olvidada por el resto del mundo, guardaba celosamente.

—Cielos... es... es... -Susurraba Sweetie.

—Es la rosa eterna. -Completó Spike, tan sorprendido como ella.

—Es... preciosa.

—Al final valió la pena llegar hasta aquí, ¿Verdad? -Le sonrió.

—¿Y qué estamos esperando? ¡Vamos! -Gritó emocionada, dispuesta a correr hacia la joya, pero el brazo del dragón se interpuso.- ¡Oye!

—Espera. Piénsalo un momento.

—¿Pensar qué?

—Incluso aunque tuvimos que pasar por muchos problemas para llegar aquí, el diamante está... muy al alcance. Las cosas nunca son tan fáciles como parecen Sweetie. ¿Alguna vez has leído a A.K. Yearling?

—¿Y ese quién es?

—Es la escritora de las novelas de Daring Do. En sus historias, cuando se trata de un tesoro en una tumba antigua, el mismo nunca está tan desprotegido como parece. Siempre hay una trampa oculta.

—Tal y como dijiste, son solo novelas. Anda, tomemos ese diamante y larguémonos de aquí. -Lo apartó, dirigiéndose al altar rápidamente.

—¡Sweetie! ¡Espera! -Alcanzó a levantar la voz, cuando la unicornio ya se encontraba frente al altar. Fue tras ella rápidamente y, para su suerte, aún no había tocado aquella pieza.

—No parece que esté conectada a nada más aquí.

—Nunca se sabe. -Dijo él, aproximándose para comprobar la pieza más de cerca.

El tallado y color de aquella piedra preciosa cautivó desde un primer momento al dragón purpura, quien sin darse cuenta ya se estaba relamiendo.

—¡No te atrevas a comértela, Spike! -Advirtió ella.

—Claro que no, solo... la estaba viendo. -Se excusó él, casi ofendido.

—¿Y bien?

—Bueno, no parece que sea una trampa, pero aún así-...

—Eso es suficiente para mí. -Declaró ella, haciendo uso de su magia para extraerla. Spike se mordió el labio con los colmillos ante aquel brusco movimiento, y al ver que Sweetie ya tenía la joya en sus cascos.

Miró a su alrededor esperando lo peor, esperando a que las paredes o el techo comenzaran a cerrarse sobre ellos, o que se abrieran huecos en los mismos y de aquellos salieran disparadas flechas venenosas. Pero nada sucedió.

—Creo que estamos bien, ¿Verdad? -Preguntó la yegua, luego de unos momentos eternos.

—Si... eso parece.

—¡Pues entonces vamos! ¡Tenemos que volver a Canterlot lo antes posible! -Exclamó ella con emoción, comenzando a caminar hacia la puerta junto a su compañero mientras admiraba la rosa frente a ella mediante su magia. Notó entonces la inscripción en la parte que vendría a ser la base de la joya.- Para siempre... -Leyó en voz alta.

—¿Disculpa?

—“Para siempre”, es lo que dice. -Explicó, comenzando a examinar cada detalle de la gema.- Es la joya de la que hablaba la historia, es... el diamante que la princesa mandó a tallar en forma de rosa para su amado. Este es... -Decía, incrédula de la joya que tenía en sus cascos, cuando oyó un sonido extraño fuera de aquella habitación.- ¿Qué fue eso? -Se asustó.

—No lo sé, vino de arriba. -Asumió, animando a la unicornio a retroceder con su brazo derecho extendido, sin quitar los ojos de encima a las penumbras tras el portal que la linterna apenas alcanzaba a disipar. La yegua escondió rápidamente el diamante en el bolsillo superior izquierdo de su abrigo.

—¿Nos habrán seguido?

—No, imposible. -Negó, expectante de la situación. Pasaron unos minutos, pero no se oyó nada más.

—Quizá fuera un murciélago que entró volando, y se fue. Recuerda que estamos en un cañón bastante oscuro y profundo. -Razonó ella. Luego de unos momentos de silencio, el dragón supuso lo mismo.

—Probablemente tengas razón. -Se relajó.- De cualquier forma, para estar seguros, no te alejes de mi. ¿Está bien?

—Sí, de acuerdo. Vamos.

Siguiendo al dragón escaleras arriba e ingresando a la sala de los pilares nuevamente, no encontraron nada fuera de lo normal -más que aquel olor pútrido que calaba por la nariz de la unicornio y le provocaba mareos-, o al menos, nada diferente a cuando habían entrado.

—De acuerdo, allá atrás no había nada. Tenemos que encontrar la llave para salir de este lugar. Busca algo por aquí con forma de hexágono que entre en la hendidura de antes. -Explicó, mientras bajaban la escalinata del portal.

—¡Estoy en ello! -Aceptó, comenzando a buscar en las cercanías iluminadas nuevamente por la luz de su cuerno, cuando un repentino estruendo los sobresaltó a ambos.

Para cuando voltearon, la puerta que daba acceso a la cámara de la rosa se había cerrado, y una hilera de antorchas colocadas a lo largo de los pilares se encendió como por arte de magia, una tras otra, iluminando la habitación completamente.

—¿Q-qué está pasando?

—Lo que me temía. ¡Estate alerta! -La yegua asintió con temor.

Un rugido en el interior de la cámara les indicó que, efectivamente, no estaban solos. Spike intentó rastrearlo a través de sus sentidos, y el nuevo rugido de la criatura que los acechaba, a pesar de los ecos, le proporcionó su ubicación.

Tomó el casco de Sweetie y, a dos segundos exactos de correr y saltar, la criatura cayó sobre el lugar donde antes habían estado, de espaldas. Mientras se incorporaban, alcanzaron a divisar la figura de la bestia que los había atacado; aquel aguijón de escorpión era inconfundible.

Una mantícora encontró sus miradas al voltearse. El cuerpo de león, las alas de murciélago y aquel aguijón mortal daban fe de que se trataba de aquella misma criatura, aunque había algo diferente: Triplicaba el tamaño de cualquier espécimen que hubieran visto en el pasado, y los tonos de su pelaje y alas se limitaban al negro y al gris. Y aún peor, algo colgaba del cuello de la criatura.

—Eh, Spike. ¿Esa... era la llave de la que hablabas? -Cuestionó, al lograr divisar un sello de piedra con terminación en hexágono en su collar.

—Por Celestia, esto debe ser una broma. -Se exasperó, para luego oír a la bestia rugirle directamente. Estaba claro que le había clasificado como su primer presa.- Sweetie, escóndete detrás de los pilares. Cuando veas la oportunidad, atácalo por la espalda con magia. Yo aprovecharé para quitarle el collar. ¿Entendido?

—Entendido.

—Ahora escóndete... pero no corras frente a él, o te perseguirá. -Ordenó, mientras ella se movía de la forma más calmada posible a una de las columnas, y la mantícora avanzaba a paso lento hacia Spike, con certeza de su victoria.- ¡Espero que te guste la comida picante! -Declaró cuando la bestia se abalanzó sobre él.

La evadió hacia un lado ágilmente, descargando una potente llamarada cuando estuvo en el suelo. Pudo oír sus lamentos, sintió en el aire el olor a pelaje y piel quemada, pero debió usar rápidamente una de las columnas cercanas para protegerse de la embestida de la furiosa bestia. Las llamas verdes se disiparon en poco tiempo, y comenzó a rastrear al dragón que se encontraba a pocos metros de ella, movilizándose para evitar entrar en su campo de visión.

La unicornio apenas asomó por el borde del pilar, alcanzando a divisar a la criatura negra. Esperó pacientemente hasta que la misma le dio la espalda al buscar al dragón, y entonces fue el momento.

—¡Cómete esto! -Le gritó, lanzando un rayo mágico que hizo blanco en la nuca del monstruo. Apenas habiéndose percatado del ataque, se volteó hacia la poni junto al pilar.- Ups...

Rugiendo con fervor, se lanzó contra Sweetie Belle, lo que resultó en una columna a medio destrozar y en la unicornio apenas escapando a sus poderosas garras por los pelos, tropezando poco después dada la debilidad de su casco. Estaba a merced de la bestia, que se acercaba a paso lento pero seguro hacia ella. Se encontraba paralizada por el miedo, no podía huir.

—¡No te atrevas a tocarla! -Vociferó Spike, saltando a su espalda para aferrarse fuertemente, mientras que buscaba la llave en su collar sin descuidar el aguijón que la bestia empleaba en múltiples intentos de apuñalarlo.

Fueron los diez segundos más largos en la vida del dragón, que le resultaron suficientes para arrancar el sello de piedra de su cuello, justo antes de que la bestia alcanzara su cuerpo con una de sus garras, y lo lanzara contra uno de los pilares. Literalmente, oyó el crujir de sus huesos al impacto, antes de caer al suelo con una repetida tos, respirando con dificultad.

Usando como punto de apoyo aquel pilar, intentó ponerse en pie poco a poco. Pero al levantar la vista, la poderosa garra de la bestia le impactó de lleno en su pecho, lanzándole a tres metros de distancia.

Una honda herida se abría en el pecho del dragón, quien dados su debilidad y aturdimiento apenas era consciente de lo que sucedía a su alrededor. Antes de que un último zarpazo le arrancara la vida del cuerpo, solo había una cosa en la que podía pensar.

—Sweetie... -Alcanzó a susurrar, incapaz de incorporarse.- Sweetie Belle...

La bestia se aproximaba poco a poco, dispuesta a acabar con los invasores de una vez por todas. Nada lo separaba de su objetivo. Nada... más que la valentía de aquella potra.

—¡Oye! ¡Cerebro de mosquito! -Le insultó ella. La mantícora se volteó en su dirección, pero no llegó a divisarla pues algo se clavó al instante en sus ojos. No eran nada más que fragmentos de piedra que antes se habían desprendido del pilar, pero que lanzados con magia constituían un arma efectiva.

Mientras la cegada mantícora se resentía de aquel dolor, y comenzaba a avanzar por la sala hacia donde había avistado a la unicornio mientras atacaba el aire con sus zarpas, Sweetie ya se encontraba junto al dragón en mala condición.

—¡Spike! Oh no... no... cielos, resiste por favor. -Decía con infinito temor, abrumada por la sangre derramada, y la carne a la vista del pecho del dragón.

—D-dime la verdad, ¿Q-qué tan mal se ve? -Cuestionó, sufriendo un dolor imposible.

—Horrible. -Respondió rápidamente, con un temblor en sus cascos.

—B-bien. Esta es la llave, u-úsala en la hendidura. -Ordenó, poniéndola en sus cascos. Sweetie, a pesar del terror que la agobiaba, no perdió tiempo y rápidamente auxilió al dragón, intentando llevarlo en hombros mientras se dirigía a la placa de piedra que le había señalado antes.

Ayudó a Spike a recostarse a un lado, y sin perder más tiempo colocó el sello. Un sonido se oyó justo bajo ella, cómo si algo hubiera encastrado aparte de la llave misma. Luego comenzó a hacerlo girar de forma desesperada, poniendo sus esperanzas en que aquella era su única escapatoria. La bestia seguía resintiéndose de la herida, pero no pasaría mucho tiempo antes de que se recuperase.

Al instante, los sonidos de un mecanismo que no parecía haber sido aceitado en milenios se hicieron presentes en la sala, aunque por causa del eco resultaba imposible saber de donde provenían. Una gran cantidad de polvo cayó encima de la potra quien, al poco de cubrirse, miró hacia arriba buscando su origen, encontrando que el túnel en lo alto ya no era curvo, sino vertical. Un viento frió le besó el rostro segundos después, y sintió el aroma del aire fresco. Todo provenía del exterior.

Sin darle tiempo a pensar, la placa central se desencajó del suelo en un brusco movimiento, dando lugar a una plataforma que, aunque unos pocos centímetros, comenzaba a elevarse. Al darse cuenta de ello la yegua ayudó a subir a su malherido compañero.

El dragón cayó acostado, débil, mientras su transporte poco a poco tomaba velocidad, y pronto aquella sala y los lamentos de la mantícora negra quedaban atrás. Al alcanzar el techo, la plataforma se encajó en los rieles de las paredes y fue así como continuó su camino. Ahora solo podía oírse el roce de las rocas con el elevador, y el silbido de la tormenta en el exterior que suponía una fría bienvenida a su regreso.



Continuará...​





¡Special time!

Dado que esta ficción tuvo una gran aceptación por parte del público, decidí hacer el capítulo un poco más largo que la última vez. Espero que les haya gustado.

Al principio pensaba dividir la presente entrega en dos, pero a decir verdad tenía muchas ganas de postearlo de una sola vez. Sip, no quería dejarlos con un final taaaaan cliffhanger como en el anterior.

En fin, si todo marcha sobre ruedas, probablemente pueda hacer al menos dos capítulos por mes, pero comprendan que también hay otra historia en la que debo concentrarme y que no debo descuidar -sip, hablo de Decisiones, que empecé a escribir hace ya año y medio-.

En fin, creo que eso sería todo por el momento. Espero estén disfrutando de esta historia, así como también espero que puedan acompañarme hasta el final de este viaje. Oh, y claro, espero con ansias sus reviews.

¡Hasta la vista! ¡Y gracias por leer!
Última edición por agu10_play el 04 Feb 2015, 14:58, editado 1 vez en total.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por Volgrand » 04 Feb 2015, 08:27

Bien muy bien. me ha gustado el combate, aunque sweetie haya pecado de sobreconfianza en el primer ataque. Eso si, se echan de menos mejores descripciones, no logré imaginar la bajada a la cámara escondida.

a ver el siguiente para cuando ;). Gracias por escribir.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por horwaith » 04 Feb 2015, 09:35

Ha estado genial, me encanta como has hecho el "mausoleo" y llegar hasta él. Y como Volgrand, el siguiente para cuando, porque se deja leer bastante bien
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por Sg91 » 04 Feb 2015, 10:49

Vaya, bonita ambientación, parece algo sacado de Tomb Raider o Uncharted, o una mezcla de ambos incluso. La relación de confianza entre Spike y Sweetie está muy bien montada también, aun a pesar de ese momento de duda por parte de ella al no contarle toda la verdad. Aunque algo me dice que te reservarás ese detalle para otra ocasión. Genial, ya quiero saber más, continúa cuando puedas ;)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por agu10_play » 04 Feb 2015, 15:10

[quote="Volgrand";p=250432]Bien muy bien. me ha gustado el combate, aunque sweetie haya pecado de sobreconfianza en el primer ataque. Eso si, se echan de menos mejores descripciones, no logré imaginar la bajada a la cámara escondida.

a ver el siguiente para cuando ;). Gracias por escribir.[/quote]

Cometí un pecado mortal al no trabajar bien ciertas escenas, si :c Voy a hacer todo lo posible por no cometer el mismo error en el futuro. Gracias a vos por leer Volgrand :) Saludos!

------Siguiente mensaje escrito en: 04 Feb 2015, 12:11 . Beep!------

[quote="horwaith";p=250437]Ha estado genial, me encanta como has hecho el "mausoleo" y llegar hasta él. Y como Volgrand, el siguiente para cuando, porque se deja leer bastante bien[/quote]

Apenas esté listo, lo actualizaré :) Saludos!

------Siguiente mensaje escrito en: 04 Feb 2015, 12:14 . Beep!------

[quote="Sg91";p=250440]Vaya, bonita ambientación, parece algo sacado de Tomb Raider o Uncharted, o una mezcla de ambos incluso. La relación de confianza entre Spike y Sweetie está muy bien montada también, aun a pesar de ese momento de duda por parte de ella al no contarle toda la verdad. Aunque algo me dice que te reservarás ese detalle para otra ocasión. Genial, ya quiero saber más, continúa cuando puedas ;)[/quote]

Lo triste es que no he jugado a ninguno de los dos, siguen en mi lista de pendientes justo después de Half-Life 2 y The Witcher xD Y si, hay varias cosas que me reservo para más adelante :3 Saludos! Y gracias por pasarte :)
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por Angelus-Y » 10 Feb 2015, 23:51

Spoiler:
Image Yo soy el poni, tu fic es la sandía, te puedes imaginar que bien me he quedado
Bravo, magnifico, adoro tu escritura, es que me siento famélico de poder continuar :D2 Fluidez, vocabulario exquisito, escenas casi inmejorables, buah es que no se que mas decir...Ojala todo salga bien para Sweetie y Spike, quiero poder continuarlo :D
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 3 - Act. 3/2/15]

Mensaje por agu10_play » 11 Feb 2015, 03:33

[quote="Angelus-Y";p=252394]
Spoiler:
Image Yo soy el poni, tu fic es la sandía, te puedes imaginar que bien me he quedado
Bravo, magnifico, adoro tu escritura, es que me siento famélico de poder continuar :D2 Fluidez, vocabulario exquisito, escenas casi inmejorables, buah es que no se que mas decir...Ojala todo salga bien para Sweetie y Spike, quiero poder continuarlo :D[/quote]

Tené cuidado, no quiero que te enfermes :fsups:

Jaja gracias otra vez Angelus, me hace muy feliz ver saber que disfrutas tanto de esta humilde historia :tsblush:

Saludos!
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 4 - Act. 21/2/15]

Mensaje por agu10_play » 21 Feb 2015, 23:36

Capítulo 4 – Al amanecer


Habían pasado diez minutos desde su escape, y la plataforma que cargaba a la potra y al dragón continuaba su ascenso hacia el exterior a través de aquel túnel vertical únicamente iluminado por el cuerno de la primera. Sweetie ya no prestaba atención al polvo que caía en su pelaje por causa de las vibraciones, ni a la temperatura que disminuía conforme avanzaban, pues se encontraba totalmente centrada en el dragón herido a sus cascos.

Le había revisado durante un buen rato, pero a pesar de que su compañero había dejado de sangrar, le era difícil deducir si aquella herida era mortal. Decidió colocar la mitad del abrigo que había logrado salvar en el pecho del dragón y, levantándolo delicadamente, logró pasar las mangas por su espalda, atándolas de la misma forma con una fuerza moderada. Percibió el quejido de Spike por el dolor, y se sintió impotente al saber que no había otra forma en que pudiera ayudarle.

Si Twilight hubiera estado allí, probablemente podría haber hecho uso de un hechizo para sanarle, o incluso Rarity podría haber hecho con su magia un vendaje mucho más efectivo. Al pasar por su mente aquellos pensamientos, se sentía inútil. Su amigo dragón le necesitaba más que nunca, y era incapaz de hacer nada por él.

Su mente se atormentaba con tales ideas cuando se percató de que Spike no estaba inconsciente, y ahora le miraba con los ojos entrecerrados. Sus miradas se encontraron durante un breve momento, antes de que el dragón hablara.

—Lo... hiciste bien allá atrás. -La felicitó su débil compañero.

En silencio, la yegua se sentó frente a él mientras pensaba que decir, pero le era casi imposible expresar sus sentimientos con palabras cuando la posibilidad de romper en llanto se encontraba al alcance de una sílaba. Solo apoyó la cabeza por sobre la bufanda gris en su cuello, abrazándolo con cuidado.

—Oye, tranquila. Todo... está bien. -La confortó cansadamente.

—Creí que te perdería. -Se lamentó, sollozando y derramando lágrimas sobre él.

El dragón sonrió tristemente al notar cuanto había preocupado a su querida amiga, y dejó pasar unos instantes en silencio antes de tomar su casco en garra, cuando ella se apartó a una corta distancia con sonrosadas mejillas, y una mirada interrogante.

—No lo harás. -Le prometió, sin cambiar su expresión.

Se sonrieron el uno al otro y, por un momento, no hubo necesidad de decir nada más. Spike le permitió reposar sobre él un poco más, aunque la verdad era que la herida en su pecho escocía en sobremanera, pero nunca se lo diría. Pasaron unos minutos en silencio, y una vez que la unicornio se había calmado, con su ayuda el dragón comenzó a incorporarse, intentando mantener el equilibrio de su propio cuerpo.

—Despacio... ¡Cuidado! -Advirtió ella, cuando su cuerpo cedió de repente. La unicornio se apresuró a sostenerle, evitando que cayera nuevamente.- Tómalo con calma, Spike.

—Solo... necesito un momento. Dentro de poco estaré bien.

—Esa herida es muy grave. Si no hacemos algo... -Decía ella, cuando el dragón se apartó a cierta distancia al sostenerse por sí mismo, con una gran dificultad para mantener el equilibrio.

—No te preocupes, tengo... un pequeño as bajo la manga. -Explicó al quitarse la bufanda. Bajó el medio abrigo que cubría la herida, y vertió una gran cantidad de saliva color gris ceniza desde sus mandíbulas directamente sobre la herida. Un vapor pestilente surgió de aquel espacio, mientras la zona de su cuerpo que hasta hace minutos se encontraba al rojo vivo, ahora se oscurecía.

—Au... ¡Qué asco! -Se cubrió el hocico.

—Lo es... pero funciona. -Replicó, exhibiendo la herida que ahora había comenzado a cicatrizar, sorprendiendo a la unicornio.

—¿Cómo hiciste eso? -Preguntó, mientras el dragón acomodaba la bufanda nuevamente, pasando a la "venda" después.

—La saliva de los dragones tiene... “algo”, no recuerdo qué, que ayuda a cicatrizar heridas como está más rápido. Lo... lo aprendí de uno de los libros que la princesa le dio a Twilight sobre los dragones hace ya tiempo. Y aunque hasta ahora no había tenido la oportunidad de comprobarlo, parece que era cierto después de todo. Ya no duele tanto. -Decía, mientras intentaba en vano ajustarse la venda por la espalda.- Cielos...

—Espera, déjame darte un casco con eso. -Ofreció, ajustando las mangas de lo que antes había sido una vistosa gabardina de invierno.

—No sé porque, pero esto me hace sentir ridículo.

—Pero evitará que se infecte la herida. -Corrigió.

—Pues... fue una buena idea. -Dijo al voltearse.- Gracias.

—Es lo menos que podía hacer. -Replicó ella, aún preocupada por causa de sus heridas. Algo que no intentó ocultar.- ¿Te recuperarás?

—Creo que necesitaré de un par de semanas, pero si. Estaré bien. Tu tranquila, podré caminar de regreso a Ponyville.

—Es bueno saberlo. -Le sonrió ella, justo antes de estornudar audiblemente.- Cielos, creo que voy a pescar un resfriado...

—Hacía mucho calor allá abajo.

—Sí, y aquí hace mucho frío... -Decía, cuando el dragón se inclinó frente a ella, colocando aquella bufanda gris alrededor de su cuello.- Oh no, no Spike, no puedo-... -Se negó, disponiéndose a quitársela cuando su amigo le detuvo.

—Puedes tenerla, no te preocupes. Es cálida, ¿No? -Preguntó. La unicornio, no menos sorprendida, sonrió ante el gesto al cabo de unos momentos. Tomó entonces la parte que le cubría el hocico con su casco, sintiendo al tacto la suave lana de la misma.

—Bastante. -Reconoció, enternecida.

Instantes después, la plataforma se detuvo finalmente al llegar a su última parada. El dragón y la poni se encontraron nuevamente en el punto de partida, a pocos metros del lugar en el cual habían iniciado su descenso, abrazados por aquella nevada que no se había detenido desde la tarde del día anterior.

La tormenta no había aminorado, ahora incluso era peor. Y la temperatura, menor. Supieron que deberían buscar refugio en aquella fría noche de tormenta lo más pronto posible si lo que deseaban era regresar a casa sanos y salvos.

Una vez bajaron de plataforma, la misma inició su camino de retorno, descendiendo lentamente en la oscuridad hasta que estuvo fuera de su vista. Acto seguido, las placas de piedra en la entrada se cerraron sobre sí mismas, sellando el acceso a aquel extraño templo. Una vez aquel lugar recuperó la calma nuevamente, el dragón se dirigió a la unicornio con seriedad.

—Será mejor que nos apresuremos, no sabemos si esa cosa será capaz de seguirnos el paso. -Dijo al voltearse, buscando con la mirada el camino de regreso.

—¿Tú crees... crees que-...? -Preguntaba ella, recuperando el temor de nueva cuenta, pues ya se creía a salvo de aquellas garras negras.

—No estoy seguro, pero será mejor no arriesgarnos. Vamos, no hay tiempo que perder. -Invitó él para luego ponerse en camino, siendo seguido por la potra.
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Habían pasado quince minutos de caminata en el medio de aquella tormenta de nieve. Sweetie se había colocado las gafas de Twilight una vez más para entonces, e iluminaba el camino gracias a su magia mientras Spike lo hacía con la linterna en el vendaje de su pecho.

El silencio en aquella galería de pinos con decoración invernal era sepulcral, lo que le daba a tal lugar en medio de la madrugada un aspecto siniestro, pero al saber que los timberwolves que habitaban en las cercanías habían huido, recorrer nuevamente aquel paraje no resultaba una idea tan desagradable. A razón de ello, esperaban que el viaje de regreso a Ponyville fuese un poco más tranquilo, pero como todo en la vida... nunca es así de fácil.

Los compañeros se voltearon repentinamente cuando, a lo lejos, alcanzaron a oír un rugido bestial. Sintieron su sangre helarse cuando comprendieron que venía de la misma dirección en la que se encontraba el templo, y que la predicción del dragón se había vuelto realidad.

—No puede ser... -Alcanzó a susurrar Sweetie.

Spike no dijo palabra alguna, solo volteó hacia adelante al tomarla de su casco una vez más para correr dificultosamente, esperando que la bestia no les alcanzase demasiado pronto.

—¡Cuidado Spike! Aún no estás-...

—¡Sé lo que hago! -Le interrumpió abruptamente. La unicornio quería enfurecerse con él por tratarle así, pero no era capaz, no cuando había percibido en su voz la desesperación que le había traído aquel monstruo.

En breves instantes habían encontrado aquel precipicio, pero ninguno de los dos se arriesgaría a intentar saltarlo una vez más. El dragón se dirigió a uno de los pinos cercanos al mismo, y comenzó a empujarlo con las fuerzas que le restaban por causa de sus heridas.

—Rápido, ayúdame con esto. -Le pidió. Empujando juntos, les tomó al menos veinte segundos convencer a aquel árbol para que cediera, y hacer del mismo un puente que los llevara de forma segura al otro lado.

El temor se infundió nuevamente en la potra cuando puso un casco sobre aquel frágil tronco, cuya escasa y poco confiable rigidez era lo único que les separaba de un abismo de oscuridad absoluto. Habiendo cruzado, el dragón empujó el árbol al vacío esperando que fuera obstáculo suficiente para detener a la bestia. Una vez listo, reinició su carrera junto a la unicornio.

El sudor en la frente de ambos apenas alcanzaba a recorrer unos pocos milímetros en sus rostros antes de verse congelado por causa de las bajas temperaturas. Si la mantícora negra no los aniquilaba, sería aquella cruel tormenta invernal la que lo haría.

—E-espera, el lago. Si lo cruzamos así-...

—Tendremos que rodearlo.

—Pe-pero tardaremos mucho más. -Replicó ella, tiritando.

—Es mejor que arriesgarse a caer allí. -Negó. En ese instante, una idea cruzó por su mente.- ¡Es cierto, podemos usarlo a nuestro favor!

En poco tiempo ya se encontraban frente al lago congelado, del cual apenas si se distinguía alguna diferencia entre la tierra y el mismo dado que el temporal había descargado su furia en ambos espacios por igual. El dragón se detuvo frente al hielo en el instante, y se volteó a la unicornio.

—Has dos montones de nieve con tu magia sobre el lago, alargados, ¡Rápido!

—¿Para q-qué quieres que-...? -Decía, oyendo un rugido ensordecedor en aquel momento. La bestia estaba cerca.

—¡Solo hazlo!

El cuerno de la yegua se iluminó con un resplandor verde claro en aquel momento, y unificó parte de la nieve sobre el hielo en dos montones. Apenas terminó, el dragón dejó la linterna en el suelo de forma que su resplandor apenas alcanzara a iluminar ambos montones, e inició su carrera una vez más pasando ahora por el borde del lago.

—¿Cr-crees que eso vaya a fu-funcionar?

—Por Celestia, espero que sí. Extingue la luz un momento, necesitamos que ese bastardo solo vea la linterna.

Una vez quedaron a oscuras, solo podían confiar en los sentidos del dragón. Debían de rodear el lago rápidamente y buscar refugio en la cueva, pues no cabía duda de que no lograrían regresar a Ponyville aquella noche.

Fue en ese momento que Sweetie sintió sus cascos debilitarse, cediendo poco a poco, hasta que le fue imposible mantenerse en pie. El dragón se volteó al apenas sentir que su compañera no le seguía el paso, y la encontró a pocos metros luchando fervientemente por incorporarse, sin éxito.

No hizo falta decir palabra alguna. Spike rápidamente se inclinó para ayudarle a subir a su espalda, y apenas la unicornio se aferró a su cuello con dificultad, el dragón reinició la carrera por los dos.

Las escamas de aquel funcionaban bien como un aislante contra el frío, pero fue en ese momento cuando cayó en la cuenta de que aún cuando la ropa de invierno de Twilight era bastante abrigada, la temperatura actual debía de rondar al menos los veinte grados bajo cero. Su cuerpo podía soportar esas temperaturas, pero sin duda necesitaba encontrar refugio para Sweetie, pues era capaz de percibir que su calor disminuía gradualmente.

—Resiste solo unos minutos más. Estaremos bien, te lo prometo.

—Pr-prometes m-muchas co-cosas, ¿S-sabías?

—Un dragón cumple sus promesas. -Reafirmó.

Oyeron a lo lejos el rugido de la bestia y la ruptura del hielo, y supieron que su plan había funcionado. Lamentos desesperados y el sonido del agua chocando contra el hielo era todo lo que podían oír. Luego, un silencio sepulcral. Al cabo de unos segundos a la carrera, el viento que los rozaba fue el único protagonista.
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Antes de lo que hubieran creído, estaban ingresando nuevamente a la cueva que daba acceso al castillo abandonado, y donde habitaba aquel extraño monstruo. Aunque ahora, para su suerte, la temperatura en aquel lugar era más alta que en el exterior.

Delicadamente, ayudó a la unicornio a descender de su espalda para sentarse contra uno de los muros de la cueva, solo para encontrar con temor al rozar sus brazos que su calor había disminuido más de lo que había esperado. Ahora la potra mantenía sus ojos débilmente cerrados, incapaz de moverse.

El dragón no perdió más tiempo y la tomó en brazos, presionándola contra su pecho para sentarse en aquel mismo lugar, asegurándose de que la mayor parte de su cuerpo estuviera en contacto con el suyo.

—¿Q-qué ha-ces...?

—Tenemos que calentarte, y rápido. Si no cogerás algo grave...

—Spi-que, lo... lo sien-... -Decía, interrumpida por la tos nuevamente.

—No tienes porque. Estarás bien, te lo prometo. -Dijo por última vez, antes de mirar hacia arriba y generar en sus fauces una débil llama verde.

No planeaba calentar la cueva, eso estaba claro, pero una llama de tal magnitud le permitía mantener una corriente constante calentando su cuerpo y, a la par, el de Sweetie Belle. Le era realmente difícil aspirar aire por la nariz por momentos y expulsar fuego por sus fauces la mayor parte del tiempo, pero debía de lograrlo. No había otra forma. La salud de su compañera dependía de ello.

Se habían cumplido casi quince minutos cuando las capacidades del dragón alcanzaron su límite, momento en que sufrió una repetida tos al tiempo que expulsaba grandes cantidades de hollín a través de sus vías respiratorias. Pero ello no importaba, pues lo único que le preocupaba era el bienestar de la unicornio.

Al bajar la mirada, se sorprendió al encontrar a su compañera con una expresión de paz en el rostro, con ojos cerrados. Su respiración se había normalizado, y sus mejillas habían recuperado el color. Solo entonces, Spike se tranquilizó. Ahora que su amiga estaba con bien, podía descansar. Y así, tan solo medio minuto después de ello, el dragón había caído profundamente dormido, abrazado a la unicornio de melena rosa y purpura.

En un abrir y cerrar de ojos, habían pasado casi dos horas. En el exterior, la tormenta había aminorado en gran medida dejando como resultado una nevada gentil con un viento moderado, aunque la temperatura aún no había aumentado en la misma proporción. La oscuridad de la noche poco a poco comenzaba a disiparse, con aquella luz grisácea que le precede al amanecer.

En tanto, el dragón y la unicornio dormían profundamente en el interior de la cueva, en una posición que cualquier otro poni hubiera considerado "indecorosa", pero no ellos. Ambos habían forjado con el tiempo una relación de amistad tal, que les permitía dormir plácidamente de aquella forma sin pensar que el otro pudiese pretender algo más. Y así hubieran permanecido varias horas más, de no ser por un extraño sonido que provenía del exterior, y hacía estremecer las paredes de aquel refugio.

Al instante de percibirlo, el dragón abrió los ojos de par en par, dirigiendo su mirada rápidamente al pasaje que llevaba a la entrada por la cual habían llegado. Al poco tiempo, gracias a su agudo oído, fue capaz de oír pisadas que con el pasar de los segundos se hacían cada vez más fuertes.

—Sweetie... Sweetie, ¡Despierta! -La llamaba, tratando de no levantar la voz con objeto de no llamar la atención, mientras intentaba divisar algo en las penumbras.

—No.... es muy temprano... -Renegaba entre susurros ahogados contra el pecho del dragón.

—Por todos los cielos Sweetie, des-... -Le decía, cuando un fuerte rugido resonó en la totalidad de la cueva.

—¿Eh? ¿Qué? -Se despabiló la unicornio al oírlo, justo a tiempo para ver a lo lejos en la misma dirección que su compañero. En un intento por arrojar luz sobre aquel corredor, la potra encendió el resplandor verde claro de su cuerno, algo que lamentaría al instante. Ahora podían divisar sus ojos, aquellos ojos amarillos resplandeciendo en la oscuridad, avanzando hacia ellos a toda velocidad.

—Corre... ¡Corre! -Vociferó con desesperación al incorporarse, ayudando a la unicornio a hacer lo mismo y pronto iniciando su carrera hacia el otro extremo, cuando la bestia negra comenzó a perseguirles nuevamente.

Con la cueva iluminada únicamente por el cuerno de Sweetie, la criatura tenía un blanco fijo. Esta vez no podrían darle esquinazo. Y aún peor, dadas las heridas moderadas de Spike, así como el lastimado casco de la potra, su velocidad y agilidad se veía notablemente afectada, lo cual le daba una enorme ventaja a su implacable perseguidor.

Fue gracias a los afilados reflejos del dragón que, cuando la mantícora ya estaba encima de ellos, alcanzaron a agacharse logrando esquivar por un pelo sus garras negras las cuales destrozaron al contacto una columna de roca sólida en su camino.

Justo después la criatura cargó contra ellos, pero la unicornio empujó al dragón a un lado al instante, por lo que solo alcanzó a embestir una pared fuertemente. Como consecuencia, una gran cantidad de escombros cedió sobre la criatura y en los alrededores deteniéndola momentáneamente, oportunidad que ninguno de los aventureros desaprovechó para escapar de ella. Habían ganado varios metros de ventaja cuando la unicornio habló nuevamente.

—¡¿Qué haremos ahora?! ¡Por favor, dime que tienes un plan! -Suplicó agitadamente en medio de su carrera, pero la expresión en el rostro del dragón no necesitaba de más palabras.

—Escúchame bien, Sweetie. Corre tan rápido como puedas hacia Ponyville, por donde vinimos. Yo lo atraeré hasta el castillo, y lo distraeré para ganarte algo de tiempo. Si alguno de los dos va a conseguirlo-...

—¡¿Estás loco?! ¡No voy a dejarte solo con esa cosa!

—¡Esto no está en discusión!

—¡Claro que lo está! -Renegó, entre la ira y la desesperación.- ¡Te guste o no, no voy a irme sin ti! -Prometió.

El dragón se sentía perdido, no podía dejar que su querida amiga se expusiera nuevamente al peligro que representaba aquel demonio, pero ella tampoco tenía pensado permitírselo, sobre todo cuando pretendía arriesgarse a una misión suicida.

Pero antes de que el dragón pudiese responder, un nuevo y poderoso rugido se oyó a través de la cueva en toda su extensión, y un sonoro siseo que provenía desde algún lugar más adelante en el camino fue la respuesta. Ambos recordaron entonces a la criatura que se encontraba cerca de la entrada principal de la cueva, y sintieron terror una vez más al caer en la cuenta de que ahora no contaban con un peligroso enemigo, sino con dos.

Al arribar a la cámara de la criatura en el árbol, respondiendo a las vibraciones sonoras, la misma envió múltiples extensiones espinosas contra la pareja quien, apenas con tiempo a reaccionar, se lanzaban hacia los lados opuestos del túnel, mientras que la enredadera atrapaba a la mantícora que había estado a punto de entrar.

Aquellas extensiones espinosas, más semejantes a tentáculos que a raíces, atraparon tanto brazos y piernas como el aguijón de la criatura a quien poco a poco atraía hacia el árbol, mientras profería aullidos de auxilio al forcejear en un intento por escapar.

Aunque era difícil saber quien vencería en fuerza e iría en su caza, ninguno de los dos pensaba averiguarlo, pues de inmediato se pusieron en camino nuevamente, buscando la salida de aquel refugio perdido.
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Segundos después, ambos consiguieron salir al exterior nuevamente, encontrándose en el área inferior del castillo de las Hermanas Nobles. Con un dificultoso correr a través de la nieve, estaban acercándose a la escalera que llevaba al suelo superior cuando un nuevo grito por parte de su anfitrión en el templo y un siseo que disminuía gradualmente su volumen les hizo saber quien había resultado vencedor en aquel juego de “quien devora a quien”. Se apresuraron nuevamente al apenas notarlo, alcanzando el final de la escalera en tiempo record, pero ambos sabían que no lograrían ganar aquella carrera contra la bestia. Sabían lo que debían hacer.

En vez de seguir el camino hacia el pueblo, se desviaron al instante hacia el puente, cruzándolo a la carrera mientras suplicaban a las princesas que el mismo no cediera. En un segundo, aquella inmensa figura oscura surgió de la niebla bajo sus pies y cascos en un fuerte salto con su enorme garra derecha extendida, alcanzando a tomar gran parte de las sogas del puente, tirando de ellas.

El lado del puente opuesto a la entrada del castillo se desprendió fácilmente, mientras que el dragón alcanzaba a tomarse del primer tablón de madera al final del mismo, atrapando con su pie por el abrigo a la unicornio.

Rápidamente, la potra trepó a uno de los tablones, siguiendo al dragón hasta tocar tierra -o nieve- nuevamente. Apenas tuvieron tiempo suficiente para recuperar el aliento cuando la mantícora negra comenzó a escalar por aquel mismo lugar con desespero. Sus ojos amarillos enloquecidos y la saliva goteando en cantidad desde sus fauces no ayudaban mucho a los nervios de los aventureros, quienes se apresuraron a refugiarse en el castillo abandonado.

Cerraron la puerta tras de si, hallando apenas después una tabla de madera cercana a la entrada lo suficientemente rígida para trabar la puerta, al menos momentaneamente. Al voltearse, lo primero que encontraron fue un corredor derecho levemente iluminado por la luz que se filtraba a través de los agujeros en el techo, el cual terminaba en una escalinata que conducía a los tronos de las hermanas, señalados por un estandarte que colgaba encima de cada uno, identificando el día y la noche. A los lados del corredor, se abrían diferentes portales que conducían a las distintas áreas del antiguo castillo.

Auxiliado por aquel débil resplandor, Spike no debió buscar mucho mientras oía los fuertes golpes de la bestia llamando la puerta, antes de encontrar lo que buscaba: una barra de hierro, la cual tomó con ambas garras sin vacilar un instante.

—Spike, no... -Dijo ella, preocupada.

—Estoy abierto a otras ideas, si es que tienes alguna. -Replicó él, no convencido de su propio plan, antes de devolver la mirada a aquella suerte de arma cuerpo a cuerpo.- Si no podemos dejarla atrás, esto es lo único que nos queda.

—Está bien... dime que debo hacer. -Habló decidida. Spike sonrió ante el ofrecimiento.

—Si te dijera que te escondieras y esperaras a que termine con esto, estoy seguro de que no me escucharías.

—Somos pocos... -Bromeó ella, a pesar de que la muerte misma estaba ahora tocando a la puerta.

—No muchos ponis han pasado por este lugar desde la guerra de la noche eterna, hace más de mil años. En ese entonces, usaban armas bastante más poderosas que esto. Ve a buscar en los pisos superiores. Con suerte, quizá se hayan dejado algo que nos pueda ser de utilidad aquí.

—Lo haré, pero... ¿Estás seguro de que tú solo podrás con esa... cosa?

—Solo hay una forma de averiguarlo. Te dejo el resto a ti, Sweetie.

—Spike...

—No tengo planeado morir aquí, si es lo que estás pensando. -La confortó, con una confianza en sí mismo que realmente no tenía en aquel momento.

Luego de unos momentos, mientras ambos eran capaces de oír el astillar de la madera de la entrada, la unicornio finalmente asintió para acto seguido correr hacia el dragón, parándose sobre sus cuartos traseros y abrazándole fuertemente durante escasos segundos.

—No quiero perderte... por favor. -Susurró ella al apartarse con la mirada baja, afligida. El dragón levantó su mentón con una garra, invitándole a verle a los ojos, mientras le sonreía cálidamente.

—No lo harás. -Le aseguró.

Permanecieron en silencio durante breves instantes, antes de que un nuevo golpe casi abriera lo poco que restaba de la puerta. El dragón se volteó hacia la misma con aquella barra en garra, sin desviar la mirada de la entrada.

—Apresúrate, y acércate por el corredor del segundo piso apenas encuentres algo. -Le señaló. Sin más que decir la unicornio asintió, partiendo hacia uno de los pasillos laterales cuyas conexiones le eran desconocidas.

Anda... ven a por mí. Tenemos una cuenta pendiente que saldar... -Pensaba él, preparándose para lo que vendría, aún cuando en el fondo realmente estaba aterrado hasta los huesos.

La puerta finalmente cedió ante los ataques del exterior estallando en un violento mar de astillas, seguido de la nieve que ingresaba por causa del fuerte viento a través de la entrada abierta, a la sombra de una criatura que esperaba tras el umbral.

La mantícora avanzó lentamente a través del corredor, en su dirección. Spike hizo un esfuerzo imposible por no retroceder un solo paso mientras esperaba el momento adecuado para atacar. El mismo no se hizo esperar mucho más.

A menos de cuatro metros de distancia de su presa, la bestia negra enseñó sus fieros colmillos, listos para triturar a aquel dragón a la menor oportunidad. Pronto, ambos se encontraron caminando hacia un lado formando un circulo, sin dejar de mirarse a los ojos.

—¡Prepárate! -Vociferó, girando la barra de hierro en sus garras y golpeando el rostro de la bestia cuando se abalanzaba sobre él. Para su sorpresa, debió esquivarla rápidamente pues aquel golpe en el cual había empleado todas sus fuerzas no la había desviado un solo milímetro.

Al voltearse rápidamente ambos, el dragón hizo uso de su arma para repeler los ágiles zarpazos de su enemigo que le llegaron en forma de una furiosa lluvia. La luz en la habitación a duras penas le era suficiente para divisar cada ataque lanzado, pero no para efectuar un contraataque eficaz. Apenas fue capaz de prever el aguijón que se abría paso a través de su melena, cargando un poderoso veneno que sabía era mortal para casi cualquier especie.

Fue una décima de segundo la que tuvo para lanzar un golpe rápido y certero contra aquel arma natural, repeliendo el ataque, pero recibiendo de lleno un zarpazo en su antebrazo derecho, derribandolo prácticamente sin esfuerzo. Al quedar boca arriba, la bestia se lanzó sobre él con intención de arrancar cada miembro de su cuerpo de la manera más espeluznante posible. Pero el dragón fue lo suficientemente rápido como para reponerse de aquel golpe, sosteniendo su arma con ambas garras y evitando que las fauces de la bestia hicieran contacto con su cuerpo.

¿A-acaso tienes idea a-... a quién estás... e-enfrentando...? -Preguntó, antes de soltar la barra y rápidamente clavar sus garras en los brazos del monstruo, para luego vaciar un torrente de llamas verdes directamente en el rostro de la criatura quien era incapaz de bloquear el ataque.

El dragón no se detuvo hasta que sintió que la resistencia de sus pulmones finalmente le había abandonado -lo cual sucedió al cabo de un total de treinta segundos- mientras la mantícora forcejeaba por apartarse, lo que le resultaba imposible dado que el dragón se había aferrado al suelo fuertemente con sus pies y arqueaba su espalda para compensar el peso. El plan original era atacar únicamente su cabeza, pero las llamas se extendieron tan rápido que en poco tiempo todo su cuerpo era una bola de fuego.

Finalmente Spike no fue capaz de resistir mucho más aquel forcejeo. Sus garras se desprendieron de la carne de aquella extraña criatura, que huyó del dragón desesperadamente por uno de los corredores; el mismo corredor por el cual había partido Sweetie Belle.

—No... -Susurró, al oír como la puerta del piso superior era destrozada por aquel monstruo.- ¡Sweetie! -Se atemorizó, tomando nuevamente la barra en su garra derecha.

Se precipitó hacia las escaleras de aquel pasaje y descubrió que los restos del portal encendidos por sus llamas. Corrió a través del pasillo que le seguía, con el temor latente de que la bestia pudiera hallar a su compañera antes que él. Aquel espacio parecía infinito y, mientras gritaba su nombre en un intento desesperado por ubicarla, cada vez temía más lo que pudiera pasar en el tiempo que no estuviese a su lado.

Al final del corredor, se encontró en una sala realmente amplia, poblada de columnas de diseño antiguo que antaño habrían servido de soporte para un techo que en la actualidad se había desmoronado, por lo que no era de extrañar que aquel lugar presentara un ambiente similar al del exterior. Aún nevaba, pero ya no había un viento realmente fuerte, sino uno más bien gentil. La niebla había comenzado a disiparse, pero el ambiente aún presentaba aquel triste tono gris a donde apuntara la vista.

—¿Sweetie? ¿Sweetie, estás aquí? -Preguntó, mientras avanzaba a través de aquella gran habitación. Sus llamados eran respondidos únicamente por ecos, a los cuales les seguía un largo y sospechoso silencio. El dragón permanecía en estado de alerta, pues sabía que no estaba solo en ese lugar.

Al doblar en determinada columna, vio al fondo de la sala a aquella temible criatura de espaldas, refregando su rostro sobre la nieve desesperadamente. En ese momento Spike descendió su arma para sostener el extremo con una sola garra, y el sonido del roce hizo que las orejas de la bestia se irguieran. Para cuando el monstruo se volteó, el dragón no pudo ocultar su sorpresa y asqueo, porque lo que frente a él se encontraba era eso mismo: un monstruo.

—Santa Celestia... -Susurró, pues la bestia ya no tenía piel que cubriera su rostro; estaba en carne viva, dejando a la vista todos sus dientes, así como sus ojos sin parpados. Varias áreas de su cuerpo también habían sido quemadas en su totalidad, dejando el músculo al descubierto.- Cielos... si que eres un bastardo horrible. -Dijo con evidente disgusto.

Mientras la mantícora se acercaba al dragón a paso lento pero decidido, el mismo se percató de que había llegado la hora de su último enfrentamiento con aquel némesis que en poco tiempo se había ganado todo su odio. Alguien iba a caer en aquel lugar, y no planeaba ser él.

—¡Terminemos con esto! -Vociferó, lanzándose a dar el primer ataque. Pero la astuta bestia no tenía pensado permitirse caer en los mismos trucos, lo que dejo en claro al detener el golpe de la barra de hierro con sus poderosas mandíbulas.- Oh no...

Un fuerte crujido, y segundo después el dragón quedó sosteniendo la mitad de su arma, de un largo que a duras penas serviría para defenderse. Soltó aquel trozo del arma que antes le había salvado la vida, mientras su enemigo escupía el otro.

—De acuerdo, esto es malo. -Susurró, poniéndose en guardia mientras pensaba cómo superar aquella situación, ahora que carecía un medio para repeler los ataques de la bestia. Mientras la misma avanzaba, el dragón comenzaba a retroceder. No podía lanzarse sin defensa cuando un solo ataque de su enemigo podía significar el fin. ¿Qué podía hacer?

Su respuesta llegó en forma de salvamento cuando una flecha se clavó a centímetros de sus pies, sobresaltándole tanto a la mantícora como a él mismo.

—¿Qué demo-...? -Se preguntó, dirigiendo su mirada al techo adjunto. Encontró con sorpresa a una unicornio blanca vistiendo ropa de invierno y una bufanda gris, sosteniendo un extraño aparato mediante su magia, con dos flechas cargadas en el estuche de su espalda.

—¡Spike, ten cuidado! -Le advirtió.

—¡Hubiera estado bien que me lo dijeras antes! -Le gritó, devolviendo su atención a la mantícora que ahora le daba la espalda, dirigiéndose hacia la potra al encontrar en ella un peligro mayor.- ¡Oh no, no lo harás! -Vociferó, al tomarle de su aguijón y tirando fuertemente.

Instintivamente la bestia se volteó para atacarle con sus zarpas, pero Spike la soltó a tiempo para evadirla, lanzándose a un lado para luego incorporarse en el momento que le atacara, y correr a través de aquella habitación siendo perseguido por la misma, doblando ocasionalmente en alguna columna para esquivar sus embestidas. Ahora tenía su atención.

—¡Apunta bien esta vez! -Le gritó.

—¡Eso intento! -Respondió ella, teniendo presente el hecho de que solo le restaban dos tiros más.

Una segunda flecha salió disparada de aquel artilugio, clavándose directamente en el costado derecho de la criatura. Frente al rugido de dolor de su parte al voltearse Spike se volvió rápidamente y, aprovechando su distracción, la embistió con todas sus fuerzas hacia una de las columnas frente a las cuales se encontraba. El peso de la bestia fue su perdición cuando por causa del impacto la estructura de roca cedió sobre él. El dragón apenas alcanzó a escapar de la caída de los escombros, que terminaron por enterrar a su enemigo mortal en escasos segundos.

Instantes después, Spike permanecía en el suelo, sin desviar la mirada del montón de escombros que ahora sepultaban a la criatura. Su respiración era en extremo agitada y, mientras se levantaba lentamente, buscaba a Sweetie en el techo, hallando a una sonriente combatiente en el mismo lugar.

—¿Se puede saber de dónde sacaste eso? -Preguntó con gracia.

—Lo sostenía una de las armaduras en el corredor. ¿No es genial? -Replicó, emocionada.

—Genial sería que tuvieras cuidado. Es una ballesta, y por poco me das a mí.

—¡Deberías felicitarme! ¡Incluso me sobró una flecha! -Se excusó ella, cuando la montaña de escombros comenzó a moverse ligeramente. Un segundo después, con un dolido rugido de por medio, la bestia escapó a su cautiverio de piedra nuevamente.

El dragón se sobresaltó y aterrorizó al descubrir que probablemente no había forma posible de detener a aquel demonio. Estaba claro desde un principio que aquella no era una mantícora normal, pues cualquier otra hacia mucho que hubiera cedido; esa bestia había sido puesta en aquel templo específicamente para evitar que nadie tomara aquel diamante, y si lo hacía, asegurarse de que no consiguiera escapar. Ahora lo sabía.

El demonio de perpetuos ojos amarillos rengueaba hacia su enemigo, dispuesto a llegar hasta el extremo para eliminar al dragón y a la unicornio. Desesperado, Spike inició una nueva descarga de llamas verdes sobre la bestia que, a pesar de sentir lo que restaba de su cuerpo quemarse nuevamente, continuó su camino. Al acabarse su aliento, el dragón continuaba retrocediendo, pronto encontrándose cercado contra la pared de aquella habitación.

El monstruo levantó su zarpa derecha con objeto de aniquilar a su presa, quien tenía el horror marcado en el rostro, en un único y último ataque. Pero cuando estaba a punto de arrebatar su vida, sintió sus sentidos comenzar a desvanecerse. Primero fue su oído, pues ya no era capaz de escuchar el silbido del viento. Luego su vista, que se oscurecía a medida que sus piernas cedían. Y finalmente, su tacto, dado que ya no era capaz de sentir nada más. Finalmente, el cuerpo cayó sin vida al suelo, sin nada más que le sostuviera.

La última flecha de Sweetie yacía clavada en su nuca, y el brillo en los demoniacos ojos de aquel monstruo se había apagado para siempre. Detrás de él y frente al dragón, la unicornio mantenía en alto aquella ballesta, temblando, aunque no por causa del frío.

—Yo... yo lo-... lo-... -Decía entrecortadamente, cuando el dragón esquivó a la bestia caída para dirigirse a su compañera rápidamente. La misma dejó caer su arma cuando el dragón la tomó en sus brazos, sin ella ofrecer resistencia alguna.- Gracias a Celestia que estás bien. -Susurró ella en su oído, con lágrimas en los ojos.

—No lo habría logrado sin ti. -Dijo él de la misma forma.

Todo había terminado. Ambos se dejaron caer en el suelo sin dejar de abrazarse, exhaustos pues aquel combate les había debilitado enormemente. A sus espaldas, el monstruo había comenzado a deshacerse en un torrente de cenizas, que poco a poco se esparcieron por causa de la brisa.

Claro, esto no fue notado por los presentes, quienes por primera vez en toda la noche se sentían seguros, fuera del alcance de cualquier peligro. Fue entonces que se percataron de que los rayos del sol se colaban a través de las nubes grises, alcanzando aquel castillo. La noche había terminado.

—Está amaneciendo... -Dijo el dragón, sonriendo melancólicamente al dirigir su mirada al cielo, sin soltar a su querida compañera.

—Lo logramos. -Susurró ella, emocionada.

—Después de todo lo que pasamos aquí... cielos. No puedo creerlo.

—Creo que Rarity y Twilight tampoco lo creerán. -Dijo ella, no muy convencida.

—Cuando sepan todo esto... bueno, creo que nos castigaran por un largo tiempo. -Bromeó al apartarse, cruzándose de brazos.

—¿Por un tiempo? Quizá a ti, mis padres me castigarán para siempre. -Se lamentó con gracia.

—Tendremos muchos problemas cuando regresemos, ¿Verdad? -Dijo él, melancólico. La unicornio acompañó aquella expresión, antes de sonreírle, arqueando una ceja.- Cielos, ¿Ahora que se te ocurrió?

—Nada, solo estaba pensando que quizá... tan solo quizá, no deban saber que estuvimos aquí.

—¿De qué estás hablando? Lo descubrirán tarde o temprano, y ahí si que tendremos problemas.

—¿Pero como? Hasta donde saben, vine a visitar a nuestros padres en Ponyville ayer, y volveré hoy en la tarde. ¿Y qué hay de ti?

—Oh rayos, no le avisé a Twilight que saldría. Debe estar muy preocupada...

—¿Pero acaso no tenía ella que ocuparse de los preparativos para la celebración? Sé como es Twilight, y de seguro debe tener toda su atención puesta en el evento.

—E-es cierto, quizá ni siquiera haya notado que no estaba ahí.

—Eso nos facilita mucho las cosas.

—De acuerdo, no le diremos nada de esto... a nadie. Ni siquiera a Applebloom o a Scootaloo, ¿De acuerdo?

—Oh vamos, ellas saben guardar se-

—A nadie. -Le interrumpió.- Si queremos que esto sea un secreto, nadie puede saberlo. ¿Trato? -Refunfuñando ante aquella condición, Sweetie terminó por suspirar profundamente, aceptando al final.

—De acuerdo, esta aventura será nuestro secreto. -Resolvió, ofreciendo su casco. Spike le sonrió confidente, antes de chocarlo con su puño cerrado.

—¡Con cerrojo y si no arrojo un pastelillo a mi ojo! -Hicieron su Pinkie-Promesa al unisono, riendo amenamente al final, cuando la expresión de Sweetie cambió al instante.

—Espera, ¿Qué hora es? -El dragón revisó su reloj de muñeca.

—Las... 7:30, ¿Por qué? -Preguntó, recibiendo una reacción extremadamente dramática en respuesta.

—¡Cielos, debemos apresurarnos! ¡Si el tren no funciona tendremos que buscar un carruaje que nos lleve! ¡Y hoy será muy dificil encontrar a uno que nos lleve hasta Canterlot! -Se preocupaba ella trotando de un lado a otro, mientras el dragón permanecía en la misma posición con aspecto meditativo.

—Por Celestia, Sweetie, relájate. Conozco a alguien que puede llevarnos.

—¿E-estás seguro? Digo, es la Noche de los Corazones Cálidos, y no cualquiera está disponible para-...

—Tranquila, me debe un gran favor hace un buen tiempo. Creo que es hora de cobrárselo. -Le guiñó un ojo, antes de ponerse en camino a la entrada de la sala.

—¡Entonces vamos! ¡No hay tiempo que perder! -Se adelantó ella, trotando con entusiasmo.

—Por todos los cielos, ¡Sweetie, espera! ¡No me hagas correr!

—¡Si no te apresuras te dejaré atrás! -Rió ella, perdiéndose en el corredor.

—Cielos... no tienes remedio. -Dijo por lo bajo, para luego sonreír y correr tras ella.- ¡Espérame!

Y así fue como, al amanecer, su aventura había terminado. Los rayos del sol se paseaban a través de las nubes, iluminando el antiguo castillo que en el día presentaba un aspecto realmente diferente. Mientras recorrían el corredor principal, en cuyo extremo se exhibían los estandartes del día y de la noche, ambos intentaban rescatar en sus recuerdos cada paso que habían dado desde la tarde anterior, cuando partieron de la biblioteca.

Fue en ese momento que Sweetie rememoró el episodio que Spike había sufrido horas atrás durante el ataque de los timberwolves, pero al admirar el feliz rostro de su compañero, la sombra de duda en su mirada se desvaneció por completo. Aquel era su amigo, el optimista dragón que años atrás había conocido; eso era todo lo que necesitaba saber.

Antes de lo que hubieran imaginado, se encontraron sobre el puente que daba acceso a Ponyville desde el bosque Everfree, admirando el bello escenario que frente a ellos se extendía; la bella imagen que daba aquel tranquilo paraje tocado por los rayos del amanecer.

Aquella peligrosa búsqueda, en la que habían aprendido a confiar el uno en el otro con sus vidas quizá hubiera llegado a su fin, pero su historia apenas estaba comenzando. No lo sabían en ese entonces, pero aún les quedaba un largo camino por recorrer.

Pasaría mucho tiempo antes de que la unicornio averiguara lo que realmente le había sucedido a su amigo dragón aquel día, y descubriese la verdad. Y pasaría incluso más tiempo antes de que supieran que la joya purpura que ahora brillaba con intensidad en el bolsillo de la unicornio, no era un simple diamante. Pero ahora, frente a sus ojos un nuevo día había comenzado y, a pesar de ser uno relativamente gris por causa de la estación, el sol lucía más brillante que nunca para ambos.


Continuará...​





¡Tarde pero seguro!

Y así llegamos al final del primer acto, que quizá para algunos se haya tornado algo largo. Lo siento, pero quería cerrar bien esta parte de la historia.

Faltan pocas horas y la celebración de la noche de los corazones cálidos está a la vuelta de la esquina. ¿Lograrán nuestros héroes llegar a tiempo? ¡Descúbranlo en el próximo capítulo! Que, con favor de Jebus, postearé dentro de un par de semanas.

En fin, espero que vengan disfrutando de esta historia tanto como yo disfruto al escribirla, y nos estaremos leyendo nuevamente cuando esta aventura continúe.

¡Hasta la vista! ¡Y gracias por leer!
Última edición por agu10_play el 10 Jun 2015, 00:49, editado 1 vez en total.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 4 - Act. 21/2/15]

Mensaje por Angelus-Y » 22 Feb 2015, 12:33

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Me inclino ante tí. Adoro tu escritura, y este primer acto ha sido glorioso. Me has cautivado el corazón y me has desgarrado con la emocion, los dialogos, el combate, las emociones puestas. Una obra de arte y no exagero, da igual que lo hayas hecho largo, ha quedado de maravilla, inigualable. La relacion entre Spike y Sweetie la has dejado perfecta, un avance lento, cuidado y muy bien pensado, con risas, llantos, conmociones, de todo...
Spoiler:
El combate contra la manticora (que pensé que la muy cabrona no moriría nunca) ha sido magistral, unica, con secuencias seguidas pero para nada repetitivas y aburridas, muy bien conseguidas. Presentas la emocion, las heridas y la situacion de una forma tan fluida y detallada que de verdad que has conquistado mi mente con este exquisito capitulo. Y Spike y Sweetie son tan creibles y su relacion es tan...ay, es lenta, pero tan amistosa, que no es amor, sino un limbo ncantador, y tengo ganas de saber como acabará su relacion ¿Acabaran juntos? ¿Quedaran como amigos o intimos? Ay que ganas, que desesperacion por saber... hagas lo que hagas si lo haces como lo estas haciendo ahora, con este cuidado y cariño, sin duda quedara igualmente formidable, te lo aseguro. Y estoy ansioso por ver la celebracion de Hearth Warming Eves, uy que que....AAAH que me puedo morir. Es que ADORO este fanfic, porque además de la tematica es que escribes de una forma que es envidiable (sin mala idea) es magnifica.
Estas dos semanas seran dificiles de pasar, es una condena pero se que la recompensa no tendrá igual, pues con cada una de tus palabras haces que mire una pantalla y me envuelvas con cada movimiento y sentimiento hasta el punto de estar presenciando allí mismo, donde ellos, esta historia. Un vocabulario extensisimo, nunca repites tan seguido, tan fluido y comodo que no cuesta nada de leer y por supuesto desprendes un aura emotiva que clava en nuestros corazones una dosis inexplicable de cariño hacia este fic, por supuesto en mi caso :) pero no dudo que alguien mas tambien se sentirá como yo.

Excelentisimo trabajo agus_10_play, me postro ante usted, y estoy famélico por degustar la siguiente parte. Quiero que conste que si suelto un cacho así y pongo hasta una iamgen es que me ha conquistado hasta un punto extremo :D2 a mi se me nota cuando algo me gusta o me enamora.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 4 - Act. 21/2/15]

Mensaje por horwaith » 22 Feb 2015, 13:17

Buena historia y preciosa conclusión sobre el diamante. Bonitas escenas, consigues hacer que el suspense siga todo el rato, sin perder el carácter de ninguno y a ver como sigue la historia, si realmente llegan a Canterlot para entregarlo.
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 4 - Act. 21/2/15]

Mensaje por Sg91 » 22 Feb 2015, 13:46

j*der, macho, p*ta mantícora, ya pensaba que no se moriría... me han gustado particularmente las escenas de acción, las cuales van escalando a lo largo de todo el capítulo hasta llegar a su cénit justo al final. Muy bien llevadas, y no solo eso, sino que la ambientación también ha ayudado a su consecución, fundiéndose ambas cosas magistralmente. Y, por supuesto, la relación entre Spike y Sweetie se ha intensificado lo suficiente... listo para zarpar :D Ah, por cierto, una cosa que se me olvidó preguntarte antes ¿cómo has puesto esas rayas para separar la acción? a mí también me vendrían bien usarlas, a veces los huecos no quedan tan bien como deberían. Genial, contigo haces que las esperas merezcan la pena, continúa cuando puedas ;)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 4 - Act. 21/2/15]

Mensaje por horwaith » 22 Feb 2015, 13:59

[quote="Sg91";p=254726]j*d*r, macho, p*ta mantícora, ya pensaba que no se moriría... me han gustado particularmente las escenas de acción, las cuales van escalando a lo largo de todo el capítulo hasta llegar a su cénit justo al final. Muy bien llevadas, y no solo eso, sino que la ambientación también ha ayudado a su consecución, fundiéndose ambas cosas magistralmente. Y, por supuesto, la relación entre Spike y Sweetie se ha intensificado lo suficiente... listo para zarpar :D Ah, por cierto, una cosa que se me olvidó preguntarte antes ¿cómo has puesto esas rayas para separar la acción? a mí también me vendrían bien usarlas, a veces los huecos no quedan tan bien como deberían. Genial, contigo haces que las esperas merezcan la pena, continúa cuando puedas ;)[/quote]
te lo contesto yo, son imágenes centradas, concretamente: [ img]http://oi58.tinypic.com/20jph0h.jpg[/img] y si, lo miré con secundario para cogerlas xD
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