Re: LOS CAZADORES DEL HIELO [AVENTURA] [BÉLICO]
MensajePublicado: 26 Mar 2015, 19:44
CAPITULO 6: ASEDIO
Los guaridas se colocaban es sus puestos mientras Twilight contemplaba la colina. Eran muchos más de los que había llegado a ver en el Imperio de Cristal, centenares de cazadores avanzaban con paso firme y rápido hasta la ciudad. Twilight volvió a llenarse de esa rabia al verlos, marchando como si pensaran que fueran alguna fuerza imparable que podría hacer lo que quisiese, pues nadie podría impedírselo.
-¡Preparad los cañones!- gritó la princesa- ¡Vamos a demostrarles que si van a intentar comernos, no acabarán sin un solo rasguño!-
Los cañones se alinearon y los tubos de dos metros de largo se elevaron con el fin de tomar el máximo alcance posible.
Rainbow Dash había cogido un catalejo y observaba al enemigo.
-¡800 metros y acercándose!- dijo la pegaso
Twilight se mantuvo firme, el alcance de los cañones era de 600 metros, por lo que tenían que esperar a que se acercaran.
-Twilight- casi suplicó Applejack- Aún puedes detener esto-
La princesa se giró a la terrestre con una ceja alzada.
-Estamos en una posición ventajosa, no nos pueden atacar sin más…por favor, deja que se acerquen y lleguemos a un acuerdo-
-¡700 metros!- gritó Dash
Twilight sin modificar su fría expresión volvió a mirar a los cazadores que se acercaban.
-¡Twilight, sé que tienes motivos para odiarlos, pero así lo único que conseguirás son más muertes!-
-¡600 metros!- Gritó de nuevo la pegaso.
-¡Twilight, por favor!- gritó Applejack.
La alicornio morada pensó, pensó en la cantidad de gente que había dentro de la ciudad, pensó en las amigas que estaban dentro ayudando a los civiles, pensó en los daños, pensó en la sangre y en el dolor que se iban a producir…pero todo eso lo ocupó el recuerdo de su hermano, lo ocuparon los rostros salvajes de los cazadores y todo eso lo ocupó simplemente el odio.
Twilight apretó los dientes y alzó su pezuña.
-¡FUEGO!-
El tronar de los cañones por poco perforó el oído de todos los que estaban al lado, las bocas de los cañones escupieron fuego y humo durante un instante y pesadas bolas de metal salieron volando, recorrieron la distancia en un parpadeo y aterrizaron enre las primeras filas de los cazadores.
La explosión se produjo a unos diez metros de Frost, que se giró en dirección al origen del sonido, pero se volteó al instante, pues cuatro explosiones más sonaron en la vanguardia, buscó el origen de todo el caos y con el rabillo del ojo observó un objeto metálico aterrizar sobre uno de sus soldados.
-¡Atrás, retroceded! ¡Tenemos que reagruparnos!-
Los cazadores obedientes tomaron a los que habían resultado heridos y se apresuraron a retroceder sobre sus pasos, solo tuvieron que moverse una veintena de metros para asegurase de estar fuera del alcance, por lo que cesó el fuego enemigo.
Frost gruñó por lo bajo hasta que se acercaron Freya, Odín y Vore.
-¡Decidme los daños!- exigió el lobo.
-¡Hemos perdido a cinco y al menos cuatro heridos!- informó el águila
-¿Qué ha sido eso?- exclamó Odín con la confusión reflejada en su único ojo-¡Nunca había visto armas así!-
-¡Nosotros tenemos catapultas y lanzadores de pilares, pero esas cosas explotan cuando golpean algo!- añadió Freya, que parecía tan emocionada como confusa.
-Parece que hemos subestimado a las presas- comentó Frost mientras dirigía su mirada a la muralla- Algo que nunca debe hacer un cazador-
-“Un ratón acorralado es la criatura más peligrosa de todas” recitó el oso, recordando la regla de los cazadores.
El líder lobo se volvió al jefe de las rapaces.
Vore, dime que ven tus ojos de águila.
La gran ave se adelantó cuanto pudo y abrió mucho los ojos mientras miraba el origen de los disparos.
-Veo extraños y grandes tubos de metal, hay muchos y a lo largo de toda la muralla…parece ser que son lo que nos está disparando-
-Es un comienzo, ¿Qué más?-
-Veo muchos ponis con armaduras doradas en la muralla. Algunos parece que son los que manejan esos tubos…También veo a varios ponis que estuvieron en la reunión, está la princesa que le disparó a Odín en la cara y parece que está discutiendo con la poni naranja con sombrero-
-Parece ser que al final han preferido venir a la primera fila antes que dirigir desde la retaguardia- comentó Freya- Hay que admitir que son valientes-
Frost no hizo caso al comentario.
-Háblame de las tropas, Vore-
-Los que visten armaduras llevan armas, veo lanzas y espadas…también veo arcos. Muchos son pegasos o unicornios-
-Los unicornios pueden ser un problema- Comentó Odín- ¿Recordáis a ese blanco en la ciudadela de Cristal? Era capaz de crear burbujas para protegerse a sí mismo y a otros, y también podía lanzar rayos y descargas de su cuerno… Si todos son iguales casi incluso podríamos perder esta batalla-
-Perder no es una opción- Dijo Frost con seriedad- Tenemos que atacar esa ciudad-
-Las rapaces no podrán ayudar mucho ahora- añadió Freya –Y esos tubos acabarán con nuestras armas de asedio antes de que se acerquen suficientes para disparar-
El jefe lobo se quedó pensando un instante y se volvió a dirigir al águila.
-Vore, descríbeme el muro-
-Es bastante viejo, veo muchas grietas, hendiduras y piedras salientes- dijo el ave mientras miraba otra vez- Sé lo que planeas hacer y a pesar de que es bastante alto creo que se puede conseguir. -
-Acercaos- dijo entonces Frost- Creo que tengo un plan-
-Típico- dijo Twilight con desprecio- Son la clase de escoria que se retira cuando ven que no pueden ganar fácilmente-
Applejack apretaba los dientes conteniendo la ira.
-¡Maldita sea Twilight, podríamos haber…!-
-¡No AJ, no habríamos podido hacer nada!- grito Rainbow Dash, harta de tanta discusión-¡Las cosas son así de simples, a veces la única solución es la peor, así que deja ya de quejarte!-
La terrestre se mordió la lengua para no responder, por mucha rabia que le diera, el daño ya estaba hecho, ahora lo único que quedaba hacer es luchar.
-Todo está bajo control- dijo la pegaso con seguridad- No podrán avanzar con nuestra potencia de fuego y no pueden contar con apoyo aéreo, recuerda que estos guardias reales también conocen conjuros de protección y ataque, cuando avancen les golpearemos sin que no puedan hacer nada para evitarlo-
-¡Atentos, los enemigos están formando de nuevo!- se escuchó gritar a un soldado.
-¿No os lo dije?, Son tan idiotas que van a volver a por mas- Sonrió la pegaso al momento que todos se volteaban para mirar.
-¡Atentos!- gritó Twilight, deseosa de ver a más cazadores saltar por los aires.
Frost se encontraba delante de todo su ejército en una perfecta formación y miraba la ciudad con determinación.
-¡Ellos tienen armas!- gritó el general- ¡Ellos tienen una muralla!, ¡Ellos tienen magia! ¡Pero os aseguro que no tienen algo que tenemos nosotros!…¡¡¡Nosotros…tenemos…HAMBRE!!!-
Los cazadores golpearon el suelo y rugieron con fuerza en señal de estar de acuerdo con su líder. Los osos se alzaron para aumentar su volumen y los lobos aullaron, lar rapaces aletearon levantando polvo del suelo mientras de sus picos salían agudos chillidos.
-¡VAMOS HERMANOS, CONOCEÍS EL PLAN! ¡ES HORA DE CAZAR!-
-¡Preparad de nuevo los cañones!- gritó la princesa Twilight- ¡Saludémosles de nuevo!-
-¡Espera, algo está mal!- gritó Applejack- ¡Mira!-
Twilight hizo caso y volvió a mirar. Los cazadores empezaron a moverse y a correr veloces en dirección a la muralla pero había algo raro.
Solo atacaban los lobos. Sus figuras alargadas y peludas se deslizaban sobre la llanura mientras los grandes osos y las águilas permanecían en la posición original.
-Son demasiado cobardes para venir todos- escupió Twilight- ¡Si quieren morir de uno en uno, por mí estupendo! ¡Fuego!-
Los cañones volvieron a disparar pero de las docenas de lobos que se aproximaban, muy pocos cayeron. Eran veloces y frenaban o variaban su recorrido bruscamente. No tenían suficiente vista para ver de dónde venían las balas, pero se movían de forma impredecible, giraban, retrocedían, daban vueltas, hacían derrapes, se juntaban y separaban…todo mientras poco a poco se acercaban más y más a la muralla.
-¡Apuntad bien!- gritó Twilight.
Los cañones bajaban su posición continuamente para acortar el alcance de sus disparos cada vez más. Bajaban y bajaban hasta que…
*CLONK*
Casi al mismo tiempo todos los cañones golpearon el borde de la muralla que les impedía bajar más el tubo que disparaba las balas. Ahora por mucho que dispararan los cañones no acertarían a los lobos aunque estuvieran quietos.
Twilight comprendió el plan demasiado tarde.
Frost y Freya corrían a la par delante del resto de la vanguardia y escucharon el sonido metálico.
-¡Hemos entrado en su punto ciego!- gritó Frost- ¡Continúa con el plan! ¡Bordead la muralla por cada lado hasta que os encontréis, si veis otro acceso usadlo para entrar y atacar por la retaguardia, yo dirigiré el asalto principal desde aquí!-
Freya asintió, dio un aullido que se escuchó por toda la zona y al instante una docena de lobos se pegó a la muralla y empezaron a seguir su recorrido por cada lado, unos por la izquierda y otros por la derecha.
Frost se dirigió al resto de los lobos que continuaban a su lado, pegados a la muralla, al lado de la gran puerta de entrada cerrada y justo debajo de los cañones que no podían disparar.
-¡Nos toca a nosotros! ¡Hora de despejar el camino!-
-¡Planean atacar por otro lado!- Gritó Dash- ¡Tenemos que enviar tropas!-
-¡No tenemos tiempo!-Gritó Twilight-¡Tenemos el ataque principal aquí! ¡Debemos aguantar!-
Applejack le agarró la cabeza a la princesa y la obligó a mirarla a los ojos, que brillaban de incredulidad y furia.
-¡¿Vas a dejarlo sin más?! ¡Esos bichos llegarán hasta Fluttershy, Pinkie y Rarity en la puerta sur, junto con los civiles sin evacuar! ¡¿De verdad vas a ser capaz de…?!-
-¡VIENEN, YA VIENEN, YA VIE…!-
El grito de uno de los soldados las hizo reaccionar, pero esos gritos fueron silenciados por un lobo marrón que había escalado la muralla veloz. Usando las hendiduras, piedras salientes y grietas. Los lobos eran los más ágiles de los cazadores y escalar crespas, piedras y formaciones rocosas inestables era necesario para cazar en El Norte.
El lobo había emergido de la nada y había hundido los colmillos en la parte del cuello no protegido del guardia y dejando que fluyese la sangre carmesí, como si se tratase de una horrible fuente.
Todos los presentes se prepararon para hacer frente al intruso, pero un instante después varios lobos más salieron del mismo lugar.
Se desató el caos, desde fuera saltaban lobos mientras los guardias, una vez recuperados de la horrible sorpresa empezaron a luchar para defenderse.
Frost estaba entre los que habían escalado la muralla y esquivó rápidamente a todos sus contrincantes hasta que se abalanzó sobre un unicornio que controlaba uno de los cañones con las garras por delante. La sangre enseguida tiñó sus patas y sus fauces, pero no podía permitirse sentir emoción o tristeza, se volteó para asegurarse de que el resto de sus camaradas habían hecho lo mismo y habían eliminado, o al menos inutilizado, a los técnicos de los cañones.
Entonces tomó aire y emitió un aullido que se escuchó en toda la zona.
Odín, junto con el resto de los cazadores, escucho el aullido.
-¡Es la señal de que tenemos vía libre! ¡En marcha!-
El resto de los cazadores avanzaron con rapidez y en cuanto las grandes máquinas de asedio estuvieron a suficiente distancia, las cargaron con los pilares de piedra que trían siempre con ellas.
En El Norte todo material combustible que existía se utilizaba para alimentar los fuegos, braseros y hogueras. Estos materiales incluían la madera y se descartaba su uso para cualquier otra cosa, como fabricación de muebles o papel. De hecho, la mayoría de la población de cazadores era analfabeta y transmitía sus conocimientos mediante la palabra.
Para las construcciones se usaba sobretodo piedra, el metal también era usado, pues se conocía el uso de la metalurgia, para adornos o artesanía se usaban los huesos de las presas, pues no eran buenos combustibles y para abrigo las pieles de las mismas presas.
Las máquinas de asedio características de los cazadores consistían en una estructura metálica parecida a una enorme ballesta que se trasladaba gracias a unas ruedas en sus laterales. Esta máquina era capaz de lanzar prácticamente cualquier cosa pero un proyectil característico consistía en un gran pilar de piedra casi cilíndrico. Se disparaba de manera similar a una flecha, aunque era mucho menos preciso. Sin embargo, en caso de impactar de forma directa podía golpear con más fuerza que cualquier ariete y en caso de torcerse en pleno vuelo, acababa girando como un rodillo aplastando enemigos a su paso, por lo que también era eficiente.
Cuatro de las máquinas de asedio apuntaron directamente a la puerta de entrada mientras el resto del ejército de cazadores avanzaba.
Cuando las tropas estaban ya cerca de la entrada cerrada, las máquinas dispararon.
Twilight usó su magia para hacer levitar a uno de los lobos y lanzarlo por la muralla y después lanzó una descarga de rayos a otro, que se sacudió violentamente y cayó también al exterior. Applejack se revolvía entre las patas de un lobo el doble que ella hasta que soltó una coz ascendente en el hocico del cánido, que lo dejó tambaleante y aturdido. Dash, rápida como un parpadeo, golpeaba una y otra vez a lobos que se volteaban para ver quién era su nuevo contrincante, y tras no encontrarse con nadie, recibir otra coz por la espalda.
Entonces todos notaron como toda la muralla se sacudía, el combate se detuvo durante unos segundos, pues ambos bandos se esforzaban por mantenerse en equilibrio. Twilight se asomó como pudo a la muralla y se dio cuenta de que un gran cilindro de piedra que no sabía de donde había salido había chocado contra la gran puerta, haciéndola temblar. Al instante llegaron volando tres pilares más, el primero chocó de lado y la puerta se mantuvo firme pero los otros dos golpearon de forma directa con la cara circular por delante. El primer impacto directo atravesó la madera como si se clavase un punzón en un trozo de cartón y el segundo impacto la abrió de par en par y dejó una de las maderas colgando destrozada de una de las bisagras.
Twilight no tuvo fuerzas para gritar alguna orden o alguna maldición ante la visión de tal destrozo y tampoco gritó nada cuando contempló como enormes osos se adentraban a montones por la recién abierta puerta cuando aún no había caído la última astilla.