CAPITULO 3: NEGOCIACIONES
El tren se movía a buen ritmo por las vías en dirección al Imperio de Cristal. En su interior y con una tensión que jamás habían sentido antes, se encontraban Twilight, sus amigas y las princesas Luna y Celestia, todos acompañados por una docena de guardias reales.
Nadie hablaba, pero todos estaban enfocando sus mentes en distintos pensamientos. Algunos duda, otros miedo, alguno curiosidad, y solo uno una furia profunda como ninguno de los presentes había experimentado.
Ése último era Twilight, no solo porque las princesas se habían negado a respaldarla para expulsar a los invasores, sino porque se dirigían a dialogar con ellos.
-No podemos simplemente intentar expulsarles por la fuerza- había dicho Celestia- Son bestias fuertes, violentas, crueles y sanguinarias…-
-¡Más motivo para librarnos de ellas cuanto antes!- Había respondido Twilight con enojo- ¡Esos monstruos ya se han cobrado muchas vidas ¿y estáis dispuestos a que permanezcan donde están más de lo necesario?!-
-Recuerda, Twilight, Que esos cazadores han podido enfrentarse a toda la guardia de cristal y destruir gran parte de la ciudadela casi sin esfuerzo- le respondió Luna con una calma que resultaba siniestra- Esta situación deberemos tomarla con mucha delicadeza…Si le damos el mínimo motivo podrían avanzar al sur y convertir Equestria en su banquete privado-
-Si no han decidido eso ya- escupió la alicornio morada con desprecio-
Applejack se había acercado con cuidado hasta Twilight hasta que le puso uno de los cascos en el hombro para llamar su atención-
-Escucha Twilight…entiendo que debes sentirte horrible con todo lo ocurrido- dijo la terrestre con un tono compasivo- Pero las princesas tienen razón…debemos saber qué está pasando…debemos averiguar que son esos invasores, por qué están aquí y que van a hacer…Ahora hay muchas más vidas en riesgo-
De modo que tras un par de horas se habían preparado para tener una reunión con los atacantes y estaban a bordo del tren para ir a la antigua capital del imperio.
Pero Twilight se sentía traicionada, esas amigas que siempre había tenido a su lado ahora les daban la espalda. Preferían ir a parlamentar con esos monstruos antes de expulsarlos con toda la violencia y los recursos que hicieran falta, no importaban los motivos o las razones, solo importaba la justicia que no se iba a cumplir.
-¿Cómo van a entenderme?- pensó Twilight- Ninguna de ellas ha perdido un hermano, ninguna ha tenido que escuchar como unos monstruos devoraron a un familiar y ninguna de ellas tiene que soportar que vallan a hablar tranquilamente con esos monstruos, habláis de estar a mi lado pero ahora mismo no tenéis derecho a haceros llamar “amigas”.
Pero sus pensamientos se esfumaron cuando notó el tren disminuir la velocidad, habían llegado a la estación y tan solo a un par de kilómetros se encontraba la ciudad donde había muerto Shinning Armor.
Cuando todos bajaron, Celestia los reunió para explicar los detalles de la misión.
-Escuchad bien- Dijo a los guardias- os mantendréis detrás de nosotras y no actuéis a menos que demos la señal, ¿está claro? No hagáis movimientos bruscos, no levantéis la voz y si intervenís, hacedlo solo para defenderse e iniciar una retirada, dejaremos el tren en marcha por si necesitamos huir-
Los soldados de armaduras doradas hicieron un saludo militar y asintieron.
-En cuanto a vosotras- dijo Luna a las amigas de Twilight- En principio vendréis como sirvientes, ya que dudamos que ellos sepan nada del poder que tenéis en vuestro interior. En caso de que las cosas se nos escapen de los cascos intervendréis con la magia que usasteis para derrotar a Tirek. Siempre como último recurso, ¿Queda claro?-
Las cinco ponis asintieron con decisión, pero Twilight mantuvo la cabeza quieta.
-¿Ha quedado claro?- repitió Luna dirigiéndose a la alicornio.
-Como el agua…alteza- respondió Twilight con frialdad-
-Bien- Añadió la princesa de la noche mientras se daba la vuelta.
El grupo se dirigió hasta la entrada de la ciudadela de cristal, donde se detuvieron de forma que podían ver todo lo que saldría de la ciudad. La ancestral capital estaba parcialmente destruida y aún se observaban columnas de humo que emergían de la zona más al norte, también había varios edificios destruidos cuyos fragmentos de cristal se esparcían por doquier, pero la ciudad estaba relativamente entera. Parecía que, por desgracia, los daños se habían limitado a sus habitantes.
Celestia con su magia alzó una bandera blanca que agitó al viento y Luna, usando su característica “voz real” se dirigió a la ciudad de modo que en cada rincón se escuchó su voz.
-¡Cazadores del norte! ¡Somos la Princesa Luna y la Princesa Celestia, supremas gobernantes de la nación de Equestria y nos acompaña la princesa Twilight de Ponyville! ¡Hemos acudido con el único fin de parlamentar y no tenemos intención de luchar, pues hemos acudido desarmadas! ¡Si tenéis un líder, os pedimos que salga y si tenéis honor, que no esté dispuesto a derramar sangre hoy!-
No hubo respuesta, pero Luna no repitió el mensaje, pues no habría nadie en al menos dos kilómetros que no lo hubiera oído, así que simplemente esperaron.
Twilight manoteaba con disimulo en la tierra, reteniendo su ira como podía. Al otro lado de esas paredes de cristal se encontraban los cazadores que le habían arrebatado a su hermano y se preguntaba si podría siquiera en contenerse para disparar un rayo de su cuerno a la cabeza de la primera bestia que viese. Deseaba usar su magia de una forma que nunca había pensado….usar relámpagos para destruir cráneos, fuego para incinerar extremidades, crear burbujas de agua donde se podían meter cabezas que no podrían respirar…pero se obligó a volver al mundo real cuando vio varios cuerpos salir por la ciudad.
Un gran lobo gris abrigado sólo con una bufanda roja apareció acompañado de un enorme oso marrón con un parche que tenía una expresión muy malhumorada y que vestía una hombrera izquierda de cuero, también les seguía planeando una gran águila negra de cabeza blanca y pico dorado con una delgada cadena al cuello a modo de collar, el águila parecía estar sonriendo y tenía las plumas de su cabeza peinadas hacia arriba, lo que le daba el aspecto de un gallo increíblemente atlético.
Los recién llegados se detuvieron a cuatro metros de los ponis entonces el lobo hizo una reverencia y mostró su rostro (Todos vieron que tenía unos penetrantes ojos de color ámbar), cuando habló lo hizo con una voz grave, calmada y joven.
-Mi nombre es Frost y soy el líder de estas gentes… ¿en qué puedo ayudaros?-
Twilight se mordió la lengua para responderle.
-Hemos venido en busca de respuestas- respondió Celestia sin perder la calma.
-Me temo que no soy alguien al que se le den bien las preguntas- dijo el lobo con educación, pero con un claro tono de que deseaba que esos ponis se marcharan de aquí.
De entre las ruinas y las casas salieron algunas cabezas de lobos y osos, y pronto los tejados se llenaron de águilas, halcones y rapaces. Todos con afilados colmillos o garras de gran tamaño. Algunos miraban a los recién llegados con hostilidad, pero la mayoría los miraban con simple curiosidad.
-Yo creo que sí que podría responder a algunas, Frost- contestó la princesa con un leve tono de irritación- ¿Qué hacéis aquí tú y tus cazadores?-
-Nos has llamado cazadores, por lo que supongo que tú sola podrás responderte-
-¡Insolente! ¡¿Habla de una vez, que hacéis aquí?!-
Twilight no se había podido contener, sabía que eso no llegaría a ninguna parte a menos que fueran más directos, pero Celestia y las demás estaban dominadas por el miedo mientras que a ella, la cegaba la furia.
-¡Twilight Sparkle! ¡Calmate!- exclamó luna entre dientes.
Pero los cazadores ya se habían fijado en ella.
-¡Caray, la princesita tiene agallas, jefe!- rio el águila con una voz chillona-Yo pensaba que las de su clase siempre hacían que otros hablaran por ellas, jajaja-
-Silencio, Vore- dijo Frost sin perder la calma- No es ese motivo suficiente para faltar al respeto-
-¡Vosotros nos estáis faltando al respeto con vuestra mera presencia!- grito Twilight sin contenerse- ¿Tenéis idea de cuantos han sufrido? ¿De cuantos han muerto por lo que habéis, hecho?-
Sus amigas intentaban hacerles señas para que parase, pero Twilight estaba fuera de sí.
-¡Habéis destruido una nación y aterrado a otra! ¡¿Por qué?!, ¡¿Qué razón justifica las abominaciones que habéis cometido?!-
Twilight se quedó quieta con los ojos húmedos esperando una respuesta. Frost se acercó hasta ponerse ante ella, lo que provocó que el resto de ponis retrocedieran inconscientemente. El lobo era un poco más alto que Twilight y tuvo que bajar un poco la cabeza para que sus ojos estuvieran al mismo nivel que los de la princesa.
-Teníamos hambre, princesa- dijo Frost con frialdad- Simplemente teníamos hambre-
La sencillez y simpleza de la respuesta llegó a los ponies y una parte del miedo que sentían de esos feroces cazadores, se transformó en odio.
-Hicisteis cosas tan horribles… ¡¿Sólo porque teníais hambre?!- Exclamó Rainbow Dash enfadada.
-No es tan simple, niña- dijo el águila con su sonrisa más apagada- Hemos tenido hambre durante demasiado tiempo…Nuestra tierra, El Norte, ha sido bañada por un invierno que dura ya más de diez años, las bestias grandes que cazábamos han desaparecido, apenas quedan presas para mantener a nuestro pueblo….necesitábamos comida y la necesitábamos ya-
-¿¡Y no podríais haber hecho otra cosa?!- exclamó Fluttershy enfadada, lo que sorprendió a todos- ¡Para empezar, comerse a un indefenso animal es horrible! ¡Bastaría con empezar una nueva forma de alimentación!-
-¡¿Quién te crees que eres, pequeña?!- exclamó el oso alzándose y midiendo el doble de lo que medía Celestia-¡Somos cazadores! ¡Hemos cazado y comido carne desde tiempos inmemoriales! ¡La carne de esas bestias nos ha hecho fuertes! ¡¿Acaso crees que habríamos podido sobrevivir entre el frío y la nieve sólo mordisqueando raíces?!-
-¡¿Y teníais que venir a arrasar esta tierra sólo por ello?!- Gritó Applejack que se había unido también- ¡En tal caso bastaría que hubierais formado ganados con vuestras presas, así tendríais una fuente de alimentación estable!-
-¡¿Te crees que no lo intentamos en su momento?!¡Ya es bastante duro encontrar y abatir a esas criaturas, vaquerita!- exclamó Vore borrando por completo su sonrisa- ¡No quieres saber lo que costaría arrastrarlos a un corral! ¡Estamos hablando de bichos tan grandes como carretas y catapultas! ¡¿Y una vez atrapados cómo los mantenemos?!-
-¡Podríais cultivar sus alimentos, ya que vosotros no queréis probar los vegetales, al menos servirá dárselos a esas horribles bestias!- exclamó Rarity con desdén.
-¡No se puede cultivar en El Norte, idiota!- gritó impaciente el oso.
-¡Cálmate Odín!- intentó en vano Frost.
-¡Estamos hablando de una tierra donde solo hay hielo y piedra! Continuó el oso sin darse cuenta de la advertencia- ¡Nada puede cultivarse allí! ¡Hemos pasado diez años con ese invierno como para saber lo que decimos!-
-¡En tal caso podríais habido pedido ayuda!- exclamó Celestia también perdiendo la calma- ¡Seguramente yo o Luna podríamos haber hecho algo!-
-¡Cuida tu boca, princesa!- esta vez fue Frost quien habló, y su tono cambió tan bruscamente que todos los presentes, en ambos bandos, se quedaran quietos- ¡No dudo de que seas poderosa, pero esto es algo que ni siquiera nuestro gran Rey Fenrir pudo parar. Aquel conocido como el “Dios del Norte”, “La voz del invierno” o “La encarnación de la caza”, que ha habitado esa tierra desde incontables eras, no ha podido hacer nada para sanarla. ¿Acaso piensas que eres mejor que él, Celestia?!-
Frost paró de hablar y todo el mundo notó que hacía más frío, el lobo jadeaba y su aliento formaba una estela de vapor en el aire. Celestia y el resto quisieron seguir discutiendo pero algo muy dentro les aconsejó callar, la princesa también se dio cuenta de que los espectadores de la ciudad se estaban poniendo muy tensos, así que tomó aliento y se alzó para volver a portar la dignidad con la que había llegado.
-Lo hecho, hecho está- dijo despacio la princesa del sol- Se ha derramado sangre de una forma despreciable y creedme cuando os digo que este horrible acto tardará muchos años en olvidarse…pero por mucho que nos duela, hagamos lo que hagamos no nos devolverá a nuestros muertos-
Twilight entendió que Celestia iba a dejarlo estar y quiso intervenir, pero la severa mirada de su maestra la silenció.
-Tú y tus cazadores habéis saciado vuestra hambre, Frost…Así pues, volved a vuestra tierra y dejad que la nación de Equestria se encargue de los daños que ha sufrido el Imperio de Cristal-
Frost se giró a sus compañeros y todos tomaron una expresión de cierta incredulidad, pero esa expresión se volvió cabizbaja, pues sabían que iban a hacer algo de lo que no les iba a gustar.
Al momento, todos los ponis sabían que algo iba muy mal.
-¿Qué ocurre?- preguntó Luna.
-No vamos a volver, altezas- dijo Frost con un suspiro- Aún quedan muchas bocas que alimentar en nuestra tierra y desde luego, esta ciudad no es suficiente para saciarlas-
-Un momento…-susurró Applejack.
-La única solución es…- suspiró Frost.
-Frost, no lo digas…-Advirtió el oso.
-Tienen derecho a saberlo…es su vida después de todo- puntualizó el lobo.
Las ponis entendieron el significado de todo esto, pero las palabras de Frost lo confirmaron.
-Si el imperio de Cristal cayó fue simplemente porque estaba en nuestro camino, pero no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es la tierra de Equestria-
Las mentes de las ponis se paralizaron durante un segundo, pero volvieron a funcionar enseguida llenándose de indignación, miedo y odio por igual, pero fue Celestia la primera que habló.
-¡No podéis hacer eso!-
-Podéis quedaros aquí e intentar convencerme de algo que no haré o podéis volver a vuestra nación para preparar vuestras defensas, lo cual os conviene, ya que en cuanto estemos listos atacaremos- dijo Frost impaciente- Habéis venido en son de paz y no os impediremos marcharos-
Twilight apretaba los dientes de una forma que le hacía daño, aunque eso no le importaba.
-¡No podéis hacer eso!- estalló Twilight- ¡Me arrebatasteis a mi hermano y ahora me queréis arrebatar al resto de mi nación! ¡¿Qué os hemos hecho?! ¡Mi hermano murió de una forma horrible y vosotros sólo queréis que más mueran como él, él murió de una forma que no merecía, devorado por un…!-
Twilight calló al instante y recordó las palabras de Cadance: “…en cuanto salí a buscarle lo encontré en una de las calles. Había un enorme oso de un solo ojo sobre él y Shinning Armor estaba…estaba…”
Entonces Twilight se fijó en el enorme oso de pelaje marrón y un parche sobre el ojo, que le miraba extrañado, sin reparar en la expresión de desconcierto del resto, aleteó y se puso cara a cara con ese al que llamaba Odín.
-Tú- dijo entre dientes con un desprecio total- Cuando atacasteis esta ciudad… ¿Te comiste a un unicornio blanco, de crin azul y con armadura?-
-¿Cómo voy a saberlo?- preguntó molesto Odín- No soy capaz de recordar a todos los que me comí ese día.
En menos de un segundo un rayo salió del cuerno de la alicornio morada e impacto en el rostro del oso, lanzándole a volar cuatro metros hacia atrás. Celestia y sus amigas gritaban algo, pero Twilight solo tenía ojos y oídos para las docenas de lobos, osos y rapaces que se abalanzaban sobre ellos desde la ciudad.