Empezaré por el final.
[quote]De hecho, mirado desde el punto de vista de la actitud, Pinkie también ha estado mal. Debería haber hablado con Rainbow y decir que sabía lo que pasaba con sus tartas, en vez de inundar a Rainbow con una cantidad industrial de ellas, especialmente ahora que sabe que no le gustan.[/quote]
Al margen de que a mí no me parezca que la actitud de Pinkie en este episodio esté fuera de lo esperable (aunque mira que es difícil intentar predecir lo que hará Pinkie…), la verdad es que no me preocupa tanto por el simple hecho de que Pinkie no me preocupa tanto. Y lo mismo si fuera cualquier otro exceptuando Twi, Dashie y quizá AJ quien estuviera fuera de personaje —a ver, a no ser que sea algo flagrante—; simplemente no me importaría lo suficiente como para quejarme o penalizar mi opinión del episodio.
Ahora, al quid de la cuestión. Sí, por supuesto, visto así la actitud de Pinkie es igualmente cuestionable que la de RD; qué digo, ¡mucho más! Lo gracioso es que cuando vi este episodio con moe y lukas, ya surgió este tema en la discusión: cómo muchos de los episodios de mlp (este inclusive) pueden resolverse en una charla de 30 segundos. Y es verdad. Para no embrollarnos con temas de guion y seguir en el plano ficcional, digamos que siempre que nos encontramos ante un capítulo de estas características estamos viendo ese pequeño porcentaje de veces en que la razón falla y los personajes ceden a su lado más básico —entendido como primario—. Así, por ejemplo, puede haber episodios donde AJ es más tozuda de lo normal, o Rarity más tiquismiquis que de costumbre, o donde Pinkie abraza el absurdo sin reservas —como en el caso que nos ocupa—, lo que generalmente resulta en una situación de conflicto, que a su vez se traduce en un episodio, y que a su vez termina generalmente, para mayor ironía, con la conversación que podría haber resuelto todo desde un principio.
Sigamos.
[quote]- Rainbow sí tiene un motivo para tirar las tartas: No le gustan. Eso es obvio, me ha sorprendido que no lo consideraras un buen motivo, pero suponiendo que te refieres a su actitud con Pinkie
- Rainbow dice las cosas de forma directa y bruta (e hiriente muchas veces) cuando actúa con esa impulsividad que la caracteriza. Dice esas cosas sin pensar. Pero cuando es consciente de que lo que tiene que decir va a ser doloroso, entonces le entra el callárselo. Rainbow no es mala persona (o pony, se entiende). Simplemente uno de sus defectos es una falta de empatía instintiva bastante acusada. Con eso me identifico bastante, por desgracia.
- Cuánto tiempo ha pasado desde el asunto de sus padres? No podemos saberlo con exactitud, ya que ni siquiera podemos decir que los episodios estén en órden cronológico. Pero como dijo Fluttershy hace unos episodios, puedes decir que eres capaz de aprender una lección una vez y cambiar completamente quién eres?[/quote]
- Bien visto. Me explicaré un poco mejor. Está claro que tiene un motivo, no lo he negado, ¿pero es un buen motivo? En términos abstractos claro que sí, está claro; pero en el contexto del episodio, no me parece un motivo —y cito de mi post anterior— “de peso”. Esperaba que si Rainbow Dash estaba comportándose así con Pinkie fuera por algo más profundo que un simple “no me gustan las tartas y no me atrevo a decírtelo”.
- Lo sé, lo sé, vaya que si lo sé. Yo también tengo a veces la empatía de un cuarzo volcánico. Eso forma parte de quien es, y aunque está claro que no es la mejor de las cualidades, se le acepta y perdona por sus muchas otras virtudes. No tengo ningún problema con ello; al contrario, sí que me he quejado de que no hiciera gala de esa actitud en el episodio para cortar de raíz la tontería de las tartas (e incluso, que la ausencia de dicha actitud cuando se originó el conflicto de las tartas evolucionara hasta lo que vimos en el episodio).
…
De hecho, ¿sabes qué? Creo que tienes razón. Al final, estaba dándole vueltas y vueltas al asunto porque no me cuadraba que Dash no diera voz a sus pensamientos directamente como tantas otras veces, pero olvidé dos cosas muy importantes: Rainbow Dash es en el fondo un buen poni, y todos los personajes evolucionan. No puedo creer que perdiera de vista algo tan elemental. Y sin embargo, no era solo eso. Era mi perspectiva. Y acaba de cambiar, giro de 180 grados, y todo encaja. Necesito pensar.
(Una larga deliberación más tarde)
- Creo que no sería muy descabellado suponer que los capítulos sí están ordenados cronológicamente. No ya solo porque lo dice la lógica, sino por las propias pistas, referencias y continuidades que se ven en los capítulos. Acepto que la escala de tiempo está bastante más difusa, aunque tampoco tiene mayor relevancia. El comentario de Fluttershy sería un buen contraargumento para defender que Rainbow no haya aprendido la lección a pesar del episodio de sus padres, pero tengo decidido no seguir por ese camino, así que no lo rebatiré.
No. Es hora de buscar un nuevo camino. Crear un nuevo discurso para este capítulo. Y para ello, me apoyaré en el episodio de los padres que has vuelto a mencionar. En mi post anterior lo interpreté de la forma que lo hice, y saqué la conclusión que saqué. No es que sea incorrecta, pero es solo una de muchas posibles, y le hará bien una perspectiva fresca a esta discusión. Aunque tenga que comerme muchas de mis palabras anteriores. Allá va. Mi nueva teoría es que precisamente por todo lo que pasó en el episodio de sus padres (cuando al final estalla y les dice sin rodeos a sus padres lo que piensa de sus esfuerzos, les parte el corazón y decepciona a todo el mundo, especialmente a sí misma), Rainbow Dash tiene ahora mucho más cuidado al afrontar situaciones de este tipo. Es por ello precisamente que no le dice a Pinkie desde un principio lo que piensa de sus tartas: por miedo a meter el casco hasta el fondo como con sus padres. Según esta interpretación, Rainbow Dash sí que habría aprendido de sus experiencias anteriores y, además, quedaría en mejor lugar pues aparentemente está actuando con las mejores intenciones —consecuencias de sus actos aparte, pues están fuera de su control—.
Ahora ya al margen de los tres puntos. Esto es algo grande. Recapitulemos lo más importante de esta —para mí— nueva vía de pensamiento. No hay que darle muchas vueltas. Nuestro punto de partida es doble: sabemos, a partir del conocimiento que tenemos de Rainbow Dash —por toda la experiencia acumulada de siete temporadas—, dos cosas: Rainbow Dash es, esencialmente, un buen poni; y segundo, Dash tiene tendencia a decir lo que piensa sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. Con esto en mente, pongámonos en contexto: el episodio que nos ocupa tiene lugar algún tiempo después del episodio de sus padres. Según esta nueva línea de pensamiento, aquí caben dos escenarios. En el mejor escenario, Dash aprende la lección del episodio de sus padres y la aplica según lo comentado en el párrafo anterior. En el peor escenario, Dash olvida/no tiene en cuenta lo aprendido en el episodio de sus padres, y tenemos que usar nuestra Fluttercard que bien comentaba antes Referee para rescatarla: cambiarse a uno mismo lleva tiempo, no ocurre de un episodio para otro (a Fluttershy le ha llevado 7 temporadas de lentos progresos sacudirse un poco la timidez de encima, vaya).
El resultado, según me lo imagino en mi cabeza, sería algo así como:
Había un vez un buen poni llamado Rainbow Dash. No hace mucho, Rainbow Dash ha tenido una experiencia complicada con sus padres. Sus acciones avergonzaban a la pobre Rainbow Dash, pero como quería tanto a sus padres, no les dijo nada y sufrió en silencio por no herir sus sentimientos. Al final, acabó cediendo a sus instintos y explotó, soltándoles lo que pensaba de sus actos sin ningún filtro, lo que acabó en tragedia. Aunque todo se acabó arreglando, nuestra pequeña Dash ha quedado marcada por los acontecimientos, y la sensación de autodesprecio y vergüenza que sintió tras sincerarse bruscamente con sus padres la primera vez.
Ahora, Rainbow Dash se encuentra en una situación muy similar con su amiga Pinkie, a la que aprecia enormemente. A pesar de que cada fibra de su cuerpo le grita que vaya con la verdad por delante y le diga que no le gustan las tartas y que no le haga más, no puede. No puede, porque en el fondo es un buen poni que odia ver sufrir a otros ponis, especialmente a sus amigas, de las que es muy protectora. Muy especialmente a Pinkie, elemento de la felicidad y compañera de bromas. Con la mala experiencia de sus padres todavía reciente, sabe muy bien que la verdad puede, en ocasiones, hacer mucho daño. Así, con tal de no romperle el corazón a su amiga y de paso hacerla feliz, hace lo imposible por que parezca que se come todas las tartas que esta le envía. Al final, Rainbow Dash no es más que un poni, y comete errores como todos; en este caso, tomar la decisión cobarde: ni aborda a su amiga para confesarle su desamor por las tartas, ni considera la posibilidad de comerse alguna solo por complacer a Pinkie. Al final, aunque Pinkie descubre la jugada de Rainbow Dash, ésta está genuinamente arrepentida y llega a extremos impensables con tal de conseguir el perdón de Pinkie. Perdón que, al final, obtiene junto a una corrección a sus ideas: a veces, la verdad es el único camino, aunque duela.