Capítulo 13
Jaque mate
Jaque mate
Spoiler:
Una bolsa de plástico zumbó en el aire y planeó, llevando algo de peso en su interior; golpeó justo a tiempo en la mano del doble de Sunset, saliéndola desviado el tiro. Una serie de cintas de vídeo negras cayeron al suelo, junto con la bolsa.
-¿¡Pero qué demonios?!
La Sunset real abrió los ojos al ver que la fuerza dejó de incidir sobre ella; alzó la vista y vio a una chica de pelo violeta y ojos de igual color, la cual miraba a su doble con el ceño fruncido y una mueca de molestia grabada en su rostro.
-Así que se trataba de eso… con razón insistían tanto en que me habían visto a este lado del estado.
-¿¡Tú, en serio?! ¡Por favor, qué patética eres, pareces MacGyver al rescate!
La Twilight humana sostuvo la mirada a la doble de Sunset, sin ningún atisbo de miedo en su cara; miró por un momento a su contraparte poni, la cual la observó atónita y sin decir nada.
-Me hubiera gustado conocerte en circunstancias más normales, pero ahora estamos todos un poco ocupados.
-¡La corona, coge la corona, rápido!
-Tranquila, la tengo aquí…
Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, un aura oscura la rodeó y la arrastró hasta donde estaba la otra Sunset.
-¡Estúpida! ¿¡Creías que aparecer aquí sin más salvaría el día?! ¡No me hagas reír, al suelo tú también!
Antes de lanzarla, la arrebató la corona con una mano y luego la empujó con su magia, cayendo de bruces al lado de su contraparte poni y acabando atada al suelo de pies y manos.
-¿¡Es que nunca aprenderéis?! ¡Los elementos no sirven de nada!
Dicho eso, cogió la corona con las dos manos y la rompió sin mayores contemplaciones; la alicornio lavanda se quedó con la cara desencajada, incapaz de creer que su elemento se había roto así sin más. La Sunset malvada dejó caer los pedazos al suelo, con un gesto de asco reprimido.
-¡Si queríais pararme de alguna u otra forma, os podéis ir olvidando! ¡Nada ni nadie podrá dete…!
Sin embargo, no pudo acabar del todo su frase; algo de color azul oscuro zumbó en el aire y golpeó a la diablesa en el pecho, lanzándola contra la pared contraria del instituto y acabando incrustada en ella.
-¡Tú, patético súcubo mágico sin escrúpulos! ¿¡Cómo te atreves a poner en peligro la existencia de ambos mundos!?-inquirió una voz potente y profunda, que hizo eco por todo el lugar.
-¡Princesa Luna!-exclamaron los ponis presentes.
-¡Oh, qué honor, la princesa de la noche también ha venido a ser testigo de la caída! ¡Me complace su presencia, alteza!-masculló la doble de Sunset con sorna, saliendo a trompicones del boquete.
-¡Silencio, simple deshecho mágico! ¡No te saldrás con la tuya!
-¡Otra que no se entera ni de la misa a la mitad! ¡El proceso está en marcha y ya no se puede detener, no tenéis nada que hacer, se acabó!
-¡En ese caso lucharé contra ti hasta el final!-masculló Luna, con sus ojos brillando.
-¡Por mí vale!-aceptó el doble de Sunset.
Otro rayo cayó del cielo y el trueno hizo retumbar los cristales del instituto; el viento arreció aún más y las perturbaciones dieron paso a una destrucción sistemática sin precedentes. La piedra de los edificios comenzó a resquebrajarse, el asfalto se abrió y la tierra comenzó a revolverse como si de un terremoto se tratara.
La Sunset malvada atacó primero, lanzándola una bola de fuego enorme; Luna la interceptó con un rayo de energía plateado que lo atravesó de lleno, llegando a estallar de forma bestial. Aprovechando el humo y la confusión, el doble de Sunset se abrió paso y trató de coger a Luna por el pescuezo, pero la alicornio se movió a tiempo e intentó golpearla con sus cascos. Aun así Sunset lo esquivó con facilidad y la empujó hacia atrás con su magia; tras eso la volvió a lanzar otra bola de fuego, pero Luna se protegió a tiempo con un campo de fuerza. Acto seguido reunió un buen montón de energía en su cuerno para luego lanzarla contra ella con forma de estrella. El doble de Sunset apenas se amilanó y la interceptó con un simple movimiento de su cola. Justo después, se lanzó con un puño envuelto en fuego en alto, consiguiendo golpear a Luna.
La alicornio cayó al suelo estrepitosamente, justo al lado de la verdadera Sunset; ésta se acercó hasta ella.
-Princesa Luna…
-Sunset Shimmer… tú eres la única que puede parar todo esto…
-¿Qué? Pero… ¿cómo? No tengo magia ni tengo nada, no puedo enfrentarme a ella…
-No, tienes con qué hacerla frente, tan solo tienes que recordar…
-¿Recordar? Pero ¿a qué se refiere?
Luna quiso responder, pero en ese momento la doble de Sunset aterrizó justo al lado.
-Perdona, pero estaba hablando conmigo.
Tras ese breve apunte la asestó una dura cachetada a su contraparte, tirándola al suelo; en ese momento Luna agitó sus alas y luego se desapareció.
-¡Luna lunera! ¿Dónde andas? ¡No huyas, estaba poniéndose interesante!
-¡Yo nunca huyo!
Apareciendo desde lo alto del cielo y brillando como la misma luna, la alicornio de la noche se abalanzó sobre ella, tratando de embestirla con todas sus fuerzas; el doble malvado realizó una filigrana en el aire, lo que la bastó para esquivar su embiste sin problemas. Tras eso, y desde donde estaba, la lanzó una enorme llamarada con intención de abrasarla, pero Luna agitó con fuerza sus alas hasta disolver el fuego. Inmediatamente después, reunió mucha más energía en su cuerno y se la lanzó a su oponente en forma de un potente rayo de color plateado que llegó a golpear de refilón a la Sunset malvada, cayendo justo al lado de la estatua del corcel.
-¡Te aplastaré como a una baya madura!-musitó Luna, abalanzándose sobre ella.
-¡Oh! ¿¡De veras?!
Antes de que la alicornio llegara a alcanzarla, la doble de Sunset se levantó y cogió de golpe a Luna por las patas; acto seguido la giró sobre sí misma varias veces con fuerza, y luego la lanzó por los aires hacia delante. Irrumpió de golpe en el hall del instituto atravesando las puertas de cristal, acabando en el suelo entre multitud de estudiantes que se encontraban allí escondidos.
-¡Te tengo, luz de luna!-masculló la Sunset malvada, formando otra bola de fuego entre sus manos.
La lanzó justo después, en dirección hacia la indefensa alicornio.
-¡Luna, no!-masculló Celestia, sin apenas poder moverse.
Al segundo siguiente hubo una sonora explosión en el interior del hall y una serie de potentes llamaradas abrasaron esa parte del instituto. Tras eso todo regresó a la calma y la Sunset malvada rio como una lunática.
-¡Oh, sí, no solo he derrotado a Celestia sino que también a su hermana Luna! ¡Soy más poderosa que nunca!
Pero antes de que pudiera celebrar nada más, Luna reapareció delante de sus narices con su crin y pelaje algo chamuscado.
-Demasiado pronto para cantar victoria, estúpida.
Y tras ese inciso, le asestó un fuerte golpe en la cara con su casco, haciéndola tambalear hacia atrás.
-¿¡Cómo te atreves a atacarme estando rodeada de civiles inocentes?! ¡No eres más que escoria, un simple resto mágico que no se merece ni la más mínima mención!
-¡Qué coloquio más interesante, alteza! ¡Siga contándome!-masculló la otra Sunset, abalanzándose sobre ella con sendas cuchillas en forma de llamas.
Luna la hizo frente con otras dos cuchillas con forma de luna creciente y comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo, como dos expertos espadachines; Sunset tenía más ventaja al ser menos grande y poder moverse con más rapidez, pero Luna esquivaba con rapidez los mandobles más arriesgados, o bien se cubría a tiempo con escudos de fuerza.
-¡Me estoy cansando, alteza, ya no es divertido! ¡Hagámoslo rápido!
Con una rapidez pasmosa se apartó de ella, reunió energía oscura en sus manos, y se la lanzó a Luna, la cual ni siquiera tuvo tiempo de defenderse o moverse; la alicornio cayó al suelo con un gesto pesado y severamente dañada.
-¡No, princesa!-exclamó Sunset, con la cara adolorida.
-¡Sunset Shimmer, tienes que recordar!
-¿Pero recordar el qué, a que se refiere princesa?
-¡Nada en este mundo es arbitrario, todo tiene su sentido, así como todos nosotros tenemos otro yo aquí! ¡Piensa, Sunset Shimmer, recuerda el momento!
Pero no pudo continuar, puesto que la otra Sunset aterrizó sobre ella, pisándola el cuerno con una de sus botas. Luna profirió un intenso grito de dolor que rebotó por todo el patio.
-¡Basta ya de frases baratas y trucos desesperados, el proceso casi ha terminado y este mundo ya se está cayendo! ¡Eres patética, todos sois patéticos, no merece la pena seguir luchando!
La otra Sunset restregó bien la bota sobre el cuerno de Luna, la cual soltó otro grito seco. En ese momento apareció de improviso la subdirectora Luna, la cual empujó con fuerza a la diablesa, librando a su contraparte poni.
-¡No la toques!
-¡Anda, pero si es la subdirectora Luna! ¡Bienvenida, siéntese y estese quietecita!-masculló Sunset, arreándola una sonora torta que la dejó tirada en el suelo.
-¡No, hermana!
En ese momento se oyó un crujido no muy lejos de allí y la fachada delantera del instituto comenzó a resquebrajarse; las juntas de las ventanas cedieron y los cristales cayeron, haciéndose añicos contra el suelo. El suelo comenzó a moverse, haciendo temblar la calle entera. El sol y la luna comenzaban a entremezclarse y diluirse, confundiéndose tanto el día como la noche.
En la mente de la verdadera Sunset aún seguía repitiéndose lo que la dijo la princesa Luna, tratando de sacar un mínimo de sentido a sus palabras; a simple vista no sabía a qué se podría referir. Todo tiene su sentido, nada es arbitrario… lo extraño era que, de alguna forma, en algún lugar de su mente esas mismas palabras resonaban en su interior tratando de sacar unos recuerdos aparentemente reprimidos.
-El momento…-susurró entonces, entrecerrando los ojos.
Luna quiso decir algo, pero no llegó a articular palabra; la princesa Celestia tampoco respondía, así como su contraparte humana. Miró a sus amigas, todas ellas encadenadas al suelo. Confiaban en ella, lo habían demostrado en todo momento, y ella también confiaba en ellos. Porque eran sus amigas. Para ella lo eran todo, más que ninguna otra cosa… incluso más que su propia magia, esa que tanto anhelaba aprender mucho antes.
-Mi marca de belleza.
Fue entonces cuando comenzó a comprenderlo todo, incluyendo el momento; el momento en el cual consiguió su marca de belleza, mucho antes de que llegara a entrar en la academia de magia de Celestia. Era una pequeña potrilla deseosa de conocimientos, deseosa de saber cómo controlar su magia y darla un uso especial. Una tarde, cerca de una explanada, se encontraba practicando ella misma su magia, sin ningún tipo de ayuda. El sol comenzaba a ponerse, pero apenas se fijaba en eso, puesto que estaba enfocada en su magia; su cuerno brillaba intermitentemente, tratando de hacer levitar una serie de libros a su alrededor.
-Tengo que conseguirlo, he de conseguirlo, quiero entrar en la academia de magia de Celestia-pensaba ella con los ojos cerrados y la mente en otra parte.
Podía sentir cómo la magia fluía no solo a través de su cuerno, sino de todo su cuerpo; por un momento puso la mente en blanco y abrió los ojos en cuanto notó la luz del sol incidiendo sobre sus párpados. Fue entonces cuando lo pudo ver en todo su esplendor. Un bellísimo atardecer iluminaba esa parte de Canterlot, extendiendo su anaranjada luz sobre todo el reino; el resplandeciente sol se iba ocultando poco a poco tras el horizonte, como si se estuviera posando sobre el suelo. Sunset abrió la boca asombrada y dejó escapar un suspiro.
-Uauh…
Nunca en todos los días de su vida había llegado a contemplar algo tan bello como esa puesta de sol. Y su misma visión la daba fuerzas para seguir adelante, para seguir intentándolo y no rendirse jamás. Por un momento pensó en la magia como si fuera la luz del sol, podía llegar hasta el punto más álgido, así como bajar, ponerse y echarse a dormir, para luego volver a alzarse. Los libros a su alrededor danzaron en el aire como si fueran pequeñas marionetas, según sus designios. En cuanto acabó, los dejó en el suelo y el sol terminó de ocultarse tras el horizonte. Un destello se sucedió en sus flancos y un par de soles resplandecientes se quedaron fijados en ellos. La sonrisa de Sunset fue más radiante que nunca, incluso más que el propio sol.
-Obtuve mi marca de belleza al entender el poder de la magia comparándola con la luz del sol. Celestia fue desde siempre mi modelo a seguir, mi mayor ídolo. Ella, que alza y baja el sol, me ayudó a comprender la magia mucho antes de haberla conocido. Puede que ese sea el momento… pero… ¿por qué siento que falta algo más?
Su doble malvado ya se había autoproclamado como la más poderosa del mundo, mientras que todo a su alrededor comenzaba a desmoronarse de verdad; el instituto comenzó a caerse a pedazos, así como la tierra a su alrededor hacía lo mismo, de forma inexorable.
Nada es arbitrario, todo tiene un sentido; cara y cruz, noche y día, frío y calor… bien y mal.
-Tú eres yo… yo soy tú… restos… deshechos…-murmuró ella, en voz alta.
-¿¡Qué farfullas?! ¡Observa como todo se acaba!-gritó la otra Sunset, fuera de sí.
En ese momento Sunset abrió mucho los ojos, mientras pasaba por delante de sus ojos el verdadero momento; en el día de su prueba de admisión. Los nervios, su magia descontrolada… el espejo. Un destello brillante se reflejó en los ojos de la chica, la cual lo entendió todo.
-Pues claro… eso es. No eres quien eres. No eres nada-susurró entonces.
-¿¡Qué dices, pequeña?!
-Digo que no eres quien crees que eres… ni siquiera eres alguien. ¡Tú no eres yo! ¡No hay nadie más que yo misma aquí! ¡No tengo contraparte en este mundo!
-¿¡Qué?! ¡Eso no es cierto, imposible, mientes!-chilló la otra Sunset.
-¡No, es totalmente cierto, no eres yo! ¡Tú eres el resultado de mi magia al contactar con el espejo! ¡Ahora lo entiendo todo, Luna no te estaba insultando, estaba recalcando lo que eres! ¡No eres más que una proyección residual de mi magia, de ahí que tuvieras mi misma forma! ¡De ahí que pudieras manifestarte en los dos mundos! ¡Y también entiendo por qué mi marca de belleza tiene esta forma en concreto! ¡Porque estaba destinada a descubrir este mundo paralelo, en el que todos tienen otro yo que ayuda a mantener el equilibrio de todas las cosas! Excepto yo… porque rijo ese devenir.
Nada más decirlo, su cuerpo brilló intensamente en un aura de color fuego; se puso en pie, con la determinación brillando en sus ojos y sin sentir miedo nunca más. Su marca de belleza en su camiseta brillaba como el mismo sol. Se acercó al pedestal, mientras recolocaba las piezas del puzzle en voz alta.
-Yo soy la llave que une los dos mundos… la guardiana de la puerta, la que vigila ambas realidades. Y mi magia no se alimenta por el ansia de poder o el simple conocimiento… se alimenta por la amistad.
Miró a sus amigas esbozando una gran sonrisa y tocó la superficie del pedestal; nada más hacerlo, éste resplandeció con fuerza, extendiendo hacia todas las direcciones una luz tan intensa como mil soles. El doble malvado de Sunset trató de lanzarse sobre la chica, pero para entonces la luz comenzó a incidir sobre ella, abrasándola. Lanzó un pavoroso chillido mientras se disolvía hasta desaparecer, al mismo tiempo que la luz restauraba todo a su alrededor. La piedra de la fachada se volvió a unir y el suelo dejó de temblar, los cristales volvieron a su sitio y el hall quemado se reparó. La corona y elemento de la magia se volvió a soldar. Luna se curó de sus heridas y todos los que se encontraban atados al suelo se liberaron. Pine Creek volvió a su estado normal. Al otro lado del portal, los pedazos de cristal del espejo brillaron con fuerza y regresaron a su lugar sobre el soporte de madera. La noche y el día regresaron, poniéndose el sol y dejando pasar a la luna.
Sunset abrió los ojos y vio la brillante superficie del portal rodeando sus dedos. Separó la mano de ésta y esbozó una pequeña sonrisa. Todo había terminado ya. Se dio la vuelta y vio que todos la miraban fijamente y sin decir nada; tanto sus amigas como las princesas, especialmente Celestia, la miraban con el orgullo reflejado en sus ojos. El resto de personas y ponis, tanto profesores como alumnos, la miraban atentamente desde las ventanas y la puerta del hall. Quiso decir algo, pero no pudo, puesto que todo el mundo rompió en aplausos, vítores y felicitaciones de todo tipo. Sus amigas humanas la rodearon y la llevaron en volandas, mientras que los demás la saludaban y aplaudían, repitiendo su nombre. Todo se volvió una algarabía de mil demonios, pero una algarabía de alegría y jovialidad. El corazón de Sunset se derritió y la chica lloró de felicidad. Abrazó a sus amigas sin dejar de darlas las gracias constantemente. Todo el mundo quería agradecerla por todo, darla la mano, dos besos o hablar con ella.
La chica quería hablar con todos, decir algo, pero se sentía algo sobrepasada.
-¡A ver, a ver, tranquilidad, no os echéis sobre ella, dejadla respirar!-exclamó Rainbow, dejando un poco de espacio entre ella y la multitud.
Sunset aprovechó ese inciso para coger la corona de Twilight y llevársela a su legítima dueña, la cual se encontraba algo apartada de los demás; se agachó ante ella para ponerse a su altura.
-Creo que esto es suyo, princesa-murmuró la chica, coronándola.
-Gracias, mi fiel estudiante. Estoy orgullosa de ti.
Sunset dio un gran abrazo a la alicornio, la cual se lo devolvió con ganas. Su contraparte humana se acercó a ellas, algo azorada.
-Creo que no nos han presentado formalmente… yo soy Twilight Sparkle, estudiante de bachillerato del instituto privado Cristal que hay al otro lado del estado.
-Y yo soy Twilight Sparkle, princesa de la amistad del reino de Ecuestria, encantada.
Las dos se quedaron mirándose por un momento y luego soltaron una sonora carcajada.
-Parece que Pinkie tenía razón…
-No me suelo pasar por Pine Creek, pero hace poco que un amigo mío me comentó que me llegó a ver aquí hace ya varios meses. A mí me extrañó, ya que no había vuelto a venir aquí desde hace mucho, por lo que decidí indagar un poco. Me llevé… prestadas las cintas de seguridad para comprobar algunos detalles de los que me había llegado a enterar, confirmando mis sospechas. El resto ya lo sabéis-explicó la Twilight humana.
-Ahora todo tiene un poco más de sentido…-asintió Sunset.
En ese momento Pinkie apareció de detrás de la chica, acompañada por su homóloga poni.
-¡Sunset, lo has conseguido, eres la mejor!-exclamó la Pinkie humana.
-Gracias Pinkie, era lo menos que podía hacer…
-¡Sí, ahora Sunset es una super heroína y todos estamos bien! ¡Ey! ¿¡Sabéis lo que necesitamos ahora mismo?!-inquirió la Pinkie poni.
Sunset quiso responder, pero las dos Pinkies lo hicieron por ella.
-¡Una fiesta!
En menos de diez minutos, una fiesta salida de la nada se hizo material en el patio delantero; nadie se preguntó nada, simplemente siguieron la corriente al alma de la fiesta, que ésta vez eran dos. Entre todos los estudiantes reunieron los suficientes refrescos y bebidas, mientras que toda una caravana de Vespas del Pizza Hut hicieron acto de presencia al poco rato.
-Buenas ¿Es aquí donde han pedido… más de cincuenta pizzas de todos los ingredientes?-inquirió el repartidor que lideraba la caravana, flipando con el repertorio.
-¡Sí, es aquí, buen hombre!
-¡Pero Pinkie! ¿¡Cómo piensas pagar todo eso?!-masculló la Twilight poni, incrédula.
-No os preocupéis, que lo carguen a la administración del instituto-anunció la directora Celestia.
-¿¡Qué?! ¡Pero es una locura!
-Tranquila Twilight, ésta es una noche especial.
Los repartidores fueron descargando, mientras que los demás iban haciendo espacio por todo el patio, teniendo que ocupar los patios posteriores debido a que todos no cabían. Las dos Pinkies se coordinaban sin problemas para que todo saliera perfecto.
-¡Levad esa mesa allí, con cuidado, no hay prisa!
-Pinkie…
La chica supo de inmediato de quien se trataba y se dio la vuelta; Vinyl se encontraba acompañada por su contraparte poni, la cual la animaba a seguir.
-Bueno, he visto que no tienes un Dj que anime un poco el ambiente, y me preguntaba si… querrías que te ayudara un poco con la música…
Pinkie no respondió, simplemente esbozó una sonrisita y abrazó a su amiga.
-Me encantaría.
Vinyl la devolvió el abrazo con fuerza, sintiéndose un poco mejor consigo misma.
-Gracias…
-¡Así me gusta! ¿A que estamos esperando? ¡Que empiece la fiesta!-exclamó la Vinyl poni, rompiendo el hielo.
Entre trozos de pizza, vasos de plástico y con la buena música de las dos Vinyl de fondo, la fiesta transcurrió con normalidad y mucha diversión; Rainbow Dash retó a su homóloga a un partido de fútbol de 1 vs 1 a cinco goles, siendo todo un espectáculo de velocidad y color. Los profesores se encontraban apartados de los alumnos, observándoles festejar; Luna y Celestia se encontraban con sus contrapartes humanas, hablando entre ellas.
-Es otra generación… se lo pasan como enanos-murmuró la directora.
-Sí, desde luego, con mis ponis pasa lo mismo… dejémosles que se diviertan-asintió la princesa.
-Me sorprendió que supierais que se trataba de magia residual…
-Bueno, lo supuse enseguida, puesto que yo vi como la magia de Sunset atravesaba el espejo. Fue por eso por lo que decidí que ella se ocupara de investigarlo, aunque desde el principio supe que ese mismo hecho los ligó para siempre. Es una chica muy especial. Me gustaría pedirte un favor.
-Claro, dime.
-Sé que ahora estará bien, pero aun así quiero pedirte que cuides de ella. Me quedaré mucho más tranquila.
-Por supuesto, dalo por hecho.
-Gracias, hermana.
Alicornio y humana se sonrieron mutuamente y dieron otro sorbo a su vaso. La vicedirectora Luna regresó en ese momento con un trozo de pizza en la mano, pero vio a alguien que rondaba por allí cerca por el rabillo del ojo y se dio la vuelta.
-Hombre, inspector. Supongo que el caso ya estará cerrado…
Donelly se acercó con un poco de duda, pero al final habló.
-Eh… sí, claro, la desaparecida ha reaparecido, por lo que no hay mucho más que comentar…
-Vaya noche ¿eh?
-Sí, desde luego…
-¿No quiere quedarse un rato, inspector? Hay pizza para todos.
-Gracias, pero sigo de servicio. Además, he de irme ya, tengo una reunión en el ayuntamiento con el comisario y la alcaldesa, no sé qué decían de un secreto de sumario…
-Entonces no le entretengo más… buenas noches, inspector.
-Sí, hasta luego.
Donelly se fue de allí rápidamente y la fiesta se siguió dando tranquilamente.
Sunset se encontraba hablando con sus amigas, sintiéndose mejor que nunca consigo misma y plenamente realizada; sabía que no tendría nada de lo que preocuparse desde ese momento, y eso la dejaba del todo tranquila.
-¡Y el momento en el que te plantaste ante ella, brillando como el sol, fue asombroso! Me encantó tu pose, fue tan… espontánea-murmuró Rainbow.
-¡Sí, y la mala malosa acabó frita y refrita, tan frita que no se podía ni comer!-reiteró Pinkie.
-Fue magia a otro nivel que yo nunca había visto, me has dejado impresionada, Sunset-asintió la Twilight poni.
-Ah, ya ves tú, hice lo que tenía que hacer…
-Hola, Sunset.
La chica reconoció de inmediato la voz y se dio la vuelta rápidamente, para saludar a su chico con un rápido abrazo.
-¡Shine, cielo! No te había visto hasta ahora… ¿dónde estabas?
El chico la miró un tanto cortado, como si no estuviera del todo seguro lo que decirla; se rascó la nuca nerviosamente y empezó a hablar.
-Sunset, verás… tenemos que hablar, no he sido… no he sido del todo sincero contigo.
La chica frunció el ceño, extrañada, mientras que las demás les dieron un poco de espacio.
-¿A qué te refieres?
-Pues verás ¿recuerdas aquella vez en la que no te llamaba Rarity? En realidad sí que te llamó… pero yo borré la llamada perdida-anunció él.
-¿¡Qué?!
-Espera, no te enfades, lo hice por una buena razón…
-Explícate, ahora-le exigió la chica, cada vez más enfadada.
-Tú me gustas mucho ¿vale? Haría lo que sea por ti, te ayudé a entrar en Ecuestria aquella vez y lo volvería a hacer si me lo pidieras. Es por eso, quería pasar tiempo contigo, Sunset, eso es todo, por eso borré la perdida. Puede que estés pensando que por qué me sincero en un momento como este, y es que después de lo que he visto hoy no quiero seguir ocultándote nada. Puede que mi decisión no haya sido muy acertada, pero lo hice por nosotros, Sunset.
El chico trató de cogerla de las manos, pero ella se zafó de él sin apenas alterarse; la expresión en su cara era una mezcla de sentimientos encontrados, quiso decir algo, pero se tomó unos segundos. Tras eso, le habló directamente.
-No entiendo nada, Shine… ¿sólo por estar conmigo? Si realmente me quisieras, no hubieras hecho eso. Trataste de separarme de mis amigas ¿y ahora pretendes que te perdone así sin más?
-Sé que suena un poco estúpido, pero créeme cuando te digo que yo te…
-No, no lo digas, ni se te ocurra. No quiero seguir escuchando tus excusas sinsentido. No puedo perdonarte por mucho que me digas que me quieres, porque tú no me quieres. Ya veo lo que he significado para ti…
-Sunset, por favor…
-No, Shine, ya vale. Hemos terminado-anunció ella con voz queda.
El chico quiso decir algo más, pero tras ver la cara de Sunset se guardó sus comentarios; se alejó de allí cabizbajo y sin volver a mirar atrás.
-Vaya, no me esperaba que fuera cosa suya…-murmuró Rarity, bastante sorprendida.
-¿Estás bien, dulzura?-inquirió Applejack.
-Sí, claro que estoy bien… no puede decir que me quiere si luego nos separó deliberadamente. Y yo no puedo estar con alguien que no sabe distinguir ni eso.
Tras ese breve paréntesis, retomaron su conversación y la fiesta se siguió desarrollando sin menores incidentes. Se formaron una serie de grupos en los que se mezclaban ponis y humanos, hablando de todo un poco y descubriendo cosas nuevas los unos de los otros. Derpy y su contraparte poni se encontraban sentadas al pie de las escaleras, comiendo un poco y hablando entre ellas.
-Perdona por haber discutido contigo… podríamos haberlo compartido, pero se me cayó antes…
-No te preocupes, solo era un muffin, ya habrán más en otro momento-murmuró la poni, sin darle más importancia.
-Sí…mira, esto te va a gustar.
Fue entonces cuando Derpy sacó un soplador de pompas de jabón y lo estuvo usando; en cuanto vio las pompas, la Derpy poni quedó extasiada.
-Oh… ¡yo también, yo también!
-Sabía que te gustaría, prueba tú.
La pegaso sopló a través de los aros y más pompas salieron de la punta, las cuales volaron por el patio; una de ellas se precipitó contra una cámara de fotos, estallando de seguido.
-¡No, jabón no, jabón malo para la cámara!
-¡Ya lo sé, apareció de la nada! Bueno ¿y qué te parece?
-¡Es sensacional! ¡Jamás había visto semejante equipo de fotografía, que nitidez, que colores, que espectáculo! ¡Ojalá tuviéramos algo así en Ecuestria!
-También se pueden hacer varias fotos seguidas, acercar y alejar el zoom, saturarlas, cambiar la tonalidad y otras muchas cosas… hasta se pueden poner en blanco y negro.
-¡Oh, magnífico, simplemente magnífico! ¡Otra más!
Un potente flash iluminó esa parte del patio, llegando a captar una instantánea de la señorita Cheerilee en pleno tratamiento médico; tanto las tres cruzadas como Diamond Tiara y Silver Spoon, tenían una serie de heridas y contusiones debido a la reciente pelea. Las contrapartes ponis también estaban ahí, igual de magulladas.
-Genial idea, Scootaloo… ahora estamos castigadas y molidas, ha sido brillante.
-¿Me lo dices a mí o a la otra?
-Se lo digo a las dos.
-¿¡Perdona?! ¡Si ellas no nos hubieran provocado, nada de esto hubiera pasado!
-¡Y si vosotras no nos hubierais atacado, no nos hubiésemos lanzado, ha sido culpa vuestra! ¿A que sí, Silver Spoon?
-¡Sí, eso mismo! ¡Es culpa de la unicornio!
-¡Oye, yo no tengo la culpa, mi magia no es muy fuerte!
-¡Mentira, este moratón me lo provocaste tú!
-¡No, ese es mío, lo recuerdo bien, fue un buen derechazo!
-¡Pero Applebloom, no las des bombo!
-¡Silencio todas, así es imposible!
-¡Al próximo que hable se vuelve a la cafetería y se queda allí hasta que nos volvamos a Ecuestria!
Todo el mundo se quedó en silencio de golpe y ambas Cheerilee siguieron a lo suyo, tratando los golpes con una pomada y luego vendando los más grandes.
-Vaya, se me han acabado las vendas, voy a por más-comentó la Cheerilee humana.
Se levantó rápidamente para dirigirse a la enfermería, pero en cuanto se dio la vuelta se chocó de bruces contra un chico corpulento y de pelo anaranjado, derramando un vaso de refresco que llevaba sobre su blusa.
-¡Ay, lo siento Big Mac, que despistada soy! ¿Estás bien?
-Sep…
-Oh, qué desastre, soy un desastre…
-Nope.
-¿Cómo?
-Nope, para nada, yo me puse delante, lo siento. Espera, tengo un pañuelo.
Big Mac limpió como pudo la blusa de Cheerilee, la cual no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta.
-Ah, esto… gracias, Big Mac.
-De nada.
-Nos vemos luego…
-Sep.
Las cruzadas humanas vieron todo lo sucedido con el ceño fruncido, mientras que las ponis tenían la boca abierta y una expresión en sus rostros de auténtico terror.
-No hemos visto nada-masculló Applebloom.
-No-corearon Sweetie Belle y Scootaloo.
Cerca de allí, un buen grupo de adolescentes y ponis se encontraban comiendo y bebiendo, algunos se encontraban sentados y conversaban animadamente; sin embargo, una poni con sombrero y capa no se contentaba con lo que había.
-¡Bof, que horrible sabor! ¿Cómo os puede gustar esta masa tan compacta y densa?
-¿No te gusta la pizza? Si lleva todos los ingredientes posibles, me sorprende que hayan podido combinarlo todo sin destrozar el sabor.
-¡Pues no, esto es incomible! ¡Qué mal, la gran y poderosa Trixie exige algo que se pueda comer!
-Bueno, tranquila, no te pongas así, creo que tengo algo en la mochila.
Tras una breve búsqueda, sacó un paquete con forma rectangular y envasado al vacío.
-¿Qué es eso?
-Galletas de maní, a mí me encantan, puede que a ti también. Coge una y úntala en la mantequilla.
Usando su magia, la unicornio cogió una de las galletas y la untó en el hueco de la mantequilla; le dio un rápido mordisco y sus ojos se iluminaron
-¿Y bien?
-Por todos los ponis… ¡es lo mejor que he probado en toda mi vida!-exclamó la poni, abandonando la tercera persona.
-Ya sabía que yo te gustarían, si me gustan a mí…
Sin dar tiempo a nada más, Trixie arrambló con todas las galletas e incluso pidió más, teniendo que acercarse su contraparte humana a la máquina expendedora del pasillo central para comprarla más.
La fiesta siguió su curso, prolongándose hasta las tres de la mañana, dando paso a la despedida; después de una gran foto grupal hecha por Photo Finish, todos los ponis comenzaron a congregarse alrededor del pedestal mientras se iban despidiendo de sus contrapartes humanas.
-Bueno, ha sido muy especial el conocerte…
-Para mí también, querida, tienes tan buen gusto como yo… gracias por tus consejos, estoy segura de que harán furor en Canterlot.
Las dos Rarity se dieron un efusivo abrazo, mientras que a su alrededor muchas más despedidas se iban sucediendo.
-Mantente tan genial como siempre… aunque para el próximo partido ganaré yo.
-Que te crees tú eso, listilla, ganaré yo…
Ambas Rainbow se lanzaron una fugaz sonrisita llena de complicidad antes de fundirse en un breve abrazo que no alargaron mucho.
-Bueno vaquera, me alegro de haberte conocido… sigue tan en forma como siempre y no comas demasiado, has arramblado con toda la pizza que se te ha puesto por delante.
-Estaba buena ¿Qué querías? Además, con todas las que Pinkie ha pedido había que dar buena cuenta de ellas, sino menudo desperdicio habría sido…
-Lo que la abuela siempre me decía, un apetito de lobo.
Las dos sonrieron pícaramente y se dieron un efusivo abrazo. A su lado, Pinkie Pie tenía una discusión existencialista consigo misma.
-¡Pero no volveré a verte en mucho tiempo, y esta fiesta no se compara a ninguna otra que haya hecho antes! ¡Ha sido una super fiesta, la madre de las fiestas, el grial de las fiestas!
-¡Lo sé, hemos sido iluminadas! ¡Voy a echarte mucho de menos, hermana!
-¡No me digas eso, que entonces lloro!
-¡Y yo, y yo!
Finalmente se echaron a llorar de forma estruendosa, dándose un pomposo abrazo que duró una eternidad. Las dos Fluttershy las miraron un tanto chocadas, sin apenas dirigirse la palabra; la contraparte humana decidió romper el hielo.
-Esto… bueno, me alegro de verte conocido, ha sido… diferente.
-Sí, para mí también. Un poco extraño, pero… se sentía familiar.
-Lo sé.
Por hacer algo y no quedarse mirando incómodamente, se dieron un suave abrazo que mantuvieron durante unos pocos segundos.
La princesa Twilight observaba las despedidas sin poder sentirse algo triste.
-¿Y esa cara?
Alzó la vista y vio a su contraparte humana mirándola inquisitivamente.
-Oh, no es nada, simplemente os voy a echar mucho de menos. Sé que vais a estar ahí, al otro lado, pero después de conoceros un poco mejor la separación es algo más dura. Gracias por tu intento de ayuda, por cierto, no llegué a decírtelo…
-No pasa nada, lo intenté, aunque tampoco tenía muchas posibilidades. Al menos hice que fallara el tiro.
-Sí, evitaste que torturara a Sunset… gracias, de verdad.
La Twilight humana sonrió dulcemente y abrazó con fuerza a su contraparte poni. La princesa Celestia llevó la voz cantante y estuvo organizando un poco las cosas para que los ponis cruzaran al otro lado.
-¡No os apelotonéis, formad una cola y no empujéis, el portal no se va a cerrar!
El resto de despedidas se dieron rápidamente, mientras que los ponis iban cruzando uno a uno el portal; Flash se encontraba con su contraparte poni, el cual iba a ayudar a organizar las filas para el regreso.
-Bueno, somos unos cuantos por aquí, puede que necesiten mi ayuda… encantado de haberte conocido, Flash.
-Igualmente… aunque espera, quiero pedirte un favor.
-Sí, dime.
-Seguramente lo sabrás, pero Twilight es una chica muy especial… cuídala bien.
-Pues claro, hermano, por algo soy su guardia personal ¿no?
El chico asintió, quedándose un poco más tranquilo.
-Aunque bueno, ya que estamos… yo también quiero pedirte un favor-murmuró el guardia real, parándose un momento.
-Tú me dirás.
-Ya que voy a cuidar de Twilight… cuida tu de Sunset ¿vale?
-Me parece justo, lo haré-asintió el chico.
Extendió el brazo con la intención de darle la mano, pero ante la imposibilidad de dicho acto, opto por cerrar el puño; el Flash poni lo entendió y chocaron tanto el puño como el casco.
-Nos vemos, soldado-murmuró el chico.
Flash le guiñó un ojo antes de mezclarse entre los ponis, quedándose junto al pedestal para guardarlo y vigilar que nadie se colara o rompiera la fila.
Los siguientes en pasar fueron unos cuantos ponis de cristal, seguidos de las tres cruzadas, las cuales despedían a sus homólogas sacudiendo sus cascos. Las seguía de cerca Cheerilee, la cual hacía lo propio despidiéndose de la profesora, la cual se encontraba al lado de sus alumnas. Diamond Tiara y Silver Spoon las siguieron al poco después, siendo precedidas por Big Macintosh y Granny Smith, la cual le costaba un poco andar. Su nieto la ayudaba por el camino.
-¿Te puedes creer que tenemos el mismo problema de cadera? Ni yo me lo hubiera imaginado…
-Sip…
Otros ponis como Cloudkicker, Trixie, Photo Finish, o Derpy fueron pasando, mientras el patio delantero se iba vaciando poco a poco; la operación de regreso se alargó unos cuantos minutos más, puesto que varios ponis vinieron del pueblo, entre ellos la alcaldesa de Ponyville y los Cake. Una vez que el resto de Ecuestria pasó el portal, las princesas y los elementos fueron los últimos.
-Muy bien, pues hasta dentro de treinta lunas… espero volver a verte, hermana-murmuró la princesa Celestia.
-Yo también, hasta la próxima-se despidió la directora, dándola un rápido abrazo.
Tras esa despedida, la princesa se acercó hasta Sunset, la cual la sonrió ampliamente; Celestia quiso decir algo, pero al final se guardó sus comentarios. Con un abrazo bastó.
-Estoy orgullosa de ti.
-Gracias princesa… siempre la llevaré conmigo-murmuró la chica, asiendo con fuerza el colgante que la regaló.
Celestia fue la primera en atravesar el portal, siendo seguida por su hermana pequeña, la cual también se despidió de su contraparte humana. Las siguientes fueron las chicas, no sin antes despedirse de Sunset.
-¡Te vamos a echar mucho de menos!
-¿Segura que no quieres venirte?
-No, prefiero quedarme aquí… después de todo, para vigilar lo puedo hacer desde cualquier lado-apuntó Sunset.
-Yo seré la última en cruzar, cuando me haya ido no te olvides de cerrar el portal-añadió Twilight.
-Claro.
Abrazó con fuerza al resto de sus amigas ponis y las observó irse cruzando el portal; al lado del pedestal, Flash continuaba guardándolo, esperando a Twilight.
-¡Flash! ¿Qué haces aún aquí? Haber cruzado ya…
-La estaba esperando, alteza, después de usted.
-Oh, venga ya, dame un respiro…
Ante eso, el pegaso rio tontamente.
-Qué tonto eres…-le espetó ella.
-Lo sé.
Flash atravesó el portal rápidamente, dejando tras de sí un destello; Twilight lanzó un breve suspiro, antes de cruzar al otro lado se dirigió hacia Sunset.
-Por cierto, acerca del reporte no hace falta que…
-Querida princesa Twilight Sparkle, hoy he aprendido que la amistad puede ayudarte a revelar pequeños detalles que puedes pasar por alto o que, incluso, no te puedes haber percatado de ellos. Y no solo eso, sino que es además una poderosa fuerza que puede llegar a sacar lo mejor de ti y ayudarte a mejorar como persona. Ahora es cuando verdaderamente entiendo el significado de la magia de la amistad. Y eso me hace sentir completamente feliz. Tu leal estudiante, Sunset Shimmer.
Hubo un breve silencio en el cual humana y alicornio se sostuvieron la mirada sin apenas pestañear; Sunset esbozó una gran sonrisa y se agachó para poder dar un gran abrazo a Twilight, la cual la devolvía la sonrisa de forma radiante.
-Gracias-susurró la chica.
-No, gracias a ti-respondió la alicornio.
Tras esa ultimísima despedida, Twilight se dio la vuelta y se encaminó hasta el pedestal; antes de atravesarlo, se dio brevemente la vuelta y dedicó una sonrisa a todos los humanos que allí había. Tras eso hubo un ligero destello y Sunset posó su mano sobre la superficie del pedestal. El brillo entre sus dedos se fue apagando hasta desvanecerse, volviendo el pedestal a ser de piedra.
En lo alto del cielo, la luna y las estrellas brillaban intensamente.
-¿¡Pero qué demonios?!
La Sunset real abrió los ojos al ver que la fuerza dejó de incidir sobre ella; alzó la vista y vio a una chica de pelo violeta y ojos de igual color, la cual miraba a su doble con el ceño fruncido y una mueca de molestia grabada en su rostro.
-Así que se trataba de eso… con razón insistían tanto en que me habían visto a este lado del estado.
-¿¡Tú, en serio?! ¡Por favor, qué patética eres, pareces MacGyver al rescate!
La Twilight humana sostuvo la mirada a la doble de Sunset, sin ningún atisbo de miedo en su cara; miró por un momento a su contraparte poni, la cual la observó atónita y sin decir nada.
-Me hubiera gustado conocerte en circunstancias más normales, pero ahora estamos todos un poco ocupados.
-¡La corona, coge la corona, rápido!
-Tranquila, la tengo aquí…
Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, un aura oscura la rodeó y la arrastró hasta donde estaba la otra Sunset.
-¡Estúpida! ¿¡Creías que aparecer aquí sin más salvaría el día?! ¡No me hagas reír, al suelo tú también!
Antes de lanzarla, la arrebató la corona con una mano y luego la empujó con su magia, cayendo de bruces al lado de su contraparte poni y acabando atada al suelo de pies y manos.
-¿¡Es que nunca aprenderéis?! ¡Los elementos no sirven de nada!
Dicho eso, cogió la corona con las dos manos y la rompió sin mayores contemplaciones; la alicornio lavanda se quedó con la cara desencajada, incapaz de creer que su elemento se había roto así sin más. La Sunset malvada dejó caer los pedazos al suelo, con un gesto de asco reprimido.
-¡Si queríais pararme de alguna u otra forma, os podéis ir olvidando! ¡Nada ni nadie podrá dete…!
Sin embargo, no pudo acabar del todo su frase; algo de color azul oscuro zumbó en el aire y golpeó a la diablesa en el pecho, lanzándola contra la pared contraria del instituto y acabando incrustada en ella.
-¡Tú, patético súcubo mágico sin escrúpulos! ¿¡Cómo te atreves a poner en peligro la existencia de ambos mundos!?-inquirió una voz potente y profunda, que hizo eco por todo el lugar.
-¡Princesa Luna!-exclamaron los ponis presentes.
-¡Oh, qué honor, la princesa de la noche también ha venido a ser testigo de la caída! ¡Me complace su presencia, alteza!-masculló la doble de Sunset con sorna, saliendo a trompicones del boquete.
-¡Silencio, simple deshecho mágico! ¡No te saldrás con la tuya!
-¡Otra que no se entera ni de la misa a la mitad! ¡El proceso está en marcha y ya no se puede detener, no tenéis nada que hacer, se acabó!
-¡En ese caso lucharé contra ti hasta el final!-masculló Luna, con sus ojos brillando.
-¡Por mí vale!-aceptó el doble de Sunset.
Otro rayo cayó del cielo y el trueno hizo retumbar los cristales del instituto; el viento arreció aún más y las perturbaciones dieron paso a una destrucción sistemática sin precedentes. La piedra de los edificios comenzó a resquebrajarse, el asfalto se abrió y la tierra comenzó a revolverse como si de un terremoto se tratara.
La Sunset malvada atacó primero, lanzándola una bola de fuego enorme; Luna la interceptó con un rayo de energía plateado que lo atravesó de lleno, llegando a estallar de forma bestial. Aprovechando el humo y la confusión, el doble de Sunset se abrió paso y trató de coger a Luna por el pescuezo, pero la alicornio se movió a tiempo e intentó golpearla con sus cascos. Aun así Sunset lo esquivó con facilidad y la empujó hacia atrás con su magia; tras eso la volvió a lanzar otra bola de fuego, pero Luna se protegió a tiempo con un campo de fuerza. Acto seguido reunió un buen montón de energía en su cuerno para luego lanzarla contra ella con forma de estrella. El doble de Sunset apenas se amilanó y la interceptó con un simple movimiento de su cola. Justo después, se lanzó con un puño envuelto en fuego en alto, consiguiendo golpear a Luna.
La alicornio cayó al suelo estrepitosamente, justo al lado de la verdadera Sunset; ésta se acercó hasta ella.
-Princesa Luna…
-Sunset Shimmer… tú eres la única que puede parar todo esto…
-¿Qué? Pero… ¿cómo? No tengo magia ni tengo nada, no puedo enfrentarme a ella…
-No, tienes con qué hacerla frente, tan solo tienes que recordar…
-¿Recordar? Pero ¿a qué se refiere?
Luna quiso responder, pero en ese momento la doble de Sunset aterrizó justo al lado.
-Perdona, pero estaba hablando conmigo.
Tras ese breve apunte la asestó una dura cachetada a su contraparte, tirándola al suelo; en ese momento Luna agitó sus alas y luego se desapareció.
-¡Luna lunera! ¿Dónde andas? ¡No huyas, estaba poniéndose interesante!
-¡Yo nunca huyo!
Apareciendo desde lo alto del cielo y brillando como la misma luna, la alicornio de la noche se abalanzó sobre ella, tratando de embestirla con todas sus fuerzas; el doble malvado realizó una filigrana en el aire, lo que la bastó para esquivar su embiste sin problemas. Tras eso, y desde donde estaba, la lanzó una enorme llamarada con intención de abrasarla, pero Luna agitó con fuerza sus alas hasta disolver el fuego. Inmediatamente después, reunió mucha más energía en su cuerno y se la lanzó a su oponente en forma de un potente rayo de color plateado que llegó a golpear de refilón a la Sunset malvada, cayendo justo al lado de la estatua del corcel.
-¡Te aplastaré como a una baya madura!-musitó Luna, abalanzándose sobre ella.
-¡Oh! ¿¡De veras?!
Antes de que la alicornio llegara a alcanzarla, la doble de Sunset se levantó y cogió de golpe a Luna por las patas; acto seguido la giró sobre sí misma varias veces con fuerza, y luego la lanzó por los aires hacia delante. Irrumpió de golpe en el hall del instituto atravesando las puertas de cristal, acabando en el suelo entre multitud de estudiantes que se encontraban allí escondidos.
-¡Te tengo, luz de luna!-masculló la Sunset malvada, formando otra bola de fuego entre sus manos.
La lanzó justo después, en dirección hacia la indefensa alicornio.
-¡Luna, no!-masculló Celestia, sin apenas poder moverse.
Al segundo siguiente hubo una sonora explosión en el interior del hall y una serie de potentes llamaradas abrasaron esa parte del instituto. Tras eso todo regresó a la calma y la Sunset malvada rio como una lunática.
-¡Oh, sí, no solo he derrotado a Celestia sino que también a su hermana Luna! ¡Soy más poderosa que nunca!
Pero antes de que pudiera celebrar nada más, Luna reapareció delante de sus narices con su crin y pelaje algo chamuscado.
-Demasiado pronto para cantar victoria, estúpida.
Y tras ese inciso, le asestó un fuerte golpe en la cara con su casco, haciéndola tambalear hacia atrás.
-¿¡Cómo te atreves a atacarme estando rodeada de civiles inocentes?! ¡No eres más que escoria, un simple resto mágico que no se merece ni la más mínima mención!
-¡Qué coloquio más interesante, alteza! ¡Siga contándome!-masculló la otra Sunset, abalanzándose sobre ella con sendas cuchillas en forma de llamas.
Luna la hizo frente con otras dos cuchillas con forma de luna creciente y comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo, como dos expertos espadachines; Sunset tenía más ventaja al ser menos grande y poder moverse con más rapidez, pero Luna esquivaba con rapidez los mandobles más arriesgados, o bien se cubría a tiempo con escudos de fuerza.
-¡Me estoy cansando, alteza, ya no es divertido! ¡Hagámoslo rápido!
Con una rapidez pasmosa se apartó de ella, reunió energía oscura en sus manos, y se la lanzó a Luna, la cual ni siquiera tuvo tiempo de defenderse o moverse; la alicornio cayó al suelo con un gesto pesado y severamente dañada.
-¡No, princesa!-exclamó Sunset, con la cara adolorida.
-¡Sunset Shimmer, tienes que recordar!
-¿Pero recordar el qué, a que se refiere princesa?
-¡Nada en este mundo es arbitrario, todo tiene su sentido, así como todos nosotros tenemos otro yo aquí! ¡Piensa, Sunset Shimmer, recuerda el momento!
Pero no pudo continuar, puesto que la otra Sunset aterrizó sobre ella, pisándola el cuerno con una de sus botas. Luna profirió un intenso grito de dolor que rebotó por todo el patio.
-¡Basta ya de frases baratas y trucos desesperados, el proceso casi ha terminado y este mundo ya se está cayendo! ¡Eres patética, todos sois patéticos, no merece la pena seguir luchando!
La otra Sunset restregó bien la bota sobre el cuerno de Luna, la cual soltó otro grito seco. En ese momento apareció de improviso la subdirectora Luna, la cual empujó con fuerza a la diablesa, librando a su contraparte poni.
-¡No la toques!
-¡Anda, pero si es la subdirectora Luna! ¡Bienvenida, siéntese y estese quietecita!-masculló Sunset, arreándola una sonora torta que la dejó tirada en el suelo.
-¡No, hermana!
En ese momento se oyó un crujido no muy lejos de allí y la fachada delantera del instituto comenzó a resquebrajarse; las juntas de las ventanas cedieron y los cristales cayeron, haciéndose añicos contra el suelo. El suelo comenzó a moverse, haciendo temblar la calle entera. El sol y la luna comenzaban a entremezclarse y diluirse, confundiéndose tanto el día como la noche.
En la mente de la verdadera Sunset aún seguía repitiéndose lo que la dijo la princesa Luna, tratando de sacar un mínimo de sentido a sus palabras; a simple vista no sabía a qué se podría referir. Todo tiene su sentido, nada es arbitrario… lo extraño era que, de alguna forma, en algún lugar de su mente esas mismas palabras resonaban en su interior tratando de sacar unos recuerdos aparentemente reprimidos.
-El momento…-susurró entonces, entrecerrando los ojos.
Luna quiso decir algo, pero no llegó a articular palabra; la princesa Celestia tampoco respondía, así como su contraparte humana. Miró a sus amigas, todas ellas encadenadas al suelo. Confiaban en ella, lo habían demostrado en todo momento, y ella también confiaba en ellos. Porque eran sus amigas. Para ella lo eran todo, más que ninguna otra cosa… incluso más que su propia magia, esa que tanto anhelaba aprender mucho antes.
-Mi marca de belleza.
Fue entonces cuando comenzó a comprenderlo todo, incluyendo el momento; el momento en el cual consiguió su marca de belleza, mucho antes de que llegara a entrar en la academia de magia de Celestia. Era una pequeña potrilla deseosa de conocimientos, deseosa de saber cómo controlar su magia y darla un uso especial. Una tarde, cerca de una explanada, se encontraba practicando ella misma su magia, sin ningún tipo de ayuda. El sol comenzaba a ponerse, pero apenas se fijaba en eso, puesto que estaba enfocada en su magia; su cuerno brillaba intermitentemente, tratando de hacer levitar una serie de libros a su alrededor.
-Tengo que conseguirlo, he de conseguirlo, quiero entrar en la academia de magia de Celestia-pensaba ella con los ojos cerrados y la mente en otra parte.
Podía sentir cómo la magia fluía no solo a través de su cuerno, sino de todo su cuerpo; por un momento puso la mente en blanco y abrió los ojos en cuanto notó la luz del sol incidiendo sobre sus párpados. Fue entonces cuando lo pudo ver en todo su esplendor. Un bellísimo atardecer iluminaba esa parte de Canterlot, extendiendo su anaranjada luz sobre todo el reino; el resplandeciente sol se iba ocultando poco a poco tras el horizonte, como si se estuviera posando sobre el suelo. Sunset abrió la boca asombrada y dejó escapar un suspiro.
-Uauh…
Nunca en todos los días de su vida había llegado a contemplar algo tan bello como esa puesta de sol. Y su misma visión la daba fuerzas para seguir adelante, para seguir intentándolo y no rendirse jamás. Por un momento pensó en la magia como si fuera la luz del sol, podía llegar hasta el punto más álgido, así como bajar, ponerse y echarse a dormir, para luego volver a alzarse. Los libros a su alrededor danzaron en el aire como si fueran pequeñas marionetas, según sus designios. En cuanto acabó, los dejó en el suelo y el sol terminó de ocultarse tras el horizonte. Un destello se sucedió en sus flancos y un par de soles resplandecientes se quedaron fijados en ellos. La sonrisa de Sunset fue más radiante que nunca, incluso más que el propio sol.
-Obtuve mi marca de belleza al entender el poder de la magia comparándola con la luz del sol. Celestia fue desde siempre mi modelo a seguir, mi mayor ídolo. Ella, que alza y baja el sol, me ayudó a comprender la magia mucho antes de haberla conocido. Puede que ese sea el momento… pero… ¿por qué siento que falta algo más?
Su doble malvado ya se había autoproclamado como la más poderosa del mundo, mientras que todo a su alrededor comenzaba a desmoronarse de verdad; el instituto comenzó a caerse a pedazos, así como la tierra a su alrededor hacía lo mismo, de forma inexorable.
Nada es arbitrario, todo tiene un sentido; cara y cruz, noche y día, frío y calor… bien y mal.
-Tú eres yo… yo soy tú… restos… deshechos…-murmuró ella, en voz alta.
-¿¡Qué farfullas?! ¡Observa como todo se acaba!-gritó la otra Sunset, fuera de sí.
En ese momento Sunset abrió mucho los ojos, mientras pasaba por delante de sus ojos el verdadero momento; en el día de su prueba de admisión. Los nervios, su magia descontrolada… el espejo. Un destello brillante se reflejó en los ojos de la chica, la cual lo entendió todo.
-Pues claro… eso es. No eres quien eres. No eres nada-susurró entonces.
-¿¡Qué dices, pequeña?!
-Digo que no eres quien crees que eres… ni siquiera eres alguien. ¡Tú no eres yo! ¡No hay nadie más que yo misma aquí! ¡No tengo contraparte en este mundo!
-¿¡Qué?! ¡Eso no es cierto, imposible, mientes!-chilló la otra Sunset.
-¡No, es totalmente cierto, no eres yo! ¡Tú eres el resultado de mi magia al contactar con el espejo! ¡Ahora lo entiendo todo, Luna no te estaba insultando, estaba recalcando lo que eres! ¡No eres más que una proyección residual de mi magia, de ahí que tuvieras mi misma forma! ¡De ahí que pudieras manifestarte en los dos mundos! ¡Y también entiendo por qué mi marca de belleza tiene esta forma en concreto! ¡Porque estaba destinada a descubrir este mundo paralelo, en el que todos tienen otro yo que ayuda a mantener el equilibrio de todas las cosas! Excepto yo… porque rijo ese devenir.
Nada más decirlo, su cuerpo brilló intensamente en un aura de color fuego; se puso en pie, con la determinación brillando en sus ojos y sin sentir miedo nunca más. Su marca de belleza en su camiseta brillaba como el mismo sol. Se acercó al pedestal, mientras recolocaba las piezas del puzzle en voz alta.
-Yo soy la llave que une los dos mundos… la guardiana de la puerta, la que vigila ambas realidades. Y mi magia no se alimenta por el ansia de poder o el simple conocimiento… se alimenta por la amistad.
Miró a sus amigas esbozando una gran sonrisa y tocó la superficie del pedestal; nada más hacerlo, éste resplandeció con fuerza, extendiendo hacia todas las direcciones una luz tan intensa como mil soles. El doble malvado de Sunset trató de lanzarse sobre la chica, pero para entonces la luz comenzó a incidir sobre ella, abrasándola. Lanzó un pavoroso chillido mientras se disolvía hasta desaparecer, al mismo tiempo que la luz restauraba todo a su alrededor. La piedra de la fachada se volvió a unir y el suelo dejó de temblar, los cristales volvieron a su sitio y el hall quemado se reparó. La corona y elemento de la magia se volvió a soldar. Luna se curó de sus heridas y todos los que se encontraban atados al suelo se liberaron. Pine Creek volvió a su estado normal. Al otro lado del portal, los pedazos de cristal del espejo brillaron con fuerza y regresaron a su lugar sobre el soporte de madera. La noche y el día regresaron, poniéndose el sol y dejando pasar a la luna.
Sunset abrió los ojos y vio la brillante superficie del portal rodeando sus dedos. Separó la mano de ésta y esbozó una pequeña sonrisa. Todo había terminado ya. Se dio la vuelta y vio que todos la miraban fijamente y sin decir nada; tanto sus amigas como las princesas, especialmente Celestia, la miraban con el orgullo reflejado en sus ojos. El resto de personas y ponis, tanto profesores como alumnos, la miraban atentamente desde las ventanas y la puerta del hall. Quiso decir algo, pero no pudo, puesto que todo el mundo rompió en aplausos, vítores y felicitaciones de todo tipo. Sus amigas humanas la rodearon y la llevaron en volandas, mientras que los demás la saludaban y aplaudían, repitiendo su nombre. Todo se volvió una algarabía de mil demonios, pero una algarabía de alegría y jovialidad. El corazón de Sunset se derritió y la chica lloró de felicidad. Abrazó a sus amigas sin dejar de darlas las gracias constantemente. Todo el mundo quería agradecerla por todo, darla la mano, dos besos o hablar con ella.
La chica quería hablar con todos, decir algo, pero se sentía algo sobrepasada.
-¡A ver, a ver, tranquilidad, no os echéis sobre ella, dejadla respirar!-exclamó Rainbow, dejando un poco de espacio entre ella y la multitud.
Sunset aprovechó ese inciso para coger la corona de Twilight y llevársela a su legítima dueña, la cual se encontraba algo apartada de los demás; se agachó ante ella para ponerse a su altura.
-Creo que esto es suyo, princesa-murmuró la chica, coronándola.
-Gracias, mi fiel estudiante. Estoy orgullosa de ti.
Sunset dio un gran abrazo a la alicornio, la cual se lo devolvió con ganas. Su contraparte humana se acercó a ellas, algo azorada.
-Creo que no nos han presentado formalmente… yo soy Twilight Sparkle, estudiante de bachillerato del instituto privado Cristal que hay al otro lado del estado.
-Y yo soy Twilight Sparkle, princesa de la amistad del reino de Ecuestria, encantada.
Las dos se quedaron mirándose por un momento y luego soltaron una sonora carcajada.
-Parece que Pinkie tenía razón…
-No me suelo pasar por Pine Creek, pero hace poco que un amigo mío me comentó que me llegó a ver aquí hace ya varios meses. A mí me extrañó, ya que no había vuelto a venir aquí desde hace mucho, por lo que decidí indagar un poco. Me llevé… prestadas las cintas de seguridad para comprobar algunos detalles de los que me había llegado a enterar, confirmando mis sospechas. El resto ya lo sabéis-explicó la Twilight humana.
-Ahora todo tiene un poco más de sentido…-asintió Sunset.
En ese momento Pinkie apareció de detrás de la chica, acompañada por su homóloga poni.
-¡Sunset, lo has conseguido, eres la mejor!-exclamó la Pinkie humana.
-Gracias Pinkie, era lo menos que podía hacer…
-¡Sí, ahora Sunset es una super heroína y todos estamos bien! ¡Ey! ¿¡Sabéis lo que necesitamos ahora mismo?!-inquirió la Pinkie poni.
Sunset quiso responder, pero las dos Pinkies lo hicieron por ella.
-¡Una fiesta!
En menos de diez minutos, una fiesta salida de la nada se hizo material en el patio delantero; nadie se preguntó nada, simplemente siguieron la corriente al alma de la fiesta, que ésta vez eran dos. Entre todos los estudiantes reunieron los suficientes refrescos y bebidas, mientras que toda una caravana de Vespas del Pizza Hut hicieron acto de presencia al poco rato.
-Buenas ¿Es aquí donde han pedido… más de cincuenta pizzas de todos los ingredientes?-inquirió el repartidor que lideraba la caravana, flipando con el repertorio.
-¡Sí, es aquí, buen hombre!
-¡Pero Pinkie! ¿¡Cómo piensas pagar todo eso?!-masculló la Twilight poni, incrédula.
-No os preocupéis, que lo carguen a la administración del instituto-anunció la directora Celestia.
-¿¡Qué?! ¡Pero es una locura!
-Tranquila Twilight, ésta es una noche especial.
Los repartidores fueron descargando, mientras que los demás iban haciendo espacio por todo el patio, teniendo que ocupar los patios posteriores debido a que todos no cabían. Las dos Pinkies se coordinaban sin problemas para que todo saliera perfecto.
-¡Levad esa mesa allí, con cuidado, no hay prisa!
-Pinkie…
La chica supo de inmediato de quien se trataba y se dio la vuelta; Vinyl se encontraba acompañada por su contraparte poni, la cual la animaba a seguir.
-Bueno, he visto que no tienes un Dj que anime un poco el ambiente, y me preguntaba si… querrías que te ayudara un poco con la música…
Pinkie no respondió, simplemente esbozó una sonrisita y abrazó a su amiga.
-Me encantaría.
Vinyl la devolvió el abrazo con fuerza, sintiéndose un poco mejor consigo misma.
-Gracias…
-¡Así me gusta! ¿A que estamos esperando? ¡Que empiece la fiesta!-exclamó la Vinyl poni, rompiendo el hielo.
Entre trozos de pizza, vasos de plástico y con la buena música de las dos Vinyl de fondo, la fiesta transcurrió con normalidad y mucha diversión; Rainbow Dash retó a su homóloga a un partido de fútbol de 1 vs 1 a cinco goles, siendo todo un espectáculo de velocidad y color. Los profesores se encontraban apartados de los alumnos, observándoles festejar; Luna y Celestia se encontraban con sus contrapartes humanas, hablando entre ellas.
-Es otra generación… se lo pasan como enanos-murmuró la directora.
-Sí, desde luego, con mis ponis pasa lo mismo… dejémosles que se diviertan-asintió la princesa.
-Me sorprendió que supierais que se trataba de magia residual…
-Bueno, lo supuse enseguida, puesto que yo vi como la magia de Sunset atravesaba el espejo. Fue por eso por lo que decidí que ella se ocupara de investigarlo, aunque desde el principio supe que ese mismo hecho los ligó para siempre. Es una chica muy especial. Me gustaría pedirte un favor.
-Claro, dime.
-Sé que ahora estará bien, pero aun así quiero pedirte que cuides de ella. Me quedaré mucho más tranquila.
-Por supuesto, dalo por hecho.
-Gracias, hermana.
Alicornio y humana se sonrieron mutuamente y dieron otro sorbo a su vaso. La vicedirectora Luna regresó en ese momento con un trozo de pizza en la mano, pero vio a alguien que rondaba por allí cerca por el rabillo del ojo y se dio la vuelta.
-Hombre, inspector. Supongo que el caso ya estará cerrado…
Donelly se acercó con un poco de duda, pero al final habló.
-Eh… sí, claro, la desaparecida ha reaparecido, por lo que no hay mucho más que comentar…
-Vaya noche ¿eh?
-Sí, desde luego…
-¿No quiere quedarse un rato, inspector? Hay pizza para todos.
-Gracias, pero sigo de servicio. Además, he de irme ya, tengo una reunión en el ayuntamiento con el comisario y la alcaldesa, no sé qué decían de un secreto de sumario…
-Entonces no le entretengo más… buenas noches, inspector.
-Sí, hasta luego.
Donelly se fue de allí rápidamente y la fiesta se siguió dando tranquilamente.
Sunset se encontraba hablando con sus amigas, sintiéndose mejor que nunca consigo misma y plenamente realizada; sabía que no tendría nada de lo que preocuparse desde ese momento, y eso la dejaba del todo tranquila.
-¡Y el momento en el que te plantaste ante ella, brillando como el sol, fue asombroso! Me encantó tu pose, fue tan… espontánea-murmuró Rainbow.
-¡Sí, y la mala malosa acabó frita y refrita, tan frita que no se podía ni comer!-reiteró Pinkie.
-Fue magia a otro nivel que yo nunca había visto, me has dejado impresionada, Sunset-asintió la Twilight poni.
-Ah, ya ves tú, hice lo que tenía que hacer…
-Hola, Sunset.
La chica reconoció de inmediato la voz y se dio la vuelta rápidamente, para saludar a su chico con un rápido abrazo.
-¡Shine, cielo! No te había visto hasta ahora… ¿dónde estabas?
El chico la miró un tanto cortado, como si no estuviera del todo seguro lo que decirla; se rascó la nuca nerviosamente y empezó a hablar.
-Sunset, verás… tenemos que hablar, no he sido… no he sido del todo sincero contigo.
La chica frunció el ceño, extrañada, mientras que las demás les dieron un poco de espacio.
-¿A qué te refieres?
-Pues verás ¿recuerdas aquella vez en la que no te llamaba Rarity? En realidad sí que te llamó… pero yo borré la llamada perdida-anunció él.
-¿¡Qué?!
-Espera, no te enfades, lo hice por una buena razón…
-Explícate, ahora-le exigió la chica, cada vez más enfadada.
-Tú me gustas mucho ¿vale? Haría lo que sea por ti, te ayudé a entrar en Ecuestria aquella vez y lo volvería a hacer si me lo pidieras. Es por eso, quería pasar tiempo contigo, Sunset, eso es todo, por eso borré la perdida. Puede que estés pensando que por qué me sincero en un momento como este, y es que después de lo que he visto hoy no quiero seguir ocultándote nada. Puede que mi decisión no haya sido muy acertada, pero lo hice por nosotros, Sunset.
El chico trató de cogerla de las manos, pero ella se zafó de él sin apenas alterarse; la expresión en su cara era una mezcla de sentimientos encontrados, quiso decir algo, pero se tomó unos segundos. Tras eso, le habló directamente.
-No entiendo nada, Shine… ¿sólo por estar conmigo? Si realmente me quisieras, no hubieras hecho eso. Trataste de separarme de mis amigas ¿y ahora pretendes que te perdone así sin más?
-Sé que suena un poco estúpido, pero créeme cuando te digo que yo te…
-No, no lo digas, ni se te ocurra. No quiero seguir escuchando tus excusas sinsentido. No puedo perdonarte por mucho que me digas que me quieres, porque tú no me quieres. Ya veo lo que he significado para ti…
-Sunset, por favor…
-No, Shine, ya vale. Hemos terminado-anunció ella con voz queda.
El chico quiso decir algo más, pero tras ver la cara de Sunset se guardó sus comentarios; se alejó de allí cabizbajo y sin volver a mirar atrás.
-Vaya, no me esperaba que fuera cosa suya…-murmuró Rarity, bastante sorprendida.
-¿Estás bien, dulzura?-inquirió Applejack.
-Sí, claro que estoy bien… no puede decir que me quiere si luego nos separó deliberadamente. Y yo no puedo estar con alguien que no sabe distinguir ni eso.
Tras ese breve paréntesis, retomaron su conversación y la fiesta se siguió desarrollando sin menores incidentes. Se formaron una serie de grupos en los que se mezclaban ponis y humanos, hablando de todo un poco y descubriendo cosas nuevas los unos de los otros. Derpy y su contraparte poni se encontraban sentadas al pie de las escaleras, comiendo un poco y hablando entre ellas.
-Perdona por haber discutido contigo… podríamos haberlo compartido, pero se me cayó antes…
-No te preocupes, solo era un muffin, ya habrán más en otro momento-murmuró la poni, sin darle más importancia.
-Sí…mira, esto te va a gustar.
Fue entonces cuando Derpy sacó un soplador de pompas de jabón y lo estuvo usando; en cuanto vio las pompas, la Derpy poni quedó extasiada.
-Oh… ¡yo también, yo también!
-Sabía que te gustaría, prueba tú.
La pegaso sopló a través de los aros y más pompas salieron de la punta, las cuales volaron por el patio; una de ellas se precipitó contra una cámara de fotos, estallando de seguido.
-¡No, jabón no, jabón malo para la cámara!
-¡Ya lo sé, apareció de la nada! Bueno ¿y qué te parece?
-¡Es sensacional! ¡Jamás había visto semejante equipo de fotografía, que nitidez, que colores, que espectáculo! ¡Ojalá tuviéramos algo así en Ecuestria!
-También se pueden hacer varias fotos seguidas, acercar y alejar el zoom, saturarlas, cambiar la tonalidad y otras muchas cosas… hasta se pueden poner en blanco y negro.
-¡Oh, magnífico, simplemente magnífico! ¡Otra más!
Un potente flash iluminó esa parte del patio, llegando a captar una instantánea de la señorita Cheerilee en pleno tratamiento médico; tanto las tres cruzadas como Diamond Tiara y Silver Spoon, tenían una serie de heridas y contusiones debido a la reciente pelea. Las contrapartes ponis también estaban ahí, igual de magulladas.
-Genial idea, Scootaloo… ahora estamos castigadas y molidas, ha sido brillante.
-¿Me lo dices a mí o a la otra?
-Se lo digo a las dos.
-¿¡Perdona?! ¡Si ellas no nos hubieran provocado, nada de esto hubiera pasado!
-¡Y si vosotras no nos hubierais atacado, no nos hubiésemos lanzado, ha sido culpa vuestra! ¿A que sí, Silver Spoon?
-¡Sí, eso mismo! ¡Es culpa de la unicornio!
-¡Oye, yo no tengo la culpa, mi magia no es muy fuerte!
-¡Mentira, este moratón me lo provocaste tú!
-¡No, ese es mío, lo recuerdo bien, fue un buen derechazo!
-¡Pero Applebloom, no las des bombo!
-¡Silencio todas, así es imposible!
-¡Al próximo que hable se vuelve a la cafetería y se queda allí hasta que nos volvamos a Ecuestria!
Todo el mundo se quedó en silencio de golpe y ambas Cheerilee siguieron a lo suyo, tratando los golpes con una pomada y luego vendando los más grandes.
-Vaya, se me han acabado las vendas, voy a por más-comentó la Cheerilee humana.
Se levantó rápidamente para dirigirse a la enfermería, pero en cuanto se dio la vuelta se chocó de bruces contra un chico corpulento y de pelo anaranjado, derramando un vaso de refresco que llevaba sobre su blusa.
-¡Ay, lo siento Big Mac, que despistada soy! ¿Estás bien?
-Sep…
-Oh, qué desastre, soy un desastre…
-Nope.
-¿Cómo?
-Nope, para nada, yo me puse delante, lo siento. Espera, tengo un pañuelo.
Big Mac limpió como pudo la blusa de Cheerilee, la cual no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta.
-Ah, esto… gracias, Big Mac.
-De nada.
-Nos vemos luego…
-Sep.
Las cruzadas humanas vieron todo lo sucedido con el ceño fruncido, mientras que las ponis tenían la boca abierta y una expresión en sus rostros de auténtico terror.
-No hemos visto nada-masculló Applebloom.
-No-corearon Sweetie Belle y Scootaloo.
Cerca de allí, un buen grupo de adolescentes y ponis se encontraban comiendo y bebiendo, algunos se encontraban sentados y conversaban animadamente; sin embargo, una poni con sombrero y capa no se contentaba con lo que había.
-¡Bof, que horrible sabor! ¿Cómo os puede gustar esta masa tan compacta y densa?
-¿No te gusta la pizza? Si lleva todos los ingredientes posibles, me sorprende que hayan podido combinarlo todo sin destrozar el sabor.
-¡Pues no, esto es incomible! ¡Qué mal, la gran y poderosa Trixie exige algo que se pueda comer!
-Bueno, tranquila, no te pongas así, creo que tengo algo en la mochila.
Tras una breve búsqueda, sacó un paquete con forma rectangular y envasado al vacío.
-¿Qué es eso?
-Galletas de maní, a mí me encantan, puede que a ti también. Coge una y úntala en la mantequilla.
Usando su magia, la unicornio cogió una de las galletas y la untó en el hueco de la mantequilla; le dio un rápido mordisco y sus ojos se iluminaron
-¿Y bien?
-Por todos los ponis… ¡es lo mejor que he probado en toda mi vida!-exclamó la poni, abandonando la tercera persona.
-Ya sabía que yo te gustarían, si me gustan a mí…
Sin dar tiempo a nada más, Trixie arrambló con todas las galletas e incluso pidió más, teniendo que acercarse su contraparte humana a la máquina expendedora del pasillo central para comprarla más.
La fiesta siguió su curso, prolongándose hasta las tres de la mañana, dando paso a la despedida; después de una gran foto grupal hecha por Photo Finish, todos los ponis comenzaron a congregarse alrededor del pedestal mientras se iban despidiendo de sus contrapartes humanas.
-Bueno, ha sido muy especial el conocerte…
-Para mí también, querida, tienes tan buen gusto como yo… gracias por tus consejos, estoy segura de que harán furor en Canterlot.
Las dos Rarity se dieron un efusivo abrazo, mientras que a su alrededor muchas más despedidas se iban sucediendo.
-Mantente tan genial como siempre… aunque para el próximo partido ganaré yo.
-Que te crees tú eso, listilla, ganaré yo…
Ambas Rainbow se lanzaron una fugaz sonrisita llena de complicidad antes de fundirse en un breve abrazo que no alargaron mucho.
-Bueno vaquera, me alegro de haberte conocido… sigue tan en forma como siempre y no comas demasiado, has arramblado con toda la pizza que se te ha puesto por delante.
-Estaba buena ¿Qué querías? Además, con todas las que Pinkie ha pedido había que dar buena cuenta de ellas, sino menudo desperdicio habría sido…
-Lo que la abuela siempre me decía, un apetito de lobo.
Las dos sonrieron pícaramente y se dieron un efusivo abrazo. A su lado, Pinkie Pie tenía una discusión existencialista consigo misma.
-¡Pero no volveré a verte en mucho tiempo, y esta fiesta no se compara a ninguna otra que haya hecho antes! ¡Ha sido una super fiesta, la madre de las fiestas, el grial de las fiestas!
-¡Lo sé, hemos sido iluminadas! ¡Voy a echarte mucho de menos, hermana!
-¡No me digas eso, que entonces lloro!
-¡Y yo, y yo!
Finalmente se echaron a llorar de forma estruendosa, dándose un pomposo abrazo que duró una eternidad. Las dos Fluttershy las miraron un tanto chocadas, sin apenas dirigirse la palabra; la contraparte humana decidió romper el hielo.
-Esto… bueno, me alegro de verte conocido, ha sido… diferente.
-Sí, para mí también. Un poco extraño, pero… se sentía familiar.
-Lo sé.
Por hacer algo y no quedarse mirando incómodamente, se dieron un suave abrazo que mantuvieron durante unos pocos segundos.
La princesa Twilight observaba las despedidas sin poder sentirse algo triste.
-¿Y esa cara?
Alzó la vista y vio a su contraparte humana mirándola inquisitivamente.
-Oh, no es nada, simplemente os voy a echar mucho de menos. Sé que vais a estar ahí, al otro lado, pero después de conoceros un poco mejor la separación es algo más dura. Gracias por tu intento de ayuda, por cierto, no llegué a decírtelo…
-No pasa nada, lo intenté, aunque tampoco tenía muchas posibilidades. Al menos hice que fallara el tiro.
-Sí, evitaste que torturara a Sunset… gracias, de verdad.
La Twilight humana sonrió dulcemente y abrazó con fuerza a su contraparte poni. La princesa Celestia llevó la voz cantante y estuvo organizando un poco las cosas para que los ponis cruzaran al otro lado.
-¡No os apelotonéis, formad una cola y no empujéis, el portal no se va a cerrar!
El resto de despedidas se dieron rápidamente, mientras que los ponis iban cruzando uno a uno el portal; Flash se encontraba con su contraparte poni, el cual iba a ayudar a organizar las filas para el regreso.
-Bueno, somos unos cuantos por aquí, puede que necesiten mi ayuda… encantado de haberte conocido, Flash.
-Igualmente… aunque espera, quiero pedirte un favor.
-Sí, dime.
-Seguramente lo sabrás, pero Twilight es una chica muy especial… cuídala bien.
-Pues claro, hermano, por algo soy su guardia personal ¿no?
El chico asintió, quedándose un poco más tranquilo.
-Aunque bueno, ya que estamos… yo también quiero pedirte un favor-murmuró el guardia real, parándose un momento.
-Tú me dirás.
-Ya que voy a cuidar de Twilight… cuida tu de Sunset ¿vale?
-Me parece justo, lo haré-asintió el chico.
Extendió el brazo con la intención de darle la mano, pero ante la imposibilidad de dicho acto, opto por cerrar el puño; el Flash poni lo entendió y chocaron tanto el puño como el casco.
-Nos vemos, soldado-murmuró el chico.
Flash le guiñó un ojo antes de mezclarse entre los ponis, quedándose junto al pedestal para guardarlo y vigilar que nadie se colara o rompiera la fila.
Los siguientes en pasar fueron unos cuantos ponis de cristal, seguidos de las tres cruzadas, las cuales despedían a sus homólogas sacudiendo sus cascos. Las seguía de cerca Cheerilee, la cual hacía lo propio despidiéndose de la profesora, la cual se encontraba al lado de sus alumnas. Diamond Tiara y Silver Spoon las siguieron al poco después, siendo precedidas por Big Macintosh y Granny Smith, la cual le costaba un poco andar. Su nieto la ayudaba por el camino.
-¿Te puedes creer que tenemos el mismo problema de cadera? Ni yo me lo hubiera imaginado…
-Sip…
Otros ponis como Cloudkicker, Trixie, Photo Finish, o Derpy fueron pasando, mientras el patio delantero se iba vaciando poco a poco; la operación de regreso se alargó unos cuantos minutos más, puesto que varios ponis vinieron del pueblo, entre ellos la alcaldesa de Ponyville y los Cake. Una vez que el resto de Ecuestria pasó el portal, las princesas y los elementos fueron los últimos.
-Muy bien, pues hasta dentro de treinta lunas… espero volver a verte, hermana-murmuró la princesa Celestia.
-Yo también, hasta la próxima-se despidió la directora, dándola un rápido abrazo.
Tras esa despedida, la princesa se acercó hasta Sunset, la cual la sonrió ampliamente; Celestia quiso decir algo, pero al final se guardó sus comentarios. Con un abrazo bastó.
-Estoy orgullosa de ti.
-Gracias princesa… siempre la llevaré conmigo-murmuró la chica, asiendo con fuerza el colgante que la regaló.
Celestia fue la primera en atravesar el portal, siendo seguida por su hermana pequeña, la cual también se despidió de su contraparte humana. Las siguientes fueron las chicas, no sin antes despedirse de Sunset.
-¡Te vamos a echar mucho de menos!
-¿Segura que no quieres venirte?
-No, prefiero quedarme aquí… después de todo, para vigilar lo puedo hacer desde cualquier lado-apuntó Sunset.
-Yo seré la última en cruzar, cuando me haya ido no te olvides de cerrar el portal-añadió Twilight.
-Claro.
Abrazó con fuerza al resto de sus amigas ponis y las observó irse cruzando el portal; al lado del pedestal, Flash continuaba guardándolo, esperando a Twilight.
-¡Flash! ¿Qué haces aún aquí? Haber cruzado ya…
-La estaba esperando, alteza, después de usted.
-Oh, venga ya, dame un respiro…
Ante eso, el pegaso rio tontamente.
-Qué tonto eres…-le espetó ella.
-Lo sé.
Flash atravesó el portal rápidamente, dejando tras de sí un destello; Twilight lanzó un breve suspiro, antes de cruzar al otro lado se dirigió hacia Sunset.
-Por cierto, acerca del reporte no hace falta que…
-Querida princesa Twilight Sparkle, hoy he aprendido que la amistad puede ayudarte a revelar pequeños detalles que puedes pasar por alto o que, incluso, no te puedes haber percatado de ellos. Y no solo eso, sino que es además una poderosa fuerza que puede llegar a sacar lo mejor de ti y ayudarte a mejorar como persona. Ahora es cuando verdaderamente entiendo el significado de la magia de la amistad. Y eso me hace sentir completamente feliz. Tu leal estudiante, Sunset Shimmer.
Hubo un breve silencio en el cual humana y alicornio se sostuvieron la mirada sin apenas pestañear; Sunset esbozó una gran sonrisa y se agachó para poder dar un gran abrazo a Twilight, la cual la devolvía la sonrisa de forma radiante.
-Gracias-susurró la chica.
-No, gracias a ti-respondió la alicornio.
Tras esa ultimísima despedida, Twilight se dio la vuelta y se encaminó hasta el pedestal; antes de atravesarlo, se dio brevemente la vuelta y dedicó una sonrisa a todos los humanos que allí había. Tras eso hubo un ligero destello y Sunset posó su mano sobre la superficie del pedestal. El brillo entre sus dedos se fue apagando hasta desvanecerse, volviendo el pedestal a ser de piedra.
En lo alto del cielo, la luna y las estrellas brillaban intensamente.