Capitulo 2 grupo 2 Sigamos con el Caos
−Bueno, podría haber sido peor después de saber todas las cosas que podrían habernos hecho los tentáculos, demasiado 4chan he visto para no entrarme miedo-dijo McDohl solo salir por el portal.
−¿4chan?-pregunto Sunset mientras se quitaba las partes más grandes de las babas de los tentáculos de su ropa y pelo.
−Una página web de mi mundo donde puedes ver imagenes de todo, pero TODO TODO, desde lo más normal hasta lo más…. perturbador, si me entiendes.
−Vale, ya lo pillo-dijo mientras ponía cara de no necesitar saber más.
−Bah, esto era el pan mío de cada día en los mundos exteriores-añadió Ford solo emerger del portal-,con cosas peores he tenido que combatir o de las que huir
−Cuenta cuenta, somos todo oídos, creo que tenemos un buen rato para conversar entre nosotros y conocernos mejor-dijo Applejack mientras se sacudía los restos que tenía en el cuerpo en una zona alejada de sus otros compañeros.
−Antes de ponernos a contarnos historias, ¿no sería mejor inspeccionar los alrededores y el mapa para saber exactamente dónde estamos y hacia dónde deberíamos dirigirnos?-dijo Marco mientras sacaba su móvil y cargaba la aplicación que les habían dado.
−El muchacho tiene toda la razón, primero reconocimiento y ya tendremos tiempo para hablar, aunque por lo que veo no vamos a tardar demasiado en empezar a hacerlo-dijo Ford mientras miraba alrededor.
Justo cuando iban a ponerse a andar un orbe de luz apareció delante de McDohl y de él se materializó un libro flotante que se posó en sus manos. al ver esto Marco preguntó:
−¿Y eso?
−Pues ni idea de por qué ha aparecido-dijo McDohl poniendo cara de extrañeza.
−¿No será porque nuestro grupo era el único sin el libro? Recordad que la alicornio nos dio cinco libros pero al final nos hemos separado en seis grupos-dijo Sunset mientras miraba el libro-, si os fijáis tiene el mismo diseño que los que se han llevado nuestros compañeros.
−No puede ser, Lumiere nos dio el libro a Ford aquí presente, las dos Twilight, Dipper y a mí-añadió Marco.
−Anda, es cierto, ¿cómo he podido olvidarlo?-añadió Ford.
−¿Alguna consecuencia del desequilibrio mágico, especialmente en la magia de transporte?-pregunto extrañada Sunset.
−Podría ser, pero es cierto que es el mismo libro-dijo McDohl justo antes de abrirlo y para sorpresa de todos ver que habia unas cuantas paginas ya escritas, pero en un idioma que ninguno entendía salvo el título de los capítulos “Preparando el viaje; Duelo en la Llanura; Los seis destinados en el lago congelado; Las ruinas de los perdidos; La ciudad decrépita y Carrera hacia el bosque maldito”.
− Interesante, ¿será eso lo que les ha sucedido a nuestros compañeros o será otra cosa?-preguntó Sunset.
−Raro sería que sea lo que les ha pasado a nuestros compañeros, porque acabamos de ser separados hace nada de ellos-Dijo dubitativamente McDohl.
−Estás asumiendo que hemos tardado lo mismo que ellos en salir por el portal, te recuerdo lo que dijo la criatura, ¿cómo la llamaste Applejack?, esa de la sala de arriba-añadió Ford en respuesta a lo que dijo McDohl.
−Alicornio, es como se conoce en nuestro mundo a las criaturas que son a la vez unicornio y pegaso-respondió la poni a Ford.
−Eso eso, que no me había quedado con la palabra, gracias.
−A su servicio-dijo mientras hacía una exageradisima reverencia-. Bueno, ¿dónde vamos?-cuestionó mientras se ponía justo al lado de Marco, que estaba mirando el mapa en su móvil.
−Viendo dónde estamos, ¿qué os parecería que vayamos hacia el oeste para comprobar una cosa?-preguntó Ford.
−¿Oeste?-preguntó Marco sorprendido-S.i por allí parece acabar el mapa, no sale nada más.
−Pues por eso, para comprobar si este mundo es redondo e infinito o tiene final y solo existe lo que nos muestra el mapa, es algo que me ha extrañado desde que nos lo-dijo Ford.
−Me parece una buena idea, al menos asi nos aseguramos de eso y podemos intentar avisar a los otros si se da el caso, recordad que podemos hablar con los otros telepáticamente, pero solo una vez al día cada uno-dijo McDohl mientras se guardaba el libro en un bolso que llevaba colgado.
Solo hacer esto se pusieron a andar hacia donde habían decidido ir. Al cabo de una hora llegaron al sitio mientras Ford contaba una historia:
−... y asi es como unos caballeros musculados y aguerridos que se definían a sí mismos como bilbaínos me enseñaron a hacer el pulpo al ajillo únicamente usando sus puños y el propio pulpo-dijo Ford cuando llegaron a una especie de acantilado desde el cual no podía verse nada después de él, solo el infinito. al tocar para asegurarse vieron que había una especie de barrera que impedía que se cayesen, pero no del todo, porque pudo pasar uno de ellos (Ford) el brazo, sin ningun problema aparente.
−Interesante, conque el mundo es solo lo que vemos en los mapas, deberiamos decirselo a los otros, para que tengan cuidado-dijo McDohl después de ver lo que había pasado-bueno, ¿dónde vamos ya que hemos averiguado esto?
−Pues viendo dónde estamos y hacia dónde debemos ir yo diría que en dirección al bosque helado, atravesarlo o eludirlo eso ya será cuestión de hablarlo y atravesar el lago congelado-dijo Applejack.
−Coincido con ella, deberíamos ir para alli y ya despues ver si lo rodeamos o lo atravesamos-añadió Marco.
Inmediatamente se dirigieron hacia alli. Dos horas después vieron que estaban ya cerca de lo que es el bosque, mientras hablaban entre ellos.
−Por cierto McDohl, tú conoces a SG y Lloyd, ¿no? - pregunto Sunset distraídamente.
−Un poco, de lo que he hablado con ellos y participado en ciertas cosas.
−¿Podrías decirme alguna cosa sobre ellos, especialmente de SG?-le pregunto la rojigualda a este.
−¿No sería mejor que les preguntases a ellos lo que necesites saber? Al fin y al cabo, aunque nos hayamos separado están relativamente cerca. Aparte ¿por qué quieres que te hable sobre ellos?- preguntó inquisitivamente McDohl.
−Bueno, curiosidad sobre todo-dijo Sunset mientras se acariciaba el pelo y se ponía ligeramente roja.
−¿La señorita está enamorada?-preguntó picaronamente AJ.
−Algo asi-dijo poniéndose más colorada que antes-estuve saliendo con SG91 durante cuatro meses antes de que este desapareciera y volviese a aparecer justo cuando empezó todo esto.
−Espera, ¿cuatro meses? Pero si solo estuvieron en coma seis semanas, eso es imposible-dijo McDohl extrañadísimo.
−No, perdona, pero es el tiempo que estuvimos saliendo, aunque ellos estuvieron algo más que eso, estuvieron unos seis meses más o menos, desde principio de octubre hasta algo después de San Valentín, unas dos o tres semanas después.
−Discúlpame, pero no me lo trago, si puedes explicarme exactamente lo que pasó puede que lo acepte, pero hasta que no vea una prueba decisiva no me lo creeré. Ya lo siento, pero eso que dices es imposible. Lo único que puede hacerme tomar como la verdad tus palabras es lo tristes y distanciados que se mostraban con todos
−¿Me estas diciendo que ellos se mostraban tristes mientras estuvieron con vosotros?
−Así es, era algo complicado verlo, porque trataban de ocultarlo, pero los que pasábamos más rato con ellos lo notábamos, sobre todo Zelgadis y yo de los cinco que estamos aquí, porque pasamos mucho tiempo con ellos dos especialmente él, que hablaba con Lloyd casi a diario.
−Interesante, si puedo hablaré con él a ver si puede decirme alguna cosa, pero después que me cuentes tu algo, que aun no me has dicho nada.
−Y a nosotras que nos parta un rayo, ¿verdad, señorita doña pelo Pantene?-dijo una cabreada voz femenina desconocida saliendo desde el bosque.
Solo pasar esto nuestros personajes miraron hacia la foresta para ver salir de ella a cinco señoritas que aparentaban diferentes edades de acuerdo a como lucian físicamente, cada una vestida con un tipo de ropa y con un color y forma de pelo diferente.
La primera, dueña de la voz que les había hablado, era una esbelta muchacha de en torno al metro sesenta, con un rizadísimo pelo color rojo fuego, piel bronceada clara y ojos rojo demoníacos. Llevaba como vestuario una falda corta color rojo y naranja que más parecía un cinturón ancho y ropa interior roja que se le veía con demasiada facilidad, un top de los mismos colores que lo único que hacía era remarcar que estaba más plana que una tabla de planchar y una chaqueta de cuero color marrón tierra de motorista que le llegaba hasta su cintura. Para rematar todo el conjunto llevaba unas botas largas de cuero por encima de unas medias negras que le llegaban hasta un poco por debajo de la falda.
La segunda parecía la hermana gemela de la anterior, salvo por el tema del pelo, el cual era una larga melena lisa negra que le llegaba hasta la cintura y unos enormes ojos que eran de un azul hielo que parecía que iban congelarte el alma. En cuanto a ropa vestía una blusa blanca sobre la que llevaba un chal color crema, una falda blanca con lineas azules que le llegaba hasta la mitad del muslo, unas medias blancas hasta justo encima de la rodilla y unas botas de tacón corto blancas con líneas azul celeste formando 3 anillos.
La tercera era un poco más baja que las dos anteriores, tenía la piel blanca marmólea, un pelo rubio largo ligeramente ondulado y los ojos verdes esmeralda. Como vestuario tenía un precioso vestido rosa pálido de princesa desde el cuello hasta abajo de sus pies. En sus manos tenía unos guantes del mismo color que le llegaban casi hasta el hombro y de calzado unos zapatos de cristal transparentes y unas medias del mismo color que el vestido. Aparte de lo anterior portaba un paraguas rosa blanquecino con ribetes en el exterior.
La cuarta era la más baja de todas, notablemente más porque no aparentaba medir más de metro cuarenta mientras que las tres anteriores median en torno a metro sesenta y la última entorno a metro setenta. Esta tenía el pelo liso corto de color azul oscuro, ojos gris azulados inexpresivos y piel pálida. En cuanto a vestuario iba vestida como un militar con pantalón y chaqueta de camuflaje boscoso y unas botas militares que le llegaban hasta la rodilla.
Y la quinta y última, la que aparentemente era la más normal, tenía la piel color carne pero ligerísimamente bronceada, ojos marrones profundísimos y pelo castaño que le llegaba hasta la altura de los hombros. Como vestuario llevaba unos pantalones de pana verdes claros hasta el final de sus piernas, una camisa lisa del mismo color, una chaqueta verde esmeralda por encima de sus hombros, unas zapatillas deportivas algo desgastadas y un sombrero vaquero verde pistacho.
−Tranquila hermana, no te sulfures que te va a estallar la vena de la cabeza a este ritmo si te tomas todo tan a pecho-dijo la segunda dirigiéndose a la que había hablado primero.
−Callate Yanko, digo lo que quiero como quiero cuando quiero y no vas a ser tú la que me diga cómo tengo que comportarme-dijo la primera a la que le había llamado hermana.
−Ains Tsunko, tan inmadura e impulsiva, como siempre, ¿no vas a cambiar nunca? Ya podrías aprender a comportarte como una señorita con modales, algo así como yo misma-dijo la tercera en un tono condescendiente mientras se arreglaba el pelo.
−Oh, sí, qué ganas tengo de comportarme como una resabiada malcriada y egocéntrica princesita como tú Himeko, espera que me voy a la escuela para niñas pijas y mimadas de la que te han sacado a ti-dijo la primera sarcásticamente.
−Hermanas, ¿podéis dejar de discutir y proceder a terminar la asignación que nos han hecho?-dijo la más baja en un tono de voz hipermonótono pero adorablemente dulce a la vez.
−Eso, haced caso a la pobre Kuuko, que quiere volver a casa para seguir realizando los experimentos a los que se ha aficionado últimamente-dijo la quinta y última de las hermanas.
−Callate Okaako, ¿quién te ha puesto como jefa de nosotras?-dijo Tsunko cabreada a la última.
−O sea, ¿nos interrumpís quejándoos que os ignoramos y ahora sois vosotras las que estáis pasando de nosotros como si no estuviésemos?-preguntó enfadada Sunset.
−¿Algún problema con eso, doña pelo Pantene?- dijo Tsunko mientras la miraba de mala manera.
−Sí, varios, primero tengo un bonito nombre, Sunset Shimmer, segundo nos has interrumpido mientras hablábamos para después pasar a ignorarnos y tercero habéis tenido la poca educación de no presentaros ni nada.
−Tranquila Sunset-dijo McDohl en tono conciliador-, se habrán despistado en medio de su discusión. ¿Quiénes son ustedes y que hacen aqui, señoritas?
−Yo me llamo Okaako y estas son mis hermanas Tsunko, Yanko, Himeko y Kuuko y las cinco somos las hermanas Dere. Estamos aquí para deteneros o mataros por orden de Lord Tirek, lo que hagamos dependerá de lo que decidáis intentar vosotros.
−Tsunko, Yanko, hermanas Dere, ¿de qué me suena eso?- se puso a pensar McDohl mientras miraba a las cinco chicas y a sus compañeros-. Espera, tsun-ko-dere, yan-ko-dere; tsun-dere, yan-dere... Ay Dios, que me ha tocado con chicas de los arquetipos anime y por lo que veo se comportan como ellas-solo terminar de pensar esto se fijó en todas ellas, especialmente en las dos primeras.
−¿Algún problema con nosotras? ¿Acaso te has enamorado de alguna y no sabes como decirlo?-dijo Himeko mientras le miraba maliciosamente.
−Pues mira, no, no lo he hecho, mi corazón ya tiene dueña.
−¿Qué pasa, que no somos lo suficientemente atractivas como para que te enamores de nosotras?-dijo Yanko mientras se acercaba hacia McDohl cerrando los ojos poco a poco hasta dejarlos que parecían dos rendijas diminutas y poniendo una sonrisa que hasta la del Joker parecería la de un aficionado-. Porque tú sí que eres de mi tipo, tanto que si quieres y para evitarte un mal mayor puedes quedarte conmigo eternamente.
−Jo Yanko, ¿por qué tienes que quedarte tú siempre con los más monos? Déjanos alguno a las demás, que ya cansa que no nos dejes elegir a nosotras antes-dijo Tsunko algo contrariada. −¿Qué pasa hermana, te interesa este a ti?-preguntó Yanko poniendo una cara terroríficamente divertida a su hermana.
−No, no es como si me interesase, pero es que siempre eliges tú la primera y aburre.
−Me halaga que discutais sobre mi, pero como ya he dicho, ya tengo novia y no voy a dejarla, pero tampoco voy a permitir que vosotras os peleéis o algo así por una causa perdida-dijo McDohl intentando interceder entre las dos hermanas que parecía que iban a matarse, especialmente Yanko a Tsunko.
−¿Que me pasa, por qué se me ha acelerado el corazón cuando esa persona me ha defendido? S, algo mono sí que es pero Yanko ya lo ha elegido y eso es malo, pero no quiero renunciar a él ni que ella me mate, qué hago qué hago qué hago-se puso a pensar Tsunko cuando McDohl la defendió de su hermana-. T-tú qdate fuera de esto, esto es cosa de mi hermana y yo, no es como si estuviese interesada por ti, pero es que ya cansa su actitud.
Al mismo tiempo que Tsunko y Yanko se ponían a discutir sobre McDohl...
−Madre mía, ya están esas dos discutiendo, qué novedad. Bueno, el niño, ¿ya has decidido qué hacer? Porque mi magnánima persona ya ha decidido que no voy a acabar contigo y que vas a servirme y cumplir todas mis órdenes.
−Tengo nombre, que sabrías si nos hubiéseis dejado presentarnos, pero habéis estado ocupadas discutiendo entre vosotras. Me llamo Marco y lo siento, pero no voy a ser sirviente de nadie, sobretodo no de una princesita malcriada que se cree que todos deben servirla sin rechistar.
−¿Me estás diciendo que te niegas a acatar mis órdenes, pese a que eso signifique que sigas viviendo, NI-ÑA-TO?
−Pues sí NI-ÑA-TA, me niego a seguir tus órdenes, no soy ni tu esclavo ni tu sirviente ni nada de ese estilo, solo un muchacho que se ha visto envuelto en una locura interdimensional.
−Prepárate para sufrir mi ira, NI-ÑA-TO de pacotilla, vas a saber quien soy cuando me enfadan-dijo Himeko mientras daba un golpe seco con su paraguas y salia de él una extensión que le hacía parecer un látigo con espinas.
−¿De verdad te crees que tú con ese látigo de juguete me das miedo, NI-ÑA-TA?- dijo Marco mientras adoptaba posición de defensa.
Al mismo tiempo que lo anterior pasaba, Okaako se acercó a Ford y le dijo tranquilamente:
−Vaya panda de niñas,nadie se creería que tienen todas veinticinco años.
−Espera, ¿estás diciendo que todas esas, incluso la pequeña, tienen veinticinco años?
−Así es. ¿Qué pensabas, que éramos más jóvenes?
−Pues si, aparentais ser adolescentes todas, igual tú un poco mayor que ellas, pero uno o dos años más a lo sumo y la más baja uno o dos menos.
−Pues no, todas tenemos veinticinco años, pero por temas del desarrollo nos hemos quedado asi. Aun asi gracias por el halago de decir que aparentamos ser mucho más jóvenes.
−Ante todo la caballerosidad. Y ahora, yendo al grano, ¿a qué habéis venido realmente?
−Pues a lo que han dicho ellas, a eliminaros, pero es que es súper aburrido y no va con nosotras. Igual Yanko y Kuuko lo podrían hacer, pero las otras, especialmente yo, lo dudo. Si quieres podemos irnos por ahí a tomar unas copas y a conocernos mejor, asi yo contaría como que he conseguido mi misión y tu no tendrías que lidiar con todas ellas.
−Podría pensarlo, pero es que sería traicionar a mis compañeros y no soy asi, lo siento -dijo Ford mientras se ponía en posición defensiva.
−Tranquilo, no voy a hacerte nada, me quedo aquí observando a las otras, no se desmadren.
En el mismo momento que Okaako se acercaba a Ford, Kuuko se acercó tranquilamente hacia Sunset y Applejack. Al llegar cerca de ellas se paró, hizo una reverencia y sacó una guadaña más grande que ella y se puso a atacarlas a las dos metódica y calmadamente mientras les decía:
−Por favor, permitid a Kuuko que os mate, que es muy cansado para Kuuko manejar este arma.
−Y una mierda me voy a dejar matar-dijo Sunset mientras esquivaba todos los ataques de la niña.
−Lo mismo digo, tengo demasiadas cosas que hacer, aparte, ¿que hace una niña pequeña como tú blandiendo un arma así como si nada?- añadió AJ a lo que había dicho Sunset.
−Kuuko no es una niña pequeña, Kuuko tiene veinticinco años, pese a que no los aparente.
−¿CÓOOOMO?-dijeron las dos al unísono sorprendidas cuando dijo esto-. ¿Estás diciendo que tienes más años que yo a pesar de ser notablemente más baja?- añadió Sunset.
−Así es, como mis hermanas, todas tenemos veinticinco años.
−Eso es imposible. Una de dos, o todas sois mellizas o sois hijas de diferentes padres y salvo dos de ellas no os parecéis en nada.
−Kuuko no miente, todas hermanas y todas veinticinco años. No uséis juegos mentales con Kuuko, que no funcionarán.
−No estamos usando trucos mentales, solo estamos diciendo la verdad, es imposible que seáis hermanas, como mucho compañeras-dijo Sunset mientras seguía esquivando los envites de Kuuko.
Dos minutos después de haber empezado la discusión Tsunko y Yanko...
−Señoritas, creo que deberíais dejar la discusión porque, como he dicho, esto no va a llevar a ninguna parte. Aunque las dos sois atractivas, mi corazón ya tiene dueña y no pretendo separarme de ella por nadie, ni siquiera con amenazas a mi integridad física.
−A ver si me ha quedado claro-dijo Yanko mientras ponía una mirada que más que congelarte el alma parecía que te la haría pedacitos finos-. ¿Estás diciéndonos que hagamos lo que hagamos no nos vas a corresponder a ninguna de las dos?
−Así es-dijo McDohl mientras se alejaba lenta pero constantemente de ellas.
−Bueno Tsunko, tú decides. ¿Cómo lo prefieres, como una estatua de hielo o como una marioneta disecada?
−Es que preferiría quedármelo asi, más achuchable y tal.
−¿Qué pasa, que prefieres que te haga una de esas cosas a ti y a él coja y me lo lleve con una bonita cadena por el cuello?
−¿No te he dejado claro que él es mío, que tú no tienes ni voz ni voto?
−Creía que ya te había dejado claro que él es mío, digas lo que digas y hagas lo que hagas-dijo Yanko mientras sacaba dos agujas de 50 centímetros de longitud de debajo de su falda.
−Ya estamos, como no logras lo que quieres te pones violenta, como siempre-dijo Tsunko mientras materializaba dos katanas hechas completamente de llamas.
−j*der, ya estamos otra vez así-dijo Okaako a Ford-. Discúlpame un momento y siento lo que va a pasar en breve. Tsunko, Yanko, venid aquí ahora mismo-dijo Okaako con voz de mando a sus dos hermanas, que le hicieron caso inmediatamente- ¿A qué hemos venido?
−Perdónanos hermana, no se volverá a repetir.
−Las dos queréis quedaros con el humano ese, ¿verdad?
−Eh, que tengo nombre, me llamo McDohl, que no es muy halagador que me llamen “ese” o “el humano”.
−Gracias, repito, las dos queréis quedaros con McDohl, ¿verdad?
−Así es-dijeron ambas al unísono.
−Pues noqueadlo o noquead a todos y dejar de discutir.
−Vaaale hermana, ahora vamos...
Inmediatamente las dos hermanas se prepararon para atacar a McDohl, mientras Himeko atacaba y era esquivada por Marco y Kuuko seguía con su implacable asalto sobre Sunset y AJ y Okaako se ponía a atacar con una lanza a Ford.
Al ver la situación a McDohl se le ocurrió una idea y decidió hacer uso de dos de las capacidades que les habian dado.
−Por favor, ¿me dais un momento para que me prepare mentalmente para lo que va a venirme?
−Diez segundos, no te damos más.
Inmediatamente McDohl se puso a cuatro patas y se puso a pensar en Macdolia, causando que se transformara en ella. Al ver esto tanto Tsunko como Yanko se quedaron flipadísimas y sin poder decir nada.
−Vale, ya está la primera parte, ahora la parte difícil-pensó para si mismo.
Tras esto activó la telepatía que les habían dado y rezó por que pudiese usarla con todos los que tenía cerca, cosa que sí pudo.
−Chicos y chicas, se me ha ocurrido una manera de derrotarlas, pero las necesito a las cinco juntas, ¿podéis moveros de tal manera que se junten todas?
Solo decir eso todos asintieron mentalmente y empezaron a moverse tal y como Macdolia les había pedido. Al cabo de unos minutos consiguieron su objetivo y juntaron a las cinco hermanas en el mismo punto, más o menos. En ese momento Macdolia se tocó la cutie mark, de la cual le salió un reloj con cadena y usó esta para atar a las cinco hermanas juntas, justo antes de ponerse a galopar hacia ellas y gritar:
−¡Applejack, coz conmigo!
Solo decir esto la yegua se puso a correr hasta ponerse a la altura de Macdolia y cuando llegaron donde las cinco les propinaron una coz, a la vez que Macdolia recuperaba su reloj, que las mandó a las cinco a volar cual Team Rocket en un capítulo de Pokémon.
Continuará en el próximo capítulo de este grupo.