Capítulo 18
De vuelta y al trabajo
-Anda, Lyra… cuánto tiempo.
-¿¡Lo ves como sí, lo ves!?
-Sí, lo veo, y no chilles, Spike está dormido…
-¡Tenía razón, siempre la tuve! ¡Me debes una disculpa!
-Sí, vale, lo siento por ser tan cabezona ¿contenta?
-¡Del todo!
-Genial… aunque me sorprende verte a estas alturas, Frank apareció hace casi ya un año y medio…
-¡Y es por eso que he estado tan ausente! ¿Puedo pasar?-inquirió ella, sonriendo alegremente.
Lyra Heartstrings, quizás la poni más alocada e inquieta de toda Ecuestria; Twilight la conocía casi desde pequeña, ya que fueron juntas a la escuela de magia de Canterlot y fueron compañeras de clase. Mientras que ella tendía a ser más abierta y social, Twilight tan solo limitaba su relación como meramente académica, y nada más. Desde que pasó a vivir al pueblo, se sorprendió gratamente encontrarse con ella allí. Resulta que, después de acabar el curso, decidió irse a vivir a Ponyville con una amiga confitera que tenía una tienda cerca de la plaza. Y aunque había estado estudiando con ella magia, su verdadero talento y pasión era la música, sobre todo tocando su lira. Pero lo que más destacaba de ella era su amor por la mitología, ya que gran parte de su familia es descendiente de famosos mitólogos.
-Sí, claro, pasa…-asintió ella, haciéndose a un lado.
La unicornio turquesa entró en el vestíbulo, llevando unas holgadas alforjas; su marca de belleza era una lira amarilla, su crin y cola poseía destellos blanquecinos que complementaban un color azul clarito muy suave. Sus ojos eran amarillos.
-Me alegro de volver a verte, por cierto… ah, y enhorabuena por tu ascenso, ahora eres toda una mandamás…
-Tú también no, por favor…
-¿Qué? Después de todo, es verdad… por cierto, ahora que te miro mejor ¿has crecido acaso? Te veo más alta…-observó Lyra, mirándola con el ceño fruncido.
-¿Qué? ¿Más alta?
-Sí, desde luego, unos centímetros más, mira.
La unicornio turquesa se colocó delante de ella, para comparar, y entonces pudo ver mejor a lo que se refería; realmente había crecido ligeramente, antes eran de la misma altura, ahora Twilight la sacaba unos pocos centímetros. ¿Cómo no se había dado cuenta hasta ahora?
-Curioso… pero bueno, no he venido por eso, estoy aquí por un acontecimiento de suma importancia para la mitología ecuestriana…-murmuró ella, dirigiéndose a la mesa de la sala de lectura.
-Lyra, ese acontecimiento ocurrió hace ya un año y medio…
-Lo sé, y he estado muy activa desde entonces, es por eso por lo que no me has visto… hasta ahora.
-¿Y qué te ha tenido tan activa, si se puede saber?-inquirió Twilight, genuinamente curiosa.
-He estado recorriendo toda Ecuestria y mirándome de arriba abajo toda la colección privada de mi bisabuelo, supongo que lo conocerás…
-Claro, Mythic Heartstrings, el mitólogo más importante de la pasada generación… entonces has estado en Trottingham…
-¡Efectivamente! He estado encerrada los últimos meses en su biblioteca privada tratando de encontrar algo que sostuviera lo que incluso él llegó a teorizar hace ya más de cincuenta años…
Ante eso, Twilight abrió mucho los ojos, comprendiendo sus palabras.
-Espera, espera ¿quieres decir que sabes lo que puede ser Frank?
Ante eso, Lyra esbozó una confusa mirada, no muy segura de querer afirmarlo tajantemente, pero finalmente murmuró.
-Bueno… sí y no.
-¿Sí y no? ¿Qué significa eso de sí y no?
-Saber lo que es exactamente Frank, no lo sé, pero he encontrado algo que evidencia que llegó a existir en algún momento y lugar una criatura similar o parecida a él. Mira, tienes que ver esto.
La unicornio turquesa vació sus alforjas, dejando a la vista un buen montón de pergaminos llenos de información; los estuvo revolviendo por un momento y cogió uno en concreto, junto con el que había estado sosteniendo todo el rato.
-Este dibujo lo encontré por casualidad entre una maraña de información desordenada e inconexa; al principio pensé que pudiera ser falso, pero mira estas notas de mi bisabuelo-indicó Lyra.
Twilight se acercó y empezó a leer con detenimiento.
A lo largo de las generaciones, Ecuestria ha destacado por ser un país lleno de una biodiversidad muy variada y cambiante, la cual se ha ido desarrollando casi a la par de los ponis que la habitan; y como todo lugar con unas costumbres y tradiciones muy arraigadas, los mitos y cuentos también han ido evolucionando a lo largo de todos esos años.
En toda mi carrera como mitólogo, he visto y oído un montón de historias y leyendas sobre criaturas de todo tipo nunca antes vistas por los ponis; muchas de ellas se han ido asentando en esta tierra con el paso del tiempo, mientras que muchas otras han sido "importadas" desde el otro lado del mundo conocido.
Pero ninguna de ellas ha sido tan difícil de rastrear como la del primate primigenio, como a mí me gusta llamarlo; nunca había visto nada igual, ni siquiera se asemeja lo suficiente a los primates que habitan las selvas de la Poninesia, más allá de las tierras de los dragones. El origen de esta extraña criatura se pierde en la inmensidad de la nada, y ni siquiera yo he sido capaz de dar con él, pero hay pruebas fehacientes de que llegaron a existir alguna vez, en un tiempo distante, o en un lugar inexplorado. Lo que tengo es una copia de un original que, lo más probable, se haya perdido o extraviado pero, a todos los efectos, es una prueba al fin y al cabo; el dibujo nunca ha sido uno de mis puntos fuertes, pero conseguí realizar un calco casi exacto de aquel dibujo que una vez llegué a ver con mis propios ojos. Posee una fisionomía muy parecida a la de los primates, pero al parecer se yerguen sobre dos patas (curiosísimo, por cierto) y poseen dos brazos muy similares. Las diferencias y similitudes, sobre todo las similitudes, son los detalles que más me llaman la atención; ¿podríamos dar por sentado que se trata de una raza evolucionada de los primates que no llegó a alcanzar las etapas de desarrollo, o bien tan solo es una criatura mitológica sin base científica ni racional? Podría ser cualquier cosa, pero mi instinto de mitólogo me dice que, de alguna forma, estos primates "sobredesarrollados" llegaron a existir en algún momento no identificable de la historia. Quizás el tiempo me acabe dando la razón. Aunque, por desgracia, yo no soy inmune al tiempo. Puede que sólo las princesas lleguen a ser testigos de tales afirmaciones. Y entonces, sólo entonces, podremos saber con certeza si, alguna vez, llegué a tener razón.
-Vaya, pero esto… afirma casi categóricamente que existieron…
-Casi, sí, pero no fehacientemente. Es una pena que mi bisabuelo no pudiera llegar a verlo por sí mismo…-murmuró Lyra, melancólica.
-¿Llegaste a conocerlo?-inquirió Twilight, curiosa.
-Qué va… llegué a ver fotos de él, pero nunca lo conocí. Me hubiera encantado hacerlo…
Twilight se quedó callada, repasando el escrito entre líneas y mirando el dibujo al mismo tiempo; teniendo en cuenta las palabras del señor Heartstrings, supuestamente Frank era descendiente de una rama de los primates que llegó a alcanzar un nuevo peldaño en la escala de la evolución. Basándose en el dibujo, era hasta obvio afirmarlo, puesto que eran muy similares entre sí. Era una posibilidad muy remota, aunque Twilight sentía que Frank podría no ser el mismo primate primigenio que el señor Heartstrings defendía, al menos en cuanto a tiempo y lugar se refería; Frank apareció de buenas a primeras en su mundo, sin una explicación aparente, y acompañado de un disco de vinilo de un tal Frank Sinatra. Sin duda alguna, el primate primigenio estaba relacionado con él, pero no en cuanto a lugar se refería. Si alguna vez llegó a existir el primate primigenio en algún punto de la historia, Frank no pertenecía a esa raza que, a efectos prácticos en su mundo, habría estado extinta hace millones de años.
-Está usted muy callada, alteza ¿en qué piensa?-inquirió Lyra, divertida.
-Te agradezco que me hayas traído todo esto, Lyra, aunque he estado pensando… si este primate primigenio, como lo llamaba tu bisabuelo, hubiera llegado a existir en nuestro mundo ¿tendría sentido que Frank perteneciera a esa raza, ahora extinta?
Frente a eso, la unicornio turquesa se quedó callada, rumiando sus palabras.
-Vaya, buen punto, no se me había ocurrido pensar en eso…
-Está claro que no, pero lo bueno de todo esto es que tengo una nueva pista… gracias, Lyra, de verdad, ahora puedo retomar mi investigación…-agradeció la princesa con gesto solemne.
-Ah ¿estabas investigando tú también?
-Sí, encontré un supuesto cuento de la época preclásica en la sección restringida del Archivo Real de Canterlot y partí de ahí, pero al parecer no es del todo fidedigno, por lo que pausé la investigación.
-¿Un cuento dices? ¿Podría verlo?-pidió Lyra.
-Claro.
Siempre guardaba a mano la copia que ella misma llegó a hacer del original, por lo que la sacó y se la enseñó; Lyra lo leyó atentamente, sin saltarse ni una sola coma y asimilándolo por el camino. Una vez que terminó, se pronunció.
-Vaya ¿en serio dices que esto no es fidedigno? A mí me parece una pista importante…
-A mí también me lo pareció, pero piensa por un momento de esta forma; se supone que este cuento es de la época preclásica, por aquel entonces Ecuestria no estaba formada, y aun así, hay ponis en él. Otro detalle importante que no casa es el bosque, tal y como aparece en el cuento tiene pinta de ser un bosque de clima entre templado y subtropical húmedo, no hay bosques de ese tipo aquí en Ecuestria-la explicó Twilight.
-Ya, bueno, pero aun así…
-Todo esto me lo explicó Over Seeker, el famoso aventurero ¿lo conoces?
-¿Seeker, dices? Por supuesto, es el autor de la Gran Enciclopedia Fantástica Ecuestriana…-asintió Lyra.
-El mismo… acudí a él buscando su consejo y ayuda y, gracias a él, pude confirmarlo; lo más probable es que ese cuento sea una invención lejana en el tiempo, nada más…
-¿Y ya está? No sé yo, pero me parece demasiado preciso con los detalles como para ser una simple invención…
-Lo sé, yo también lo pensé, pero realmente no hay por dónde cogerlo… aunque los apuntes de tu bisabuelo dicen muchas más cosas, quizás pueda partir de ellos y retomar la investigación…
Por un momento las dos se quedaron en silencio, cada una mirando los diferentes documentos y pensando en sus propias cosas; varios segundos de silencio condicionaron todo lo demás, antes de que ambas yeguas dijeran casi simultáneamente.
-¿Te importa que haga un copia?
Se miraron brevemente antes de echarse a reír; fue en ese momento cuando Twilight se dio cuenta del tiempo que llevaba sin verla, y se alegró mucho de volverlo a hacer.
-Sí, por supuesto, puedes quedarte con ese si quieres, tengo más copias hechas.
-Genial… te dejo los apuntes de mi bisabuelo, pero devuélvemelos en cuanto puedas ¿vale?
-Claro, descuida. Algo me dice que esto le podría interesar tanto a Zécora como a Seeker ¿quieres venirte mañana conmigo y unirte al grupo? Nos vendría muy bien tener a una mitóloga como tú a bordo…-la sugirió la alicornio lavanda.
-Oh ¿podría?
-Claro, cuantos más seamos, más posibilidades habrá de descubrir algo nuevo…
-Está bien… ¿para cuándo seria?
-Mañana mismamente, podemos visitar a Zécora para que ella opine sobre los apuntes de tu bisabuelo… también puedo escribir a Seeker para que se venga…
-Vale, pues nos vemos mañana.
Sin ni siquiera darse cuenta, ya era la una de la madrugada y ella seguía levantada, por lo que lo dejaron ahí; se despidió de Lyra, la cual le dejó consigo los pertinentes apuntes, y se fue a la cama de seguido. Mañana sería un nuevo día. Y la investigación tan solo esperaba.
Twilight despertó sintiéndose con fuerzas suficientes como para ir hasta el otro lado del mundo conocido con tal de descubrir lo que era Frank; pero ella misma sabia por experiencia que de poco sirve construir castillos en el aire si luego la realidad es bien distinta, por lo que optó por algo más sencillo. La investigación sobre el origen de Frank se retomaba después de todo ese tempo parada, y eso la daba más motivos para despertarse con ganas de afrontar el día con alegría y dinamismo.
Desayunó junto con Spike con calma, mientras iba repasando su agenda de ese día.
-Veamos, hoy tenemos la mañana libre, estupendo… me iré con Lyra a visitar a Zécora, así que no me esperes para comer si ves que no llego.
-Está bien…
-Y luego, por la tarde, clase de protocolo y etiqueta… genial, así podré decirle a la prin… digo, a Celestia, que he retomado la investigación…
-Suena como un buen plan…-murmuró Spike.
-Desde luego que sí… vaya, que animada me he levantado…-asintió la alicornio lavanda, sin ocultar su entusiasmo.
En cuanto terminó de desayunar fue a hacer su cama y preparó sus alforjas para llevarse las cosas que necesitaría; hizo mano tanto de varios cartuchos de tinta como de plumas de sobra y pergamino suficiente, además de varios libros de referencia por si se la presentaba la ocasión. Una vez que lo tuvo todo listo se despidió de Spike y partió hacia la casa de Lyra para ir a recogerla; ésta se encontraba cerca de la plaza, en el mismo edificio donde se ubicaba la tienda de caramelos de Bon Bon. De hecho, fue esta quien la abrió después de llamar a la puerta.
-Hola Bon Bon, he venido a por Lyra, hemos quedado para ir de visita al bosque Everfree con Zécora.
-Ah, hola Twilight, pasa-la indicó la confitera.
Nunca antes había estado dentro de la casa de Lyra y Bon Bon, por lo que prestó especial atención a los detalles; un dulce olor provenía de la cocina, revelando que Bon Bon había estado preparando más de sus famosos caramelos y bombones. Twilight trató de darla conversación, pero no parecía estar muy animada esa mañana.
-Lyra saldrá enseguida, se está preparando.
-Ah, bien… ¿cómo te va todo, Bon Bon?
-Bien, no me quejo… el negocio va bien, la vida va bien… todo me va bien.
La alicornio lavanda notó cierto deje de cansancio en su voz, quiso preguntarla, pero prefirió dejarlo así. No se hablaba con ella más allá de los típicos saludos o conversaciones casuales cuando iba de compras a su tienda, y tampoco tenía tanta confianza con ella como la tenía con Lyra. Al poco rato, ésta apareció de improviso por la puerta del salón.
-¡Estoy lista! ¡Ah, hola Twilight!-la saludó ella al verla.
-Hola, Lyra ¿nos vamos?
-¡Claro! ¡Nos vemos luego, Bon Bon!-se despidió la unicornio turquesa.
-Hasta luego…
Bon Bon ni siquiera las acompañó hasta la puerta, lo que escamó a Twilight un poco más; de camino hacia el bosque, Twilight decidió sacar el tema.
-¿Qué la pasa a Bon Bon? La he notado un poco apagada…
-¿Ah, sí? La verdad es que no me he fijado, llegué justo ayer por la noche y apenas he tenido tiempo de asentarme del todo…-murmuró Lyra.
-Pues sí, es como si… algo la molestara.
-Bueno, ya hablaré con ella cuando vuelva.
Durante todo el paseo estuvieron hablando de todo un poco, Lyra comentó cómo fue su viaje por toda Ecuestria y los últimos meses en casa de su bisabuelo; el origen su familia se encontraba en Trottingham, en una villa palaciega a las afueras de la ciudad. Y es que, aunque no lo pareciera, la familia de Lyra pertenecía a la aristocracia de ese lado de Ecuestria, aunque la propia unicornio turquesa nunca había alardeado de ello ni nada parecido. Aun a pesar de sus orígenes aristócratas, ella nació y creció en Canterlot. Y, al final, por caprichos del destino, y de una forma muy similar a la de Twilight, acabó viviendo en Ponyville junto con Bon Bon, a la que conoció al poco de llegar.
-Pero bueno, ya te he contado cosas, ahora te toca a ti ¿Qué tal estás tú? ¿Cómo llevas eso de ser princesa y todas esas cosas?-inquirió Lyra, curiosa.
-Bueno, ahí van, voy poco a poco, la princesa Celestia me está enseñando todo lo que tengo que saber acerca de protocolo y etiqueta…
-Suena un tanto aburrido…
-Un poco, pero es necesario que lo sepa ahora que soy una princesa… necesito saber cómo comportarme en determinadas situaciones y cómo dirigirme a los demás…
-Ya veo… ¿y hasta ahora, qué has hecho como princesa?
Ante eso, Twilight se quedó un tanto cortada, puesto que, en términos prácticos, no había llegado a hacer nada relevante. Aun así, salió al paso con lo más reciente.
-Asistí a la celebración del Sol de Verano junto con las princesas Luna y Celestia, colaboré un poco en el proceso…
-Ajá… qué pena no haber podido estar ahí, debió de ser espectacular…
-Sí, no estuvo mal…
El bosque Everfree lucía tan oscuro y siniestro como siempre, pero siguiendo el sendero no había ningún problema; a mitad de camino se tuvieron que desviar para llegar a la cabaña de Zécora, la cual se encontraba iluminada desde el interior. De las dos, Twilight era la que más confianza tenía con la cebra, por la que fue la que llamó a la puerta; aunque, para su sorpresa, abrió otro poni completamente diferente.
-¡Hombre, Twilight, qué sorpresa!
-¡Ah, Seeker! ¿Qué haces aquí?-inquirió la alicornio lavanda, sorprendidísima.
-¡Pues de paso, por supuesto! El día en el que me visitaste me llegaste a comentar que una amiga cebra tuya te llegó a ayudar, he estado investigando por mi cuenta desde entonces y justo hoy he decidido pasarme por aquí… qué casualidad…-explicó el explorador.
-Desde luego… ¿y dónde está Zécora?-inquirió ella, viendo la cabaña vacía.
-Estoy aquí, justo a la hora y sin ninguna demora…-anunció una voz conocida, entrando por la puerta trasera.
La cebra se veía como siempre, y llevaba consigo unas alforjas llenas de hierbas y flores medicinales; tanto Twilight como Lyra entraron en la cabaña, la alicornio lavanda hizo las pertinentes presentaciones.
-Zécora, Seeker, esta es Lyra Heartstrings, una mitóloga amateur amiga mía y música profesional.
-Encantada.
-Espera ¿Hearstrings? ¿No serás por un casual familiar del renombrado mitólogo Mythic Heartstrings?-inquirió Seeker, curioso.
-Pues sí, era mi bisabuelo… es un placer conocerle, señor Seeker-añadió la unicornio turquesa.
-Oh, el placer es mío… ese poni llegó a hacer mucho por la mitología ecuestriana, los de mi quinta bebieron de él y sus fuentes.
Una vez que todos estuvieron ya asentados, Twilight comenzó a introducir el tema y poner al tanto a todo el mundo.
-Muy bien, estamos aquí ya que hemos descubierto una nueva pista gracias a unas notas del bisabuelo de Lyra… ¿podrías mostrarlas, Lyra?
-Claro, aquí están.
La unicornio turquesa puso los papeles sobre la mesa y tanto Zécora como Seeker los estuvieron leyendo detenidamente; el explorador fue el primero en terminar de leerlos.
-Vaya, curioso que estableciera la relación con los primates de la Poninesia… yo también estuve allí hace años, y la verdad, al principio no contemplé esa posibilidad…
-Resulta del todo curioso, desde luego, más algo me dice que esa raza fue víctima de sangre y fuego…-murmuró Zécora, cavilando en voz alta.
-¿Y eso por qué, Zécora?-inquirió Twilight, curiosa.
-De la Poninesia poco o nada sé, más estoy segura de ello, puesto que así lo vislumbré.
Todos miraron atentamente a la cebra, Seeker fue el primero en pronunciarse.
-Resulta curioso ver a una cebra aquí en Ecuestria, aunque si algo llegué a saber de mi único viaje a Zebraica, es que poseéis una magia muy distinta a la de cualquier otro poni de esta tierra…
-Así es, en efecto, y la adivinación y predicción es una de las tantas disciplinas que me enseñaron en adición. Del pasado y futuro, sin apenas distinción, puedo llegar a saber incluso la más pequeña acción-asintió Zécora.
-¿Y puedes llegar a saber así sin más si esa raza de primates primigenios llegaron realmente a existir?-inquirió Lyra, llena de curiosidad.
A eso, la cebra no dijo nada, tan solo cogió el dibujo de su bisabuelo y lo puso en la mesa; acto seguido, colocó una serie de velas a su alrededor, varios vasitos de cerámica con inciensos y dibujó una serie de formas circulares en torno al pergamino mientras iba entonando una serie de cánticos a media voz en una lengua extranjera. A Lyra la puso la curiosidad y le preguntó a Seeker en susurros.
-¿Qué está cantando?
-Es una especie de ritual que sirve de llamada, mi suajili anda un tanto desfasado desde la última vez…
En cuanto terminó de dibujar, Zécora siguió cantando a media voz, moviendo sus cascos lentamente por encima del pergamino y con los ojos entrecerrados.
Tras unos pocos minutos más en esa pose, finalmente abrió los ojos y se pronunció.
-Apenas lo puedo vislumbrar, pero lo que es seguro, es que con los ponis llegaron a contactar. Muy atrás en el tiempo, o mucho antes quizás, pero con seguridad no lo puedo asegurar.
-Muy atrás en el tiempo… podría ser cualquier era o periodo en ese caso. Aunque me llama la atención, si tan distantes en el tiempo se encuentran ¿cómo es que ni siquiera las princesas saben lo que es?-se preguntó Lyra, en voz alta.
-Las princesas tienen muchos años en su haber, han vivido muchísimo más tiempo del que aparentan; según Zécora, este primate primigenio viene de mucho tiempo atrás y, además, en algún momento se llegó a extinguir… ¿no eres capaz de poner alguna fecha en concreto, Zécora?-inquirió Twilight.
-Se pierden más allá de la inmensidad del pasado, ni siquiera yo puedo concretar nada más acertado-negó la cebra, con pesar.
-En ese caso, seguimos sin pistas que apunten a algo en concreto… pero bien podemos tirar por lo que ya tenemos-comentó en ese momento Seeker.
-¿Y qué sugieres?-quiso saber la alicornio lavanda, curiosa.
-Volver a la Poninesia, hacer una investigación sobre el terreno y tratar de buscar pistas allí partiendo de lo que sabemos. Que Mythic haya relacionado a los primates con lo que quiera que sea Frank, nos da una idea aproximada de lo que estaba pensando. Lyra ¿qué más encontraste en casa de tu bisabuelo?
-Muchas notas más sin ordenar ni clasificar, pero lo poco que encontré fue ese dibujo y esas notas en sí.
-En las notas comenta que hizo un calco del dibujo original, el cual se encuentra perdido o extraviado… si pudiéramos reubicar ese dibujo original, sería una gran oportunidad de averiguar más cosas…-comentó Twilight, releyéndolas.
-En cualquier caso, no haremos gran cosa si nos limitamos sólo a Ecuestria… podemos intentar sacar más detalles de las notas de Mythic, pero lo más inmediato y seguro es ir a la Poninesia, sólo así tendremos la oportunidad de obtener algo fiable-murmuró Seeker.
-Estoy de acuerdo, aunque… ahora mismo no sé si podría ir a la Poninesia así sin más, hace poco que soy princesa, no sé si la prin… digo, Celestia, me dejaría hacer un viaje tan largo…-pensó la alicornio lavanda en voz alta.
-No tienes por qué salir inmediatamente, bien puedo adelantarme yo primero y tantear el terreno… recuerda que yo mismo estuve allí hace ya varios años.
-Lo sé, Seeker, aun así… bueno, bien puedo intentar hablarlo con ella…
-Por mi parte siempre podéis contar, nunca he tenido problemas en cuanto a viajar-añadió Zécora, esbozando una grata sonrisa.
La reunión se prolongó unos cuantos minutos más hasta que, cerca de la hora de comer, dieron por zanjado el asunto, al menos por el momento; Twilight, Lyra y Seeker se despidieron de la cebra, volviendo juntos al pueblo en dirección hacia la salida.
-Vaya, Lyra, si no hubiera sido por ti estaríamos sin pistas… gracias por arrojar un poco de luz al caso…-murmuró Twilight, mientras volvían.
-Ah, no ha sido nada, algo me decía que necesitarías mi ayuda… además, por una vieja amiga, lo que sea…-añadió ella, guiñándola un ojo de forma confidente.
Una vez fuera del bosque, Seeker se despidió de ellas.
-Bueno, yo me retiro ya, tendré que empezar a prepararme para ese viaje a la Poninesia… estaremos en contacto, Twilight.
-Muy bien Seeker, nos vemos.
El pegaso hizo un gesto con un casco y alzó el vuelo, dirigiéndose hacia el este; ambas yeguas le siguieron con la mirada hasta que se perdió más allá de las copas de los árboles del bosque Everfree.
-Bueno pues… eso es todo ¿no?-inquirió Lyra.
-Sí, por ahora… venga, vayamos a comer por ahí, yo invito, y no admito un no por respuesta-añadió Twilight.
-Siempre consigues convencerme, Twilight…-murmuró la unicornio turquesa.
A eso, ambas yeguas se rieron con fuerza, mientras se dirigían hacia el centro del pueblo.
La comida pasó entre conversaciones de todo tipo, recordando primero los viejos tiempos en la escuela de magia de Canterlot, y luego yéndose por otros derroteros; en un momento dado, Lyra comentó.
-¿Sigues soltera, Twilight?
-Ah, sí, bueno, ahora que soy princesa pues apenas tengo tiempo de casi nada…-murmuró la aludida, sin poder evitar enrojecer ligeramente.
-Oh, vamos, eso no te lo crees ni tú, es ahora cuando te saldrán sementales hasta de debajo de las piedras, cualquiera querría dar un braguetazo con una princesa… espera ¿eso no lo hizo tu hermano ya?
-¡Lyra!-exclamó la alicornio lavanda, muerta de vergüenza.
-¿Qué? Si es verdad, anda que menudo partido se llevó la princesa Cadance…
-¿Podemos hablar de otra cosa, por favor?-pidió Twilight, tratando de esconder su roja cara tras la carta.
-¿Por qué te cortas tanto? Es un tema como otro cualquiera, no veo qué tiene de malo…
-Lo sé, es sólo que… no he encontrado al poni apropiado…-murmuró la princesa, con voz queda.
-Ah, ya veo, estás esperando a tu príncipe azul ¿eh?
-Lyra, déjalo ya…
En ese momento llegó el camarero para tomar nota y cada una pidió lo suyo; en cuanto se retiró con el pedido, Lyra retomó la conversación.
-Siempre has sido tan sencilla de chinchar, Twilight…
-Mira, me has recordado por qué no me juntaba con la gente…
-Oh, vamos, no seas así, me alegro de ver que ahora has cambiado y todo eso, pero sigues siendo tan reprimida como cuando éramos pequeñas. Tienes que soltarte, Twi, hacer alguna que otra locurilla, lanzar una cana al aire…-la sugirió Lyra.
-Todo eso que dices estaría muy bien, y quizás lo haría, si no fuera porque ahora tengo un título real y obligaciones de peso…
-¿Y eso que tiene que ver? sigues siendo una poni después de todo ¿no? salir con tus amigas está bien, pero deberías hacer como yo y disfrutar de la vida… después de todo, una princesa también puede disfrutar de la vida ¿no?
Ante eso, Twilight no dijo nada, quedándose un tanto pensativa; miró a Lyra por un momento, rumiando todo lo que la dijo.
-Bueno… supongo que sí…
-¡Así se habla! Uno de estos días, cuando no estemos investigando, podemos salir las dos juntas… que se vengan tus amigas también si quieren-la sugirió Lyra.
-Está bien, se lo comentaré.
Poco después llegó el camarero con los pedidos y estuvieron comiendo mientras hablaban entre medias. Una vez que terminaron, Twilight acompañó a Lyra hasta su casa antes de irse.
-Bueno, yo después tengo clase de protocolo y etiqueta, por lo que estaré ocupada…
-No te preocupes, ya te llamaré un día de estos.
-Muy bien. Me alegro de volver a verte, Lyra…
-Y yo también, Twilight… chao.
Las dos se despidieron y la unicornio turquesa entró en su casa, cerrando la puerta tras de sí; fue hasta su habitación para dejar sus cosas y, mientras ordenaba un poco, oyó una serie de pisadas resonando tras ella.
-Te parecerá bonito… más de seis meses sin verte y, cuando vuelves, me ignoras…
Lyra se dio la vuelta y murmuró.
-¿Qué dices? ¿Cómo voy a ignorarte?
-¿Ah, no? Llegaste ayer de madrugada y ni saludaste…
-Estabas dormida y no quería despertarte…
-Y esta mañana te vas precipitadamente, sin ni siquiera darme los buenos días, y yéndote de pingoneo con la princesa…
-Twilight me invitó a unirme a su grupo de investigación… oh, vamos Bon Bon, no seas tan cabezona…
-No, si ya veo que te gusta pasar más tiempo con cualquier otro poni que conmigo…-la espetó la confitera, dándose la vuelta sin ni siquiera mirarla.
Ante eso, Lyra esbozó una tonta sonrisa y murmuró.
-Bon Bon… ¿estás celosa?
La aludida se dio la vuelta, con la cara enrojecida, y soltó.
-¿¡Qué dices?! ¡Por supuesto que no estoy celosa!
-Estás celosa…
-¡Para nada, calla!-exclamó la poni de tierra, dándose la vuelta otra vez.
Lyra rio por lo bajo al tiempo que se acercaba a ella, Bon Bon trató de ignorarla de nuevo, pero apenas funcionaba. La unicornio turquesa la abrazó por detrás y murmuró.
-Sabes que tú eres mi dulce caramelo… y no hay ningún otro caramelo igual de dulce que tú…
-¿Eso ha sido un chiste malo o me estas tirando los tejos?-inquirió Bon Bon, alzando una ceja.
-Las dos cosas.
La poni de tierra se dio la vuelta sin romper el abrazo, esbozando una grata sonrisa, al tiempo que Lyra la respondía el gesto con otra sonrisa igual o más grata aún. Sin decir nada más, las dos se fundieron en suave beso en los labios que mantuvieron durante unos largos e interminables segundos. Bon Bon fue la primera en romperlo para hablar.
-¿Sabes que te he echado mucho de menos? Sobre todo en mi cama…
-Pues habrá que arreglar eso ¿no?-inquirió Lyra, con una sonrisita picarona.
Bon Bon se rio tontamente y las dos se dirigieron hacia allá entre beso y beso. Afuera, el sol despuntaba en lo más alto del cielo.
Aunque Twilight siempre se había considerado una poni atenta, aplicada y metódica en cuanto a estudios se refiere, había cosas que incluso para ella resultaban extremadamente aburridas; y el cómo y cuándo usar los cubiertos adecuados en la mesa eran una de esas cosas. Aun así, tragaba con lo que había, se reprimía los bostezos como buenamente podía y trataba de aprender todo lo que Celestia la enseñaba.
-Las cucharillas del postre siempre van arriba y son las últimas en usarse. No deben confundirse con las del café, que van un poco más abajo…
En algunos momentos, Twilight echaba de menos su vida sencilla en la biblioteca; pero enseguida se reponía, animándose a ella misma en su nueva vida como princesa. Estaba convencida de que sería divertida e incluso excitante.
-Las copas se disponen de forma horizontal, la más alta es la del vino, y la más baja es la del agua y otras bebidas menores; la más delgada se usa para brindar con cava.
Sin embargo, como todo el mundo, hasta ella tenía sus límites; finalmente no pudo más y dejó escapar un lánguido bostezo que trató de disimular por todos los medios, sin quedarla tan discreto como a ella la hubiera gustado. Celestia lo vio e inquirió.
-¿Qué pasa, Twilight? ¿No has dormido?
-No… bueno, sí, pero es que ayer por la noche volvió una amiga de viaje y me quedé hasta las tantas despierta… lo siento, prince… digo, Celestia…
-¿Ah, sí? ¿Y quién era exactamente para tenerte en vela tanto tiempo?-preguntó la alicornio blanca, curiosa.
-¿Te acuerdas de Lyra Heartstrings? Íbamos juntas a la misma clase en la academia…
-¿Heartstrings? Sí, creo que sí… ¿no era una unicornio turquesa de ojos amarillos y un lira por marca de belleza?
-La misma…
-Ah, sí, ya sé quién es… ¿y dices que estaba de viaje?
-Sí, por toda Ecuestria… gracias a ella he podido retomar la investigación sobre el origen de Frank…-anunció Twilight.
-¿De veras? Bueno, ahora me lo cuentas, terminemos primero con los cubiertos-indicó Celestia.
-Es verdad, perdona…
Tras esa breve pausa retomaron la lección y, en cuanto esta acabó, Celestia decidió dar por terminada la clase de ese día.
-Lo dejaremos por hoy, mañana seguiremos con las celebraciones y recepciones… vamos a tomar el té con mi hermana y así nos explicas lo que habéis hablado.
Mientras se dirigían hacia una salita del té del tercer piso, estuvieron hablando un poco.
-¿Te vino bien usar la antigua biblioteca de mi antiguo castillo?-inquirió Celestia.
-No encontré nada acerca del cofre, pero mis amigas y yo hemos decidido llevar un diario como lo hicisteis tú y tu hermana antiguamente…
-Ah, encontrasteis nuestro viejo diario… fue idea de mamá, aunque dejé de escribir después del destierro…
Tras esa frase, la alicornio blanca se quedó muy callada, por lo que Twilight prefirió dejarlo así. Una vez en la salita estuvieron esperando a Luna, la cual se presentó al poco rato cargando con su magia a Frank.
-Buenas tardes… saluda, cariño-indicó ella a su hijo.
Frank agitó una garra y saludó tanto a Twilight como a su tía.
-¡Tuala! ¡Cewestia!
Las aludidas se rieron ante la dulzura del pequeño, saludándolo a él también; Luna se tumbó frente a ellas en un sofá y dejó a Frank entre sus patas.
-¿Cómo llevas las clases, Twilight?
-Ah, pues muy bien, tu hermana me está enseñando todo lo que tengo que saber…
-Eso es bueno… me han comentado que tienes algo que decirnos…-recordó Luna.
-Ha conseguido retomar la investigación sobre el origen de Frank-asintió su hermana.
-¿De veras?
-Sí, sobre todo gracias a una vieja amiga mía…
Tras eso, Twilight pasó a explicarlas todo lo que había descubierto esa misma mañana, junto con todos los comentarios tanto de Seeker como de Zécora; mientras tanto, el servicio las sirvió el té junto con un surtido variado de pastitas. Una vez que terminó, Luna fue la primera en pronunciarse.
-Primate primigenio… si te soy sincera, no me gusta cómo suena eso…
-La comprendo perfectamente, después de todo es un simple nombre provisional, además, Frank no se parece ni por asomo a un primate normal…
-Ciertamente, aunque como pista es muy valiosa… yo también he oído hablar de Mythic Heartstrings, fue por eso por lo que me llegué a acordar de tu amiga Lyra…-asintió Celestia, dando un sorbo a su taza.
-¿Y dices que en la Poninesia podríais encontrar más pistas?-inquirió Luna, curiosa.
-Es lo más inmediato que tenemos por el momento, sabemos que el señor Heartstrings encontró ese dibujo original allí, si por un casual éste sigue por ahí, es posible que podamos encontrar de donde salió… aunque para eso, necesitaría ir allí…-comentó Twilight como quien no quiere la cosa, mirando de reojo a su maestra.
Ésta se percató de lo que quería decir y se pronunció de seguido.
-Me temo que eso no sería posible, Twilight, al menos de momento. Las clases aún no han acabado, y además, aún no tienes mucha experiencia como para viajar a un lugar tan remoto. La Poninesia está muy lejos de aquí, mucho más allá de las tierras de los dragones, y hay un largo viaje en barco desde Ecuestria.
-De alguna forma me lo esperaba, aunque… me gustaría poder ir alguna vez…-murmuró la alicornio lavanda, con un leve tono imperioso.
-E irás, por supuesto, pero no ahora, aún no estás preparada. Primero tienes que ejercitarte como princesa y adquirir algo de experiencia liderando-remarcó Celestia.
-No he estado nunca en la Poninesia, pero coincido con mi hermana, primero te vendría bien adquirir algo de experiencia antes de hacer un viaje tan largo-añadió Luna, mientras Frank jugueteaba con el pelaje de su madre.
-Está bien, seguiré su consejo…
En ese momento, Frank se dio la vuelta y se dirigió a su madre.
-¡Mamá, mamá!
-¿Qué pasa, cariño?
-¡Aúpa!
La alicornio oscura sonrió y alzó con su magia a su hijo, para luego colocarlo delante de sus alas.
-Le encanta estar subido a mí…-comentó Luna justo después.
Una vez sobre su lomo, Frank se echó hacia delante y abrazó a su madre por el cuello, dejando escapar un cansado suspiro y cerrando los ojos. Twilight sonrió, enternecida por la escena, y Celestia comentó.
-No ha podido pedir mejor madre…
Frente a eso, Luna no pudo evitar sonrojarse, del todo halagada.
La conversación se fue dirigiendo en otro tipo de derroteros, hasta que, en un momento dado, Twilight comentó.
-Ah, por cierto Celestia, dentro de poco va a ser tu cumpleaños ¿verdad?
Ante eso, la aludida abrió mucho los ojos, como si se le hubiera olvidado por completo.
-Anda, es verdad… dentro de una semana justa…
-¿Te habías olvidado de tu propio cumpleaños, Tia? Si lo tengo marcado en el calendario…
-Ya, es que… como normalmente no solemos celebrarlo en sí, pues…
-¿Y por qué no?-preguntó Twilight, entre extrañada y curiosa.
-Pues porque desde hace ya bastante tiempo decidimos dejar de celebrarlo… la verdad es que nunca me han ido mucho las fiestas suntuosas sólo porque cumplo años, desde entonces lo he estado celebrando en familia con algo pequeño, y nada más-explicó Celestia.
-Pues es una pena… ¿por qué no hacemos algo un poco más grande para este año? Estoy segura que a Pinkie la encantaría…-sugirió la alicornio lavanda.
-Bof, no sé yo...
-Bueno ¿y por qué no? no hace falta que sea algo muy grande, invitamos a unos pocos ponis y lo celebramos en privado en el jardín-comentó Luna, animada.
-Sí, una pequeña fiesta privada en el jardín… ¿qué dices, Celestia?
La aludida se lo estuvo pensando durante unos pocos segundos; por ella en sí la daba igual, incluso prefería no hacer nada, pero tanto Luna como Twilight se veían muy animadas por la idea y, finalmente, acabó accediendo.
-Ah, bueno, está bien, pero algo pequeñito…
-Estupendo, se lo comentaré a Pinkie, ella se encargará.
Estuvieron un rato más hablando hasta que, finalmente, Twilight decidió marcharse; tanto Luna como Celestia la acompañaron hasta la salida para despedirla, Frank iba agarrado en el cuello de su madre, profundamente dormido.
-Bueno, pues nos vemos mañana, Twilight…
-Sí, nos vemos prince… digo, Celestia.
Ambas la observaron irse andando por el camino empedrado hasta que desapareció tras la verja, calle abajo hacia la estación.
-¡Puedes ir volando! ¿Lo sabes?-inquirió en ese momento Luna lo suficientemente alto como para que la oyera.
Twilight no contestó, aunque oyeron un enfurruñado gruñido y, justo después, vieron una mancha lavanda alzando el vuelo por encima de los tejados de Canterlot. Ambas princesas se rieron tontamente y Celestia comentó.
-Qué mala eres con ella…
-Qué va, sólo una buena amiga…
Las dos compartieron una risita divertida más y entraron de nuevo en el palacio, cerrando la puerta tras de sí; el sol comenzaba a ponerse desde el otro lado de la montaña, bañando a Canterlot en una luz anaranjada.