Capítulo 3
Revelaciones
La mañana en Canterlot despertó despejada y con una leve bruma que se levantó en cuanto los primeros rayos del sol comenzaron a calentar el ambiente. La princesa Luna, aun a pesar de estar dormida y en el plano astral, era capaz de manipular la luna desde la distancia y hacer bajar al satélite para dar paso a la gran estrella alzada por su hermana mayor, la cual siempre era la primera en levantarse. Luna la seguía al poco rato después, abandonando el plano astral y despertando en la realidad. Esa vez, el despertar la produjo una felicidad y un sosiego matutinos que nunca antes había llegado a experimentar; se asomó a la cuna y vio que su hijo ya se había despertado también.
-Buenos días, mi pequeño Frank…
En cuanto vio a su madre, Frank se puso loco de contento y alzó sus pequeñas garras en dirección hacia ella; Luna lo tomó con su magia y lo puso contra su pecho, Frank se agarró a su pelaje y dejó escapar un lánguido bostezo, contagiándoselo a la princesa.
Se preparó para salir calzándose los cascos, colocándose su collarín y poniéndose su pequeña y oscura tiara en la cabeza. Tras eso se arregló un poco su estrellada crin en su baño. Frank la observó hacer subida a su lomo y mordiéndose sus garras.
-Ya estoy… ¿nos vamos a desayunar?-inquirió Luna, mirando a su hijo subido en su grupa.
Frank dejó escapar un leve chillido que Luna tomó como un sí; en ese momento llamaron a la puerta y la princesa la abrió. Las ponis del servicio entraron para hacer la habitación mientras Luna se dirigió hacia el comedor para desayunar junto con su familia, su hermana ya estaba allí presidiendo la mesa.
-Buenos días, Luna… buenos días a ti también, pequeño Frank-saludó Celestia.
-Buenos días… di hola a tu tía Celestia, Frank-murmuró Luna suavemente.
Frank, al ver a Celestia, alzó una de sus patas hacia delante, señalando a la alicornio blanca, la cual se quedó rumiando el título de tía Celestia en su cabeza. Luna se sentó a su diestra mientras los ponis del servicio iban sirviendo las viandas del desayuno en la mesa.
-¿Qué tal la noche?-inquirió Celestia, sirviéndose un poco de leche con avena y miel.
-Pues tranquila y calmada, como siempre… no hay muchos problemas de un tiempo a esta parte-murmuró Luna, imitándola.
-Eso es bueno… nuestros ponis se merecen siempre los mejores sueños…
-Desde luego, como princesa de la noche siempre me encargo de eso… tráiganme la leche para Frank, por favor-pidió Luna a una de las sirvientas.
-Ahora mismo, alteza-asintió ésta, retirándose por un momento.
En cuanto salió por la puerta, al mismo tiempo entraron por esta sus dos sobrinos, Cadance y Blueblood.
-Buenos días, tías-saludó la alicornio rosada.
-Buenos días, sobrina… sobrino…-hizo lo propio Celestia.
-Buenos días, tía Celestia… buenos días a ti también, tía Lu… ¡ah! ¿¡Qué demonios es esa cosa que tienes en el pecho, tía?!-masculló Blueblood en cuanto vio a Frank.
Luna le lanzó una molesta mirada y le rectificó.
-Esta "cosa", Blueblood, es mi hijo Frank, y tu primo, además.
-¿¡Qué?!-soltó el unicornio, con cara asqueada.
Por su parte, Cadance se mostró bastante sorprendida, mirando a Frank con una genuina curiosidad; se acercó para verlo mejor y le observó con atención, estudiando sus rasgos y su inusitada forma. Al cabo de unos pocos segundos, habló.
-Caramba, que criatura más extraña y curiosa… ¿qué es, tía Luna?
-No lo sabemos, lo encontré la otra noche en los jardines del palacio y decidí adoptarlo como mi hijo, lo he llamado Frank-reveló la princesa de la noche, con mucha calma.
-¡Pero, pero…! ¿¡Cómo se te ocurre acoger a semejante criatura en el palacio, tía?! ¡Y encima lo adoptas!-exclamó Blueblood alterado.
Luna quiso contestar, bastante enfadada con su sobrino, pero Celestia dio un golpe en la mesa con su casco y habló.
-¡Suficiente, Blueblood, no consentiré que sigas difamando así a tu primo y a tu tía!
-¿¡Qué?! ¡Pero, pero tía…!
-¡Ni peros ni peras, a partir de ya Frank es el hijo de Luna y tu primo, así que trátalo como tal! ¿¡Entendido?!
Aun así, Blueblood no se quedó satisfecho y contestó a su tía.
-¡Pero si ni siquiera es un poni!
-¿¡Y eso qué tiene que ver!?-soltó Cadance en ese momento, interviniendo.
Antes de que la discusión creciera aún más, el griterío y la tensión acabaron por hacer llorar a Frank; Luna decidió cortar por lo sano.
-¡Basta! ¡Silencio, habéis hecho llorar a mi hijo!
Tanto Blueblood como Cadance se callaron de golpe y los lloros del bebé resonaron por todo el comedor; Luna arrulló a Frank en su pecho, tratando de calmarle.
-Ssssh, ya, ya está, no llores, Frank, ya pasó…
Las dulces palabras de la alicornio y sus arrullos acabaron por calmar al pequeño bebé, el cual miró a su madre a los ojos, mordiéndose las garras otra vez. Cadance los observó atentamente llegando a esbozar una ligera sonrisa, pero Blueblood tan solo dibujó una mueca de asco reprimido en su cara.
Celestia aprovechó el silencio para hacer un inciso.
-Vale, ahora que estamos todos un poco más calmados, vamos a poner las cosas claras. Frank es el hijo de Luna, y por ende, vuestro primo. Da igual que no sea un poni, da igual lo que sea, Luna ha decidido cuidarlo y darle su amor, por lo que todos respetaremos esa decisión. Y Blueblood, no es la primera vez que me contestas en ese tono, cuida bien tus palabras antes de hablar y trátame como yo te trato a ti aun a pesar de las circunstancias. ¿Me he expresado con la suficiente claridad?
-Sí, tía-asintió Cadance, sin dudar.
Por su parte, Blueblood gruñó algo ininteligible, al menos al principio; entonces Celestia le lanzó una mirada gélida, lo que le obligó a pronunciarse.
-Sí, tía Celestia…
-Muy bien… y ahora daros prisa, la prensa estará aquí en media hora-añadió ella, volviendo a su desayuno.
-¿La prensa?-repitió Cadance, extrañada.
-Los he llamado para que asistan a la presentación formal de Frank como hijo legítimo de Luna, para que Ecuestria lo conozca y sepa de su existencia. Así, de paso, también tramitamos la adopción formal…
-Ah… qué bien, me alegro mucho por ti, tía Luna, has tomado una buena decisión-murmuró Cadance.
-Gracias sobrina, me alegra ver que aceptas a Frank…
-Claro que sí… después de todo, se ve adorable… hola, primito…-saludó la alicornio rosada a Frank, el cual la miró curioso y con los ojos muy abiertos.
Por su parte, Blueblood no dijo nada, tan solo miró al bebé con los ojos entornados, y visiblemente molesto, reprimiendo una mueca de asco.
Al poco rato, trajeron el biberón con la leche y Luna la calentó antes de dárselo a Frank, mientras iba picando algo de bollería entre medias; el resto del desayuno pasó entre alguna que otra conversación entre Luna, Celestia y Cadance, la cual estuvo con Frank un buen rato para que su tía desayunara tranquila. Aun a pesar de no estar en el pecho de su madre, Frank no hizo ningún aspaviento, ni ningún puchero ni nada de nada, quedándose muy quietecito y formal. Blueblood estuvo callado y no abrió la boca, centrándose en su plato sin ni siquiera mirar a Luna o a Frank.
Una vez que terminaron, el servicio se presentó para ir recogiendo la mesa, mientras que el resto de los miembros de la familia real se retiraba en dirección hacia la sala de prensa del palacio; Blueblood trató de escaquearse, pero Celestia le obligó a asistir.
Los principales periódicos de Canterlot, y algunos foráneos, ya estaban esperando en la misma sala, expectantes; había un total de doce reporteros, Celestia fue la primera en entrar, sentándose en la mesa presidencial. A sus espaldas colgaba de la pared la bandera ecuestriana. Cadance se sentó a la siniestra de su tía, mientras que Blueblood hizo lo propio con su prima. En cuanto vieron a parte de la familia real entrando en la sala, los reporteros guardaron silencio y prepararon todas sus cosas; un par de cámaras dejaron escapar varios flashes, haciendo unas cuantas fotos. Celestia fue la primera en hablar.
-Buenos días, señores, gracias a todos por venir. Supongo que se estarán preguntando que por qué han sido llamados aquí…
Muchos de ellos llegaron a asentir con la cabeza, sin llegar a abrir la boca para hablar; Celestia retomó el hilo enseguida.
-Lo cierto es que les he llamado porque quiero que se encarguen de llevar la palabra por toda Ecuestria y para que todo el mundo sepa que su guardiana de la noche, la princesa Luna, ha tomado una decisión que concierne en gran parte a la familia real.
-¿Y dónde está la princesa Luna?-inquirió uno de los periodistas en ese momento.
-Iba a presentarla en este momento… Luna, ya puedes pasar-llamó Celestia.
Al punto, la aludida apareció en la sala desde la entrada lateral superior, llevando consigo a Frank en su lomo; los periodistas se quedaron de una pieza en cuanto lo vieron, los que tenían las cámaras más a mano echaron varias fotos sin quitarle la vista de encima. Luna cruzó el estrado hasta ponerse a la diestra de su hermana, levantando a Frank con su magia y mostrándolo ante los presentes.
-Antes de que nos bombardeen a preguntas concernientes a la criatura que Luna se encuentra sosteniendo con su magia, quiero que sepan que aún no sabemos de lo que se puede tratar, pero lo estamos investigando apropiadamente. A partir de aquí, mi hermana seguirá la presentación. Luna-murmuró Celestia, cediéndola la palabra.
-Gracias, hermana. Antes que nada, bienvenidos todos. Ahora, me gustaría presentar a mi hijo Frank. Como pueden ver, tan solo es un bebé de pocos meses, lo encontré la noche anterior en los jardines del palacio, totalmente solo y desamparado. Cuando lo vi por primera vez, en mi cara se dibujó una mueca de desconcierto, casi igual que las que ustedes se están dibujando ahora. Pero, por favor, les pido que no se fijen sólo en su aspecto. Puede que se vea un tanto extraño y distinto a todos nosotros, pero en el fondo sólo es una criatura pequeña y solitaria, que ni siquiera puede valerse por sí mismo. Es por eso por lo que me apiadé de él, decidí cuidarle y darle todo mi amor como si fuera mi propio hijo. No sé si alguno de ustedes es padre, o va a serlo pronto, pero en tal caso, seguro que podrá comprender cómo me siento ahora. Ser madre había sido recientemente uno de mis deseos más escondidos en el fondo de mi corazón, y ahora ese deseo se ha cumplido, puede que de una forma un tanto inusual, pero se ha cumplido igualmente. Y yo no puedo sentirme más feliz ahora.
Durante todo el coloquio de la princesa, los periodistas tomaban notas fervientemente y sacaron varias fotos; el pequeño Frank apenas se asustaba por los flashes, y miraba a los ponis que había delante de él con una mirada curiosa y sin apenas pestañear. Las palabras de Luna llegaron a calar hondo en algunos de los presentes, mientras que otros se limitaban a asentir o a negar con la cabeza. Poco después, se pasó a un turno de preguntas y respuestas, uno de los periodistas más cercanos a la primera fila levantó un casco y Celestia hizo de moderadora.
-Sí, Early Reader, del Hoofington Post ¿cómo es que aceptó a la criatura así sin más, sin siquiera saber lo que era?
-Bueno, personalmente yo no soy de las que sólo se fijan en el físico o la apariencia. Cierto es que su forma es un tanto extraña y chocante, pero si uno se fija con detenimiento, no se hace tan rara como pueda parecer a simple vista. Es un bebé adorable, y eso para mí es más que suficiente.
La siguiente pezuña se alzó y Celestia le dio la palabra.
-Draft Script, del Canterlot Express ¿cómo es que una criatura desconocida apareció de repente y, aun así, no avisó inmediatamente? ¿No hubiera sido más sensato llamar a la comunidad científica para que lo investigaran apropiadamente?
El ceño de Luna se arrugó en cuanto oyó a esa pregunta, y no tardó nada en responder.
-Lo que aparezca o deje de aparecer en los jardines del palacio es concerniente del mismo, y en este, yo soy la que toma mis propias decisiones. Además, soy una princesa, no una científica sin escrúpulos.
Antes de que el periodista pudiera replicar, otra pezuña se levantó y Celestia moderó de nuevo.
-Hard Review, del Manehattan Times ¿no cree que todo esto es demasiado exagerado como para tratarse como un asunto de la familia real? Además, siendo una criatura foránea, lo primero que se debería de hacer es investigarla apropiadamente, y no acogerla así sin más y sin tomar medidas de ningún tipo.
Luna quiso responder, visiblemente molesta, pero en ese momento Celestia habló por ella.
-Concerniente al origen de la criatura, se está realizando una investigación de campo llevada por mi estudiante y protegida Twilight Sparkle; en caso de dudas para con este tema, puede preguntarla directamente a ella.
El reportero de Manehattan trató de seguir preguntando, pero otro casco se alzó un poco más atrás y Celestia le dio la palabra.
-Impartial Column, del Vanhoover Sun ¿por qué ha preferido adoptar a una criatura extraña en vez de a un poni? ¿No preferiría mejor criar a algo con lo que sí estuviera familiarizada?
-Como ya bien dije antes, no soy de las que se fijan en el aspecto… y, después de todo, no podía dejarle así sin más a merced de la suerte, si no me lo hubiera llevado conmigo, probablemente no hubiera sobrevivido, y no me lo hubiera perdonado jamás.
En ese momento Frank se dio la vuelta y se dirigió a su madre, tocándole el hocico con su pequeña garra; Luna sonrió con ganas y le devolvió el gesto a su hijo frotando el hocico en su cabeza. Otro par de flashes se sucedieron justo después, capturando el momento. Uno de los reporteros que más cercaba estaba sentado de la mesa presidencial levantó un casco y Celestia le dio la palabra.
-Eh… sí, Gooder Journal, del Fillydelphia Inquirer. Me llama la atención, además de llenarme de orgullo, que tengamos una princesa tan bondadosa y compasiva, aunque hay algo que me gustaría preguntarla, si a usted no la importa…
-Vaya, muchas gracias… adelante, pregunte sin miedo-indicó Luna, llegando a enrojecer ligeramente.
-¿Tiene intenciones de adoptar a algún poni más?
La pregunta pilló por sorpresa a Luna, la cual se quedó un tanto extrañada por la pregunta en sí, aunque no tardó casi nada en responder.
-Eh… no, no creo, supongo que no… con Frank ahora mismo estoy bien…
Justo después otra pezuña se levantó y Celestia moderó de nuevo.
-Babble Goosip, del Baltimare Sun ¿qué opinan el resto de miembros de la familia real por su reciente adopción?
Ésta vez, Cadance fue la primera en hablar.
-Oh, yo por mi parte estoy encantada… aun a pesar de que no es un poni, Frank es una criatura adorable, mi tía ha hecho algo muy bonito por él, y estoy dispuesta a ser la mejor prima que incluso alguien como él puede llegar a tener.
-Por mi parte se refiere tampoco tengo pegas de ningún tipo… apoyo y respeto la decisión de mi hermana, eso es lo más importante para mí. Y además, tengo que admitir que Frank es bastante adorable, a pesar de que no sabemos lo que puede ser…-murmuró Celestia justo después.
-Ya… ¿y usted, príncipe Blueblood?-inquirió entonces el periodista.
El aludido reaccionó por primera vez desde que entró en la sala y se quedó mirando al poni como si fuera una maceta.
-¿Y bien?-murmuró el periodista, alzando una ceja.
-Eh, esto… ¿podría repetir la pregunta?
-¿Qué opina acerca de la criatura que su tía ha adoptado?
-Oh, pues que es…
Blueblood habló con un tono altanero y muy seguro, pero entonces se desinfló al ver cómo le miraban tanto sus tías como su prima; Celestia conservaba la misma mirada que esa mañana, Cadance le taladraba con la mirada, mientras que Luna parecía retarle, incluso. Hasta le pareció oír su voz en su cabeza diciéndole.
-Vamos, intento de sobrino, dilo, me gustaría verlo…
El silencio adquirió una densidad muy similar a la de la crema pastelera; su familia seguía fulminándole con glaciales miradas. Los periodistas comenzaban a mosquearse. Y él ya sudaba frio.
-Pues… pues… es una criatura del todo adorable, sí, me alegro de que ahora forme parte de la familia…
Sus palabras fueron un tanto débiles y temblorosas, pero aun así satisficieron a la prensa; algunos de los periodistas llegaron a esbozar varias sonrisas cínicas.
-¿Alguna pregunta más?-inquirió en ese momento Celestia.
Ninguno de los presentes dijeron nada más, por lo que la princesa decidió dar por finalizada la rueda de prensa.
-Muy bien, pues si no tienen nada más que preguntar, podemos dar por finalizada la convocatoria. Pueden retirarse ya.
Los periodistas desalojaron rápidamente la sala y, una vez solos, Blueblood habló.
-¡No me puedo creer que todo esto esté pasando!
-Pues créetelo, nosotros ahora nos vamos al registro para formalizar la adopción, si quieres venirte…-murmuró Cadance.
El príncipe tan solo la mostró una mirada llena de desdén y se retiró sin decir nada más; por su parte, Celestia dejó escapar una lánguida expresión, algo preocupada por él.
-¿En qué momento hice algo mal con él?-llegó a preguntarse en voz baja.
Luna se puso en movimiento enseguida, llevándose consigo a Frank; Celestia la siguió al poco rato, aparcando sus pensamientos para otro momento mientras ponían rumbo hacia el registro de la ciudad.
Twilight terminó de preparar sus alforjas y se aseguró de que no se dejaba nada; lo había estado consultando con su almohada la otra noche y había estado dando vueltas al asunto del cuento inconcluso. En este, los potrillos se perdían en un bosque no identificado. En Ecuestria había unos cuantos bosques, sobre todo en las partes más norteñas y meridionales del reino; a simple vista, podría ser cualquiera, pero teniendo en cuenta la descripción dada del mismo en el cuento y la sorpresiva aparición de la criatura, la dio pie a pensar que tal bosque era uno muy oscuro y tenebroso. Y de todos los que había en Ecuestria, ninguno era más oscuro y tenebroso que el mismo bosque Everfree.
-Quizás me equivoque, quizás no… pero tengo que asegurarme.
Además, en ese mismo bosque había alguien que quizás si la pudiera ayudar; terminó de empacar sus cosas y elevó las alforjas con su magia, colocándoselas sobre su lomo.
-Muy bien, Spike, me ausento un momento ¿vale?
En vez de una contestación rápida, lo único que oyó fue una serie de crujidos, seguidos por un eructito.
-¡Spike! ¡Te compré las gemas para ti, pero no para que las devoraras todas de golpe, te van a sentar mal!
-Oh, vamos… creo que me las merezco…-murmuró el aludido, chupándose las garras.
-No más gemas para ti, entonces-anunció Twilight, levantando el cuenco con su magia.
-¡No, no, mis gemas!
-Las guardaré en un lugar seguro y te las devolveré en cuanto lo crea oportuno.
-¡Oh, venga ya, si son mías, me las regalaste tú!-exclamó el dragón.
-Y por eso mismo las pongo a salvo de tus voraces garras-recalcó ella, tajante.
-¡Jo, no es justo!
La unicornio lavanda lo miró cortante, pero Spike llegó a esbozar una pronunciada mirada de cordero degollado; Twilight rodó los ojos, cogió una gema con su magia y se la entregó al dragón.
-Es la última y no hay más.
Spike esbozó una grata sonrisa y se zampó la gema tan pronto como Twilight se la entregó; la unicornio lavanda guardó las gemas en el cajón más alto de la cocina y luego se dirigió hacia la puerta.
-Espera ¿a dónde vas?-inquirió en ese momento Spike.
-Me gustaría comprobar un par de cosas en el bosque Everfree, es acerca de ese cuento inconcluso que encontré en el archivo, voy a ver si puedo encontrar algo…
-¿¡Al bosque Everfree?! ¡Pero si es muy peligroso!
-Tranquilo, mientras no me separe del camino, estaré bien… no tardaré mucho.
Se despidió de él acariciándole la cabeza con su hocico y se puso en camino hacia la entrada principal del bosque, pasado el parque del pueblo.
El bosque Everfree era grande, muy grande, tan grande que ningún registro conocido indica cuán grande es en realidad; desde fuera tan solo se veía los árboles oscuros y retorcidos, marcando muy bien la frontera entre éste y el resto de Ecuestria. Entrar en él, aun a pesar de haber entrado más veces, la daba una extraña sensación, incluso podía notar como la magia del ambiente se diluía a su alrededor hasta desaparecer. Se había especulado mucho sobre por qué el bosque no se encontraba atado a ninguna de las leyes mágicas existentes. Muchos científicos sostenían que, tras ser derrotada, Nightmare Moon echó una maldición sobre éste poco antes de ser desterrada a la luna, de ahí a que los terrenos del antiguo palacio real se volvieran inservibles y los ponis que allí vivían tuvieron que mudarse junto con la princesa, construyendo Canterlot poco después. Otros decían que algo verdaderamente horrendo y poderoso yacía bajo las raíces de los árboles que lo coronaban, y su influencia maligna incidía sobre el ambiente, enrareciéndolo y disolviendo cualquier tipo de magia que allí hubiera.
Aun así nada había podido probarse, y el misterio seguía envolviendo al bosque casi desde el primer día en el que se comenzaron a forjar sus propias leyendas; aun a pesar de todo, Twilight sabía que si seguía el camino principal sin desviarse, no habría muchos problemas. Un único y ancho sendero partía desde la entrada del bosque y se perdía hacia lo más profundo de este; una bifurcación a mitad de camino llevaba hasta el antiguo palacio de las dos hermanas alicornio, donde comenzó todo. Pero más allá del otro lado de la bifurcación, no había ido nunca. El sendero seguía y seguía hasta donde la vista alcanzaba, hasta que los árboles y la maleza lo ocultaba permanentemente.
Pero ella no necesitaba seguir el sendero hasta el final, sólo unos pocos metros más hacia delante; en cuanto llegó al lado de un árbol seco y esmirriado, torció a la izquierda y se internó en el bosque. Caminó entre zarzas y raíces durante unos pocos minutos más, hasta que vio una cabaña enclavada entre varios árboles, con luz en su interior. Se acercó hasta ella y llamó a la puerta, la cual se abrió enseguida, mostrando a una cebra con una puntiaguda crin.
-Hola Zécora, ha pasado tiempo ¿puedo pasar?
-Por supuesto que sí mi querida amiga, aquí siempre eres bienvenida-asintió la cebra.
El interior de la cabaña seguía como siempre, un buen montón de máscaras cebraicas tradicionales colgaban de la pared, además de muchos otros objetos y talismanes; un atrapasueños colgaba justo encima del dintel de una puerta. Un dibujo grabado sobre la corteza de un árbol mostraba una escena paisajista. En el centro de la estancia, un caldero burbujeaba lentamente, extendiendo un aroma dulzón por todo el interior.
- Twilight Sparkle ¿Qué te trae por aquí? Te noto molesta tal que así…
-Pues, como siempre, vuelves a acertar…-asintió ella, poniéndose cómoda.
Zécora hizo un té para las dos mientras ella la iba explicando todos lo que había pasado hasta el momento.
-Y por eso he pensado en este bosque y en ti, puede que sepas algo sobre este cuento…
-He vivido en este bosque desde hace un tiempo, puede que algo pueda sacar en claro, déjame ver ese cuento.
Twilight sacó el pedazo de pergamino de sus alforjas y se lo entregó a Zécora, la cual lo estuvo leyendo detenidamente. La unicornio lavanda tan solo esperó pacientemente, probando su té. Una vez que Zécora terminó de leer, habló.
-Un documento de lo más interesante, pero no recuerdo haber leído algo así antes. En cuanto a la criatura, no parece ser ninguna de las que hay aquí, jamás había oído hablar de algo así.
-Entonces… ¿no sabes lo que puede ser?
-En mi tierra, sin ninguna premura, se me enseñó acerca de todo tipo de criaturas. Del otro lado del desierto y mar, jamás había oído hablar de algo similar.
-Tú eres de más allá de las Tierras Baldías ¿verdad?-inquirió Twilight.
Zécora asintió y comenzó a divagar en voz alta.
-En la tierra de las cebras nací y crecí, más allá del desierto a partir de aquí. Anchas praderas y escasos bosques salpican el lugar, el ambiente es cálido y singular. A veces se combina con los mares, pero sólo en las zonas más meridionales. Altas montañas cierran el paso hacia el levante y el poniente, rodeados de rocas afiladas y prominentes.
-¿Y allí tampoco habías oído hablar de una criatura parecida?
-Tal y como está representada, parece ser una figura irreal y deformada. Pero lo que es seguro, es que alguien debió de ser testigo de tal suceso oscuro.
-Entiendo… aunque en realidad, podría ser cualquier cosa…
-Aparecen ponis desde el principio, por lo que puedo suponer que fue visto en algún otro sitio. De más allá de Ecuestria lo dudo, eso tenlo por seguro.
-Ya veo… entonces, si no estuvo aquí ¿dónde más pudo estar?
-Bosques como este en Ecuestria, no hay ningún otro, pero puedes encontrar otro muy similar, cerca incluso de tu hogar-anunció Zécora.
-¿De veras? ¿Cuál?
-Partiendo desde Canterlot, y sin el rumbo variar, atravesando Foal Mountain, todo recto deberías llegar.
Twilight dibujó el mapa de Ecuestria en su cabeza y, siguiendo las indicaciones de la cebra, finalmente se pudo situar.
-¡Ah, pues claro, Hollow Shades, se encuentra rodeado de un extenso bosque! ¡Eres genial, Zécora!-exclamó ella, agradecida.
-Ya sabes que con mi ayuda siempre puedes contar, si quieres que descubra algo más, lo puedo intentar-añadió la cebra, sonriéndola.
-Te estaría muy agradecida, la verdad…
Estuvieron hablando un rato más hasta que finalmente la unicornio lavanda se despidió de ella; eran casi las dos y Spike debería estar esperándola para comer. Le dejó a la cebra una copia del cuento elaborada por ella, por si por un casual conseguía descubrir algo más.
El viaje de vuelta la resultó mucho más rápido, y en menos de diez minutos, se encontró de vuelta en Ponyville. Las calles parecían estar mucho más ajetreadas que de costumbre, muchos ponis iban y venían constantemente, incluso vio muchos grupos conversando entre sí; observándoles mejor, pudo ver que la gran mayoría llevaba consigo una copia del Ponyville Express, el periódico local. En ese momento, una vocecilla se alzó sobre la muchedumbre, anunciando.
-¡Extra, extra, noticia de última hora, la princesa Luna adopta a una criatura extranjera como su hijo legítimo, léanlo todo sobre ello!
Twilight ubicó al potrillo de la prensa, el cual se encontraba subido a un tonel de madera.
-Dame uno, por favor.
-Son cinco bits, señorita.
La unicornio lavanda le pagó lo convenido y observó la primera plana del Ponyville Express; en ésta, una foto en la que se veía a Luna con el bebé en su lomo encabezaba la portada, llegando incluso a opacar un poco la cabecera del periódico. Como titular, se podía leer: Adopción inesperada. Mientras se dirigía hacia la biblioteca, fue leyendo el artículo.
Esta misma mañana, la princesa sorprendió tanto a propios como extraños en un anuncio del todo inesperado; tras un escueta convocatoria de prensa, a la cual asistieron multitud de periodistas de toda Ecuestria, la familia real reveló que la princesa Luna, la princesa de la noche y de los sueños, había decidido adoptar a una extraña criatura sin pelo, la cual pueden ver en la portada. Pocos detalles se han dicho al respecto de esta extraña criatura que, según palabras de la princesa Luna, encontró en los jardines reales la otra noche paseando. Según ha dicho la princesa Celestia, estan investigando lo que podría ser, pero por ahora no se ha arrojado ninguna luz al respecto de la identidad de este extraño ser.
Por otra parte, la princesa Luna demostró durante la convocatoria que realmente aprecia a la criatura, a la cual ha llamado Frank; delante de las cámaras, y sin cortarse, demostró que incluso alguien como ella puede llegar a albergar sentimientos maternales ocultos a los ojos de la gente común. Toda una sorpresa que, sin duda, no ha dejado indiferente a nadie.
Las opiniones se cuentan por pares, y todas ellas son mixtas; Upper Crust y Jet Set, dos ponis aristócratas de Canterlot, opinan al respecto: "Yo personalmente creo que la princesa Luna tiene el gusto por los suelos, o sea, con la cantidad de potrillos sin hogar que hay en el orfanato y va ella, y elige a una extraña criatura sin pelo que ni siquiera es un poni… no sé, creo que debería elegir mejor sus prioridades" "Comprendo que la princesa quiera ser madre, pero su imagen no mejora en absoluto con una especie de mono sin pelo subido a su lomo. Que ordinariez"
Muchas más opiniones al respecto se muestran un poco más tolerantes y permisivas frente a la decisión de la princesa; Donut Joe, el pastelero local, comenta al respecto: "Bueno, creo que no es tan mala decisión después de todo, si ella quería ser madre, está en su pleno derecho de decidir lo que quiere criar. Es decir… ¿Quién soy yo para llevarle la contraria a la realeza? Sólo sé hacer donuts, nada más" Los comentarios de las clases más pudientes y elitistas son los que más rechazo les produce la idea de que la princesa crie a una criatura que nada tiene que ver con los ponis; todo el colectivo en general coincide expresamente y sus críticas han empezado a hacerse oír enseguida.
Por parte de la familia real se refiere, tanto la princesa Celestia como la princesa Cadance están en completo de acuerdo con la decisión de su allegada, llegándola a transmitir muestras de confianza y apoyo; aunque, por lo que se pudo llegar a saber de primera pezuña, el príncipe Blueblood no se encuentra tan encantado como bien llegó a asegurar esta misma mañana.
Mientras que la sorpresa y expectación se levantan, no sólo en Canterlot, sino en toda Ecuestria, una cosa está clara; esta nueva y extraña criatura, que ahora es el hijo de la princesa Luna, ha marcado un antes y un después en la historia ecuestriana, y sólo el tiempo dirá si el resto del reino aceptará el hecho en sí.El resto del artículo se perdía en detalles tontos y un buen surtido de fotos en las que se podía ver a Luna en compañía de su hijo; en una en concreto, los dos compartían un dulce y adorable momento, en el cual la princesa frotaba su hocico sobre su cabeza en un gesto de infinito cariño. Aun a pesar de la neutralidad con la que estaba escrito el artículo, Twilight no pudo evitar fruncir el ceño, algo mosqueada por ciertos detalles que no se la pasaron por alto.
-Mph, voy a tener que pedir una copia de cada diario local…-pensó ella, sin quitar la vista en el periódico.
En ese momento llegó a chocar contra alguien y se dispuso a disculparse enseguida.
-Oh, lo siento, iba distraída…
-No pasa nada… hombre, Twilight, dulzura…
-Ah, hola Applejack ¿a dónde vas?-inquirió ella, curiosa.
-He quedado con las chicas en el Sugarcube Corner para hablar… por lo que veo, tú también te has enterado…-murmuró la poni granjera, mirando el periódico que sostenía con su magia.
-Oh, sí, bueno, yo ya conocía la situación de antes, la verdad…
-¿En serio? Vaya, vente y súmate a la tertulia, seguramente nos quedaremos a comer-la sugirió Applejack.
-Me encantaría, pero Spike me espera en casa y le dije que volvería pronto…
-¿Spike? justamente le he visto antes en la casa árbol con mi hermana y sus amigas, le habían invitado a un picnic y él había dicho que sí…
-¿Ah, sí? Bueno, pues en ese caso iré con vosotras…-anunció Twilight, guardándose el periódico en sus alforjas.
-No te importa ¿no?
-No, para nada, además, me alegra ver que Spike va haciendo cosas por sí mismo.
Las dos se encaminaron directamente hasta la pastelería, mientras iban conversando de todo un poco y guardando lo mejor para la tertulia grupal; en cuanto llegaron, se sorprendieron al ver que el lugar estaba hasta arriba de ponis, los cuales hablaban con muchas ganas, seguramente de la reciente noticia que, en ese momento, estaba en boca de todos. Vieron a Pinkie al fondo, la cual las llamó la atención.
-¡Ey, ahí está Twilight también! ¡Por aquí chicas, os hemos guardado sitio!
Una mesa circular de tamaño medio se encontraba arrinconada cerca del acceso a la cocina, las demás estaban allí tomando un café; Twilight y Applejack se unieron al grupo y se pidieron algo para ellas, mientras se incorporaban a la conversación.
-¡Ya nos ha contado Rarity que tú también llegaste a conocer al pequeño Frank el otro día! ¡Cuenta, cuenta! ¿Es tan adorable en persona como en las fotos?-inquirió Pinkie, muy emocionada.
-Eh… pues sí, la verdad es que sí…-asintió Twilight.
-Es simplemente un amor, tendríais que haberlo visto, se dejaba mimar, apenas lloraba, no me dio nada de guerra cuando le estuve tomando las medidas… y mirad, mirad lo que tengo hecho ya para él-añadió Rarity, cogiendo con su magia una bolsa del suelo.
De esta sacó una serie de complementos del tamaño de Frank, todos ellos con bordados excelentes y encajes de lujo; seguía apostando por diseños de una sola pieza, ya que pudo ver por ella misma que para Frank era de lo más cómodo. Un largo camisón de color azul claro y de lana destacaba por encima de otras piezas de colores igual de fríos, con remates de lo más monos y vistosos, con algún lacito aquí y allá. Un gorrito para la cabeza de la misma tela y color remataba el conjunto. Las demás no pudieron reprimir un largo y dulce oooh, propio de las comedias costumbristas que más de moda estaban en los teatros de toda Ecuestria.
-Bueno, si supierais cuantas ideas tengo en mente… es un nuevo diseño totalmente nuevo y revolucionario, y pienso darle todo el bombo posible, mi cabeza bulle en estos momentos…-murmuró Rarity, guardándolos en la bolsa.
-Sin duda te mantendrán ocupada…-asintió Fluttershy, a media voz.
-Puedes jurarlo, querida…
-Todo eso está muy bien, pero os olvidáis de un pequeño detalle… no sabemos lo que es…-murmuró Rainbow en ese momento.
-Por eso no te preocupes, Rainbow, la princesa me ha pedido que lo investigue y ya tengo un punto de partida-comentó Twilight.
-¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que tienes?
Las estuvo explicando a todas acerca del cuento que encontró en el archivo y la conversación que tuvo esa misma mañana con Zécora; las demás comenzaron a opinar.
-¿Hollow Shades? He oído muchas historias de ese pueblo enclavado en medio de ese bosque…-murmuró Applejack.
-¡Oh, sí! Yo tengo entendido que las noches son oscuras y densas, incluso durante el día el ambiente es oscuro, ya que las ramas de los árboles y el bosque en sí se echa sobre la localidad…-explicó Rainbow Dash, como si estuviera contando un cuento de terror.
-Oh, vaya, suena como un sitio no muy indicado como para perderse…-susurró Fluttershy.
-¡Me encantaría ir! ¡He oído que incluso la rara raza de bat ponis son originarios de lo más profundo de ese bosque, no me extrañaría nada que Hollow Shades fuera su sitio preferente de paso!-añadió Pinkie, todo emocionada.
-Bueno, aun a pesar de todo pienso ir para investigar sobre el terreno y obtener más información al respecto; si el cuento fue escrito antes de la época preclásica y aun así no tiene ninguna conexión en el bosque Everfree, entonces tiene que haber algún tipo de relación entre el bosque que rodea Hollow Shades y el que aparece en el cuento.
-¿Y no has pensado en White Tail Woods, el bosque de Galloping Gorge, el de Smokey Mountain, o el que rodea la parte meridional de las Neighara Falls? Tienes donde elegir…-comentó Applejack.
-Sí, y el que bordea Foal Mountain, y el que colinda al norte con Baltimare, o el que precede a Haysead Swamps… -añadió Rainbow.
-Sí, vale, ya sé que hay muchos sitios, pero prefiero ir poco a poco… estamos hablando de un documento que tiene más de mil años, o puede que más, por lo que, posiblemente, tendré que recorrerme casi toda Ecuestria…-admitió Twilight.
Durante el resto de la conversación estuvieron hablando de todo un poco, llegando a opinar sobre la decisión de la princesa; a todas les parecía bien, sobre todo después de los comentarios de Rarity, y a ninguna las importo que se tratara de una criatura extraña y desconocida. Finalmente acabaron comiendo allí mientras la conversación seguía su ritmo, fluyendo hacia otros derroteros.
Para eso de las cuatro todas se fueron de vuelta a sus casas excepto Pinkie, la cual se quedó allí contando la recaudación matutina; Twilight regresó a su biblioteca pensando en sus propias cosas y mirando a la nada, pero una figura delante de la puerta la llamó la atención. Un poni se encontraba tocando a la puerta insistentemente, Twilight aceleró el paso para ir a su encuentro.
-Disculpe ¿busca algo?-inquirió ella en cuanto llegó a su lado.
El poni se dio la vuelta, revelando entonces su aspecto; era un semental joven, de ojos claros, pelaje color grisáceo y crin y colas morenas. Llevaba puesto un sombrero de reportero, y su marca de belleza consistía en un bloc de notas con un lápiz escribiendo en él.
-Ah, hola, estoy buscando a… Twilight Sparkle-explicó él, mirando sus notas.
-Soy yo ¿y usted es…?
-Ah, soy Gooder Journal, un reportero del Fillydelphia Inquirer; estoy aquí para hacerla unas cuantas preguntas, si a usted no la importa, es sobre la investigación que está llevando a cabo sobre el origen del hijo de la princesa Luna, la princesa Celestia llegó a comentar en la convocatoria que usted, su estudiante personal, se estaba encargando…
-Eh, sí, bueno, me gustaría ayudarle, pero apenas acabo de empezar y no tengo nada que compartir con usted…-murmuró ella, a la evasiva.
-¿Segura? Es una pena, porque mucha gente se está haciendo muchas preguntas, y algunos piden respuestas, aunque tenga un poco, seguro que servirá para calmar los ánimos…
-Si le entiendo perfectamente, pero entiéndame usted a mí, no tengo nada consistente por el momento, y unos pocos datos, por pequeños que sean, no dicen nada.
-Pero…
-Mire, deme un tiempo para situarme un poco y cuando sepa algo contactaré con usted, ahora si me disculpa, me meto en casa.
Antes de que el periodista la dijera algo más, Twilight cerró la puerta y soltó un suspiro; era cuestión de tiempo, después de todo sabía bien cómo funcionaba la prensa sensacionalista, pero ella apenas podía hacer nada. Por ahora no quería adelantar acontecimientos, y tampoco la interesaba que se supiera que había un cuento con más de mil años pululando por ahí sin el visto bueno de la Asociación para la Preservación y Protección de Documentos Antiguos. Tenía que proceder con cautela y no bajar la guardia en ningún momento. Dejó sus cosas en la mesa del salón y cogió el pergamino original, llevándolo al sótano, donde tenía su pequeño estudio de restauración; para conservarlo adecuadamente, y evitar así los problemas con los cambios bruscos de temperatura o humedad, cogió dos planchas de cristal y encerró el documento entre éstas. Luego selló los bordes para asegurar las planchas y finalmente las guardó en un cajón especial bajo llave. El resto de copias que realizó esa misma mañana seguían allí, por lo que las cogió todas y se dirigió arriba para hacer unas cuantas más.
-Algo me dice que las voy a necesitar-pensó ella, cerrando la puerta tras de sí y subiendo las escaleras hacia la sala de lectura.
Afuera, el periodista hacía tiempo que se había retirado.
Mientras tanto, en el palacio de Canterlot, la tarde pasaba rápidamente entre nueva correspondencia que llegaba al menos cada cinco minutos y diferentes copias de periódicos llegados de casi todas las partes de Ecuestria; las cartas iban dirigidas principalmente a Luna y de parte de los colectivos nobles, la mayoría de las veces exigiendo explicaciones para con semejante atropello y falta de pudor, según los estratos más arraigados y pudientes. Luna estaba que se subía por las paredes, y cada vez que la traían una nueva carta, la rompía sin muchos miramientos; sólo se había leído las tres o cuatro primeras, las cuales eran casi idénticas. Y de todos los artículos periodísticos que había leído, el del Canterlot Express era el más sensacionalista de todos.
Este humilde reportero aún se pregunta si la convocatoria de esta mañana ha pasado de verdad o sólo ha sido una broma de muy mal gusto por parte de la familia real; pero luego veo las fotos, y me doy cuenta de la dura realidad. Y es que me resulta especialmente difícil, sobre todo con ese detalle en concreto. En Canterlot hay un total de cuarenta potrillos sin familia ni hogar, contabilizados y organizados por el orfanato local; y de todos esos pequeños huérfanos sin nadie que les quiera y cuide, la princesa Luna decide no elegir a ninguno de ellos. Personalmente me parece una decisión un tanto cuestionable, no estoy diciendo que la princesa no sea madre, ni mucho menos, pero un servidor ve la situación desde un punto de vista neutral y no puede evitar que esos pobre potrillos sin hogar hayan sido ignorados de una forma tan cruel e injusta.Para ese punto, Luna ya había arrugado el periódico en una bola de papel y la había lanzado contra el suelo, hecha una furia.
-¿¡Cómo se atreve a decir que ve la situación desde un punto de vista neutral?! ¡Es claramente personal!
-¡Princesa, tranquilícese, va a asustar a Frank!-exclamó en ese momento Midnight, que estaba con ella.
La aludida reaccionó de golpe y se acercó a su hijo, el cual estaba visiblemente incómodo; lo cogió con su magia y lo arrulló contra su pecho.
-Oh, lo siento, cariño, mamá no quería asustarte…
Frank se tranquilizó un poco más en su pecho y respiró pausadamente, mirando fijamente a su madre; la mirada que éste la lanzó no hizo más que animarla a seguir luchando por él, sin importar cuán duro fuera el camino.
-Da igual cuantas cartas me manden o lo que digan esos periodicuchos del demonio. Nada me hará cambiar de opinión. Tú eres mi hijo y nada ni nadie va a cambiar eso.
Para calmarse un poco y olvidarse de lo que le rodeaba, se puso el disco de Frank Sinatra otra vez para deleitarse un poco con su potente voz;
Strangers in the Night volvió a sonar como la otra noche y tanto Luna como Midnight escucharon atentamente, mientras que Frank se quedaba muy quieto, escuchando al igual que ellas. Una vez que acabó esa comenzó la siguiente,
Something Stupid según la lista, la cual destacaba por sonar ligeramente distinta, ya que no había orquesta acompañando al ritmo; y también, al contrario que la otra, una voz femenina cantaba junto con Sinatra; en la lista era identificada como Nancy Sinatra, la hija del cantante.
I know I stand in line, until you think you have the time
To spend an evening with me
And if we go someplace to dance, I know that there's a chance
You won't be leaving with meEl ritmo era pausado y suave, casi sin alteraciones de ningún tipo; la voz de Nancy combinaba muy bien con la de Sinatra, formando un dueto perfecto en muchos sentidos.
And afterwards we drop into a quiet little place
And have a drink or two
And then I go and spoil it all, by saying something stupid
Like: "I love you"Hasta ahora, Sinatra había destacado por tener unas letras que hablaban sobre el amor, y esa nueva canción no se le quedaba lejos.
I can see it in your eyes, that you despise the same old lies
You heard the night before
And though it's just a line to you, for me it's true
It never seemed so right beforeEl ritmo era constante y no se paraba, repitiendo el mismo pero efectivo esquema, con las mismas tonadas e intervalos.
I practice every day to find some clever lines to say
To make the meaning come through
But then I think I'll wait until the evening gets late
And I'm alone with youLas suaves y armoniosas voces de Sinatra y Nancy le daban a la canción un toque muy especial y diferente al que antes oyeron.
The time is right your perfume fills my head, the stars get red
And oh the night's so blue
And then I go and spoil it all, by saying something stupid
Like: "I love you"A partir de ese punto, la orquesta regresó sorpresivamente, complementando aún más y mejor a la canción, antes de que Sinatra y Nancy volvieran a repetir las últimas estrofas. Finalmente, la canción terminó en un crescendo precioso, con Sinatra y Nancy repitiendo todo el rato
I love you hasta enmudecer.
-Este Frank Sinatra era todo un romántico…-murmuró en ese momento Midnight.
-Desde luego, si alguna vez llega a cantar sobre algo que no sea el amor, me sorprenderé…-asintió Luna.
El disco se siguió reproduciendo, pero apenas le prestaron atención; la canción había logrado su efecto esperado y Luna consiguió desconectar por completo, olvidándose de todo lo demás y pasando el tiempo con su hijo.
Pero al poco rato, las puertas del salón se abrieron, entrando en el sitio un guardia real solar.
-Princesa Luna, requieren de su presencia en el salón del trono, un grupo de nobles desea hablar con usted…-anunció entonces.
-¿Qué? Ah, paso, diles que no estoy…-murmuró ella, sin ganas.
-Ah, pero es que… ya la hemos anunciado, alteza…
Frente a eso, Luna taladró con la mirada al guardia, el cual agachó las orejas, amedrentado.
-Lo siento, alteza…-musitó acto seguido.
Ante semejante tesitura, no le quedó más remedio y se levantó molesta.
-Maldita sea… Midnight ¿puedes hacerme el favor y quedarte con Frank un rato hasta que vuelva?
-Por supuesto alteza, vaya tranquila-asintió ésta.
-Gracias… ahora vuelvo cariño, mamá no tarda nada-murmuró Luna a Frank, dándole un rápido beso en la frente.
La princesa se retiró, dejando a Midnight con un intranquilo Frank al ver que su madre se iba repentinamente; la bat poni trató de calmarle.
-Oh, vamos, no llores, tu mamá volverá enseguida…
Pero aun así eso no mejoró las cosas y comenzó a hacer pucheros, la antesala al lloro ininterrumpido; Midnight pensó en algo rápido que la sacara del apuro.
-Eh… ¡oye, Frank, mira Frank! ¿Dónde está el poni?-inquirió entonces, tapándose la cara con sus cascos.
Al punto, Frank se calmó y se quedando mirando a Midnight, con una cara de desconcierto total y frunciendo el ceño.
-¡Aquí está!-exclamó ella justo después, descubriendo su cara de golpe.
El instante sorpresivo hizo reaccionar a Frank, el cual esbozó una grata sonrisa y llegó a dejar escapar una pequeña risa; Midnight repitió lo mismo y Frank volvió a reírse, ésta vez con un poco más de fuerza. Pero a la tercera la cosa perdió fuerza y volvió a las andadas.
-No, no pasa nada… a ver, algo, lo que sea…-masculló ella, algo atacada y mirando a su alrededor.
Vio entonces que el disco de vinilo se seguía reproduciendo, por lo que optó por volver a poner la canción de antes, alzando el brazo fonocaptor y volviéndolo a bajar en la parte más superior del mismo. Un breve silencio precedió a la canción
Strangers in the Night; Frank se calmó enseguida con las voces de Sinatra.
-La música amansa a las fieras, dicen…-pensó ella, aliviada.
Tras eso volvió al sofá con él para hacerle compañía, poniéndole caras raras y haciéndole reír de vez en cuando; en ese momento, una voz que ella conocía se alzó por encima de la música.
-Te veo muy maternal últimamente…
La bat poni levantó la vista y vio al sub capitán Skipper mirándola desde la puerta, con una expresión divertida.
-¿Y eso que significa acaso?-inquirió ella, ceñuda.
-Que me empiezas a dar un poco de miedo…
-Qué imbécil eres…
Los dos se quedaron en silencio durante un momento, mientras que la música seguía sonando; Strangers in the Night ya había acabado hace un rato, volviendo a sonar
Something Stupid. La segunda estrofa se volvió a repetir en ese mismo momento.
And then I go and spoil it all, by saying something stupid
Like: "I love you"-Sólo le estoy cuidando mientras la princesa está ausente, eso es todo… ¿y tú? ¿No tienes deberes reales que atender?
-Ahora mismo no, estoy de receso… el capitán Armor se está encargando del entrenamiento por mí-explicó él.
-Qué cara tienes…
-Eh, oye, no soy yo el que se salta la guardia siempre que puede…
-¿Qué imbecilidades dices ahora? Por supuesto que no me salto nada…
-Oh, vamos, los dos conocemos bien la respuesta a esa pregunta…
I can see it in your eyes, that you despise the same old lies
You heard the night before-Eres un imbécil-le espeto ella, tratando de ignorarle.
-Oh, vamos ¿no sabes decir otra cosa? Siempre soy un imbécil para ti…
-Es que lo eres…
And though it's just a line to you, for me it's true
It never seemed so right beforeSkipper esbozó una grata sonrisita y se acercó a ella.
-Me parece que el señor Sinatra me da la razón…
-Y me parece que estás siendo más imbécil que de costumbre, sólo es una maldita canción…
-Pues me da la sensación que sabes que hasta él tiene razón…
I practice every day to find some clever lines to say
To make the meaning come through-¿Ves? Me da la razón todo el rato, seguro que nos hubiésemos llevado de madre si nos hubiéramos conocido…
-¿Y tú eres el de las líneas inteligentes? Por favor, menuda chorrada…
-Ja, díselo a él, a ver que te dice…
But then I think I'll wait until the evening gets late
And I'm alone with you-¿Segura que estás de guardia o sólo te estás escaqueando otra vez?-inquirió él, al lado del sofá.
-¿¡A ti que te parece, imbécil?! ¡Estoy cuidando de Frank!
-Pero ahora estás hablando conmigo…
-¡Eso es porque cierto imbécil ha venido a tocarme las narices, como normalmente hace!
The time is right your perfume fills my head, the stars get red
And oh the night's so blue-Yo sólo he venido a saludar, pero tú te pones a la defensiva, como siempre haces…-murmuró Skipper.
-¡Si me pongo a la defensiva será por algo! ¡Y no actúes como si no supieras de lo que te estoy hablando, siempre tratas de hacerme quedar mal!
-¿Yo hacerte quedar mal? Exageras un buen tanto, Blossom…
And then I go and spoil it all, by saying something stupid
Like: "I love you"-Eres insufrible, Skipper, no te soporto…
-Oh, vamos, dame un respiro ¿quieres? Yo tampoco te aguanto, pero aun así siempre trato de ser amable, y mira cómo me lo pagas…
-Encima eso, eres un…
Para ese punto, la disputa había alcanzado un máximo extraño en el que los dos se habían cercado el uno al otro sin ni siquiera darse cuenta; los últimos versos de la canción se repetían todo el rato. Aun a pesar de la situación, Frank estaba extrañamente calmado, y veía discutir a ambos ponis, siendo testigo de su inusitado acercamiento paulatino. Midnight abrió la boca para hablar, pero se quedó estática por un momento.
I love you-¿Ibas a decirme algo?-inquirió Skipper, a media voz.
Los dos se quedaron callados y, sin decir nada, acortaron distancias lentamente. Frank les observaba atentamente, llegando a hacer un extraño aspaviento muy similar a la de una boqueada.
Antes de que sus labios llegaran a tocarse, un sorpresivo y repentino sonido rebotó por todo el palacio, sobresaltándolos.
-¡¿Cómo se atreven?! ¡Ingratos, desagradecidos, escoria nobiliaria!
El sonido fue tan potente que un viento huracanado recorrió los pasillos del palacio, llegando incluso a mover algunas cosas de sitio, entre ellas el brazo fonocaptor del gramófono, el cual enmudeció de golpe.
-¿¡Qué demonios ha sido eso?!-masculló Skipper, apartándose de golpe y algo enrojecido.
-¡La voz real de Canterlot, hacía tiempo que no la había vuelto a oír!-exclamó Midnight, imitándole.
Frank reconoció la potenciada voz de su madre y dejó escapar un gritito angustiado. Los dos guardias reales reaccionaron y se pusieron en movimiento enseguida, Midnight cogió entre sus patas a Frank y salió volando hacia el pasillo junto a Skipper.
La voz real de Canterlot provenía directamente del salón del trono, más gritos profundos salían de éste.
-¡Fuera de mi palacio, ya no son bienvenidos aquí, déjenme a mí y a mi hijo en paz!
Otra voz menos potente pero igualmente audible resonó justo después mientras se iban acercando.
-¡No es su hijo y lo sabe! ¡No puede ser su hijo!
-¡Se acabó!-masculló entonces Luna.
Skipper y Midnight fueron los primeros en entrar, viendo cual era la situación; un grupo de cinco nobles era increpado por una furiosa princesa Luna, cuyos ojos estaban blancos y fijos en ellos.
-¡Princesa Luna!-exclamó la bat poni.
-¡Luna! ¿¡Qué haces?! ¡Para!-exclamó en ese momento Celestia, apareciendo detrás de ellos.
La princesa Cadance y el príncipe Blueblood fueron los siguientes en llegar; Cadance se quedó un tanto asustada al ver a su tía así de alterada.
-¡Nos han insultado a nosotros y a mi hijo, no voy a tolerar semejante afrenta a la corona, largo de aquí ahora mismo o sufrirán mi ira!-chilló Luna, clavando una pata en el suelo con furia.
Tanto Celestia como Cadance trataron de interferir para calmarla, pero en ese momento Frank llegó a emitir unos gemiditos al ver a su madre, llorando un poco. Al oírlo, Luna se calmó de golpe y sus ojos volvieron a la normalidad; giró la cabeza y al ver a su hijo llorando, se lanzó a por él.
-Oh, no, no, mi pequeño Frank, lo siento tanto, no quería asustarte…-murmuró entonces, con una suave y frágil voz.
Cogió al bebé con su magia y lo llevó a su pecho, arrullándolo para que se calmara; aun a pesar de la dulce estampa, los nobles al verle no reprimieron varias muecas de asco y rechazo. Celestia decidió adelantarse y se interpuso entre ellos y su hermana.
-¡Princesa Celestia, el trato de su hermana para con nosotros ha sido del todo deleznable e intolerable, exigimos una disculpa ahora mismo!-exclamó uno de ellos.
-Fuera-murmuró entonces la princesa del día para su sorpresa.
-¿Cómo?
-He dicho que ustedes ya se iban; sub capitán Skipper, acompáñenles hasta la puerta, señorita Blossom, vaya con ellos.
-Sí, alteza-asintieron los dos guardias.
Los nobles se vieron rodeados por los guardias, obligándoles a salir de allí, no sin antes dirigir unas encendidas miradas hacia las princesas; Luna les ignoró y siguió arrullando a su hijo. Una vez solos, Celestia se dirigió a su hermana.
-¿¡En qué estabas pensando, Luna?! ¿¡A cuento de que les insultas de esa manera?!
-¿¡A ti que te parece?! ¡Me despreciaron a mí y a Frank como si fuéramos basura, no pude permitírselo, y encima vinieron aquí en plan parlamentarios!
-¡Comprendo tu enfado, pero lo único que has hecho ha sido lo que ellos querían, provocarte y picarte para que cayeras en su trampa, ahora pueden usar todos tus insultos y amenazas en tu contra, nos has puesto en un grave aprieto! ¡Sabes que hay un protocolo que…!
-¡A la mierda el protocolo, no necesito una lista enumerada de modismos para defenderme a mí y a mi hijo! ¡Y además! ¿Quién los ha convocado? ¡Dijeron que habían venido por petición expresa! ¿¡Quién demonios ha sido el zoquete que los llamó?!-inquirió Luna, aun con el cabreo presente.
-He sido yo-anunció entonces una voz familiar.
Las dos princesas se dieron la vuelta y vieron a Blueblood, mirándoles con una adusta severidad.
-¿¡Qué?!-masculló tanto Luna como Celestia.
-Los llamé para que hablaran con la tía Luna y estos expusieran sus quejas, me lo pidieron expresamente, por lo que yo acepté.
-¿¡Pero tú eres tonto, Blueblood?! ¿¡Es que acaso quieres hundirme?!-gritó Luna.
-Oh, no, nada de eso, sólo quería que arreglaras tus cosas, tía…-murmuró él, haciéndose el inocente.
-¡Encima eso!
-¡Basta, los dos! ¡Blueblood, discúlpate ahora mismo!-ordenó Celestia, realmente enfadada ésta vez.
-¿Bromeas, tía? Yo no he hecho nada malo…
-¿¡Pero cómo tienes semejante desfachatez, Blueblood?! ¡Tú no eres mi primo ni eres nada!-le espetó Cadance, entrando al trapo.
-¡Cadance, estate al margen!
-¡No puedo, tía, simplemente no puedo, no tras lo que ha hecho!
-¡Dejadme en paz, he hecho lo que tenía que hacer!
Tras eso, comenzó a haber una tremenda discusión en la que todos hablaban a la vez y a destiempo; Frank no pudo con la presión y se echó a llorar, lo que hizo reaccionar a Luna.
-¡Basta ya!
Tras eso, realizó un hechizo de teletransporte y Luna desapareció de la vista.
Un brillante resplandor se dio al otro lado de los jardines del palacio y Luna reapareció tras uno de los setos; Frank seguía llorando en su pecho, muy nervioso y desconcertado. La alicornio se acercó hasta un árbol y se tumbó en el lado de la sombra mientras arrullaba y trataba de calmarlo.
-Ya, ya está, no llores más, cariño, ya ha pasado todo…
Obligándose a olvidar todo lo que había ocurrido hasta el momento, la princesa se volcó plenamente en su hijo y siguió hablándole con palabras dulces y cálidas, transmitiéndole toda la tranquilidad y el amor que en esos tensos momentos tenía. Fue más duro que de costumbre, Frank tardó bastante en calmarse, Luna comenzó a tararear una antigua canción ecuestriana por lo bajo y, enseguida, los lloros amainaron. Aunque Frank se calmó, ella siguió tarareando la canción, para hacerle sentir cómodo y a salvo de gritos y otros histerismos que tan frecuentes empezaban a ser a su alrededor. Antes de lo esperado, Frank cayó dormido en el pecho de su madre, la cual miró a su hijo con infinito cariño. En cuanto se aseguró que estaba bien dormido, Luna dejó escapar un suspiro y cerró los ojos con fuerza, tratando de evitar que lágrimas de frustración se asomaran de sus ojos.
-Tengo que ser fuerte por ti… nadie nos separará, hijo mío, te lo prometo, siempre estaré a tu lado-susurró ella entre dientes, dándole un suave beso en la frente.
En ese momento oyó varios pasos ahogados por el césped; no necesitó preguntar quién era, puesto que ya lo sabía. Celestia se acercó y se tumbó frente a ella.
-Lo siento, yo…
-No, tranquila, no pasa nada, tienes todo el derecho del mundo a estar enfadada…
Las dos hablaron en voz baja para evitar despertar a Frank, el cual dormitaba tranquilamente en el regazo de Luna.
-Ahora todo el mundo está en nuestra contra… hasta en mi familia me rechazan…
-No pienses en eso, ya he mandado a Blueblood a su habitación, luego hablaré con él.
-¿Por qué? ¿Por qué rechazan así sin más a Frank? ¿Sólo porque es diferente? ¿Acaso no tengo derecho a ser madre?
-Por supuesto que lo tienes, Luna, todo el mundo tiene derecho a decidir… y eso no te lo puede quitar nadie.
-Y aun así, tienen la osadía de juzgarme como si ellos fueran más que yo… yo soy la princesa aquí, no ellos… ¿en qué momento hemos dejado que la nobleza se nos subiera a las barbas de ese modo?
Frente a eso, Celestia suspiró por lo bajo antes de volver a hablar.
-Ya sabes que es complicado… cuando te fuiste, los sectores nobiliarios más cercanos a la corona aprovecharon mi momento de debilidad para pedirme más privilegios y posesiones que no tenían; traté de que no obtuvieran más de lo que yo podría darles, pero se las arreglaron y me liaron. En parte es culpa mía. Lo siento, Luna, no quería que se aprovecharan de la situación, y aun así… te he fallado.
-No, para nada, he sido yo quien ha iniciado el conflicto. Siempre tuve mucho temperamento desde que era pequeña, y me enfadaba con facilidad… ahora todos pagaremos por mi imprudencia.
Las dos alicornios se miraron por un momento, Luna se mordió el labio y no pudo evitar derramar algunas lágrimas; Celestia abrazó a su hermana pequeña para confortarla.
-Siento como si todo se cayera sobre mí… no sé si voy a poder soportar tanta presión. Temo por Frank, Tia…-masculló ésta, mirando a su hijo dormido.
-Haremos todo lo posible para que nada le afecte, yo me encargaré personalmente de ello. Déjame a mí las negociaciones ¿vale?
Luna tan solo asintió con la cabeza y su hermana frotó su mejilla contra la suya, devolviéndose las dos el gesto cariñosamente. Las últimas horas de luz comenzaban a acabarse y el color anaranjado del atardecer bañaba a Canterlot en una cálida luz.
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Banda Sonora Original de
Amor de madre [youtube]0f48fpoSEPU[/youtube]