Diamante púrpura [Romance] [Cap. 21 - Act. 4/4/23]

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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 6 - Act. 9/6/15]

Mensaje por agustin47 » 16 Jun 2015, 00:45

Puede que la reacción sea la de un pagafantas sin nada de amor propio, sí... ¿Y ha demostrado ser Spike mucho más que eso? Sí, lo ha hecho, pero no de una forma que te haga imposible pensar que reaccionaría así. Yo opino que su forma de reaccionar es una gilipollez enorme y que demuestra una autoestima muy baja, pero no es algo que no me esperara en él. Muchas veces en la serie ha tenido esta actitud, muchas muchas, y muy pocas la que tú pides. Sí, es cierto que no es tan pagafantas y patético como para decir que sin duda reaccionaría así o peor, pero su forma de ser sinceramente no me incita a no aceptar esto, sí no que más bien me da la sensación de que es plausible, aunque también me da la sensación de que en algún momento explotará soltando todo lo que tanto tiempo se lleva guardando.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 6 - Act. 9/6/15]

Mensaje por LloydZelos » 16 Jun 2015, 00:49

[quote="agustin47";p=273744]Puede que la reacción sea la de un pagafantas sin nada de amor propio, sí... ¿Y ha demostrado ser Spike mucho más que eso? Sí, lo ha hecho, pero no de una forma que te haga imposible pensar que reaccionaría así. Yo opino que su forma de reaccionar es una gilipollez enorme y que demuestra una autoestima muy baja, pero no es algo que no me esperara en él. Muchas veces en la serie ha tenido esta actitud, muchas muchas, y muy pocas la que tú pides. Sí, es cierto que no es tan pagafantas y patético como para decir que sin duda reaccionaría así o peor, pero su forma de ser sinceramente no me incita a no aceptar esto, sí no que más bien me da la sensación de que es plausible, aunque también me da la sensación de que en algún momento explotará soltando todo lo que tanto tiempo se lleva guardando.[/quote]
Bonito tocho para decir que "tó pué pasar" :roto2rie:
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Re: Diamante purpura [Romance] [+12] [Cap. 6 - Act. 9/6/15]

Mensaje por agustin47 » 16 Jun 2015, 02:36

Ya, me puse a escribir, y para cuando terminé me di cuenta de que podría haberlo resumido en 1 línea, pero meh, ya lo había escrito :qmeparto:
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agu10_play » 19 Jul 2015, 03:34

Capítulo 7 - En blanco y negro


La aurora había amanecido temprano aquel día. Bajo el cálido resplandor de los rayos solares que asomaban en el horizonte, dos jóvenes potras cargaban sus respectivos y vacíos carros de madera de regreso a Ponyville, mientras el pueblo a sus espaldas se perdía de vista con el pasar de los minutos.

Al dirigir su mirada al cielo, a la poni terrestre de melena roja y sombrero campirano no le resultaba difícil saber a simple vista que aquel sería un buen día, soleado y despejado. El clima cálido y primaveral comenzaba a hacerse notar en cada rincón de Equestria, pues apenas tres semanas atrás el invierno había sido empacado por completo.

¿Pero qué hacían estas dos potras en un lugar tan apartado de su hogar al comenzar el día? La respuesta era simple: La tarde anterior, la granjera había convencido a la estudiante de música para que la acompañase en su incursión a Cajun Swamp, un pequeño asentamiento en las profundidades de un pantano al sureste de Equestria. ¿Su objetivo? Entregar un pedido de pasteles de manzana para la celebración de aniversario del pueblo, recibiendo una fuerte cantidad de bits como pago en el proceso.

El encargo del corriente año era por demás enorme y, siendo que sus hermanos mayores estarían ocupados con la cosecha de manzatruenos, la menor tendría la responsabilidad de completar la transacción. Para ello, había solicitado la ayuda de su amiga unicornio quien, acostumbrada a cargar el voluminoso equipaje de su hermana mayor con frecuencia, no tenía mayores dificultades a la hora de tratar con pesos similares.

Habiendo arribado a últimas horas del día anterior, decidieron quedarse hasta el final de la celebración, hospedándose después en la casa de uno de los pueblerinos, y habiendo resuelto partir al asomo de las primeras luces del alba.

Aún cuando el viaje de ida había resultado realmente tranquilo para ellas, no podían confiarse. Sabían bien que en el pantano podían encontrarse con un sinfín de situaciones peligrosas, sin mencionar a la agresiva quimera que ocasionalmente rondaba por los caminos. No menos preparadas para tales circunstancias, ambas lucían botas a prueba de fuego en sus cuatro piernas para cruzar a través de la zona de géiseres, así como de un extenso arsenal de utensilios y carnadas para enfrentar con valor o evadir con astucia a las criaturas de la zona.

Claro, en ningún momento a lo largo de su travesía dejaron de tener tal pensamiento presente, pero esto no significaba que debían de permanecer con la guardia alta de manera constante. No, ambas recorrían aquel camino de tierra con calma real, tal y como si se tratara de una tranquila caminata por el bosque.

—Entonces yo espío con mi pequeño ojito algo que empieza con “P”. -Continuó Sweetie.

—No lo sé, ¿Un pino?

—¡Correcto! -Asintió sonriente.- Te toca.

—Yo espío con mi pequeño ojito algo... que empieza con “C”.

—¡Los carros!

—Perfecto.

—Y yo espío con mi pequeño ojito-... -Se vio interrumpida por un largo y cansado suspiro por parte de Apple Bloom.

—¿No podemos jugar a algo más? Van solo diez turnos y ya repetimos la mitad de las cosas. -Comentó con gracia, provocando la risa de su compañera. Luego de ello, esta última permaneció pensativa unos instantes, sonriendo con astucia después.

—Mmm... ¿Alguna vez oíste del “¿Quién come una porción de pastel más rápido?”? -Preguntó, esperando una respuesta afirmativa de su parte.

—Sweetie Belle, acordamos que a las nueve.

—Aw, lo sé, pero-... -Iba a excusarse cuando su estómago gruñó fuertemente, de forma que incluso Apple Bloom fue capaz de oírlo. No hacía falta de más palabras para la granjera, quien rió audiblemente frente a la apenada unicornio.

—Creo que podemos tomar un par de porciones ahora. -Aceptó sonriente. Correspondiéndole, Sweetie no tuvo duda alguna de que ella también estaba hambrienta.

Se detuvieron en el área relativamente seca bajo uno de los prominentes árboles que ocasionalmente cortaban con el patrón de arbustos y manglares del espeso pantano, dejando a un lado los carros de madera y disponiéndose a compartir el último pastel de manzana, el cual habían reservado para ellas.

Mientras que Sweetie no requirió de mucho tiempo para comenzar a degustar su primera porción, pues era capaz de levitar la misma gracias a su magia, Apple Bloom debió despojarse de las botas de sus cascos delanteros para ser capaz de tomar la comida.

—¡Delicioso! -Exclamó la granjera al dar el primer bocado, orgullosa de su propio trabajo.- ¡Deberíamos hacer esto más seguido! -Comentó, ganándose una mirada interrogante por parte de la unicornio, riendo poco después.- No hablo de venir a este pantano, sino de salir y hacer un día de campo juntas. -Así también, la granjera esperaba una respuesta afirmativa y llena de optimismo, pero recibiendo en cambio una mirada incómoda cuyo significado le era difícil descifrar.

—No lo sé, Apple Bloom.

—¿Por qué? -Preguntó, extrañada.

—Bueno, pude venir hoy porque no tenía demasiada tarea de la escuela, pero eso rara vez sucede. -Se excusó, con un dejo de tristeza en su voz.

La Apple más joven del manzano lo comprendía; desde que la unicornio había ingresado en la escuela "Little Nightingale" para talentos musicales, tan solo dos meses atrás, apenas si la había visto unas pocas veces. Claro, dejar de trabajar en la Boutique Carrousel sin duda le había dejado un margen de tiempo considerable, pero este había sido reclamado casi en su totalidad por la mencionada escuela. Aún así, no había desistido de sus clases de magia con Twilight Sparkle los sábados y domingos en la tarde, diciendo que algún día sería una cantante profesional, pero que no por ello dejaría de lado los estudios en compañía de su princesa favorita.

Teletransportación, hechizos cambia-forma, rayos de ataque y campos de fuerza, o incluso viajar en el tiempo. Todo esto, en mayor o menor medida, estaba al alcance de cualquier poni con un cuerno en su cabeza, de la misma forma en que el cielo está al alcance de cualquier poni con un par de alas en su lomo. Y aún así, sabía por medio de Twilight que eran contados los unicornios que alcanzaban a desarrollar su máximo potencial dado que esto requería de un extenuante trabajo duro, el cual no estaban dispuestos a llevar a cabo.

Mientras Apple Bloom consideraba estos detalles, orgullosa de que su amiga fuese capaz de organizar su tiempo de tal manera para alcanzar sus metas, respondió a sus disculpas.

—Entiendo, no te preocupes. No me sentiría bien sabiendo que retraso a mi mejor amiga en su camino al éxito. -Le guiñó un ojo, comprensiva, aunque esto solo hizo sentir culpable a Sweetie Belle. Ella realmente apreciaba a sus amistades, y no estaba dispuesta a siquiera permitir que estas consideraran la idea de lo contrario.

—Ahora que lo mencionas... -Habló con un tono sugerente.- En menos de un mes serán las vacaciones de primavera. Tendré dos semanas libres. -Continuó, recibiendo una pequeña risa por parte de la joven Apple.

—Suena a que ya tenemos planes. -Respondió sonriente, para luego chocar sus cascos. Las dos ponis ahora cargaban con grandes responsabilidades a sus espaldas, las cuales no podían ignorar, pero ninguna de las dos permitiría nunca que esto debilitara su preciada amistad.

Aquel cálido momento compartido se vio interrumpido de manera abrupta cuando Apple Bloom se incorporó rápidamente, luego mirando en varias direcciones con expresión extrañada. Sweetie Belle la observaba con curiosidad, no comprendiendo su comportamiento.

—Apple Bloom, ¿Qué suce-...? -Fue interrumpida a la mitad de la pregunta por un rápido chistido. Aparentemente, un sonido había captado su atención, uno que ella no era capaz de percibir. Sus orejas erguidas se agitaron ligeramente, cual sabueso que había detectado a su presa a un kilómetro de distancia.

Allí estaba otra vez, no podía estar equivocada. Podía escuchar alaridos a la distancia, que fácilmente podrían ser interpretados como lamentos de alguna criatura bajo ataque, y los cuales provenían de algún lugar más adelante. Sus cascos salieron disparados en el camino cuando recordó lo que había en el lugar del cual probablemente los sonidos eran emitidos, movilizándose velozmente hacia la dirección que sus oídos le indicaban, sin perder tiempo.

—¡Apple Bloom! ¿A dónde vas? -Llamó Sweetie a sus espaldas, confundida, mientras se incorporaba e iba tras ella.- ¡Apple Bloom! ¡Espera!

A la unicornio no le tomó poco más de un minuto el ponerse a la par de su compañera, no disponiendo del oxígeno suficiente para preguntar qué era lo que estaba sucediendo. La pregunta en si no fue necesaria cuando los alaridos que antes había oído la granjera, estuvieron en el rango auditivo de la estudiante. Su corazón se estremeció ante el sentimiento que presentaban aquellos lamentos; alguien estaba el problemas, y siendo que eran probablemente las únicas presentes en kilómetros a la redonda, sabían que era su deber ayudar.

Ágilmente se abrieron paso por el bosque, cortando camino al cruzar a través de los arbustos y maleza plantados a lo largo de la zona, mientras que ambas se preguntaban exactamente lo mismo: ¿Qué clase de criatura profería tales lamentos? ¿Y cuál era la razón?

Obtuvieron su respuesta cuando llegaron a una sección del pantano que cambiaba gradualmente a cada paso, con una temperatura inusualmente elevada, y donde varios de los árboles se volvían troncos secos y sin vida. El nuevo ambiente, poblado de una especie de densa neblina anaranjada, se volvía más y más opresivo a medida que se avanzaban.

Cuando los cascos de Apple Bloom tocaron el líquido de uno de los charcos en el terreno, supo en donde se encontraba, y se percató del terrible error que había cometido. Casi un instante después, del mismo charco surgió una poderosa llamarada que provocó un gran susto en Sweetie Belle, recordando al instante las explicaciones de su amiga sobre los peligros del pantano.

—¡Apple Bloom! ¿Acaso esto es...? -Preguntaba, falta de aliento.

—Sí, ¡Para eso son las botas! -Gritó, sin detenerse. Sweetie estuvo a punto de remarcar el hecho de que ella no llevaba puestas las delanteras, pero fue interrumpida cuando la yegua habló nuevamente.- ¡Allí!

Al dirigir la mirada al frente, la unicornio descubrió a una pequeña criatura que intentaba escapar de un espacio rodeado de charcos de los cuales surgían poderosas flamas capaces de reducir a cenizas cualquier cosa a su alcance. La niebla le impedía ver claramente algo más allá de su oscura silueta remarcada en contraste con las llamas, pero sus intentos de divisarla sufrieron un fin abrupto cuando, súbitamente, uno de los géiseres estalló en un torrente de flamas bajo el casco izquierdo de la granjera.

La misma alcanzó a lanzarse a un lado a tiempo, evitando oportunamente que el fuego cubriera la mitad de su cuerpo, pero parte de su pierna se había visto afectada en el proceso. No alcanzó a apoyar esta última cuando la misma cedió de repente, ahogada en un ardor que le impedía incorporarse. Piernas, vientre y rostro ahora se veían cubiertos por el pestilente fango del pantano, pero esa era la menor de sus preocupaciones.

Considerando la situación, Apple Bloom pensó que detenerse a descansar en aquel lugar no podía terminar bien, riendo para sus adentros por causa de su propio infortunio, no alcanzando a formular un nuevo pensamiento de pesimismo y resignación antes de que la unicornio la auxiliara, poniendo el brazo izquierdo de la primera sobre sus hombros. La poni terrestre ahogó un quejido por causa de la sensibilidad en el área de piel enrojecida y carente de pelaje en su pierna, ahora invisible por la suciedad, pero debía resistir si lo que pretendía era escapar con bien de aquel lugar.

Al apenas levantar la vista, las dos alcanzaron a ver que la criatura en efecto intentaba lanzarse a su escape, pero las llamas le detuvieron nuevamente y por última vez, al alcanzar su costado izquierdo. Chillando por causa del sufrimiento, se revolcó en el fango en un movimiento desesperado por extinguir las llamas, el cual dio resultado, y luego del cual retrocedió hasta el tronco de un árbol en el centro de la escena. Dolido y suplicante, el pequeño se había resignado a escapar, mientras que las llamas continuaban surgiendo súbitamente de las aberturas a su alrededor. No pasaría mucho tiempo antes de que se viera alcanzado por una de las arremetidas ígneas nueva y, probablemente, por última vez.

Con el corazón gravemente afectado por sus lamentos, e ignorando el desgaste físico de su propio cuerpo, Sweetie reinició la carrera con cierta dificultad mientras llevaba en hombros a Apple Bloom, quien hacia todo lo posible por no convertirse en una carga durante el rescate, intentando seguirle el paso. Recordó por un momento la reunión de los Apple durante la cual había hecho una actividad similar con Babs Seed, aunque con la diferencia de que sus piernas estaban atadas, y no corrían con un peligro potencialmente mortal.

Al ver que las flamas comenzaban a surgir nuevamente en los géiseres cercanos a su objetivo, Sweetie apretó el paso incluso más -si eso era posible-, y al ver que los estallidos de llamas eran secuenciados directamente hacia el tronco del árbol, se valió de la totalidad de su fuerza física para dar un gran salto aún llevando a la granjera, y pronta a caer sobre la criatura.

Lejos de ello, a tan solo centímetros de aplastarla, su cuerno brilló con un resplandor verde claro al tiempo que un campo de fuerza esférico del mismo color era creado, manteniéndola a ella en el centro, a Apple Bloom sobre su espalda, y a su diminuto amigo bajo ella.

—Tranquilo pequeñín, todo va a estar-... -No alcanzó a completar la frase de confort cuando el géiser bajo ellos estalló por causa de la presión acumulada, enviando a los tres seres en su interior con destino al espacio exterior. Afortunadamente, esto no sucedió, dado que el impulso tomado apenas los llevó a una altura de aproximadamente cien metros. Pero a pesar de que temía a las alturas, Sweetie no estaba demasiado preocupada, pues el campo de fuerza podría aminorar la caída hasta el punto en que quienes habitaban su interior apenas notaran el impacto. Este último pensamiento se perdió en el momento en que la burbuja estalló al haber alcanzado la altura máxima.- Oh oh... -Susurró, antes de romper en gritos de terror cuando los tres se encontraron en plena caída libre, a escasos segundos de un no muy suave aterrizaje.

Pero Apple Bloom no había perdido la calma en ningún momento. Luego de tomar a Sweetie con su brazo herido, y de que esta abrazara a la pequeña criatura con gran desesperación, buscó con el casco derecho en la alforja de su costado, hallando su querido lazo. Ató el mismo alrededor de su brazo sano en un rápido movimiento con su boca para luego lanzar el otro extremo hacia la rama extendida de un roble alto, esperando con todas sus fuerzas que esta última fuera capaz de resistir su peso.

El tirón por causa del enganche lastimó su extremidad ligeramente, pero ahora tendían a una altura mucho menor del nivel del suelo, hallándose en un espacio por el cual era posible descender haciendo uso de las ramas como si fueran escalones. Al admirar la distancia que aún las separaba de un área segura, la Apple más joven del manzano suspiró audible y cansadamente, mientras que Sweetie permanecía paralizada por el miedo.

—¿Lo logramos? -Preguntó tímidamente.

—Sí. -Respondió, agitada.- Pero en tu lugar, no abriría los ojos para comprobarlo.

—¿Por qué? -Cuestionó al abrirlos, encontrándose de lleno con una peligrosa caída que podría poner fin a su vida, oprimiendo involuntariamente al pequeño que yacía asustado entre sus brazos, quien liberó un pequeño quejido. Pero lo extraño allí era que no había sido un solo quejido, sino dos, al mismo tiempo.- Aw, lo siento pequeñín. -Se disculpó al observarle detenidamente por primera vez. Parecía imposible, pero dada la situación en la que antes se habían metido y la distancia a la cual se encontraban en un principio, ninguna de las dos se había percatado del diminuto detalle de que el can que ahora llevaban con ellas no tenía una, sino dos cabezas.

Aparte de aquella mínima particularidad, el resto de su cuerpo parecía ser el de un cachorro normal, con un pelaje marrón claro y manchas de un tono más oscuro a lo largo del mismo, orejas grandes y terminadas en punta, dos pares de ojos negros y temerosos, y una larga cola peluda. El mismo no era más grande que Winona, pero sin duda se encontraba bastante desarrollado.

Un ligero pero fácilmente perceptible crujido les indicó que detenerse a admirar al animal en aquel lugar no era la mejor idea que podrían tener. Soltando poco a poco la soga, la granjera comenzó a bajar luego de que la unicornio hubiera apoyado sus cascos en una de las gruesas ramas del roble, descendiendo mientras sostenía delicadamente al cachorro con su brazo izquierdo, y marcando el camino que debían recorrer para llegar a suelo seguro. Con cierta dificultad por causa de la quemadura en su brazo, la granjera intentaba evitar roces innecesarios, de forma de no aumentar la molestia. Sweetie, en cambio, se veía retrasada al intentar sostenerse solo con uno de sus cascos delanteros.

No pasó un instante desde el momento en que la unicornio posó sus cascos sobre la tierra, alejados de la zona de géiseres, cuando el cachorro se retorció en sus brazos, en un intento desesperado por escapar que la joven potra no fue capaz de evitar.

—¡E-espera! -Le llamó, pero el mismo ya había emprendido carrera, alejándose rápidamente por la galería de árboles.- Espera... -Siguió hablando al aire, con tristeza en su voz.

—No te preocupes por él, estará bien. -Intentó calmarla su amiga al concluir su descenso, sonriendo débilmente. Equivocada, ya que a los treinta metros recorridos el cachorro tropezó y cayó, no volviendo a levantarse.- O tal vez no. -Continuó, preocupada.

—Oh no... -Susurró al galopar con preocupación hacia el pequeño. Al tomarlo en sus brazos nuevamente sintió un ligero temblor en su pequeño cuerpo, y haciendo una observación más detenida, halló que la mayor parte de su costado bajo el fango carecía de pelaje, con su piel enrojecida. El cachorro en efecto estaba consciente, pero mantenía sus ojos fuertemente cerrados por causa del dolor, y no contaba con las fuerzas necesarias para intentar un nuevo escape.- Apple Bloom... -Se dirigió a su amiga, quien se aproximaba lentamente por causa de su propia quemadura, comprendiendo sus sentimientos sin necesidad de más palabras.

—Tenemos que volver a Ponyville. -Convino rápidamente. Dicho esto, ambas se pusieron en camino rumbo al lugar donde habían dejado los carros de madera. Aquel sería un largo viaje.



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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agustin47 » 19 Jul 2015, 04:38

Eres genial. Y encima sacas los capítulos a las 5 de la mañana de España, con lo que me das algo que hacer a esta hora... Te quiero :qmeparto:
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agu10_play » 19 Jul 2015, 05:13

[quote="agustin47";p=278887]Eres genial. Y encima sacas los capítulos a las 5 de la mañana de España, con lo que me das algo que hacer a esta hora... Te quiero :qmeparto:[/quote]

Gracias :mola: Cuando lo publiqué, eran las 11:30 p.m. acá en Argentina. Decidí hacerlo ahora y ya quedarme tranquilo porque en unas horas me voy de vacaciones por una semana :P ¡Saludos! Y espero lo disfrutes :)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agustin47 » 19 Jul 2015, 06:31

Lo he disfrutado mucho. Espero que te lo pases genial en tus vacaciones :)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por LloydZelos » 19 Jul 2015, 13:04

Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

Disfruta tus vacaciones, que te las has ganado 8)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agu10_play » 19 Jul 2015, 17:59

[quote="LloydZelos";p=278913]Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

Disfruta tus vacaciones, que te las has ganado 8)[/quote]

Sorry, pero era inevitable :P Por curiosidad, ¿Cómo se nombraron allá a esas manzanas?

Y si, en algunas escenas quizá debería haberme explayado un poco más, pero intenté terminar el capítulo para ayer porque de otra forma iba a terminar subiéndolo el mes que viene :P Y el cachorro de ortro, por si acaso, no está de adorno. Es un personaje más, y uno bastante importante c:

Ya las arranqué, ahora mismo estoy en el auto camino a un pueblito tranquilo en el medio de la nada :uh: En fin, ¡Saludos Lloyd! Y gracias por pasarte :mola:
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por LloydZelos » 19 Jul 2015, 19:15

[quote="agu10_play";p=278956][quote="LloydZelos";p=278913]Genial capítulo del que solo puedo destacar como algo negativo el HORRIBLE nombre de manzatruenos (sí, sé que es como se le llama oficialmente por Latinoamérica), y en el que consigues trasladar a la perfección la tensión y la acción del rescate y la paz de dos amigas con compromisos compartiendo un pastel a un lado del camino. Pero es demasiado corto :rarwhy: Y por cierto, curioso que hayas metido una cría de ortros.

Disfruta tus vacaciones, que te las has ganado 8)[/quote]

Sorry, pero era inevitable :P Por curiosidad, ¿Cómo se nombraron allá a esas manzanas?

Y si, en algunas escenas quizá debería haberme explayado un poco más, pero intenté terminar el capítulo para ayer porque de otra forma iba a terminar subiéndolo el mes que viene :P Y el cachorro de ortro, por si acaso, no está de adorno. Es un personaje más, y uno bastante importante c:

Ya las arranqué, ahora mismo estoy en el auto camino a un pueblito tranquilo en el medio de la nada :uh: En fin, ¡Saludos Lloyd! Y gracias por pasarte :mola:[/quote]
Manzanas Zap. Traducir los personajes, objetos y lugares suele ser una malísima idea.
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por Volgrand » 21 Jul 2015, 22:13

Me ha gustado mucho. Tienes una gran habilidad para narrar un slice of life tan mundano como el de Spike. ¡Sigue así!
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 7 - Act. 18/7/15]

Mensaje por agu10_play » 22 Jul 2015, 18:19

[quote="Volgrand";p=279200]Me ha gustado mucho. Tienes una gran habilidad para narrar un slice of life tan mundano como el de Spike. ¡Sigue así![/quote]

Gracias Volgrand :3 Aunque en los capítulos venideros quiero concentrarme más en Sweetie Belle, after all she is the star here :P ¡Saludos! Y gracias por pasarte ;-)
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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Mensaje por agu10_play » 23 Ago 2015, 19:50

Capítulo 8 - Al caer la noche


Los últimos rayos del sol de atardecer se colaban a través de las nubes al final de lo que había sido un día con mucho movimiento para la joven estudiante de música quien, cargando con una caja de madera en su costado -la cual contenía al cachorro de dos cabezas- caminaba sin prisas a través de las calles del pueblo, cuya actividad comenzaba a disminuir gradualmente con el paso del tiempo.

Desde la mañana, había pasado por una situación de peligro mortal con objeto de salvar al pequeño que ahora la acompañaba, habían galopado hacia la veterinaria para tratarle, visitado la casa de una de sus más queridas amigas, almorzado con ella y pasado la tarde ayudándole con el cuidado de sus propios animales.

Luego de unas horas, Apple Bloom decidió que debía descansar bien su casco si lo que quería era reiniciar sus labores normales lo más pronto posible, por lo que luego de almorzar con la unicornio y la pegaso, había partido con destino a Sweet Apple Acres a echarse una buena siesta, dejando la caja que había construido con Sweetie Belle para transportar a su nueva "mascota".

Ahora ella se encaminaba hacia la biblioteca Golden Oak donde había concertado sus clases con la princesa de la armonía y donde, con suerte, encontraría un hogar para su pequeño amigo. El ortro ladró con vehemencia para llamar la atención de Sweetie quien, al voltearse, notó que este intentaba sin éxito escapar de la caja.

—Tranquilo amiguito, te sacaré de ahí apenas lleguemos con Twilight. ¡Te encantará! Ya verás. -Intentó llevar su casco izquierdo sobre su hombro derecho para acariciar sus dos cabezas y así calmarle, algo que le resultó difícil en sobremanera dada la estructura y posición de la caja.

Mientras reiniciaba su paso, una sombra de duda apareció en su rostro cuando consideró si realmente conseguiría lo que se proponía: convencer a sus amigos de adoptar al pequeño. Aquella era, probablemente, su última oportunidad para mantener al cachorro cerca de ella, por lo que pondría todas sus energías en aquel intento.

La princesa y el dragón eran sus únicos amigos con un hogar lo suficientemente amplio como para albergar a un animal semejante en cuanto creciera, y siempre había alguien en aquella morada, por lo que el pequeño no estaría solo y abandonado. En lo que pensaba en ello, de un momento a otro se encontró frente a la biblioteca; había llegado la hora de la verdad. Abrió la puerta, e ingresó en el recibimiento con porte alegre.

—¡Twilight! ¡Spike! ¿Hay alguien en casa? -Preguntó con gentileza.

Se extrañó al no encontrar ni al dragón ni a la princesa en las cercanías, pero si las luces encendidas. Consideró que, probablemente, solo habían salido por un momento, por lo que se tomó la libertad de cerrar la puerta tras de sí y de cruzar la estancia, dirigiéndose a la sala continua. No había una sola alma en las cercanías.

El cachorro ladró una vez más para llamarle, y Sweetie comprendió que el mismo ya estaba cansado de quedarse allí mientras ella le llevaba de un lado a otro. Sonriéndole, se dispuso a desajustar las correas, retirando la caja de su costado al colocarla en el suelo, y dejando salir al pequeño.

Sus ojos curiosos recorrieron toda la sala mientras caminaba con cautela sobre el extraño suelo de madera tallada, grabando en su mente la imagen de todo objeto que llamara su atención. Mientras el cachorro hacia esto, Sweetie Belle buscó en las estanterías los libros que había estado estudiando la tarde anterior bajo la tutela de Twilight: “Levitación, ¡Un poder fuera del límite físico!”, “¡Mantenlo dentro! Campos de fuerza avanzados” y “Compendio de magia: Volúmenes 1 a 36”. Le tomó un poco de trabajo extra retirar este último del estante dado el gran peso que suponía, pero al lograrlo, estuvo a punto de caerle encima.

Antes de que se hubiera movido para evitar el golpe, dos garras purpuras detuvieron el gran tomo en el aire. Sobre ella, el dragón de ojos verdes le dedicaba una mirada divertida.

—Oye, ten cuidado. Podrías haberte hecho daño. -Advirtió, mientras lo llevaba sin mucho esfuerzo hacia la mesa circular del centro.

—Claro que no, lo tenía todo bajo control.

—No desde mi punto de vista.

—Entonces deberías ir con el oculista. -Lanzó ella, a lo que el dragón soltó una pequeña carcajada. Sweetie notó entonces el aspecto de su amigo, quien lucía una pañoleta sobre las púas de su cabeza, y un delantal rosa con un corazón bordado en el centro. Intentó contener su risa mientras este se volteaba.

—Lamento decepcionarte, pero Twi aún no ha llegado. ¿Quieres que te prepare algo para merendar?

—Estoy bien, gracias. Pero... si me vendría bien sentarme un poco. -Advirtió, tomando asiento frente a la mesa circular.- Estoy algo cansada.

—Oí que en la mañana tuvieron algunos problemas en el camino de regreso. -Comentó el dragón, curioso, apoyándose contra una de las estanterías con brazos cruzados. La unicornio suspiró, sonriente.

—¿La versión corta, o la larga?

—Sorpréndeme. -Respondió de la misma forma, pero antes de que Sweetie comenzara a relatar su historia, Spike notó por el rabillo del ojo una caja de madera que antes no estaba allí.- ¿Eso es tuyo? -La estudiante se percató entonces de que el cachorro no se encontraba en los alrededores.

—Oh cielos, lo olvidé por completo. -Se incorporó, inquieta.- ¿Dónde se ha metido?

—Espera, ¿Quiéres decir que-...? ¡Aw! -Exclamó, más por sorpresa que por dolor. Al levantar el brazo derecho, los dientes de un can con el costado vendado permanecían firmemente clavados en la garra del dragón mientras que su otra cabeza le gruñía con desconfianza. El asistente, al levantar su brazo a la altura de los ojos, le dirigió una mirada con cierto enojo.

De acuerdo, ese no fue el mejor de los comienzos. -Pensó Sweetie, en extremo nerviosa.

—¿De casualidad buscabas esto? -Preguntó, ahora dirigiéndose a ella. La unicornio intentó lucir lo más natural posible, sin éxito.

—Si... verás, estuve llevándolo conmigo todo el día mientras se recuperaba de una pequeña herida, y como este es un lugar cerrado creí que no habría problema si lo soltaba. Eh... ¿Te molesta? -Preguntó, ahora exponiendo una expresión lastimosa, táctica que Spike había aprendido a reconocer con los años. En ese momento los dientes del ortro resbalaron de sus escamas, dejando tras de sí un rastro de espesa saliva.

—¡Ugh! Sweetie, ¿Puedes mantenerlo afuera? Acabo de limpiar y de seguro babeará en todos lados. -Habló mientras el ortro iba a refugiarse tras los cascos delanteros de la yegua, asomando su rostro con más desconfianza que temor.

—¡Claro que no! Aún no es tan grande como para babear así. -Acarició sus cabezas con cariño.- Además no puedo dejarlo salir. Si sale correrá, y no puede hacerlo porque aún no se ha recuperado. -Se apartó ligeramente, dejando a la vista del dragón al can sentado sobre sus cuartos traseros. A los ojos de la unicornio la criatura exponía una tierna, cautivadora y triste mirada, capaz de incitar a los sentimientos más recónditos en el corazón de cualquier poni. Frente a los ojos del dragón, en cambio, sucedía algo muy diferente.

—¿Acaba de orinarse? -Preguntó. Al bajar la mirada, el cachorro ya se había incorporado, caminando hacia el recibimiento de la biblioteca con intenciones de explorar y dejando tras de sí un rastro de pisadas mojadas, además de un charco que había alcanzado el casco izquierdo de la potra.

—Uh...

—De acuerdo, se acabó. -Sentenció, partiendo rumbo a su dormitorio en el primer piso, con la unicornio caminando tras de él.

—Spike, por favor, tenle algo de paciencia. Es solo un cachorro.

—Lo sé, Sweetie. Pero hoy no tengo un día precisamente para lidiar con cachorros. Acabo de limpiar la casa, y no voy a volver a hacerlo por causa de un perro revoltoso de dos cabezas.

—¡No es revoltoso! -Negó ella, mientras ambos cruzaban la puerta.

—Si no lo fuera, no habría ensuciado el piso de la sala. ¿No crees?

—No fue su culpa, yo lo lleve en esa caja todo el día. Es normal que no pueda aguantarse. -Continuaba explicando, cuando Spike extrajo de uno de sus cajones una correa azul, regresando a las escaleras.- Espera, ¿No vas a...? ¡Spike!

—No te preocupes, lo ataré cerca de la puerta para que no escape y puedas tenerlo vigilado.

—Aún así, podría romper la correa y escapar.

—Claro que no, son muy resistentes. Antes usaba de estas con las mascotas de las chicas, y nunca tuve problemas. -Encontró al cachorro intentando extraer con sus dos juegos de colmillos uno de los libros de un estante inferior en el recibimiento, por lo que pudo atraparlo sin mayores dificultades. Colocó el collar en la cabeza izquierda y, al abrir la puerta ató el otro extremo al pie del letrero de la biblioteca. Habiendo asegurado bien la correa, regresó al interior cerrando la puerta tras de sí, encontrándose con la mirada de la unicornio, una seria mirada en la cual podía notar leves dejos de enojo y tristeza.- ¿Qué? -Preguntó, no recibiendo respuesta.- No, no voy a caer en esos ojos otra vez Sweetie, y no voy a dejar que ese perro ande suelto por aquí. Así como lo has visto hace un momento, bien podría dañar o ensuciar los libros que estén a su alcance. -Explicaba, mientras regresaba del baño de la planta baja con el secador en brazos, limpiando el charco del suelo.

—Podrías entrenarlo. -Sugirió, sin medir sus palabras. El dragón levantó la mirada del piso, interrogante, hasta que al fin descifró las verdaderas intenciones de la potra al llevarlo a aquel lugar.- Oh no, no. No. No, claro que no. -Movió la cabeza con vehemencia.- No va a quedarse aquí. Olvídalo.

La unicornio había sido descubierta. Bien podría haber negado la acusación y continuado con aquella treta intentando llegar a Twilight, pero para su desgracia Spike contaba con la inconveniente habilidad de saber cuando alguien le estaba mintiendo. Ir contra aquel detector de mentiras de hábiles ojos y oídos era un callejón sin salida.

—¿Por qué no? -Preguntó finalmente.

—Para empezar... sabes en donde estamos, ¿Verdad? -Sweetie le mantuvo una mirada interrogante, haciéndole saber que no comprendía su punto. Francamente, Spike no esperaba otra reacción.- Mira a tu alrededor. Esta... es la única biblioteca del pueblo. Aquí es a donde vienen los pequeños cuando necesitan buscar información para sus tareas de escuela, aquí vienen los cocineros y pasteleros a buscar recetas que les sirvan como guía para concebir sus propios platillos, e incluso los artesanos vienen a buscar manuales para llevar a cabo sus proyectos. Este lugar es muy importante en el pueblo. -Nuevamente, la unicornio tenía aquella mirada, que decía no entender cuál era su punto.- Ahora, los ortros son, en esencia, criaturas salvajes. No son como Opal o Winona; no reciben órdenes de nadie, hacen sus propias reglas. ¿Qué lo detendrá de destruir los libros de aquí? ¿De ensuciar en cualquier lugar de la casa sin controlarse siquiera? -Preguntó nuevamente. La unicornio permaneció con la cabeza gacha. Frente a ello, el dragón habló de una forma más pausada y calmada.- Escucha Sweetie, lo siento, pero no creo que ese cachorro tenga lugar aquí.

—Está bien. He escuchado eso mismo varias veces el día de hoy. -Reveló ella.

—¿Qué? -Cuestionó, sin comprender. La unicornio suspiró, y se sentó contra uno de los estantes, recostando la espalda.

—Mis padres no lo aceptarían en nuestra casa, por más que insistiera. Pregunté a Apple Bloom si su familia podía cuidarlo, y luego a Fluttershy. Ninguna de las dos aceptó. Pinkie Pie no le pondría límites, Rainbow no podría llevarlo con ella, y mi hermana siempre está demasiado ocupada y no podría ponerle atención. -Continuó relatando, con cierta tristeza en su voz, pero no llegando a quebrarse.- Siento lo del piso. -Se disculpó. Spike odiaba aquello, el hecho de que la unicornio siempre encontraba la forma de tocar su fibra sensible, algo que le llevó a tomar asiento junto a ella, por un instante manteniendo el silencio.

—¿Estuviste buscando a alguien para cuidarlo toda la tarde? -Preguntó con cierta duda. La unicornio asintió.- ¿Por qué? Ese cachorro no tiene nada que ver contigo. -Se extrañó. Sweetie suspiró una vez más.

—¿Acaso eso importa? Estaba solo, Spike. Solo y... lastimado. Y si lo devolviera al lugar donde lo encontré seguiría solo.

—Muchos animales viven sus vidas solos, sin ponis que los cuiden. Es normal. -Intentó razonar, pero sabía bien que la unicornio nunca respondería ante tales razonamientos, lo sabía incluso antes de que la misma le dirigiera aquella triste mirada, con una sonrisa casi imperceptible de por medio.- ¿Qué?

—Si te lo digo, te reirás de mi.

—¿Me crees capaz? -Preguntó con seriedad. Sweetie permaneció callada un momento, considerando si debía hablar o no. Finalmente se decidió.

—Cuando vi sus ojos por primera vez... sentí que me necesitaba. -Reveló finalmente.- Llámalo como quieras: coincidencia, destino, pero creo que lo encontré porque debía ser así, porque debía cuidar de él. -Concluyó, y la habitación quedó en silencio. En el exterior, la luz se había extinguido casi por completo, dando paso a la pronta oscura noche.- Lo sé, no tengo remedio. ¿Verdad? -Habló con tristeza en su voz.

—De verdad te importa, ¿Eh?

—Solo quiero protegerlo, y estar cerca de él. Siento que... que soy lo único que tiene, y no quiero que esté solo. Lo sé, quizá suene tonto, pero...

—No lo hace. -Cortó él, esbozando una sonrisa comprensiva.- Probablemente sea lo mismo que yo sentí cuando salvé a Peewee de esos bravucones. Quería protegerlo, y estar cerca suyo... pero luego encontramos a su familia, y no hizo falta que me hiciese cargo de él. -La habitación quedó en silencio nuevamente, los dos sin saber cómo continuar. Al cabo de un momento, el dragón se incorporó, disponiéndose a regresar a la sala central.- Déjalo entrar.

—¿En verdad? -Se incorporó Sweetie, con cierta ilusión. El dragón agitó el brazo en señal de aprobación mientras se disponía a limpiar el resto del charco. Mantendría el secador cerca de su garra el resto del día, solo por si acaso.- Gracias Spike.

—Ni lo menciones. -Dijo con cierto desgano. La unicornio se precipitó a la puerta rápidamente, y la abrió repentinamente. Su aliento, perdiéndose un instante, y su prematura felicidad desvaneciéndose. En el suelo yacían los restos de la correa azul, cuyo extremo aún seguía atado al letrero de la biblioteca.

—No... no. -Susurró. Spike se volteó extrañado, y entonces vislumbro delante de Sweetie la escena que ella estaba contemplando.

—Oh, rayos. -Maldijo al regresar a la entrada, desprendiéndose de la pañoleta y el delantal en el camino.

—¡No puede estar suelto, Spike! Si corre hacia el bosque... -Decía ella, con gran temor. Su corazón latía de forma poco usual, dada la desesperación que la invadía.

—No te preocupes, lo encontraremos antes de que todo quede a oscuras. Tu ve hacia la entrada este y de ahí rodea hacia el sur, yo iré hacia la oeste y rodearé hacia el norte. Nos reuniremos aquí en veinte minutos, ¿De acuerdo? -La yegua asintió al instante, y ambos partieron al destino establecido.

El manto de estrellas en el cielo nocturno comenzaba a resaltar más y más con cada minuto que pasaba. Pronto la oscura noche se abriría paso, y entonces difícilmente encontrarían al can antes de que este saliera del pueblo. El mismo les llevaba apenas unos cuantos minutos de ventaja, pero al tratarse de un cachorro herido, probablemente aún tendrían una oportunidad.

Agudizando tanto su vista como su olfato, el dragón examinó detenidamente el área circundante, manteniendo un paso apresurado. La poni, por su parte, usaba su cuerno para iluminar el camino mientras llamaba al can al grito de “¡Ven perrito!”. Sus esfuerzos no estaban dando frutos; había llegado al otro extremo del pueblo, y no había un solo rastro del pequeño.

Con el agobiante pensamiento presente de que el mismo había escapado hacia los bosques y ahora estaba a merced de cualquier predador que rondara el área cercana, se apresuró a rodear el pueblo por el otro extremo, ahora galopante. Tenía que tener fe de que el can aún seguía en las cercanías, debía tenerla, pues la otra opción no era confortante.

A Spike no le estaba yendo mucho mejor en su búsqueda, pues era incapaz de hallar el rastro del ortro, así como de percibirlo mediante vista u oído. Cuando llegó al puente que daba acceso a los bosques, investigó concienzudamente si había un rastro de huellas o de olor que pudiera llevarlo a sus galerías, sin éxito.

Es mi culpa, yo tuve la idea de dejarle afuera. -Pensaba el dragón.- Maldición, si no encontramos a ese cachorro... Sweetie nunca me lo perdonará. -Al instante, partió desde aquel punto hacia el norte del pueblo. No había tiempo que perder.

—Disculpa, ¿Has visto a un cachorro andando por aquí? -Preguntó la unicornio a una pareja que cruzaba la calle.

—No, lo siento. -Respondió la pegaso, con gesto amable.

—Está bien, gracias. -Continuó su camino por el medio de la calle, deteniéndose a llamar nuevamente.- ¡Perrito! ¡Ven perrito! -Sin intenciones de esperar al mismo en aquel lugar por demasiado tiempo, continuó su camino.- Tiene que estar por aquí. -Continuó su búsqueda, con el pulso de su corazón acelerado.

—Es marrón claro, con manchas café. Y tiene dos cabezas. -Lo describía el dragón a un joven semental con frenos y lentes de carey, desconcertado.

—No he vizto nada azí en mi vida. -Contestó con desgano, antes de reiniciar su camino.

—Gracias de todas formas. -Suspiró con cansancio.- Cielos, ¿En dónde te has metido?

Para cuando llegó a la calle frente a la alcaldía, sus piernas ya estaban cansadas. Las repercusiones del desgaste físico que había sufrido a lo largo del día ahora le pasaban factura, encontrando que sus piernas se rehusaban a obedecer la misma orden nuevamente. Necesitaba detenerse un momento.

Dio un paso adelante, y su oído percibió las inconfundibles vibraciones del gruñido de un can, al duplicado.

—Es él. -Se puso en alerta, volteando en todas direcciones.- ¿Dónde está? -Al cabo de unos momentos, sus ojos se centraron en una de las bancas de piedra cercanas al edificio. Bajo ella, dos pares de ojos resplandecientes a la luz de los últimos rayos del atardecer le observaban con recelo.

Spike suspiró aliviado; lo único que debía hacer era llevar al pequeño hasta la biblioteca nuevamente, y todo estaría bien. Se aproximó sin prisas a la banca ignorando los gruñidos del can, y se agachó para extender su garra hacia el pequeño animal.

—Vamos, es hora de-... -Se vio interrumpido cuando una de las cabezas lanzó un mordisco a su garra, luego retirándose rápidamente hacia el fondo. El dragón retiró el brazo, sorprendido, pero incapaz de despegar la vista de los rostros del cachorro.

Allí, fue capaz de distinguir claramente al can. La mirada de sus dos cabezas permanecía clavada sobre él al igual que antes, amenazante. Pero, más allá de la expresión defensiva que este exponía, el dragón vio algo más: miedo. ¿Pero a qué? ¿Le tenía miedo a él? De seguro, en parte. Pero el origen del miedo no era ese.

Recordaba haber notado esa misma mirada muchos años atrás, cuando sus amigas intentaron relacionarse con Peewee. El mismo se había mostrado temeroso de acercarse a alguien más que no fuese el pequeño dragón, por lo que siempre se mantenía cerca de él. El ortro ahora se encontraba en esa misma situación, atemorizado, y alejado de la única potra en quien confiaba.

Y eso sin contar que el pequeño provenía de un lugar muy diferente a aquel, de la vida salvaje. ¿Y de repente una correa? Poniéndose en el lugar del animal, Spike también hubiera querido escapar, regresar a lo que el conocería como su antiguo hogar.

Pero no lo había hecho. Estaba demasiado cerca del bosque, así como de los llanos e infinitos campos que rodeaban el pueblo de Ponyville, pero aún así no había escapado. ¿Por qué? No lo era en un principio, pero al cabo de unos segundos de reflexión la respuesta estuvo tan clara como el agua.

—Quieres estar cerca de ella. -Lo había notado, tan solo unos minutos atrás, cuando luego de morderle por primera vez, el pequeño se retiró a esconderse detrás de Sweetie. No creía posible que el animal se escondiera detrás de alguien en quien no confiara. No solo era cariño lo que los unía, no solo la confianza, o la dependencia. Era un lazo de amistad que, sin darse cuenta, los había unido a ambos.- Siento haberte hecho eso, pequeño. Pero Sweetie no tuvo la culpa de nada, y ahora está galopando por ahí, preocupada por ti, buscándote por todas partes. -Habló en voz baja, luego riendo tristemente.- Sé que no me entiendes, pero... solo espero que te des cuenta de que le importas. De que quiere ser tu amiga, y de que quiere estar junto a ti. -El cachorro continuaba con sus ojos clavados en el dragón, esperando algún ataque por su parte, una arremetida repentina. Se puso en guardia nuevamente cuando le vio moverse.- Te prometo que no volveré a atarte. -Rió al incorporarse. El cachorro había dejado de gruñir unos segundos atrás, ahora asomando la cabeza con cierta duda, intentando no perder de vista al dragón que ahora había comenzado a alejarse de la banca, y quien luego volteó hacia él.- Anda, vamos. La noche suele ser fría en estos días. -Aún tenso, el cachorro salió de su escondite y allí permaneció, sentado frente a la banca, compartiendo una mirada mantenida con el dragón. Las palabras del mismo no eran entendidas por la criatura, pero Spike esperaba que sus sentimientos si lograran llegar a él, y entendiera que podía regresar con la unicornio. No hubo necesidad de ello cuando el can oyó el inconfundible llamado de la poni que había cuidado de él a lo largo de todo el día.

—¡Pequeñín! -Llamó Sweetie a unos pocos metros de distancia, a la izquierda de la fuente. El cachorro ladró por dos en respuesta mientras corría a toda velocidad hacia la yegua, quien se sentó sobre sus cuartos traseros para recibirle entre sus brazos, y recibiendo el doble de lamidas en forma de un infinito cariño mientras ella reía descontroladamente, desbordante de felicidad.- Me tenías preocupada, ¿Dónde te habías metido?

Al acercarse, Spike no podía hacer más que observar la escena con una ternura indescriptible. No hizo falta decir nada más; el vínculo de amistad que el dragón preveía se exponía justo frente a él, casi tangible.
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Para cuando llegaron a la biblioteca, con Sweetie llevando al ortro en su lomo, la noche ya había caído por completo, y aún así la alicornio lavanda aún no había regresado a casa. Spike consideró que el tren probablemente se había retrasado, lo cual sucedía de vez en cuando.

Ambos ingresaron en la sala central nuevamente, y de ahí a la cocina. El dragón solo necesito revisar la alacena un momento para hallar lo que buscaba: una hogaza de pan. Partiéndola a la mitad, cedió un pedazo a cada cabeza, las cuales aceptaron con gusto el bocadillo. Una vez con los alimentos en sus hocicos, el cachorro se refugió bajo la mesa circular de la sala central para cenar.

—Tienes que admitirlo, es muy tierno. -Comentó ella, mientras ambos le seguían el rastro.

—Creo que cada uno tiene su propio concepto de ternura... -Pensó en voz alta, viendo que una de las cabezas había soltado su porción en el suelo para pelear fervientemente por la mitad restante con la otra cabeza.- ¿No crees que necesita un nombre?

—Así es, pero en realidad debería tener dos nombres. Fluttershy me contó que cada cabeza piensa de forma distinta, por lo que básicamente serían dos perros en uno. Cada uno debería tener un nombre.

—Podrías llamar a los dos con el mismo nombre, ¿Quién se daría cuenta?

—No lo sé, no me parece correcto. -Dudó ella, sonriéndole después con decisión.- Le pondré dos nombres.

—De acuerdo. ¿Puedo sugerir “Inde” para uno, y “Seable” para el otro?

—No es gracioso. -Le reprendió, devolviendo su atención a ambos. Pensar en un nombre no era fácil, y siendo la presente su primer "mascota", la elección lo era un poco menos. Pero al final se decidió por uno, el nombre del perro protagonista de un cuento para potrillos que había leído muchos años atrás.- Toby me gusta, siempre quise tener un perrito y ponerle Toby. -Reveló ella, sonriente.

—¿Y cuál de los dos será el afortunado?

—Mmm... tú. Tienes más cara de Toby. ¡Eres un buen chico, Toby! -Acarició la cabeza izquierda, cuando ambos habían terminado de cenar.

¿Está bromeando? Los dos tienen casi la misma cara. -Pensó, extrañado.

—Spike. -Llamó mientras acariciaba al can. El dragón se sobresaltó. ¿Acaso lo había dicho en voz alta sin darse cuenta?- ¿Quieres elegir el nombre del otro? -Preguntó amablemente.

—Soy malo para los nombres, Sweetie. Creo que lo sabes mejor que nadie.

—Anda, has un intento. -Pidió ella, casi suplicante. Viendo que el dragón dudaba, puso en marcha su arma secreta.- ¿Por favor? -Pidió nuevamente con una mirada que, probablemente, superaba los límites de ternura permitida. Luego de unos segundos, Spike soltó el primer nombre que le vino a la mente.

—Tod.

—¿Tod? -Preguntó ella, curiosa.

—Tod. Suena bien, ¿No crees? Tod, Toby. Tod y Toby, el dúo imbatible. ¿Qué te parece?

—Me encanta. -Respondió sonriente, ahora dirigiéndose a la cabeza derecha.- Entonces, tú serás Tod. Y tú, Toby. ¿Les gusta? - Les preguntó. Spike no sabía si realmente habían entendido de que iba todo ello, o si tan solo fue casualidad, pero ambos ladraron al unísono con alegría.

—Yo creo que sí. -Convino el dragón. De un momento a otro, la puerta de la biblioteca fue abierta nuevamente, y la alicornio lavanda ingresó directamente en el cuarto al oír las voces de su alumna y su asistente.

—¡Oigan chicos! Siento el retraso, pero el tren se detuvo por un bloqueo de ovejas en el medio de las vías. ¿Todo bien por aquí? -Preguntó alegremente, cargando con dos pesadas alforjas. Fue entonces que notó al ortro quien, al verla, salió de su escondite y corrió rápidamente hacia ella.

El dragón estuvo a punto de gritar para advertirle, pero entonces fue demasiado tarde. El cachorro saltó contra el pecho de Twilight, que le atrapó en un fuerte abrazo, mientras el pequeño lamía su rostro con un gran cariño y con ambas lenguas. La princesa de la armonía no podía hacer más que reír por causa de ello.

—Oye, oye, tranquilo pequeñín. -Intentaba apartarlo, aún sorprendida. Spike no sabía cómo sentirse al respecto, pues a él le había mordido y gruñido al apenas conocerlo. ¿Y ahora saltaba a Twilight con alegría, así sin más? "Tal vez tengan más aprecio por los ponis que por los dragones. O... tal vez contigo debió darse cuenta de inmediato que no lo querías tener cerca, ¿No crees?" Habló una voz en su mente, pero Spike la ignoró.- ¿De dónde salió esta lindura?

—Es... una larga historia. -Comentó Sweetie.

Y así, mientras el dragón preparaba té para ambas yeguas la menor, con el cachorro en brazos, le relató a la princesa todo lo que había sucedido en la mañana, mientras que su asistente no necesitaba estar presente en la habitación para oírle con claridad desde la cocina.

—Es muy cariñoso. -Continuó Twilight al contemplarle, mientras volteaba hacia la puerta de la cocina.- Spike, ¿Crees que haya algo que podamos darle de comer?

—Está bien, no hace media hora se comió una hogaza de pan él solo. O ambos, aún no lo tengo claro.

—Es tan lindo. -Se enterneció nuevamente.- ¿Vas a adoptarlo, Sweetie?

—Eso quería, pero mis padres no me lo permitirán. Cuando crecen se vuelven muy grandes, y no tendrá espacio para moverse en mi casa. Les pregunté a Apple Bloom y a Fluttershy, pero ninguna de las dos podía ocuparse de él. -Explicó ella, y la alegría que hasta ese entonces tenía se desvanecía con cada palabra. El ortro notó el cambio de tono en su voz, y miró hacia arriba con curiosidad en busca de su rostro.- No sé qué es lo que haremos pero... no quiero alejarme de él.

—Bueno... esta biblioteca es bastante espaciosa. -Sugirió la alicornio. Sweetie levantó la mirada, sorprendida y algo ilusionada.- La verdad, ha estado bastante silencioso aquí desde... bueno, desde hace un tiempo. Y creo que me vendría bien algo de compañía cuando Spike no anda por aquí. Claro, si estás de acuerdo.

Spike dejó de servir las tazas en la mesada de la cocina al oírle, tragando saliva. Sabía de lo que hablaba. Había pasado ya un año desde la partida de Owlicious, evento que había golpeado fuertemente tanto a la princesa como a su joven asistente. Ambos habían adoptado al ave como parte de su pequeña familia, por lo que su ausencia había dolido en el corazón de ambos.

Claro, el ortro nunca podría ocupar el vacío que el pequeño búho había dejado atrás, pero sin duda ayudaría en sobremanera a la alicornio. Por esa razón, si esta tenía intenciones de adoptar a aquel cachorro, él no se opondría.

—Puedo cuidarlo, y podrás estar aquí con él siempre que lo desees. -Continuó explicando ella, algo emocionada también por la idea.

—¿En verdad? -Preguntó con gran ilusión.

—¡Claro!

—Aw gracias, gracias, ¡Gracias Twilight! -Exclamó ella, abrazando al cachorro con fuerza moderada por el vientre.

—No es nada, en serio. -Respondió, sonriente y con ojos cerrados.

Una vez la alicornio había comunicado esto al dragón oficialmente mientras tomaban el té sentados a la mesa circular, con los tres libros hechos a un lado, ambos iniciaron los planes para el acomodo del pequeño animal en su humilde hogar.

Al día siguiente, en la mañana, Spike se encargaría de comprar tanto un plato de comida como otro de agua, una cama pequeña, y algunos juguetes para roer. Conociendo la naturaleza de la criatura, era inevitable que el mismo tuviera la necesidad de morder el mobiliario, por lo que esperaban que esto fuera suficiente para reducir aquel impulso al mínimo.

Por lo pronto, eran sus propios platos los que habían dejado en el suelo para alimentarlo, uno de ellos aún cargado hasta el borde con agua. Y para descansar, un viejo y cómodo cojín que una vez había pertenecido a la mismísima Twilight.

Antes de que el dragón se diera cuenta, la alicornio y su estudiante ya habían comenzado a hablar de sus propios asuntos al terminar el té, con el cachorro acurrucado junto a la unicornio. Spike se incorporó para llevar a la mesada de la cocina los platos y tazas que antes habían usado, y mientras se encargaba de lavarlos -no deseando que la vajilla sucia se acumulara esa noche- oía a Sweetie hablar del incidente de la mañana una vez más, y de su frustración al ser incapaz de mantener el campo de energía que tenía como objetivo proteger a su amiga y al cachorro.

—Es normal, aún no has logrado mantener una esfera completa para ti misma por largos periodos de tiempo. Abarcar a un grupo de tres con una esfera completa por más de unos cuantos segundos era prácticamente imposible. -Explicó a su pupila.

—Creí que había llegado lo suficientemente lejos para lograrlo. -Respondió, sintiendo una gran frustración.

—Sweetie... no tienes que pensar en eso. Un unicornio sabio debe ser consciente tanto de sus fortalezas como de sus debilidades. Has avanzado mucho en lo que a hechizos de transformación respecta, pero aún te resulta difícil controlar los campos de fuerza. En ese momento, podrías fácilmente haber manipulado los troncos para crear un puente, pasar por encima de los géiseres y rescatar a este pequeño.

—Ni siquiera lo había pensado... -Intentó rememorar la situación mencionada, el tiempo con el que contaba, y la distancia a la cual se encontraba. En efecto, la solución que su maestra le presentaba hubiera sido mucho más eficaz.- Pensé que solo tendríamos una oportunidad si nos protegía de esa forma, ya que tanto Apple Bloom como Tod y Toby estaban heridos.

—Está bien Sweetie, todo sucedió muy rápido. No tienes que sentirte mal por ello, todo salió bien después de todo. -Twilight se incorporó, dando por terminado el tema y disponiéndose a iniciar la clase oficialmente.- Mi profesora de primer año me dio hace mucho tiempo un excelente consejo, y es uno que por mi parte debería transmitirle a mi joven alumna también: "Cada hechizo en su momento". -Habló casi pausadamente, esperando que la unicornio grabara aquellas palabras en su memoria. Sweetie asintió.- De acuerdo, ¿Quieres que hoy empecemos por los campos de magia para protección y defensa, o expansión y ataque?

—Protección y defensa, por supuesto. -Respondió rápidamente, como si de algo obvio se tratase, mientras se incorporaba y se acercaba a Twilight.

Habiendo terminado de lavar los platos, Spike se dispuso a comenzar a preparar la comida, pues ya eran más de las ocho de la noche. Revisó la alacena y no encontró más que enlatados y algunas verduras que habían sobrado de los últimos días.

—Mañana debo hacer las compras. -Susurró, haciendo una pequeña anotación en su libreta mental. Qué vergüenza, visitas en casa y no había algo apetitoso que ofrecer. Aunque...- Um, ¿Tarta de espinacas? Servirá.

Retiró del mueble en efecto dos atados de espinacas, dos cebollas, tres huevos, y un pote de queso para nachos que había quedado de la noche anterior, dejando todos los ingredientes para el relleno sobre el lado derecho de la mesada, pues el izquierdo estaba ocupado por la vajilla limpia. Devuelta a la alacena, tomó en sus garras también un paquete de harina, otro huevo, el pote de mantequilla, y el salero.

—La forma está perfecta, pero estás esforzándote más en ello que en darle resistencia. Si continúas así, el escudo no durará más que unos pocos minutos. -Explicaba Twilight, desde la otra habitación. Sonriente, Spike consideraba que su hermana mayor era una excelente profesora, aunque una muy exigente también.- Perfecto, eso está mucho mejor.

Volviendo a sus asuntos, tomó uno de los boles ya lavados y vertió en él la mitad de la harina, el huevo, una cucharada sopera de mantequilla, una pizca de sal, y un poco de agua del grifo. Dentro del mismo, con sus garras comenzó a integrar los ingredientes, los cuales poco a poco se convirtieron en masa. Una vez listo este paso, debería dejar reposar el preparado en tanto se ocupara del relleno. Fue entonces que, a su lado, algo llamó su atención.

—¿Eh? -Volteó a la izquierda, y miró hacia abajo. Se trataba del cachorro, que le mantenía la mirada como si esperara algo.- No tengo nada para darte ahora mismo. Tendrás que esperar a las sobras, ¿Crees que puedas? -El cachorro inclino ambas cabezas hacia la izquierda, sin cambiar su expresión. Spike nunca lo admitiría, pero aquella imagen si que le proyectaba algo de ternura.- Tomaré eso como un sí. Veamos, ahora necesito...

Dejo al cachorro un momento, mientras se disponía a preparar el relleno de la tarta. Al haber ubicado los ingredientes y el orden en el cual debía de utilizarlos, volteó una vez más a ver al cachorro, no encontrándolo a su lado.

—¿Dónde se ha metido?

Al voltear a su espalda por pura casualidad, alcanzó a ver a Tod y a Toby subidos a la alacena, intentando abrir el frasco de galletas de la cocina con sus fauces, antes de resbalar. Apenas fue capturado por el brazo del dragón antes de tocar el piso.

Spike suspiró cansadamente y observó con resignación el hecho de que, habiéndose tomado del estante de madera para no caer el también, hundió sus garras en el mismo.

—Cielos, Twilight se va a molestar por eso. Uh, supongo que no podré confiarme contigo. -Le habló al sostenerle frente a él. Ambas cabezas lamieron su nariz con cierto cariño, y el dragón cerró los ojos con una sonrisa en los labios.- Eso no te servirá conmigo.

En tanto, Sweetie se encontraba en la sala central con la princesa de la armonía frente a ella, ambas mirándose a los ojos con determinación en sus miradas. En la mesa, los libros que la potra antes había alcanzado seguían abiertos de par en par.

—¿Estás segura de que quieres ponerlo en práctica? -Preguntó Twilight.

—Sí, estoy segura.

—¡Oigan! No se atrevan a hacer un desastre en la sala. Acabo de limpiar. -Oyeron la cansada voz del dragón desde la cocina.

—¡Entendido! -Respondió Twilight, antes de iluminar su cuerno con una luz violácea, la cual se expandió hasta cubrir toda la sala, cerrando las salidas y protegiendo el mobiliario. De un momento a otro, la estancia resplandecía con aquel color característico de la alicornio.- Un unicornio debe saber valerse de sus conocimientos, saber cómo ponerlos en práctica en la situación adecuada. Mira a tu alrededor: no puedes depender del entorno para enfrentarme, solo cuentas con tu magia, tus hechizos, y tus aptitudes físicas. ¿Lo entiendes?

—Sí. -Respondió, confianzuda.

—Cuando estés lista, Sweetie. -Declaró, expectante.

—¡Nací lista! -Exclamó, dando un salto hacia atrás e iluminando su cuerno con un resplandor verde claro, mismo del cual salió disparado un rayo verde que impactó de lleno con un nuevo escudo violáceo que protegía a la princesa.

Un campo dentro de un campo. -Pensó ella.

—Tus ataques aún no tienen la suficiente fuerza. -Desvaneció el escudo a su alrededor con ojos cerrados.- Veamos cómo está tu defensa. -Los abrió nuevamente con una clara mirada competitiva, lanzando un rayo púrpura contra el escudo recién formado de la unicornio. El rayo de magia hundió el campo de magia de Sweetie; fue por poco menos de un segundo, pero ambas fueron capaces de notarlo.- Lo has resistido bien... pero el escudo tampoco tiene la fortaleza suficiente. -Se concentró un momento para desvanecer el escudo que protegía el hogar, dando por terminada aquella sección de la clase.

—¿No vamos a continuar? -Cuestionó Sweetie, extrañada.

—Debes seguir practicando. -Explicó ella, optando por aquella opción por no decir que aún no estaba lista para enfrentarla seriamente. Aún así, Sweetie Belle fue capaz de deducir esto último, mostrándose algo afectada por ello.

—Twilight... ¿De verdad crees que puedo mejorar? -Preguntó con cierta duda. La alicornio sonrió al aproximarse.

—Estoy segura. -Respondió, colocando un casco en su hombro derecho.- Nunca... nunca te des por vencida. ¿De acuerdo? -La unicornio asintió al instante con seriedad.

Ambas ponis continuaron la clase con uno de los clásicos preferidos de Twilight: “Levitación, ¡Un poder fuera del límite físico!”. En tal texto se explicaban los métodos para entrenar tal técnica de forma que el usuario pudiera ser capaz de levantar varias veces su propio peso.

Tanto maestra como alumna se encontraban conversando sobre él, sacando conclusiones y deduciendo cual era la mejor manera de avanzar desde aquel punto. Una vez el campo de energía que protegía la habitación se había disipado, Tod y Toby habían ido en busca de la potra, al lado de quien se acurrucaron para descansar.

Los segundos se hicieron minutos, los minutos, horas, y para cuando se dieron cuenta, el reloj marcaba ya las diez de la noche, y el dragón advirtió que la cena pronto estaría lista. Haciendo caso a sus palabras, pronto desocuparon la mesa de la sala central, devolviendo los libros a su estante original y colocando en su lugar los respectivos platos para todos, cubiertos adecuados, vasos, y una jarra con jugo de manzana. Al poco tiempo, el grupo estaba disfrutando de una deliciosa tarta de espinacas.

—Entonces, ¿Qué tal fue la lección? -Preguntó el dragón, degustando el primer bocado de su porción.

—Ha estado muy bien. Había un detalle con el cual no había contado esta mañana al crear el campo de energía, pero ahora lo tengo claro. -Comentó Sweetie.

—Has mejorado mucho. El sábado próximo veremos un nuevo libro sobre campos de fuerza expansivos. ¿Te parece bien? -Sugirió Twilight, tomando un nuevo bocado.

—¡Genial! -Exclamó ella, sus ánimos calmándose por un segundo.- Pero... uh, olvidé mencionarlo. El sábado quizá llegue un poco más tarde. Iré con Apple Bloom a Canterlot en la mañana, y quizá me tarde un poco.

—¿Vas a audicionar? ¿En verdad? -Preguntó Spike, sorprendido.

—¿C-cómo sabes-... cuándo dije-...? No, en realidad-... -Tropezaba con sus propias palabras, confundida.

—Calma, no tienes que ponerte nerviosa. Vi el anuncio de una banda pegado en la base de la caja en la que trajiste a Tod y a Toby. ¿De verdad vas a audicionar?

—No, no, claro que no. La escuela no me deja tiempo para ocuparme de esas cosas. Y además los fines de semana tengo clases también, solo iremos a ver el ensayo. ¿Recuerdas a Rumble? Nuestro compañero de escuela. Es el guitarrista de la banda, y nos invitó a Apple Bloom y a mí a verle cuando quisiéramos.

—¿Las invitó, o te invitó? -Preguntó de forma sugerente, mientras bebía un poco de jugo.

—Es lo mismo, ¿O no? -Respondió Sweetie, ligeramente ruborizada.

—Nop, no es lo mismo. -Continuó el dragón, al notar el nuevo tono en las mejillas de la unicornio.

—Solo voy a verlo por cortesía, ¿Está bien? -Comenzaba a hastiarse.

—Claro, no estoy asumiendo ninguna otra cosa. ¿Por qué estás tan a la defensiva? -Devolvió él, con un gesto y sonrisa que se antojaban insoportables para la menor.

—Oigan chicos, calma. -Los detuvo Twilight, al notar la tensión creciente.- Entonces, ¿Vendrás más tarde a las clases?

—Estoy segura de que podré estar a las seis, a más tardar.

—Perfecto. ¿Y tú, Spike?

—Quizá regrese para la tarde también, eso si a Amethyst no se le ocurre algún otro lugar a donde ir cuando despertemos.

—¿Amethyst? -Preguntó Sweetie, con curiosidad. Sabía que se trataba de la unicornio que de vez en cuando veía los fines de semana, cuando la misma venía desde Canterlot para visitar a su amigo dragón. Aquel probablemente fuera su punto débil...

—El viernes es mi cumpleaños, y en la noche iremos a Fillydelphia a ver a Wildfire en vivo. Volveremos a Canterlot al amanecer, y de ahí veremos que sucede.

—Suena a que son muy buenos amigos. -Habló la unicornio, con el mismo tono que el dragón había usado. Su estrategia, en extremo obvia para los presentes.

—No te funcionará conmigo, Sweetie. -Advirtió.

—¿Funcionar qué? No he dicho nada. Creo que estás muy a la defensiva, Spike. -El dragón rió al oír sus palabras.

—Por cierto, dale mis saludos a Rumble. No lo he visto en una eternidad. -Comentó Twilight, pues fue cuando recién se había coronado como princesa la última vez que le había visto en el pueblo.

—Sí, me contó que se mudó con su hermano a Canterlot cuando este se convirtió en Wonderbolt. Terminó la escuela, y ahora está en el negocio de la música.

—¿Y cómo le está yendo?

—No lo sé. Supongo que lo averiguaré el sábado.

—¿No le dirán a Scootaloo que las acompañe?

—Scoot ha estado ocupada preparándose para entrar a la Wonderbolts Academy. La verdad, no la hemos visto mucho últimamente.

—Es cierto, Rainbow me contó que haría el examen de ingreso dentro de dos semanas.

—Sí, la vi hace unos días comprando barras y bebidas energéticas en el mercado del pueblo. Se ve que preparó un entrenamiento bastante pesado para estos días. -Comentó Spike.

—Cielos, le dije que no se sobreexigiera. No hace más de medio año se había dislocado el ala derecha, y aún no ha aprendido la lección. -Suspiraba ella, cuando algo rozó su costado. Se trataba del cachorro una vez más.- ¿Qué sucede, chicos? -Preguntó. Sus ojos suplicantes no dejaban duda alguna.- Aw... aquí tienen. -Les cedió parte de la rebanada de tarta, algo que Spike no se tomó a bien.

—No le des de comer en la mesa.

—No seas aburrido. -Reprendió ella, despreocupada.

—Si lo haces, cuando quieras darte cuenta estarán sobre la mesa. -Sweetie suspiró cansadamente.

—De acuerdo. -Asintió, acariciando a ambos.- Les daré de comer después, ¿Si? -Advirtió, y ambos partieron rumbo al cojín nuevamente, donde dieron algunas vueltas hasta encontrar una posición cómoda, y allí se quedaron.

—Hay que cambiarle las vendas mañana, ¿Verdad? -Preguntó Twilight.

—Así es. Aunque, si están ocupados, no se preocupen. Yo misma puedo hacerlo al regresar.

—Claro que no, no hay ningún problema.

—Por cierto, Twilight. ¿Está bien si me quedo? Es algo tarde para regresar a mi casa, y no quiero despertar a mis padres.

—Seguro. Tus padres saben que estás aquí, asique no creo que haya problema. -Respondió la alicornio.

—Puedes dormir en mi cama. Tengo una bolsa de dormir para mí. -Continuó el dragón.

—Gracias Spike. Eres muy atento. -Le sonrió ella.

—Ni lo menciones.

La cena siguió su curso normal en ese entonces, con los presentes platicando amenamente, comentando sus planes para el resto de la semana y cada tanto su nueva mascota llamándoles la atención. Finalmente, el cachorro regresó y encontró lugar sobre las piernas de Sweetie, deseando ser parte de aquel circulo.

Para cuando terminaron, vieron que el reloj estaba a punto de marcar las once de la noche, y supieron que ya era hora de dormir. Twilight, por su parte, se despidió apropiadamente de los tres presentes y partió escaleras arriba rumbo a su habitación. Siendo que ella debía levantarse a las ocho de la mañana, contaba con varias horas de sueño para reponer sus energías. Mientras tanto, Spike levantaba los platos, siendo después auxiliado por la unicornio, quien era seguida por su fiel can.

—Está bien, puedo con esto. -Advirtió Spike, mientras se dirigían a la cocina.

—Soy una invitada. No me sentiría bien si no ayudara al menos con esto.

—Como quieras. -Aceptó finalmente.- No hay mucho por aquí. Yo iré lavando, y tu puedes ir secando si así lo quieres.

—Por supuesto. -Rápidamente tomó el paño de cocina, lista para el trabajo, y observó por el rabillo del ojo que el cachorro se había retirado nuevamente al cojín de la sala.- Parece que Doble T no tiene intenciones de ayudarnos.

—¿Doble T? -Se extrañó- ¿No habías dicho que no era correcto llamar a ambos de la misma manera?

—Porque sus dos cabezas piensan diferente la una de la otra. Ahora mismo, no parece que estén en desacuerdo. -Razonó ella. Spike aún no alcanzaba a encontrar la lógica de aquel sistema, y lo pasó por alto.

Una vez habían terminado con los quehaceres, Sweetie guió al can al exterior de la biblioteca para hacer sus necesidades, mientras que Spike iba en busca del saco de dormir guardado en el armario, extendiéndolo a los pies de su cama. Siendo que Tod y Toby no contaban con una cama adecuada para la ocasión, el dragón accedió a que el cachorro durmiera esa noche en compañía de la unicornio. Habiéndose deseado las buenas noches, ambos se recostaron disponiéndose a dormir, pues aquel había sido un largo día.




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Re: Diamante púrpura [Romance] [+12] [Cap. 8 - Act. 23/8/15]

Mensaje por agustin47 » 24 Ago 2015, 01:39

Como si el slice of life no fuera divertido... capítulos en los que no pasa nada muy relevante en la trama también se aprecian, son metodos de pausa entre acción y acción, además de que son muy amenos y dejan más desarrolladas las personalidades de los personajes y ayudan al posterior avance de la trama en sí. Eso sí, no te voy a negar eso último de que me encantaría más de un capítulo por mes, pero tampoco se puede pedir tanto :qmeparto: gran trabajo como siempre.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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