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Escapando Del Pasado. 32
MensajePublicado: 05 Sep 2016, 00:31
por Santiago Brony MLP
En medio del desorden que se había generado, los bandidos escaparon intentando que no se note que llevaban algo valioso dentro del saco que sostenían.
Aun no se mantenían fuera del alcance de miradas curiosas cuando, al pasar por la casa que habían robado, oyeron gritos de desesperación. Sin duda ya se había dado cuenta de que no tenía la llave (en la desesperación olvidaron ponerlo en su lugar) o hasta ya saber del robo de la corona.
Sundial y el grupo lograron esconderse en un callejón antes de que el poni saliera (unicornio pelaje crema y crin azul, cutie mark de un libro abierto y se notaba realmente desaliñado) y empezara a gritar “¡Han robado la corona!”
El grupo se vio obligado a esconderse por más de una hora en el callejón, simulando ser unos borrachos, y esconder el saco con la corona entre las bolsas de basura que había allí.
Después de un largo tiempo la muchedumbre se calmó y decidió que, en vez de intentar casi entrar a la fuerza a las casas para buscar lo robado, mejor no dejara salir a nadie del pueblo hasta que se descubra al ladrón.
Esto fue como un piedrazo en la cabeza para el grupo de bandidos, pues imaginaron que ahora sí estaban atrapados y que tarde o temprano terminarían por investigarlos y, entonces, descubrirían la corona.
Sundial tuvo que pensar rápido. Era el líder de la expedición y no podía caer en la desesperación. Debía mantenerse con la cabeza fría y pensar con claridad. Como tomara alguna opción errónea, todo su grupo perdería la fe en él.
Sundial no debía perder el tiempo. Si tardaban mucho, podían preocuparse y mandar a buscarlos, y el pegaso no solo arriesgaría a otros, sino que sentiría un gran malestar en su orgullo propio.
El poni alado empezó a calibrar todas las posibilidades y salidas que habían. Si bien intentaban salir por la noche, era poco probable que los descubrieran, pero en caso de hacerlo serían sospechosos potenciales.
Si intentaban buscar una excusa, las probabilidades de que les creyeran estaban cincuenta/cincuenta, pero en caso de que la excusa sea buena no levantarían muchas sospechas. Además, bastaba que solo saliera uno de ellos sin la corona y que, por la noche, alguien la pasara el botín.
El caso era que ya tenían muy claro una cosa. Y es que aparte de la corona y las riquezas, ni parecía haber gran cosa, pero eran buenos botines, y debían mantener a la corona fuera del pueblo para que no pudieran encontrarla y, así, saber cómo reaccionaban ante lo que parecía una pérdida permanente e irreparable.
La salida más desesperada que tenía era el salir a la fuerza. Garantizaba que saliera con rapidez, pero era muy probable que los buscaran en todos los alrededores. Y caramente el grupo no iba a poder volver a entrar a la ciudad.
Otro recurso no garantizaba su salida, pero sí salvación, y era devolver la corona por la noche. Así la cosa se calmaría y podrían salir y simplemente buscar otro pueblo.
Pero, a pesar de todo, Sundial debía reconocer algo. Ese era la peor expedición que había hecho, y estaba pensando en planes desesperados para poder salir de esa situación tan comprometedora.
El pegaso azulado pensó, pidiendo silencio de vez en cuando, cada vez que alguien de su grupo empezaba a impacientarse.
El líder pensó en las posibilidades y se decidió por una cosa. Era tan simple que pensó como no se le había ocurrido antes:
-Robamos cosas importantes, pero, cosas materiales tenemos, y vinimos para saber si aquí podíamos robar porque empezaban a escasear nuestros recursos. ¿Por qué no robamos las tiendas de comidas?
Escapando Del Pasado. 33
MensajePublicado: 12 Sep 2016, 01:05
por Santiago Brony MLP
El grupo no supo qué decir. Finalmente Thief habló:
-Sundial. Tu idea es algo…ridícula. ¿Vamos a robar vegetales? ¿En serio? ¡¿Por qué mejor no robamos una vulgar tienda y usamos el botín para comprar?! ¡Si robamos comida, sabrán que estamos desesperados por el hambre!
El pegaso ni siquiera se inmutó por el reclamo de su compañero.
-Un simple “No estoy de acuerdo” habría bastado.
-¡Es que era un idea tan absurda…que exploté! ¡Estás desesperado por intentar tener el control de la situación!
-Podrías también hablar más bajo.
-¡Sundial! ¡¿Al menos estás haciéndome caso?!
-¿Es necesario que lo haga?
El ladrón no aguantó más y, tomando al pegaso azulino por los hombros, lo zarandeó.
-¡¿Qué te pasa?! ¡Ni siquiera te dignas a hablarme a la cara! ¡Que Rose te haya traicionado no tiene por qué afectarnos a ti y a todo tu equipo!
Finalmente, Sundial perdió la paciencia:
-¡Suéltame, maldita sea! ¡No tienes por qué decirme como debo actuar! ¡YO soy YO, actúo como YO quiero y como YO creo que nos conviene y acabado!
-¡Actúas como un pobre diablo desesperado!
-¡Eso no es verdad!
-¡Silencio!
Esto último lo había ordenado Born Fighter.
-Si siguen con esta tonta discusión, despertarán al pueblo entero y les revelarán nuestras intenciones. Señor Sundial, su plan puede no ser muy malo, pero es algo desesperado y extravagante. Por ahora, lo mejor que podemos hacer es sacar de aquí la corona para que nadie la encuentre y ver la reacción de los pobladores. Si no, tendremos que robar suficiente comida y alejarnos, o sabrán, tal como dijo Thief, que estamos desesperados y se aprovecharán de eso.
Sonaba razonable, al menos para la situación en la que estaban en ese momento. Sundial aseguró que encontraría la forma de sacar la corona para esa misma noche. Bajo juramento.
***
Ya oscurecía cuando el azulino pegaso puso en marcha su plan. Habían colocado guardias en los límites del pueblo. Sundial había logrado sobornar a los que vigilaban el acceso al bosque con unos cuantos bits y un cuento que contenía a un familiar enfermo en otro pueblo.
El grupo se dirigió hacia el bosque. Por suerte, el pegaso había hecho que el guardia sobornado se alejara del área. De otro modo, podía impedirles el paso al ver que, en vez de un solo pegaso, aparecía un gran grupo.
Sundial indicó al grupo que se dirigiera al bosque. Él mismo señaló que se iba a quedar allí hasta que los perdiera de vista:
-Si el guardia me encuentra, puedo excusarme y no se extrañará, pero él no sabe nada de otros ponis. No debe verlos.
Thief le dio un fugaz abrazo a su compañero:
-Perdona la discusión de hoy.
-No es nada. Después de todo, no estabas tan equivocado.
Escapando Del Pasado. 34
MensajePublicado: 26 Sep 2016, 00:05
por Santiago Brony MLP
El pegaso vio como sus compañeros se alejaban en la oscuridad. Entonces solo esperó. Esperó hasta que ya no los pudo ver. Solo entonces fue cuando decidió seguirles el paso.
La brisa de la noche era helada, pero el pegaso había rellenado su sudadera por dentro con hojas secas, dándole una capa extra de protección contra el aire helado.
El viento hacía que las hojas susurraran y que los pasos de Sundial parecieran duplicarse y…un momento.
El pegaso se detuvo. Sus pasos no sonaban dos veces seguidas. ¡Había alguien más allí!
Alguien caminaba, y el sonido de sus cascos resonaba en la silenciosa noche. El bandido azulino se escondió entre las sombras y sacó su capuchón negro, que solía llevar como bufanda, y se cubrió para confundirse en la negrura de la noche.
Una silueta negra pasó caminando lentamente. Parecía querer ocultar cualquier cosa que lo reconociera, ya que caminaba con paso un poco forzado al silencio y miraba a todos lados.
Pero entonces accidentalmente dio un pisotón demasiado fuerte. Tanto que el suelo a su alrededor levantó una densa nube de polvo. ¡Fuerza sin controlar! Sundial se paralizó. ¿Qué estaría haciendo Savage allí?
La silueta se dirigía al pueblo, eso era claro. ¿Qué debería hacer? ¿Seguirlo o volver al campamento?
Un repentino instinto le avisaba al pegaso que seguirlo significaría que podría ver algo que preferiría ignorar. No sería buena idea espiarlo. Sería preferible seguir al grupo.
Pero los bandidos son curiosos, y los pegasos más aún, casi por naturaleza. Su instinto antiguo venció al nuevo y, tapándose aún más con el capuchón, fue tras el poni terrestre.
Por suerte, el ser un pegaso y el haber sido entrenado para el sigilo hizo que sus pasos ni siquiera hicieran ruido.
Savage llegó a los límites del pueblo, donde estaba apostado un guardia. El poni forzudo solo se le acercó y el guardia murmuró:
-“En el río, Caronte no quiso que pasara…”
-“Pero él tocó y Caronte, hechizado, ablandó su corazón…”
-“Entonces llegó a la otra orilla y, dudoso miró atrás…”
-“De ese modo, su amada se esfumó entre los brazos del señor de los muertos”
El segundo y el último lo habían dicho Savage, y el guardia se hizo a un lado. El poni terrestre pasó y se corrió hacia una casa cerca de una pequeña fuente.
El pegaso se acercó hasta casi el límite del bosque, y vio como Savage tocaba la puerta y abría un pegaso amarillo. Saludó a Savage y lo dejó pasar.
Sundial se puso el capuchón hasta tapar su rostro y se le acercó al guardia. Pero éste ni siquiera se molestó en mirarlo completo. Tomó su lanza y le impidió el paso.
El pegaso resopló molesto y, de un rápido movimiento, el guardia calló, víctima del instantáneo efecto paralizante de un pequeño dardo.
El pegaso corrió hacia la casa y se fijó en que por la ventana se filtraba una luz tenue. Dudoso, se asomó un poco para poder ver el interior de la casa.
El poni de negra melena estaba abrazando a otra poni terrestre, cuyo pelaje era rojo y su melena naranja con una franja rosada, y después sus labios se juntaron.
Sundial se apartó rápidamente de la ventana. Sabía cuándo un poni debe tener pudor y dejar de mirar una escena tan privada.
El pegaso se alejó rápidamente y se dirigió al bosque. Obviamente no iba a hablar sobre esa escena y tampoco la mencionaría.
Si de algo estaba seguro era de una cosa. Un pegaso cuyo corazón estaba endurecido y su alma ya no podía sentir cariño ni darlo, lo mejor era no juzgar escenas de los demás como simple pérdida de tiempo. Si él ya no era capaz de sentir amor, mejor ya no envidiar a quienes sí podían.
Absorto en sus pensamientos, no se fijó que ya había llegado al claro, sus compañeros ya lo esperaban. Pero el pegaso estaba algo perdido en su cabeza, de modo que dejó en claro que estaba algo cansado y que quería descansar.
Se dirigió hacia su lugar de descanso y se recostó, pero, antes de que pudiera conciliar el sueño, sintió que alguien lo zarandeaba bruscamente. Se vio obligado a abrir los ojos y ver al causante de la molestia:
-Savage… ¿Qué pasa?
El poni de tierra tenía el ceño fruncido y se veía bastante molesto:
-¿Qué fue lo que viste?
-¿Qué?
-Me espiaste. Camino al pueblo escuché una especie de silbido, similar a lo que tú haces al respirar, el guardia estaba fuera de combate, y vislumbré una silueta azul alejarse de la ventana de mi prometida.
-¡¿Prometida?!
-¡Silencio!
El poni de pelaje naranja le tapó la boca a su compañero para que no metiera la pata exclamando eso en voz alta:
-Cállate, por favor. Necesito tu ayuda.
El pegaso se quitó bruscamente el casco de su amigo y escupió algo de pelo que había tragado si querer:
-¿Qué sucede?
-El pueblo…el pueblo de mi pobre y querida Cloying…es muy propenso a sufrir el ataque de terremotos y, por si fuera poco, escuché por allí que últimamente se están desprendiendo rocas de montañas cercanas. ¡Tengo que sacarla de allí!
-Rayos…no soy ya nadie para decirte esto pero… ¿Su amor vale tanto como para que te pongas tan…cursi?
Sundial nunca había dicho esa palabra en tono serio. Cuando decía antes, siempre era a modo de broma, pero ya no era el de antes. No se sorprendía el que ahora sí lo dijera sin pudor. Lo que sí lo tomó por sorpresa fue la reacción de Savage.
El poni terrestre lo tomó por los hombros y lo estampó contra el tronco de uno de los árboles con tanta fuerza que, por un momento, el pegaso azulino tuvo miedo de sufrir rotura de costillas o, peor aún, quedarse paralítico. Pero allí no acabó, pues Savage lo agarró del cuello, dejándolo sin aire:
-¡¡¡Agh!!!
-¡Una cosa es negarse, amigo, y otra muy diferente decir que el amor de la prometida de uno puede ser dudoso!
-¡Perdón, suéltame…te ayudaré, te ayudaré…!
Savage soltó al pegaso, quien cayó como un saco de frutas secas y empezó a toser por el reciente ahorcamiento. Pero Savage no sintió pena por esto:
-Espero que mañana sepas qué hacer. No me decepciones, “colega”.
El poni terrestre se alejó, dejando al bandido azulino débil y tosiendo:
-…mañana…mañana… (Mil rayos te partan, Savage Saber)
Sundial se levantó tembloroso y se recostó. ¿Qué debía hacer? No entendía porque Savage necesitaba su ayuda. ¿No podía hacerlo él miso? ¿Qué tan difícil era sacar a una dama de un pueblo?
Ahora que lo pensaba, ¿Acaso se necesitaba un plan para eso? ¿En qué rayos estaba pensando su amigo? ¿Qué estaba pasando realmente?
El pegaso se dio la vuelta en su lecho, pero su espalda se quejó emitiendo un terrible dolor. Rayos. Más le valía a Savage no haberle hecho ningún daño permanente.
Sundial tosió y sintió como si su garganta quisiera desgarrarse. Odiaba su enfermedad, odiaba su vida, y ahora casi empezaba a odiarse a sí mismo.
Escapando Del Pasado. 35
MensajePublicado: 27 Sep 2016, 01:44
por Santiago Brony MLP
El alba no fue quien despertó al pegaso azulino, sino una brusca sacudida de su propio lecho, que parecía haber cobrado vida propia. Por su propio bien, Sundial se levantó antes de que Savage terminara impacientándose.
El poni terrestre no dejó que el bandolero espía se le alejara mucho. Una vez que el azulino alado se preparó para su viajecito.
Escondió su primer cuchillo (el cuchillo de hueso) bajo la manga derecha de una especia de polo roto que encontró por la calle (lavada de antemano), encima de ésta se puso una pequeña bata de doctor y una bufanda sucia. Se puso unos lentes (curiosamente veía mejor con ese armatoste sobre la nariz, ¿se estaría volviendo miope?) y se echó una buena cantidad de cal sobre la melena, dándole un aspecto canoso y, por ende, algo más viejo.
Después de eso, todo fue pan comido. Con un poco de agua estancada en sus cascos para hacer manchas por químicos, saberse el nombre de alguna que otra enfermedad y una mirada un poco perdida se hizo pasar por un doctor ambulante y algo chiflado.
En cuanto a Savage, él se hizo pasar por un simple estudioso de la medicina, con otro par de lentes (que le hacían ver todo raro y no diferenciaba un árbol de una roca), un libro (para matarse, ¿Qué estudioso de medicina lleva un libro de aritmética) y un sobretodo marrón que él mismo había comprado.
En camino al pueblo, el pegaso azulino se dirigió a su acompañante:
-Savage. No esperarás que me trague eso de que hay que elaborar un plan para sacar a tu novia del pueblo, ¿Verdad?
-¿En serio es tan claro que mentía?
-La verdad, sí. No quiero sonar grosero, pero no te eligieron líder precisamente por tus malas ideas y tus pocas luces.
-Sonaste grosero, pero lo dejo pasar, después de todo tienes razón. Te mentí.
-¿Para qué me necesitas?
Sundial se detuvo y se sentó en medio del camino:
-No quiero desconfiar de ti, Savage, pero hasta que no me digas para qué necesitas que te siga, serás un completo desconocido para mí.
El forzudo resopló molesto y volvió a patear el sendero, levantando una nube de polvo. Realmente no solo se sentía un poco frustrado, también confundido. Ese pegaso que tan carismático había sido en un principio ahora se negaba a confiar en él:
-¿Qué rayos te pasa? Nunca antes habías cuestionado si te decía una pequeña mentira. ¿Es por Rose? ¿Qué te sucede?
El pegaso le lanzó una mirada gélida. Sus ojos lanzaron un brillo tan frío y sanguinario que hasta Savage quedó inmovilizado, y entonces el bandido azulino habló:
-El que Rose me haya mentido en la punta del iceberg. La muerte de Justice, el que estemos desesperados, ¡El que desconfíe hasta de ti y de Thief!-el pegaso se había puesto de pié al gritar esto último-¡Pensar que todo eso fue por una unicornio! ¡La unicornio a la que amé! ¡Y pensar que, de no haber sido tan estúpido como para enamorarme a primera vista, pude evitarlo! ¡Evitarlo todo, y no hacerlo por mi ceguera de amor! ¿¡Sabes lo que se siente!? ¿¡Cómo se siente esta terrible carga?! ¡Todo es mi culpa!
El poni de tierra no respondió. Pero lo tenía todo claro. Su amigo estaba pasando por el síndrome del superviviente. Se sentía culpable de la muerte de su líder y, a pesar de tener cierta parte de la culpa, realmente había empezado a obsesionarse con todo eso. Debía de subirle los ánimos como sea, o podía llegar a tener ideas suicidas:
-Amigo. Dime. ¿Eres adivino?
-No, ¿Por qué?
-¿Tenías sentimientos naturales?
-¡Los sigo teniendo, idiota!
-Si no eres adivino, ¿Por qué te culpas de no saber que Rose iba a traicionarnos?
-¡Eso no viene al caso!
-Si tienes sentimientos naturales ¿Podías evitar el caer bajo el amor?
-¡Dije que eso no…!
-¡Y yo digo que sí viene al caso! ¡Te culpas por lo que no podías evitar y a la verdadera culpable la dejas como una simple marioneta! ¿¡Acaso tú planeaste todo?! ¿Quién planeó todo? ¡Ella!
-¡Ella no planeó nada! ¡Drink lo hizo! ¡Y yo le dejé que lo llevara a cabo!
-¿¡Es que no puedes dejar de pensar en que todo es tu culpa!?
-¡Maldito seas, Savage Saber, cállate! ¡No tienes derecho para juzgarme!
-¡Ya oí suficiente!
El poni terrestre lo atrapó entre sus patas delanteras y presionó su cabeza contra el suelo, inmovilizándolo y poniéndolo en una postura dolorosa, con las patas delanteras torcidas, el cuello doblado y un ala presionada (eso Savage sí no lo tenía planeado)
-¡Agh, suéltame! ¡Está empezando a dolerme!
-No te soltaré hasta que me digas la verdadera razón por la que estás tan malhumorado.
-¡Suéltame, loco!
-¿Loco yo? ¿Qué tal si me dices lo que realmente te atormenta?
-¡Maldita sea, lo haré, pero antes suéltame!
El robusto poni soltó a Sundial, quien se enderezó y se estiró tanto como pudo:
-Gracias-soltó con desdén el pegaso azulado.
-Ahora dime qué es lo que te pasa. Y rápido.
-¿Prometes no decírselo a nadie? Si llegara a oídos equivocados me metería en problemas.
-Cuenta conmigo.
El pegaso se tapó el rostro, algo abochornado, y respondió:
-Es Rose …creo que…sigo sintiendo algo por ella…
Savage quedó semi-aturdido ante esta declaración:
-¿Estás diciéndome que la unicornio que mató a Justice, arruinó al grupo y te rompió el corazón, te sigue gustando?
El pegaso, levemente sonrojado, desvió la mirada molesto:
-Me dijo que todo lo planeó Drink. ¿Y si solo es una víctima? ¿Y si la obligaron?
-¿Estás diciendo cosas sin pruebas y tratas de tragártelo? ¡Vamos! Estás realmente desesperado.
-¡Cállate! Tú te pones empalagoso con solo pensar en Clang, o como se llame esa chica. Yo tengo derecho de creer todo lo que quiera. ¡Ahora dime para qué me trajiste aquí y qué quieres que haga!
El poni terrestre había olvidado casi por completo la razón porque había traído al pegaso a ese lugar, de camino al pueblo. Debía explicárselo si quería que confiara en él de nuevo y, así, poder ayudarlo, él al pegaso y el pegaso a él, Savage.
-Vale. Escúchame bien. Cloying está en peligro mientras se encuentre en ese pueblo.
-¿No exageras?
-¡Ese pueblo es una bomba que puede explotar en cualquier momento!
-¡¿Bomba?!
-Es una forma de decir que es peligroso.
-…sigue hablando y diciéndome dramatizaciones y ya creo que no llegaremos a nada.
-¡Serás…!
-Ve al grano, Savage Saber.
-Vale, seños malos humos. Necesito que vayas a ese pueblo e investigues qué lugares son más propicios a caer devastados en los desastres naturales más frecuentes en esa zona. Yo no soy tan bueno como tú haciendo hablar a los demás.
-¿Eso es todo?
-No te diré las razones por las que te pido eso, de modo que ¡SÍ! Eso es todo.
-Bien.
El pegaso azulino se dirigió con paso firme al pueblo, esta vez tomando él la delantera. Savege lo siguió. No sabía porque, pero repentinamente tenía miedo de que Sundial fallara en esa misión. A pesar de intentar hacerse el frío, el pegaso estaba siendo atormentado por la culpa. No quería imaginarse como sería si fallaba en esa empresa. Después de todo, tal vez fue buena idea no contarle porque le pedía ese favor.
Escapando Del Pasado. 36
MensajePublicado: 01 Oct 2016, 23:15
por Santiago Brony MLP
Al llegar a los límites del pueblo un guardia les salió al paso. Sundial empezó a ponerse nervioso al notar que era el mismo soldado al que había noqueado la noche anterior:
-¿Quiénes son ustedes?
-¿N-Nosotros…? Bueno, yo soy…Body Relief, y soy doctor…particular, y él es mi discípulo-contestó el pegaso.
-Mi nombre es Blind Follower-respondió el Savage.
-Venimos porque alguien nos mandó una carta pidiendo un tratamiento.
-Exacto.
El guardia dudó por un momento, paro tras unas preguntas les dejó pasar. Definitivamente, el hacerse pasar por un experto en el ámbito de la medicina (una de las mayores ramas de la ciencia) fue una buena idea para entrar al pueblo sin mayores problemas.
Entonces Savage susurró a Sundial que debería ir a ver a Cloying para asegurarse que todo esté bien.
Obviamente, Sundial no se tragó ese cuento, pero decidió dejarlo estar. Después de todo, Savage tenía derecho de estar con quien amaba, y tener la suerte de ser correspondido.
El pegaso azulino se adelantó hasta la plaza y se metió en un callejón. Una vez allí intercambió ropas con un vagabundo (quien aceptó gustoso el cambio) y cambió su aspecto, poniéndose la melena de punta y ensuciando un poco su rostro y cascos con algo de pintura acuosa color verdoso.
Entonces salió y circuló por los bares y tabernas. Después de investigar y hasta hacer interrogatorios largos pudo obtener los lugares que más a menudo eran afectados por los movimientos sísmicos terrestres.
Tras apuntarlos y encerrarlos en un mapa del pueblo que había comprado, descubrió algo un tanto inquietante. De todas las zonas en peligro y sus alrededores, irónicamente el castillo del gobernante era el único lugar al que no llegaría el desastre.
Otra cosa que también hizo que se apresurara para encontrar a su amigo era de que la casa de Chang…o como se llamara su prometida, estaba en una zona no de peligro directo, pero sí podía ser afectada.
Tras llegar a la casa de “Claing”. Lo pudo reconocer fácilmente por el irritable color rosa chillón con grabados de corazones en las paredes y la puerta con un corazón y flores alrededor de ella:
-Brrrrr…demasiado dulce para mi gusto.
Tocó la puerta y le abrió la misma poni terrestre que se había ganado el corazón de Savage:
-Hola ¿Usted es…?-su voz era dulzona y aflautada (¡¿Hasta e eso debía ser empalagosa?!)
-…busco a Savage, debería estar aquí.
Al oír el nombre de su prometido los ojos de Cloying (Sundial ya no tenía duda de que ese era su nombre, le pegaba muy bien) chispearon, se sonrojó ligeramente y su voz se volvió aún más dulzona (si eso era posible):
-Jiji. Sí. Está aquí.
-…(no te desesperes, mantén la cabeza fría). Necesito hablar con él, por favor.
-Ho. Claro.-¡Y su voz se volvió tan empalagosa que Sundial por poco tuvo que taparse los oídos!-¡Amor! ¡Un pegaso azulino te busca!
El poni alado agradeció que la terrestre dejara de hablar. Tanta dulzura casi le irritaba los oídos y por poco le hacía ver todo rosa.
-“Que me cuelguen si decido volver a hablarle”-pensó el pegaso para sus adentros.
Dentro de poco salió Savage, quien al ver a Sundial sonrió alegremente (“por el Tártaro, dime que no te pondrás empalagoso tú también” pensó el pegaso):
-¡Perfecto! Déjame ver el mapa y los apuntes.
El pono aéreo le cedió los papeles al terrestre, quien al revisarlos se alarmó un poco:
-Sabía que esto iba a poder pasar.
-¿Qué harás ahora?
-Nada.
-¡¿Qué?!
-Dije nada.
-¡Pero…!
-Cloying ama este pueblo. No la puedo sacar a la fuerza. Investigaremos y veremos si podemos anticiparnos a algún desastre y, de ese modo, evacuar al resto del pueblo. Así la pondré a salvo también a ella.
El pegaso tragó saliva y sacó unos apuntes cuya letra se notaba que no eran suyos. Los había robado de un borracho y lo que había allí lo había alarmado. En voz baja leyó el contenido de los papeles:
-«Mis Saludos a Wise Ruler.
Teniendo en cuenta la ausencia de temblores ligeros que alivien la tensión de las placas tectónicas, el siguiente sismo podría llegar a ser devastador. Eso y también si “letras ilegibles” y el anterior terremoto, con ya antiguos temblores, fue aproximadamente un dos años y medio después del terremoto anterior. Con esta ausencia de temblores, el siguiente terremoto podría, “letras ilegibles”ño y medio. Eso significa que el siguiente sismo bien podía ser, casi sin dudas, en 13 días. Creí que debería informarle inmediatamente.
Atte: Researcher Cautious.»
Savage quedó paralizado:
-Sundial ¿Cuándo escribió esa carta? Debes devolvérsela a su dueño y rápido.
-Era de un borracho. Era imposible que él fuera Researcher. Además, estaba, muy descuidada. Sin duda ese borracho se lo robó. En cuanto a la primera pregunta…fue escrita, según la fecha, hace 11 días.
Escapando Del Pasado. 37
MensajePublicado: 03 Oct 2016, 00:36
por Santiago Brony MLP
Savage casi se pone histérico:
-¡Haber venido antes, Sundial! ¡Es casi de noche!
-Bueno…¡Perdona por ni haber buscado antes una carta que ni siquiera sabía que se hubiera escrito hasta que la encontré! Deberías mostrar al menos un poco de agradecimiento. Estamos justo a tiempo. ¡Malagradecido!
Savage, a regañadientes, se disculpó, y “agradeció” (con mirada asesina como complemento) por los datos que consiguió el pegaso azulino. Sundial se contentó con esto. En secreto, sentía gusto por ver al poni terrestre tragarse su orgullo.
Entonces fue cuando el pegaso le hizo a Savage la pregunta que el poni de tierra tenía miedo de responder.
-Si todo lo que necesitabas es ver si tu novia estaba a salvo. ¿Por qué no se lo preguntaste a ella? No creo que te mintiera (con lo terriblemente dulzona que es), y no sería necesario que yo vaya y pregunte por casi todos los bares del pueblo. ¿O eres demasiado holgazán?
Si algo odiaba la mayoría de los ponis de tierra, era que los acusaran de vagos o de algún sinónimo de este último. Y Savage no fue la excepción. Casi estalló al escuchar esto:
-¡¿Holgazán?! ¡Si te mandé fue porque solo tú puedes conseguir tanta información! ¡Y si quieres saber la verdad, nunca te dije la verdadera razón por la cual te mandé a investigar!
-Bueno. ¿Y si me lo dices ahora? O es que esto solo es una excusa de un holgazán.
-¡Bien, te lo diré!
Savage estaba tan fuera de control que apenas se daba cuenta de lo que estaba diciendo:
-¡Este es el pueblo de MI prometida! ¡Todos aquí pueden cuidarse de todo excepto de una cosa! Los desastres naturales. ¡Casi nadie se interesa mucho por eso! ¡Le toman poca importancia! Pero yo y Cloying sabemos que eso los puede matar ¡Vamos a salvar este pueblo, aunque sea de por vida, de cada terremoto que aparezca! ¡Pondremos a los demás a salvo y si algo fallara en lo que a tus datos se refiere, serás tú quien tenga la culpa!
Savage calló y observó el efecto que sus palabras habían hecho sobre el pegaso. Sundial se había puesto pálido y su rostro mostraba un gran nerviosismo. Aunque pareciera poca cosa, el hecho de pensar en todo lo que se perdería si lo que había conseguido fallaba…si fallaba, todas las muertes que ocurrieran, serían por su culpa. Y…solo pensar en más culpa cargando sobre sus hombros…aparte de la que ya sentía…le hacía estremecerse.
El poni de tierra refunfuñó. No le enorgullecía mucho haberle puesto nervioso, pero el pegaso se lo merecía por haberle provocado. Savage rió por lo bajo y se dirigió a Sundial:
-Así que, ya sabes. Más te vale no fallar.
-N-No sería…mi culpa. U-Un error lo comete cu-cualquiera…
-Pero el error seguirá siendo tuyo.
-Este pueblo no tiene porque impo…
-¡Cállate! ¡No importa lo que pase o si te importa o no! ¡La culpa será tuya!
-…
El pegaso se había quedado sin argumentos. Simplemente su compañero tenía razón. Si él fallaba, las muertes tendrían un culpable. La naturaleza (por provocar el desastre), y él (por no evitar las muertes).
Sundial solo cayó y se dio la vuelta:
-Suficiente. Me voy.
-…
-Si algo malo pasa, al menos no quiero sentirlo. Ojos que no ven, corazón que no siente.
-…cobarde.
Savage sonrió al ver el efecto que produjo esa palabra. Al igual que con la palabra holgazán en los de tierra, el término “Cobarde” no podía ser oída por la mayoría de los pegasos sin que la sangre se le empezara a hervir. Sundial se volteó y sus ojos volvieron a resplandecer de furia:
-¿Cómo…como me llamaste?
-Cobarde. ¿Ojos que no ven, corazón que no siente? Tú solo quieres alejarte de aquí cuando ocurra alguna catástrofe.
-¡Eso no es cierto! ¡Ya verás!
El pegaso se alejó y gritó:
-¡Si algo ocurre, verás que seré el primero en venir! ¡Ya lo verás!
Refunfuñando, el poni aéreo se marchó, pateando de vez en cuando el suelo. No paró de murmurar palabrotas hasta que llegó al claro del bosque. Una vez allí lo recibieron varios de sus aliados, pero Sundial solo respondió:
-Estoy haciendo algo importante junto a nuestro compañero Savage. A menos que ocurra algo realmente grave, que perjudique totalmente negativa a un miembro de este grupo, o a todo el grupo. Solo entonces se puede interrumpir la operación en proceso. De algún otro modo, no.
Con estas palabras, el pegaso les dirigió a todos una mirada autoritaria. Todos menos Claw sintieron un ligero escalofrío. Y era que últimamente, bajo las sombras y en la noche, se murmuraban muchas cosas sobre el poni azulino, y ninguna hablaba bien de él:
-Últimamente está dando mucho miedo.
-Parece poseído. ¿Han notado el brillo de sus ojos?
-No es por nada, pero como ese pegaso siga así, creo que buscaré alguna excusa para marcharme cuanto antes.
Algunos novatos también murmuraban, sobre todo las chicas, pues ellas empezaban a presentir algo muy malo, tal vez por el miedo, o tal vez por lo que muchos llaman “Intuición Femenina”.
-Ese chico se quebrará. Estoy segura.
-Rayos. Se ve frío y duro. Impasible. Pero sé que, de un momento a otro, puede enloquecer.
Entonces, finalmente, Thief intervino entre los murmullos:
-Yo fui quien lo atendió el día en que se nos unió. Yo lo vigilé y sé perfectamente que él era demasiado blando. Pero ella pasó por un momento demasiado impactante. La traidora, Rose, logró cautivar su corazón, y luego lo rompió. Por si fuera poco, la muerte de Justice tampoco es algo difícil de recordar. Sé perfectamente que, si algo más llegara a pasar, él realmente podría enloquecer. Les ruego que acallen esos murmullos. Nunca se sabe qué más puede llevar a ese pegaso a cometer el mayor error de su vida.
Escapando Del Pasado. 38
MensajePublicado: 11 Oct 2016, 01:11
por Santiago Brony MLP
Después de despertarse, Sundial fue a echar un pequeño vistazo al claro. La mayoría no se había despertado, de modo que dedujo que debió de levantarse muy temprano. Entonces recibió un golpe realmente fuerte en la cabeza y, al voltear, se dio cuenta que Savage estaba allí mismo:
-¿Quieres ir a vigilar que nada malo suceda?
-Bueno…no tengo nada que hacer, así que supongo que no hay problema.
-Vamos.
El pegaso azulado siguió al poni terrestre hasta el pueblo. Sin embargo, apenas llegó se fijó de algo realmente peculiar:
-Savage, espera aquí un rato. Me parece que debo investigar algo.
El pegaso se eleva hasta unos kilómetros hacia el cielo. Entonces tuvo una enorme vista de todo el pueblo y sus alrededores. Entonces detectó lo que le había inquietado desde un principio. Una montaña que estaba a unas cuantas millas del pueblo…resultó no ser una real montaña. Era un volcán en inactividad, y parecía que en el pueblo se habían confiado, porque no había escuchado ninguna señal de alarma o miedo a que el volcán entrara en actividad.
Sundial bajó y le contó lo descubierto a Savage. Para su sorpresa, el forzudo no mostró señales de preocupación o sorpresa:
-Compañero, este pueblo ha vivido con ese volcán por muchos siglos. Seguro que saben lo que deben hacer. Estás siendo muy paranoico.
¡¿Paranoico?! ¡¿ÉL?! ¡Para nada! ¡Quién le iba rogando que le ayudara a evitar vulgares terremotos que muy poco probable era que se dieran según las escrituras de un simple cerebrito? ¡Él era allí el más calmado y nada mostraba lo contrario! ¡NADA!
-¡¿Paranoico yo?! ¡Te equivocas!
-¡Epa! No te alteres, colega…solo…
-¡¿Bromeabas?! ¡Pues tu sentido del humor es del peor que hay, Savage Saber! ¡Y como vuelvas a llamarme paranoico, o se te ocurra alguna otra cosa, como loco, demente, etc., lo lamentarás!
-V-Vale…calma…calma
Una vez más, Savage pudo detectar que los ojos del pegaso brillaban, solo que ahora…el brillo…se veía más sanguinario, como si hubiera estado a punto de matarlo con sus propios cascos. Como un soldado amenaza a un simple oponente que le está rogando piedad. Al poni terrestre le empezaba a dar miedo ese raro brillo que solo se concentraba en sus pupilas.
Saber solo asintió, realmente asustado, y cerró la boca. El pegaso solo se dio la vuelta y gruñó:
-Pues, como me acabas de decir que soy tan paranoico, voy a hacerte caso y no preocuparme tanto de este pueblo. Si viene un terremoto, no me preocuparé, segur que aquí, si pueden lidiar con un volcán, pueden con un vulgar terremoto. Hasta la vista, colega.
El poni aéreo se alejó y volvió al bosque. Savage se quedó anonadado, en parte por el miedo, en parte por el repentino cambio de opinión de su amigo azulado. El terrestre solo atinó a darse la vuelta y pensar que, tal vez, su colega no estaba tan desacertado:
-Realmente, tal vez valga la pena tomar precauciones contra alguna erupción volcánica.
Savage se dirigió hacia la plaza. Como no tenía mucha maña para las investigaciones, decidió ir de frente a la biblioteca.
***
El pegaso azulino cruzaba el bosque hacia el claro. En su respiración se notaba el esfuerzo que hacía para controlar su enfermedad y sus ojos brillaban de furia. No paraba de murmurar una sola palabra:
-Paranoico…paranoico…paranoico…
Al llegar al claro, tomó desprevenido a Black Spell, agarrándolo de la bufanda y alzándolo debido al pequeño tamaño del hechicero voodoo:
-¡EPA! ¡¿Qué suc…?!
-Dime… ¿Soy paranoico?
-¿Qué…? Oye, yo…
-¡¿SOY PARANOICO?!
-¡NO! ¡NO! ¡AHORA BÁJAME, POR FAVOR!
Sundial soltó al unicornio color azul marino, casi negro, y se fue murmurando:
-Exacto…no lo soy…ese grandullón se va a enterar…ya verá ese infeliz…
Camino a su lugar de descanso, pudo notar que alguien le esperaba. Por un momento, creyó que Savage se le había adelantado de alguna forma. Pero, al acercarse un poco, pudo notar que, en realidad, la silueta a través de la manta que cubría la “entrada” era muy pequeña y delgada para ser de Savage.
Sundial entró y descubrió que quien lo estaba esperando era Thief. El poni ladrón se veía bastante nervioso y, al entrar Sundial, se dio un buen susto:
-¡Gááh!
-¡Epa! ¿Qué sucede?
-S-Sundial…necesito tu ayuda.
-¿Ahora qué? Estoy bastante ocupado con lo que hago con Savage.
-Por favor. En serio, eres el único en quien confiaría algo tan importante. Ahora ya no está Justice, y…
-Basta. ¿Qué quieres?
-¿P-Podrías seguirme por un momento?
-…
Sundial dudó por un momento. Entonces volvieron a resonar en su cabeza lo que había dicho Savage. “Paranoico, paranoico, paranoico”:
-Te sigo, pero más te vale que sea realmente importante.
El ladrón se adentró en el bosque, realmente apresurado, y el pegaso se apresuró a seguirlo. El terrestre galopó hasta llegar a una pequeña mata de hierbas, puestas de tal modo que parecían un refugio. Sundial se asomó por el hombro de Thief:
-¿Hay alguien allí?
El ladrón levantó la mata y El pegaso soltó un pequeño respingo. Allí, durmiendo, había una pequeña potra pegaso, su pelaje era violeta oscuro y en su melena se notaba un color rosado, casi rojo:
-Thief… ¿Esa potrilla…es?
-V-Violeta…mi hija…
Escapando Del Pasado. 39
MensajePublicado: 17 Oct 2016, 00:38
por Santiago Brony MLP
Sundial se quedó de piedra. Thief… ¿Tenía una hija?...
-¿T-Tu hija?
-Sí. Ella, Violeta.
El pegaso se sobó la frente, intentando encajar las piezas:
-Thief. Tú tienes, o tuviste, una yegua, al parecer.
-Sí. Tenderness Live.
-Dime. ¿Por qué me muestras esto a mí? ¿Qué esperas que haga?
Thief suspira y mira para su alrededor, cuidando que nadie esté allí, oyéndolos:
-Tengo miedo, Sundial. Miedo. Hace un tiempo que mi esposa ya no se encuentra entre los vivos, y solo me dejó a Violeta como consuelo. Cuando me hice ladrón, la dejé al cuidado de su tío, mi hermano. Él la cuidó y enseñó mucho sobre la vida. Pero él acaba de desaparecer sin dejar rastro. Violeta es muy pequeña. Solo tiene 9 años, Sundial. Solo 9.
Con la desaparición de mi hermano, que fue ayer, yo me tuve que hacer cargo de ella. Y…no sé por qué, pero desde entonces ando con el permanente miedo de que algo malo me pase. Si algo me sucediera, Violeta no tendría quien la cuide.
Sundial, inmediatamente, supo a qué venía todo:
-Sundial, por favor. Si me pasa algo malo, quiero que tú te hagas cargo de Violeta.
El pegaso se negó rotundamente:
-Amigo. ¿Tienes idea de lo que pides? Pides que YO, un pegaso inestable con muy mala actitud, cuide de una potranca de tan solo 9 años ¿Qué te hace pensar que no haré algo malo? ¿Qué te hace pensar que no la descuidaré, o que no la voy a dejar en un momento de desesperación?
-Sundial. Si te pido este favor es porque, precisamente, haz cambiado. Te has vuelto más tenaz, y sé que, si le sucede algo a este grupo, tú serás quien mejor lo sobrelleve.
-¡Por favor, Thief! Sabes perfectamente que eso no es cierto. Soy bastante peligroso como para cuidar de una potra. No, no lo haré.
-Sundial, te lo ruego.
-Thief. Hay más capacitados que yo en cuidar a una potra. ¿Qué me dices de Intensive Care? ¿O Tricky Ambush? Ellos están mejor capacitados que yo.
-Sundial. Ellos son… ¿Cómo decirlo?...Muy blandos.
-¡Precisamente por eso ell…!
-Déjame hablar. Ellos son muy blandos. Si algo malo le ocurriera a todo el grupo, los más fuertes y tenaces serán lo que mejor asimilen la desgracia.
Sundial refunfuñó. Thief estaba en lo cierto. Al menos en ese punto. El poni azulino intentaba buscar alguna excusa para hacer desistir a Thief de su idea. Él no estaba preparado para cuidar a nadie, mucho menos a alguien menor de edad:
-Thief… no creo poder hacer esto.
-Por favor. Sundial. Necesito que aceptes, aunque solo sea por mi hija. Ella necesita a alguien que la enseñe a ser fuerte. A ser tenaz. A que la vida no la venza.
Sundial soltó un resoplido.
-De acuerdo. Lo haré, lo haré. Pero deja de suplicar.
-Gracias, Sundial.
-Ahórrate tus agradecimientos. Solo, volvamos al llano. Y encárgate de que esa niña no se meta en problemas.
El terrestre se sentó al lado de la pequeña pegaso de color purpúreo:
-Me quedaré aquí por un rato. Tú adelántate.
Sundial se encogió de hombros y se fue, dejando a Thief con su hija.
El pegaso azulino volvió al llano del bosque y miró a su alrededor. Ya era hora de que Savage hubiera vuelto.
Sundial fue a su cuarto y vio si realmente el forzudo había vuelo.
No. Savage no estaba allí. Definitivamente, algo debió haberlo retrasado, pues Savage había dicho que solo iba al pueblo para visitar brevemente a Cloying.
El pegaso pensó que, si estaba quedándose más tiempo, probablemente no debería interferir. Después de todo, no podía haber ocurrido algún desastre. Estaba en un bosque a la par del pueblo. Era ridículo pensar que podía ocurrir un terremoto o algo similar si no se sentía allí mismo, en el bosque. Lógicamente imposible. Lo más probable era que Savage estaba “pasando el rato” con su chica.
En fin.
El pegaso se estiró un poco y se dirigió de nuevo a su lugar de descanso. Al entrar, se encargó de que nadie esté allí oculto. Por alguna razón, sentía que debía asegurarse de que no haya sorpresas ocultas. Eso no era paranoia, ¿Verdad?
Después de encargarse de que no haya nada ni nadie en su “habitación”, Sundial se recostó en su lecho y se dispuso a dormir.
***
Un terrible sacudón lo despertó.
-¿Q-Quien rayos…?
El poni aéreo abrió los ojos para encontrarse con que el forzudo estaba allí. El pegaso resopló molesto:
-¿Ahora qué, Savage?
-¡Sundial! ¡Problemas!
-¿El volcán del pueblo?
-No, pero es algo relacionado con eso.
El pegaso azulino se levantó, aun soñoliento:
-Vale, ¿Qué es lo que sucede?
-U-Una especie de…cambio, o algo, los temblores del volcán. El caso es que…una roca, una roca enorme, al parecer formada por magma volcánica, está…
-Espera… ¿Roca, formada por magma? Eso es ridículo. Las rocas que se forman por magma solo se originan tras una erupción.
-Bueno, no sé muy bien porque, pero hay una especie de roca enorme u negra al borde del volcán, y los temblores la están moviendo.
-A ver si entendí bien. Hay una roca, que inexplicablemente solo la encontraste, que por temblores de hace tiempo se sigue balanceando para destruir a un pueblo entero…eres malísimo inventando historias.
-Puedes venir y comprobarlo. No sé si es por los temblores o si es por otra cosa, pero es peligroso.
-Savage. Solo iré para saber si estás borracho o ya enloqueciste.
-Gracioso. ¡Vamos, cuando veas a lo que me refiero verás que no miento!
El poni de tierra estaba realmente apresurado para que el pegaso lo siguiera, pero Sundial no se daba prisa. Se tomaba su tiempo para desperezarse y levantarse (en parte por el sueño, en parte para fastidiar a Savage)
Una vez que ya se alistó, el poni forzudo casi lo arrastraba para que lo siguiera rápido. Pero el pegaso estaba tan seguro que todo era una invención de Savage que no se apresuró en lo más mínimo.
El poni de tierra estaba tan desesperado que, harto de la terrible tranquilidad de Sundial, lo agarró por el cuello y lo arrastró, literalmente:
-¡Epa! ¡Suelta, maldito lunático!
-¡Si tan solo te hubieras apresurado un poco más no me habría visto obligado a hacer esto!
-Loco, enfermo, y para colmo impaciente. Eres un completo degenerado.
-Si te suelto, debes prometer que iremos rápido.
-Si insistes, demente.
Savage no respondió, pues eso solo habría alargado la discusión. El forzudo soltó al pegaso y puso su casco derecho sobre su cabeza:
-Promételo.
El pegaso azulino resopló molesto:
-Prometo seguirte rápido y no retrasarme a propósito.
Savage apartó su casco y sonrió:
-Bien. Avanzando.
El pegaso se levantó, bastante fastidiado, y decidió que se encargaría de darle su paliza a Savage después.
Llegando al pueblo, Sundial detectó que el suelo sufría pequeños y casi imperceptibles temblores alrededor de cada diez o quince minutos. Eso le daba muy mala espina al poni aéreo, y eso que él sabía más de desastres climáticos que de terrestres.
No entendía muy bien todo, pero sabía que algo sí estaba mal. Algo iba a estar muy mal.
Escapando Del Pasado. 40
MensajePublicado: 28 Oct 2016, 15:13
por Santiago Brony MLP
El pegaso se volvió a adelantar a Savage y avisó:
-Voy a volar hacia el volcán, llegaré más rápido.
-Ok. Pero ni se te ocurra irte.
-No lo haré, empiezo a tener la vaga sensación de que tal vez sí esté pasando algo malo aquí.
Sundial extendió sus alas y voló directo hacia el volcán inactivo. El solo acercarse a esa peligrosa montaña hizo que se estremeciera. Había pequeñas rajas en la corteza exterior de tremenda mole de tierra. ¡Rajas! Eso no significaba nada bueno.
El pegaso azulino aterrizó a pocos metros de donde estaba la grieta más destacada. Era larga y algo ancha. El suelo no emanaba calor algún. Eso era bueno. Al menos no estaba entrando en erupción.
Sundial pegó su oído a la corteza. Emanaba calor, mas no se escuchaba ningún ruido alarmante. Solo el viento pasando a través de las grietas. Nada de borboteo de lava ni nada por el estilo. Eso era hasta demasiado tranquilo.
Sí, como el vejo dicho, la calma antes de la tormenta. Y Sundial presentía que esa tormenta podía ser mortal.
-¿Nada aun?
Sundial no se había dado cuenta de todo el tiempo que había permanecido meditando. Savage ya había llegado:
-Bueno, fortachón. No veo roca alguna, pero esto me tiene preocupado.
-Ya lo sabía.
-Dijiste que había una roca.
-No me seguirías si te hubiera dicho que en el volcán hay vulgares grietas.
-¡Eres un caso, Savage! ¡Perfectamente te habría pedido que me llevaras! ¡A la próxima me dices la verdad, basura!
-¡Oye, deja de gritar y explícame que significa esto!
El pegaso tomó aire y se calmó. Una opresión repentina en el pecho le recordó su problema respiratorio. Después de unas cuantas inspiraciones pudo volver a hablar:
-Bien. Dime...eso de que sentiste temblores antes... ¿Es verdad?
-Sí. Eso sí.
-Bien. No es necesario tener muchas luces para saber que, después de tantos terremotos que sufrió el pueblo en la antigüedad, y los temblores actuales, esto se haya estado debilitando. Pero los temblores más recientes debieron colmar el vaso y las rajaduras se manifestaron rápidamente. Lo más seguro es que yo no las haya visto al venir aquí, pues solo le eché al volcán un vistazo rápido.
-Bien, pero, ¿Qué podemos hacer?
-Nada.
Esa respuesta dejó patidifuso a Savage.
-¿A-A qué te refieres con "Nada"?
-Que no podemos hacer nada. Yo no hago milagros. No puedo reparar esto ni hacer que los terremotos cesen. Solo puedes advertir a los demás sobre esto.
-¿No podemos intentar, no sé, buscar a un unicornio que nos ayude o algo?
-Eso si quieres hazlo tú. Yo no tengo porque estar preocupándome por este tonto pueblo. Después de todo, nunca había ayudado a uno.
-Pero... pero... si necesito tu ayuda...
-No creo que necesites mis consejos hasta en las cosas más burdas. Me voy.
El poni de tierra solo suspiró molesto y vio como el pegaso se alejaba. Le molestaba que Sundial siempre mostrara su desinterés por los demás de una manera tan cortante. Siempre lo dejaba sin palabras y casi hasta paralizado:
-Tú no eras así, pegaso. Antes podía contar contigo-susurró el terrestre.
Nunca hay que olvidar que los pegasos tienen un oído fino. Están, por naturaleza, dotados de cualidades de lucha y supervivencia. El oído de Sundial, agudizado por el tiempo, captó cada palabra de Savage, pero el pegaso no se detuvo.
Sí. Sabía que había cambiado. Las palabras que rose le dijo antes de atacarlo le llegaron hasta el corazón.
""Si alguien te ama, lo usas y listo. Amar es una debilidad"
Sí. Amar hizo débil a Sundial. L e hizo propenso a manipulaciones, engaños..., y a la traición. Pero en el corazón de Sundial no solo había crecido una enorme muralla insensible, sino también un brote de egoísmo.
Y pasaba que Sundial no había podido evitar pensar en una cosa. "Si Rose lo hizo, ¿Qué me dice que no puedo hacer eso también yo?"
El pegaso sabía que eso sería cruel, pero no podía evitar cierta tendencia a conseguir algún beneficio sin problemas. Y el amor, la vulnerabilidad de otros, lo podría ayudar en eso.
El poni aéreo se sacudió la cabeza, como despertando de un sueño:
-¡No haré algo tan repugnante como lo que hizo Rose! ¡No seré tan cruel como ella!
El azulino siguió planeando hasta llegar a los límites entre el volcán y el pueblo. Una vez aterrizó, Sundial miró de nuevo el volcán inactivo. En caso de realmente entrar en actividad... bueno. En tal caso, adiós pueblo. Él no era mago.
El pegaso solo volvió a tomar vuelo para no tener que pasar por el pueblo.
Sí, probablemente también era un cobarde. Pero, a veces, ser cobarde diferenciaba a un poni vivo, de uno muerto.
El pegaso solo se encogió de hombros al pensar eso. Después de todo... tenía razón, en parte.
Sundial volvió a tomar tierra ya en las cercanías del bosque. Una vez allí el pegaso volvió al claro. Entonces sintió... unos temblores.
-¡¿Acaso es esto un mal chiste?!
Lo último que necesitaban era un temblor fuerte, y ese movimiento empezaba a crecer en potencia. No... no era un simple temblor fuerte...
Era un terremoto.
Escapando Del Pasado. 41
MensajePublicado: 30 Oct 2016, 23:08
por Santiago Brony MLP
No había tiempo que perder. Sundial era uno de los líderes y protectores del grupo. ¡No debía fallar!
El pegaso azulino se adentró en el claro del bosque y encontró lo que esperaba encontrar. Todos los bandidos estaban de pie y en el centro del llano. Todos se parecían estar preparados para recibir alguna orden sobre qué hacer.
Sundial también vio que los demás líderes, Unerrig, Metal y Loosens, ya estaban de pie, y posiblemente esperándolo.
El poni aéreo se adelantó hasta donde se encontraban estos tres e hizo notar su presencia:
-Vaya. Parece que estamos teniendo un pequeño problema.
Unerring se dirigió hacia el pegaso, con una clara expresión de enfado en su rostro:
-No estamos para bromitas, plumífero. Esto es serio. Estamos en medio de un maldito sismo, en caso de que no te hayas dado cuenta.
Loosens inmediatamente tuvo que intervenir:
-¡Alto! Sundial, controla tu genio, y tú, Unerrign, deja de molestarte tan fácil. Debemos cooperar todos y cada uno de nosotros. ¡Y rápido! El terremoto no es educado de sentarse a esperar.
Entonces el pegaso tuvo que hablar:
-Señores. Sé que se lo tomarán muy a mal, pero no podré estar con ustedes en este momento de necesidad.
Entonces no solo los líderes se fijaron en él, sino todo el maldito grupo de bandidos lo vio con cara de desconcierto.
“¡Maldita sea!” pensó Sundial, “¡¿Es que todos tienen que mirarme así?!”. El pegaso tuvo que tomar aire antes de volver a hablar:
-Tengo algo importante que hacer. No es más importante que proteger el grupo, lo sé. Sin embargo, he dado mi palabra, y una promesa no puede ser rota. En este momento, más que nunca, lamento tener que dejarlos. Pero las promesas se cumplen. Lo siento.
El grupo seguía mirando fijamente a al poni aéreo. Pero esta vez el pegaso hizo un esfuerzo para no sentirse incómodo:
-Lo siento. Pero, como ya dije, hice una promesa. Ahora, debo ir a cuidar de alguien.
Antes de que alguien dijera alguna palabra siquiera, Sundial tomó vuelo rápidamente, alejándose del bosque.
Sabía que lo tomarían muy a pecho. Sabía que después lo mirarían con malos ojos. Pero… ¡No era un cobarde, y mucho menos tenía paranoia!
El pegaso siguió avanzando en el aire hasta llegar a donde se encontraba el pueblo. Savage no había aparecido. El terremoto había sido algo repentino, realmente les había tomado por sorpresa. Seguro que Savage aún estaba intentando bajar del volcán y…
¡El volcán! ¡Maldita sea todas las aberraciones sísmicas! ¡El volcán! ¡El volcán! ¡El maldito volcán!
¡Ese maldito volcán había empezado a resquebrajarse por temblores! ¡¿Cómo reaccionará con un sismo de esa magnitud como el que se estaba dando en ese momento?!
El pegaso maldijo a todos los desastres de la naturaleza y voló hacia el volcán. Debía de asegurarse si el volcán no representaba amenaza seria.
Al llegar a esa “montaña”, el pegaso se percató inmediatamente que algo no andaba para nada bien. Para nada.
La corteza donde se habían abierto las rajaduras emitían un inquietante brillo de color carmesí, como si fueran de metal calentado hasta el rojo vivo.
El pegaso bajó para poder ver mejor. Y detectó que el brillo, si bien era nada tranquilizador, seguía débil. No representaba ninguna amenaza concreta. No en esos momentos.
Sundial echó un rápido vistazo alrededor del volcán. Casi se le escapa Savage de su aguda vista, pero logró captarlo a tiempo mientras bajaba, muy apresurado, por la falda de la peligrosa montaña de fuego.
El poni aéreo se dirigió rápidamente hacia el forzudo. Al volar cerca de él, aminoró la velocidad y le avisó:
-¡Iré a por los pueblerinos del extremo opuesto al volcán, llegaré rápido! ¡Tú ve a las casas más cercanas de aquí!
El pegaso no supo si le escuchó Savage, pero no le importó mucho. Poco sabía que esa podía ser… la última vez que viera a Savage de su lado.
Escapando Del Pasado. 42
MensajePublicado: 14 Nov 2016, 00:06
por Santiago Brony MLP
El pegaso aterrizó al llegar al lugar de su destino. Se dio cuenta que, tal como Savage le había contado, antes ya habían aparecido otros sismos, pues todos los pobladores habían salido de sus hogares y parecían saber qué hacer.
El pegaso se dirigió hacia la casa de Cloying. Al ver, ésta ya se había reunido con los demás. El azulino se dirigió rápidamente hacia los grupos que se estaban organizando. Pero su objetivo principal, encontrar a la yegua de su amigo, se vio desviado al escuchar unas exclamaciones de terror:
-¡E-Esa montaña… está echando humo!
Instintivamente, Sundial miró hacia el “inactivo” volcán. Ahora sí que estaba en un pésimo momento. El volcán estaba entrando en actividad. El pegaso no pudo evitar maldecir por lo bajo:
-Mil rayos destruyan a todos los volcanes. ¿Ahora qué?
Tan absorto estaba en sus pensamientos, que solo después de maldecir un buen rato se dio cuenta que casi todos en el pueblo lo estaban mirando. ¡Rayos! ¿Para qué sorprenderse? Después de todo, él no era más que un desconocido allí.
El pegaso soltó unos gruñidos por lo incómodo que se sentía, y finalmente se dignó a hablar:
-¡No me conocen, lo sé! ¡Pero busco a una yegua llamada Cloying! ¡Prometí a alguien que la protegería! ¡Por favor, díganme dónde puedo encontrarla!
Nadie dijo nada. Sundial podía notar la desconfianza y extrañeza en los ojos de casi todos. Muy pocos parecían querer ayudar en algo al pegaso. Entonces…
Alguien se abrió paso entre la multitud. El excesivo rosa de su cuerpo la delató como Cloying. La acompañaba un pegaso de pelaje amarillo y melena de color mostaza.
Sundial, instintivamente, se fijó en las Cutie Marks de ambos. Cloying tenía un corazón que parecía envuelto en zarzas llenas de flores. El pegaso amarillo tenía un escudo plateado.
Solo eso hizo que el pegaso azulino descubriera la función del alado amarillo. Debía de ser su protector, o alguien cercano que se encargaba de su seguridad. Debía de mostrar que no tenían que temer, pero la poni rosada se le adelantó:
-Tú, eres amigo de mi Savage. ¿Verdad? Viniste a buscarlo a mi casa, le dijiste algo. Y él te pidió ayuda antes. ¿Verdad?
El pegaso notó que la gran dulzura de Cloying había dado paso a una amorosa preocupación. Eso no quitaba que sus tonalidades rosas irritaran los ojos del pegaso.
-Hemm, bueno, sí. Él pidió que me encargara de que no le pase nada.
El pegaso volvía a sentir esa irritación. Pero debía concentrarse en que no le pasara nada a Cloying, o Savage lo odiaría, y no le gustaría tenerlo de enemigo.
Sundial le explicó brevemente a Cloying la promesa entre él y Savage, omitiendo las partes donde el terrestre, literalmente, obligaba a hacer esa promesa.
Finalmente, la poni rosada sonrió y dijo:
-Bien. Estoy segura de que Savage no me habría mandado a alguien en quien no confía.
Luego, dirigiéndose al pegaso amarillo, le dijo:
-Calma, Bodyguard. Ese pegaso azulino es de fiar.
El llamado Bodyguard entrecerró los ojos con sospecha, pero dejó que Cloying se acercara a Sundial. El pegaso notó que eran los únicos en ese lugar. Todos los demás ya se habían reunido en el centro del pueblo. El sismo había disminuido en su magnitud, pero el volcán seguía amenazante.
Sundial acompañó a Cloyng y su guardia al centro del pueblo. Empezaba a notar de nuevo esa irritación en sus ojos cada vez que veía el pelaje de la poni rosada.
No. No solo era ese excesivo rosa. Otros colores claros también le irritaban la visión. Y… ¿Era el cansancio, o algunas cosas las veía borrosas?
No, debía concentrarse en cumplir su promesa. Desaceleró un poco, pues una opresión en su pecho le advirtió que su enfermedad no le permitía ir muy rápido.
Pero, entonces, al llegar a la plaza central del pueblo, el pegaso azulino detectó algo malo. ¿Su visión le jugaba una mala pasada, o el cielo estaba oscureciéndose?
No. No era su vista. Del volcán emanaba grandes cantidades de humo y ceniza. No cabía duda.
Si no huían pronto, todos morirían.
Escapando Del Pasado. 43
MensajePublicado: 01 Dic 2016, 01:42
por Santiago Brony MLP
El pegaso tuvo que dejar a un lado las molestias que empezaba a acarrearle su vista. Debía de concentrarse en vigilar a la poni rosada, por mucha irritación que le diera a su mala vista. Realmente debía de resistir esa molestia.
Sundial llegó con la terrestre y el guardián a la plaza del pueblo. Allí observó como la mayoría de los ponis divagaban sobre qué hacer. Era obvio que el volcán era peligroso, pero no quería dejar el pueblo que por tanto tiempo los cobijó. Esperaban al emperador, alcalde o lo que sea que estará al mando del lugar.
El pegasó soltó un gruñido (se sorprendió un poco notar como ese sonido salía con tanta frecuencia de su garganta) y alzó la voz:
-¡Por Mil Rayos, es un maldito volcán!
La mayoría se volteó a mirar al poni aéreo. La confusión se reflejaba en sus rostros, pero Sundial ignoró el hecho de que siguiera siendo un vulgar desconocido, un simple extranjero o un raro turista:
-¡¿Es que han de esperar instrucciones para reaccionar?! ¡Es-un-volcán! ¡No queremos ser incinerados, debemos huir de él!
Pero ninguno le hizo caso. El pegaso escuchó los murmullos de todos, que no estaban para nada bajos de volumen:
-Sí, claro. Eso dice él.
-Éste en nuestro hogar, no podemos abandonarlo.
-El líder, él sabrá qué hacer. Siempre sabe lo mejor.
-Él es un extranjero, entendamos que quiere decir lo mejor.
-No sabe lo que es sentir este pueblo como hogar.
El azulino se hartó. No estaba para tontería:
-¡Quise ser razonable, pero parece que aquí no saben lo que es usar a cabeza, por lo menos usarla inteligentemente!
El plumífero se dirigió a sus acompañantes:
-¿Me seguirá, o se quedarán aquí a esperar a un líder que probablemente ya se piró?
Para su sorpresa, Cloying ni siquiera titubeó:
-Claro que le seguiré. Savage debe de estar preocupado por mí.
“A todo esto”, se preguntó Sundial, “¿Dónde estará Savage?”. Ese terrestre no aparecía por ningún lado, y no creía que, después de notar que su parte del pueblo se había reunido en el centro del lugar, decidiera irse.
No. Savage debía de estar ocupado en algo, el caso era que ese terrestre nunca dejaría desprotegida a Cloying.
El pegaso miró a Bodyguard, quien parecía dispuesto a seguir a Cloying hasta el final. Sí, podía contar con el guardián ese. Ahora todo era bastante fácil:
-Bien. No creo que necesiten muchas explicaciones. Después de todo, ¡Es un maldito volcán! Savage no quiere que te pase nada, obvio. Así que, en pocas palabras, debemos alejarnos de este lugar, pues está muy pronto a convertirse en un montón de cenizas y brasas.
La rosada y el amarillo asintieron y se pusieron al lado de Sundial, quien les habló que el bosque cercano no era buena idea, pues era demasiado inflamable, porque… ¡Era un bosque, por Celestia! ¡Tenía árboles!
El pegaso corrió, encargándose de no dejar a sus compañeros atrás. Suerte que el pueblo no estaba rodeado totalmente de árboles. No fue muy difícil encontrar un camino de tierra que, según Bodyguard, llevaba hasta un rio que se podía cruzar mediante un puente. Ésa era su única vía de escape.
Lo que estaría a punto de pasar haría que Sundial no olvidara ese pueblo, y ese puente en particular, por mucho tiempo.
Escapando Del Pasado. 44
MensajePublicado: 12 Dic 2016, 01:19
por Santiago Brony MLP
Ya habían llegado a su destino. Entonces el pegaso tembló notoriamente. El puente para poder cruzar al otro lado, era colgante…y Sundial ¡Odiaba los puentes colgantes! ¡Los odiaba!:
-¡No voy a pasar por allí! ¡Odio los puentes colgantes! ¿No hay otro camino?
Cloying soltó una risita divertida:
-Señor Sundial. No me diga que le tiene miedo a las alturas o a caerse.
El pegaso refunfuñó molesto. Realmente, le produjo una gran molestia el que hayan descubierto algo personal. Casi había llegado a odiar ese sentimiento. A pesar de poder volar, sentía algún que otro mareo en las grandes alturas:
-¡No es tenga miedo! ¡Soy un pegaso! Es solo que… ¡Debo preocuparme por la seguridad de ustedes! De lo contrario, caería muy mal como guardián… ¡Suficiente, pasemos rápido este puente! Y… yo los vigilo. Sería lo mejor, si algo pasara los atrapo. Deberías hacer lo mismo, Bodyguard, también eres pegaso.
El plumífero amarillo extendió sus alas y se elevó rápidamente:
-Sí, tienes razón y ¡Jod…! ¡El volcán!
Sundial por poco pega un salto. El grito de Bodyguard casi le perforaba los oídos. Pero no tenía tiempo para reprocharle. Rápidamente tomó vuelo y se reunió con guardia.
Santas Hermanas (Celestia y Luna)
Esa maldita montaña de fuego…
¡Esa maldita montaña de fuego estaba lanzando magma! ¿Tanto habían tardado en llegar hasta allí? ¡Mil rayos, mil rayos, mil rayos!
-¡Cloying, pasa el maldito puente ahora! ¡Bodyguard, vigila alrededor! ¡Si la magma cae muy cerca, … ¡Ponte más alerta, o algo!
Bppdyguard captó el mensaje y empezó a dar vueltas alrededor del puente, sin dejar de echar algún que otro vistazo hacia el volcán. Sundial más se fijaba en Cloying. No podía arriesgarse a cargarla, nunca había cargado a un poni, y con su estado pulmonar podía soltarla, y tal vez provocar la ruptura del puente si volaba con Cloying sobre éste. Además tardaría bastante.
Bodyguard llamó a Sundial:
-¡Hey, azulino! ¡Eso está empezando a preocuparme!
El pegaso se volteó a mirar hacia la montaña ardiente… mil rayos. ¿Qué estaba pasando?
El cielo se había nublado repentinamente. ¡Nada tenía sentido! ¡Algo o alguien estaba manipulando el clima! ¡El cielo no podía estar lanzando rayos así de repentinamente.
Sundial se dirigió hacia el guardaespaldas:
-¡Algo malo ocurre! ¡Alguien debió de aprovechar la erupción para empezar a alterar el clima! ¡Debemos tener cuidado, sea quien sea, no debe de ser tonto!
Bodyguard asintió. Era peligroso atravesar las nubes en ese estado. Se dirigió rápidamente hacia el puente, pero…
Un fugaz rayo atravesó el cielo… cayendo sobre el puente, quien empezó a quemarse.
Los dos pegasos se abalanzaron rápidamente hacia el puente. El objetivo de ambos era el mismo. La poni terrestre rosada que se sostenía por una de las sogas del puente, a pocos metros del otro lado del río.
Los pegasos se asustaron y se partieron a ayudarla. Pero pronto notaron que no eran necesarios. Cloying fácilmente había subido por las cuerdas y parecía estar a salvo. Entonces…
El clima parecía estar en su completa contra. Se había alzado un vendaval terrible y los pegasos no podían aterrizar, y lo peor era que Cloying estaba siendo arrastrada al precipicio, tan fuerte era el viento. Sundial forzó sus alas, pero no sirvió de nada. Apenas pudo mover unos centímetros. No podía fallar, no debía fallar, no debía…
El viento se hizo aún más peligroso. Cloying se sostuvo como pudo. ¡Rayos, que alguien la ayude! pensó Sundial.
No. No podía… sí…
Una sombrase acercaba, solo era necesario ver su silueta y su modo de andar, a grandes y potentes zancadas, para reconocerlo.
¡Savage!
Efectivamente, el terrestre avanzaba como podía y a paso regular. Sundial se peguntó cómo podría llegar hasta el otro lado. ¡Rayos, otro problema! Estaba muy débil para volar con peso, sim contar el viento fuerte y que Savage debía de pesar una barbaridad.
El pegaso azulino se dirigió como pudo (tratando de no salir despedido por el viento) hacia Savage. Frente a él, le alzó la voz intentando ser escuchado:
-¡Cloying está en problemas, corre peligro! ¡Apresúrate!
Haya oído todo o no, Savage pudo entender lo suficiente. Se notó asustado y siguió al pegaso hasta el puente.
Cloying seguí forcejeando contra el viento (al ver sí que tenía fuerza la chica) y se mantenía aún lejos del borde del río, que ya se había puesto peligrosamente agitado.
El terrestre se dirigió hacia allí, pero se detuvo al ver el río. ¿Qué hacer? Sundial pensó si transportarlo él y Bodyguard podrían llevarlo, contando con que el peso de Savage podría impedir que se desviaran demasiado. Valdría la pena intertarlo.
Así, los dos pegasos alzaron al terrestre. Rayos, debían hacer eso rápido.
El plan, milagrosamente, resultó tener los resultados esperados. El peso de Savage impidió que los dos pegasos se desviaran, y con la fuerza de Bodyguard todo se hacía más fácil. Pero el tiempo apremiaba, Cloying no resistiría mucho tiempo.
En el camino, Sundial se puso a pensar: ¿Cómo me metí en esto?
Escapando Del Pasado. 45
MensajePublicado: 04 Ene 2017, 02:07
por Santiago Brony MLP
Los dos pegasos lograron llegar hasta la orilla, donde tomaron tierra. Savage abrazó a Cloying y la sostuvo en sus brazos. Sundial y Bodyguard plegaron sus alas (con algo de ayuda de los árboles) para evitar salir despedidos.
La terrestre rosada se aferró a Savage como su púnico medio de supervivencia, y el forzudo la atendía. Solo la abrazaba, y eso era suficiente para ambos. Pero Sundial…
Ese pegaso azulino no estaba para eso. La supervivencia era más valiosa que un tonto encuentro romántico:
-¡Epa, debemos irnos! ¡Este lugar es muy peligroso! ¡Ya nos libramos del volcán, pero este clima no es normal!
Bodyguard se puso del lado del azulino:
-¡Es cierto! ¡Alguien debe estar manipulando el clima, y ese alguien está en nuestra contra!
Savage finalmente se dirigió a los dos:
-¡Están en lo cierto! ¡Sundial, perdóname, pero no creo puedas volver con el grupo de bandidos!
-¡¿Qué?! ¡¿Y eso por qué?!
-¡Los vi como se iban hacia el lado opuesto al cual nos dirigimos! ¡Lo siento, dudo puedas volver a encontrarlos!
El aéreo azulado soltó un suspiro. ¿Por qué, por qué ahora le pasaba eso? Para cuando despejara la tormenta, ellos estarían fuera de su alcance, sobre todo con su enfermedad. Pero…
No le molestaba. Por alguna razón, el separarse de su grupo le hacía ver un único objetivo. Buscar por su cuenta a dos desagradables unicornios. Rose y Drink.
Sí. No le importaba estar lejos de su grupo. No le importaba más que su beneficio personal:
-No me importa. Te ayudé y eso es todo. Ahora estoy por mi cuenta, y te aseguro que no voy a… a…
¡Violeta! ¡Thief, su hija, Violeta! ¡No podía dejarlos!:
-¡No, no puedo! ¡Savage, sé que no crees que los alcance, pero espero no tener que ir hasta ellos!
El pegaso tomó vuelo e, ignorando las advertencias de los demás, se dejó llevar por el viento. Voló hasta llegar al claro del bosque. El viento lo había llevado, de modo que no sintió cansancio.
Aterrizó, valiéndose de los árboles para sostenerse. ¡Rayos! ¡Rayos! Debía buscar a esa potranca. Solo quería asegurarse que Thief se había hecho cargo de la niña.
Al poder aterrizar, Sundial se dio cuenta de algo terrible, varios de sus colegas yacían allí. Al revisarlos, notó que desprendían un repugnante olor a carne y pelo quemado, y una parte específica de su cuerpo (muchas veces el lomo) tenía una terrible marca de chamusquina.
Habían sido alcanzador por rayos. Y esos rayos iban dirigidos a ellos. Ni siquiera habían tocado los árboles, o el bosque hubiera estallado en llamas. Todos los rayos les dieron a ellos. Revisando los cuerpos, se horrorizó al ver que, entre ellos, se encontraba Unerring Aim.
Eso le abrió los ojos a Sundial. Él era un líder. Era líder de un grupo que estaba casi desmoronado. Necesitaban de él, ahora que otro líder había caído.
Rápidamente revisó los alrededores y vio el “lecho” de Violeta. Estaba desarmado por alguien y la niña n estaba allí. Eso le dio a Sundial la sospecha de que Thief pudo llevarse a su hija a tiempo, o que la mocosa se despertó y escapó por su cuenta.
Debía de apresurarse. Tenía que asegurarse que no les hubiera ocurrido nada… no es que estuviera preocupado por la mocosa, ¡Para nada!... solo era curiosidad.
El azulino buscó en los alrededores, pero no vio nada. Entonces se le ocurrió pegar su oído al suelo, para ver si captaba algún ruido. Hacerlo resultó ser muy útil.
Oyó a algo parecido a un ligero llanto. El llanto de una niña. ¿Violeta? Sundial se apresuró a captar el origen del llanto y se dirigió hacia allá.
Sí, era esa pequeña pegaso. La pobre estaba sola y lloraba. Parecía que, al despertar, la soledad la había asustado. Sundial miró a los alrededores. Había muchos cuerpos chamuscados, la mayoría era de infortunados que aún seguían en su novatada.
Pero el castaño no detectó ningún cuerpo de silueta simular a la de Thief. Entonces se volteó y vio que Violeta trataba de “despertar” a alguien.
Temiendo lo peor, el pegaso tomó a Violeta y, tapándole los ojos, volteó el cuerpo…
Sundial soltó un jadeo de alivio. No era Thief. El pegaso tomó a la potranca en sus brazos y trató de calmarla. La pobre pequeña estaba asustada, pero el notar un cuerpo al que aferrarse cesó su llanto y, usando el hombro de Sundial como almohada, quedó dormida.
El pegaso azulado miró a su alrededor. La tormenta había amainado. El grotesco espectáculo de todos los cuerpos juntos, carbonizados… el castaño tuvo que cerrar los ojos para n seguir viendo, de otro modo vomitaría.
Sundial tomó el vuelo y miró a los alrededores del lugar. Entonces notó un pequeño claro que parecía haberse salvado de daños tremendos. No estaba carbonizado en su mayoría y parecía apto para guardarse del frío de la noche, que ya estaba haciendo presencia.
El pegaso aterrizó en ese pequeño llano. Ya al día siguiente pensaría qué hacer. Quiso dejar a la pequeña pegaso a un lado, pero ésta, a pesar de dormida, atenazaba su cuello con sus pequeños cascos. Sundial soltó un gruñido y se dijo que tal vez no sea tan incómodo dormir con una mocosa en su encima.
La noche cubrió todo con su manto, y el cuidador azulino ya se había dormido, cubriendo a Violeta con parte de su sudadera para que no despertara. Pobre pequeñaja. ¿Dónde estará tu padre?
El día llegó como si nada, alumbrando el feo desastre que ocurrió en la noche. Dichosa esa bola de fuego, por no tener ojos para contemplar tan fea masacre.
No fueron los trinos de los pájaros quienes despertaron al azulado, sino una pequeña sacudida en su hombro y una voz aguda y asustada que lo llamaba:
-¡D-Despierte! ¡Despierte!
El pegaso se levantó y contempló a la mocosa. Violeta ya había despertado y lo sacudía. Sundial la miró:
-¿Qué sucede?
-¿Dónde está mi papá? Quiero ver a mi papá.
-Hemmm…
-Él está bien, ¿Cierto?
-V-Violeta, lo siento, pero no sé dónde está tu padre.
-¿Q-Quien es usted?
-...
Por un momento, Sundial se quedó mudo. No sabía qué decirle. No se atrevía a mentirle. Los ojos de Violeta (de un color granate oscuro) lo miraban con inocencia. Al final, solo se le corurrió decirle su nombre. Al escucharlo, los ojos de la potranca se iluminaron:
-¡Mi papá me dijo que eras bueno, tío Sundial!
-…¿Tío?
-¡Sí! Papá dijo que yo tenía un tío, y que se llamaba Sundial. Dijo que me cuidaría y que me protegería como también fuera mi papá.
El pegaso se sintió algo incómodo con lo explicado por Violeta. Realmente la potranca estaba poniendo todas sus esperanzas en él, y sentía que lo valoraba más de lo que merecía.
Violeta siguió hablando de todo lo que su papá dijo que su tío haría (pasando por cuidarla, vigilarla, velar por ella, quererla, etc.)
Sundial decidió simplemente dejarla hablar. Después de todo, no iba a pasar nada malo, ¿Verdad?
Cuando violeta terminó la larga explicación, Sundial la tomó del casco:
-¿Ya aprendiste a volar?
-Aún tengo problemas con el aterrizaje.
-Con eso basta. Sígueme, tenemos que ir a algún lado, no nos podemos quedar en el bosque.
-¿Por qué no?
-¿Quieres encontrar a tu papá?
-¡Sí!
-Bueno, no lo encontraremos quedándonos sentados aquí.
La potranca entendió y se aferró al cuello del azulino, quien no esperaba algo tan sorpresivo:
-¡¿Qué haces?!
-Papá me permitía aferrarme a su cuello para cargarme.
-…Vale, si solo es por eso, te llevaré, (tal vez deba acostumbrarme a esto para después)
-¡Gracias!
La pegaso apoyó su cabecita en el hombro de su “tío” y cerró los ojos. Mientras Sundial caminaba, notó como la respiración de Violeta se volvía más regular y pausada, hasta que se quedó dormida.
El volador azulino simplemente siguió caminando. Al llegar a las afueras del pueblo, se estremeció.
El lugar estaba todo rodeado de lava. El lugar, próspero para la cosecha por sus buenos climas, no ayudaba en la solidificación la lava, pero la tormenta sí que lo hizo.
Gran parte ya se había solidificado, pero las más cercanas al volcán seguían de un rojo intenso, pidiendo salir para arder lo poco que quedaba del pueblo.
Sundial se alejó como pudo de la magma (aún solidificada emitía calor) y se dirigió al puente. Demasiadas cosas habían pasado en muy poco tiempo. El terremoto, el volcán, la tormenta, la pérdida del grupo, la masacre en el bosque, la desaparición de Thief, el encuentro de Violeta, y ahora ver el pueblo es tan mísero estado.
Tal vez nunca pueda quitar esas imágenes de su cabeza, el olor a carne quemada del bosque… brrrr.
Al llegar al puente, Sundial miró a Violeta. Tan calmada, inocente, ajena a todo lo malo de la situación… sí, tan inocente:
-Que duerma un poco más, puedo tomar vuelo cargando a una potranca.
Extendiendo las alas, Sundial se elevó en el aire, y cruzó el río.