Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por serch248 » 29 Abr 2016, 22:20

¿Entrar en Zancudo? Todo aquel que se ha aventurado a entrar sabrá que... R.I.P Mane 5.

Habrá que echarle un ojo a Fluttershy, su seguimiento en plan Ethan Hunt/James Bond :sherlock: me hace sospechar de sus intenciones

y respecto entrar a Zancudo... preveo una buena ensalada de tiros del calibre 5,56 y .338 Lapua. Tal vez hasta del 7,62 :D2 :D2
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 01 Jun 2016, 21:53

Capítulo 23

El golpe de Zancudo


Twilight se arregló los dobladillos, se ajustó las botas y se recolocó la gorra, finalmente preparada. Aunque no lo pareciera, se sentía tremendamente nerviosa. Y no era para menos, dada su situación actual. Se encontraba vestida cual soldado del ejército americano, con sus botas marrones, guerrera grisácea de camuflaje universal con distintivo de soldado raso, camisola caqui y unos pantalones a juego. Se había recogido el pelo, formando un pequeño moño trasero para poder ponerse la gorra reglamentaria, de igual color.

-¡Twilight! ¿Estás ya?-inquirió en ese momento una voz familiar.

-¡Sí, Rarity, ya salgo!-exclamó ella, tratando de ocultar su nerviosismo.

Cogió una tarjeta de identificación de una mesa cercana, en la cual se podía ver una foto suya en la que salía con un gesto serio, pero con un nombre parcialmente distinto: Stargaze Twinkle. Se la guardó en el bolsillo trasero de su pantalón y, una vez lista, salió del almacén al exterior.

Ese día había amanecido un tanto nublado, como si fuera un mal presagio; últimamente el tiempo estaba un poco revuelto, hasta el momento no había llovido, pero fuertes ráfagas de viento peinaban todo el estado desde la semana pasada, provocando fuertes tormentas de arena en el desierto de Gran Señora y tumbando alguna que otra palmera por las zonas más septentrionales de la ciudad. Este detalle en concreto no le importaba demasiado a alguien como Rainbow Dash, una avezada piloto, pero sí que ponía más nerviosa a Applejack, ya que iba a ser ella quien debía pilotar el Titan y sacarlas de allí en él. Durante todo ese tiempo en el cual habían estado preparando el golpe, la chica había recibido unas cuantas clases por parte de Rainbow, enseñándola un poco los controles más avanzados de un avión más grande. Gracias a esas clases la experiencia de Applejack había aumentado, pero aun así la chica seguía mostrándose intranquila al respecto, ya que en condiciones climatológicas adversas no se sabía manejar muy bien.

Nada más salir se encontró a las chicas animando a Applejack junto al camión, aunque nada más verla Sunset se asomó por la ventanilla del asiento del acompañante y exclamó.

-¡Por fin, ya era hora! ¡Vamos, que solo queda una hora y debemos llegar antes que el convoy real!

-¡Sí, sí, ya estoy! ¿Todo bien, chicas?-inquirió Twilight, acercándose a sus amigas.

-Sí, más o menos…-murmuró Rarity, algo preocupada por Applejack.

-Yo es que esto no lo veo, en serio, apenas he practicado lo suficiente…-masculló la granjera, visiblemente inquieta.

-Oh, venga ya, Applejack, yo misma te he enseñado, con eso es más que suficiente-murmuró Rainbow, sin darle mayor importancia.

-¡No te preocupes, Jackie, ya verás como todo sale bien!-añadió Pinkie, sin perder su sonrisa.

-Eso espero, Pinkie… realmente lo espero…

Por un momento todas se quedaron en silencio, compartiendo entre ellas su inquietud; y es que, aun a pesar de la preparación previa y que ya estaba todo dispuesto, todas albergaban dudas en su interior, ya que no podían saber con certeza si iba a funcionar a la perfección. Sólo tendrían una oportunidad, entrar en un principio era sencillo, pero luego el salir era otra historia complemente distinta.

-¿¡Nos vamos o qué?! ¡Que no tenemos todo el día!-exclamó entonces Sunset, rompiendo súbitamente el silencio.

Las demás se subieron a la parte de atrás del camión junto con el resto del equipo guardado en una caja hermética, y Twilight ocupó el asiento el conductor ya que iba a ser ella quien conduciría.

-¿Estamos ya?-inquirió Sunset, algo molesta.

-Sí, sí, podemos irnos.

-Pues adelante.

Nada más decirlo la chica arrancó el motor y dio marcha atrás para salir de la refinería donde se encontraban. Y es que el campo petrolífero de Murrieta era el mejor lugar para esconder un camión de esas dimensiones, además del sitio ideal para pasar desapercibidos. Y no era para menos, ya que de por sí había sido necesario estar unos pocos días sin llamar la atención tras la sustracción del camión junto con los correspondientes materiales.
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Camión con el que se infiltran

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Campo petrolífero de Murrieta
-Muy bien, vamos a repasarlo todo una vez más. Nos adelantamos al convoy una hora y llegamos a la base a eso de las cinco y media-murmuró Sunset, con voz queda.

-Ajá.

-En cuanto lleguemos nos preguntarán por qué llegamos tan pronto, pero eso ya está pensado.

-Sí, el servicio de entrega tenía prisa y nos ha pedido que llegásemos antes.

-Vale. En cuanto estemos dentro nos dirigiremos directamente al hangar principal, donde estará el Titan estacionado. Dash irá a por el Lazer y nosotros cargaremos la caja en el avión, si alguien nos pregunta…

-… les diremos que es una entrega de munición para el norte.

-Exacto, y una vez que Dash despegue nosotros iremos detrás, si control pregunta…

-… les diremos que son vuelos de entrenamiento programados.

-Muy bien. En ese caso todo perfecto, no tiene por qué salir nada mal.

Ante eso Twilight apretó el volante con fuerza, cosa que Sunset notó enseguida.

-¿Estás nerviosa, Sparkle?

-Pues claro que estoy nerviosa, estoy a punto de entrar en una base militar y robar un avión, poniendo mi vida en peligro. Comprenderás que tengo razones para estarlo.

-Je, je, novata…

-Te veo muy tranquila ¿no estás nerviosa?-inquirió Twilight.

-¿Yo? Para nada, estoy curtida en mil y una situaciones, ya nada me inquieta-argumentó Sunset, con naturalidad.

Twilight se quedó un tanto intrigada por esa afirmación, pensando en lo que la acababa de decir. Hasta el momento Sunset era lo más parecido a una perfecta desconocida para ella. Aun a pesar de todo el tiempo desde que se conocieron, no sabía absolutamente nada sobre ella, y por un instante pudo ver que, aunque indirectamente, la había dado a entender algo acerca de su persona. Llena de curiosidad, la chica inquirió.

-¿Lo has visto todo, entonces?

-Sí, eso y más, y aun así no se ve lo suficiente. Pero bueno, qué vas a saber tú, niñita mimada de papá…

-Por eso lo pregunto.

-¿Perdón?

-Sí, si lo has visto todo asumo que en algún sitio tendrás que haberlo visto… tú misma lo has dicho.

Eso dejó un tanto descolocada a Sunset, como si no se esperara para nada una contestación así, pero enseguida respondió.

-¿Y a ti que más te da? Después de todo creciste en la parte alta de la ciudad, no sabes ni siquiera lo que dices.

-Bueno, Algonquin no es tan endogámico como nos quieren hacer creer algunas películas y series de televisión, hay gente de rentas más humildes viviendo allí también.

-Sí, claro, del medio Algonquin para arriba, mírala que lista…

-Perdona, pero el alto Algonquin está experimentando cierto proceso de gentrificación, y gracias a las nuevas reformas de la alcaldesa se ha podido…

-¡Agh, ahórrame todo eso! ¿Quieres? ¡Tú no sabes nada de cuán dura puede ser la vida! ¿Y sabes por qué? ¡Porque tú naciste en el medio Algonquin, rodeada de comodidad, mientras que yo hice lo propio en los bajos fondos de Bohan, teniendo que buscarme la vida desde que era pequeña! ¡He hecho de todo con tal de sobrevivir, me he hecho a mí misma, no como tú, que te hicieron a base de normas y libros de texto!

Toda esa verborrea llena de rabia y dolor cogió de sorpresa a Twilight, la cual se quedó callada, sopesando lo que la había dicho. Bohan era el distrito más complicado y peligroso de toda Liberty City, lleno de barrios empobrecidos con una fuerte tasa de criminalidad, hogar de pandilleros, traficantes de droga y demás fauna peligrosa. Era prácticamente el norte, y el lugar ideal para tiroteos y redadas policiales.
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Bohan, prácticamente, el norte, ideal para tiroteos
-Entiendo… perdona, no era mi intención…-murmuró la chica, algo cohibida.

-¡Ya, claro, nunca es tu intención, gracias por compartirlo!

-Sé muy bien que ese distrito es complicado, puedo imaginarme el tipo de vida que has llevado…

-No sabes absolutamente nada acerca de mí.

-Porque tú no quieres.

-¿¡Y por qué iba a querer?!

-¡Quizás porque vamos a robar dos aviones juntas a una base militar, por ejemplo! ¿¡Esperas que confíe mi vida a una completa desconocida?!

-¡¿Y tú esperas confiar en alguien como yo?! ¿¡Por qué, qué sentido tiene eso?! ¡Soy tu maldita carcelera!

Por un momento no hubo nada, las dos se miraron brevemente aprovechando un semáforo en rojo cerca de la intersección entre Vinewood este y el centro de Vinewood, frente al puente que salvaba la autopista de Los Santos. Al segundo siguiente Sunset reaccionó, murmurando de seguido.

-Agh, ahórrame todo esto, por favor, y estate a lo que estamos ¿entendido?

-Vale.

Sin muchas ganas de hablar con ella, Sunset puso la radio para tratar de distraerse un poco, sonando por todo el habitáculo la emisora que en ese momento estaba sintonizada.

-¿Qué hay de nuevo, Los Santos? Estás escuchando The Lab, conmigo, el Doctor No y el Hermano Químico, trayendo a las ondas los sonidos más alternativos del panorama musical. Esta es Little Dragon, con su tema Wanderer.

Al segundo siguiente una música instrumental comenzó a sonar por la parte delantera del camión, con un ritmo muy peculiar y marcado que incluía trompetas y sintetizadores. Poco después los primeros versos comenzaron a sonar.
You keep an eye upon my back
Rock me in a trance, rockin' my balance
I had a taste and it was sweet
Almost knocked me dead, in my dreams are wet

Normalmente Twilight no solía escuchar mucho la radio, ni siquiera música, ya que siempre había sido más de informativos y radios de charlas donde se hablaran de temas de todo tipo. En Liberty City de vez en cuando solía escuchar We Know The Truth Radio, sobre todo programas que la interesaban, o bien la Public Liberty Radio. Ahora que estaba en Los Santos escuchaba de vez en cuando la West Coast Talk Radio para enterarse un poco de la última hora en el panorama nacional, aunque normalmente iba con la radio apagada. Por un momento quiso pedir a Sunset que la apagara, puesto que la música la ponía nerviosa, pero poco después, y sin dejar apenas margen, comenzó a sonar el estribillo, seguido de un rápido interludio.

Won't you help me now?
Cause the night is over
And I'm runnin' out
I feel it takin' over
Won't you help me now?
Cause my night is over
And I'm runnin' out

I'm losin', I'm losin'
I'm losin' my mind
I'm movin', I'm movin'
I'm movin' in time
I'm losin', I'm losin'
I'm losin' my mind


Debido a esto Twilight decidió intentar ignorar la música y se centró en la carretera, al tiempo que los recuerdos de los últimos días se iban apelotonando en su memoria.

Cruzó el puente hacia el centro de Vinewood y luego torció a la derecha en dirección hacia Elgin Avenue y la salida norte de la ciudad hacia Señora Road. Recordaba muy bien esa carretera puesto que, a unos cuantos metros de distancia de salir de la ciudad y en pleno condado de Los Santos, fue en esa carretera donde abordaron al convoy militar. El plan fue ideado principalmente por ella y Rarity, las cuales se vistieron de turistas y dejaron clavado un utilitario en medio de la vía fingiendo haber tenido un accidente. El convoy militar apareció al poco rato proveniente de la ciudad, obligándoles a parar para que las asistieran. Al principio no se mostraron especialmente amistosos con ellas, pero eso no supuso un problema a largo plazo, al menos para alguien como Rarity.

-¡Ciudadanas, por favor, muevan el coche inmediatamente, debemos continuar nuestro camino!

-¡Oh, gracias al cielo, menos mal que alguien se ha dignado a parar! ¡Por favor, señor sargento, ayúdenos, íbamos de visita al mar de Álamo pero nuestro coche se quedó parado de repente, no sabemos lo que le pasa!

-¡No tenemos tiempo, ciudadana, si no mueven el coche ahora me temo que tendremos que moverlo nosotros!

-¡Pero no nos pueden dejar tiradas, no sería ético ni propio de un sargento tan aguerrido, fuerte y servicial como usted! ¿No se supone que ustedes los militares están para proteger y servir? Por favor, señor sargento, ayude a unas damas en apuros…

Aunque al principio el oficial se mostró inflexible, finalmente acabó por ceder ante las miraditas que le echaba Rarity, haciendo que el soldado que le acompañaba en el primer jeep bajara también a ayudarle y dejando desprotegido de esta forma el convoy por delante.

Sin embargo aún quedaban los soldados del jeep trasero y los que conducían el camión, aunque no fue ningún problema para el resto del equipo. Mientras que Twilight y Rarity distraían a los soldados del primer jeep, Rainbow, Applejack y Pinkie aprovecharon para poner fuera de combate a los demás. Sin que las vieran, y acercándose por detrás, Applejack y Rainbow se aproximaron al jeep trasero sigilosamente hasta alcanzar las puertas del conductor y su acompañante, dando un toque en ellas para distraerles y asestándoles un fuerte derechazo que les dejó fuera de combate antes de que se dieran cuenta siquiera de quien les había golpeado.

Una vez que el jeep trasero también cayó, Pinkie aprovechó la ocasión para colarse en el camión por la parte de atrás y registrar el cajón del material militar, encontrando una remesa de granadas de gas lacrimógeno.

-Oh, vaya ¿y esto?

Fue entonces cuando vio una pequeña ventanilla ubicada en la parte posterior de la cabina del camión; sin apenas pensárselo mucho más la abrió rápidamente, al tiempo que le quitaba la anilla a la granada.

-¡Cucú!-exclamó ella, tirando la granada al interior de la cabina y cerrando inmediatamente después.

De esta forma el camión también quedó fuera de combate, abriendo las ventanillas para airear la cabina al tiempo que Rainbow y Applejack se subían a él para llevárselo.

-Bien, está funcionando-murmuró Rainbow, animada.

-Sí, eso es lo que me choca, que está funcionando. ¿Qué hacemos con estos de aquí?-inquirió Applejack.

-Seguir con el plan, no nos han visto por lo que no podrán reconocernos, ayúdame a cargarlos.

Entre las dos escondieron a los dos soldados en unos matorrales cercanos a la carretera y volvieron a por el camión; Pinkie se asomó al poco rato desde la parte de atrás para confirmar el cargamento.

-¡Está todo incluso más, esas granadas son de lo más útiles!

-Vale, agacha la cabeza que nos vamos.

Una vez que estuvo todo listo aceleraron de sopetón y se alejaron de allí a toda prisa; tanto el sargento como el soldado del jeep delantero se alarmaron enseguida, pero Rarity y Twilight se encargaron de retenerles un poco más.

-¡Sargento, el camión, que nos roban el camión!

-¿¡Pero qué demonios?! ¡Tras él, rápido!

-¡Ah, esperen, pero aún no hemos terminado, aún no sabemos lo que le pasa al coche!

-¡Señorita, por favor, que me están robando el cargamento, además, no veo nada malo!

-¡Pero algo habrá, un coche no se para así sin más!

-¡Pues llame a una grúa o a un taxi! ¡Reagrupaos conmigo, ya!

Sin embargo en cuanto vio que la mitad de su pelotón estaba KO y la otra mitad perdida se quedó de una pieza, sin creerse lo que había pasado.

-¡Pero esto es inconcebible! ¡Avisa a la base, cabo, tenemos que recuperar el cargamento como sea, prioridad uno, y que venga alguien a recoger a estos incompetentes!

Se marcharon entonces rápidamente, dejando allí al otro jeep con sus ocupantes dentro; una vez solas, Rarity y Twilight dejaron escapar un respingo.

-Ha funcionado… no me lo puedo creer, ha dado resultado-masculló Twilight, anonadada.

-Pues sí, había posibilidades de que no saliera bien, pero mira, al final la situación ha jugado a nuestro favor-asintió Rarity, satisfecha.

-Es increíble… pero bueno, vámonos de aquí antes de que se les ocurra relacionarnos con el suceso.

Tras eso las dos se retiraron, dando un rodeo por carreteras secundarias por si las moscas, al tiempo que las demás despistaban a los militares y llevaban el camión hasta la refinería, ocultándolo allí.

Una vez que tuvieron el camión junto con los materiales registraron el cajón para ver qué guardaba en su interior; se encontraron con un buen montón de armas con su correspondiente munición, vieron varias carabinas, granadas de mano, de gas, bombas adhesivas, minas de proximidad, un par de ametralladoras de combate y hasta un lanzacohetes. También encontraron algunos complementos como varios blindajes corporales, rodilleras, cascos o guantes, pero lo mejor de todo fue encontrar un par de uniformes de combate del ejército de muestra, siendo uno además el de un teniente.

Ese descubrimiento fue vital para la consecución del golpe, pero había un problema, y es que tan solo había un uniforme de soldado raso, siendo necesario uno para cada uno si lo que querían era entrar en la base dando el pego de ser soldados y sin levantar sospechas. El uniforme de teniente se lo adjudicó Sunset en cuanto supo que había uno. Por un momento parecía que la operación peligraba, pero entonces Rarity intercedió a su favor.

-Se me está ocurriendo algo que puede que nos sirva para obtener más uniformes.

-¿Ah, sí? ¿Y en qué has pensado?

-Antes de conoceros me llegué a codear con la crema y nata de la ciudad por mediación de Lacey Jonas ¿os suena?

-No, la verdad es que no estoy nada puesta en temas de famosos y celebridades…

-Yo tampoco, cuando hay trabajo en la granja todo lo demás te da igual.

-Algo he oído hablar alguna que otra vez en la tele haciendo zapping…

-¡No me gustan los programas de cotilleos, prefiero ver animación o canales de cocina! ¿Veis Republican Space Rangers?

-Ahora no, Pinkie…

-Bueno, el caso es que me llegó a invitar a una fiesta en su casa y allí conocí a Kerry Macintosh, una supermodelo que me ofreció ponerme en contacto con Sebastián Dix, un famoso diseñador.

-Caramba, Rarity, menudo nivel el tuyo…

-Ya ves, ni que fuera una celebridad encubierta…

-Bueno, bueno, tampoco es para tanto, después de todo estoy acostumbrada. Pero bueno, el caso es que Macintosh me dijo que me podía poner en contacto con Dix, y si se lo pido tal vez me pueda hacer el favor…

-Ya veo, pero sería un tanto raro, o sea, se daría cuenta enseguida que son uniformes reales…-apuntó Twilight, un tanto extrañada.

-Sí, es posible, pero se lo puedo vender como un conjunto inspirado en el ejército, algo en plan vanguardista pero con influencias alternativas, por intentarlo creo que no pierdo nada.

-No sé yo, será diseñador y famoso, pero no tonto…-murmuró Rainbow, escéptica.

-Ya, ya lo sé, pero ahora mismo no se me ocurre otra cosa.

Aun a pesar de sus dudas y el escepticismo de las demás, Rarity lo intentó igualmente y se puso en contacto con Dix por mediación de Macintosh, mandándole uno de los uniformes en una caja a su dirección en Vinewood Hills. Tardó unos tres días justos en contestar, pero para sorpresa de todos, y Rarity la primera, Dix contestó mandando otra caja con los seis uniformes; junto a ellos iba una nota en la que ponía.

Me gusta su estilo, señorita Belle, es atrevido, rompedor y vanguardista, nunca pensé llegar a ver una pieza tan diferente y única tanto en estilo como en concepción. He respetado en todo momento su creatividad, aunque me he tomado la libertad de imprimir un poco de mi estilo en el resto de piezas, espero que sean de su agrado. Espero saber más cosas de usted y su línea muy pronto. Atentamente, Sebastián Dix.

Las demás también se sorprendieron a su manera, Rainbow fue la primera en opinar.

-¿En serio? Uauh, este hombre no tiene muchas luces…

-Había oído hablar de que las celebridades suelen ser excéntricas, pero esto es ridículo-murmuró Twilight, igual de chocada.

-Muy listo no es que sea, no-asintió Applejack, incrédula.

-¡Bueno, no hay mal que por bien no venga, al menos ahora tenemos uniformes para todas!-observó Pinkie, animada.

-Sí, y menos mal, comenzaba a preocuparme.

Una vez que el asunto de los uniformes estuvo cerrado tan solo quedaba lo más complicado, y eso era las identificaciones falsas. Para algo así iba a ser necesario alguien que les pudiera proporcionar los materiales necesarios, y en ese sentido Rarity volvió a jugar un papel determinante, puesto que conocía a alguien que les podría ayudar en ese sentido.

-No os preocupéis por lo de la identificación, dejádmelo a mí.

-¿Segura, Rarity? Tampoco quiero que te encargues tú de todo así sin más…

-No te preocupes, querida, después de todo tengo los medios necesarios, conozco a alguien que tal vez pueda ayudarnos con ese detalle en concreto.

Por su parte hubo mucho secretismo respecto a ese tema en concreto, puesto que no quería involucrar a Lester en un asunto tan importante y delicado como ese, pero en esos momentos no tenía nadie más a quien acudir, siendo su mejor baza hasta el momento.

Quedó con él en el paseo de la playa de Vespucci por petición expresa del propio Lester, encontrándolo en el extremo superior, justo al lado del acceso al muelle de Del Perro. Rarity le saludó, pero Lester fue más seco al respecto, murmurando de seguido.

-Siéntese y no me mire, actúe como si no me conociera.

Algo extrañada Rarity accedió, tomando asiento a unos pocos centímetros del hombre, el cual habló inmediatamente después.

-Seré breve, puesto que no tengo mucho tiempo. No me gusta salir de mi casa, pero cuando se trata de quedar siempre elijo sitios concurridos para evitar miradas indiscretas y oídos largos, cuanta más gente haya, mejor. Usted me dirá.

-Bueno, ya sé que no he vuelto a averiguar más cosas acerca del paradero de su misteriosa señal…

-Sí, bueno, el caso es que no me molesta ya que no he vuelto a saber nada de ella desde entonces, lo cual por un lado me tranquiliza, pero por otro lado me inquieta un poco. El tendero del Ammu-Nation del centro tampoco se ha vuelto a pronunciar, lo cual era de esperar. Es como buscar una aguja en un pajar.

-Sí, ciertamente. Aunque hay algo que me gustaría pedirle que hiciera por mí.

-¿De qué se trata?-inquirió Lester, arrugando el entrecejo.

-Digamos que voy a hacer algo importante y necesito que me ayude a falsificar varias tarjetas de identificación, seis para ser exactos.

Por un momento ninguno de los dos dijo absolutamente nada, aunque Rarity pudo notar la inquisitiva mirada de Lester clavándose en ella desde el rabillo de su ojo.

-Sé que no es algo que le pediría así sin más, pero no tengo nadie a quien recurrir, y el tiempo apremia. Hasta ahora no le he ayudado mucho, pero he pensado que igual podría echarme una mano-argumentó Rarity, tratando de sonar convincente.

Lester tardó un poco en responder, pero al cabo de un rato suspiró y murmuró.

-No sé en qué estará metida, ni quiero saberlo, pero hasta el momento no ha hecho muchos méritos como para que yo le haga esa clase de favores, señorita Belle. Supongo que eso lo entenderá.

-Sí, por supuesto.

-Bien, porque yo no soy una hermanita de la caridad precisamente, téngalo bien claro.

-Lo sé, lo sé.

-Vale, porque esto sólo lo voy a hacer una vez y ni una más.

Ese anuncio tomó por sorpresa a Rarity, la cual giró la cabeza y le miró con gesto sorprendido, aunque Lester apenas reaccionó, mirando hacia delante todo el rato y tamborileando los dedos sobre su bastón.

-¿Así sin más?-inquirió ella, extrañada.

-Bueno, tengo mis razones, digamos que es una forma de jugar mis cartas, además, nunca se sabe lo que va a pasar, y como garantía me vale, así que…

-Está bien, no le preguntaré.

-Bien, así me gusta, parece haber aprendido una cosa o dos de mí…

-Muy bien, entonces, acerca de eso…

-Mándeme los datos por correo y veré lo que puedo hacer, en cuanto tenga algo la avisaré.

-De acuerdo, gracias por su ayuda.

-Sí, pero recuerde, la primera y la última.

-Lo sé, descuide.

Aunque al final resultó ser más sencillo de lo que en un principio ella misma se esperaba, finalmente todo estuvo listo en poco menos de media semana, pudiendo preparar rápidamente el resto del golpe.

-¡Sparkle, que te duermes, atenta a la carretera!

Esa frase de Sunset la ayudó a regresar a la realidad, al tiempo que la música volvía a sonar, como si se hubiera pausado por simple consideración.
I give it all for the high
Wake me every time, wait to 'til past midnight
And if the devil would arrive
Play me bittersweet, knock me off my feet
Tras ese rápido verso volvió a sonar el estribillo seguido de su interludio, pero inmediatamente después el ritmo y el tono de la canción cambió por completo, al tiempo que un puente musical completamente distinto comenzaba a sonar.

I feel in love with you
Wanna get in trouble with you
And I don't want it to be over
No I don't want it to be over
Dancing with the devil, us two
Wanna lose my mind forever with you
And I never want it to be over
No I never want it to be over


El mismo puente volvió a sonar por segunda vez al tiempo que la música seguía sonando, alargando un poco más la canción.

El último tramo de Señora Road les llevó directamente hasta el condado de Blaine, el ambiente campestre y apacible de las praderas del condado de Los Santos fue sustituido por el cálido y árido entorno del desierto de Gran Señora. Nada más llegar giró a la izquierda por la ruta sesenta y ocho y tomó dirección oeste hacia Fort Zancudo, bordeando el río homónimo, hasta acercarse al puente de acceso hacia la base, el cual se encontraba precedido por un monumento a los caídos en las últimas guerras y conflictos. Antes de seguir en dirección hacia el puente, Sunset hizo varios apuntes de última hora.
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Monumento a los caídos
-Vale, vamos con tiempo, pero no nos debemos dormir en los laureles, este es el momento clave ¿estás preparada?

Ante esa pregunta Twilight tan solo suspiró dejadamente, apretando el volante y notando su corazón palpitar a toda prisa.

-Sparkle ¿estás lista?

-Sí, sí lo estoy-mintió la chica.

-Vale… ¿y vosotras ahí atrás, todo bien?

-¡Sí, perfectamente, Jackie está de los nervios, Dashie está de lo más relajada, Rarity está un pelín inquieta y yo estoy como una rosa!-resumió Pinkie rápidamente.

-Maravilloso ¿qué podría salir mal?-inquirió entonces Twilight, sin poder evitarlo.

-¡Cállate! ¡Vamos a entrar ahí, vamos a coger esos aviones y nos vamos a ir con ellos! ¿Entendido? ¡Así que metéoslo todas bien en la cabeza!-exclamó Sunset, cortante.

Ante su contundencia nadie más se atrevió a hacer ningún apunte, por lo que tras ese breve inciso, la chica murmuró.

-Pues vamos, no perdamos más tiempo.

Con manos temblorosas, Twilight metió primera y el camión comenzó a avanzar por el puente en dirección hacia la entrada de Fort Zancudo, el cual se erigía amenazante a escasos metros de donde se encontraban. La garita de entrada se fue acercando inexorablemente hasta que finalmente se pararon justo a su lado, al tiempo que un soldado armado con una carabina les daba el alto.
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Puente de entrada a Fort Zancudo
-¿Convoy de aprovisionamiento a estas horas? ¿No se supone que llega a las seis?-inquirió en cuanto las vio.

-Sí, pero el servicio de entrega nos pidió que saliésemos antes puesto que tenía más pedidos en camino y estaban un poco desbordados-murmuró Twilight, tratando de parecer lo más neutral posible e intentando evitar que la voz la traicionara.

-¿Así sin más? ¿Y la escolta?

-Detrás junto con el cargamento, los dos últimos jeeps estaban en el taller de revisión, por lo que optamos por algo rápido-añadió rápidamente Sunset, al ver que Twilight no respondía.

El soldado se movió un poco para ver la parte trasera del camión, llegando a distinguir cuatro figuras en torno al cajón de las armas. Con gesto algo extrañado, el soldado se dirigió de nuevo a ellas.

-Está bien, debieron de avisar con antelación siguiendo el procedimiento habitual, pero por esta vez haremos la vista gorda. Documentación, por favor.

Tratando de ocultar sus manos temblorosas, Twilight cogió las seis tarjetas plastificadas y se las entregó al soldado, el cual comenzó a comprobarlas una a una. La primera de todas fue la de Twilight, en la cual era renombrada como Stargaze Twinkle; Sunset pasaba a llamarse Twilight Glimmer, Rarity por su parte era Glory Sparkler, Applejack de igual forma pasaba a ser Apple Teeny, Rainbow Dash era ahora Firefly y Pinkie Pie se llamaba desde ese instante Surprise.

El soldado acreditó toda la información de las tarjetas observando atentamente a todas las presentes, incluso haciendo bajar a las demás para observarlas mejor; en cuanto a aspecto no parecía haber ningún problema, sin embargo el mismo gesto ceñudo que tenía desde que llegaron no desaparecía de su rostro, cosa que ponía particularmente nerviosa a Twilight, más de lo que ya estaba incluso.

En un momento dado el soldado inquirió.

-Todo parece estar en regla, pero es extraño, el caso es que no me sonáis ninguna de vosotras… ¿sois de alguna jurisdicción distinta por un casual, os han transferido?

-Ah, esto…-masculló Twilight, sintiendo la boca seca.

-¡Sí, somos nuevas aquí, de hecho nos incorporamos dentro de poco, venimos de la estación naval de Easter Basin, en San Fierro!-añadió Sunset rápidamente.

-Ah, ya veo, así que sois marines… no hay muchos por aquí, somos más de infantería y fuerza aérea, pero no les denegamos la entrada al recinto, eso por descontado. Está bien, podéis pasar, mandaré la notificación al coronel en breve.

Aunque ese detalle puso aún más nerviosa a Twilight si cabía, finalmente la barrera se alzó para ellas, al tiempo que la verja se abría para dejarlas paso.

Entrar en Fort Zancudo como quien entra a una cafetería transmitía una sensación extraña y distante; por su parte Twilight notaba una insólita mezcla de alivio y miedo a partes iguales, al contrario que Sunset, la cual esbozaba una satisfecha sonrisa.

-Bien ya estamos dentro ¿has visto qué fácil ha sido?

-Oh, sí, facilísimo, ahora sólo falta saber cómo lo hacemos para salir cuando el coronel sepa que estamos aquí y descubra quienes somos en realidad…-masculló la chica, mordiéndose el labio inferior.

-Tenemos tiempo de sobra, he calculado de forma aproximada cuánto tarda llegar una orden desde la garita hasta la torre de control y tenemos alrededor de unos diez minutos, tiempo más que suficiente.

-Oh, maravilloso, como si no tuviera suficiente con tanta tensión…

-Eh, no te me vengas abajo ahora ¿eh, Sparkle? Estate a lo que estamos que no es plan, gira a la izquierda aquí, el Titan está dentro de uno de estos hangares.

Siguiendo las indicaciones de Sunset rodearon uno de los tres hangares principales, atravesando un amplio aparcamiento y acercándose a la pista de aterrizaje desde el extremo este de la misma, la cual era particularmente larga, con dos anchos carriles de aterrizaje y de despegue respectivamente. Una vez que dieron la vuelta al hangar vieron que en ese en concreto no se encontraba el Titan, por lo que siguieron buscando acercándose a los otros dos cercanos; en ese recorrido de reconocimiento lograron ver en una pequeña parcela vallada, y no muy lejos de los hangares, a un Lazer estacionado. Los ojos de Rainbow hicieron chiribitas en cuanto lo vio.

-Oh, sí, mirad que preciosidad, espérame nene, mami está de camino-musitó la chica, emocionadísima.

-Agh, maldita sea, Dash, no me puedo creer que estés tan tranquila, en serio-hizo lo propio Applejack, retorciéndose las manos de puro nervio.

-¡No, Apple Tiney, Dash no, ahora es Firefly!-la corrigió Pinkie, seriamente.

-Pinkie, por favor, ahora no.

-¡No, no soy Pinkie, soy Surprise!

-Pin… digo, Surprise, vale, lo hemos entendido, no pongas más nerviosa a Apple Tiney de lo que ya está, por favor-la pidió Rarity, con actitud mediadora.

-Tienes razón, Glory Sparkler, perdona Apple Tiney, no era mi intención-murmuró la chica rosada, algo apenada.

Por su parte Applejack tan solo asintió lacónicamente, tratando de calmarse sin apenas éxito.

En el segundo hangar tampoco vieron nada, pasando de largo rápidamente, pero en el tercer hangar finalmente encontraron lo que estaban buscando; la figura del avión de carga se recortaba en el interior, y en cuanto lo vio Applejack comenzó a respirar entrecortadamente, dándola la sensación de que la miraba fijamente. Las demás trataron de calmarla por todos los medios, consiguiéndolo al menos en parte.

Una vez que el camión se detuvo las cuatro se pusieron en pie y cargaron entre todas el cajón con las armas, bajándolo al tiempo que Sunset y Twilight se reunían con ellas.

-Muy bien, pues ya estamos aquí. Dash, ve a por el Lazer y despega cuanto antes, sólo tenemos unos diez minutos antes de que salten todas las alarmas ¿recuerdas lo que le tienes que decir a control?

-¡Sí, que son vuelos de entrenamiento de última hora!

-Muy bien, las demás conmigo, vamos a por el avión.

El resto del grupo se despidió de la chica de pelo multicolor, la cual comenzó a andar con gesto confidente y seguro en dirección hacia el Lazer. Por su parte las demás cargaron con el cajón y con Sunset encabezando la marcha hacia el Titan, el cual permanecía estacionado en medio del hangar. Dos soldados más se encontraban charlando justo al lado, en cuanto las vieron llegar se dirigieron a ellas, cuadrándose ante Sunset al ver su distintivo.

-Tenienta… ¿requiere de algo en concreto?

-Entrega de munición para el norte-murmuró Sunset secamente.

-¿Ah, sí? No se nos había notificado… ¿destino?

-Base naval de Easter Basin, San Fierro.

-¿Para los marines? ¿A cuento de qué les mandamos nada a los marines?-inquirió el cabo, extrañado.

-A cuento de órdenes de arriba, cabo, no haga más preguntas-le cortó ella con contundencia.

Por su parte el cabo no dijo nada más, dejando proceder tanto a Sunset como a las demás; Sunset abordó el avión por la puerta de acceso delantera, mientras que las demás hacían lo propio por la rampa trasera para cargar el cajón en el interior del avión. Una vez lista cerraron la rampa desde dentro, al tiempo que Applejack y Twilight subían a la cabina donde Sunset se encontraba.

-Muy bien, empieza a poner a punto esto para cuando podamos irnos.

-E… está bien…

Aun con los nervios a flor de piel, Applejack se sentó en el asiendo del piloto y, recordando las clases con Rainbow, comenzó a encender la cabina y a activar las funciones básicas del avión, aunque sin arrancar aún las hélices.

-¿Cuándo saldremos?-inquirió Twilight en ese momento.

-Después de Dash, no debemos llamar la atención antes de tiempo.

-¿Y ya nos dará tiempo en tan solo diez minutos?

-Sí, de sobra-respondió Sunset, sin vacilar.

Sin embargo Twilight no estaba tan segura, ya que no creía que le fuera tan sencillo a Rainbow despegar así sin más. Las tres miraron en dirección a donde la chica de pelo multicolor se fue, esperando a alguna señal suya.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 01 Jun 2016, 22:01

(Continúa del anterior mensaje)


Para Rainbow Dash andar por Fort Zancudo la hacía sentirse particularmente poderosa, y más aun teniendo en cuenta que se dirigía a por un jet de combate. En poco menos de cinco minutos se personó delante del Lazer, contemplando con asombro su fina figura y admirando su capacidad armamentística instalada bajo sus flexibles alas. Bajo la cabina de mando se podían observar los nidos de ametralladoras internas para protegerlas de los elementos y tenerlas más resguardadas.

-Mira que pedazo de pepinos, con uno de estos vuelo yo cualquier cosa que se me ponga por delante…-murmuró Rainbow, mirando a los proyectiles un poco más de cerca.

Sin embargo no se quedó mucho tiempo observando ya que el tiempo apremiaba, por lo que se subió al ala derecha, comprobando antes que no había nadie cerca. Tras eso se aupó hasta la cabina, tratando de abrirla a mano, pero enseguida vio que se encontraba cerrada.

-Mierda. Pues nada, plan b.

Tras eso se puso en pie de golpe, asestando entonces una fuerte patada al manillar para tratar de abrirla; y la cosa es que funcionó, ya que la portezuela de la cabina se abrió hacia arriba tras un seco clic.

-Perfecto.

Tras eso se metió en el interior de un salto, sentándose de seguido y cerrando la portezuela desde dentro, quedándose de esa forma herméticamente cerrada. Una vez allí puso en marcha el jet, al tiempo que se ponía los cascos y comenzaba a moverse en dirección hacia la pista de despegue y aterrizaje. Por el camino se puso en contacto con las demás a través de la radio, pero usando una longitud de onda más corta para que control no les oyera.

-Muy bien, tengo el Lazer, me dirijo a la pista.

-Estupendo, avísanos cuanto estés en el aire e iremos detrás de ti-indicó Sunset.

Por su parte Rainbow siguió rodando por el lado derecho exterior de la pista, llegando a tomar una pequeña salida y quedándose parada a pocos metros de distancia del extremo este de la pista. Una vez situada, hizo mano de la radio al tiempo que cambiaba la frecuencia de onda para comunicarse con la torre de control, la cual se alzaba al otro lado de la base, dominándola desde las alturas.

-Control, permiso para despegar, espero instrucciones.
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El coronel Howard Hutz estaba de buen humor ese día. Y no porque se jubilara dentro de pocos meses, que también, sino porque hasta el momento no había sucedido ningún tipo de incidencia en lo que llevaban de semana, y eso le tranquilizaba de cierta forma. Aunque no lo pareciera, una base militar como la de Fort Zancudo no tenía una actividad muy intensa en comparación con otras bases también situadas en San Andreas. Aparte de Zancudo también se encontraba la base naval de Easter Basin en San Fierro y además estaba también la más importante a ese lado de la costa oeste, la famosa Área 69 en el estado de Nevada, a pocos kilómetros de la famosa ciudad de Las Venturas. Por su parte él había servido en muchas otras en otros estados antes de llegar a esa, y su experiencia era notable en ese aspecto. Sin embargo pronto le diría adiós al servicio, por lo que tenía más razones para sentirse bien.

Desde lo alto de la torre de control podía ver la actividad de la base y vigilar desde la distancia, aunque ese día de fuertes vientos hacía temblequear los cristales levemente, tintineando en el proceso.

-Vayas rachas de viento tenemos hoy…-murmuró Hutz, observando con sus prismáticos el extremo oeste de la pista, donde había una manga de viento ondeando con fuerza.

-El anemómetro indica unos cuarenta kilómetros por hora, señor-indicó uno de los soldados que allí se encontraban.

-¿Hay vuelos programados para hoy?

-Salvo incidencias, no.

-Vale, tampoco está el panorama como para salir a volar…

Por un momento se hizo el silencio de nuevo en la torre, pero en ese justo momento una voz femenina lo rompió repentinamente.

-Control, permiso para despegar, espero instrucciones.

Ese permiso tomó por sorpresa a todos los presentes, siendo Hutz el primero en reaccionar comentando.

-¿Cómo? ¿Pero no se suponía que no había nada programado?

-Y es que no lo hay. Espere un segundo, señor. Aquí control, identifíquese por favor-indicó el soldado a cargo de la radio.

Por un momento Hutz observó el otro extremo de la pista, pudiendo ver el Lazer que les estaba pidiendo permiso para despegar; enfocó con sus prismáticos a la cabina para poder ver mejor al piloto, aunque desde donde estaba no se distinguía demasiado.

-Soldado Firefly en vuelo de entrenamiento, me gustaría practicar un poco en condiciones adversas para poner a prueba mi habilidad-murmuró la piloto, tranquilamente.

-Mucho me temo que no podemos permitírselo, soldado, no hay nada programado para hoy y salir en estas condiciones no es prudente.

-Lo sé, pero insisto, quiero superarme y me gustaría probar la resistencia de este pequeño grandullón.

-Soldado, no sea negligente y aborte por hoy, no merece la pena arriesgarse.

Por un momento la soldado no contestó, lo que a Hutz le mosqueó un poco, debido sobre todo a su disposición a salir aun a pesar de las circunstancias. Aunque en su momento él también llegó a ser un soldado igual de entusiasta y algo lanzado, nunca se le hubiera pasado por la cabeza arriesgarse así sin más, y aun a pesar de que el viento no era muy fuerte, el riesgo seguía estando ahí. Hutz arrugó su ya arrugado entrecejo, pensando a toda velocidad y mirando en dirección al expectante Lazer, esperando algún tipo de reacción por su parte.

En un momento dado la soldado volvió a hablar.

-Recibido, control, abortando.

Por un momento los soldados se quedaron satisfechos por esa contestación, al tiempo que Hutz relajaba su semblante. Pero entonces, sin previo aviso, el Lazer comenzó a rodar a toda velocidad por la pista sin avisar, despegando a los pocos segundos y dejando tanto al coronel como a los soldados con tres pares de narices.

-¡Pero bueno, soldado, dijo que abortaba! ¿¡A qué está jugando?!-masculló el controlador, particularmente molesto.

-¡Lo siento, control, pero tiendo a mentir un poco compulsivamente y eso, ya me sancionarán como consideren oportuno cuando vuelva! ¡Corto y cierro!

Esa frase terminó de descolocar a todos los presentes en la torre de control, los cuales vieron pasar al Lazer como si nada y perdiéndose en la lejanía, dirigiéndose hacia el este. Al segundo siguiente todo el mundo reaccionó.

-¿¡Se puede saber quién es esa soldado!?

-¡Estamos en ello, dadnos unos minutos!

-¡Esto es inaudito, qué falta de respeto!

-¡Coronel, órdenes, señor!

La mente de Hutz se encontraba trabajando a toda velocidad, tratando de dar una explicación a todo lo que había sucedido; nunca en todos los años que llevaba al frente de distintas bases militares se había encontrado en una situación así, y su instinto le decía que algo andaba mal. Por un momento entrecerró los ojos, llegando a dejar escapar un ligero aspaviento, para luego ordenar.

-¡Quiero el informe de esa soldado a no más tardar!

-¡Estamos en ello, señor, denos un segundo!

-¡Coronel, señor, nos llaman de la garita de la entrada este, comentan que el convoy de materiales de hoy ha llegado antes de lo previsto!

-¿¡Cómo?!

-Sí, de hecho nos está mandando información de unas nuevas reclutas de las que no tenemos ninguna constancia… espere ¿cómo dice? ¡Señor, dice que está viendo llegar a otro convoy desde el otro lado del puente!

Esa frase hizo reaccionar a Hutz, el cual hizo mano de sus prismáticos de nuevo, enfocando hacia el puente que llevaba hacia la entrada este y viendo que así era. Para entonces el instinto de Hutz comenzaba a alarmarse, viendo enseguida lo que estaba pasando. Y, para rematar, una voz detrás de él anunció.

-¡Tenemos a un Titan pidiendo pista para despegar! ¿¡Qué demonios está pasando?!

Hutz enfocó hacia la pista y vio al susodicho pájaro a la espera; pudo observar que había más gente de la debida en la cabina del piloto y, sin ningún tipo de duda, exclamó.

-¡Den las alarmas, prioridad uno, tenemos intrusos en la base, nos roban! ¡Activen las baterías antiaéreas!
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-¿¡Por qué no contestan?!

-Tengo un mal presentimiento…

-¡Cállate! ¿Estamos listos para despegar?

-Sí, necesitaría coger carrerilla, pero sí, estamos listos…

Aun a pesar de que estaban a punto de irse de allí, Twilight sentía que algo no iba bien y los nervios se apoderaban de ella inexorablemente. Por su parte Applejack también estaba igual de nerviosa o incluso más que ella, agarrando con fuerza el volante y temblando visiblemente. Por ahora no parecía que las hubieran descubierto, lo que con suerte las podría permitir salir de allí sin demasiadas complicaciones.

Sin embargo la tranquilidad se desvaneció de un plumazo en cuanto comenzaron a oír una insistente y aguda alarma resonando por todo el complejo militar. Las tres se sobresaltaron nada más oírla, poniendo más nerviosas a Applejack y a Twilight si cabía, pero Sunset no se amilanó en ningún momento, siendo la primera en reaccionar.

-¡Hay que irse ya, acelera, vamos, vamos!

Agarrotada y muerta de los nervios, Applejack aceleró de golpe y los cuatro rotores a ambos lados de las alas comenzaron a girar con mayor rapidez, haciendo mover al Titan, el cual comenzó a rodar por la pista.

Sin embargo los primeros jeeps comenzaron a aparecer desde el otro lado de la pista, llenos de soldados armados hasta los dientes y dispuestos a pararles los pies.

-¡Oh, no, si se ponen delante no podré despegar!-masculló Applejack.

-¡Ni se te ocurra disminuir la velocidad, nosotros los contendremos, ábrenos la rampa!

A su orden Applejack apretó el botón, al tiempo que Sunset y Twilight se dirigían a la parte trasera del avión, donde las demás esperaban junto al cajón de armas.

-¡Nos han descubierto, tenemos que defender el avión si queremos despegar, vamos, vamos, no os durmáis!

A su señal todas hicieron mano del cajón de armas, cogiendo lo primero que tuvieron más a mano; Twilight y Rarity se armaron con sendas carabinas, mientras que Pinkie hizo mano de sus adoradas granadas lacrimógenas y Sunset fue a lo grande, cogiendo una ametralladora de combate como arma principal y cargando a su espalda el RPG-7 como arma secundaria pesada. Para entonces la rampa había bajado del todo, pudiendo ver desde donde estaban un buen montón de jeeps acercándose rápidamente hacia ellos.

-¡Ahora, ahora, contenedlos!-exclamó Sunset, comenzando a disparar.

Las cuatro se acercaron hasta la rampa y, desde allí, comenzaron a disparar ininterrumpidamente. Tanto Rarity como Twilight lo hacían más tácticamente, apuntando a las ruedas para hacer volcar a los jeeps, consiguiendo que los más cercanos a ellos pincharan y acabaran dando varias vueltas de campana por el aire. La ofensiva de Pinkie, al contrario, fue un poco más comedida, lanzando un par de granadas lacrimógenas que rebotaron en el suelo de tal forma que estas acabaron saltando por los aires y cayendo en dos jeeps sin techo. El gas hizo mella en los ocupantes y los jeeps acabaron por los suelos sin mayores consecuencias. Sin embargo la que más iba a saco era Sunset, la cual apuntaba a las lunas de los jeeps sin ningún tipo de miramientos, consiguiendo hacer parar unos cuantos, aunque más jeeps se unieron a la persecución poco después, incrementando un poco más la presión.

-¡Agh, maldita sea!-masculló Sunset, contrariada.

-¡Son muchos!-exclamó Twilight.

-¡Me da igual! ¡Sostenme esto!

Se desembarazó de la ametralladora para hacer mano de su RPG, el cual se encontraba cargado y a punto para disparar.

-¡Haceos a un lado!

Sin que lo tuviera que decir dos veces, las demás se apartaron y Sunset disparó de seguido; el cohete silbó en el aire e impactó entre dos jeeps, con la consecuente explosión la cual lanzó a ambos vehículos hacia los lados y detuvo en seco a otros tantos.

-¡Eso es, j*der!-masculló la chica entre dientes.

-Yo no cantaría victoria tan pronto…-comentó Rarity seriamente.

-¡Oh, mirad, traen un tanque!-anunció entonces Pinkie.

-¡¿Qué?!

Por un momento miraron hacia el lado contrario de la pista y entonces lo vieron acercándose desde una de las salidas. Antes de que pudieran decir algo al respecto, el tanque disparó, aunque al estar tan lejos el obús impactó en el suelo a pocos metros del ala derecha del avión, el cual se estremeció debido a la explosión.

-¡Oh, maldición, tenemos que despegar ya, avisad a Applejack!-musitó Sunset, alarmada por primera vez.

-¡Ya voy yo!-exclamó Twilight.

-¡Pásame los cohetes que quedan!

Antes de dirigirse a la cabina lanzó los cohetes a Sunset y, tras eso, subió hasta la misma, donde Applejack se encontraba manejando el avión.

-¡Applejack, tenemos que despegar ya o no lo contamos!

-¡Pues si lo hacemos tampoco lo contaremos, me he enterado por la radio que las baterías antiaéreas están activadas, aunque nos elevemos nos tumbarán igualmente!

-¿¡Qué?! ¡Oh, no! ¿Dónde está Rainbow?

-¡Eso mismo me estaba preguntando yo también! ¡Dash, Dash! ¿¡Dónde estás?!-masculló Applejack por la radio.

-¡A mil quinientos metros de altitud! ¡Esto es la ostia, puedo ver todo el estado!-oyeron exclamar a la susodicha

-¡Maldita sea, Dash, nosotras estamos aquí jugándonos el pellejo y tú volando por ahí tan tranquilamente! ¡Baja aquí ahora mismo a ayudarnos!-musitó Applejack.

-¿Por qué, qué pasa?

-¡Pues que tenemos a media base tras nuestro culo estando a punto de despegar y a las baterías antiaéreas dispuestas y listas para derribarnos en cuanto despeguemos los pies del suelo, eso pasa!

-¡Vale, vale, ya lo he entendido, ya voy, llego enseguida!

-¡Que llega enseguida dice! ¡La madre que la parió!

-¡Sparkle, te necesito, tráeme más munición!-se oyó en ese momento la voz de Sunset al otro lado del avión.

-¡Tengo que volver con las demás, no te pares, en cuanto veas la oportunidad despega!

Applejack no dijo nada, a lo que Twilight aprovechó para volver a la parte de atrás con las demás, llevando un poco más de munición a Sunset, ya que se la había acabado los cohetes.

-¿¡Despegamos ya?!

-¡Hay un problema, baterías antiaéreas, si despegamos nos derribarán!

-¡Maldita sea mi estampa!-musitó Sunset, recargando su ametralladora.

-¡El tanque nos sigue la pista!-avisó en ese momento Pinkie.

Todas alzaron la vista y vieron que el susodicho acorazado con ruedas se acercaba hacia ellas, preparando otra andanada para disparar.

-Oh, no, nos va a alcanzar, está lo suficientemente cerca-masculló entonces Rarity, asustada.

-¡Mierda, mierda, y yo sin cohetes!-gritó Sunset, contrariada.

-¿Qué has hecho con los que te di?-inquirió Twilight.

-¡Me los comí! ¿¡A ti que te parece?!

-¡Los disparó todos contra el tanque tratando de darle pero, entre que estaba muy lejos y los cohetes se dispersaban tanto al disparar, no acertó ni una!-explicó Pinkie rápidamente.

Sunset rodó los ojos, prefiriendo quedarse callada al respecto, aunque inmediatamente después exclamó.

-¡Vaciad todos vuestros cargadores sobre él, deprisa!

-¿¡Y eso de qué va a servir?!

-¡Vosotras hacedlo, maldita sea!

Sin muchas más posibilidades, las cuatro se centraron únicamente en el tanque, la única amenaza real en tierra ante la que se enfrentaban, ya que los jeeps de por sí no eran tan peligrosos y, además, habían decrecido en número y ahora eran muchos menos. Sus armas tronaron, pero las balas rebotaron sobre la dura superficie de metal del tanque, el cual siguió andando como si nada. En un momento dado los cargadores de sus armas se agotaron y tan solo se oyó el seco clic del percutor sonando en la recámara.

-¡Recargando!-chilló Sunset, haciendo mano de otro cargador de cien balas.

Sin embargo las demás no recargaron, puesto que sabían que no hacía falta. No podían hacer absolutamente nada contra un tanque sin un armamento lo suficientemente potente, y lo único que podían hacer en esos momentos era esperar a que este disparara contra ellas y agarrarse fuerte para el impacto.

Sin embargo, y sin previo aviso, dos misiles teledirigidos aparecieron de improviso del cielo e impactaron sobre el tanque con particular fuerza, destruyendo su parte superior y doblando su cañón en el proceso. Inmediatamente después el sonido de un Lazer rasgó el aire, pasando justo al lado de ellas y empezando a hacer virguerías en el aire sin parar.

-¡Es Dashie! ¡Sí, eso es, genial Dashie!-exclamó Pinkie toda contenta.

-¡Es nuestra oportunidad, ahora, ahora!-exclamó Sunset.

Las cuatro se retiraron al interior del avión, al tiempo que Sunset apretaba un botón para volver a cerrar la rampa de acceso, la cual comenzó a subir de nuevo. Tras eso regresó a la cabina donde Twilight y Applejack se encontraban.

-¡Tenemos que despegar ya o perderemos nuestra oportunidad!

-¡Applejack, cuando despegues vuela lo suficientemente bajo para que las baterías no te tengan a tiro, yo las estoy manteniendo ocupadas, aunque no podré seguir así mucho tiempo más!-añadió Rainbow por radio.

Para entonces la granjera ya estaba lo suficientemente nerviosa, por lo que un poco más de presión apenas hizo gran cosa a su autoestima. Aun así hizo acopio de valor y, en cuanto estuvo lista, tiró del volante hacia ella, al tiempo que el avión comenzaba a alzarse sobre la pista, la cual estaba a escasos metros de terminar.

-¡Arriba, arriba, o nos comemos las vallas!-exclamó Sunset.

-¡Ya las vemos, cállate un momento, Applejack necesita concentrarse!-la gritó Twilight.

En circunstancias normales Sunset no se lo habría tolerado, pero en esos momentos prefirió quedarse callada, dejándoselo pasar. El avión siguió elevándose lo suficiente como para salvar las altas vallas que separaban Fort Zancudo del exterior. En cuanto las sobrevolaron, la voz de Rainbow volvió a sonar por la radio.

-¡Ya casi estás fuera, en cuanto salgas baja un poco más y vuela bajo, así evitarás estar al alcance de las baterías controladas por el radar!

Inmediatamente después Applejack empujó el volante hacia delante, haciendo que el Titan volara un poco más bajo y apuntando su morro hacia la superficie del océano pacífico, el cual se abría ante ellos en todo su esplendor. El fuselaje del avión brilló ante la luz del sol reflejada por el mar, y la panza acabó empapada al volar tan cerca de la superficie del agua.

-¡Cuidado, no te zambullas!-exclamó Sunset.

-No, no, lo tengo controlado…-murmuró Applejack, sintiéndose un poco mejor con la parte más complicada ya hecha.

Sin embargo a ras de mar era donde más se notaba el viento azotando con fuerza, sacudiendo todo el fuselaje del aparato y haciéndolo temblequear en unas no muy fuertes pero intimidantes turbulencias. Applejack trató de mantenerlo estable lo mejor que pudo, aunque alguna que otra ola llegó incluso a rozar el morro del aparato y mojar levemente los cristales de la cabina.

Tras varios minutos volando a ras de mar, la voz de Rainbow indicó.

-¡Vale, ya estás lo suficientemente lejos, elévate!

Tras esa orden Applejack tiró el volante hacia ella con suavidad, al tiempo que el avión remontaba el vuelo una vez más, sacudiéndose levemente ante las rachas de viento. Las demás entraron en la cabina.

-Ya está… lo hemos hecho… lo hemos conseguido-masculló Applejack.

-Sí, increíble pero cierto, pensaba que moriríamos ahí abajo-asintió Twilight.

-¡Ha sido súper emocionante! ¡Toda esa acción, tiros y explosiones, como si estuviéramos en una película de acción o en un videojuego de mundo abierto en tercera persona!-exclamó Pinkie.

-Pinkie, yo de ti no lo compararía con un videojuego…-murmuró Rarity.

La chica fue a responder a eso, pero entonces una voz que no era la de Rainbow sonó sorpresivamente por la radio.

-¡Esta es la fuerza aérea de los Estados Unidos de América, atención a los ladrones, o regresan con nosotros a la base sin armar más jaleo o les derribamos!

Acto seguido oyeron y vieron a otros dos Lazers volando a su misma altura, con las armas listas para disparar.

-Ya decía yo que todo estaba saliendo demasiado bien…-musitó Twilight, aterrada.

-No… no, no, de eso nada, no después de haber llegado tan lejos… ¡Dash! ¿¡Estás ahí?!-exclamó Sunset por la radio.

-¡Sí, estoy por encima de vosotras!

-¡Entonces verás a los Lazers que nos están amenazando, líbrate de ellos antes de que nos vuelen!

-¡Hecho, no voléis muy alto y dejádmelo a mí!

-¡Vale, date prisa!

En esos momentos estaban en manos de Rainbow, por lo que todas, incluyendo a Sunset, tan solo pudieron esperar lo mejor de su amiga mientras hacían tiempo y volaban hacia el sur sobre el océano pacífico.
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Desde donde estaba, Rainbow tenía una buena visión de los dos Lazers que amenazaban a sus amigas, los cuales se encontraban flanqueando al Titan para impedirle maniobrar de ninguna forma. Los cohetes teledirigidos eran rápidos y muy potentes, siendo guiados principalmente mediante el radar y con atracción termodinámica incorporada, pero tan solo podía disparar dos andanadas de una vez, debiendo de esperar unos pocos segundos a que el sistema cargara otros dos en la recámara de ambas lanzaderas de las alas. Por ahora no parecían haberse dado cuenta de su presencia, por lo que aprovechó ese detalle a su favor y decidió atacar al de la derecha.

Viró levemente, dejando que el sistema de apuntado automático fijara el blanco él solo, y en cuanto el pitido se prolongó apretó dos veces el botón rojo situado en el joystick de dirección. Al punto dos cohetes salieron disparados en dirección hacia el Lazer derecho, pero antes de que le llegaran a alcanzar, éste realizó un rápido rizo exterior que le sirvió para esquivar con facilidad los cohetes, los cuales no pudieron seguirle la pista ante tan rápida maniobra y acabaron explotando en el aire.

-Agh, maldición-masculló la chica.

Aunque ese movimiento atrajo la atención de ambos Lazers, arruinando de esta forma el factor sorpresa; a través de la radio pudo llegar a oír a ambos pilotos comunicándose entre sí.

-¡Tenemos compañía, es el Lazer robado!

-¡Agh, maldición, maniobra subversiva, tenemos que derribarle antes de que él nos derribe a nosotros!

-Je, vais listos, tíos…-pensó Rainbow, esbozando una divertida sonrisita.

Ambos Lazers se apartaron del Titan y trataron de rodearla, dándola una oportunidad para alejarles de sus amigas y atacarles a larga distancia; sin previo aviso Rainbow subió de golpe varios metros hacia arriba, para luego ejecutar un medio rizo interior y, acto seguido, caer en barrena hacia abajo, en dirección hacia los Lazers enemigos, teniéndolos a tiro.

-¡Decid patata!-exclamó Rainbow entonces, disparando de seguido.

Los cohetes rasgaron el aire y describieron un zigzagueo en el aire que confundió a los pilotos, uno de ellos pasó de largo, pero el otro consiguió interceptar al Lazer más cercano, dándole de refilón al reactor trasero y dañando además el timón de cola.

-¡Oh, no, me ha dado, me ha dado! ¡Mayday, mayday, mayday los controles no responden!

-¡Salta, Bobby, no te arriesgues!

-Eso, Bobby, haz caso a tu amigo…-murmuró Rainbow, mientras viraba para localizar al otro.

Desde donde estaba pudo comprobar que el tal Bobby tenía sentido común, puesto que pudo ver cómo salía disparado de la cabina gracias al asiento eyectable, al tiempo que abría un paracaídas y el Lazer dañado se precipitaba sobre el océano pacífico.

Tras eso tan solo quedaba uno, por lo que Rainbow se concentró y puso todos sus esfuerzos en interceptar al que quedaba. Por un momento no lo vio, quedándose un tanto extrañada, pero en un momento dado las señales de peligro en el panel principal se iluminaron, saliendo un proyectil en la pantalla del radar y al tiempo que una voz femenina decía.

-Riesgo de impacto a cincuenta metros.

-Oh, mierda.

-Cuarenta… treinta… veinte…

Por un momento no hubo nada, pero antes de que llegara a interceptarla imitó la última maniobra de su anterior enemigo, realizando un rizo exterior en el último segundo que le ayudó a librarse del peligro, y además le permitió volver a ubicar al Lazer que la había atacado.

-Ahí estás, pequeño.

Acto seguido giró a la derecha de sopetón, describiendo una cerrada curva que le puso justo detrás de su objetivo, disparando de seguido. Los cohetes fueron directos hacia él, pero el Lazer maniobró hacia arriba volando en tonel, para luego realizar un giro de ciento ochenta grados invertidos que fue suficiente para esquivar la andanada.

-Vaya, nada mal…

Por su parte Rainbow viró esta vez a la izquierda, quedando su objetivo justo a su siniestra y por encima de ella; fue entonces cuando se dejó caer en picado brevemente, para luego remontar el vuelo de golpe y teniéndole a tiro, disparando ésta vez una doble andanada. El Lazer enemigo viró de golpe volando a cuchillo y describiendo una elipsis hacia arriba, fallando de nuevo el tiro.

-Agh, maldita sea.

Giró la cabeza un momento y pudo ver un poco más adelante al Titan volando sin percances, asegurándose de que las demás estaban bien, ya que temía que su oponente fuera a por ellas aprovechando la coyuntura.

Sin embargo lo más importante en ese momento era tratar de alcanzarle como fuera, por lo que hizo que el jet alcanzara su máxima velocidad y voló hacia delante sin más, tratando de llamar su atención. Al principio parecía que no había dado resultado, pero en cuanto el sistema se encendió y el radar detectó el misil, Rainbow deceleró de golpe y viró inmediatamente después a la derecha usando sólo el timón de cola y no los alerones, lo que hizo que girara en línea totalmente recta.

-Riesgo de impacto a sesenta metros.

-Vale…-murmuró Rainbow, conservando la calma.

-Cincuenta… cuarenta… treinta…

Al decelerar, el reactor seguía encendido y haciendo avanzar al jet usando tan solo la mitad de su fuerza para que no cayera a plomo, permitiendo además una mayor maniobrabilidad a la hora de girar, subir o bajar, cosa que Rainbow aprovechó a su favor, ya que supuso que su oponente iría con el reactor a su máxima potencia. Y así fue, puesto que eventualmente acabó sobrepasándola y teniéndole justo a tiro, pero disparar no era su intención.

-Veinte… diez…

La chica respiró hondamente y, al segundo siguiente, aceleró de improviso y el jet salió disparado en dirección hacia su oponente.

-Sorpresa, hijo de p*ta.

Inmediatamente después pasó a su lado rozándole con un ala, al tiempo que el misil se embalaba directo hacia el jet que lo disparó. El resultado fue un impacto directo en el hueco del reactor, provocando una fortísima explosión que dañó por completo toda la parte trasera del jet, envolviéndole en llamas y haciéndole caer al océano desde donde estaba. El Lazer se convirtió en una bola de fuego con alas que impactó en el agua con fuerza, terminando de destruirse del todo. No vio en ningún momento al soldado salir de la cabina con el asiento eyectable, por lo que tan solo pudo obviar lo evidente, cosa que extrañamente apenas la hizo reaccionar en esos momentos.

Se reunió con las demás y contactó con ellas a través de la radio.
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-¡Ya está hecho, podemos irnos!

-¡Bien, estupendo! ¡Muy bien, pues nos dirigimos hacia el sur, todo recto bordeando la costa!-indicó Sunset.

-¡Recibido!

A partir de ahí el viaje se desarrolló sin mayores incidentes, dejando atrás el condado de Blaine y Fort Zancudo; en poco menos de media hora alcanzaron Los Santos, pudiendo verla desde las alturas y alcanzando a distinguir lugares como las playas de Vespucci y Del Perro junto con su muelle, el Kortz Center, un museo en lo alto de las colinas de Pacific Bluffs, los elitistas barrios de Richman y Rockford Hills, el cartel de Vinewood o los rascacielos del centro. Sin embargo no tuvieron mucho tiempo de observar el paisaje puesto que pasaron de largo enseguida y continuaron volando hacia el sur, sin ni siquiera desviarse. El viento no amainó y durante todo el trayecto el avión estuvo sacudiéndose de vez en cuando debido a esto, pero para entonces Applejack ya estaba más tranquila y calmada, manteniendo estable el avión en cuanto otra racha de viento lo sacudía, pillándole el tranquillo enseguida.

El viaje continuó bordeando la costa del estado hasta llegar a la frontera con México, llegando a ver cerca de la misma a la ciudad de San Diego antes de empezar a sobrevolar aguas mexicanas.

-¿Está bien que sobrevolemos así sin más México con aviones del ejército americano?-inquirió Applejack en un momento dado.

-Sí, no hay problema, hay que seguir un poco más, bordear Tijuana y aterrizar en un aeródromo cercano-explicó Sunset.

El detalle le hizo recordar ciertas cosas a Applejack, como el hecho de que Trevor se encontraba en alguna parte de ese país junto con Óscar. Aún la quemaba el hecho de que se hubiese ido así sin más, sin ni siquiera avisar, pero aun así lo dejó estar y se centró en pilotar el avión.

Al cabo de otra media hora llegaron a ver la ciudad de Tijuana desde las alturas, indicando que ya faltaba poco para llegar a su destino. La pasaron de largo rápidamente y continuaron durante unos cuantos minutos más hasta que llegaron a vislumbrar en la lejanía una alargada pista de aterrizaje de tierra junto a la misma costa, a escasos metros de una angosta playa.

-Muy bien, hemos llegado, Dash adelántate y sé la primera en aterrizar-indicó Sunset por la radio.

-Vale.

El jet se adelantó al Titan y fue aminorando la marcha, sacando el tren de aterrizaje en el proceso, posándose limpiamente en la pista y rodando por ella hasta el final de la misma, donde había un par de coches esperando. El avión de carga fue el siguiente, deteniéndose a escasos metros del Lazer, del cual Rainbow se encontraba saliendo. Las demás salieron por la puerta lateral y Sunset fue la primera en acercarse al grupito de hombres que les estaban esperando, acompañada por todas las demás.

-Llegan unos minutos tarde-le espetó el hombre trajeado, con un marcado acento hispano.

-Las cosas se complicaron un poco, pero ya está todo arreglado, aquí tienen los aviones.

-Sí, ya los vemos. Ustedes dos, chéquenlos-indicó inmediatamente después a otros dos hombres en español.

Los dos hombres fueron a comprobarlos mientras que el primer hombre trajeado chascaba los dedos; al punto otro sacó del maletero de un coche cercano una caja alargada junto a un maletín negro.

-Aquí tienen su arma… y lo acordado.

-¿Le importa que lo cheque yo también?-inquirió Sunset.

-Adelante pues.

La chica cogió la caja y la abrió, revelando en su interior el fusil electromagnético que tan bien recordaba Applejack, la cual esbozó un gesto molesto en cuanto la vio.

-Muy bien, pues estamos en paz.

-Sí, aunque falta comprobar lo acordado.

-¿Lo acordado? ¿Cómo que lo acordado?-inquirió Rainbow extrañada.

-Sí, lo acordado con nosotros y no con vosotras, así que no metáis las narices-le espetó Sunset, molesta.

Antes de que la chica pudiera decir nada más, Sunset abrió el maletín, revelando entonces una cuantiosa suma de dinero en billetes de cien dólares. En cuanto lo vio Rainbow saltó enseguida.

-¡Eh, qué cara, nosotras nos deslomamos para robar al ejército dos aviones y ella se queda con todo!

-Rainbow, cállate-masculló Twilight, cortante.

-¡No me da la gana! ¡Además, esto no es lo que nos dijiste, según tú tan solo intercambiaríamos los aviones por el fusil roñoso ese, nada más, sin dinero de por medio!

-¡Evidentemente no tenía por qué contároslo todo, así que quédate callada, Dash, te prevengo!-exclamó Sunset, alterada.

Antes de que la chica pudiera decir nada más, los dos hombres que fueron a comprobar los aviones regresaron y se dirigieron al primero.

-Está todo en orden.

-Muy bien pues, llévenselos.

Los dos hombres abordaron cada uno un avión y se los llevaron consigo, volviendo a despegar y dirigiéndose hacia el sur con ellos hasta que se perdieron en la lejanía. Por su parte Sunset terminó de contar el dinero del maletín y lo cerró.

-¿Podemos irnos ya?-inquirió en ese momento el hombre que le dio el maletín.

-Sí, vámonos.

-Espera, espera, un momento ¿vámonos? ¿Y qué pasa con nosotras?-inquirió Rainbow, resentida.

-Oh, sí, tenemos preparado algo para ustedes, síganme por favor-indicó el hombre.

Le siguieron hasta la playa que había justo al lado, llegando a ver desde lo alto de una duna una lancha motora junto a la orilla.
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Suntrap
-Ahí está, tiene combustible suficiente como para volver a Los Santos con ella-comentó el hombre.

-¿¡Cómo!? ¿¡Nos dejan esa mierda de barca y ella se va con ustedes por ahí!?-inquirió la chica, cada vez más y más molesta.

-No debemos llamar la atención ahora que hemos realizado el golpe, Dash, por ahora tendremos que pasar desapercibidas y el volver por mar es la opción más segura, ahora mismo los aeropuertos deben estar siendo vigilados y estarán buscando a un grupo de seis, por lo que separarnos es la mejor opción. Yo vuelvo a San Andreas en coche y vosotras en barco, llegareis antes de cenar, no estamos muy lejos-explicó Sunset pasivamente.

-Oh, pues qué bien, qué alegría, qué alboroto…-murmuró Rainbow, con asco.

-¡Otro perrito piloto!-añadió Pinkie, divertida.

Las demás se rieron por lo bajo excepto Rainbow y Sunset, la cual rodó los ojos antes de decir.

-Estaremos en contacto.

Tras eso se marchó de allí junto con los mexicanos, dejándolas a ellas solas junto a un incómodo silencio. Para relajar un poco la situación, Pinkie comentó.

-¡Oye, pues no es mal plan, regreso agradable en barco, me apunto!

-Bof, el agua de mar viene fatal para el pelo, pero si no hay otra…-murmuró Rarity, algo molesta.

-Huy, sí, porque el pelo es lo más importante… ¿alguien sabe pilotar una de esas?-inquirió Applejack.

-Sí, no es difícil si sabes pilotar un jet de combate…-comentó Rainbow, vanagloriándose por ello.

-Bueno, ya está la multitasking…

-¡No haber preguntado, pilótala tú si tantas ganas tienes!

-¡Pues dado que he pilotado un maldito avión de carga no tendría que tener problemas, según tú!

-¡Pues venga, adelante, toda tuya!

Por su parte Twilight trató de ignorar la discusión entre Rainbow y Applejack, abordando de seguido la lancha y sentándose en uno de los asientos situados a popa. Dicha lancha era una suntrap con alerón superior, asientos traseros y delanteros, teniendo una capacidad de hasta diez personas si se iba muy apretujado, pero como tan solo eran cinco, no iban a tener muchos problemas.

Applejack asumió el mando de la lancha y, para sorpresa de la granjera y como bien dijo Rainbow, no tuvo muchos problemas pilotándola, arrancando de seguido y poniendo rumbo hacia el norte bordeando la costa.

El viaje, aunque un tanto tedioso en parte, fue particularmente agradable, dándolas la oportunidad de hablar entre ellas y conocerse un poco más y mejor.

-Bof, aún me cuesta creer que hayamos salido vivas de todo esto…

-¡Pues ya ves, lo hemos conseguido! No nos han dado nada a cambio, por lo que ha sido un poco mierda, pero oye, nos hemos colado en una base militar y hemos robado dos aviones al tío Sam ¿Quién hace eso? Ahora somos un veinte por ciento más molonas.

-Pues lo será para ti, Rainbow Dash, a mí me preocupa que sean capaces de dar con nosotras…

-Imposible, operamos con identificaciones falsas, además, no creo que con toda la gente que vive en Los Santos se pongan a investigar palmo a palmo toda la ciudad. Con que pasemos desapercibidas por un tiempo ya vale.

-Lo dices como si fuera tan fácil… si algo he aprendido durante todo este tiempo viviendo en Vice City es que no hay demasiado poco tiempo, aunque hayamos sido precavidas seguro que alguien más se pone en movimiento, y en ese sentido estoy de acuerdo con Twilight, a mí también me inquieta un poco.

-Oh, vamos, no seáis agoreras, disfrutad del momento, saboread el éxito…

-¿Éxito? Por favor, pues menuda mierda de éxito, tan solo hemos salido de todo esto con unos moratones de recuerdo y poco más, y encima esa arpía de Sunset se queda con el dinero. Maldita sea su estampa…

-Bueno, es verdad que todo ha sido muy mal rollero, pero miradlo así, hemos podido hacer algo que aparentemente era imposible, y tan solo ha sido necesario permanecer unidas. Podemos hacer lo que sea si nos lo proponemos y estamos juntas.

-Sí, Pinkie, es todo muy bonito, pero te olvidas del verdadero quid de la cuestión…

-¡Ah, vamos, ya sé que lo tenemos complicado, pero eso no nos impide disfrutar de las cosas maravillosas de la vida! ¡Pon la radio, a ver si captamos algo!

Dado que estaban en México no tenían la certeza de que pudieran captar alguna de las emisoras de la ciudad, pero para su sorpresa lograron sintonizar la emisora Non Stop Pop FM, la cual estaba emitiendo en ese momento The Rhythm of the Night, de Corona. Pinkie aprovechó y empezó a cantar y a bailar para aliviar las tensiones, consiguiéndolo eventualmente y haciendo que las demás entraran al ambiente.
El viaje en barco se alargó un buen par de horas, llegando a Los Santos de noche cerrada y con el depósito de gasolina casi seco; amarraron la suntrap en uno de los tantos embarcaderos del Puerto del Sol, el puerto deportivo de la ciudad situado en el barrio de Vespucci, y una vez allí cada una se fue por su lado. Rarity se pidió un taxi para ir a su hotel y Pinkie, Rainbow y Twilight se fueron andando ya que no estaban muy lejos de sus respectivas casas desde allí. Atravesaron los canales de Vespucci y llegaron directamente al paseo de Prosperity Street, parando al lado del Sugarcube Corner donde Pinkie se descolgó del grupo. Por parte de Twilight siguieron andando ella y Rainbow un poco más hasta llegar a bulevar Del Perro, justo al lado de su casa.

-Bueno, pues aquí vivo yo.

-Ah, pues estamos justo al lado, yo vivo en primera línea de playa, pasando el puente de la autopista, vente un día de estos y nos divertimos un poco.

-Está bien, te avisaré si eso.

-Vale, nos vemos cabeza de huevo.

Twilight quiso decirla algo, pero tan solo lo dejó estar y se metió en casa con intenciones de dejarse caer sobre la cama y no levantarse de ella hasta la mañana siguiente. Por su parte Rainbow se dirigió hasta la playa y torció a la derecha en dirección hacia su casa. De un callejón cercano unas luces se encendieron y una vieja y destartalada furgoneta surfer surgió del mismo, girando a la derecha en la siguiente intersección y perdiéndose en la distancia.
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Una noche cerrada se cernía sobre la costa este, donde en la capital del país el resto de ciudadanos dormían salvo unos pocos. En un despacho acristalado y con vistas al monumento a Washington, una figura miraba al mismo por la ventana en un gesto escrutador, como si tratara de averiguar lo que había más allá. En ese justo momento le llegó una llamada al teléfono, contestándola rápidamente.

-¿Y bien?

-Estamos en ello, señor, aunque hemos encontrado ciertos detalles particularmente chocantes que creo que debería ver.

-Quiero un informe completo antes de que amanezca.

-Sí, señor, lo tendrá en breve.

-Muy bien, tan solo quería asegurarme, esto es serio y no se puede tolerar. La dejo un momento, tengo que hacer una llamada.

-Por supuesto, señor.

El hombre colgó de seguido para luego descolgar el auricular y marcar otro número rápidamente, hablando a los pocos segundos.

-Ya lo están investigando, parece ser que hay ciertas irregularidades, pero en cuanto tenga el informe se lo enviaré a la mayor brevedad posible.

-Está bien. Espero resultados, señor mío, o me temo que su reputación se verá seriamente perjudicada.

-Los tendrá, se lo prometo, averiguaré lo que ha sido de esos aviones.

-Muy bien. Estaremos en contacto.

Tras esa breve conversación el hombre colgó y se cogió un puro de un cajón, fumándoselo pausadamente mientras observaba a la ciudad brillar en la lejanía.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 20 Jul 2016, 21:13

Capítulo 24

De safari


Rainbow podía sentir como si volara de verdad, al tiempo que el avión rasgaba el aire y la llevaba más allá de las nubes. Adoraba esa frenética sensación de libertad que sólo un aparato como ese la era capaz de proporcionar, la encantaba el sentir la vibración del reactor a su espalda y el ronroneo del mismo, haciéndola sentir llena y completa de una forma que para ella era difícil de expresar con palabras. Simplemente se dejaba llevar, sintiéndose como en casa.

-Oh, sí, esto es vida…

Desde siempre había pensado que en otra vida pasada debió de ser algún tipo de ave, o bien alguna criatura mitológica con alas que se viera igual de increíble y molona como ella misma se veía. Fantaseaba siempre con esa posibilidad, imaginándose a sí misma como un dragón, o un fénix o incluso un pegaso. De esas tres opciones la que más le gustaba era sin duda la del pegaso, se imaginaba teniendo unas grandes alas a la espalda con las que poder volar sin necesidad de usar un avión, y el simple hecho de imaginárselo la hacía botar como una niña.

Aunque se encontraba tan entusiasmada que apenas se dio cuenta de que comenzaba a hacer bastante calor dentro de la cabina, cosa que la extrañó en cuanto se percató de ello.

-Caramba, qué calor hace de repente…

Se giró brevemente para ver de dónde provenía tanto calor, y fue entonces cuando pudo ver que una de las alas se encontraba en llamas.

-¿¡Qué demonios?!-masculló entonces Rainbow, atónita.

¿Cuándo se había prendido el ala izquierda de forma tan espontánea? Miró a ver si se trataba de una fuga de combustible, pero estaba todo bien. Sin embargo, antes de que se diera cuenta, se vio rodeada de unas llamas que comenzaban a envolver toda la estructura del avión, perdiendo el control del mismo y precipitándose hacia el vacío.

-¡No! ¡No, no puede ser, no es verdad, no es cierto! ¡Asiento eyector!

Sin embargo el asiento eyector no funcionó, dejándola atrapada en el interior de la cabina, la cual comenzaba a asemejarse a un horno con alas debido al calor; desde donde estaba pudo ver cómo las llamas envolvían por completo a todo el avión, convirtiéndole en un bola de fuego alada. Además pudo ver que caía en picado sobre el mar, estando a escasos metros de chocar contra su superficie.

-¡No, no, no!

Por un instante el tiempo pareció detenerse a pocos segundos de chocar contra el agua, Rainbow sintió como si toda su vida pasara delante de sus ojos sin que pudiera hacer nada por evitar su inminente final. E, inmediatamente después, el avión se estrelló.
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Rainbow se reincorporó de golpe dejando escapar un agudo grito, con la frente perlada de sudor, el pijama recogido sobre su torso y las sábanas enredadas entre sus piernas. La oscuridad de su cuarto se entremezclaba con la tenue luz de la ciudad que se colaba por la ventana, viendo desde donde estaba la brillante figura de la noria recortándose sobre el muelle de Del Perro. Por su parte la chica dejó escapar un exasperado suspiro y se dejó caer sobre la cama, mirando al techo con gesto abatido. Había tratado de olvidarlo, ignorarlo, hacer como que nada había pasado, pero su subconsciente seguía ahí, torturándola y recalcándola lo evidente. Había matado a un hombre. Recordaba muy bien el momento en el que el Lazer enemigo caía envuelto en llamas hacia el océano, sin ver en ningún momento salir a nadie despedido de la cabina antes de estrellarse. Cerró los ojos, tratando de olvidarse de lo ocurrido, pero por más que lo intentaba la misma escena se volvía a repetir en su mente constantemente, atormentándola en el proceso.

Giró la cabeza y miró a su diestra, concretamente al reloj en su mesita de noche, viendo que eran las seis de la mañana. Notándose desvelada decidió levantarse ya y salir a dar una vuelta para tomar el aire y despejarse un poco. Se vistió con lo primero que encontró, poniéndose la chupa de cuero de los Lost, y bajó al piso inferior, pasando al lado de la habitación de Thunderlane, el cual dormitaba tranquilamente en compañía de Lindsay. Cogió las llaves de su coche de la encimera del pasillo junto con las de casa y salió afuera, al amparo de la noche que aún cubría la ciudad.

A esas horas Los Santos parecía una ciudad fantasma, no había ni un alma por la calle, la autopista de Del Perro lucía vacía y solitaria, al igual que la playa, donde se podía oír el suave y continuo arrullo del mar. El motor de su coche rompió con ese silencio y quietud imperante, poniendo rumbo hacia ningún sitio en concreto. Cuando estaba de bajón o algo la molestaba, correr siempre la ayudaba a aclararse un poco las ideas y calmarse un poco más; aprovechó que tenía la autopista para ella sola para dar caña al motor y perderse en esa familiar sensación, mientras se dejaba llevar por la música, poniendo la radio enseguida y tratando de sintonizar Soulwax FM. Pero en un descuido apretó de más al botón de buscar dial, llegando a captar otra emisora distinta.

-¿Sigues dormida, Los Santos, o ya has despertado? Porque aquí en The Lab no descansamos y te traemos para ti los mejores sonidos mezclados por nosotros, el Doctor No y el Hermano Químico. Si alguien ya está despierto le ayudaremos a despejarse con rapidez y dinamismo, con este tema de Tunde Adebimpe, Speedline Miracle Masterpiece.

-Agh, no, no, no quiero mierda new age, quiero algo duro…-masculló Rainbow, algo molesta.

Fue a cambiar de nuevo el dial, pero entonces comenzó a sonar un ritmo de lo más cambiante, muy suave al principio, para luego ir subiendo poco a poco, al tiempo que comenzaban a sonar los primeros versos.
O Holy motor
What’s sort of magic be this
I’m just a hot flash
I’m just a wind in the mist
Speedlines
Got your head in a twist
I made a motion
What kind of magic is this

You think you’re hot shit
You’re just a name on a list
I crossed you out kid
I did it quick as a whip
You’re gone
All at the flick of a wrist
I made a motion
And you don’t even exist


Por un momento dejó quieto el dial, ya que la letra de por sí había empezado muy bien, incluso la dio la sensación de que se dirigía únicamente y exclusivamente a ella, llegando a esbozar una media sonrisa al tiempo que aceleraba sistemáticamente. Si algo conseguía animarla especialmente eran ese tipo de canciones que la hacían olvidarse de todo lo malo y se fundían con el ambiente y la situación, pero desde el principio supo que esa canción era especial, ya que parecía haberse escrito pensando en ella. Y el estribillo comenzó a sonar para convencerla un poco más.

Can’t believe you got the nerve to come after me
Coming fast, but I’m cruising at hyperspeed
Million miles, milisecond, the fastest, see
It’s all part of my miracle masterpiece
You got the gall, you got the nerve to come after me
Coming fast, but I’m burning at hyperspeed
Million miles, milisecond, the fastest, see
It’s all part of my miracle masterpiece



-Oh sí, nena, tu sí que me entiendes…-masculló la chica, acelerando un poco más y metiendo la quinta marcha.

Había escuchado un montón de canciones y tenía muchas favoritas, unas más y otras menos, pero nunca antes había escuchado una canción que casara tan bien con ella en sí misma. La letra parecía haberse escrito con ella en mente, y ese simple e incluso hasta tonto detalle conseguía calar en ella, animándola sistemáticamente. Y, por ello, la canción continuó probándose a sí misma.

Another sucker, another buzz
But I ain’t nowhere, I never was
Speedlines, speedlines
Speedlines, speedlines

You think you’re hot shit
You’re just a name on a list
I crossed you out kid
I did it quick as a whip
You’re gone
All at the flick of a wrist
I made a motion
And you don’t even exist



-Oh dios mío ¿dónde has estado toda mi vida?-inquirió Rainbow, esquivando a un solitario camión.

Para entonces la chica ya estaba preguntándose si alguna vez se había llegado a cruzar con Tunde Adebimpe o simplemente él soñó con ella o ella con él, dándole la inspiración para la letra, porque visto lo visto esa canción era sencillamente ella. Nunca antes se había sentido tan reflejada en la letra de una canción, y el simple hecho de hacerlo era sencillamente maravilloso, al menos para ella. El estribillo volvió a sonar, por lo que Rainbow lo siguió perfectamente y sin saltarse ni una sola coma, mientras que a su alrededor la ciudad se difuminaba. Pero eso no fue todo puesto que la canción continuó, esta vez con un breve puente musical, seguido de los últimos versos.
I made a motion
(Motion)
I’m just a line in the mist
I’m just a phantom
(Phantom)
And you don’t even exist

Cha cha cha

There’s my name in your mouth, and my dust in your lungs
Speedlines got the prize ‘fore you even begun
There’s my dust in your lungs, and my name in your mouth
Speedlines, full tale, yeah we’re turning it out

El estribillo volvió a sonar, esta vez con un poco más de fuerza, para finalmente terminar repitiendo el último verso. Para entonces Rainbow ya había decidido adoptar la canción como su propio himno, ya que después de todo hablaba de ella al fin y al cabo.

Tan entusiasmada estaba que ni siquiera se dio cuenta de que había dado la vuelta entera a toda la ciudad, atravesándola de norte a sur a toda velocidad por las autopistas de Del Perro y Elysian Fields. En esos momentos se encontraba cruzando el viaducto Miriam Turner, un largo puente de color verdoso que atravesaba el puerto de Los Santos y conectaba la autopista de Elysian Fields con la de La Puerta, pudiéndose ver desde donde estaba la gran figura del estadio del banco Maze.
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Viaducto Miriam Turner
-Oh, vaya, me he venido arriba… aunque espera…

Si estaba cerca de La Puerta eso significaba que no estaba muy lejos del sur de Los Santos, concretamente de Davis, el barrio donde Scootaloo vivía. Desde la última vez que la vio no había vuelto a saber nada de ella, por lo que decidió pasarse para ir a verla. Los primeros retazos del día comenzaban a pintarse sobre la ciudad, la cual se fue apagando poco a poco, dando la bienvenida a un nuevo día.

Como de costumbre, el barrio de Davis lucía tan deprimente y empobrecido como siempre, incluso a primeras horas de la mañana; los habitantes aún no se habían levantado del todo, puesto que las calles aún lucían un poco vacías, con algún que otro viandante caminando por ellas, lo que le permitió a Rainbow pasar un poco más desapercibida. No vio a ningún grupito de Ballas rondando por las esquinas, lo que la dejó un poco más tranquila, ya que no se terminaba de fiar de esa banda de matones. Desde que habló con ese tal Joseph supo al instante que no eran gente de fiar precisamente, además, no la gustó nada el hecho de que estuvieran vigilando lo que se hacía en el barrio constantemente, por lo que dieron a entender. No sólo era una mala influencia para una niña como Scootaloo, sino que también podrían llegar a ser incluso peligrosos tanto para ella como para los demás niños, independientemente de cuanto les ayudasen económicamente.

Por otro lado no había vuelto a ver a los Ballas que fueron a la guarida de los Lost hará cosa de varios días atrás; intentó averiguar algo preguntándole indirectamente a Al acerca de ellos, pero apenas dijo gran cosa, mostrándose bastante reservado en ese aspecto. Trató de hablar con Angus, el cual se mostró algo más abierto a dialogar.

-Oye Angus ¿sabes algo de los Ballas que vinieron aquí hará cosa de una semana?

-Sí, de algo me llegué a enterar, parece ser que quieren asociarse con nosotros para expandir un poco el negocio, están interesados en armas y en las anfetaminas que se producen en el condado de Blaine. Por ahora estamos negociando, aunque si te soy sincero yo no me fiaría mucho de ellos.

-¿Por qué?

-Simplemente porque son los Ballas, una de la bandas con más años de esta ciudad y de las más famosas y fuertes, además. Al piensa que podría ser una oportunidad para expandirnos y volver a ser fuertes otra vez, y en parte entiendo su planteamiento, pero aun así no deberíamos bajar la guardia, bastante caña nos han dado ya de un tiempo a esta parte.

Lo último que quería Rainbow era dar problemas, después de todo tan solo era una Lost desde hace poco menos de una semana, pero aun así el hecho en sí la daba la oportunidad de mediar en el asunto, aunque solo fuera un poco. Aparcó en el parking de un gran centro comercial cercano que hacía esquina con Brouge Avenue y fue todo recto por allí, adentrándose en la parte más residencial de Davis. La gran mayoría de casas destacaban por ser viviendas unifamiliares, generalmente pequeñas y visiblemente envejecidas, con pequeños patios traseros, y separadas entre sí por vallas metálicas. Las palmeras complementaban el paisaje, habiendo unas cuantas a lo largo de toda la calle. Por lo que tenía entendido la gran mayoría de las palmeras que había en la ciudad eran de importación, concretamente del Caribe, y teniendo en cuenta lo agarrados que eran los santinos no la extrañaba en absoluto algo así.
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Brouge Avenue
Enseguida los vecinos comenzaron a llenar las calles, al tiempo que los primeros grupitos de Ballas hacían acto de presencia. De un porche cercano aparecieron tres hombres de color, uno algo más mayor que ella y otros dos de mediana edad, cada uno vestido con alguna prenda de color morado: uno llevaba una gorra del equipo de baloncesto local, Los Santos Panic, otro una camiseta deportiva sin mangas de los Boars, el equipo de beisbol local, y otro una bandana en la frente de color morado. Nada más verla la miraron con cara de pocos amigos, al tiempo que el más joven se dirigió a ella cortantemente.

-¿Qué buscas por aquí?

-Nada, tan solo paseaba…

-Este es nuestro barrio… ¿has venido a causar problemas? Porque los tendrás…-masculló el otro, chascando los nudillos.

-Eh, oye, no busco problemas ¿vale? solo pasaba por aquí, eso es todo.

Los tres Ballas compartieron entre sí varios gestos desconfiados, al tiempo que miraban de arriba abajo a la chica; fue entonces cuando uno de ellos se percató de su chupa de cuero, identificando enseguida el águila a su espalda.

-Espera ¿eres una Lost?

-Sí, soy una Lost-asintió ella.

-¿Y dónde está tu moto?

-La he dejado aparcada cerca de aquí, junto a la gasolinera.

-¿Y qué buscas? No me creo que estés simplemente paseando por aquí así sin más…

-Espera, Dwight, si mal no recuerdo creo que nos dijeron que a los Lost mejor no meterles tralla, por eso que nos dijeron en la reunión del otro día…

-Tiendo a olvidar las cosas, y lo sabes, negro.

-Pues mejor que no se te olvide… aunque…

Por un momento los tres Ballas se apartaron, hablando entre sí en petit comité, mientras que Rainbow esperaba; finalmente los tres se separaron y el más mayor se dirigió a ella de forma algo más abierta y no tan a la defensiva como antes.

-Perdona por lo de antes, pero debemos ser precavidos, después de todo protegemos a los nuestros.

-Ah, ya, no pasa nada…

-Bien. No sé si lo sabrás, pero algunos de nuestros Ogs han estado hablando con vuestros superiores, y nos han comentado que tal vez nos acabemos asociando.

-Sí, algo tengo entendido…

-El caso es que estamos dispuestos a comprar algunas de las anfetas que sabemos que hacéis en el condado de Blaine, y precisamente estábamos buscando algún contacto con el que poder hacer de intermediario. Si pudieras hacernos el favor te estaríamos muy agradecidos…

El ceño de Rainbow se frunció al oír esas palabras, no muy segura de qué responder; recordaba muy bien lo que Angus la explicó acerca de los Ballas, y fiarse de ellos sería lo último que haría, y más aún después de ese pequeño roce que tuvo con Joseph hará cosa de varios días atrás, por lo que prefirió ir sobre seguro.

-El caso es que a mí no me corresponde tomar esa clase de decisiones, solo soy una simple hermana…

-Lo entendemos, y tampoco te estamos pidiendo que decidas nada, tan solo queremos ponernos en contacto con alguno de tus superiores, eso es todo, aunque preferiblemente queremos que seas tú la que hable con ellos.

Algo extrañada por lo que la pedían, Rainbow evaluó la situación teniendo en cuenta los antecedentes; por lo que la dijo Angus aún no debía de haber nada cerrado con respecto a la asociación en sí, aunque en el caso de que al final se diera eso la daría una gran oportunidad para tratar de acercarse un poco más a los Ballas, por lo que no perdía nada por comentárselo a Al o al propio Angus si se diera el caso.

-Bueno, está bien, se lo comentaré en cuanto tenga la ocasión.

-Estupendo, puede que consigamos mucho si llegamos a asociarnos, si al final la cosa resulta pásate por aquí, concretamente al 323 de Roy Lowenstein Boulevard, está aquí cerca, pregunta por Joseph.

-¿Joseph?-repitió Rainbow, tratando de ocultar como pudo su sorpresa.

-Sí, Joseph Daniels, es un OG, dile que vas de parte de Dwight.

-Está bien…

Tras ese rápido acuerdo los Ballas se despidieron de ella y se fueron de allí calle abajo, concretamente hacia Grove Street; Rainbow les siguió con la mirada hasta que los perdió de vista, retomando entonces su paseo hacia el orfanato. De camino hacia allí estuvo pensando en el acuerdo al que había llegado con ellos, siendo técnicamente un "ya hablaremos" más que otra cosa. Aunque el hecho de que esos Ballas habían estado dispuestos a hablar con ella al darse cuenta de que era una Lost decía mucho en cuanto a sus intenciones se refería, evidenciando que realmente estaban interesados en asociarse con ellos. Con qué propósito no estaba del todo claro, probablemente fuera por dinero, pero por el momento eso era algo que no procedía, ya que aún no se había llegado a ningún acuerdo.

Llegó al orfanato casi sin darse cuenta, incluso entró al condominio por la puerta principal de forma automática, mientras pensaba en sus cosas, y encontrándose de frente con una cara familiar.

-¿Puedo ayudarla en algo? Oh, eres tú…-murmuró la señora Whitetaker en cuanto la vio.

-Ah, hola…

-Supongo que habrás venido a ver a Scootaloo…

-Sí, así es.

-Muy bien, aunque la tengo que advertir que se encuentra medio castigada, por lo que no os vayáis muy lejos, quedaos por el barrio.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¡Intentó salir sin mi permiso hará cosa de dos días atrás! Se enteró que había una carrera no muy lejos de aquí y trató de ir a verla, ya ve que temeridad…

Ante eso la chica no pudo evitar esbozar una grata sonrisita, entendiendo al instante por qué lo hizo, cosa que a la señora Whitetaker no la hizo demasiada gracia.

-¿La parece gracioso acaso?

-Ah, no, no, era otra cosa…

-Ya… espere aquí.

La señora Whitetaker desapareció escaleras arriba, mientras ella esperaba al lado de un pequeño parterre; tras unos breves minutos Scootaloo apareció de improviso bajando las escaleras y dirigiéndose hacia ella exclamando.

-¡Rainbow Dash!

-¡Hey, enana! ¿Qué pasa, cómo estás?

Sin previo aviso la niña se lanzó sobre ella y Rainbow la cogió casi al vuelo, dándola un espontáneo abrazo. La señora Whitetaker las miró con el ceño fruncido, comentando de seguido.

-Lo dicho, sin salir del barrio, y quiero que esté de vuelta para la hora de comer.

-Sí, descuide.

Se despidieron de ella y, una vez fuera, Rainbow se explayó a gusto.

-Bof, qué muermo de mujer…

-Dímelo a mí, que llevo aguantándola desde los cinco años… ¿Qué hacemos?

-El caso es que tenía intención de llevarte por ahí, pero como ahora no podemos salir del barrio…

-Bueno, podemos hacer un poco de turismo, puedo enseñarte el barrio si quieres.

-Está bien… aunque primero me gustaría comer algo, aún no he desayunado-comentó Rainbow, notándose algo desganada.

-Hay una cafetería en Davis Plaza, está a un par de manzanas de aquí.

-Vale, vamos.

Se dejó guiar por Scootaloo, la cual se conocía al dedillo todas las calles del barrio, y no era para menos, puesto que después de todo había nacido y crecido allí; en poco menos de diez minutos llegaron al sitio, justo enfrente de un hospital al otro lado de una ancha avenida.

-Ah, mira, ese es el hospital central de Los Santos, allí nací yo-comentó entonces Scootaloo.

-¿Ah, sí?

-Sí, al menos eso es lo que me contó la señora Whitetaker.

-Oh, ya veo…

-Bueno, es un detalle, y lo tomo siempre como referencia.

Dicho hospital era bastante grande, ya que ocupaba casi toda una manzana; con una fachada de color blanco y un acceso subterráneo, además de un pequeño parking lateral, tenía seis pisos y en un edificio aledaño más bajito y unido al principal por un puente aéreo, había un par de helipuertos con dos ambulancias aéreas en ellos.

En cuanto a Davis Plaza era un pequeño centro de ocio comercial donde se aglutinaban una serie de negocios de lo más variados, desde una lavandería, una tienda de electrónica, otra de productos cosméticos y manicura y hasta una tienda de galletas de temática pornográfica.
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Davis Plaza
-¿Galletas porno? ¿En serio?-soltó Rainbow anonadada, sin darse cuenta siquiera.

-Ah, sí, lleva años abierta, te sorprendería todo lo que se puede llegar a encontrar en una ciudad como esta-comentó Scootaloo, como quien no quiere la cosa.

Ese comentario dejó un tanto chocada a Rainbow, la cual no supo muy bien qué decir al respecto, por lo que prefirió dejarlo estar y entrar en la cafetería. La chica estuvo desayunando tostadas con mermelada, huevos rotos con beicon, café y zumo, mientras que la niña la veía comer.

-¿No quieres nada, enana?

-No, ya he desayunado.

-Y cuéntame ¿cómo es la vida por aquí?

-Oh, pues ajetreada, aunque a veces hay días en los que no sucede nada trascendental. La gente ya está acostumbrada, y yo también, a decir verdad.

-¿Y a veces no preferirías algo más de tranquilidad?

-Bueno, estaría bien, pero luego te das cuenta de que vives en Davis y se te pasa. No sé, es algo que los que vivimos aquí aprendemos a lo largo del tiempo, una vez que te habitúas se convierte en un simple detalle. Por ejemplo, sabes que vives en Davis cuando hay redadas todas las noches a pocos metros de tu casa, o puedes oír tiros en la distancia de madrugada o te encuentras un cordón policial franqueando la esquina por x razón.

Ante ese argumento Rainbow se quedó estupefacta, comentando de seguido.

-Dios mío ¿en serio me estás contando todo eso con tanta naturalidad? ¿Cómo podéis vivir así?

-Cuestión de costumbre, simple y llanamente. Además, para mucha gente los Ballas suponen cierta seguridad que no les daría la policía o un jurado…

-¿En serio? ¿Y eso por qué?

-Es una cuestión de respeto y de confianza, los Ballas llevan protegiendo este barrio desde su fundación, hacen todo lo posible por que la gente de aquí esté a salvo del resto de bandas, no sé si sabrás algo acerca de su historia…

-Sí, algo me llegaron a contar.

-Pues es eso mismo, los Ballas surgieron para protegerse de los Families, ya que estos llegaron a atacar al que fue su fundador, y este, como respuesta, creó a los Ballas.

-Sí, de eso me acuerdo… aunque me gustaría preguntarte algo, igual tu sabes responderme.

-Claro, dime.

-¿Qué significa OG?

Lo recordaba de su anterior conversación con ese grupito de Ballas y no supo a qué se referían exactamente, por lo que optó por una clarificación rápida. Por su parte Scootaloo respondió enseguida.

-Ah, sí, OG son las siglas de Original Gangster, así es como se suelen llamar a los miembros más veteranos y con más experiencia, suelen ocupar altos puestos en sus correspondientes sets, y a veces pueden llegar a convertirse en líderes del set por decisión del líder anterior. Son muy respetados por el resto de los miembros de la banda, y pueden llegar a tomar decisiones sin tener que rendir cuentas a nadie, ni siquiera al líder de su set.

-Ya veo… ¿y puede ser cualquiera?

-Sí, siempre y cuando haya estado el suficiente tiempo como miembro, tenga mucha experiencia, y sea reconocido y respetado dentro de la banda. Por ejemplo ¿te acuerdas del chico que apareció el otro día, Joseph?

-Sí…

-Ese es un OG, concretamente de los East Side Ballas, vive cerca del orfanato y se pasa casi todos los días a vernos y a jugar con nosotros, suele leer cuentos a los más pequeños y enseña a los más mayores a defenderse cuerpo a cuerpo.

-¿En serio?-inquirió Rainbow, sin creerse del todo lo que Scootaloo la decía.

-Sí, impone mucho en cuanto a aspecto se refiere, pero es buen tío, es especialmente cariñoso con los más pequeños.

Para entonces la mente de Rainbow comenzaba a tener problemas tratando de procesar todo lo que la niña la estaba contando; la costaba mucho imaginarse a alguien como a Joseph, con el cual apenas había intercambiado unas pocas palabras, en un escenario como ese. Su solo aspecto le daba unas pintas de matón pandillero que no podía con ellas, y el detalle de que leía cuentos a los niños y enseñaba a los chavales a defenderse no encajaba con el prototipo que la chica tenía de él.

-No sé, es todo tan surrealista… no pareces tener nueve años en absoluto.

-No, lo que pasa es que no eres de aquí, para entender cómo funcionan las cosas por el barrio es necesario ser parte de él. En cuanto a mí, bueno, digamos que la vida me ha hecho crecer rápidamente, aunque no de forma física.

Para entonces Rainbow ya estaba lo suficientemente asombrada ante tamaña entereza y madurez que la niña mostraba, sintiéndose en ese aspecto un tanto intimidada, aunque por otro lado no podía evitar sentirse un tanto identificada con ella en ciertos aspectos. Aun así prefirió no decir nada más al respecto, aceptando los hechos en sí y no volviendo a hablar sobre ello.

Una vez que terminó de desayunar pagó la cuenta y el tour por el barrio comenzó, empezando al otro lado de la calle desde donde estaban. Los juzgados de Davis se situaban en el que era el edificio más alto de Los Santos Sur, el cual compartía funciones con el ayuntamiento del barrio, la comisaría de policía y el depósito municipal de vehículos. Consistía de un pequeño edificio blanco de no más de trece plantas junto con un aparcamiento aledaño, el ayuntamiento, la comisaría junto con el depósito y una plaza frente a la entrada de los juzgados donde destacaba sobre todo el monumento a Martin Luther King, una estructura de color blanco y compuesta por una serie de pilares concéntricos con forma piramidal y con la parte superior de los mismos formando un arco superior hacia arriba. También destacaba la presencia de la biblioteca municipal, aunque sin duda el mayor atractivo turístico era el mismo monumento a King, que solía recibir muchas visitas y era un punto de encuentro dentro del mismo barrio.
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Juzgados de Davis y monumento a Martin Luther King
Aunque de por sí Davis no era muy turístico en cuanto a puntos de interés se refería, Scootaloo llevó a Rainbow a ver algunas de las calles adyacentes al centro, aunque también la llevó a ver la famosa Grove Street donde el set principal de los Ballas residía, concretamente el de los Original Covenant Ballas.

-¿Segura que podremos ir por aquí sin problemas?

-Sí, tranquila, después de todo es un barrio pequeño y eso hace que todo el mundo se conozca en mayor o menor medida.

-¿Conoces a alguien por aquí?

-Sí, por aquí viven un par de amigos, uno de ellos es el hijo de un OG de este set, así que no habrá problema. Además, quería que vieras esta calle en concreto, es particularmente famosa, sobre todo en esta parte de Los Santos Sur.

Grove Street destacaba por ser eminentemente residencial, con algún que otro almacén y garaje cerca del canal y una gasolinera en el otro extremo, cerca del centro comercial donde había aparcado el coche. Las casas se apiñaban las unas contra las otras, y el extremo este de la calle acababa en un cul-de-sac circular donde los coches tenían que dar la vuelta ya que era una calle cortada. Aunque fue precisamente en esa calle donde Rainbow notó una mayor concentración de Ballas por kilómetro cuadrado, sobre todo en el cul-de-sac, el cual estaba lleno de grupitos de Ballas hablando en los porches de algunas casas, paseando acompañados de feroces rottweiler o cerca de coches de color morado. Se notaba que se trataba del lugar de residencia del set principal.
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Grove Street
-Vaya, esto está lleno de gente…-comentó Rainbow en un momento dado.

-Sí, Davis es uno de los barrios con más densidad de población de Los Santos Sur.

-Se nota, se nota…

La visita a Grove Street no duró mucho, acabando en el extremo sureste de Davis, cerca del barrio de Rancho, donde se podía ver en la lejanía las siluetas de unas torres metálicas no muy altas, aunque lo suficiente como para doblar la altura de la gran mayoría de viviendas unifamiliares y condominios que las rodeaban.

-¿Y eso de ahí?-inquirió Rainbow, curiosa.

-Son las torres Rancho, unas estructuras metálicas construidas por un inmigrante italiano que se tiró treinta y tres años haciéndolas. Podemos acercarnos para verlas mejor si quieres-sugirió Scootaloo.

-Bueno, aunque no es Davis ¿no?

-No, es la zona sur de Rancho, pero no te preocupes, allí reside el set de South Rancho Ballas, por lo que no creo que tengamos problemas.

-Está bien, yo lo digo porque no quiero meterte en problemas…

-¿Lo dices por la señora Whitetaker? No te apures, después de todo es mucho ruido, pero pocas nueces.

Ante eso Rainbow sonrió confidentemente, casi dándola la razón, y las dos se pusieron en camino hacia allá. Rancho no se diferenciaba mucho de Davis, presentando un aspecto muy similar al de este en cuanto a ordenación del territorio y urbanismo se refería, estando lleno de viviendas unifamiliares antiguas, proyectos urbanísticos sociales algo desgastados y algún que otro almacén aquí y allá, junto a alguna que otra pequeña zona ajardinada. Vieron desde la distancia algunos grupitos de Vagos cerca de un condominio, el cual destacaba por estar pintado de varios grafitis bastante artísticos, entre los que destacaban un águila o una virgen María rezando.

-Vaya, qué grafitis más chulos tienen por aquí…

-Sí, los Vagos son bastante creativos en ese sentido.

-Ya veo, ya, aunque… ¿cómo se llevan con los Ballas?

Ante esa pregunta el ceño de Scootaloo se arrugó, comentando de seguido.

-No especialmente bien, por así decirlo, hay alguna que otra desavenencia aquí y allá… de hecho el set de aquí ha estado a punto de desaparecer en más de una ocasión, pero la cercanía con Grove Street siempre les ha salvado de más de un aprieto.

-Ya veo… en ese caso vayamos a ver esas torres y vámonos de aquí.

No tardaron mucho más en llegar, estando situadas justo al lado del mismo condominio donde se encontraban, en una pequeña plazoleta semicircular. El monumento estaba compuesto por un total de cuatro torres interconectadas las unas con las otras y decoradas con materiales de todo tipo, desde piezas de porcelana y cerámica, azulejos, vidrio, chapas y hasta conchas marinas. Se encontraban dentro de un pequeño recinto cerrado mediante un no muy alto muro de piedra y una valla metálica, por dentro se podía pasear y sentarse en una pequeña bóveda hecha de varas de metal y con pequeños azulejos de colores rematando los bordes de piedra. La torre más alta llegaba hasta los treinta metros de altura y aprovecharon su estancia para hacerse unas cuantas fotos antes de volver.
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Torres Rancho
El resto de horas pasaron rápidamente, teniendo que volver al orfanato ya que dentro de poco sería la hora de comer, hora designada por la señora Whitetaker para que Scootaloo regresara. Llegaron justo a tiempo, entrando rápidamente en el sitio echando una corta carrera.

-¡Sí, he ganado, he ganado, eres un huevo podrido!-exclamó la niña, divertida.

-Me has pillado ahí, enana, no te hubiera alcanzado ni queriendo…-murmuró Rainbow, siguiéndola el juego.

Sin embargo la niña cambió el semblante, comentando de seguido.

-No hace falta que lo azucares, las dos sabemos que apenas puedo correr…

-Eh, vamos, tampoco es eso…

-Pero es cierto, el agarrotamiento me puede dar cada cierto tiempo y sin avisar siquiera, no podría correr mucho ni aunque quisiera.

-Pero puedes hacer otras muchas cosas si te lo propones, enana…

-¿Ah, sí? ¿Cómo qué? Hay veces que me gustaría ser como tú…

Ante eso la chica no supo muy bien qué decir, ya que la había cogido con la guardia baja; en ese justo instante reapareció la señora Whitetaker, la cual comentó.

-Ah, bien, habéis llegado a la hora, así me gusta. Venga, vamos, los demás esperan para comer.

-Vale…

Antes de irse Rainbow se despidió de la niña, la cual la dio un sorpresivo abrazo que no se esperaba para nada.

-¿Volverás a venir a verme?

-Claro que sí, dalo por hecho.

Scootaloo desapareció en el interior del orfanato y Rainbow regresó a su coche, pensando en lo que había pasado. De cierta forma no se esperaba para nada que la dijera algo semejante, y ante una situación así no supo muy bien cómo proceder, algo que la dejó un poco inquieta, ya que no supo darla una respuesta apropiada. Tampoco ayudaba el hecho de que viviese donde viviese, lo cual la limitaba bastante de por sí. Rainbow dejó escapar un suspiro dejado, sintiéndose impotente al respecto. Aunque en ese momento su móvil comenzó a sonar, atendiéndolo rápidamente y viendo que se trataba de Angus.

(Continúa en el siguiente mensaje)
Última edición por Sg91 el 19 Ene 2017, 14:23, editado 1 vez en total.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 20 Jul 2016, 21:45

(Continúa del mensaje anterior)


-Ah hola Angus ¿Qué te cuentas?

-Hola Rainbow, te llamo para informarte de que dentro de pocos minutos vamos a tener una reunión informativa con todos los hermanos, así que pásate por aquí lo antes posible.

-Ah, vale, está bien, voy para allá.

Ante esa situación la chica se dio prisa y, una vez con el coche, condujo de vuelta a su casa para ir a coger la moto, puesto que la había dejado aparcada en el parking que había junto a la playa y su apartamento. Tuvo que pasarse también por allí para coger las llaves, encontrándose a Thunderlane y a Lindsay en el salón, tumbados en el sofá y viendo la tele juntos.

-Ah, aquí estás ¿a dónde habías ido?-inquirió el chico.

-A donde no te importa, Thunderlane-le espetó ella, sin mucho interés.

El aludido no le dio mayor importancia, pero Lindsay no fue tan condescendiente con ella, comentando de seguido.

-Oye ya vale ¿no, tía? Cada vez que él te dice algo le contestas malamente, sé un poco amable para variar.

-No pasa nada, Lindsay, ya sabes que cuando está de malas…

-¡Ya, pero es que parece que está de malas siempre! ¿Tan amargada estás, tía?

Thunderlane quiso decir algo, con expresión nerviosa, pero antes de que pudiera abrir la boca, Rainbow se le adelantó.

-¿¡Perdona?! ¿¡Cómo que amargada?!

-¡Pues eso mismo, siempre estás de mal humor y contestas mal, en plan amargada! ¿¡Es que acaso no tienes nada mejor que hacer?!

Rainbow tardó un poco en contestar, como si no estuviera segura de qué decir o hacer al respecto, hasta que finalmente abrió la boca y habló.

-¿Sabéis que? ¡No tengo por qué aguantar todo esto, me largo, me tenéis hasta los huevos ya!

Antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada más Rainbow cogió las llaves y se largó con viento fresco y muy rápidamente, arrancando moto y poniendo rumbo hacia Vinewood este.

A lo largo de todo el camino apenas pudo sacarse de la cabeza lo que la dijo Lindsay, reverberando constantemente en su memoria como si fuera un eco lejano y distante. El volverlo a escucharlo la hacía encenderse como nunca, apretando con fuerza el manillar de la moto y poniéndola a ciento cincuenta por hora sin ni siquiera darse cuenta; el viento la azotaba la cara con fuerza, embotándola los oídos, y el rugido del motor bajo ella la hacía olvidarse momentáneamente de todo, pero de nuevo esos ecos apagados volvían a resonar en la distancia, atormentándola.

-Yo no soy una amargada…¡no! ¡Yo no soy una amargada!-chilló la chica, echándose un poco hacia delante para hacer correr un poco más a la moto.

Nunca antes había llegado a sentirse tan cabreada como estaba ahora, notando la cabeza como si estuviera a punto de estallar, enfadada con todos y con todo, incluso con ella misma. Enseguida desechó ese hecho, ya que se negaba darle la razón a Lindsay, pero aun así ese sentimiento seguía ahí, acompañándola.

Llegó al recinto de los Lost sin apenas darse cuenta, aparcando justo al lado del taller y bajándose de la moto. Decidió ir a buscar a Angus entrando en el taller, pero vio que allí no había nadie. Sin embargo pudo llegar a oír un par de voces que salían de la parte de atrás del taller, acercándose un poco a la puerta y distinguiendo a Angus y Al, los cuales parecían estar discutiendo acaloradamente.

-Al, yo solo te digo que debemos ser cautos, no podemos fiarnos al cien por cien de esos pandilleros, no después de todo lo que nos ha pasado.

-Entiendo tu punto, Angus, pero entiende también el mío, que a fin de cuentas es el de todos en general. Estamos en la mierda, hablando en claro, y ahora mismo no somos nadie, o mejoramos eso de cara al resto de la ciudad, o el resto de bandas se comerán el poco terreno que nos queda. Debemos actuar ya, y esos pandilleros podrían ayudarnos a despegar.

-Sí, pero debemos considerar todas las posibilidades, evaluar los riesgos, no podemos lanzarnos a la piscina así sin más, primero hay que comprobar si tiene agua, es de sentido común.

-¿Ah, sí? ¿El mismo sentido común que el de Johnny K?

Ante eso Angus se quedó callado, lo que Al aprovechó para seguir hablando.

-Ese tiempo ya pasó, Angus, no va a volver, además, dejó de ser el que era desde que empezó a vivir aquí. Ahora debemos de mirar hacia delante, de cara al futuro, y por ahora una alianza es lo mejor que podemos hacer. Por nosotros, por todos los hermanos. Lost para siempre, tronco, eso es lo importante.

Tras eso pudo oír varios pasos acercándose hasta donde estaba ella, lo que la hizo reaccionar, haciendo como que había llegado en ese justo instante y encontrándose frente a frente con Al.

-Ah, Rainbow aquí estás…

-Sí, acabo de llegar… por cierto, tengo que comentaros algo…

-Claro, tú me dirás.

Rainbow le explicó rápidamente lo sucedido esa misma mañana y Al se quedó pensativo, sopesando lo que le había contado.

-Ya veo… de hecho me viene genial, puesto que ya tenemos algo con lo que empezar, y el trato nos ayudaría muchísimo, aunque este no es el mejor momento ni lugar para explicarlo. Venid en cinco minutos a la casa club, nos vemos allí.

Al se fue rápidamente y Rainbow aprovechó para acercarse a Angus, el cual conservaba un gesto preocupado en su rostro.

-¿Todo bien, Angus?

-Me gustaría decirte que sí, Rainbow, pero ni yo lo sé…-suspiró el hombre, recolocándose en su silla.

-Parece importante…

-Sí, es sobre lo de la alianza con los Ballas, al final se va a hacer.

-No pareces muy convencido…

-Es que no lo estoy, no podemos fiarnos de esos tipos, pero aun así Al está emperrado en hacerlo sí o sí.

-¿Y qué opinan los demás?

-Aún no lo saben, es por eso que convocamos la reunión, después de todo ahora las decisiones se toman en conjunto, así lo decidimos durante la reestructuración, contar más con los hermanos y permanecer unidos. Una vez lo estuvimos, cuando Johnny Klebitz estaba al mando y en sus cabales, pero ahora…

Ese comentario despertó la curiosidad en Rainbow, a la cual llamaba la atención de cierta forma ese tal Klebitz, por lo que optó por preguntar.

-No es la primera vez que lo mencionas ¿cómo era ese tal Klebitz?

-Era un gran amigo, de los más fieles y leales que podrías tener, sensato y con mucho sentido común.

-Aunque Al comentó que no era gran cosa…

-Sí, fue cuando se vino a vivir aquí cuando empezó a decaer, comenzó a tomar cristal y se dejó influenciar por la que antes era su novia, Ashley Butler, esa zorra buena para nada. Por su culpa se volvió débil y bajó la guardia cuando no lo tendría que haber hecho, condenándole. El día que murió no sólo perdí a un amigo, sino también a un hermano.

Angus se quedó callado con la mirada perdida, al tiempo que un gesto melancólico se asomaba a su rostro. Rainbow prefirió no preguntar nada más por simple respeto, ya que pudo notar que realmente le apreciaba, y su recuerdo le afligía de cierta forma. Aun así demostró gran entereza recuperándose enseguida, al tiempo que decía.

-Pero bueno, lo importante es recordarle debidamente, fue un gran líder, y eso jamás será olvidado. Vayamos a la reunión.

Rainbow se ofreció a llevar a Angus, el cual no puso ningún impedimento, y se dirigieron al bar de la casa club donde la reunión tendría lugar. Nada más llegar vieron que el bar estaba bastante lleno, aunque en su conjunto no había tanta gente como Rainbow se esperaba encontrar, con poco más de treinta y pocas personas. Todo el mundo se apiñaba junto a un pequeño escenario vacío con una barra de baile en el centro.

-Llévame hasta delante, Rainbow-pidió Angus.

-Claro… perdón, dejadnos pasar por favor.

Se abrió paso a través de la multitud hasta dejar a Angus justo al lado del escenario; poco después apareció Al saliendo de una puerta contigua, poniéndose justo delante de la gente y llamándoles la atención.

-¡Hermanos, atención, escuchadme!

A su llamada todo el mundo se fue tranquilizando hasta que finalmente imperó el silencio, aprovechando Al para tomar la palabra.

-Muy bien, os he convocado a todos aquí para informaros de los últimos acontecimientos que, de cierto modo, nos conciernen a todos. Seguramente habréis estado escuchando rumores de que tal vez habría una posible alianza con los Ballas, y justo hoy finalmente hemos conseguido llegar a un acuerdo con ellos, por lo que puedo confirmarlo como tal. A partir de este momento los Ballas y los Lost trabajan juntos.

La noticia fue recibida con algo de temple y una gran expectación, levantando murmullos entre la gente. Al aprovechó para continuar antes de que la cosa fuera a más.

-Ya sé que son lo que son, pero nos han ofrecido mucho a cambio de una alianza, y nosotros tenemos cosas que podemos darles a cambio, por lo que de por sí es algo que nos beneficia a todos. Por ejemplo justo ahora me he enterado de un posible trato que nos puede permitir hacernos con un nuevo territorio, ya que era una de las cosas que nos prometieron, y un nuevo territorio que controlar nos podría venir muy bien de cara al futuro. Cuéntanos a todos lo que te han pedido, Rainbow.

Esa petición cogió desprevenida a la chica, ya que no se esperaba para nada que la mencionara como tal, al tiempo que todas las miradas se dirigían a ella. Algo apurada, la chica se apresuró a hablar.

-Ah, bueno, pues… me dijeron que estaban interesados en adquirir metanfetaminas…

-Así es, hay varias cocinas en Stab City, junto al mar de Álamo, por lo que podemos llamarles para que preparen un buen cargamento. Si les ofrecemos las suficientes, ellos nos proporcionarán un nuevo territorio que nos permita expandirnos un poco más por la ciudad.

Una vez informados el resto de moteros expresó su acuerdo con el trato, el cual fue considerado del todo justo de manera unánime. El único que no dijo nada fue Angus, permaneciendo callado todo el rato y mirando al suelo.

-En ese caso lo haremos lo antes posible, aunque primero habría que hablar con alguien…-supuso Al.

-Ah, sí, me dieron la dirección y las señas de un OG de los East Side Ballas-recordó Rainbow.

-Perfecto, iremos a verle mañana sin falta, vendrás conmigo, Rainbow.

-De acuerdo.

-Angus me gustaría que vinieras tú también…

-No puedo, lo siento, tengo varios encargos en el taller y voy a estar liado-se excusó rápidamente el aludido, sin apenas prestarle atención.

-Bueno, está bien…

Aun así Rainbow no se sorprendió demasiado, ya que se esperaba de alguna forma ese tipo de contestación por su parte. Una vez que estuvo todo hablado la reunión se disolvió y todos volvieron a sus quehaceres cotidianos. Rainbow llevó a Angus de vuelta al taller, donde el hombre volvió a hablar.

-Ya sé que ha sido una orden directa de Al, y en ese sentido tienes que cumplir, pero estate alerta mañana, Rainbow, por lo que pueda pasar.

-Sí, descuida, después de todo yo tampoco me fío al cien por cien de los Ballas.

-Y haces bien, al menos eres medianamente sensata. No es que esté cuestionando a Al, simplemente no quiero que nos la vuelvan a jugar, eso es todo.

Se despidió de él y se fue de allí, sin ningún destino en concreto. Pensó en volver a casa, pero se acordó de que allí estaba Lindsay y enseguida lo descartó, por lo que optó por dar una vuelta por la ciudad y buscar un lugar donde comer. Yendo todo recto hacia el oeste entró de lleno en el barrio de Vinewood, concretamente en el bulevar homónimo, famoso por la gran densidad de cines que allí había, destacando sobre todo el Teatro Chino, en el cual siempre se celebraban preestrenos y además llegó a albergar un par de veces la ceremonia de los premios Óscar. Aunque el atractivo turístico más famoso de todos era sin duda alguna el paseo de la fama de Vinewood, donde diferentes nombres y personalidades del mundo de la música, el cine, el teatro y la televisión decoraban las estrellas que había grabadas en ambas aceras. Sin embargo Rainbow no se paró a ver nada, puesto que tenía hambre y buscaba un sitio donde comer.
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Bulevar Vinewood
No muy lejos de allí, en una calle adyacente, encontró un pequeño centro comercial con varios comercios y restaurantes llamado Vinewood Plaza donde vio que había una sucursal de Pizza This!, una franquicia de pizzerías con presencia tanto en la costa este como en la oeste. No se lo pensó mucho y paró allí, dejando pasar el tiempo mientras comía algo, sin poder evitar volver a pensar en lo que la dijo Lindsay. ¿Realmente era una amargada? Ella nunca se había considerado tal cosa, siempre o casi siempre tenía motivos para estar de buen humor, y a no ser que la provocaran rara vez se enfadaba. Entonces ¿por qué siempre saltaba de mala manera cuando Lindsay o Thunderlane la preguntaban algo en concreto?
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Vinewood Plaza
A falta de respuestas, y sintiéndose algo cohibida al respecto, esa misma tarde decidió ir a visitar a Pinkie para ver si podía encontrar algún tipo de respuesta a esa enigmática cuestión. Nada más entrar en el Sugarcube Corner la dio la bienvenida el típico olor dulzón que tan bien conocía, al tiempo que Pinkie la saludaba en cuanto la vio entrar.

-¡Dashie! ¡Qué bien que hayas venido! ¿Qué te trae por aquí?

-Hola Pinkie…-murmuró la chica, algo desanimada.

La pelirrosa enseguida se percató de su estado de ánimo, preguntando de seguido.

-Huy ¿y esa cara tan mustia? ¿Qué te pasa?

-Pinkie ¿puedo preguntarte algo?

-Claro, lo que sea.

-¿Dirías que soy una amargada?

Esa pregunta cogió por sorpresa a Pinkie, la cual no se esperaba que la preguntara algo así. Sin embargo se apresuró a contestar, comentando de seguido.

-¡Pues claro que no! ¿Cómo va ser la veloz, inquieta y trepidante Rainbow Dash una amargada? ¿De dónde sacas eso?

Ante eso la chica de pelo multicolor suspiró y la explicó todo lo que había pasado esa mañana, mientras que Pinkie la escuchaba con atención. Una vez que tuvo todos los datos en su cabeza, los estuvo rumiando bien hasta sacar una respuesta que satisficiera sus dudas.

-Entiendo… creo que tengo una posible explicación para todo esto.

-¿De veras?

-Si, en realidad es muy sencillo, según tú sólo te pasa cuando ella o él están cerca ¿no?

-Eh…sí, así es…

-Y dices que lo haces de forma casi inconsciente, como si no te dieras cuenta.

-Se podría decir que sí…

-Asumo entonces que no soportas verlos juntos.

-Pues… ¿a dónde quieres llegar a parar?

Ante eso Pinkie esbozó una sonrisita divertida, al tiempo que se empezaba a reír tontamente y mirando a Rainbow con gesto picarón.

-¿Qué, qué pasa?-inquirió Rainbow, notando como empezaba a sonrojarse sin saber muy bien por qué.

-Oh, Dashie, mira que eres tontita… lo que pasa es que estás celosa, simple y llanamente.

-¿¡Qué?! ¿¡Pero qué dices, te has vuelto loca, celosa yo!? ¡No!

-Sí.

-¡Que no!

-Huy, ya lo creo que sí, si no ¿por qué reaccionarías así si no es porque lo estás?

-¡Pero, pero…!

-Oh, vamos, no tiene nada de malo, admítelo, después de todo es algo natural…

-¿Natural? ¿Y eso por qué?

-Oh, vamos, no te hagas la tonta, sabes por qué lo digo…

-No, en realidad no…

-Oh, vamos ¿por qué eres tan cabezona? No tiene nada de malo admitir que estás enamorada de…

-¡No lo digas, ni se te ocurra!

-… Thunderlane.

Por un momento ambas chicas se miraron fijamente, Rainbow toda roja y con un gesto nervioso dibujado en su cara y Pinkie mirándola con una sonrisita sagaz. Finalmente la multicolor no pudo más y masculló.

-¡Agh, maldita sea!

-Lo piensas demasiado, Dashie.

-¡No es eso, es… otra cosa!

-¿El qué?

-Pues… que yo no… yo…

Viendo su angustia, Pinkie trató de confortarla para que no se sintiera tan mal.

-Vamos, vamos, sabes que puedes contarme lo que sea, después de todo somos amigas, y yo siempre escucho… ¿Qué te inquieta tanto, Rainbow?

-Pues… pues… todo esto, toda esta mierda romanticona propia de novela de folletín o de vodevil… yo nunca he sido nada romántica, es más, nunca he llegado a sentir nada por nadie, y ahora esto, esto… es absurdo, no tiene sentido-masculló la chica.

-¿Por qué?

-¡Pues porque no, porque no quiero!

-Pero ¿por qué no quieres?

-¡Pues porque no, ya he sufrido bastante, es una mierda, no merece la pena!

Las palabras de la chica dieron que pensar a Pinkie, la cual habló enseguida.

-Rainbow todo en esta vida merece la pena, y todo ocurre por alguna razón. Puede que lo hayas pasado mal, como todo el mundo, pero eso no significa que renuncies a ello sólo por eso. Además, algo debe de haber para que te diga algo ¿no? Algo especial…

-Pues… porque… es el único que me aguanta y sigue estando ahí aun a pesar de todo, y me sigue hablando cuando cualquier otro ya me hubiera mandado a la mierda. Tiene la suficiente paciencia como para soportar mi forma de ser, gracias a eso me conoce bien, y nunca se ha ido de mi lado…

-Oh ¿no es eso precioso?-inquirió Pinkie, divertida.

-No, no lo es, es ñoño y cursi, una pastelada…

-Pero aun así te gusta.

Ante eso Rainbow suspiró dejadamente, rindiéndose ante lo evidente. Sin embargo eso no quitó todo lo demás, comentando de seguido.

-Aunque eso sí, ni una palabra de esto a las demás ¿vale?

-¡Oki doki loki, no diré nada!

-Pero nada de nada ¿eh?

-¡Pinkie promesa! ¡Que vuele si no es cierto y me quede con un ojo tuerto!

Aun a pesar de sus excentricidades, Rainbow sabía muy bien que cuando se trataba de mantener una promes no tenía nada de lo que preocuparse, puesto que en ese sentido Pinkie siempre las mantenía, fueran las que fueran las circunstancias.

-Gracias por escucharme y por aguantar mis ñoñadas, Pinkie…

-Ah, tranquila, para eso estamos.

Estuvo hablando un rato más con ella, dejando pasar el resto de la tarde, hasta que finalmente se marchó de vuelta a casa, donde se esperaba que Thunderlane estuviera. Y efectivamente, nada más entrar por la puerta pudo oír la tele encendida, donde probablemente estuviera el chico pasando el rato con Lindsay. Rainbow suspiró, tratando de que sus celos congénitos no volvieran a traicionarla, y entró en el salón con paso lento, tan solo para encontrarse con que tan solo estaba el chico tomándose una cerveza y ccon un bol de palomitas mientras veía la tele.

-Ah, has vuelto… ¿ya estás mejor?

Rainbow ignoró el comentario, aunque justo después preguntó.

-¿Y Lindsay?

-Se fue hace rato a su casa, tenía cosas que hacer.

-Ah… pensaba que se quedaría a dormir.

-En un principio tenía intención, pero al final la salió algo y se tuvo que ir.

Por un momento hubo un breve silencio que a Rainbow se la antojó muy incómodo, pero luego sacó fuerzas para murmurar.

-Siento lo de esta tarde… creerás que realmente soy una amargada…

El chico la miró de arriba abajo, con gesto ceñudo, para luego comentar.

-¿Amargada tú? Para nada, lo que pasa es que tienes tus prontos, como todos…

-Ya, pero…

-Ah, vamos, después de todo ya sabes que en esta relación yo soy el de la paciencia.

Rainbow se quedó un tanto chocada por esa frase, incluso la pareció jurar que su corazón daba un ligero bote en cuanto el chico pronunció esa palabra, pero enseguida rechazó ese tipo de sensación, después de todo no lo decía en ese sentido ni por asomo.

-Sí, supongo que sí, pero aun así no es plan para que siempre esté de malas contigo o con ella…

-Todos tenemos un mal día, no es tan malo… si quieres podemos hablarlo.

-¿Eh?

-Sí, supongo que si estabas así es porque algo te molestaba, cuéntame ¿Qué era?

-Ah, pues…

Por un momento pensó en decirle todo lo que la pasaba y cómo se sentía, pero enseguida lo rechazó, comentando de seguido.

-Ah, no es nada…

-¿Segura?-inquirió Thunderlane, ceñudo.

-Sí, sí, tan solo son cosas mías, ya sabes…

-Está bien… siéntate, estoy viendo una peli ¿quieres palomitas?

Rainbow se sentó a su lado, prefiriendo dejar los detalles técnicos a un lado y disfrutando de ese momento junto a él, aun a pesar de que hasta a ella la parecía cursi y ñoño. Afuera, Los Santos comenzaba a iluminarse, con una luna menguante por corona.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 13 Sep 2016, 21:29

Capítulo 25

Tipo de incógnito


-Las cuentas vuelven a estar peladas… ¿Qué pasó con ese pluriempleo que llegaste a pillar, el de las cajas? ¿No has vuelto a hacer nada?

-Ah… no, es que el capataz se ha marchado por una temporada y hasta que no vuelva no voy a poder seguir con eso…

-Vaya, qué mal, esos seis mil dólares diarios que conseguías traer la verdad es que nos aliviaban bastante.

-Ya, es una putada… déjame ver eso.

Y así era, por mucho que la doliese los seis mil dólares diarios que Philips la daba por traficar con armas antes de que se fuera repentinamente conseguían mantenerles a flote aunque sólo fuera un poco. Ahora que había dejado de recibirlos, podían volver a notar el peso de los apuros económicos echándose sobre ellos otra vez, volviendo a la carga. Y las cuentas bien lo atestiguaban.

-Maldita sea, apenas nos da para mantener los cultivos… y una cuarta parte para comida y poco más-masculló Applejack, molesta por la situación.

-Sí, esto empieza a ser preocupante…

Tanto como ella como Big Mac se quedaron callados, pensando en posibilidades, aunque visto lo visto estaba todo bastante complicado. En un momento dado su hermano inquirió.

-Bueno, ahora que lo pienso… Berry Punch vino al entierro ¿no?

-Sí, estuve hablando un rato con ella.

-Es una vieja amiga de la familia… ¿y si… la pedimos ayuda?

Esa frase hizo reaccionar a Applejack, suspirando de seguido.

-Sabes que no me gusta hacer eso…

-Sí, lo sé, lo sé, pero piensa que ella siempre ha estado ahí, y nunca la hemos pedido nada, igual si se lo pides adecuadamente…

La granjera cerró los ojos, con gesto compungido. Desde siempre Applejack ha tenido un estricto código de honor que la impedía pedir así sin más a los demás, por muy cercanos que estos fueran. Sin embargo la crucial situación económica familiar actual la hacía replantearse, por primera vez, sus principios.

-Está bien, pero espero no tener que volver a hacer esto.

-Bien. Llévate a Apple Bloom, está muy mustia últimamente.

-Sí, seguramente quiera venir.

Applejack se levantó, dejando a Big Mac en el salón con las cuentas, y subió hasta la habitación de su hermana pequeña. De un tiempo a esa parte la niña había perdido gran parte de la vitalidad que la caracterizaba, ya no estaba fuera de casa tanto tiempo como antes, y se pasaba más tiempo en su habitación distrayéndose con cualquier otra cosa. Por suerte era sábado y no tenía clase, por lo que aprovechó para visitarla y avisarla de sus planes.

-Hey Apple Bloom…-murmuró ella, tocando levemente a la puerta entornada.

La abrió un poco y vio a la niña tumbada en la cama, leyendo un libro con gesto centrado; Applejack se acercó hasta ella y se sentó a su lado, inquiriendo de seguido.

-¿Qué lees?

Como contestación la niña le mostró la portada, donde se podía leer: Formas sencillas de hacer dinero.

-¿Qué haces leyendo eso?

-Simple curiosidad.

-Ya, pero por ahora estos libros no son los que más deberías leer… ¿has hecho todas tus tareas?

-Sí, pero no son tan prácticas como este libro, por ejemplo.

-¿Qué quieres decir?

-Nada…

Applejack esbozó un gesto preocupado, aunque por el momento prefirió no presionarla mucho, comentando de seguido.

-Por cierto, venía para decirte que voy a ir a las colinas de Tongva a hacer una visita a Berry Punch ¿quieres venir?

-¿Va a estar Piña Colada?-inquirió entonces la niña, repentinamente interesada.

-Sí, supongo que sí… ¿quieres venir?

-¡Sí, vale, hace mil que no la veo, vamos, vamos!-exclamó ella, emocionada.

Y no era para menos, ya que Piña Colada era una de sus primeras amigas que hizo desde que era más pequeña y vivían en el valle de Tongva. Era la hermana pequeña de Berry Punch y tenía su misma edad, no la había vuelto a ver desde la mudanza.

La niña comenzó a prepararse para el viaje y Applejack la imitó, estando lista en poco menos de diez minutos, aunque en cuanto bajó las escaleras Apple Bloom ya estaba en el pasillo junto a la puerta, esperándola.

-¡Vamos, Applejack, eres muy lenta!

-Ya, ya voy, no seas impaciente… bueno, me voy a eso, estaremos de vuelta para comer-murmuró la chica dirigiéndose a su hermano.

-Vale, ya me contarás-se despidió Big Mac, sin apartar la vista del libro de cuentas.

Se dirigieron al granero pequeño para coger el coche y se pusieron en camino hacia las colinas de Tongva, habiendo un buen trecho desde donde estaban. Primero debía de dirigirse a la ruta 68, por lo que se dirigió primero en dirección hacia Sandy Shores mientras ambas hermanas iban hablando por el camino.

-¿Y cómo es que te ha dado por ir a ver a Berry Punch?-quiso saber Apple Bloom en un momento dado.

-Bueno, hace tiempo que no la he vuelto a ver…

-¿No estuvo en el entierro de la abuela?

-Sí, desde el entierro, quiero decir…

-Tampoco ha pasado mucho tiempo.

-Ya, pero bueno, ya sabes que es una vieja amiga de la familia, y siempre es importante mantener el contacto aunque ya no vivamos al lado…

-Pues sí… ¿saben que vamos?

-No, va a ser una visita sorpresa.

-¡Genial! Ya quiero ver la cara que va a poner Piña Colada en cuanto me vea…

-Seguro que se alegra mucho de volver a verte.

Llegaron a Sandy Shores en poco menos de diez minutos, pasando al lado del viejo pueblo turístico y girando a la izquierda al lado del paso a nivel, aunque tuvieron que parar ya que en ese momento los semáforos se iluminaron, al tiempo que las barreras bajaban y empezaba a sonar una estridente campana, ya que iba a pasar un tren de mercancías.

-Oye Applejack ¿puedo hacerte una pregunta?

-Sí, claro.

-¿A dónde fuiste antes de ayer? Estuviste fuera durante casi todo el día y volviste a casa a las tantas de la madrugada…

La chica se percató enseguida de lo que estaba preguntando exactamente, esbozando un gesto preocupado casi imperceptible; sabía muy bien que debía proteger a su familia a toda costa, y por ello absolutamente nadie debía saber lo que ocurría, y menos aún alguien como Apple Bloom. Por suerte se había preparado algo por si alguien la preguntaba.

-Ah, sí, estuve haciendo algunas gestiones en la ciudad que me llevaron mucho tiempo, haciéndome volver a las tantas…

-Pues qué raro, con lo poco que te gusta a ti la ciudad…

-Ya, lo sé, fue muy tedioso pero necesario, estoy con los del banco con un tira y afloja tremendo, qué ganas de que todo esto acabe y nos den el dinero.

La niña no dijo nada más, quedándose convencida y sin preguntar nada más al respecto. Por su parte Applejack lamentó el haberla mentido de esa forma, odiándose en ese aspecto y odiando su compleja situación que la ataba en todos los sentidos y la dejaba a merced de Sunset y sus matones.

En ese momento el tren terminó de pasar y la campana se detuvo, al tiempo que las barreras subían y el tráfico volvía a rodar. Por su parte Applejack metió primera y aceleró de seguido, tratando de olvidarse de todo ese asunto aunque sólo fuera por una vez. Ahora iban a ver a una vieja amiga de la familia y al menos eso la ayudaba a distraerse aunque sólo fuera un poco.

El viaje continuó hasta las antenas parabólicas que hacían esquina con Panorama Drive, justo al lado del Yellow Jack Inn, la cantina local más famosa del desierto de Señora, y a partir de ahí fue todo recto por la ruta 68 hacia el oeste, atravesando gran parte del desierto. Dejaron atrás Harmony y comenzaron a bordear el río Zancudo, siguiéndole durante varios kilómetros y pasando justo al lado de la iglesia y el cementerio donde enterraron a Granny Smith. Un poco más adelante llegaron a una pequeña bifurcación donde empezaban a verse un buen montón de viñedos repartidos a lo largo y ancho de las colinas cercanas.

-¡Ya falta poco!-exclamó Apple Bloom, emocionada.

-Sí, llegamos dentro de nada-asintió Applejack, girando el volante a tope.

La carretera comenzó a serpear entre las viñas mientras iban subiendo la ladera, viendo desde la distancia la figura de unas bodegas que ellos conocían bastante bien. Finalmente y tras unos pocos kilómetros más llegaron a su destino, una gran casa bodeguera de una sola planta junto a un pequeño aparcamiento y un cobertizo.

Applejack aparcó justo enfrente del cobertizo y tanto ella como Apple Bloom se bajaron del coche, respirando el aire fresco que tanto caracterizaba a las colinas de Tongva. Y es que si por algo eran conocidas esas colinas eran sobre todo por sus vinos, todos ellos cultivados, criados y embotellados en ese mismo lugar propiedad de Berry Punch, vieja amiga de la infancia de Apppejack y una de las viticultoras más famosas de la costa oeste.

La fama de los Viñedos Marlowe la precedía, y no era para menos, puesto que había obtenido el certificado de calidad del propio gobierno de San Andreas y habían sido galardonados multitudes de veces con premios varios gracias a la buena calidad de sus vinos. Las uvas que allí se cultivaban eran muchas y muy variadas, algunas autóctonas de allí y otras traídas de otras partes del mundo como Francia, Italia o España. Debido a esto la demanda era casi constante y trabajaban durante casi todo el año para abastecer todos los pedidos procedentes de otras partes del país.
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Viñedos Marlowe en las colinas de Tongva
En ese justo momento aparecieron dos jornaleros hablando en español y Applejack se dirigió a ellos para preguntarles acerca del paradero de Berry.

-Disculpen ¿saben dónde puedo encontrar a Berry Punch, la dueña?

-Sí, la patrona se encuentra en la casa preparándola para los invitados, no más-la informó uno de ellos.

-Vale, muchas gracias. Vamos Apple Bloom.

Las dos se dirigieron a la puerta principal de la casa y Applejack llamó al timbre, resonando con fuerza desde el otro lado. Al cabo de unos pocos segundos de espera abrió la puerta una criada con aspecto latino que les atendió.

-¿Sí, qué desean?

-Hemos venido a ver a Berry Punch, la dueña, somos unos amigos.

-Ah, sí, pasen y esperen aquí junto al recibidor.

-Vale, gracias.

Las dos pasaron al interior, al tiempo que la criada cerraba la puerta y desaparecía hacia el interior. La casa era bastante grande y señorial, con una decoración exquisita y muy basada en la madera de nogal, con parqué, paredes de piedra y techo abombado. Las paredes estaban decoradas con multitud de cuadros de campiñas, viñas y eras, de pintores variados. En ese sentido se notaba que a Berry la iba bien y no la faltaba de nada, aunque había sido sobre todo gracias a su esfuerzo y su trabajo.

Aunque en ese momento una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

-¡Applejack, qué sorpresa!

-¡Berry! ¿Qué tal estás?

Ambas mujeres se dieron un efusivo abrazo que duró sus buenos segundos, aunque luego la viticultora se dirigió a la niña y la saludó de igual forma.

-¡Apple Bloom, me alegro de verte! ¿Cómo estás?

-Bien, muy bien… oye Berry ¿sabes dónde está Piña Colada?-inquirió la niña, yendo al grano.

-¿Piña? Sí, está en las viñas del este, pasada la carretera.

-¡Vale, voy a ir a verla!

-¡Ve con cuidado!-exclamó Applejack, preocupada.

-¡Sí, descuida!

La niña desapareció por la puerta y ambas mujeres aprovecharon para hablar entre ellas.

-¿Qué tal todo por aquí, Berry?

-Ah, pues bien, me pillas preparando la terraza para una cata de vinos que va a haber después de comer, si vieras la demanda que hay últimamente, no doy abasto, todos los ricachones de Los Santos vienen aquí para probar lo que tenemos, es increíble, beben como esponjas.

-¿Quieres que te ayude?

-No hace falta, ya casi está, ven a verlo si eso.

La parte de atrás de la casa destacaba por tener una espaciosa terraza con una fuente y un buen montón de mesas y sillas, todas ellas dispuestas para una cata en condiciones con varias copas, servilletas de seda, catadores y descorchadores. Tenía además unas escaleras que daban acceso a la parte norte de las viñas, desde la barandilla de piedra se podía ver gran parte de sus terrenos, todos ellos llenos de hileras que ocupaban gran parte de las colinas, extendiéndose a su alrededor y envueltas por grandes y altos pinos. Al fondo del todo se podía ver la figura de Fort Zancudo recortándose en la lejanía, recordando a Applejack aquel infausto día, aunque enseguida pensó en otra cosa, comentando de seguido.

-Qué buenas vistas tenéis…

-¿A que sí? aunque ya me las conozco bien no me canso de ellas. Y cuéntame ¿Qué te trae por aquí?

-Oh, pues ya sabes, de visita…

-¿Qué tal todo por allí, estáis bien?

Applejack abrió la boca para contestar, no muy segura de qué decir; miró por un momento a su vieja amiga, la cual la miraba con gesto inquisitivo y algo preocupado, hasta que finalmente suspiró y comenzó a hablar.

-Pues… me gustaría decirte que sí, Berry, pero… por desgracia no es así…

-¿Por qué, qué pasa?

-Pues es… todo. Desde que la abuela murió nos ha ido de mal en peor, después de perder la cosecha tuvimos que plantar lo poco que teníamos, pero aún falta mucho para recoger lo sembrado. Intenté acceder a la herencia que la abuela me dejó, pero hay problemas en el banco y no he podido, y debido a eso me tuve que pluriemplear de repartidora. Estuve casi una semana trabajando y cobrando diariamente, lo cual nos alivió un poco, pero ahora lo del reparto se ha quedado parado y volvemos a estar en números rojos. Sabes que nunca te he pedido nada, Berry, pero esta vez las circunstancias me obligan. Por favor, ayúdanos…

El silencio posterior se sintió bastante denso, sobre todo para Applejack, que de alguna forma se sentía particularmente incómoda. Sin embargo por su parte Berry se pronunció enseguida.

-Oh, Applejack ¿por qué no me lo dijiste antes? Sabes que estoy dispuesta a ayudaros con lo que haga falta, nos conocemos desde que éramos pequeñas…

-Ya, ya lo sé, pero es que… sé que te ha ido muy bien, y es por eso, se trata de tu trabajo, no quería aprovecharme de él…

-¿Aprovecharte de…? ¡Oh, por favor, Applejack, no digas chorradas! ¡Siempre hemos estado ahí la una para la otra, apoyándonos mutuamente! ¿Cómo no voy a ayudaros?

-Sí, lo sé, lo sé muy bien, y es que es eso, tú siempre has estado ahí, trabajando duro y creando tu imperio vitivinícola, mientras que yo tan solo soy una simple granjera…

-Applejack, no dices más que tonterías, siempre has sido igual de cabezona…

-¡No son tonterías! Es tu trabajo y tu esfuerzo después de todo, y en el fondo eso es lo que importa, siempre lo decía la abuela…

-Ya, y también decía que, aunque no fuésemos familia, siempre nos apoyáramos los unos a los otros, y en ese sentido tenía razón. Voy a ayudarte, Applejack, por mucho que tú digas lo contrario.

Ante la seguridad y contundencia de Berry, la granjera de quedó callada, mirándola a los ojos fijamente hasta que no pudo más, echándose sobre ella y dejando escapar algunas lágrimas. La viticultora la asió entre sus brazos, dejando pasar el tiempo y comentando en un momento dado.

-¿Te acuerdas cundo éramos niñas y yo bajaba al valle para jugar contigo?

Ante eso Applejack tan solo asintió levemente con la cabeza, secándose las lágrimas.

-Recuerdo que Granny Smith siempre me saludaba al llegar, ofreciéndome algo de beber antes de ir a verte. Aunque no era mi abuela per se, su carácter afable la hacía tan cercana que más de una vez la llegué a llamar abuela yo también, pero a ella no la importaba y me trataba como si fuera una nieta suya más. Y una vez me dijo que nunca me separara de ti, puesto que siempre habías sido como una hermana para mí. Yo la prometí que nunca lo haría, y pienso cumplir esa promesa, Jackie.

Para entonces ambas ya estaban lo suficientemente emocionadas, dándose otro gran abrazo con lágrimas en los ojos. Tras unos buenos minutos así las dos se separaron y Applejack susurró.

-Gracias, Berry…

-Ni lo menciones, Jackie. ¿Cuánto necesitas?

-Ah, pues… no lo había pensado, la verdad…

-Bueno, en ese caso vamos a empezar con… cincuenta mil.

-¿Cincuenta? Eso es mucho…

-Es igual, necesitáis un empujón y yo os lo voy a dar, y no pienso bajar de ahí. Venga, regatéame, sé que se te da bien…

Ante eso Applejack no pudo evitar sonreír, siguiéndola el juego y sintiéndose mucho mejor, al tiempo que un leve viento de poniente agitaba las vides cercanas.
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Por su parte Apple Bloom cruzó la carretera rápidamente, aun a pesar de que ese tramo en concreto no era muy transitado, personándose enseguida en las viñas del este. Desde donde estaba se podían ver un par de arroyos que regaban el lugar, provenientes de una serie de acuíferos subterráneos situados en lo alto de las colinas que siempre manaban a lo largo de todo el año. Eso, unido a los terrenos irregulares, la rica tierra fértil de los mismos y el normalmente clima cálido de San Andreas hacía a ese el lugar perfecto para el cultivo de la vid.

Comenzó a zigzaguear entre las hileras, buscando a su amiga, hasta que finalmente la encontró, exclamando de seguido.

-¡Piña!

La aludida, una niña de su edad de pelo rosa claro y ojos verdes, reaccionó de seguido, viendo entonces de quien se trataba y exclamando.

-¡Apple Bloom!

Ambas niñas se dieron un gran abrazo, dejando pasar el tiempo y recreándose en ese mismo instante. Tras eso Piña Colada fue la primera en hablar.

-¿Qué haces aquí?

-¡Pues de visita! Applejack está hablando con Berry.

-¡Qué bien, me alegro de volver a verte, hacía tiempo desde la última vez!

-Sí… ¿Qué tal todo por aquí, qué haces?

-Oh, pues dando un paseo y vigilando los cultivos… mira, todas estas vides de aquí son de tempranillo y garnacha traídos de España, tienes que probarlas.

La niña asió uno de los racimos y empezó a comprobar las uvas, concretamente las más cercanas al tallo y las más escondidas; escogió entonces dos y las arrancó, ofreciéndole una a su amiga.

-¿Esta cuál es?

-Garnacha, pruébala.

Ambas niñas probaron las uvas y Apple Bloom exclamó.

-¡Vaya, qué buenas son!

-¿A que si? Y mira, las de tempranillo están aquí, están cerca de madurar por lo que están aún más buenas.

Caminaron unas cuantas hileras más abajo, donde los racimos tenían un color negro azulado más prominente que el de la garnacha. Realizando el mismo procedimiento Apple Bloom la probó, quedándose bastante impresionada.

-Vaya, estas también están buenas…

-¿A que sí? un poco más arriba, en las viñas del suroeste, tenemos toda una cosecha de cabernet sauvignon y una más pequeña de merlot, y en las viñas del norte tenemos uvas blancas como albariño, moscato giallo y verdejo y en las de un poco más al norte otras variedades como moscatel, napoleón y riparia gloire-explicó Piña Colada, con todo detalle.

-Caramba, sí que controlas…

-¡Pues claro! después de todo ayudo en lo que sea a mi hermana siempre que puedo, ella me está enseñando todo lo que sabe sobre vinos ya que algún día yo también trabajaré aquí y heredaré los viñedos.

Esas palabras dieron que pensar a Apple Bloom, la cual comentó de seguido.

-Bueno, al menos tú lo tienes claro, porque lo que es yo…

-¿Eh? ¿Y eso por qué?

-Pues porque… yo no sé lo que quiero hacer. Siempre me ha gustado ayudar a mis hermanos en la granja, pero desde que murió la abuela todo parece haber cambiado. Veo cómo mis hermanos tratan de que salgamos adelante y yo apenas puedo hacer nada al respecto, y eso me frustra más de lo que yo misma me hubiera esperado.

Ante eso Piña Colada se quedó callada, sin saber muy bien cómo responder al respecto, aunque en un momento dado comentó.

-Bueno, tal vez aún no lo tengas del todo claro, pero míralo así, por ahora la única forma de la que puedes ayudar es con las tareas, pero piensa que eso te ayudará en un futuro cuando heredes la granja.

-Ya, pero… si te soy sincera no me veo trabajando en la granja-anunció Apple Bloom.

-¿Ah, no? ¿Y dónde te ves entonces?

La niña miró a su amiga con gesto inseguro, pero al final suspiró y comentó.

-El caso es que no lo sé, quizás en Los Santos, haciendo dinero para así poder ayudarles… aunque no sé si Applejack se lo tomaría muy bien, no la gusta nada la ciudad, aunque últimamente pase más tiempo en ella que por aquí…

-Bueno, no lo veo mal, después de todo siempre hay algo que hacer en LS. Hagas lo que hagas yo siempre te voy a apoyar, Apple Bloom, después de todo eres mi mejor amiga…

-Gracias Piña…

Una vez más ambas niñas se abrazaron con cariño, aunque en un momento dado la futura viticultora rompió el abrazo y comentó.

-¿Quieres probar la cabernet sauvignon?

-¡Vale, vamos!

Las dos echaron a correr entre las hileras de viñas, dirigiéndose esta vez hacia los cultivos más elevados. El rumor del agua de los arroyos se combinaba con el mecer de las ramas de los pinos agitadas por el viento, conformando una hermosa melodía natural.
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-Entonces quedamos en cincuenta y dos mil…

-Sí, bueno, sí a ti te parece bien…

-Pues claro que sí, ya sabes que quiero ayudarte, no le des más vueltas.

-Está bien, está bien, cincuenta y dos mil.

-Venga, que sean cincuenta y tres.

-Oh, venga ya, y luego me dices que no le dé más vueltas…

-Vale, cincuenta y tres.

-Qué tonta eres…

-Lo sé.

Por un momento las dos se miraron fijamente, Berry con expresión divertida y Applejack con el ceño fruncido. Finalmente las dos se rieron confidentemente, al tiempo que la granjera rodaba los ojos y se ajustaba su sombrero, comentando.

-Eres un caso…

-Más que tú lo dudo…

Habían estado dando una vuelta por las viñas del norte mientras acordaban una cifra para prestarla, al tiempo que hablaban de trivialidades varias entre medias. En momentos como ese era cuando Applejack descansaba de verdad, olvidándose de todo lo demás y disfrutando de la compañía de una vieja amiga, la cual estaba a punto de hacerla un enorme favor. Y es que la cifra no era para nada desdeñable, con ese dinero seguramente podrían salir adelante durante los siguientes meses mientras terminaban de adecentar un poco más los terrenos y ordenaban las cifras.

-Gracias por todo, Berry, te debo una bien grande…

-Ah, no lo pienses más, en serio, es lo mínimo que puedo hacer por mi vieja amiga-murmuró la aludida, sonriéndola y pasando un brazo por sus hombros.

Ante eso Applejack sonrió y la abrazó directamente, dándola las gracias igualmente. En ese justo momento un jornalero apareció de improviso dirigiéndose a Berry.

-Ah, señorita Punch, acá está, la estaba buscando…

-Dime Diego.

-Han llegado los invitados de la ciudad, están esperando dentro de la hacienda…

-Ah, vale, ahora voy, que vayan sacando las botellas, están guardadas en el cobertizo.

-Sí señora.

El jornalero se fue colina arriba y las dos le siguieron, volviendo a la casa rápidamente.

-Vale, pues esta tarde hago sin falta la transferencia.

-Muchas gracias, Berry, de verdad…

-Nada, ya sabes… ¿dónde se ha metido Piña? Me gustaría que me ayudara con la cata…

-Estará con Apple Bloom, espera que la llamo.

Antes de que Berry dijera algo más, Applejack se llevó el índice y el pulgar derecho a la boca y emitió un alargado silbido, seguido inmediatamente después por uno más corto que resonó por las colinas.

-Vaya, curiosa forma de llamarla…-comentó la viticultora.

-Es el silbido de llamada, lo conoce bien, estarán de vuelta enseguida.

Y así fue, en poco menos de tres minutos tanto Apple Bloom como Piña Colada regresaron a la casa por el lado izquierdo de la carretera, saliendo de las viñas del suroeste y con los labios algo manchados. En cuanto las vio Berry murmuró.

-¿Otra vez comiéndote uvas, Piña? ¡Que nos dejas sin cosecha!

-Sólo las estábamos probando, nada más…

-Ya, ya… necesito tu ayuda, ya han venido los de la cata.

-Ah, vale.

-Por nuestra parte nos vamos ya, volveremos a visitaros otro día de estos.

-Está bien, veníos a comer un día de estos y estamos todos juntos, tráete a tus primos también-la sugirió Berry.

-Está bien.

Tras las despedidas Apple Bloom y Applejack montaron en su coche, despidiéndose una vez más de ellas con la mano y volvieron por donde habían venido, regresando a la ruta 68 bajando por las colinas. Por su parte Applejack estaba algo más tranquila, ya que ese dinero podría ayudarlos a salir adelante durante un buen tiempo.

-¿Qué tal con Piña?

-Ah, pues bien, hemos estado hablando y probando algunas uvas, sabe un montón.

-Bien, me alegro…

-¿Y tú qué tal con Berry?-inquirió entonces la niña.

-Ah, pues bien también, hemos estado hablando, ya sabes, recordando los viejos tiempos…

Por su parte Apple Bloom no dijo nada más, mirando el paisaje. Applejack la imitó, ya que tampoco tenía por qué saber que Berry les iba a prestar dinero, concentrándose en la carretera. Tras media hora de viaje dejaron atrás las verdes riberas del valle de Tongva para volver a ver el árido y seco paisaje del desierto de Gran Señora, llegando a la intersección con Señora Road y parándose ante el stop; en ese justo momento pasó un grupo de varios moteros dispuestos a modo de convoy, por un instante le pareció ver a Rainbow montada en una de las motos y acompañando al grupo, cosa que la dejó bastante extrañada. Quiso mirar otra vez, para asegurarse, pero en ese momento apareció una caravana justo detrás de ella que la obligó a seguir hacia delante, alejándose del grupo y quedándose con la duda.
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Rainbow entrecerró los ojos con fuerza, llegando a rascarse ligeramente al notar un poco de arena entrar en uno de ellos.

-Agh, mierda de desierto, y yo sin gafas…

El viaje desde la ciudad hasta Stab City se había dado sin mayores complicaciones, incluso la reunión con Joseph había ido mejor de lo que ella misma se hubiera esperado. Quedó con Al cerca de allí, concretamente en la plaza de los juzgados, al lado del monumento a Martin Luther King, y al cabo de unos pocos minutos de espera el líder hizo acto de presencia junto a varios hermanos más. Tras eso se dirigieron directamente a la dirección que esos Ballas la dieron el otro día, el 323 de Roy Lowenstein Boulevard, siendo una pequeña casa adosada justo enfrente de la línea de tren que cruzaba esa parte de la ciudad. Les abrió otra persona que les llevó directamente hasta Joseph, el cual les dio la bienvenida y se quedó mirando fijamente a Rainbow durante unos breves pero intensos segundos. No la dijo nada, pero tan solo esbozó una breve sonrisa antes de hablar.

-Entonces habéis venido a hacer negocios con nosotros…

-Así es, sabemos que les interesan las anfetaminas que producimos en el condado de Blaine, podemos ofrecerles un buen cargamento.

-Bien, aunque supongo que habréis traído alguna muestra…

-Claro.

Uno de los moteros que vino con Al sacó una pequeña bolsita de su chaqueta de cuero y la abrió, mostrando una serie de trozos de color blanco opacado muy parecidos al cristal, de ahí a que también se le llamara cristal. Por su parte Joseph arrugó el ceño, comentando de seguido.

-Está sin cortar.

-Sí, es una muestra sin cortar para que la vieran, tenemos otra cortada-añadió Al rápidamente.

Al punto otro de los moteros sacó esta vez una bolsita con el cristal cortado y preparado, viéndose más como si fuera sal gorda. Joseph cogió un cuchillo y lo usó para hacerse una raya, probándolo de seguido esnifándola. Dejó escapar un ligero aspaviento, saboreándola, hasta que finalmente murmuró.

-Nada mal… probadla, negros, a ver qué os parece.

El resto de Ballas que acompañaban a Joseph también probaron un poco, saliendo bastante satisfechos al poco rato.

-Vaya, ya se me está durmiendo la garganta…

-Sí, nada pero que nada mal…

-Es mierda de calidad, negros…

Una vez que todos la probaron y le dieron el visto bueno, Joseph se dirigió a Al.

-Muy bien, pues a la vista de esta calidad, podemos pediros una buena cantidad… ¿Qué tal cinco kilos?

-Bien, podemos proporcionároslos-aceptó Al, sin vacilar.

-Estupendo. Hablé anoche con los otros OGs y ya me dijeron lo que requerís a cambio, aunque primero queremos tener el género antes de hacer nada.

-Lo entendemos, lo tendrán para esta misma tarde.

-No, no podemos esperar tanto, queremos darla utilidad cuanto antes y así poder daros lo que nos habéis pedido rápidamente, así todos salimos ganando. Llevad los cinco kilos al viejo aserradero abandonado del bosque de Paleto en el parque natural del monte Chiliad hoy a mediodía, os estarán esperando allí-indicó Joseph.

-Ah, está bien, allí la tendréis.

-Bien. Encantado de hacer negocios con ustedes.

Debido a ese mismo apremio, tras la reunión tuvieron que moverse rápidamente; nada más salir Al hizo un par de llamadas y tras eso se dirigió a Rainbow.

-Vale, las cocinas de Stab City ya están avisadas, están preparando el cargamento para llevárselo a los Ballas. Rainbow quiero que vayas con ellos y escoltes la mercancía hasta el lugar de entrega.

-Está bien.

-Cuando llegues llámame para confirmarlo, esto ha de salir bien, vamos.

Al se fue de vuelta al cuartel de Mirror Park, al tiempo que Rainbow y el resto de moteros se pusieron en camino hacia el desierto, donde ahora mismo se encontraban, a pocos kilómetros de distancia.

-¿Estamos muy lejos?-inquirió la chica en un momento dado.

-No, llegamos enseguida, hay que cruzar el puente e ir todo recto, no tiene pérdida-indicó el motero.

Y así fue, en poco menos de diez minutos llegaron a Stab City, un pequeño parque de caravanas a orillas del mar de Álamo y rodeado de palmeras; muchas de ellas destacaban por estar especialmente corroídas y en bastante mal estado, con algunas estructuras en ruinas cerca de la entrada. Un camino de tierra rodeaba el lugar formando un circulo, justo en el centro había una serie de caravanas dispuestas concéntricamente, formando de esta forma una pequeña plaza donde había más moteros cargando una furgoneta slamvan negra con el logo de los Lost grabado en su carrocería. Pararon justo al lado de la misma y uno de los Lost de allí se dirigió a ellos.
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Stab City
-Llamó Al esta misma mañana, estamos cargando la mercancía, espero que esto sirva de algo, nos han dejado casi sin existencias.

-Tranquilo, lo hará, es una inversión de negocio, ganaremos mucho con esto-aseguró uno de los que la acompañaban.

En cuanto el último de los fardos fue cargado, Rainbow aprovechó para llamar a Al.

-Al, todo bien por aquí, esto ya está listo para entregar.

-Muy bien, pues ya sabes, escóltala para que llegue de una pieza hasta el aserradero, dame otro toque en cuanto esté hecho.

-Vale.

Tras eso regresó a su moto al tiempo que el resto de moteros que la acompañaban rodeaban a la furgoneta, formando así un convoy de protección a su alrededor.

-¡Dash, colócate justo detrás para cerrar la comitiva!-indicó uno de sus compañeros.

-¡Vale!

-¡Toma esto, lo necesitarás si la situación lo amerita!-añadió entonces, lanzándola algo de improviso.

Siendo rápida de reflejos Rainbow interceptó lo que la lanzó, viendo entonces que se trataba de una escopeta recortada. La guardó en una de las bolsas laterales de la moto y, tras eso, fue la última en ponerse en posición, formando de esta forma una escolta preparada para defender la furgoneta en caso de ataque. A una señal del conductor de la misma se pusieron en movimiento de nuevo, abandonando Stab City y poniendo rumbo hacia el norte con destino al aserradero.

Una forma rápida de llegar a donde se dirigían era encaminarse al túnel que atravesaba parte del monte Chiliad y que desembocaba directamente en las zonas altas del parque natural, estando el aserradero a pocos metros de distancia desde allí. Además la ruta era ideal para evitar posibles emboscadas al estar bastante más aislada que otras más convencionales.

Aunque el ritmo del convoy no era muy rápido, el viaje en sí no fue muy lento, llegando rápidamente al parque en poco menos de media hora; desde lo alto del camino de tierra que salía del túnel se podía ver la figura del viejo aserradero situado en las faldas del monte y envuelto entre los altos pinos y abetos que conformaban el parque, comenzando a bajar hacia allí.

En su momento el aserradero del bosque de Paleto era la principal fuente maderera del sur del estado, llegando a cercenar grandes hectáreas del mismo bosque que lo albergaba ya que no cumplían con la normativa establecida de repoblar lo que se talaba. Debido a esto el bosque estuvo a punto de desaparecer, y para entonces muchos hippies y otras personas provenientes de diversos movimientos verdes ya se manifestaban en contra de la tala indebida, logrando llegar hasta el ayuntamiento y haciendo que el gobernador anterior consiguiese escuchar sus quejas. Este comprobó de primera mano el daño que el aserradero había hecho al bosque y decidió cerrarlo rápidamente, cortando así el flujo de madera y teniendo que abastecerse de otros estados. Gracias a esto el bosque de Paleto consiguió salvarse y toda su zona y sus alrededores se declararon parque natural y zona protegida, logrando que el bosque volviese a crecer de nuevo. Actualmente el aserradero permanecía cerrado y abandonado, siendo un lugar perfecto para tratos e intercambios. El viejo edificio se alzaba impertérrito al lado de la vía del tren, de color rojo aunque bastante desgastado y con restos de algunos troncos y tablones de madera amontonados en la parte posterior del complejo.
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Aserradero del bosque de Paleto
Nada más llegar a la hora justa, vieron a un pequeño grupo de no más de siete Ballas junto a un par de coches morados justo en medio de la parte delantera del aserradero, parando a pocos metros de distancia de ellos. Todos desmontaron de sus respectivas motos y los que iban en la furgoneta bajaron de ella, yendo a recoger la mercancía. Entre varios la descargaron al tiempo que Rainbow y un vocal de la banda cercano a Al se acercaban a los Ballas que se adelantaron.

-Tal y como nos pedisteis, aquí van cinco kilos de cristal ¿algo que objetar?-inquirió el motero.

-No, aunque nos gustaría verificarlo si no os importa.

Ni el motero ni Rainbow pusieron ninguna pega y otros Ballas se encargaron de comprobar uno a uno que los fardos eran auténticos y estaban todos los cinco kilos presentes.

-Simple precaución, nada más-murmuró el Balla, sin darle mayor importancia.

Por su parte Rainbow le miró algo recelosa, pensando en sus propias cosas. Aunque iba todo bien y sin incidencias, la chica no podía evitar pensar que los Ballas se estaban tomando demasiadas molestias, sobre todo a la hora de comprobar algo que, de por sí, ya estaba hablado. ¿Acaso no se fiaban de ellos? Las palabras de Angus resonaban en su mente, ahora con más fuerza que nunca, llena de dudas e incertidumbre.

Sin embargo, y en contra de lo que ella misma se esperaba, nada raro pasó, sin que se diera cuenta siquiera el intercambio se terminó tan pronto como empezó y los fardos acabaron en el interior de los maleteros de los coches de los Ballas. El que antes se dirigió a ellos lo volvió a hacer con el mismo tono de voz.

-Muy bien, pues con esto ya está hecho. Tendréis lo que queréis en poco menos de una semana, os avisaremos a su debido tiempo cuando hayamos terminado. Estaremos en contacto.

Tras eso los Ballas se fueron de allí en dirección norte, perdiéndose entre los árboles del bosque. Una vez solos, el vocal se dirigió a los demás.

-¡Muy bien, pues esto ya está, en breve tendremos un nuevo territorio y podremos expandirnos rápidamente!

La noticia fue recibida con júbilo, al tiempo que varios moteros festejaban entre sí; en un momento dado uno de ellos exclamó.

-¡Eh, tíos, vayamos a celebrarlo al Hookies!

-¡Sí, esto merece una buena birra! ¡Ven con nosotros, Dash, lo has hecho bien hoy!

-Ah, vale, supongo… ¿Qué es el Hookies?-inquirió la chica, extrañada.

-Es una marisquería que está en Chumash Norte no muy lejos de aquí, los hermanos de por aquí siempre paran allí, es un punto de paso.

-Está bien, vamos.

Las motos y la furgoneta se pusieron en movimiento y todos salieron a la autopista de Great Ocean, dirigiéndose hacia el sur desde donde estaban. Por el camino Rainbow seguía inmersa en sus propios pensamientos, aunque sin duda lo que más la molestaba era el hecho de que Joseph parecía haberla reconocido esa misma mañana, pero no había dicho nada al respecto. Eso la inquietaba bastante por una razón que no terminaba de comprender, aunque quizás fuera por el hecho de que era el OG del set más cercano a donde Scootaloo vivía. Por un momento llegó a pensar si algo de todo esto podría llegar a tener algún tipo de repercusión en ella, pero dado que la niña no tenía nada que ver con la banda enseguida lo descartó, sin embargo las dudas y la incertidumbre seguían ahí, haciéndola compañía.

Tras un cuarto de hora corriendo por la autopista llegaron finalmente a la marisquería, aparcando las motos justo al lado y dirigiéndose a la terraza. Aun y con todo el intercambio había salido bien, por lo que aprovechó para darle el mencionado toque a Al.
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Hookies
-¿Sí?

-Ya está hecho, nos han dicho que en una semana como mucho tendremos el territorio.

-Bien, estupendo, buen trabajo, Dash, lo has hecho bien, tomaos algo de mi parte.

-Sí, a eso vamos ahora.

-Vamos hablando.

Todos se sentaron en la terraza y Rainbow los acompañó, mientras iban pidiendo algo de beber. Un brillante día alumbraba San Andreas, con varias nubes decorando el limpio cielo.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 13 Sep 2016, 22:33

(Continúa del anterior mensaje)


Para Twilight no había mejor forma para pasar el rato que en la biblioteca. Desde que descubrió su existencia en el barrio de Rockford Hills se pasaba siempre que tenía la ocasión, zambulléndose en sus libros y evadiéndose de la realidad, siendo perfecta en ese sentido ya que debía pasar desapercibida. Fundada en 1990 tenía una colección bastante amplia y de temas de todo tipo, llegando a leer de todo, sobre todo sucesos varios acerca de la historia de la ciudad.
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Biblioteca de Los Santos
Y es que en cuanto a sucesos se refería Los Santos destacaba por ser bastante famosa en ese sentido, habiendo una gran cantidad de casos de todo tipo, desde desapariciones, asesinatos, secuestros, robos y otros tantos crímenes. Sin embargo el caso más famoso de todos fue el cruento y bastante mediatizado asesinato de Leonora Johnson, una joven aspirante a actriz que llegó a debutar en la película Rum Runner de 1973, en la cual interpretaba a una prostituta discapacitada bromista. No aparecía mucho, pero en todas las escenas en que lo hizo las robó casi todas, sobre todo por su físico ya que destacaba por ser una mujer bastante atractiva.

Nacida el 29 de agosto de 1952 en el Medio Oeste, la vida de Leonora era de todo menos glamurosa. Hija de un criador de pollos y una lechera, nunca destacó por ser especialmente brillante, de hecho fue una estudiante bastante mediocre, pero gracias a su físico conseguía destacar ampliamente entre los demás. Siendo consciente de ello, Leonora supo al instante que su sitio estaba entre los sets y tras las cámaras, por lo que a los quince años dejó la escuela y se fue haciendo autoestop a Los Santos con el sueño de convertirse en una estrella del cine y modelo.

Al principio estuvo trabajando de camarera en diferentes sitios, saltando de establecimiento en establecimiento, hasta que finalmente su belleza natural y su ingenuidad atrajo la atención de la industria del entretenimiento, convirtiéndose en una cara común en los circuitos de fiestas de Vinewood y los castings de la zona. Para principios de 1970 Leonora ya comenzaba a hacer sus pinitos como modelo en anuncios impresos, televisión y algún que otro papel menor en algunas películas. Fue entonces en 1973 cuando consiguió su papel en Rum Runner, el cual la permitió darse a conocer más y mejor, viéndose como una joven promesa dentro del panorama cinematográfico Vinewoodiense. Hasta que finalmente ocurrió la tragedia.

Hacia principios de 1975 se comenzaba rumorear que tal vez Leonora fuera a conseguir el papel femenino principal en la aclamada cinta Las múltiples mujeres de Alfredo Smith, pero antes de que pudiera firmar nada fue asesinada por un misterioso asesino en la madrugada del 17 de enero de ese mismo año, aunque antes pasó por una horrorosa tortura de la cual se cree que duró tres días. Su cuerpo fue encontrado a raíz de una denuncia anónima a la policía, aunque previamente también se había puesto sobre aviso a la prensa, la cual fue más rápida que la policía y se personó en el lugar donde se encontró el cuerpo, al lado de la presa de Land Act en las montañas Tataviam, muy a las afueras de la ciudad. Los reporteros se encontraron entonces con una auténtica carnicería.
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Montañas Tataviam, donde encontraron el cuerpo de Leonora
Tras ser torturada le fueron cortadas tanto las manos como los pies, intercambiándolas de lugar, decapitándola y cortando varias características faciales, además de múltiples incisiones en sus pechos; también se le cortó una parte de su muslo escribiendo jamón en él, además de los labios, que se los enviaron a su familia por carta.

Aun a pesar de semejante espectáculo los reporteros no tuvieron ningún cuidado, pisoteando todas las pruebas utilizables y tergiversando la información en sus titulares, inventándose detalles sobre la marcha. Para entonces a la policía le fue muy complicado tomar el control del caso, ya que había tantas versiones y todas tan diferentes que ninguna concordaba con la otra, haciendo muy difícil recopilar pruebas buenas que sirvieran para esclarecer el asesinato. Debido a la falta de pruebas y sospechosos finalmente el caso se acabó por archivar totalmente irresuelto, pasando a la historia como el caso más truculento y conocido de la ciudad.

Durante muchos años el caso se quedó ahí, sin tocar, y olvidado por la policía local. Para la familia fue aún peor, puesto que durante mucho tiempo estuvieron recibiendo cartas y llamadas anónimas por parte del misterioso asesino, llegando a enviarles el medallón de Leonora y sus labios cortados por el aniversario del asesinato. Parecía que nunca habría justicia para la joven Leonora, que con tan solo veintidós años murió de una forma tan cruel y sádica.

Sin embargo, y muchos años después, se llegó a saber que el antiguo dueño de los estudios Richards Majestic Productions, David Richards, tuvo en su momento una carta que, al parecer, fue destruida debido a su contenido. No se supo quién se la mandó ni los motivos que tuvo el señor Richards para romperla, pero de alguna forma los pedazos de esa carta acabaron perdidos y sin posibilidad de ser encontrados. Por un momento incluso se llegó a pensar que esa carta en realidad nunca existió, llegando a ser casi descartada una posible reapertura del caso, pero entonces sucedió algo que puso punto y final al misterio.

Hará cosa de unos pocos meses atrás, se llegó a encontrar el cadáver tiroteado de Peter Dreyfuss cerca de su casa, un famoso actor de la misma época en la que Leonora murió. Junto a él se encontró la famosa carta que se creía perdida recompuesta, en la cual el propio Dreyfuss confesaba que fue él quien mató a Leonora, siendo sus motivos para hacerlo simplemente artísticos. A día de hoy no se sabe quién fue el responsable de recomponer la carta y matar a Dreyfuss, aunque la policía no descarta la posibilidad de que fuera un vigilante clandestino especialmente volcado en el caso.

Aunque el caso de Leonora Johnson era quizás el suceso más famoso de todos los ocurridos en la ciudad, al menos en aquella época, la historia tenía reservada un suceso más grande y a una escala mucho más amplia, principalmente social. Corría el año 1991, en la madrugada del 3 de marzo Rodney King, taxista y delincuente afroamericano en libertad condicional por robo, fue perseguido por la autopista por la policía a altas velocidades, haciendo caso omiso a los avisos de detención, hasta que finalmente se detuvo. Debido a que tenía antecedentes King se resistió al arresto, y como resultado recibió una brutal paliza por parte de los cuatro agentes que le perseguían. El incidente fue grabado por un vecino cercano, permitiendo así su difusión y elevando aún más las tensiones raciales subyacentes entre la población negra y la blanca de la ciudad, que venían de mucho más atrás.

Debido a esto el fiscal del distrito acusó a los agentes de uso indebido de la fuerza, y se decidió llevarlos a juicio mediante un jurado escogido a lo largo de todo el condado de Los Santos, estando compuesto principalmente por blancos, anglosajones y latinos en su mayoría. El juicio se celebró el 29 de abril de 1992, y tras un largo proceso finalmente el jurado rechazó todas menos una de las acusaciones, absolviendo así a los cuatro agentes.

Como resultado, esa misma noche comenzaron entonces una serie de tumultos que se fueron transformando en altercados según se fue conociendo el veredicto y desembocando en unos disturbios que se extendieron a lo largo y ancho de todo Los Santos Sur y parte de los barrios de Los Santos Este. El centro neurálgico de los mismos se localizó alrededor de la esquina entre Davis Avenue y Grove Street, extendiéndose hacia todas las direcciones. Para entonces la violencia se apoderó de las calles, creando así un gran caos y provocando pillajes, robos en tiendas y negocios, palizas, quema de coches y contenedores, incendios y todas las cafrerías habidas y por haber. La policía trató de controlar la situación, siendo casi imposible ya que cuando iban a proteger algún barrio o calle dejaban desprotegido el resto, siendo en ese sentido muy ineficaz su intervención.

Por su parte tanto el alcalde de la ciudad por aquel entonces, Tom Bradley, y hasta el mismísimo presidente, George Lawton, llamaban a la calma añadiendo que no tolerarían ningún tipo de violencia ni anarquía en las calles, pero tan solo sirvió para caldear aún más el ambiente. Los disturbios se extendieron durante unos seis días, durante el segundo Bradley declaró el estado de emergencia y un toque de queda nocturno, al tiempo que al tercer día unos dos mil soldados salían de Fort Zancudo en jeeps y tanquetas para tratar de poner un poco de orden en la ciudad. Para entonces se supo que los miembros del jurado habían salido huyendo, y Rodney King había sido internado en un psiquiátrico, desde el cual, y aún en estado de shock, pedía en declaraciones a la prensa: ¿podemos llevarnos bien todos juntos? Esa misma noche hubo un apagón en todo Los Santos Sur.

Para entonces el presidente Lawton se había reunido con Bradley y el gobernador de San Andreas, Peter Barton Wilson, el cual pedía una intervención federal. Muchos eventos deportivos y de entretenimiento se tuvieron que cancelar, desde partidos de baloncesto, béisbol, cines, el hipódromo de Vinewood y muchos otros negocios derivados.

Para el cuarto día las fuerzas federales del NOOSE se replegaron en la ciudad para combatir la violencia junto al ejército, comenzando a haber una relativa calma en cuanto su presencia se hizo notar. Poco a poco se fue restableciendo la normalidad en subsiguientes días hasta que finalmente para el sexto día se levantó el toque de queda y colegios, bancos y negocios comenzaron a reabrir. Sin embargo el ejército y los federales siguieron por la ciudad unos cuantos días más para garantizar la seguridad, retirándose los federales el 9 de mayo y el ejército el 14 de mayo, aunque algunos soldados se llegaron a quedar hasta el 27 de mayo.

Tras los disturbios la presión popular forzó otro juicio, y para el 17 de abril de 1993 finalmente se emitió un veredicto de culpabilidad que dejó satisfecha a la gran mayoría de la comunidad afroamericana, aunque dos agentes lograron salir absueltos.

La cifras oficiales finales se saldaron entre unas cincuenta y sesenta victimas mortales, dos mil personas heridas de diversa gravedad, daños materiales por valor entre ochocientos y mil millones de dólares, tres mil seiscientos incendios de diversa índole y al menos unas diez mil personas arrestadas. Socialmente los disturbios en sí supusieron un gran impacto en la comunidad de Los Santos, incluso se logró que dos bandas enemigas siempre enfrentadas como los Ballas y los Families llegaran a acordar un alto al fuego mutuo y uniéndose en demandas políticas conjuntas a la policía y los políticos de la ciudad.

-Vaya, esta ciudad tiene una historia de lo más interesante…-pensó Twilight, mientras seguía leyendo.

En ese justo momento notó que la mesa vibraba levemente y enseguida se percató que se trataba de su móvil, el cual lo tenía puesto en modo vibración para no molestar a nadie. Le echó un rápido vistazo y vio entonces de que se trataba de su madre, dejando el libro en la mesa y saliendo un momento fuera de la sala de lectura para poder atenderla.

-¿Sí?

-¡Hola cariño! ¿Qué tal todo por allí?

-Ah, hola mamá, bien, pues bien…

-Por fin sé algo de ti, he estado varios días sin saber nada, empezaba a preocuparme…

Esa frase en concreto dejó un tanto apurada a Twilight, ya que era cierto, entre todo lo que había pasado en los últimos días apenas había vuelto a hablar con nadie más, estando bastante incomunicada en ese sentido. Mordiéndose en labio inferior y sintiéndose mal consigo misma se apresuró a decir.

-Ay, lo siento mamá, es que he estado muy liada últimamente y apenas he tenido tiempo…

-Ya, ya, me lo supuse, pero aun así eso no quita que una madre se preocupe por su hija…

-Lo sé, lo sé, lo siento, de verdad, es que ya te digo que he estado tan liada que no me he dado ni cuenta…-murmuró la chica, tratando de sonar convincente sin que su voz la traicionara.

-Bueno, bueno, si no fuera porque te conozco y sé que muchas veces te ocurre te lo voy a dejar pasar, señorita.

-Gracias mamá…

-Y cuéntame ¿Qué tal todo por la costa oeste?

-Oh, pues bien, muy bien, sí…

-¿Qué tal con el trabajo?

-Ah, pues muy bien también, sí, el otro día me encargaron una reordenación importante de los documentos y me tuvo ocupada durante casi todo el día…

-Entiendo, debiste de llegar a casa agotada entonces.

-Sí, la verdad es que sí, en cuanto toqué la cama caí en redondo…

-Sí, esa es mi hija, tan trabajadora y llena de vitalidad como siempre. Me siento orgullosa de ti, cariño, me alegro de que por fin te haya salido un trabajo que te guste y disfrutes hacer.

-Sí, sí, a mí también…-murmuró Twilight, sintiéndose cada vez peor con cada palabra que decía.

-Spike está por aquí ¿quieres hablar con él?

-Ay, sí, pásamelo.

Hubo un momento de silencio hasta que finalmente oyó una voz familiar al otro lado de la línea exclamar.

-¡Twilight!

-¡Spike! Me alegro de volver a oír tu voz ¿Qué tal estás?

-Bien, muy bien, aunque… te echo de menos, Twilight…

-Ya, lo sé, Spike, yo también te echo de menos…

-¿Cuándo vas a volver?

-Aún no lo sé, Spike, tengo mucho trabajo que hacer por aquí…

-Ya, bueno, tenía que intentarlo, supongo…

Esa frase dejó del todo desarmada a la chica, la cual esbozó un gesto triste en su cara al tiempo que no podía evitar que sus ojos se humedecieran un poco. Quiso decirle algo al respecto, pero tampoco se podía comprometer a volver en un periodo determinado de tiempo. Probablemente Sunset la retendría en la ciudad todo el tiempo que quisiera, encontrándose técnicamente atrapada allí. Sin posibilidad de huir siquiera.

-¿Twilight, estás ahí?

La voz de Spike la sacó de su ensoñación, respondiendo de seguido.

-Ah, sí, sí, perdona…

-Bueno, tampoco quiero distraerte si estás haciendo algo…

-No, no, para nada, de hecho estoy en pleno descanso, puedo hablar.

-Está bien…

-Y cuéntame ¿Qué tal todo por allí, ya haces todas tus tareas del colegio?

-Sí, en el caso de dudas mamá o papá suelen ayudarme de vez en cuando.

Estuvieron hablando un rato más de banalidades varias hasta que finalmente se despidieron, pasándola de nuevo con su madre, de la cual también se despidió.

-Bueno cielo, te voy a ir dejando por aquí, mucho ánimo con el trabajo, vamos hablando ¿vale?

-Vale, adiós mamá…

-Adiós, cariño, te quiero.

-Y yo a ti…

Tras eso la llamada finalizó y Twilight se permitió el lujo de soltar un largo suspiro, al tiempo que dejaba escapar unas pocas lágrimas. Odiaba todo esto. Odiaba toda esa situación, odiaba su vida, odiaba esa ciudad y odiaba todo lo que ello suponía. Sin embargo había algo que la ayudaba a salir adelante, y eso era el saber que no estaba sola en esa situación. Sus nuevas amigas compartían con ella el mismo destino, estaban juntas en ello, y el simple hecho de saberlo la daba una sensación reconfortante y hasta cálida. Incluso el recordarlo la alivió más de lo que ella mismo se hubiera esperado, sonriendo de seguido y sintiéndose un poquito mejor al respecto. Guardó su móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros y entró de nuevo en la sala de lectura, donde un buen libro la esperaba. Afuera Los Santos respiraba.
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-¿Piensas volver alguna vez?

-Sí, claro que sí ¿Qué te hace pensar que no lo voy a hacer?

-No sé, hace ya casi dos semanas desde que estás fuera, te echo de menos…

-Oh, Sweetie, cariño, yo también te echo de menos, pero ya sabes que…

-Sí, sí, ya lo sé, cosas del trabajo, siempre son cosas del trabajo…

Ante eso Rarity no pudo evitar suspirar con aprensión, sabiendo muy bien que su hermanita tenía razón. No sólo no pudo cumplir con su promesa de que en una semana volvería, sino que a todas luces no podría volver hasta que todo el embrollo que la ataba estuviera resuelto, prolongando de manera indefinida su estancia en esa ciudad. Y, por ello, se sentía mal consigo misma ya que, de cierto modo, había defraudado a su hermana pequeña.

-Mira sé que estás enfadada conmigo, y con toda la razón del mundo, pero te voy a pedir que esperes un poco más, cielo…

-¡Sí, espera, espera, como si eso fuera tan fácil! ¡Estoy harta, harta de que te tengas que ir, harta de que no tengas tiempo para mí, harta de todo esto! ¡Eres la gran señora de la droga, la reina de Vice City, la gran narcotraficante de la costa este, y pretendes que todo esté bien entre nosotras! ¡No está bien, nada está bien! ¡Quiero que vuelvas conmigo y que tengamos una vida normal!

Toda esa retahíla de reproches cogió con la guardia baja a Rarity, que no supo ni siquiera qué responder, quedándose muda casi al instante y sintiéndose particularmente dolida.

-Sweetie yo…

Sin embargo la niña no dijo nada más y dejó el teléfono, quedándose la línea en silencio durante unos breves segundos antes de que Hernando dijera algo.

-Se ha ido muy enfadada… ¿quiere que vaya a hablar con ella, señora?

-No, no, déjala sola… ay, Hernando, si es que tiene razón ¿Qué voy a hacer?-masculló Rarity con voz quebrada.

-Yo si fuera usted me plantearía volver, señora…

-Si es que no puedo, Hernando, no puedo…

-¿Por qué, qué ocurre, va todo bien señora?-inquirió el hombre, notando la inquietud en su voz.

-Sí, sí, es solo que…

-No me mienta, por favor.

-¿Eh?

-Sé que tal vez tendrá sus motivos, pero yo también estoy preocupado, la situación por aquí es estable por el momento, pero temo alguna posible amenaza a largo plazo. Por favor, señora, cuénteme qué es lo que ocurre, si necesita ayuda puedo enviar a varios hombres para que…

-No, no, necesitas todos los efectivos posibles para defender la mansión, yo sola me basto y me sobro…

-Pero señora, aun así…

-¡No, Hernando, ya basta, no me discutas!-exclamó Rarity, algo alterada.

Hubo un breve silencio que cayó entre ellos como una losa, inmediatamente después Hernando murmuró.

-Lo que usted diga, señora.

-Lo siento, Hernando, pero es que… la situación es más compleja de lo que parece, te lo contaría, pero no quiero poneros en peligro, y mucho menos a Sweetie. He de hacer esto yo sola.

-Lo comprendo, señora.

Rarity notó cierta frialdad en su tono y suspiró, comentando de seguido.

-Tú también no, Hernando, por favor…

-Es que no sé por qué se arriesga a tanto teniendo a un ejército de hombres dispuestos a lo que sea por ayudarla y protegerla, y más aún yo…

Por un instante el hombre se reprimió, a lo que Rarity contestó de seguido.

-Hernando… sé que me aprecias tanto como yo te aprecio a ti, jamás tendré a un segundo al mando tan leal como tú en toda mi vida, y eso es algo que sé muy bien. Y es por eso por lo que confío en ti tanto como para poner en tus manos el timón de esta organización. No lo olvides nunca.

Las palabras de Rarity calaron hondo en el hombre, el cual masculló.

-Así lo haré, señora. Por usted.

-Gracias, Hernando. Cuida de Sweetie Belle ¿vale?

-Por supuesto.

Los dos se despidieron sentidamente y Rarity colgó de seguido, permitiéndose el lujo de aporrear con todas sus fuerzas la cama por pura frustración. De toda esa situación lo que más odiaba era el hecho de que su hermana tenía razón. Odiaba esa vida, y sin embargo ahí estaba, controlando el flujo de droga de toda la costa este y parte de la oeste. Pero ¿de qué servía eso ahora estando como estaba? Se encontraba atada de pies y manos, no podía hacer nada al respecto sin arriesgar innecesariamente la vida de Hernando y Sweetie, y el no saber lo que sucedería era algo que la mataba por dentro casi sin darse cuenta.

-¿Cómo he acabado así? ¿En qué momento perdí el control de mi vida? Soy grande y poderosa, pero aun así me siento miserable-pensó la chica con pesar.

El solo pensarlo la daba motivos para sentirse aún más frustrada, convirtiéndose eventualmente en tristeza y dejando escapar lo que sentía en forma de gruesas lágrimas. Sin embargo hubo algo que la hizo recordar, concretamente el móvil que tenía en la mano. En un momento dado se serenó, pero al segundo siguiente sintió como la tristeza comenzaba a ser reemplazada por una incipiente ira. Sin apenas pensar hizo mano del móvil, dirigiéndose a la agenda y clicando en uno de sus contactos, concretamente en uno con el nombre de papá. Inmediatamente después dio tono y se lo llevó a la oreja, apretando el aparato con fuerza y rechinando los dientes con furia.

Al cabo de unos breves segundos de espera el receptor lo cogió, oyéndose al otro lado.

-¡Hola cariño! ¿Qué tal estás?

-¿¡Por qué?!-chilló entonces ella, ignorando su pregunta.

-¿Eh?

-¿¡Por qué?! ¿¡Por qué todo esto?! ¿¡Por qué droga, por qué Vice City, por qué todo, maldita sea?!

-¿Cariño? ¿Qué pasa?

-¡No, no me vengas con cariños, quiero saber por qué!

-¿Pero a que te…?

-¡No te hagas el tonto conmigo, sabes de lo que te hablo! ¡Por qué, por qué, dime por qué!

-Pe… pero hija…

-¡No! ¡Dime por qué, quiero que me digas por qué! ¡Por qué, por qué!

Para entonces Rarity estaba irreconocible, su apariencia calmada y sosegada se había transformado en una pared de furia y rabia que opacaba todo lo demás. Estuvo asaltando verbalmente a su padre constantemente, tachándole de miserable y acusándole de mal padre y de haberla arruinado la vida. En un momento dado llegó incluso a quebrarse emocionalmente, quedándose reducida a un cumulo de sollozos y jadeos casi incontrolados.

Entonces, en ese mismo instante, una voz distinta sonó esta vez al otro lado.

-Cariño…

Esa dulce y preocupada voz hizo reaccionar a Rarity, la cual musitó.

-¿Mamá?

-Sí, soy yo… ¿Qué te pasa, cariño, qué te aflige tanto? Habla conmigo, por favor, no me dejes así…

La dulce y tranquilizadora voz de su madre consiguió hacer efecto en ella, calmándola en parte y haciéndola sentir algo más tranquila y relajada, aunque siguió llorando lastimeramente un poco más. En cuanto consiguió calmarse del todo la explicó su situación de forma resumida, para no preocuparla en demasía. Una vez que estuvo enterada Pearl comenzó a hablar.

-Te entiendo perfectamente, cariño, y en parte tienes razón. Tu padre sólo quería lo mejor para vosotras, pero hasta yo le advertí que todo tenía un límite. Y aquí tenemos el resultado.

-Es que es eso, mamá, yo nunca he querido nada de esto, tan sólo una vida normal… y ahora, ahora…

-Ssssh, tranquila, ya está, yo hablaré con él, déjamelo a mí, ya sabes que soy la única que le pone en vereda.

Ese comentario sirvió para relajar un poco el ambiente, consiguiendo hacer reír a Rarity, la cual se sintió mucho mejor. Su madre la tranquilizó un poco más y, tras eso, colgó para ocuparse de su marido. Por su parte Rarity se levantó del suelo, mirándose a sí misma al espejo; el rímel de los ojos se la había corrido, con los ojos y parte de las mejillas ennegrecidas, húmedas y bastante sucias. El pelo lo tenía bastante alborotado y sus rulos se habían enmarañado, viéndose bastante mal y comentando de seguido.

-Por dios, estoy horrible, voy a arreglarme.

En un momento como ese supo que volvía a estar bien, prefiriendo olvidarse de todo siendo ella misma y se dirigió al baño. Afuera Los Santos parecía algo contrariada.
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-Son las cinco menos cinco… cinco minutos, cinco minutos…-murmuró Pinkie sin apartar la vista de su reloj y visiblemente emocionada.

Y no era para menos, puesto que dentro de cinco minutos se iba a ver con su hermana Maud, para su gran y eterna suerte. Esa misma mañana la llamó para informarla de que se iba a pasar por la ciudad, concretamente por la universidad de San Andreas, para verse con su director de tesis y pasar una revisión de la misma para que evaluara su estado hasta el momento. Sin apenas dudarlo Pinkie se dirigió hacia allí, donde estuvo esperando a que su hermana saliera para recibirla.

La universidad de San Andreas se encontraba situada en el extremo noroeste del barrio de Richman, y destacaba por tener un campus no muy grande y con la gran mayoría de servicios concentrados en un solo lugar, entre ellos la biblioteca, el rectorado, un centro de entrenamiento, canchas deportivas y una pista de atletismo. También había un edificio anexo en el barrio de Morningwood, donde se repartían el resto de clases y demás servicios del campus.
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Universidad de San Andreas
Estuvo esperando unos cuantos minutos hasta que finalmente dieron las cinco, resonando las campanadas del reloj de la biblioteca por todo el campus; al poco rato pudo ver a su hermana saliendo del rectorado, yendo directamente hacia ella para darla un gran abrazo.

-¡Maudie!

La aludida asió entre sus brazos a su hermana conservando en todo momento la misma expresión en su rostro, al tiempo que decía.

-Pinkie, me alegro de volver a verte.

Estuvieron dando una vuelta por el campus mientras iban hablando de todo un poco.

-¿Qué tal, ya has hablado con tu director de tesis?

-Sí, la ve bastante bien, aunque personalmente creo que podría incluir algo más en algunos puntos…

-¿Cuántas páginas llevas ya?

-Unas trescientas…

-¡¿Trescientas?! ¡Uauh, Maudie, pero eso es increíble, seguro que está perfecto!

-No te creas, hay algunos puntos que me han quedado algo más escuetos que otros, y la parte teórica está algo deshilachada…

-¿¡Bromeas?! ¡Son trescientas páginas, es imposible que falte algo, probablemente hasta sobre!

-Para una tesis doctoral la extensión siempre suele estar en torno a esa cifra, no es tan raro, además, llevo trabajando en ella más de tres años, es necesario incluir toda la información.

-¡Pues espero que tengas la mejor nota, después de todo trescientas página no son moco de pavo!

Tras un breve tour dirigido por Maud alrededor de todo el campus se dirigieron al barrio de Morningwood para tomar algo en un sitio que la chica conocía, habiendo un buen y gratificante paseo desde donde estaban. A lo largo de todo el camino pudieron contemplar el lujo y la opulencia que hacía caracterizar tanto a un barrio como Richman, viendo unas mansiones que no tenían nada que envidiar a las más caras y exclusivas que había en Vinewood Hills. Incluso llegaron a ver la figura de la mansión Richman, donde un famoso magnate multimillonario y propietario de una revista para adultos vivía, además de ser el punto neurálgico de unas fiestas increíbles que normalmente se solían dar en el patio trasero de la mansión.

Una vez en Morningwood se dirigieron directamente al café Vespucci, un fino y conocido establecimiento donde hacían un café latte macchiato muy bueno, pidiendo uno para cada una.
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Café Vespucci
-¿Y qué tienes pensado hacer cuanto termines, Maudie?-inquirió Pinkie en un momento dado, dirigiéndose a su hermana.

-Aún no lo sé, pero probablemente me quede.

-¿No vas a volver a casa?

-No, aún tengo que ver un par de cosas y esperar a ver cuánta repercusión tiene mi tesis. Si por un casual se difunde mucho y me ofrecen algo, probablemente me quede aquí.

-Ya veo…-murmuró Pinkie, algo entristecida.

Ante eso Maud notó enseguida ese cambio de humor, comentando de seguido.

-Ya sabes que lo último que quiero es ser una carga…

-Sí, sí, lo sé, Maudie, no creas que no, pero… yo tengo intención de volver en cuanto todo esto acabe, ya que quiero seguir intentándolo en la escuela de cocina de allí.

-Razón de más para ello.

-Ya, pero te echo de menos, Maudie…

Ante eso la aludida se quedó callada, mirando a su café y conservando en todo momento su inalterable cara de póker; en un momento dado murmuró.

-Yo también te he echado de menos, Pinkie, pero tienes que entender que lo hago para que tú seas feliz. Si tú eres feliz yo también lo soy, eso es lo más importante para mí. Y ya sabes que, si lo necesitas, te ayudaré con lo que sea.

-Ya, pero si no estás tú ¿Cómo quieres que sea feliz?

Esa pregunta cogió a Maud desprevenida, la cual bajó la mirada y se llevó la taza a los labios para beber un poco de su café; por su parte Pinkie aprovechó para seguir hablando.

-Tampoco es que no quiera que triunfes ni mucho menos, pero hasta que no he venido aquí no te había visto desde hacía varios años salvo cuando hablábamos por Skype. Al menos ahora podemos vernos más a menudo, y eso es algo que agradezco mucho, pero si no vas a volver a Alderney después de todo este tiempo… ¿Qué hay de papá, mamá, Marble y Limestone? Ellos también te echan de menos.

Las palabras de Pinkie dieron qué pensar a Maud, mirando hacia la mesa y recapacitando al respecto. En un momento dado la chica cerró los ojos, con actitud segura, hasta que finalmente se pronunció al respecto.

-Sí es verdad que he estado mucho tiempo fuera de casa, pero si lo hice fue para ayudaros a que vivierais algo más desahogados. En ese sentido no me arrepiento porque sé que ahora estáis un poco mejor, si me hubiera quedado allí hubiera sido una carga para todos vosotros.

-Ya pero…

Antes de que Pinkie pudiera decir algo más Maud se adelantó, continuando de seguido.

-Por ahora me ceñiré a lo que te he dicho, me quedaré aquí si veo que las cosas me van mejor, y si al final consigo un buen trabajo y logro ganar dinero iré a visitaros de forma regular.

-Pero Maud…

En vez de contestar la chica la lanzó una cortante mirada que zanjó rápidamente el asunto, a lo que Pinkie tan solo murmuró.

-Está bien, está bien…

Para evitar males mayores la chica prefirió no decir nada más y cambió de tema rápidamente.

El resto de la tarde pasó rápidamente entre chistes varios por parte de Pinkie y algún que otro poema por parte de Maud, haciéndola olvidar casi por completo de los problemas que la acuciaban de un tiempo a esa parte. Cerca de las siete las dos se tuvieron que empezar a mover, ya que Maud tenía que volver a Paleto Bay y debía de ir en autobús, teniendo de coger el de las siete para evitar llegar al pueblo a las tantas de la madrugada, ya que el viaje era de más de tres horas. Para ello fueron en taxi hasta la estación de autobuses ya que era lo más rápido, llegando a pocos minutos antes de que el autobús saliera, teniendo que comprar el billete en tiempo record y despidiéndose de ella rápidamente.

-¿Cuándo volverás por aquí?

-Aún no lo sé, en cuanto tenga intención de pasarme te avisaré.

-Vale, también me pasaré yo por allí en cuanto tenga la ocasión.

Ambas se despidieron dándose un efusivo abrazo, sobre todo por parte de Pinkie, aunque Maud también la devolvió el gesto con la misma intensidad y cariño que ella. Tras eso la chica abordó el autobús y Pinkie la observó irse mientras agitaba la mano hasta que finalmente el vehículo desapareció en la siguiente intersección.

Una vez sola se permitió el lujo de soltar un dejado suspiro, algo triste por las intenciones de su hermana, pero aun así sabía que debía respetar su decisión, por muy dolorosa que esta fuera. Tras eso ella también cogió otro autobús que la acercara a Del Perro, al tiempo que la noche comenzaba a echarse sobre Los Santos, cubriendo el cielo de estrellas.
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Desde las alturas de su apartamento, Sunset podía ver la totalidad del skyline de la ciudad, al tiempo que la luz del sol poniente se reflejaba sobre la superficie de cristal de los edificios del centro, pintando la ciudad de un color rojo pardo intenso.

Sin embargo sus pensamientos se desviaban por otros derroteros, aunque en realidad tan solo estaba esperando una llamada por parte de su jefe, por lo que en ese sentido podía sentirse medianamente tranquila. No es que se pudiera decir que su jefe fuera una persona tranquila de por sí, pero algo tenía que tener el poseer la confianza de alguien como él. Después de todo de por sí ya era poderoso, pero en el caso de que sus planes de inversión en esa ciudad consiguiesen llegar a buen término, lo sería incluso aún más, teniendo en su poder ambas costas y todo lo que ello podría suponer.

Aun y con todo Sunset tan solo se limitaba a acatar órdenes sin preguntar ni rechistar, algo particularmente valioso para alguien como su jefe, ya que nunca había sido de explicaciones, sino más de hechos y no tanto de palabras. Debido a esto la chica siempre trataba de ofrecerle lo que él siempre quería ver, resultados, y eso se traducía en un trabajo constante haciendo uso de la inflexibilidad que tanto la caracterizaba. Aunque de por sí esa virtud no era algo que hubiese adquirido desde que trabajaba para alguien como su jefe, sino que era algo que venía de mucho más atrás, concretamente de cuando era pequeña y vivía en Bohan con su madre. Sin quererlo siquiera comenzó entonces a bucear por sus recuerdos, volviendo a otro lugar y a otros tiempos completamente distintos.

Vivir en Bohan es como vivir aparte del resto de la ciudad, como si se tratara de un mundo paralelo que poco o nada tenía que ver con el resto de distritos. Desde la fundación de la ciudad, Bohan había tenido fama de ser pendenciera, rocambolesca y particularmente violenta, y no necesariamente en ese orden. Las sirenas de policía y el eco de los disparos desde las esquinas eran una constante, y raro era el día en el que ninguna de esas dos distantes cacofonías no se oyeran en algún momento de la jornada. Y en medio de toda esa maraña de pandilleros de poca monta, bandas callejeras, pobreza extrema y violencia desmedida, estaba una pequeña niña de ojos celestes y pelo color fuego intenso acompañado de una mujer que se había pasado toda la vida luchando. Con toda seguridad Sunshine Rise podía cerciorar que no había tenido suerte en la vida, y debido a ello su hija había adquirido esa misma suerte, para desgracia de su pobre madre, que tuvo que hacerlo todo con tal de ayudarla a sobrevivir.
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Bohan, Liberty City, el norte en sí mismo
Fruto de una relación pasajera entre ella y un cliente habitual del Triangle Club, el club de striptease local donde Sunshine trabajaba esporádicamente, Sunset nació y creció ajena al mundo que la rodeaba mientras que su madre trataba de protegerla de los peligros que acechaban por las calles, dándola algo que comer y un mínimo de educación. Para ello rascaba de donde fuera y de lo que fuera, haciendo de todo con tal de que su hija saliera adelante, siendo ella lo que la daba fuerzas para continuar. Desde el primer momento en el que nació, para su madre Sunset era su pequeño rayo de sol, como siempre la llamaba, apodo al que la niña cogió cierto cariño. Gracias sobre todo al cariño y amor que sentía por su madre, Sunset pudo crecer al margen de la realidad que acaparaba todas las calles de Bohan, lo que de cierta forma fue una bendición y una maldición al mismo tiempo.
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The Triangle Club, lugar donde Sunshine y Sunset trabajaron
Como su madre hacía de todo para sacar a su hija adelante, desde traficar con drogas, armas y hasta prostituirse de vez en cuando, eso la hizo ganarse cierta fama que a largo plazo le salió caro. En uno de los tratos entre los Spanish Lords y los Albaneses, las dos bandas que dominaban el distrito, algo salió mal y el resultado fueron muchos miembros de cada banda muertos, entre ellas la propia Sunshine, dejando a Sunset sola en el mundo. La noticia de la muerte de su madre fue un mazazo para ella, que por aquel entonces tan solo contaba con diez años de edad, y la realidad se mostró ante ella con su cara más fea, obligándola a crecer de golpe para poder sobrevivir.

Los años pasaron con particular dureza, forjando así a una Sunset Shimmer ruda y de armas tomar, que al igual que su madre hacía de todo con tal de salir adelante. Gracias a que su madre fue bailarina en el Triangle Club, ella también consiguió trabajar allí con asiduidad, logrando cierta permanencia gracias sobre todo a su físico, bien proporcionado y muy esbelto. También llegó a trabajar tanto para los Spanish Lords como los Albaneses, tratando de averiguar entre medias quien fue el causante de la muerte de su madre, ya que desde un principio la policía sospechaba de una posible intervención de unas terceras personas en la refriega. Tras arduas investigaciones supo entonces que el trato salió mal por intromisión de la familia Lupisella, una de las cinco familias italianas que componían La Comisión y que había tratado de acercarse a Bohan para tantear el distrito en una posible expansión, pero al final se desistió al comprobar que no era muy fuerte económicamente hablando. Recabando información logró obtener un nombre, siendo un tal Sonny Honorato el principal artífice de la matanza, yendo a por él en cuanto tuvo la oportunidad y vengando así a su madre. Su venganza llamó entonces la atención de su actual jefe, ofreciéndola trabajar para él al ver su sangre fría y potencial, aceptando de seguido y ayudándole a asentarse en esa parte de la costa este hasta llegar finalmente a ese mismo instante. Una lágrima resbaló por la mejilla de Sunset, susurrando de seguido.

-Mamá…

Al segundo siguiente un ruido insistente la hizo reaccionar, viendo que se trataba de su móvil. En cuanto vio quien era se recompuso enseguida y cogió rápidamente.

-Señor.

-Tengo algo nuevo entre manos que requiere de tu atención.

-Usted me dirá, señor.

-Bien. He conseguido averiguar un poco más acerca de ese tal Formage y he descubierto que tiene cuentas en las islas Caimán, pero la gran parte del dinero que gana sale directamente de Los Santos, así que quiero que partas de ahí. Usa a una de esas chicas, así no levantaremos sospechas.

-Muy bien, señor, en cuanto tenga algo le aviso.

Tras esa corta conversación Sunset colgó rápidamente, comenzando a moverse para tenerlo todo listo para mañana. Afuera la noche se echó sobre Los Santos, arropando el cielo con un manto de estrellas que apenas se veían por la contaminación.
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Esa misma noche Rarity se encontraba en la cama de su habitación, leyendo tranquilamente y descansando, sintiéndose algo más tranquila desde lo de esa misma tarde, aunque con algunos detalles todavía rondando por su cabeza. Aun así no dejaba que la afectara demasiado, enfocándose en la trama del libro, una apasionada historia de amor con tintes dramáticos, como a ella más la gustaba.

En ese justo momento su móvil comenzó a sonar y vio entonces que se trataba de su padre. Rarity suspiró, sintiéndose algo mal por haberle gritado de esa forma, pero aun así se armó de valor y respondió enseguida.

-Hola papá.

-Hola hija… ¿podemos hablar?

-Sí, aunque antes de nada déjame decirte que lo siento, no era mi intención gritarte, pero es que estaba tan enfadada que… simplemente estallé.

-Sí, lo sé, tu madre me lo ha explicado todo. Lo siento, hija, no debí meterte en este mundo así sin más…

-Mira, papá, lo hecho, hecho está, ya no se puede hacer nada y sé que a estas alturas de la vida no puedo dejarlo así sin más. Aunque me pese he de llevar las riendas del negocio.

-No, cariño, no podría dejarte sufrir más después de saber lo mal que te has sentido durante todo este tiempo. Me aparté de ti creyendo que estabas lista para sucederme, sin ni siquiera pensar si realmente querías o no ser parte de todo esto, y te involucré sin apenas pensarlo. Lo siento, de verdad.

-Papá, no lo pienses más, después de todo tampoco quiero molestarte así sin más…

-No, para nada, de hecho te llamaba para comentarte que tu madre y yo nos volvemos a casa.

-¿Cómo?

-Sí, retomaré mi puesto como líder del cártel, Hernando me ha explicado que tienes algo entre manos en la costa oeste y no te puedes volver, razón de más para hacerlo. No es que dude de las capacidades de Hernando, después de todo sé que es un buen hombre, pero no quiero que lidies más con un peso que yo mismo te impuse.

-¿Qué? Pero papá, espera, ¿estás seguro, es eso prudente?

Por un momento Magnum no dijo nada, dejando pasar unos leves segundos de repentino silencio hasta que finalmente murmuró.

-Lo que sea por tratar de resarcirme, lo siento cariño, he sido un padre horrible.

-No, a ver, tampoco es eso, yo te quiero, papá…

-Razón de más, entonces, no me merezco que me quieras tanto…

-Papá…

Aun a pesar de todo su padre era un hombre cariñoso y muy familiar, habiéndola enseñado muchas más cosas aparte de los intrincados matices del negocio, por lo que en ese sentido tampoco era tan mal padre al fin y al cabo. Aun así dejó más que clara su postura, por lo que tanto él como su madre se volverían a Vice City mañana por la mañana. La costó un poco pero finalmente Rarity lo aceptó, algo preocupada por el mismo hecho en sí, pero al menos ahora Sweetie tendría algo más de compañía, ya que hacia bastante tiempo desde la última vez que vio a sus padres.

Después de hablar con su padre trató de volver a su lectura, pero la conversación con él aún seguía fresca en su memoria, sin dejarla concentrarse a duras penas, por lo que optó por dejar de leer y acostarse. Se arropó sólo con la manta bajera, ya que hacía bastante calor de un tiempo a esa parte, y trató de dormirse intentando ignorar los acontecimientos más recientes. Finalmente logró conciliar el sueño sin ni siquiera darse cuenta, mecida por una suave brisa que entraba por la ventana de su habitación abierta.
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Al mismo tiempo, al otro lado de la ciudad, una figura no descansaba, de hecho había estado muy activa de un tiempo a esa parte, haciendo averiguaciones varias y observando, sobre todo observando. Desde que conoció a esas chicas, la curiosidad de Fluttershy no había hecho más que crecer y crecer conforme más las vigilaba, llegando incluso a desear conocerlas más a fondo y estar con ellas. Pero hasta ella sabía que eso sería arriesgado, prefiriendo seguir vigilando desde la distancia y obteniendo información sobre ellas desde otras fuentes. Hasta el momento lo que más sabía era la información básica de cada una, de donde eran, donde vivían y a qué se dedicaban. Se sorprendió bastante en cuanto averiguó quién era realmente Rarity Belle, aunque lo que más la llamaba la atención era que el resto eran chicas mucho más corrientes sin ninguna conexión con el mundo del crimen, lo cual la extrañaba de cierta forma, sobre todo teniendo en cuenta que habían robado un par de aviones de una base militar recientemente. De la única que aún no sabía nada era la chica de ojos celestes y pelo rojo fuego con destellos dorados que las acompañó en el golpe a Fort Zancudo, de esa no había podido averiguar gran cosa salvo su nombre, Sunset Shimmer. Tendría que seguir buscando para acumular más información. Y eso es lo que haría para llegar a descubrir lo que esas chicas ocultaban.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 03 Oct 2016, 21:31

Capítulo 26
El golpe de Epsilon


-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Buenos días, Los Santos, hoy vamos a tener cielos despejados durante la mayor parte del día, aunque con posibilidad de nubarrones para esta tarde, no obstante se estima que no vaya a llover hasta dentro de unos cuantos días, por lo que id preparando los paraguas y los chubasqueros! En otro orden de asuntos se ha dado a conocer que el famoso líder y fundador del Programa Epsilon, Cris Formage, ha vuelto a intentar llevar la petición al Senado para que su ya proclamado culto vuelva a ser reconocido como religión, mientras que sienta sus bolsillos en las islas Caimán. No se le ha vuelto a ver por la ciudad desde aquel incidente en el que uno de sus helicópteros acabó derribado hace ya varios meses atrás, lo que generó todo tipo de rumores y habladurías sobre que había perdido una gran cantidad de dinero proveniente directamente de sus contribuyentes, pero nada ha sido confirmado desde entonces.

Twilight tenía la costumbre de desayunar viendo o escuchando las noticias, ya que la gustaba estar informada, aunque últimamente apenas escuchaba la radio, encendiéndola más por hábito que por otra cosa. Aun y con todo era algo que al menos la mantenía distraída, algo que últimamente agradecía bastante, ya que al menos la hacía pensar en otra cosa que no fuera su situación.

Sin embargo en ese mismo instante su móvil comenzó a sonar, viendo entonces que se trataba de Sunset y mascullando por lo bajo.

-Genial, se acabó la tranquilidad…

Descolgó rápidamente para hablar con ella.

-¿Sí?

-Sparkle, soy yo, reúnete conmigo donde siempre, tenemos que hablar-anunció Sunset.

-¿Dónde es donde siempre? La última vez me llevaste al cartel de Vinewood.

-No, allí no, de día suele estar algo transitado por turistas y senderistas, ve mejor a Del Perro Plaza, en la terraza del Wigwam Burger.

-Está bien, voy para allá.

Colgó con gesto mohíno y comenzó a prepararse para partir, apagando la radio y apurando el café de un trago. A esas alturas se había acabado acostumbrando a su sabor repugnante, por lo que ya no era tan malo, al menos para ella. Se vistió rápidamente, cogió las llaves del coche y bajó al garaje, saliendo de él con dirección hacia el lugar asignado.

Durante el camino Twilight se estuvo preguntando qué podría querer Sunset esta vez. Dado que la última vez llegaron a robar un par de aviones de una base militar, cualquier cosa se la hacía posible, desde entrar a la Casa Blanca o sabotear el sistema informático del Pentágono. Aun así prefirió no pensarlo demasiado para evitar que la diera un síncope o algo peor, por lo que se centró en la carretera y en el tráfico de la ciudad.

En cuanto llegó al lugar pudo ver el coche de Sunset aparcado junto a las escaleras, aparcando el suyo al lado y dirigiéndose al lugar de reunión. Sunset estaba allí, sentada al otro lado de la terraza y mirando su móvil atentamente. Twilight se sentó delante de ella y la chica de pelo de color fuego comentó sin despegar su mirada del móvil.

-Caramba, qué rapidez…

-Me dijiste que viniera y eso he hecho.

-Sí, ya lo veo, muy bien, Sparkle, así me gusta…

-¿Qué es lo que quieres, Sunset?

-Bueno, qué seca estás ¿no? Normalmente sueles tener algunas palabras para mí…

-Sí, pero teniendo en cuenta los precedentes prefiero ahorrármelo.

-Oh, vaya, nada mal, parece que vas aprendiendo… me gusta, me gusta…

Twilight prefirió ignorar los comentarios de Sunset y esperó a que se le pasara ese ataque de jocosidad congénita; por su parte la chica la miró de arriba abajo, comentando de seguido.

-Me gusta eso, Sparkle, en serio, demuestra que no eres tan tonta como aparentas…

-¿Ah, no?-inquirió ella con gesto de reproche.

-No, de hecho me esperaba que me replicaras o me dijeras algo al respecto, pero has preferido quedarte callada. Quien calla, otorga, así que…

Las palabras de Sunset dieron que pensar a Twilight, aunque antes de que pudiera reflexionar sobre nada más la chica la cortó de golpe comentando.

-Pero bueno, no hemos venido aquí a psicoanalizarnos, hablemos de trabajo. Necesito que te encargues de algo especial.

-¿Sólo yo? ¿Y qué hay de las demás?-quiso saber Twilight, recelosa.

-Este es un trabajo para una sola persona, no hace falta nadie más, por lo que te encargarás tú sola de ello. ¿Has oído hablar del programa Epsilon?

Por un momento se quedó callada, recordando entonces lo que había oído esta misma mañana en la radio, aunque antes de que pudiera decir nada más Sunset comenzó a sacar una serie de panfletos y enseñándoselos a Twilight, al tiempo que la explicaba.

-Se trata de un culto religioso que tiene mucha presencia a este lado de la costa oeste, aunque está empezando a emerger en otras ciudades y estados. Fue fundado por este tipo de aquí, Cris Formage, en el cual mi jefe está particularmente interesado.

Sunset sacó entonces una foto de un hombre de mediana edad, de pelo corto y muy bien peinado y cortado, castaño, de ojos claros, cejas finas y mirada profunda. Vestía con una especie de toga de color azul claro y con unos cordeles dorados a modo de banda que colgaban de una medalla dorada con una especie de símbolo extraño en ella, muy parecido a una F pero con rasgos de una E y con extremos de más.

-El tipo se considera un iluminado, una especie de mesías o de profeta que escribe algo sobre un tratado enclavado en un cuarto paradigma, o alguna mierda parecida. No pasa de ser un simple charlatán con mucho tiempo libre, aparentemente, y digo aparentemente porque es mucho más poderoso de lo que parece.

-¿En qué sentido?

-En el sentido de tener cuentas con fondos millonarios en las islas Caimán y tener la influencia suficiente como para crear o destruir carreras en Vinewood según le venga en gana. Para cualquiera con un mínimo de sentido común, entre los que yo me incluyo, y supongo que tú también, no pasa de ser un simple farsante con aires de grandeza, pero debe de haber algo más detrás, y eso es lo que queremos que investigues y descubras.

-¿Y cómo lo hago?

-Fácil, formando parte esa panda de pirados y accediendo a su sede, situada en Rockford Hills. Sabemos que actualmente Formage no está aquí, en Los Santos, por lo que es el momento perfecto para entrar ahí y acceder a su ordenador personal, de donde podremos sacar la información que necesitamos. Pero para eso debes de ganarte la confianza de esa gente, y la mejor forma de hacerlo es unirte a ellos, para hacerles creer que comulgas con sus ideas.

-Ya veo, entonces quieres que me infiltre.

-Exacto, y vas a tener que hacerlo bien, por lo que tendrás que acatar todo lo que te digan para no levantar sospechas.

-Está bien…

-Puede que te lleve un tiempo, así que tómatelo con calma, aunque no demasiada, tampoco queremos que este encargo se alargue mucho, Formage podría volver en cualquier momento y eso sería malo para nosotros, sobre todo a la hora de entrar en su despacho.

-Vale. ¿Cómo hago para unirme a ellos?

-Está todo en la página web, sigue sus instrucciones y haz todo lo que te digan.

Antes de que Twilight pudiera replicar o decir nada más Sunset se levantó, recogiendo su bolso y dirigiéndose hacia el coche.

-Ah, pero espera, y una vez que me acepten ¿Qué hago?

-Por ahora céntrate en eso, una vez que estés dentro y seas parte de ellos ya veremos cómo actuar. Yo me voy ya, he de atender otros asuntos.

Tras ese rápida y escueta despedida Twilight se quedó sola allí, aún algo insegura sobre cómo hacer lo que tenía que hacer. Estuvo mirando todos los panfletos que Sunset la dio, además de la foto del tal Cris Formage, el cual a primera vista no parecía ser un cultista o un sectario, sin embargo enseguida pudo ver que algo extraño había en todo ese asunto en cuanto leyó la propaganda.

Los 12 mandamientos del epsilonismo


1.La tierra tiene 157 años de vida.
2.Los dinosaurios son una mentira que únicamente creen las personas débiles.
3.Eres feliz, simplemente no lo sabes.
4.Todos venimos del mismo árbol.
5.Todos estamos emparentados con todos lo demás, excepto con los pelirrojos.
6.El esperma no existe, es una mentira difundida por los profesores de biología, junto con todo lo que alguna vez te han dicho.
7.Los hombres deben estar con nueve nuevos socios a la semana. Se supone que las mujeres se encuentran con seis, excepto en julio, cuando debe estar con cinco hombres por día.
8.Los alienígenas están entre nosotros. Si tienes una marca de nacimiento, puedes ser descendiente de Kraff, el famoso emperador del 4° Paradigma.
9.Los árboles hablan, pero sólo algunas personas pueden oírlos.
10.Las personas que creen en algo viven mucho más que los ateos, y tienen una vida eterna en buena medida.
11.Si crees en esto y orientas tus manos y tu cartera hacia el EPSILONISMO, vivirás una vida feliz. De lo contrario estás condenado.
12.KIFFLOM, ¡LA FELICIDAD ES TUYA! ¡KIFFLOM!


Aunque la cosa no sólo se quedaba ahí, con el ceño fruncido al extremo siguió leyendo otro panfleto.

Los doce objetivos del epsilonismo

I. Estamos haciendo un asalto a la felicidad.
II. Seremos generosos, de forma directa y manifiesta.
III. Viviremos a través de la verdad científica comprobada de las metáforas.
IV. Lucharemos contra la superstición, el pensamiento limitado y el dogma dondequiera que lo encontremos.
V. Seremos claros de pensamiento, de mentalidad independiente y de hacer exactamente lo que nos dicen.
VI. Practicaremos la ciencia sin dudar.
VII. Mostraremos el poder infinito al convencer a los que tienen dudas con nuestras opciones de vida.
VIII. Practicaremos la bondad y la misericordia mediante un asalto implacable a los insalvables, siempre recordándoles lo que les espera.
IX. Estaremos en todas partes, todos a la vez, pero también aquí y ahora.
X. Invertiremos en un programa de estudios estructurado, porque sabemos que el conocimiento no es gratuito.
XI. Estaremos abiertos a nuevas experiencias lejos de los que estén equivocados, sean insalvables, o vayan en contra de las enseñanzas.
XII. Promoveremos el epsilonismo en todo lo que hacemos, mientras esperamos tanto a la escritura del Tratado como al final del 9º Paradigma.


Para entonces el ceño de Twilight no podía fruncirse más de lo que ya estaba fruncido, sintiéndose totalmente patidifusa por lo que estaba leyendo. Pero aún quedaba algo más para su suerte o desgracia, algo que no supo distinguir muy bien en esos momentos.

El juramento epsilonista

Todas las cosas buenas vienen de Kraff, que es el hecho sobre el cual se construye el epsilonismo.

El epsilonismo es una ciencia, así como una religión, de hecho somos la única religión que es también una ciencia y que tiene que ver con la búsqueda de la verdad.

Como buscadores de la verdad verdadera, estamos dispuestos a pagar para mejorar la búsqueda. De esta forma, estamos invirtiendo en nuestro futuro.
El juramento seguirá siendo revelado a su debido tiempo. KIFFLOM.


Una vez que terminó de leerlo todo, Twilight dejó los panfletos en la mesa y se quedó en el sitio, tratando de asimilar lo que acababa de leer. Si realmente todo eso era tomado cien por cien en serio en ese lugar, estaba más que claro que no sería particularmente complicado ganarse su confianza, tan solo tenía que hacer lo que la dijeran y hacer como que le importaba todo eso. No podía ser tan difícil, sobre todo con semejante ideología, por lo que cogió toda la propaganda y se encaminó de vuelta a casa.

Dado que la propia Sunset la había dicho que todo estaba en su página web, nada más llegar se conectó a internet usando su portátil y buscó en eyefind información acerca del programa Epsilon, siendo el primer enlace el acceso a su página web. Nada más entrar en ella una interfaz dominada por el azul claro la dio la bienvenida, al tiempo que una musiquita de fondo con un tono místico de lo más envolvente comenzaba a sonar. En la cabecera se podía observar el logo de dicho programa, que era similar al símbolo que tenía el propio Cris Formage en su túnica, y arriba a la izquierda un menú dispuesto en forma vertical daba acceso a otras partes de la página web. Un poco más abajo había un mensaje de bienvenida que rezaba:
Bienvenido al Programa Epsilon

¿Quieres ser feliz y liberar tu mente, o prefieres seguir agonizando en la ignorancia sin conocer tu auténtico yo eterno? Te controlan un montón de poderosas fuerzas que no comprendes.

¿Quieres creer? ¿Eres todo lo que necesitas y menos y más? Entonces estás listo.

¿Quieres contar con armas poderosas? Ha llegado nuestro momento, y también el tuyo, si lo permites.

El tratado se está escribiendo ahora.


Twilight soltó un exasperado suspiro, hastiada de tanta sensiblería barata e intentos de captación en tan sólo unas pocas líneas. Aun así hizo de tripas corazón y siguió leyendo, encontrándose entonces con un enlace cuyo título rezaba: evalúa tu identidad. Clicó en él y le llevó directamente a un cuestionario de diez preguntas, en la primera se podía leer: ¿eres pelirrojo? Con el ceño fruncido clicó en no, llevándola a la siguiente pregunta, la cual rezaba: ¿alguna vez has vuelto a experimentar un déjà vu? Esta vez Twilight arqueó una ceja, preguntándose qué tenía que ver ese detalle en concreto con nada en específico; aun así clicó que , ya que el déjà vu era un fenómeno, concretamente una paramnesia, que era mucho más común de lo que podía parecer. La siguiente pregunta era esta vez algo más enrevesada, e incluso confusa, ya que decía: ¿quieres entender completamente lo que es estar completo? Esta vez Twilight dejó escapar un gesto confuso, sin atender del todo la pregunta, aunque por esa misma razón clicó no sé, ya que de por sí era una cuestión muy críptica. Aunque la siguiente pregunta la dejó del todo alucinada, ya que decía: ¿tienes la resistencia necesaria para acostarte con nueve personas a la semana? Esta vez la chica no pudo evitar enrojecer de golpe, ya que ni siquiera había llegado a tener ninguna experiencia en ese sentido, por lo que clicó no rápidamente y pasó a la siguiente pregunta, la cual no era más sencilla que la anterior ni mucho menos, ya que decía: ¿consideras el atractivo relativo a tu propio atractivo? Esta vez Twilight llegó a dudar como tal, ya que nunca se había considerado una chica atractiva, aunque enseguida desechó ese pensamiento, dándose cuenta enseguida de la intención de esa pregunta y clicando no rápidamente. La siguiente pregunta era más directa, ya que decía: ¿tienes una marca de nacimiento en la cara? Ese detalle en concreto la llegó a recordar uno de los mandamientos del epsilonismo, concretamente el octavo, que decía que si tenías una mancha en la cara eras una especie de descendiente de Kraff de un paradigma, o algo así. Aun así clicó no y continuó. La siguiente pregunta también era más directa, aunque algo confusa, ya que rezaba: ¿quieres ser famoso? Twilight nunca había querido ser famosa y reconocida como las celebridades más populares, al menos no en ese sentido, aunque sí que la gustaría ser al menos reconocida como bibliotecaria o documentalista. Aun así clicó no, ya que algo la decía que esa pregunta tenía truco, pasando a la siguiente rápidamente. Esta era algo más curiosa, ya que rezaba: ¿puedes mirar a las cosas, por ejemplo a los árboles y a las águilas, y verlas como metáforas de otras cosas? Twilight alzó esta vez las cejas en un gesto curioso, ya que la resultó un tanto interesante. Desde siempre la habían gustado las metáforas, sobre todo debido a la complejidad y el intríngulis que requerían a la hora de pensar y darlas el pertinente sentido, por lo que ésta vez clicó con ganas. Aunque la siguiente la dejó del todo cortada, y no por nada, ya que decía: ¿puedes ignorar a toda tu familia y unirte a un nuevo grupo de amigos? No pudo evitar enrojecer, ya que técnicamente era lo que estaba haciendo en ese momento, reflejando además muy bien su situación actual. Sin embargo no dejó que ese detalle en concreto la afectara demasiado, después de todo no era una situación casual, ni mucho menos, estando totalmente fuera de su control, por lo que clicó no. Finalmente llegó a la última pregunta, la cual ponía la puntilla inquiriendo: ¿tus cheques tienen fondos?

-¿¡En serio?!-soltó Twilight, totalmente alucinada.

¿¡Pero qué clase de pregunta era esa?! Esa pregunta confirmaba del todo sus sospechas, pero aun así la resultaba del todo inaceptable y hasta increíble que hubiera gente que se creyera todo ese cúmulo de patrañas, sólo para dar dinero a esa gente. Un tanto indignada clicó no sólo por llevar la contraria a esa estúpida pregunta, completando así el cuestionario y clicando en obtener resultados. Al cabo de unos breves segundos el navegador la redirigió a una página de resultados, en la cual aparecía una gráfica de queso en la que aparecían una serie de características como estabilidad, ego, agresión, neurosis, heterosexualidad o percepción narcisista en una cantidad desproporcionada que se notaba a la legua que no se correspondía al total ni por asomo. Junto al gráfico había una parrafada analítica que incluso se molestó en leer.

Tienes un nivel de iluminación del 24%, correspondiente a la "banda altamente indeseable". Tu gráfico revela que estás extremadamente insatisfecho, deprimido, que no tienes éxito, que te falta un objetivo y que a veces te dan ganas de apuñalarte los ojos o apuñalar los ojos de los demás.

Ten en cuenta que esta no es la opinión que tenemos de ti. Es la opinión que tienes de ti mismo analizada por una máquina muy compleja que vendemos en la tienda de regalos de Epsilon. La pregunta importante es ¿aprecias las limitaciones de tus malentendidos? Es vital que te desconectes de tus deficiencias. Tienes que pasar a la acción.

Viaja por el amanecer hasta el pase que se muestra en nuestros folletos. Busca una camioneta roja con una abolladura en el parachoques derecho. Levanta la mano izquierda y recita las palabras: "Llévame con mi padre-padre, hermano-tío, Kifflom". Nosotros haremos el resto. Porque todos sabemos que hay un Kifflom y hay un Krant, ambos sean alabados.


Para entonces Twilight estaba del todo alucinada, indignada e incrédula a partes iguales, llegando incluso a musitar.

-Oh dios mío ¿en qué me estoy metiendo?

Por un instante quiso salir de la página y olvidarse del asunto, pero enseguida lo desechó puesto que debía de hacer esto sí o sí, era un encargo de Sunset y como tal debía de actuar en consecuencia. Por lo que, sin otra alternativa, cogió uno de los folletos que se trajo consigo y estuvo buscando el pase que se mencionaba en la página web hasta encontrarlo. En una esquina de uno de los folletos había una pequeña captura de la vista satelital de una zona apartada de la ciudad en Vinewood Hills, siendo concretamente el parque Galileo, justo al lado del observatorio homónimo y con un punto rojo marcado en uno de sus senderos.

-Pues habrá que ir entonces…-pensó Twilight, resignada.

Sin embargo no fue de inmediato, ya que sin ni siquiera haberse dado cuenta el tiempo había pasado rápidamente, siendo ya casi la hora de comer, por lo que prefirió quedarse a comer y luego ir después por la tarde.

Mientras comía estuvo recabando más información acerca del programa y encontrando de todo, desde mucha gente que apoyaba sus creencias, encontrando además multitud de famosos entre sus filas que vivían en esa misma ciudad, y hasta detractores. Encontró incluso una página web que se llamaba Cultstoppers y que se dedicaba a poner en evidencia cultos y otras sectas conocidas a ese lado de la costa oeste, entre ellas el propio programa Epsilon, y otros como el de Children of the Mountain, LifeInvader o los Altruistas. Al menos en esa página parecían tener más sentido común que en toda la población de Los Santos, y por lo que pudo averiguar era llevada por gente que estuvo una vez afiliada a algunos de esos cultos. Debido a ese mismo detalle contactó con ellos para preguntarles un par de cosas acerca de Epsilon, siendo contestada rápidamente por uno de los web masters, el cual le explicó cosas más concretas acerca del programa como tal.

Hola Twilight, gracias por contactar con nosotros.

De todos los cultos que hay en San Andreas, el programa Epsilon es sin duda el más mediático y conocido de todos, habiendo incluso muchos famosos entre sus filas, tales como Jimmy Boston, el famoso filósofo y activista medioambiental, Sebastian Dix, el diseñador más conocido de la ciudad, o Samantha Muldoon, la cantante de moda. Suelen ser utilizados como gancho mediático para atraer a más gente y sonsacarles el dinero, que es básicamente a lo que se dedican. Prometen el cielo y la felicidad eterna con promesas vacías sólo para enriquecerse a su costa. A mí me pasó, era joven e influenciable, y acabé cayendo en sus garras, perdiéndolo casi todo y creyéndome las patrañas que me contaban. Pero al final gracias a mi familia, mis amigos y un tratamiento psicológico especializado pude salir de allí y fundé este sitio, para advertir a la población de San Andreas del mal que les acecha. Esos malditos ladrones deben de ser erradicados, y haremos todo lo posible porque nadie más caiga desapareciendo entre sus garras. Y es que el carisma y la capacidad de persuasión que tienen allí son tan altos que cualquiera puede acabar cayendo sin ni siquiera darse cuenta. Ten cuidado, Twilight, tú podrías ser la siguiente.
En cuanto a su organización interna, como bien me preguntas, no sé mucho, pero sí sé que Cris Formage es el líder, aunque actualmente no se encuentra en la ciudad desde hace varios meses.

Puedo contarte más cosas de su ideología para que aprendas a identificarla. Kifflom es una especie de dios al que todos los acólitos veneran, y su nombre se suele usar como expresión de saludo y despedida entre ellos. Krant es una especie de profeta que está casi al mismo nivel que Kifflom, y Kraff es el emperador del 4º Paradigma, que es el equivalente a Jesucristo en la religión católica, es posible que se hayan fijado en eso para su creación. Los paradigmas es como llaman a los periodos de tiempo entre años, en todos ellos se escribe un "tratado" que supuestamente se escribe entre todos, pero en realidad no se escribe nada, tan solo es una herramienta más que usan para tener a los acólitos contentos y emocionados, a la espera de leerlo con fervor. Los que no son parte de su ideología se les consideran insalvables o indeseables, despreciándoles y considerándoles inferiores, mientras que los que forman parte de ellos son tratados con respeto y buenas formas, aunque siempre con el objetivo de encandilarlos y captarlos aún más. Los neófitos son siempre puestos a prueba durante un periodo determinado de tiempo, siendo primero clasificados como antítesis y llevando un atuendo que los identifica; tras el periodo de prueba pasan a ser tesis y se integran completamente en su comunidad, permitiéndoles mayores libertades y accesos dentro de su sede.

Y así, en un rápido resumen, es todo lo que te puedo explicar, aunque si quieres ampliar un poco más la información te recomiendo varios libros de autoayuda que te pueden venir muy bien si aún tienes dudas. Sé fuerte, Twilight, unirte a ellos es la peor decisión que puedes tomar y de la cual te puedes llegar a arrepentir durante toda tu vida. Yo lo hice en su día y sé de lo que hablo.


Lo cierto es que ese correo fue bastante revelador, sobre todo por el detalle de que los iniciados que superan la prueba pueden acceder a otros lugares de la sede, lo cual la daba una oportunidad de oro para infiltrarse en el despacho de Formage aprovechando que aún seguía estando fuera de la ciudad. Aunque para ello debía de superar primero el periodo de prueba, por lo que igualmente tenía que acercarse esa tarde al parque.

Después de comer hizo unas cuantas averiguaciones más y se dirigió hacia allí en el coche. El viaje no fue muy largo, en poco menos de un cuarto de hora se plantó en lo alto de las colinas, aparcando el coche en el parking del observatorio y yendo andando hasta el parque, el cual estaba integrado en toda esa zona. El parque destacaba sobre todo por ser uno de los más grandes de Estados Unidos, con algo más de 1700 hectáreas y rodeado de naturaleza y vegetación a las afueras de Los Santos. Varios senderos lo recorrían en toda su extensión, incluyendo el Arthur's Pass Trails, una serie de senderos que recorrían toda la zona en un extenso circuito para los senderistas y mochileros aficionados a los largos paseos por el monte.
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Parque Galileo
Por su parte Twilight se adentró en el parque por uno de los senderos laterales y comenzó a explorarlo hasta que finalmente, en un sitio apartado cerca del cartel de Vinewood, encontró finalmente una camioneta roja con el lado derecho del parachoques ligeramente abollado. Supo entonces que había encontrado lo que buscaba y sacó el panfleto para recitar las palabras adecuadas, levantando la mano izquierda y diciendo en voz alta.

-Llévame con mi padre-padre, hermano-tío, Kifflom.

Por un momento no sucedió nada, esperando lo inesperado, pero a los pocos segundos aparecieron de improviso dos hombres, uno vestía con una camisa azul clara y el otro llevaba puesta una sudadera de igual color. Los dos se acercaron a ella, antes de que pudiera decir nada uno de ellos se adelantó.

-Salve. Paz, hermana-hermana.

Inmediatamente después uno la propinó un súbito patadón en el estómago que la dejó doblada, al tiempo que mascullaba.

-¡Kifflom!

Inmediatamente después el otro dijo lo mismo, al tiempo que la asestaba un seco golpe a la altura de la nuca, dejándola así inconsciente. Lo último que sintió Twilight antes de que todo fundiera a negro fue como si flotara hasta que finalmente dejó de sentir nada.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 03 Oct 2016, 21:56

(Continúa del anterior mensaje)


El tiempo comenzó a pasar de nuevo, mientras que Twilight empezaba a recuperar la consciencia. Podía sentir un frío imperante envolviendo todo su cuerpo, al tiempo que la oscuridad comenzaba a revolverse, distinguiendo una serie de formas en su cabeza que parecían danzar ante ella. Inmediatamente después comenzó a oír una imperante y profunda voz resonando en los más recónditos huecos de su cabeza.

-Si crees que no has entendido nada, entonces lo sabes todo. Ven a Vinewood para conocer la auténtica verdad, pero antes son quinientos dólares, por favor. Alabado sea Kifflom.

El inconfundible ruido de un motor comenzó a sonar hasta desaparecer y Twilight abrió los ojos, viendo un manto de estrellas decorando el firmamento. Aún algo mareada se reincorporó, notando ese frío imperante helándola la piel, hasta que entonces se dio cuenta de por qué. Y es que Twilight se encontraba tan solo en ropa interior justo en medio de la nada y rodeada de arena, cactus, matorrales y pedruscos. Giró la cabeza a mano derecha y pudo ver no muy lejos de allí la figura de una penitenciaría. A mano izquierda había un total de seis enormes antenas parabólicas apuntando hacia el cielo y con sus luces de señalización parpadeando a cada rato. Por su parte no pudo evitar opinar en voz alta.
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Antenas del desierto de Gran Señora
-¡¡Ah!! ¿¡Dónde estoy, qué es esto?! ¿¡Dónde está mi ropa?! ¡¡Oh, dios mío!!

Con la cara ardiendo de la vergüenza, y tratando de taparse como mejor podía, Twilight trató de encontrar su ropa, pero no aparecía por ninguna parte. Lo único que sí que encontró fue su móvil junto a las llaves del coche, las de su piso y su cartera, junto al folleto del programa Epsilon. Aprovechó entonces para llamar a alguien, siendo el primer contacto que vio el de Applejack, seleccionándolo y marcando de seguido. Al cabo de unos interminables segundos que la parecieron horas, finalmente la cogió.

-¿Sí?

-¡Applejack! ¡Oh, gracias al cielo que has cogido!

-¿Twilight, eres tú? ¿Qué te pasa, estás bien? Te noto muy alterada…

-Es muy complicado, pero necesito tu ayuda, no sé dónde estoy…

-¿Qué? ¿Dónde estás?

-No lo sé, no lo sé, pero hace frío, y estoy en medio de la nada y… y…

-A ver, a ver, cálmate, dime qué ves a tu alrededor e iré a buscarte.

-Vale, vale, a ver… veo una prisión no muy lejos de aquí, y unas antenas parabólicas a pocos metros de mí…

-Antenas… ah, vale, ya sé dónde estás, quédate allí y no te muevas, iré a buscarte.

-Está bien, no tardes…

Colgó de seguido y se abrazó a sí misma, notando cómo el frío la envolvía como una manta y provocándola escalofríos. Cogió sus cosas y, buscando estar más resguardada, se acercó a la antena más próxima y se sentó en las escaleras de acceso mientras esperaba a Applejack. Sin embargo por su cabeza aún pasaba la misma pregunta. ¿Por qué? ¿A qué venía eso de saludarla y luego dejarla inconsciente? Y después de eso aparecía semi desnuda y en medio de ninguna parte. No tenía sentido, y sin embargo estaba ahí, sintiéndose más vacía e impotente que nunca. Se abrazó cogiéndose de las rodillas y trató de entrar aunque sólo fuera un poco en calor, haciéndose una bolita.

Al cabo de unos pocos minutos de espera oyó a un coche parar justo a su lado y vio a Applejack saliendo de una minivan blanca.

-¡Applejack!-exclamó ella, levantándose de golpe.

La aludida giró la cabeza, pero en cuanto la vio se quedó a cuadros y ojiplática perdida, mascullando de seguido.

-¿¡Twilight!? ¿¡Pero qué haces en pelota picada en medio del desierto de Señora y de noche cerrada?! ¡Vas a coger una pulmonía!

-Es una larga historia…

-Ay, por todas las manzanas, ven, te acercaré a mi casa, tengo una manta en el maletero.

Sacó una gruesa manta de lana y la usó para taparla, mientras las dos se subían al coche y se ponían en camino hacia Grapeseed, dejando las antenas atrás.

Durante todo el camino apenas hablaron, aunque Applejack trató de averiguar qué era lo que había pasado.

-Entonces… ¿Qué hacías ahí, dulzura?

-Si te lo cuento no me creerías…

-Bueno, puedes contármelo, conmigo ya sabes que no habrán mentiras ni medias tintas.

Ante eso Twilight tan solo suspiró y se dispuso a contarlo todo, desde que Sunset la encargó la misión hasta ese mismo instante; una vez enterada Applejack opinó.

-¿Programa Epsilon? La verdad es que no me suena de nada, pero por lo que me cuentas tiene pinta de ser un culto muy serio, y más aún si te dejan así en medio del desierto. No puede ser seguro ¿por qué te lo encarga Sunset sólo a ti así sin más?

-Porque, según ella, es trabajo para una sola persona.

-Ya, pero aun así… quiero decir ¡mírate! ¡Te han dejado tirada en medio del desierto en bragas y sujetador! ¡Eso no es normal!

-No, no realmente, pero supongo que es parte del proceso. He de infiltrarme en ese culto para poder acceder desde dentro, y la única forma de hacerlo es seguir todas sus directrices…

-¡Pero es una locura! ¡Deja que hablemos con Sunset y hacemos esto juntas, como la última vez!

-No, no, si hacemos eso lo único que haremos será levantar sospechas, si lo hace una sola persona será menos sospechoso, es mejor así.

-Pero…

-No, Applejack, agradezco que quieras ayudarme, pero Sunset me ha encargado esto a mí, yo me ocuparé.

La granjera siguió insistiendo un poco más, pero Twilight se mostró inflexible, prefiriendo entonces dejarlo estar. Al cabo de unos pocos minutos llegaron finalmente a su casa y ambas entraron.

-Tengo algo de ropa que puedes ponerte, ya me la devolverás cuando puedas-comentó Applejack, mientras entraban.

-Gracias, Applejack, espero no haber interrumpido nada…

Nada más entrar se encontraron de frente con Big Mac, el cual llevaba consigo varios platos y se las quedó mirando con gesto extrañado; por su parte Twilight no pudo evitar enrojecer al instante debido a su estado, ya que sólo llevaba puesta la manta, aunque Applejack salió del paso comentando.

-Ah, Big Mac, es una amiga que estaba en apuros y he ido a ayudarla. Twilight, este es Big Mac, mi hermano.

-Encantada…-masculló ella, avergonzada.

-Igualmente… íbamos a cenar ahora…-murmuró el chico, algo cortado.

-Ah, sí, ahora voy, dame unos minutos.

Las dos se dirigieron hacia las escaleras, pero por el camino se encontraron con Apple Bloom, la cual miró con curiosidad y extrañeza a Twilight al pasar junto a ellas.

-¡Applejack! Eh… ¿Quién es?

-Ah, es Twilight, una amiga.

-¿Y por qué estás desnuda?

Esa pregunta tan solo consiguió avergonzar un poco más a la chica, teniendo que saltar Applejack de seguido.

-Apple Bloom, no seas maleducada y ve a ayudar a los demás a poner la mesa.

-Vale, vale, ya voy…

Las dos subieron hasta su habitación y Applejack la prestó un par de botas, una camisa azul a cuadros y unos vaqueros que le estaban un poco holgados, pero con un cinturón se pudo arreglar sin problemas.

-Bueno, ya está, al menos puedes ir decente.

-Sí… perdona por haber irrumpido así en tu casa…-murmuró la chica, algo turbada.

-Oh, no te preocupes, no pasa nada, después de todo necesitabas mi ayuda. ¿Quieres que te lleve de vuelta a la ciudad?

-No, no hace falta, ya me pediré un taxi.

-Entonces deja que le llame yo.

Una rápida llamada a Downtown Cab Co. sirvió y estuvieron esperando las dos a que llegara junto al porche. En un momento dado Applejack comentó.

-Entonces… ¿segura que no quieres que te ayudemos con esto?

-No, no hace falta, estaré bien. Gracias de todas formas, Applejack.

-¿Estás del todo segura?

-Sí, sí, no te preocupes.

-Bueno. Aun así si necesitas algo, lo que sea, llámame ¿vale?

-Sí, descuida.

El taxi se presentó tras varios minutos de espera y Twilight lo abordó, despidiéndose de Applejack.

-¿A dónde vamos?-inquirió el taxista, con un marcado acento hispano.

-Al observatorio Galileo, por favor.

-Muy bien.

El viaje de vuelta a las colinas le llevó tres cuartos de hora, llegando a las doce de la madrugada allí y teniendo que pagar bastante por el viaje. Los Santos brillaba al fondo, emitiendo una resplandeciente luminosidad, aunque desde allí el cielo estaba despejado, por lo que era un buen lugar para un observatorio. Una vez allí fue a recoger el coche donde lo dejó, pero entonces descubrió que no estaba allí.
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Observatorio Galileo
-No puede ser… mi coche ¿dónde está mi coche?-musitó en voz alta.

Fue entonces cuando un vigilante nocturno que pasaba por allí la vio y la oyó, comentando entonces.

-¿Busca un premier lavanda?

-Sí ¿sabe dónde está?

-Sí, en el depósito de la policía de la comisaría de Mission Row, este parking por la noche se debe vaciar, si no, los coches que se quedan son requisados por la grúa.

-No me lo puedo creer…

-Puede ir a recogerlo allí, aunque tendrá que abonar la correspondiente multa, eso sí.

-Estupendo…

Sin poder hacer nada más que ir allí pidió otro taxi que al menos le salió algo más barato, pero una vez en el garaje tuvo que apoquinar sesenta dólares de multa para poder recuperar el coche. Cansada, con hambre y harta de esa mierda de día, regresó a casa y se dejó caer sobre el sofá. Aunque, al poco rato, su móvil volvió a sonar, aunque esta vez por la llegada de un mensaje a su correo electrónico; lo abrió y descubrió que se trataba de un remitente oculto y con el siguiente mensaje: Visita nuestro sitio web y dona quinientos dólares. T. Adjunto había un enlace que le llevó directamente a la página de donaciones del programa Epsilon, lo que la dejó del todo muerta.

-¿Es esto en serio?-musitó la chica, dejándose caer de nuevo sobre el sofá.

Pero la cosa no sólo se quedó ahí, sino que el móvil la volvió a sonar de nuevo, esta vez por una llamada; en cuanto vio que se trataba de Sunset lo cogió de seguido, siendo esta la primera en hablar.

-¿Y bien? ¿Has progresado?

-¡Oh, ya lo creo que he progresado, me han dado una paliza, me han desnudado y luego me han dejado tirada en medio del desierto en plena noche! ¡Es demencial!

-Sí, tenemos entendido que sus métodos son de todo menos ortodoxos, pero al menos ya estás dentro del proceso. ¿Te han dicho algo más?

-¡Sí, que les done quinientos dólares por sus caras bonitas! ¿Realmente tengo que hacer esto? ¿No podemos entrar ahí como la última vez, coger lo que queremos y largarnos?

-No, eso sería sospechoso y la policía podría relacionarlo con el suceso de Fort Zancudo, tenemos que hacerlo bien esta vez si no queremos que nos cacen, así que haz todo lo que te pidan.

-¡Pero son quinientos dólares! ¿De dónde saco todo ese dinero?

-A mí plin, te recuerdo que aún nos debes pasta, pasta que además nos tienes que devolver en trabajo, así que ya sabes lo que te toca. Además, qué co*o, sabemos que tienes una cuenta aparte con bastante dinero, podrías habernos devuelto lo que nos debes con ese dinero y haberte ahorrado todo esto.

Al oírlo los ojos de Twilight se agrandaron, exclamando de seguido.

-¡No, ese es el dinero de la herencia de mi abuelo, un retén, no puedo malgastarlo así sin más, y menos en esto!

-Tú misma, realmente podrías haberte evitado todo este lío, pero bueno, si te piden quinientos dólares, dales quinientos dólares.

-¡Ya, claro, qué lista, como tú no tienes que hacerlo!

-Cuida esas formas, Sparkle, que pareces estar olvidando con quien estás hablando. Tan solo hazlo y podrás avanzar. Mantenme informada.

Tras eso Sunset colgó de seguido, dejando a Twilight con la palabra en la boca. Por su parte la chica tan solo suspiró, pensando en sus posibilidades, que más bien eran pocas. Si realmente tenía que donar quinientos dólares para poder avanzar, entonces el único modo de conseguir ese dinero era de la herencia de su abuelo. Se consideraba una mujer de principios, y estos radicaban en que el dinero de la herencia de su abuelo no se tocaba salvo caso de extrema necesidad. Evidentemente esa no era ninguna extrema necesidad como tal, pero las circunstancias la estaban obligando a ello. ¿Qué otra salida tenía?
Ninguna realmente. Por lo que, sin otra opción, se dirigió al ordenador para donar el dinero.

-Oh, abuelo, ojalá puedas perdonarme donde quiera que estés-pensó la chica mientras lo hacía, dolida.

Una vez que estuvo hecho, y al cabo de unos pocos minutos, el remitente desconocido volvió a contactar con ella diciendo: Has dado tu primer paso hacia la iluminación, pero aún queda mucho camino por recorrer. Ven a verme mañana temprano a Clinton Avenue, en Vinewood, y yo te guiaré para que puedas alcanzar la verdad. Kifflom. T.

Por su parte Twilight rodó los ojos, preguntándose qué pajas mentales la contarían, pero aun así hizo de tripas corazón, cenó algo rápidamente y se metió en la cama para que ese nefasto día terminara de una buena vez, durmiéndose enseguida sin ni siquiera darse cuenta.


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Al día siguiente Twilight se levantó con la boca pastosa y sintiéndose algo mal, como si no hubiera dormido bien. Desayunó algo rápidamente, haciéndose un poco de ese espantoso café que tanto empezaba a adorar y salió rápidamente en dirección hacia Vinewood, donde había quedado. A decir verdad no tenía ninguna gana de hacer todo eso, pero no la quedaba otra, por lo que condujo hasta Clinton Avenue, aparcando al lado de un concesionario y comenzando a andar, buscando algún lugar en concreto que ni siquiera conocía. En ese lado de la calle había una joyería que se encontraba cerrada junto a varios negocios que también parecían cerrados, la única puerta que parecía estar abierta era una que se encontraba entre una persiana cerrada y una tienda de discos. Twilight se acercó a ella y la empujó levemente, viendo que estaba abierta y entrando por ella. El interior parecía ser un pequeño almacén lleno de cajas de embalaje con el logo de Epsilon en ellas, junto con varios carteles propagandísticos pegados en las paredes. Un par de cámaras vigilaban el lugar y al fondo del todo había una puerta cerrada. Avanzó un poco más llegando a llamar por si había alguien allí.
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Almacén de Vinewood
-¿Hola?

En ese justo momento oyó entrar a alguien justo detrás de ella, dándose la vuelta y encontrándose con una chica más o menos de su edad, la cual se dirigió a ella rápidamente.

-¡Kifflom! Has llegado hasta aquí, pero tu viaje no ha hecho más que comenzar. Querías esto, pero no lo sabías, y ahora has venido al lugar indicado.

Dicha chica era de ojos violetas y pelo con dos tonalidades de color, azul claro y con destellos plateados, vestía con una camisa azul claro con el logo de Epsilon bordado en dorado en un lado y unos vaqueros ajustados, además de un par de zapatillas blancas. Twilight se quedó callada y la chica continuó.

-Yo antes estaba perdida en la vida, era vanidosa, egoísta, pedante, con ínsulas de grandeza, creyéndome grande y poderosa cuando realmente no lo era. Hasta que finalmente vi la luz y descubrí la verdad, una verdad tan increíble que me hizo llegar a ser realmente poderosa, y ahora lo soy, esta vez de verdad, pero sabiendo aún más y siendo aún mejor.

Por su parte Twilight se quedó callada, mirándola con cara de póker y tratando de parecer mínimamente interesada. Por otro lado la chica continuó.

-Estás lista, pero no lo estás.

-¿En qué quedamos, estoy o no estoy lista?-inquirió Twilight, algo molesta por esa contradicción.

-Si dudas es que estás lista.

-¿Y si no lo estoy?

-¡Estás lista también!

-¿Cómo?

-¡Claro! Nunca sabes si estás lista o no hasta que finalmente puedes notarlo, a mí también me pasó al principio, es un poco confuso, pero sin duda alguna estás lista.

-No sabría decirte con seguridad…

-La verdad es algo increíble si eres capaz de entenderla.

-¿Y cómo puedo hacer eso?

-Tenemos tu dirección de correo electrónico, te mandaremos una increíble herramienta educativa que te ayudará a desentrañar los secretos de la existencia. Tan solo cuesta unos cinco mil dólares.

Nada más oírlo a Twilight se la cayó el alma a los pies, haciendo un ruido estrepitoso y sin poder evitar opinar en voz alta.

-¿¡Cinco mil?!

Ante eso la chica respondió rápidamente inquiriendo.

-¿Qué precio le pondrías a disponer de las herramientas para comprenderlo todo y lograr lo imposible?

Antes de que pudiera decir algo, la puerta de entrada se volvió a abrir de improviso, entrando al sitio un chico algo más mayor que ellas, de pelo moreno, muy bien peinado y vestido, con una camisa blanca, un suéter azul claro con el logo de Epsilon bordado en color plateado, corbata de un azul algo más oscuro, unos pantalones de color beige y unos zapatos marrones. Nada más entrar se dirigió a ellos comentando.

-El precio que yo le pondría es hasta el último penique que hayas ganado. Kifflom, hermana-madre.

-Kifflom, hermano-padre. Pues el precio que yo le pondría es todo el dinero del mundo, puesto que eso es lo que vale.

-Sí, y además te ofrecemos millones de dólares de investigación y aprendizaje de primera de los mejores pensadores de nuestro tiempo… por sólo cinco mil dólares-añadió el hombre, mirándola con gesto seguro.

-Piénsalo si quieres, Twilight. Pero si lo piensas demasiado, entonces sabremos que no estás lista.

Tras ese último comentario los dos comenzaron a dirigirse hacia la salida, aunque antes de irse ambos se despidieron con un rápido Kifflom. Una vez que se aseguró que estaba sola Twilight soltó un hondo suspiro, tratando de recomponerse de toda esa avalancha de manipulación que había recibido en poco menos de cinco minutos. Estaba más que claro que iban a lo que iban, por mucha “verdad” y misticismo que esgrimieran, aunque lo malo era que ahora se subían a la parra de una forma vergonzosa, exigiéndola esta vez cinco mil dólares por la cara. Sin embargo de por sí ella no estaba muy por la labor, ya que apenas pocas horas había donado quinientos dólares, y ahora la pedían cinco mil así sin más, sin darla tiempo a reaccionar. Por un momento pensó en llamar a Sunset, pero enseguida lo desechó, puesto que probablemente la diría lo mismo que la dijo ayer, por lo que no tenía caso volverla a molestar con lo mismo de siempre.

Sintiendo que había perdido un tiempo precioso volvió a casa y, una vez allí, estuvo pensándose detenidamente si volver a donar o no, permaneciendo en la pestaña de donaciones de la página web de Epsilon mientras esa musiquita volvía a sonar una vez más. ¿Merecía la pena la inversión por poder avanzar en su misión? Una parte de ella decía que no debía de malgastar más el dinero de la herencia de su abuelo, pero por ahora se encontraba en un punto muerto, y si no hacía esto no podría avanzar y, probablemente, Sunset se molestaría con ella con consecuencias en las que prefería no pensar. La chica dejó escapar un dejado suspiro, decidiendo rápidamente.

-¿Qué otra opción me queda?-inquirió para sí misma, mientras procesaba la transacción.

Al cabo de unos cuantos minutos volvieron a ponerse en contacto con ella, aunque esta vez el remitente dejó de estar oculto, pudiendo ver el correo de procedencia el cual era trixie@epsilonprogram.com. En él se podía leer:

Kifflom, hermana-hermana.

Tu viaje a la iluminación no ha hecho más que comenzar, y tu aportación te ha ayudado a acercarte un poco más a esa increíble verdad de la que te hablé. Ponemos a tu disposición aquí y ahora las herramientas que te ayudarán a lo largo de todo tu camino, aunque yo seguiré siendo tu guía. Consúltalas y estúdialas con ahínco, puesto que son la única vía para comprender lo que te rodea y alcanzar un grado mayor de conocimiento que te permita entender los entresijos de la verdad. Si tienes dudas no dudes en contactar conmigo. Hasta la próxima, hermana.

¡Alabado sea Kraff!


Adjunto a ese correo venían una serie de PDFs que estuvo consultando, viendo que se trataban de unos manuales teóricos que explicaban en mayor profundidad los entresijos y secretos para alcanzar la verdad, aunque en realidad tan solo eran un cúmulo de ensayos y textos que apenas llegaban a ninguna conclusión, amontonando ideas difusas que nada tenían que ver las unas con las otras y que no hacían más que plantear dudas y más dudas conforme más los leía. Enseguida los desechó, prefiriendo distraerse con otra cosa.

El resto del día lo pasó leyendo por la mañana y quedando con sus amigas por la tarde, dando un paseo por allí cerca y hablando entre ellas, aunque Applejack no pudo venir ya que se encontraba en la granja trabajando.

-Qué pena que Jackie no haya podido venir, se la echa en falta, sobre todo cuando hablas tú, Dashie…

-Ja, ja, muy graciosa, Pinkie, me parto la caja contigo…

-¡Claro que sí!

-Qué ocurrente, querida…

La única en no comentar nada fue Twilight, la cual estaba medio distraída pensando en sus propias cosas, algo que llamó la atención de las demás, siendo Rainbow la primera en hacerla reaccionar.

-¡¡Twilight!!

Ese súbito llamado la hizo botar, mascullando de seguido.

-¡¡Ah!! ¿¡Qué, qué?!

-¡Que te duermes! ¿Qué te pasa? Estás muy difusa hoy…

-Sí, no pareces estar con nosotras, querida ¿te ocurre algo?

-¡Sí, estás como si no se hubiera mezclado bien la harina con los huevos! ¿Qué ocurre, TwiTwi?

Ante tanta pregunta la aludida volvió a suspirar, prefiriendo contarlas todo lo que había pasado hasta el momento para ponerlas al corriente. Una vez enteradas las demás comenzaron a opinar.

-¿Tienes que infiltrarte en un culto y encima tú sola? De eso nada, nosotras te ayudaremos.

-Sí, no podemos dejarte sola, no con esos fanáticos sacacuartos.

-¡Ser fan de algo está bien, pero así en exceso no mola nada, es como cuando no se amasa bien el pan, que luego se queda echo un mazacote!

-Gracias por ofreceros a ayudarme, chicas, pero os digo lo mismo que le dije a Applejack, si lo hacemos todas juntas lo más probable es que levantemos sospechas, por lo que es mejor que me encargue de esto yo sola.

-Pero querida, nunca sabes por dónde pueden tirar, lo mejor será que estemos contigo, claramente tienen un poder de convicción muy fuerte, quien sabe si al final consiguen captarte sin que tú te des cuenta siquiera.

-No os preocupéis por eso, por mucho que hablen no podrán convencerme, después de todo los he estado estudiando antes de ponerme en contacto con ellos.

-Aun así no deberías tomártelo tan a la ligera, deja que te ayudemos, no tiene por qué enterarse Sunset de ello.

-No, no, es mejor así, creedme, yo me encargaré de esto.

Las chicas siguieron insistiendo, pero Twilight se mostró inflexible, prefiriendo dejarlo así. Las demás también desistieron viendo su cabezonería, pero aun así la dejaron bien claro que, en el caso de que las necesitara, ellas siempre estarían ahí. La chica agradeció el gesto, pero aun así siguió en sus trece. Debía de ser ella la que tendría que hacer esto, y nadie más. Después de todo no quería involucrarlas a ellas también en toda esa locura.

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El tiempo comenzó a pasar sin llegar a saber nada de ellos ni de esa chica, Trixie, la cual no se volvió a poner en contacto con ella durante al menos un par de días, hasta que finalmente una tarde recibió un nuevo correo electrónico de su parte.

Kifflom, hermana-hermana.

Has sido convocada para un ejercicio espiritual en compañía de los poseedores de la verdad más importantes y conocidos del mundo del espectáculo. Ven a verme a la presa de Land Act en las montañas Tataviam, donde te espera una nueva experiencia que te enseñará a acercarte un poco más a la verdad.

¡Alabado sea Kraff!


No la hacía ninguna gracia que contactaran con ella de forma tan difusa, pero aun así sabía que no había forma de saltarse el proceso, por lo que haciendo de tripas corazón se dirigió al lugar.

El acceso hasta la presa se hacía yendo por un camino de tierra por el cual se accedía desde el extremo este de Mirror Park Boulevard, en Vinewood Este, pasadas un par de barreras. El camino de tierra serpeaba entre incipiente elevaciones que subían por la ladera oeste de las montañas Tataviam y bordeando el nacimiento del río de Los Santos, el cual provenía directamente de la presa, la cual comenzó a hacerse visible conforme se iba acercando.

La presa de Land Act destacaba por ser particularmente pequeña, enclavada en un estrecho cañón en el extremo sur de las montañas y con una estructura robusta, conteniendo toda el agua del embalse homónimo. El camino de tierra llevaba directamente al borde de la misma y la atravesaba hacia ambos lados, dando acceso a la cuenca que formaba el embalse, el cual se encontraba enclavado entre las montañas.
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Presa y embalse de Land Act
Twilight aparcó justo al lado del extremo derecho de la presa y se dirigió a la misma, viendo desde ahí a Trixie subida a la torre de control y con gesto de meditación. Vio entonces unas escalerillas a un lado de la misma y subió al techo para encontrarse con ella, oyéndola murmurar en el proceso.

-El paradigma está llegando a su fin…

En cuanto la vio acercarse se levantó de golpe y la saludó.

-Hola Twilight… ¿o debería decir Zadar?

-¿Zadar?-repitió ella, extrañada.

-Sí, ese es tu verdadero nombre. Solías ser reina de una ciudad bajo las aguas, pero fuerzas internas malignas te expulsaron. Ahora estás aquí atrapada, pero pronto serás libre de nuevo y podrás reclamar lo que es tuyo por derecho.

Hubo un breve momento de silencio en el cual Twilight trató de no verse demasiado chocada, respondiendo al respecto.

-Eh… ¿vale?

-Yo antes era conocida como Trixie, pero ahora soy Ursa, reina de las estrellas.

Ante eso Twilight no pudo evitar reírse un poco por lo bajo, pero aun así Trixie no se vio afectada, respondiendo de seguido.

-La duda es el camino hacia la creencia de las personas indeseables, la literatura es clara al respecto, pero tú puedes ser más que eso, Zadar, tan solo tienes que tratar de entender la verdad para poder asimilarla.

-Ya… aunque ¿por qué reina? ¿Por qué no puedo ser una campesina, un árbol o una oruga?

Ante ese rebatimiento Trixie puso cara de hastío, mascullando de seguido.

-Agh, siempre es fácil ser una antítesis dubitativa, pero has de ser una tesis, Zadar, estas son verdades increíbles. Yo antes era débil y me creía por encima de los demás, ahora soy la más grande y poderosa, esta vez de verdad, anoche estuve en cincuenta mil lugares distintos, a la vez. Si eso no es ser poderoso ¿qué lo es entonces?

Ante ese argumento Twilight tan solo dejó escapar un resoplido, algo harta por tanta tontería.

-¿En serio te crees todo eso? Escúchate bien, pareces una demente…

-Los indeseables siempre caen ante cualquier obstáculo…-murmuró Trixie, con arrogancia.

-¿Y tú no lo eres? Porque a mi parecer ya has caído…

-Sigues siendo una antítesis, pero pronto te convertirás en tesis, y alcanzarás un nuevo nivel de existencia. Y entonces me lo agradecerás.

-Sí, seguramente…-murmuró Twilight.

-Es normal ser una antítesis en esta parte del proceso, pero la sofocaremos con otros métodos. Ven conmigo, iremos a ver a alguien.

Tras eso las dos se bajaron del techo de la torre de control y comenzaron a andar en dirección a alguna parte, bordeando el lado oeste del embalse mientras iban hablando.

-Recuerdo cuando tan sólo era una indeseable, me recluía en mi misma, sintiéndome mejor haciendo que otros se sintieran peor, era una contradicción ambulante, estaba perdida en la vida. Pero entonces me ayudaron a descubrir la verdad, y me convertí en tesis, el proceso fue una de las experiencias más satisfactorias de toda mi vida, y desde entonces la he consagrado a guiar a futuras tesis como tú. Podemos sofocar tu antítesis, pero vamos a necesitar mucho trabajo, y conozco a alguien que nos podrá ayudar en ese aspecto.

-Ajá ¿y quién es?

-Cuando lleguemos lo verás, camina y piensa, sé una tesis.

El camino de tierra serpeaba bordeando el embalse, con una alta y escarpada pared de piedra a mano izquierda; al cabo de unos pocos minutos llegaron hasta una estación de bombeo cuyos tubos subían por toda la ladera interior de la montaña y bajaban hasta el otro lado de la misma por la ladera exterior, sacando agua del subsuelo para alimentar el embalse. A ese lado la orilla formaba una pequeña zona fangosa justo al lado de los tubos que desembocaban el agua bombeada al embalse, justo enfrente había una mujer observando el paisaje, Trixie se dirigió a ella directamente.

-¡Kifflom, hermana-hermana Shelva!

La mujer se dio la vuelta y la devolvió el saludo.

-Kifflom, hermana-hermana Ursa.

-Zadar, te presento a la famosa cantante Samantha Muldoon, hace poco ha sacado su nuevo disco, y es una de las tesis más brillantes recientemente adquiridas-las presentó Trixie.

-Encantada-murmuró Twilight, yendo a darla dos besos, pero Samantha se adelantó levantando una mano y diciendo.

-Hola, querida, Kifflom.

-Ah, claro… Kifflom-la imitó entonces.

Samantha era algo más alta que ellas dos, de pelo liso, castaño, piel morena y ojos de color miel. Vestía con una camisa azul claro, una chaqueta vaquera y unos vaqueros algo más oscuros y ceñidos, junto a unos zapatos deportivos.

-Bienvenida a la verdad. ¿Qué es lo que te aflige, querida?

-Hemos venido para sofocar su antítesis, está muy revuelta, aunque de cierta forma era de esperar-explicó Trixie.

-Ah, sí, el camino hacia la tesis es duro, eso lo sabemos todos, pero no hay que rendirse nunca. La verdad al final del túnel merece la pena, eso te lo aseguro.

-Sí, y nosotros te ayudaremos, de hecho, vamos a pescar la verdad.

-¿Pescar la verdad?-repitió Twilight, extrañada.

-Sí, buscamos la verdad en todas sus formas, no debemos hacerlo como quien encuentra una piedra o una cajetilla de cigarrillos en el suelo. Debemos aprehenderla, y también pescarla, con las herramientas adecuadas-asintió Samantha.

-¿Y cómo se hace eso?-inquirió Twilight, ceñuda.

-Pues con una caña, por supuesto.

En ese momento tanto Trixie como Samantha cogieron un par de cañas de pescar escondidas tras las escaleras de la estación de bombeo y las usaron, lanzando los sedales a la zona fangosa del embalse. Luego comenzaron a recogerlos rápidamente, sacando con ellas un par de objetos, una vieja bota y un pedazo de limo sucio.

-¿Puedes notar la fluctuación? ¿Qué te dicen estos objetos?-inquirió Samantha, dirigiéndose a ella.

-¿Fluctuación? Tan sólo es basura, no me dicen nada…

-En ese caso la búsqueda debe continuar-murmuró Trixie, lanzando su bota de vuelta al fango.

Samantha la imitó y fue a por una tercera caña, dándosela a Twilight comentando.

-Toma, únete a la búsqueda tú también, descubramos las entrañas de la verdad juntas.

Sin comprender del todo el porqué de todo eso, Twilight cogió su caña y lanzó el sedal, quedándose enseguida enganchado a algo y tirando de él con fuerza hasta que finalmente consiguió sacarlo, tratándose de un condón usado. La chica arqueó una ceja, mirando al objeto con cara de asco reprimido, comentando de seguido.

-¿Es… esto?

-¿Acaso lo dudas?-inquirió Trixie.

-No lo sé ¿y tú?

-Dudo de que no dudes…

-Ahora sí que estoy dudando-admitió Twilight, más confusa que nunca.

-En tal caso la búsqueda ha de continuar.

Samantha y Trixie se apartaron un poco para buscar otro sitio, al tiempo que Twilight hacía lo mismo, llegando a mascullar por lo bajo.

-Esto es ridículo, como si no tuviera nada mejor que hacer…

-¡Te he oído, estas siendo una antítesis otra vez!-exclamó en ese momento Trixie.

-Qué oído más fino…

-La verdad me ayuda a entender todo y nada, y tú también puedes llegar a alcanzar ese estado, pero siendo una antítesis no irás a ningún lado.

-Ursa tiene razón, deja tus incertidumbres a un lado y busca en tu interior, Zadar, sólo así podrás poseer la verdad.

Tratando de que su cabeza no estallara, Twilight lanzó de nuevo el sedal sin apenas pensarlo y pescó algo al poco rato, recogiéndolo rápidamente y sacando esta vez un trozo de madera que resultó ser parte del marco de un cuadro con los bordes dorados. Por un instante, y sin siquiera pensar, exclamó.

-¡Ajá, esto es, lo encontré, estoy del todo segura de que es esto sin dudar!

-¿Entonces ahora lo entiendes, Zadar?-inquirió Trixie, dirigiéndose a ella.

-Lo único que entiendo es que es esto-aseguró ella con convicción.

-¡Estupendo, bien hecho, con esto podrás sofocar en gran parte tu antítesis, estás un paso más cerca de conseguirlo! Aunque en tal caso sabrás cuánto vale…

-Cinco de los grandes-contestó Twilight, dejándose llevar.

-Diez-la regateó Trixie sin dudar.

-Lo que sea.

La entregó entonces el pedazo de madera y Trixie se despidió de ella con un rápido Kifflom, al tiempo que tanto ella como Samantha se subían a una camioneta de color azul claro cercana y se alejaban de allí en dirección norte. Por su parte Twilight se quedó mirando a la nada, dejando pasar el tiempo hasta que finalmente se puso andar de vuelta a su coche. Una vez que lo alcanzó se subió a él y se quedó allí, quieta, sin arrancar el motor y mirando hacia delante con expresión vacía. Por un instante no hubo nada, pero al poco rato comenzó a reírse, al principio levemente, para luego ir aumentando gradualmente hasta finalmente acabar riéndose a carcajada limpia durante unos buenos minutos. En cuanto terminó y recobró el sentido musitó.

-Dios mío ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

Tras eso arrancó el motor y se dirigió de vuelta hacia casa, tratando de olvidar lo que acababa de suceder y dejando la presa atrás. Durante el resto del día siguió intentando olvidarse de ello con todas sus fuerzas, viendo la tele y además viendo Fama o drama, un programa que normalmente no vería ni en pintura, pero tras un evento como el de antes cualquier cosa valía para tratar de olvidar algo tan sumamente absurdo. Y qué mejor para ello que ver cosas más absurdas.

Sin embargo el destino la tendría deparado una última sorpresa, y es que esa misma noche, mientras cenaba, le llegó otro correo de parte de Trixie que decía.

Kifflom, hermana-hermana

Tu antítesis va sucumbiendo poco a poco, hoy has dado un gran paso para convertirte en tesis y ser poseedora de la gran verdad. Pero para que los espíritus te sean propicios, recuerda que debes reembolsar el objeto de la verdad que encontramos hoy al precio estipulado, puedes hacerlo en la pestaña de donaciones de nuestra página web. Sigue así, Zadar, muy pronto podrás llegar a ser una tesis como yo.

¡Alabado sea Kraff!


En cuanto lo leyó casi se atraganta con el revuelto de huevos que se había hecho, tosiendo un buen rato hasta que finalmente se calmó, musitando de seguido.

-¿¡Es en serio?!

Se negaba a creer que eso fuera real, pero así era. La estaba pidiendo que pagara diez mil dólares por un pedazo de madera viejo y mohoso. El sentido brillaba por su ausencia.

-Por todos los santos, el mundo se está volviendo loco y yo con él-susurró la chica, aún incrédula.

Inmediatamente después el móvil la comenzó a sonar y ella lo cogió sin mirar quien era.

-¿Sí?

-Hola cariño ¿Qué tal estás?

-Oh, mamá, menos mal, eres tú…

-Sí, soy yo… ¿estás bien, cielo? Te noto alterada…

-Eh… sí, sí, sólo estoy cansada, eso es todo…

-Ah, bien. ¿Qué tal todo por allí?

-Bien, muy bien, tranquila, como siempre…

-¿Segura?

-Sí, sí, claro… ¿por qué lo dices?

-No sé, es que te llamaba porque quería comentarte algo, he visto unos extractos muy raros en la cuenta de tu abuelo que me han dejado perpleja…

Fue entonces cuando Twilight abrió mucho los ojos, dándose cuenta a lo que se refería exactamente. Y es que su madre también tenía acceso a la antigua cuenta de su abuelo, pudiendo ver las transacciones que se realizaban sobre esa cuenta.

-No sé, es que he visto que en menos de un día siquiera has sacado cinco mil quinientos dólares. Y tú misma me dijiste que ese dinero no lo tocarías bajo ningún concepto salvo en caso de necesidad ¿está todo bien, cielo? Puedo prestarte dinero si quieres…

-¡No, no, no hace falta, mamá, tiene una explicación, de verdad!

-Ah, vale, vale, pero es que es eso, me extrañé mucho, a decir verdad…

-Sí, verás, es que estamos haciendo una colecta de dinero para arreglar una parte del centro de documentación, ya que hay humedades en el depósito que la capa freática no filtra bien y necesitamos dinero, estamos todos aportando, es por eso-explicó Twilight a toda prisa, tratando de sonar lo suficientemente convincente.

-Ah, bueno, aunque… cincuenta mil quinientos dólares…

-Ya, pero bueno, es para una buena causa, estoy segura de que al abuelo le hubiera gustado.

-Bueno, vale, está bien, me quedo más tranquila entonces.

Aprovechó para hablar un rato con ella para tratar de olvidarse un poco de toda la locura que últimamente la rodeaba, aunque tras la conversación ésta volvió a imponerse sobre ella, volviendo a sentirse totalmente impotente. Diez mil dólares por un simple madero de mierda que no valía ni la quinta parte de eso. Realmente tenía muchos problemas tratando de comprender la situación en sí, pero enseguida supo que no podía por mucho que lo intentara o quisiera. Era una de esas cosas que no tenía explicación, se mirara como se mirara.

Sintiéndose perdida, e incluso sometida, se dirigió al ordenador y donó el dinero, pero como en la pestaña de donación sólo había dos opciones, quinientos y cinco mil dólares, tuvo que donar dos veces cinco mil dólares para así sumar el total.

-Hala, ya está, esto sí que es un buen trabajo de tesis y lo demás son tonterías, alabado sea Kraff-musitó la chica.

Al cabo de unos breves minutos le llegó otro correo de Trixie como respuesta a su donación.

Kifflom, hermana-hermana

¡Maravilloso, cada vez estás más y más cerca de alcanzar la verdad y convertirte en tesis! Avanzas a pasos agigantados, me das algo de envidia, ya que yo tardé mucho más, pero la envidia es para los pobres de mente y espíritu, como guía tuyo estoy especialmente orgullosa de ti. ¿Verdad que es increíble lo que puede llegar a hacer una pequeña inversión en tu futuro? Sigue así, Zadar, estaremos en contacto para la próxima convocatoria.

¡Alabado sea Kraff!


Por su parte Twilight tan solo cerró los ojos con gesto cansado. Necesitaba dormir, había sido un día muy largo y el sinsentido comenzaba a rozar niveles críticos, por lo que prefirió irse directamente a la cama y sumergirse en la realidad alternativa de sus sueños, donde todo era diferente y ella era feliz. Apagó el ordenador y la televisión y se lanzó de cabeza a la cama, durmiéndose casi al instante.

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Los siguientes días fueron más tranquilos, ya que no volvieron a contactar con ella durante un breve periodo de tiempo. Sunset tampoco estuvo muy metiche y eso la ayudó a serenarse un poco más, quedando con sus amigas de vez en cuando y contándolas los progresos. Éstas estaban cada vez más y más preocupadas por ella, ya que se podía ver el desgaste psicológico al que la sometían cada vez que la llamaban, pero aun así ella seguía en sus trece, convencida de que debía hacerlo ella sola.

Pero, por supuesto, todo lo bueno siempre se acababa, y un día, de buena mañana, recibió otro correo electrónico de parte de Trixie.

Kifflom, hermana-hermana

Los astros se alinean, las estrellas iluminan el firmamento. ¿Notas eso? Es el fin del paradigma, cada vez está más cerca, y tú estás cada vez más y más lista, pero aún falta algo. Ven a verme al callejón que hace esquina entre Vinewood Boulevard y Clinton Avenue, allí te revelaré tu nueva tarea.

¡Alabado sea Kraff!


Twilight no dijo ni hizo nada, tan solo acató como tal el mensaje y se dirigió para allá; había llegado a un punto que prefería no preguntarse nada para evitar que su cordura se rompiera un poco más de lo que ya estaba, y en ese sentido eso mismo la protegía de volverse completamente lela.

En cuanto llegó al callejón pudo ver a Trixie junto a un extraño grafiti pintado en un muro, bajó del coche y se acercó a ella, la cual mascullaba entre dientes.

-Estamos muertos y todos somos inmortales…

En un momento dado la chica se dio la vuelta y la vio venir, saludándola con un tono de voz que le pareció jurar que la había tratado de seducir.

-Hola Zadar…

Twilight se quedó un tanto descolocada debido a eso, pero entonces Trixie dejó escapar un seco jadeo y exclamó de improviso.

-¡¿Estás lista?!

-¿Lista para qué?-inquirió ella, extrañada.

-¡Para el fin del paradigma! ¿Puedes sentirlo? ¡Aquí y ahora, hoy, el tratado se puede escribir! ¡Se acerca el momento de leerlo y eso me hace sentir llena y plena como nunca antes me había sentido! ¡Es un gran momento, y quería compartirlo contigo! La verdad es que estás siendo muy especial, de todas las antítesis que he guiado tú sin duda eres la que más rápido está creciendo… y eso, eso… me hace muy feliz…

Sus palabras descolocaron aún más a Twilight, no por ellas en sí mismas, sino por cómo las dijo y el sentimiento que le puso al decirlas. Aun así eso mismo la hizo darse cuenta de la situación, comentando de seguido.

-No me puedo creer que realmente te hayas metido en toda esta gilipollez, pareces una buena chica…

-¡No, no, no vuelvas a ser una antítesis! ¿¡Por qué?! ¡Estás progresando, no vuelvas atrás, las antítesis negacionistas son como imbéciles en un barco que se hunde, la literatura lo deja muy claro!

-Ya, y la literatura también deja muy claro que necesitas ayuda, Trixie…

-¡Ya tengo ayuda! Conozco la verdad, y tú también puedes conocerla, te falta muy poco, tan solo tienes que avanzar un poco más. Si quieres conocerme accede a pagar lo que te corresponde, estudia con las herramientas que te proporcionamos en su día y viste el atuendo azul claro durante los próximos diez días. Puedes comprarlo en el sitio web, está a muy buen precio.

-Espera ¿qué?-soltó Twilight, confusa.

Esa contestación pareció doler a Trixie, la cual la miró con gesto molesto, espetándola de seguido.

-¿¡Es que acaso no eres capaz de escuchar, Zadar?! ¡No hago más que guiarte por el buen camino, ayudándote a alcanzar la verdad, pero tú apenas me escuchas! ¡Yo creo en ti, sin embargo tú, tú…!

Por un momento Trixie se quedó callada, reprimiéndose a sí misma, hasta que finalmente se despidió de ella secamente con un rápido y somero Kifflom antes de irse de allí, dejándola sola en el callejón. Twilight se quedó un tanto confusa, sobre todo por su proceder, pero aun así lo dejó estar. Volvió al coche y ya allí consultó la tienda de Epsilon, encontrando dicho traje, el cual consistía en una camisa deportiva de manga larga, un chaleco de seda sin mangas que iba por encima, un pantalón muy parecido al de uno de chándal y unos zapatos deportivos, todo ello imperado por el color azul claro y algunas partes de blanco. Sin embargo todo eso no era lo que más destacaba, sino el precio: unos veinticinco mil dólares.

-¿¡Veinticinco de los grandes?! ¿¡Nos hemos vuelto locos?!-masculló Twilight, notando como se mareaba.

Según la descripción estaba diseñado por Sebastian Dix, el mismo diseñador que las llegó a ayudar sin saberlo a prepararse para el golpe a Fort Zancudo. Aunque eso era lo de menos, el principal problema era que costaba veinticinco mil dólares, y a Twilight le daba la sensación de que la estaba a punto de dar un síncope.

¿Cuánto tiempo más se iba a estar gastando el dinero de su abuelo en tonterías? Esa nueva misión la estaba pasando factura de una forma particularmente pronunciada, nunca en toda su vida se hubiera llegado a imaginar que estaría haciendo algo así, y sin embargo ahí estaba, derrochando a mansalva y encima exponiéndose a una ideología que no hacía más que alienar a quienes la seguían. En ese sentido sentía pena por Trixie, la cual parecía ser una buena chica aun a pesar de que estaba totalmente absorbida.

Aun así sabía que tenía que hacer esto si no quería que Sunset dijera a sus matones que la quemaran la biblioteca, así que, con todo el dolor de su corazón, compró el atuendo sin apenas pensarlo mucho más. En cuanto se procesó la transacción la salió un aviso en el que se podía leer: Gracias por comprar el atuendo de Epsilon, lo recibirás en tu casa pronto. Sabemos dónde vives.

-Pues hala, ahora a esperar, de aquí a diez días seré una auténtica tesis-murmuró Twilight en voz alta y para sí misma.

Tras la compra la espera no fue muy larga, tardando apenas un día y medio en llegarla, recibiéndolo una tarde de parte de la cartera de la zona, una chica rubia de lo más simpática y cercana, con la particularidad de que tenía estrabismo.

-¡Paquete para Twilight Sparkle!

-Oh, sí, lo esperaba, gracias.

-¡De nada!

Firmó para confirmar que lo había recibido y, una vez en su poder, lo abrió para ver el traje, el cual se sentía bastante cómodo y con un tejido de lo más suave. Se lo puso sin pensárselo demasiado y se miró al espejo de su cuarto, llegando a comentar en voz alta.

-Estoy ridícula…

En ese mismo instante su móvil sonó de improviso, cogiéndolo de seguido sin mirar quien era.

-¿Sí?

-Twilight ¿dónde estás?

-Ah, Rarity, pues en casa…

-Pero querida, habíamos quedado hoy a las siete para ir a tomar algo en Vespucci ¿ya no te acuerdas?

Ese anuncio pilló a la chica con la guardia baja, dándose cuenta de lo evidente y mascullando de seguido.

-¡Ay, mierda, no, me he olvidado por completo! ¡Lo siento, lo siento, lo siento, voy para allá, voy ahora mismo! ¿¡Dónde estáis?!

-En una terraza junto al paseo…

-¡Vale, voy para allá, voy volando, esperadme!

Twilight colgó de seguido y quiso cambiarse, pero entonces recordó lo de los diez días llevándolo puesto y maldijo por lo bajo, aunque al menos eso era algo menos de lo que preocuparse. Cogió su bolso junto con todas sus cosas, las llaves del coche y bajó al garaje a toda prisa.

El viaje hasta Vespucci fue rápido, el problema fue luego aparcar, costándola dios y ayuda encontrar un sitio. Finalmente vio uno cerca del extremo sureste del barrio y aparcó allí, echando a correr nada más cerrar el coche y entrando al paseo de la playa por el lado de fuera. Tan apurada iba que se llegó a chocar con una pareja de bañistas que iban paseando por allí, los cuales la espetaron.

-¡Mira por dónde vas! Ah, y Kifflom.

-¡Perdón, perdón!-exclamó ella, sin detenerse.

Finalmente encontró a sus amigas en la terraza que Rarity la citó y se sentó en una silla libre, mascullando de seguido.

-¡Ya estoy aquí, perdonad, en serio!

-Perdonada, perdonada, tómatelo con calma querida…

Sin embargo Rarity se quedó callada en cuanto vio su vestimenta, comentándola de seguido.

-Vaya, curioso… conjunto.

-¿De qué vas vestida?-inquirió Rainbow, mirándola ceñuda.

-¡Pareces, pareces…! Vaya, la verdad es que no sé lo que pareces-murmuró Pinkie, algo contrariada al no salirla algo con lo que compararla.

Antes de que la chica pudiera decir nada más apareció una camarera y se dirigió a ella para tomarla nota.

-Buenas tardes ¿Qué desea tomar?

-Ah, pues… algo fresco, póngame un batido de piña.

-Muy bien, ahora mismo se lo traigo. Kifflom.

Twilight tan solo rodó los ojos, sin hacerla caso, aunque las demás se la quedaron mirando extrañadas, comentando de seguido.

-¿Qué es un Kifflom?

La chica suspiró lacónicamente y las estuvo contando sus últimas incursiones en la secta, añadiendo el porqué de su peculiar vestimenta. Una vez enteradas cada una fue opinando.

-¿Que tienes que ir diez días con eso puesto? Querida, no te lo tomes a mal, pero el diseño es horrible…

-Ya, pues está diseñado por Sebastian Dix.

-¿¡Qué?!-soltó Rarity, incrédula.

-Lo que oyes, al parecer también está metido en esta mierda. Ah, y el otro día conocí a Samantha Muldoon, igual te suena.

-Ah, sí, llegué a conocerla yo también en la fiesta de Lacey, hará cosa de varias semanas atrás. Pero en serio ¿Dix ha diseñado esto? Pero si es horrible…

Twilight se encogió de hombros, aunque en ese momento Rainbow inquirió.

-¿Y qué es eso que todo el mundo te dice, Kifflom?

-Es un saludo, supongo que la camarera y la pareja con la que me topé antes serán también epsilonistas. También es una especie de dios, aunque también está Krant, el profeta, y Kraff, el emperador del 4º Paradigma…

Por un momento hubo un breve silencio y vio entonces que las demás la miraban con un gesto de extrañeza y confusión en sus caras, a lo que ella tan solo murmuró.

-Sí, esa misma cara puse yo cuando me lo explicaron.

-Querida, no sé yo si seguir en ese culto va a ser bueno para tu cordura…

-Ya ves, pero es un encargo, por lo que tengo que hacerlo sí o sí.

-¡En ese caso déjanos que te ayudemos! ¡Puede que estén muy para allá, pero seguro que con nosotras a tu lado se hará más ameno!

-No, Rainbow, sólo faltaría eso, que vosotras también acabarais como las maracas de machín…

-¡Oye, pues a mí no importaría, me gustan las maracas, dan vidilla a las fiestas! ¡El otro día vinieron unos mariachis a la tienda y estuvieron cantando boleros, animaron muchísimo el ambiente!

-Sí, Pinkie, seguro que un bolero es lo que más querría escuchar esta gente…-murmuró Rainbow, con sorna.

-Pues conociéndoles seguramente dirían que no serían del gusto de Kraff.

Al poco rato la trajeron la bebida y siguieron hablando de banalidades varias, dejando aparcado lo del programa Epsilon y centrándose en las cosas importantes de la vida, ayudando a Twilight a sentirse un poco mejor.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Mensaje por Sg91 » 03 Oct 2016, 22:20

(Continúa del anterior mensaje)


Los siguientes diez días pasaron con una inusitada lentitud, lo que para Twilight se tradujo en impaciencia, puesto que para entonces Sunset empezaba a presionarla para que avanzara en su infiltración. Llegó incluso a quedar con ella en el mismo lugar que hacía varios días atrás, en cuanto la vio vestida con el traje de Epsilon se la quedó mirando con el ceño fruncido e inquiriendo de seguido.

-¿De qué facha vas vestida?

-De antítesis en busca de la verdad.

-¿¡Eh?!

-Todos descendemos del mismo árbol, hermana-hermana, abraza tu yo interno para poder conocerte mejor a ti misma y así alcanzar la felicidad.

-¿¡De qué demonios me hablas?!

-Los árboles pueden hablar, pero sólo unos pocos pueden oírlos, aunque tampoco son muy interesantes. Sin embargo el esperma es una mentira, no existe, lo único que existe es la verdad.

Por un instante las dos se miraron fijamente, Twilight con gesto inalterado y Sunset con cara de flipe total, hasta que finalmente masculló.

-Sparkle, no tengo cuerpo para bromas, me estoy impacientando y mi jefe también, así que es cosa tuya, te prevengo.

-Pues ahí sigo ¿por qué crees que llevo esto, por placer?

-No lo sé, dímelo tú.

De forma resumida Twilight la estuvo contando todo lo que había hecho hasta el momento, dejando a Sunset ciertamente chocada ya que no se esperaba para nada algo así.

-Vaya, sabíamos que eran de todo menos convencionales, pero esto…

-Pues ya ves, ahora tengo que llevar esta facha durante diez días, ya llevo siete, me quedan tres.

-¿Y después?

-A saber, supongo que otro “ejercicio espiritual” para sofocar mi antítesis o alguna mierda parecida, llevo un par de semanas en las que la locura impera en todos los niveles, y mentiría si te dijera que no me está afectando para nada.

-Oh, venga ya, Sparkle, se supone que tú eres la lista, no me irás a decir que te crees todo lo que te dicen…

-¡Claro que no, sólo un estúpido o un desesperado se creería todas las patrañas que cuentan!

Fue en ese mismo instante cuando Trixie regresó entonces a su mente, llegando a sentirse un tanto mal por haberla insultado de esa manera. Realmente no parecía una mala chica, pero estaba tan metida en el culto que toda ayuda que se la pudiera dar caería en saco rato, realmente creía en el programa y, en ese sentido, se había entregado en cuerpo y alma a él, algo realmente triste si se pensaba fríamente.

-De cualquier manera esto está tardando demasiado tiempo, tienes que hacer lo que sea para acelerar el proceso, mi jefe se impacienta, y no quieres verlo cuando se impacienta, eso te lo aseguro.

-Pues dile a tu jefe que espere, no puedo hacer más, ahora mismo tan solo soy una antítesis en busca de la verdad.

Ante eso Sunset soltó un ahogado suspiro, murmurando de seguido.

-No soy la más indicada para hacer eso, pero date prisa ¿vale?

-Haré lo que pueda… trataré de que los vientos me sean propicios, siguiendo las enseñanzas de Krant, el profeta, mientras que los seres espirituales me guían hacia la eternidad por un módico precio.

-Sparkle…-la reprendió Sunset, mirándola mal.

-Na, tranquila, tan solo te estoy tomando el pelo.

-Pues menos humos conmigo ¿eh? No estoy para bromas…

-Ah, tú nunca estás para bromas, relájate un poco, si yo no lo hiciera llevaría esto mucho peor, eso desde luego.

-Una no puede relajarse, no después de todo lo que he hecho para sobrevivir…

Por un momento Twilight notó cierto tono de tristeza en su voz, viendo entonces que esa era una oportunidad perfecta para acercarse algo más a ella, por lo que se recompuso e inquirió con delicadeza.

-¿Y qué hiciste, si no es mucha intromisión?

Sunset la miró de arriba abajo, al principio con algo de recelo, pero al final de cierta forma se acabó ablandando y comenzó a relatar una experiencia lejana en el tiempo.

-Pues hice de todo, básicamente. Uno nunca sabe lo que es capaz de hacer hasta que lo hace, y eso se aplica básicamente a toda mi vida. Después de que mi madre muriera me tuve que buscar la vida, y empecé trabajando en el Triangle Club, el club de striptease local de Bohan. Al principio lo encontraba humillante, pero al final me acabé acostumbrando a las obscenas y babosas miradas que la gente me echaba cuando te retuerces en la barra o delante de ellos en los bailes privados. Después de todo pagaban bien, por lo que era un negocio rentable, y estuve un largo tiempo parando allí, intercalándolo con otras cosas. También trafiqué con drogas, principalmente con éxtasis y sedante, así como con armas, con las que aprendí a disparar, haciéndome particularmente diestra sobre todo con las ligeras, como microsubfusiles y subfusiles. Estuve un tiempo también como procuradora, como tú, y alguna que otra vez me llegaron a contratar como sicaria, aunque eso no lo hice mucho. Y bueno, de forma rápida, ese es el retrato de mi vida.

Twilight se quedó ciertamente impresionada, ya que no se esperaba para nada semejante confesión, además, la había revelado que su madre murió, algo que normalmente no se hubiera esperado de ella.

-Vaya, lo siento, has debido de pasarlo fatal…

-Sí, bueno, cosas de la vida, supongo…

-Siento lo de tu madre…

Ante eso Sunset tan solo negó con la cabeza, murmurando de seguido.

-Eso fue hace mucho tiempo, ya no importa ahora, está muerta. Ya no la volveré a ver más…

Por un instante Twilight pudo ver en sus ojos un brillo especial que evidenciaba un dolor y una tristeza inmensas, algo que la chica pudo incluso llegar a notar. Quiso confortarla, ayudarle a sentirse mejor, pero en ese justo instante Sunset se repuso y murmuró.

-Suficiente, ya te he contado demasiado, se acabó la terapia.

Se levantó para irse, sin decirla nada más, aunque antes de que se fuera Twilight la comentó.

-Cuando alguien se va sigue estando contigo, cada vez que lo recuerdas. Cuando mi abuelo murió yo también quedé muy triste y abatida, pero el recordar los momentos pasados con él me ayudó a superar su muerte. Tú también puedes superarlo, Sunset, tan solo tienes que quererlo y salir adelante. Así tu madre siempre estará contigo.

La chica se quedó quieta por un instante, dándola la espalda sin mirarla siquiera, hasta que finalmente murmuró secamente.

-Limítate a hacer tu trabajo.

Tras esas palabras regresó a su coche rápidamente y desapareció calle abajo. Por su parte Twilight la siguió con la mirada hasta que la perdió en la distancia, quedándose allí pensativa. En ese momento un chico joven de su edad pasó a su lado y, al verla, la saludó con un rápido Kifflom. Ella le imitó con pocas ganas, perdiéndose en sus pensamientos mientras dejaba pasar el tiempo.


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El resto de días pasaron con algo más de rapidez, aunque lo que más destacaba cada vez que salía a la calle era que la gran mayoría de gente la saludaba siempre que la veían, y no era precisamente un número reducido de personas, sino uno bastante amplio. Para entonces no estaba del todo segura de sí toda la gente que la saludaba era o no era epsilonista, aunque prefería no pensarlo demasiado, ya que la daba cosa creer que la gran mayoría de población lo fuera.

Finalmente los diez días se cumplieron y, una buena mañana, se pusieron en contacto con ella, concretamente cierta persona que no se esperaba para nada que lo hiciera. Y es que un mensaje del mismísimo Cris Formage le llegó al móvil, diciéndola.

Kifflom, hermana-hermana

Tu atuendo viste la desnudez de la ignorancia espectral. Hemos estado siguiendo tus progresos con especial interés. Serás convocada.


Aunque ese no fue el único, en poco menos de diez minutos le llegó otro, pero no de Trixie, como ella se esperaba, sino de la propia Samantha Muldoon que decía.

Zadar, necesitamos tu ayuda para recuperar uno de nuestros recipientes sagrados. Ve a la costa este, a una cala escondida con una cueva que está a la altura de la granja eólica de RON Alternates. Allí te espera un hermano.

Sin muchas ganas de cuestionarse nada, ya que a esas alturas no tenía caso que lo hiciera, se dirigió allí a no más tardar, aunque esta vez no fue en coche, prefiriendo acercarse al lugar en taxi, el cual la dejó justo al lado del parque eólico y aprovechó para preguntar al taxista acerca de la cala.

-Ah, sí, sé cuál cala dice, vaya todo recto hacia el este, subiendo por las montañas, tiene que haber un sendero que la lleve directamente hasta allí.

-Vale, muchas gracias.

-De nada. Kifflom.

Tras eso el taxista se fue y ella se quedó allí, observando el paisaje. A mano izquierda podía ver la gran cantidad de aerogeneradores que había en el parque, con algunos funcionando a pleno rendimiento y otros parados. A mano derecha se extendía el extremo sur de la cordillera de San Chianski, con un gran número de abetos y pinos cubriendo gran parte de las faldas de la misma. Sin perder más tiempo echó a andar y se internó entre los árboles, comenzando a subir por la ladera para encontrar la cala.

La subida fue algo fatigosa, pero finalmente logró alcanzar el pico más alto, pudiendo ver mejor la costa este y logrando localizar la cala, no muy lejos de donde estaba, dándose prisa para llegar cuanto antes. Tras encontrar un pequeño sendero llegó más rápidamente al lugar, viendo que había alguien junto a la entrada de la cueva al lado de una lancha, concretamente una squalo de color azul claro. En cuanto se acercó vio que se trataba del mismo chico que llegó a ver en el almacén de Vinewood varias semanas atrás, el cual la saludó al verla llegar.
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Cala oculta
-Ah, hermana Zadar, sabía que vendrías…

-Me dijeron que viniera-apuntó ella.

-Tienes que llevar esta lancha a la iniciada Muldoon, te espera al norte de aquí.

-Pues vale… tan llenos de detalles como siempre-murmuró Twilight, con resignación.

-La verdad debe ser revelada de forma gradual hasta que seas capaz de comprenderla, cuando un viaje termina, otro debe comenzar.

-Ya, ya, tengo unas ganas de ser una tesis…

-Con calma y paciencia podrás llegar a comprenderlo todo, Zadar, aunque si me lo preguntas a mí, estás haciendo grandes avances. Pronto podrás ser uno de los nuestros.

-En ese caso me daré prisa.

-Buen viaje, hermana-hermana, Kifflom.

-Sí, Kifflom.

Por suerte sabía más o menos cómo se pilotaba una lancha como esa, ya que recordaba cómo lo hizo Applejack aquella vez durante el viaje de vuelta a la ciudad, hará cosa de varias semanas atrás. Arrancó el motor, aumentó un poco la velocidad para salir de la cala y, una vez en mar abierto, aceleró de golpe y puso proa en dirección hacia el norte. En un momento dado decidió llamar a Samantha, marcando su número cogiéndolo del mensaje que la mandó antes. Tras unos breves segundos Samantha la cogió.

-¡Mi hermana-hermana eterna! ¿Has cogido la lancha secreta en la ubicación secreta?

-Sí, estoy en la lancha secreta azul claro. ¿A dónde la llevo?

-Deja de saberlo y lo sabrás.

Esa contestación dejó un tanto hastiada a Twilight, contestando de seguido.

-Oye mira ¿Qué tal si nos dejamos de cripticismos y me ayudas a saberlo para que podamos hacer esto?

-Está bien, pero es algo como de principiantes, hermana. El cabo Catfish, al lado del faro, nos vemos allí. Kifflom.

-Kifflom.

Una vez que estuvo todo claro Twilight colgó y se centró en pilotar la squalo, la cual demostró un gran velocidad surcando con rapidez las olas que se precipitaban contra la escarpada costa. Por el camino llegó a ver muchos islotes y escollos, pero los rodeó todos para evitar chocarse contra ellos. El viajecito por mar le llevó una buena hora, ya que el mar estaba algo resacoso, con olas de unos dos o tres metros, lo que la obligaba a navegar con cierta precaución para que la embarcación no se escorara demasiado y volcara. Al menos eso la permitió disfrutar del paisaje, contemplando San Andreas aunque desde otra perspectiva.

Finalmente llegó al cabo, el cual destacaba por tener varias casetas de pescadores junto a un viejo y algo desvencijado muelle; a mano izquierda había un pequeño almacén con una rampa de botadura y un poco más al fondo había una pequeña casita en lo alto de una colina cercana. Vio entonces a Samantha cerca del muelle junto a un coche, paró justo al lado del muelle y desembarcó, acercándose a ella al tiempo que esta la decía.
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Cabo Catfish
-¡Zadar, por aquí!

En cuanto estuvo a su lado la saludó como siempre.

-¡Kifflom, hermana!

-Kifflom-respondió ella sin dudar.

-¿Tienes el dinero?-inquirió la famosa.

Al principio Twilight no supo muy bien qué contestar, ya que no sabía nada de ningún dinero, pero al final se dejó llevar y murmuró.

-Kifflom.

-¡Estupendo! ¿Y la lancha?

-Kifflom-apuntó ella, señalando hacia la misma.

-¡Genial! Ya casi lo has conseguido, hermana, estás a punto de alcanzar el estado de tesis. Con un poco más de esfuerzo e inversión podrás llegar a los planos astrales y a estar en cincuenta mil lugares a la vez. Y los tíos… uauh, ya verás, ya, tremendos. Y todos más o menos de tu edad, precisamente los que más rinden, te vas a hartar.

Por su parte Twilight prefirió no decir nada, ocultando como podía un incipiente sonrojo con tan solo pensar lo que la estaba insinuando.

-Pero bueno, todos vamos progresando en el camino hacia la verdad. Nos vemos luego ¿te importa que me lleve la lancha?

-Kifflom-murmuró ella, sin ganas.

-Muy bien, quédate con el coche si quieres, es del programa, puedes usarlo.

Sin decirla nada más Samantha abordó la lancha, la arrancó y se marchó de allí dirigiéndose hacia el norte y desapareciendo entre las olas. Por su parte Twilight se acercó al coche, el cual era un imponente deportivo alpha coupé de dos puertas y de color azul claro, y lo usó para volver rápidamente a la ciudad, aunque fue un viaje bien largo ya que estaba casi en la otra punta del estado.

Llegó a Los Santos a la hora de comer pasadas, por lo que aprovechó para quedar con sus amigas y comer por allí, quedando en The Last Train in Los Santos, un famoso restaurante de comida rápida situado en Eclipse Boulevard, en Vinewood Oeste, que tenía la particularidad de estar situado en un antiguo vagón de tren rojo de la compañía Go Loco Railroad. Nada más llegar aparcó el coche en el parking colindante, siendo vista por todas sus amigas, incluso estaba Applejack, que esta vez había podido quedar con ellas. Rainbow fue la primera en opinar.
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The Last Train in Los Santos
-¡Uauh, pero qué cochazo que te has agenciado, Twilight, ni más ni menos que un alpha! ¿Dónde lo has conseguido?

-Bueno, es lo que tiene estar en busca de la verdad…

-¡j*der, qué nivel, Maribel!

-Esto… Twilight, dulzura ¿de qué vas vestida?-inquirió en ese momento Applejack.

Ante eso la aludida rodó los ojos y murmuró.

-Es una larga historia, déjame que te la cuente mientras comemos…

Las cinco entraron en el restaurante, mientras que Twilight comenzaba a contar su rocambolesca historia.

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Los siguientes días pasaron con algo más de rapidez, aunque para entonces tanto Sunset como su jefe se comenzaban a impacientar, esta vez de verdad. El encargo se estaba alargando más de lo necesario, y el riesgo de que Formage volviera estaba ahí, ya que después de todo había contactado con ella hace escasos días. Sin embargo un buen día todo pareció cambiar, puesto que le llegó un correo electrónico, esta vez de Trixie, el cual decía.

¡Kifflom, hermana-hermana!

¡Qué bien, Zadar, estás a punto de convertirte en una verdadera tesis! Aunque aún te falta la que es quizás la parte más importante. Ven a verme al extremo oeste del desierto de Gran Señora, cerca de Harmony, busca un pequeño parking de caravanas junto a un antiguo velero de madera.

¡Alabado sea Kraff!


Intrigada por la brevedad de su correo no perdió más tiempo y se dirigió hacia allí en su nuevo alpha, el cual aún conservaba desde la última vez. La costó un poco, pero finalmente encontró el sitio, situado como bien dijo Trixie en el extremo oeste del desierto y cerca de varios extractores de petróleo cercanos. Ese día era especialmente caluroso, aunque por suerte el traje de Epsilon transpiraba muy bien, por lo que en ese sentido no tenía mucho calor.

En cuanto se acercó a la caravana más grande la puerta de la misma se abrió y de esta salió Trixie, la cual se mostró especialmente emocionada.

-¡Kifflom!

-Kifflom…-la saludó ella.

-¡Vamos, ven conmigo, has descubierto grandes cosas! ¡Oh, en serio, estoy tan feliz, estás a punto de convertirte en una tesis, eres quizás de las antítesis más rápidas que he tenido el placer de guiar!

-Eh… genial, supongo…

-¡Ya lo creo que sí! Estoy especialmente orgullosa de ti, Zadar, sabía que lo conseguirías-murmuró Trixie, cogiéndola de las manos y mirándola con un genuino gesto de felicidad.

Twilight se quedó un tanto chocada por ese gesto, sin poder evitar mirarla con tristeza, ya que en el fondo la estaba engañando sin que apenas se diese cuenta. Aunque estando tan alienada como lo estaba ella, no era de extrañar que no lo hiciera, aun así el sentimiento de culpa seguía estando ahí. Trixie lo notó e inquirió extrañada.

-¿Qué te pasa? ¿No estás feliz?

-Ah, sí, sí, claro, por supuesto…

-¡Estupendo! Venga, vamos con los demás.

Los dos se dirigieron junto al velero de madera y, en ese momento, aparecieron Samantha Muldoon y el chico de la última vez, el cual se dirigió a ella.

-Kifflom, hermana-madre, ahora sabes que no estamos solos.

-Exacto, y además has descubierto la importancia de los seres superiores, los famosos como yo, gente a la que adorar para que te guie a la verdad-añadió
Samantha, con aires de superioridad.

-Ahora levanta la mano-indicó el chico de antes, haciéndolo.

Twilight le imitó, al igual que Trixie, y entonces Samantha sacó una medalla dorada con el logo de Epsilon, al tiempo que se la ponía mientras la decía.

-Te otorgamos esta medalla por todos tus logros conseguidos hasta el momento.

Trixie la ayudó a ponérsela recomponiéndola el pelo y pasando la mano por él, meciéndoselo, cosa que no pasó inadvertida a la chica, pero entonces la famosa volvió a hablar, anunciando.

-Cris está muy contento contigo.

Antes de que pudiera decir nada más, una voz familiar y profunda resonó de improviso diciendo.

-¡Ya lo creo que lo estoy, Zadar! Has conseguido grandes cosas. Pero es como un mero pestañeo. Al menos que consigas más, no sobrevivirás al apocalipsis.

Miró hacia arriba y vio que se trataba de un par de altavoces instalados en lo alto de un poste.

-¡Cris ha hablado!-exclamaron todos a la vez menos ella.

Por hacer o decir algo, Twilight alzó la mano y exclamó.

-¡Kifflom!

La voz de Formage no volvió a sonar, por lo que supuso que no era realmente él, siendo más una grabación o bien una emisión a larga distancia. Por su parte el chico moreno habló de nuevo.

-Kifflom, Zadar, eres casi una auténtica tesis, tu antítesis está casi sofocada.

-¡Y tan fenomenal!-añadió Trixie, sin ocultar su emoción.

-Y también a un precio de lo más razonable.

Twilight prefirió no comentar al respecto, ya que a ella no la parecía nada razonables los treinta mil quinientos dólares que se había gastado en total desde que todo ese periplo comenzó, pero aun así murmuró.

-Bueno, pues sofoquemos mi antítesis.

-Para ello debes portar tu medalla, tu atuendo y recorrer ocho kilómetros vagando por el desierto-anunció entonces Trixie.

Hubo un breve silencio en el cual tan solo se oyó el sonido de la arena arrastrada por el viento hasta que finalmente la aludida soltó.

-¿Cómo?

-Sí, se le llama el peregrinaje, es la última frontera a cruzar para convertirse en tesis, todos los aquí presentes lo hicimos en su día-explicó Trixie.

-Pero, pero… ¿así sin más, sin preparación ni nada?

-No, el peregrinaje pone a prueba tu fortaleza y convicción, para ver si realmente eres merecedor de poseer la verdad. Si nosotros lo hemos conseguido, tú también lo conseguirás-dijo Muldoon sin ningún atisbo de duda.

-¡Yo estoy segura de que lo conseguirás! ¡Has llegado hasta aquí, ánimo Zadar, ve y echa a correr! Yo te espero al otro lado…-murmuró Trixie, mirándola con gesto feliz.

Twilight se sintió un tanto incómoda por la mirada que la estaba echando, pero sin decir nada más los tres se retiraron, despidiéndose de ella y deseándola buena suerte. Tras eso se subieron a una furgoneta y se alejaron de allí, dejándola sola en el desierto. Por su parte Twilight dejó escapar un hondo suspiro, comentando de seguido.

-Dios mío, lo que tengo que hacer para conservar mi vida…

Y, tras ese inciso, echó a caminar adentrándose en el desierto de Gran Señora.

Nunca había estado como tal en el desierto de Señora, por lo que durante toda la caminata pudo visitar de primera mano toda su extensión. Cerca de dónde empezó a caminar había unas pocos pozos de extracción petrolífera trabajando constantemente, además de una cementera y una antigua parada de camiones justo al extremo oeste del desierto. Más adelante, pasadas muchas dunas y elevaciones, vio el aeródromo de Sandy Shores, aunque por si las moscas tan solo lo bordeó por un lado, atravesando kilómetros y kilómetros de arena, matojos, rocas y cactus. Pasado el aeródromo cruzó la carretera y se adentró de lleno en el Parque Nacional de Señora, una gran porción del desierto que se encontraba protegida, concretamente algo más de tres mil kilómetros cuadrados, ya que tenía en su haber una gran densidad de población de árboles de Josué en él, además de otras formaciones rocosas muy características como los berrocales. Ese parque era quizás uno de los iconos más famosos de todo el desierto, atravesándolo de cabo a rabo y de vuelta bajo un sol abrasador.
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Parque Nacional de Señora
Al principio todo iba bien, pero conforme iba avanzando, más duro se hacía. El sol apretaba con fuerza, provocándola un calor tremendo, con perlas de sudor resbalando por su frente y cara, jadeando de puro cansancio y con un hambre y una sed atroces. El viaje de vuelta tampoco fue más tranquilo, con más sol abrasador dándola de lleno y sin ni una sola mísera sombra donde parar un rato. En algunos momentos la parecían oír sonidos distantes que apenas conseguía distinguir, llegando incluso a musitar por lo bajo.

-Kifflom… Kifflom… Kifflom…

En cuanto el sol comenzó a ponerse el calor empezó a remitir, y para cuando los últimos minutos de luz pasaron Twilight ya había regresado al punto de partida, con los ocho kilómetros ya recorridos y totalmente hambrienta, sedienta y exhausta. Se metió en el coche para descansar un rato, jadeando por lo bajo y con la boca seca y los labios agrietados.

Al poco rato el móvil la comenzó a sonar y ella lo cogió sin mirarlo siquiera, musitando de seguido.

-¿Se ha terminado?

Fue entonces cuando una voz familiar anunció.

-No. Tu viaje no ha hecho más que comenzar. ¿Te has librado del bastón? ¿Has observado tus deficiencias?

-Sí, supongo que sí…

-Entonces ya no existen. Estás preparada.

-¿Preparada para qué?

-Para hacer otra inversión en ti misma. Lleva un diezmo generoso a la sede del programa, en Rockford Hills, y habrás completado del todo tu peregrinación. Enhorabuena, Zadar, eres ya una tesis.

-Maravilloso…

-¿Verdad que sí? Normalmente siempre doy personalmente la bienvenida a las nuevas tesis, pero me temo que esta vez no voy a poder estar presente, ya que no me encuentro en la ciudad. De igual forma ve con el diezmo y entrégalo, ya allí te harán un tour por la sede y te proporcionarán nueva ropa acorde a tu nuevo estatus.

-Está bien…

-Y, una vez más, bienvenida a la verdad. Nos veremos en el 10º Paradigma.

Tras eso Cris colgó y Twilight respiró algo más tranquila. Lo había conseguido, ya estaba dentro, ahora era cuando la misión se concretaba, por lo que aprovechó para llamar a Sunset y avisarla.

-¿Sí?

-Ya está hecho, estoy dentro.

-¿Ya? ¡Aleluya! Bien, estupendo, entonces podremos empezar a concretar planes, supongo que dentro de poco entrarás en la sede…

-Sí, de hecho me han dicho que me pase mañana.

-Estupendo, haz todas las fotos encubiertas que puedas y tráemelas, trazaremos un plan de ruta.

-Está bien.

Tras eso colgó y, una vez que todo estuvo hablado, se puso en movimiento para volver a casa, darse una ducha, cenar algo y dormir durante toda la noche ya que lo necesitaba.

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Al día siguiente se despertó temprano, se preparó y se dirigió hacia la sede del programa Epsilon a no más tardar. Localizada en una parcela bastante grande en pleno centro de Rockford Hills, consistía en un gran palacete de varios pisos y con un diseño propio de la arquitectura típica de los años treinta, aunque con algo de influencia en el estilo clásico occidental y rodeado por una frondosa vegetación. En el tejado superior había un logo del programa en grande junto con un cartelón de color azul claro.
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Sede del programa Epsilon
Nada más llegar aparcó el coche junto a uno de los accesos del muro y se dirigió al interior del edificio; en cuanto entró se encontró de golpe con Trixie, la cual nada más verla se echó sobre ella al tiempo que exclamaba.

-¡Zadar! ¡Lo has hecho, lo conseguiste, eres una auténtica tesis! ¡Sabía que lo lograrías!

-Eh… ah, sí, claro, y todo gracias a ti, Trix… digo, Ursa.

-¡Es estupendo! Ah ¿has traído el diezmo?

-Eh… sí, claro.

-Genial, ven conmigo.

La llevó entonces hasta el mostrador, al otro lado del vestíbulo, y la propia Trixie le dijo a la recepcionista.

-¡Hola, hermana-hermana Shalan!

-Hola, hermana-hermana Ursa, Kifflom.

-¡Kifflom! Mira, te presento a la nueva tesis Zadar.

-Ah, enhorabuena, querida, bien hecho ¿vienes a entregar el diezmo?

-Eh… sí, sí ¿Cuánto es?

-Cincuenta mil dólares.

Twilight necesitó de todo su autocontrol para no estallar ni caerse ahí mismo para no llamar la atención, llegando a musitar rápidamente.

-¿Aceptáis tarjeta?

-Claro.

Sin otra opción que pagar para disimular, Twilight entregó la tarjeta con cara de póker, pero por dentro lloraba, y mucho, sobre todo por su abuelo y su herencia, la cual estaba siendo malgastada de semejante manera. El pasar la tarjeta por el lector se sintió como si hubieran apuñalado y rasgado parte de su alma, pero aun así hizo de tripas corazón, conservando la entereza que aún la quedaba.

-Pues ya está, bienvenida a la verdad, querida, Kifflom.

-Kifflom-musitó Twilight.

-¡Ahora sí que eres una tesis hecha y derecha! Ahora te enseñaré la sede, pero antes te tienes que despojar de tu viejo atuendo y ponerte ropas de auténtica tesis, ven conmigo.

Siguió a Trixie hasta unos vestuarios cercanos, donde había una serie de taquillas en las que había ropa de todo tipo, desde camisas, camisetas, blusas, sudaderas, polos o chaquetas, todos de mujer y de color azul claro, además de pantalones de todo tipo también.

-Puedes usar la que más te guste, están todas a disposición de los hermanos y hermanas aquí presentes.

-Ah, bueno, me gusta esta blusa.

-Cógela entonces, puedes cambiarte aquí mismo.

Algo cortada se apartó un poco y empezó a desvestirse, quitándose las ropas de antítesis y poniéndose la blusa que eligió antes junto con unos vaqueros y dejándose los zapatos deportivos blancos. Trixie la estuvo observando durante todo el proceso, con un incipiente sonrojo en sus mejillas, y sin apenas quitarla la vista de encima. Una vez que terminó de cambiarse Twilight inquirió.

-Ya estoy ¿qué tal me veo?

-Ah, pues… muy guapa…

-Oh, gracias…

Hubo un incómodo silencio entre las dos hasta que finalmente Trixie reaccionó.

-¡Ah, sí, la sede! ¡Vamos, ven conmigo!

La chica cogió de la mano a Twilight y la estuvo guiando por todo el palacete, el cual rezumaba lujo en todos y cada uno de los aspectos. Había un montón de salas donde se realizaban reuniones y charlas de grupo, así como un espacioso comedor con buffet, salones de ocio y recreación, una sala de proyecciones bastante grande, biblioteca, salas de estudio, un salón de actos y multitud de otros servicios para uso y disfrute de todos los miembros del programa. En el patio trasero había además una pequeña terraza y una fuente.

-¿Qué te parece?-inquirió Trixie en un momento dado, mientras exploraban el último piso en el ala central del palacete.

-Muy grande… y bastante acogedor.

-¿Verdad que sí? es como un segundo hogar para todos nosotros, hay habitaciones en este piso por si alguien se quiere quedar a dormir… ¿quieres verlas?

-Ah, bueno, está bien…

Dichas habitaciones eran compartidas y además mixtas, por lo que no había diferenciación ni intimidad, a buenas cuentas.

-Pues está bien este sitio, sí…-comentó Twilight.

Por su parte Trixie se quedó callada, aunque en un momento dado se acercó a ella y, con voz nerviosa, murmuró.

-Zadar… ¿puedo hablar contigo?

-Eh… sí, claro…

-Verás… he guiado a muchas antítesis a lo largo de toda mi vida desde que estoy aquí, y ha habido de todo, tanto hombres como mujeres, pero… nunca antes había conocido a alguien como tú. Tan joven como yo, una joven promesa que se encaminaba a la verdad y que ahora está al mismo nivel que yo, que ha crecido con mi guía y gracias a mí. Y tú has respondido tan bien… al principio eras muy antítesis, sí, pero al final fuiste creciendo y madurando, y ahora estás aquí conmigo, y es como…

Para entonces el ceño de Twilight no se podía fruncir más de lo que ya lo estaba, inquiriendo ella misma.

-Trixie ¿qué es lo que quieres decirme?

Ante eso la aludida se acercó a ella y la cogió de las manos, susurrando de seguido.

-Zadar… Twilight… yo… yo…

Por un momento parecía que a la chica no la salían las palabras, pero entonces las desechó y besó a Twilight, cogiendo a la chica totalmente desprevenida. Al principio no supo muy bien qué hacer, ya que no se esperaba para nada algo así, ya que técnicamente era su primer beso. Pero aun así logró reaccionar inmediatamente después, apartándose de ella.

-Tri… Trixie…

-¿Qué pasa? ¿No te ha gustado? Oh, Kraff, perdona, no era mi intención lanzarme así sin más, es solo que yo… yo…

-No, si ya, pero es que verás, lo siento Trixie, yo… no siento nada por ti…

Desde el primer momento Twilight quiso ser sincera, para no darla falsas esperanzas, pero la cara que puso la chica después de decírselo fue tal que incluso llegó a partirla un poco el corazón.

-Lo siento, de verdad, eres buena chica, Trixie, muy concienciada y trabajadora, pero es eso, yo soy heterosexual, no me gustan las mujeres.

Ante eso la chica tan solo bajó la cabeza, asintiendo con la cabeza y murmurando.

-Lo… lo entiendo. Perdona, he sido una tonta, pensaba que tal vez… tú…

-Lo siento, de verdad, lo siento mucho. Siempre podemos ser amigas…

Sin embargo eso no lo arregló mucho, a lo que Trixie tan solo dijo.

-Sí, supongo…

Twilight quiso decirla algo, tratar de mitigarlo, pero el daño ya estaba hecho. Trixie se despidió de ella secamente y se fue de allí rápidamente. Quiso ir tras ella, pero prefirió dejar que se lo pensara mejor. Al menos ahora tenía vía libre.

En cuanto se aseguró que estaba sola sacó entonces unas gafas del bolsillo del pantalón y se las puso; a primera vista parecían unas gafas cualquiera, pero esas en concreto eran unas gafas espía con una cámara acoplada en ellas. Cada vez que se pestañeaba, sacaban una foto, y si se pestañeaba mucho y de seguido tomaban una ráfaga de fotos. Además todas las que se hacían se enviaban automáticamente a un terminal conectado a las mismas a través de bluetooth. Sunset se las dio esa misma mañana antes de dirigirse a la sede de Epsilon, y se las apañó para que Trixie no las viera mientras se cambiaba. Una vez que las gafas estuvieron listas salió al pasillo y buscó por algún lado la puerta del despacho de Cris Formage. Por el camino estuvo fotografiando todas las cámaras de seguridad con las que se encontraba, para tener una idea de cuan fuerte era la seguridad en ese sitio. Había al menos una cámara por pasillo, estando todo bastante cubierto en ese sentido. Durante su búsqueda se topó entonces con el acceso a la sala de seguridad, la cual estaba cerrada, pero igualmente le hizo una foto para tenerla como posible referencia.

Finalmente encontró su objetivo en la tercera planta; como bien se esperaba la puerta se encontraba cerrada, pero eso no la importó, fotografiándola igualmente además del pasillo donde se encontraba y una ventana que había al fondo del todo. Se asomó por ella y vio que daba a uno de los accesos laterales al patio trasero, aprovechando para hacer un par de fotos más.

Una vez que estuvo todo fotografiado y listo se quitó las gafas y se dirigió a la planta baja para recoger sus cosas; aprovechó además que no había nadie en los vestuarios para coger su vieja ropa de antítesis, metiéndola en una mochila que encontró por allí y que no parecía ser de nadie. Tras eso estuvo a punto de irse de allí, pero entonces tuvo un extraño presentimiento y, guiada por su instinto, cogió unas cuantas camisas, polos y blusas de tesis más, guardándolo todo en la mochila y saliendo de la sede sin llamar demasiado la atención. No volvió a ver a Trixie, lo que en parte la preocupó, pero en ese momento estaba ocupada por lo que se centró en dirigirse a Eclipse Towers, que por suerte estaba cerca de allí.

Nada más llegar aparcó por las cercanías y subió directamente hasta el apartamento de Sunset, donde la esperaba. Esta vez no había ningún gorilón guardando la puerta, llamando directamente al timbre, aunque en ese justo momento le abrió una persona que no se esperaría encontrar en ese mismo momento y lugar.

-¡Hola Twilight!

-¿¡Pinkie?! ¿¡Qué haces tú aquí?!

-¡Pues esperándote, por supuesto! ¡Hemos hablado con Sunset y la hemos insistido en ayudarte en tu nuevo encargo, y hemos insistido tanto, tanto, tanto que al final ha accedido!

-¡No me lo recuerdes, ha sido peor que un martillo pilón! Pasa, Sparkle, ya he recibido las fotos, he estado repasando rápidamente un plan, ahora os cuento.
Para su sorpresa no sólo Pinkie estaba ahí, sino que Rarity y Rainbow también estaban con ella, dispuestas a ayudarlas en lo que hiciera falta.

-Chicas… os dije que no hacía falta que os molestarais…

-¿Bromeas? ¿Y dejarte a ti sola en medio de esa panda de pirados? De eso nada, monada, iremos contigo y te ayudaremos con lo que haga falta-murmuró Rainbow, cortante.

-Desde luego que sí, querida, desde que empezaste a tratar de infiltrarte en ese culto te veíamos cada vez más y más estresada, por lo que decidimos venir a hablar con Sunset sin decirte nada. Costó un poco, pero al final conseguimos convencerla…

Ante eso la aludida tan solo gruñó por lo bajo, sin decir nada al respecto.

-¿Y Applejack?-inquirió en ese momento Twilight, viendo que no estaba.

-No ha podido venir, ya sabes que está en su granja liada, pero nos manda sus ánimos desde allí.

-Yo… no sé qué decir… gracias, chicas, sois estupendas…-murmuró la chica, algo emocionada.

-Oh, no es nada, querida, después de todo estamos todas juntas en esto.

-¡Sí, aquí nadie se queda atrás!

-¡Y después fiesta para celebrarlo!

Por su parte Twilight no pudo evitar sonreír y las abrazó de improviso, gesto que ellas correspondieron rápidamente, formándose así un gran abrazo grupal. Sunset las observó algo apartada y sin pena ni gloria, aunque no logró esconder del todo cierto gesto inquisitivo, como si no entendiera bien lo que veía.
Aunque enseguida cortó el momento comentando.

-Muy bien, señoritas, se acabó el momento dulzón y empalagoso, pongámonos a trabajar.

A su señal todas la siguieron hasta la sala de preparación, donde se notaba que Sunset había estado trabajando, ya que la pizarra estaba llena de fotos y anotaciones.

-Vale, he estado trabajando con todas las fotos que me has ido mandando, es una suerte que estemos aquí al lado, el receptor no ha tenido ningún problema. Lo que sí que he visto es que el lugar está celosamente guardado por un bastante grande sistema de seguridad, lo cual de por sí ya es malo, ya que puede ir en nuestra contra, por lo que lo vamos a tener que marcar como objetivo a destruir. Por otro lado está la puerta al despacho de Formage, la cerradura que la guarda no es excesivamente compleja, por lo que una ganzúa común al uso bastará para abrirla. Una vez dentro hay que hackear el ordenador personal del tipo y llevarnos todo lo que haya en él, antes he estado hablando con Rarity y me ha dicho que tiene conocimientos de hackeo, por lo que de eso se encargará ella. Sparkle, tú la acompañarás.

-Está bien.

-¿Y nosotras?-inquirió en ese momento Pinkie.

-Vosotras serviréis de distracción si así se requiere, para evitar que nadie las descubra. Una vez que esté hecho plantaréis dos cargas de C4, una debajo de la mesa del despacho de Formage y otra en la sala de seguridad, esta última será para destruir todas las posibles evidencias que os puedan vincular con el suceso en sí. Están programadas para que exploten unos pocos minutos después de que el centro cierre, así evitamos víctimas innecesarias.

-Vale aunque ¿por qué la carga del despacho de Formage?-inquirió en ese momento Twilight.

-Motivos personales de mi jefe, sin preguntas. Haciéndolo antes de que la sede cierre dará tiempo a plantar las cargas y salir de allí sin llamar la atención.

-Vale aunque ¿cómo podremos entrar nosotras? Probablemente no nos dejarán entrar…-murmuró en ese momento Rainbow.

Por un momento Sunset no supo cómo contestar a eso, pero entonces ese comentario llamó la atención de Twilight, la cual comentó.

-Sí que podréis, poneos esta ropa.

Sacó entonces todos los polos, camisetas y blusas que cogió de antes, pasándoselos a ellas.

-Es ropa de tesis, si vais con esto puesto os tomarán por tesis y podréis entrar sin problemas en la sede.

-¡Estupendo! Problema resuelto entonces ¿cómo es que las tenías?

-Llámame loca pero algo me dijo que las cogiera, y al final me ha venido bien hacerlo.

-¿Intuición?-inquirió Rarity, curiosa.

-Algo así-asintió Twilight.

-¡Vaya, qué casualidad! Quizás fue ese tal Kifflom el que te iluminó, Twilight…

-Muy graciosa, Pinkie…

Antes de que la cosa fuera a más Sunset intervino rápidamente.

-Vale, pues ese es el plan, como veis es mucho más sencillo que el último, por lo que si lo hacemos bien no tiene por qué fracasar. Preparaos bien para mañana.

Una vez que estuvo todo hablado cada una se fue por su lado, comenzando así por preparativos. Por su parte Twilight volvió a casa, donde estuvo repasando el plan a conciencia para que todo saliera bien mañana por la tarde. Aunque aún seguía algo inquieta sobre todo por Trixie, ya que no se esperaba para nada que se la declarase de esa forma. No había hablado con nadie acerca del asunto, y la preocupaba que la chica se obsesionara de más, aunque teniendo en cuenta lo metida que estaba en el culto, no creía que tuviera demasiados problemas en ese aspecto. Después de todo iba a esta ocupada, por lo que prefirió olvidarse de ese asunto de momento y centrarse en lo que la ocupaba. Mañana sería un día clave. Y debía estar preparada.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Mensaje por Sg91 » 03 Oct 2016, 22:53

(Continúa del anterior mensaje)


Llegó a la sede a las seis de la tarde, hora a la que había quedado con las demás. Aparcaron sus respectivos coches en un parking cercano situado al otro lado de Del Perro Boulevard y a escasos metros de la sede, yendo andando desde allí y aparentando total normalidad. Twilight llevaba consigo parte del material en su mochila, mientras que las demás iban más de vacío, aunque todas destacaban bastante ya que iban vestidas casi de la misma forma; tanto Twilight como Rarity vestían con sendas blusas, mientras que Pinkie había elegido llevar una camiseta con la palabra Kifflom estampada en el pecho y Rainbow llevaba puesta una sudadera de cuellos blancos. Las cuatro iban andando juntas por la acera, dando una estampa de lo más singular.

-¡Vaya foto tenemos! ¿No creéis? ¡Las cuatro tesis de Epsilon!-exclamó en ese momento Pinkie.

-No estamos ahora para fotos, Pinkie-la recordó Rainbow.

-Ya lo sé, tontita, sólo aliviaba el ambiente, os noto a todas algo nerviosas, no es como si fuéramos a robar un avión militar o algo así…

Ante eso todas rodaron los ojos, riéndose por lo bajo, aunque en ese momento Twilight retomó el hilo comentando.

-Vale, repasemos entonces el plan. Lo primero es asegurar la sala de seguridad, si hay alguien vigilando tendremos que ocuparnos de él si queremos movernos sin que nadie nos detecte, en tal caso lo neutralizamos y dejamos que las cámaras graben, dará igual puesto que luego las grabaciones serán destruidas. Una vez que la seguridad esté comprobada Rarity y yo nos colaremos en el despacho de Formage mientras que vosotras dos vigiláis por si las moscas. ¿Dudas, preguntas?

-Eh, sí, cuando dices que hay que ocuparse del tío de seguridad supongo que te referirás a dejarle KO…-supuso Rainbow.

-Claro ¿en qué pensabas?

-En alguna burrada, seguro-murmuró Rarity, con seguridad.

-¡Tenía dudas! ¿Vale?

-Usaremos la fuerza, pero no letal, eso es todo.

Una vez que llegaron junto a la puerta las cuatro cambiaron de tema y entraron en modo epsilonistas, saludando a todo el mundo diciendo Kifflom y viéndose como si hubieran sido iluminadas. Para Pinkie fue particularmente sencillo, ya que la salía solo, aunque para las demás la costaba un poco más ya que no habían estado antes en contacto con la ideología.

Nada más entrar vieron al otro lado del vestíbulo a Samantha Muldoon y un hombre más que a Twilight no la sonaba de nada, pero a Rarity sí.

-Oh, no…

-¿Qué pasa?

-Es Jimmy Boston, lo conocí en la fiesta de Lacey, si me ve podría sospechar…

-¿Qué? Pero espera, de eso no puedes estar segura…

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, Samantha vio a Twilight y la llamó.

-¡Zadar, me alegro de volver a verte! ¡Ven, quiero presentarte a alguien!

Antes de ir para allá, Twilight les hizo un gesto a Rainbow y Pinkie para que se marcharan y fueran a buscar la sala de seguridad; las dos chicas lo pillaron enseguida y se apartaron, mientras que Twilight y Rarity se acercaban hasta los famosos.

-Hola Samantha…

-Me alegro de verte, y esta vez como una auténtica tesis, enhorabuena… ¿Quién es tu amiga?

-Ah, sí, os presento a Shamba, una tesis reciente, como yo…

-¿Shamba? El caso es que no me suena de nada… ¿y a ti, Jimmy?

-No… aunque espera, me resultas familiar ¿nos conocemos?-inquirió el actor, mirando de arriba abajo a Rarity.

-Ah, eh… es posible… ¿de la fiesta de Lacey, quizás?-murmuró la chica, no muy segura de si recordárselo o no.

Por un momento Jimmy se quedó pensativo hasta que finalmente murmuró.

-Ah, sí, cierto… ¿la estilista amateur?

-¡Sí, la misma!

-Ah, bien, bien, veo que al final te pensaste lo que te dije…

-Sí, así es, me entró la curiosidad y al final decidí unirme.

-En ese caso bienvenida a la verdad, hermana-hermana.

-Sí, gracias, Kifflom.

-¡Kifflom!-exclamaron los demás.

-Qué bien que hayáis venido, justo hoy se imparte una charla sobre la verdad concupiscente enclavada en el 6º Paradigma ¿queréis venir?-les ofreció Samantha.

Por un momento tanto Twilight como Rarity se miraron, llegando a decirse todo con la mirada.

-Sí, bueno, por qué no… ¿dónde es?

-En la sala de actos de la tercera planta-reveló Jimmy.

Fue entonces cuando las dos supieron que tenían que ir, puesto que era la tapadera perfecta, además, el sitio estaba en el mismo piso donde estaba el despacho de Formage, por lo que era aún mejor.

-Vayamos entonces, suena muy interesante-animó en ese momento Rarity.

-Sí, vamos… por cierto, Samantha ¿has visto a Trix… digo, a Ursa hoy?

-¿Ursa? No, hoy no ha venido, no sé nada de ella.

Eso dejó algo preocupada a Twilight, cosa que Rarity notó enseguida, pero no dijo nada al respecto.

Los cuatro entonces se pusieron en marcha hacia los ascensores; por su parte las dos chicas asintieron entre sí, al tiempo que Twilight cogía su móvil y le mandaba un mensaje a Rainbow para ponerla al corriente de su situación.

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Mientras tanto, en el cuarto piso, Rainbow y Pinkie habían localizado la sala de seguridad; aún estaban pensando en cómo abordarlo cuando, en ese mismo instante, el móvil de Rainbow sonó y lo consultó, viendo que se trataba de Twilight.

-Vaya, un mensaje de Twilight, a ver… Tenemos una tapadera, estamos en el tercer piso, junto al despacho, en cuanto os hayáis ocupado de la seguridad avisadnos y nos pondremos en movimiento. Vale, estupendo, ahora sólo falta pensar cómo vamos a hacerlo…

-¡Oh, pues muy sencillo! Sostenme esto-pidió Pinkie, pasándola una bolsa de tela que llevaba consigo.

Rainbow se la sostuvo, mientras que la chica asía el pomo de la puerta con infinita delicadeza y empezaba a abrirlo lentamente para no llamar la atención; por suerte la puerta estaba abierta, lo que daba a entender que había alguien dentro, pero por si acaso entornó la puerta un poco y se asomó para ver el interior. Como bien se esperaba había una sola persona sentada delante de un montón de monitores, dándola la espalda y con unos cascos puestos, controlando el sonido.

Por su parte Pinkie le pidió a Rainbow por señas que la alcanzara la bolsa y, de esta, sacó entonces una granada de gas lacrimógeno. Rainbow se quedó a cuadros en cuanto la vio y Pinkie, sin mediar palabra, le quitó la anilla y la empujó levemente hacia dentro, la cual rodó hasta los pies de la silla y comenzó a soltar el gas sin que el guardia lo notara siquiera. Pinkie cerró la puerta y murmuró por lo bajo.

-Y ahora a esperar que haga su magia…

-¿¡De dónde has sacado todas estas?!-inquirió Rainbow, mirando la bolsa y viendo que había varias más.

-Cogí unas pocas de nuestra pequeña incursión militar, que no se entere Sunset, eso sí.

Esperaron un poco a que el gas hiciera efecto y, tras eso, entraron en la sala con un pañuelo a modo de mascarilla; el vigilante había quedado del todo KO y ahora tenían vía libre para plantar la carga. Entre las dos cargaron con el tipo y lo dejaron escondido en un cuarto de mantenimiento cercano. Tras eso Rainbow se encargó de colocar la carga, armándola y dejándola pegada debajo de la mesa; a ambos lados de la misma había varias torres de los ordenadores que controlaban el sistema y el resto de monitores se encontraban justo encima de la mesa, junto con los grabadores. Al otro lado de la pequeña estancia había unos servidores y una balda llena de cintas, por lo que la explosión sería más que suficiente para acabar con todo eso.

Una vez que estuvo todo listo regresaron a por el vigilante y lo dejaron de nuevo en su sitio, para que cuando despertara no sospechara nada y creyera que tan solo había caído dormido.

Una vez que estuvo hecho las dos salieron de la sala y Rainbow escribió un mensaje de respuesta a Twilight, mientras se alejaban de allí.

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Por su parte Twilight trataba de no bostezar demasiadas veces para no evidenciar que esa charla estaba siendo un auténtico sopor; en los pocos veinte minutos que llevaban no había habido nada más que halagos a su ideología, todo ello remezclado con una condescendencia y una autocomplacencia que la estaba empezando a tocar las narices. Por suerte en ese justo instante su móvil vibró y lo miró, viendo que se trataba de un mensaje de Rainbow que decía: Seguridad asegurada, cuando queráis. Se lo enseñó a Rarity disimuladamente para informarla. Fue entonces cuando la chica comenzó a actuar, mostrando signos de desvanecerse, Twilight lo comprendió al instante y la sostuvo, inquiriendo de seguido.

-Hey, Shamba ¿estás bien?

-No mucho, querida, me siento mareada…

-¿Va todo bien?-inquirió en ese momento Samantha, dirigiéndose a ellas.

-Shamba no se encuentra bien, la acompaño al baño, ahora volvemos.

-Ah, vale.

Las dos salieron de la sala y, una vez en el pasillo, se dirigieron rápidamente hacia el otro lado del piso. Por el camino Rarity llegó a comentar.

-Si lo llego a saber me meto a actriz y revitalizo la industria de Vinewood yo solita…

-Sí, la verdad es que te ha quedado de lo más convincente.

En cuanto llegaron a la puerta Rarity se agachó ante ella, al tiempo que Twilight comentaba.

-¿Cómo lo haremos? No tengo ninguna ganzúa…

-No te preocupes, querida, déjamelo a mí.

Sin decir nada más Rarity se llevó una mano al pelo y se quitó una de sus horquillas, usándola entonces a modo de ganzúa; la llevó unos pocos minutos pero finalmente consiguió abrir la puerta, dejando a Twilight ciertamente sorprendida.

-Uauh, no sabía que se podía hacer eso con una horquilla…

-Se pueden hacer muchas cosas con una horquilla si sabes cómo hacerlas. Además, esta cerradura no era muy compleja, en otro caso hubiera sido más complicado.

-Aun así ha sido increíble…

-Oh, gracias querida, un día de estos te enseñaré cómo se hace.

Una vez que estuvo abierta entraron en el despacho, cerrando tras de ellas para no llamar la atención. El interior del despacho era bastante suntuoso, casi tanto como el resto del palacete, lleno además de gran parte de la propaganda del programa, destacando sobre todo un poster en el que se podía ver al propio Cris Formage imitando a la pose del Tío Sam tan característica que se usaba en los posters de reclutamiento durante la primera y segunda Guerra Mundial.

Rarity se sentó frente al ordenador, sacando de su bolso un pen y enchufándolo antes de encender el equipo.

-¿Cómo llegaste a ser una hacker, Rarity?-inquirió Twilight en un momento dado.

-Oh, fácil, me enseñó un viejo amigo experto en informática que vive en Vice Beach… vale, empecemos con el HackConnect.

En poco menos de cinco minutos logró sacar la IP del ordenador, conectándose a la red rápidamente.

-Bien, ahora la contraseña, BruteForce, haz tu magia…

Durante el tiempo en el cual trataba de sacar la contraseña Rarity comentó.

-Por cierto, querida, ¿Quién es esa tal Ursa?

Esa pregunta pilló un poco con la guardia baja a Twilight, comentando al poco rato.

-En realidad se llama Trixie, fue mi guía durante todo el proceso de antítesis a tesis.

-Ya veo, aunque… ¿hay algo que te preocupe?

Ante eso Twilight tan solo suspiró y murmuró.

-Es algo complicado…

-Bueno, aun así cuéntame, cielo, ya sabes que siempre estoy dispuesta a escuchar.

-Está bien. Bueno, para no hacerlo muy largo, digamos que durante todo este tiempo Trixie se ha ido enamorando de mí y justo ayer se me declaró… besándome directamente.

-Oh, ya veo… supongo entonces que la rechazaste.

-Sí, y es por eso por lo que estoy preocupada, por ella principalmente. Está muy alienada, cree realmente en el programa, y es por eso, temo que haga alguna tontería.

-Como bien dices es muy difícil hablar con alguien que está convencido de todo esto, pero aun así dala un tiempo, los desengaños amorosos duelen al principio, pero el tiempo al final cura todas las heridas.

-Eso espero…

Sacar la contraseña fue más sencillo de lo que en un principio pensaron, siendo ni más ni menos que Kifflom. Tras eso lograron acceder al ordenador.

-Bien, esto ya está, veamos que tiene por aquí.

Se dirigieron a la carpeta de documentos y allí se encontraron entonces con un filón: facturas que evidenciaban gastos que nada tenían que ver con el programa, extractos de compras ajenas, actas notariales, imágenes sensibles de todo tipo, conversaciones grabadas en las que se oían chanchullos de lo más variados, libros B de contabilidad que evidenciaban una limpieza de dinero negro masiva con las actividades del programa. Aunque la guinda la puso una carta escaneada en la que se podía leer.

Querido Maliaquis

En relación con todo lo que me pediste la última vez que nos vimos, he de decir que ya lo tengo y te lo mandaré en breve en cuanto el resto de primos que hay aquí me paguen lo que les falte. Es increíble lo que hace esta gente descarriada con tal de que les de la “iluminación” y la “verdad” que tanto buscan. Los tengo a mi merced, y el saberlo en sí es tan reconfortante como excitante. Te tengo que dar las gracias por todo lo que me llegaste a enseñar, nunca llegué a pensar que una borrachera en una taberna del Medio Oeste llegaría a dar tanto de sí. Y pensar que un antiguo insulto griego es ahora una divinidad a la que miles y miles de primos alaban. Es hasta gracioso cuando lo piensas. Pero sí, tranquilo, en cuanto tenga tu parte de la mandaré.

Saludos, “Kifflom”

PD. ¡¡Ja!!


Para entonces tanto Rarity como Twilight se quedaron a cuadros, siendo Twilight la primera en opinar.

-Madre mía, si todo esto sale a la luz… será el fin del programa Epsilon.

-Sí, aunque visto lo visto yo creo que será lo mejor para todos ¿no crees?

-Sí, desde luego. Ya veo, por eso el jefe de Sunset quiere destruir todo esto, para ser el único que tenga la prueba de que el programa es un gran y muy elaborado fraude.

-Un tío muy listo, sí. Vale, voy a quedarme con todo esto, Down&Out y salimos de aquí.

Con ese programa hizo una copia de todo lo que había en documentos y, en cuanto terminó, el ordenador se apagó él sólo, borrando en el proceso todo su rastro y acción en el equipo.

-Vale, esto ya está.

-Estupendo, voy a colocar la carga.

Esta vez fue Twilight la que se encargó de ello, armándola y poniéndola debajo de la mesa, justo al lado de la torre del ordenador para asegurar que la explosión lo destruyese por completo, y muy seguramente el despacho entero.

Tras eso salieron afuera de nuevo, cerrando la puerta tras ellas y regresando al salón de actos rápidamente. En cuanto llegaron Samantha inquirió.

-¿Ya estás mejor?

-Sí, ha sido un pequeño vahído, me encuentro mejor.

El resto de horas pasaron rápidamente, tras la charla se dirigieron al patio trasero para ir a tomar algo, reencontrándose con las demás y hablando con los dos famosos, los cuales por suerte no tuvieron muchos problemas creyéndose que eran tesis recientes.

Finalmente el reloj marcó las nueve y la sede comenzó a cerrar, al tiempo que todo el mundo comenzaba marcharse. Por su parte las cuatro regresaron a sus coches, quedándose en ellos esperando a las pertinentes explosiones y asegurándose que no quedaba nadie en el edificio. Estaban todas subidas al premier de Twilight, aunque también habían traído el alpha por si era necesario una huida rápida.

-Vale, pues no parece que haya nadie más-anunció Rarity, ajustando los prismáticos mientras observaba.

-Estupendo ¿Cuándo explotarán las cargas?-quiso saber Rainbow.

-Dentro de quince minutos.

-¡Tan solo queda esperar a ver los fuegos artificiales!-exclamó Pinkie.

-Eh… Pinkie, a veces me das un poco de miedo ¿lo sabes?-murmuró Rainbow, algo cortada.

La única que no dijo nada fue Twilight, la cual se encontraba pensativa, pensando sobre todo en Trixie. La extrañaba no haberla visto en toda la tarde, y en esos momentos la comenzaba a dar una extraña sensación, algo así como un mal presentimiento. Miró en dirección a la sede, todo parecía normal, ya no quedaba nadie y la única luz que se veía era la del cartel del techo del programa.

Sin embargo, y en un momento dado, una luz se encendió en una de las ventanas del último piso, concretamente en el ala central y en una zona en la que Twilight supo al instante donde era.

-No…

Le arrebató los prismáticos a Rarity y miró a través de ellos, enfocando en dirección a la ventana; aumentó el zoom todo lo que pudo y entonces la vio. Una chica de pelo azul claro y destellos plateados.

-Trixie…

-¿Eh?-inquirieron todas en ese momento.

-Trixie…¡¡Trixie!!

Tras ese grito la chica salió de golpe del coche y se subió al alpha, arrancando de seguido haciendo caso omiso a los llamados de sus amigas. Aceleró de golpe y se dirigió hacia la sede, aparcando justo enfrente de la puerta principal y saliendo de golpe del coche. Trató de abrirlas, pero estaban cerradas, por lo que probó ir al patio trasero, donde había otra, pero también estaba cerrada. Entonces vio en el lateral izquierdo del edificio una puerta de servicio y la comprobó, viendo entonces que estaba abierta. Sin dudarlo entró de golpe y se dirigió al último piso para ir a buscar a Trixie.

Algunas partes del edificio estaban a oscuras, por lo que usó su móvil como linterna para alumbrarse, subiendo las escaleras de tres en tres y forzándose a correr con todas sus fuerzas. Llegó finalmente al cuarto y último piso del ala central, encontrando a la chica en las habitaciones.

-¡¡Trixie!!

La aludida botó del susto, exclamando de seguido.

-¿¡Twilight?! ¿¡Qué estás haciendo aquí?!

-¡¡No!! ¿¡Qué estás haciendo tú aquí?!

-Yo… no podía dormir en mi casa, por lo que vine aquí… después de lo del otro día apenas puedo dormir, no puedo olvidarte, Twilight…

Ante eso la chica se sintió algo culpable, pero no podían perder más tiempo, la sala de seguridad se encontraba justo al lado, y explotaría dentro de muy poco, estaban en peligro y tenían que salir ya de ahí.

-Mira, no hay tiempo para hablar de eso, tenemos que salir de aquí.

-¿Qué? ¿Por qué?

-No hay tiempo, te lo explicaré todo, pero vámonos de aquí…

-Pero…

Para entonces la chica comenzaba a impacientarse, por lo que decidió actuar, cogió a Trixie de la mano y echó a correr, arrastrándola consigo. Salieron afuera y bajaron al piso de abajo, donde se podía oír el pitido de la carga del despacho de Fromage pitando cada vez más insistentemente.

-¿Qué es eso que suena?-inquirió Trixie, extrañada.

-¡No hay tiempo! ¡Vamos, vamos!

Vio entonces la ventana al otro lado del pasillo y no se lo pensó ni dos veces, al tiempo que el pitido se concretaba. Al segundo siguiente se dio las pertinentes explosiones y el palacete se estremeció, al tiempo que Twilight y Trixie atravesaban la ventana y se asían la una a la otra con fuerza, gritando en el proceso. Twilight cerró los ojos y apretó a Trixie contra ella, en un intento por protegerla y esperando al impacto.

Sin embargo ambas notaron como caían sobre algo blando, Twilight abrió los ojos y vio que habían caído sobre un contenedor de reciclaje lleno de cajas, bolsas de plástico y otros productos blandos. Se permitió entonces soltar un suspiro de alivio y miró hacia arriba. Parte de la fachada de ese lado había acabado destrozada por la fuerza de la explosión, al tiempo que unas vivas llamas comenzaban a extenderse a ese lado del palacete. Al otro lado otra columna de llamas comenzaba surgir, evidenciando el mismo efecto en la sala de seguridad.

-¿Qué ha pasado, qué ha sido eso?-inquirió Trixie.

-Ah, Trixie ¿estás bien?

La chica quiso responder, pero entonces vio los efectos de la explosión y se quedó estática, incapaz de comprender lo que sucedía. Fue entonces cuando miró a la sede y luego a Twilight, comenzando a comprenderlo y musitando en el proceso.

-Tú… no… no puede ser… no es verdad…

-Espera, Trixie, déjame que te explique, no es lo que parece…

-¿¡Que no es lo que parece?! ¡¡Has sido tú!! ¿¡Si no por qué querrías sacarme de ahí así sin más!?

-¡¡Intentaba protegerte!! ¡Escucha, Trixie, por favor, tienes que despertar, Formage os tiene a todos engañados, no hace más que sacaros el dinero, es todo un fraude, tengo pruebas que lo corroboran, ayúdame a desenmascararlos y yo te ayudaré a ti a superarlo todo!

-¡¡No!! ¡¡No, no, es mentira, lo único que querías era hacernos daño, nunca has querido buscar la verdad, no eres más que una indeseable insalvable, y pensar que realmente he llegado a sentir algo por ti!! ¡¡Te odio, Sparkle, te odio!!

-¡No, Trixie, por favor, escúchame, Trixie!

Sin embargo la chica se fue de allí corriendo y tambaleándose, al tiempo que comenzaba a llorar amargamente. Twilight por su parte se sintió peor que nunca, pero en ese momento aparecieron las demás en su coche y Rarity se dirigió a ella.

-¡¡Twilight, rápido, sal de ahí, tenemos que irnos antes de que venga la policía y los bomberos!!

Eso hizo reaccionar a la chica y corrió de vuelta a su alpha, subiéndose a él y saliendo de allí con las demás tras ella, alejándose todo lo posible de la sede. Aún con las manos temblorosas debido a la caída, Twilight hizo mano de su móvil y llamó a Sunset, la cual lo cogió de seguido.

-¡Ya está, lo hemos hecho!

-Sí, he visto las explosiones desde aquí, buen trabajo.

-¡Tenemos la información! ¿Vamos a dártela?

-Sí, pero no vengáis al apartamento, está demasiado cerca. Id al cartel de Vinewood y esperadme allí.

-Vale.

Por señas indicó a Rarity que la siguiera y se dirigieron hacia el monte Haan, que a esas horas estaba desierto y sin nadie por las inmediaciones, por lo que era un buen lugar para quedar. Todas salieron de sus respectivos coches, siendo Rarity la primera en echar la bronca a Twilight.

-¡Pero Twilight, eso ha sido arriesgadísimo, podrías haber salido muy malherida! ¿A cuento de qué viene salir así corriendo sin avisar?

-¡Trixie estaba ahí arriba, si no lo hubiera hecho no lo podría haber conseguido, tenía que salvarla, Rarity!

-¿Quién es esa tal Trixie?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-Uuuuh ¿una amiga nueva?-inquirió Pinkie, emocionada.

-Es… una larga historia-murmuró Twilight, algo cortada.

-Querida, entiendo que la hayas querido salvar, pero aun así ha sido arriesgado no sólo por el daño que te hubieras podido haber hecho, ahora es la única que sabe que somos responsables de lo sucedido.

Eso la hizo despertar, comprendiendo entonces que había puesto en riesgo la operación, aún a pesar de que había salido bien. Si Sunset se enterara muy probablemente mandaría a alguien para que se encargara de ella, y eso era lo último que quería.

-Oh, no… oh, no, oh no ¿Qué vamos a hacer, qué puedo hacer?-musitó la chica, muerta de miedo.

-Tranquila, lo peor que puedes hacer es ponerte nerviosa, por ahora no diremos nada, mañana intenta contactar con ella y trata de convencerla para que no diga nada. Por ahora le daremos la información a Sunset y luego ya veremos.

Estuvieron esperando a que la aludida llegara, viendo desde allí las columnas de humo surgiendo y alzándose sobre los tejados de Rockford Hills; también oyeron los ecos de las sirenas de los camiones de bomberos y de policía en la distancia, mezclándose con todo lo demás.

-Lo siento, de verdad, no quería arriesgar esto, es sólo que… no podía dejarla morir así sin más…

-Eh, hiciste lo correcto, Twilight, si hubieses sido tú la que hubiera estado ahí hubiera ido a por ti sin dudarlo.

-Gracias, Rainbow, pero aun así…

-¡Eh, vamos, si tú misma te has arriesgado la piel por ella seguramente no diga nada, después de todo debe ser una buena amiga tuya! ¿No?-supuso Pinkie.
Ante eso Twilight suspiró y murmuró.

-Es que es eso, ella tan solo fue mi guía a lo largo de toda esta locura, tampoco éramos tan intimas, es sólo que… ella se enamoró de mí.

Esa noticia cogió de improviso tanto a Pinkie como a Rainbow, la cual comentó.

-¡Ja! ¿En serio? ¿Y qué hiciste tú?

-Rechazarla como buenamente pude, pero aun así… no he hecho más que hacerla daño.

-¡Pero eso no es culpa tuya, TwiTwi! Es normal estar algo chof después de que te rechacen, pero si realmente esa chica te quería de verdad, no creo que se vaya de la lengua así sin más.

-Eso espero, Pinkie, realmente lo espero…

Al cabo de unos pocos minutos Sunset apareció, aparcando al lado del alpha de Twilight y dirigiéndose a ellas.

-¡Muy bien, señoritas, gran trabajo! Realmente sois de lo más eficientes juntas…

-¿Verdad que sí? pero eso es porque somos fabulosas, todas-murmuró Rainbow, con chulería.

-Ya vale, Dash-la cortó Rarity.

-¿Qué? Encima que nos encumbro…

-Bueno, bueno, suficiente, no os subáis a la parra ¿los datos?

Rarity le entregó el pen con toda la información en él y Sunset se lo guardó celosamente.

-Bien, iré a entregarlo a mi jefe. Por vuestra parte ya sabéis lo que toca, ahora mismo agachad la cabeza por unos días, en cuanto vuelva a tener algo para vosotros os avisaré.

Sunset se dio la vuelta para irse, pero entonces vio el alpha de Twilight y murmuró.

-Un momento ¿y este coche?

-Ah, es mío, Samantha Muldoon me lo regaló.

-Pero tiene el color de esos pirados.

-Sí, bueno, es que originalmente pertenecía al programa…

-¿Qué? Ah, no, entonces no, tiene que desparecer-anunció Sunset.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¿Es que no es lo suficientemente obvio? ¡Podría conectarte con lo que ha pasado! ¡Deshazte de él inmediatamente, y de esas ropas también, no debe quedar evidencia alguna que luego pueda ser utilizada en vuestra contra!

-Está bien, está bien…

-Elegid un sitio apartado y dadlo de baja. Iremos hablando.

Tras eso Sunset se despidió de ellas y se marchó por donde había venido. Por su parte Rainbow opinó al respecto.

-Jo, qué pena, lo siento por el coche, es precioso.

-Sí, bueno, después de todo tiene razón, quedármelo es arriesgado. ¿Hacemos esto por aquí?-sugirió Twilight.

-Mejor no, a fin de cuentas este sitio por el día es concurrido, mejor vamos a otro sitio, el extremo sur del campo petrolífero de Murrieta es una buena opción.
Se dirigieron rápidamente allí y, una vez en el lugar, prepararon el coche para volarlo con una carga de C4 puesta en el depósito de gasolina; se cambiaron también, quitándose sus ropas y metiéndolas en el coche para que ardieran junto con él.

-Menos mal que he traído ropa de recambio-murmuró Twilight, cerrando su mochila.

-¿Otra sensación de esas, TwiTwi?-inquirió Pinkie.

-No, simple precaución, nada más.

Una vez que estuvo todo listo se apartaron del alpha y se subieron al premier de Twilight, aparcado a una distancia prudencial.

-¡Dale caña!-exclamó Pinkie, particularmente animada.

-En serio, pobre coche-murmuró Rainbow.

Por su parte Twilight no dijo nada, tan solo accionó el detonador y el coche explotó, acabando envuelto en una bola de fuego que lo consumió por completo. Tras eso las cuatro se alejaron de allí, abandonando los restos ardientes del coche para volver de nuevo cada una al mundo real.

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Al cabo de unos cuantos minutos, una vieja y destartalada furgoneta surfer hizo acto de aparición, parando a pocos metros de los restos ya apagados pero aún calientes del coche. Fluttershy se bajó de ella y se acercó a ellos para ver si podía recuperar algo por un casual, pero todo había quedado reducido a cenizas y no pudo recuperar nada. Algo contrariada la chica sacó su móvil y miró las fotos que había hecho, en las cuales se podía ver a las chicas en situaciones de lo más variadas, desde en momentos en los cuales no hacían nada y se relajaban hasta en los más recientes acontecimientos. Se guardó entonces su móvil y chascó la lengua, pensando en alguna otra opción. Tras eso regresó a su furgoneta y se marchó de allí, dejando los restos abandonados una vez más. Una clara noche se echaba sobre la ciudad de Los Santos.

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por agustin47 » 05 Oct 2016, 01:25

Me está gustando mucho la historia, pero ya en serio, ¿Eres humano? Si sigues escribiendo tanto, vas a acabar por hacerlo más rápido de lo que soy capaz de leer :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 11 Dic 2016, 22:01

Capítulo 28
Un poco más cerca


-¿Y bien, Angus? ¿Cómo lo ves?

-No lo sé ¿cómo lo ves tú?

-Yo lo veo bien, pero te estoy preguntando a ti…

-Yo no lo veo, directamente, ya hablamos acerca de esto…

-Ya, ya lo sé, pero tienes que reconocer que ha funcionado, han cumplido, ya tenemos un nuevo territorio.

-Oh, claro que sí, Al, pero dime ¿Por cuánto tiempo?

-¿Por qué no puedes tener al menos un poquito de fe en todo esto?

Antes de que la cosa fuera a peor Rainbow decidió intervenir comentando.

-A ver, el caso es que ya lo tenemos, es nuestro, y si me preguntáis a mí no está tan mal. Es pequeño, vale, pero al menos así es más manejable.

-Gracias Rainbow.

Ante eso la chica tan solo asintió con la cabeza, mirando hacia otro lado. Esos dos últimos días tras el golpe a Epsilon habían sido particularmente tranquilos, aunque justo esa mañana al parecer los Ballas por fin se habían movido, cumpliendo finalmente con su parte del trato y entregándoles su nuevo territorio, donde ahora mismo se encontraban.

Para su suerte no estaba muy lejos de su casa, lo que la facilitaba a ella especialmente el acercarse hasta el lugar, ya que desde Del Perro hasta Vespucci no tardaba mucho más de diez minutos en llegar en su moto. El territorio incluía toda una calle situada justo al lado del paseo marítimo frente a la playa, Melanoma Street, junto a un pequeño y apartado callejón donde unos pocos garajes servirían para establecer una pequeña pero modesta sede secundaria. No llegaría al nivel de la sede de Mirror Park ni por asomo, pero lo que tenían era más que suficiente para ir tirando. Aunque no todos pensaban igual.
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Melanoma Street
-Vale ¿quieres saber realmente mi opinión?-inquirió en ese momento Angus, recolocándose en su silla.

-Sí, por favor-pidió Al con vehemencia.

-Está bien. Una sola calle está bien para lo que somos, pero el problema viene con el callejón en sí. Es una ratonera en caso de ataque, y con los garajes apenas se puede hacer gran cosa, no servirían para guardar las motos, y al menos tendríamos que usar uno como taller, lo que nos reduciría bastante nuestra capacidad de alojamiento para el resto de servicios. ¿Dónde iría el bar, qué hay del área recreativa, dónde nos podríamos reunir? Desde ese punto de vista es insuficiente y se queda corto.

Ante ese corto pero intenso análisis ambos se quedaron callados, Al con cara de circunstancia y Angus con gesto hastiado; finalmente Rainbow decidió romper el silencio comentando.

-Bueno, pero es mejor que nada ¿no? Al menos ahora tenemos más territorio, y podremos aprovecharlo bien si lo sacamos partido.

-Sí, a ver cómo podemos hacerlo…-murmuró Al.

Por un momento nadie dijo nada, por lo que Al cogió y se alejó, dirigiéndose al resto de hombres que estaban allí para hablar con ellos; por su parte Angus suspiró, a lo que Rainbow comentó enseguida.

-Pareces preocupado…

-Y no es para menos, Al no parece haberlo visto, pero echa un vistazo a los graffitis que hay en la parte superior de los garajes.

Rainbow se fijó, distinguiendo entonces una serie de palabras en español estilizadas que apenas pudo entender; por su parte Angus habló.

-Como me dijiste que no eras de aquí yo te puedo decir qué significa: Marabunta Grande.

-Marabunta… espera ¿esa no es una de las bandas hispanas de la ciudad?-recordó Rainbow, sobre todo por su visita al barrio de Rancho hace unos cuantos días atrás.

-Exacto, tienen presencia en la zona norte de Rancho, El Burro Heights y también están en algunas zonas del desierto de Gran Señora, pero no sabía que tuvieran un pequeño territorio aquí en Vespucci. Los Ballas debieron de aprovechar eso para atacarlos, echarles y cedernos a nosotros el territorio.

-Ah, bueno, en ese caso no veo qué puede ser malo…

-¿Es que no lo ves, Rainbow? En el caso de que Marabunta Grande quiera recuperarlo nosotros seremos los primeros perjudicados.

-¿Qué? Pero espera, los Ballas fueron los que les atacaron, que vayan a por ellos que fueron los que les quitaron el territorio.

-No, sería inútil, si los Ballas se hubieran quedado con él en tal caso sí que tendría sentido que les atacaran a ellos, pero en este caso, con nosotros de por medio y ocupando el que fue su territorio, irán a por nosotros para recuperarlo.

-Bah, si tampoco es para tanto, sólo es un pequeño callejón junto a la playa ¿qué podrían sacar de aquí?-inquirió Rainbow, extrañada.

-No subestimes a una zona turística, Rainbow, por el día no es un buen lugar para hacer negocios, pero por la noche es jauja. Está bien comunicado, en el caso de necesidad se podría huir por agua o atajar por los callejones aledaños, y la gran mayoría de groupies y demás fauna se reúnen aquí para emborracharse y ponerse ciegos a la luz y calidez de las fogatas nocturnas en la playa. Es el sitio perfecto.

La chica se quedó callada, pensando en lo que Angus acababa de decir, y viendo que tenía mucho sentido. No parecía gran cosa, pero en realidad era un sitio bastante bueno, se mirase por donde se mirase.

-Ya veo, por eso temes represalias…

-Exacto, y teniendo en cuenta que se trata de Marabunta Grande no creo que se anden con chiquitas, esos salvadoreños son capaces de cualquier cosa por proteger lo suyo.

Por un instante hubo un breve pero muy denso silencio entre los dos, roto tan solo por las conversaciones entre Al y el resto de moteros que se encontraban allí, comenzando a adecentar el lugar. Por su parte Angus dejó escapar un corto bufido, comentando de seguido.

-En fin ¿podrías llevarme de vuelta a Mirror Park, Rainbow? Tengo un par de encargos en el taller que aún no he terminado.

-Ah, claro.

Los dos se dirigieron afuera, saliendo del callejón y acercándose a una furgoneta slamvan negra en la que habían venido, ya que Angus no podía ir en moto. Rainbow ayudó a Angus a sentarse en el asiento del copiloto, guardando la silla en la parte trasera y subiendo a su lado, ocupando el asiento del conductor. Antes de irse ambos echaron un rápido vistazo al otro lado del callejón, llegándose a encontrar con Al, el cual les devolvió una lacónica mirada.

Por su parte Rainbow arrancó y se puso en marcha para volver a la sede de Mirror Park. Por el camino Angus siguió hablando, expresando su inquietud.

-Perdona si me ves algo contrariado, Rainbow, pero es que todo esto últimamente me pone de los nervios. Sé que Al quiere lo mejor para los hermanos, pero sus formas y métodos no me parecen para nada prudentes.

-No, a ver, te entiendo perfectamente, por todo lo que me has estado comentando al respecto un enfrentamiento armado abierto es lo último que querrías.

-Exacto, y no sólo por el simple hecho de enfrentarnos, sino por lo que supondría en sí mismo. De por sí estamos bastante desperdigados, por mucho que Al diga que ahora estamos más unidos que antes. Nada ha sido igual desde que Johnny K murió. Diablos, nada ha sido igual para mí desde que perdí mis malditas piernas.

Ante eso Rainbow le miró de refilón, pudiendo ver en sus ojos un ramalazo de nostalgia atravesando su memoria, a lo que inquirió.

-¿Qué ocurrió? Si no es mucha intromisión…

Por su parte Angus suspiró, comentando a relatar su historia.

-Fue hace ya como unos… quince o dieciséis años, puede que más, no me acuerdo con seguridad. Por aquel entonces yo era el presidente de la división de los Lost en Alderney, y fue durante mi mandato cuando conocí por primera vez a Johnny K. Sin embargo también a conocí a Billy Grey, el mayor cabrón bastardo y con ínsulas de grandeza que te podías echar a la cara. Por aquel entonces éramos todos buenos amigos y rolábamos juntos. Yo dirigía a los Lost y Johnny siempre buscaba mi consejo, aprendiendo de mí todo lo que llegó a saber sobre liderazgo. Pero Billy Grey no se contentó con ser uno más del grupo y comenzó a ansiar mi poder. Él siempre lo negó todo, justificando que fue un accidente, pero no, yo sé lo que vi aquel día. Ese camión no se cruzó así sin más, el que lo conducía debía de estar compinchado con Billy. El impacto fue brutal, a Billy tan solo le valió unos pocos rasguños que luego se los adjudicó como heridas de guerra, mientras que a mí me costó mis propias piernas, confinándome en esa maldita silla. Debido a mi invalidez tuve que ceder el puesto de presidente, y Billy Grey aprovechó para quedarse con él. A mí me relegó a un simple capitán de carretera secundario, proveyendo de motos al resto de miembros desde el club. Y, a groso modo, esa es la historia de mi vida.

Hubo un breve silencio en el cual Rainbow se quedó callada, sopesando la historia, aunque en un momento dado cambió de marcha e inquirió.

-¿Y qué fue de Billy Grey?

-Estuvo presidiendo el club durante unos años, que básicamente fueron conocidos como los años negros, ya que el tipo era particularmente cruel y sádico, provocando una guerra entre los Lost y los Angels of Death, otro club de moteros con el que tenemos y seguimos teniendo una rivalidad intensa. La cosa se mantuvo ahí hasta el año 2008 cuando Billy fue detenido por posesión de drogas, estando recluido en un centro de rehabilitación durante varios meses; durante ese tiempo Johnny K asumió la presidencia del club, puesto que desde su ascenso al poder el propio Billy lo nombró vicepresidente, pero en cuanto Billy salió de rehabilitación volvió a recuperar la presidencia. Y a partir de ahí todo comenzó a ir cuesta abajo y sin frenos.

-No me lo digas ¿el propio Billy?

-Ahí le has dado, volvió más trastornado que nunca y comenzó a dividir a la gente dentro del club, provocando una guerra civil que comenzó a carcomer a la hermandad por dentro. También empezó a llevarse cada vez peor con Johnny, enemistándose con él y poniéndose en su contra. Finalmente todo estalló en forma de traición por parte de Billy hacia Johnny, pero le salió mal la jugada y Billy acabó detenido en su lugar. Por lo que pudimos llegar a saber estuvo a punto de testificar en contra de todos nosotros a cambio de una prórroga de su condena, pero al final el propio Johnny tomó cartas en el asunto y se encargó de él.

-Vaya… menuda historia.

-Sí, menuda historia. La división de Alderney se quedó totalmente desperdigada, sin club, ya que tuvimos que quemarlo para evitar que nos relacionara con la muerte de Grey. Fue entonces cuando Johnny sugirió empezar de nuevo en la costa oeste, casi todo el mundo se fue allí, pero yo me quedé en Alderney, tratando de coordinar un poco a los escasos Lost que allí quedaban. En cuanto me enteré de la muerte de Johnny K me vine aquí para tratar de ayudar en todo lo posible, ya que la división de Alderney es un caso perdido. Y bueno, el resto ya es historia.

Una vez que hubo terminado de relatar su historia Angus se quedó callado, mirando por la ventanilla, viendo al tráfico pasar. Por su parte Rainbow guardó silencio, pensando en todo lo que el motero la había contado. Realmente había pasado por mucho a lo largo de toda su vida, podía entender por qué todo el asunto del nuevo territorio le ponía tan nervioso, incluso hasta podía ver el obvio y hasta real riesgo que corrían con esa nueva adquisición. Aun así había algo que no lograba entender, por lo que en un momento dado comentó.

-Sin duda alguna ese Billy Grey era un cabrón desleal, aunque hay algo que no me encaja. ¿Por qué querría separar así sin más a su propia gente?

-Porque estaba ciego, su ego no le dejaba ver más allá de sí mismo, poniéndonos a todos en peligro. Nunca entendió qué significaba realmente ser un Lost.

-¿Y qué significa ser un Lost?

Ante esa pregunta Angus la miró de cabo a rabo antes de contestarla.

-¿Sabes cómo, cuándo y por qué se fundaron los Lost?

-Eh… no realmente, la verdad-murmuró la chica, algo cortada.

Aun así Angus no se lo tuvo en cuenta y comenzó a explicarla.

-Todo comenzó en 1964, con ocho marines del ejército que se conocieron en Hanoi, en plena guerra de Vietnam. Eran soldados, pero también eran viejos conocidos, algunos amigos de la infancia y de toda la vida. Se conocieron allí, en pleno conflicto bélico, y tan solo se tenían los unos a los otros para sobrevivir. Fue precisamente esa unión y esa fuerte amistad que forjaron durante toda la contienda la que los ayudó a enfrentar los horrores de la guerra, consiguiendo de esa forma llegar vivos al final de la misma para contarlo. Sin embargo no todos pudieron conseguirlo, perdiendo mucho por el camino. Regresaron a casa desolados y marcados por un conflicto que se cobró miles de vidas, aún con el corazón y el alma en guerra. Los ocho amigos decidieron entonces fundar un club de moteros y vivir al margen de la sociedad, guiándose por su propia brújula moral, y nombrándolo como The Lost en homenaje a todos aquellos colegas que perdieron en la guerra. Todos se volvieron una familia, compartieron un mismo sentimiento de unidad, se apoyaron los unos a los otros, viviendo como mejor o peor quisieron vivir. Y de eso se trata, Rainbow. De unidad, de hermandad, todos somos uno. Somos Lost para siempre.

Las palabras de Angus, fieras y a la vez profundas, calaron hondo en Rainbow, la cual pudo entender perfectamente cómo se sentía el hombre, desolado por la precaria situación que su hermandad pasaba en esos momentos. Además se podía notar la gran lealtad que tenía por el club, algo que a ella no la era ajeno, ya que siempre se había considerado una chica leal con la gente que más y mejor conocía.

Finalmente llegaron al club de Mirror Park tras media de hora de viaje, parando justo al lado del taller; Rainbow fue la primera en bajar para coger la silla de Angus y ayudarle a sentarse en ella.

-Gracias por toda tu ayuda, Rainbow-comentó Angus, moviendo él mismo la silla.

-Ah, no es nada, es lo mínimo que puedo hacer.

-Y gracias también por escucharme, hacía tiempo que quería sacarme todo eso del pecho, ahora me siento un poco mejor. Eres una buena tía, justo lo que los Lost necesitan.

Rainbow tan solo asintió, al tiempo que esbozaba una sincera sonrisa; lo cierto era que no estaba acostumbrada a que la halagaran de esa forma, y de por si recibir tantos halagos la dejaba un tanto descolocada, sin saber muy bien qué decir al respecto.

-Bueno, te dejo por aquí que tengo trabajo, nos vemos.

-Hasta luego, Angus.

El hombre se internó en el taller, sin volverle a ver; por su parte Rainbow se dirigió a su moto, la cual había dejado aparcada justo delante de la entrada del bar. La arrancó justo al mismo tiempo que su móvil la sonaba, alertándola de un nuevo mensaje entrante. Lo leyó rápidamente viendo que era de Thunderlane.

Rainbow ¿dónde te has metido? Te dije que esta mañana había entrenamiento y no has aparecido.

-¡Ostia p*ta, mierda, mierda, mierda, se me ha olvidado por completo!-masculló la chica en lo más hondo de su ser.

Sin perder más tiempo aceleró a tope, quemando goma en el proceso y saliendo disparada del club, poniendo rumbo hacia el aeropuerto a no más tardar. Desde donde estaba la forma más rápida de llegar era yendo por la autopista de Elysian Field, bordeando la ciudad por el sureste y tomando la salida a la altura de La Puerta. Aun así le tomó cierto tiempo para llegar, ya que el tráfico era un tanto denso, pero por suerte ella se podía colar entre los coches, teniendo en ese sentido la moto una gran ventaja sobre cualquier coche veloz que se preciara.

Nada más llegar a la escuela de vuelo aparcó justo delante de la entrada principal, subiendo las escaleras de tres en tres, pero en cuanto abrió la puerta sus compañeros aparecieron de improviso, saliendo ya de clase.

-Anda, mirad quién llega ahora…

-Dash, llevas un tiempo sin aparecer por aquí, Boyd se acuerda mucho de ti, hoy ha vuelto a preguntar por ti.

Por su parte Rainbow les ignoró, aunque sin poder evitar acabar más molesta que de costumbre; se abrió paso para poder entrar, dándose de bruces entonces contra Thunderlane, el cual exclamó.

-¡Por fin, aquí estás, aunque llegas un pelín tarde!

-¡No me digas!

-¿Dónde estabas? Llevas un tiempo sin venir, Boyd está que trina contigo…

Antes de que ni él ni ella pudieran decir nada más, una ronca y alterada voz exclamó al otro lado del pasillo.

-¡Dash!

Por su parte la chica reprimió un seco jadeo, al tiempo que Thunderlane comentó.

-Te espero afuera.

-No, no hace falta, vete ya, nos vemos en casa.

Por su parte el chico se retiró, dejando a Rainbow y Boyd solos; como el ex marine estaba al otro lado del pasillo Rainbow tuvo que acercarse hasta el aludido, el cual la miraba con gesto de circunstancia.

-Vaya, vaya, Dash, por fin se digna a aparecer… lleva varias ausencias seguidas a lo largo de estas últimas semanas. ¿A qué se debe esta apatía? ¿Puedo suponer que ya no la interesa este curso?

-¡No es eso, señor!

-¿Ah, no? ¿Y entonces qué es? Si mal no recuerdo quería unirse a los Wonderbolts, me temo que no está sumando puntos para eso, las faltas se penalizan.

-Lo sé…

-Oh ¿de veras? Y en tal caso ¿por qué no viene a los entrenamientos? Exijo una explicación.

Rainbow trató de permanecer serena e imperturbable, aunque la quemaba el hecho de que Boyd tenía razón; desde que se unió a los Lost apenas había tenido tiempo, ya que la llamaban cada dos por tres, como esa misma mañana, siendo esa la razón por la que no había podido acudir al entrenamiento. Pensó muy bien sus palabras antes de responder nada.

-Estoy ocupada de un tiempo a esta parte, pero eso no significa que no desee seguir con el curso.

Ante esa respuesta Boyd la miró de arriba abajo con el ceño fruncido, al tiempo que se la quedaba mirando atentamente, como si hubiese visto algún detalle en particular que le hubiese llamado la atención. Finalmente suspiró y comentó.

-No me voy a meter en su vida privada, después de todo no soy tan metiche, pero más la vale volver a las clases si lo que quiere es entrar en los Wonderbolts ¿de acuerdo, Dash? Quiero verla en el próximo entrenamiento.

-Allí estaré, señor.

-Bien. Puede retirarse.

Rainbow se dio la vuelta rápidamente y se fue de allí bajo la atenta mirada de Boyd, el cual no la perdió de vista hasta que finalmente salió de la escuela.
Nada más salir, y en cuanto alcanzó el pie de las escaleras, vio a Thunderlane apoyado en la pared con actitud de espera, reincorporándose enseguida al verla.

-Te dije que no me esperaras…

-Sí, pero ya sabes que me gusta llevarte la contraria.

-Ya, me suena…

-¿Qué te ha dicho Boyd?

-Nada importante, salvo que me quiere ver en el próximo entrenamiento.

-Normal, llevas ya casi tres semanas sin venir ¿Qué andas haciendo? Últimamente paras muy poco por casa.

-Son cosas mías, no te metas, Thunderlane.

Realmente no quería involucrarle en todo lo que la había estado pasando últimamente, de ahí a que prefiriese no decirle nada sobre los Lost y dónde andaba metida. Era mejor así, por ahora no había pasado nada grave, pero desde esa misma mañana las probabilidades de que sucediese algo habían aumentado exponencialmente.

La chica se montó en su moto con expresión austera, pero el chico no desistió.

-¿Sabes? Desde que te compraste esta moto estás como más ausente, no has vuelto a coger el coche…

-¿Qué eres ahora? ¿Psicoanalista?

-No hace falta ser un experto para obviar que algo te pasa, Rainbow…

-Oh, vaya, mira cómo se las da de entendido…

-No me las doy de nada, simplemente es lo que veo. Y me preocupa, no pareces tú.

-¿Qué? ¿Por qué iba a preocuparte, si se puede saber?

-¿No es obvio?

Ante esa pregunta Rainbow se quedó estática, no muy segura de a qué se refería exactamente; no lo admitiría así sin más, pero por alguna extraña razón algo en su pecho saltó, como si se esperara lo inesperado. Pero hasta ella sabía que no sería así ni por asomo, de hecho una parte de ella se esperaba que no fuera así.

-¿El qué es obvio?-inquirió ella, girando levemente la cabeza.

Por su parte Thunderlane alzó las cejas, con gesto condescendiente, al tiempo que decía.

-¿Que somos amigos y compañeros de piso por un casual? Lo normal es que me preocupe por ti…

La chica bajó la mirada, al tiempo que esbozaba un gesto resignado casi imperceptible.

-No hace falta que te preocupes tanto por mí.

Tras esa frase arrancó la moto y aceleró de golpe, dejando atrás a un preocupado Thunderlane, el cual la observó alejarse hasta que la perdió de vista al otro lado de la terminal.
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-Muy bien ¿y qué hay de la seguridad?

-Hay varias guardias con diferentes horarios a lo largo de todo el día, mañana, tarde y noche, con un par de tiradores en la azotea y grupos de tres vigilando los jardines y sus colindancias.

-No es suficiente, tenemos que doblar las guardias y aumentar los grupos, te dejo plena libertad para organizarlos como gustes, pero quiero un nuevo plan de seguridad para esta noche ¿de acuerdo, Hernando?

-Sí, señor Belle…

-Muy bien.

-Aunque… ¿puedo hacerle una pregunta, señor?

-Usted me dirá.

Hernando se tomó unos pocos segundos para pensar bien su pregunta, comentando al poco rato.

-Entiendo que haya vuelto, aunque… ¿cree que ha sido prudente hacerlo?

Ante eso Magnum entrecerró los ojos con gesto imperturbable, respondiendo al poco rato.

-Prudente o no era algo necesario, bastante he hecho ya imponiéndole así sin más el peso de todo el cartel a mi hija. Comprendo tu inquietud, Hernando, pero no hay por qué preocuparse. Tú por ahora reorganiza la seguridad y luego ya veremos cómo procedemos.

-Muy bien, señor.

-Puedes retirarte.

Una vez solo en su despacho, Magnum pudo permitirse el lujo de esbozar un gesto preocupado; mentiría como un bellaco si dijera que volver no ha sido para nada arriesgado, porque realmente lo era. Su sola estancia en Vice City ya era de por sí anacrónica, y muy probablemente para el final del día toda la ciudad ya estuviera enterada de su regreso. Por su parte era algo que tenía asumido, y en ese sentido no le preocupaba como tal. Pero por parte de su familia y organización sí que le preocupaba.

En un momento dado se levantó de su silla y salió del despacho, dirigiéndose al piso superior y encontrando a su mujer y su hija pequeña en la habitación de la misma. Nada más verle la niña exclamó, al tiempo que echaba a correr hacia él.

-¡Papá!

-¡Hey! ¿Cómo está mi pequeño tesorito?-inquirió el hombre, abrazándola con fuerza y levantándola del suelo.

-¡Me alegro tanto de volver a veros!-exclamó por su parte la niña, cubriendo a su padre de besos y aferrándose a su cuello.

-Yo también me alegro de volver a verte, cielo.

-Sí, aunque esto sería mucho mejor si estuviera aquí Rarity…

Ante eso Magnum y Pearl se miraron entre sí con un gesto preocupado, a lo que el hombre reaccionó llevando a su hija a su cama, sentándola en ella y poniéndose a su altura para hablar con ella.

-Mira, tesorito, ya sé que tu hermana está lejos de aquí, pero no tienes por qué preocuparte por ella. Ahora nosotros hemos venido para estar contigo.

-¿Sabéis cuándo va a volver?-inquirió la niña, con gesto triste.

Ante eso Pearl tomó la palabra rápidamente.

-Aún no va a poder volver a casa ya que tiene asuntos que atender en la costa oeste.

Por su parte la niña se quedó callada, sin poder evitar esbozar una triste mirada, aunque su madre intercedió enseguida comentando.

-No estés triste, cariño, piensa que ella también tiene tantas ganas de volver a verte como tú. Hagamos una cosa, esta noche la llamamos por video llamada y hablamos todos juntos con ella ¿vale?

-Está bien…-murmuró Sweetie, tratando de verse algo más animada.

Para confortarla tanto Magnum como Pearl estuvieron un buen rato con ella, jugando juntos en la piscina interior del piso inferior, junto al jardín trasero. Hacía ya bastante tiempo desde la última vez que pudieron compartir un momento familiar como ese, algo que tanto la niña como sus propios padres sabían muy bien, por lo que lo disfrutaron intensamente durante cada minuto y cada segundo que duró.
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Piscina interior
En un momento dado mientras que Magnum se secaba, al tiempo que su hija y su mujer seguían en el agua, su móvil comenzó a sonar insistentemente; por un instante el hombre no quiso cogerlo, pero al final desistió y miró la pantalla, viendo que se trataba de un número oculto. Frunciendo el ceño respondió a la llamada rápidamente.

-¿Sí?

-Nos vemos en cinco minutos en el vertedero-anunció entonces una voz al otro lado, colgando inmediatamente después.

Por su parte Magnum cerró los ojos con gesto aprensivo, algo que a su mujer no se la pasó.

-¿Va todo bien, cariño?-inquirió ella, desde el agua.

-Sí, sí, me tengo que ausentar un momento, no tardaré mucho.

Ante ese anuncio Pearl esbozó una preocupada e inquisitiva mirada, a lo que él tan solo respondió con un leve asentimiento con la cabeza. Tras eso se marchó de la piscina dejando a su preocupada mujer y su hija allí.

No se demoró demasiado en vestirse, después de todo Magnum nunca había sido un hombre excesivamente formal, prefiriendo atuendos más simples y mundanos tanto por razones personales como técnicas, ya que además le ayudaban a no llamar tanto la atención cuando iba por la calle. Escogió una camisa azul con motivos florales de color amarillo pálido y unos vaqueros ceñidos, junto a unos zapatos deportivos blancos para completar el conjunto. Y, como guinda, cogió su sombrero de paja favorito para protegerse del sol. Tras eso se dirigió directamente al garaje para ir a por su coche.

Hacía ya un tiempo desde la última vez que cogió su viejo cognoscentti negro blindado, el coche que siempre usaba para moverse por la ciudad; al contrario que su hija él nunca había sido de coches opulentos y veloces, prefiriendo algo más ergonómico y no tan llamativo. Salió del garaje por la puerta más cercana a la calle y se puso en camino hacia su destino.
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Cognoscentti blindado
El vertedero de la ciudad estaba situado en el extremo sur de Little Haití colindando con Little Habana, por lo que era un lugar perfecto para reuniones clandestinas; nada más llegar entró en el lugar y aparcó el coche junto a un módulo prefabricado, saliendo de él y esperando junto a una grúa inactiva mientras fumaba un puro. Tras varios minutos de espera finalmente apareció en escena un deportivo grisáceo con una sirena roja interior que aparcó justo al lado de su cognoscentti, saliendo de él una persona que, para Magnum, se le antojaba familiar.
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Vertedero de Vice City
-Hey, McTony, me alegro de volver a verte…

-Más te vale que eso sea sorna, si realmente no es así entonces sabré que no estás en tus cabales.

-Yo también te he echado de menos.

-¿Qué haces aquí, Magnum?

Antes de responder el aludido dio una larga calada a su puro, pensándoselo bien.

-Digamos que las obligaciones de un padre están por encima de cualquier otra cosa.

-No me venga con esas, teníamos un trato.

-Lo sé…

-¿Entonces por qué has vuelto? No he venido a detenerte, pero lo más probable es que si vuelvo a visitarte será para eso mismo, y no creo que eso te guste tanto.

Ante eso Magnum dio otra calada al puro, murmurando inmediatamente después.

-Supuse que me dirías eso, y no creas que no me he olvidado. Es por eso por lo que he pensado en que podríamos renegociarlo…

-¿Renegociar? No hay nada que renegociar, Magnum, lo hecho, hecho está, me temo que no es tan sencillo.

-Vamos, vamos, los dos sabemos muy bien que todo tiene un precio.

-Esta vez no, Magnum, no puedo hacer nada.

-Sí, claro.

-Lo digo en serio, Magnum, todo ha cambiado desde que te fuiste, en el departamento ahora se mira todo con lupa, y si se enteran de nuestro proceder me temo que no habrá nada más que negociar.

-Oh, vamos, no me jodas McTony, confiaba en qué podríamos llegar a un acuerdo…

-Magnum, si dependiera de mí tal vez, solo tal vez, le daría un tiento, pero realmente no puedo hacer nada. Tienes que irte.

-Me temo que no puedo hacer eso.

-Entonces estás muerto.

Un denso silencio cayó entre los dos hombres como una losa pesada, mirándose fijamente durante unos breves segundos. Por su parte Magnum quiso dar otra calada, con gesto nervioso, pero tan solo se encontró con que el puro se había apagado, sacando su mechero para volver a encenderlo. Por su parte McTony volvió a hablar.

-Mira, Magnum, puede que hayas tenido tus razones para volver, eso no te lo discuto, pero sabes tan bien como yo que esto no es eterno. En cuanto sepan que has vuelto y comprueben todo en un par de llamadas, estarás acabado. Aún estás a tiempo para volver por donde has venido.

Magnum trató de no verse intimidado, por su parte se refería no tenía miedo, pero por otro lado sí que temía por lo que le podría pasar a su familia, especialmente a Sweetie Belle.

-Vale, supongamos que vienen a mi casa a detenerme, sólo se llevarían a mi ¿no?-comentó el hombre, dando otra calada.

-Teniendo en cuenta los precedentes, sí, claro.

-Muy bien, entonces en cuanto llegue el momento si me entrego por las buenas se irán sin hacer más ruido ¿no?

-Sí…

-Vale, muy bien.

-Magnum, aún estás a tiempo de huir.

-Lo sé, pero no me voy a ir a ningún lado.

Ante eso McTony dejó escapar un seco aspaviento, espetándole de seguido.

-No entiendo nada, Magnum, se supone que hicimos todo esto para protegerte a ti y a tu negocio, y ahora a las primeras de cambio decides volver, comprometiéndolo todo sólo porque te ha dado la gana. Ahora yo estoy jodido, tú estás jodido, todos estamos jodidos ¿a qué viene todo esto?

-Quiero proteger a mi familia.

-¿Qué? Ya estaba protegida, Magnum, la has puesto en peligro al volver.

-Es más complicado que eso.

Por su parte McTony soltó un suspiro exasperado, viendo que no iban a ninguna parte. Finalmente desistió, comentando de seguido.

-Ah, mira, haz lo que te dé la gana, yo ya te he avisado, y el que avisa no es traidor, así que en cuanto lleguen los geos a tu casa recuerda que te di una oportunidad para reconsiderarlo y huir.

Por su parte Magnum no dijo nada, mirando a la nada y moviendo el puro entre sus labios, el cual se había vuelto a apagar. McTony regresó a su coche y antes de subir a él murmuró.

-Si realmente quieres proteger a tu familia lo mejor que puedes hacer es volverte a las Bahamas. De ti depende, Magnum.

Tras eso el agente de la DOA arrancó su coche y se alejó de allí, dejando solo al hombre, el cual se encontraba sumido en sus propios pensamientos. Varias nubes grisáceas comenzaron a asomarse por el sur, amenazando con tormenta a Vice City.
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Se aproximaba algo gordo. Rara vez solía llamarla ante su presencia, pero cuando eso ocurría Sunset sabía que se trataba de algo serio que debía ser consultado en persona. Después de todos esos años trabajando para él la chica podía llegar a percibir más o menos su comportamiento de acuerdo a determinados detalles y acontecimientos, pero aun a pesar de todo apenas sabía casi nada de él como tal. No era algo que realmente la importara, después de todo ella tan solo era una subordinada más, con la única diferencia de que era la más cercana a él en cuanto a rango se refería. Salvo eso personalmente no sabía absolutamente nada, y en ese sentido el hombre era una densa y pesadísima cortina negra imposible de apartar por mucho que se intentara. Por su parte nunca lo había intentado, y prefería no intentarlo, solo por si las moscas.

Desde que empezaron a trabajar en esa ciudad tan sólo había estado una vez en su casa, para coordinarse un poco en el reparto de tareas entre el resto de subordinados, siendo esta la segunda vez que la visitaba. Debido a su gran influencia y poder, pudieron construir en poco menos de un mes una imponente, señorial y vanguardista mansión, digna de las que se veían normalmente en Vinewood Hills, aunque quizás lo más destacable era el emplazamiento en sí. Palomino Highlands era una de las pocas zonas sin urbanizar en el lado este de la ciudad, era considerada como las afueras de Los Santos y tan solo había una verde vegetación encarando la orilla este del Atlántico. Normalmente no se edificaría así sin más en un lugar como ese, pero para alguien como su jefe no había nada imposible. Por lo que, en poco menos de tres semanas, se levantó la mansión y se conectó con el resto de la ciudad a través de un camino de tierra al cual se podía acceder desde el extremo sur de El Burro Boulevard, la carretera que bordeaba todo el campo petrolífero de Murrieta desde el este. Situada en la ladera oeste del promontorio más alto del lugar, la mansión tenía unas vistas impresionantes y se podía ver casi toda la ciudad desde allí. Sunset giró la cabeza y pudo contemplar por un instante a la susodicha antes de centrar la vista en el camino de tierra, el cual no estaba del todo bien aplanado en algunos puntos, habiendo unos cuantos baches por el camino. Lanzó una rápida y corta mirada por el retrovisor para asegurarse de que nadie la seguía, acelerando un poco más para llegar enseguida.
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Palomino Highlands
Finalmente llegó hasta el acceso a la mansión, una imponente verja vigilada por un par de guardias armados con sendos rifles de asalto; Sunset se paró frente a ellos y les hizo un breve gesto, uno de ellos se llevó un puño a la boca y, pocos segundos después, la verja se abrió permitiéndola el paso. Por su parte Sunset condujo por un amplio camino enlosado hasta llegar justo al lado de la puerta principal de la mansión, justo delante de una fuente blanca de mármol de lo más señorial. Aparcó el coche justo enfrente de la puerta y se dirigió a la misma, mientras contemplaba la austera fachada principal. Desde donde estaba la mansión daba la sensación de ser de una sola planta, pero en realidad era de doble altura, estando el segundo piso justo debajo de la planta superior, que era en realidad la entreplanta. El piso inferior se encontraba sujeto mediante unas fuertes vigas de titanio apoyadas en la ladera de la colina que la albergaba, dando la sensación de que el piso entero flotaba en el aire.

Llamó a la puerta y, al cabo de unos pocos segundos de espera, la abrió un hombre musculoso y fortachón.

-Me ha llamado el jefe.

-Te está esperando, adelante.

El interior de la mansión era el típico loft diáfano que tan de moda estaba últimamente, sin apenas paredes y todo fusionándose en un solo espacio; desde el hall podía ver el salón-comedor, la cocina y la terraza exterior, separada del resto por amplios ventanales. La única pared que había se encontraba en el salón, en la cual había una amplia televisión de plasma adosada junto a una vistosa chimenea que se fundía con la televisión, dando la sensación de ser un solo elemento. Justo al lado se encontraban las escaleras que bajaban al piso inferior, Sunset se dirigió hacia ellas directamente sin apenas fijarse mucho más en la parca decoración que la rodeaba, con motivos blancos y negros abstractos pintados en las paredes.

Las escaleras daban directamente a un alargado pasillo el cual daba acceso a varias puertas, aunque ella tan solo se dirigió a la del fondo del todo, que es donde se encontraba su despacho. Al pasar al lado de la primera puerta, la única que se encontraba abierta, tuvo una breve visión de una de las habitaciones, la cual daba directamente a la terraza inferior, mucho más amplia que la superior, en la cual se podía entrever una pequeña zona ajardinada junto a una alargada piscina infinita. Finalmente llegó a la puerta del fondo y llamó a la misma, al tiempo que una grave voz la daba paso.

-Adelante.

Como la última vez el despacho de ese hombre era de todo menos luminoso; la única luz que se veía era la del pasillo entrando por la puerta, además de la luz que emitía su ordenador personal y unas pequeñas franjas de luz entrando por las estrechas aperturas de una moderna persiana echada. En un momento dado el hombre se dirigió a ella casi sin darse cuenta.

-¿Y bien? ¿Qué tal con ese nuevo grupo?

-Muy bien, señor, mejor de lo esperado, se coordinan muy bien entre ellas y en ocasiones no parece ser un grupo amateur para nada.

-Bien, bien, eso es bueno… ¿Cuántas dijiste que eran?

-Cinco, señor.

-Vaya, un pequeño contratiempo, tengo algo nuevo que requiere de alguien más para el trabajo, aparte de ti.

-¿De qué se trata?

-De algo que nos puede beneficiar a corto plazo, te enviaré los detalles ahora, pero quería tratar el asunto del grupo contigo. Cuéntame más sobre esas chicas.

Algo extrañada por esa petición Sunset acató la orden, comenzando primero con la que más contacto tenía constantemente.

-Está bien. Por un lado está Twilight Sparkle…

-Ah, sí, la señorita Sparkle, la del desfalco de la biblioteca ¿no?

-La misma. Es la más inteligente de las cinco, la que mejor planea y la que más cabeza tiene, aunque se deja llevar por los nervios y a veces no está tan centrada como debería.

-Ajá ¿qué más?

-Por otro lado está Rarity Belle…

-Oh, sí, la mismísima señora de la droga de Vice City… ha sido un dos por uno.

-Desde luego, es la segunda más inteligente después de Sparkle, tiene mucha sangre fría cuando la situación lo requiere y es calculadora y bastante meticulosa.

-No me podía esperar menos… ¿Qué hay de las demás?

-También está Pinkie Pie… quizás la más descerebrada del grupo, aunque cuando quiere es capaz de hacer las cosas bien, siendo hasta competente en ese aspecto. Suele ir por libre en ocasiones, pero eso la deja espacio para ser ella misma y hace lo que tiene que hacer cuando es necesario. Incluso ha llegado a sustraer algunos materiales a mi espalda, pero la dejo hacer, sé que es lo suyo.

-Sí, la repostera esa es una personita de lo más interesante…

-Rainbow Dash también es un poco descerebrada, pero lo compensa con una competencia bastante alta, ya que sabe pilotar aviones, lo cual es una gran ventaja. Es bastante impulsiva y muy echada para delante, pero a veces incluso algo así viene bien, sobre todo para este tipo de trabajo.

-Desde luego…

-Y finalmente está Applejack, la típica paleta de campo al menos en apariencia, ya que ha demostrado desenvolverse bien aun a pesar de las circunstancias. También sabe pilotar aviones, y parece conocerse bien toda la zona norte del condado de Los Santos.

-Bien, bien, no está mal, es variado… son perfectas.

-Depende de para qué, según las vea, pero no están mal, van aprendiendo.

-Estupendo, aunque como ya te he dicho precisas de alguien más para la siguiente operación, así que ya sabes.

-Me pondré a ello inmediatamente, señor.

-Bien. Aunque una cosa ¿Qué ha sido de ese apañador que enviamos al monte Gordo hace ya varias semanas? ¿Alguna noticia?

-Absolutamente nada, señor, no aparece ni él ni la chica a la que fue a silenciar. Empiezo a preocuparme…

Por su parte el hombre no dijo nada, envolviéndose entre las sombras y fijando sus ojos en la pantalla del ordenador, llegando a fruncir el ceño por el camino, cosa de la que Sunset se percató.

-¿Sucede algo, señor?

-¿Te aseguraste de que nadie te seguía?

-Sí, claro que sí…

Ante eso el hombre tan solo giró la pantalla, dejando ver en ella una serie de monitores de cámaras de vigilancia, aunque en uno de ellos se podía ver la figura de una chica delgada y de pelo liso acercándose a la mansión desde el lado sur y justo al lado de las vigas que sostenían el piso inferior donde se encontraban. La chica se fijó bien, percatándose enseguida de quien podría ser.

-No puede ser… ¿pero cuando a…?

-No te preocupes, ya he mandado a alguien para que nos la traigan ¿sabes quién puede ser?

-Creo que sí, pero no estoy segura, antes me gustaría poder asegurarme…

En ese justo momento aparecieron en el monitor dos matones vestidos de negro que se abalanzaron sobre la chica, reduciéndola rápidamente. Uno de ellos se llevó un puño a la boca, oyéndose por un interfono que había en la mesa.

-Tenemos a la intrusa, señor ¿Qué hacemos con ella?

-Traédnosla.

Al cabo de unos breves minutos aparecieron en la habitación los dos matones acompañados de la chica, Sunset nada más verla se aseguró del todo, comentando de seguido.

-No hay duda alguna, señor, es ella, la misma chica que eliminó a Cranley y aquel cliente nos mandó eliminar.

-Vaya, vaya, vaya, qué grata sorpresa…

-Por fin te tengo aquí… voy a matarte yo misma-masculló Sunset, sacando su arma, pero antes de que llegara a hacer nada el hombre la paró.

-Espera, Sunset, creo que podemos hacer algo mejor. Acércate, querida.

Por su parte la chica se quedó en el sitio, muerta de miedo, pero Sunset la obligó a andar cogiéndola del pelo hasta quedar justo delante de él.

-Así que fuiste tú quien eliminó a Cranley ¿no es así?

Ante esa pregunta ella no respondió, demasiado asustada como para hacerlo, en cambio tan solo asintió rápidamente con la cabeza.

-Impresionante, debo decir. No fuimos nosotros los que marcamos a ese mentecato, de hecho fue alguien completamente ajeno a nuestra organización, pero fue a nosotros quien se nos encargó disponer de ti. Sin embargo, pese a todo, estás en este mismo instante aquí y ahora. Dime ¿fuiste tú quien mató a mi sicario?

Una vez más la chica tan solo asintió con la cabeza enérgicamente, a lo que el hombre tan solo sonrió mordazmente.

-Vaya, esto sí que es interesante. Ese hombre era uno de mis mejores sicarios, nunca había fallado en ninguna misión. Hasta ahora. Era sin duda un miembro valioso. ¿Qué vas a hacer al respecto para compensarme?

Para entonces la chica se había reducido a un cumulo de lloriqueos y temblores varios, por su parte Sunset la hizo recomponerse rápidamente, gritándola en el proceso.

-¡Arriba, estúpida! ¿Acaso sabes con quién estás hablando? ¡Ten un mínimo de respeto!

Ante esa muestra de lealtad y respeto el hombre tan solo esbozó una fina sonrisa, aunque enseguida comentó.

-Tranquila, Sunset, no la golpees mucho, después de todo aún debe rendirnos cuentas ¿no te parece?

-¿A qué se refiere?

Por un instante el hombre tan solo la miró con gesto obvio, a lo que ella rápidamente comprendió.

-Está bien. ¿Cuándo empezamos?

-Primero debemos esperar a que se sucedan los inminentes acontecimientos. Te acabo de mandar los detalles, míralos con tu nueva amiga y llama a las demás cuando todo esté listo.

-Sí, señor. Venga, camina.

Las dos chicas salieron del despacho, el cual volvió a envolverse en la más absoluta penumbra. Por su parte el hombre tan solo esbozó una satisfecha sonrisa, al tiempo que ultimaba un correo en el que se podía leer Epsilon, mandándolo inmediatamente después.
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Esa misma noche Twilight se encontraba en su apartamento, de donde apenas se había movido en todo el día salvo para hacer la compra diaria y poco más, leyendo para entretenerse y alejada de todos y de todo durante varias horas seguidas. No era algo que hiciese muy a menudo, pero cuando lo hacía la ayudaba a desconectar y relajarse, lo cual la venía bien, ya que no había vuelto a saber nada de Sunset desde el golpe a Epsilon, cosa que agradecía profundamente. Cualquier cosa era mejor que lavarle los trapos sucios a Sunset y a su gente, pero hasta ella sabía que todo acababa llegando, y esa precisamente no iba a ser ninguna excepción. Mientras tanto prefería disfrutar del momento, pensando en otra cosa.

En cuanto dieron las nueve se hizo una cena ligerita compuesta por ensalada con rúcula, queso y nueces junto con un par de sándwiches mixtos y un zumo de naranja, sentándose cómodamente en el sofá y encendiendo la tele para ver las noticias y estar informada, llegando justo a tiempo antes de que empezara el informativo.

-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! Noticia de última hora, abrimos el informativo de la noche con algo que de alguna forma nos lo esperábamos, pero a la vez no lo esperábamos, especialmente los gruppies, los iluminados new age y las celebridades de turno. Y es que se ha revelado a través de una filtración anónima en internet una serie de documentos y testimonios que prueban que el programa Epsilon, la nueva religión de culto que dejó de serlo hace pocas semanas atrás, es una total y completa farsa. La noticia ha sacudido a toda la sociedad americana, especialmente a aquellas personas que se encontraban afiliadas al movimiento, que han visto como su credibilidad ha quedado totalmente desbancada, si no lo estaba ya. Las redes sociales como Bleeter y LifeInvader se encuentran ahora mismo ardiendo, figuradamente hablando claro está, no vaya a cundir aún más el pánico, mientras que numerosas sedes del movimiento en otros estados están comenzando a cerrar, al tiempo que las respectivas sedes de policía comienzan a investigar al respecto. En las islas Caimán también ha sido detenido el fundador del movimiento, Cris Formage, el cual ha sido acusado de malversación de fondos, premeditación y alevosía.

Esa noticia cogió por sorpresa a Twilight, la cual llegó a comentar para sí misma en voz alta.

-Vaya, así que al final se han decidido a usar la información…

-Por el momento no se sabe quién ha podido filtrar la información, aunque la policía no descarta que fuese la misma persona que bombardeó la sede del programa en Rockford Hills recientemente.

Ante eso Twilight se revolvió en el sofá, un tanto incómoda, temerosa de que pudieran relacionarlas con el suceso.

-Sin embargo la relevación no sólo ha desatado miles de comentarios en Bleeter o LifeInvader, sino que también ha repercutido de forma negativa en algunas personas afiliadas al movimiento. Al parecer, y desde que la información se reveló, han empezado a aparecer multitud de personas en sus hogares con signos evidentes de haberse quitado la vida de forma voluntaria.

Ante eso Twilight se quedó de una pieza, ya que no se esperaba para nada una reacción así por parte de toda esa gente.

-Esta cadena de suicidios parece estar causada por el hecho de que el programa Epsilon sea una farsa, incitando a las personas que más estaban metidas en el movimiento a quitarse la vida al ver que lo que las motivaba era tan solo una gran y muy elaborada mentira. La lista de personas suicidadas empieza a ser bastante extensa, sólo en esta ciudad ya se han reportado más de cincuenta casos, el último se ha registrado en un pequeño piso en el barrio de Morningwood, donde vivía una chica joven soltera que respondía al nombre de Trixie Lulamoon, la encontraron colgada de una de las vigas del salón y con síntomas de haber consumido fármacos como para dormir a un elefante…

La tele siguió sonando pero para entonces Twilight no escuchaba, no podía por mucho que quisiera. La noticia la asaltó como un auténtico mazazo, sintiéndose peor que nunca en toda su vida. Estaba muerta. Trixie estaba muerta. Si antes se encontraba preocupada por ella por lo que la podría pasar, ahora ya no hacía falta puesto que lo peor que podría haber pasado, había pasado. Por un momento negó con la cabeza, como si quisiera que realmente no fuera así, pero la realidad seguía estando ahí, atormentándola, recordándola que todo eso era condenadamente real.

-Trixie… no… ¿por qué? Oh, dios mío ¿qué he hecho?-musitó Twilight, saltándola las lágrimas casi sin poder evitarlo.

Se levantó a trompicones del sofá, tirando la bandeja con su cena y desparramando todo su contenido sobre la mesa y parte del suelo. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas de forma cuantiosa e imparable, sintiéndose peor que nunca y sintiendo que ella había provocado su muerte. Y no sólo la suya, sino la de todas esas personas que se habían quitado la vida por culpa de ese maldito culto, el cual ya era historia, pero a un precio demasiado alto.

Llorando a lágrima viva Twilight se dirigió a su habitación y se echó sobre su cama, donde descargó toda su pena y frustración al tiempo que musitaba sin parar.

-¡Lo siento! ¡Lo siento, Trixie, lo siento! ¡Lo siento!

Enrollada como una bolita la chica siguió llorando copiosamente hasta que finalmente el cansancio la venció, durmiéndose sin apenas darse cuenta. En el salón la tele siguió encendida, mientras iban contando otras noticias del momento. Afuera Los Santos también lloraba, al tiempo que comenzaba a llover con fuerza.
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En el mismo puerto de Los Santos una densa cortina de agua caía sobre los contenedores apilados en la terminal, donde miles de cargueros cargaban y descargaban constantemente las veinticuatro horas del día. Uno de esos cargueros, con el nombre de Ocean Motion, se encontraba ultimando los preparativos antes de salir, mientras que un par de grúas terminaban de cargar los últimos contenedores en su cubierta principal. Varios operarios aseguraron bien los contenedores, al tiempo que el operario jefe verificaba la carga con el capataz del puerto junto a la barandilla de acceso.
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Ocean Motion
-Vale, y esos dos eran los últimos. Estamos listos para partir.

-Muy bien, avisaré a control y os dará la salida en cuanto la autorice.

-Muy bien.

El capataz desembarcó rápidamente, al tiempo que los operarios del barco se movían y coordinaban con los del puerto para retirar la barandilla e ir soltando las amarras para salir en cuanto estuvieran listos. Las operaciones se alargaron durante unos minutos más hasta que finalmente, en el puente de mando, obtuvieron el permiso para salir.

-Control de Autoridad Portuaria de Los Santos a Ocean Motion, tiene vía libre para salir.

-Recibido, control, nos vamos.

-Que tengan una buena travesía.

El carguero comenzó a moverse hacia atrás para salir del puerto, al tiempo que los propulsores de proa del lado de estribor se ponían en movimiento para ayudar al gigante a virar hacia la izquierda para poder maniobrar bien. Al mismo tiempo un par de remolcadores hicieron acto de aparición y ayudaron al carguero empujándole desde el otro lado.

Finalmente la gran nave enfiló proa hacia el atlántico y salió del puerto a toda marcha, emitiendo tres bocinazos largos a modo de despedida. En cuanto se alejó lo suficiente de la costa varió el rumbo y pusieron proa hacia el norte, bordeando el estado por el oeste y dejando atrás la ciudad de Los Santos. El ritmo constante y la velocidad de once nudos y medio permitieron al buque alejarse rápidamente, aun a pesar de que la lluvia había revuelto un poco el mar, aunque no demasiado.

En poco menos de tres cuartos de hora dejaron atrás las costas del condado de Los Santos y se adentraron en las del condado de Blaine, pudiéndose ver en la lejanía aun a pesar de la lluvia y a más de quinientos metros de distancia, sobre todo la alta figura del monte Chiliad, la elevación más alta a ese lado de San Andreas. Salvo una pequeña marejada debido a la lluvia todo estaba en calma y tranquilo.

Sin embargo, y en un instante, todo cambió. Se sucedió de improviso una súbita explosión en el lado de estribor del casco, junto a la popa, haciendo estremecer a toda la estructura del buque y reventando la sala de máquinas. Acto seguido se sucedió otra explosión, ésta vez en el costado central, sacudiendo una vez más todo el barco. Una tercera explosión hizo acto de presencia, ésta vez junto a la proa, desestabilizando de esta forma la nave y abriendo tres grandes vías de agua en el mismo lado de estribor del casco. Todo sucedió tan deprisa que a la tripulación no le dio tiempo a reaccionar, mientras que el Ocean Motion comenzaba a escorarse hacia estribor, hundiéndose rápidamente. Gran parte de la carga resbaló y cayó al agua, al tiempo que toda la estructura del barco terminaba de escorarse, acabando sumergido boca abajo y con la quilla hacia arriba. Se mantuvo en esa pose durante unos largos minutos más hasta que finalmente el agua terminó de inundar el resto de compartimentos que aún quedaban secos, provocando esta vez el hundimiento total del carguero, el cual se precipitó sobre el fondo marino con gran estrépito, destrozándose gran parte de la superestructura y desparramando el resto de la carga por todo el lugar.

En la superficie tan solo quedaron unos pocos restos flotantes que evidenciaban la catástrofe, siendo arrastrados por la marea hacia la costa de vuelta hacia San Andreas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 19 Ene 2017, 14:17

Capítulo 29
El golpe de Securoserv (1ª parte)
Esa mañana Twilight se despertó sintiéndose peor que nunca, con la cabeza dándola vueltas como si se hubiera tomado dos litros de absenta, los pelos desenmarañados y marcas de lágrimas surcando su cara. Los acontecimientos más recientes aún seguían rondando por su cabeza, y aunque trató por todos los medios de llorar, no pudo. No la quedaban más lágrimas que derramar. Trixie estaba muerta por su culpa. Y con ella un buen montón de personas más.
Se levantó moviéndose como un zombi, dirigiéndose primero al baño y luego a la cocina para desayunar. Encendió la radio como un acto reflejo mientras el apestoso café se hacía, sentándose en un taburete y mirando a la nada con un gesto en blanco.

-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! Noticia de última hora, según varios testimonios de algunos vecinos de Paleto Bay se ha hundido de madrugada cerca de las costas del estado un carguero de nombre Ocean Motion, el cual había salido del puerto de la ciudad unas pocas horas antes. Dado que se ha hundido frente a las costas del condado de Blaine el sheriff local está investigando lo sucedido, aunque debido a las restricciones impuestas de acuerdo a la última convención sobre el Derecho del Mar, no se puede hacer nada al respecto hasta que no se autorice como tal ya que el naufragio ha ocurrido a la altura de la plataforma continental y a más de doscientas millas de distancia de la costa, lo cual limita la acción legal del estado.

Twilight apenas escuchó lo que la radio decía, centrándose más en desayunar un poco, pero teniendo en cuenta cómo se levantó apenas la entraba nada, notando como si tuviera un nudo en la garganta que la impedía tragar nada. Media magdalena seca y una cuarta parte de la taza que se sirvió fue lo único que pasó antes de sentirse mal de verdad, dirigiéndose directamente el baño para vomitar.

En cuanto se sintió un poco mejor se quedó sentada en el suelo junto a la taza durante un buen rato, lamentándose de su existencia y notando esta vez cómo las lágrimas regresaban, aun a pesar de que pensaba que ya no tenía nada más que derramar.

Sin embargo en ese mismo instante su móvil volvió a sonar, sacándola de golpe del trance en el que se encontraba y haciéndola reaccionar de seguido. Se levantó atropelladamente y lo cogió antes de que se cortara, sin mirar siquiera quien era.

-¿Sí?

-Sparkle, tenemos un nuevo trabajo que va a requerir esta vez de todo el grupo. Ven a verme y te daré detalles, ya he llamado a las demás.

-Maravilloso-masculló la chica, con gesto anodino.

-Lo sé, y por lo que oigo ardes en deseos de verme…

-Oh, sí, estoy en éxtasis…

-Menos sorna y date vidilla, te espero.

Tras eso Sunset colgó y Twilight tan solo suspiró. No tenía nada de ganas de ir a verla, pero visto lo visto no quedaba otra, por lo que hizo de tripas corazón y se preparó para salir.

El viaje hasta su apartamento se hizo más pesado que de costumbre; a su alrededor la ciudad parecía seguir con su ritmo apresurado de siempre, sin ni siquiera prestar atención, viendo a la gente pasar por las aceras sin ningún tipo de preocupación. Todo parecía reducirse a una simple y burda existencia, sin que lo demás tuviera importancia. Ella seguía viviendo, Trixie, por el contrario, no. Y ya sólo por eso los motivos eran más que suficientes. Aun así prefirió no pensar más en eso y se centró en la carretera.

Una vez allí aparcó cerca y subió hasta el apartamento, donde se encontró con las demás acompañadas por una nueva cara que no la sonaba de nada.

-Hola chicas…

-¡Hey, Twilight! ¡Mira, mira, tenemos una nueva amiga! ¿¡No es genial?!-inquirió Pinkie, acercándose a ella.

-Sí, ya la he visto ¿Quién es?

-Eso mismo nos estamos preguntando nosotras también, no ha dicho nada desde que hemos llegado-comentó Rarity, algo extrañada.

Twilight elevó una ceja con gesto inquisitivo, mirando a la chica, la cual se encontraba sentada en el sofá alejada de las demás y con gesto asustado. Era de ojos azules, de pelo rosa claro y mirada profunda pero algo perdida.

-¿En serio no ha dicho nada?-inquirió Twilight, extrañada.

-Nada de nada, hemos tratado de hablar con ella, pero no ha soltado prenda-aseguró Rainbow.

-¡Yo he intentado animarla un poco, ya que se la ve un tanto tristona, pero no he podido, al menos por el momento! ¡Lo seguiré intentando más tarde!-apuntó Pinkie.

Por su parte Twilight intentó un acercamiento, poniéndose a su lado y dirigiéndose a ella con tono tranquilo y cordial.

-Hola…

En cuanto la chica advirtió su presencia se encogió y se apartó con gesto asustado.

-No, tranquila, no voy a hacerte nada, de verdad, aquí somos todas amigas… bueno, casi todas.

Ante eso la chica la miró con algo de reticencia, levantando la mirada; Twilight aprovechó para presentarse.

-Yo soy Twilight Sparkle ¿Cómo te llamas?

Por un momento pareció que la chica no iba a decir nada, mirando todo el rato al suelo, pero finalmente se armó de valor y murmuró a media voz.

-Soy… soy Fluttershy…

-Perdona ¿cómo dices? Es que no te he oído bien…

-Soy… Fluttershy…

-No te oigo del todo, habla un poco más alto, por favor…

Sin embargo la chica tan solo se redujo a un cúmulo de pequeños gemiditos ahogados ininteligibles, lo que dejó descolocados a casi todos los presentes; Rainbow soltó un bufido, comentando de seguido.

-Es como hablarle a un árbol…

-Rainbow…-la reprendió Rarity.

-¿Qué? No es culpa mía si no se sabe expresar…

-Claramente se la ve intimidada, es normal que la cueste expresarse, no nos conoce de nada…

-Rarity tiene razón, deberíamos darla un poco de espacio, la estamos atosigando…-murmuró Twilight, alejándose un poco de ella.

Sin embargo en ese momento Sunset reapareció subiendo las escaleras, y al verlas comentó.

-Ah, ya veo que habéis conocido a vuestra nueva compañera…

-¿Nueva compañera?

-Así es, se llama Fluttershy, y es precisamente esa pequeña molestia que ocasionó todo ese lío en la pastelería, no sé si os acordareis…

-¡Pues claro, como para no acordarnos, aún hay marcas de balas por todo el salón!-exclamó Pinkie, algo molesta.

-Ah, entonces ella es…-murmuró Rarity, comprendiéndolo al instante.

-Exacto, la búsqueda ha finalizado, pero no creas que eso te exonera en absoluto, majestad, aún hay negocios que atender-se apresuró a aclarar Sunset.

-Sí, me lo imaginaba…-murmuró la chica, rodando los ojos.

-¡Muy bien, pues empecemos ya! Aunque espera ¿dónde está la granjera?

-Está de camino, he hablado antes con ella y me ha dicho que en media hora está aquí-anunció Rainbow.

-Agh, malditas distancias… está bien, esperaremos.

Mientras hablaban estuvieron hablando entre ellas, distendiendo un poco más el ambiente, aunque Fluttershy se quedó alejada del grupo, no muy segura de si unirse o no a ellas. Aun a pesar de que las había estado vigilando y que ahora tenía la oportunidad de acercarse a ellas, las dudas volvían a su mente, no muy segura de esa situación. Por su parte Sunset se encontraba al otro lado del apartamento, admirando las vistas desde el ventanal mientras esperaba.

-¿Qué tal habéis dormido, chicas?

-Fatal, no sé si lo habréis visto, pero al final han usado la información en contra del programa Epsilon…

-Ay, sí, es horrible lo que ha pasado, no tenía por qué morir tanta gente…

-A mí lo que me flipa es que hubiese tanta gente creyéndose todas esas patrañas, o sea, hace falta ser corto…

-Rainbow…

-¿Qué? No es como si conociese a alguien o…

Sin embargo se dio cuenta enseguida de su cagada al ver la cara de Twilight, la cual se encogió sobre sí misma, aún afectada por lo sucedido y llegando a musitar.

-Es culpa mía… la he matado…

-Oh, no, no, claro que no, querida, tan solo ha sido una desafortunada consecuencia, eso es todo…

-Pero lo he provocado yo… ahora está muerta…

-Bueno, técnicamente lo hemos hecho entre todas, así que no es toda la culpa tuya sola y exclusivamente…-apuntó Pinkie.

-Entonces es aún peor… todo esto es culpa mía. Todas hemos acabado así porque invertí en esa estúpida empresa…

-Eso no es así, cariño, y lo sabes, no cargues tú con toda la culpa así sin más, recuerda que estamos todas juntas en esto…

-¡Exacto, puede que algunas aquí la hayamos cagado más o menos, pero aun así seguimos aquí, es algo!-apuntó Rainbow.

Entre todas estuvieron apoyando y arropando a Twilight, la cual se sintió un poco mejor, incluso llegaron a compartir entre las cuatro un sentido abrazo grupal motivado sobre todo por Pinkie Pie; tanto Sunset como Fluttershy les observaron atentamente, la primera con un gesto confuso y algo receloso, sin comprender muy bien a qué venía todo eso, mientras que la segunda les observaba con una mezcla de extrañeza y asombro a partes iguales.
La tímida chica, que nunca había sido de abrirse a los demás, sintió una extraña sensación de calidez al verlas así, tan unidas aun a pesar de las circunstancias, y notó como si algo la llamara a pronunciarse. Armándose de valor, se levantó y las encaró, comentando de seguido.

-Yo… nunca me he juntado con otras personas porque siempre he sido muy miedosa, me aterra la gente, siempre he estado apartada de la sociedad porque me rechazaban al ser distinta. A nadie le importaba, ni siquiera a mi padre, el cual me explotaba y me obligaba a hacer cosas horribles sólo por dinero. Fue por eso por lo que hui y me fui de esta espantosa ciudad, alejándome de todo y de todos. He hecho cosas horribles de las que no estoy orgullosa, he matado a muchas personas por dinero. Hace tiempo que me acostumbré, pero aun así nunca superé lo que se siente cuanto matas a alguien. Es por eso por lo que te entiendo, aunque no fueras tú el que la mataras. Sé lo que sientes.

Un denso silencio se instaló entre los presentes, los cuales miraron a la chica con gestos incrédulos; aun así Fluttershy siguió hablando.

-Cuando llegué aquí por necesidad me sentía peor que nunca, me juré a mí misma que no volvería a esta ciudad y que no volvería a matar, pero incumplí mi promesa. Ahora vuelvo a estar en activo, y eso me ha obligado a volver a hacer cosas malas con tal de sobrevivir. Estuve un tiempo siguiéndoos y observándoos, atraída por vuestra situación. No podía entender cómo, aun a pesar de vuestro dilema, podías estar tan unidas y ser tan amigas. Ahora que os veo aquí, todas juntas y apoyándoos entre vosotras, puedo ver por qué. Porque compartís un mismo destino, y eso os une a todas de una forma que parece hasta mágica. Y yo siento que con vosotras podría hacer lo que nunca me atreví a hacer en su día. Abrirme a los demás, tener amigos. De cierta forma os envidio. No sabéis cuánto…

Tras ese último apunte Fluttershy se quedó callada, mirando al suelo con un gesto de tristeza infinita grabado en su cara. Durante unos breves segundos nadie dijo nada, pero en un momento dado Pinkie se levantó con cara de determinación y se puso delante de ella, mirándola fijamente. La chica de pelo rosado levantó la cabeza y vio a Pinkie, la cual, de golpe y porrazo, se echó sobre ella en un sentido abrazo. Por un segundo Fluttershy reaccionó como si se la quisiera quitar de encima, pero luego aceptó el gesto, dejándose llevar y apoyándose sobre ella al tiempo que las demás la imitaban, formando entonces una gran piña que mantuvieron durante unos largos y mágicos segundos.

Por su parte Sunset observaba el fenómeno con un gesto incrédulo grabado en su cara. No podía entender cómo había sucedido, y aun así allí estaban, compartiendo un gran abrazo entre ellas y dejando pasar el tiempo. Multitud de preguntas cruzaban por su mente, aunque sin duda la que más se repetía era quizás la más contundente. ¿Cómo era posible? Apenas se conocían entre sí, eran cinco completas desconocidas, y aun así mostraban una unión fuera de lo común. Aunque, por otro lado, no podía evitar sentir algo de desazón por lo que veía, por alguna razón el simple hecho de verlas la daba una extraña sensación de melancolía que hacía mucho tiempo que no sentía y, por un instante, anheló un sentimiento. Sin embargo enseguida sacudió la cabeza, como si quisiera deshacerse de esa sensación, y siguió contemplando la ciudad, como pretendiendo que nada había pasado.

-No… debo ser fuerte… no merece la pena…-pensó Sunset, en lo más hondo de su ser.

Tras varios minutos de espera más Applejack llegó y las demás la presentaron a Fluttershy, nada más verla la granjera cabeceó y murmuró.

-Espera… ¿tú no eres la chica de los espárragos?

Ante ese comentario Fluttershy abrió mucho los ojos, comprendiendo lo que decía.

-Oh, es verdad, aquella vez, hace ya varias semanas…

-Vaya, menuda coincidencia… me alegro de volver a verte, dulzura-murmuró Applejack, esbozando una sincera sonrisa.

Una vez que estuvieron todas Sunset se adelantó y anunció.

-Muy bien, señoritas, ahora que ya estamos todas pongámonos a trabajar, hay planes que requieren de su atención.

Se dirigieron todas a la sala de realización, donde Sunset ya había estado trabajando y había dispuesto una serie de fotografías en la pizarra blanca, además de haber marcado varios lugares en el mapa azul topográfico del estado. Nada más entrar Sunset comenzó a hablar.

-Vale, antes de nada os voy a poner en situación ¿habéis oído de la noticia de un barco hundido no muy lejos de aquí?

Ante eso Twilight fue la única en responder.

-Ah, sí, algo he oído esta mañana en la radio…

-Bien, pues ha sido cosa nuestra, nosotros hemos provocado ese hundimiento. Y por una buena razón ¿os suena de algo Merryweather Security?

Esta vez Twilight no supo responder, aunque en su lugar fue Rarity la que lo hizo.

-Sí, cuando llegué aquí por primera vez estuve tanteando la ciudad y descubrí cosas al respecto, sé que son como una especie de guerrilla paramilitar privada…

-Exacto, hará cosa de algunos meses atrás tenían bastante presencia en todo el estado, pero después de varias disputas y operaciones fallidas, además del asesinato de uno de sus principales propietarios, finalmente acabaron por retirarse. Ahora la única empresa de seguridad privada que opera en el estado es Securoserv, la cual es mucho más táctica y sutil en comparación con Merryweather, todo sea dicho.

-En tal caso ¿por qué te preocupan si ya no están aquí?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-Ya no están aquí, pero algunos materiales suyos sí que siguen por aquí, y los últimos iban precisamente en el barco que ahora se encuentra hundido.

-Oh, ya veo, entonces quieres apropiarte de ellos.

-Exactamente, muy bien, Dash, no eres tan tonta como aparentas…

Ante eso la aludida puso mala cara y la dedicó un rápido corte de mangas que Sunset ignoró, aunque Twilight comentó acto seguido.

-Espera ¿habéis hundido un barco sólo para apropiaros de su mercancía?

-Básicamente, mi jefe quiere aprovisionarse, y los restos de Merryweather son la mejor opción, ya que de esta forma evitamos que nos rastreen si compramos armamento nosotros mismos.

-Pero ahora que habéis hundido el barco sabrán que alguien quiere apoderarse de su cargamento…

-No necesariamente, de hecho no he nombrado a Securoserv por nada, el barco que hemos hundido pertenecía a esta agencia, por lo que en ese caso las sospechas recaerán en ellos y no en nosotros. Es más, dado que fue la propia Merryweather la que le pidió a Securoserv que les entregara el resto de sus materiales dado que ya no pueden operar en suelo americano ni venir ellos mismos a recogerlo, lo más seguro es que sea la propia Merryweather la que sospeche de Securoserv en vez de otro posible implicado-explicó Sunset con particular detalle.

-Entiendo, de esa forma os cubrís las espaldas… muy inteligente.

-¿Verdad que sí? mi jefe está en todo, es una mente pensante brillante.

Ante ese peloteo las chicas tan solo rodaron los ojos, sin decir nada al respecto, por lo que Sunset continuó inmediatamente después.

-Pero bueno, como ya habréis adivinado vuestro cometido es recuperar ese material. El barco se encuentra hundido a unas quinientas millas de la costa, justo aquí.

La chica usó el mapa marcado para mostrarlo, encontrándose a la altura de la ensenada de Paleto, aunque a una distancia considerable de la misma, ya que quinientas millas no eran precisamente una distancia corta.

-¿Y cómo pretendes que nos apropiemos de la carga?-inquirió en ese momento Twilight.

-Obviamente necesitaremos un minisubmarino, además de al menos tres personas que se sumerjan junto a él para ayudarle a cargar con ella, además de identificarla. Tenemos una foto del contenedor que la alberga, pero primero hay que localizarlo, claro está, de ahí a que sea necesario que haya al menos tres personas sumergidas.

-¿Y los demás?-inquirió Pinkie en ese momento.

-Los demás vigilarán en la superficie por si las moscas, no debería haber ningún problema, pero mejor prevenir que curar. Muy bien ¿algún voluntario para manejar el minisubmarino?

-¡Oh, yo, yo, yo, yo!-exclamó Rainbow Dash, emocionada.

-Adjudicado, me lo esperaba, Dash. Muy bien ¿Quién se atreve a sumergirse?

Esta vez nadie se pronunció, mostrándose las demás bastante inseguras al respecto; esto mosqueó a Sunset, la cual inquirió.

-¿Qué pasa, algún problema?

-Sí, que ninguna de las aquí presentes hemos hecho submarinismo en la vida-apuntó Twilight, con gesto anodino.

-¿Y? Siempre hay una primera vez ¿no?

-Ya, pero…

-No se hable más, si necesitáis practicar y todo eso podéis hacerlo, después de todo tenemos tiempo, pero necesitamos tener los equipos ya formados. Dado que te veo muy por la labor, Sparkle, tú serás la que se sumerja, Applejack y Pinkie te acompañarán-dictaminó Sunset rápidamente.

-¿¡Qué?! ¡Espera un momento, yo no he pedido sumergirme para empezar!-exclamó la granjera, molesta.

-¡Yay, genial, submarinismo, me apunto!-exclamó por su parte Pinkie.

-Te jodes, nadie se ha ofrecido por lo que elijo yo, os sumergiréis vosotras tres y punto. Necesitareis tres trajes de submarinismo junto con sus correspondientes equipos, me da igual cómo los consigáis, pero procurad no dejar pistas. También necesitareis una lancha motora para llegar hasta el lugar donde está el pecio, tenedlo en cuenta.

-¿Y nosotras?-inquirió en ese momento Rarity, junto a Fluttershy.

-Vosotras os quedareis vigilando en la superficie, armadas por si las moscas, unas carabinas nos podrían venir bien. No podemos comprar nada a riesgo de dejar una huella que puedan rastrear, por lo que tendremos que robarlas, precisamente la unidad de equipos tácticos de la policía usa mucho este tipo de arma, por lo que asaltar una de sus furgonetas de reparto sería lo ideal. Suele haber una furgoneta semanal proveniente de las oficinas de la NOOSE, os avisaré con tiempo para que podáis asaltarla antes de que lleguen a las oficinas centrales de la policía en el centro.

-¿Y qué hay de ti?-inquirió en ese momento Pinkie.

Ante eso Sunset respondió rápidamente.

-Yo estaré esperándoos en el punto de extracción, cuando tengáis el material avisadme y os diré dónde estoy, habrá un coche de huida en la costa con el que podréis volver a la ciudad sin levantar sospechas.

-Ya, vale, todo eso está muy bien, pero ¿cómo demonios conseguimos un minisubmarino?-inquirió en ese momento Twilight.

Ante eso Sunset se encogió de hombros, murmurando de seguido.

-¿Y yo que sé? Trabajáoslo, Sparkle, no debe ser tan complicado, sobre todo para alguien como tú…

Twilight prefirió quedarse callada, sin decir nada, a lo que la chica aprovechó para añadir.

-En cuanto a tiempo como tal tenemos al menos una semana antes de que el estado autorice cualquier exploración, ya que al estar situado justo en el borde de la plataforma continental no se puede actuar como tal hasta que no se den las autorizaciones pertinentes, el Derecho del Mar lo ampara y podemos aprovecharnos de eso.

Finalmente, y una vez que estuvo todo cerrado, Sunset las despidió rápidamente argumentando que tenía cosas que hacer, y las seis se vieron de vuelta en la calle sin apenas saber muy bien ni cómo empezar siquiera. Twilight por su parte se quedó pensativa, rumiando posibilidades, aunque en ese justo momento Pinkie comentó.

-¿No vas a decir nada, TwiTwi?

-¿A qué te refieres, Pinkie?

-Ya sabes, sobre la absurdez del plan y lo difícil que va a ser todo…

Ante eso la aludida esbozó un gesto lacónico, rodando los ojos y comentando al respecto.

-¿Para qué? Además a estas alturas ya nada me sorprende, después de todo lo que hemos hecho y la de veces que nos hemos arriesgado a que nos maten o arresten, lo que diga Sunset es lo de menos.

-Caramba, querida, noto cierto cambio en ti-murmuró Rarity, observadora.

-Sí, bueno, era de esperar ¿no crees? En fin, vayamos a mi casa a organizarnos un poco.

Un tanto sorprendidas por su proceder las demás la siguieron y, una vez allí, se acomodaron en el salón mientras que Twilight navegaba por internet a través de su portátil.

-Vale, abordemos lo más complicado: el minisubmarino. ¿De dónde podemos sacar algo semejante?

-Bueno, podemos dar una vuelta por el puerto y tantear el terreno, por allí podría haber algo, además, también podemos aprovechar y mirar a ver si hay alguna lancha que podamos usar-sugirió Dash en ese momento.

-Está bien, entonces te podemos dejar a ti eso, Rainbow…

-Bien, me llevaré a Fluttershy conmigo-anunció entonces la chica.

Eso hizo reaccionar a la aludida, la cual murmuró.

-¿Yo? ¿Por qué yo?

-Bueno, lo he estado pensando y, si es verdad que nos has estado vigilando durante todo este tiempo sin que ninguna de nosotras nos diéramos cuenta, podrías ser una buena distracción en el caso de necesitarla. Además, es una buena oportunidad de conocernos mejor ¿no crees?

-Oh, está bien…-aceptó la chica sin muchas reticencias.

-Vale. Sobre los trajes de submarinismo estoy viendo que hay una tienda deportiva en Vespucci, quizás allí tengan el equipo que necesitamos-murmuró Twilight mientras findeaba por la red.

-¿Planeas comprarlos? ¿Pero no dijo Sunset que evitáramos dejar pistas?-recordó Rarity en ese momento.

-No necesariamente, aunque como último recurso sí que podríamos hacerlo, aun a pesar del riesgo. No me hace ninguna gracias seguir gastándome el dinero después del despilfarro que hice con la mierda de Epsilon, por lo que podríamos interceptar el camión de reparto de la tienda, o bien colarnos por la noche. No sé, tendríamos que tantearla primero.

Ese comentario dio que pensar a Rarity, la cual se quedó callada, sopesando por su cuenta.

-¡Yo me puedo pasar un día de estos que no tenga trabajo en la tienda, queda cerca de allí!-sugirió Pinkie, mirando el mapa de la zona que Twilight se encontraba mirando en Eyefind Maps.

-Está bien, te lo agradezco, Pinkie.

-¡Oh, no es nada!

-Vale, ahora las armas. Vamos a necesitar un equipo que nos ayude a interceptar la furgoneta, además, dudo que los policías vayan a dejarse robar así como así, por lo que probablemente habría que estar preparados para una muy segura refriega y una respuesta policial inmediata y contundente…

En ese justo momento Rainbow cabeceó, pensando en una posibilidad, y comentando de seguido.

-Déjamelo a mí, puede que tenga una posibilidad.

-¿En qué has pensado?

-No sé si os lo habré dicho o no, pero estoy con los Lost, una banda de moteros de carretera. Sólo soy una simple hermana, pero puedo convencer a unos pocos chicos para que me ayuden a asaltar esa furgoneta-explicó la chica.

-Ya, pero necesitarás una razón de peso, dudo que te vayan a hacer el favor así sin más…

-No te preocupes por eso, ya improvisaré algo.

-Está bien, lo dejaré a tu criterio. Luego está el detalle de que no he practicado submarinismo en mi vida… ¿alguna idea, Applejack?

-¿Y me lo dices a mí, Twilight? Yo tampoco tengo ni idea de bucear, diablos, doy gracias a que al menos sé nadar.

-Ya… supongo que tú tampoco habrás hecho nada igual ¿no, Pinkie?

-¡Para nada, pero la idea me mola, sumerjámonos en lo desconocido, estoy super emocionada!

Ante eso todas se rieron ante su particular entusiasmo, relajando un poco el ambiente; era en situaciones como esa cuando más se podía notar esa afinidad que tan bien las conectaba y de una forma casi mágica. Aun a pesar de lo diferentes que eran conseguían complementarse entre ellas, logrando una combinación de lo más inusual, pero que funcionaba, sobre todo a la hora de planificar los golpes.

-Bueno, como última medida siempre podemos ir a la playa a practicar un poco…-murmuró Twilight, no muy segura de qué decir al respecto.

-Es una opción, casi lo prefiero a sumergirme en mar abierto-opinó la granjera.

-¡Cualquier cosa vale para ir a la playa!

Una vez que estuvo todo hablado y el reparto de tareas asignado, decidieron relajarse aunque solo fuera un poco durante el resto del día, viendo videos graciosos en YouTube, viendo la tele o bien hablando entre ellas; aprovecharon además para conocerse mejor con Fluttershy, la más reciente adición al grupo, la cual comenzaba a acostumbrarse poco a poco a la dinámica del grupo, soltándose paulatinamente y contando cosas de su vida, abriéndose a las demás, al tiempo que las demás también se abrían de forma recíproca. Así pasó el resto del día, aprovechando también para cenar allí, pidiendo una pizza y siguiendo con la conversación, dejando fluir la magia. Afuera una estrecha luna menguante coronaba la ciudad débilmente.
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Las tareas de preparación se prolongaron durante toda la semana, mientras que todas iban trabajando en sus tareas asignadas; las primeras en empezar fueron Fluttershy y Rainbow, las cuales quedaron al día siguiente para ojear el puerto y ver si podían encontrar un minisubmarino y una lancha. Rainbow fue a buscar a la chica a su almacén en el barrio de La Mesa, aparcando la moto justo al lado de la persiana principal y tocando el claxon en el proceso. Al poco rato apareció la chica, la cual se quedó mirando a Rainbow con un extraño gesto grabado en su rostro.

-Ah, ahí estás. Venga, sube.

-Ah, pero… ¿has venido en esa moto?

-Sí, claro, no es tan rápida como mi F620, pero al menos se puede ir más ágilmente por el tráfico, esta ciudad está congestionada durante casi todo el maldito día.

Ante eso la tímida chica se quedó un tanto intimidada, murmurando entre medias.

-Ah, es que… verás, no me gustan mucho las motos…

-Ah ¿es por eso? No te preocupes, no iré muy rápido, agárrate a mí y no te caerás.

Al principio la chica no se mostraba muy convencida, pero finalmente Rainbow la logró convencer y se sentó detrás de ella; en cuanto arrancó Fluttershy soltó un gritito y se agarró con todas sus fuerzas a Rainbow por la cintura, al tiempo que apoyaba su cabeza en su espalda, con los ojos cerrados.

-Flutters… no aprietes tanto…-musitó Rainbow.

-¡Oh, perdón, perdón!-exclamó ella, aflojando un poco.

Desde donde estaban llegaron al puerto enseguida, entrando al mismo por Elysian Island, donde se concentraban la gran mayoría de servicios portuarios, entre ellos almacenes de empresas pesadas, refinerías, varios muelles de carga y comerciales, terminales de carga y descarga, y un astillero.

Rainbow aparcó en el extremo sureste de la isla y las dos se desmontaron, siendo Fluttershy la primera y un tanto agarrotada, ya que había estado en tensión durante casi todo el trayecto.

-Perdona, es que me da mucho miedo, prefiero ir en coche…

-No pasa nada, no tiene importancia. A ver si vemos algo interesante por aquí.

Comenzaron a peinar el puerto desde donde estaban, buscando alguna lancha o un minisubmarino, aunque la segunda opción era probablemente mucho más complicada que la primera. Durante el camino estuvieron hablando de todo un poco, conociéndose mejor.

-Y cuéntame Flutters ¿eres de aquí?

-Oh, sí, nací y crecí en esta ciudad…-murmuró ella, sin muchas ganas de hablar al respecto.

-Yo soy de Liberty City, antes vivía allí, pero me vine a vivir aquí hace ya casi un mes.

-Oh… ¿cómo así?

-Fue un poco de todo, aunque lo cierto es que no hice precisamente amigos estando allí, incluso llegaron a intentar matarme, por lo que prácticamente hui de allí.

Ante eso Fluttershy asintió vehementemente, murmurando de seguido.

-Yo también salí huyendo. No podía aguantar más tiempo aquí, por lo que cogí todo lo que pude ganar y me alejé todo lo posible de esta horrible ciudad, escondiéndome en el condado de Blaine.

-Vaya, no huiste muy lejos ¿cómo así?

-Me enamoré del condado de Blaine, de su naturaleza y sus vistas, decidiéndome asentarme allí, en la cara este del monte Gordo. Me construí una casita en sus faldas y empecé a vivir como una ermitaña, rompiendo con mi antigua vida. Pero eso no bastó. Después de todo este tiempo viviendo en paz me volvieron a encontrar y me obligaron a volver a hacer cosas horribles. Aun a pesar de que en su día me prometí que no volvería a hacerlo.

Las palabras de la chica dieron qué pensar, contestando al poco rato.

-Entiendo que te sientas mal, y en ese sentido comprendo por lo que has pasado. De hecho de cierta forma me recuerdas a mí, yo también hui antes de volver a huir.

Fluttershy frunció el ceño con gesto inquisitivo, sin entender muy bien a qué se refería, pero Rainbow negó con la cabeza y comenzó a explicarse.

-Yo no he sido siempre así, para mi desgracia. Me repatea admitirlo, pero no nací en Algonquin, sino en Dukes. Mis padres querían que fuera una chica recta, que fuera a la universidad y que me convirtiera en lo que ellos no llegaron a ser. Pero yo siempre aspiraba a cosas más mundanas, más normales, nunca me fue ese rollo de señorita mimada, por lo que en cuanto tuve la ocasión, hui de allí. Así que sí, como ves no somos tan distintas.

Las palabras de Rainbow dieron que pensar a Fluttershy, la cual sonrió tímidamente, contenta de comprobar que no estaba tan sola como en un principio pensó. La chica de pelo multicolor la guiñó un ojo, con confidencia, aunque en ese momento vio algo al otro lado de la isla que la llamó la atención.

-Oh, genial, creo que al final sí que encontraremos algo después de todo.

Fluttershy se giró y vio entonces a lo que se refería; desde donde estaban se podía ver gran parte de los astilleros, habiendo un par de barcos en mantenimiento, uno en dique seco y otro en un gran almacén. Justo enfrente de ese almacén había un pequeño muelle de madera, donde se podía ver atracada una lancha neumática Dinghy negra con cuatro asientos y doble motor fueraborda, perfecta para su misión.
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Dinghy
-Menos da una piedra, y tampoco me esperaba ningún minisubmarino, por lo que nos servirá. Vamos a por ella.

Ambas chicas apretaron el paso para llegar cuanto antes al sitio, aunque nada más llegar una alta valla las detuvo, teniendo que dar un rodeo hasta la puerta principal de los astilleros, la cual se encontraba vigilada por un guardia de seguridad dentro de una garita de control y con sendas barreras bajadas. En la parte superior de la puerta se podía leer el nombre del lugar: Astilleros Pacific Allied.
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Astilleros Pacific Allied
-Vale, es aquí-murmuró Rainbow, observando el lugar.

-¿Cómo vamos a entrar sin que nos vean? El lugar está vigilado.

-Tampoco es para tanto, de hecho mira, la garita controla la entrada pero no la salida, podemos entrar por allí.

-Ya, pero dentro podría haber vigilantes, incluso los propios trabajadores…

-No te preocupes, improvisaremos sobre la marcha, vamos.

Caminaron agazapadas ante la valla y fue fácil colarse dentro saltando la barrera de salida; tras eso se pegaron todo lo posible al otro lado de la valla para evitar ser vistas por el vigilante de la garita, bordeando el almacén principal, de donde salían ruidos de gente trabajando y dándose órdenes mutuamente. Cruzaron todo el complejo hasta llegar junto al agua, donde pudieron ver a más gente trabajando. Un pequeño grupo de tres operarios conversaban entre sí justo al lado del muelle, haciendo casi imposible el acercarse a la lancha sin que las vieran.

-Mierda, no va a ser tan sencillo…-masculló Rainbow, contrariada, mientras se escondían tras varios palés.

-¿Qué podemos hacer?-inquirió en ese momento Fluttershy.

Ante eso Rainbow la miró esbozando una sonrisita complaciente, a lo que la chica rápidamente masculló.

-¿Yo? Pero, pero… a mí se me da bien pasar desapercibida, no al revés…

-Tan solo necesito que me los distraigas un poco para poder alcanzar la lancha y salir pitando de aquí, vamos, no será tan complicado.

La costó un poco convencerla, pero finalmente la chica aceptó a regañadientes y salió de su escondite a paso algo lento e inseguro. Se hizo la tonta y se acercó al grupo como quien no quiere la cosa, llegando a chocarse con uno de los operarios en el proceso.

-Ay, perdón, no le había visto…

-No pasa na… espere ¿Qué está haciendo usted aquí, señorita? Esto es propiedad privada…

-¿Oh, sí? vaya, no me he debido de dar cuenta, estaba paseando tranquilamente por el puerto y he llegado hasta aquí…

-Pero señorita, estos son astilleros, no puede estar aquí, estamos trabajando.

-Realmente no sé cómo he acabado aquí… ¿por dónde se sale?-inquirió ella, girando sobre sí misma.

-Sí, mire, la salida está por allí…

Aprovechando entonces que los tres operarios miraban hacia el otro lado, Rainbow se escabulló y logró alcanzar el muelle de madera sin que la vieran, abordando la lancha y haciéndola un rápido puenteo, arrancándola de seguido y alejándose de allí a la mayor celeridad posible. Si los operarios la vieron para entonces ella ya estaba lejos, alejándose del puerto y poniendo rumbo hacia el oeste. Aprovechó para llamar a Twilight y avisarla de que ya tenían lancha.

-Dime Rainbow.

-Hey, Twilight, tengo la lancha.

-¿Ya? Caramba, qué rapidez…

-Ha sido facilísimo, y todo gracias a Fluttershy, así que el mérito en parte también es suyo. Aunque del minisubmarino no hay ni rastro.

-Ya, bueno, era de esperar, eso en concreto no va a ser nada fácil, pero al menos ya tenemos la lancha, es algo.

-Sí… ¿Dónde la llevo?

-Ah, llévala al Puerto del Sol, atrácala en el muelle 25, me dijo Sunset que es propiedad de la empresa.

-Vale.

Tras eso colgó y se dirigió directamente hacia allí, pasando por el camino al lado del aeropuerto y metiendo la lancha por el acceso al puerto deportivo a través de un canal que había en el extremo este de la playa de Vespucci. Buscó el muelle 25 y amarró allí la lancha.
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Puerto del Sol
En cuanto estuvo hecho llamó esta vez a Fluttershy para avisarla.

-Rainbow…

-¡Hey, Flutters! Está hecho, he dejado la lancha en el puerto deportivo ¿dónde estás?

-Ah, justo enfrente del astillero, conseguí que me acompañaran hasta la salida.

-Oh, estupendo, no estaba segura de si el ruido les alertaría, pero si conseguiste alejarles mejor que mejor, no se habrán dado ni cuenta. Estupendo ¿ves cómo podías hacerlo?

-Sí, la verdad es que sí, aunque estaba muy nerviosa… ¿Qué hago ahora?

-Vuelve a mi moto, yo voy ahora para allá y nos iremos juntas.

-Vale.

Nada más colgar Rainbow llamó a un taxi para regresar al puerto e ir a recoger a Fluttershy y su moto. Por su parte aún quedaba el obtener las armas, aunque para eso iba a necesitar un poco más de tiempo para convencer a los chicos sin que Angus ni Al se enteraran. Mientras tanto, había que esperar.
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Esa misma tarde Pinkie se pasó por la tienda para echar un vistazo y ver si tenían lo que buscaban; desde Prosperity Street no había mucha distancia, aunque tenía que atravesar los canales de Vespucci hasta finalmente llegar a la tienda, la cual hacía esquina con la misma calle.

Por dentro la tienda era mucho más grande de lo que parecía desde fuera, habiendo un montón de artículos de todo tipo, desde equipos completos para tenis, golf o surf, materiales incluidos, hasta para ciclismo, senderismo e incluso los más extremos como los triatlones, vendiéndose hasta bebidas isotónicas. Y, por supuesto, también había equipos de submarinismo, incluyendo trajes de neopreno, aletas, gafas y botellas de oxígeno. Estaba todo e incluso más.

-¡Genial, tienen lo que buscamos! Voy a mirar por detrás.

Desde el callejón trasero aledaño pudo ver el acceso trasero junto a una persiana cerrada, y justo enfrente de esta una furgoneta azul con el logo de la tienda impreso a sus costados. Vio una alarma en la parte superior de la persiana, aunque se veía bastante antigua y un tanto sucia por estar al aire libre.

-¡Estupendo! Voy a avisar a Twilight.

Sin perder más tiempo la chica regresó enseguida a Del Perro, dirigiéndose directamente hasta el apartamento de Twilight, donde encontró a la aludida.

-¡Twilight, tengo noticias acerca de la tienda!-exclamó la chica, entrando alegremente en el apartamento.

-¿Ya? Pinkie, no tenías por qué hacerlo tan pronto, aún hay tiempo…

-Oh, ya lo sé, pero como salí de trabajar hace poco me dije: meh, ¿por qué no? Y fui allí, y tienen lo que buscamos, y he visto que tienen una furgoneta en la parte de atrás junto a una persiana, por lo que ese debe ser el almacén, y probablemente guarden allí todo el material, y además tenían una alarma bastante viejuna que se podría inutilizar fácilmente, así que podríamos entrar sin armar mucho lío ¿Qué me dices, eh, eh?

Twilight la miró de arriba abajo, no muy segura de todo lo que había dicho Pinkie, la cual la devolvía la mirada esbozando una gran sonrisa en su cara.

-Eh… vale, vamos a sentarnos y me lo vas a contar todo más despacio…

Aunque antes de que pudieran hacer nada más el timbre sonó y Twilight fue a abrir de seguido, encontrándose con una sudorosa y un tanto cansada Rarity apoyándose en una estrecha y algo alta caja de cartón.

-Hola querida… bof, vaya subidita…

-¿Rarity? ¿Qué es todo esto?-inquirió la chica, al ver que llevaba más cosas consigo.

-Ayúdame a meterlas y ahora te lo cuento.

Entre las tres cargaron con todas las cajas, aunque hubo una en concreto que necesitaron cargarla entre las tres puesto que pesaba un quintal.

-¡Madre mía! ¿Pero que hay aquí dentro, una cría de elefante muerta?-inquirió Twilight, haciendo un gran esfuerzo.

-¡No exactamente!-masculló Rarity.

Una vez que estuvo todo dentro la chica se reincorporó y se adelantó.

-Vale, querida, antes de que me digas nada échale un vistazo a la caja alta, tampoco quiero estropearte la sorpresa.

Extrañada por ello Twilight la abrió usando un cuchillo de cocina y, nada más abrirla, se quedó a cuadros. Y es que tres trajes de neopreno junto con sus aletas se encontraban envueltos en sus respectivas bolsas de plástico, junto con la garantía y varias especificaciones.

-Pero… pero… estos son…

-Así es, ya no tenemos que preocuparnos por conseguirlos, podemos tacharlos de la lista.

-Pero no tenías por qué… en serio, Rarity, no…

Sin embargo la aludida la cortó enseguida comentando.

-Ah, no pasa nada, querida, después de todo estoy forrada, en algo me tendré que gastar el dinero. Además, bastante has hecho tú ya después del despilfarro que hiciste con todo el rollo de Epsilon. Ah, y no te preocupes por posibles rastros, lo he hecho de forma que no quede reflejado en mi cuenta.

Ante eso Twilight no supo qué decir, sintiéndose abrumada por el acto tan generoso de su amiga, y mascullando al poco rato.

-Rarity… yo…

-Ah, no digas nada, cariño, no hace falta-la cortó ella rápidamente, guiñándola un ojo.

La chica sonrió y, de golpe y porrazo, se lanzó sobre ella en un sentido abrazo; Rarity se lo devolvió con ganas e inmediatamente después Pinkie se sumó exclamando.

-¡Yay, sí, abrazo en grupo!

Mantuvieron el abrazo durante unos buenos segundos, aunque la chica de pelo rosada se despegó de improviso y comentó.

-Jo, el caso es que me esperaba algo emocionante para con la tienda, pero bueno, otra vez será.

Ante ese comentario tanto Twilight como Rarity tan solo se rieron tontamente, aunque la primera hizo un rápido inciso.

-Pinkie hay veces que me das un poquito de miedo…

-¿Y eso por qué? Ya sabes que nunca le digo que no a una experiencia emocionante, aunque de por sí el submarinismo también lo es ¡no puedo esperar!

-Pinkie, querida, eres única en todos y cada uno de los sentidos de la palabra…

-¡Claro que sí!

Twilight llamó a Sunset para ponerla sobre aviso, sorprendiendo a la misma gratamente, que no se esperaba que se movieran tan rápido en un solo día; quedó con ella en mandarla los equipos para tenerlos todos listos junto con la lancha, yendo un repartidor a por ellos. Tras eso tan solo quedaba el asunto de las armas y conseguir un minisubmarino, aunque eso era quizás lo más complicado y lo que más tiempo iba a requerir. Por el momento tan solo restaba esperar.
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Por su parte a Rainbow le costó un poco convencer a unos cuantos moteros para que la ayudaran en la obtención de las armas; no sólo requería de su ayuda, sino que necesitaban un plan fiable de asalto para poder obtener las armas sin causar demasiado alboroto, por lo que estuvo pensando muy bien una forma de hacerlo sin arriesgarse demasiado.

Por otro lado tampoco quería que Angus y Al se enterasen al respecto, ya que probablemente la pedirían cuentas, y ella apenas podría justificarse como tal; siempre podía argumentar que lo hacía por el club, aunque por otro lado eso la obligaba a ofrecer una parte de las armas, y ella necesitaba garantizar al menos unos cuantos fusiles para al menos la mitad del grupo. Fue complicado, pero al final logró convencer a unos cuatro chicos, y con ellos estuvo planeando una estrategia que, en esos mismos momentos, estaban a punto de ponerla en práctica.

Gracias al aviso de Sunset pudieron interceptar a la ranchera que transportaba las armas cruzando uno de los tantos puentes que salvaban el río de Los Santos y formaba parte de Vespucci Boulevard, a pocos kilómetros antes de llegar a la comisaría central en Mission Row. Quizás fuera algo arriesgado, pero prefirieron hacerlo así para aprovechar que muy probablemente los policías que transportaban las armas bajarían la guardia al estar ya tan cerca de su destino, lo cual les podría dar una valiosa oportunidad para atacarles por sorpresa sin darles tiempo a reaccionar. Para ello esperaron a que apareciera desde el otro extremo del puente, justo al lado de una antigua fábrica textil abandonada y quemada, y en cuanto la interceptaron se pusieron en movimiento rápidamente. Los motores de las motos rugieron y entre Rainbow y tres más se colocaron en posición, rodeando a la ranchera justo a la mitad del puente sin que los policías que iban en ella se percataran de la inminente emboscada. A una señal de Rainbow, tanto ella como los demás hicieron mano de sus escopetas recortadas y, en un visto y no visto, apuntaron a las cuatro ruedas y dispararon sin más demora.
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Ranchera del FIB
Las cuatro ruedas reventaron a la vez y la ranchera dio un bandazo; tanto Rainbow como el motero más cercano se hicieron a un lado para evitar que esta les golpeara, y esperaron a que la gravedad y el detalle de que las rancheras tendían a volcar con facilidad hicieran el resto. Y así fue, tras el bandazo el vehículo derrapó hacia un lado y salió disparada hacia arriba, dando varias vueltas de campana en el aire antes de estrellarse contra el suelo con gran estrépito. Durante el breve tiempo en el que estuvo en el aire, los bandazos hicieron que la caja hermética que guardaba las armas se agitara en la parte trasera de la ranchera, llegando a abrirse la puerta y saliendo disparada hacia atrás. Rainbow al verla exclamó por una radio.

-¡Ahora, vamos, esta es la nuestra!

Desde el otro lado del puente apareció saliendo de un parking cercano una furgoneta slamvan negra de los Lost y se acercó hasta ellos, al tiempo que Rainbow y los demás cargaban con la caja para meterla en la furgoneta rápidamente. Una vez que estuvo cargada cerraron las puertas y la chica dio un par de toques a la carrocería al tiempo que exclamaba.

-¡Sal de aquí, ya, ya!

La furgoneta salió disparada hacia el lado contrario del puente, dirigiéndose hacia el barrio de La Mesa; por su parte los demás fueron a por sus motos, pero en ese momento los dos policías que iban en la ranchera salieron de la misma a rastras y les apuntaron, a punto de disparar. Pero uno de los moteros advirtió del peligro y contraatacó con una contundente pasada con su microsubfusil, tumbándoles rápidamente.

-¡Bien visto, Jolly!

-¡No es nada, Dash!

-¡Bien, dispersaos, hay que perder a la poli, nos vemos en Vespucci en cuanto podamos!-exclamó Rainbow, subiéndose a su moto.

A su orden todo el mundo tomó caminos separados y se fueron de allí; Rainbow optó por ir todo recto hacia el centro, pasando al lado de la comisaría al tiempo que dos patrullas salían disparadas en su persecución.

-Genial, tengo compañía-pensó la chica, centrada en la carretera.

-¡Policía de Los Santos, está bajo arresto, detenga la motocicleta!-exclamaron por el altavoz de una de las patrullas.

Por su parte la chica les dedicó una rápida peineta y giró a la derecha por Legion Square, zigzagueando entre el tráfico para tratar de perderlos. Lo bueno que tenía el centro era que casi siempre tenía un tráfico bastante denso, y con la moto podía colarse entre los coches y salvar los obstáculos más grandes sin perder demasiado tiempo. Aprovechó que era hora punta y los callejones aledaños, además de las obras cercanas del Mile High Club, un rascacielos en construcción.

Una vez que perdió a la policía hizo mano de su móvil y llamó a Jolly.

-¿Vía libre?

-¡Vía libre, nos dirigimos ahora a Vespucci!

-Vale, nos vemos allí.

Tras ese rápido apunte Rainbow aceleró un poco más y ella también puso rumbo hacia allí sin perder más tiempo. Desde donde estaba llegó enseguida, entrando en el callejón donde tenían su nueva sede y aparcando la moto en el garaje de al fondo a la derecha, donde se había establecido un pequeño taller. Allí se encontró con los chicos que le ayudaron a asaltar la ranchera, saludándoles de seguido.

-¡Hey, chicos!

-¡Dash, lo hemos conseguido!-exclamó Jolly.

-¡Desde luego, ha sido tan fácil que no me extraña que lo hayamos conseguido! ¿Y la furgoneta?

-Está de camino, ha conseguido despistar a la pasma por Cypress Flats, enseguida estará aquí.

-Bien, bien… pasadme una birra, esto hay que celebrarlo.

De otro de los garajes, donde habían montado un improvisado y pequeño bar, sacaron una botella de cerveza Pißwasser para ella y estuvieron hablando entre ellos mientras tanto. Tras la apertura de esa nueva sede algunos cuantos efectivos habían sido movidos desde el cuartel en Vinewood este hasta allí, Rainbow era una de esos efectivos, puesto que vivía cerca de allí, mientras que otros eran de otras partes de la ciudad, habiendo un total de veinte y pico personas en esa nueva sede.

Finalmente la furgoneta llegó y entró en el callejón, aparcando un poco más atrás y descargando la caja entre todos; Rainbow fue la primera en abrirla, descubriendo así una amplia remesa de carabinas junto con su correspondiente munición, habiendo unas diez en total.

-Caballeros, me parece que hemos hecho negocio-anunció Rainbow, cogiendo una.

-Oh, ya lo creo que sí, podremos venderlas y sacar una buena tajada-sugirió uno.

-Sí, o bien podemos quedarnos con un par, ya sabéis, para protegernos en caso de ataque-sugirió entonces Rainbow.

-¿Ataque? ¿Y quién nos va a atacar?

-No sé, solo digo, es una posibilidad…

-Bah, ya ves tú, nadie tose a los Lost, propongo que las vendamos y repartamos lo que saquemos entre todos ¿Qué me decís?

Ante eso todo el mundo asintió, cosa que preocupó a Rainbow, la cual necesitaba al menos tres de esas armas, por lo que trató de persuadirlos de otra forma.

-Pero siempre podemos tener unas pocas, uno nunca sabe cuándo podría necesitarlas…

-Ya, pero el problema es que no son armas ligeras ¿cómo pretendes llevarte contigo estos pepinos? No son como microsubfusiles o pistolas ligeras semiautomáticas, lo mejor que podemos hacer con ellas es venderlas y sacar tajada, seguro que los rednecks de Señora nos darán un buen precio por ellas.

Ante esa situación Rainbow no tuvo más remedio que aceptar, aunque con una condición.

-Está bien, vendedlas, pero dado que la idea ha sido mía os voy a pedir quedarme al menos con tres de ellas y su correspondiente munición.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Es lo justo ¿no? ¿A alguien más aquí se le hubiese ocurrido la irónica idea de robar a la policía?

Frente a eso los demás asintieron con vehemencia, ya que robar a la policía hubiese sido normalmente lo último que se le ocurriría a cualquier criminal de poca monta que se preciara. Finalmente la permitieron llevarse al menos tres, quedándose con el resto para venderlas. Rainbow respiró aliviada, ya que al menos había evitado que las cosas se complicaran innecesariamente.

Una vez que tuvo las armas la chica llamó a Twilight para ponerla sobre aviso.

-Hey, Twilight, ya tengo las armas.

-Bien, estupendo, ya podemos tachar eso de la lista. Ya sólo falta el minisubmarino, estoy que no sé qué hacer ¿alguna idea?

-Ni zorra, podemos peinar de nuevo el puerto, pero dado que la última vez no encontramos nada no sé yo si esta vez lograríamos algo…

-Ya… en fin, ya veré cómo lo hacemos, mándame esas armas cuando puedas y yo se las paso a Sunset.

-Vale.

Tras eso colgó y comenzó a prepararlas a no más tardar. Ya casi estaban listas para actuar, aunque aún faltaba esperar un poco más. Por su parte se siguió preparando para pilotar el minisubmarino cuando llegara el momento.
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-¿Y bien, qué hay de ese minisubmarino?

-Sigo buscando, pero no logro dar con ninguno, es más complicado de lo que pensé.

-Pues date vidilla, Sparkle, queda menos de tres días para que se acabe la semana y, si no nos damos prisa, el estado autorizará exploraciones y se nos adelantarán.

-Sí, sí, lo sé…

-Pues ya sabes, aplícate, necesitamos ese minisubmarino. Cuando lo tengas avísame.

Twilight colgó de seguido, dejando escapar un hondo suspiro, aunque en ese justo momento Rarity inquirió.

-¿Era Sunset?

-Sí, me sigue presionando. Mucho haz esto y haz lo otro, pero al final no mueve un dedo por ayudarnos, es increíble…

-Condenada chaquetera, si no fuera por ella no estaríamos metidas en todo este lío para empezar-masculló Applejack, con rabia.

-No nos pongamos a divagar ahora, no conseguiremos nada con eso-murmuró Twilight, cortándola rápidamente.

-Ya, vale, pero ¿Qué hacemos con lo del minisubmarino? Ayer di otra vuelta por el puerto pero no encontré nada, es imposible-argumentó Rainbow.

-Yo estuve mirando por sitios más apartados como Chumash pero no encontré nada…-murmuró Fluttershy, a media voz.

-Yo no pude hacer gran cosa porque he estado a tope en la tienda últimamente. Lo siento, chicas…

-No pasa nada, Pinkie.

Por su parte Twilight suspiró lacónicamente, al tiempo que comenzaba a pensar en voz alta.

-Vale, a ver, no nos pongamos nerviosas, quizás no hemos estado enfocando esto bien… voy a volver a buscar de nuevo en eyefind a ver qué encuentro.

-¿Otra? Será la enésima vez que busques…-murmuró Rainbow, hastiada.

-Sí, pero esta vez voy a afinar un poco más la búsqueda, igual así logro filtrar unos mejores resultados y eliminar un poco de ruido…

-¿Ruido? Si no eres para nada ruidosa, Twilight…-apuntó Pinkie, extrañada.

-No me refiero a esa clase de ruido, sino al ruido documental, cuando hay demasiada información no relevante que impera sobre la relevante, lo que hace que esta pase desapercibida, lo que es conocido como silencio documental.

-Ruido, silencio… no me entero de nada, Twilight-anunció Rainbow, ceñuda.

-Bueno, de algo ha tenido que servir cuatro años de carrera. A ver, voy a probar con… conseguir minisubmarino.

Los primeros resultados la remitieron directamente a varios portales y foros acerca de submarinismo, así como varias tiendas relacionadas, pero no era lo que buscaba. Sin embargo, un poco más abajo, llegó a ver un enlace que la llamó la atención, el cual llevaba directamente a una página web sobre activismo medioambiental en el estado de San Andreas. Extrañaba acerca de por qué la búsqueda remitía a una página así la estuvo leyendo atentamente hasta que finalmente encontró algo interesante.

-Vaya ¿y esto?

-¿Qué has visto?

-No me lo esperaba, pero parece que aquí hay un anuncio sobre un minisubmarino, os leo: ¿Te interesa conocer más acerca de la vida submarina y, al mismo tiempo, relajarte, disfrutar de la vida, y ver lo que este maravilloso estado te puede ofrecer sin que te intereses demasiado por ello? Antes conocido por ser un intento desesperado por limpiar la costa oeste, objetivo que ahora mismo está en parte conseguido, el muelle de búsquedas con sonar es justamente lo que andabas buscando. Ahora parcialmente reconvertido en un pequeño centro turístico en el que poder pasar el día con tu familia, ofrece todo tipo de servicios y actividades acuáticas para los amantes del deporte en alta mar, contando incluso con un minisubmarino alquilable a tiempo parcial. Interesados contactar con el propietario cuyo correo se detalla a continuación: michaelds@eyefind.info. Oh, dios mío, no me lo puedo creer.

-¡Uauh, sí que ha sido fácil! ¿No?-inquirió Rainbow, divertida.

-Vaya, querida, ¿cómo no lo has visto antes?

-No lo sé, el caso es que llegué a ver esta misma dirección un par de veces, pero nunca pensé que me redirigía aquí por eso mismo…

-¡Bueno, pero lo importante es que ahora tenemos un minisubmarino! ¡Manda un correo a esa dirección!-exclamó Pinkie, emocionada.

-Ah, sí, ahora mismo.

Rápidamente escribió una contestación y antes de mandarla la leyó en voz alta para que las demás la dieron el visto bueno, quedando tal que así:

Buenos días
He visto su anuncio de alquiler de un minisubmarino y me gustaría contratar sus servicios ¿Cuáles son las tarifas y qué incluye el poder usarlo? Muchas gracias por su atención y espero su pronta respuesta.
Saludos.


Una vez mandada estuvieron esperando a una contestación, obteniendo una después de media hora, la cual rezaba lo siguiente.

Buenos días

Siento el retraso, vi antes su correo pero no pude responder ya que estaba reunido. Acerca del minisubmarino puede usarlo para lo que usted quiera, la fauna y flora submarina es muy rica a este lado del estado, y si es usted un fan de la exploración bajo el agua será ideal. Sobre el precio depende sobre todo del tiempo, normalmente una hora suele estar en torno a los cien dólares, si quiere más tiempo puede ampliarlo, pero eso incluirá un aumento del precio, sin suplementos adicionales. Espero su respuesta acerca del asunto.

Saludos.

Michael De Santa
Productor asociado
Richards Majestic Productions

-¿Una hora cien dólares? Sí que se estira el hombre ¿no?-inquirió en ese momento Rainbow.

-Sí, bueno, pero que esperábais, no deja de ser lo que es. Bueno, yo creo que con dos horas y media tendremos más que suficiente, no creo que nos lleve demasiado tiempo…

-En tal caso eso haría unos doscientos cincuenta dólares… ¡oh, ya sé, podemos poner un bote y así lo pagamos entre todas! ¿Qué me decís, chicas?-sugirió en ese momento Pinkie.

Antes de que Twilight pudiera opinar Rarity comentó al respecto.

-Oh, me parece una maravillosa idea, querida, aunque eso sí, propongo que Twilight quede exenta por razones más que justificadas.

-¿Qué? No, espera, eso no…

Sin embargo Rainbow se adelantó exclamando.

-¡Sin problema! Contad conmigo para contribuir a ello.

-Yo por mi parte estaré encantada de ayudar-añadió Fluttershy, algo cohibida.

-Bueno, yo lo tengo algo más complicado, pero intentaré compensártelo de alguna forma, Twilight-aseguró Applejack, algo apurada.
La aludida quiso decir algo, pero entonces Pinkie sacó de la nada un bote y las demás comenzaron a aportar; para entonces Twilight exclamó.

-¡Esperad un momento!

Eso hizo parar a las demás, las cuales la miraron con cara de circunstancia. Twilight fue a hablar, pero entonces Pinkie comentó.

-Oh, mira, ya están los doscientos cincuenta, supongo que eso responde a lo que fuera que quisieras decir ¿no es genial?

Ante eso la chica tan solo suspiró, murmurando de seguido.

-Sois unas expertas liantas… especialmente tú.

-Oh, ya lo sé, tontita-murmuró Pinkie, guiñándola un ojo.

-Estamos juntas en esto ¿recuerdas?-inquirió Rainbow, con gesto zalamero.

-Y no vamos a dejar que esto te dilapide así sin más, querida, ¿Qué clase de amigas seriamos si no lo hiciéramos?-argumentó Rarity con vehemencia.

-Me he pasado gran parte de mi vida ganando un dinero manchado de sangre, mejor darle un buen uso antes que tenerlo ahí sin más-murmuró Fluttershy secamente.

-Y ya sabes que siempre vamos a estar ahí, dulzura-añadió Applejack.

Ante todos sus argumentos esgrimidos Twilight no pudo hacer más que sonreír, al tiempo que susurraba con la voz tomada de la emoción.

-Sois todas estupendas…

El inminente abrazo grupal finalmente se consumó, haciendo todas una piña con Twilight en el medio. Tras ese gesto de cariño Twilight contestó al tal Michael De Santa para aceptar sus condiciones, indicándole además el tiempo, unas dos horas y media. Quedaron entonces ese mismo sábado a no más tardar a primera hora de la mañana para aprovechar la luz solar, y en cuanto estuvo todo preparado llamó a Sunset para avisarla.

-Está todo listo, tenemos minisubmarino.

-¿Ya? Estupendo, en ese caso podemos empezar mañana mismo, el equipo está ya preparado en la playa de Paleto para salir.

-Muy bien.

Durante el resto del día se estuvieron preparando a conciencia, sobre todo Twilight, Pinkie y Applejack, que eran las que se iban a sumergir, yendo a la playa para practicar un poco buceando cerca del extremo más profundo del muelle de Del Perro. Evidentemente eso no supliría para nada el hecho de que nunca habían hecho submarinismo, pero dado el poco tiempo del que disponían era mejor que nada. Mañana sería un gran día. Y debían estar preparadas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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