Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 19 Ene 2017, 22:01

Capítulo 30
El golpe de Securoserv (2ª parte)


-¿Estás lista, Rainbow?

-Sí, claro.

-Vale, repasemos el plan una vez más, queda poco para llegar a la ensenada de Paleto, por lo que te dejaré al lado del acceso al muelle para que recojas el minisubmarino. Una vez lo tengas…

-… me dirigiré al lugar usando las coordenadas, encontrándonos allí y preparándonos para la inmersión.

-Exacto, tras eso nos sumergiremos y nos dirigiremos directamente hacia el lugar donde se encuentra el pecio, el cual está situado a unos ciento veinte metros de distancia, no muy profundo por suerte. Tras eso…

-… vosotras buscareis el contenedor bueno, lo abriréis, sacareis lo que haya dentro y yo lo cargaré.

-Eso es, y finalmente emergeremos hasta la superficie y ya allí nos dirigiremos al norte, donde nos estará esperando Sunset para recoger lo que sea que haya que llevar.

-Lo sé, Twilight, lo sé, en serio, no te agobies tanto…

-Sí, está todo bastante claro de hecho, simplemente vamos a rescatar lo que queda del arsenal de un grupo paramilitar organizado de un barco hundido a unos cien metros de profundidad, no es gran cosa.

-Di que sí, Pinkie.

-Si es que te ahogas en un vaso de agua, cariño…

-Habla por ti, Rares, al menos tú y Fluttershy estaréis allí arriba tan tranquilas y campantes.

-Bueno, bueno, no hay mal que por bien no venga, Jackie, al menos veremos cosas nuevas ¿no es eso genial?

-Pinkie tu forma de ver el mundo me fascina…

Aun a pesar de que habían repasado el plan un montón de veces, Twilight seguía recordándolo a quien fuera en caso de que no hubiese quedado del todo claro. En ese momento se encontraban atravesando el túnel que pasa bajo Fort Zancudo y quedaban menos de diez kilómetros para llegar a su destino. Iban todas en la camioneta surfer de Fluttershy, puesto que al ser seis pocos coches podían acomodar a todas en un mismo espacio, por lo que esa era la mejor opción, teniendo que improvisar varios asientos en la parte posterior de la camioneta.

Dado que Fluttershy no había dicho absolutamente nada desde que salieron de Los Santos, Rainbow decidió darla un poco de conversación para hacerla hablar.

-Hey, Fluttershy ¿dónde conseguiste esta tartana? Está claro que ha visto mejores días…

-Era de mi padre, me lo llevé conmigo cuando hui de él, por aquel entonces estaba decente, aunque los años no la han tratado muy bien, aparte de que no tengo mucha idea de mecánica…

-Ya veo, ya. Quizás en Los Santos Customs puedan hacer algo por ella…

Por su parte Fluttershy no dijo nada más y se centró en la carretera, ya que era ella quien conducía. Los siguientes kilómetros pasaron rápidamente, cruzando un poco más adelante el puente de Cassidy Creek hasta que finalmente llegaron al punto donde se situaba el muelle, justo delante del parque natural del monte Chiliad. Fluttershy se detuvo en el arcén y Rainbow bajó del coche, Twilight se dirigió a ella antes de irse.

-Vale, a partir de aquí sigues tú sola, nosotras iremos hasta Paleto a prepararnos, cuando llegues al lugar avísanos.

-Bien.

-¿Podemos pasarnos a saludar a mi hermana? ¡Por fa, por fa, así os la presento!-exclamó Pinkie en ese momento.

-Por última vez, Pinkie, no, tenemos cosas que hacer.

-Jo…

La chica se despidió de ellas y las observó alejarse del lugar hasta que desaparecieron tras la siguiente curva en rasante; una vez sola Rainbow se preparó para cruzar la autopista, por suerte no había mucho tráfico a esas horas de la mañana, por lo que pudo pasar sin arriesgarse mucho.

Al otro lado de la carretera había un camino de tierra que llevaba hasta a una pequeña explanada que daba al mar donde había unos cuantos coches aparcados; en la esquina frontal había unas escaleras de madera que bajaban hasta el nivel inferior del acantilado, donde el muelle de búsquedas son sonar se encontraba, viéndolo desde arriba antes de bajar. Consistía en un alargado y ancho muelle junto a una pequeña casita situada en el extremo inferior del mismo, justo al lado de las escaleras. Había gente allí, sobre todo bañistas y familias que habían venido a pasar una agradable mañana de sábado, hasta había pescadores en el extremo superior del muelle.
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Muelle de búsquedas con sonar
Rainbow bajó las escaleras y se dirigió directamente a la casita de información, justo al lado de la entrada vio a un hombre de mediana edad, de pelo moreno, facciones algo desgastadas y barba de pocos días sin afeitar, de ojos claros y gesto duro. Vestía con un bañador de color beige y una camisa azul abierta. Se encontraba sentado en una mesa leyendo el periódico y tomando una cerveza junto a una mujer de su edad, de ojos igual de claros que él, pelo castaño liso y facciones algo más cuidadas. Vestía con un bikini rojo intenso.

-Oh, qué bien se está aquí, disfrutando de la naturaleza y lejos de la ciudad…

-Sí, esto es lo más parecido a lo que siempre quisimos cuando vinimos a vivir aquí, deberías considerarte afortunada, querida.

-Desde luego, aunque sería incluso mejor si me hubieras dicho que habías comprado este lugar, esposo mío…

-No surgió la oportunidad hasta que tú misma me lo comentaste, ya sabes, lo de la casa en la playa y todo eso. Esto es lo más parecido que puedo ofrecerte.

-Está bien, Michael, tan solo recuerda decírmelo antes de decidir nada ¿vale?

-Lo que tú digas, Amanda, mi amada esposa…

El ceño de Rainbow se frunció, pensando en una posibilidad, hasta que finalmente se acercó e inquirió.

-Perdonen, estoy buscando al dueño, un tal Michael De Santa…

-Soy yo. ¿En qué puedo ayudarla?-inquirió el aludido, dejando el periódico en la mesa y dirigiéndose a ella.

-Sí, he venido por lo del minisubmarino, una amiga estuvo hablando con usted recientemente…

-Ah, así que tú eres la del minisubmarino… vale, ven conmigo.

Rainbow siguió a Michael hasta el otro lado del muelle, junto a un pequeño acceso inferior estaba lo que habían estado buscando durante todo ese tiempo. Era pequeño, no más grande que un camión de tamaño medio, de color amarillo, y con una ventana con forma de burbuja donde se encontraba la cabina de mando, además de varias barras de sujeción, dos potentes focos y un propulsor pequeño pero potente adosado al propio timón.
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Minisubmarino
-Ahí está, la esclusa de aire tiene autonomía para estar sumergido unas diez horas seguidas, aunque al haber contratado solo unas doras y media no será muy relevante, a no ser que asciendas y desciendas muy de seguido estando sumergida ya que usa el aire almacenado en los tanques para ello. En el caso de que se te acabe el oxígeno emerge de nuevo y el sistema recargará los tanques automáticamente-explicó Michael con todo detalle.

-Muy bien.

-Disfruta de las vistas, son bastante buenas…

Rainbow quiso decir algo, pero en ese momento dos voces se alzaron sobre ellos cerca de allí; un chico y una chica veinteañeros se encontraban subidos en una moto de agua discutiendo acaloradamente.

-¡j*der, Jimmy, no la zarandees tanto, me voy a caer!

-¡Yo no tengo la culpa de que existan las olas, sujétate a mí!

-¡Eugh, no, paso, no has vuelto a hacer ejercicio desde la semana pasada y se nota!

-¡Ya estás volviendo a sacar mis defectos, Tracey, recuerda que yo también puedo decir muchas cosas sobre ti!

-¡Ni se te ocurra!

-Como… no sé, por ejemplo lo zorra que eres…

-¡Que te jodan! ¡Papá, Jimmy me ha llamado zorra!

-¡Ya basta, vosotros dos! ¿Es que no sois capaces de disfrutar de un agradable día de playa familiar propiciado por vuestro benevolente y poco inflexible padre? ¡Demostradme que sois capaces de llevaros bien!

-¡Es ella que sólo saber sacarme defectos!

-¡No, es él el que me insulta!

Ante eso Michael rodó los ojos, al tiempo que mascullaba.

-Oh, por todos los… mira, no te conozco de nada, pero te voy a dar un consejo: nunca tengas hijos.

-Descuide, nunca he tenido intención de tenerlos.

-Bien, sabia decisión, con eso ya demuestras ser una chica lista, no como la lerda de mi hija. En fin, lo dicho, que te diviertas.

-Gracias.

Tras eso Michael se retiró y la chica abordó el minisubmarino a través de la escotilla superior; una vez en la cabina de mandos arrancó el motor y se puso en movimiento hacia mar abierto.

Esa zona en concreto de la ensenada de Paleto se caracterizaba por ser bastante accidentada, llena de peñascos y riscos que sobresalían del agua, por lo que tuvo que pilotar con precaución, yendo a un ritmo más lento de lo normal. Una vez que pasó la zona accidentada encaró el mar abierto y aceleró, dirigiéndose hacia el oeste sumergido a poca distancia de la superficie mientras admiraba la inmensidad del océano pacífico.

La costa oeste siempre ha destacado por tener gran variedad de fauna y flora marina, propiciada sobre todo por sus aguas más o menos cálidas gracias a su cercanía con el ecuador. La corriente de San Andreas, la cual atravesaba toda su costa de norte a sur, también influía en ese aspecto, trayendo las aguas frías del ártico que se mezclaban con las más cálidas del sur, conformando un agua templada que tendía a ser cálida durante los veranos y mucho más fría durante los inviernos. Gracias a esto esa parte del pacifico era el hogar de muchas y muy variadas especies marinas, entre ellas multitud de peces de las más variadas categorías, así como delfines, los cuales vio saltando cerca de la superficie y rodeándola de vez en cuando, orcas nadando en la distancia, rayas y tortugas, entre muchas otras. En cuanto a flora se refería también era bastante amplia, destacando sobre todo la presencia de algas rojas y pardas decorando el fondo marino.

El minisubmarino no era precisamente rápido, pero con constancia y algo de paciencia el viaje se hacía más o menos llevadero, aunque no tanto como a Rainbow le hubiera gustado.

-Bof, ya podrían haber puesto una radio o un reproductor a esto, madre mía…-pensó la chica, algo aburrida.

Tuvo que tirar del reproductor de su propio móvil para aliviar parte del aburrimiento. Finalmente llegó al lugar siguiendo las coordenadas en el radar, aunque las demás ya estaban allí, viendo la quilla del dinghy desde donde estaba, además de la cuerda del ancla que lo mantenía sujeto, y emergiendo de seguido.

-Vale, os veo-indicó ella desde su pinganillo.

-¿Dónde estabas? ¡Llevamos esperando casi tres cuartos de hora!-exclamó en ese momento Applejack.

-Eh, oye, yo no tengo la culpa de que esto no vaya más rápido ¿vale? yo también me he aburrido de camino hacia aquí-argumentó ella.

-Vale, ya, tranquilidad, ahora que Rainbow ha llegado podemos empezar. ¿Listas, chicas?-inquirió en ese momento Twilight, ensutada en su traje de neopreno y cargando consigo su botella de oxígeno, además de las gafas especiales, el respirador y las aletas.

-Sí, supongo…-murmuró Applejack, con tono nervioso.

-¡Uuuh, genial, estoy tan nerviemocionada! ¿Y vosotras, y vosotras?-inquirió por su parte Pinkie.

Las tres se sentaron en los bordes de la lancha y tanto Rarity como Fluttershy se despidieron de ellas antes de que se sumergieran.

-Buena suerte, queridas.

-Me dais un poco de envidia… pero igualmente buena suerte.

Tras eso las tres se sumergieron tirándose de espaldas y empezaron a bucear moviendo las aletas para impulsarse; Twilight fue la primera en comunicarse con las demás.

-Muy bien, por lo que veo el minisubmarino tiene agarradores, por lo que podemos aprovecharlos. Comienza a sumergirte, Rainbow.

-Oído cocina.

Las tres se dirigieron hasta el aparato y se agarraron a él, al tiempo que este comenzaba a sumergirse hacia las profundidades. La inmersión fue lenta pero constante, al tiempo que una ristra de burbujas salía de la parte superior de los compresores junto a la escotilla. La luz del día se colaba a través del agua provocando un efecto curioso a la misma, como si fuera una densa cortina, dándola un aspecto de lo más vistoso.

-Vaya, menudas vistas…-murmuró Applejack, asombrada.

-Aún estamos cerca de la superficie, por lo que se ve bien, puede que la visión se oscurezca más abajo, ten preparadas las luces, Rainbow-indicó Twilight.

-Descuida.

Como bien dijo la chica la luz se fue apagando poco a poco conforme bajaban, al tiempo que muchos colores se iban diluyendo e imperando un tono mucho más frío y azulado. Pasaron al lado de varios bancos de peces, los cuales se alejaron en cuanto las vieron acercarse, lo que las permitió observarlos mucho mejor. Las cuatro chicas observaron fascinadas su alrededor.

-Uauh, es casi mágico…-murmuró Pinkie, extasiada.

-Sí, la verdad es que es bonito…-asintió Twilight con vehemencia.

-Vaya…-susurró Applejack, igual de encantada que Pinkie.

Al contrario que la luz, la presión iba aumentando poco a poco conforme iban descendiendo, notándolo las tres chicas que iban fuera del minisubmarino.

-Bof, la presión empieza a notarse…-comentó Applejack en ese momento.

-Sí, por ahora no es muy molesto ¿Qué indica el barómetro, Rainbow?-quiso saber Twilight.

-La presión es de una atmósfera y pico.

-No es muy excesivo, tenemos botellas de aire comprimido y los trajes adecuados, por lo que deberíamos estar bien. Aun así debemos vigilar bien nuestro estado, respirad lentamente y no os forcéis, dejad que el minisubmarino os lleve. ¿A cuanta profundidad estamos?

-Ciento veinte.

-Deberíamos llegar ya…

Al poco rato de decirlo comenzaron a avistar restos metálicos esparcidos por el lecho marino, lo que evidenciaba la cercanía del pecio; tras unos pocos minutos más finalmente llegaron al lugar, viendo el enorme barco dado la vuelta y con la quilla panza arriba. La superestructura estaba parcialmente destruida, donde tenía que estar el puente de mando ahora había un enorme y enmarañado amasijo de hierros, y lo mismo pasaba con la parte delantera de la proa, la cual se encontraba aplastada y prácticamente destrozada. El resto del cuerpo estaba más o menos intacto, aunque se podía notar las consecuencias del golpe en cuanto alcanzó el fondo. A su alrededor se extendía prácticamente la totalidad de la carga, con un montón de contenedores esparcidos por todo el fondo marino.

-Vale, ya estamos aquí, según la foto que me proporcionó Sunset buscamos un contenedor de color rojo oscuro, enciende las luces, Rainbow.

Los focos delanteros del minisubmarino se encendieron, alumbrando parte del lugar; la luz proveniente de arriba se encontraba algo apagada, por lo que se hacía de cierta forma necesario. Enseguida se dieron cuenta de que había más de un contenedor de varios colores, cosa que Applejack remarcó rápidamente.

-Espera, aquí hay más de un contenedor rojo, ¿cómo sabremos cual es el bueno?

-Tranquilidad, el que buscamos tiene además el logo de Securoserv en él, un triángulo rojo con un ojo blanco en él.

Con esa nueva información estuvieron buscando dicho logo en los contenedores rojos con los que se encontraban, dejando que fuera Rainbow la que les acercara hasta ellos; estuvieron un buen rato buscando entre los tantos contenedores que allí había hasta que encontraron uno el cual estaba semi hundido en el lecho, probablemente debido al impacto tras la caída. En cuanto las luces lo enfocaron pudieron ver el logo en el costado que no estaba hundido.

-¡Ahí está!

-Bien, lo encontramos. Vayamos a abrirlo.

Las tres dejaron el minisubmarino y se acercaron al contenedor, observándolo en el proceso; la mitad de las puertas se encontraba hundida, pero la otra mitad no.

-Podemos abrir esta mitad si desenganchamos las bisagras de este lado-observó Twilight.

-¿Y cómo hacemos eso?-inquirió Applejack.

-Tenemos el instrumental adecuado, pásame el soplete submarino, lo tengo a mi espalda.

Applejack hizo mano de él y se lo dio a Twilight, la cual empezó a soldar las juntas de las bisagras, las cuales por suerte no eran muy grandes; sólo con la superior tardó sus buenos minutos, mientras que Pinkie y Applejack se encargaban de la inferior. En un momento dado Twilight inquirió.

-¿Cómo vais, chicas?

-Ahí vamos, poco a poco, se está empezando a soltar.

-Bien… ¿y vosotras, como os sentís?

-Bien… más o menos.

-¿Seguras? Si os sentís mal por lo que sea decídmelo y volvemos arriba de inmediato.

-Sí, tranquila, estamos bien.

-Vale, recordad, respirad suavemente.

Los siguientes minutos condicionaron los resultados posteriores, aunque en un momento dado oyeron un sonido apagado que pareció reverberar por todo el lugar, deteniéndolas en seco.

-¿Qué ha sido eso?-inquirió Applejack, asustada.

-No ha sonado muy lejos-apuntó Pinkie.

-Sí, parece… esperad…

Por un momento no hubo nada, pero inmediatamente después lo volvieron a oír, pudiendo distinguir un agudo y hasta melódico sonido apagado resonando por toda la densidad del agua, casi inaudible. Miraron a su alrededor, extrañadas, pero en ese momento Rainbow comentó.

-Chicas… justo arriba.

Las demás alzaron la vista y entonces la vieron. Una solitaria pero ociosa ballena jorobada nadaba sobre el pecio, a escasos metros de donde estaban; su imponente y enorme figura se recortaba sobre el casco deformado del barco, el cual era mucho más grande, pero apenas se la podía comparar en ese sentido. Su panza blanca contrastaba con la parte superior de su cuerpo, algo más oscura. La ballena jorobada nadaba lánguidamente moviendo su enorme cola, al tiempo que ese sonido casi imperceptible volvía a reverberar, evidenciando que era ella la que lo emitía. Todas se quedaron extasiadas al verla, incluso Rainbow aprovechó e hizo todas las fotos posibles con su móvil para no perder ni un solo detalle.

En ese justo momento Rarity contactó con ellas desde la superficie.

-¿Cómo va todo por allí abajo, queridas?

-¡Os estáis perdiendo una visión increíble!-exclamó Pinkie.

-¿El qué, qué hay?

-¡Una ballena!

Fue entonces cuando la voz de Fluttershy sonó de improviso mascullando.

-¿¡Qué?! ¡Oh, cielo santo, entonces debéis estar viendo un ejemplar de ballena jorobada, qué suerte, aquí en San Andreas hay un montón! ¡Qué envidia!

-Tranquila, Flutters, he sacado un montón de fotos, en cuanto volvamos te las enseño-la prometió Rainbow.

Estuvieron observando un rato más a la ballena, viéndola pasar, pero enseguida retomaron el trabajo, ya que no entraba dentro de sus planes permanecer mucho tiempo bajo el agua con las condiciones de presión atmosférica presente.
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Mientras tanto, en la superficie, Rarity y Fluttershy vigilaban por si las moscas, aunque realmente no había nada que vigilar, salvo ellas no había nadie más en varios kilómetros a la redonda, y la costa se recortaba en la distancia desde donde se encontraban. La chica tímida se encontraba algo tristona, ya que la hubiera encantado ver a la ballena más de cerca.

-Oh, no pasa nada, cariño, Rainbow te ha prometido que te traería las fotos.

-Ya, pero no es lo mismo. Siempre he querido ver las ballenas más de cerca, tan solo he podido verlas desde la distancia.

-Bueno, quien sabe si más adelante podrás sumergirte tú también…

Ante eso la chica no dijo nada y hubo un breve silencio por parte de las dos, tan solo roto por el sonido de las olas, las cuales bamboleaban la lancha. En un momento dado Rarity comentó.

-Por lo que veo te gustan mucho los animales…

-Sí, me encantan, siempre he estado más en sintonía con ellos y con la naturaleza que con otras personas. De cierta forma era de esperar, después de todo no he hecho más que hacer cosas malas estando con otras personas, pero aun así me sigue pesando.

Ante eso Rarity la miró con cierta comprensión, hablando después.

-De cierta forma te comprendo.

-¿De veras?

-Sí, después de todo nunca es fácil, y sé qué es lo que sientes. Después de todo a mí también me ha pasado.

Esa revelación cogió por sorpresa a Fluttershy, la cual miró a Rarity de cabo a rabo, inquiriendo de seguido.

-Entonces… ¿tú también has…?

La chica fue incapaz de seguir, pero aun así Rarity no lo tuvo en cuenta, comentando de seguido.

-Fue hace mucho tiempo ya, cuando era algo más joven. Mi padre me enseñó a disparar y a defenderme, siempre con el propósito de no tener que recurrir a ello salvo en caso estrictamente necesario. Un día ese caso me asaltó una noche, cuando volvía del centro, en forma de un matón de tres al cuarto; no supe si lo intentó por darle un golpe al cartel, o bien por simple diversión, pero yo me defendí sin dudar. Estuvo a punto de matarme, por lo que no me quedó otra. Sé muy bien lo duro que es apretar el gatillo, y nunca es fácil decidir cuándo quitarle la vida a una persona. Sin embargo son los momentos cuando no apretamos el gatillo lo que nos definen, y no al contrario. Esa es la ligera diferencia.

Las palabras de Rarity calaron hondo en la chica, la cual la miró con cierta admiración grabada en su rostro. Por su parte la reina de la droga la sonrió y ella la devolvió el gesto. Pero entonces vio algo tras ella que la cambió el gesto, cosa que Rarity enseguida vio.

-¿Qué pasa?

La chica se dio la vuelta y entonces vio una aleta dorsal nadando cerca de ellas, a pocos metros de distancia, y comprendiéndolo perfectamente.

-Oh, no… ¿hay tiburones aquí?

-Sí, el gran tiburón blanco de San Andreas, estuvo al borde de la extinción en estas costas en los años noventa, pero al final pudieron recuperar la especie y ha proliferado mucho desde entonces.

-Oh, no, no, ¿qué podemos hacer? Podría alcanzar a las demás…

Fluttershy miró a su alrededor, visiblemente preocupada, y entonces vio otra aleta dorsal no muy lejos de allí, habiendo entonces dos. Con esos dos tiburones rondando por esa zona en cuanto las chicas emergieran estarían en peligro de ser atacadas por ellos, por lo que decidió actuar. Su rostro dibujó un gesto decidido y se dirigió a Rarity.

-Recoge el ancla y prepárate para irnos.

-¿Qué, irnos? Pero…

-Tenemos que alejarles de aquí antes de que emerjan.

-Ya, pero ¿cómo pretendes hacerlo?

Antes de que Rarity pudiera decir nada más, Fluttershy cogió un cuchillo que formaba parte del equipo y se sentó junto a la borda, cortándose la mano izquierda y sacándola hacia afuera, la cual comenzó a sangrar profusamente. La chica contuvo como pudo un gemido de dolor, al tiempo que apretaba la mano, haciendo que la sangre cayera al agua. Rarity al principio se preocupó al verla cortándose la mano, pero entonces lo comprendió; miró hacia un lado y vio que los tiburones comenzaban a moverse mucho más deprisa.

-Vamos, arranca-masculló la chica.

Rarity obedeció y arrancó en cuanto el ancla emergió, saliendo la lancha disparada hacia el norte; la sangre de Fluttershy comenzó a formar un reguero en el agua, al tiempo que los tiburones comenzaban a seguirlo atraídos por su intenso olor. Por su parte la chica apretaba con fuerza los dientes y con lágrimas en los ojos, tratando de ignorar el intenso dolor y centrándose más en ayudar a sus amigas. Miró hacia atrás y vio las dos aletas dorsales yendo tras ellas siguiendo el rastro que iba dejando.

Tras unos pocos minutos a toda marcha Fluttershy se dirigió a Rarity.

-¡Aquí, para aquí!

La lancha se detuvo y la chica siguió con la mano fuera de la misma, dejando que la sangre se amontonara; las aletas llegaron enseguida y comenzaron a rodearlas con expectación. Rarity, preocupada por la situación, comentó.

-Así está bien, querida, vámonos antes de nos ataquen, además, estás sangrando mucho.

-Espera un poco más, con suerte puede que atraigamos a otros tiburones cercanos y así podremos asegurar el perímetro.

Tras unos pocos minutos más ensangrentando el agua, la chica finalmente retiró la mano y Rarity la socorrió, aplicando presión sobre la herida mientras la vendaba. En un momento dado Fluttershy habló.

-Vámonos ya de aquí, en un momento esto estará infestado.

-Sí, será lo mejor ¿estás bien?

-Sí, no te preocupes, luego me mojo un poco con el agua del mar, eso ayudará.

Una vez que Fluttershy estuvo curada Rarity se puso a los mandos de nuevo y volvieron a la zona de inmersión, dejando atrás la sangre de la chica, la cual comenzó a atraer a más tiburones cercanos enseguida, aunque para entonces ellas ya se habían ido.
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El abrir el contenedor tomó más tiempo de lo esperado, pero finalmente lograron desencajar la bisagra inferior entre todas y la puerta lateral se desprendió, pudiendo acceder al interior del contenedor. Allí encontraron una caja hermética bastante grande, casi del tamaño del minisubmarino, aunque no tan alta ni tan ancha en comparación. Entre las tres la sacaron de allí para poder engancharla en la parte inferior del minisubmarino usando varias correas que tenía adosadas.

-Mantente por encima, Rainbow, necesitamos espacio-indicó Twilight.

-Sí, descuida. ¿Cómo vais?

-Yo bien… ¿chicas?

-También bien, sin problemas-contestó Applejack.

-Vale ¿Pinkie?

La chica por un momento no contestó, cosa que preocupó enseguida a las demás, sobre todo a Rainbow; Applejack se acercó a ella y la zarandeó.

-¡Pinkie! ¡Pinkie! ¿¡Estás bien?!

Fue entonces en ese mismo instante cuando la chica reaccionó, contestando con voz apagada.

-Ah, sí… no… no sé. Me siento… mareada…

Su contestación puso nerviosas a todas rápidamente, aunque Twilight trató de mantenerse tranquila en la medida de lo posible y transmitirla a las demás.

-No, no, tranquilas, no os pongáis nerviosas, seguid respirando lentamente. Pinkie, agárrate al minisubmarino, respira despacio y no te duermas. Applejack, ayúdame a terminar de sujetar esto, y Rainbow, prepárate para emerger.

-Vale.

Mientras la chica preparaba el minisubmarino, entre Twilight y Applejack terminaron de asegurar la caja y, una vez que estuvo enganchada, se agarraron al aparato y Twilight dio la señal.

-Vámonos, Rainbow.

-Oído cocina.

Al punto el minisubmarino comenzó a ascender mientras expulsaba aire por sus tubos inferiores, dejando atrás el pecio del Ocean Motion, el cual comenzó a difuminarse su gran figura en las turbias aguas del pacífico. El ascenso se sintió lento, y no era para menos, puesto que cargaba consigo una caja hermética además de a tres chicas agarradas a su armazón, aunque al menos la presión iba decreciendo conforme ascendían. Aun así Pinkie no parecía mejorar, sintiéndose aún mareada, cosa que preocupaba a las demás, aunque Twilight comentó al respecto.

-Era algo que le podía pasar a cualquiera de nosotras tres, estos trajes están diseñados para soportar grandes presiones pero hasta cierto punto, no hemos estado expuestas a una presión demasiado grande por fortuna, pero el problema es que el oxígeno respirado de la botella es devuelto en forma dióxido de carbono al espirar, y dado que a grandes presiones se concentra más y el traje transpira mucho menos, se da cierta descompensación que puede llegar a afectar negativamente al organismo. Hubiera sido mucho peor si nuestras botellas hubiesen sido de oxígeno a presión, ya que se expelería mucho más rápido, pero por suerte eran de oxígeno comprimido.

-Ya veo, por eso nos decías que respiráramos lentamente-observó Applejack.

-Exacto, para no generar tanto dióxido de carbono tan rápidamente.

-Twilight, para serte sincera no me entero de nada cuando te pones en plan técnica, pero si dices que Pinkie está en peligro, en ese caso me daré toda la prisa posible por ascender-argumentó Rainbow en ese momento.

Ante eso la aludida tan solo comentó.

-Gracias por tu franqueza, Rainbow.

Finalmente, y tras varios minutos más ascendiendo sin parar, alcanzaron la superficie y el viento y la luz del sol incidieron sobre ellas nada más salir del agua. Vieron a pocos metros de allí la lancha con Rarity y Fluttershy, la cual se acercó hasta ellas y las ayudaron a subir a las tres.

-¡Quitadla a Pinkie la máscara, las gafas y todo!-indicó Twilight mientras subía.

Entre todas descargaron a la chica y la recostaron en un lado de la lancha, al tiempo que Twilight se acercaba a ella y comprobaba su estado.

-Hey Pinkie ¿me oyes?

-Sí…-murmuró la chica, algo mareada.

-Vale ¿Cuántos dedos ves?-inquirió ella, mostrándola cuatro.

El ceño de la chica se frunció, tratando de enfocar bien, hasta que finalmente murmuró por lo bajo.

-Cuatro…

-Vale, se pondrá bien, por ahora solo necesita respirar aire limpio, acostadla. Respira hondo, Pinkie.

La chica obedeció diligentemente, cogiendo aire intensamente y expeliéndolo de igual forma para limpiar su organismo. Tras eso Twilight se dirigió a Rainbow, la cual había salido de la cabina y se encontraba justo encima de la parte superior del minisubmarino, junto a la escotilla abierta.

-¿Cómo está Pinkie?-inquirió la chica, con semblante preocupado.

-Se pondrá bien, no te preocupes, ahora nos dirigiremos al punto de extracción, llamaré en breve a Sunset. He pensado que para ir más rápido podríamos remolcarte, ya que he visto que es un poco lento.

-Sí, me vendría bien, la verdad. ¿Tenéis cuerdas por ahí?

-Sí, aquí tenemos un par.

Entre las dos ataron sendas cuerdas a la parte inferior de la lancha y a los agarraderos superiores del minisubmarino para remolcarlo. Una vez que estuvo todo listo llamó a Sunset.

-¿Sparkle?

-Tenemos el paquete ¿a dónde nos dirigimos?

-Me encuentro a unas pocas millas de donde estáis hacia el norte, puedo veros ¿nos veis?

La chica alzó la vista y pudo ver la figura de un barco de tamaño medio con una grúa incorporada, no muy lejos de donde estaban.

-Sí, te veo.

-Vale, pues acercaos aquí, elevaremos el minisubmarino con la grúa.

-Bien.

Tras esa rápida conversación se pusieron en movimiento, arrastrando consigo el minisubmarino y yendo a una velocidad algo más lenta que de costumbre, pero lo suficientemente rápido como para llegar enseguida. Durante el camino estuvieron hablando de todo un poco, viendo enseguida la mano vendada y ensangrentada de Fluttershy y preguntando al respecto.

-Oh, esto ha sido para alejar a unos tiburones que había rondando por aquí…

-¿¡Qué?! ¿¡En serio te cortaste la mano solo por eso?!

-Pues claro, no podía dejar que os hicieran daño, pero tampoco quería hacerles daño a ellos, por lo que opté por algo más rápido…

-Vaya, Fluttershy, eso ha sido muy temerario por tu parte…

-¿Verdad que sí? la cierto es que ha sido muy valiente-la alabó Rarity.

-Tampoco ha sido para tanto…-murmuró la aludida, enrojeciendo ligeramente.

-¿Qué dices? ¡Ha sido increíble! Eres asombrosa, Flutters-asintió Rainbow.

Ante todos esos halagos la chica tan solo sonrió, contenta y feliz por ser reconocida de esa forma. Tras unos pocos minutos de travesía finalmente llegaron hasta el barco-grúa, desatando las cuerdas para que la grúa pudiera alzar el minisubmarino. Para la lancha lanzaron un cabo para que no se alejara y tras eso las lanzaron una escala para que pudieran subir.

-Buen trabajo, lo habéis conseguido, lo cierto es que me dejáis impresionada-admitió Sunset, mientras que varios hombres de la tripulación manipulaban la caja.

-Sí, bueno, por suerte no hemos sufrido complicaciones, aunque Pinkie ha acabado un poco mareada debido a la presión.

-Ya… ¿está bien?

-Sí, sí lo está…

Al principio no se dio cuenta, pero en cuanto lo hizo no tardó casi nada en recalcarlo, ciertamente chocada.

-Espera… ¿te has preocupado por nosotras?

Esa frase golpeó en toda la cara, la cual no supo muy bien qué contestar al respecto, aunque al final murmuró atropelladamente.

-Bueno, sí ¿y qué si lo hago? Después de todo os necesito a todas en forma para el próximo golpe…

Por su parte Twilight no dijo nada, mirando fijamente a Sunset y pensando en posibilidades remotas, pero finalmente lo dejó estar y se dirigió a las demás para ver cómo estaba Pinkie. Por su parte la pelirroja tan solo esbozó un extrañado gesto y fue a atender sus propias cosas.

Todas las chicas se estuvieron relajando un poco mientras los hombres de Sunset trabajaban, para entonces Pinkie ya se encontraba mucho mejor, con su organismo limpio, aunque aún se sentía un pelín mareada. Fluttershy se acercó a la barandilla y contempló la inmensidad del pacífico, al tiempo que las costas de San Andreas se recortaban en la distancia. Por suerte todo había salido bien aun a pesar del inconveniente de los tiburones, por lo que se podía decir que todo había salido estupendamente.

Sin embargo en un momento dado llegó a ver recortándose en la distancia las figuras de varias lanchas acercándose rápidamente hacia ellas desde el sur; al principio no le dio mucha importancia, pero en cuanto vio que eran más de tres enseguida se preocupó, ya que iban todas muy juntas. Algo inquieta se dirigió a las demás para avisarlas.

-Esto… chicas, no sé por qué, pero hay un montón de lanchas dirigiéndose hacia aquí…

Twilight al verlas las estuvo observando con el ceño fruncido, comenzando a sentir una incipiente sensación de emergencia que iba en aumento con cada segundo que pasaba. Las lanchas avanzaban a gran velocidad, en poco menos de quince minutos las habrían alcanzado del todo.

-¿Quiénes son?-inquirió en ese momento Rarity, acercándose.

-No lo sé, pero me dan muy mala espina. Será mejor que avise a Sunset. ¡Sunset!

Al poco rato la aludida se presentó.

-¿Qué pasa?

-Esas lanchas de allí que se acercan a todo trapo, eso pasa.

Ante eso la chica reaccionó frunciendo el ceño y haciendo mano de unos binoculares, observando con detenimiento la situación. Al cabo de unos breves segundos masculló.

-Mierda…

-¿Qué pasa?

-Que no ha colado, eso pasa.

-¿Qué? Pero… ¿Quiénes son?

-¡Merryweather! ¡Aquí se va a liar parda, preparaos para atacar, vamos, vamos!

Aún algo confusa por lo que sucedía, Twilight bajó un momento a la lancha para coger las armas, las cuales estaban bajo los asientos junto a una mochila, donde estaba guardada la munición. Rarity, Twilight y Fluttershy se armaron rápidamente, al tiempo que el resto de la tripulación y la propia Sunset también lo hizo, listos para defenderse.

-¿Qué es todo esto, Sunset?-inquirió Twilight en un momento dado.

-¡Ya te lo he dicho, Merryweather!

-¡Sí, vale, lo que quiero decir es qué están haciendo aquí! ¿No se suponía que habían perdido la licencia para operar en suelo estadounidense?

-¡Así es, pero el caso es que no estamos en suelo estadounidense!

Fue entonces cuando Twilight lo comprendió, ya que estaban al menos a unas quinientas millas de distancia de la costa, siendo el límite de doscientas millas de zona económica exclusiva para cada país. Por lo que, a efectos prácticos, realmente no estaban en suelo estadounidense sino en aguas internacionales, por lo que podían pulular por allí sin ningún tipo de consecuencias.

-Oh, no… ¿y por qué están aquí?

-¡Pues porque evidentemente no ha colado el intento de encasquetarle la culpa a Securoserv! ¡Hay que librarse de ellos, preparaos, esos guerrilleros no se andan con chiquitas!

En poco menos de cinco minutos los tuvieron prácticamente encima y comenzaron a disparar desde las lanchas; tanto ellas como Sunset y el resto de la tripulación del barco comenzaron a disparar y en menos de un segundo se armó la marimorena. Dado que Rainbow tan solo pudo conseguir tres armas las demás se quedaron rezagadas para evitar salir dañadas, dejando el tiroteo a las más experimentadas. Las armas tronaban y las balas silbaban, al tiempo que las primeras lanchas comenzaban a reventar, pero en su lugar siguieron viniendo más en un goteo que no hizo más que empezar. Tanto Sunset como Rarity y Twilight se cubrían tras la barandilla de cubierta, mientras que Fluttershy se replegó hacia la cubierta superior para disparar desde allí y tener un mayor rango, precisamente su especialidad. Haciendo gala de una puntería de lo más precisa, iba frenando las lanchas que venían de lejos, mientras que las demás junto con el resto de la tripulación se encargaban de frenar los que más se acercaban.

Sin embargo Rainbow se mostraba un tanto molesta por no poder ayudar, quedándose relegada a tan solo observar.

-Maldita sea, debí coger toda la remesa aunque luego me llamasen la atención…

-No te apures, dulzura, después de todo tenemos que cuidar de Pinkie, aún no se siente del todo bien-la recordó Applejack.

La chica quiso decir algo, pero en ese momento oyeron unos pasos tras ellas y, en cuanto se dieron la vuelta, vieron a un soldado de Merryweather apuntándolas con una pistola semiautomática; Rainbow actuó de seguido y se echó sobre él en una improvisada carga arriesgada, placándole de seguido y haciéndole soltar el arma, la cual cogió Applejack. El soldado trató de golpearla como respuesta, pero Rainbow se agachó a tiempo y luego contraatacó asestándole un izquierdazo, para luego rematar con un gancho hacia arriba con el puño derecho, lanzándole hacia atrás de golpe. El soldado impactó contra la barandilla y salió disparado hacia atrás, cayendo al agua en el proceso; pero entonces de un cabo apareció otro soldado armado con una ametralladora de combate y con cara de pocos amigos.

-¡Se acabó lo que se daba, payasos, os vais a arrepentir, nadie más robará a Merryweather!-masculló, dirigiéndose a ellas.

Echando el resto Rainbow le encaró y trató de golpearle con todas sus fuerzas, pero el guerrillero la esquivó con facilidad y acto seguido la asestó un duro culatazo que la hizo caer al suelo con una visible brecha en la frente.

-¡No, Dash!-exclamó Applejack.

-¡Dashie!-hizo lo propio Pinkie.

-¡Di adiós!-masculló por su parte el guerrillero, apuntándola al pecho.

Sin embargo, y antes de que llegara a disparar, Applejack no se lo pensó en ningún instante y le disparó con su nueva conseguida pistola semiautomática, muy parecida, sino igual, a la que ya tenía. El soldado se tambaleó hacia atrás, soltando su potente arma seriamente herido, tropezándose con la barandilla y cayendo al agua junto con su compañero. Una vez que pasó el peligro las dos se acercaron a Rainbow, la cual se levantó atropelladamente con la cara ensangrentada.

-¿¡Estás bien, Dash?!

-Sí, sí, solo es un rasguño…

-¿¡Un rasguño?! ¡Te han dejado la cara hecha un cristo!

Antes de que la aludida dijera algo una voz se alzó sobre la algarabía, al tiempo que se comenzaba a oír un ruido de aspas acercándose en la distancia.

-¡Helicóptero a las seis en punto, es un buzzard, agachaos!

Acto seguido una intensa balacera peinó casi toda la cubierta, al tiempo que Rainbow, Pinkie y Applejack se echaban al suelo. En cuanto la refriega cesó levantaron la vista y vieron a un helicóptero ligero de ataque cargando otra andanada; Pinkie miró al aparato, a los tipos que les acechaban, y a la herida que Rainbow había recibido. Fue entonces cuando esbozó por primera vez en su vida un gesto de ira y, sin mediar palabra, tomó la ametralladora de combate, apuntó hacia el helicóptero y antes de disparar musitó.

-Nadie hace daño a mis amigas.

Al segundo siguiente comenzó a disparar y la ametralladora rugió, al tiempo que las balas silbaban en el aire e impactaban sobre la carrocería del helicóptero, dañándolo sistemáticamente. El piloto se dio cuenta de que estaba expuesto y viró hacia un lado para evitar salir más dañado, pero entonces Fluttershy aprovechó ese instante para apuntar y disparar para aprovechar el movimiento y la acción del viento. Tan solo necesitó una bala, dando justo en el blanco. El piloto se derrumbó sobre la palanca de mando y el aparato de desestabilizó, dando un bandazo hacia abajo y cayendo en picado sobre varias lanchas que, en ese momento, habían llegado a modo de refuerzos. La explosión resultante fue tremenda, al tiempo que las lanchas también reventaban y esparcían sus restos en el agua.

Tras esa última explosión sobrevino la calma más absoluta, cesando los disparos y tan solo oyéndose las olas chocando contra la borda del barco. Pinkie soltó el arma y se abrazó a sí misma, con la vista fija en el suelo, al tiempo que Applejack la sostenía.

-Ya, ya está, dulzura, ya ha pasado, tranquila…

Ante eso la chica tan solo se abrazó a ella y respiró entrecortadamente, al tiempo que Rainbow también trataba de tranquilizarla. Twilight se presentó al poco rato.

-¿¡Estáis todas bien?!

-Sí, estamos bien…

-¡Estás sangrando, Rainbow!

-¡No es nada, solo ha sido un culatazo, estoy bien!

-¿Bien? ¿Y qué la pasa a Pinkie?

-¿Viste la ráfaga que peinó el helicóptero?

-Sí…

-Fue ella.

Eso pilló por sorpresa a Twilight, que no se esperaba para nada semejante revelación, y trató de tranquilizarla ella también. Las demás se reunieron y Sunset también, la cual aprovechó para mediar en la situación.

-Vale, parece que ya no hay más, pero por precaución nos vamos a retirar ya, tenemos el paquete, por lo que devolveremos el minisubmarino al agua.

Eso hizo recordar cierto detalle a Rainbow, la cual comentó.

-¡Oh, mierda! ¿Cómo está?

-Intacto, por increíble que parezca.

-Uauh, menos mal… iré a devolverlo.

-Vale, vosotras dirigíos a la costa, tenéis un vehículo de huida en la playa de Paleto junto al muelle, usad ese para no levantar sospechas y volveos a la ciudad con él, creo que no hace falta decir que tendréis que pasar desapercibidas por un tiempo…

-Sí, descuida. Iremos a recogerte al muelle-añadió Twilight, dirigiéndose a Rainbow.

-Vale.

A partir de ahí todas actuaron con celeridad, Rainbow se volvió a meter en el minisubmarino tras tratarse rápidamente la herida de la frente y la bajaron al agua, sumergiéndose de seguido y dirigiéndose hacia el sur. Las demás regresaron a su lancha y se dirigieron hacia la costa a toda velocidad, dejando atrás el barco, el cual también se puso en movimiento rápidamente.

El regreso a la costa transcurrió en un denso silencio, tan solo roto por el ruido de la lancha chocando contra las olas; Pinkie siguió un poco alterada, pero poco a poco comenzó a calmarse, aunque en todo momento se quedó inusitadamente callada, lo cual preocupó un poco a las demás.

Finalmente llegaron a la playa de Paleto tras casi media hora de travesía, embarrancando la lancha en la arena; junto al muelle vieron entonces una autocaravana Camper.
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Camper
-Debe ser esa, bien pensado, siendo seis no cabríamos en cualquier cosa-observó Twilight.

Tanto ella como Applejack y Pinkie se metieron dentro para cambiarse y quitarse los trajes de buceo, guardándolos en el armario y vistiéndose con sus ropas normales; tras eso Twilight ocupó el asiento del conductor con Rarity como copiloto mientras que las demás se acomodaban detrás, al tiempo que arrancaba y dejaban atrás el pueblo para volver a Los Santos.

-Bueno pues ya está, golpe dado, otro más-suspiró Rarity.

-Sí, aún me cuesta creer que hayamos podido sumergirnos a esa profundidad sin mayores problemas-apuntó Applejack.

-Muchas cosas podrían haber salido mal, pero por suerte no fue a peor. Al menos Pinkie se ha recuperado ¿no?-inquirió Twilight, mirando hacia atrás.

-De eso probablemente sí, aunque de lo otro ya no estoy tan segura, dulzura.

Y es que la chica permanecía disonantemente callada, sentada en la cama del fondo junto al baño sin decir ni una sola palabra; preocupada por ella Fluttershy se acercó hasta quedar a su lado, cogiéndola de la mano y mirándola atentamente. Pinkie la miró y entonces, en un momento dado, habló.

-Es a esto lo que te referías aquella vez ¿no?

Fluttershy no dijo nada, entendiendo enseguida a lo que se refería y asintiendo levemente con la cabeza; Pinkie miró al suelo con un gesto difícil de discernir, pero entonces la tímida chica se pronunció.

-Es duro, lo sé mejor que nadie. Pero piensa que, si no hubiera sido por ti, probablemente no hubiera tenido un ángulo óptimo para derribar al helicóptero, así que de cierta forma me ayudaste y, al mismo tiempo, nos ayudaste a todas. No voy a quitar hierro al asunto, después de todo es lo que es, pero si algo he aprendido de todo esto es que hacemos lo que hacemos para sobrevivir, no porque queremos o por pura diversión. Después de todo, son los momentos cuando no apretamos el gatillo lo que nos definen, y no al contrario.

Las palabras de la chica hicieron reaccionar a Pinkie, la cual, tras sopesarlas bien en su cabeza, finalmente aceptó el hecho en sí, regresando entonces su sonrisa que tanto la caracterizaba y dando un gran abrazo a Fluttershy, la cual se lo devolvió con la misma fuerza que ella. Rarity las observó esbozando una dulce sonrisa.

En cuanto llegaron a la curva al lado del muelle Twilight se hizo a un lado, viendo a Rainbow apoyada en una valla de madera cercana; esta al verlas en la autocaravana se acercó a ellas e inquirió.

-¿Y esto?

-El vehículo de huida. Sube, anda-la indicó Rarity.

Rainbow abordó la autocaravana y se sentó con las demás, informándolas de la devolución del minisubmarino.

-Bueno, pues ya está, he pagado al tal De Santa, se ha puesto un poco metiche en cuanto me ha visto la brecha, pero al menos he podido excusarla, más o menos.

-Vale, pues con eso el golpe sí que está cerrado, nos volvemos a Los Santos, y recordad, ahora toca pasar desapercibidas un par de días, así que no hagáis nada relevante-recordó Twilight.

-Je, sí, ya, como si todo lo que hiciéramos fuera relevante, como lo de hoy-murmuró Rainbow, cínica.

-¡Dashie!-exclamó entonces Pinkie, abrazándola.

-¡Pinkie! Hey ¿estás bien?

-¡Sí, perfectamente, ahora sí! ¡Vamos a celebrar nuestro nuevo éxito, pon Non-Stop-Pop FM, Twi, me encanta esa emisora!-exclamó la chica, sacando varias cervezas de la nevera y repartiéndolas, aunque las únicas que no bebieron fueron Twilight, que estaba conduciendo, y Fluttershy, que directamente no bebía, aunque no dijo que no a un refresco de piña.

El ambiente se relajó y se volvió más distendido, al tiempo que por todo el habitáculo comenzaba a sonar Lady hear me tonight de Modjo. Fue en ese mismo instante en el que todo lo demás dejó de existir, no había nada, ni barcos hundidos, ni paquetes, ni minisubmarinos ni guerrilleros queriendo matarlas. Tan solo estaban ellas compartiendo unas cervezas y hablando de todo un poco, Rainbow también aprovechó para enseñar a Fluttershy las fotos de la ballena jorobada. Twilight las observó por el retrovisor, llegando a esbozar una sonrisa. Al menos estaban todas bien, eso era lo importante.

La autocaravana siguió rodando por la autopista de Great Ocean en dirección a Los Santos, quedando aún un buen trecho de viaje por delante. Un radiante sol brillaba en lo más alto del cielo, alumbrando San Andreas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por agustin47 » 21 Ene 2017, 22:04

Se me había olvidado comentar por aquí, derp. Bueno, leídisimo y como siempre esperando el siguiente. Me dejas siempre en tensión, maldito! Ese tiroteo ha sido realmente emocionante
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 10 Mar 2017, 12:05

Capítulo 31
Luces y sombras
Fluttershy respiró profundamente, dejando que el aire puro del condado de Blaine la envolviera y sintiéndose mucho mejor; y es que no había ni punto de comparación entre el aire limpio de la américa rural y el aire sucio y cargado de Los Santos. Esa era quizás una de las tantas razones por la que no la gustaba esa ciudad, aparte de las más evidentes.

Si no fuera porque había demasiada gente viviendo allí, al menos para los estándares de Fluttershy, probablemente viviría en Paleto Bay, sin embargo era un pueblo demasiado grande para ella y prefería la tranquilidad y la quietud que sólo el monte Gordo la podría proporcionar a ese lado de San Andreas. Sin embargo no estaba allí por puro placer, ya que había venido únicamente a recoger su furgoneta, la cual dejó aparcada junto a la playa el otro día durante la consecución del golpe, ya que no se la pudo llevar consigo al tener que salir de allí en el coche de huida.

Se dirigió directamente hasta un camino de tierra que bordeaba la playa y que llevaba directamente hacia el acceso al muelle, viéndola aparcada justo al lado de una caseta de madera; usando las llaves abrió la puerta y fue a arrancar el motor, el cual renqueó durante unos buenos segundos, sin lograr llegar a encenderlo.

-Agh… venga, arranca…-masculló la chica, contrariada.

Y es que, después de todo ese tiempo, esa furgoneta no estaba tan fina como antes y el motor tendía a fallar en ocasiones, aunque por suerte nunca la había dejado tirada. Lo intentó de nuevo con los mismos resultados, aunque a la tercera fue la vencida y finalmente arrancó. El motor ronroneó dejadamente, sonando al ralentí como si estuviera agitando tornillos en su interior en vez de gasolina.

-Bof, qué mal suena, quizás si le vendría bien una revisión en el taller-pensó la chica, recordando lo que la propia Rainbow la comentó.

Nada más arrancar la chica se puso en movimiento enseguida para volver a Los Santos, prefiriendo esta vez ir por el lado este del estado, ya que en comparación con la autopista de Great Ocean, la autopista de Señora era algo más corta y hacía llegar mucho antes a la ciudad, habiendo una diferencia de casi una hora de tiempo. No tenía mucha prisa, pero sin su furgoneta la ciudad se la hacía aún más grande de lo que ya era a pie, algo que la ponía particularmente nerviosa, por lo que prefirió quitarse de encima el recado cuanto antes. Atravesó todo el pueblo por el tramo de autopista que lo atravesaba de este a oeste y salió del mismo por el este, de camino hacia Los Santos.

Para no aburrirse mucho decidió encender la radio, comenzando a sonar su emisora favorita, WorldWide FM, y se dejó llevar por las sensaciones que sólo la música chillwave y del mundo podía proporcionar, al menos a alguien como ella.

-Buenos días, San Andreas ¿qué tal estás, has dormido bien? Déjame que te ayude a despertarte como es debido con los ritmos más pausados y diversos del mundo, soy Gilles Peterson trayéndote sólo lo mejor y más tranquilo. Esto es Cashmere Cat con su tema Mirror Maru. Relax.
Al punto unos ritmos relajantes comenzaron a sonar, ayudándola a sentirse un poco mejor y evadiéndose de la realidad mientras conducía; nada más salir del pueblo vio la imponente figura del monte Chiliad elevándose abruptamente a su derecha, mientras que a mano izquierda la grande playa de Procopio se extendía en la parte más norteña del estado. Sin embargo, de golpe y porrazo la furgoneta dio un bandazo hacia la derecha, al tiempo que se oía una ligera detonación afuera y un continuo chirrido, como de algo metálico rozando sobre el asfalto.

-¡Oh, no!-masculló entonces la chica, contra volanteando para no pegársela.

En cuanto pudo controlar la furgoneta la apartó y paró en el arcén derecho, bajando un momento para confirmar sus sospechas.

-¡Oh, vaya, qué mal, he pinchado!

Y es que la rueda derecha superior se encontraba pinchada, con la llanta y el tapacubos expuesto y algo rallado por la fricción contra el suelo. No era nada de lo que preocuparse al menos si tuviera rueda de repuesto, lo malo era que no tenía, puesto que la quitó en su día de la parte posterior de la furgoneta para aprovechar mejor el espacio, ya que nunca pensó que fuera a necesitarla. Y en ese mismo instante fue cuando más lo lamentó.

Miró a su alrededor, buscando algo o alguien que la pudiera ayudar, y entonces lo vio. Un poco más adelante había un acceso a un pequeño túnel a través de un camino de tierra, junto a la entrada había unas cuantas pancartas y carteles anti capitalistas reivindicativos, al acercarse pudo ver mejor el que estaba colocado justo encima de la boca del túnel, en el cual se podía leer: Dignity Village. Extrañada cruzó el túnel y se encontró con algo que no esperaba encontrar en un lugar como ese.
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Dignity Village
A su alrededor se levantaba una especie de campamento improvisado con bastantes tiendas de campaña, varias lonas, un pequeño granero junto a un silo, entre otras pocas cosas. A mano izquierda, y pasado un pequeño puente de madera que salvaba un riachuelo seco, estaba la única construcción decente en todo el campamento, la cual constaba de una pequeña casa de una sola planta junto a una caravana aparcada y un pequeño almacén de madera. La gente que allí había eran en su gran mayoría vagabundos y familias con niños, viviendo en la más absoluta y marginal pobreza. Fluttershy se quedó impactada, aunque en ese mismo momento un hombre de edad algo avanzada y aspecto paupérrimo la vio y se acercó a ella, al tiempo que la espetaba.

-¿Qué está haciendo usted aquí, señorita? ¿Acaso ha venido a echarnos, esclava del capitalismo?

-¿Qué? Oh, no, para nada, yo solo quería…

-Ya, claro, eso es lo que dicen todos. Seguro que no es más que una sucia y rastrera agente del gobierno que nos quiere quitar lo poco que nos queda, hija del dinero, sirvienta del poder…

-No, de verdad, yo solo quería…

Sin embargo, antes de que el vagabundo fuera a decir nada más, una voz familiar surgió de improviso que hizo saltar el corazón de la chica.

-¿Flutters?

Los ojos de la aludida se abrieron de par en par al ver a la chica, mascullando de seguido.

-Huggie…

El vagabundo se dio la vuelta y, al verla, inquirió.

-¿La conoce, señorita Hugger? ¿No es ninguna agente del gobierno?

-No, no. Señor Bennet, precisan ayuda junto al granero, vaya a ver qué necesitan.

El anciano señor Bennet se fue de allí cojeando y murmurando incoherencias varias entre dientes. Una vez solas Fluttershy fue la primera en moverse, echándose sobre ella y abrazándola con todas sus fuerzas, al tiempo que mascullaba.

-Huggie… oh, Huggie…

-Flutters, me alegro tanto de volver a verte… fui a verte un día pero tu casa estaba desierta, no estabas…

-Sí, es que ahora estoy en Los Santos…

-¿Por qué, qué estás haciendo en esa ciudad de silicona? ¿Qué te ocurre, Shy? Noto tu aura muy difuminada…

La chica abrió la boca para hablar, pero por un momento no supo muy bien qué decir y sus palabras se atoraron en su garganta. Tree Hugger la miró con gesto preocupado, cogiéndola de las manos, hasta que finalmente Fluttershy adquirió la suficiente fuerza, decidiéndose a contar la verdad, al menos en parte.

-Verás, Huggie, yo… no siempre he sido buena persona. He hecho cosas malas, muy malas, pero aun a pesar de que he intentado dejar mi pasado atrás y olvidarme de todo no es tan sencillo. Ahora estoy atada de pies y manos y no puedo hacer nada. Tengo cuentas pendientes que saldar. Y por ahora no puedo volver.

Esas palabras hicieron comprender a Tree Hugger, al menos en parte, al tiempo que Fluttershy cerraba los ojos con fuerza, dejando escapar un par de lágrimas. Aun así la chica se acercó a ella y la secó las lágrimas, al tiempo que decía.

-Oh, Shy, siempre has sido tan esquiva… no estás sola, si tienes problemas déjame ayudarte…

-¡No! ¡No, no, no puedo dejar que hagas eso, tengo que protegerte!

-Pero Shy…

-¡He sufrido mucho, y no quiero que sufras por mi culpa, ni que te suceda nada! Además, si te pasara algo, yo… yo…

El simple hecho de imaginárselo era demasiado para ella, abrazándola con fuerza y llorando en su hombro. Tree Hugger trató de calmarla en todo momento, susurrando suaves y cariñosas palabras al oído al tiempo que la mecía el pelo. Finalmente Fluttershy logró sobreponerse y miró a la chica con gesto triste, pero ella aun así la dedicó una dulce sonrisa, a lo que ella respondió con otra sonrisa igual de dulce o más.

Tras eso Tree Hugger la estuvo enseñando el campamento, al tiempo que la iba explicando un poco qué era lo que hacía allí.

-Desde que me fui del desierto por recomendación tuya, he estado ayudando en todo lo que he podido, tanto física como espiritualmente, pero sobre todo espiritualmente. La gente aquí no tiene casi nada, pero yo lleno ese vacío con meditación y mucho trabajo de auras y chakras. Gracias a mi lo sobrellevan mejor.

-Oh, Huggie, no has cambiado nada, sigues siendo la misma chica buena y pacífica de siempre. Ayudar a esta podre gente aun a pesar de tus propias limitaciones es algo tan noble… eres maravillosa.

-No, tan solo soy un alma más que tan solo quiere ver felices a los demás, yo comparto mi energía con todo aquel que la necesite. Tú sí que eres una chica maravillosa, Flutters.

Ante eso la aludida tan solo miró a un lado, recordando todo lo que había hecho hasta el momento y comentando de seguido.

-No soy tan maravillosa como tú crees. He cometido muchos errores, no he hecho más que hacer daño a otras personas por dinero. En realidad soy una persona horrible…

Tree Hugger se paró y miró de arriba abajo a la chica, quedándose pensativa por un momento hasta que finalmente se pronunció.

-Todos cometemos errores, Flutters, lo creas o no yo también he cometido muchos a lo largo de toda mi vida. Pero de algo que nunca me arrepentiré es de haber salido de San Fierro, puesto que eso me permitió conocerte, y al hacerlo todo se transformó. Da igual tu pasado, o lo que hiciste, lo que de verdad importa es quien eres y lo que quieres hacer a partir de ahora.

-El problema es que no hay alternativa para mí, Huggie, tengo que hacer esto si lo que quiero es protegerte. He de volver a Los Santos.

Ante eso la chica se quedó un tanto decepcionada, mirando al suelo con gesto lejano, pero finalmente cerró los ojos y, en cuanto los abrió, esbozó una sonrisa.

-Haz lo que tengas que hacer, no te juzgaré. ¿Quién soy yo para juzgar? No, eso se lo dejo a las fuerzas cósmicas. Pero recuerda, Flutters, tú no eres mala persona, eso es algo que sé muy bien. Eres buena y compasiva, amiga de la naturaleza y los animales, con un aura pura y única. Y toda una belleza.

Esas últimas palabras hicieron sonrojar al extremo a la chica, escondiendo su cara tras su pelo y bajando la mirada, visiblemente avergonzada. Aun así Tree Hugger la levantó cogiéndola de la barbilla y la sonrió, comentando de seguido.

-No te avergüences, después de todo es cierto, eres una chica preciosa. Aunque a decir verdad no fue eso lo que más me enamoró de ti.

-Agh, para ya…

Ante eso la chica se rió, divertida, y la dio un fugaz pero intenso beso en cuanto se aseguró que nadie más miraba. Sentir sus labios contra los suyos después de tanto tiempo hizo que el corazón de Fluttershy botara de golpe, haciéndola sentir mucho mejor y notando cómo los más recientes acontecimientos se diluían en su mente, liberándola momentáneamente de tan pesada carga.

En cuanto se separaron todo regresó a la normalidad, para decepción de la chica, ya que incluso ella sabía que todo lo bueno se acababa tarde o temprano.

-Pero bueno ¿Qué te trae por aquí, eso sí?-quiso saber entonces ella.

La explicó entonces qué era lo que la había pasado y Tree Hugger se quedó pensativa durante unos momentos hasta que al final comentó.

-Creo que puedo ayudarte, había por aquí un mecánico, el viejo Joe, voy a preguntarle si tiene ruedas de repuesto.

Se ausentó un momento, volviendo al poco rato con el viejo Joe, un hombre de mediana edad que aparentaba muchos más años, de ahí a que se hubiese ganado ese apelativo; se dirigieron afuera para comprobar el tipo de ruedas de la furgoneta, y nada más verla el viejo Joe murmuró.

-Puedo ayudarte, justamente tengo una de esa misma clase, está un poco vieja pero te aguantará lo suficiente como para llegar hasta la ciudad.

-Vale, muchas gracias.

En poco menos de cinco minutos incluso se puso en marcha, cambiándola él mismo y colocando la nueva rápidamente.

-Listo, esto ya puede volver a rodar, pero no vayas muy rápido y evita hacer giros muy bruscos para no dañarla mucho. En cuanto puedas llévala al taller para que te pongan una mejor.

-Está bien, muchas gracias, de verdad…

-Oh, no ha sido nada, los amigos de mis amigos son mis amigos.

El viejo Joe se despidió, llevándose de vuelta sus herramientas y dejando a las dos chicas solas junto a la carretera. Por un momento Fluttershy no supo muy bien qué decir, ya que siempre se la habían dado muy mal las despedidas, pero entonces Tree Hugger se adelantó y murmuró.

-No te preocupes por mí y sigue tu camino sin vacilar, haz lo que tengas que hacer y vuelve a por mí cuando hayas terminado. Te estaré esperando.

-¿Así sin más? Sabes que voy a hacer cosas malas…

-Tal vez, pero que hagas cosas malas no significa que tú seas mala. No te juzgaré, Flutters.

La aludida tan solo cerró los ojos, con pesar, pero al final desechó las palabras y se lanzó sobre ella, dándola un fuerte abrazo y rozando sus labios con los de la chica antes de apartarse.

-Lo siento… por todo.

Aun así Tree Hugger tan solo negó con la cabeza, dándola un último beso en la frente; por su parte Fluttershy tan solo se separó de ella, subiendo al coche y arrancando el motor, lanzando una última mirada a la chica antes de irse. Las dos se despidieron agitando sus manos y Fluttershy se reincorporó al tráfico rodado, dejando atrás a Tree Hugger a la cual perdió de vista desde el retrovisor un poco más adelante tras la siguiente curva.

Suspiró, con gesto triste, pero aun así hizo de tripas corazón y se centró en la carretera, ya que la quedaba aún un largo viaje por delante.
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Cuando se trataba de pasar desapercibida tras un golpe, salir a la calle y distraerse con cualquier cosa era suficiente para Twilight, la cual siempre buscaba algo que hacer para justificar el tener que salir de casa. Aun a pesar de todo el tiempo que llevaba viviendo en Los Santos apenas conocía una cuarta parte de la ciudad, quedándola aún muchas cosas que ver en ese sentido, y eso que ya había visto bastantes. Las más destacables siempre eran las más conocidas a nivel mundial, como el paseo de la fama en Vinewood Boulevard o el cartel de Vinewood en Vinewood Hills, aunque esas ya las tenía vistas, sobre todo el cartel, que era el lugar preferido de Sunset para reuniones clandestinas varias e intercambios de información.

En cuanto a turismo cultural se refería también había opciones, siendo la biblioteca pública lo más inmediato, al menos para ella, aunque últimamente no pasaba tanto tiempo allí como antes, prefiriendo moverse antes que estar quieta, ya que eso la hacía pensar enseguida en todo lo que había estado pasando hasta el momento.

Desde que llegó a esa ciudad no había hecho más que hacer cosas que rozaban la ilegalidad o bien directamente entraban de lleno en ella, además de mentir a su familia y sus amigos más allegados; sin embargo, y por increíble que pareciera, algo bueno sí que había salido de toda esa espiral de crimen, locura y demencia, y ese algo eran precisamente sus nuevas amigas. Parecía mentira, pero en poco menos de varias semanas ya se conocían bien, y aun a pesar de sus diferencias se llevaban estuoendamente y había llegado a apreciar a todas y cada una de ellas. El golpe más reciente así lo demostraba, muy probablemente cualquier otro grupo de criminales profesionales hubieran hecho mejor las cosas, pero por otro lado no hubieran acabado tan unidos como lo estaban ellas ahora. Porque, al contrario que cualquier criminal profesional, ellas tan solo eran un grupo de victimas a las que el destino había juntado de la forma más extraña y estrambótica posible. Increíble pero cierto.

En ese momento se encontraba paseando por Morningwood, y se había parado en uno de los tantos cines de la ciudad, concretamente el Tivoli, mirando la cartelera para ver qué había en exhibición; había un par de comedias, un drama y una película que llevaba ya un tiempo en cartelera y aún no se había retirado de nombre Cataclismo, la cual parecía estar ambientada en Liberty City. Sin embargo ninguna la llegó a llamar la suficiente atención y enseguida desechó la idea de ir al cine, retomando su paseo por ese pequeño pero pintoresco barrio aledaño a Del Perro.
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Morningwood
Al igual que éste último, Morningwood era un barrio eminentemente residencial y en parte también comercial, con algunos negocios como cafeterías, restaurantes, tiendas de ropa de gama alta, joyerías, cines, una gasolinera y otros comercios menores. Los alquileres en esa zona eran relativamente altos, ya que entre los apartamentos de clase media-alta y algunas que otras mansiones aledañas en la parte más norteña del barrio colindante a Rockford Hills la renta subía una barbaridad, por lo que vivir en un barrio como ese era un medio privilegio que sólo los que tenían menos estrecheces se podían permitir.
Caminando por una de sus calles se llegó a encontrar con un coche aparcado que le era extrañamente familiar, concretamente un Jackal rojo; Twilight le miró de arriba abajo, no muy segura de la sensación que le daba, mirándolo un poco mejor para asegurarse. Fue en ese momento cuando una voz familiar murmuró tras de ella.

-¿Sparkle?

La aludida se dio la vuelta y, nada más verla, murmuró.

-Anda, Sunset, ya decía yo que este coche me sonaba…

-Sí, es el mío. ¿Qué estás haciendo aquí?

-Oh, pues nada en especial, dando un paseo… ¿y tú?

Por un momento la chica la miró de arriba abajo, como si no estuviera muy segura de si contestarla o no, pero finalmente murmuró.

-Haciendo un par de recados. Por hoy ya he terminado.

-Oh, ya veo…

-Sí, muy aguda tú… fuera publicidad-murmuró la chica, quitando un panfleto que le habían puesto en un limpiaparabrisas y tirándolo al suelo.

Sin embargo algo en él llamó la atención de Twilight y lo cogió al vuelo, al tiempo que comenzaba a leerlo.

-Cuentos de Liberty City, los cambios culturales entre las bandas de la ciudad desde 1970 hasta nuestros días… oh, vaya, suena interesante.

-Meh, puedo contarte yo misma muchas más cosas que ese pedazo de papel…

-Parece ser una especie de exposición… lugar Kortz Center en Pacific Bluffs, edificio Biranda. ¿Dónde cae eso?

-En lo alto de la colina que hay junto a Richman, el acceso está en North Rockford Drive, justo enfrente del campus de la universidad.

-Oh…

-Bueno, si me disculpas, tengo cosas que hacer.

Esa frase dio que pensar a Twilight, la cual comentó de improviso.

-¿No dijiste que habías terminado ya por hoy?

Sunset se quedó momentáneamente callada, como si diese por sentado el hecho en sí, pero inmediatamente después se apresuró a corregirse.

-Sí, pero eso no quita que tenga cosas propias que atender, a ver si te vas a creer que toda mi vida pivota sobre el trabajo.

-Entonces no tienes nada que hacer.

-No realmente… ¿por qué lo dices?

Por un instante ambas chicas cruzaron las miradas y Twilight la miró fijamente, pensando en una improbabilidad; sin embargo decidió rápidamente y murmuró.

-¿Por qué no vamos a ver esta exposición juntas? habla sobre nuestra ciudad natal, y si te soy sincera echo de menos el ambiente de Liberty City…

-¿Qué? Sí, hombre, como si no tuviera nada mejor que hacer…

-Tú misma has dicho que no tienes nada que hacer.

-Sí, pero ese no es el punto, Sparkle…

-Oh, vamos, ¿qué más te da? ¿Es porque soy yo?

-¡No es de incumbencia! ¡Sparkle, déjalo ya!

-¿Por qué? ¿Tanto te molesta?

-¡Eres tú la que me molesta!

-¿Por qué? No te he hecho nada para molestarte ahora mismo ¿por qué no quieres acompañarme?

-¡Porque no me apetece juntarme contigo!

-¿Por qué? ¿Porque no quieres mezclar los negocios con lo personal?

-¡Deja de rebatirme con otra pregunta, no lo soporto!

Por un momento las dos se miraron fijamente, Sunset con un gesto molesto y Twilight con expresión ceñuda. Finalmente la chica pelirroja suspiró y murmuró.

-Está bien, Sparkle, tiempo muerto ¿qué es lo que quieres?

-Simplemente pasar un tiempo juntas, eso es todo, siempre he querido conocerte mejor.

-¿Por qué?

Frente a eso la chica se encogió de hombros, comentando de seguido.

-No sé, simplemente tengo curiosidad…

Sunset se la quedó mirando, sin poder entender del todo por qué la chica querría pasar tiempo con ella así sin más; suspiró, no muy segura de si aceptar o no. Por un lado se negaba en redondo, ya que después de todo ella era su subordinada y, como tal, no tenía mucho sentido ampliar su relación más allá de lo meramente laboral. Sin embargo por otro lado estaba el hecho de que tanto la chica como las demás habían conseguido conectar tan bien en tan poco tiempo, e inevitablemente la invadía la curiosidad y las ganas de saber por qué era así. No podía entenderlo por más que lo intentaba, y el juntarse con ella podría ayudarla a esclarecer ese misterio insondable, al menos para Sunset.

Finalmente dejó escapar un hondo suspiro y murmuró.

-Está bien, está bien, tú ganas. Sube.

Ante eso Twilight esbozó una satisfecha sonrisa y subió al coche, al tiempo que Sunset arrancaba, poniéndose en marcha. Nada más conectarse el sistema eléctrico la radio comenzó a sonar por todo el habitáculo, viendo entonces que estaba sintonizada The Lab.

-Hey, Los Santos, aquí está el Doctor No y el Hermano Químico juntos una vez más, con las mezclas musicales más alternativas y contemporáneas que el mundo de la música moderna conoció. ¿Qué tenemos esta vez?

-Sí, sí, así es, doctor, ahora nos llega un tema del jamaicano Popcaan, Born Bad, que… bueno, ¿tú entiendes algo de lo que dice, doctor?

-Si te soy sincero no tengo ni p*ta idea de lo que habla, básicamente porque no hay dios quien lo entienda, pero tiene buenos ritmos, y el estribillo es medianamente entendible… ¿te vale?

-Me vale. ¡Born Bad de Popcaan con Freddie Gibbs!
Al punto el tema comenzó a sonar, al tiempo que el tal Pocaan comenzaba cantar en un idioma que parecía ser de todo excepto inglés. Twilight se quedó un tanto confusa, comentando de seguido.

-Espera, espera ¿esto es inglés?

-Por increíble que parezca, sí, es inglés, pero jamaiquino, sólo lo entienden ellos.

-Ya veo, ya…

-Es una mezcla entre el patuá, el idioma local de Jamaica, y un inglés muy cerrado. Nunca he estado allí, pero llegué a tratar con algunos jamaicanos allá en Liberty City y se hace complicado entenderlos.

-Entiendo…

Tras eso las dos se quedaron calladas y estuvieron escuchando la canción, sin llegar a entender realmente nada excepto el estribillo, mientras se dirigían al Kortz Center.

En un momento dado Sunset llegó a comentar.

-Has cambiado, Sparkle…

-¿Ah, sí?-murmuró ella, con gesto inquisitivo.

-Sí, antes eras más retraída e insegura, ahora te veo más decidida y lanzada según qué cosas y situaciones.

-¿Como ésta?

-Muy graciosa…

Frente a eso Twilight se rió tontamente, murmurando de seguido.

-Perdona, perdona, se me ha ido pegando de Pinkie…

-No, si ya veo, ya…

-Puede parecer un poco abstraída, pero es buena chica.

-Supongo.

Por un momento las dos se quedaron calladas, al tiempo que la música volvía a llenar el vacío, aunque al poco rato Twilight volvió a hablar.

-Así que más lanzada… bueno, ya sabes a qué se debe.

-Sí, me hago una idea… además, eso es bueno, sobre todo a la hora de trabajar.

-Casi siempre antepones el trabajo a cualquier otra cosa ¿por qué?

-Fácil, porque gracias a él no me falta nada y vivo bien. Además…

-¿Además?

Por un momento pareció que Sunset no iba a responder, pero finalmente, tras un breve suspiro, murmuró.

-Me ayuda a distraerme, así no tengo que pensar en nada.

Esas palabras dieron que pensar a Twilight, quien no dijo nada al respecto, prefiriendo quedarse callada. De alguna forma se hacía una idea de por qué lo decía, aunque por su parte se refería no podía opinar puesto que nunca se había visto en una situación semejante.

La música siguió sonando, volviendo a llenar ese angosto vacío que se había vuelto a crear tan rápidamente; el estribillo volvió a sonar, repitiendo el título de la canción con unos ritmos potentes pero pausados. Sunset tamborileó los dedos en el volante, al tiempo que comenzaba a tararear la canción por lo bajo.

-Born bad, bad, bad, bad, born bad, bad, bad, mmmh…

Twilight la observó hacer sin decir nada, pensando en sus propias cosas; siempre había considerado a Sunset una chica misteriosa, algo seca y muy ruda, aunque por otro lado no podía evitar pensar en todo lo mal que lo debió pasar en su día. Desde que la reveló lo de su madre sus ganas por conocerla mejor y saber más de ella no había hecho más que aumentar, aunque por otro lado no se atrevía a preguntarla así sin más, por miedo a cómo se lo podría tomar.

El camino hacia el Kortz Center se concretó en cuanto llegaron a la puerta de acceso, subiendo una larga carretera por la colina hasta llegar finalmente a su destino. El Kortz Center era un complejo bastante grande de edificios multiculturales que también funcionaba como museo temático, con salas de exposiciones, de charlas y talleres de todo tipo. Se componía de un total de cuatro edificios: el edificio de la Campana, el cual albergaba un antiguo reloj funcional, el Biranda, el Low Rotunda y el Moseley. Todos ellos se encontraban centralizados en un solo espacio común, el cual estaba decorado con esculturas variadas, zonas ajardinadas, además de un estanque reflectante y hasta un laberinto de setos.
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Kortz Center
Nada más llegar Sunset aparcó en el parking delantero frente a la rotonda, dirigiéndose al acceso principal del centro, donde estaban las taquillas; Twilight fue la primera en llegar.

-Hola, dos entradas para la exposición Cuentos de Liberty City, por favor.

-Son diez dólares.

La chica fue a hacer mano de su cartera, pero en ese momento Sunset apareció de improviso y un billete de diez dólares voló sobre el mostrador antes de que pudiera hacer nada.

-Cóbrese.

La taquillera cogió el billete rápidamente y despachó las entradas, al tiempo que decía.

-Edificio Biranda al fondo del todo a la derecha.

Sunset se fue así sin más y Twilight cogió las entradas, alcanzando a la chica inmediatamente después y comentando de seguido.

-No te he pedido que me pagues nada.

-Lo sé, simplemente me apetecía, eso es todo.

-¿Te apetecía? ¿Así sin más?

-Sí, sólo eran diez dólares, ya ves tú.

Ante eso Twilight no dijo nada, aunque aun así no dejaba de ser un tanto chocante, al menos para ella. Pasaron el estanque reflectante hasta llegar al edificio Biranda, el cual tenía la puerta en el lado izquierdo.

Nada más entrar las dos chicas notaron un aire familiar, sobre todo en la decoración del lugar; la sala que albergaba la exposición era bastante amplia, con dos niveles, tanto superior como inferior. Las paredes estaban decoradas con las siluetas y el skyline de los edificios de la ciudad, y había varias réplicas a escala de algunos edificios y monumentos más famosos de allí; vieron la torre Rotterdam, el edificio Zirconium, la estatua de la Felicidad, el Monoglobo, el Comité de Civilizaciones, la catedral de Colón, la plaza de los Soldados y hasta una réplica a escala del Middle Park.

En el centro de la estancia había un bastante amplio panel electrónico táctil en el cual se podía ver un mapa simplificado de los distritos de la ciudad, mostrando tan solo sus figuras negras y con su nombre puesto en ellas; llena de curiosidad Twilight tapeó en Algonquin, su distrito, y éste ocupó toda la pantalla, al tiempo que varios puntos a lo largo de todo el mapa se remarcaron.

El distrito como tal se dividía en tres zonas: alto Algonquin, medio Algonquin y bajo Algonquin, quedando ambos lados, tanto este como oeste, aparte. Donde más puntos se concentraban era en el alto Algonquin, Twilight tapeó uno de ellos y una pequeña ventana se abrió en la cual mostraban información de una de las pequeñas bandas de por allí.

-Spanish Lords… espera ¿no eran estos los que…?-inquirió entonces Twilight, recordando ciertas cosas.

-Sí, mi madre estuvo haciendo recados para ellos, pero no pertenecía a la banda. Las bandas del norte siempre han estado muy comprimidas, por así decirlo, y una de las primeras en surgir durante la década de los setenta fue precisamente esta, de la cual se desgranaron las demás por intereses varios y coaliciones. Los barrios de Holanda Norte y Holanda Este tenían a sus propios camellos, y lo mismo pasa con Northwood, pero en menor medida, por aquel entonces todo el alto Algonquin pasaba por una fase de decadencia y opresión importante, eso lo sabrás tú muy bien…

-Sí, de los tiempos negros, precisamente, cuando apenas había dinero y la densidad de población era tan alta que obligaba a la gente a hacinarse en las casas, las cuales estaban tan deterioradas que apenas se podían vivir en ellas. Debido a esto se construyeron en los años siguientes los pisos de protección oficial de Northwood, que de cierta forma subsanaron la inflación…

-Sí, pero eso hizo que mucha gente se tuviera que mudar a Bohan al subir los precios, y ahí fue cuando los Spanish Lords pasaron a tener el control del distrito, junto con algunas bandas menores que, con el tiempo, ganaron más presencia, pero al final fueron absorbidas por los albaneses en cuanto estos llegaron a finales de los noventa. Luego en 2009 se establecieron los Midtown Gangsters, unos asociados de los coreanos que al final fueron por su cuenta, y se dedicaron a putear a los Spanish Lords.

-Ya veo… ¿cuándo murió tu madre?

Por un momento Sunset no respondió, pero finalmente murmuró.

-A finales de los noventa, tendría yo unos diez años, más o menos…

-Justo cuando llegaron los albaneses…

-Sí, fue un punto de inflexión, por así decirlo, y se hicieron muchos tratos y muchas asociaciones aprovechando la bonanza económica del mercado negro, de ahí a que los Lupisella decidieran intervenir…

-Lupisella… espera…

-Aquí, en Pequeña Italia, mira.

Sunset clicó en el pequeño barrio, y del único punto se desgranaron otros cinco, junto con una ventana general, aunque Sunset la explicó con más precisión.

-La Comisión se fundó en 1931 para organizar un poco mejor el crimen organizado mafioso, que por aquel entonces estaba muy desperdigado y cada familia hacía lo que le venía en gana, sin ningún tipo de control. Se establecieron una serie de normas y disposiciones para que las familias no se pisasen las unas a las otras, así como tratos económicos varios para repartirse el mercado negro local, compartiendo las ganancias para que todas salieran ganando. El anterior papel de capo di tutti capi fue sustituido por el de presidente o jefe de la Comisión, el cual tan solo tenía una labor representativa para que el poder no recayera en una sola persona, ya que por aquel entonces las luchas por el poder eran muy frecuentes, provocando enfrentamientos internos entre las distintas familias. Dado que la idea de la Comisión fue original de la familia Gambetti, junto con el apoyo de la familia Pavano, se decidió que el don de los Gambetti fuera también el jefe de la Comisión, algo así como un presidente de honor, ya que precisamente la familia Gambetti es la más poderosa de las cinco; la sigue en importancia la Pavano, la Messina, la Lupisella y finalmente la Ancelloti.

-Entonces los Lupisella son una familia menor.

-En importancia, sí, no son precisamente los más fuertes, pero tienen el favor de muchas otras bandas menores asentadas en el bajo Algonquin. Sonny Honorato, un asociado suyo y sicario a tiempo parcial, fue el que encabezó la marcha por tratar de ganar una parte del pastel del mercado negro en Bohan, siendo la consecuencia más inmediata la muerte de mi madre. Tras eso se escondió durante un tiempo en Alderney, al amparo de una familia italiana local que desde siempre había estado intentando obtener un asiento en la Comisión, tratando de quitarse de en medio a los Ancelotti al ser la familia más débil de las cinco, pero ninguna de las demás tenían su favor al ser del estado de Alderney.

-Eso es algo que nunca he entendido ¿qué tiene la gente con Alderney? Es un estado más, tampoco es tan malo, Pinkie es de allí sin ir más lejos…-comentó Twilight en ese momento.

-No lo sé con seguridad, creo que es porque les tachan de liberales y poco patriotas, pero yo he visto a gente quejarse por cómo hacen el café, según dicen es peor que el ácido…

-Qué exagerada es la gente…

-Desde luego. El caso es que ese desgraciado estuvo escondiéndose allí un tiempo hasta que finalmente le hice salir y le cité en Bohan haciéndome pasar por un contacto de los Lupisella. El muy imbécil se lo creyó a pies juntillas y vino a verme, y del resto me encargué yo.

-Le mataste…

-Obtuvo su merecido y vengué a mi madre.

-¿Y eso es lo que hubiera querido ella?

-¡Mató a mi madre! ¿¡Qué querías que hiciera, que me quedara de brazos cruzados mientras él salía impune?! ¡Ella era todo lo que tenía y me la quitó, lanzándome de cabeza a la calle!

-Vale, lo entiendo, después de todo era tu madre pero ¿te habría hecho sentirte mejor el no hacerlo?

-¡Claro que no, me hubiera hecho sentir más miserable de lo que ya era!

-¿Y cómo te sentiste luego?

-¡Vacía! ¡No sentí nada, me sentí poco menos que una maldita coraza sin vida, y aun así eso logró satisfacerme! ¡Fue una completa mierda, justo como lo fue mi vida después de que mi madre muriera! ¡Y me da igual lo que pienses de mí, hice lo que tenía que hacer y punto!

Tras eso Sunset se dio la vuelta y se alejó de ella, encarando la réplica a escala de la estatua de la Felicidad que allí había. Por suerte eran las únicas allí, por lo que nadie más las había escuchado, pero por su parte Twilight trató de encontrar algo que decirla que no sonara demasiado genérico o cliché para tratar de animarla. En parte entendía como se sentía, aunque por otro lado no comulgaba con el hecho de que se vengara así sin más, sobre todo teniendo en cuenta lo mal que se sintió después, por lo que ella misma la explicó. No se esperaba que la chica se abriera tanto a ella a las primeras de cambio, pero ahora sentía que la debía al menos unas palabras de ánimo, por lo que lo intentó.

-Oye, mira, siento lo que le pasó a tu madre, probablemente no llegue a entender del todo por lo que tuviste que pasar, ya que tuve suerte y he llegado a tener una buena vida. Aun así, tal y como yo lo veo, no deberías reprimir tus sentimientos; querías a tu madre, eso se nota, y es por eso por lo que a veces es bueno dejarlo escapar y expresar tus sentimientos. Entiendo que te duela, pero no dejes que tu pasado controle tu vida, Sunset. Lo único que harás será torturarte a ti misma.

Las palabras de la chica apenas hicieron reaccionar a la aludida, la cual se quedó en el sitio, dándola la espalda sin decir nada. En un momento dado se dio la vuelta y la miró con los ojos vidriosos, apretando los puños con furia, al tiempo que trataba de reprimirse. Por un momento pareció que finalmente iba a soltarlo todo, sin embargo logró reprimirse y masculló.

-No. Eso no servirá de nada, por mucho que llore no volveré a ver mi madre, y lo único que haré con eso es volverme débil.

-Tú no eres débil, Sunset, eres una chica fuerte, segura de ti misma e independiente…

-¿¡Y tú qué sabes?! ¡No me conoces de nada!

-No hace falta conocerte bien para ver cómo eres. Eres ruda, trabajadora, y en ocasiones puedes llegar a verte intimidante, pero en el fondo se nota que tienes un lado sensible que reprimes sólo por el simple hecho de que no quieras dejar de verte dura…

-¡Qué gilipollez! ¿¡Qué eres ahora, psicoanalista?! ¡Ya te las estás dando de entendida otra vez!

-No me las doy de nada, yo simplemente digo lo que veo…

-¡Ya, claro, típica excusa de moralista! ¡No te soporto, Sparkle, crees que lo sabes todo porque has ido a la universidad y has leído muchos libros, pero en realidad no sabes nada! ¡No sabes cuán dura es la vida en la calle, cuando tú estabas tranquilamente en tu colegio participando en actividades extraescolares, yo tenía que ganarme la vida pegada a una barra, semi desnuda y abriéndome de piernas como una vulgar p*ta barata! ¡Cuando tú hacías tus deberes en tu casa comiéndote tranquilamente una rica merienda, yo tenía que ganarme cuatro perras mal contadas vendiendo droga y armas para poder llevarme algo a la boca! ¡Cuando tú jugabas con plastilina y te manchabas las manos con arcilla, yo me manchaba las manos de sangre tratando de sobrevivir! ¡Cuando tú eras alguien y tenías futuro, yo no tenía nada, absolutamente nada! ¡Tú no sabes nada de eso, Sparkle, por muchos libros que hayas leído!

Ante semejante diatriba Twilight comprendió que no tenía nada con la que rebatirla, por lo que tan solo se quedó callada, mirando al suelo con gesto triste, principalmente por ella. Por su parte Sunset no dijo nada, mirándola con desprecio y mascullando de seguido.

-No sé ni para qué he venido… limítate a hacer tu trabajo y punto.

Tras ese último exabrupto la chica se fue sin decirla nada más, dejándola sola en la sala. Twilight se quedó en el sitio, pensativa, y sintiéndose mal principalmente por Sunset, ya que por primera vez se había dado cuenta de la buena suerte que había tenido ella en la vida en comparación con la de la chica. Miró al modelo a escala de la estatua de la Felicidad, la cual miraba a la nada con su característica sonrisa, aunque en ese momento se sentía de muchas formas excepto feliz. Al contrario de lo que representaba un monumento como ese, la felicidad y libertad de todas las personas y pueblos del mundo, ahora se sentía como una versión retorcida e irónica de la misma. Sunset nunca había sido feliz, al contrario que ella, que había llegado a tenerlo todo en la vida.

Al poco rato Twilight también se fue de allí, teniendo que llamar a un taxi para volver a casa, ya que Sunset se había marchado, dejándola tirada. Unos densos nubarrones se acercaban desde el oeste, provenientes del océano Pacífico.
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Aunque ya se conocía todo el barrio como la palma de su mano, salir y pasear por él era una sensación única, en todos y cada uno de los sentidos. Aun a pesar de todo, Davis podía alardear de tener bastante historia, una sórdida y muy poco convencional historia, pero historia al fin y al cabo. Fue el escenario principal de los disturbios de Los Santos en 1992, y desde la década de los 80 ha sido el principal lugar de residencia de multitud de gente famosa y reconocida, principalmente jugadores de baloncesto, políticos con intenciones de cambiar el mundo y sobre todo músicos, especialmente raperos que normalmente estaban afiliados o apoyaban a las bandas dominantes como los Ballas.

Por su parte se refería Scootaloo prefería no acercarse demasiado y mirar, puesto que sabía, y muy bien, cómo se las gastaban los Ballas; más de una vez había visto, desde lejos, algún altercado entre ellos y otras bandas rivales y el estruendo que montaban en cero coma cuando se les provocaba era tal que al final todo Davis se acababa enterando de lo sucedido. No era algo que sucediera así sin más, aunque al final uno se acababa acostumbrando, y Scootaloo sabía cómo actuar en la gran mayoría de los casos, por lo que no era tan malo después de todo. Además, con lo arraigados que estaban los Ballas en el barrio muchos de los vecinos confían más en ellos que en la propia policía, por lo que representaban una fuerza defensora que les hacía sentir seguros dentro de un ambiente mayoritariamente hostil.

En ese momento se encontraba paseando por Roy Lowenstein Boulevard, una alargada calle que se caracterizaba por tener la línea ferroviaria cruzando esa porción de la ciudad, la cual actuaba cual línea fronteriza entre ese lado de Davis y el barrio de Rancho. Había quedado con unos amigos en Grove Street y pretendía atajar yendo por allí. Al pasar al lado de unas casas comenzó a escuchar la cuña de West Coast Classics a todo volumen, al tiempo que oyó a DJ Pooh introduciendo la siguiente canción.
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Roy Lowenstein Boulevard
-Hey, Los Santos, sabes cómo funciona esto, ha sido así desde que el mundo es mundo, y no me trates como si fuera tonto puesto que sabes de lo que te estoy hablando. Difunde el mensaje, aunque ya fuera difundido allá por 1982 por Grandmaster Flash and the Furious Five, y aun así se sigue aplicando. Aplícalo, Los Santos, haz que se enteren.
Inmediatamente después comenzó a sonar un ritmo que ella, y cualquiera que hubiese vivido durante toda su vida en Davis conocía muy bien. Y es que The Message era un tema atemporal, el cual había trascendido en el mundo del hip hop, y aunque no fue en su momento la primera canción protesta fue una de las más significativas de la historia, puesto que fue la primera vez en que la letra predominaba sobre la música y no al revés, como normalmente se hacía. Como resultado la letra se reforzaba y se volvía aún más contundente, denunciando la vida marginal de los guetos sin usar demasiados coloquialismos ni modismos gangstas, lo cual le daba un mayor énfasis y valor a la canción en su conjunto. Destacaba especialmente su estribillo, sobre todo por su contenido y la forma de reflejar la realidad social del momento, el cual Scootaloo rapeó a la par mientras sonaba.
Don't push me cause I'm close to the edge
I'm trying not to lose my head
It's like a jungle sometimes
It makes me wonder how I keep from goin' under
Lo que más destacaba de esa canción era que incluso en la actualidad, en pleno siglo XXI, su contenido y lo que denunciaba seguía estando vigente en la sociedad americana, demostrando que nada había cambiado, por lo que el mensaje se seguía aplicando y ni siquiera había calado como tal.
El resto de la canción se fue apagando en la distancia conforme se alejaba, aunque en cuanto llegó a la siguiente casa llegó a oír retazos de una conversación proveniente de un patio trasero, oyendo además una voz familiar.

-Hey, Joseph, pásame un poco de esa mierda que les hemos tangado a los Lost.

-Ya te digo, negro, es mierda de calidad, y encima la hemos conseguido sin tener que pagar un duro por ella, negocio redondo.

-Ya ves, esos Lost están más perdidos que su propio nombre, que ya es decir. No sé ni para qué vinieron aquí, en primer lugar.

-Siempre han sido un puñado de renegados sin apenas organización interna, mucho compañerismo y mucha piña, sí, pero mira luego en lo que se convierte…

-¿Lo dices por algo, negro?

-¿No has oído las historias acaso? Guerra civil en la facción de Alderney con posterior desmantelamiento, y todo porque el propio líder quiso traicionar a los suyos a cambio de su libertad. Vaya nido de ratas…

-Desde luego, no tienen ni idea de lo que significa pertenecer a un grupo.

-Di que sí, negro, míranos a nosotros, los Ballas somos los amos del sur de Los Santos, por mucho que a esos panchitos de Rancho les pique, y ya ni hablemos de esos pringados de los Families…

-Huy, quita, quita, negro, no me hagas reír…

-En fin ¿hay noticias de esos panchitos, por cierto? Alégrame la mañana…

-Oh, sí, han visto varios grupos vigilándoles, creo que están preparando una gran ofensiva, va a ser muy divertido verlo en vivo y en directo.

-Ah, me encanta cuando los planes salen bien. ¡Ballas de por vida!

-¡Ballas de por vida!

Tras eso no volvió a oír mucho más, puesto que se coló por un callejón para llegar cuanto antes a su destino, pero fueran quienes fueran los que hubieran hecho algún tipo de trato con los Ballas estaban bien jodidos, teniendo en cuenta lo que había escuchado. Aunque para ella tan solo era un día más en Davis.
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El aire llegaba frío, soplando desde el oeste y bajando notablemente la temperatura, la cual se había mantenido estable durante las últimas semanas, al tiempo que la humedad aumentaba y la presión atmosférica disminuía; para alguien como los Apple, los cuales estaban acostumbrados a trabajar en el campo y sabían interpretar fácilmente las indicaciones de la naturaleza, eso era un claro indicativo de que se avecinaba un temporal, y como tal debían prepararse.
Todo lo que habían cultivado hasta el momento seguía creciendo lenta y pausadamente, y no podían permitir que un súbito temporal se lo arrebatara así sin más, por lo que desde esa mañana habían estado trabajando para cubrir los cultivos con lonas de plástico, sujetándolas con varillas de metal y creando así invernaderos caseros.

-Pásame esa varilla, prima.

-Toma.

-Bien, sujeta la lona aquí, Apple Bloom, con fuerza.

-La tengo.

-Bien, vamos allá.

Applejack hizo mano de un gran martillo de trabajo y comenzó a usarlo para clavar en el suelo la varilla, sujetando así la lona, la cual se encontraba abombada para que no aplastara las plantaciones. En cuanto terminó pasaron a la siguiente y así sucesivamente, mientras que los demás hacían lo mismo al otro lado de los terrenos adyacentes.

-¿Cuándo crees que empezará a descargar, prima? Las nubes vienen cargadas-comentó en ese momento Fiddlesticks, mirando hacia el oeste.

Y así era, densos nubarrones comenzaban a asomarse desde la lejanía, cubriendo poco a poco la figura del monte Josiah y amenazando al resto del estado con lluvia inminente.

-Bueno, el viento sopla fuerte, por lo que no creo que tarde mucho en estar encima de nosotros, será mejor que nos demos prisa. Vamos con los siguientes.

Big Mac había traído consigo la radio para escuchar un poco de música y hacer el trabajo un poco más ameno, sintonizando Rebel Radio, la cual en ese momento estaba emitiendo Whiskey river de Willie Nelson, resonando por todos los sembrados. La música country siempre había sido el punto fuerte de Applejack, así como de los demás miembros de su familia, poniéndolos a todos de muy buen humor y cantando a coro el estribillo en cuanto comenzaba a sonar.
Whiskey River take my mind
Don't let her mem're torture me
Whiskey River don't run dry
You're all I've got, take care of me
Los demás se mostraban alegres y bastante motivados, aunque Applejack no podía evitar pensar de más en ese sentido, sobre todo en cuanto a su situación se refería. Por ahora los manzanos estarían sin poder volver a dar sus frutos hasta dentro de una buena temporada, por lo que lo que habían plantado varias semanas atrás suponía una futura e importante fuente de ingresos, pero que por desgracia tardaría en llegar. Y el mantenimiento de todo lo demás costaba su dinero, lo cual les había dejado de nuevo pelados en ese sentido, y casi todo el dinero que había ganado trabajando con Trevor Philips había ido menguando lenta e inexorablemente.

Fue en ese mismo instante cuando el aludido regresó a su mente, llegando a pensar en lo más hondo de su mente.
-j*der, Philips ¿dónde co*o te has metido?
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-¡Mierda, nos alcanzan, acelera, acelera!

-¡Eso intento, tío, no me es fácil!

-¡Ostia p*ta, cómo me pitan los oídos! ¡Vamos, cabrones, venid a por mí! ¿Eso es todo lo que tenéis?

-¡Pero no les provoques!

-¡Tú calla y conduce!

Tras decir eso Trevor Philips cogió un fusil de asalto y comenzó a disparar repetidamente desde la parte trasera de la ranchera, al tiempo que Óscar iba esquivando todos los obstáculos que se le ponían por delante. Tras suyo una riada de rancheras llenas de mexicanos rabiosos enfurecidos les seguía la pista, disparándoles a matar, a lo que Trevor respondió con una buena ráfaga desde donde estaba. A su alrededor la gente corría despavorida, tratando de alejarse del foco de conflicto.

-¡Vaya por dios, y yo que me esperaba una cálida bienvenida aquí en las calurosas calles de Chihuahua! ¡Tu gente no es tan hospitalaria como yo los creía, Óscar!

-¡Generalmente lo es, pero es que si les tocas las pelotas, pues claro…!

-¡No, amigo mío, no te equivoques, fueron ellos los que empezaron a tocarme las pelotas a mí al amenazarme con cortarnos los suministros, no te olvides de tus prioridades!

-¡Lo sé, Trevor, lo sé, pero así no va a haber manera de encontrar al nuevo proveedor si los matas a todos!

-¡Tú conduce y sácanos de aquí! ¡Iros a mamarla!-exclamó Trevor en un español chapurreado, al tiempo que seguía disparando contra sus perseguidores.

Las estrechas calles de los barrios bajos de Chihuahua no ayudaban mucho a huir rápidamente, puesto que apenas había espacio para maniobrar, obligándoles a seguir hacia delante sin apenas desviarse. En un momento dado irrumpieron de lleno en un extenso mercado, llevándose por delante todo tipo de frutas y otros productos expuestos en medio de la calle, aunque en cuanto oían los disparos todo el mundo salía en desbandada para tratar de ponerse a salvo. Por su parte Trevor siguió disparando, aunque una de las rancheras logró ponerse a su nivel y un mexicano saltó de improviso en su vehículo, encarándole directamente.

-¡Aquí estás, p*to, vas a lamentar haber venido aquí a chingarnos nuestro negocio!

-¡Mi no entiendo, panchito, háblame inglish!-exclamó Trevor, apuntándole con el arma.

-¡Chinga a tu madre!

-¡Agh! ¡Óscar! ¿Qué dice?

-¡Básicamente se está cagando en tu madre!

Eso hizo reaccionar a Trevor, el cual miró al mexicano con una mueca de ira, mascullando de seguido.

-¿¡Es cierto?! ¡¿Chingas mi madre?!

-¡Sí, weon, chinga a tu p*ta madre!-masculló el mexicano, yendo a atacarle directamente con sus propias manos.
Sin embargo eso para Trevor fue desencadenante, dejando escapar un grito furioso y dejándose llevar por la ira, al tiempo que todo se saturaba a rojo para él y comenzaba a disparar a saco. El primero en caer fue el mexicano que le amenazaba, al cual pateó en el pecho, acabando bajo las ruedas del coche; inmediatamente después recargó rápidamente y comenzó a disparar repetidamente hacia los coches que les perseguían, al tiempo que el tiempo parecía pasar muchísimo más deprisa con cada bala que rasgaba el aire. Incluso daba la sensación de que cada impacto hacía el doble de daño tanto a la carrocería de los coches como a los propios desgraciados que les perseguían, que apenas pudieron hacer nada por evitarlo.

Las primeras explosiones comenzaron a darse, frenando a unos cuantos, pero otras camionetas aparecieron de improviso, acercándose a ellos.

-¿Más, todavía más? ¡Vale, putamente fantástico, vamos a jugar!-masculló Trevor, canturreando las últimas palabras mientras disparaba.

Aunque los mexicanos trataban por todos los medios de contraatacar daba la sensación de que nada hacía mella en Trevor, el cual parecía estar como exaltado, mientras que aquella persecución se daba en otro lugar y tiempo completamente diferente, muy alejado de la realidad.

El goteo de coches parecía incesante, pero Trevor los despachó uno a uno sin ningún tipo de remordimientos, totalmente centrado en lo que hacía y cubierto por una densa niebla roja de furia pura, moviéndose erráticamente como si estuviera bailando al ritmo de una melodía metalera incesante. Nada parecía detenerle, nadie conseguía tumbarle, era el amo y señor de la situación.

Hasta que finalmente el goteo cesó, dándose cuenta de que habían salido de la ciudad y se había quedado sin balas. La niebla se levantó, los colores volvieron a su sitio y Trevor terminó de calmarse, no sin antes gritar hacia la ciudad.

-¡A ver ahora quien chinga a quien, cabrones!

Óscar detuvo por completo el coche y miró a Trevor de cabo a rabo, comentando de seguido.

-Trevor, eres el cabrón bastardo más loco y chiflado que he conocido en toda mi vida. Me caes bien, tío.

-¡Gracias, Óscar, aprecio tus sinceras y amables palabras, me encantan cuando me dicen cosas bonitas!

El hombre se reincorporó y se sentó a su lado, inquiriendo de seguido.

-¡Muy bien! ¿Ahora a dónde vamos?

-Bueno, esos tipos comentaron que la gran mayoría de armas vienen directamente desde Jalisco, podemos ir a investigar allí.

-¡Estupendo, pues pongámonos en marcha, en cuanto lleguemos beberemos tequila, cantaremos boleros, nos haremos mariachis, y ya que estamos conoceremos a unos encantadoras señoritas jaliscienses que nos alegren el día! ¿Qué me dices?

Ante eso Óscar se rió con ganas, murmurando de seguido.

-Suena como un buen plan, tío, tú nunca te aburres.

-¡Pues claro que no! ¡Adoro este país! ¡Viva México lindo!

Tras ese último grito los dos se pusieron en marcha, dejando atrás Chihuahua y adentrándose en la inmensidad de México.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 10 Mar 2017, 13:23

(Continúa del anterior mensaje)


-¿Va a tardar mucho más? Estoy cansada, Tia, me quiero ir ya a dormir…

-Sí, sí, me dijo que llegaría enseguida, debe estar al caer.

-Bof, esto de ser la secretaria de estado es más agotador de lo que pensé…

-Pues si con eso ya te cansas adivina con lo mío dirigiendo a todo el país. Yo también estoy cansada, Luna, no creas lo contrario.

-Supongo…

Aun a pesar de los menos Celestia tenía que admitir que vivir en la Casa Blanca era todo un lujo, aunque siempre ponía por delante tanto los americanos a los que ahora lideraba como al resto del planeta, ya que por nada ahora era la mujer más poderosa del mundo. Y como tal debía de cumplir, ya que se lo debía a sus votantes.

Lo que más la preocupaba en esos momentos era lidiar de alguna forma con el crimen organizado, que se extendía como una alargadísima y enorme culebra por todo el país, de costa a costa y con varias ciudades importantes como puntos clave, entre las que destacaban Liberty City, Vice City y Los Santos. Hasta el momento había estado barajando opciones, todas ellas propuestas por el propio Departamento de Defensa, decidiendo además prescindir de otros organismos públicos como el FIB o la IAA, ya que últimamente se habían ido destapando una serie de tramas conspiranoicas y corruptelas varias que salpicaban bastante a ambas agencias; por el momento había decidido limitar sus acciones para evitar que se hicieran más daño a sí mismas y, además, había limitado el presupuesto de ambas para evitar que más dinero de los contribuyentes fuera robado por las divisiones corruptas, destituyendo a varias de estas tanto en el FIB como en la IAA. La limpieza había sido masiva y por ahora tenía pendiente la remodelación de varios departamentos, pero por el momento prefería centrarse en lo que Defensa Nacional pudiera ofrecerla.

Miró su reloj y vio que ya eran las diez y media de la noche, siendo realmente tarde.

-Agh ¿dónde se ha metido este hombre?-masculló Celestia, algo molesta.

Nada más decirlo alguien llamó a la pierta del despacho oval y la mujer, aliviada, murmuró.

-Adelante.

-Con permiso, señora. Vaya, lo siento, pero esos informes se alargaban y alargaban, y luego la impresora no estuvo por la labor, y cielos, mira qué hora es, mis disculpas señora presidenta.

Celestia prefirió saltarse las formalidades, ya que tenía prisa, comentando de seguido.

-Vaya al grano, señor mío ¿qué tiene para mí?

-Oh, sí, por supuesto, esto le va a resultar particularmente interesante, con decirla que me hizo gracia hasta a mi… aunque bueno, qué digo, yo siempre le encuentro la gracia a todo, para qué nos vamos a engañar…

-Los informes-le cortó ella, secamente.

-Ah, sí, sí, por supuesto, aquí están.

Celestia los cogió con celeridad y empezó a leerlos por encima, yendo a los detalles importantes. Sus cejas se arquearon en cuanto llegó al sujeto principal, comentando de seguido.

-Vaya, así que éste es él…

-Sí, no ha sido fácil seguirle el rastro, ya que apenas deja pistas a las que atenerse, pero con maña e insistencia al final saco las cosas… que es precisamente como a mí me gusta hacerlo.

-Ya… ¿toda la costa este?

-Oh, sí, desde luego, apunta muy alto, y hasta ahora nadie ha conseguido hacerle sombra, y lo que es mejor, no se encarga él de los asuntos más importantes, siga leyendo, siga.

Celestia continuó con su lectura hasta que llegó a la parte interesante, abriendo mucho los ojos en cuanto descubrió el motivo.

-¿¡Qué?! ¿Es esto en serio?

-Muy en serio, tiene un poder de persuasión bastante alto, y todo lo que se propone lo consigue mediante la manipulación, involucrando a terceros para no mancharse las manos y les hagan el trabajo sucio por él. Y ya ve, lo consigue, hasta ahora ni un solo fracaso.

-No, si ya veo, ya… ¿tiene algún punto débil?

-Lo hemos estado evaluando y, salvo lo que ve ahí, no hay nada más.

-¿Qué quiere decir?-inquirió Celestia, sin entender a lo que se refería.

-Lo tiene delante de usted.

La presidenta volvió a mirar al informe, después al hombre y de nuevo al hombre, comprendiendo entonces a lo que se refería y quedándose atónita.

-No puede usted hablar en serio…

-Oh, por favor, señora presidenta, ya sabe usted que yo todo me lo tomo en serio… al menos casi todo ¿pero esto? Oh, ya lo creo que sí.

-Pero, pero… no, no, no puede ser, tiene que haber otra forma…

-Créame, la hemos buscado, pero lo más inmediato y lógico es lo único que tenemos en estos momentos.

-Aun así no… no puedo arriesgar la vida de civiles inocentes que no son más que víctimas…

-Bueno, inocentes, inocentes… más abajo está la ficha de usted ya sabe quién, y la sugiero que sujete a los señoritos de la DOA, la pueden dar algún que otro problema si las cosas no salen como ellos quieren…

-De la DOA me puedo ocupar perfectamente, es de vidas humanas de lo que estamos hablando.

-¿Y de qué no hablamos últimamente? Entiendo por qué me lo dice, señora presidenta, pero tal y como están las cosas, es lo único que hay. Yo de usted lo consideraría.

Ante tan contundente hecho Celestia se quedó pensativa, no muy segura de qué pensar al respecto; en un momento dado se dirigió a su hermana.

-¿Qué opinas, Luna?

-Bueno, si por ahora no hay más opciones tirar de ese grupo de victimas es lo más inmediato, además ¿no siempre decías que la peor virtud se combate desde dentro? Bien mirado viene a ser lo mismo.

Ante ese argumento Celestia no pudo decir que no, ya que tenía cierta lógica, aunque aun así seguían siendo unas simples civiles. Finalmente la presidenta suspiró y murmuró.

-Bueno, no me hace mucha gracia esta situación, pero por algo se empieza. Muy bien, empiece con las pesquisas, manténgame informada si hay alguna novedad.

-Sí, señora presidenta, a sus pies, señora presidenta, lo que usted diga, señora presidenta.

-Puede retirarse ya-ordenó Celestia, con gesto cansado.

-Sus órdenes ¡ta-da!

Tras ese gesto final el hombre se fue del despacho oval, dejando solas tanto a Luna como a Celestia. La secretaria de estado no tardó mucho en dar su opinión acerca de la última visita del día.

-No sé tú, Tia, pero ese hombre no es nada serio ¿en serio está al cargo del departamento de vigilancia?

-Sí, no es precisamente el mejor ejemplo de formalidad, pero por lo que me dijeron trabaja bien y es profesional, aunque a su manera.

-Ya veo, ya. Bueno, si confías en él.

-Sí… puedes irte ya, Luna, ya termino yo con estos últimos informes.

-Vale, gracias Tia.

Luna se retiró enseguida y Celestia dio un último repaso a los informes junto con sus respectivas fichas con el ceño fruncido, mientras pensaba en toda esa situación.

-Pobres chicas… espero que puedan salir del paso.

Se paró entonces en una ficha en concreto, observándola atentamente y con los ojos entrecerrados; había algo en esa chica en concreto que la llamaba la atención.

-Sparkle…

Aun así se sentía cansada, había sido un largo día y tenía ganas de descansar, por lo que guardó el informe en su carpeta y lo metió en uno de los cajones del escritorio resolute. Tras eso se puso en pie y salió del lugar, apagando las luces antes de salir y cerrando la puerta tras de sí, siendo el despacho iluminado por la luz de la luna llena en lo alto del cielo.

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por agustin47 » 10 Mar 2017, 14:47

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Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 03 Abr 2017, 17:58

Capítulo 32
Prendiendo la mecha


Esa mañana Los Santos amaneció bastante lluviosa, con rachas de viento un tanto fuertes, aunque eso no paró a Boyd, el cual aprovechó para realizar con todos sus alumnos un entrenamiento especial bajo condiciones climatológicas adversas.

El tiempo no era algo que preocupara excesivamente a Rainbow, después de todo se las había tenido que ver con fuertes rachas de viento antes, por lo que un poco de agua no la pararía lo más mínimo.

-La soleada San Andreas… pues menos mal-pensó la chica desde la cabina de su avión, aferrada al timón para controlar las turbulencias.

Normalmente el clima en San Andreas era suave y cálido durante gran parte del año, aunque eso no quitaba que hubiera alguna que otra precipitación, sobre todo en otoño, invierno y en ocasiones en primavera, como las típicas tormentas de verano, aunque en este caso no pasaba de una simple borrasca procedente del Pacífico norte.

Aun así el entrenamiento se sucedió de forma normal, aunque terminó mucho antes debido a la situación imperante, ya que en un momento dado las condiciones empeoraron de golpe, y de un simple chaparrón se pasó a lo más parecido a una galerna, con vientos superiores a veinte kilómetros por hora y con unas lluvias torrenciales bastante fuertes que obligó a Boyd a abortar el entrenamiento enseguida.

Tras eso todo el mundo pasó a las duchas antes de irse a casa, para entonces Rainbow comenzaba a pensar que tenía que volver a coger su coche, puesto que había venido en su moto, y de camino a casa la iba a tocar una segunda ducha no programada.

-Qué perra te ha dado con la moto últimamente, en serio ¿Qué ha sido de tu espíritu cilíndrico?-inquirió Thunderlane, divertido.

-Muy gracioso, Thunderlane… sigo siendo igual de auténtica, que lo sepas, simplemente la moto tiene ciertas ventajas que el coche no tiene, por ejemplo, me puedo colar entre el tráfico-explicó ella.

-Ya, claro, me suena a excusa barata…

La chica quiso contestar, pero en ese momento la voz de Boyd resonó por todo el pasillo a través de la megafonía, anunciando de improviso.

-¡Dash, preséntese en mi despacho, ahora!

La aludida se quedó un tanto extrañada, al tiempo que el chico inquiría.

-¿Qué has hecho esta vez?

-Nada, he venido a los entrenamientos desde que me echó la bronca, así que eso no puede ser. En fin, iré a ver qué quiere este amargado, ve tirando, ya nos veremos en casa.

-Vale, que te sea leve.

Rainbow se despidió de él y se dirigió directamente al despacho del instructor, donde lo encontró sentado en su sillón y mirándola con gesto impertérrito.

-¿Quería verme, señor?

-Así es, Dash. Así es…

La chica se quedó un tanto extrañada por su actitud, ya que no era normal en él ser tan cínico, al menos en la gran mayoría de los casos.

-¿Ocurre algo?

-Creo que es usted quien debería decirme eso, señorita Dash.

-¿Por qué lo dice?

-Bueno, en ese caso pongámosla en situación ¿no le parece, señora Spitfire?

-Desde luego.

Esa voz hizo reaccionar a Rainbow, la cual dio un bote y se dio la vuelta, viendo a su ídolo mirándola desde el otro lado del despacho con una expresión inusitadamente seria.

-Rainbow Dash. Te recuerdo bien de mi última visita, si mal no recuerdo querías entrar en los Wonderbolts…

-Eh… sí, así es, señora-murmuró ella, sintiéndose repentinamente nerviosa sin razón aparente.

-En tal caso sabrá qué es lo que exigimos y los valores que promulga nuestro equipo ¿no?

-Sí, claro…

-¿Sí? enumérelos.

Un tanto extrañada por esa súbita situación, Rainbow trató de recomponerse al tiempo que murmuraba a trompicones.

-Ah, pues… compañerismo, trabajo en equipo, virtud…

Spitfire la detuvo en cuanto pronunció la última palabra, comentando de seguido.

-Virtud… cualidad del todo importante en nuestro equipo, ya que no sólo se trata de aviones rápidos y ser molones. Muchas veces actuamos en galas benéficas, recaudando dinero que luego va a parar a los que más lo necesitan, así como a detener y poner fin a las practicas insalubres, la violencia… y el crimen.

Desde que entró en el despacho de Boyd, a Rainbow la dio una extraña sensación de intranquilidad que se había estado prolongando desde entonces hasta ese momento, aunque ahora podía notar como si una alargada sombra se extendiera sobre ella, a punto de devorarla. Y, en cuanto oyó la palabra crimen, algo dentro de ella saltó como un resorte, al tiempo que un atisbo de sospecha comenzaba a nacer en ella. Decidió entonces coger al toro por los cuernos, inquiriendo de improviso.

-Con todos mis respetos, señora, ¿puedo saber a qué viene todo esto? Porque me da la sensación de que se me quiere acusar de algo que no tiene el más mínimo sentido.

Ante eso tanto Spitfire como Boyd compartieron entre ellos una cínica sonrisa, al tiempo que el ex marine tomaba la palabra.

-Verá, señorita Dash, el caso es que nosotros nunca decimos nada sin conocimiento de causa. Creemos que anda usted con malas compañías, y eso es algo que no podemos tolerar.

-¿Malas compañías? ¿Qué es eso de malas compañías?

-Dígamelo usted misma…

-¡Sí, claro! ¿Se cree que soy tonta? ¿De qué va todo esto? ¡Si tiene algo que decirme dígamelo a la cara!-exclamó ella, sintiéndose cada vez más y más asustada, enmascarándolo con una súbita furia.

Ante eso Boyd dio un manotazo a la mesa, al tiempo que la vena de su frente se marcaba y mascullando de seguido.

-¿¡Quiere que la diga las cosas, señorita Dash?! ¡Muy bien, en ese caso seré bueno con usted e iré al grano! ¡Sabemos que se está juntando con esos forajidos ensutados en cuero de los Lost, esa banducha de moteros de la costa este que vinieron aquí buscando la gloria y dándose con un canto en los dientes en el proceso! ¿Y sabe qué? ¡Que no admitimos criminales aquí!

-¡No soy ninguna criminal!

-¿¡Ah, no?! ¡Vaya, vaya, creo que se olvida con quien está usted hablando! ¿Quiere que la refresque la memoria? ¡Hará cosa de una semana un convoy especial de los equipos tácticos de la policía fue emboscado por un grupo de moteros, robando todo su equipo, y encima tuvieron los santos cojones de hacerlo justo al lado de la sede principal en Mission Row, que está hasta arriba de cámaras de vigilancia! ¡Adivine quien estaba allí en el momento del ataque!

-¡No tiene pruebas!-masculló ella con la voz quebrada, sintiéndose entonces atrapada.

Ante eso Boyd no dijo nada, tan solo esbozó una cruel sonrisita al tiempo que giraba la pantalla de su ordenador, mostrando entonces una grabación, en la cual se podía ver tanto a Rainbow como al resto de los Lost emboscando y robando el equipo táctico de la policía, incluso se incluía una toma directa de la chica huyendo hacia el otro lado del puente y pasando justo al lado de la comisaría.

Para entonces Rainbow no pudo decir nada, temblando de pies a cabeza y comenzando a sudar; Boyd la taladró con la mirada, mascullando de seguido.

-Entonces, Dash, si esa no es usted ¿Quién es? ¿Una hermana gemela suya?

Tanto el ex marine como la capitana de los Wonderbolts la miraron fijamente, esperando una contestación, hasta que finalmente la chica no pudo más, exclamando de seguido.

-¡Sí, soy yo, soy una Lost! ¿¡Eso es lo que querían oír!? ¡Pues ahí lo tienen!

Por su parte Boyd tan solo esbozó una sonrisita triunfal, aunque Spitfire tan solo cerró los ojos con gesto dolido, al tiempo que murmuraba.

-Qué decepción…

Por primera vez Rainbow se sintió como si la hubieran apuñalado justo en el corazón, sintiéndose sumamente dolida e incapaz de decir nada al respecto. La capitana de los Wonderbolts la miró de arriba abajo, comentando de seguido.

-Como usted comprenderá, señorita Dash, no podemos permitir que alguien asociado al crimen organizado sea parte de una institución como la de los Wonderbolts. Dé gracias a que no la denunciamos a la policía, pero que sepa que se está estrechando el cerco, yo solo la digo eso. Una pena, la verdad… una verdadera pena.

La chica no dijo nada, incapaz de articular palabra en una situación semejante, sintiéndose poco menos que un total y auténtico fracaso. El sueño de su vida se desvanecía delante de ella, sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

-En fin, me voy retirando ya. Nos vemos, Boyd.

-Hasta luego, señora.

Spitfire se retiró, dejando a Rainbow allí, la cual tenía la vista clavada en el suelo. En un momento dado Boyd se dirigió a ella.

-¿Qué quiere, que la de una galleta? Creo que no hace falta que la diga que está expulsada… aunque en todo caso se lo recalcaré: está expulsada, no hace falta que vuelva por aquí. Márchese, no pinta nada aquí.

Fue entonces cuando la chica reaccionó, marchándose de allí no sin antes marcarse su propia despedida en forma de escupitajo en el suelo. Boyd no dijo nada, tan solo negó con la cabeza, aunque no vio nada más de él puesto que salió enseguida de allí a paso ligero.

La lluvia afuera no fue nada comparado con todo lo que sentía Rainbow en esos momentos. Rabia, furia, ira, tristeza, desesperación… todos esos sentimientos se agolpaban en ella de forma escalonada, provocando un caos en su mente y haciéndola imposible pensar con claridad. Su sueño, su mayor anhelo, todo roto en poco menos de diez minutos. Tenía ganas de chillar, de gritar, de golpear todo lo que se la pusiera por delante. Y, como si el cielo hubiese escuchado sus plegarias, la respuesta vino en forma de una llamada a su móvil. Rainbow lo cogió sin mirar quien era, inquiriendo con voz seca.

-¿Sí?

-¡Dash! ¡Oh, gracias al cielo, necesitamos ayuda, los panchitos, nos están atacando, por todas partes, ven, corre, necesitamos refuerzos!-exclamó Jolly al otro lado, tras una cortina de ruido ensordecedor de disparos, tiros e insultos varios.

Rainbow no dijo nada, tan solo colgó y se dirigió a su moto con mirada perdida y sabiendo muy bien qué hacer a continuación; arrancó de seguido y se dirigió directamente a Vespucci esquivando el tráfico y yendo lo más rápidamente posible. Nada más llegar se encontró con una auténtica batalla campal.

Marabunta Grande se había replegado tácticamente, flanqueando el callejón tanto por la única salida posible como por arriba, asomándose desde los tejados de las casas y atacando desde ahí; nada más llegar Rainbow hizo mano de su recortada, comprobando rápidamente el cargador y amartillándola. Corrió hasta la entrada del callejón y allí se encontró con varios panchitos, a los que disparó sin más demora una buena ráfaga seguida que los dejó para al arrastre. Tras eso empezó a presionar desde fuera, gritando como una cosaca y dejándose llevar por la furia y la rabia que en esos momentos sentía.

-¡Vamos, hijos de p*ta, vamos, matadme, matadme!

-¡Es Dash! ¡Hey, Dash, estamos aquí!-exclamó entonces Jolly desde el otro lado del callejón.

Rainbow le vio y, en cuanto tuvo la ocasión, echó a correr hacia dentro, disparando contra todo panchito que encontró hasta que finalmente se le acabó la munición, desechando rápidamente el arma y cogiendo el microsubfusil de uno de los panchitos caídos. Algunos de los que estaba apostados en los tejados la vieron llegar y dispararon contra ella, obligándola a cubrirse rápidamente. Rainbow disparó a ciegas, pero no logró hacer gran cosa, por lo que continuaron presionándola desde arriba.

-¡Jolly, cúbreme, arriba, en los tejados!-gritó la chica.

-¡Arriba, hermanos, balead a esos cabrones!

Desde el garaje más alejado los Lost que allí había comenzaron a disparar hacia arriba, desviando la atención de los panchitos, lo que aprovechó Rainbow para contraatacar en cuanto tuvo la ocasión, logrando interceptar a un par y tirándolos de los tejados. Entre todos pudieron tumbar al resto, y en cuanto la balacera cesó Rainbow se acercó a los demás.

-¡¿Estáis todos bien?!

-¡Sí, estamos bien, pero no entiendo por qué estos putos panchitos nos atacan así sin más!-exclamó Jolly, un tanto chocado.

-¡Porque quieren recuperar su territorio!

-¿¡Qué?! ¡Pues que vayan a dar por culo a los Ballas, fueron ellos los que les echaron de aquí!

-¡Sí, pero ahora estamos nosotros, no tiene sentido que les ataquen a ellos! ¿No crees?

Jolly quiso decir algo, pero en ese momento oyeron unas ruedas derrapando allí cerca y se asomaron un momento, viendo entonces aparecer a dos furgonetas azules, saliendo de ellas un buen montón de panchitos más.

-¡Vienen más! ¡j*der, van a saco!

Por su parte Rainbow se dirigió a él, inquiriendo.

-¿Llegasteis a vender todas las carabinas?

-No, aún no…

Sin decir nada más la chica se dirigió a la armería, en realidad un pequeño rincón en ese mismo garaje, y cogió una de las carabinas, junto con varios cargadores más, y salió afuera, comenzando a disparar a los primeros grupos que se acercaban. Los demás fueron tras ella, defendiendo de igual forma el callejón.

Por su parte Rainbow disparaba indiscriminadamente, sin importarla nada, y descargando toda su ira y rabia a través del arma, haciendo estragos en las filas de panchitos, los cuales estaban en clara desventaja armamentística, ya que lo más potente que tenían eran microsubfusiles y escopetas de corredera, pero con Rainbow al frente cubriendo la totalidad del callejón con un arma de gran cadencia de tiro, poco o nada podían hacer. Desde que empezó esa carnicería ya había perdido la cuenta de a cuantos panchitos había despachado, pero en esos tensos momentos no pensaba en nada, centrándose en disparar.
Otro par de furgonetas aparecieron, trayendo a más panchitos, pero esta vez Jolly apareció trayendo consigo algo interesante.

-¡Toma, usa esto!

-¿Qué son?

-¡Granadas caseras cortesía de los Lost de la costa este, trajeron una amplia remesa consigo cuando vinieron de allí por primera vez, ya no me acordaba de que teníamos de estas! ¡Prende la mecha y lánzala!

-¿Prender la mecha? ¡Eso es más viejo que las películas del oeste!

-¡Sí, pero tú hazlo, ya verás, ya!

Llevada por la curiosidad Rainbow trató de encender la mecha, siendo algo complicado por la que estaba cayendo, pero finalmente lo consiguió y la lanzó en dirección a las furgonetas; la granada rodó, ya que era cilíndrica, hasta acabar justo debajo de una de ellas. La explosión posterior fue tremenda, reventando la furgoneta y alcanzando además a las anteriores, mandando a volar a los panchitos que más cerca estaban.

-¡Uauh, qué potencia!-exclamó la chica, alucinada.

-¿A que sí? ¡Que rolen!

Más granadas volaron mientras ella seguía presionando con la carabina, formando así una combinación explosiva que mantuvo a raya en todo momento el ataque de Marabunta Grande, dejando tras de sí un enorme reguero de destrucción y caos. En cuanto los salvadoreños vieron que era imposible sobrepasarles decidieron retirarse, alejándose de allí rápidamente y dándole la victoria a los Lost, los cuales festejaron entre todos la impecable defensa mostrada.

-¡Bravo, Dash, sin ti hubiera sido imposible! ¡Qué furia, menudo arrojo, se nota que eres de los nuestros! ¡Lost para siempre!-exclamó Jolly, levantando la mano de Rainbow en el aire.

-¡Lost para siempre!-hicieron lo propio los demás miembros, empezando a corear a la chica.

Por su parte ella se quedó callada, recordando entonces los acontecimientos más recientes y teniendo dudas al respecto; por culpa de haberse unido a ellos su sueño de ser Wonderbolt había quedado hecho añicos, siendo ahora del todo imposible. Por un instante quiso rechazarlos, pero en ese mismo instante comenzaron a oírse unas incipientes sirenas de policía, lo que puso en alerta a todos.

-¡Oh, mierda, la pasma, el jaleo debe haber alertado a los vecinos! ¡Retirémonos, cerrad los garajes, rápido!-indicó Jolly.

En tiempo record recogieron todo lo que pudieron y, tras eso, todo el mundo se fue a sus respectivas motos, dispersándose rápidamente; por su parte Rainbow dio un rodeo por el barrio para evitar a la policía y, tras eso, decidió dirigirse directamente a la sede de Mirror Park para tener un par de palabras con Al, ya que la rabia aún bullía en ella y necesitaba desahogarse de alguna forma u otra.

Llegó a la misma calada hasta los huesos, pero no la importaba, lo único que la importaba en esos momentos era expresar su impotencia. Entró en el bar y se fue directamente al despacho de Al, pero antes de entrar oyó unos gritos apagados saliendo de éste y aguzó el oído.

-¡¿Te lo dije o no te lo dije?! ¡Claro que sí, pero no me hiciste caso, como de costumbre!

-¡Te comportas como si nunca nos hubieran atacado, por favor, Angus, parezca que seas nuevo en todo esto!

-¿¡Pero es que no entiendes que ahora mismo no nos podemos permitir más bajas!? ¡Estás arriesgando las vidas de los hermanos por una causa perdida, y parece no importarte nada al respecto!

-¡Yo soy leal, si he hecho esto es por nosotros, no como tú, que no haces más que quejarte y no hacer nada al respecto!

-¡Ni se te ocurra, Al, sabes que si pudiera me levantaría de esta condenada silla y haría lo que habría que hacer, pero para mi desgracia no puedo! ¡No te atrevas a poner en duda mi lealtad!

-¡Si no hubiera sido por mí estaríamos igual que antes, ahora al menos somos más grandes!

-¿¡Más grandes?! ¡j*der, Al! ¿¡Pero en qué p*to mundo vives?! ¿¡No ves que estamos peor que nunca y que una enemistad más no nos hará ningún bien?! ¡Los panchitos de Marabunta Grande no se andan con chiquitas!

-¡No me dan miedo, nadie jode a los Lost!

-¡Oh, sí, nadie jode a los Lost, claro! ¡Porque ya se joden ellos solitos sin ayuda de nadie!

Rainbow prefirió no esperar más y entró de improviso y sin llamar; Al fue el primero en llamarla la atención.

-¡Dash! ¿pero qué demonios? ¿Por qué estás empapada?

-¿¡Que por qué!? ¡Fácil, porque estuve en Vespucci, calándome viva, mientras contenía a esos putos panchitos de mierda mientras me cagaba en mi p*ta vida! ¿¡Contento!? ¿¡Eso era lo que querías oír!?

-Espera, espera ¿conteniendo? ¿Has estado allí?

-¡Sí, claro, vengo de allí de hecho, tuvimos que salir por patas después de la mini guerra que montamos! ¿¡Es que acaso nadie os dijo nada!?

-¡Nos llegaron a avisar del ataque, pero no que se había podido repeler! ¡Eso es estupendo, Rainbow, lo habéis conseguido!-exclamó entonces Al, levantándose.

-¡Sí, eso está muy bien, pero eso no significa que hayamos ganado nada, podrían volver!-exclamó Angus, adelantándose.

-¡Pues los volvemos a repeler, ya ves tú!

-¡¿Pero es que no lo ves?! ¡No nos convienen más enfrentamientos! ¿¡Por qué eres incapaz de entenderlo, j*der?!-masculló Angus, hastiado.

Para entonces Rainbow ya estaba lo suficientemente nerviosa, por lo que finalmente no pudo más y estalló.

-¡Ya está bien, j*der! ¡No sé qué co*o tendréis entre los dos, pero sea lo que sea habladlo de una p*ta vez, ostias! ¡Estoy hasta los cojones, los ovarios, o lo que sea que tenga, todo esto es un mierda, he perdido la oportunidad de mi vida por juntarme con vosotros, y ahora no me queda nada salvo una panda de moteros chalados que no tienen ni p*ta idea de trabajo en equipo y sólo piensan en fumar hierba y creerse los mejores cuando sólo son unos pobres mindundis tratando de ser alguien en la vida! ¡Dios!

Tras esa diatriba tanto Al como Angus se la quedaron mirando con sendos gestos incrédulos grabados en sus caras, sin decir ni hacer nada más al respecto. Rainbow aprovechó ese mismo momento para coger la puerta y largarse de allí.

Afuera seguía lloviendo intensamente, pero una vez más poco le importó, subiendo a su moto, arrancando y poniendo rumbo a ningún lugar en concreto, vagando por la ciudad con la mirada perdida y empapándose un poco más de lo que ya estaba. Casi sin darse cuenta acabó llegando a Davis, como si se dejara llevar por alguna fuerza invisible; sin embargo, pasando por una calle aledaña, la moto tropezó con el bordillo y ésta dio un bandazo, lanzando a la chica hacia delante abruptamente, cayendo junto a un parterre cercano. Por suerte no fue un golpe muy fuerte, pero Rainbow se quedó tendida en el suelo, adolorida, y mirando al gris cielo mientras éste lloraba desconsoladamente, al igual que su rota y gastada alma. La poca gente que pasaba por la calle estaba demasiado ocupada corriendo y tratando de no mojarse, por lo que nadie se paró a socorrerla.

Sin embargo una pequeña figura cubierta con una capucha se acercó a ella con gesto preocupado, viendo unos ojos que se la hacían familiares. Fue entonces cuando una voz conocida inquirió.

-¿Rainbow Dash? ¿Eres tú?

-¿Scoots?-masculló la aludida, con la voz algo tomada.

-¿Pero qué haces tirada en el suelo y toda empapada? ¡Vas a coger una pulmonía! Venga, levanta, el orfanato está aquí al lado…

Sin embargo, en cuanto se reincorporó, la chica se aferró a la niña, hasta que finalmente no pudo más y lo dejó escapar, mezclándose con el agua de lluvia y sin apenas diferenciarse. Scootaloo, un tanto chocada, no pudo hacer nada más que devolverla el abrazo, quedándose las dos en esa pose mientras dejaban pasar el tiempo. Mientras tanto, al mismo tiempo, Los Santos también lloraba.
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-¿Qué hacemos aquí, Rarity?

-No pasa nada, querida, tan solo quiero presentarte a alguien, eso es todo.

En cuanto las dos estuvieron bajo el alero de la casa Rarity recogió el paraguas y lo sacudió un poco antes de llamar al timbre de la puerta; esperaron unos pocos segundos hasta que oyeron una voz inquirir por un telefonillo.

-¿Sí, quién es?

-Soy yo, querido, vengo de visita-murmuró Rarity.

Al punto una cámara de vigilancia situada en una esquina las enfocó directamente, al tiempo que la voz murmuraba.

-Vaya, vaya, qué sorpresa, señorita Belle, no esperaba volver a verla…

-Pues ya ve… ¿podemos pasar?

-Claro, adelante.

Acto seguido se oyó un zumbido en la cerradura de la puerta y ésta se entreabrió un poco; Rarity la abrió y Fluttershy fue tras ella, cerrando después y siguiéndola hasta un cerrado y un tanto claustrofóbico salón donde un hombre algo fondón, con gafas y sentado en una silla de ruedas las recibió.

-Rarity Belle, me alegro de volver a verla.

-Lester-saludó ella parcamente.

-¿Qué la trae por mi humilde y poco limpia morada? Perdón por el desorden, si llego a saber que iba a venir hubiera limpiado un poco…

-Sí, sí… el caso es que quería presentarle a alguien.

-Oh, sí, la he visto entrar… hola-murmuró Lester, cortésmente.

-Hola…-murmuró Fluttershy tímidamente.

Rarity miró por un momento a la chica, para tranquilizarla, hasta que finalmente hizo las pertinentes presentaciones.

-Lester, le presento a Fluttershy; Fluttershy, Lester Crest.

-Encantado.

-Igualmente-musitó ella con un hilillo de voz, lo que dejó un tanto confuso a Lester, el cual comentó.

-Eh… bueno, nunca digo que no a conocer nuevas caras, pero… ¿por qué me la presenta exactamente?

-Sí, ahora iba a eso. Supongo que se acordará de nuestro acuerdo irresuelto…

-Oh, sí, mi primer fracaso profesional, no me lo recuerde, por favor, estuve casi toda una semana ahogando mis penas stalkeando a gente en LifeInvader y bleeteando cada dos por tres…

-El caso es… que aquí lo tiene.

Eso hizo detener en seco a Lester, el cual miró de arriba abajo a la chica con gesto incrédulo e inquiriendo de seguido.

-Espera, espera… ¿tú eres la que mató a Cranley hace ya varias semanas atrás?

Ante eso Fluttershy se quedó un tanto cortada, murmurando por lo bajo.

-Eh… ¿sí?

Ante eso Lester terminó de asombrarse del todo y miró a la chica con los ojos como platos, y no era para menos, puesto que no se esperaba que una chica tímida y socialmente retraída fuera la asesina de un importante mandatario como lo era Cranley. Finalmente, tras unos breves y algo incomodos segundos, inquirió.

-¿Cómo dijiste que te llamabas?

-Fluttershy…

-Vale, dame un momento.

Inmediatamente después se puso a sus teclados y comenzó a buscarla, para darse entonces con un canto en los dientes al poco rato de empezar.

-Espera… no tienes ficha en la base de datos del FIB.

-Ah, sí, bueno, el caso es que nunca me han atrapado…

-Ah, bueno, eso tiene mucho sentido… ¿conoces un foro de la deep web que se llama Dime un precio?

-No… de hecho apenas sé casi nada de internet…

Eso dejó a un más descolocado a Lester si cabía el cual, al cabo de unos momentos de cavilo, murmuró.

-Interesante… muy interesante.

-¿El qué es interesante, querido?-inquirió Rarity, mirándole con gesto halagüeño.

Ante eso Lester esbozó una divertida sonrisita, al tiempo que murmuró.

-No tiene usted ni un pelo de tonta, señorita Belle…

-Oh, ya lo sé…

-No entiendo… ¿a qué os réferis? ¿Por qué me has presentado a este hombre, Rarity?-inquirió Fluttershy, algo incómoda.

-Bueno, digamos que en su momento Lester se quedó con las ganas de conocerte, y ahora que le he hecho el favor, supongo que eso me hace merecedora de otro favor-explicó Rarity por encima.

-No sabe usted ni nada, señorita Belle. Sí, así es, dado que nuestra afiliación ha llegado a buen término no veo por qué no hacerla un nuevo favor cuando usted lo necesite. Ah, y ya que estamos aquí me gustaría ofrecerla una oportunidad de negocio, señorita Fluttershy, no todos los días me encuentro con una sicaria sin marcar.

Ante eso la aludida se quedó un tanto extrañada, inquiriendo de seguido.

-¿A qué se refiere?

-Oh, pues a oportunidades de ganar dinero contante y sonante, siempre para una buena causa, claro está. Soy como una especie de Robin Hood, robo a los ricos para dárselo a los pobres, aunque invirtiendo un poco en mí para asegurarme la permanencia en el mercado; parte del dinero invertido va a parar a mis propiedades, y el efecto rebote posterior también beneficia a otros inversores que invierten a su vez en propiedades de bajo coste, lo que a la larga beneficia a mucha gente que no tiene tanto en comparación. Pero en vez de hacerlo yo mismo, lo hago a través de terceros e invirtiendo en bolsa en el momento apropiado. Es cuestión de cerebro más que de músculo. Y con usted a mi lado, señorita Fluttershy, podríamos conseguir mucho.

La chica se dio cuenta enseguida a qué se estaba refiriendo, murmurando de seguido.

-Gracias por su oferta, pero no.

Lester, que no se esperaba para nada que lo rechazara de buenas a primeras, afinó un poco más.

-¿Está segura? Piense que estamos hablando de grandes sumas de dinero, he conseguido llegar a ganar bastante con tan solo invertir una cuarta parte de mis propiedades y activos…

-No se trata de dinero, eso me da igual, si hago esto es porque en su día no tuve elección, y ahora mucho menos incluso. Además no le conozco de nada, por lo que no tengo motivos para fiarme de usted-murmuró Fluttershy, en un tono bastante serio y contundente, lo que de cierta forma extrañó y sorprendió a Rarity a partes iguales.

Ante ese argumento Lester se quedó pensativo durante unos breves momentos, comentando rápidamente.

-Comprendo sus dudas, señorita Fluttershy, después de todo como bien dice apenas la conozco. Aun así me gustaría trabajar con usted de todos modos, no tiene por qué decirme nada ahora mismo, después de todo es decisión suya, pero si al final se lo acaba pensando mejor no dude en llamarme.

Tras eso le dio una tarjeta de contacto, Fluttershy la aceptó y se la guardó, sin muchas ganas de seguir hablando al respecto. Por su parte Rarity aprovechó para retomar su conversación con Lester.

-Todo eso suena interesante, aunque por mi parte se refiere no estoy interesada en eso, sino en lo que le pedí en su día…

-Oh, sí, acerca de su hombre… Seymour Sanders ¿no?

-Sí ¿tiene algo para mí?

-Me temo que nada, es posible que ese hombre no exista después de todo.

-Ya veo, debió de usar un nombre falso. Entonces encontrarlo va a ser imposible-obvió ella.

-No mediante el nombre, eso desde luego, pero si recuerda su físico y cómo era es posible que pueda hacer algo al respecto.

-Más o menos, está algo difuso, hace ya bastante desde la última vez que lo vi…

-Podemos intentarlo, vaya a ver un retratista que yo conozco, trabaja en el paseo de la playa de Vespucci, dígala que va de mi parte y puede que le haga un buen precio, suele estar cerca o al lado de las pistas de patinaje.

-Está bien.

Estuvieron hablando un rato más, aunque se fueron al poco rato, ya que Fluttershy no estaba muy cómoda con la presencia de Lester; nada más salir afuera abrieron el paraguas, puesto que seguía diluviando, al tiempo que volvían al coche de Rarity.

Una vez en él Fluttershy se dirigió a ella de forma directa.

-¿Me has traído sólo para asegurar un trato con un procurador?

-Hombre, tengo que admitir que visto así suena un poco mal…

-¿Un poco? Rarity, me caes bien, pero bastante tengo ya con lo que tenemos, no quiero más cargos de conciencia de los que ya tengo actualmente…

-Ya, ya, lo sé, lo siento si te ha incomodado, querida, pero como habrás podido ver tiene contactos y es muy poderoso.

-No me fío de él.

-Comprendo que lo hagas, pero hasta ahora no me ha fallado, y de cierta forma se lo debía. Además, no tienes por qué trabajar con él si no quieres, simplemente no le llames y punto.

Las palabras de Rarity dieron que pensar a la chica, la cual no dijo nada más al respecto; por su parte Rarity arrancó el motor y murmuró.

-En fin, te acerco a donde quiera que estés, si quieres.

-Sí, gracias, Rarity.

-Oh, no es nada, querida.

El infernus blanco se puso en movimiento, alejándose de la casa de Lester y dirigiéndose hacia La Mesa. Mientras tanto, una densa cortina de agua seguía cayendo sobre Los Santos.
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-¿Mejor?

-Sí. Gracias por traerme, enana, no hacía falta que te hubieras molestado…

-Venga ya ¿y dejarte en la calle a merced de la lluvia y el viento? Tampoco es plan…

-Ya, pero tampoco quiero importunarte ni que te caiga alguna bronca…

-Nah, la señora Whitetaker no está, así que sin problemas.

El orfanato comunal de Davis era mucho más cómodo de lo que parecía desde fuera, teniendo unas instalaciones bastante decentes en ese sentido, lo que en parte tranquilizó de cierta forma a Rainbow, la cual se encontraba enrollada en varias mantas cual burrito y con la ropa secándose en una de las tantas secadoras de la lavandería.

-¿Segura que puedo estar aquí? Estoy acaparando tu habitación después de todo…

-Sí, claro que sí, después de todo es mi habitación, y mientras no salgas de aquí nadie más te verá.

-¿Y luego para salir?

-Te aviso en cuanto esté todo despejado y lo hago ver como que has venido a visitarme, y que te has quedado esperando a que escampe.

Tanto la niña como la chica se miraron mutuamente, con gesto impertérrito, hasta que finalmente Rainbow esbozó una sonrisita, comentando de seguido.

-Nada mal, eres espabilada…

-Sí, bueno, digamos que cuando vives aquí acabas siéndolo sí o sí con el tiempo.

Ante eso Rainbow no dijo nada, quedándose callada. La niña la miró con gesto curioso, inquiriendo al poco rato.

-¿Estás bien, Rainbow Dash?

De cierta forma la chica supo a lo que se refería, aunque no supo muy bien qué decir al respecto, permaneciendo en silencio durante unos breves segundos hasta que finalmente decidió hablar.

-¿Te ha pasado alguna vez que, aunque tengas claro tus planes y lo que quieres hacer, veas que todos tus sueños y ambiciones se terminen de forma súbita sin poder hacer nada por impedirlo?

No estaba segura de si lo entendería, ya que quizás era una cuestión demasiado compleja para una niña de su edad, pero entonces, y para su buena sorpresa, ésta comentó.

-Sí, toda mi vida se ha basado en eso, de hecho. No he conocido otra cosa que este orfanato, la señora Whitetaker, mis compañeros y algunos amigos del barrio. Siempre me he imaginado cómo sería una vida distinta, con una familia y lejos de lo que ya tanto me conozco, pero cada vez que venía alguna pareja y ésta elegía a otro niño o niña, mis esperanzas de tener esa vida se esfumaban rápidamente. Así que sí, sé lo que sientes.

Rainbow la miró con un gesto de sorpresa dibujado en su rostro, ya que no se esperaba que una niña como ella la diera una contestación semejante. Aunque el hecho en sí la hizo sentirse un poco mejor, sintiendo que al menos alguien comprendía cómo se sentía.

-Gracias, Scoots.

-Oh, no es nada, después de todo sigues molando, Rainbow Dash.

Ante eso la aludida se rió confidentemente, sacando un brazo de las mantas y revolviéndola el pelo en un gesto cariñoso, al tiempo que decía.

-Tú también molas, enana.

Las dos se quedaron calladas durante un momento, mirándose mutuamente, aunque en un momento dado la niña comentó.

-Por cierto ¿y esa moto? ¿Dónde está tu F620?

-Ah, lo tengo un poco aparcado, ahora tengo esta moto, viene genial para colarse entre el tráfico…-murmuró ella, prefiriendo no contarla nada al respecto de lo que había pasado.

-La verdad es que mola, aunque se hace raro verte en una.

-Ya, bueno, es que soy un poco caprichosa…

Otro silencio condicionó el resultado posterior, aunque la niña en ese momento murmuró.

-Voy a ver cómo le va a tu ropa.

-Ah, vale.

Scootaloo salió de la habitación, dejándola sola allí y pensando en sus propias cosas. Ahora que estaba sola y más tranquila comenzó a recordar los acontecimientos más recientes, volviendo a su cabeza el momento del ataque y dándose cuenta de lo realmente sucedido.

-Oh, mierda, entonces sí que Marabunta Grande tenía pensado atacar después de todo. Aunque entonces… ¿dónde coloca eso a los Ballas?

En ese mismo instante Scootaloo reapareció con su ropa, comentando de seguido.

-Ya está seca, aunque… Rainbow Dash.

-¿Sí?

-¿Por qué tienes una chupa de cuero de los Lost?

Fue entonces cuando la chica reaccionó de golpe, ya que había olvidado por completo que la llevaba consigo casi siempre.

-Ah, esto… la compré en un rastrillo de segunda mano, y al parecer el anterior dueño era motero…

Aun así esa explicación no pareció convencer del todo a la niña, la cual, en un momento dado, llegó a comentar.

-El caso es que me suena de antes, ya que llegué a escuchar una conversación el otro día entre unos Ballas que involucraba a los Lost…

Ese comentario dio que pensar a Rainbow, la cual inquirió de seguido.

-¿Qué dijeron?

-No me acuerdo muy bien, pero por lo que pude oír se estaban riendo de ellos, parecía que habían logrado engañarles o algo así…

Fue entonces cuando la chica comprendió al instante lo que la niña la contaba, sumando dos más dos en el proceso y dando sentido a lo de esa misma mañana. Sin ni siquiera darse cuenta masculló por lo bajo.

-Pero qué hijos de p*ta…

-¿Qué?

-Ah, no, nada… oye, recuérdame algo ¿desde cuándo tienen ese rifirrafe los Families con los Ballas?

-Huy, desde siempre, de hecho tras los Ballas nacieron los Families, no sé si te lo habrán contado.

-Sí, algo así me suena…

Para entonces la mente de Rainbow bullía a toda velocidad, sabiendo lo que debía de hacer a partir de ese momento. Nada más la quedaba salvo los Lost y sus amigas. Y lucharía por ellos hasta el final.
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Durante el resto del día siguió lloviendo, lo que hizo que el río de Los Santos y el canal que hacía las veces de aliviadero, atravesando gran parte de la ciudad de norte a sur, fuera bastante crecido durante casi todo el día, descargando el agua sobrante, ya que antiguamente el río tendía a desbordarse cuando llovía mucho, por lo que se decidió construir el sistema de drenaje en el actual canal.

A Sunset nunca le había gustado la lluvia, ya que entorpecía su trabajo y era particularmente molesta según en qué ocasiones. Dado que ese mismo día no había tenido nada que hacer, estuvo metida en casa sin salir en ningún momento y aburrida como una ostra. Aun a pesar de que se alojaba en un lujoso ático de uno de los edificios con más caché y clase de toda la ciudad, no se sentía realizada ni disfrutaba de lo que tenía. Incluso ver la tele en una televisión de plasma Panoramic de veinticinco pulgadas tampoco parecía ser gran cosa. En ese momento se encontraba viendo Jack Howitzer, un reality show protagonizado por el mismo Jack Howitzer, un actor y doble de escenas de acción, durante su estancia en el condado de Blaine, disfrutando de una vida rural alejada de su afamada y atareada habitual vida.

-Miren esto, señores, esto es lo que los locales llaman ser americano, emborracharse en cantinas y mear en el desierto antes de caer desmayado por el alcohol. Sólo se podría hacer algo así en este maravilloso país. Dios bendiga América.

Antes de ver algo más Sunset apagó la tele, hastiada, y murmurando por lo bajo.

-j*der, no me extraña que cada vez menos gente vea la tele…

En ese momento su móvil sonó y lo cogió, viendo que se trataba de su jefe y contestándole enseguida.

-¿Señor?

-Tenemos un grave problema, necesito un plan de acción para las próximas veinticuatro horas, reúne a todas, las vas a necesitar.

-Vale ¿de qué se trata?

-Te enviaré los detalles por correo electrónico, ahora mismo no puedo hablar. Necesito esto, Sunset, nuestra operación en la costa oeste puede verse comprometida si no hacemos nada al respecto.

-Vale, descuide, señor, haré todo lo que esté en mi mano.

-Bien, cuento contigo.

Tras eso colgó de seguido, dejando a la chica un tanto preocupada. Su jefe era uno de esos hombres que no se alteraba por nada, manteniendo su buen porte y profesionalidad en todo momento, pero su tono nervioso y apurado la alarmaron bastante, por lo que se puso a trabajar enseguida, agradeciéndolo ampliamente además. Afuera, Los Santos seguía llorando.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 18 Abr 2017, 23:52

Capítulo 33
El golpe de la NOOSE (1ª parte)


-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Escalada de violencia en Vespucci, los enfrentamientos entre bandas se cobran un nuevo territorio, y a la gente le da igual! Ayer por la mañana se registró un violento enfrentamiento entre miembros de la banda chicana de Marabunta Grande y los moteros renegados de los Lost, culminando en multitud de chicanos muertos y todos los moteros huidos. Hasta el momento se desconoce el porqué del ataque, hará cosa de un par de semanas atrás también se registró otro entre los propios chicanos y otra banda no identificada, la policía no descarta que ambos ataques estén relacionados, sin embargo hasta ahora no han llegado a ninguna conclusión fiable. La violencia entre bandas es algo habitual en esta ciudad de un tiempo a esta parte, aunque no lo es tanto en un barrio tan residencial y turístico como es el de Vespucci, lo que preocupa de cierta forma a los residentes locales, los cuales se han expresado a su manera.

-¡Menos mal que ayer llovía a cantaros y la playa estaba vacía, que si no alguien podría haber salido muy malherido! ¡Estoy harto de los chicanos de esta ciudad, de esos moteros ensutados en cuero y demás fauna que ensucia este maravilloso estado! ¡Con Jock Cranley esto no hubiera pasado! ¡Dios bendiga América!

-¡Oímos los tiros y explosiones desde nuestras casas y nos metimos bajo la cama muertos de miedo! ¡Por un momento parecía que estábamos en la franja de Gaza! ¡Este es un país libre, que se vayan a matarse a otra parte!

-¡Tenía la mañana hecha, aun a pesar de la lluvia, y los clientes salieron en espantada al oír los tiros y las explosiones! ¡Tuve que cerrar y encerrarme en mi cuarto del pánico hasta que pasó el peligro! ¡No es justo que jueguen con nuestros ingresos y derechos de esta manera! ¡Esto es América, no el Líbano!
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Vespucci, lugar de los más recientes acontecimientos
Para entonces Twilight dejó de escuchar, puesto que si algo había aprendido de esa ciudad y la gente que la habitaba es que no había que tomarse en serio nada de lo que decían los santinos. Habían demostrado, y más de una vez, lo absortos y obstinados que eran, por lo que prefirió terminar de desayunar enseguida, apagando la radio de seguido.

Esa mañana Los Santos había amanecido aún algo húmeda, ya que había seguido lloviendo durante gran parte de la noche, pero ahora tan solo quedaban varios restos de nubes en el cielo junto con un descenso de las temperaturas que dejaron al ambiente más frío de lo normal.

Twilight no tenía grandes planes para ese día, pero entonces en un momento dado el móvil la comenzó a sonar y lo cogió de seguido, haciéndose una idea de quien podría ser.

-Dime.

-Sparkle te necesito ya aquí, he llamado a las demás, es importante.

-Voy.

Tras eso colgó y comenzó a prepararse rápidamente. Había llegado a un punto en el que ya se había acostumbrado a esa dinámica, sin preguntarse cómo ni por qué, y simplemente se dejaba hacer sin más. Desde el golpe a Epsilon algo había cambiado en ella, y de cierta forma incluso la propia Twilight lo sabía, haciéndose rápidamente a la situación sin mayores contemplaciones. Total ¿para qué seguir recalcando lo evidente?

Una vez que estuvo lista se dirigió a las Eclipse Towers y, una vez allí, se encontró con las demás que ya habían llegado, aunque faltaba Applejack.

-Hola chicas.

-Hola Twilight-la saludaron las demás.

Sunset no dijo nada, aunque en ningún momento se estuvo quieta, caminando de un lado para otro en un evidente signo de preocupación y ansiedad.

-¿Qué pasa, Sunset? Te veo alterada…

-¿No me digas, Sparkle? Qué aguda…-masculló la chica, de mala manera.

Aun así la chica ni ninguna de las demás no se lo tuvo en cuenta, a lo que la aludida comentó.

-Sí, eso ya lo veo, pero si no me cuentas lo que pasa…

-Pues pasa que estamos en un serio aprieto que nos concierne a todos, incluido a mi jefe, estoy que me subo a las paredes puesto que no he conseguido sacar ningún plan, se va a cabrear, la va a pagar conmigo y…

Antes de que Sunset fuera a más Twilight la cogió de los hombros y la miró con gesto serio y decidido, lo que de alguna forma logró calmar por un momento a la chica.

-¿Mejor?-inquirió Twilight.

-Ah… sí, mejor… gracias Sparkle.

Ante eso la chica esbozó una breve sonrisita condescendiente, murmurando de seguido.

-Ahora explícame lo que pasa.

-Lo haré, pero prefiero que estemos todas primero, quiero verlo con todas vosotras presentes.

Twilight asintió y estuvieron esperando a Applejack todas juntas, aunque Sunset estuvo apartada del resto como normalmente lo hacía; en un momento dado Rarity se acercó a Twilight y la comentó.

-¿Cómo has hecho eso, querida?

-¿El qué?

-Dominar por un momento a Sunset, me has dejado de piedra.

-Sí, es raro, ya que por lo normal es una tía indomable-asintió Rainbow.

-¡Y no solo eso, sino que te ha dado las gracias así sin más! Viniendo de ella eso ha sido raro incluso para mí-añadió Pinkie, igual de impresionada.

-Sí, bueno, digamos que ahora la comprendo un poco mejor…

Por un momento las demás se quedaron un tanto extrañadas ante esa afirmación, aunque en ese momento llegó Applejack y se quedaron con la miel en los labios.

-¡Ya estoy aquí! Dios, esta ciudad y su tráfico son simplemente horribles…

-Bien, vamos, os explico.

Se dirigieron todas a la sala de preparación y, una vez allí, Sunset comenzó a hablar.

-Vale, tenemos un grave problema, parece ser que de alguna manera el gobierno federal se ha puesto las pilas y, gracias a un soplo, hemos conseguido averiguar que poseen información clasificada tanto de mí, como de la organización, mi jefe y todas vosotras incluidas, información más que suficiente como para acabar todas y todos una larguísima temporada en Bolingbroke.

Esa noticia alarmó a todas las presentes, y no era para menos, puesto que acabar en la cárcel era lo último que cualquiera con dos dedos de frente querría. Además Bolingbroke no destacaba especialmente por ser una penitenciaría común al uso, ya que era una de las más duras y rígidas de la costa oeste, teniendo bastante fama en ese sentido.

-Espera, espera ¿¡qué?! Pero… ¿¡cómo han conseguido esa información?!-inquirió Twilight, alarmada.

-¡No lo sé, el caso es ese, no tenemos ni idea de cómo ha pasado, pero el soplo es auténtico, tienen la información guardada en un disco duro, es cuestión de tiempo que se decidan a usarla y, en cuanto eso pase, empezaremos a vestir de naranja y muy probablemente alguna de vosotras se convierta en la reinona de alguna musculoca del pabellón de mujeres de Bolingbroke!

-¡Ah, gracias por los ánimos, eso ayuda mucho! ¡No puedo ir a la cárcel! ¿¡Qué sería de mi familia?!-exclamó Applejack, aterrada.

-¡No he llegado hasta aquí para acabar en el trullo, eso por descontado, vamos, me niego!-masculló Rainbow, igual de alterada.

-¡Oh, cielo santo, no me quiero ni imaginar cómo sería la vida ahí dentro, rodeada de convictas y vistiendo con un horrible naranja chillón!-exclamó Rarity.

-¡Oh, sí, porque esa sería la mayor desgracia, vestir de naranja!-la espetó Applejack.

-¡No puedo ir a la cárcel! ¿Qué pensarían de mí mis padres y mis hermanas cuando se enteraran?! ¿¡Y mis amigos?! ¡Ya no estoy nerviemocionada!-musitó Pinkie.

-Yo… nunca he estado en la cárcel, y no me gustaría estar nunca…-murmuró Fluttershy, preocupada.

Por un momento todas comenzaron a hablar a la vez, dejándose llevar por el pánico, pero entonces Twilight decidió intervenir, gritando.

-¡Ya está, calma todo el mundo, silencio!

Al instante todas las demás se calmaron y dejaron de chillar, mirando a una Twilight ligeramente encendida; en cuanto tuvo la ocasión, habló.

-Vale, ya sé que es grave, pero vamos a calmarnos todas y dejemos que Sunset siga explicando ¿de acuerdo?

Ante eso todas asintieron sin decir nada más, prestando atención.

-Bien, gracias Sparkle. Como decía tienen la información guardada en un disco duro al que va a ser muy complicado acceder, puesto que lo tienen en custodia en la sede de la NOOSE en el extremo norte de Palomino Highlands, un lugar muy vigilado.

Nada más decirlo desplegó la cortina de la pizarra, dejando a la vista una foto del complejo, el cual estaba compuesto por una serie de edificios con forma octogonal y unidos entre sí mediante accesos internos. Además la NOOSE, cuyas siglas responden a National Office of Security Enforcement, destacaba por ser una agencia del gobierno federal que siempre actuaba en casos extremos en los que era necesario aplicar gran fuerza y donde además se investigaban los casos más importantes y de mayor peso concernientes a la seguridad nacional, incluyendo terrorismo o conflictos internos.
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Sede de la NOOSE
-No sabemos exactamente dónde lo tienen guardado, aunque suponemos que siendo un disco duro lo deben de tener en alguna sala de servidores o similar. Y ahora normalmente es cuando pasaría a explicaros el plan, pero ahí está el problema, no tengo nada, no he podido montar nada en tan poco tiempo y con tanta presión. Así que os voy a pedir por primera vez ideas para poder entrar ahí, sacar el disco y salir echando ostias.

Tras eso todas se quedaron calladas, sin saber muy bien qué decir ni cómo tomárselo; por un instante nadie dijo nada, aunque Twilight se acercó a la pizarra para observar un poco mejor la sede, llegando a comentar en voz alta.

-Dado que es un complejo de alta seguridad sería imposible atacar de frente, por lo que tendremos que realizar un acercamiento más cauteloso. Podríamos averiguar alguna forma de entrar, o bien hacer salir a la gente y luego entrar nosotros.

-Hacer salir a la gente es una opción, aunque ¿qué podría hacer salir a un buen montón de agentes federales y fuerzas de seguridad del estado?

-¿Causar follón?-inquirió en ese momento Applejack.

-Pero ¿no sería eso contraproducente? Se supone que es un acercamiento cauteloso, no a lo loco…-recordó Rarity.

-No necesariamente, al menos si les hacemos creer lo contrario-comentó entonces Twilight.

-¿A qué te refieres?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-A provocarles, a darles un motivo para sacar a todos sus efectivos de la sede de modo que sea más fácil entrar… ¿Quiénes suelen tener acceso allí?-preguntó Twilight a Sunset.

-Pues los agentes federales, las fuerzas que allí operan, que son las que se suelen replegar en caso de emergencia, los funcionarios que allí trabajan, guardias de seguridad… ah, sí, y la policía local y estatal, claro está, ya que colaboran entre sí conjuntamente.

El cerebro de Twilight comenzó entonces a trabajar a toda velocidad, comenzando a montar estrategias y situaciones; se movió entonces hacia el mapa al tiempo que comenzaba a explicar.

-Supuesto ataque terrorista en el centro de la ciudad, un lugar público, lleno de gente y bastante transitado… Legion Square, por ejemplo, es un buen lugar. Se monta la de dios y eso provoca una respuesta contundente por parte de la NOOSE, lo suficientemente contundente como para vaciar casi toda la sede. Es entonces cuando entramos allí disfrazados de policías tanto locales como estatales, pasando desapercibidas para el resto de gente que quede allí, que no supondrán ninguna amenaza, cogemos el disco y nos largamos. ¿Cómo lo veis?

Todo el mundo se quedó de una pieza, como si no se esperaran que a Twilight se le hubiera ocurrido algo semejante; Rarity fue la primera en opinar, inquiriendo de seguido.

-Vale pero ¿cómo pretendes provocar un ataque terrorista? ¿Acaso vas a ir tú misma a provocar el caos?

-No, tenemos que hacerles creer que ha sido cosa de terroristas, pero no tiene por qué morir o salir herido nadie.

-Pero ¿cómo? Si no hay víctimas o daños visibles apenas se moverían…-obvió entonces Fluttershy.

-Recuerda que se trata de hacerles creer algo, no tiene por qué haber algo.

-Pero si luego no hay nada verán enseguida que se trata de una falsa alarma y sospecharán, al menos algo tiene que haber, lo que sea-murmuró Pinkie en ese momento.

-No, ya entiendo lo que quieres hacer, Twilight, lo que pasa es que si te centras en un solo sitio no funcionará, habría que seleccionar varios lugares icónicos y atacarlos simultáneamente-sugirió entonces Rainbow.

-¿Por ejemplo?-inquirió ella.

-Se me ocurren unos cuantos: el cartel de Vinewood, el Vinewood Bowl, Legion Square, el pabellón coreano de Little Seoul, el muelle de Del Perro, el Kortz Center, las torres Rancho, la Terminal del puerto, la presa Land Act, el circuito de Vinewood, el estadio Maze Bank, el observatorio Galileo…-comentó a enumerar Sunset, al tiempo que marcaba los lugares en el mapa.

Al ver entonces lo que estaban sugiriendo tanto Rainbow como Sunset las demás se estremecieron, siendo Rarity la primera en opinar.

-Oh, por dios… la ciudad entera se sumiría en el más absoluto caos…

-Pero en algunos de esos sitios… podría haber heridos…-murmuró Twilight, preocupada.

-Es un riesgo que debemos correr si queremos llamar la atención del NOOSE y que se desplieguen todos sus efectivos, puede que incluso también el ejército se mueva. Muy bien pensado, Dash-murmuró Sunset.

-Pero… ¿cómo lo haríamos?-quiso saber entonces Fluttershy.

-Está claro, bombas que exploten más o menos a la vez pero de forma escalonada, así no damos tiempo a reaccionar a la policía, por lo que se verán obligados a pedir ayuda al NOOSE ante un ataque de semejante magnitud, los cuales estarán muy ocupados tratando de cazar a unos terroristas que realmente no existen-resumió rápidamente Twilight.

-Madre mía, pero eso provocará un caos tremendo, puede que incluso provoque pillajes y disturbios…-murmuró Applejack.

-Exacto, como los del 92, aunque en este caso el motivo no sería social, sino militar.

-Bien, pues teniendo en cuenta todo esto necesitaríamos una buena cantidad de explosivos, mi jefe los podrá conseguir para nosotros. Además habría que hacerse con uniformes tanto de la policía de Los Santos como de la policía del condado de Los Santos y dos patrullas, una de cada cuerpo-resumió Sunset rápidamente, al tiempo que iba apuntándolo todo en la pizarra.

-Está bien, en ese caso Fluttershy y yo nos ocuparemos de las del condado de Los Santos, incluyendo uniformes-anunció Applejack rápidamente.

-Bien ¿Quién se ofrece para los de la policía de aquí?

-¡Oh, yo, yo, yo, yo!-exclamó en ese momento Pinkie.

-Vale ¿alguien más?

-Déjame que te acompañe, querida, necesitarás la ayuda de alguien más para hacer esto-la sugirió en ese momento Rarity.

-¡Vale, hagámoslo juntas! ¡Qué emoción!-exclamó la chica.

-¿Estás emocionada porque vamos a atentar contra la ciudad a gran escala, Pinkie?-inquirió en ese momento Twilight, ceñuda.

-¡Puede que suene raro, pero sí, me da como cosica!-asintió ella, dejando estupefacta a la chica.

-Está bien, tan solo quedaría decidir dónde plantar las bombas y qué volar…-murmuró Sunset, mirando el mapa de la ciudad.

-Eso déjamelo a mí y a Rainbow, lo haremos de tal forma que cause los menos heridos posibles-comentó Twilight en ese momento.

-Je, por mí no te cortes, Twilight, vuela lo que más te apetezca…

-No es que me apetezca realmente, pero no hay otra forma de hacer salir al NOOSE si no es haciendo muchísimo ruido, así que…

Y así estaban las cosas, con tal de proteger su integridad debían de bombardear Los Santos y hacerla arder para poder entrar en la sede de la NOOSE. ¿Qué podía salir mal?
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Como no sabían en qué momento podrían usar los federales la información del disco duro en su contra, tuvieron que realizar los preparativos en tiempo record y en poco menos de una semana.

Las primeras en realizar su tarea fueron Applejack y Fluttershy, eligiendo para ello la comisaría de Paleto Bay; para ello decidieron simular una situación extraña, Fluttershy se acercó a la comisaría con gesto preocupado y visiblemente azorada aprovechando que había una oficial de guardia junto a la puerta.

-¡Oh, oh, ayúdeme por favor, mi amiga se ha lastimado en el bosque y no se despierta!

-¿Qué la ocurre, señorita?-inquirió la mujer, acercándose a ella.

-¡Mi amiga, se trata de mi amiga, estábamos paseando por el bosque cuando se cayó en una zanja y ahora no respira, por favor, señorita, tiene que ayudarla!

-Está bien, está bien, cálmese ¿dónde está en su amiga?

-¡En el bosque, un poco más adelante, pasado un camino de tierra!

De esta forma consiguió que la oficial abandonara su puesto, atrayéndola hasta el lugar, donde una aparentemente inconsciente Applejack yacía tirada entre los árboles. La oficial de policía se agachó ante ella y la comprobó el pulso.

-Tiene pulso, por lo que está viva… ¿decía que no respiraba?

Sin embargo Fluttershy no dijo nada, aprovechando ese momento para empuñar su bastón de combate y asestarla un seco golpe en la nuca que la dejó inconsciente de seguido, desplomándose en el suelo. Applejack se levantó en cuanto la oficial estuvo fuera de combate, comentando de seguido.

-Caramba, Fluttershy, qué fuerza tienes…

-En realidad no se trata de fuerza, sino de saber dónde golpear, no soy tan fuerte a decir verdad-reveló la chica.

-Entiendo… ayúdame a cargarla, la esconderemos en el desaguadero bajo la carretera.

Entre las dos la metieron en el pequeño canal que discurría bajo la carretera para evitar inundaciones y una vez allí la despojaron de su uniforme, el cual se puso Fluttershy; el uniforme de la policía del condado de Los Santos consistía en una camisa color beige, unos pantalones de pana color verde oscuro y unos zapatos deportivos marrones, además de un sombrero de ala ancha con el distintivo del cuerpo de policía correspondiente. Las armas reglamentarias eran la clásica y distintiva porra policial y una pistola estándar, mucho más precisa y potente que la pistola cutre que Fluttershy poseía, además de una radio para comunicarse con la centralita y las patrullas.

Una vez que estuvo vestida y lista, Applejack la recordó su otra parte del plan.

-Vale, así vestida nadie te llamará la atención y podrás entrar ahí sin mayores complicaciones, ahora coge dos uniformes más como este, las llaves de una patrulla y sal de ahí tranquilamente, yo te esperaré al otro lado del bosque junto a la autopista, al lado del teleférico.

-Está bien.

Applejack se marchó al tiempo que Fluttershy regresaba hacia la comisaría; nada más llegar otra oficial salió en ese mismo momento del edificio, y, al verla, la inquirió.
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Comisaría de Paleto Bay
-Hey ¿has visto a Jenny? Me dijo que salía a fumar un cigarro pero no ha vuelto…

La chica se dio cuenta enseguida de que probablemente se refería a la oficial que había dejado inconsciente, por lo que rápidamente inventó una excusa.

-Ah, sí, se ha tenido que ir, la llamaron de repente y se marchó, debía de ser importante.

-Oh, sí, probablemente fueran noticias de su madre, pobre mujer, está convaleciente en el hospital de Pillbox Hill, ya le diré al comisario que se ha tenido que ir.

-Sí…

-Por cierto, no me suenas de nada ahora que te veo mejor ¿eres nueva?-inquirió entonces la mujer, mirándola atentamente.

-Eh, sí, es que fui la última de mi promoción y me destinaron hace poco…-murmuró Fluttershy, tratando de sonar convincente.

-Ah, pues bienvenida al cuerpo.

-Gracias… voy entrando.

-Sí, ve.

La chica respiró un poco más relajada en cuanto dejó de hablar con ella, ya que, aun a pesar de sus progresos con sus amigas, aún no conseguía soltarse del todo con gente que no conocía, costándola más en ese sentido.

Una vez dentro de la comisaría buscó los vestuarios, entrando en los de mujeres y comprobando las primeras taquillas hasta encontrar dos uniformes más o menos de la misma talla que la suya; los guardó en una bolsa de deporte que encontró tirada en el suelo y, tras eso, fue a por las llaves de una patrulla. Normalmente no sabría dónde buscarlas, pero por mediación de la propia Rarity, que ya había estado antes en una comisaría, pudo saber que normalmente las colgaban en un tablón de corcho en las oficinas inmediatamente más cercanas al mostrador de recepción. Nada más entrar saludó a dos policías que se encontraban allí, frente a sus ordenadores, y vio en la pared contigua a la de la puerta dicho corcho con una serie de llaves colgadas en él. Sin dudarlo cogió las primeras que vio, aunque nada más hacerlo el policía más cercano a ella la habló.

-¿Qué, de patrulla?

-Ah, sí, me han asignado el tramo noreste de la autopista de Great Ocean…

Lo cierto era que no se había preparado nada, y se estaba sorprendiendo a sí misma de las rápidas salidas que se iba sacando cada vez que las necesitaba.

-Sí, mucho tráfico por ahí, sobre todo por la tarde. Que te sea leve.

-Gracias.

Tras eso salió de allí rápidamente, sin muchas ganas de hablar con nadie más, y se dirigió directamente al parking, donde la gran mayoría de coches patrulla se encontraban estacionados. La gran mayoría de ellos seguía el mismo esquema de color, totalmente blanco, con los signos de la oficina del sheriff puestos en los costados y el capó, y con dos luces LED de policía rojas y azules. Se subió al que más cerca la quedaba y arrancó el motor, saliendo del parking e incorporándose al tráfico rodado, dirigiéndose hacia el sur y saliendo así del pueblo. Una vez lejos de la comisaría respiró mucho más tranquila, e incluso sorprendiéndose a sí misma, ya que lo había conseguido, y de una forma bastante impecable. Condujo unos cuantos kilómetros más hasta llegar a ver a Applejack en el mismo sitio donde quedaron, recogiéndola justo al lado de la estación del teleférico y continuando hacia el sur dirección Los Santos.
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Patrulla de la policía del condado de Los Santos
-Bravo, Flutters, lo has conseguido-la felicitó Applejack nada más subir al coche.

-Sí, la verdad es que sí, vaya…-murmuró la aludida, contenta y feliz por su logro.

-Bien, voy a llamar a Twilight para avisar que ya tenemos lo nuestro.

Al cabo de unos pocos segundos de espera la granjera habló.

-Podemos tachar los uniformes y la patrulla del sheriff del condado de la lista, dulzura.

-Bien, estupendo, dejadlo todo en el almacén del campo petrolífero de Murrieta, donde la última vez.

-Vale.

El viaje de vuelta fue tranquilo y pausado, aunque algo aburrido, ya que los coches patrullas no tenían radio, no obstante se entretuvieron escuchando los canales de la radio de la policía. Mientras tanto Los Santos permanecía ajena al peligro que la acechaba.
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Los siguientes en ejecutar su plan fueron Pinkie y Rarity, las cuales optaron por una táctica parecida a la de Fluttershy y Applejack aunque ligeramente diferente. Dado que se había aumentado la presencia policial en las calles de Vespucci tras el enfrentamiento entre los Lost y Marabunta Grande, decidieron repetir el mismo esquema aunque atrayendo esta vez a una patrulla, ocupada coincidentemente por dos oficiales femeninas de la policía de Los Santos. Rarity las salió al paso de un callejón cercano, obligándolas a parar de seguido.

-¡Oh, cielo santo, ayúdenme, por favor, nos han robado en el callejón y han dejado inconsciente a mi amiga, tienen que ayudarla, se lo suplico!-exclamó ella, haciendo mano de su buena interpretación.

Las dos oficiales acercaron el coche al callejón y se bajaron del mismo, acercándose a Pinkie, la cual se encontraba tendida en el suelo. En cuanto las tuvo justo enfrente de ella la chica se despertó de improviso, exclamando.

-¡Bu!

Acto seguido roció a ambas oficiales con sendos espray de cloroformo, durmiéndolas al instante y cayendo en redondo junto a ella.

-¡Ja, dos por uno! ¿Has visto qué rápido?-inquirió la chica, reincorporándose de golpe.

-Sí, Pinkie, sí, ahora ayúdame a esconderlas y a quitarlas los uniformes-murmuró Rarity, cargando con una.

Escondieron a las dos detrás de unos espaciosos contenedores, aunque sólo Rarity se cambió, guardando el otro y llevándose consigo el coche patrulla, el cual destacaba por ser blanco y negro, con un grueso guardabarros dispuesto en el radiador, un par de serigrafías en los costados con la palabra Policía y un par de luces LED rojas y azules en el techo. En cuanto a los uniformes se refería consistían en una camisa azul oscura, unos pantalones de pana de igual color y unos pulcros zapatos negros formales, todo ello rematado con una gorra policial. Las armas reglamentarias eran la clásica porra policial y una pistola estándar, además de una radio para comunicarse con la centralita y las demás patrullas, aunque incluía también un modelo de pistola eléctrica para inmovilizar sospechosos.
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Patrulla de la policía de Los Santos
-Bien, la comisaría más cercana está a un par de manzanas de aquí, entraré a coger el uniforme que falta y nos iremos como si nada hubiera pasado. Tú espérame aquí, Pinkie-murmuró Rarity, conduciendo la patrulla.

-¡Okie dokie! Te ves de lo más intimidante vestida así, espero que no me vayas a detener por infringir las leyes…

-Oh, querida, infringir las leyes como tal se queda corto ante lo que vamos a hacer en esta ciudad. Va a ser terrorismo puro y duro, y eso no se regula mediante las leyes comunes.

-Sí, bueno, patata, tomate, tampoco hay tanta diferencia…-murmuró la chica pelirosa, con gesto normal.

-Pinkie, a veces realmente das miedo…

La comisaría de Vespucci se encontraba situada en la intersección entre la calle principal y el paseo de la playa, Rarity aparcó justo enfrente y se recompuso el pelo antes de salir, recogiéndoselo para que la gorra no la entorpeciera.
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Comisaría de Vespucci
-Oh, creo que es la primera vez que te veo con el pelo recogido, Rares-comentó en ese momento Pinkie.

-Sí, bueno, es que si no se me desarregla con la gorra, no suelo recogérmelo, pero bueno, es algo eventual. Lo dicho, quédate aquí, y ponte en la parte de atrás mejor, así la gente pensará que eres una detenida.

-¡Oki, doki!

Rarity salió del coche y se dirigió hacia la comisaría con paso seguro y decidido, metiéndose en el papel de una oficial de policía; nada más entrar un compañero tras el mostrador de recepción la saludó y ella le devolvió el gesto rápidamente, sin detenerse siquiera. Entró en las dependencias policiales y buscó los vestuarios, encontrándolos enseguida al otro lado del pasillo y entrando en el de mujeres.

Nada más hacerlo oyó entonces varias voces saliendo de algunas duchas, lo cual la hizo bajar el ritmo e ir con cuidado.

-Mierda…-pensó ella, algo contrariada.

Al mismo tiempo otro par de oficiales entraron tras ella, saludándola de seguido.

-Hola.

-Ah, hola queridas…-murmuró ella, para aparentar.

-Bof, qué rollo, tía, siete patrullas, siete, y encima no vimos ni un solo yonki al que trincar, que al menos hubiera sido más divertido, pero ni por esas.

-Estás tú que lo tiras, Sammy ¿te crees que por cuatro tiros que se suelten aquí ya van a venir todos los delincuentes y camellos de la ciudad? Si precisamente este barrio destaca por ser medianamente tranquilo…

-Ya, Lily, pero una servidora entró en el cuerpo para alardear de ello ante mis amigas y creerme superior al resto de los hombres, algo tenía que tener esto de bueno ¿no?

Las chicas comenzaron entonces a desvestirse para meterse en las duchas, pero al ver que Rarity no se movía se dirigieron a ella.

-¿Estás bien? ¿Te has perdido?

-No me suena de nada, debe de ser nueva…

-Ah, sí, sí, sólo estaba pensando ¿Cuál era mi taquilla?

-Puedes usar la que quieras, sólo van numeradas, esto no es un instituto-comentó entonces Sammy.

-Si lo fuera el sargento Rowney sería el profesor de gimnasia-sugirió en ese momento Lily.

-¡Huy, sí, y amenazaría a los tíos con meterles un palo por el culo si no hicieran los ejercicios! Eso es algo que querría ver sí o sí…

Ante eso las dos se rieron con ganas y Rarity las imitó para aparentar, comentando de seguido.

-Je, je, sí, muy buena esa, queridas…

-Sí… ¿te vas a duchar tú también?-inquirió entonces Lily, dirigiéndose a ella.

-Ah… sí, sí, claro…

Ante eso la chica no tuvo más remedio que hacerlo para que no sospecharan, desnudándose rápidamente, metiendo su ropa en la taquilla más cercana a la ducha más alejada y metiéndose en esta rápidamente. Normalmente no se metería ni loca en una ducha comunal como esa, aunque situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, por lo que hizo de tripas corazón y comenzó a mojarse un poco con agua caliente, puesto que no tenía gel de baño ni champú consigo.

Estuvo esperando a que los vestuarios se vaciasen, teniendo que quedarse allí un buen rato hasta que finalmente pudo salir aunque con las manos arrugadas por la humedad.

-Bof, qué mal rato, por dios…

Buscó una toalla por allí y comenzó a secarse, aprovechando además para buscar un uniforme para llevarse, encontrando uno de su misma talla en una taquilla cercana a la salida y metiéndolo en una bolsa de plástico de un 24/7 que encontró tirada por allí. Se vistió de nuevo, secándose al menos el pelo para que no se rizara demasiado, aunque no pudo plancharlo ya que no tenía consigo su plancha para el pelo.

-Agh, no me gusta demasiado rizado, pero bueno, ya me lo plancharé cuando vuelva al hotel.

En cuanto estuvo lista salió de allí a paso ligero, volviendo al coche y subiéndose a él; nada más llegar Pinkie inquirió.

-¿Por qué has tardado tanto? Me empezaba a preocupar… aunque espera ¿qué le ha pasado a tu pelo?

-Había gente en el vestuario y me he tenido que duchar para aparentar, ha sido horrible, no pienso volver a pisar una ducha comunal en mi vida-masculló la chica, arrancando el motor.

-Oh, ya veo… qué fina eres, Rares…

-Pues sí, querida, sí que lo soy, qué quieres que te haga…

Salieron de allí y Pinkie aprovechó para llamar a Twilight y avisarla de que ya estaba todo por su parte.

-¡Hey, TwiTwi, ya tenemos los uniformes y el coche patrulla de la policía de LS!

-Oh, bien, estupendo, llevadlo todo al almacén del campo petrolífero de Murrieta, donde la última vez.

-¡Oki, doki!

Las dos se dirigieron sin más premura allí, dejando atrás la comisaría y mezclándose entre el tráfico de una ciudad ajena al peligro que la acechaba.
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Una vez que tanto los coches patrullas y los uniformes correspondientes estuvieron cubiertos, las siguientes en realizar su tarea fueron Twilight y Rainbow, las cuales tuvieron que decidir qué sitios y lugares bombardear. Al contrario que Twilight, Rainbow iba nombrando lugares sin ton ni son, mientras que la bibliotecaria prefería ir analizando los pros y los contras de cada lugar para tratar de evitar la menor cantidad de víctimas posibles.

-¡Oh, vamos Twilight! ¿Qué clase de ataque terrorista es lo suficientemente considerado como para evitar que la gente salga herida? ¡Se trata de justo lo contrario, si queremos que toda la NOOSE al completo se persone aquí debe haber víctimas!

-¡Sí, Rainbow, pero no mortales por necesidad, bastante cargo de conciencia tengo ya con la muerte de toda esa gente y la de Trixie con lo del programa Epsilon!-la recordó ella, visiblemente dolida.

Ante eso Rainbow aceptó a regañadientes la petición de Twilight, murmurando.

-Está bien, lo haremos a tu manera, sor angustias… Vinewood Hills ¿qué elegimos?

-El cartel de Vinewood es lo más inmediato, es un símbolo único y reconocible en todo el mundo, en cuanto la gente lo vea reventar se llenará de miedo.

-Vale ¿dónde colocamos las cargas?

-Entre la E y la W, así evitaremos destrozar todo el cartel, no es necesario destruirlo todo.

-Vale ¿qué más?-inquirió Rainbow, apuntándolo.

-Había pensado en el Vinewood Bowl, el anfiteatro local, por las mañanas no hay nadie por lo que no habrá riesgo alguno. Una carga bien colocada en el centro del escenario puede hacer ceder la cúpula.

-Bien, Vinewood Bowl… ¿Qué más?

-Sunset llegó a mencionar la presa Land Act, supongo que para provocar una inundación, pero tal y como están diseñados los canales del río podrían evitarla perfectamente, por lo que si se trata de provocar una inundación moderada he pensado en la presa del lago Vinewood, situada en la urbanización homónima. No hay tanta agua acumulada en comparación con la de la reserva de Land Act, pero tiene la suficiente como para inundar toda esa parte de las colinas, incluso puede que llegue hasta el barrio de Vinewood, provocando un buen estropicio.

-Bien, presa del lago Vinewood… necesitará una buena carga que destruya toda la pared…

-No necesariamente, simplemente debemos colocarla en el punto de gravedad central, que es donde se sostiene la pared, con ese punto destruido toda la parte frontal de la pared caerá, con que abramos una brecha es más que suficiente.

-Ya está la marisabidilla… en fin, vale, lo que tú digas.

Ante eso Twilight tan solo rodó los ojos, volviendo al mapa para elegir el siguiente objetivo.

Estuvieron toda la mañana elaborando una lista que finalmente, y tras alguna que otra discusión eventual, quedó tal que así:
  • · Cartel de Vinewood, Vinewood Hills, entre la E y la W
    · Vinewood Bowl, Vinewood Hills, centro del escenario
    · Teatro Sisyphus, Vinewood Hills, centro del escenario
    · Presa del lago Vinewood, Vinewood Hills, centro de la pared de contención
    · Observatorio Galileo, Vinewood Hills, lado derecho de la cúpula central
    · Kortz Center, Pacific Bluffs, torre del reloj del edificio de la campana
    · Circuito de Vinewood, Vinewood Este, en el centro del campo, junto al lago
    · Club de golf de Los Santos, Richman, en el centro del campo
    · Edificio en obras en Alta, planta baja
    · Pabellón coreano, Little Seoul, en el centro del gazebo
    · Legion Square, Pillbox Hill, en lo alto de la estructura abstracta junto a la fuente
    · Playa de Vespucci, en el bote pesquero abandonado lleno de grafitis
    · Monumento a Martin Luther King, Davis, en el centro
    · Fábrica textil quemada y abandonada Darnell Bros, La Mesa, primera planta
    · Matadero Raven, Cypress Flats, junto a la entrada
    · Estadio Maze Bank, La Puerta, junto a la entrada
    · Desguace del campo petrolífero de Murrieta, El Burro Heights
    · Terminal del puerto, entre los contenedores del centro
    · Almacén en el muelle 400, Elysian Island
    · Estatua del avión junto al restaurante y bar Sightings, aeropuerto internacional de Los Santos
-Pues ya está… veinte localizaciones, veinte explosiones concatenadas-murmuró Twilight, repasándola.

-Madre mía, la ciudad va a arder...-murmuró Rainbow, divertida.

-Desde luego, si esto no hace salir a toda la sede del NOOSE, no sé qué lo hará.

-Más les vale.

Ya sólo faltaba colocar las cargas y seleccionar el día. Cada vez faltaba menos para el momento de la verdad. Y debían de estar preparadas.
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Debido a la gran cantidad de cargas que requerían, un total de veinte, se tardó un poco en armarlas y tenerlas todas listas, pero en cuanto estuvieron terminadas empezaron a colocarlas todas yendo una por una. Lo hicieron tanto Sunset como Twilight, la cual llevaba la lista consigo y la iba diciendo a Sunset dónde colocarlas, al amparo de una noche cerrada sin luna; en cuanto a las cargas en sí consistían en un grande y generoso paquete lleno hasta arriba de C4 y otros componentes explosivos para hacer la explosión aún más potente y destructiva. El detonador se encontraba acoplado en un viejo móvil adosado a la carga, el cual, en cuanto recibiera la llamada, la desviaría hacia el siguiente móvil y, tras eso, detonaría las cargas, provocando de esta forma una reacción en cadena que haría que las explosiones fueran consecutivas, dándose una tras otra y con un pequeño lapso de unos pocos segundos de duración entre una y otra.

Comenzaron colocando primero las de Vinewood Hills, siendo la primera de todas la del cartel de Vinewood, colocándose entre la E y la W según las indicaciones de Twilight. Sunset se encargó de activarla una vez que estuvo ubicada y la ocultó con unas cuantas ramas para que no llamara la atención.

-Bien, ya está ¿la siguiente?-inquirió Sunset, subiendo a la furgoneta donde transportaban las cargas.

-En el Vinewood Bowl, un poco más abajo desde aquí.

-Sí, sé dónde está ¿dónde va?

-En el centro del escenario.

-¿En el centro del escenario? ¿Qué pasa? ¿Es que queréis anunciar a todo el mundo el inminente ataque terrorista?-inquirió Sunset, con sorna.

-Estuve informándome previamente y sé que por las mañanas no suelen haber representaciones, así que está bien, nadie la verá.

-¿Segura? Te recuerdo que no podemos cagarla, Sparkle, un solo fallo y tanto la policía como la NOOSE sospecharán-la recordó Sunset, con contundencia.

-No, tranquila, estoy segura.

Sunset no dijo nada, optando por confiar en su criterio, y continuaron colocando las distintas cargas. En un momento dado, y tras colocar bien la de la presa del lago Vinewood, la chica comentó.

-Qué raro que no hayas dicho nada al respecto…

-¿Sobre qué?-inquirió Twilight, tachando de la lista la carga más reciente.

-Sobre todo esto… como siempre tienes algún comentario indignado concerniente a casi todo lo que hacemos…

Frente a eso Twilight dejó escapar una risita ahogada, algo que cogió por sorpresa a Sunset, la cual inquirió.

-¿Te hace gracia todo esto?

-No, me hace gracia que me hagas esa pregunta.

-¿Y eso por qué?

Por su parte la chica miró a Sunset con gesto resignado, murmurando justo después.

-¿No está claro? Después de todo lo que hemos hecho hasta el momento, incluyendo lo que estamos haciendo ahora, un ataque terrorista fingido ni más ni menos, ya nada me sorprende. De cierta forma me he acabado acostumbrando, y además ¿qué más dará mancharme la conciencia un poco más de lo que ya está? En fin, supongo que te tengo que dar las gracias después de todo…

-¿A mí? ¿Por qué a mí?-inquirió Sunset, extrañada.

-¿No es obvio? Fuiste tú quien me enseñaste.

Esa afirmación cogió con la guardia baja a Sunset, la cual no se esperaba para nada algo semejante, y sin saber muy bien qué decir al respecto, puesto que después de todo tenía razón. Sin embargo tampoco pudo evitar pensar al respecto, quedándose muy callada durante el resto de la noche.

Continuaron colocando las cargas restantes siguiendo la lista y cubriendo casi todos los barrios de la ciudad, terminando en el aeropuerto a las dos menos cuarto de la madrugada. Para entonces ambas chicas estaban que se caían de sueño, subiendo a la furgoneta y alejándose de allí para no llamar la atención.

-Bueno, pues esa era la última…-bostezó Twilight, tachando la última carga de la lista.

-Sí, por fin… aunque no pueden quedarse allí mucho tiempo, corremos el riesgo de que alguien las descubra, así que mañana mismo las detonaremos y comenzaremos la operación.

-¿¡Qué?! Pero espera un momento, si ni siquiera hemos preparado un plan de acción para cuando entremos en la sede…

-No os preocupéis por eso, he estado preparando algo, llevad vuestros pinganillos siempre puestos, coged los coches patrulla, dirigíos a las montañas Tataviam mañana por la mañana y, en cuanto estéis listas, detonad las cargas. Si sale todo bien podréis ver desde allí como la sede de la NOOSE se vacía y podréis acercaros sin peligro. Llama a las demás y avísalas.

-Sí, ya, ahora mismo deben de estar durmiendo…

-Pues las despiertas, esto es importante, deben de estar preparadas.

-Está bien…

-En fin, te acerco a casa.

-Gracias, Sunset…

-De nada.

Ninguna de las dos dijo nada, sin darse cuenta siquiera del hecho en sí, y dejando pasar el tiempo. Llegaron al poco rato a Del Perro y se despidieron, al tiempo que Twilight hacía mano de su móvil y comenzaba a llamar a las demás una por una. Mañana iba a ser el gran día. Y debían estar preparadas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 19 Abr 2017, 19:38

Capítulo 34
El golpe de la NOOSE (2ª parte)


-¡j*der, qué sueño! Twilight eso de llamar a las dos de la madrugada para decir que hacíamos esto hoy no mola…

-Lo sé, Rainbow, pero Sunset me urgió y ya sabes cómo va esto… en fin ¿estáis todas listas?

-Sep, listas para atentar contra el estado y la nación…

-¡Veamos unos cuantos fuegos artificiales!

-Pinkie, querida, a veces me preocupas…

-Vamos allá, supongo…

Dormir poco menos de seis horas no era la mejor opción antes de dinamitar toda una ciudad, pero las circunstancias no dejaban ninguna otra opción; después de quedar todas en el almacén de Murrieta tras el respectivo madrugón, cambiarse y coger los coches, se encontraban en el punto más alto de las montañas Tataviam, a punto de hacer historia. Sórdida, incongruente y muy explosiva historia, pero historia al fin y al cabo.

Tanto Twilight como Fluttershy y Applejack iban vestidas de policía del condado de Los Santos, siendo Applejack la única que llevaba el sombrero reglamentario, ya que sólo pudieron conseguir uno y ella misma se lo pidió. Por su parte Fluttershy iba sin ningún otro complemento, aunque en sus pantalones Twilight se encontró con unas gafas de sol de aviador y aprovechó para ponérselas y rematar así el conjunto.

Por otro lado Rarity, Pinkie y Rainbow iban vestidas de policía de Los Santos, la primera era la única que llevaba la gorra reglamentaria y con su pelo debidamente planchado y recogido, mientras que Pinkie iba sin nada más y Rainbow iba con unas gafas de sol normales puestas, encontradas en las mismas circunstancias que las de Twilight.

-Bueno, pues después de esto seremos las responsables del mayor ataque terrorista fingido de la costa oeste ¿creéis que podréis vivir con ello?-inquirió Twilight, sacando su móvil.

-¿Bromeas, Twilight? no es como si no nos hubiésemos infiltrado en una base militar, robando dos aviones al ejército…-recordó Rainbow, con sorna.

-… o no nos hubiéramos infiltrado de igual forma en la sede de un culto para destruirlo desde dentro…-argumentó Rarity.

-… o no nos hubiésemos sumergido a más de mil metros de profundidad para robar el armamento de un grupo paramilitar organizado… que oye, estuvo bien dentro de lo que fue, aun a pesar de que me dio un vahído entre medias-añadió Pinkie.

-Meh, si hemos podido vivir con eso podremos con esto también-murmuró Applejack.

-Sí, además, después de todo lo que he hecho a lo largo de mi joven vida esto no supondrá ninguna diferencia-añadió Fluttershy, con gesto serio.

Twilight tan solo asintió ante sus argumentos, sin decir nada al respecto y dirigiéndose a su agenda, buscando el número del detonador y encontrándolo por la D con el nombre de Detonar. La chica suspiró y, sin decir nada más, marcó y esperó hasta que finalmente dio tono. Había empezado.
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-Sácame bien, que se vea todo el cartel.

-Te tengo enfocada, quieta un momento, y… ¡grabando!

-¡Hey, hola a todos mis suscriptores, estoy aquí como podéis ver en la ciudad de Los Santos, San Andreas, en frente del mítico cartel de Vinewood, la cara de la industria del cine y el celuloide!

Normalmente muchos turistas solían visitar el cartel, aunque en ese caso esos dos se habían adelantado a todos los demás, despertándose temprano con tal de conseguir una toma única con la luz de la mañana incidiendo sobre el cartel. Por suerte para ellos estaban unos cuantos metros alejados de él, y fue en ese mismo instante cuando empezó a sonar un tono de llamada que se extendió por todo el lugar.

-¡j*der, Jimmy, te dije que silenciaras el móvil!

-¿Qué dices? Ese no es mi…

Sin embargo no pudo continuar, puesto que de golpe y porrazo algo hizo explosión de forma tan violenta que tiró al chico hacia atrás, haciéndose daño en la cabeza al golpearse contra una piedra. Por su parte la chica le pasó lo mismo, acabando con la nariz rota por varios costados al caer de cara al suelo.

-¡Agh, mierda, mi cabeza, creo que estoy sangrando!

-¿¡Qué co*o ha sido eso!? ¡Dios, mi nariz, me la he roto!

-¡No lo sé, no lo…! ¡Oh, dios santo, el cartel, Lizzie, el cartel, mira el cartel!

En cuanto la chica lo vio se quedó horrorizada, y no era para menos, puesto que la explosión se había llevado consigo la E, la W y parte de la N y la primera O; el resto estaba intacto, pero los restos del cartel destruido esparcidos por la colina entre el amasijo de hierros que era ahora tan distinguido símbolo les hizo temblar de puro miedo, saliendo corriendo de allí. Sin embargo, en la distancia, comenzó a oírse otra explosión.
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El Vinewood Bowl era un anfiteatro al aire libre bastante conocido, y donde se habían celebrado eventos de todo tipo desde discursos, conciertos, concursos televisados y hasta galas benéficas; todo el sitio consistía en un amplio escenario cubierto mediante una media cúpula con forma de campana y con una serie de gradas dispuestas de forma concéntrica delante de la misma. En cuanto la explosión se dio sacudió violentamente todo el escenario, al tiempo que una bola de fuego enorme abrasaba todo lo que se le ponía a su paso, alcanzando algunas gradas y llegando a prenderlas en el proceso. En el techo de la cúpula había una plataforma circular con multitud de focos y sistemas de iluminación, el cual cedió con la explosión y cayó al escenario, destrozándolo un poco más. Fue entonces cuando la parte superior de la cúpula se comenzó a resquebrajar por efecto de la onda expansiva, quebrándola de arriba abajo y finalmente derrumbándose en el proceso, provocando un inmenso destrozo que incluso llegó a afectar a las gradas más cercanas. Sin embargo eso tan solo fue el principio, y otra explosión se oyó un poco más lejos de allí.
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El teatro Sisyphus era otro anfiteatro, aunque no tan conocido como el Vinewood Bowl, con un diseño mucho más clásico, imitando a los antiguos templos griegos. La destrucción aquí fue muy similar a la del Vinewood Bowl, la explosión quemó todo lo que se le puso al alcance, la plataforma superior que sostenía la iluminación cedió y cayó, y el techo, que tan solo estaba hecho con planchas de hierro, cedió con mucha más facilidad y cayó a plomo sobre el escenario, cubriéndolo por completo de escombros y un enorme amasijo de hierro y piedra que llegó a alcanzar las gradas más cercanas. Al mismo tiempo otra explosión sucedía no muy lejos de allí.
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El lago Vinewood era un pequeño lago artificial que se construyó para complementar la exclusiva y particularmente lujosa urbanización del lago Vinewood, como lugar de ocio acuático y donde los residentes podían disfrutar de un baño más auténtico con pequeñas playas artificiales, así como ir de esquí acuático mediante motos de agua. La presa que lo mantenía lleno de agua se construyó antes de ser llenado, sin embargo en cuanto la explosión se dio su estructura central comenzó a resquebrajarse de arriba abajo hasta que finalmente cedió, abriendo una enorme brecha por la cual comenzó a filtrarse una enorme tromba de agua que comenzó a peinar todo ese lado de las colinas. Las casas más cercanas fueron las primeras en sufrir las fuertes embatidas del agua, inundándose en el proceso y arrastrando consigo todo lo que se encontraba, al tiempo que el agua se derramaba por todos los rincones posibles, convirtiendo las estrechas calles de las colinas en auténticas riadas que lograron arrastrar los coches que por allí pasaban y algún que otro viandante desprevenido. Por unos instantes las colinas Vinewood pasaron a convertirse en las cascadas Vinewood, sin embargo otra explosión se dio en lo más alto de las mismas.
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El observatorio Galileo, nombrado en honor del famoso astrónomo Galileo Galilei, era otro símbolo por el que Vinewood Hills era bastante conocida aparte del propio cartel, recibiendo muchas visitas por el día, ya que mostraba unas vistas magnificas de la ciudad desde allí, y astrónomos de muchos puntos del país para estudiar allí el cielo y los astros. Poseía tres telescopios, dos pequeños y uno central, el más grande y potente de todos, el cual fue el que se llevó la peor parte. La explosión fue tan potente que logró destrozar gran parte de la cúpula central, afectando de esta forma al telescopio en su interior, además de desprender gran parte del techo delantero del propio edificio, hundiéndose hacia dentro; los escombros salieron volando, cayendo en el jardín delantero, y algunos incluso llegaron a chocar contra el obelisco central con tanta fuerza que lograron partirlo en dos, cayendo la otra parte al suelo y destrozando la pequeña estatua de Saturno que lo coronaba. Al mismo tiempo otra explosión resonaba en la distancia.
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El Kortz Center destacaba sobre todo por su carácter multicultural y por ser bastante visitado, aunque por suerte no había mucha gente allí en el momento de la explosión, la cual destruyó por completo el reloj del edificio de la campana, esparciendo sus restos por toda la colina y cayendo algunos en el patio interior del centro, siendo la propia campana uno de esos restos, llevándose por delante algunas mesas y cayendo dentro del estanque reflectante resonando con fuerza hasta que se rajó de arriba abajo. Al mismo tiempo otra explosión resonaba al otro lado de la ciudad.
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El circuito de Vinewood destacaba por albergar dos servicios de ocio y tiempo libre de la ciudad: por un lado un hipódromo y por otro lado un casino que sólo abre por la noche, aunque actualmente estaba cerrado por renovaciones, con una próxima apertura aún no programada. No había nadie en el momento de la explosión, pero esta provocó un hermoso cráter en el centro del circuito que esparció restos de tierra y piedras por gran parte del mismo, haciéndolo impracticable. Otra explosión resonó al otro lado de la ciudad.
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El club de golf de Los Santos destacaba por ser muy pijo, de renombrado caché y excesivamente caro, por lo que sólo los más acaudalados de la ciudad podían acceder a la oferta de ocio y deporte al aire libre que ofrecía. En el momento de la explosión no había nadie aún en el campo, aunque sí algunos jardineros que estaban adecentando el mismo antes de que el club abriera; de golpe y porrazo la frondosa encina situada en el mismo centro del campo fue arrancada de cuajo del suelo, cayendo a unos pocos metros de distancia al tiempo que una inmensa bola de fuego achicharraba todo el césped colindante, destrozando gran parte de las calles de dos hoyos y prendiendo algunos árboles y matorrales cercanos, comenzando a arder y extendiendo el fuego rápidamente. Un jardinero que salió bien parado trató de llamar a los bomberos, pero otra explosión en la lejanía le detuvo en seco, llenándole de miedo y echando a correr para salvar su vida.
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La construcción siempre estaba al alza en una ciudad como Los Santos, y la empresa de construcción STD lo sabía muy bien, siendo la actual constructora de futuros edificios como el Mile High Club, el cual se encontraba en construcción en el mismo centro, o ese mismo de allí entre Alta y el centro de Vinewood. La construcción iba bastante bien, encontrándose en su primera fase, sin embargo la explosión en la planta baja provocó que todo el techo que sostenía el resto de plantas cediera, cayendo sistemáticamente y convirtiéndose rápidamente en un enorme amasijo de vigas de hierro dobladas y piedras amontonadas. Incluso algunos coches que pasaban justo al lado salieron despedidos por la fuerza de la explosión, dañando a las personas que iban en ellos. Sin embargo no tuvieron tiempo de preguntarse qué había sido eso, puesto que otra explosión resonó en la distancia.
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Little Seoul era un barrio eminentemente coreano, y eso bien lo evidenciaban los anuncios en coreano y la gran mayoría de gente que allí vivía, mayoritariamente inmigrantes coreanos. Uno de los elementos más destacables de este barrio era el pabellón coreano, el cual se encontraba situado en una pequeña plazoleta en el extremo oeste del barrio y consistía en un gazebo típico coreano de madera y de color rojo y verde, con un tejado a dos aguas y rematado con un pequeño pináculo superior. No había mucha gente en ese momento pasando por allí, pero la explosión resultante llegó a lanzar a varias personas cercanas, además de a varios coches, al tiempo que el gazebo era completamente destruido al ser de madera, no quedando prácticamente nada de él, siendo incluyendo la base de madera y piedra que lo sostenía. Muchos vecinos que lo vieron se echaron a llorar, pero no tuvieron mucho tiempo para lamentarse, puesto que otra explosión sacudió la ciudad no muy lejos de allí.
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Legion Square era el parque más céntrico de toda la ciudad, antes era conocido por ser mucho más natural, aunque fue sometido a una profunda reforma hace ya varios años atrás que lo transformó por completo, pasando ser más una plaza con vegetación algo más reducida y diseños más vanguardistas y abstractos, con formas geométricas de colores que rodeaban todo el espacio. Al ser tan céntrico era de los más transitados, sin embargo a muy primera hora de la mañana apenas había gente, por lo que la explosión resultante no fue especialmente letal, por suerte, aunque acabó destruyendo gran parte de los diseños geométricos más altos, extendiendo por toda la plaza multitud de restos encendidos y prendiendo las palmeras más cercanas. La gente de alrededor salió corriendo en estampida tropezándose los unos con los otros y saliendo algunos heridos en el proceso, aunque apretaron aún más el paso en cuanto oyeron otra explosión en la lejanía.
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La playa de Vespucci era casi tan famosa y transitada como la Del Perro e incluso más, ya que era en ella donde se agolpaban la gran mayoría de servicios turísticos del barrio como todas las tiendas del paseo, bares, restaurantes o el gimnasio Muscle Sands. Aparte también tenía algunos elementos propios que también atraían a los locales como las pistas de patinaje o las esculturas abstractas que decoraban las inmediaciones, aunque justo al lado de toda esta zona descansaba un antiguo bote pesquero Reefer encallado el cual ahora era el lienzo de los grafiteros locales. La playa estaba casi vacía, ya que era buena mañana, y no había apenas gente por las inmediaciones, pero la explosión fue tan fuerte que destruyó por completo la vieja embarcación, esparciendo sus restos por toda esa parte de la playa, y además provocó un vistoso cráter que levantó una gran nube de arena que invadió parte del paseo, cegando a todo el mundo que pasaba por allí y frotándose los ojos con dolor. Al mismo tiempo otra explosión hacía temblar Los Santos.
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El monumento a Martin Luther King era un punto especial dentro del barrio de Davis, ya que no sólo era un homenaje al hombre que trató de que los negros americanos fueran reconocidos como personas con los mismos derechos y libertades que los blancos, sino que también era un símbolo a todo hombre y mujer de color que incluso ahora seguía luchando por la justicia y un mundo con ideales justos y equitativos para todos. Fue también por eso por lo que se colocó justo enfrente de los juzgados de Davis, reforzando de esta forma ese concepto. Por suerte no había mucha gente esa mañana, aunque la explosión fue tan fuerte que destrozó por completo el monumento, lanzando sus vigas blancas de hierro en múltiples direcciones y cayendo por allí cerca; varias de ellas se incrustaron en la pared de los juzgados y otras atravesaron sus ventanas, llegando a herir muchos funcionarios que allí trabajaban. Incluso algunas palmeras aledañas acabaron prendiéndose debido a la bola de fuego creada, sumando un poco más de fuego al caos imperante. La gente de alrededor salió corriendo aterrada, al tiempo que otra explosión se sucedía un poco más allá pasado el río.
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La historia de la fábrica textil Darnell Bros era un tanto extraña; construida a principios de los años sesenta, estuvo en funcionamiento durante el auge industrial que se dio en la ciudad más o menos durante los mismos años, el cual decayó a partir de mediados de los setenta, lo que condujo a su cierre y posterior abandono. Permaneció abandonada y sin uso durante una década, más o menos, aguantando bastante bien el paso del tiempo sin apenas desgastarse su característico diseño propio de los años sesenta hasta que en los ochenta fue parcialmente reformada y reabierta, volviendo a producir tejidos y ropa de todo tipo. Aguantó el tipo otros diez años y a finales de los noventa volvió a cerrar, incapaz de competir con otras fábricas más modernas y mecanizadas. Estuvo cerrada y abandonada de nuevo durante los primeros diez años del nuevo milenio, hasta que su propiedad pasó a subasta, siendo entonces comprada por cuatro perras por un particular de esa misma ciudad, el cual la volvió a poner en funcionamiento sin reformar nada, produciendo ropa como antaño aun a pesar de que actualmente es inviable producir ropa de ese modo. Estuvo tres años abierta en un sibilino y muy poco productivo tiempo hasta que un buen día un incendio consumió gran parte de su estructura, el cual nunca fue del todo aclarado; su dueño se desentendió, renunciando a su propiedad, y quedándose abandonada y medio quemada desde entonces. La explosión fue más que suficiente para destruir su ya de por sí debilitada estructura, derrumbándose hacia dentro y poniendo fin a la única fábrica textil en todo Los Santos Este. Nadie pasaba por allí en el momento de la explosión y, por lo tanto a nadie le importó, aunque el ruido de la siguiente explosión se oyó igualmente, un poco más al sur de allí.
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El matadero Raven era un sitio productivo y, al mismo tiempo, tétrico. Y no porque se sospechara que las tríadas de Los Santos fueran sus actuales propietarios, extendiendo rumores acerca de la dudosa procedencia de la carne que de allí salía, sino por el hecho de ser el único matadero de toda la ciudad y del que se decía que la gran parte de las cadenas de restaurantes se proveían. La explosión se dio justo enfrente de la entrada, provocando un enorme boquete en la fachada frontal y destrozando gran parte de la maquinaria que allí tenían, causando un gran estropicio. Por suerte aún no había abierto, pero la explosión alcanzó un tanque de gas cercano, aumentando un poco más la destrucción del complejo. Mientras tanto otra parte de Los Santos temblaba, sumándose al caos reinante.
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El estadio Maze Bank era un lugar importante de la ciudad, y no sólo porque su construcción hubiese sido protagonizada por el propio banco Maze, el cual puso el dinero para ello, sino porque era el hogar de Los Santos Panic, uno de los equipos locales de baloncesto más famosos y reconocidos de la costa oeste. Además también se solía usar como lugar de grabación de algunos shows de talentos como Fama o drama. Esa mañana no había ningún partido ni ninguna grabación, por lo que no había gente por allí, pero la explosión fue lo suficientemente fuerte como para destruir toda la fachada frontal del mismo y parte de la cara note del estadio, taponando además la entrada principal con escombros y destrozando parte del interior de la recepción. No hubo ningún herido pero los destrozos fueron importantes, dañando en parte el hogar patrio del baloncesto americano de la costa oeste. Sin embargo no fue lo único dañado, puesto que otra explosión se sucedió al otro lado de la ciudad.
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El campo petrolífero de Murrieta destacaba sobre todo por poseer una serie de industrias y servicios que, si bien funcionaban, no estaban en las mejores condiciones ya que, después de todo, esa zona en concreto nunca fue desarrollada debidamente desde que se abrió; además las reservas de crudo a ese lado del estado comenzaban a escasear, ya que muchos proveedores comenzaban a tener problemas para satisfacer la demanda de algunas distribuidoras, lo que evidenciaba un agotamiento paulatino de los recursos naturales de esa zona. La explosión se dio en el desguace de coches, reventando los almacenes que allí habían como si fueran de papel, ya que estaban hechos de planchas de hierro y cobre de mala calidad, prendiendo además un depósito cercano, el cual provocó una segunda explosión que extendió unas largas lenguas de fuego por todo el lugar, provocando más explosiones por los alrededores, siendo un punto caliente en ese sentido. Sin embargo hubo más explosiones cercanas.
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En la terminal del puerto se cargaban y descargaban numerosos barcos todos los días, amontonando los contenedores a lo largo y ancho de todo el lugar; era un sitio especialmente ocupado a cualquier hora del día, por lo que era el lugar con más probabilidades de dejar algún herido de diversa consideración, por lo que la bomba cuando estalló lo hizo entre los contenedores más alejados del suelo. Sin embargo la explosión fue tan potente que lanzó hacia todas las direcciones los contenedores superiores, esparciéndose su contenido por toda la terminal y llevándose por delante cualquier cosa que se les cruzara, desde coches que pasaban por allí, carretillas, estibadores y otros elementos. Incluso uno de ellos llegó a golpear de refilón una de las grúas, la cual se detuvo en seco, dejando caer la carga que sostenía y esparciéndola por todo el muelle. El resto de operarios y estibadores se quedaron paralizados del miedo, aunque en cuanto oyeron el seco de otra explosión reaccionaron de seguido, echando a correr para ponerse a salvo.
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El muelle 400 era uno de los tantos lugares donde se cargaban y descargaban distintas embarcaciones, aunque este muelle en concreto destacaba por ser propiedad del gobierno, y durante el tiempo que Merryweather estuvo en la ciudad se apropiaron de él y lo hicieron su base, aunque tras su marcha volvió a ser propiedad del gobierno. Al ser su propiedad gubernamental no había mucha gente trabajando en él salvo cuando era usado, y esa misma mañana no había nadie, por lo que la explosión pertinente no hizo más que dañar gran parte del muelle, llegando a desencajar varias vigas que sostenían parte de su estructura, cayéndose sistemáticamente cual castillo de naipes. Sin embargo hubo una explosión más que sacudió una última vez la ciudad, no muy lejos de allí.
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El aeropuerto internacional de Los Santos destacaba por ser uno de los más ocupados de la costa oeste, además de poseer ciertos servicios bastante cerca, sino al lado de la misma terminal. Los más relevantes eran un aparcamiento bastante grande y un restaurante y bar con forma de disco y sostenido en el aire mediante cuatro pilares blancos. Junto al pilar del sur se encontraba situada una estatua de acero inoxidable pulido de dos aviones despegando, siendo esta estatua lo primero que voló en cuanto la explosión tuvo lugar; los aviones se desprendieron y salieron disparados, cayendo lejos de allí y llevándose por delante algunos coches que por allí pasaban, al tiempo que la explosión debilitaba el pilar sur, haciendo cabecear el disco donde se situaba el restaurante, tambaleándose por entero. El pilar llegó entonces a ceder, comenzando a caer, pero por suerte se encontró de golpe con el suelo y eso lo detuvo en seco, aunque el disco se quedó inclinado hacia un lado, sacudiendo hacia ese lado todo lo que había en su interior, incluyendo mesas, sillas, cubertería y personas que allí había en ese momento.

Tras la última explosión se sobrevino la calma más absoluta y Los Santos enmudeció por unos muy breves segundos. Inmediatamente después, se desató el caos.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 19 Abr 2017, 21:07

(Continúa del anterior mensaje)


Tras la última explosión fue entonces cuando se desató el más absoluto caos, comenzando a oírse una extensa cacofonía de gritos, cláxones, sirenas de policía, ambulancia, bomberos y demás elementos propios de una gran algarabía motivada por un reciente ataque terrorista. Todas observaron la situación sin poder evitar sentirse un tanto intimidadas, sobre todo por lo que habían causado, viendo además las consecuencias más inmediatas de ello. El humo se alzaba sobre la ciudad desde diferentes focos, y los gritos de la gente lograban alzarse sobre todo lo demás, provocándolas algún que otro escalofrío.

-Dios santo ¿qué hemos hecho?-masculló en ese momento Applejack, consternada.

Las demás no dijeron nada, mirando hacia el suelo con gesto igual de afligido.

Al cabo de unos pocos minutos más sirenas de policía comenzaron a oírse desde el sur, fue entonces cuando Pinkie anunció.

-¡Chicas, mirad!

Todas las demás se giraron y, desde donde se encontraban, pudieron ver como una larguísima hilera de furgones policiales y rancheras ocupaban casi toda la extensión de la autopista de Palomino, salidas todas directamente desde la misma sede de la NOOSE, la cual se podía ver desde donde estaban. Entre furgones y rancheras llegaron a contar casi setenta coches en total, sumándose además dos helicópteros de combate Annihilator despegando de la propia sede y sumándose al larguísimo convoy en dirección hacia Los Santos. Incluso salieron unos cuantos furgones más poco después, sumándose al total como unos quince o veinte más.

-Lo hemos conseguido… han desplegado a todos sus efectivos-murmuró Twilight, alucinada por la respuesta.

-Normal, como para no hacerlo, ha sido muy hardcore después de todo-comentó Rainbow.

-Desde luego…-murmuró Rarity.

Las demás no dijeron nada más, aunque en ese momento llamaron a Twilight, viendo que era Sunset y cogiendo de seguido, activando el altavoz para que la oyeran todas.

-Ya han explotado todas ¿y bien?

-Ha funcionado, un convoy gigante acaba de salir de la NOOSE junto con dos Annihilator, ya podemos pasar.

-Bien, en ese caso poneos en marcha, en cuanto estéis dentro avisad.

-Vale ¿cómo está todo por allí?

-Un maldito caos, la gente se ha vuelto loca, el club de golf está ardiendo, la playa también, el campo petrolífero tres cuartas partes de lo mismo, y la policía no da abasto, así que sí, lo hemos conseguido.

-¡Y tanto! ¡j*der, que locura!-masculló Applejack, que era la que más impactada estaba.

-Sí, pero era lo que queríamos, así que venga, id tirando.

Tras eso colgó de seguido y bajaron del cerro donde estaban, subiéndose a los coches y conduciendo hacia allí; desde donde estaban un camino de tierra recorría todo el lado este de las montañas Tataviam hasta desembocar en el extremo superior de la autopista de Palomino, dirigiéndose tras eso hacia el sur y tomando una salida a la altura de la sede hasta Sustancia Road, donde se encontraba el primer control de paso para entrar en la NOOSE. Había un guardia de seguridad en la garita, pero al ver a las dos patrullas no dijo nada y les permitió el paso con un rápido gesto.
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Autopista de Palomino
Siguieron la carretera hasta llegar a la garita principal, donde allí sí que las pararon; el guardia de seguridad se dirigió a ellas.

-¿Vienen por el atentado?

-Sí, tenemos razones para creer que los terroristas tienen intención de atentar aquí también, venimos a hacer una inspección de emergencia ¿Cuántos efectivos hay en el complejo?-inquirió Twilight, conservando la calma.

-¡Ningunos, han salido todos, hemos recibido multitud de llamadas y la respuesta ha sido inmediata!

-Es comprensible, no pasa nada, nos las apañaremos como podamos.

-Está bien, pueden aparcar aquí delante.

Ambas patrullas aparcaron justo al lado de la entrada principal y las chicas salieron de ellas, dirigiéndose directamente al interior; una vez dentro Twilight se llevó la mano a su pinganillo, murmurando por lo bajo.

-Estamos dentro.

-Bien, he podido acceder a los planos de la sede y los estoy comprobando, dadme un momento-pidió Sunset desde el otro lado.

Cerca de allí vieron una guía del interior de la sede y la estuvieron comprobando, por suerte no había nadie en la recepción y el lugar se veía vacío, sin nadie a la vista.

-Vaya, sí que han vaciado realmente esto…-murmuró Rarity, impresionada.

-Sí, aunque igualmente debemos ir con cuidado, no creo que no quede absolutamente nadie aquí dentro, alguien se debe de haber tenido que quedar al menos para vigilar-comentó Twilight, con gesto serio.

Localizó entonces un par de cámaras de vigilancia en ambos extremos de la habitación, viendo entonces que se movían ligeramente; la chica hizo un gesto con sus dedos a las demás, las cuales enseguida lo comprendieron, moviéndose rápidamente. Una vez que estuvieron fuera de su rango de visión Twilight volvió a dirigirse a Sunset.

-Sunset, hay cámaras de vigilancia aquí, aunque no sé si están automatizadas o no…

-Lo sé, estoy al tanto, tengo localizada la sala de seguridad, vais a tener que inutilizarla antes de marcharos con el disco duro.

-Dejadme eso a mí-comentó en ese momento Pinkie.

-Te acompaño-añadió Rainbow, pegándose a ella.

-Bien, tengo un virus troyano que se puede mandar por correo electrónico, pero necesito saber el destinatario para poder enviarlo, intenta averiguar cuál es el correo del departamento de seguridad de allí.

-Oki doki.

-Entendido.

-Vale, ya tengo localizado donde puede estar guardado el disco duro, como bien pensé está en una sala de servidores, pero no sé dónde está situado exactamente, puedo extraerlo desde aquí, pero alguien va a tener que estar al tanto para cogerlo.

-Rarity y yo nos podemos encargar-comentó Twilight en ese momento.

-Bien, dirigíos a la segunda planta del tercer edificio, está al otro lado del pasillo. La sala de seguridad está en la primera planta del segundo edificio, junto a las escaleras.

-Vale, vamos, las demás desplegaos y haced como que buscáis algo, en cuanto lo tengamos todo os avisaremos y nos reuniremos aquí.

-De acuerdo-murmuraron Applejack y Fluttershy.

Una vez repartidas las tareas todas se separaron para realizar sus cometidos, volviendo a dejar la recepción vacía. Las cámaras se siguieron moviendo lentamente.
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Twilight y Rarity se movieron a paso ligero, ya que después de todo tenían que recorrer bastantes metros pasando de un edificio a otro a través de varios puentes aéreos, siendo en ese sentido un lugar bastante lioso si no se sabía bien por dónde ir. Por suerte Sunset las pudo ir guiando sin problemas comunicándose sólo con ellas a través de un canal distinto.

-Vale ¿habéis pasado ya por el segundo puente?

-Sí, estamos llegando al tercer pabellón según las indicaciones.

-Vale, nada más entrar veréis la recepción de ese pabellón junto a un ascensor, cogedlo y subid a la segunda planta.

Nada más entrar vieron el ascensor y lo cogieron sin más premura, llegando rápidamente a la segunda planta.

-Ya estamos aquí.

-Bien, la puerta está al otro lado del pasillo, nada más salir del ascensor a la derecha.

Siguieron sus indicaciones recorriendo el estrecho pasillo hasta llegar a la susodicha puerta, la cual estaba identificada mediante una placa en la que ponía: Sala de servidores Nº 1. Sin embargo vieron que tenía una cerradura electrónica que sólo se podía abrir mediante una tarjeta magnética.

-Mierda ¿ahora qué hacemos?

-No lo sé, usad vuestra imaginación.

En ese momento se abrió una puerta al otro lado del pasillo y de esta salió un solitario funcionario mirando unos papeles con gesto abstraído; nada más verlo Rarity se dirigió a él inquiriendo de seguido.

-Disculpe ¿sabe cómo podemos acceder a la sala de servidores?

-Ah, sí, el caso es que sólo nosotros podemos acceder mediante nuestras tarjetas de identificación… aunque espere ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿No deberían estar en Los Santos? Se ha sucedido un atentado terrible…

-Lo sabemos, querido, pero hemos venido ya que creemos que los terroristas podrían atentar aquí también, y necesitamos acceder a ciertos registros para asegurar que no quieren intentar nada ¿podría hacernos el favor? Recuerde que está en juego la seguridad nacional…

Ante eso el funcionario asintió, murmurando de seguido.

-Ah, claro, deme un momento.

Usando su tarjeta les abrió la puerta rápidamente.

-Listo, ya pueden pasar.

-Oh, muchas gracias, querido, es usted un amor…-murmuró Rarity, sonriéndole con una afable sonrisita.

Ante eso el funcionario no pudo evitar sonrojarse ligeramente, murmurando de seguido.

-Ah, no ha sido nada, estoy encantado de ayudar a la policía, sobre todo a una tan guapa como usted…

-Oh, querido, me halaga…

Tras eso el funcionario se marchó y, una vez solas, Twilight murmuró.

-Rarity, no te lo tomes a mal, pero eres terrible con los hombres…

-No es tanto eso, sino más bien saber cómo manejarlos. Tú también podrías hacerlo, es muy fácil, tan solo hay que saber qué teclas tocar…

-Supongo…

-Yo te lo resumo rápidamente, Sparkle: zorreando-comentó en ese momento Sunset con tono plano.

-¡Oye, perdona, no es zorreo, es simple persuasión, nada más!-exclamó Rarity, indignada.

-Sí, claro, con flirteo y diciendo lo amoroso que es… eso es zorreo puro y duro.

Rarity quiso contestar, cada vez más y más indignada, pero antes de que fuera a más Twilight medió rápidamente.

-Da igual eso, centrémonos a lo que hemos venido a hacer. ¿Sunset?

-Sí, cierto. Vale, tengo acceso directo al sistema de servidores, aunque no voy a poder estar en él mucho tiempo más sin que el sistema me detecte, así que hay que hacer esto ya. Voy a expulsar el disco, atentas.

-Bien.

Tanto Twilight como Rarity se pusieron en alerta, observando todas las ranuras de servidores a la vista por si veían moverse alguno.

-Y… expulsando.

Nada más decirlo Twilight vio entonces un disco saliendo hacia afuera de unas las ranuras inferiores del servidor más cercano a la puerta, por lo que se movió con premura y lo cogió de seguido.

-Lo tengo.

-Bien, justo a tiempo, salid de allí.

Una vez que lo tuvieron se marcharon y pusieron rumbo de nuevo al primer edificio, aunque por su parte Rarity refunfuñó por lo bajo.

-Zorrear yo, habrase visto ¿qué se ha creído?

-Bueno, a ver, lo siento si te ha molestado lo que te he dicho antes…-murmuró Twilight, algo azorada.

-No, tú no molestas, querida, es esa presuntuosa de Sunset… que yo zorreo, vamos, venga ya, como si fuera una vulgar meretriz ¿a ti te parece que eso haya sido zorreo?

Por un momento Twilight no supo muy bien qué decir, pero al final murmuró.

-Bueno, a ver, tal y como yo lo veo no es zorreo, simplemente te lo has camelado y ya está, además, eres muy femenina después de todo, y eso a los hombres les entra por los ojos quieras que no.

-¡Por supuesto que sí! zorreo, sí, claro ¿y qué más? Ya me gustaría verla a ella…

Ante eso Twilight no dijo nada, al menos en el momento, aunque al poco rato murmuró.

-Bueno, tal vez no sea la persona más cortés del mundo, aunque…

-¿Aunque?-inquirió Rarity, ceñuda.

Por un momento se calló, midiendo sus palabras antes de volver a hablar, aunque al final tan solo comentó.

-No, no es nada, simplemente no la hagas caso y ya está.

Ante eso Rarity se quedó un tanto extrañada, aunque prefirió no decir nada más y guardó silencio mientras volvían por donde habían venido.
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Por su parte Pinkie y Rainbow también se movieron deprisa, por suerte no se encontraron con nadie hasta llegar a la puerta de la sala de seguridad, la cual permanecía cerrada.

-Vale ¿cómo lo vamos a hacer?-inquirió Rainbow una vez allí.

-Oh, tú confía en Pie, Dashie, lo tengo todo pensado-murmuró entonces la chica, sacando de su cinto un par de granadas de gas de la última vez.

-Vaya, te han gustado por lo que veo…

-Puedes jurarlo-asintió ella, sonriendo ampliamente.

Repitiendo la misma estrategia de la última vez, primero comprobaron cuanta gente había dentro, habiendo un total de tres guardias de seguridad en una sala más amplia, los cuales hablaban entre sí; sin embargo hubo un problema añadido en cuanto captaron retazos de su conversación.

-¿Qué ha sido de esas oficiales que han entrado antes? Se supone que aquí no debe de haber nadie más salvo los funcionarios de guardia…

-No lo sé, estoy revisando las últimas grabaciones, a ver si las veo…

-Esperad un momento. Falco 1 ¿me recibes?-inquirió uno de ellos a un walkie-talkie.

-Aquí Falco 1, dime, nido-respondió una voz al otro lado.

-¿Dónde estás?

-En el edificio dos, montando guardia en la tercera planta ¿alguna novedad?

-Sí, han entrado unas oficiales del condado de Los Santos y de la policía de Los Santos, no sabemos a qué han venido y no las tenemos a la vista ¿puedes ir a echar un vistazo?

-Recibido, nido, me pongo en marcha.

Ante eso Pinkie se puso un poco nerviosa, mascullando de seguido.

-Oh, no…

-No te preocupes, yo lo distraeré, haz lo tuyo.

-Vale.

Rainbow se puso en marcha rápidamente y subió al piso superior, yendo agachada todo el rato y vigilando por si veía alguna otra cámara cerca; por suerte pudo evadir un par y colarse en la planta hasta que finalmente localizó al guardia de seguridad, al otro lado del pasillo y registrando varios puestos de trabajo separados entre sí mediante tabiques móviles. Cogió entonces una lata de Sprunk vacía de una papelera, avanzando entre los puestos sigilosamente, y la lanzó hacia el otro lado del recinto haciendo ruido en el proceso. El guardia lo oyó y masculló.

-¿Qué ha sido eso? ¿¡Hay alguien ahí?!

Rainbow guardó silencio y esperó a que se moviera, en cuanto vio que lo hacía se adelantó, cogiendo entonces la pistola eléctrica, se acercó a él por la espalda y le disparó. Dos electrodos atados a sendos alambres flexibles salieron disparados del arma e impactaron en su espalda, dándole un buen calambrazo que le hizo convulsionar y caer al suelo KO al instante.

-Bien, un problema menos-pensó Rainbow.

Escondió el cuerpo bajo una mesa para que nadie lo viera y volvió con Pinkie, la cual seguía esperando junto a la puerta.

-Me he ocupado del guardia ¿cómo lo llevas?

-He tirado dos hace poco, ya deben de estar durmiendo, voy a abrir.

Entreabrió la puerta lentamente, echando un vistazo por el resquicio, y viendo a uno de ellos tirado en el suelo, confirmando que había funcionado.

-Bien, vamos.

Pinkie fue la primera en entrar, sin embargo de golpe y porrazo alguien la abordó por detrás tratando de noquearla asiéndola del cuello, viendo que se trataba de uno de los guardias, el cual había evitado caer dormido tapándose la cara con un pañuelo; Rainbow reaccionó de seguido y trató de quitárselo de encima, el guardia dio una patada a Pinkie en la espalda tirándola al suelo y se centró en Rainbow sin decir nada.

Trató entonces de propinarla un derechazo, pero Rainbow lo esquivó echándose hacia atrás y contraatacó inmediatamente después con un derechazo directo, pero él la interceptó a tiempo y trató de retorcerla el brazo, sin embargo ella se dio la vuelta a tiempo y le propinó un rodillazo en el estómago, lo que le hizo soltarla. Rainbow se reincorporó a tiempo y le asestó un buen gancho con la izquierda que le dejó parado en el sitio, el guardia trató de contraatacar sobreponiéndose al dolor, sin embargo Rainbow no le dejó margen, volviendo a atacar de seguido y rematándole con su porra, dejándole inconsciente en el suelo.

Tras eso se acercó a Pinkie, la cual se quedó tirada en el suelo.

-¡Pinkie! ¿¡Estás bien?!

-Sí, sí, estoy bien, me dolía, por eso me quedé quieta…

-¿Puedes moverte?

-Creo que sí…

Rainbow la ayudó a levantarse y Pinkie se reincorporó, aunque con la espalda un poco torcida, sentándose frente a la consola de mando del sistema de seguridad y ante la gran mayoría de monitores.

-Tenemos que encontrar el correo, ayúdame a buscar.

-Vale.

Entre las dos estuvieron revisando los ordenadores que allí había hasta que finalmente Rainbow lo encontró.

-Tengo algo, Sunset.

-Vale, dime.

-Es securityfacility@NOOSE.eyefind.info.

-Bien, lo tengo, lo mandaré ahora, tenéis que abrirlo para que se ejecute el virus, el cual se infiltrará en la memoria y borrará todos los videos guardados hasta el momento en ella dejando inoperativo el sistema, por lo que os podréis mover sin problemas por allí.

Estuvieron esperando a que llegara el correo y, en cuanto lo recibieron, lo abrieron; nada más hacerlo salió un aviso sobre un posible malware en el contenido, sin embargo el virus comenzó a actuar de seguido, saltándose la seguridad y comenzando a aparecer avisos de error por toda la pantalla.

-Ya está, vámonos ¿te encuentras mejor?

-Sí, estoy mejor. Siento ser tan débil, Dashie, siempre dependo de los demás, a veces me siento un poco inútil…-murmuró Pinkie, algo alicaída.

-¿Qué dices? Para nada eres una inútil, Pinkie, gracias a ti hemos podido infiltrarnos con éxito, aun a pesar del inconveniente.

-Ya, pero aun así apenas me pude defender…

-Pero porque te cogió por sorpresa, no sabíamos que uno iba a evitar caer dormido.

-Aun así…

Antes de que Pinkie fuera a decir algo más Rainbow la cortó, murmurando de seguido.

-Tú no eres ninguna inútil ni débil, Pinkie, simplemente tienes limitaciones, pero eso no te hace menos capaz. De hecho eres más capaz que yo en ciertos aspectos incluso.

-¿Ah, sí? ¿Cómo cuáles?

-Siempre estás alegre, siempre tienes un chiste para aliviar la tensión, y te lo tomas todo con mucho humor. Yo no sería capaz, la verdad…

Pinkie se quedó un tanto chocada por esa revelación, pero al final esbozó una sincera sonrisa y abrazó repentinamente a la chica.

-Gracias, Dashie.

-No es nada, Pinkie.

Tras ese breve inciso las dos amigas se dirigieron a la salida sin tener que preocuparse por las cámaras de seguridad.
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-No parece haber nadie más, han dejado esto del todo vacío…-murmuró Applejack, cogiendo unas llaves que se habían dejado tiradas.

-Sí, nunca llegué a pensar que llegaría a entrar en un edificio federal, la verdad…

Applejack y Fluttershy no se habían ido demasiado lejos, quedándose cerca del vestíbulo y explorando un poco el sitio para hacer algo; en ese momento se encontraban en la cafetería del complejo, donde encontraron muchos cafés humeantes en algunas mesas, evidenciando que habían salido disparados en cuanto se enteraron de lo ocurrido.

-Bueno pues… no parece que seamos muy útiles en este golpe después de todo-comentó en un momento dado Applejack.

-¿Y eso por qué?-inquirió Fluttershy, a media voz.

-Hombre, tú me dirás, estamos aquí prácticamente haciendo tiempo, mientras que las demás hacen el trabajo.

-Ya, bueno, al menos conseguimos el coche y los uniformes…

-Sí, aunque eso fue más mérito tuyo, yo apenas hice nada en comparación.

-¿Qué dices? Sin ti no hubiera podido noquear a esa oficial…

-Podrías haberlo hecho tu misma tranquilamente sin mucha dificultad.

Ante semejante ola de negatividad Fluttershy se quedó un tanto extrañada, inquiriendo de seguido.

-¿Qué te pasa, Applejack? Normalmente no eres tan negativa…

La aludida suspiró, comentando de seguido.

-Perdona, Shy, es sólo que… me gusta que reconozcan mi trabajo ¿sabes? He estado trabajando durante toda mi vida para sacar a mi familia adelante, y ellos siempre me lo han agradecido como tal, pero que me aparten así sin más sin ningún otro propósito en mente… no sé, me molesta un poco.

La chica se quedó callada, pensando en las palabras de su amiga y sin saber muy bien qué decir al respecto; siguió en silencio por un momento hasta que finalmente habló.

-Creo que puedo entender por qué lo dices… sí, puedo entenderlo.

-¿De veras?

-Sí… antes de dedicarme a lo que me dedico ahora trabajaba como jornalera en el almacén de mi padre, el cual no hacía más que explotarme sin ni siquiera pagarme argumentando que tan solo ayudaba al negocio familiar. Él nunca me tomó en serio, ni agradeció jamás mi ayuda, y eso me quemaba mucho. Luego comenzó a conseguirme de sus otros trabajos, que en realidad se los pedían a él, pero me los encargaba a mí para evitar mancharse las manos.

-Qué hijo de p*ta…-soltó Applejack, saliéndola del alma.

Ante eso Fluttershy tan solo suspiró, cerrando los ojos y dejando escapar unas pocas lágrimas; la granjera la consoló dándola un suave abrazo, haciéndola sentirse un poco mejor.

-¿Mejor?

-Sí, gracias Applejack…

Las dos esbozaron sendas sonrisas confidentes, aunque Applejack inquirió luego.

-¿Y que fue del desgraciado de tu padre? Si no es intromisión…

Fluttershy negó con la cabeza, comentando de seguido.

-Como hui no volví a saber de él, aunque llegué a averiguar que se fue de la ciudad y del estado. Aunque la verdad es que no quiero saber nada de él.

Esta vez fue el turno de Applejack de asentir con la cabeza, sin decir nada más.

Sin embargo en ese justo momento oyeron unas voces resonando en el pasillo que las hizo reaccionar.

-¡Viene alguien!

-¡Tras la barra, rápido!

Las dos se escondieron tras la barra de la cafetería y desde allí vieron entrar a dos guardias de seguridad los cuales conversaban entre sí.

-¿Te responden en el nido?

-Qué va, lo he intentado un par de veces y ni por esas, es extraño, deberíamos ir a echar un vistazo.

-Sí, será mejor… espera, voy a ir a mear.

-Vale, te espero.

Un guardia se quedó junto a la puerta mientras que el otro se dirigió al baño, al otro lado de la cafetería.

-Mierda ¿qué hacemos?-inquirió Applejack, en susurros.

-Podemos esperar a que se marchen y luego salimos nosotras-sugirió Fluttershy, susurrando de igual forma.

-Es una opción…

En ese momento sus pinganillos resonaron y oyeron a Twilight diciendo.

-Tenemos el disco, nos dirigimos a la salida, nos vemos allí.

-Vale, el sistema de seguridad está fuera, allí nos vemos-anunció en ese momento Rainbow.

-Chicas, estamos atrapadas en la cafetería, hay dos guardias aquí, decían algo de ir al nido-comentó entonces Applejack.

-¿Al nido? Así es como llaman a la sala de seguridad, si van allí se encontrarán a los guardias de allí tumbados y darán la alarma, no dejéis que vayan.

Por un momento ambas chicas se miraron y observaron el panorama, descubriendo entonces que el guardia se encontraba entretenido mirando su móvil; fue entonces cuando Fluttershy aprovechó el momento, cogiendo una taza pequeña de café y lanzándola hacia el otro lado de la cafetería, rompiéndose contra el suelo y alertando al guardia.

-¡Ah! ¿Qué demonios ha sido eso?

En cuanto fue a comprobar ese ruido las dos se movieron hacia la salida sigilosamente y, en cuanto salieron, cerraron la puerta silenciosamente y, en ese instante, Applejack tuvo una iluminación. Cogió entonces las llaves que encontró tiradas, probando una por una hasta que finalmente la correcta encajó, cerrando de esta forma la puerta y dejando a esos dos encerrados dentro de la cafetería.

-Vaya, qué suerte la nuestra…

-Sí, al menos sí que hemos servido para algo después de todo ¿no?-inquirió entonces Fluttershy.

Ante eso Applejack la sonrió y las dos regresaron al vestíbulo principal, donde se encontraron con las demás al poco rato.

-¡Aquí estáis! ¿Y los guardias?-inquirió Twilight.

-Encerrados en la cafetería-murmuró Applejack, tirando las llaves.

-Bien, entonces vámonos.

Regresaron a sus coches y salieron de allí rápidamente, al pasar por la garita principal el guardia se dirigió a ellas, pero Twilight controló la situación comentando.

-No hemos encontrado nada por suerte, volvemos a la ciudad para ayudar en todo lo que podamos.

-Bien, mucha suerte.

Una vez fuera y lejos de la sede de la NOOSE Twilight comentó.

-Ya está, lo hemos conseguido, y sólo ha hecho falta destruir media ciudad. Ni tan mal, oye.

-Eso lo dirás en sentido figurado ¿no, querida?

-Pues claro, no me quiero ni imaginar cómo tiene que estar la cosa ahora mismo en Los Santos…

-Imagínate…-murmuró Rainbow.

-Sí… en fin, voy a llamar a Sunset, tenemos que darla el disco.

Hizo mano de su móvil y lo puso en manos libres.

-Tenemos el disco.

-Buen trabajo, por aquí están los ánimos caldeadísimos, el ejército también se ha presentado hace poco y está ayudando a los federales a poner orden en las calles, no es seguro quedar aquí, mejor hacerlo en las afueras, id a Two Hoots Falls y esperadme allí, iré en cuanto pueda.

Tras eso Sunset colgó de seguido, sin darle tiempo a Twilight a preguntar acerca de ese sitio.

-¿Two Hoots Falls? ¿Dónde está eso?

-Ni idea, aunque igual Applejack lo sabe, llámala-sugirió entonces Rarity.

Llamaron entonces a Applejack, la cual iba detrás de ellas, y en cuanto le nombraron el sitio exclamó.

-¡Ah, pues claro que sé dónde está eso, es una cascada muy bonita situada en el valle de Tongva, donde antes vivía! me pongo delante y os guio ¿va?

-Vale, te sigo.

Tras eso Twilight dejó que Applejack la adelantara y la siguió mientras se dirigían hacia el norte por la autopista de Palomino. El viaje fue algo largo ya que no pudieron atajar por la ciudad, teniendo que dar un largo rodeo y seguir todo recto hacia el norte por la autopista de Señora y saliendo hacia la ruta 68 en cuanto llegaron al desierto de Señora, yendo todo recto por ella durante unos buenos y largos kilómetros hasta llegar a la altura de Zancudo Road y llegando enseguida a partir de ahí.

El sitio era pequeño pero bastante acogedor, consistía en un pequeño camino de tierra que llevaba hasta la propia cascada, con un tótem en medio del camino circular con la forma de un búho con las alas desplegadas y un cartel con el nombre del sitio en él. Nada más salir de los coches todas se quedaron maravilladas por la belleza natural de la zona.
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Two Hoots Falls
-¡Oh, vaya, qué sitio más bonito!-exclamó Pinkie, encantada.

-¿Verdad? Suele ser un sitio de camping muy transitado, mi abuela nos llevaba a mí y a mi hermano aquí de pequeños-explicó la chica, con nostalgia.

Las seis se sentaron en la hierba junto a un árbol y estuvieron esperando bastante tiempo a que Sunset apareciera, pasando la mayor parte del día allí; Applejack incluso fue a comprar algo de comer para todas a Harmony, volviendo con bastantes provisiones y disfrutando del momento todas juntas, olvidándose de todo.

Sunset no apareció hasta bien entrada la tarde, comenzando incluso a anochecer, su coche llegó a eso de las ocho y salió de él con gesto quemado.

-¡Sí que has tardado!-exclamó Twilight.

-¡No me lo recuerdes, por dios, cinco horas esperando a que me permitieran salir de la ciudad, y con razón, el ejército ha instaurado la ley marcial y va a haber un toque de queda dentro de una hora, nadie va a poder entrar ni salir en Los Santos mientras buscan a los terroristas!-anunció Sunset.

Eso pilló por sorpresa a todas, aunque en ese momento Rainbow murmuró.

-Bueno si lo piensas tampoco es tan raro…

-Sí, realmente es tan grave como para que actúen de esa forma…-asintió Twilight.

-Ya, pero ahora no podremos volver…-murmuró Rarity.

-No, pero va a ser mejor así, esta situación nos favorece para pasar desapercibidos tras el golpe, vivid la vida rural americana mientras tanto, no se sabe cuándo levantarán la ley marcial por lo que la situación puede durar un buen tiempo-añadió Sunset.

-Pero… yo tengo mis cosas en el apartamento…-comentó en ese momento Twilight.

-Sí, y yo también tengo todas mis cosas en el hotel-añadió Rarity.

-Yo igual, Thunderlane preguntará por mí de hecho…-murmuró Rainbow.

-¡Y a mí los señores Cake, deben estar preocupadísimos!-exclamó Pinkie.

-Apañaos como podáis, en Paleto Bay tenéis un motel, bares, restaurantes y tiendas de ropa, así que no es tan horrible.

-¿Y qué hay de ti?-inquirió entonces Fluttershy.

Ante eso Sunset se quedó callada, como si no tuviera muchas ganas de hablar al respecto, pero finalmente murmuró.

-Mi jefe me proporcionará sitio fuera de la ciudad, no os preocupéis. El disco, por favor.

Twilight se lo entregó y Sunset se lo guardó, aunque en ese momento Fluttershy comentó.

-Bueno, yo puedo aprovechar para volver a mi casa en Monte Gordo, si tuviera sitio os ofrecería venir, pero me temo que es una cabaña pequeña…

-Iba a decir lo mismo de hecho, veníos a mi granja, la casa es lo suficientemente grande como para albergar a todas-añadió Applejack justo después.

-No, Applejack, no te molestes, vi que vivías con más gente, no queremos ser una molestia-murmuró Twilight rápidamente.

-¡Para nada, nos apretujamos un poco y ya está!

-No, en serio, de verdad…

En ese momento Rainbow se adelantó, comentando de seguido.

-Pues yo creo que me voy a pasar por tu queli, Jack ¿te importa?

-No, para nada, Dash, yo encantada… vamos chicas, en serio, no pasa nada.

-¡Me encantaría pasar tiempo contigo, Jackie, pero creo que me voy a quedar mejor con mi hermana, también debe estar preocupada por mí!-se excusó Pinkie.

-Bueno, claro, es entendible… ¡Venga, Twilight, Rares, solo quedáis vosotras!

Twilight quiso volverse a negar, pero Rarity se adelantó comentando.

-Gracias por tu ofrecimiento, querida, no es por ser desconsideradas, pero si vives con más gente tampoco queremos molestar, Twilight y yo nos quedaremos en Paleto Bay.

-¿Seguras? De verdad que tengo sitio para todos, si es una casa enorme, perteneció a un antiguo terrateniente, tiene dos salones amplísimos y una sala de estar…

-Seguras, no pasa nada, iremos a veros igualmente para juntarnos.

Finalmente, aunque muy a regañadientes, Applejack aceptó, quedándose sólo Rainbow con ella. Sunset aprovechó para marcharse.

-Muy bien, pues yo me voy retirando, estaremos en contacto.

Se acercó hasta el coche, aunque en ese momento se dio la vuelta y exclamó.

-¡Ay, sí, casi se me olvida! ¡Toma, Sparkle!

Tras eso la lanzó algo y Twilight lo cogió, viendo que se trataba de una granada de mano y comprendiéndolo al instante. Sunset se despidió con un breve gesto con la mano y se marchó de allí, dejándolas solas.

-Bueno, pues cambiémonos-murmuró la chica, abriendo el maletero de la patrulla y sacando varias bolsas con su ropa normal.

Se cambiaron todas rápidamente, metiendo los uniformes en ambas patrullas y acercando la una a la otra todo lo posible para que la explosión destruyera a las dos al mismo tiempo, aunque antes las alejaron todo lo posible de Two Hoots Falls para que pareciera que había sido un accidente. En cuanto estuvo todo preparado Twilight quitó la anilla y lanzó la granada, la cual cayó entre las dos patrullas; al segundo siguiente hizo explosión y ambos coches reventaron a la vez, destruyendo así toda posible prueba.

-Bueno, pues ya está…

-Sí, aunque… ¿ahora cómo vamos a ningún sitio?-inquirió entonces Pinkie.

El detalle en sí cayó entre ellas como una losa pesada, sintiéndose muy estúpidas por unos breves segundos, aunque Applejack lo solucionó enseguida comentando.

-No pasa nada, dadme un segundo que hago una llamada.

Al cabo de unos pocos minutos llegaron dos minivans, de las cuales salieron dos hombres, uno de ellos, el más grande y fortote de los dos, se echó sobre Applejack dándola un gran abrazo.

-¡Oh, Applejack, aquí estás, menos mal, estaba preocupadísimo por lo que había pasado!

-Sí, lo siento Big Mac, debí llamarte antes, pero es que apenas he tenido tiempo…-murmuró Applejack, abrazándole con la misma fuerza.

-Prima, menos mal, estábamos preocupados…-murmuró el otro hombre, haciendo lo mismo.

-Braeburn, aquí estás… pero bueno, dejad que os presente a mis amigas ¿crees que podríais acercarlas?

-Sí, sin problema…

Estuvieron hablando un poco más, hasta que al final todos montaron en las minivan y se alejaron de allí rumbo hacia el norte. Hacia el sur el humo seguía cubriendo la ciudad de Los Santos, la cual aún seguía gimiendo, adolorida.
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Esa misma noche en la costa este del estado, y cerca de la central eléctrica Palmer-Taylor, un lujoso y bastante grande yate blanco se encontraba fondeado con el ancla echada e iluminado mediante una serie de luces de neón de colores, resaltando ampliamente sobre la superficie del agua. El mar estaba en calma y pequeñas y suaves olas chocaban contra su casco sin apenas hacer ruido.
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Yate frente a la costa
Al fondo, y recortándose entre las montañas cercanas, la figura de un helicóptero se hizo cada vez más grande conforme se iba acercando, aminorando la marcha en cuanto se acercó al yate y maniobrando para aterrizar en el helipuerto situado en su proa. En cuanto se posó del todo y los rotores se detuvieron, del mismo bajaron la propia Sunset y unos cuantos hombres más, los cuales la guiaron hacia el interior del yate.

Por dentro el yate era incluso más lujoso, con suelos de madera de caoba y paredes blancas, aunque la guiaron directamente hasta la cubierta inferior, donde se encontraban los camarotes a lo largo de un alargado pasillo. Al fondo del todo había una austera puerta, Sunset, con el disco duro en la mano, se acercó hasta ella y llamó antes de entrar.

-Adelante.

Sunset abrió la puerta y se encontró de lleno en un oscuro y austero camarote; su jefe, escondido entre las sombras, la observaba atentamente, viendo enseguida lo que la traía y murmurando de seguido.

-Lo han conseguido.

-Sí, lo han conseguido.

-Estupendo, maravilloso, qué gran grupo.

-Sí, tengo que admitir que lo hacen verdaderamente bien para ser un puñado de chicas corrientonas…

-No subestimes lo corriente, Sunset, después de todo nunca se sabe lo que puede deparar. El disco, por favor.

La chica se acercó hasta su mesa y le tendió el objeto, cogiéndolo de seguido y observándolo atentamente. En un momento dado llegó a comentar.

-Y pensar que un objeto tan común, tan insignificante, un pedazo de plástico, ha estado a punto de tumbar todo lo que hemos conseguido, todo lo que hemos hecho aquí… es fascinante ¿no crees?

-No sé yo si fascinante es la palabra apropiada, señor…

-Puede ser. Después de todo, otras cosas son mucho más fascinantes que esto. Como esas chicas, por ejemplo. Ellas sí que son fascinantes. Me han ayudado tanto… y yo las he dado tan poco a cambio.

-¿Qué quiere decir?-inquirió Sunset, extrañada.

-No me malinterpretes, Sunset, no pienso ceder ni un ápice un grupo tan valioso, pero creo que después de esta operación se han merecido un buen descanso ¿no crees?

Ante eso la chica se quedó un tanto dudosa, sin saber muy bien qué hacer, hasta que finalmente murmuró.

-Sí, supongo que sí…

-Así es. Y tú también. Han preparado un camarote de esta cubierta para ti, ya puedes instalarte.

-Muchas gracias, señor.

-Puedes retirarte.

Sunset se levantó y, tras un gesto de agradecimiento, se fue de allí, dejando solo al hombre con el disco duro en la mano. Aunque tras eso dejó el objeto en la mesa y salió de allí, dirigiéndose a la cubierta superior aprovechando que apenas había luna moviéndose entre las sombras y observando la costa este de San Andreas, dirigiendo su mirada hacia el sur. Apenas se veía desde donde estaba, aunque el débil resplandor de Los Santos se alzaba sobre las montañas, evidenciando que estaba allí. Herida en lo más profundo, pero aún viva.

-Oh, querida mía, siento que las cosas hayan tenido que ser así, pero me habían amenazado, por lo que no tuve otra opción. Perdóname, por favor.

Guardó entonces silencio, como si se esperara que le fuera a contestar, aunque volvió a hablar al poco rato.

-Nos han separado, pero no te preocupes, en cuanto te recuperes volveré a ti y me darás el último impulso que necesito. Y entonces, sólo entonces, serás mía. Contigo toda la costa oeste te seguirá, desde San Fierro hasta Seattle. Y será entonces cuando me volveré invencible. Tan sólo espera, querida. Espérame.

Esas últimas palabras las pronunció en un débil susurro llevado por el viento, perdiéndose en la inmensidad del océano. Tras eso se retiró, dejando desierta la cubierta y oyéndose tan solo el frágil murmullo del mar

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 11 May 2017, 10:45

Capítulo 35
La América rural
-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Los Santos tiembla! Un atentado múltiple a diversos puntos de la ciudad la ha sacudido de arriba abajo dejando centenar de heridos de diversa consideración y al menos diez víctimas mortales, muchos menos de los que estamos acostumbrados, pero igualmente es una cifra relevante. Tanto la policía de todo el estado como los federales y el ejército se encuentran ahora mismo replegados en la ciudad haciendo controles exhaustivos en las principales carreteras y patrullando por las calles para garantizar la seguridad de los ciudadanos, los cuales aún siguen en estado de shock debido a la escalada de violencia reciente; muchos de ellos han expresado su miedo de la mejor forma posible: gritando.

-¡Fue horrible, todo comenzó a explotar y cundió el pánico, la gente echó a correr para ponerse a salvo, yo también, me llegaron a empujar y me hice daño en el brazo al caer! ¡Dios santo, qué miedo, no quiero morir, soy demasiado joven, aún tengo muchas cosas que hacer en mi vida!

-¡Estuve cerca de una de las explosiones, vi cómo estallaba el pabellón coreano, fue espantoso, la gente se cagó encima y el tráfico se detuvo de golpe, vi como alguien arrollaba a una anciana tratando de escapar, horrible, simplemente horrible!

-¡América está dañada! ¿¡Me oyen?! ¡Nos han hecho mucho daño, la ciudad ha pagado por nuestra imprudencia y ni la presidenta Celestia, ni el FIB ni la IAA han hecho nada por impedirlo! ¿¡Para esto sirven mis impuestos?! ¡Ya sabía yo que una mujer en la Casa Blanca no podía traer nada bueno, ahora nos atacan a nosotros y a nuestras familias! ¿¡Y qué podemos hacer ?! ¿¡Protegernos nosotros mismos?! ¡Es una vergüenza, presidenta dimisión! ¡Viva América!

-¡Malditos terroristas, ahora vienen aquí, a nuestra propia casa, y tratan de matarnos a todos a base de explosiones! ¿¡Cómo ha podido pasar?! ¡Pensaba que este país era seguro! ¿¡Ahora qué les voy a decir a mis hijos?!

-¡Más les vale a esos condenados terroristas pagar todo el estropicio que han provocado en Vinewood Hills, han inundado y echado a perder mi casa y parte de mi colección de revistas antiguas! ¿¡Ahora quien me las va a reponer?! ¡Mi vida entera ya no tiene sentido!

-¿¡Quienes se creen esos terroristas que son para venir a nuestro barrio y destrozar el monumento a King?! ¡Más les vale no volver por aquí, porque si nos enteramos y tenemos algún indicio de que están por los alrededores, les vamos a hacer que no olviden jamás lo que han hecho a nuestro barrio y a nuestra gente! ¿¡Me oís, putos terroristas de mierda!? ¡Con los Ballas no se juega!

Aunque la cifra de damnificados no ha resultado ser la más relevante, cosa que llama la atención tanto a la policía como a los federales, quien se ha llevado la peor parte ha sido la propia ciudad, la cual ha resultado severamente dañada, y con monumentos tan distinguidos como el cartel de Vinewood, el pabellón coreano, el Vinewood Bowl o el monumento a King total o parcialmente destruidos. Por el momento los daños materiales ascienden a más de un millón y medio de dólares, y se prevé que la cifra siga aumentando, ya que no se han evaluado todos los daños, aunque las infraestructuras que se han llevado la peor parte ha sido el club de golf de Los Santos, que ha acabado totalmente calcinado, y gran parte del campo petrolífero de Murrieta, que ha provocado una caída en picado del crudo en la bolsa americana.

Por ahora la ley marcial seguirá estando presente en la ciudad, así como el toque de queda, los cuales se ha decidido mantenerse por razones de seguridad; todas las salidas de la ciudad están cortadas y vigiladas por el ejército, y se necesita un permiso especial para salir de la ciudad, el aeropuerto está cerrado y el puerto también, todo ello para garantizar que los terroristas no puedan escapar por ninguna vía y así cazarlos lo más rápidamente posible.
Por su parte la gobernadora Sue Murry ha declarado para tranquilizar a la población.

-San Andreas está bajo ataque, pero no nos doblegaremos a las presiones del terrorismo, soportaremos lo indecible para así plantar cara al terror y echarles de nuestro estado. Trataré por todos los medios de poner solución al problema que nos ocupa y comenzaremos a reconstruir en cuanto haya pasado la amenaza, no temáis, andreínos, estaremos ahí para vosotros.

Por otro lado la presidenta Celestia también se ha pronunciado condenando los hechos en sí.

-Estoy al tanto de lo que ha sucedido en San Andreas y no vamos tolerar un ataque así en suelo americano, la justicia se aplicará ciegamente y condenaremos a los terroristas para que paguen por sus horribles crímenes. También destinaré parte del presupuesto nacional en reconstruir todos los monumentos, infraestructuras y demás elementos que han sido dañados o destruidos, no abandonaremos a los andreínos a su suerte, eso por descontado. Este es un ataque a nuestros derechos y libertades que no debe quedar impune.

En cuanto al ataque en sí ningún grupo terrorista conocido ha reivindicado el atentado, cosa que extraña en parte a los federales, los cuales siguen en la ciudad investigando los sucesos, y según los indicios es posible que esto vaya para largo. Les seguiremos informando de lo que vaya pasando, manténganse a salvo. Esto es Weazel News, confirmando sus prejuicios.
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Los primeros rayos de sol comenzaron a colarse por la ventana, trazando una fina línea de luz al atravesar la antigua persiana echada hasta acabar en uno de los párpados cerrados de Twilight, la cual arrugó los ojos en un gesto instintivo. Sin embargo el sol fue insistente a su manera hasta que finalmente la chica se terminó de despertar, desperezándose en la cama y enderezándose en ella hasta acabar sentada en la misma, con gesto aún dormido. Miró a su diestra y vio a Rarity echa una bolita a su lado y todavía dormida, recordando entonces que estaban en Paleto Bay.

Tras ser recogidas por el hermano y el primo de Applejack las acercaron tanto a ellas como a Pinkie hasta allí, Pinkie se fue a casa de su hermana y tanto ella como Rarity se alojaron en el motel Dream View, donde pasaron la noche hasta ese mismo momento. Resultó ser la opción más económica, ya que salía a cincuenta dólares la noche, aunque fue Rarity quien pagó, sin darle tiempo a Twilight a reaccionar. Como no sabían cuánto tiempo iban a estar exactamente la chica pagó por una semana entera de estancia, cubriendo así un tiempo más o menos amplio.
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Motel Dream View
Twilight se levantó y se dirigió al baño, acicalándose un poco y vistiéndose enseguida; nada más salir del baño vio a Rarity acercándose a ella algo adormilada y con el pelo bastante revuelto.

-Buenos días.

-Buenos días, querida. Y sí, sé en lo que estás pensando.

-¿Ah, sí? ¿En qué?

-El pelo, lo tengo horrible, pero tranquila, dame un peine y unos cuantos minutos y estaré presentable.

Ante eso Twilight se rió tontamente, al tiempo que comentaba.

-No me refería exactamente al pelo, pero supongo que también puede valer.

-Oh, querida, subestimas el poder de un buen peinado… podría hacer muchas cosas con el tuyo si me lo permitieras.

-Bueno, vamos a tener un retiro rural indefinido de lo más interesante, algo tendremos que hacer mientras tanto, no veo por qué no…

-Espléndido… ¿desayuno?

-Por favor.

-Bien, dame un momento que me ponga guapa y vamos para allá.

Twilight esperó pacientemente a Rarity mientras consultaba su móvil; tanto las redes sociales como las páginas de noticias se encontraban ardiendo, todos los medios cubrían la misma noticia, en Bleeter el hashtag #LosSantosexplota era trending topic mundial, en LifeInvader todo el mundo comentaba al respecto, colgando imágenes inéditas, y en el resto de internet la vida seguía anodinamente. En cuanto estuvieron listas salieron a la calle a desayunar.

Paleto Bay había amanecido bastante vacía, apenas había gente por la calle, y la poca que vieron caminaba apresuradamente como si quisiera llegar cuanto antes a su destino. Estaba claro que era uno de los efectos del atentado, el cual había causado el suficiente miedo en la población como para obligarles a quedarse en sus casas y no salir a la calle. Por un lado era comprensible, aunque por otro se sentía extraño, ya que no era habitual ese tipo de estampas en un pueblo tan rural como Paleto, donde todos o casi todos los vecinos se conocían.

Nada más salir del motel se dirigieron a Paleto Boulevard, la calle principal del pueblo la cual lo atravesaba de norte a sur y donde se concentraban la gran mayoría de comercios locales, entre ellos una cafetería de nombre Bay Bar donde entraron para desayunar. El interior se veía como la típica taberna de pueblo y se podía notar el ambiente rural nada más entrar en ella; apenas había gente salvo un solitario hombre sentado frente a la barra y un camionero en la zona de las mesas leyendo un periódico. Una tele se encontraba encendida, mostrando anuncios varios.

Las dos se pidieron sendos cafés, acompañándolos con algo de bollería, huevos rotos y beicon, además de un zumo de naranja. El barman, un hombre de mediana edad y bastante barbudo, las miró atentamente mientras las servía, llegando a comentar en un momento dado.

-Ustedes no son de aquí ¿verdad?

-Ah, no, para nada, tan solo estamos de paso, nos quedaremos un tiempo por aquí, eso sí-explicó Twilight.

-Ya…

Tras eso el hombre no dijo nada más y las chicas siguieron desayunando tranquilamente mientras hablaban un poco.

-¿Qué te apetece hacer hoy?-inquirió en un momento dado Twilight.

-Bueno, podemos ir a ver a Applejack y Rainbow a Grapeseed, ir a dar una vuelta… necesitamos comprar ropa nueva, te recuerdo que vamos con lo puesto-comentó Rarity.

-Cierto, probablemente Applejack sepa guiarnos un poco…

-Y necesitaríamos también útiles de aseo, toallas, champú, gel de baño, un secador…

Twilight quiso decir algo al respecto, pero en ese momento su móvil comenzó a sonar y echó un rápido vistazo a la pantalla, viendo de quien se trataba.

-¡Es mi madre! ¡Oh, mierda, debe llamar por lo que ha pasado! Dame un momento.

-Claro, sin problema.

La chica se apartó para poder hablar y lo cogió de seguido.

-¿Sí, mamá?

-¡Twilight! ¡Oh, gracias al cielo, estaba tan preocupada! ¿¡Estás bien?!

-Sí, sí, estoy bien, tranquila, no me ha pasado nada…

-¡Oh, Dios santo, qué susto, me enteré justo ayer y pensaba que te había pasado algo!

-Lo siento, mamá, lo siento mucho, se me olvidó por completo llamarte, soy un desastre total…

-¡No, no, tranquila, debe haber sido duro para ti también! ¿Dónde estás? ¿Sigues en la ciudad?

-No, si de hecho no me ha llegado a afectar nada de lo que ha ocurrido porque me pilló fuera de Los Santos, ahora mismo me encuentro en un pueblecito del condado de Blaine con una amiga.

-Ah, vale, entonces me quedo más tranquila… aunque ha sido horrible, he visto las noticias y media ciudad ha quedado arrasada, qué horror, menos mal que no estabas allí.

-Sí, la verdad es que sí, por lo que sé la ciudad está cerrada a cal y canto y no se puede pasar, así que me quedaré unos días por aquí…

-Sí, será lo mejor, al menos estarás más tranquila que estando atrapada en esa ratonera, espero que esos terroristas no vuelvan a atacar.

-Sí, eso espero…

Para entonces a Twilight la estaba resultando particularmente duro mantener la conversación con su madre, y por buenas razones; el saber que había sido ella la causante de que hubiera estado tan preocupada la hacía sentir bastante mal al respecto, y lo peor de todo era que no podía contarla nada sin arriesgarse a ponerla en peligro.

-Pero bueno, lo importante es que estás bien y no te ha pasado nada, me quedo mucho más tranquila.

-Lo siento, mamá…

-No te preocupes, cielo, ya ha pasado todo.

En realidad no era una disculpa por lo ocurrido, sino por todo en general, por su situación, su incapacidad de decirla lo que realmente ocurría y por no ser una buena hija después de todo.

-Pero bueno ¿quieres hablar con tu padre y con Spike?

-Ah, vale…

La conversación se alargó un poco más entre Night Light y Spike, que era el que más preocupada estaba por ella, quedándose mucho más tranquilo en ese aspecto, pero ésta vez echándola mucho más de menos, lo que hizo un poco más de daño a la chica. Finalmente terminó con él la conversación, colgando de seguido y volviendo con Rarity, la cual la miró con gesto comprensivo.

-Duro, lo sé, mis padres tampoco saben por qué estoy aquí exactamente, y dejé atrás a mi hermanita cuando la prometí que volvería en una semana. Tiene gracia y todo…

-No sé yo si gracia es la palabra apropiada para describirlo…-murmuró Twilight, con gesto triste.

-Sí, bueno, para mí supongo que sí, aunque… estoy preocupada por mi padre también. Se supone que no debería estar de vuelta en Vice City, y aun así...

Ese comentario en concreto dio que pensar a Twilight, la cual la miró brevemente antes de comentar.

-¿Puedo preguntarte algo, Rarity?

-Claro, querida, dispara.

-¿Cómo llegaste a donde estás ahora?

Ante eso la chica sonrió con un gesto triste, comentando de seguido.

-Bueno, no es como si tuviera muchas opciones, después de todo mi padre me dejó al cargo de todo lo que él había construido y yo lo mejoré un poco. Él me enseñó todo lo que necesitaba saber para mantener el negocio a flote y, bueno… las cosas han sido así desde entonces.

-No pareces muy contenta por ello…

Rarity asintió con la cabeza, dejando escapar un hondo suspiro y murmurando de seguido.

-Pues sí, no te voy a engañar, ha sido un asco, aunque durante todo este tiempo me convencí a mí misma que se trataba de una más de mis tantas responsabilidades. Aun así hubiera preferido que todo hubiera sido diferente, la verdad.

Las dos chicas se quedaron calladas, Rarity dio un sorbo a su café y Twilight la imitó, terminando sus huevos; fue entonces en ese mismo instante cuando, esta vez, el móvil de Rarity comenzó a sonar de improviso.

-Vaya, me toca a mí. Si me disculpas, querida.

-Sí, claro.

Rarity se apartó y cogió el móvil a su madre, murmurando de seguido.

-Tranquila, estoy bien.

-¡Oh, menos mal, acabo de ver lo que ha pasado, tu padre y yo estábamos preocupadísimos!-exclamó Pearl al otro lado.

-Sí, lo sé, perdona por no haber llamado antes, se me ha pasado.

-¿Cómo estás? ¿Sigues en la ciudad?

-No, de hecho me ha pillado fuera por lo que no he acabado encerrada.

-Oh, bien, menos mal… aquí está tu padre ¿quieres hablar con él?

-Sí, pásamelo.

Hubo un breve silencio que apenas duró unos pocos segundos hasta que la voz de Magnum sonó al otro lado.

-Hola, hija.

-Hola papá ¿cómo estás?

-Bueno, eso más bien debería preguntártelo yo ¿no crees?

-Sí, bueno, yo lo decía más por ti…

-No te preocupes por mí, estoy bien ¿cómo estás tú?

-Bien, perfectamente, te digo lo mismo que le he dicho a mamá, estaba fuera cuando ocurrió así que no me ha afectado.

-Oh, bien, en ese caso me quedo más tranquilo… ¿cómo te va por allí?

-Tirando, aunque ahora con todo esto que ha pasado no sé yo si podré continuar…

-Tómatelo con calma, no pasa nada.

-Está bien… ¿cómo está Sweetie Belle?

-Bien, ahora mismo está en clase, ya la diremos que te hemos llamado, te volverá a llamar ella después.

-Vale.

Su conversación fue un poco más corta, volviendo al poco rato y terminando de desayunar junto a Twilight.

-Tal vez sí que tengas razón después de todo-comentó en ese momento Rarity.

-¿Y eso?

-Es una mierda tener que mentir a tus padres, especialmente a mi hermana pequeña. Dios, me siento tan culpable…

Por un instante ambas chicas se miraron, compartiendo un mismo sentimiento; Twilight esbozó una leve sonrisa conciliadora y murmuró.

-Bueno, al menos no estamos solas.

-Sí, eso es cierto.

Pagaron por el desayuno, que salió mucho más barato que en la ciudad, y tras eso salieron a la calle.

-Bueno ¿pues vamos a ver a Applejack?-inquirió en ese momento Twilight.

-Sí, vamos, podemos avisar a Pinkie si eso.

-Vale.

Dado que vinieron juntas el otro día la misma Pinkie aprovechó para presentarlas a su hermana, por lo que se acordaban de dónde vivía, estando su casa un poco más delante de donde se encontraban. Nada más llamar a la puerta fue la propia Maud quien abrió.

-Hola Maud ¿está Pinkie?-inquirió Rarity.

-Sí, ahora la aviso. Pinkie, han venido tus amigas-murmuró la aludida con tono plano y sin apenas elevar su voz.

La aludida se presentó al poco rato, saludándolas de seguido.

-¡Hola, chicas! ¿Qué tal? ¿Queréis pasar?

-No, gracias, de hecho veníamos a decirte que vamos a ir a visitar a Applejack y Rainbow en Grapeseed ¿quieres venir?

-Oh, me encantaría, aunque me voy a quedar mejor con Maud, aún está un poco asustada por lo que ha pasado y me gustaría pasar un tiempo con ella-explicó la chica, bajando un poco la voz.

-Oh, está bien, como veas…

-Podemos quedar para cenar esta noche si eso-añadió entonces la pelirosa.

-Suena como una buena idea… ¿qué dices, Rarity?

-Por mí estupendo, te avisaremos en cuanto volvamos.

-Vale, genial, saludad de mi parte a Jackie y a Dashie ¿va?

-Descuida, lo haremos.

Rarity y Twilight se despidieron de ella y Pinkie las observó irse, entrando tras eso en casa y dejando escapar un leve suspiro.

-Podías haber ido con ellas.

La chica reaccionó de seguido, mirando a su hermana y comentando rápidamente.

-Ah, sí, bueno, prefiero quedarme aquí contigo por hoy…

-¿Segura? Yo estoy bien, no hace falta que te preocupes tanto por mí…

-¡Pues claro que me preocupo por ti! Eres mi hermana, además, quiero pasar más tiempo contigo ahora que puedo.

Ante eso Maud la miró con su característico gesto anodino, sin decir nada más; aun a pesar de lo que podía parecer, Pinkie era capaz de ver tras esa mascara de aparente indiferencia, y sabía muy bien cuando algo molestaba a su hermana mayor. Después de todo era una Pie, y entre los Pie no había secretos, por lo que en ese sentido lo sabía y de sobra.

En un momento dado la chica se abalanzó sobre su hermana y la abrazó, llegando a esbozar una triste mirada y mascullando en un tono más inquieto.

-Estaba tan preocupada… vi las noticias y por un instante quise ir allí, pero aun así…

-Ya está, Maudie, no pasa nada, estoy aquí.

Las dos se quedaron en esa pose un buen rato, aunque por su parte Pinkie esbozó un mustio gesto en su cara, sintiéndose algo dolida al respecto ya que después de todo ella había sido parte de esa difícil situación y, por ende, se sentía responsable por el mal rato que le había hecho pasar a su hermana. Aun así no dejó que eso la molestara, cambiando el gesto enseguida y exclamando.

-¡Pero bueno, aprovechemos para pasar más tiempo juntas! ¿Qué te apetece hacer?

-Probablemente se retrase con lo del atentado, aunque ahora estoy practicando un poco para la lectura de mi tesis ¿quieres que te la lea?

-¡Oh, me encantaría!

-Bien, voy a por ella.

Maud se ausentó un momento y Pinkie esperó allí en el salón, aunque en ese justo momento su móvil comenzó a sonar su móvil, viendo quién se trataba y cogiéndolo de seguido.

-¡Mami!

-¡Oh, Pinkie, menos mal! ¡Dime que estás bien!

-¡Sí, claro que sí, mami, perfectamente!

-¡Oh, gracias al cielo, estábamos tan preocupados tu padre y yo, hemos visto lo que ha pasado y casi me da algo!

-Tranquila, mami, no pasa nada, no me ha llegado a afectar, no estaba en la ciudad cuando pasó.

-Menos mal… ¿y dónde estás?

-¡En Paleto Bay con Maudie! ¿Quieres hablar con ella? ¡Es mamá!-exclamó ella, en cuanto la vio volver con su tesis.

-Oh, está bien, pásamela.

Pinkie la pasó el móvil a su hermana y ésta la pidió que sostuviera su tesis, la cual estuvo ojeando mientras hablaban; era una edición bastante bonita, hecha de cuero, con tipografía clásica, de color grisáceo como una roca y con letras blancas rematadas con bordes dorados. El título rezaba: Rocas y sedimentos de la costa oeste. Estudio y análisis de los sustratos y componentes del sur de San Andreas por Maudalina Daisy Pie. La tesis tenía en total unas doscientas cincuenta y seis páginas, lo que dejó alucinada a Pinkie.

Quiso decirla algo al respecto, aunque en ese momento Maud la sostuvo el móvil delante comentando.

-Es mamá, quiere decirte algo.

Pinkie cogió el móvil y saludó de nuevo a su madre.

-¡Hola de nuevo, mami!

-Pinkie, una cosa, me quedo más tranquila sabiendo que estáis las dos bien aunque ¿Qué hay de Cupcake y Carrot, sabes algo de ellos?

Esa pregunta cogió con la guardia baja a Pinkie, la cual exclamó.

-¡Ay, no, se me ha olvidado por completo! Ahora les llamaré y te diré.

-Vale, sí, dime lo que sea, también estoy preocupada por ellos.

Tras eso Pinkie se despidió de ella, aunque tras eso pasó directamente a llamar a la señora Cake, comentando a su hermana.

-Dame un momento que tengo que hacer una llamada.

Maud tan solo asintió mecánicamente, sin decir nada, y Pinkie se apresuró a marcar su número; tardó un poco en cogerlo, pero finalmente lo hizo.

-¡Señora Cake! ¿Están ustedes bien?

-¡Pinkie, oh, menos mal, querida, estábamos muy preocupados, no hemos sabido nada de ti desde ayer! ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien, me encuentro en Paleto Bay con mi hermana ¿cómo están ustedes?

-Pues mira, estamos aquí en casa y no hemos salido desde ayer, no hay casi nadie por la calle y hemos tenido que cerrar, se respira el miedo afuera.

-Vaya…

-Hay un montón de policías y federales patrullando por las calles, sólo en el paseo de Prosperity Street hay por lo menos dos patrullas que la vigilan de arriba abajo por la mañana y por la tarde.

Ante esa nueva información Pinkie se quedó callada, un tanto intimidada por el hecho en sí; realmente habían hecho bien en alejarse todo lo posible de Los Santos, aunque por otro lado la carcomía el hecho de que ella misma había contribuido a provocar una situación tan extrema.

-Pero bueno, has hecho bien en alejarte de la ciudad, nos quedamos más tranquilos si estás bien.

-Ah, sí, yo también, le diré a mi madre que se encuentran bien.

-Vale, gracias querida, trataré de hablar con ella.

La conversación con ella no se prolongó mucho más, y en cuanto colgó Maud abrió su tesis e inquirió.

-Bien ¿lista para escucharme?

-¡Claro, dispara!

Maud se aclaró la garganta y comenzó a hablar con su característica voz monótona que, sin embargo, a Pinkie no parecía afectar, la cual estuvo escuchando atentamente a su hermana. Afuera un sol radiante brillaba sobre una temerosa San Andreas.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Mensaje por Sg91 » 11 May 2017, 14:20

(Continúa del anterior mensaje)


Al mismo tiempo, en Grapeseed, Rainbow se encontraba fuera de la casa de Applejack hablando por teléfono y apoyada en un árbol junto al camino.

-Ya te he dicho que estoy bien, Thunderlane, no hace falta que te preocupes tanto por mí…

-Sí, ya, claro, pero qué quieres que haga, la ciudad explota y no apareces por ninguna parte ¿cómo quieres que no me preocupe?

-Pues no sé… ¿no haciéndolo?

-Muy graciosa… ¿dónde estás, por cierto?

-En Grapeseed, junto al mar de Álamo, rodeada de naturaleza, vacas y mosquitos.

-Suena como un buen lugar para estar…

-Sí, mira, cojonudo… pero bueno, estoy en casa de una amiga, por lo que me encuentro bien. ¿Y tú? ¿Cómo estás?

-Pues aquí, encerrado en casa, con toda esta mierda que ha pasado se ha desatado el miedo colectivo y casi todo el mundo se ha encerrado en su casa mientras que la policía, el ejército y los federales patrullan las calles, parece un sitio militar, es la ostia.

-Ya, normal… si te enteras de cuando se levanta el cierre o algo avísame.

-Claro… aunque aún no me has contado lo que pasó después de que Boyd te llamara ¿está todo bien?

Nada más oírlo la vieja herida volvió a reabrirse, esta vez doliendo más que la última vez; como no quería hablar de ese asunto, y mucho menos por teléfono, Rainbow optó por cortar rápidamente.

-Te tengo que dejar, Thunderlane, me están llamado por aquí.

-Ah, bueno, está bien…

Sin decir nada más la chica colgó y se quedó en el sitio, mirando a la nada, dejando pasar el tiempo y dejando que el ambiente que la rodeaba la envolviera. No se esperaba que todo fuera a cambiar de forma tan abrupta, y sin embargo ahí estaba, escondida tras haber atentado en la ciudad, siendo miembro de una banda de moteros de poca monta y con pocas o nulas expectativas de futuro. Realmente no veía qué podía haber de bueno en toda esa situación, aunque en cuanto recordó a sus amigas supo enseguida que no todo estaba tan mal después de todo.

En ese justo momento oyó el ruido de un coche acercándose, levantando la vista y viendo a Twilight y Rarity acercándose hasta ella por el camino de tierra delantero que llevaba hasta la casa. Se acercó a ellas y las saludó.

-Hombre ¿cómo vosotras por aquí?

-Venimos de visita ¿podemos pasar?-inquirió Rarity, que era quien conducía.

-No sé yo, tendrías que preguntar a la señora primero…-murmuró la chica en voz alta, divertida.

-¡Muy graciosa, Dash! ¡Hola, chicas, sí, pasad, podéis aparcar junto al granero, dad la vuelta a la casa y lo encontraréis allí!-indicó Applejack en ese momento desde el balcón de su habitación.

-¡Vale!

-Por cierto ¿y este coche?-inquirió en ese momento Rainbow, observándolo detenidamente.

Se trataba de un Asea sedán de cuatro puertas, compacto y ergonómico, muy a la línea del Premier pero algo más cuadriculado y no tan alargado. Era de color gris.
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Asea
-Lo hemos alquilado en Paleto Bay, de alguna forma teníamos que movernos ¿no?

-Sí, también.

Rarity se puso en movimiento, rodeando la casa como bien la indicó Applejack y aparcando justo enfrente del granero, el cual permanecía cerrado. Una vez allí Applejack hizo las pertinentes presentaciones al resto de su familia, aunque Apple Bloom recordó enseguida a Twilight comentando.

-Ah, sí, me acuerdo de ti, tú eres aquella chica que se presentó de improviso desnuda…

El comentario encendió entonces a la chica, recordando entonces ese justo momento y muriéndose de la vergüenza; por su parte Applejack la reprendió.

-¡Apple Bloom!

-¿Qué? Si es cierto, Big Mac también la vio ¿verdad, Big Mac?

-Errr… nope…-murmuró el aludido, igual de cortado que Twilight.

Antes de que la cosa fuera a más Applejack se adelantó y comentó.

-En fin ¿queréis que os enseñe nuestras tierras?

-Sí, vale-murmuró Twilight rápidamente.

-No veo por qué no-añadió Rarity.

No había mucho que ver en cuanto a terrenos se refería, pero igualmente lo vieron todo, desde el manzanar principal justo al lado de los silos, el corral con sus pocos animales en él, entre ellos cerdos, algunas gallinas, unos pocos gallos y poco más, los terrenos del sur donde se encontraba la gran mayoría de sembrados junto al granero pequeño. El tour terminó en lo alto de una colina en el lado sur de sus tierras, desde donde se podía observar de un solo vistazo las hectáreas que poseían.
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Rancho Apple
-Y bueno, eso es todo, no es mucho pero nos mantiene, aunque últimamente pasamos una mala racha, la producción de manzanas nos falló y la carpocapsa echó a perder la última cosecha.

-Oh, vaya, qué mal…

-¿Carpo qué?-inquirió Rainbow, extrañada.

-La polilla del manzano-comentó Twilight rápidamente.

-Qué pena… aunque tengo que admitir que el sitio es bastante pintoresco, y eso que soy más de ciudad-murmuró Rarity, observando el paisaje.

-Los Apple siempre hemos sido gente de campo, vivimos de la tierra y de lo que ésta puede darnos. Pero de igual forma que nos da, también nos quita, y no podemos controlar los elementos, por mucho que a veces me gustaría.

-Vaya, querida, qué filosófica…

-No te hacía yo tan pensadora, Jack… ¿has estado leyendo algo últimamente?-inquirió Rainbow, divertida.

Ante eso la chica la dedicó una adusta peineta, sin decirla nada y mirándola con mala cara, aunque la chica de pelo multicolor se lo tomó con mucho humor.

Aunque en ese momento Twilight recordó las compras pendientes que tenían y comentó.

-Ah, por cierto, Applejack ¿sabes si hay por aquí algún sitio donde podamos comprar algo de ropa y útiles de aseo?

-Ah, sí, en la calle principal del pueblo hay una tienda en la que venden ropa rebajada y un supermercado, allí podréis comprar lo que necesitéis.

-Bien ¿dónde está?

-Os puedo acompañar, no está muy lejos.

Applejack se ausentó un momento de la granja y llevó a Twilight y Rarity allí. Lo bueno de pueblos como ese era que la gran mayoría de servicios y recursos eran mucho más baratos que en la ciudad, por lo que resultaba mucho más económico. Lo único que variaba era la calidad, aunque eso a Twilight no la importaba demasiado, comprándose un par de vaqueros junto con un par de camisetas, una sudadera para las noches, ya que tendía a refrescar, y otro par de zapatillas. Por su parte Rarity optó por algo más a su línea, comprándose un par de blusas, dos faldas de vestir y unos zapatos de medio tacón que conjuntaban bien con su estilo refinado.
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Tienda de descuento
Tras eso se pasaron por el supermercado e hicieron lo propio con el resto de cosas que necesitaban, encontrándolo todo a mitad de precio e incluso más barato que en un supermercado de ciudad.

-Madre mía, vivir aquí ya es toda una ganga de por sí…-murmuró Twilight, asombrada.

-Desde luego, querida, en Vice City está todo muy caro, los negocios locales aprovechan que es una ciudad turística para inflar los precios una barbaridad-comentó Rarity.

-No sé cuánto lo harán, pero Liberty City tampoco es que sea barata, y eso que también es turística. Y Los Santos no le va a la zaga.

-Los Santos es tremendamente cara, al menos para mí, pero ya veis, puedes tener todo lo que necesites por precios más decentes. Ventajas de vivir en el condado de Blaine…-murmuró Applejack.

-Bueno, dijiste que antes vivías en el condado de Los Santos ¿no?-inquirió en ese momento Rarity.

-Sí, aunque allí apenas hay comercios aparte de los de la propia ciudad, por lo que siempre veníamos a comprar aquí. Aunque es mucho más barato, el condado de Blaine también tiene algunas cosas caras, por ejemplo comprar y reconstruir nuestra actual vivienda nos costó un buen ojo de la cara, y hubiera salido por mucho menos si no hubiera sido porque estaba destruida.

-Oh, sí, me contaste la historia ¿en serio estuviste trabajando para ese psicópata?-inquirió en ese momento Rarity.

-Sí, no me lo recuerdes, menos mal que se fue hará cosa de unas semanas y no le he vuelto a ver el pelo… o lo poco que le queda.

-Bueno, al menos ahora te ha dejado en paz…-murmuró Twilight.

-Sí, aunque sólo para ser remplazado por una déspota mandona pelirroja… al menos Philips pagaba.

Twilight abrió la boca para decir algo, pero entonces prefirió quedarse callada y no dijo nada. Rarity la miró de reojo, pero tampoco dijo nada al respecto.
Tras las compras regresaron todas a la granja en torno a mediodía y nada más llegar Apple Friter salió de la casa para hablar con Applejack.

-Ah, hola Fritter ¿cómo va la comida? Te encargabas tú hoy ¿no?

-Sí, el caso es ese, se me ha vuelto a ir la mano y he hecho de más, ya sabes que no me termino de acostumbrar a las medidas, somos tantos…

Normalmente en casa de Applejack la abuela solía cocinar para cuatro: Big Mac, Apple Bloom, ella misma y la propia Applejack. Pero desde que murió, el aspecto de la comida va rotando entre los presentes, además de ser muchos más que de costumbre, por lo que además había que hacer comida para siete personas en total: Applejack, Big Mac, Apple Bloom, Braeburn, Apple Cobbler, Apple Fritter y Fiddlesticks. Hacer comida de más realmente no era ningún problema, sin embargo Applejack decidió aprovecharlo a su favor.

-Hey, chicas ¿queréis quedaros a comer? Hemos hecho comida para un regimiento y sería un desperdicio no aprovecharla toda, además, Rainbow come como una lima…

-¡Te he oído!-exclamó la aludida, la cual ayudaba a Big Mac a cargar con una bala de paja.

-Oh, bueno, no veo por qué no… ¿tú qué dices, Rarity?-inquirió Twilight, dirigiéndose a la aludida.

-Por mí sin problema, querida, siempre y cuando no molestemos demasiado…

-No, para nada, sois bienvenidas en nuestra mesa.

No tardaron mucho más en sentarse para comer, dando buena cuenta de toda la comida que hizo Fritter, la cual se había esmerado bastante en ese sentido. Un guiso de carne con arroz acompañado de mazorcas de maíz asadas y puré de patatas hizo las delicias de todos los presentes, acompañadas además como postre de un buen surtido de frituras de manzana; tanto Twilight como Rarity quedaron encantadas, ya que nunca habían probado nada semejante, felicitando rápidamente a la cocinera.

-Caramba, Fritter, eres una gran cocinera…

-Desde luego que sí, querida, qué guiso más bueno te ha quedado, chapó…

-Oh, muchas gracias, chicas, en la familia Apple abundan los buenos platos como estos, y todos sabemos preparar nuestras propias recetas-explicó ella.

-¿De veras?

-Oh, sí, desde luego, somos una familia tan grande que incluso compartimos recetas y las mejoramos entre todos.

-Vaya… ¿cuán grande sois, por curiosidad?-inquirió entonces Twilight.

Ante eso la propia Applejack fue la siguiente en responder.

-Pues mira, somos un gran clan familiar que se extiende por todo el estado de San Andreas. Aquí en el sur estamos nosotros, Big Mac, Apple Bloom y yo, y en el resto del estado se reparten la gran mayoría de miembros.

-Sí, por ejemplo Fritter y yo venimos del condado de Paleto, que está en la parte norte del estado, tenemos otra granja de manzanas allí y vivimos con varios familiares más-reveló Cobbler.

-Sí, y yo vengo del condado de Red, que está un poco más al oeste del condado de Paleto y no muy lejos de la ciudad de San Fierro. También vivo con otros familiares, tenemos además una pequeña banda de música country-comentó Fiddlesticks.

-Por mi parte vengo del condado de Bone, un sitio típicamente desértico y no muy lejos de la ciudad de Las Venturas, tenemos tierras ricas en sustratos y logramos cultivar manzanas en pleno desierto, es bastante impresionante-añadió Braeburn.

-Caramba, querida, sí que estáis en toda San Andreas…-murmuró Rarity, asombrada.

-Gran parte de la familia sí, aunque también tengo familiares en la costa este, mis tíos Orange viven en Liberty City, concretamente en Algonquin-reveló entonces Applejack, para sorpresa de Twilight.

-¿Ah, sí?

-Sí, de hecho una vez cuando era pequeña fui a visitarles, ya que tenía curiosidad por ver cómo era la vida allí, pero no me gustó demasiado y volví a casa en poco menos de una semana.

-Vaya, no tenía ni idea…-murmuró Twilight, sorprendida.

-Sí, bueno, tampoco surgió la ocasión… pero ya ves, los Apple tenemos dominada toda esta parte de la costa oeste.

-Ya veo, ya…

Tras la comida estuvieron hablando un rato en el salón hasta que la gran mayoría de los Apple se retiraron para echarse un rato, algo que solían hacer de vez en cuando sobre todo cuando comían copiosamente, y esa no iba a ser la excepción.

Por su parte Twilight, Rarity y Rainbow permanecieron despiertas, quedándose en el salón viendo la tele; en ese momento estaban echando la serie animada de Gordon Moorehead vuelve a la carga, una antigua serie policial radiofónica de los años cuarenta que posteriormente fue readaptada a serie de animación, con un estilo clásico que emulaba los años cuarenta y cincuenta americanos.

-Oh, me acuerdo de esta serie, era muy popular en Vice City ya que al principio estaba ambientada allí-comentó Rarity.

-Sí, de hecho creo que en un capitulo comentan que se mudaron de allí a Los Santos… ¿había pantanos en Vice Beach?-inquirió Twilight, extrañada.

-Cuando era una zona sin desarrollar, sí, era una zona pantanosa bastante peligrosa, pero luego comenzaron a adecentar el sitio, a construir y se convirtió en la actual y glamurosa Vice Beach.

-Suena como a un sitio en el que te pega estar, Rarity.

-Huy, sí, y sin embargo vivo en Starfish Island. La ironía que es mi vida…

Ante eso Twilight se quedó callada, no muy segura de si responder a eso, pero en ese momento Rainbow comentó.

-Agh, qué rollo, no sé cómo os puede gustar tanto ver la tele, yo no la soporto. Salgamos de aquí a hacer algo, me aburro.

-Bueno, podemos salir a dar un paseo si eso…-murmuró Rarity en ese momento.

-No veo por qué no, así bajamos la comida-asintió Twilight.

-¡Pues vamos, será mejor que estar aquí paradas sin hacer nada!

Las tres salieron de la casa y se dirigieron hacia el sur desde donde estaban, al tiempo que Rainbow lideraba la comitiva. Si por algo destacaba la chica era por su carácter inquieto y su imposibilidad de estar parada sin hacer nada, rasgo que contrastaba ampliamente con Twilight o Rarity, que se lo tomaban con más calma.

Siguiendo el camino de tierra llegaron hasta la carretera, concretamente hasta Grapeseed Avenue, la cual atravesaba de ese a oeste toda esa parte de la localidad y llevaba directamente hasta el extremo norte de la cordillera de San Chianski. Se dirigieron hacia allí para contemplar las vistas, pasando bajo el puente ferroviario y observando desde allí las vistas; la carretera hacía las veces de frontera entre el inicio de la cordillera de San Chianski y los pies del monte Gordo, conformando así un estrecho paso desde donde se podía ver al fondo la figura del faro de El Gordo. Animadas por la propia Rainbow se dirigieron hacia él para verlo mejor, cruzando un pequeño puente de madera y andando por un camino de tierra que llevaba hasta una solitaria casa de estilo Cape Cod, la cual encaraba el faro, situado en una pequeña islita a unos pocos metros de la propia costa.
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Paso montañoso y faro El Gordo
El camino de tierra continuaba hacia el norte, bordeando los pies del monte Gordo, hasta acabar unos pocos metros más adelante, aunque desde donde estaban vieron una cabaña justo al lado de un estrecho sendero y junto a los acantilados. Llevadas por la curiosidad se acercaron para verla un poco mejor, y fue entonces cuando la vieron rodeada de animales de todo tipo, entre ellos un par de ciervos, varios conejos, unos pocos castores, varias ardillas, tres gatos monteses y una gaviota.

-¿Fluttershy?-soltó entonces Rainbow.

Nada más oír esa voz todos los animales salieron en desbandada, asustados, aunque la chica al verlas murmuró.

-¡Anda, chicas! ¿Qué estáis haciendo aquí?

-Dábamos un paseo cuando te encontramos… así que vives aquí-murmuró Twilight.

-Sí, hice construir esta cabaña aquí y me asenté en este sitio.

-Ya veo… es un lugar bonito.

-Es precioso, se vive muy bien aquí, hay tanta paz y silencio… y, como habréis visto, no estoy sola-añadió ella, con una sonrisa.

-¡Es impresionante! ¿Cómo lo haces? Son animales salvajes ¿no?-inquirió Rainbow mirando a los aludidos, los cuales se habían quedado a una distancia prudencial de ellas.

-No sé, es algo que tengo, desde siempre he tenido una conexión especial con la naturaleza, me siento muy cómoda entre animales, más que entre personas… sin ofender, por supuesto, vosotras sois una excepción.

-No pasa nada-murmuró Twilight, llena de curiosidad.

-Oh, es simplemente divino, querida, parecías salida de un cuento de hadas…

Ante eso Fluttershy esbozó una tímida sonrisa y se acercó un poco a los ciervos, uno macho y el otro hembra, al tiempo que murmuraba.

-No pasa nada, pequeños, no os van a hacer daño, son solo unas amigas mías. Vamos, vamos, venid aquí…

Ambos venados la miraron de arriba abajo, cabeceando ligeramente, hasta que se acercaron a ella con paso lento pero seguro; el macho fue el primero en llegar hasta ella, dejándose acariciar por la muchacha, al tiempo que la hembra también demandaba mimos por su parte, a lo que Fluttershy tan solo pudo acariciar con la otra mano libre. El resto de animales perdieron el miedo enseguida y se acercaron a ella también. Los gatos monteses se enredaron entre sus piernas, con sus colas en alto y maullando débilmente. Los castores se arrejuntaron junto a sus piernas, al tiempo que las ardillas hacían lo propio hasta alcanzar sus hombros. Los conejos se acurrucaron junto a sus pies, moviendo sus narices en un gesto tranquilo, y la gaviota voló de vuelta desde un árbol cercano hasta posarse en la cornamenta del ciervo macho.

Las demás observaron esta bella estampa con sendos gestos de asombro grabados en sus caras, incluso Rainbow aprovechó para hacer una foto que quedó perfecta. Twilight fue la primera en hablar, haciéndolo en voz baja.

-Jamás había visto nada semejante…

-Desde luego que sí, querida, es hasta mágico…-murmuró Rarity, con gesto extasiado.

-Parece Blancanieves…-añadió Rainbow.

En un momento dado la chica dirigió su mirada hacia sus amigas y las indicó mediante gestos que se acercaran, Twilight fue la primera en moverse hasta quedar a su lado sin que los animales se marcharan. Sin decirla nada la indicó que acariciara al ciervo macho, Twilight alzó la mano con algo de duda, a lo que el animal reculó un poco, pero entonces Fluttershy cogió su mano y la posó suavemente en su hocico, lo que calmó al ciervo y tranquilizó a Twilight, quien empezó a acariciarlo con seguridad. Las demás también se aproximaron, Rarity se acercó a los gatos monteses y los acarició con ternura, y Rainbow se atrevió con los castores, los cuales se cogían a sus dedos y hacían amago de ir a morderlos, pero sin llegar a hacerla realmente daño.

-Vaya, nunca creí que llegaría a tocar un venado…-murmuró Twilight, acariciando esta vez a la hembra mientras la olisqueaba la ropa.

-Estos gatos monteses son de lo más elegantes, aunque son algo más grandes que mi gata Opal…-comentó Rarity, sin dejar de acariciarlos.

-No tenía ni idea de que los castores fueran tan juguetones…-añadió Rainbow, elevando levemente a uno de ellos mientras éste se agarraba a su brazo.

Por su parte Fluttershy permaneció en silencio, disfrutando de la compañía tanto de sus amigas como de los propios animales, esbozando una alegre y radiante sonrisa que la hizo verse particularmente feliz. Entre las cuatro les estuvieron dando de comer y pasando gran parte de la tarde, dejando pasar el tiempo. Un brillante sol iluminaba la costa de San Andreas.
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Los recuerdos iban y venían, proyectándose en su mente como en una gran pantalla de cine; momentos específicos, detalles inconexos iban pasando delante de sus ojos como en una película muda. Vio luces y sombras danzando a su alrededor, mostrándolo todo y nada al mismo tiempo. Sonidos apagados reverberaban en la distancia, sin apenas distinguirse los unos de los otros. En un momento dado comenzó a distinguir siluetas más pronunciadas y definidas; vio un skyline que le era familiar, con altos edificios rematándose en la distancia y junto a una figura con un brazo en alto sosteniendo algo y esbozando una gran sonrisa. Tras eso vino una súbita calma, seguida entonces por una gran algarabía en la que apenas logró distinguir casi nada de lo que decían salvo una única palabra.

¡Sunset!

Fue entonces cuando la aludida despertó de improviso, reincorporándose de golpe en el jacuzzi y dejando escapar un leve gruñido. No era tan raro quedarse dormido, después de todo el agua tenía una temperatura templada ideal que contrastaba con el ambiente frío de la costa, aunque al mismo tiempo era un tanto molesto, ya que tanto tiempo metida en él no era bueno para la piel. Se mojó un poco la cara para despejarse y consultó la hora en su móvil, viendo que ya eran las siete de la tarde. La luz parda del sol poniéndose en la distancia teñía el agua del pacífico y el casco blanco del yate, dándole un ambiente distinto y bastante llamativo.

La chica se puso en pie y salió de allí, envolviéndose en una toalla blanca cercana y empezándose a secar con ella. Se la enrolló en la cintura tras eso y se acercó a la barandilla, contemplando el estado de San Andreas desde allí. Hasta ahora la estancia en el super yate de lujo Aquarius de su jefe estaba siendo bastante placentera, pero al mismo tiempo un tanto solitaria. Aparte de algunas personas de la tripulación con los que hablaba de vez en cuando, entre ellas la camarera del bar de la entrecubierta, el capitán Brendan Darcy y poco más, apenas tenía mayor contacto con ninguna otra persona, ni siquiera con su jefe, el cual se pasaba la gran mayoría del tiempo en su camarote y sólo salía a cubierta cuando nadie más estaba allí.

Siempre había sido un hombre esquivo y solitario, pero desde que estaba allí viviendo con él le notaba aún más receloso y esquivo que de costumbre. Recordaba que cuando comenzó a trabajar para él estaba bastante en contacto con ella, hablando sobre todo de negocios, pero ahora parecía que no estuviera ahí, al menos para él.

Por otro lado también recordaba a Sparkle, para su buena o mala suerte, preguntándose para sus adentros lo que estaría haciendo. Aún no comprendía por qué su jefe iba a dejarlas descansar así sin más, aunque por otro lado los más recientes acontecimientos la daban una rápida respuesta, ya que tras semejante golpe se hacía necesario pasar desapercibido durante un buen y largo tiempo. Después de todo había sido un golpe bastante arduo y muy grande en términos de repercusión y efectos se refería, ya que no sólo habían dañado en gran parte a la ciudad, sino que habían provocado que se decretara y mantuviera por tiempo indefinido la ley marcial, cerrando los accesos a la misma y aislándola del resto del estado y el país, y esas eran palabras mayores.
Finalmente prefirió dejarlo estar y se dirigió a su camarote para cambiarse; a pocos metros enfrente de donde estaba el jacuzzi, y bajo las escaleras que llevaban a las cubiertas superiores, se encontraba el acceso a las cubiertas internas. Nada más entrar, un pequeño y sobrio recibidor la dio la bienvenida, el cual estaba decorado de forma minimalista y con un par de sillones y una mesita situados justo enfrente de la puerta; detrás de la pared se encontraban las escaleras que llevaban a la entrecubierta, donde había un amplio salón de estar y un bar propio con una amplia remesa de alcohol de todo tipo. Sin embargo se dirigió a mano izquierda, pasando las escaleras, y entrando en el pasillo que daba acceso a los camarotes de ese lado del barco. Entró en el primero, el suyo, y ya allí se quitó el bikini para que se secara y se cambió, quedándose vestida con una ropa más de estar por casa, pero sin perder la formalidad de cara al resto del pasaje y a su propio jefe, ya que éste último odiaba la informalidad en todas sus facetas. Para ello se quedó vestida con un pantalón de seda y una blusa suave, conjuntándolo con unos zapatos deportivos.

Una vez que estuvo más cómoda se dirigió a la entrecubierta y entró directamente en el bar, donde se encontró con la barman, la cual la saludó nada más entrar.

-Buenas tardes, señorita Shimmer.

-Buenas, Jenny, ponme un whisky, cortito.

-Marchando.

La mujer escanció un corto chorro de whisky en un vaso old-fashioned y lo acompañó con unos cuantos cubitos de hielo para refrescarlo; Sunset le dio un sorbo y se sentó en un sillón cercano, dejando escapar un prolongado suspiro. Jenny la vio y comentó al respecto.

-La noto un tanto apagada, señorita Shimmer ¿qué la ocurre?

-Pues… la verdad es que no lo sé, Jenny…

-¿Qué quiere decir?

-Quiero decir que… estoy aquí, en un super yate de lujo, con todas las comodidades del mundo y rodeada de lujos, pero aun así… no me siento satisfecha. Es como si el estar aquí no me llenara…

Ante eso Jenny se quedó pensativa, rumiando en una respuesta que la pudiera satisfacer, hasta que finalmente murmuró.

-Bueno, salta a la vista que no se encuentra del todo cómoda. Si tiene alguna queja en relación al servicio o la tripulación no dude en hacérselo saber al capitán Darcy.

-No, no es nada de eso, sois todos buena gente, es el hecho en sí, es… agh, no sé ni cómo explicarlo…-masculló Sunset, dándole otro sorbo al whisky.

-Bueno, tal y como yo la veo me da la sensación de que echa de menos algo… o quizás a alguien…

Ese comentario dio que pensar a Sunset, sosteniendo la copa entre sus manos y moviéndola en círculos con gesto pensativo; había demasiadas cosas que echaba de menos, y sin embargo no había vuelto a pensar en ellas desde hacía mucho tiempo. Sus recuerdos se agolpaban en su cabeza, sin apenas dejarla pensar con claridad; imágenes inconexas y borrosas seguían atravesando su mente, recordando los acontecimientos más recientes, hasta que finalmente se detuvo en el momento más o menos apropiado, no supo distinguirlo con claridad. Vio entonces a Twilight y las demás abrazadas en un gesto de infinita alegría difícil de discernir para ella, al tiempo que esa voz en su subconsciente volvía a llamarla por su nombre. Cerró los ojos y sacudió levemente la cabeza, tratando de que todo esos recuerdos se marcharan, y dio otro sorbo algo más largo al whisky, terminándoselo casi todo.

-No tiene importancia, Jenny, perdona por haberte molestado.

-No molesta, señorita Shimmer.

-Ya… ¿dónde está el jefe?

-¿El señor? No le he visto en casi todo el día, no se ha pasado por aquí en ningún momento desde esta mañana.

Ante eso la chica esbozó un gesto inquisitivo casi imperceptible, como si la molestara el hecho en sí. Se terminó entonces de una sentada lo que quedaba de whisky y se levantó, dejando el vaso en la barra.

-Gracias por el whisky, Jenny.

-No hay de qué, la cena estará lista enseguida, la llamaremos en cuanto esté servida.

Ante eso Sunset tan solo asintió y se dirigió de vuelta al pasillo izquierdo inferior de los camarotes; nada más acceder a él, vio entonces a su jefe al otro lado del mismo, sentado en un sillón y envuelto entre las sombras que se formaban, ya que no había ventana a ese lado del pasillo. La chica se dirigió a él apropiadamente.

-Ah, buenas tardes, señor.

-Buenas tardes, Sunset.

Hubo un denso silencio tras ese seco saludo y Sunset se quedó un tanto cortada, sin saber muy bien qué decir, aunque al final se decidió hablar.

-Se… señor ¿puedo preguntarle algo?

Ante eso el hombre no dijo nada, moviendo levemente la cabeza hacia delante.

-¿Está todo bien?

Ante esa pregunta el hombre se reincorporó levemente, mirándola atentamente desde donde estaba hasta que finalmente inquirió.

-¿A qué te refieres?

-A… a todo, en general, ya sabe… ¿se sabe algo del asunto de los federales? ¿Ha podido acceder a la información del disco duro?

El hombre la volvió a mirar de cabo a rabo y la chica notó como un agudo escalofrío la recorría de arriba abajo, sin saber muy bien por qué. Al segundo siguiente el hombre volvió a hablar.

-Si es eso lo que te inquieta, en tal caso no tienes por qué preocuparte. Está todo bien. Sí, está todo bien.

Sunset se sintió incapaz de rebatirle o de preguntarle de nuevo, prefiriendo quedarse callada momentáneamente. Aunque al segundo siguiente logró reaccionar, comentando de seguido.

-Ah, está bien, en ese caso… me retiro a mi camarote…

Ante eso el hombre no dijo nada y la chica se metió de nuevo en su camarote, sin volver a salir de allí. Una vez que estuvo solo el hombre se levantó y comenzó a caminar lentamente hacia la salida, dejando tras de sí un rastro de extrañas sensaciones que se fundían con el ambiente, dando como resultado una extraña mezcla que lo enrarecía y deformaba, como si su sola presencia lo cambiara todo. Salió a la cubierta exterior y observó como el sol terminaba de ocultarse, al tiempo que las luces exteriores del yate comenzaban a encenderse. A unas pocas millas de distancia la central eléctrica Palmer-Taylor trabajaba a pleno rendimiento, con sus chimeneas soltando un constante y negruzco humo que se elevaba en el aire hasta disolverse.

En un momento dado sacó entonces de su chaqueta el disco duro, el cual aún tenía enchufado un cable USB; lo desconectó del todo y lo miró atentamente, como si fuera algo ajeno a él y con un gesto anodino grabado en su cara. Al segundo siguiente lo asió con fuerza, dejando escapar un gesto furioso, y lanzándolo al agua con todas sus fuerzas. El dispositivo chapoteó en el agua y se hundió acto seguido en las frías aguas del océano pacífico.

Tras eso se dirigió ésta vez con paso raudo a la cubierta superior, pasando al lado de un helicóptero SuperVolito Carbon de color negro en un helipuerto, y se dirigió directamente a unas puertas dobles cercanas. Nada más atravesarlas entró de lleno en el puente de mando, donde el capitán de la nave se encontraba, y se dirigió a él.

-¿Señor?-inquirió el hombre, levantándose de su silla frente al timón.

-Movámonos, alejémonos de esta posición inmediatamente.

-Sí, señor ¿algún sitio en concreto?

-Me da igual, quiero estar lejos de aquí.

-En ese caso podemos dirigirnos hacia el norte, hay unas vistas magníficas del monte Chiliad desde la playa de Procopio.

-Me vale. Vámonos. Ahora.

-Sí, señor, nos pondremos en movimiento enseguida.

Tras eso el capitán Darcy se puso a los mandos de la nave y el hombre se fue de allí rápidamente, volviendo a su camarote y encerrándose allí. Pocos minutos después el Aquarius hizo sonar su sirena, recogió las anclas y comenzó a moverse en dirección norte, abandonando su posición y comenzando a navegar. Un manto de estrellas comenzó a arropar el firmamento, al tiempo que una luna menguante se asomaba entre las nubes.
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-¿Y bien? ¿Cómo ha ido?

-La primera fase del plan ha salido a las mil maravillas, a partir de ahora entramos de lleno en la segunda fase. Si ese hombre es como los informes del departamento de psiquiatría constatan, entonces no habrá ningún problema.

-¿Está seguro de todo esto, señor mío? No me hace ninguna gracia tener que dejar pasar semejante tropelía sólo por un plan que, de por sí, luce descabellado.

-Bueno, cierto es que los métodos que han empleado no han sido del todo éticos…

-¿Del todo? Por favor, señor mío, que han bombardeado la ciudad, ese hombre es un demente…

-Lo sé, lo sé, es todo un angelito, pero ahora debemos centrarnos en la segunda fase y debemos permanecer muy atentos y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. No se preocupe, señora presidenta, lo cazaremos, eso se lo garantizo.

-Más le vale, más le vale que todo esto dé resultado, porque en caso contrario las cosas se van a complicar mucho, y no sé yo si podré tranquilizar al congreso y al senado después de semejante atropello. Madre mía, si George Washington levantara la cabeza… ahora mismo no me estoy diferenciando tanto de Joe Lawton.

-Oh, vamos, señora presidenta, mire el lado bueno, ahora está donde nosotros queríamos. Tiene que tener un poco más de fe en mí y en mi fabuloso plan…
Ante eso Celestia le miró con gesto anodino y levantando una ceja, a lo que el hombre rápidamente respondió.

-¿Qué? Ya sé que no soy el tipo más formal del mundo, pero tiene que reconocer que el plan, aun a pesar de sus discutibles métodos, podría funcionar.

-Por su bien espero que funcione…

-Oh, lo hará, ya lo verá. Confíe en el plan, señora presidenta, confíe en el plan. Después de esto podremos montar una pequeña fiestecilla en el departamento y sus índices de popularidad subirán como la espuma, se lo garantizo.

Ante eso Celestia suspiró, comentando de seguido.

-No es eso lo que más me preocupa, sino la gente que ha salido perjudicada… y sobre todo ellas. No se merecían algo así.

-Sí, bueno, es una desgracia personal para cada una, pero ya sabe cómo va esto, el plan…

-Sí, sí, el plan, confío en el plan…

-Exactamente, muy aguda señora presidenta, aprende rápido.

La aludida tan solo rodó los ojos, comentando de seguido.

-En fin, puede retirarse, manténgame informada.

-Sí, señora presidenta, a sus órdenes. ¡Ta-da!

El hombre se marchó del despacho oval y, una vez solas, Celestia inquirió.

-¿Y bien? ¿Cómo lo ves?

-Veo que ese tipo es insoportable.

-Sí, ya, aparte de eso…

-Ya te lo comenté en su día, Tia, es una auténtica locura… pero si dice que funciona, pues bueno, habrá que darle un voto de confianza.

-Ya, Luna, pero es que es eso, ha habido un ataque en suelo americano, el parlamento y el congreso me piden cuentas, y la gente está cabreada y asustada a partes iguales. Y esas pobres chicas están en medio.

-Lo sé, Tia, lo sé, es terrible, pero no hay otra alternativa.

-Sí… ése es el problema, que no hay otra alternativa…

Ante eso Celestia se quedó callada, pensando en sus propias cosas, pero en ese momento su hermana se levantó del sofá y se acercó a ella, cogiéndola de una mano y diciendo.

-Tia, eres mi hermana y confío en ti, es más, mira a tu alrededor, mira donde estamos. Si hemos conseguido llegar hasta aquí ha sido gracias a tu ingenio y perseverancia, pero sobre todo por tu deseo de cambiar las cosas. Las cosas cambiarán gracias a ti. Pero para eso debemos hacer sacrificios. Estoy segura de que todo saldrá bien.

La presidenta asió de la mano a su hermana y esbozó una tímida sonrisa, al tiempo que murmuraba.

-Gracias, Luna, espero que así sea.

-Lo será, ya lo verás.

Tras eso Luna se retiró, aunque Celestia se quedó un poco más allí, terminando el papeleo faltante. La misma luna menguante brillaba sobre la capital, alumbrándola débilmente.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Sg91
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