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Miércoles, todo el santo día aburrido sin tener que hacer nada, y por la noche aparece mi hermano con un videojuego llamado Resident Evil, para Playstation. No recuerdo la edad que tenía, pero lo que permanece en mi memoria es una pesadilla en esa misma noche. Donde cuerpos sin vida se abalanzaban encima para arrancar cada parte de mi ser.
Esperaba con ansias cada día para que el reloj marcara las once de la noche y continuar visualizando aquel horror diario. De cómo un grupo de operaciones especiales intenta sobrevivir a los peligros desconocidos para rescatar a sus compañeros, descubrir la causa de todo eso y ponerle fin.
Los años pasan y vas jugando a las demás entregas. Hasta que llega el punto de inflexión donde se cambia la mecánica y pasa a ser un shooter en tercera persona.
Un cambio de aires a la saga le venía que ni pintada. Aprovechándose de la moda actual, cambió el look de un policía en su primer día de trabajo a un Pierce Brosnan cualquiera. Con peleas y movimientos coreográficos al más puro estilo matrix. El entorno no podía faltar y se reemplazó una región estadounidense cliché a un idílico pueblecito en medio de España (Y como todos sabemos, en España no hay electricidad, hablamos latino, construimos casas al estilo medieval y tenemos el océano al lado del valle de los caídos).
En referencia a lo jugable, pasamos de movernos como un autista a desplazarnos con casi normalidad. Pudiendo apuntar donde queremos y desarmar o derribar a los enemigos dependiendo donde les disparemos. El inventario de ocho huecos donde un lanzamisiles ocupa el mismo espacio que una planta se cambió a un maletín de la señorita pepis, donde debíamos organizar nuestras herramientas como de una partida de tetris se tratara (la verdad que organizarlo todo tenía su punto).
La historia rebosa originalidad por los cuatro costados: Los malos raptan a la hija del presidente a través de un agujero argumental, envían al bueno de Pierce para rescatarla y se tiene que pasar por la piedra al calvo de la lotería con esteroides, Napoleón y un viejo vestido con una batamanta. Pero el premio se lo lleva el giro argumental: Un compañero americano con acento y pinta de ruso, muerto en un accidente de helicóptero del que nunca sabemos nada pero lo conocemos de toda la vida.
Con todas sus pegas, marcó un antes y un después en referente a los “survival horror” actuales (para bien y para mal, bueno, más para mal…), y lo más importante es que conservaba su esencia.
Pero todo tiene que llegar a su fin.
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Aquí es donde todo se fue por el desagüe por culpa de los señores con traje y corbata.
Resident Evil 5 es una patada en la boca a todos los seguidores de la saga. Con tal de atraer a la creciente masa de jugadores del “Biuti Col” destrozaron todo lo que ha representado.
Básicamente agarraron el cuatro, cambiaron la textura de tierra por otra de arena, le metieron esteroides a Chris, substituyeron a la teen con pechos grandes por una mulata con pechos grandes e hicieron de Wesker todo un villano genérico con ansias de dominar el mundo sacado de una película de James Bond. Para rematar, trabajaron muy duro en la IA (especialmente la de Sheva), para quedar a la altura del resto de apartados. Formando un descarrilamiento de tren lleno de niñas rubias con pelo largo y ojos azules.
Aquí estaría la parrafada sobre su maravillosa inteligencia artificial, pero creo que con un video hay más que suficiente:
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Obviamente el batacazo en ventas fue curioso y las cabezas pensantes de Capcom se dieron cuenta de su error. Y para su siguiente entrega lo arreglaron: Mas QTE, coberturas inútiles, movimientos de lucha libre y una trama aún más absurda. Era difícil superarse, pero de alguna forma lo consiguieron.
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“volveremos a los orígenes”
“no tendrá tanta acción”
“a todo el mundo le gustará”
Lo peor que esta infección ha tocado otros juegos como Silent Hill o Dead Space y no tiene pinta de que vaya a acabarse. Así que si os encontráis con un caso similar, cread una burbuja con vuestros recuerdos y encerraos en ella.