Mensaje por JoanK » 23 Oct 2013, 14:24
Pues hoy he tenido dos sueños. El primero ocurría en un teatro, aunque era uno muy peculiar. Pacía la piscina olímpica de Londres 2012, con un techo formando una curva parecida a un paraboloide hiperbólico y uno de los lados aparentemente abierto al exterior, a una paisaje en que solamente se ve un cielo que varia entre el color vainilla y el azafrán. El tal teatro tenía una amplísima platea y al fondo dos gradas como de estadio, superpuestas a la platea y entre ellas. Para ir de la una a la otra, había escaleras de mano (la típica escalera en forma de Hs colocadas una encima de la otra) que surgían directamente de una grada y surgían en la superior, y unas escaleras en el vestíbulo (que era un andén de metro). La estructura de las gradas, así como las escaleras de mano y los asientos eran de un color plateado, aunque no brillante. Las escaleras del vestíbulo eran negras.
Yo estaba sentado en la primera fila, bien vestido y tal, y sabía que estaba participando en una especie de rol en vivo. De superhéroes o superagentes o algo. Teníamos (mi equipo y yo) que recuperar la Luz de nosequé, que estaba contenida en una cajita negra. Antes de empezar la función, se descuelga con rápel desde el techo alguien (creo que una mujer), en un traje negro así típico de espía sigiloso y tal. Esta persona me entrega la cajita negra, y tengo que despistar al malo de la función, que estaba sentado cerca de mí. el malo cuestión tenía la cara de Joan Coscubiela (político catalán de EU). Corrí hasta el vestíbulo (el andén) y a través de él hasta las escaleras. Juraría que también crucé las vías.
Tenía al tío detrás, y cada vez que giraba para subir otro tramo de escaleras, le veía cogiendo el tramo anterior, hasta que al coger el último tramo ya no lo ví. Decidí que tratar de escapar por el lado abierto al cielo vainilla me mantendría al descubierto lo suficiente para que me volviera a encontrar, así que rápidamente me dirigí a la sección central de las gradas (tres secciones, una escalera al borde de cada sección) para bajar por la escalera de mano y despistarle definitivamente. En esas que me planto ante la escalera y surge de la grada, subiéndola, la cabeza del señor Coscubiela. Sorprendido, me rindo y le entrego la caja.
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El segundo es muy curioso. En estas que estoy en mi habitación. Probablemente acabo de despertarme. Voy con camiseta (interior, probablemente), una especie de pantalón de lino y una bata. Tengo prisa. Salgo a la escalera un segundo y resulta ser la receptción de una escuela o academia de inglés. En verdad parece de hotel, pero sé que era una escuela. Mientras vuelvo a mi habitación siento una sensación de urgencia. Pienso "Porqué tengo prisa?" "Porque llego tarde" "Tarde para qué?" "Para dar clase, que me han contratado de profesor" 2De profesor? Pero si no tengo el curso o título necesarios para ello!" "No lo han comprobado, y el dinero no te hará daño" (esto son todo pensamientos conscientes míos, no es un diálogo per se).
Ya he llegado a mi habitación, con la cama deshecha y tal. Y en mi escritorio, frente al ordenador con el que escribo esto y en el lugar donde estoy sentado yo, está una alumna. Le doy la espalda mientras abro el armario para coger la ropa. Entonces me doy cuenta de que llevo puesta una pieza de vestir muy rara que no había visto en la vida. Una especie de pantalones cortos de lino, sin nada debajo. "Esto no son unos calzoncillos" "Pantalones de pijama?" "No, esos son a cuadros negros y blancos, no blancos lisos" "Unos calzoncillos" "No tengo ninguno como esto" "Da igual, son unos calzoncillos". Y entonces cogí el pantalón y me lo puse encima de esos pantalones cortos de lino.
Y sonó la alarma.
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