Paso alrededor de unos cuantos día encerrado en una celda. La cuestión del tiempo lo lograba suponer gracias a la única ventana que tenía a mi disposición, por donde lo único que lograba ver eran nubes y alguna que otra montaña. Aquellos que me habían aprisionado eran animales muy similares a los Perros Diamante que salieron alguna vez en la serie MLP. Aunque pareciera increíble, lo que más me sorprendió no fue que me atraparan seres procedentes de una caricatura hecha originalmente para niñas pequeñas. Lo que más me llamó la atención fue el verme atrapado en el cuerpo de un pegaso de pelaje anaranjado y crin roja viva, con una llama como mi Cutie Mark. El tiempo de mi estancia en aquel frío lugar lo pasaba mayormente en dos actividades principales: aprendiendo a andar correctamente y los intensos interrogatorios. La razón de la segunda parecía ser porque me habían confundido con alguna otra persona... u otro pony, mejor dicho.
Final y aparentemente, se llegó a un punto en el que se pusieron de acuerdo en que yo no era el pony al que buscaban. De esto me enteré después de ver a la primera pony que había visto desde que llegué a aquel lugar. El pelaje que le cubría el cuerpo era de un color verde menta y su crin ondulado, con algunas puntas en forma de espiral, era rosa pastel. Sus ojos eran violetas y se podía ver claramente su Cutie Mark; tres círculos blancos con un remolino de color en cada interior de estos. Supongo rápidamente que es una pony de tierra al no ver ni alas ni cuerno. Se acerca a mi celda con una sonrisa amable.
-Pony: Hola, ¿cómo estás?, te tengo que pedir disculpas por este terrible malentendido. Te habíamos confundido con otro pony, ¿sabes?
En aquel momento dos sentimientos se enfrentaban encarnizadamente en mi interior. Uno era el entusiasmo por conocer a una pony que parecía salida de la misma serie que tenía en mente. El otro era el miedo que le tenía al futuro que tenía delante, producido al encerrarme durante no se cuanto tiempo en una especie de prisión y los desagradables interrogatorios sin yo haber hecho nada.
-Pony: Vamos, no seas tímido, puedes salir.
Dice con su dulce voz mientras los perros guardianes abren la celda. Mi ánimo iba volviendo a medida que daba pasos torpes hacia lo que parecía la libertad.
-Pony: Ven, acompáñame al comedor, tenemos unos dulces muy ricos allí.
Voy justo detrás de ella, sorprendiéndome con los frutos que había obtenido de mis prácticas para andar.
-Pony: Yo soy Minty, ¿y tú cómo te llamas?
Me parecía un poco raro que no lo supiera, ya que esa era una parte de la información que me habían conseguido sacar los perros. Me costó arrancar para que saliera alguna palabra de mi nueva boca.
-Yo: Ka-Kagi... aunque algunos amigos míos me llaman Franky.
-Minty: "Franky"... qué nombre más divertido, me gusta.