Capítulo 20
Reagrupándose
Varias nubes dispersas y alargadas coronaban el azul del cielo esa mañana; Twilight y las demás se habían despertado más temprano que nunca para recibir a la princesa, la cual se presentaría allí de un momento a otro. Desayunaron rápidamente para poder ponerse a ordenar un poco el sitio y que estuviera presentable.
-Twilight, va a venir a recogernos, no a tomar el té-murmuró Spike.
-Eso no es excusa para que el sitio esté limpio y presentable, debemos de mostrar un mínimo de respeto, es la princesa-le recordó Twilight.
Spike prefirió dejarlo ahí y siguió barriendo la sala de lectura, mientras que los demás también ayudaban a limpiar.
-Twilight tiene razón, Spike, hablamos de la princesa, y no viene mal limpiar de vez en cuando-añadió Rarity, sujetando un plumero con su magia.
-¡Sí, y hasta puede llegar a ser divertido!-exclamó Pinkie, mientras frotaba el suelo con varias esponjas en sus cascos y deslizándose por el suelo con ellas.
El pequeño dragón suspiró derrotado y murmuró.
-Supongo que tenéis razón…
Al cabo de unos cuantos minutos, terminaron de limpiar por encima la sala de lectura y Twilight recogió los utensilios rápidamente.
-Vale, la princesa debe de estar a punto de llegar…
Al poco de decirlo, una luz brillante apareció de improviso en medio de la estancia, haciéndose más fuerte y grande conforme pasaban los segundos; se sucedió un destello y la figura de la princesa Celestia se materializó enfrente de ellos, en una pose del todo altanera y muy vistosa.
-¡Princesa Celestia!-exclamó Twilight, yendo a abrazarla.
La aludida dejó escapar un pequeño quejido y la unicornio lavanda se preocupó.
-Princesa ¿se encuentra bien?
-Sí, sólo es un ligero mareo, déjame que recupere el resuello…
Celestia se sentó por un momento en el suelo y cerró los ojos momentáneamente, como si estuviera pensando algo con mucho ahínco; Twilight se quedó a su lado y no se despegó en ningún momento de ella, esperando una reacción por su parte. Finalmente la alicornio blanca abrió los ojos y murmuró.
-Mejor… no pasa nada Twilight, estoy bien, hacía tiempo que no hacía ese hechizo.
-¿Quiere algo de beber para recuperar fuerzas, princesa?
-No, no hace falta, de verdad, gracias… bien ¿estáis preparados?-inquirió ella.
-Ah, casi, nos queda por recoger un poco.
-En ese caso os espero.
A partir de ese momento aceleraron y estuvieron recogiendo todas sus cosas, aunque la mayoría de éstas eran los materiales de Rarity. Spike cogió varias películas más para llevar allí, mientras que Twilight metió todos sus apuntes e investigaciones en una carpeta que llegó a encontrar, junto con varios discos de música y su tarro con las muestras de magia y electricidad en su interior. Celestia se interesó de inmediato por él.
-¿Qué es eso, mi fiel estudiante?
-Unas muestras físicas de magia y electricidad respectivamente, conseguí canalizar ambas materias y las reuní en un solo punto, de esta manera pude comprobar que ambas son muy similares entre sí. Las uso para estudiar diferencias y similitudes entre sí-explicó ella.
-Vaya, está muy bien logrado. Te felicito, Twilight.
-Gracias, princesa…-murmuró la aludida, sonrojándose de golpe.
Celestia se rio por lo bajo ante la humildad de su estudiante, la cual volvió a hablar enseguida.
-Aunque tengo un problema, hay que mantener vivo el canal para que las muestras no se apaguen, por eso las tengo enchufadas a la corriente. ¿Cómo puedo hacer para que no se apague durante el transporte?
La princesa se quedó pensativa, rumiando varias posibilidades, hasta que al final murmuró.
-Si se trata de una exposición directa a una corriente continua, en ese caso déjamelo a mí.
Al punto hizo brillar su cuerno, mientras apuntaba hacia el tarro; en un momento dado, Celestia disparó un rayo de energía que envolvió el recipiente, al mismo tiempo que una barrera mágica lo rodeaba por completo, quedándose la tensión acumulada en su interior. Como resultado, el canal se mantuvo vivo y las muestras siguieron chisporroteando dentro de sus respectivas capas.
-¡Oh, genial! ¡Muchas gracias, princesa!-exclamó Twilight, encantada.
-Ahora no tendrás problemas para transportarlo, el efecto durará unos cuantos minutos, suficientes para que vuelvas a enchufarlo de vuelta en Las Vegas.
Twilight desenchufó ambos cables y los enrolló en torno a la capa protectora.
Spike estuvo ayudando a Rarity a recoger el resto de telas que se había guardado, mientras que Pinkie ya había terminado desde hacía rato, ya que apenas llevaba gran cosa con ella. Twilight tampoco se olvidó de los testimonios grabados de Jim Collins para seguir recabando pistas acerca del siguiente testimonio, aunque al nombrar el nombre del humano a Celestia hizo que ésta reaccionara.
-¿Jim Collins? Un momento, ese hombre era uno de los integrantes del Proyecto Mañana…
-¿Proyecto Mañana? Un momento, ¿proyecto? ¿Es el mismo proyecto?-inquirió Twilight, sorprendida.
-Sí, aunque espera… ¿es posible? ¿Habéis estado recopilando todos esos testimonios vosotras solas?
-¡Sí, la primera grabadora apareció aquí en Central High, se supone que es la pista principal para descubrir lo que les pasó a los humanos! ¿Qué sabe de ese Proyecto Mañana, en qué consiste?
-Bof, es una historia muy larga… además, Luna está más puesta que yo, en cuanto lleguemos a Las Vegas pregúntala a ella, está tan volcada en el asunto como tú.
Twilight apenas se lo creía, de golpe y porrazo había pasado a estar del todo desinformada a asegurar del todo su investigación acerca de la desaparición de los humanos; no cabía en sí de gozo, y sus ganas de volver a retomar la investigación eran más grandes que nunca. Por fin una pista del todo fiable después de tanto tiempo…
Una vez que lo tuvieron todo, regresaron a la sala de lectura y se dispusieron justo en el centro, con todas sus cosas a mano; Celestia se posicionó justo en medio de los demás, mientras comenzaba a concentrarse.
-Vale, ahora estaos todas muy quietas mientras preparo el hechizo, es bastante arduo de realizar.
El cuerno de la alicornio blanca comenzó a brillar débilmente, mientras que su intensidad iba aumentando poco a poco. Se describió una línea curva en torno al grupo, mientras que una capa transparente les iba cubriendo por completo. Celestia alzó la cabeza, llegando a tocar el extremo de la capa con su cuerno, el cual brilló intensamente ésta vez. Una blanca luz recubrió la superficie de la capa mágica, envolviendo del todo a los presentes dentro de ella. Para entonces la cara de la princesa era un poema, y mostraba signos de cansancio y fatiga cada vez más agudos, lo que preocupaba sobremanera a Twilight. Ésta pensó rápido e hizo brillar su cuerno momentáneamente. En ese momento Celestia dejó escapar un gemido y la luz parpadeó.
-¡Princesa!
Fue entonces cuando posó su pequeño cuerno en el pecho de la alicornio, la cual abrió los ojos de golpe, sintiendo un repentino alivio por todo su cuerpo. Al punto, la luz se intensificó, obligando a cerrar los ojos a todo el mundo. Celestia hizo un último esfuerzo y en el momento menos pensado, se oyó un estruendo seguido por un ruido muy parecido al de una detonación. En cuanto la luz pasó, la sala de lectura se encontró vacía y sin nadie a la vista.
Mientras tanto, en el vestíbulo del palacio del César, la princesa Luna acompañada de Rainbow Dash y Raven junto con unos cuantos ponis más, esperaban la llegada de la princesa Celestia junto con los demás.
-¿Piensan tardar mucho más? Las esperas me aburren…-comentó Rainbow Dash.
-Tardarán lo que tarden, Rainbow, un hechizo de teletransporte a larga distancia es muy complicado de realizar-habló Raven.
-Pero hablamos de la princesa, si puede levantar el sol esto será como hacer levitar una pluma.
-Que nuestro poder sea grande no significa que podamos usarlo indefinidamente, Rainbow. Incluso un poder como el nuestro tiene sus límites-añadió Luna, sin alterarse.
Frente a eso, la pegaso multicolor no dijo nada más y se quedó callada; Thunderlane aprovechó el inciso y comentó.
-No deberías dar por sentado las cosas tan rápido, Rainbow…
-Y tú no deberías ser tan bocazas, Thunderlane…-le espetó ella, mirándole mal.
-Sabía que me dirías algo así…
-Pues entonces no sé a qué viene eso…
Rainbow quiso continuar, pero Raven la cortó.
-Ya está, tranquilos los dos, no empecéis otra vez.
-¡Ha empezado él!-exclamó Rainbow.
-Me da igual quien haya empezado, simplemente no le sigas la corriente y ya está.
Thunderlane se rio por lo bajo y Comet Tail le comentó en voz baja.
-Jo, macho, vas a saco con ella todo el rato… ¿acaso te mola?
-¿Qué dices? Para nada, es sólo que me gusta chincharla, eso es todo… además, es muy marimacho para mi gusto.
-Si no fuera porque te conozco, eso me sonaría a excusa barata…
Thunderlane quiso contestar, pero en ese momento se dio un destello delante de ellos que le hizo callar. Una vez que la luz pasó, vieron a la princesa Celestia junto con tres elementos de la armonía y un dragón bebé.
-¡Chicas!-exclamó Rainbow, lanzándose sobre ellas para abrazarlas.
El detalle dejó un tanto sorprendido a Thunderlane, el cual comentó.
-Caramba, curioso gesto por parte de Rainbow ¿no crees?
Giró un momento la cabeza y vio que Comet no quitaba ojo de cierta unicornio lavanda, la cual hablaba con la pegaso multicolor.
-Vaya, vaya, qué cosas… ¿tiene algo en la cara o acaso te mola?-inquirió entonces el pegaso, chinchando a su amigo.
-¿¡Qué?! No, para nada, sólo me estaba fijando en eso mismo, sí, resulta curioso que Rainbow se ponga tan cariñosa, aunque es normal teniendo en cuenta que son sus amigas y que hacía tiempo que no las veía…-murmuró Comet, girando la cabeza hacia el otro lado.
-Ya…
El resto de ponis fueron a saludar a las recién llegadas, entre ellos Luna y Raven, la cual ayudó a llevar las cosas a Rarity.
-Tranquila querida, no te molestes, puedo yo-murmuró ésta, cogiendo las bolsas con su magia.
-¿Segura?
-Sí, no te preocupes…
-Está bien, voy a por las llaves.
Raven se dirigió hacia el mostrador de recepción, mientras que los demás iban hablando entre sí.
-¡Oh, qué sitio tan grande, y qué brillante! ¿Dónde estamos, dónde estamos?-inquirió Pinkie, dando botes todo emocionada.
-En el hotel-casino Palacio del César, luego os hacemos una visita guiada por la ciudad si queréis-comentó Luna.
-¡Oh, sí, sí, ayer vimos una película en la que salía Las Vegas, pero ahora quiero verlo todo!
-Luego os llevo yo por la avenida y os enseño todo lo que hay que ver-añadió Rainbow.
En ese momento llegó Raven con las llaves de las habitaciones y todos subieron al primer piso en el ascensor; siguiendo la numeración, a Twilight y Spike les tocó la habitación treinta y seis, mientras que Rarity y Pinkie ocuparon las subsiguientes. Si antes Twilight se asombró con la cantidad de cosas nuevas que había estado viendo en apenas poco menos de cinco minutos, el observar el interior de la habitación fue el súmmum. A pesar de que era una habitación estándar, con baño, cama de matrimonio, mini bar, televisión y terraza, la encontró bastante espaciosa, y las vistas desde la terracita eran espectaculares, a pesar de que sólo estaban en el primer piso. Se instalaron enseguida, y no se olvidó de enchufar a la corriente el tarro antes de que el hechizo se desvaneciera.
Una vez que todas estuvieron instaladas, Rainbow las llevó en un tour introductorio que empezó por el mismo hotel, enseñándoles lugares comunes como el casino, la zona de ocio y tiendas, el jardín y la piscina, el bar, la discoteca o los restaurantes. A Pinkie le gustó, sobre todo, el casino, ya que las luces de colores y los sonidos de la ruleta o las tragaperras la llamaron poderosamente la atención.
-Te enseñaré a jugar al blackjack, que es lo que mejor se me da-la comentó Rainbow.
-¡Uh, y a la ruleta, a la ruleta, me gusta cuando gira!-añadió Pinkie, todo emocionada.
Rarity se quedó fascinada cuando se pasaron por la zona de las tiendas, donde todo se había conservado y no faltaba ninguna sola pieza de ropa; incluso los almacenes estaban llenos de telas y otros materiales sin usar que ella podía utilizar en futuros diseños.
-¡Ah, es fabuloso, simplemente divino, fantástico! ¡Aquí hay material como para llenar mi antigua boutique!-exclamó ella, danzando por las estanterías y pasillos.
Durante el paseo, se fueron encontrando con otros ponis, saludándoles al pasar; Vinyl se quedó de una pieza al ver a la poni rosada, como si no se esperara verla allí.
-¡Pinkie, pero si eres tú!
-¡Vinyl, me alegro de verte!-exclamó la aludida, dándola un fuerte abrazo.
Resultó que las dos ponis se conocían de antes, por lo que volver a verse las animó aún más, organizándose rápidamente para montar una gran fiesta esa misma noche.
Una vez que acabaron de ver todo el hotel-casino, salieron afuera con Rainbow a la cabeza y estuvieron recorriendo todo The Strip, viendo de cerca los principales casinos de la ciudad; las demás recordaban muy bien las escenas de la película del otro día, y ver por sí mismas las localizaciones que vieron en la pantalla fue una experiencia curiosa. Incluso llegaron a identificar el hotel nada más llegar, sobre todo gracias a la estatua del vestíbulo, siendo una coincidencia de lo más graciosa. El tour acabó en el otro extremo de la larga avenida, llegando incluso a ver el famoso cartel de bienvenida de Las Vegas, el cual también aparecía en la película.
Regresaron a tiempo para comer, lo que dejó aún más encantados a las ponis si cabe; el chef Drumsey probó ésta vez con un salteado de verduras a la plancha junto con una guarnición de patatas asadas y salsa de queso suave, que le supo a gloria incluso a Spike.
-¿Sabéis acaso cuanto tiempo llevamos comiendo comida envasada? No había otra cosa, y los alimentos frescos estaban todos podridos…-explicó Twilight.
-Desde luego, tanta comida enlatada empezaba a cansar, la verdad… hacía tiempo que no probaba nada fresco, está de muerte, mis felicitaciones al cocinero-masculló Rarity, llegando incluso a llorar de la alegría.
-Me halagan sus palabras, señorita Rarity, me alegro de que le guste-la agradeció Drumsey.
Tras la comida, muchos se fueron a descansar a sus habitaciones, mientras que otros optaron por irse al bar a tomar algo, mientras que el resto de ponis se dirigían a hacer sus tareas cotidianas; Rarity decidió asentarse en la zona de tiendas y eligió una de ellas para hacerla su estudio de trabajo particular, retomando el trabajo pendiente. Hasta ahora ya había terminado con varios nuevos modelos para yeguas, combinando varios estilos en uno solo o incluso innovando en su realización; pero al pasar por la sección de caballeros de la tienda, se dio cuenta de una cosa.
-¡Oh, pero espera, hasta ahora no he confeccionado nada para sementales! ¡Pero que tonta soy, no tengo nada!
Rápidamente se fue a consultar el libro de historia de la moda, fijándose principalmente en los diseños de su adorado Balmain; luego estuvo echando un vistazo a los trajes que habían expuestos en la sección de caballeros, tratando de buscar algo que la influenciara. En menos de cinco minutos, una nueva idea bullía en su mente, pero le faltaba algo indispensable: un modelo.
-El esmoquin es muy elegante, pero el chaqué tiene cierto aire que otros modelos no tienen… quizás pueda atreverme a cruzarlos, a ver qué sale…
Levantó la vista un momento hacia fuera y fue entonces cuando vio a cierto pegaso que ella conocía bien; sus ojos se agrandaron de golpe y salió corriendo de la tienda, dirigiéndose hacia él.
-¡Thunderlane!
-Ah, hola Rarity, estaba buscando la tienda de comics, ¿sabes dónde…?
-¡Ahora no, querido, mi cabeza bulle y te necesito! ¡Ven conmigo!
Sin ni siquiera darse cuenta, se vio arrastrado por la diseñadora hasta el interior de la tienda, mientras esta comenzaba a tomarle las medidas, a la vez que no dejaba de hablar.
-¿Te puedes creer que hasta ahora no he diseñado absolutamente nada para sementales? Me he dado cuenta hace escasos minutos y ya tengo algo con lo que empezar, por lo que he pensado que tú me puedes servir de modelo, quieto un momento mientras te mido el tiro…
-Ah, pero yo había venido a…
-No pienses en eso ahora, querido, piensa que me estás ayudando a crear arte… imagínate, mi primer modelo para pegasos… ¿hay más pegasos aquí aparte de ti?
-Pues… creo que hay un par más, están Crescent Moon y Orion…
-Ah, pues perfecto, pero tú serás el primero en probarlo… unos cuantos más para rematar la línea y podremos hacer una fiesta de etiqueta-anunció Rarity.
-¿Fiesta de etiqueta?
-Claro, una fiesta donde todo el mundo va vestido elegantemente, con toda la elegancia y glamour que sólo la ropa puede dar… siempre he querido organizar una desde que llegué aquí…
-Oh, ya veo… aunque ¿crees que a los demás les gustará la idea?
-¡Claro que sí! Será un acercamiento más formal y distendido entre nosotros, que se note que en Ponyville también vamos a la moda…
El comentario hizo reír por lo bajo a Thunderlane, cosa que Rarity notó.
-¿Qué te hace tanta gracia, querido?
-Es curioso ¿verdad? vivimos en Las Vegas pero nos sigue saliendo Ponyville… a mí también me ha pasado-admitió él.
-Oh… sí, bueno, se puede decir que yo soy de las nostálgicas… echo de menos la vida en el pueblo…
-Yo también, la verdad, más de lo que yo mismo llego a pensar. Y a Cloudsdale también, nunca habrá una ciudad así en éste ni en ningún otro mundo…
-Sí, me acuerdo de Cloudsdale… casi me mato aquella vez ¿recuerdas?
-Huy, sí, menos mal que Rainbow Dash actuó rápido… ¿y aquella vez en la academia de los Wonderbolts? Yo también estuve rápido de reflejos…
-¡Es verdad! Gracias por salvarme aquella vez, por cierto, no tuve ocasión de agradecértelo…
-Ah, no fue nada, hice lo que tenía que hacer… no podía dejar caer a una poni como tú.
-¿Como yo?
-Claro… o sea, mírate, eres trabajadora, con mucha clase y garbo… y aquí estamos ahora, colaborando para el mundo de la moda. Creo que éste no se podría permitir pasar sin una poni como tú ¿no crees?-inquirió Thunderlane.
Las palabras del pegaso pillaron a la modista con la guardia un tanto baja, sin poder evitar sonrojarse más de la cuenta.
-Vaya, gracias por tus palabras, Thunderlane…
-Ah, ya ves tú…
Los dos se quedaron en silencio durante unos rápidos segundos, que hicieron reaccionar a Rarity.
-A ver, el cuello…
Siguió tomando varias medidas más y una vez que terminó, comentó.
-Vale, pues esto ya está, como modelo para el resto de trajes me puede valer… me pondré a trabajar enseguida, cuanto esté listo te llamaré para que te lo pruebes y darle los toques finales.
-Muy bien, pues llámame cuando sea, encantado de ayudarte.
-Gracias por todo, querido.
Se despidieron una vez más y el pegaso se fue por donde había venido, sin ni siquiera recordar el detalle de la tienda de cómics; Rarity esbozó una media sonrisa y se puso a trabajar enseguida.
-¿Cuándo llegamos?
-Paciencia debes de tener, Pip, sólo los más constantes podrán llegar sin nada que temer.
-Es verdad, no seas tan pesado, Pipsqueak.
-Pues anda que tú… al menos tienes tu patinete, el resto tenemos que andar…
-¿Y eso qué tiene que ver?
-Yo estoy cansada…
-Yo también, paremos un rato, hermano…
-Bueno, quizás nos venga bien un descanso… ¿Qué dices, Zécora?
-Siento su presencia cada vez más cercana, podremos parar en cuanto me asegure que la distancia no es muy lejana. Aunque antes de decidir nada más ¿Qué opinan los demás?
-Podemos parar un rato.
-Estoy con Dinky, me duelen las patas…
-Yo estoy bien, pero si queréis parar, yo paro.
-La decisión ha sido tomada, Big Mac, ayúdame a acampar antes que nada.
-Sep.
Todos coincidían en que la magia de Zécora estaba siendo más útil de lo que un principio pensaron; si no hubiera sido por ella, encontrarse habría sido casi imposible, pero los desarrollados sentidos de la cebra combinados con su poderosa magia, habían hecho el resto. Los primeros en encontrarse con ella fueron Sweetie Belle, Scootaloo y Applebloom, Zécora sintió desde lejos su miedo y pudo localizarlas rápidamente. De la misma forma fue encontrando a los demás, Dinky fue la siguiente en un pueblo al norte de cabo Cañaveral, ya que la cebra había aparecido cerca, y las CMC tampoco se encontraban muy lejos de allí. Una vez juntos, viajaron hacia el oeste siguiendo el instinto de Zécora, llegando a encontrar por el camino a Pipsqueak acompañado de Button. El último en aparecer fue Rumble, acompañado por Big Mac, para alegría y gozo de su hermana pequeña.
Mientras los niños esperaban apartados, los dos ponis adultos estuvieron montando un improvisado campamento para descansar un rato en él.
-Entonces ¿como cuánta distancia hay? ¿Crees de verdad que podremos encontrar a mi hermana?
-Vislumbré en la distancia el brillo de la honestidad al pasar, puede que con suerte nos acabemos por encontrar.
-Eso es bueno… no veo el momento de volver a verla otra vez.
Los dos se quedaron en silencio durante unos pocos minutos, hasta que al final Big Mac habló de nuevo.
-Por cierto, quería darte las gracias por haber cuidado de los niños… si no hubiera sido por ti, ni lo hubieran podido contar.
-En momentos como éste, entre todos nos debemos de cuidar; sólo hice lo que mis ancestros me llegaron a enseñar-murmuró la cebra, con su marcado acento en verso.
Big Mac asintió e incluso dejó escapar una pequeña risita.
-Es curioso… no soy un semental de muchas palabras, pero consigues arrancarme más de una frase seguida.
-El don de la palabra es algo preciado, practicarlo es algo aún más anhelado, si lo que quieres es ser alguien destacado.
-Sin embargo a ti te sale de lo más natural… quiero decir, ese acento, y el hecho de que lo dices todo en verso…
-La raza de las cebras es una raza singular, desde muy pequeños nos enseñan a rimar, y entre ellas es común así hablar.
Big Mac se quedó callado mientras iba sacando las cosas que habían ido recogiendo durante el camino.
-Aunque en prosa también podemos hablar… no se lo digas a nadie, pero de vez en cuando también hablo normal-anunció Zécora.
-¿De veras?-inquirió Big Mac.
-Sí… por eso te agradecería que lo mantuvieras en secreto, todos me conocen por la cebra que habla en verso, y no quiero ser yo quien destruya mi leyenda-explicó ella.
El semental sonrió y asintió.
-Claro…
-Si lo prefieres, te puedo hablar normal…
-Oh, no, como a ti más te guste… después de todo, ese acento en verso es de lo más melodioso.
Zécora tan solo asintió, sin decir nada más; llamaron a los potrillos y estuvieron comiendo un poco antes de continuar, ya que no muy lejos de allí se podía vislumbrar una granja pasadas varias colinas.
Una vez que estuvieron del todo descansados, continuaron el viaje mientras que Zécora iba entreteniendo a los potrillos cantando canciones y contándoles historias.
-Se te dan muy bien los potrillos…
-Cuidar de los más pequeños es una gran responsabilidad, es algo que siempre hay que saber para en la vida poder mejorar.
-Desde luego, después de todo es algo inherente…
Zécora fue a responder, pero en ese momento se quedó callada y pasó un casco por la superficie del suelo.
-¿Qué pasa?
-Noto el brillo de un elemento más… sin duda es del elemento de la bondad-anunció entonces.
-¿En serio?
-Un poco más adelante está… apresurémonos.
El grupo entero echó a correr para llegar cuanto antes hasta la granja, la cual se veía cada vez más cerca.
-¡Applejack! ¿En serio tenemos que correr a estas horas? ¡Acabamos de comer!
-¡Pues aún mejor, así bajamos la comida! ¡Vamos, carrera de obstáculos como la de esta mañana!
Caramel no se pudo negar, por lo que tuvo que echar a correr yendo tras ella; después de todas esas semanas entrenando con ella ya había cogido algo de soltura a la hora de correr y esprintar, por lo que no le fue muy complicado alcanzar a la yegua granjera. Esta, al verle a su lado, comentó.
-Caramba, has mejorado un tanto…
-Hombre, es lo suyo ¿no? ¡Obstáculo!
Al punto, Applejack dio un lustroso salto, salvando la improvisada barrera hecha con un tronco puesto a baja altura; Caramel la imitó y la fue a la zaga, llegando a morder el polvo literalmente. Se echó a un lado y volvió a esprintar para tratar de pasarla; pero Applejack se percató de esto y giró hacia el lado por el que trataba de pasarla.
-¡No te lo pondré tan fácil, dulzura!
-¡Yo también me lo supuse!
Más adelante había una serie de piedras dispuestas en línea, este obstáculo había que evadirlo yendo en zigzag; Applejack fue la primera en empezar a moverse de ese modo, siendo seguida por el semental en dirección contraria. Para cuando acabaron enfilaron una curva, que era la que daba la vuelta por el lado del acceso principal a la granja. Caramel esprintó de nuevo y se puso a la cabeza de su contrincante.
-¡Oye, eres insistente!-exclamó ella.
-¡Pues claro! ¿Qué te creías?-inquirió él.
A eso, la yegua tan solo esbozó una sonrisa del todo competitiva y trató de cerrarle el paso, pero el semental se movió deprisa y saltó por encima de ella; Applejack se quedó un tanto sorprendida, al ver cómo había hecho para adelantarla. Pero se recompuso enseguida y apretó el ritmo, tratando de recuperar su primer puesto. Un poco más adelante había una serie de saltos de altura ascendente, Caramel mostró gran destreza y habilidad llegando a salvarlos todos, incluso el más alto; Applejack flexionó las patas para saltar el último, pero no calculó del todo bien y llegó a golpear el tronco restante, cayéndose de morros contra el suelo. Caramel lo vio y paró de golpe, regresando a su encuentro.
-¡Applejack! ¿Estás bien?-inquirió él, acercándose a ella.
-Sí, sólo ha sido una caída tonta…
La yegua trató de ponerse en pie, pero le sobrevino un dolor punzante en la pata trasera izquierda y cayó al suelo.
-No, no estás bien… déjame que te ayude.
-No es nada, se me pasará…
-No seas cabezona y déjame que te ayude…
-Ya te he dicho que no necesito tu ayu… ¡ah!
Al tratar de volverse a poner de pie, el dolor la volvió a azuzar, pero antes de que se cayera, Caramel la sostuvo a tiempo; la poni granjera le miró por un momento y él habló.
-Tú misma me has dicho un montón de veces que no es bueno forzarse… así que no te pongas tan chula y deja que te ayude, porque necesitas mi ayuda.
Cogió su sombrero del suelo y se lo volvió a poner en la cabeza, mientras la ayudaba a caminar hacia un árbol cercano.
-Gracias, Caramel… no debería ser tan dura contigo…
-Ah, no digas tonterías… si no hubiera sido por ti, no estaría tan en forma como ahora. Aunque no deberías ser tan cabezona, eso sí…
-Oye, yo no soy cabezona…
-Huy que no, como una mula…
-Te digo yo que no lo soy, no digas tonterías…
-¿A ver, quien aquí dice tonterías?
-Pues tú…
-Tonto es el que dice tonterías…
-Entonces tú eres el tonto…
-Qué cara tienes…
La yegua rio tontamente y los dos se sentaron en el suelo; Applejack suspiró y después murmuró.
-Gracias por todos estos buenos momentos, Caramel… haces que no me aburra nunca.
El aludido fue a responder, pero en ese justo momento una vocecita llegó a interrumpirle.
-¡Applejack!
Ésta se quedó inmóvil, como si no hubiera oído bien; se dio la vuelta y vio al otro lado del árbol a su hermana pequeña mirándola igual de incrédula que ella.
-Applebloom… ¡Applebloom!
La potrilla se echó sobre ella y su hermana la abrazó con todas sus fuerzas, como si quisiera asegurarse que realmente estaba allí; el pelaje de ambas ponis las ayudaron a ver que eran reales.
-Hermana, estás aquí…-masculló la potrilla, llorando de alegría.
-Aplebloom, estaba tan preocupada… ¿y Big Mac y la abuela?
Nada más decirlo, el aludido hizo acto de aparición y su hermana le dio un gran abrazo.
-Applejack…
-Big Mac… ¿y la abuela? ¿Está con vosotros?-inquirió entonces ella.
-Qué va ¿no está contigo?
Fue entonces cuando los dos ponis se percataron de la situación, lo que hizo preocuparlos aún más.
-Abuela… oh, Big Mac, dime que esté donde esté está bien, por favor…-masculló Applejack, aterrada.
-Eso espero, Applejack… realmente eso espero…
Justo después vino Zécora con los demás potrillos, dejando asombrados tanto a Caramel como a Applejack; la cebra se percató del golpe que Applejack tenía en una pata y quiso tratarlo enseguida, por lo que se dirigieron todos a la casa, dando una gran sorpresa a todos los demás. Subieron a Applejack a su habitación entre Apple Fritter y Apple Cobbler, mientras que Zécora iba preparando una medicina de su invención con hierbas que traía consigo.
-Ay, prima, mira que te decimos que no te fuerces tanto…-la reprendió Fritter.
-Nada de eso, sólo ha sido un golpe, nada más…
-Sí, un golpe que te hincha la rodilla, qué bien entonces-observó Cobbler, al ver que apenas podía caminar.
Una vez arriba, la acostaron para que no cargara más peso sobre su pata lastimada y esperaron a que Zécora volviese con su ungüento ya preparado; en menos de cinco minutos, la cebra se presentó con un cuenco y varias vendas.
-He preparado un bálsamo especial que hará bajar la hinchazón, con reposo y calma apenas tendrá repercusión.
-¿Quieres decir que no podré volver a caminar enseguida?
-El reposo para evitar una lesión es vital, un día en cama es lo más usual.
-¡Oh, venga ya, no soy capaz de estar parada tanto tiempo!-exclamó Applejack, contrariada.
-¡Pero se trata de tu bienestar, prima, el resto da igual!-remarcó Cobbler.
-Cobbler tiene razón, ya has oído a Zécora, guardarás cama un día entero.
Applejack quiso protestar, pero sus primas apenas la hicieron caso; su hermano mayor vino al poco rato acompañado de Applebloom para verla.
-¿Estás mejor?
-Meh, sí, pero ahora resulta que tengo que guardar cama… ya ves tú que gracia me han hecho...
-Hombre, si estás herida, es lo suyo… si lo dices por ocuparte de la granja, déjamelo a mí.
-Bueno, en realidad no es… un momento ¿y eso?-inquirió ella, asombrada.
-¿El qué?
-¿Soy solo yo o estás más hablador que de costumbre?
-Ah, bueno… sí, un poco, se me ha pegado al ir con Zécora, esa cebra puede dar conversación hasta a las piedras.
-Así que es eso… fíjate tú que hasta se me hace raro no oír tus respuestas cortas…
Ambos hermanos se rieron con confidencia, mientras que Applebloom se subía a la cama junto con su hermana mayor; estuvieron hablando un buen rato más y el siguiente en hacerla una visita fue Caramel.
-¿Cómo estás?
-Si lo dices por la pata, mejor, pero mi humor sigue igual…
-Oh, vamos, un día guardando cama tampoco es tan malo…
-¿Ah no? ¿Y eso por qué?
-Puedes hacer que te traigan la comida a la cama, por ejemplo.
-Pft, ya ves tú, menuda cosa…
Los dos se quedaron en silencio durante unos breves segundos antes de que Caramel volviera a hablar.
-Al menos estás bien… por un momento pensé que había sido cosa mía…
-¿Qué dices? No salté del todo bien y me golpeé con el último tronco, para nada es culpa tuya…
-Ya, pero aun así… se supone que debería estar atento.
-No pienses más en eso, tonto…
Las risas y gritos de los potrillos en el piso de abajo se hicieron eco a través de las escaleras hasta llegar a la habitación, oyéndose por toda la casa.
-Vaya, nunca había estado esta casa tan animada…-comentó Caramel.
-Desde luego… el ambiente ha cambiado de golpe, aunque parece que siempre ha sido así… es extraño.
-Aun así tenemos suerte… al menos están bien.
-Sí… volver a ver a mi hermana pequeña es casi como una bendición. ¿Piensas estar más rato aquí? ¿O acaso vienes a vigilarme?
-Un poco de las dos cosas… que nos conocemos, Applejack…
-Ja, ja, muy gracioso… aunque… gracias por cuidar de mí, Caramel.
-Para eso estamos los amigos ¿no?
Ambos ponis se sonrieron simultáneamente, mientras que los demás seguían con sus quehaceres abajo; afuera, el sol brillaba con un poco más de fuerza.
Shining Armor tenía motivos para estar preocupado; a pesar de que sabía que ese momento llegaría, ni siquiera el tiempo o el momento en sí le ayudaba a sentirse mejor. Sus cascos resonaban por todo el pasillo exterior del primer piso, justo al lado del dormitorio. La puerta se abrió repentinamente y de ella salió una poni de colores fríos y una cofia en su cabeza.
-¿Cómo está mi mujer, Snowheart?
-Cinco centímetros, contracciones cada tres minutos. Queda poco, pierda miedo alteza, es un parto como otro cualquiera.
-Oh, menos mal… aunque no puedo evitar preocuparme…
-No pasa nada, déjemelo a mí, la ayuda de Fleur y Spitfire me está viniendo muy bien.
-Todavía ni te lo he agradecido, si no hubieras llegado a aparecer aquí… este día hubiera sido muy complicado.
-Ni lo piense… para esta noche ustedes dos serán los padres más felices del mundo, ya lo verá.
-Lo espero con impaciencia.
-Mientras tanto puede esperar, queda poco para el parto, pero aún falta como una media hora más, vaya a dar una vuelta al jardín.
Decidió seguir su consejo y se dirigió hacia las escaleras principales; no sabía muy bien cual había sido el destino de otros ponis, pero al menos podía asegurar que tanto él como todos los demás habían tenido suerte. Y es que no todos los días se acaba en los terrenos de uno de los palacetes más grandes y ostentosos de Rhode Island. Incluso ahora seguía pensando que la mansión Carey les venía demasiado grande para un grupo tan pequeño y reducido como el suyo. Aunque pensando en su futuro vástago, tampoco le vendría mal terrenos de sobra para que corriese y jugase cuanto quisiera.
Antes de darse cuenta siquiera, se vio de vuelta en los jardines, dirigiéndose hacia una parte concreta de los mismos; de golpe y porrazo, tres guardias reales, un poni de tierra, un pegaso y un unicornio, le saludaron.
-Príncipe Shining Armor…
-Hemos estado vigilándola, como usted bien dijo, y no hemos detectado ningún tipo de anomalía.
-Pensamos que por ahora no debería ser ningún problema…
-Ah, bien, estupendo… aunque me sigue dando grima el verla… ¿cómo es que aparecería precisamente aquí?
Los cuatro ponis dirigieron nerviosas miradas a una estatua en la que se podía ver una especie de quimera con cola de serpiente, garra de león, pata de cabra, cuerno de cabra, cuerno de ciervo, y un ala de murciélago. Se apoyaba sobre su cola, tenía sus brazos extendidos hacia delante y una expresión de auténtico pavor en su rostro de piedra.
-Bueno, en caso de que las cosas se tuerzan también tenemos los elementos de la armonía ¿no?-inquirió el guardia pegaso.
-Sí, pero sin mi hermana y sus amigas sólo son simples baratijas… tan solo esperemos que no ocurra nada imprevisto.
Dejó a la estatua al cargo de los guardias y siguió andando por el jardín hasta llegar al lado de una espaciosa y ancha piscina; a pesar del brillante día que hacía, se pudo ver reflejado en la superficie del agua, mirándose a sí mismo con un gesto que ni siquiera él llegó a identificar del todo.
-¿Nervioso, Armor?
-Ah ¿yo? Bueno, un poco…
-Vamos, Fancy, dale un respiro… no todos los días se es padre, lo sé mejor que nadie.
-Gracias papá, ya sabes que significa mucho para mí… ¿y mamá?
-Escribiendo en la biblioteca, ya sabes que es la única manera que tiene de des estresarse… quería ayudar en el parto, pero los nervios no la ayudan a ella.
-Lo sé, no la culpo… ¿fue igual en el mío?
-Buf, no me lo recuerdes, la pobre… todo el rato pidiendo que la anestesiaran con magia…
-Ah, la paternidad, ese divino tesoro… Fleur y yo lo hemos intentado un par de veces, pero no ha habido manera…
-¿En temporada o fuera de ella?-inquirió en ese momento Night Light.
-En temporada, las dos, y no sé por qué, no ha habido manera…
Shining Armor quiso retomar el hilo principal de la conversación, pero de golpe y porrazo Spitfire se presentó de improviso volando y anunció.
-Alteza, ya ha empezado.
-¿¡Ya?! Pero si Snowheart me ha dicho que en media hora…
-¡Se ha adelantado, ni lo hemos visto venir, venga ya, no para de llamarle a gritos!
El semental no esperó más y se fue corriendo de vuelta a la habitación, mientras que Fancy y su padre le seguían de cerca; Cadance se encontraba siendo asistida por Snowheart, la cual comentó.
-Parece que tiene prisa por salir…
Aunque el comentario fue considerablemente opacado por un fuerte grito por parte de la princesa; Shining se puso a su lado y la tomó de un casco.
-¡Tranquila cariño, ya estoy aquí, sé fuerte, sé que lo eres!
-Shining…-masculló ella.
-¡Empuje princesa, ya veo la cabeza!
Sin poder evitar gritar de dolor, Cadance hizo un esfuerzo tremendo, al tiempo que se aferraba a la pezuña de su marido; Fleur y Spitfire asistían a la enfermera, aunque la líder de los Wonderbolts no tardó nada en desplomarse en el suelo.
-¡Snowheart, Spitfire ha caído!-exclamó Fleur.
-¡Tranquila, no la culpo, ten preparada la toalla y las tijeras! ¡Un último esfuerzo princesa, ya sale!
El grito de Cadance desgarró el silencio en toda la mansión Carey, las puertas se abrieron de golpe, apareciendo de improviso Twilight Velvet.
-¡Maldita sea! ¿Por qué no se me ha avisado?-masculló ella.
-¡Mamá, ahora no!
Otro largo chillido por parte de Cadance hizo enmudecer a los presentes, al tiempo que fue reemplazado por un fuerte y prolongado llanto; Snowheart anunció.
-Es una potrilla preciosa, princesa, mi más sincera enhorabuena.
La agotada alicornio tan solo llegó a esbozar una débil sonrisa en cuanto vio el bulto que la enfermera sostenía entre sus patas; alzó sus cascos, pidiéndoselo sin decir nada más. Shining lo sostuvo con su magia y se lo acercó a su madre, la cual lo envolvió en un suave abrazo. Una pequeña alicornio de pelaje rosado, un tanto más oscuro que el de su madre, de crin y cola de color violeta pálido y amarillo y unos ojos idénticos a los de su padre, miró a sus padres con mirada inquisitiva y calmándose de golpe.
-Mi hija… nuestra hija, Shining… es preciosa…-masculló Cadance, con lágrimas en los ojos.
-Lo sé… casi tanto como tú, cariño, es idéntica a ti…
-Pero tiene tus ojos…
Los recién primerizos padres guardaron silencio, mientras Cadance arropaba un poco más a su hija entre sus patas, dándola un beso en la frente; Twilight Velvet se acercó un poco para ver más de cerca a su nieta, tan emocionada como los demás. Night Light y Fancypants fueron los siguientes en entrar, pero el noble se fue con su mujer y los demás para dejar intimidad a la familia; Snowheart tuvo que cargar con Spitfire puesto que seguía desmayada.
Una vez solos, la abuela fue la primera en hablar.
-Oh, cariño, es una potrilla del todo adorable… aunque es una pena que Twilight no haya estado presente… la habría encantado conocer a su sobrina…
-Lo sé… yo también la echo mucho de menos…-asintió Cadance, arrullando a su hija.
-Yo también, pero conozco a mi hermana, sé que es fuerte y esté donde esté, estará bien, eso os lo puedo asegurar-murmuró Shining, muy seguro de sí mismo.
-Tú eres el que mejor lo sabe ¿verdad?-inquirió su padre.
-Sí, desde luego.
-¿Habéis pensado ya en algún nombre?-inquirió entonces Velvet.
-Yo estuve pensando en algunos si era potro, pero en este caso…
-Skyla-anunció Cadance, cortando a su marido.
Todos se quedaron en silencio, meditando el nombre.
-Sí, me gusta cómo suena… Skyla…-repitió Velvet, casi pensando en voz alta.
-Decidido entonces…-anunció Shining, abrazando a su mujer.
-Aunque es una pena… no ha nacido ni en el imperio de Cristal ni en Ecuestria, simplemente aquí…-comentó Velvet de sopetón.
-En ese caso es la primera poni estadounidense…-obvió Night Light.
Pero a pesar de ese pequeño detalle, no había más que alegría y gozo en la familia, en la que el nuevo miembro era el principal centro de atención; tanto la princesa Cadance como Shining se sentían más felices que nunca, llegando incluso a ignorar el detalle de que estaban lejos de su hogar. Ahora sólo había cabida para la felicidad más grande. Y ni siquiera eso la opacaba.
Tras la cena, y como todas las noches, los ponis se dirigieron a la discoteca para tomar una copa y estar de fiesta; tanto para Twilight como Pinkie, Rarity y Spike era su primera fiesta allí, por lo que se dejaron empapar por el ambiente y el buen ritmo de la música de Vinyl. Pinkie se adaptó rápidamente como bien era de esperar de ella y se desató al poco de empezar, mientras que Rarity y Twilight se iban soltando poco a poco, hablando de todo un poco con los demás mientras sostenían sus copas con su magia. Durante todo el tiempo que estuvo allí, buscó con la mirada tanto a la princesa Celestia como a la princesa Luna, pero Raven la comentó que Celestia se había retirado después de cenar.
-Andaba ocupada redactando hechizos para el nuevo manual de magia, se subió enseguida a su suite para continuar.
-¿Y la princesa Luna? Antes la vi hablando contigo…
-Acaba de irse hace nada, igual si te das prisa la alcanzas.
-¡Vale, necesito hablar con ella!
Twilight se terminó de un trago lo que le quedaba en su copa y echó a correr hacia la salida; necesitaba hablar con ella sobre el Proyecto Mañana, quería ponerse al día cuanto antes y saber más, se encontraba ansiosa, y no veía el momento de seguir con su estancada investigación. Dobló la esquina rápidamente tras bajar las escaleras, notando como algo duro chocaba contra su cabeza, tirándola al suelo y cayendo sobre sus ancas. Levantó la vista y vio a un unicornio de color amarillo pálido y crin azulada.
-¡Oh, perdón, lo siento, iba tan rápido que ni te vi!
-Oh, no, lo siento yo, iba distraído mirando al suelo-murmuró él, ayudándola a levantarse.
-No te disculpes, ya te digo que iba como loca, giré la esquina y zas, de frente…
-No, no, es que tengo la mala costumbre de pegarme a las esquinas…
-No digas tonterías, yo me crucé por delante.
-No, si yo también, además, suelo ser muy torpe… no me hagas mucho caso.
-No, para nada… quiero decir, que es culpa mía, o sea…
Los dos se miraron por un momento y finalmente dejaron escapar una ligera carcajada.
-La pescadilla que se muerde la cola…
-Mismamente… iba deprisa porque quería alcanzar a la princesa Luna ¿la has visto?
-Sí, me la he cruzado hace nada, iba hacia el bar a paso tranquilo, si te das prisa igual la pillas en el recibidor.
-¡Oh, genial! ¡Gracias, hasta luego!-exclamó ella, echando a correr de nuevo.
La unicornio lavanda retomó su ritmo apresurado, llegando enseguida al bar y pasando rápidamente hasta el recibidor, donde Luna se encontraba; pasaba al lado de la fuente con las tres humanas desnudas de cintura para arriba cuando la llamó.
-¡Princesa Luna, espere!
La aludida se dio la vuelta y vio acercarse a la unicornio lavanda mientras jadeaba cansada.
-Ey, despacio, Twilight Sparkle ¿Qué ocurre?
-Me gustaría hablar con usted… sobre el Proyecto Mañana-anunció ella.
Luna se quedó callada, alzando un poco la mirada; Twilight aprovechó el inciso para continuar.
-Su hermana me comentó que usted también lo estaba investigando, y yo llegué a recopilar los testimonios grabados de Jim Collins durante mi estancia en Central High… ¿de qué trata exactamente este Proyecto Mañana?
La princesa se tomó su tiempo antes de contestar, pero lo hizo con contundencia.
-Hay mucho que explicar… hablaríamos ahora, pero estoy cansada y me quiero ir a la cama, mañana después de desayunar reúnete conmigo en el coliseo, allí podremos hablar tranquilas.
-Ah… está bien, la espero.
-Muy bien… buenas noches, Twilight.
La aludida la observó irse hasta que las puertas del ascensor se cerraron, llevándola hasta lo más alto del hotel. Ella tan solo se quedó al lado de la fuente, perdiéndose en sus pensamientos. Por hacer algo, regresó a la discoteca y estuvo un rato más en la fiesta hasta que ésta se acabó y todo el mundo se fue a sus habitaciones a descansar; sus amigas la dieron las buenas noches antes de entrar en sus habitaciones. Spike y ella hicieron lo mismo, se asearon un poco antes de acostarse y se metieron en la cama rápidamente. El pequeño dragón cayó redondo enseguida, pero ella no. De hecho, le costaba mucho dormirse y apenas lo conseguía; trató de poner la mente en blanco, no pensar en nada, pero eso tampoco sirvió. Los nervios la podían, Luna había conseguido dejarla en ascuas hasta mañana acerca del Proyecto Mañana y eso la quemaba viva. Necesitaba saber más, quería descubrir por qué los humanos desaparecieron así de repente.
Sin mover demasiado la cama para no despertar a Spike, Twilight se levantó y estuvo rebuscando entre sus cosas hasta encontrar lo que buscaba; el álbum
Ocean Eyes de Owl City, su álbum favorito y con diferencia. Sosteniéndolo con su magia, salió de la habitación cogiendo la llave con forma de tarjeta previamente y bajó hasta el bar que había al lado del recibidor. Desde que habían llegado allí, cuando no podía dormir o quería relajarse, no había nada mejor para ella que ponerse a escuchar la música de Owl City. Siempre conseguía relajarla, cosa que necesitaba en esos momentos.
Cuando pasó por allí por primera vez vio la pequeña cadena musical que había tras la barra, por lo que decidió aprovechar que todos estaban dormidos para ponerse el disco y tratar de relajarse. Ya había manejado otras cadenas, por lo que no tuvo problemas con esa, sonando la música por todo el bar. Tras eso se dirigió a la pequeña cocina que tenía éste, miró en la nevera y vio varios cartones de leche, estando uno abierto.
-Oh, genial-murmuró por lo bajo.
Comprobó primero que estaba en buen estado y luego llenó una taza, metiéndola en el microondas; había aprendido a usarlo al observar al chef Drumsey hacerlo, por lo que tampoco tuvo problemas. Aún no comprendía del todo cómo llegaba el aparato a calentar cualquier tipo de comida, aunque teniendo en cuenta su nombre se hacía una primera idea. Estuvo esperando un poco, escuchando las primeras tonadas de la canción
Cave in, hasta que oyó el ding que indicaba que el microondas había finalizado. Lo abrió usando su magia y sacó la taza de leche, ahora humeante y caliente. Twilight dejó escapar un respingo, a pesar de que lo había visto más veces aún seguía asombrándose. Realmente los humanos fueron increíbles.
Se tumbó en uno de los sofás y dio un sorbo a la leche, mientras se dejaba llevar por la música; de vez en cuando Owl City podía llegar a ser muy movido y con ritmos muy rápidos, pero normalmente poseía unos ritmos muy profundos y de intensidad media baja, al menos en la gran parte de temas que más la gustaban. Pero todos ellos conseguían calmarla de alguna u otra forma, quizás por las letras, o por cómo sonaban, no estaba del todo segura; pero de lo que no tenía duda es que tenía algo especial que, simplemente, la encantaba. Tan solo cerró los ojos y dejó que la música llenara sus oídos.
Por un momento la pareció que tanto la música como la leche hacían su efecto y sintió como empezaba dormirse; pero un ruido de cascos se hizo oír por todo el bar, lo que la alertó de seguido. Al abrir los ojos se encontró con el unicornio que chocó hace unas pocas horas en el pasillo y dio un ligero bote en el sofá.
-No, tranquila, no pasa nada… ¿no puedes dormir?
Twilight miró por un momento a la taza humeante; era demasiado evidente, después de todo.
-No… supongo que cuesta adaptarse. De un pequeño y pintoresco pueblo paso a una ciudad llena de luz y color. Supongo que no estoy hecha para la gran ciudad… vivía en Ponyville antes de todo esto, aunque nací en Canterlot. Y sí, sé que suena raro viniendo de mí.
-Bueno, el insomnio no es tan malo como lo pintan… yo también vivía en Ponyville, y aquí donde me ves, también tenía problemas para dormir, y de hecho los sigo teniendo. Pero desde mi punto de vista, no es tan malo-reveló él.
-¿Y eso por qué?
-Pues porque cuando no puedo dormir, contemplo el cielo. Si no hubiera sido por mi insomnio, no hubiera obtenido mi marca de belleza.
Twilight le echó un mejor vistazo al flanco del semental, donde podía ver una estrella fugaz.
-Ya veo… entonces ¿eres astrónomo?
-Sí… oh, aunque perdona, no me he presentado, qué descortés por mi parte. Me llamo Comet Tail, encantado.
-Twilight… Twilight Sparkle-hizo lo propio ella, esbozando una encantadora sonrisa.
La yegua violeta la invitó a sentarse con ella y el semental aceptó.
-¿Quieres una taza de leche caliente, Comet?
-Bueno, me vendría bien también… voy a hacerme una.
-¿Quieres que te ayude?
-No, tranquila, sé manejar todo lo que hay tras la barra, normalmente suelo ser el que hace los cocteles por las noches.
Twilight se mordió el labio, recordando entonces el momento esa misma noche; ¿cómo se había podido de olvidar del pobre chico tan rápido?
-Ay, es verdad… ¿se te da bien hacer bebidas?
-Sí, de hecho creo que es mi segundo talento… si no hubiera estado mirando estrellas de pequeño cuando no conseguía dormir, ahora sería barman.
Twilight se rio por lo bajo, mientras hablaba con él en la distancia; de fondo ya se podía oír la canción
Umbrella Beach, pero apenas la prestaba atención. Comet regresó enseguida con su taza.
-Es curioso, a mí también me gusta la astronomía, pero no te recuerdo de la última lluvia de estrellas en Ecuestria…
-Eso es porque los fenómenos celestes más importantes los observo desde casa. Tengo una habitación acondicionada y una vista muy buena, así que me viene muy bien.
-Oh, ya veo… yo también tengo un buen sitio en una de las terrazas de la biblioteca, pero me gusta salir afuera y verlo en primera fila.
-Hombre, es más auténtico, no te digo que no… pero a mí me gusta trabajar desde casa, estoy más cómodo.
-Sí, te entiendo, no hay nada como la calidez del hogar…
Los dos soltaron sendos suspiros casi a la vez, haciéndoles sonreír simultáneamente.
-Es curioso ¿verdad? estamos aquí, en Las Vegas, viviendo muy lejos de nuestro hogar… y aún hablamos en presente de él. Creo que eso es una buena señal. Estoy segura de que la princesa Celestia encontrará una forma de regresar a Ecuestria.
-Pareces muy segura.
-Oh, desde luego, pero porque sé mejor que nadie que la princesa es capaz de eso y más. No es mi mentora por nada ¿sabes?
-Vaya ¿de verdad?
-Sí, soy su estudiante personal… vivo en el pueblo por orden expresa suya, estudiando la magia de la amistad.
-Ah, ya decía yo que tu cara me sonaba… del solsticio de verano ¿verdad? ¿La noche que duró más tiempo de lo normal?
-La misma, yo y mis amigas conseguimos pararle los cascos a Nightmare Moon… no es algo que cuente muy a menudo…
-Vaya, ahora resulta que tengo a toda una celebridad delante…
-Oh, no, nada de eso, sólo hice lo que tenía que hacer…-murmuró Twilight, algo cortada.
-¿Estás de broma? Si no hubiera sido por vosotras, esa noche hubiera continuado y hubiera provocado la muerte de las plantas, congelándolas. Y luego nosotros las hubiéramos seguido al poco rato. No es nada exagerado decir que te debo la vida-expuso el chico.
-Hala, exagerado…
Los dos se miraron por un momento, sin poder evitar esbozar una tonta sonrisa.
-A ver ¿Quién es el exagerado?
-Yo, yo, perdona…
-No, hombre, era broma.
La yegua se quedó en blanco por unos segundos, pero al final volvió a reírse, divertida.
-Eres un poco liante tú ¿no crees?
-Sólo un poquito… en la justa medida.
Twilight sonrió y dio otro sorbo a su taza, siendo imitada por Comet; para entonces, Meteor Shower ya había acabado y empezaba la siguiente canción, On the wing.
-¿Qué escuchas?
-Owl City, un proyecto de synthpop… aún estoy buscando el significado, pero creo que tiene que ver con el pop.
-Me suena a mí también, sí… por lo del pop, digo.
-Hasta ahí llegué yo también, listo.
-Bueno, sólo era un comentario…
-No pasa nada, tranquilo… aunque a veces no suena como tal, pero me gusta sus variaciones. Es tan melódico, tan suave… me relaja.
Los dos se quedaron en silencio, escuchando esa canción en concreto, mientras seguían bebiendo de vez en cuando. Antes de lo que esperaban la canción se acabó y empezó la siguiente, los primeros compases hicieron reaccionar a Twilight, poniendo sus orejas en alerta.
-¡Ah,
Fireflies, me encanta esta canción!
Después de
Vanilla Twilight, era su segunda canción preferida. Un ritmo suave y relajado comenzó a sonar, al tiempo que las primeras tonadas se oyeron a la vez.
You would not believe your eyes
If ten million fireflies
Lit up the world as I fell asleep
'Cause they'd fill the open air
And leave teardrops everywhere
You'd think me rude
But I would just stand and stare
Twilight comenzó a cantar al compás, ignorando todo lo demás, incluso a Comet, el cual la miró curioso. La voz de la unicornio era suave y combinaba muy bien con el ritmo de la canción, dándola otro aire distinto y muy fresco.
I'd like to make myself believe
That planet Earth turns slowly
It's hard to say that I'd rather stay
Awake when I'm asleep
'Cause everything is never as it seems
Se podía ver desde lejos que ése se trataba del estribillo, sobre todo por su ritmo neutro y genérico que podía ser repetido cada cierto tiempo sin desentonar; a Comet le gustó sobre todo la letra, con la cual no podía estar más identificado. Cuando más necesitaba descansar, él estaba despierto, como Twilight.
'Cause I'd get a thousand hugs
From ten thousand lightning bugs
As they tried to teach me how to dance
A foxtrot above my head
A sock hop beneath my bed
A disco ball is just hanging by a thread
Esos dos párrafos fueron decisivos para lo que luego sucedió a continuación; Twilight se animó y sacó a bailar a Comet sin avisar ni nada por el estilo. Él tan solo se dejó hacer, sin decir nada, aunque trató de seguirla el paso lo mejor que pudo. El estribillo se volvió a repetir para dar paso a nuevas estrofas.
Leave my door open just a crack
(Please take me away from here)
'Cause I feel like such an insomniac
(Please take me away from here)
Why do I tire of counting sheep
(Please take me away from here)
When I'm far too tired to fall asleep
No sonaba como un nuevo estribillo, aunque complementaba bastante bien; y por alguna extraña razón, Comet creyó que la canción los estaba observando o algo parecido. Un par de insomnes tratando de inducirse sueño bailaban y tomaban leche caliente, incluso después de haber intentado contar ovejas, al menos en cuanto a él se refiere. Quiso preguntárselo a Twilight, pero estaba demasiado ocupada bailando y cantando al compás.
To ten million fireflies
I'm weird 'cause I hate goodbyes
I got misty eyes as they said farewell
But I'll know where several are
If my dreams get real bizarre
'Cause I saved a few and I keep them in a jar
Esos fueron los últimos versos antes de que el estribillo fuera repetido tres veces más; Twilight dejó cantar y tan solo se dejó llegar por el ritmo. Comet la asió de una pata y ésta vez la llevó él. La unicornio lavanda tarareó los últimos versos, los cuales eran cantados a media voz. La canción acabó con una serie de compases suaves que se fueron apagando poco a poco hasta enmudecer. Ambos se quedaron mirando fijamente durante unos ínfimos segundos para luego separarse rápidamente.
-Eh, bueno…
Fireflies… ¿Qué puedo decir?-murmuró ella, algo sonrojada.
-Una canción muy bonita… y muy acertada también.
-Desde luego… por lo que pude llegar a leer, a Adam Young, el compositor, se le ocurrían sus canciones durante sus noches en vela por el insomnio. Así que…
Los dos se quedaron en silencio, mientras la siguiente canción sonaba, pero apenas la escucharon; se terminaron enseguida sus tazas y Twilight llegó a dejar escapar un bostezo.
-Vaya, parece que ha funcionado…
-Sí… ¿Qué hora es?
-Las tres de la mañana.
-¿¡Ya?! Ay, madre, mañana he quedado con la princesa Luna pronto, me voy ya a la cama.
-Qué suerte, a mí me queda cuerda para rato…-anunció Comet, sonriendo lánguidamente.
-¿Qué? ¿No has conseguido que te entre sueño?
-Me temo que no…-suspiró él, resignado.
La unicornio lavanda le miró, un tanto preocupada, y comentó.
-¿Quieres que me quede y te hago compañía hasta que te entre sueño?
-No, hombre no, además, si has quedado mañana y tienes sueño vete ya a la cama, no te preocupes por mí.
-¿Seguro?
-Sí, tranquila, estaré bien, me subiré a la azotea, seguro que el frio y las estrellas me adormilan.
-Está bien…
Antes de que ella se fuera, Comet comentó.
-Si algún otro día te da insomnio, ya sabes dónde estoy.
-Claro-asintió ella.
-Buenas noches, Twilight.
-Buenas noches, Comet.
La unicornio lavanda le despidió una vez más agitando su casco y tras eso se dirigió hacia los ascensores; Comet la observó irse hasta que las puertas de el del centro se cerraron. Fue entonces cuando se acordó el disco y exclamó.
-¡Ah, espera, te dejas el disco!
Pero para entonces, ya se había ido; lo sacó de la cadena y lo dejó en su estuche, justo al lado de ésta. El semental tan solo sonrió y tras eso se dirigió hacia las escaleras, para subir a la azotea.
En cuanto Twilight volvió a tocar la cama, sintió como el sueño la volvía a envolver. Cerró los ojos y esbozó una pequeña sonrisa, llegando incluso a susurrar.
-Gracias, Comet…
Justo después, todo fundió a negro. En el cielo, una estrella fugaz cruzó la ventana de lado a lado hasta desaparecer.
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PD. Banda Sonora Original de
Lo que Fuimos
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