Spoiler:
Las doce pequeñas esferas, que empezaron a detener el movimiento que las llevaba a girar en una improvisada órbita en lo alto de la abovedada sala, lanzaron un último gran destello dorado antes de romper la corriente eléctrica que las había conectado para proceder, después, a descender hacia sus originales basas mientras su velocidad seguía disminuyendo. El brillo amarillento que habían albergado en su interior también fue apagándose al compás, hasta quedar totalmente oscurecido cuando quedaron en sus lugares de partida, semejantes casi a una mera docena de piedras vulgares y corrientes que cualquiera podría haber encontrado en algún camino ordinario.
Sobre la alta tarima central, también se desvaneció con lentitud la ambarina luz que había rodeado el cuerno de Dremtly a modo de una pequeña aura. El unicornio, tras terminar de ejecutar la última demostración, se sentía algo cansado y sentía como había llegado a consumir en aquellos sencillos pero numerosos ejercicios, casi toda su energía. Por eso permaneció, aún después de concluido el último conjuro, sentado en su posición y dirigiendo una vacía mirada hacia la dorada bóveda de bronce que techaba aquella gran sala circular, dedicado únicamente a respirar pausadamente.
Ni uno solo de los hechizos que había llevado a cabo era extraordinario ni especialmente difícil, aunque hasta los más sencillos conjuros creados por los aydara podían llegar a hacer que un unicornio drenara rápidamente toda su magia, incluso los más experimentados. Por eso, Dremtly había seleccionado, con precaución, unos ejercicios fáciles y los había empleado sobre huecas esferas de cobre, el metal que fue el más común y manipulable por los alquimistas de la vieja Hiponia. A pesar de lo cual, y de sus ya bastantes años de estudio y dedicación, se sentía casi exhausto al acabar la exhibición.
Tras unos breves instantes, finalmente, se levantó y se dirigió hacia Twilight, que había seguido la exposición desde la zona sobreelevada situada en los límites de la sala, diseñada para que el alumnado en las clases, y el público en general, tuviera una visión lo más perfecta posible del centro del salón, que era usado más frecuentemente para clases magistrales que para experimentos, a pesar de hallarse en el área de los laboratorios.
La unicornio lavanda, que al comienzo sólo había mostrado un interés meramente académico, se había visto sorprendida al sentir el flujo de magia que, sobre aquellos objetos y a través de estos, había empleado Dremtly. En los primeros momentos, se sintió ligeramente extrañada. Aquella corriente le recordaba a algo, “algo” que ella había podido sentir o percibir, y no hacía mucho tiempo precisamente... No tardó en caer en la cuenta. Su esencia básica era igual a la que había notado la noche del viernes. Había sigo algo rápido, pues no la notó más que por unos segundos y a distancia, como si pasase sobre la biblioteca, pero le había dejado la bastante huella como, ahora, al presenciar la magia aydara del joven unicornio, no reconocer que aquello lo era también.
Los pensamientos de la unicornio funcionaron con rapidez. Para empezar, se reprochó, molesta consigo misma, que debido a la emoción de la carta de su maestra no se hubiera acordado de aquella energía ni le hubiese hablado, como debió, de ella a la Princesa. “Aunque”, cayó en la cuenta, “la Princesa… A la mañana siguiente de percibir aquella extraña magia, magia aydara, me escribió para decirme que debía estudiarla…”. Su conclusión era sencilla: aquello no era una coincidencia.
“¿Entonces…? ¿La Princesa también percibió lo mismo que yo? ¿Quizá esa es la razón por la que me encargó, así, como de repente, que estudiara esta magia? ¿Habrá alguna amenaza sobre Equestria relacionada con ella, con ese hechizo que sentí tal vez? Si alguien hizo un conjuro que pudo percibirse en Canterlot y en Ponyville, es por que debió ser extraordinariamente hábil en la magia, mucho más que los que me ha mostrado Fogsun…No necesito saber mucho más de esta magia para entender que, tras ese conjuro, puede haber un unicornio muy poderoso y, quizá, peligroso”.
Estaba tan distraída en sus propios pensamientos que tardó unos breves instantes en darse cuenta de que Dremtly se había colocado a su lado y la contemplaba, silencioso, en espera de que ella le dijera algo, sin muchos ánimos al parecer para intentar llamar su atención. Realmente, pensó, ya no estaba segura de si era tímido o no. En algunos momentos, sobre todo cuando no había nadie más con ellos, podía ser bastante cordial y hablador, al menos si se hablaba de magia o de los aydara; en otros, era callado y costaba sacarle más de dos palabras.
En cualquier caso, lo cierto es que, tras un inicio algo torpe de la clase, al final la había encontrado una excelente y fluida lección. La atmósfera entre ambos unicornios se había destensado y el interés compartido por los estudios de magia había establecido un cómodo y agradable ambiente de trabajo para ambos.
-¡Oh, vaya!-logró reaccionar Twilight, aunque algo torpe, casi como si despertara de repente de una leve siesta-¿Así que es así como los aydara usaban la magia para estimular las propiedades ocultas de algunos de los elementos? Nunca había visto nada así. Es realmente asombroso.
-Lo cierto es que sí-asintió, casi con un deje de orgullo en su voz, Fogsun-Aunque hace tiempo que las corrientes alquímicas fueron abandonadas por formas consideradas más “puras” de magia, por eso no es raro que no hayas visto antes algo como esto. Aparte del estudio y control propiamente químico de los elementos en sus laboratorios, los aydara usaban su propia magia para “conectarse” y estimular y controlar las potencias que, sobre todo algunos metales y piedras, albergan en su interior. Aunque de hecho la alquimia aydara se considero conformada por cinco corrientes principales que pretendían albergar el conjunto completo del mundo.
-¿Y esas cinco corrientes principales eran…?
-Enumerándolas, se trata de la alquimia de la Tierra, la alquimia de la Naturaleza, la alquimia del Agua, la alquimia del Cielo y la alquimia del Fuego. Los alquimistas aydara se centraron especialmente en los dos primeros campos, los que consideran más útiles y potencialmente poderosos. De hecho, la mayor parte de la materia en sí es tenida por poco válida para la alquimia, y la mayoría de los aydara preferían centrarse en los elementos que albergaran o pudieran albergar, mejor dicho, mayor energía mágica.
-¿Tierra y Naturaleza?
-El elemento Tierra es toda la materia inorgánica conformada por piedras, rocas, minerales y gemas. El elemento Naturaleza es más complicado. En principio son plantas y animales, pero los estudios e investigaciones en seres vivos… Siempre fueron muy peligrosos y usualmente esquivados, por lo que básicamente es la alquimia de las plantas.
-¿Y los otros elementos?
-De los elementos Agua y Fuego no hay nada que describir. El Agua…no interesaba mucho a los aydara. Hiponia tiene poca costa y muy pocos y pequeños ríos… La alquimia del Fuego era más interesante, pero también inestable. Sobre la llamada alquimia del Cielo, su principal interés era la electricidad, los relámpagos y las tormentas… Siempre creyeron los aydara que era un campo potencialmente muy útil… Particularmente es mi campo de interés principal-al escuchar aquello Twilight no pudo evitar dirigir una rápida mirada a la cutie mark de Fogsun-Pero,…, como casi todos, es difícil poder estudiarlo y analizarlo en profundidad… Casi todos los aydara, repito, buscaban elementos accesibles, sin riesgos pero con potencial energético.
-¿Cómo, por ejemplo?-le preguntó, con interés, al tiempo que se preguntaba que elemento podría haberse empleado para el conjuro que ella sintió.
-Los metales, por ejemplo, como el cobre de estas esferas, era muy utilizado-empezó a responderle-También se usaban algunos minerales, como la obsidiana, y varios tipos de piedras preciosas. Luego, aparte, los aydara crearon, de forma artificial, algunos elementos con la intención de potenciar y aprovecharse mejor de las cualidades positivas de los demás. Por ejemplo, las conocidas como las estrellas de Nymeda, sobre las que viene mucha información en uno de los libros que te dejé, no sé si lo habrás visto.
-La verdad es que recuerdo haber leído ese nombre, pero creo que el volumen en el que vienen no es de los que he leído. ¿Era el de Benedtree, no?
-Sí. Exactamente-asintió Fogsun-Benedtree incluye una completa lista de los artefactos que fueron creados con elementos artificiales por los magos aydara. Como el ejemplo que te he mencionado de las estrellas de Nymeda, que sabemos eran usadas como una poderosa fuente de energía en el castillo de los reyes de Hiponia, son unos de los objetos más llamativos y una de las más importantes creaciones de la alquimia hipónica.
-Pues ahora que lo mencionas, en la lista de Benedtree se mencionaba una pieza de la que, por lo que pudo comprobar, no se decía nada. Pero absolutamente nada-recalcó aquella palabra-. Lo que me resultó bastante extraño.
-…Supongo que sólo puedes estar refiriéndote a la pirámide de Adenror…
-Sí. ¿Qué se supone qué es?-le preguntó con expresiva curiosidad. Realmente no había podido dedicar mucho tiempo al libro de Benedtree, pero el hecho de que uno de sus puntos estuviera, sencilla y totalmente en blanco, le había dejado atónita.
-Bueno…La verdad es que es algo difícil de explicar. No sé sabe realmente lo que era esa pieza con exactitud, lo poco que sabemos está contaminado por vanas leyendas. Lo único cierto es que está forjada de una materia desconocida y que tiene un potencial mayor que el de ninguna otra pieza de la alquimia aydara… Todo lo demás que pudiera decirte sería,…, mera especulación.
-¿Realmente, no se sabe nada?-le preguntó, casi sin poder ocultar cierta decepción.
-Por las inscripciones que se han podido estudiar, sabemos que es posible que tuviera cierto papel en el momento de la elección y coronación de los reyes de Hiponia, aunque no está nada claro en qué sentido. A pesar de su potencial, por lo visto, sólo era empleada la pirámide en esas circunstancias extraordinarias. El resto del tiempo, según las fuentes, estaba, no ya sólo oculta, sino dividida, lo que resulta curioso e interesante. Como si incluso el mero hecho de estar reunido lo hiciera de por sí un objeto demasiado poderoso y peligroso y, hubiera, pues que mantenerlo separado todo lo posible. De hecho, con lo que ahora contamos de ella, es con cuatro de sus seis fragmentos, no con la pieza completa.
-O sea, ¿qué su función estaba relacionada únicamente con el traspaso o la concesión del poder al nuevo rey?
-Eso es lo que, como te digo, podemos saber en función de la lectura de los testimonios de la época. Según cree Eiibow Oda, que hizo el más importante estudio sobre la figura de los reyes de Hiponia, a la muerte de un gobernante, el consejo regente organizaba una competición para que fuera el mejor y más poderoso hechicero quien recogiera el cetro como sucesor y heredero del anterior. Reunir el Adenror y, de alguna manera, liberar su poder, habría sido la prueba a superar por todo aquel que quisiera sentarse en el trono.
-¿De qué fuentes y testimonios hablas?
-Pues hay una gran variedad. En las ruinas aydara tenemos una gran cantidad de inscripciones, como la columna de Thunderain. Tenemos los textos en relieve del viejo palacio de los reyes, los de sus tumbas, que fueron estudiados precisamente por Oda para su obra, las de las criptas aydara… Así como todo tipo de obras literarias, registros de relatos y cuentos populares, archivos administrativos, así como documentos privados que, milagrosamente, nos hayan llegado, etc.… La verdad es que puede parecer una cantidad abrumadora de datos pero, en realidad, hay poco como para que pudiéramos responder a todas las preguntas que tenemos.
-Y, siendo como imagino, tan importante en la vida política de Hiponia el modo en que se elegían a los reyes, ¿no hay buenos testimonios que nos hablen de qué papel tenía exactamente la pirámide?
-Pues, como te he dicho, no. El consejo regente guardaba bien en secreto los ritos de la sucesión, que sólo eran relevados a los que eran considerados dignos de pugnar por el poder. La mayoría de las leyendas afirman que los reyes, al ser elegidos, recibían un secreto poder de la pirámide, pero, hasta ahora, no se ha podido confirmar nada de ello. Como te he dicho, tiene un gran potencial, pero apenas se ha podido sondear…-hizo una breve pausa-…Precisamente, el profesor Knowling es a día de hoy el principal estudioso de la pirámide, con la que últimamente, por lo que sé, ha estado haciendo algunos experimentos con ella, aunque no podría decirte nada más. El profesor es muy reservado con su trabajo.
-Oh. Entiendo…-asintió la unicornio, intentando reordenar en su cabeza todas aquellas nuevas ideas-… ¿Y-se le ocurrió preguntar-tuvo algo que ver la pirámide con la caída de Hiponia? Según recuerdo haber leído en el libro de Grastory, la crisis del reino comenzó cuando, a la muerte del decimoquinto rey, no se logró elegir un sucesor. Y si la pirámide estaba relacionada con la elección de los gobernantes… ¿Por qué no se escogió a un nuevo soberano?
-Ah…La “Historia universal de Equestria”. Una obra bastante completa, a pesar de tener la pretensión de ser un manual que abarcara, como dice su título, toda la historia… Sobre la crisis de Hiponia a la muerte del último rey no se sabe mucho con certeza. Por varias fuentes, como los registros encontrados en los antiguos cuarteles fronterizos de Equestria, sabemos que hubo una gran emigración de aydaras hacia este reino, sobre todo a Canterlot. Algunos especulan que uno de los principales del trono pretendió coronarse rey, saltándose los ritos tradicionales y contra la opinión del consejo regente, que se encontraba diezmado y débil, tanto que no tuvo más remedio que acudir y pedir el socorro de la princesa Celestia, que tras la guerra integró Hiponia dentro del reino de Equestria. Pero, como digo, no nos ha llegado ningún documento que sirva para probar que tal usurpador, el “rey fantasma” de la historiografía, existiera de verdad.
-¿Y…la pirámide?
-Se desconoce que papel pudo jugar en esta historia, como otros muchos detalles importantes. Pero, como te he dicho, esto es pura leyenda y especulación. Por eso Benedtree no menciona nada en su libro, tiene demasiado nivel para ello.
-Comprendo…-asintió Twilight, tan abstraída y centrada en la charla que no se dio cuenta de que acababa de entrar Spike en la sala, seguido de cerca por Earion que, como era su costumbre, procuraba mantener sus pezuñas lejos del suelo.
-¡Hey!-levantó la garra derecha a modo de saludo-¿Qué tal, mucho trabajo?
-¿Eh? ¡Ah!-reaccionó la unicornio-Sólo un poco, Spike, pero muy productivo-le contestó, mientras Dremtly, por su lado, aparte de permanecer mudo ante aquel saludo, se limitaba a dar unos pasos hacia atrás, como buscando quedarse lejos del pequeño dragón.
-Perdonad la interrupción…-intervino Ear, que había dedicado todos sus esfuerzos aquella mañana por tener ocupado y lejos al dragón para que su amigo pudiera encargarse con tranquilidad de su labor “docente”-Pues sin duda estaréis ocupados en algo serio, pero es que el pequeño dragón estaba preocupada por si necesitas algo-señaló a Twilight, que, sorprendida, se limitó a hacer un gesto negativo.
-Pero, lleváis aquí varias horas seguidas…¿No os hace falta ni un poco de agua?-les preguntó, servicial y un poco escéptico, el dragoncillo, dando un paso hacia delante y, viendo, extrañado, como Dremtly, por su parte y sin motivo aparente, se movía dos más hacia atrás, como alejándose de él.
-No-le respondió secamente aquel mientras tanto el bebé dragón como la unicornio se le quedaban mirando, ambos un tanto extrañados.
Twilight, sobre todo, estaba sorprendida ante el cambio de actitud que sufría Dremtly solamente por la presencia de un solo individuo más en la sala. Le parecía extraño, como si para aquel unicornio tener que tratar con alguien fuera un combate, una situación difícil y preferiblemente a evitar, por lo que, si bien se atrevía a hacerlo ante un interlocutor, se retiraba rápidamente sólo con que apareciera un segundo. Apenas le había conocido el día anterior, pero había visto lo suficiente como para entender que Fogsun acataba aquella norma al píe de la letra. Incluso explicaría el interés de Ear, tanto el día de ayer como aquella mañana, por mantener a Spike lo más alejado posible. Lo que no lograba discernir era el por qué de esa actitud, sólo lamentaba que en tan breves segundos se hubiera roto la cordial y agradable atmósfera que había reinado entre ellos.
-Ya te dije que no hacía falta que viniéramos-intervino el pegaso antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo-Y, a menos que hayan acabado, sólo estamos molestando-le dijo con cierto tono de reproche al dragón mientras, no sin cierta preocupación, reconocía en su amigo los signos de estar cada vez más incómodo, bajo la presión de la mirada de los otros dos.
-Bueno…-Twilight no estaba segura de cómo intervenir, pues, al darse cuenta del aparente problema del unicornio, no quería arriesgarse a nada que le pudiera molestar-La verdad es que sí, que habíamos acabado ya, por hoy.
-¡Oh!-se alegró Spike-¿Entonces, podemos ir ya a comer?
-Sí… En seguida, Spike…-asintió la unicornio.
-¡Genial!-se relamió, hambriento, el pequeño dragón.
Por un momento, Dremtly se sintió aliviado al escuchar aquello. No había tenido muchos problemas en tratar con Twilight a solas, incluso podía decir que había pasado un rato agradable, pudiendo hablar de un tema que le interesaba con una pony capaz de seguir sus palabras en lugar de estar pidiéndole explicaciones por cada expresión que utilizaba. Pero, en ese instante, tenía demasiada gente ante sí. Y eso le pesaba mucho en el ánimo, agobiándolo. Y, en ese preciso instante, a Earion se le iba ocurrir una idea.
El pegaso, aparte de dedicar aquella mañana a mantener con encargos e historietas ocupado y alejado al pequeño asistente de la unicornio, no había dejado por ello de mantener un ojo atento a lo que su amigo pudiera necesitar. E, increíblemente, no necesitó nada. En su mejor expectativa, Ear esperaba que Dremtly fuera capaz de hablar con cierta normalidad con la unicornio lavanda y nunca se habría imaginado que lo que pasó en realidad pudiera ocurrir. Aparentemente, Fogsun no sólo fue capaz de articular más de un par de frases de cortesía, si no que le había llegado a ver mantener una conversación fluida, hocico a hocico, con aquella pony. Hacía ya varios años desde la última vez que había visto a su amigo en actitud tan relajada y amigable, dentro de unos límites, con otro pony. Y, lo cierto, pensaba el pegaso, mirando a Twilight, es que no por nada se trataba de una inteligente y amistosa unicornio, incluso era bonita, añadió para sí, pensativo… “Quizá pueda ser ella la…” reflexionó, cavilando variopintas posibilidades.
-Pues si tenéis hambre-les dijo, poniendo el tono más inocente que pudo-Quizá querríais acompañarnos a comer-les invitó y, a pesar de la clara mirada con la pregunta “¿Qué haces?” que le dirigió Dremtly, continuó-Nosotros solemos ir a un restaurante muy bueno del centro de Canterlot. Os invitamos-concluyó.
-¡Oh, vaya!-se sorprendió la unicornio, que no se esperaba aquello-Eh… Muchas gracias. Es muy amable por vuestra parte, pero, lamentándolo mucho, temo que teníamos ya un compromiso previo al que no podemos faltar-le respondió de inmediato, sin querer detenerse mucho a pensar en la oferta del pegaso. “Si su interés era mantener a los demás un tanto alejados de Fogsun”; pensó, “¿a qué venía eso?”.
-Aunque quizá mañana si podríamos, ¿no, Twilight?-intervino Spike, teniendo en mente el pastel de rubíes del día anterior.
-Oh…-no supo en un primer momento que responder la unicornio. Miró a Dremtly, dudando sobre lo que le estaría pareciendo aquello al unicornio, pues tampoco quería ponerle en una situación incómoda… Aunque, por lo visto, a su amigo no parecía importarle mucho. Y lo cierto es que su comportamiento despertaba en ella cierta curiosidad, así como lo aparentemente poco dispuesto que estaba a hablar de sí o de su vida, como si algo le diera vergüenza…-Eh…
-¡Oh, venga! Uno no puede pasar por Canterlot y no probar las berenjenas rellenas de Cooklight. Ese chef tiene pezuñas mágicas a la hora de cocinar-intentó tentarle el pegaso apelando directamente al vacío estomago de la unicornio-… ¿Estás segura de que no puedes faltar a esa cita?-insistió el pegaso, alarmando por su actitud a su amigo, que, por alguna razón que no entendía, se sintió preocupado de que ofendiera a la unicornio.
-No, es muy importante-le respondió Twilight, que decidió aclararles la situación-Es con mi maestra, que, como no podía atenderme por sus ocupaciones en otro momento, me ha invitado a comer en su compañía. Hoy-recalcó.
-¡Oh! ¡¿Invitada a la mesa de la misma Princesa?!-admiró Ear, que, aunque sabía que ella era su aprendiz, no imaginaba que implicara una relación tan cercana como para eso…Al fin y al cabo, se trataba no ya sólo de la gobernante de Equestria, sino de la diosa del sol, que traía y se llevaba el dorado astro cada mañana y cada noche-Entonces, claro, olvida lo que he dicho. Las berenjenas de Cooklight no son nada comparadas con los manjares que debe de haber en las cocinas reales-rió.
-Eh… Sí-asintió Twilight-Y, de hecho, seguramente debamos ponernos ya en camino. No podemos llegar tarde-añadió, usando su magia para elevar a Spike y ponerlo sobre su lomo. Realmente calculaba que iban bien de tiempo, pero, al ver lo crecientemente incómodo que parecía sentirse Fogsun, decidió que lo mejor era retirarse lo más pronto posible.
-¡Oh, claro! Entonces nos veremos ya mañana-se despidió Ear, sonriendo y dirigiéndose hacia la puerta, casi como si de repente les quisiera fuera y les indicara el camino.
-Bueno, ¡adiós, sí!-se despidió finalmente la unicornio, marchándose a paso ligero mientras pensaba, una vez más, lo raros que resultaban aquellos dos ponies.
El silencio del erudito no duró mucho más, como el pegaso esperaba. En cuanto la puerta se cerró y el sonido de los pasos de la unicornio se apagó, Fogsun, con un tono molesto, le preguntó directamente:
-¿A qué se supone que ha venido eso?
-…Bueno…-el pegaso se aclaró la garganta-Es que, como me había parecido que os estabais llevando muy bien, que teníais una charla agradable y, eso, que es una unicornio simpática y tal… No sé. Pensé que merecía la pena que la conocieras, que la conociéramos-se corrigió rápidamente-un poco mejor.
-…-suspiró Dremtly-Ear, sólo estaba cumpliendo con lo que el profesor Knowling me ha pedido.
-¿Pero ella no te ha caído bien, acaso?-le preguntó directamente su amigo-Porque te conozco lo bastante para saber distinguir entre el trato que le das a alguien cuando te agrada y cuando no. Esto último, de hecho, lo veo muchas veces, y esta mañana no ha sido una de ellas-aprovecho para lanzarle una pequeña puya, medio en broma, medio en serio.
-No sé, ni quiero saber…-recalcó Fogsun-…lo que estarás pensando. Pero no tiene fundamento alguno…-y, al ver que el pegaso le miraba como si le acusara, con una chispa insinuante en los ojos, se puso algo nervioso y sólo pudo añadir-Además, la conocí ayer. Vuelve a la realidad y deja de imaginar cosas raras…-se dio la vuelta para no mirarle y se dirigió a la salida-Hazme el favor de llevar las esferas de nuevo a la cámara, ¿quieres?-le espetó antes de salir y dejarle sólo en aquella estancia.
-Claro, Fog-le habló el pegaso a la puerta cerrada antes de ponerse con lo que le había pedido-No voy a imaginar nada “raro”, no-añadió, riendo.
Sobre la alta tarima central, también se desvaneció con lentitud la ambarina luz que había rodeado el cuerno de Dremtly a modo de una pequeña aura. El unicornio, tras terminar de ejecutar la última demostración, se sentía algo cansado y sentía como había llegado a consumir en aquellos sencillos pero numerosos ejercicios, casi toda su energía. Por eso permaneció, aún después de concluido el último conjuro, sentado en su posición y dirigiendo una vacía mirada hacia la dorada bóveda de bronce que techaba aquella gran sala circular, dedicado únicamente a respirar pausadamente.
Ni uno solo de los hechizos que había llevado a cabo era extraordinario ni especialmente difícil, aunque hasta los más sencillos conjuros creados por los aydara podían llegar a hacer que un unicornio drenara rápidamente toda su magia, incluso los más experimentados. Por eso, Dremtly había seleccionado, con precaución, unos ejercicios fáciles y los había empleado sobre huecas esferas de cobre, el metal que fue el más común y manipulable por los alquimistas de la vieja Hiponia. A pesar de lo cual, y de sus ya bastantes años de estudio y dedicación, se sentía casi exhausto al acabar la exhibición.
Tras unos breves instantes, finalmente, se levantó y se dirigió hacia Twilight, que había seguido la exposición desde la zona sobreelevada situada en los límites de la sala, diseñada para que el alumnado en las clases, y el público en general, tuviera una visión lo más perfecta posible del centro del salón, que era usado más frecuentemente para clases magistrales que para experimentos, a pesar de hallarse en el área de los laboratorios.
La unicornio lavanda, que al comienzo sólo había mostrado un interés meramente académico, se había visto sorprendida al sentir el flujo de magia que, sobre aquellos objetos y a través de estos, había empleado Dremtly. En los primeros momentos, se sintió ligeramente extrañada. Aquella corriente le recordaba a algo, “algo” que ella había podido sentir o percibir, y no hacía mucho tiempo precisamente... No tardó en caer en la cuenta. Su esencia básica era igual a la que había notado la noche del viernes. Había sigo algo rápido, pues no la notó más que por unos segundos y a distancia, como si pasase sobre la biblioteca, pero le había dejado la bastante huella como, ahora, al presenciar la magia aydara del joven unicornio, no reconocer que aquello lo era también.
Los pensamientos de la unicornio funcionaron con rapidez. Para empezar, se reprochó, molesta consigo misma, que debido a la emoción de la carta de su maestra no se hubiera acordado de aquella energía ni le hubiese hablado, como debió, de ella a la Princesa. “Aunque”, cayó en la cuenta, “la Princesa… A la mañana siguiente de percibir aquella extraña magia, magia aydara, me escribió para decirme que debía estudiarla…”. Su conclusión era sencilla: aquello no era una coincidencia.
“¿Entonces…? ¿La Princesa también percibió lo mismo que yo? ¿Quizá esa es la razón por la que me encargó, así, como de repente, que estudiara esta magia? ¿Habrá alguna amenaza sobre Equestria relacionada con ella, con ese hechizo que sentí tal vez? Si alguien hizo un conjuro que pudo percibirse en Canterlot y en Ponyville, es por que debió ser extraordinariamente hábil en la magia, mucho más que los que me ha mostrado Fogsun…No necesito saber mucho más de esta magia para entender que, tras ese conjuro, puede haber un unicornio muy poderoso y, quizá, peligroso”.
Estaba tan distraída en sus propios pensamientos que tardó unos breves instantes en darse cuenta de que Dremtly se había colocado a su lado y la contemplaba, silencioso, en espera de que ella le dijera algo, sin muchos ánimos al parecer para intentar llamar su atención. Realmente, pensó, ya no estaba segura de si era tímido o no. En algunos momentos, sobre todo cuando no había nadie más con ellos, podía ser bastante cordial y hablador, al menos si se hablaba de magia o de los aydara; en otros, era callado y costaba sacarle más de dos palabras.
En cualquier caso, lo cierto es que, tras un inicio algo torpe de la clase, al final la había encontrado una excelente y fluida lección. La atmósfera entre ambos unicornios se había destensado y el interés compartido por los estudios de magia había establecido un cómodo y agradable ambiente de trabajo para ambos.
-¡Oh, vaya!-logró reaccionar Twilight, aunque algo torpe, casi como si despertara de repente de una leve siesta-¿Así que es así como los aydara usaban la magia para estimular las propiedades ocultas de algunos de los elementos? Nunca había visto nada así. Es realmente asombroso.
-Lo cierto es que sí-asintió, casi con un deje de orgullo en su voz, Fogsun-Aunque hace tiempo que las corrientes alquímicas fueron abandonadas por formas consideradas más “puras” de magia, por eso no es raro que no hayas visto antes algo como esto. Aparte del estudio y control propiamente químico de los elementos en sus laboratorios, los aydara usaban su propia magia para “conectarse” y estimular y controlar las potencias que, sobre todo algunos metales y piedras, albergan en su interior. Aunque de hecho la alquimia aydara se considero conformada por cinco corrientes principales que pretendían albergar el conjunto completo del mundo.
-¿Y esas cinco corrientes principales eran…?
-Enumerándolas, se trata de la alquimia de la Tierra, la alquimia de la Naturaleza, la alquimia del Agua, la alquimia del Cielo y la alquimia del Fuego. Los alquimistas aydara se centraron especialmente en los dos primeros campos, los que consideran más útiles y potencialmente poderosos. De hecho, la mayor parte de la materia en sí es tenida por poco válida para la alquimia, y la mayoría de los aydara preferían centrarse en los elementos que albergaran o pudieran albergar, mejor dicho, mayor energía mágica.
-¿Tierra y Naturaleza?
-El elemento Tierra es toda la materia inorgánica conformada por piedras, rocas, minerales y gemas. El elemento Naturaleza es más complicado. En principio son plantas y animales, pero los estudios e investigaciones en seres vivos… Siempre fueron muy peligrosos y usualmente esquivados, por lo que básicamente es la alquimia de las plantas.
-¿Y los otros elementos?
-De los elementos Agua y Fuego no hay nada que describir. El Agua…no interesaba mucho a los aydara. Hiponia tiene poca costa y muy pocos y pequeños ríos… La alquimia del Fuego era más interesante, pero también inestable. Sobre la llamada alquimia del Cielo, su principal interés era la electricidad, los relámpagos y las tormentas… Siempre creyeron los aydara que era un campo potencialmente muy útil… Particularmente es mi campo de interés principal-al escuchar aquello Twilight no pudo evitar dirigir una rápida mirada a la cutie mark de Fogsun-Pero,…, como casi todos, es difícil poder estudiarlo y analizarlo en profundidad… Casi todos los aydara, repito, buscaban elementos accesibles, sin riesgos pero con potencial energético.
-¿Cómo, por ejemplo?-le preguntó, con interés, al tiempo que se preguntaba que elemento podría haberse empleado para el conjuro que ella sintió.
-Los metales, por ejemplo, como el cobre de estas esferas, era muy utilizado-empezó a responderle-También se usaban algunos minerales, como la obsidiana, y varios tipos de piedras preciosas. Luego, aparte, los aydara crearon, de forma artificial, algunos elementos con la intención de potenciar y aprovecharse mejor de las cualidades positivas de los demás. Por ejemplo, las conocidas como las estrellas de Nymeda, sobre las que viene mucha información en uno de los libros que te dejé, no sé si lo habrás visto.
-La verdad es que recuerdo haber leído ese nombre, pero creo que el volumen en el que vienen no es de los que he leído. ¿Era el de Benedtree, no?
-Sí. Exactamente-asintió Fogsun-Benedtree incluye una completa lista de los artefactos que fueron creados con elementos artificiales por los magos aydara. Como el ejemplo que te he mencionado de las estrellas de Nymeda, que sabemos eran usadas como una poderosa fuente de energía en el castillo de los reyes de Hiponia, son unos de los objetos más llamativos y una de las más importantes creaciones de la alquimia hipónica.
-Pues ahora que lo mencionas, en la lista de Benedtree se mencionaba una pieza de la que, por lo que pudo comprobar, no se decía nada. Pero absolutamente nada-recalcó aquella palabra-. Lo que me resultó bastante extraño.
-…Supongo que sólo puedes estar refiriéndote a la pirámide de Adenror…
-Sí. ¿Qué se supone qué es?-le preguntó con expresiva curiosidad. Realmente no había podido dedicar mucho tiempo al libro de Benedtree, pero el hecho de que uno de sus puntos estuviera, sencilla y totalmente en blanco, le había dejado atónita.
-Bueno…La verdad es que es algo difícil de explicar. No sé sabe realmente lo que era esa pieza con exactitud, lo poco que sabemos está contaminado por vanas leyendas. Lo único cierto es que está forjada de una materia desconocida y que tiene un potencial mayor que el de ninguna otra pieza de la alquimia aydara… Todo lo demás que pudiera decirte sería,…, mera especulación.
-¿Realmente, no se sabe nada?-le preguntó, casi sin poder ocultar cierta decepción.
-Por las inscripciones que se han podido estudiar, sabemos que es posible que tuviera cierto papel en el momento de la elección y coronación de los reyes de Hiponia, aunque no está nada claro en qué sentido. A pesar de su potencial, por lo visto, sólo era empleada la pirámide en esas circunstancias extraordinarias. El resto del tiempo, según las fuentes, estaba, no ya sólo oculta, sino dividida, lo que resulta curioso e interesante. Como si incluso el mero hecho de estar reunido lo hiciera de por sí un objeto demasiado poderoso y peligroso y, hubiera, pues que mantenerlo separado todo lo posible. De hecho, con lo que ahora contamos de ella, es con cuatro de sus seis fragmentos, no con la pieza completa.
-O sea, ¿qué su función estaba relacionada únicamente con el traspaso o la concesión del poder al nuevo rey?
-Eso es lo que, como te digo, podemos saber en función de la lectura de los testimonios de la época. Según cree Eiibow Oda, que hizo el más importante estudio sobre la figura de los reyes de Hiponia, a la muerte de un gobernante, el consejo regente organizaba una competición para que fuera el mejor y más poderoso hechicero quien recogiera el cetro como sucesor y heredero del anterior. Reunir el Adenror y, de alguna manera, liberar su poder, habría sido la prueba a superar por todo aquel que quisiera sentarse en el trono.
-¿De qué fuentes y testimonios hablas?
-Pues hay una gran variedad. En las ruinas aydara tenemos una gran cantidad de inscripciones, como la columna de Thunderain. Tenemos los textos en relieve del viejo palacio de los reyes, los de sus tumbas, que fueron estudiados precisamente por Oda para su obra, las de las criptas aydara… Así como todo tipo de obras literarias, registros de relatos y cuentos populares, archivos administrativos, así como documentos privados que, milagrosamente, nos hayan llegado, etc.… La verdad es que puede parecer una cantidad abrumadora de datos pero, en realidad, hay poco como para que pudiéramos responder a todas las preguntas que tenemos.
-Y, siendo como imagino, tan importante en la vida política de Hiponia el modo en que se elegían a los reyes, ¿no hay buenos testimonios que nos hablen de qué papel tenía exactamente la pirámide?
-Pues, como te he dicho, no. El consejo regente guardaba bien en secreto los ritos de la sucesión, que sólo eran relevados a los que eran considerados dignos de pugnar por el poder. La mayoría de las leyendas afirman que los reyes, al ser elegidos, recibían un secreto poder de la pirámide, pero, hasta ahora, no se ha podido confirmar nada de ello. Como te he dicho, tiene un gran potencial, pero apenas se ha podido sondear…-hizo una breve pausa-…Precisamente, el profesor Knowling es a día de hoy el principal estudioso de la pirámide, con la que últimamente, por lo que sé, ha estado haciendo algunos experimentos con ella, aunque no podría decirte nada más. El profesor es muy reservado con su trabajo.
-Oh. Entiendo…-asintió la unicornio, intentando reordenar en su cabeza todas aquellas nuevas ideas-… ¿Y-se le ocurrió preguntar-tuvo algo que ver la pirámide con la caída de Hiponia? Según recuerdo haber leído en el libro de Grastory, la crisis del reino comenzó cuando, a la muerte del decimoquinto rey, no se logró elegir un sucesor. Y si la pirámide estaba relacionada con la elección de los gobernantes… ¿Por qué no se escogió a un nuevo soberano?
-Ah…La “Historia universal de Equestria”. Una obra bastante completa, a pesar de tener la pretensión de ser un manual que abarcara, como dice su título, toda la historia… Sobre la crisis de Hiponia a la muerte del último rey no se sabe mucho con certeza. Por varias fuentes, como los registros encontrados en los antiguos cuarteles fronterizos de Equestria, sabemos que hubo una gran emigración de aydaras hacia este reino, sobre todo a Canterlot. Algunos especulan que uno de los principales del trono pretendió coronarse rey, saltándose los ritos tradicionales y contra la opinión del consejo regente, que se encontraba diezmado y débil, tanto que no tuvo más remedio que acudir y pedir el socorro de la princesa Celestia, que tras la guerra integró Hiponia dentro del reino de Equestria. Pero, como digo, no nos ha llegado ningún documento que sirva para probar que tal usurpador, el “rey fantasma” de la historiografía, existiera de verdad.
-¿Y…la pirámide?
-Se desconoce que papel pudo jugar en esta historia, como otros muchos detalles importantes. Pero, como te he dicho, esto es pura leyenda y especulación. Por eso Benedtree no menciona nada en su libro, tiene demasiado nivel para ello.
-Comprendo…-asintió Twilight, tan abstraída y centrada en la charla que no se dio cuenta de que acababa de entrar Spike en la sala, seguido de cerca por Earion que, como era su costumbre, procuraba mantener sus pezuñas lejos del suelo.
-¡Hey!-levantó la garra derecha a modo de saludo-¿Qué tal, mucho trabajo?
-¿Eh? ¡Ah!-reaccionó la unicornio-Sólo un poco, Spike, pero muy productivo-le contestó, mientras Dremtly, por su lado, aparte de permanecer mudo ante aquel saludo, se limitaba a dar unos pasos hacia atrás, como buscando quedarse lejos del pequeño dragón.
-Perdonad la interrupción…-intervino Ear, que había dedicado todos sus esfuerzos aquella mañana por tener ocupado y lejos al dragón para que su amigo pudiera encargarse con tranquilidad de su labor “docente”-Pues sin duda estaréis ocupados en algo serio, pero es que el pequeño dragón estaba preocupada por si necesitas algo-señaló a Twilight, que, sorprendida, se limitó a hacer un gesto negativo.
-Pero, lleváis aquí varias horas seguidas…¿No os hace falta ni un poco de agua?-les preguntó, servicial y un poco escéptico, el dragoncillo, dando un paso hacia delante y, viendo, extrañado, como Dremtly, por su parte y sin motivo aparente, se movía dos más hacia atrás, como alejándose de él.
-No-le respondió secamente aquel mientras tanto el bebé dragón como la unicornio se le quedaban mirando, ambos un tanto extrañados.
Twilight, sobre todo, estaba sorprendida ante el cambio de actitud que sufría Dremtly solamente por la presencia de un solo individuo más en la sala. Le parecía extraño, como si para aquel unicornio tener que tratar con alguien fuera un combate, una situación difícil y preferiblemente a evitar, por lo que, si bien se atrevía a hacerlo ante un interlocutor, se retiraba rápidamente sólo con que apareciera un segundo. Apenas le había conocido el día anterior, pero había visto lo suficiente como para entender que Fogsun acataba aquella norma al píe de la letra. Incluso explicaría el interés de Ear, tanto el día de ayer como aquella mañana, por mantener a Spike lo más alejado posible. Lo que no lograba discernir era el por qué de esa actitud, sólo lamentaba que en tan breves segundos se hubiera roto la cordial y agradable atmósfera que había reinado entre ellos.
-Ya te dije que no hacía falta que viniéramos-intervino el pegaso antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo-Y, a menos que hayan acabado, sólo estamos molestando-le dijo con cierto tono de reproche al dragón mientras, no sin cierta preocupación, reconocía en su amigo los signos de estar cada vez más incómodo, bajo la presión de la mirada de los otros dos.
-Bueno…-Twilight no estaba segura de cómo intervenir, pues, al darse cuenta del aparente problema del unicornio, no quería arriesgarse a nada que le pudiera molestar-La verdad es que sí, que habíamos acabado ya, por hoy.
-¡Oh!-se alegró Spike-¿Entonces, podemos ir ya a comer?
-Sí… En seguida, Spike…-asintió la unicornio.
-¡Genial!-se relamió, hambriento, el pequeño dragón.
Por un momento, Dremtly se sintió aliviado al escuchar aquello. No había tenido muchos problemas en tratar con Twilight a solas, incluso podía decir que había pasado un rato agradable, pudiendo hablar de un tema que le interesaba con una pony capaz de seguir sus palabras en lugar de estar pidiéndole explicaciones por cada expresión que utilizaba. Pero, en ese instante, tenía demasiada gente ante sí. Y eso le pesaba mucho en el ánimo, agobiándolo. Y, en ese preciso instante, a Earion se le iba ocurrir una idea.
El pegaso, aparte de dedicar aquella mañana a mantener con encargos e historietas ocupado y alejado al pequeño asistente de la unicornio, no había dejado por ello de mantener un ojo atento a lo que su amigo pudiera necesitar. E, increíblemente, no necesitó nada. En su mejor expectativa, Ear esperaba que Dremtly fuera capaz de hablar con cierta normalidad con la unicornio lavanda y nunca se habría imaginado que lo que pasó en realidad pudiera ocurrir. Aparentemente, Fogsun no sólo fue capaz de articular más de un par de frases de cortesía, si no que le había llegado a ver mantener una conversación fluida, hocico a hocico, con aquella pony. Hacía ya varios años desde la última vez que había visto a su amigo en actitud tan relajada y amigable, dentro de unos límites, con otro pony. Y, lo cierto, pensaba el pegaso, mirando a Twilight, es que no por nada se trataba de una inteligente y amistosa unicornio, incluso era bonita, añadió para sí, pensativo… “Quizá pueda ser ella la…” reflexionó, cavilando variopintas posibilidades.
-Pues si tenéis hambre-les dijo, poniendo el tono más inocente que pudo-Quizá querríais acompañarnos a comer-les invitó y, a pesar de la clara mirada con la pregunta “¿Qué haces?” que le dirigió Dremtly, continuó-Nosotros solemos ir a un restaurante muy bueno del centro de Canterlot. Os invitamos-concluyó.
-¡Oh, vaya!-se sorprendió la unicornio, que no se esperaba aquello-Eh… Muchas gracias. Es muy amable por vuestra parte, pero, lamentándolo mucho, temo que teníamos ya un compromiso previo al que no podemos faltar-le respondió de inmediato, sin querer detenerse mucho a pensar en la oferta del pegaso. “Si su interés era mantener a los demás un tanto alejados de Fogsun”; pensó, “¿a qué venía eso?”.
-Aunque quizá mañana si podríamos, ¿no, Twilight?-intervino Spike, teniendo en mente el pastel de rubíes del día anterior.
-Oh…-no supo en un primer momento que responder la unicornio. Miró a Dremtly, dudando sobre lo que le estaría pareciendo aquello al unicornio, pues tampoco quería ponerle en una situación incómoda… Aunque, por lo visto, a su amigo no parecía importarle mucho. Y lo cierto es que su comportamiento despertaba en ella cierta curiosidad, así como lo aparentemente poco dispuesto que estaba a hablar de sí o de su vida, como si algo le diera vergüenza…-Eh…
-¡Oh, venga! Uno no puede pasar por Canterlot y no probar las berenjenas rellenas de Cooklight. Ese chef tiene pezuñas mágicas a la hora de cocinar-intentó tentarle el pegaso apelando directamente al vacío estomago de la unicornio-… ¿Estás segura de que no puedes faltar a esa cita?-insistió el pegaso, alarmando por su actitud a su amigo, que, por alguna razón que no entendía, se sintió preocupado de que ofendiera a la unicornio.
-No, es muy importante-le respondió Twilight, que decidió aclararles la situación-Es con mi maestra, que, como no podía atenderme por sus ocupaciones en otro momento, me ha invitado a comer en su compañía. Hoy-recalcó.
-¡Oh! ¡¿Invitada a la mesa de la misma Princesa?!-admiró Ear, que, aunque sabía que ella era su aprendiz, no imaginaba que implicara una relación tan cercana como para eso…Al fin y al cabo, se trataba no ya sólo de la gobernante de Equestria, sino de la diosa del sol, que traía y se llevaba el dorado astro cada mañana y cada noche-Entonces, claro, olvida lo que he dicho. Las berenjenas de Cooklight no son nada comparadas con los manjares que debe de haber en las cocinas reales-rió.
-Eh… Sí-asintió Twilight-Y, de hecho, seguramente debamos ponernos ya en camino. No podemos llegar tarde-añadió, usando su magia para elevar a Spike y ponerlo sobre su lomo. Realmente calculaba que iban bien de tiempo, pero, al ver lo crecientemente incómodo que parecía sentirse Fogsun, decidió que lo mejor era retirarse lo más pronto posible.
-¡Oh, claro! Entonces nos veremos ya mañana-se despidió Ear, sonriendo y dirigiéndose hacia la puerta, casi como si de repente les quisiera fuera y les indicara el camino.
-Bueno, ¡adiós, sí!-se despidió finalmente la unicornio, marchándose a paso ligero mientras pensaba, una vez más, lo raros que resultaban aquellos dos ponies.
El silencio del erudito no duró mucho más, como el pegaso esperaba. En cuanto la puerta se cerró y el sonido de los pasos de la unicornio se apagó, Fogsun, con un tono molesto, le preguntó directamente:
-¿A qué se supone que ha venido eso?
-…Bueno…-el pegaso se aclaró la garganta-Es que, como me había parecido que os estabais llevando muy bien, que teníais una charla agradable y, eso, que es una unicornio simpática y tal… No sé. Pensé que merecía la pena que la conocieras, que la conociéramos-se corrigió rápidamente-un poco mejor.
-…-suspiró Dremtly-Ear, sólo estaba cumpliendo con lo que el profesor Knowling me ha pedido.
-¿Pero ella no te ha caído bien, acaso?-le preguntó directamente su amigo-Porque te conozco lo bastante para saber distinguir entre el trato que le das a alguien cuando te agrada y cuando no. Esto último, de hecho, lo veo muchas veces, y esta mañana no ha sido una de ellas-aprovecho para lanzarle una pequeña puya, medio en broma, medio en serio.
-No sé, ni quiero saber…-recalcó Fogsun-…lo que estarás pensando. Pero no tiene fundamento alguno…-y, al ver que el pegaso le miraba como si le acusara, con una chispa insinuante en los ojos, se puso algo nervioso y sólo pudo añadir-Además, la conocí ayer. Vuelve a la realidad y deja de imaginar cosas raras…-se dio la vuelta para no mirarle y se dirigió a la salida-Hazme el favor de llevar las esferas de nuevo a la cámara, ¿quieres?-le espetó antes de salir y dejarle sólo en aquella estancia.
-Claro, Fog-le habló el pegaso a la puerta cerrada antes de ponerse con lo que le había pedido-No voy a imaginar nada “raro”, no-añadió, riendo.