La leyenda de Adenror [Adventure] (añadido capítulo 19)

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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11, 1ª parte

Mensaje por Mishiro » 25 May 2015, 14:36

Gracias por vuestros comentarios, he aquí el resto del capítulo:

Capítulo 11. Encuentros (escena 4)
Spoiler:
A Rarity le encantaba cocinar. La elaboración de refinados y sabrosos platos, igual que la confección y la costura, era una labor destinada a la satisfacción de necesidades que, aún siendo cotidianas, incluso relativamente mundanas, permitía la expresión, si se le dedicaba la atención y el esfuerzo requeridos, de la más alta excelencia personal. La selección de los mejores ingredientes, el cuidado de los utensilios empleados, el cierto encanto del rítmico sonido del cuchillo troceando las verduras, el trabajo delicado para eliminar las esporas venenosas de las setas de Niskono, la preparación de la salsa con el tomate y la soja como ingredientes centrales, el rayado del queso… Las labores en la cocina, además, que terminaban con el perfecto y bien cuidado emplatado, se complementaban con la disposición de la mesa, la buena colocación de la cubertería, la correcta disposición de los añadidos y el final toque de elegancia con que las servilletas, erguidas en forma de cisnes orgullosos, remataban la obra total.

Estaba ocupada en ello la unicornio, con su habitual diligencia y sin dejar de pensar al tiempo en el delicado encargo que tenía entre cascos cuando, de improviso, la ventana de la cocina se abrió con estruendo, dando paso a una Rainbow Dash que llevaba lo que a primera vista se podría haber tomado como un disfraz de Daring Do, además de una gran bolsa en uno de sus costados como si estuviese a punto de emprender algún importante viaje o expedición. Antes de que Rarity tuviera la posibilidad de reprocharle sus formas, aquella empezó a hablar con gran agitación:

-¡Oh, menos mal que a ti si te encuentro en casa! ¡Rápido, Rarity, prepara tus cosas, que hoy hay planes urgentes! ¡Hoy vamos a emprender una importante misión!

-Eh… ¿Disculpa, querida? No entiendo a lo que te refieres. ¿Misión? ¿Qué misión? ¿De qué planes estás hablando? No sé en que andas metida, pero yo no entraré ahí-le replicó, realmente más desconcertada que molesta, en parte por estar ya acostumbrada a las rudas maneras de la pegaso.

-¿Es que no te acuerdas de lo que os conté ayer sobre las extrañas ruinas que hay ocultas a apenas unos veinte minutos de vuelo de aquí? ¡Tenemos que hacer algo y con urgencia!-le espeto la pony arco iris-No podemos quedarnos de cascos cruzados con esa amenaza acechándonos a todos desde las sombras. ¡Hay que actuar y hay que actuar ya!

-Ejem…-Rarity hizo su mejor esfuerzo por mantener la calma y la compostura-Rainbow Dash, aunque encuentro que tu afán por…protegernos del mal allá dónde se encuentre puede ser evaluado como admirable, me temo que, formas algo descorteses aparte, no puedo ayudarte. Es más, tú misma admitiste que Twilight, que de todas nosotras es la más experta en cuanto a temas de magia se refiere, no ha considerado que tales ruinas sean una amenaza inminente. Y si me disculpas, estoy preparando lasaña al estilo del chef Tasty Cook.

-¿Al qué?

-Al estilo del chef Tasty Cook, autor de esta magnífica y útil guía-le muestra un libro-Se titula “Grandes recetas para pequeñas cocinas” y es un muy completo recetario que contiene los mejores platos de la gastronomía de Canterlot. Algunos ingredientes son difíciles de encontrar aquí, en Ponyville, pero el resultado compensa por el esfuerzo.

-¿Eh?... Oye… No he venido a hablar de eso… ¿Es que no me has escuchado?

-Desde luego que te he escuchado, querida… ¿Quieres recalcar algo que temas que no haya captado lo suficiente mi atención?

La pegaso observó, casi con incredulidad y desespero, como su amiga continuaba atendiendo a su receta con total tranquilidad, como si ella no estuviera allí. Realmente aquello la sacaba totalmente de quicio. ¿Por qué nadie era capaz de tomársela en serio? Ni siquiera sus amigas. “No… Twilight es la experta y que a ti casi te conviertan en pegaso frito no es nada que la pueda contradecir…” Si fuera por ella, casi volvería sola a aquella caverna a conseguir las pruebas que demostrasen que tenía razón, pero, teniendo que tratar con extrañas fuerzas mágicas, había decidido que tendría más oportunidades si la acompañase un unicornio. Descartada su estudiosa amiga por motivos evidentes, sólo la modista quedaba como única candidata…aunque la misma Rainbow admitía para sí que no era la acompañante ideal para tal tipo de expedición.

-Twilight estaría de acuerdo en que hay que intervenir cuanto antes si hubiera estado con Pinkie y conmigo en aquel horrible lugar, por eso quiero volver para traer evidencias de lo que digo y…-hizo una breve pausa antes de soltar la “bomba”-…y para ello creo que es posible…que necesite que de la ayuda de un unicornio. A pesar de mi conocida genialidad, he de reconocer que todo eso de la magia y lo que hacéis los unicornios con vuestros cuernos se me escapa un poquito.

-¿Así que lo que “hacemos los unicornios con nuestros cuernos”, eh?-le replicó la modista, recalcando las palabras de su amiga.

-Bueno. Tú me has entendido.

-¿Y por qué acudes a mí? Yo soy una modista, una esteta cuya vocación es ir tras la belleza, la armonía y la perfección, nada que ver con esa engorrosa tarea que propones, mi querida Rainbow.

-Pero…-buscó aquella una forma de intentar convencerla-También eres una luchadora y hemos combatido y enfrentado juntas peligros como los de Nigthmare Moon o Discord. Y desde luego eres más fuerte de lo que pareces, ¿o te has olvidado de Tom?-río ligeramente la pegaso al recordar aquel asunto.

-¡Acordamos que nunca más se mencionaría!-protestó Rarity, aún avergonzaba por aquello.

-Bueno, bueno… Eso no tiene importancia para el tema que nos ocupa… La cuestión es que hay una posible amenaza y debemos ir a investigar y cuánto más tiempo perdamos hablando, peor.

-Hay muchas amenazas potenciales, Rainbow Dash, el bosque Ever Free está repleto de ellas, pero no por eso vamos allí sin ninguna razón de peso. Y, para mí, si a Twilight no le parece necesario, tampoco yo lo considero pertinente. Y, si me disculpas, seguiré con mis tareas.

-Te repito que Twilight no vio lo que yo, se está equivocando y mucho.

-Sólo tengo que decir, por si no ha quedado ya claro, que no dejaré de mi lado mis ocupaciones para ir a explorar una sucia, horrible y polvorienta cueva con el único fin de satisfacer tu capricho. Y es mi última palabra.

-¡Oh, venga ya!-la pony arco iris empezaba a impacientarse-¡Sólo te preocupa despeinarte cuando nos encontramos ante la posible destrucción de toda Equestria!

-Venga, eso mismo digo yo…-le replicó Rarity mientras seguía con sus preparativos culinarios-Que aumentes la paranoia de tus delirios no hará que tengas más argumentos para defenderlos.

-¡Pues ahí te quedas y ojala se te queme…lo que sea que prepares!-gritó a modo de despedida, enojada antes de marcharse de nuevo por la misma ventana-… ¡Por Celestia! ¡Todos han perdido el buen juicio menos yo!-vociferó mientras sobrevolaba Ponyville a gran velocidad, sin rumbo y verdaderamente, sin saber qué hacer ni a dónde dirigirse.

Finalmente decidió posarse en una nube, rumiando su descontento y su frustración mientras volvía a hacer un recorrido mental de todos los unicornios a los que conocía y meditaba con cuáles tendría bastante confianza para pedirles que la acompañasen a una misión tan arriesgada. La lista era muy corta y no había ninguno que cumpliese del todo con la segunda condición… Y estaba dándole vueltas a aquello cuando percibió que alguien más se posaba sobre la nube.

-Vaya, vaya… ¿A quién encuentro casualmente por mi puntual paseo por Ponyville sino a mi colega?-escuchó una firme voz que había oído por primera vez muy recientemente.

-¿Y a quién esperabas, Lightning?-se acercó para encarar a la pegaso arco iris a su interlocutora, una yegua de pelaje turquesa y crin bicolor ámbar y oro. Se trataba de Lightning Dust, con quien había coincidido en las pruebas de acceso al intenso curso de instrucción que los wonderbolts ofertaban en verano.

Ambas ponies se quedaron quietas durante unos segundos, mirándose mutuamente como desafiándose… Hasta que finalmente las risas acabaron con la aparente tensión y ambas chocaron amistosamente sus cascos.

-¡Vaya! ¿Qué haces tú por aquí?-le preguntó Rainbow-Te hacía en Cloudsdale.

-Y estaba, pero decidí tomarme una pausa en mi entrenamiento para venir a Ponyville a hacerle una visita a mi futura compañera en los Wonderbolts.

-¿Futura compañera? ¿Acaso tú ya has recibido la notificación de que pasaste la prueba?

-Pues no, están yendo más lentos que una panda de tortugas lisiadas con las evaluaciones… Irónicamente para ser un equipo famoso entre otras cosas por la velocidad de sus miembros… ¡Pero, por Celestia, Rainbow! ¿No viste a los otros? Eran un espectáculo lamentable, una lección voladora de lo que no debe ser un Wonderbolt del primero al último. Fuimos las únicas, las únicas que dimos la talla. Si no nos admiten las primeras y con puntuación de sobra es que están locos.

-Bueno… Cuando pienso en ello… Me doy cuenta de formas en que quizá lo habría hecho mejor. Aunque es verdad que los demás… No se lucieron demasiado.

-Sí. Eso es cierto. Nosotras podríamos haberlo hecho mejor, pero no importa ante el hecho de que los demás apenas tienen margen para haberlo hecho peor-rió-Lo único engorroso es todo el tiempo que nos tendrán esperando antes de empezar la instrucción… Se me hace eterno. ¿A ti no?

-Desde luego.

-Y tú y yo tenemos que estar juntas-le dio una palmadita en el lomo a Rainbow de forma amistosa-Tú y yo somos el futuro de los Wonderbolt. Además, de que lo adecuado es que una pegaso tan fantástica como yo tenga una amiga que pueda estar a su altura y tú eres esa. ¡Lo vamos a pasar genial!

-¡Seguro!-asintió la pegaso de crin arco iris, que se encontraba más animada por aquella charla con Dust.

-¿Qué me dices? ¿Una carrerita hacia Cloudsdale o te raya demasiado ser la segunda?-le desafió.

-Me raya volar dormida, sí…-le replicó, sonriéndole mientras la encaraba igualmente-Y me encantaría darte una lección de vuelo, pero… Ahora mismo estoy ocupada.

-¿Ocupada, disfrazada o acobardada?-la picó nuevamente la pegaso turquesa.

-Rainbow Dash no conoce lo que es el miedo.

-¡Demuéstralo!

-¡Cuándo quieres y dónde quieras!-finalmente recogió el desafió.

-Vamos a tu casa para que dejes ese fardo y mientras pensaré un circuito apropiado para machacarte, Dash-aleteó Lightning, empezando a alejarse y poniéndose en camino.

-¡Ja! ¡A mí luego no me vengas llorando!-le espetó Rainbow al pasar a su lado, en dirección a su casa, seguida por Lightning.
Capítulo 11. Encuentros (escena 5)
Spoiler:
-Vaya… Así que tienes la edición completa y comentada en catorce volúmenes de la “Historia de la Vida y Obras de Star Swirl el Barbudo” de Night Allknow...-comentó Fogsun, interesado, mientras revisaba con la mirada los libros apilados en las largas y cargadas estanterías.

-Así es-asintió Twilight, no sin orgullo-Fue un regalo especial de la Princesa Celestia por haber terminado con éxito mi primer curso en la academia de magia.

-Vaya…-se limitó a decir el unicornio, continuando con su visual registro-…en conjunto parece que tienes una buena selección aquí.

-Oh, eso intento-le respondió la pony morada, contenta de la aprobación de Fogsun. Realmente en aquellos pocos días había aprendido a apreciar su opinión y ahora que, a raíz de invitarle junto a su amigo Ear a comer a su casa, le tenía en su cuarto, había estado especialmente interesada en mostrarle que ella compartía su amor por los libros y por los estudios mágicos a qué ambos se dedicaban-Aunque desde que me instalé en la biblioteca de Ponyville no he necesitado adquirir más libros por mi cuenta.

-Oh, claro, es comprensible-asintió su interlocutor-Ya que tendrás a tu disposición los del fondo de la biblioteca y los que ésta adquiera para sí.

-Así es…y sobre todo porque, la verdad, aunque es la biblioteca pública del pueblo… Bueno… No va nadie casi nunca a solicitar ningún libro…-comentó Twilight con extrañeza-Lo único reseñable es un amiga mía, Rainbow Dash, que sacó un ejemplar de todas y cada una de las novelas de Daring Do… Ejemplares que parece que no va a devolver, la verdad…

-En la biblioteca de Ponytown pasó algo similar con algunos libros…Yo ayudaba al señor Lybook en ella cuando era pequeño, antes de irme a Canterlot a estudiar en la academia de Celestia.

-¡Oh! ¿De verdad?-se interesó en aquel detalle del pasado de Fogsun. No le conocía de mucho, pero no se tardaba en notar que no solía prodigarlos-Me hubiese encantado hacer algo parecido… Yo de pequeña en Canterlot pasaba casi todo mi tiempo libre en una pequeña librería que había cerca de casa… Habría querido llevármelos todos a mi cuarto-añadió con una pequeña risa de complicidad.

-Te entiendo. Yo soñaba con mudarme a veces a la biblioteca y estaba todo lo que podía en ella. Lo prefería a estar en casa. Allí nunca tenía la bastante tranquilidad. Sobre todo por mi hermana. Es muy alborotadora.

-Oh, ¿así que tienes una hermana?

-Sí. Un hermano y una hermana mayores…-le respondió mecánicamente mientras examinaba otro de los libros de Twilight. No parecía ponerse nervioso como en la vez anterior en que le había hecho preguntas personales, pero estaba claro que no se encontraba cómodo con ello. La unicornio empezó a reflexionar sobre cómo llevar la conversación hacia el punto que le interesaba, pues una de las razones por las que había querido llegar a Fogsun allí para hablar a solas era la extraña visita de la princesa Luna de por la mañana. Tenía que hablar con Fog sobre el profesor Knowling para ver si le daba sentido a las preguntas de la alicornio.

-Dijiste que tu madre se había dedicado al estudio de los aydara como haces tú… ¿También tus hermanos?

-No, mis hermanos no se dedican a esto-fue la seca respuesta.

-Así que tú eres el único que ha seguido los pasos de tu madre, ¿eh? ¿Y tus hermanos qué hacen? ¿Se han interesado por otros campos de la magia tal vez?

-No les interesa mucho la magia, realmente.

-Oh… Me resulta extraño… Pero supongo que no es tan raro… Tengo una amiga, Rarity, a la que realmente tampoco le presta mucha atención, más allá de algunos hechizos que le resultan útiles… Aunque yo creo que sería lo normal que todos los unicornios sintieran fascinación por aquello que realmente nos caracteriza… Pero no es así. En fin…-a pesar de lo que esperaba, su interlocutor no parecía prestarle en ese momento mucha atención ni para asentir con un monosílabo que detonara que la estaba escuchando-… ¿Conociste al profesor Knowling al entrar al Celestium?-aprovechó el cambio de tema para sacar a colación el que le interesaba.

-No. La verdad es que le conocí bastante tiempo después, tras acabar mis estudios básicos como alumno y empezar mis primeros proyectos, cuando ya me había decantado por la magia aydara como especialidad. Entonces estaba en el departamento del profesor Oldworld, concentrándome en análisis de textos, en paleografía, diplomática, epigrafía y numismática… En todo aquello en que se hubiesen inscrito o escrito jeroglíficos aydara.

-Interesante… ¿Y por qué decidiste cambiar al departamento del profesor Knowling?

-Realmente no fue una decisión mía. Es decir, corrijo, no fue una iniciativa mía.

-¿Y entonces de quién fue?

-Del mismo profesor Knowling. Por lo visto les llamaron la atención algunos de mis trabajos sobre epigrafía aplicada a la excavación arqueológica. O eso fue lo que dijo.

-¡Oh! ¿Has trabajado alguna vez en algún proyecto arqueológico?-la curiosidad intelectual de Twilight fue demasiada como para evitar eludir aquel tema para centrarse en preguntar sólo sobre Knowling-¡Suena realmente fascinante.!

-Eso me parecía a mí también-asintió Fogsun-Por eso me apunté como voluntario a las excavaciones en las antiguas ruinas de la ciudad aydara de Cherady.

-¿Y qué tal fue la experiencia?

-…bueno…-el unicornio desvió la mirada por un momento-…tuvo sus momentos interesantes y otros aburridos. La exploración de las ruinas del gran castillo de la reina Platina fue sin duda lo más llamativo-añadió, pareciendo querer alejar el tema de la conversación de sí mismo.

-¿La reina Platina?-le preguntó con interés Twilight, intentando mantener viva la conversación.

-Platina fue la soberana de Hiponia entre el 358 y el 378, tras la marcha y misteriosa desaparición de su antecesora, la reina Calipso y el ascenso al trono de Fogking II. Abandonó la capital tradicional de Ádralon para instalar su sede de poder en una ciudad de nueva creación, que no era otra que Cherady, en la costa oriental, donde construyó su gran fortaleza, estableció el Centro Alquímico Aydara más importante de su época y dio un gran impulso al estudio de la alquimia del agua.

-Interesante-asintió Twilight, que había escuchado con atención las palabras de Fogsun-¿Y…qué sueles hacer en el departamento del profesor Knowling?

-La verdad es que volví a centrarme en mis estudios sobre la escritura aydara, aunque ahora más enfocado a la magia práctica y a los experimentos en el laboratorio. El profesor me hace algún encargo de vez en cuando, normalmente el análisis de algún ideograma complejo que desconozca… Pero no es usual.

-Dijiste que…el profesor Knowling era muy reservado con su trabajo… ¿Alguna vez le has ayudado en él?

-No. Nunca me lo ha pedido y yo tampoco estoy muy interesado, la verdad.

-¿Y por qué no?-le extrañaron a la unicornio aquellas palabras.

-El profesor está volcado desde hace mucho tiempo, como te dije, en el estudio de la pirámide de Adenror…y sinceramente, en su momento pude observar con detalle uno de los fragmentos y… No tengo ningún interés en ese objeto.

-¿Cómo puede ser, a pesar de su misterio y de lo que estuvimos hablando el otro día? Parece una pieza importante en la historia de Hiponia como para no despertar “ningún interés…

-Sin embargo… En mí no lo hace. Y, en confianza, te diré algo, más que potencial, yo veo un gran peligro en esa pieza. Por lo que pude notar… Su materia, su estructura… Son marcadamente diferentes de cualquier otra cosa que he visto… Sino fuera por los ideogramas grabados en su superficie, ni siquiera estaría seguro de que fuera obra de la alquimia aydara.

-Y el profesor Knowling… ¿Comparte tu criterio?-le preguntó, con interés, la unicornio, pensando que había dado con el rastro adecuado y que el asunto de aquella pirámide estaba relacionado, casi con seguridad, con el motivo por el que la princesa Luna iba tras el profesor.

-Supongo que no, pero no podría asegurarlo.

-Vaya…-dándose por satisfecha de momento con aquella información, Twilight decidió cambiar de tema para no levantar sospechas-…por cierto, al final tendremos que ir en el tren nocturno, ¿no? Ear me ha comentado antes que ante la inesperada orden de Knowling, no pudo conseguir un billete a una hora mejor.

-Sí, así es… Vamos a tener que ir en uno de esos incómodos vagones-dormitorio.

-En fin… Sólo decir que lamento las molestias que te pueda causar… Yo podría perfectamente seguir en Canterlot el tiempo que fuese preciso, no sé por qué a Knowling se le ocurrió lo de enviarte a Ponyville y mucho menos su repentina urgencia.

-Pues ya somos dos… Pero no te preocupes, Twy, nada de eso es culpa tuya.

-Gracias, Fog-le sonrió la unicornio, mientras intentaba no pensar en las formas tan cercanas que en tan poco tiempo habían adoptado ambos en el trato mutuo.

Y estaba a punto de replicarle algo su interlocutor cuando, precedida del sonido de unos cascos contra ella, la puerta del cuarto se abrió para dar paso al hocico de Velvet.

-Disculpad que os interrumpa, pero la comida ya está en la mesa y no hay que dejar que se enfrié, ¿verdad?-les dijo con su mejor sonrisa.

-¡Oh! Ahora mismo vamos…-asintió Twilight, dirigiéndose hacia el pasillo seguida de Fogsun. Su madre espero junto a la puerta a que el unicornio pasara y saliera del cuarto hacia el comedor antes de decirle en voz baja a su hija-Al final resulta que tu amigo sí es bastante mono, ¿eh?

-Eh…-se sorprendió la joven pony lavanda ante aquella inesperada salida-Bueno, supongo. Ya te dije que…no me fijo en esas cosas… Así que no lo sé.

-Seguro que no lo sabes-el tono de Velvet no podía ser más divertido ante aquella curiosa situación.

-¡Te digo que no!-insistió Twilight mientras se precitaba a paso rápido por el pasillo, en pos de Fogsun, que ya bajaba las escaleras. Su madre la siguió al poco, casi teniendo que esforzarse para contener la risa.
Capítulo 11. Encuentros (escena 6)
Spoiler:
A pesar de sus esfuerzos para conseguir aparentar calma, el profesor Knowling no podía evitar dejar a la vista parte de su nerviosismo mientras, de cara a lo que se decía a sí mismo que era un “repliegue táctico”, retiraba y guardaba en cajas los libros y demás utensilios de su despacho que esperaba le resultasen útiles y que por ello quería tener a casco. Aunque en aquellos momentos no tenía del todo despejada la mente para tener claro cuáles podían serle prácticos y cuáles no… De lo que sí estaba seguro era de qué no podía permanecer sin moverse y sin tomar precauciones.

Aún estaba confuso sobre a lo que podría haber sucedido y en su perfil más optimista se quería decir a sí mismo que el sueño que había tenido no era para nada significativo… Pero estaba lejos de convencerse de ello. De alguna manera, todas las defensas que había tomado para que su subconsciente no le delatara de cara a los poderes de la princesa Luna, parecían haber fallado… Eso no significaba que la alicornio de la noche hubiera sido consciente de su sueño… Muchos ponies soñaban cada noche y no acudía a todos, siendo alertada sobre todo por las pesadillas, lo que no era el caso… E incluso, se decía a sí mismo, aunque Luna hubiera visto su sueño… No tenía por qué haber consecuencias… Aunque sin duda las habría… Mientras tramitaba y proyectaba sus planes para el futuro inmediato, dónde ponerse a resguardo de represalias desde palacio sin dejar de atender su objetivo oculto en Ponyville, no dejaba de temer que en cualquier momento una escuadra de soldados apareciera llamando a su puerta para detenerle y llevarle a una oscura mazmorra.

Por ello, cuando alguien llamo de improviso a la puerta, apenas se contuvo a tiempo de evitar alzar un escudo mágico a su alrededor, como si temiera que le fueran a atacar de repente y sin previo avisto… Cuando recuperó el autocontrol, respiró pausadamente para mantener una apariencia calmada y que no le temblara la voz:

-¿Quién es?-preguntó, esperando oír en respuesta la metálica y seca voz de un soldado.

-Brown, abre la puerta-para su asombro, era una voz femenina que no había oído en mucho tiempo-Soy yo, Fogsea, Fogsea Dremtly.

-Adelante-le dio paso, abriendo la puerta e intentando parecer sereno, aunque no ocultando su sorpresa. Aquella no era precisamente una pony a la que esperase encontrar llamando a su puerta-Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, Fogsea.

-Lo sé, Brown, y no estoy aquí por una visita de cortesía.

-Ya suponía que no venías a compartir un café ni a hablar de los viejos tiempos… ¿Qué es lo que quieres? Estoy muy ocupado.

-Entonces permíteme que vaya directa al grano… ¿Quieres explicarme qué son esas prácticas de campo en Ponyville? ¿Acaso te sobra presupuesto y no sabes dónde gastarlo?

-La arqueología del valle de Canterlot es una especialidad que precisamente está despuntando en los últimos tiempos, como demuestran los artículos publicados en varias revistas especializadas de trabajos en Mareville, Trotingville, Blue Lake Town… Y siempre es un buen ejercicio abrirse a experimentar con otros campos, en lugar de obcecarse con la propia especialidad y quedar ciego a todo lo demás-le replicó. Se había preparado aquella respuesta para cualquiera a quien se viera obligado a responder…y la verdad es que él mismo se habría podido convencer de que era sincera.

-¿Es que te parece que tener que adiestrar a una alumna, que pusieron a tu cargo y no al suyo, por muy inteligente que ésta sea, no es ya bastante ocupación como para poner más trabajo sobre su lomo?

-Debe ser que tengo más confianza que tú en las capacidades de tu hijo, por lo visto-quiso desviarle del tema.

-Yo confió en Fog, pero te has excedido. Además, después de lo que ocurrió en Cherady…

-Ponyville no es Cherady, ¿qué puede pasar? En Ponyville no se va a encontrar una cripta aydara, ¿cómo podría haberla?-le replicó, encogiéndose de hombros mientras no podía evitar reír por dentro ante la ironía de aquello-Ni nada que pueda suponer el más mínimo riesgo.

-Ya…-a pesar de toda su desconfianza para con Knowling, admitía para sí que aquello le parecía correcto-…espero que estés en lo cierto.

-Estoy en lo cierto. Recuerda que aquí el especialista en arqueología aydara soy yo. Si fuera una cuestión acerca de…no sé...alquimia aplicada al cultivo de margaritas, entonces te pediría tu opinión-le dijo sin ocultar su visión despectiva respecto al trabajo de su interlocutora-¿Por qué, qué tal están tus flores? Si es que tu marido granjero aún te permite tener tu jardín de juegos.

-¿Pretendes ser gracioso, Brown? De momento, de los dos, yo soy la única que ha logrado hacer una aportación útil y demostrable sobre los logros de la alquimia aydara. Tus altos estudios sobre grandes artefactos de poder de momento han llegado a… ¿Cómo decirlo? Absolutamente nada.

Encajado golpe por golpe, ambos se miraron un momento con disgusto compartido. Sólo tras unos breves instantes de tensión, Knowling optó por intentar atacar aquella situación.

-Bueno… Como te he dicho, estoy muy ocupado ahora mismo… Así que si no tienes ningún tema más que quieras que tratemos… Lo mejor será que cada cual vaya a atender sus propios asuntos.

-…sí. Parece que es lo mejor…-asintió también Fogsea al cabo de unos segundos, empezando a alejarse en dirección a la puerta.

-Y…señorita Dremtly…

-Hace mucho tiempo que soy la señora Wheat, profesor Knowling.

-Pues que la señora Wheat pida cita antes de volver por sorpresa a este despacho.

-El profesor Knowling demostrará gran carencia de visión si una futura visita de la señora Wheat le toma “por sorpresa”-le replicó antes de irse, cerrándose tras de sí y quedándose con la última palabra-Engreído clasista.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por horwaith » 25 May 2015, 20:10

Buenas escenas, de las que me quedo con la de Twilight, es .... particular a falta de una mejor palabra para definirla. Imagino como seguirán algunas, la de Pinkie, quizás la de Rainbow Dash (aventurando mucho, hay que decirlo todo) y buena conversación en la última escena, miedo me da lo que haga Fogsea.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Mishiro » 27 May 2015, 08:56

[quote="horwaith";p=270141]Buenas escenas, de las que me quedo con la de Twilight, es .... particular a falta de una mejor palabra para definirla. Imagino como seguirán algunas, la de Pinkie, quizás la de Rainbow Dash (aventurando mucho, hay que decirlo todo) y buena conversación en la última escena, miedo me da lo que haga Fogsea.[/quote]

Gracias, Horwaith, por tu comentario. Es agradable ver que al menos tengo un lector y no escribo para el aire...
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 4)

Mensaje por Sasir96 » 27 May 2015, 10:34

[quote="Mishiro";p=180738]Capítulo 5. Haciendo planes…
Spoiler:


-Eso puede esperar-le espetó, sin más Knowling. Fogsun tampoco mostró reacción alguna ante aquellas palabras, aunque, por un momento, le echó una mirada escrutadora a Twilight-Además, necesita aprender la escritura aydara, y tú eres el que mejor la conoce.

Ésta, que contemplaba un poco ajena el cruce de palabras entre ambos estudiosos, se sintió un poco culpable. Cuando la Princesa le había comunicado que iba a instruirla un joven erudito, sólo se había preguntado en si de verdad aquel estaría preparado para algo así, sin pareare a pensar que le harían dejar de lado sus propios proyectos. A ella le sentaría muy mal que la princesa Celestia interrumpiera sus estudios de magia para hacerle enseñar a otros, por lo que comprendió la reacción del unicornio y se solidarizó de inmediato con él.

-Además-decidió Knowling llevar su petición hasta el final-Creo que necesitas un cambio de aires, literal y metafóricamente hablando. Llevas prácticamente dos años, desde lo de Cherady, en que sólo sales de este apartamento para ir o a clase, o al archivo o a la biblioteca. Asimismo es más que posible que un descanso te venga bien… Por todo ello y para mayor comodidad de la señorita aquí presente he pensado que acompañes a la joven Twilight a Ponyville…-y ante estas palabras reaccionaron los dos, especialmente asombrada ella, mirando con incredulidad a Knowling.

-Disculpe, profesor-se decidió ella a intervenir-Pero no sería eso necesario. Es más, he venido hasta Canterlot por no contar, en mi casa de Ponyville, con los libros y materiales necesarios para estudiar la magia aydara que si tendré a disposición aquí, en el Celestium.

-¡Oh! Eso no será problema ninguno-le replicó de inmediato Brown-Le aseguro que nos encargaremos de que cuente usted con todo lo necesario para su instrucción sin necesidad de tener que estar físicamente aquí, en Canterlot. Es frecuente que apoyemos a estudiantes externos en casos especiales como el suyo, además de que cuando se trabaja en una excavación también se hace algo parecido… Por supuesto, sólo lo he propuesto porque pensaba que sería de su agrado y que añoraría su hogar.

Knowling guardó silencio y dejó que la mente de la unicornio le diese vueltas a su idea, confiando en que el resultado sería positivo. Sabía que aquella propuesta era extraña, dadas las circunstancias y la excusa que había presentado le parecía insustancial hasta a él mismo, pero no había hallado otra mejor. Por otro lado, si lograba que colase, podría enviar a Dremtly a Ponyville y, desde allí, le usaría para que buscara la cripta por él…

Sin poder hablarle del resultado del conjuro de la convocatoria que le había dado tal localización, no tenía argumentos para convencer a su antiguo alumno de que había nada más y nada menos que una cripta aydara en Ponyville, pero por otro lado, confiaba en que aceptaría cualquier razón que le ofreciese que le permitiese mantenerse lejos de los lugareños y, el buscar una misteriosa ruina aydara lo era. Además, Dremtly ya había participado en la excavación de una cripta años atrás, por lo que su experiencia le sería de utilidad para reconocer dónde podría haber o no haber otra de aquellas.

-Bueno…-habló finalmente la unicornio-…La verdad, venía pensando en pasar un tiempo en Canterlot y no me importaba la idea… Pero si puedo estudiar la magia aydara en Ponyville, eso le gustará a Spike.


[center]• • •[/center]

Trixie depósito el libro que estaba leyendo, “Daring Do y el Cáliz del Grifo”, sobre el escritorio de la habitación al oír que la llamaban desde el piso inferior para comer. No le importó demasiado dejar la lectura de aquel capítulo a medias, pues lo cierto era que las novelas de Daring Do no le entusiasmaban demasiado y que sólo la estaba leyendo porque era lo único que parecía poder hacer en aquella casa para distraerse.

Leer… O pensar en aquella misteriosa puerta y en el fascinante y sin duda grandioso poder que se ocultaba tras ella. Pero Trixie no quería darle muchas vueltas a aquello hasta que se hubiera recuperado para evitar que la impaciencia la consumiera, pues lo que tenía claro es que, cuando se encontrara algo mejor, volvería a aquella caverna en busca de aquella magia tan prodigiosa, aquella energía que brindaría su tan ansiada venganza a la Gran y Poderosa Trixie.

Cuando llegó, por el camino aprendido aquella mañana, hasta la cocina, vio que los tres hermanos Apple se dedicaban a disponer la mesa, colocando platos, cubiertos, vasos y demás, mientras su abuela parecía dar unos últimos retoques a lo que fuese que estaba preparando en una gran olla. La unicornio no imaginaba que pudiera ser y, aunque en principio no le hacía demasiada ilusión lo que pudiera estar preparando, puesto que no le gustaban demasiado ni los cocidos ni los estofados o demás platos parecidos, tuvo que admitir para sí que el aroma que desprendía aquello y que inundaba la cocina era realmente delicioso.

-¿Cómo te encuentras, Trixie? ¿Un poco mejor?-le preguntó Applejack, mientras sus hermanos, Big Mac y Apple Bloom, se sentaban ya en sus sitios a la espera de empezar a comer.

-Un poco-musitó ésta, a modo de respuesta, tomando a su vez también asiento. “Supongo que lo pregunta porque ya estará deseando que la Gran y Poderosa Trixie se largue de su casa”, se dijo a sí misma la hechicera.

Ella misma se sentía muy incómoda al tener que aceptar la ayuda de aquella familia, pero, a pesar de su orgullo, no se encontraba con fuerzas para rechazar una cama acogedora y comida caliente, bienes comunes que en los últimos meses para ella habían sido un auténtico y excepcional lujo. Sentía el contradictorio deseo de largarse de allí, aunque no tuviera otro lugar al que acudir y, al mismo tiempo, no podía dejar de agradecer haber sido acogida en aquel lugar.

-Esto ya está, querida-escuchó que la abuela Smith le decía a su nieta, mientras se sentaba-Puedes ir sirviendo los platos… Pero tened cuidado, que aún está caliente.

-Sí, abuela-asintió la pony rubia que, tomando el plato hondo que tenía aquella frente a sí, procedió a acercase la olla para, con un cucharón, llenarlo en tres rápidos y firmes movimientos. Tras dejar el de la anciana pony frente a ésta, pasó a alcanzar el de la unicornio para hacer igual…-Esperamos que te guste el cocido de heno-comentó mientras le servía-… ¿Trixie, crees que te basta con esto o te echó un poco más?-le preguntó, enseñándole el plato, que según lo veía la maga estaba a punto de desbordarse.

-La Gran y Poderosa Trixie tiene de sobra con lo que lleva el plato-le respondió.

-¿Estás segura…?

-La Gran y Poderosa Trixie siempre está segura de lo que dice.

-De acuerdo-le tendió el plato la granjera-Pero ya sabes que si quieres más, sólo tienes que pedirlo-añadió mientras seguía sirviendo la comida a sus hermanos y a ella misma.

Al principio la unicornio miró con desconfianza el caldoso y oscuro cocido que tenía ante sí, a pesar de que a su alrededor los demás, con cuidado al estar todavía bastante caliente, parecían comerlo con fruición. Paulatinamente, sobre todo por el hambre pero, también en una pequeña parte, por no querer parecer desconsiderada, llenó la cuchara y, con cuidado y tras soplar un poco a su hirviente contenido, se lo llevó a la boca. Lo encontró bastante bueno, pero a pesar del primer impulso de imitar a los demás en su afán devorador, se limitó a comer lo más tranquilamente que pudo.

Realmente a Trixie le asombraba lo mucho que, aparentemente, comían en aquella casa. Después de todo lo que habían tenido en el desayuno, también para la comida tenían la mesa nuevamente cubierta de todo tipo de platos y escudillas con aperitivos. Aparte del cocido habían servido diversos tipos de panes, una ensalada de tomate, pepino, lechuga y manzana, una fuente con patatas fritas y otras cosas variadas, como olivas y alcachofas con pimiento.

-Oye, Trixie-se dirigió a ella, con su vocecilla infantil, la hermana pequeña de Applejack-¿Puedes decirme qué significa tu cutie mark? Es muy bonita-añadió.

-La cutie mark de la Gran y Poderosa Trixie representa su don, que es la magia-respondió ella, a la que, por lo común, no le gustaba tener que contestar preguntas salvo que, o fueran sobre ella o vinieran con una conveniente ración de halagos-Pues la Gran y Poderosa Trixie es la mejor maga que hay en toda Equestria.

-¡Oh!-asintió, admirada Apple Bloom, que desconocía el penoso incidente que, no muy lejos de allí, había salido tan caro a la unicornio-…Y, oye…-por un momento Applejack estuvo a punto de interrumpirla, temiendo que su hermanita estuviera meditando sobre si de verdad era Trixie mejor que Twilight y que fuera a preguntarle algo que la incomodara-… ¿y cómo la obtuviste? ¿Puedes contármelo?

Trixie no pudo evitar hacer un mal gesto, pues aquel recuerdo formaba parte de un pasado que prefería dejar atrás, muy atrás y olvidado. Intentó recomponer su expresión en seguida, pero ya era tarde. Temió por un momento como pudieran reaccionar los Apple, pero estos parecieron entender su disgusto.

-Apple Bloom, no vayas a molestar a Trixie con tus preguntas ni con tu obsesión por las cutie mark-le reprendió su hermana-Ella aún está algo débil y no necesita a una pesada potrillo encima con sus incordiantes preguntas.

-Oh…-pareció decaída la pequeña-Pero yo sólo…

-Tú, nada-le cortó Applejack-¿Verdad, Big Mac?

-Eyup-asintió secamente éste.

-Bueno, realmente a la Gran y Poderosa Trixie no le molestan las preguntas-intervino la unicornio, mucho más por aprovechar una ocasión que pensaba se le presentaba de volver a enorgullecerse y a ser aplaudida que porque la pequeña le hubiera dado pena-La Gran y Poderosa Trixie está acostumbrada a despertar el interés de todos los ponies, pues ese es el precio de ser tan magnífica y grandiosa.

-¡Oh, bien!-exclamó Apple Bloom, alegre de que, al final, le fuera a responder. Soñando con que quizá esta vez conseguiría un buen ejemplo a seguir para obtener de una vez por todas su propia cutie mark.

-Vaya, es muy amable que le hagas el favor a mi hermanita, pero no estás obligada a ello, ¿lo sabes, no?-le dijo Applejack.

-La Gran y Poderosa Trixie lo sabe muy bien, además de que Ella no cumple con ninguna obligación que no sea con ella misma. Ahora, la Gran y Poderosa Trixie le contará a tu pequeña hermana como, con una gran demostración de magia y poder, logró obtener a temprana edad su magnífica y fantástica cutie mark.

-¡Oh, espera, espera!-la detuvo repentinamente la misma Apple Bloom-¿Podrías hacerlo esta tarde en la cabaña del árbol? Así también te escucharían mis dos amigas, Sweetie Belle y Scootaloo, ya que juntas somos…-hizo una pausa dramática-¡Las Cutie Mark Crusaders!-exclamó poniendo una pose teatral.

-¡Apple Bloom! ¡Esas formas en la mesa!-le regañó su abuela.
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Bueno, ha sido un cap interesante.Debido a mis tonterias incurables no he podido dejar de imaginarme tonterias como Knowling diciendo un par de veces "¡NO SOY SOSPECHOSO!" o bromas con tópicos de pedófilos entre Earion y Spike como la furgoneta(no me fastidies, se ha llevado a un niño ofreciendole caramelos)
Pero en fin, quitando mis tonterias me ha gustado mucho. :)

------Siguiente mensaje escrito en: 27 May 2015, 10:34 . Beep!------

[quote="Mishiro";p=180738]Capítulo 5. Haciendo planes…
Spoiler:
“Finalmente, no podría considerarse completo este breve recorrido por las principales obras de la alquimia aydara si dejara de mencionar la que es, sin duda, la pieza más misteriosa y valorada de todas las que expone en sus galerías el Clouvre a día de hoy. Se trata, claro, de la gran piedra o pirámide de Adenror o, siendo más correctos, de uno de los fragmentos de ésta. Y, sinceramente, su nombre es casi lo único que podemos afirmar con total certeza sobre ella.

Su mismo origen no está del todo claro. A este respecto, la mayoría de los estudiosos se limitan a mostrase conformes con el relato común que lo atribuye a la obra de Sunnight “el sabio”, uno de los mayores alquimistas de la historia aunque sea más conocido por haber sido el primero en ceñir la corona real de Hiponia. Se sabe, o más bien se sobreentiende –y quizá sin razón- que era un objeto de un extraordinario poder y es frecuentemente relacionado –nuevamente, he de decir, más de forma especulativa que en base a evidencias- con muchas de las obras que el propio Sunnight tuvo que realizar como soberano para garantizar estabilidad y paz a una Hiponia que, en su tiempo, no era realmente otra cosa que una serie de fortalezas en las que los ponies buscaban refugiarse y ponerse a salvo de un medio ambiente hostil y aún poblado por peligrosas criaturas.

No hay ningún testimonio que nos diga qué poder proporcionaba tal talismán a los reyes y, de hecho, apenas tiene protagonismo en la historia. La pirámide de Adenror, más allá del uso que hiciera de ella Sunnight, sólo entró después en escena en los períodos de trono vacante. Siendo el reino de Hiponia una monarquía de corte electivo, aunque no sabemos demasiado –cosa que ya se ha repetido tanto en este libro que a los lectores no les debe sorprender- sobre el proceso ni sobre cómo lo regulaba el consejo de Maestros, que recordemos desempañaba la regencia en ausencia de un soberano, sí tenemos la certeza de que la gran piedra de Adenror jugaba en él un papel esencial.

A partir de aquí han prosperado las especulaciones sobre ese presunto poder que, al ascender un nuevo rey, recibía éste de la piedra. Parece ser que conseguir reunir sus fragmentos pudiera haber sido una especie de prueba para los candidatos a hacerse con el reino, y es que una de las primeras medidas tomadas por cada uno de los monarcas fue, nada más adueñarse del poder, disponer la ruptura del Adenror y el ocultamiento de los fragmentos –se tiende a aceptar que seis- en una serie de criptas ocultas a lo largo de Hiponia. ¿Cuál sería el sentido de dejar dividido y oculto un artefacto tan, en teoría, potencialmente útil y benefactor?

Nuevamente, no se sabe. Los estudiosos no han tenido más remedio que especular y recurrir a nociones filosóficas sobre la corrupción del poder y el miedo a la tiranía para intentar hacer comprensible la, en apariencia, extraña e incluso ilógica medida que, todos los gobernantes de Hiponia, del primero al último, aceptaron. De ahí su citada carencia de importancia y el silencio de las crónicas sobre ella, puesto que, repito, sólo hacía su aparición en un momento, el de la elección real, que era precisamente uno de los procesos más ocultos y reservados que se celebraban en la corte de Ádralon.

El estudio y análisis del único fragmento hoy día disponible no ha ayudado demasiado a los investigadores. La primera incógnita que ofrece es la del propio material del que está hecho. Los alquimistas aydara manipularon con fluidez todo tipo de piedras y metales, estudiando sus propiedades, y se tienen datos sobre muchas de sus mezclas y creaciones, pero no se conoce nada semejante a la extraña composición del Adenror. Más interés han despertado las runas que tiene grabadas por las que deben ser sus caras externas, aunque su lectura ha sido especialmente complicada. Para empezar, porque, lamentablemente, algunos de los ideogramas están claramente incompletos, al no haber respetado el corte de los fragmentos el texto escrito en las paredes de la pirámide; y, en segundo lugar, porque varias de esas runas son ejemplares únicos e incomparables. Como ya he explicado largamente en el capítulo sobre el tema, la escritura aydara, basada en figuras iconográficas conectadas por un engranaje de partículas seleccionadas de hasta cuatro silabarios, es de una gran complejidad. Sólo a día de hoy el gran índice de runas aydara recopilado en el Celestium cuenta ya con más de ocho mil ideogramas distintos.

Merece quizá la pena terminar este apartado diciendo algo sobre las criptas –también denominadas, según el gusto del arqueólogo, templos o tesoros- donde eran custodiados los fragmentos del Adenror entre una elección regía y la siguiente. De entrada, sólo conocemos y hemos podido explorar una, la de Ádralon, situada a las afueras de la que fuera la sede de la corte de los reyes de Hiponia. Ésta –y no hay razón para suponer que las demás fueran diferentes- no era otra cosa que una cámara subterránea pensada, proyectada y construida, por lo que pudieron comprobar los arqueólogos que la estudiaron con claro riesgo de sus vidas, con el exclusivo fin de mantener alejado a cualquier intruso del preciado objeto que estaba destinada a conservar. Contaba para ello con un nada desdeñable despliegue de conjuros defensivos y trampas mágicas, además de otras más “rutinarias” y corrientes, que en más de un momento dieron un buen susto a los osados investigadores. Sobre el origen de la energía mágica que, tras siglos de abandono, mantenía en funcionamiento los hechizos de la cripta, no ha habido respuestas concluyentes y, la mayoría de los eruditos, se han limitado a señalar al propio fragmento como origen de la misma.

La cripta, aparte de por permitir la recuperación del fragmento, fue especialmente interesante para los investigadores por sus excepcionales relieves y por las inscripciones que recorrían sus paredes, que han proporcionado una valiosa información para los historiadores. Gracias a la aplicada labor del equipo del Celestium liderado por Arlight Hipovans, las transcripciones y traducciones de los textos encontrados en la cripta de Ádralon están hoy al alcance de cualquiera, pues se tomó la molestia de redactar una magnífica edición crítica sobre aquellas, incluyendo el contenido original de los mismos como apéndice.

No se sabe, a día de hoy, la localización exacta de las demás criptas. Además, por lo que podemos intuir, eran más de seis, ya que, seguramente, los monarcas recién electos no se limitaban a devolver los fragmentos al lugar en que los encontraban. El profesor Heinneigh Schlihippo, además, postuló que era posible que, originalmente y construida por el mismo Sunnight, hubiera una cripta especialmente oculta fuera de Hiponia, más exactamente cerca, muy cerca de la misma Canterlot, con el objetivo de que cualquiera que quisiera postularse para el trono, tuviera que contar de esa manera con la aprobación de la princesa de Equestria, ya que habría necesitado de su permiso para poder conseguirlo. Tal idea ha sido tradicionalmente desechada por los expertos, dada la independencia de la que siempre se enorgullecieron los reyes de Hiponia respecto de la autoridad de la princesa Celestia, por lo que no creo que haya que añadir nada más al respecto.”


Knowling había leído y releído aquel texto casi medio centenar de veces en los últimos treinta minutos. Tras una larga noche en que apenas había mal dormido unas cuantas horas acomodado de cualquier manera en el sofá de su despacho, se sentía bastante cansado y algo dolorido, pero estaba dispuesto a dejar de lado aquello por la satisfacción que le estaba embargando. Finalmente había logrado hallar la referencia que tan duramente había buscado… Sí, se trataba de una escueta mención de una teoría considerada errónea que venía mencionada en un pobre manual de arqueología aydara que había cumplido ya más de veinte años desde su publicación… ¡Pero encajaba a la perfección con lo que él necesitaba encontrar! Ponyville, además, estaba lo bastante cerca de Canterlot como para que, si esa teoría del tal Schlihippo era correcta, ser el lugar en que el rey Sunnight habría ocultado un fragmento del Adenror de forma que pudiera estar vigilado por la princesa Celestia.

Lo cierto es que el nombre de Heinneigh Schlihippo no le sonaba, lo que en otras circunstancias habría provocado que desechara por completo el prestar atención a cualquier teoría de un autor que no logró dejar su nombre grabado entre el de los grandes estudiosos, pero en las circunstancias de su particular investigación no se encontraba en situación de ser demasiado exquisito o exigente con las fuentes a las que acudir. Sin embargo, no necesitaba repasar los libros que tenía en su despacho, cosa que era en la práctica lo que llevaba haciendo desde el día de ayer, para saber que no tenía ninguna de las obras de aquel autor a su disposición. Y, siendo domingo, la biblioteca del Celestium estaría cerrada. Brown suspiró con fastidio. No se sentía con ánimo de ponerse a mover hilos para acceder aquel día a ella. El esfuerzo necesario no le compensaba cuando al día siguiente ya tendría pleno acceso desde primera hora.

“De todas formas…”, pensaba, “Schlihippo, por lo que puedo intuir, sólo postulaba que había una cripta cerca de Canterlot, pero no debía tener ni idea de por dónde podía estar, siquiera la población en la que se situaría. No encontraré en ninguna obra que haya escrito nada que me sirva para buscarla en Ponyville… La única forma que se me ocurre pasaría por ir en persona al pueblo e inspeccionar los alrededores, por si existe en sus cercanías algún lugar que los aydara hubieran podido elegir para construir en él una de sus salas del tesoro… Alguna zona montañosa, preferentemente cercana a un lugar con agua y sin presencia de animales salvajes en las cercanías…Y, además... No me convence para nada lo postulado por ese tal Schlihippo... Si Sunnight construyó una cripta en ese lugar tan lejano de su centro de poder, pudo ser por muchas causas, pero no lo hizo para ayudar a Celestia. De eso estoy seguro.”

Ponyville. La mención de ese nombre le había llevado, un tanto apresuradamente, a aceptar encargarse de la tutela de la instrucción en la magia aydara de la discípula de la Princesa, aunque realmente no se imaginaba de qué manera concreta podía aquello ayudarle en sus planes, pero su instinto le decía que sería así. “De todos modos, lo cierto es que sería complicado buscar una razón para explicar porque, de repente, quiero ir a Ponyville, sobre todo porque en principio no tengo ninguna razón para pretender encontrar allí un yacimiento aydara,…, pero no sería raro que fuese para supervisar el progreso de una estudiante,…, pero no, eso no sería suficiente, es más que posible que necesite tiempo, tal vez una o dos semanas, para poder dar con la cripta, por mucho que ésta exista de verdad… Aunque quizá haya una solución todavía más sencilla, que me permitiría dar con el fragmento y, en caso de que este siguiendo a un fantasma, dejar a resguardo mi nombre…”

-Ah, sí…-masculló para sí mismo, pensar en aquello le había recordado repentinamente que hacía una hora, de madrugada, había vuelto el director a presentarse en su despacho para comunicarle que la tal Sparkle llegaría a las nueve y media y que debería enseñarle el centro y empezar a programar el “plan de estudios”-…Hoy ya me han dado trabajo para esta mañana…-suspiró, encontrándose sin ninguna gana de empezar aquello, pero se alertó de pronto cuando se fijo en que las agujas del reloj marcaban casi las diez-¡Oh, por las barbas de Star Swirl!

[center]• • •[/center]

La unicornio se quedó contemplando por un momento la colosal estatua criselefantina de la princesa Celestia que presidía la gran plaza alrededor de la cual se colocaban los edificios sede de la institución bautizada en su honor. Era allí donde, según le había indicado la noche anterior la misma alicornio, se reuniría con el profesor Knowling, por lo que, tras haber repasado con la mirada, impresionada, los bien tallados detalles de la figura, se acomodó en uno de los bancos más cercanos, dispuesta a esperar la llegada de aquel.

El lugar se veía desierto y en aquel momento nadie más estaba ni pasaba por allí. Hacía un espléndido día, pues aún con el radiante sol que reinaba en un cielo totalmente despejado de nubes, el calor no resultaba excesivo, y se veía gratamente atemperado por cierta brisa temprana que acariciaba lentamente las hojas de los árboles. El aire estaba, pues, lleno del suave aroma de las flores y de las plantas que poblaban los diversos puntos ajardinados de la plaza. Alrededor de la misma, en un perfecto y geométrico orden, se disponían los diversos edificios del Celestium, luciendo en sus fachadas grandes ventanales de brillantes cristaleras y columnas con complejos y enrevesados relieves vegetales. La joven aprendiz de Celestia recorría absorta el paisaje que tenía ante sí. Muchas veces había soñado con poder conocer y estar en aquel lugar y no terminaba de asimilar del todo que su deseo se acababa de cumplir. Después de los nervios de aquella mañana, la emoción ante los nuevos desafíos volvía a estimular su mente.

-El tal Brown llega ya media hora tarde-la voz de Spike, que llevaba enfurruñado desde que se levantó aquella mañana, rompió por un momento la atmósfera de arco iris en que estaba sumergida la menta de Twilight.

-Sin duda será porque es un unicornio muy ocupado-le replicó ésta, demasiado ilusionada como para prestar auténtica atención a lo que le decía el dragoncito sentado a su lado-Tenemos suerte de que haya accedido tan pronto a supervisar mi iniciación en la magia aydara.

-Sí. Una suerte increíble.

-¡Venga, anímate, Spike!-le miró con su más radiante sonrisa-¡Mira donde estamos!-hizo un gesto con la pezuña recorriendo todo su campo visual-Además, si mejoras esa cara…-le dedicó una mirada de complicidad-…quizá pasemos de camino a casa por una joyería.

-…-su “hermanito” no pareció muy tentado por aquella promesa-Y hoy es domingo… Se supone que el domingo es mi día de descanso… El único día que no tengo que madrugar, el único día que…

-¡Sí, sí, Spike!-le interrumpió, intentando no reírse, la unicornio-Lamento mucho haberte sacado de tu bonita fantasía con Rarity, pero esa no es razón para estar tan malhumorado todo el día.

-…-el dragón se quedó sin palabras, haciendo saber así a su interlocutora que, tal y como pensaba, había acertado en el diagnóstico de lo que le pasaba a su compañero-…Yo no estaba…, no tenía,…-Spike empezó a sudar y se mostró claramente nervioso-Eh… ¡Oh! ¿Cómo puedes saber con qué estaba soñando?

-Fácil-se jactó la unicornio, alzando la cabeza-En primer lugar, porque te conozco muy bien. Y, en segundo, porque, en algunas ocasiones, como esta mañana, por ejemplo, hablas en sueños-le señaló, haciendo que su casi hermano se sonrojara, sin duda temiendo lo que ella pudiera haber oído. Twilight, aclarándose la garganta para poder copiar la infantil voz del bebé dragón, empezó a decir, imitando su tono:-“¡Desde luego, Rarity!”, “Yo, lo que tú quieras, Rarity”, “Oh, Rarity, yo”…-concluyó riendo.

-¿No se lo vas a decir, verdad?-le preguntó, repentinamente angustiado.

-Tranquilo. Mis labios están sellados, es una Pinkie promesa-le confortó ella enseguida, cumpliendo rápidamente con el ritual mímico de aquel peculiar juramento que debían a la pony rosa.

-Gracias-asintió él, y para alegría de la unicornio, pareció dispuesto a dejar a un lado el malhumor-Entonces, ¿pasaremos por la joyería después, no?-no dejó de preguntarle el pequeño dragón.

-Claro que sí, Spike.

-¡Bien!-se relamió éste, como saboreando por adelantado el sabor de las gemas.

Twilight le miró con ternura: realmente era todavía y únicamente un niño. Por eso, a veces se sentía bastante preocupada por la… ¿atracción?... Sí, por la atracción que despertaba en él Rarity y temía lo que pudiera tener que pasar su “hermanito” si algún día la modista se veía obligada a dejarle algunas cosas claras. Ella tenía la certeza de que aquel romance con que soñaba Spike era totalmente imposible en la vida real, por lo que esperaba que no fuese más que un mero encaprichamiento pasajero que, con un poco de tiempo, desapareciera sin dejar rastro para nunca volver. En cualquier caso, ni en su mejor día tenía fuerzas ni ganas para hablar sinceramente con aquel de aquello y menos en esos términos.

-Buenos días-escuchó de repente una voz serena y grave detrás de ella, rompiendo el hilo de sus pensamientos-Usted debe ser la joven señorita Sparkle-el que la abordaba era un unicornio de pelaje marrón y crin negra que le dirigía una mirada aparentemente indiferente con sus apagados ojos grises-Soy el profesor Knowling. Es un placer conocerla.

-El placer es mío, profesor-correspondió ella rápidamente al saludo, queriendo mantener el nivel de formalidad que él había empleado-En efecto, yo soy Twilight Sparkle, y él-señaló al pequeño dragón-, es mi asistente, se llama Spike.

-Encantado-asintió el unicornio, un tanto aséptico, mientras le dirigía a ella una mirada escrutadora, haciendo una evaluación de su primera impresión… “Así que está es la aprendiza de la Princesa…”, se dijo.

Desde que el director le había comunicado el deseo de Celestia de que su alumna fuese instruida en el dominio de la magia aydara Brown había tenido tiempo para preguntarse a qué vendría ese repentino interés, sobre todo en vista de la rapidez con que todo se había dispuesto, y, por unos instantes, incluso se había planteado, no sin algo de miedo, que tuviera algo que ver con sus secretos planes y ambiciones… Pero había descartado rápido ese temor. Si Celestia realmente imaginara lo que él tenía entre cascos, tomaría medidas sin duda medidas para detenerle y último que haría, pues, sería permitirle que se encargara de instruir a una de sus alumnas predilectas y de más talento… O eso quería creer.

-Lamento el retraso-se disculpó Brown con la joven, queriendo sonar lo más amable posible, pues quería granjearse la simpatía y la confianza de aquella para poder poner en marcha su plan-Esta mañana he perdido por completo la noción del tiempo-añadió, queriendo dar muestra de un poco de complicidad.

-¡Oh! No hay problema, profesor-asintió una sonriente Twilight-Sin duda estaba ocupado en algo importante, y esto ha sido tan imprevisto…-terminó con una risilla nerviosa.

-En cualquier caso-se aclaró la garganta, como solía hacer al principio de cada clase, intuyendo que iba a tener que dar muchas explicaciones-Será mejor que vayamos empezando-le hizo un gesto a la unicornio para que le siguiera mientras emprendía el camino hacia el gran edificio hacia el que miraba la estatua de Celestia a cuya sombra estaban, cosa que aquella hizo tras cargar a su asistente sobre su lomo-Aunque, en primer lugar y a pesar de las extraordinarias y excepcionales circunstancias de su ingreso, como representante del Celestium he de darle mi más cordial enhorabuena por su aceptación con el rango de “adjunta de estudios”. Lamento la informalidad, pero la rapidez de los hechos no nos permite otra cosa.

-Es perfectamente comprensible-asintió ella, de todas formas halagada al oír aquellas palabras-En cualquier caso, me importa más el ser ahora miembro del Celestium que cualquier ceremonial-le comentó, obteniendo del unicornio un leve y aprobador asentimiento de cabeza.

-¿Eh?-sobre su lomo, Spike se mostró confuso-¿Miembro del Celestium, adjunta de estudios?

-Ser “adjunto de estudios” es como ser estudiante pero sin la obligación de seguir un curso regular de los ofertados por el centro-le explicó Twilight-, si no que más bien es instruido de una forma más individual, por un tutor, en unos conocimientos muy específicos.

-Un rango que se ajusta muy bien a estas circunstancias-comentó Brown-Además, sólo siendo miembro del Celestium se puede tener acceso pleno a sus instalaciones, a la biblioteca, el archivo y demás bases de datos. Somos una institución que guarda con mucho celo sus más preciados y valorados tesoros.

Knowling les había conducido al que les indicó que era el “edifico rector”, donde, según les señaló, se encontraban los despachos del profesorado y del director, la sala de reuniones del consejo rector y la secretaría y demás oficinas de la administración del centro. Fue el punto de partida de un largo recorrido en que el unicornio les fue mostrando e indicando el destino de cada uno de los edificios del centro: el aulario principal y el secundario, los laboratorios, la gran biblioteca, el archivo histórico, la gran torre de astronomía, el centro de estudios médicos, el jardín botánico, etc.

Todo sazonado con un discurso continuó sobre la historia del Celestium y sobre las actividades que el centro tenía en marcha en cada uno de ellos. Spike se aburría soberanamente y sentía casi como si su cabeza quisiera estallar. Brown, aunque lo disimulaba, vivía una situación parecida, y tenía que usar de todo su autocontrol para continuar con aquella aburrida y monótona charla. Sólo la unicornio disfrutaba sinceramente de la visita, escuchando con suma atención hasta la última palabra de lo que el profesor le explicaba.

-Y, finalmente-palabras de Knowling que arrancaron un suspiro de alivio de Spike-Ésta es el ala residencial-concluyó, señalando a sus dos acompañantes un gran bloque que se alzaba tras todos los demás edificios, rodeado en su perímetro por una hilera de álamos blancos-Aquí se alojan todos los profesores, estudiantes y empleados que no son de Canterlot, y también algunos que, siendo de la ciudad, prefieren alojarse lo más ceca posible del trabajo. Hoy está prácticamente vacío-siguió diciendo-, pues, como ya os he comentado, al estar los domingos prácticamente el centro cerrado, casi todos los ponies o se quedan en sus casas o se van a pasar el fin de semana en ellas.

-Sí. Eso hacen los ponies normales-comentó, algo burlón y molesto tras el pesado tour, Spike.

-Spike…-le lanzó una mirada de reproche Twilight, aunque Brown pareció no escuchar la pulla del dragón.

-Tenemos, pues, suerte-les comentó, conduciéndoles hacia el interior del edifico-, de que aquel al que venimos a ver sea uno de los pocos que suelen permanecer aquí.

-Oh. ¿Se refiere a ese joven unicornio del que me habló ayer la Princesa?-le preguntó Twilight.

-Así es-le contestó Brown mientras avanzaba por el largo y amplio vestíbulo del edificio, encaminándose a una de las variadas escaleras que, a uno y a otro lado, ascendían por estrechos huecos hacia arriba-Sin embargo, he de avisarle…-pareció buscar las palabras apropiadas-, de que Fogsun Dremtly es un pony… Bueno, puede ser algo difícil tratar con él. Necesitara algo de paciencia y tacto… Sin embargo-añadió en un tono más firme, casi animado-…el esfuerzo le merecerá la pena. A pesar de contar con poco más de veinte años, su largo trabajo con las inscripciones aydara le ha convertido ya en el más eficaz traductor que se pueda encontrar. Por eso, no pudiendo por lo imprevisto de la petición de Su Alteza, encargarme personalmente de su instrucción, no dudé ni un segundo en proponer su nombre.

-Sí, algo así me comentó…-de repente, algo detuvo las palabras de Twilight, que iba detrás del profesor mientras subían por una de las estrechas escaleras de caracol. Un suave y delicado sonido llegaba desde alguna planta más arriba. A la unicornio, que no se esperaba nada como eso, le costó unos segundos reconocer aquello como música, música procedente de un piano.

-¡Oh, qué bien suena eso!-comentó con admiración Spike.

-Debe ser Earion-apuntó secamente Brown, más como comentándoselo a sí mismo que a sus acompañantes-Ya casi hemos llegado-añadió, dejando la escalera y enfilando su camino por un igualmente angosto pasillo flanqueado por variadas puertas numeradas-Es la 3.8-les indicó mientras avanzaban y la música se escuchaba cada vez más clara y alta, suficiente para reconocer ya con facilidad que se trataba de las “Variaciones Goldtree”.

La melodía, sin embargo, se interrumpió en cuanto Brown, deteniéndose frente a la puerta con la numeración mencionada, llamó a ésta, golpeándola suavemente tres veces con su casco. Twilight observó que en la placa que había junto al marco, bajo los números, estaban inscritos los apellidos “Dremtly” y “Razid”. Al otro lado de la puerta, más allá del cese de la música, sólo se escuchaba un profundo y pesado silencio. La unicornio esperaba oír el ruido de unos cascos acercándose a abrir desde el interior, pero éste nunca llegó. Cuando, de repente, se abrió la puerta, se evidenció el por qué.

Ante ellos, aleteando a media altura, se encontraba un pegaso de rizada y desordenada crin anaranjada y pelaje azul. La unicornio y su asistente pudieron ver claramente en su flanco una cutie mark que tenía la forma de un par de corcheas escritas unidas sobre un pentagrama, por lo que dedujeron que era el que, hasta hacía unos instantes, estaba tocando. Realmente la presencia de aquel alado resultaba un poco confuso para los dos.

-¡Oh, profesor Knowling!-saludó a aquel con un vital tono alegre y una gran sonrisa en la que lucía todos sus dientes-Que inesperada visita…-contempló a los dos acompañantes del unicornio-Y veo que trae compañía…-suspiró, como repentinamente angustiado por algo-¿Pero dónde están mis modales?-volvió a sonreír-¡Pasen, pasen!-se apartó para que accedieran al apartamento.

El salón al que entraron no era una estancia tan angosta como las que acababan de atravesar, pero entre un piano de pared por un lado y las estanterías y mesillas repletas de libros por otro, se veía tan anegada de volúmenes que despertaba cierta sensación de ahogo en los recién llegados, aunque a Twilight le emocionó, a pesar del desordenado caos que reinaba en la estancia, contemplar las pilas amontonadas de libros, viendo como ni siquiera era capaz de reconocer algunos nombres de autores ni algunos títulos.

-Y, ¿no me presenta a sus acompañantes?-escuchó a su lomo al pegaso hablarle al profesor mientras cerraba la puerta tras su paso.

-Claro-asintió aquel-Ella es Twilight Sparkle, aprendiz de la Princesa Celestia y nueva estudiante del Celestium. El dragón sobre su lomo es su asistente, Spike.

-¡Oh, entiendo!... Un placer conocerles-les sobrevoló el músico-Mi nombre es Earion Razid, aunque pueden llamarse sólo Earion o Ear.

-Es un placer-le correspondió la unicornio-¡Vaya! Tocas muy bien-le halagó, queriendo resultar simpática. Realmente aquel pegaso, por alguna razón, le había caído bien de inmediato-Aunque no sabía que el Celestium se dedicaba también a las artes.

-Y no lo hace-le replicó Earion-Realmente yo no soy miembro del Celestium-le explicó-Sólo soy el humilde ayudante de mi buen amigo Fog.

-Y ya que le mencionas…-intervino Brown antes de que ni Twilight ni Spike pudieran comentar nada al respecto-¿Serías tan amable de ir a informarle de que tiene visita?

-¡Claro, profesor! ¡Enseguida!-sin embargo el pegaso no hizo ningún ademán de irse a hacer lo que Knowling le había pedido-Aunque antes, ¿puedo ofrecerles algo? ¿Un té, un café, unas pastas o unas galletas de canela?

-Quizá después-le replicó fríamente Brown, mirándolo a los ojos. Durante unos momentos ambos permanecieron así, con la mirada fija en el otro, mientras Twilight y Spike asistían mudos a tal aparente duelo. Finalmente, el pegaso cedió.

-Iré a avisar a Fog… Ustedes, mejor pasen y esperen en la cocina-les señaló una cercana puerta antes de desaparecer volando por un pasillo que se abría en la dirección contraria.

En contraste con el salón, la cocina daba una gran sensación de amplitud. Llena, inundada de luz a través de una gran ventana que cubría gran parte de una de las paredes, apenas se veían en ella si acaso los electrodomésticos más imprescindibles y, aunque contaba en el centro con una mesa amplia rodeada de seis sillas, lo que evidentemente predominaba en ella era el espacio libre.

-Y, por ir entrando en materia…-empezó a hablarle Knowling mientras se acomodaba en una de las cabeceras de la mesa-Dígame, señorita Sparkle, ¿qué sabe de los aydara y, sobre todo, de su magia?

-Bueno…-la unicornio no se esperaba aquella repentina pregunta-…La verdad es que no sé mucho. Conozco un poco de la historia del reino de Hiponia y sé que la magia aydara tiene importantes fundamentos en la alquimia, y,…, bueno, creo que básicamente, eso es lo que sé. Ayer estuve buscando información sobre el tema en los libros que tengo pero… No hallé demasiado.

-Le voy a resumir en dos palabras las dos características esenciales que distinguen a la magia aydara y que tendrá que afrontar si quiere manejarla-adoptó Brown el tono que solía emplear en sus clases, mirando a los otros dos presentes, que se habían sentado ocupado un costado de la mesa, como a los alumnos cuando los contemplaba desde lo alto de su tarima-Conjuros y esencias. Esa es la clave… Conjuros y esencias-repitió, ante la mirada interrogante que le dirigieron sus dos interlocutores-Como sabrá, los aydara empezaron siendo un gremio de unicornios que se especializó en el estudio de las propiedades mágicas de la materia, esto es, básicamente alquimia, centrándose con preferencia en los materiales que más riqueza y variedad de reacciones y usos mágicos mostraban. Con el tiempo, buscaron crear conjuros que les permitieran, a través de la magia, sacar provecho de esas propiedades para provocar o evitar determinados efectos. Conjuros que, para mantenerlos a salvo de la mirada de los legos, registraron en un complejo lenguaje de runas que, desde luego, tiene que aprender, al menos en lo más básico, aquel que quiera efectuar aún el más sencillo hechizo.

-He leído que es una forma de escritura bastante compleja-apuntó la unicornio, aprovechando que el profesor pareció hacer una pausa en su discurso.

-En efecto, puede llegar a ser muy problemática-le respondió sin más Brown-Verá, la escritura aydara consta de dos elementos. En primer lugar, las runas propiamente dichas, que son lo que se suele denominar ideogramas. Hasta ahora se han catalogado casi treinta mil runas distintas, por los textos que hemos podido recuperar de los diferentes yacimientos, y de un tercio de ellas no sabemos con certeza el significado.

-¿Treinta mil?-repitió, incrédula, la joven.

-Así es, treinta mil conocidos hasta el momento-recalcó-A lo que hay que sumar-continuó el unicornio-Los cuatro silabarios. Las runas representan sólo conceptos, ideas, como nombres y verbos, adjetivos y adverbios, pero para articular una frase, los aydara unían los ideogramas rúnicos con las llamadas partículas. Son pequeños términos puramente fonéticos que sirven, según el silabario del que procedan, para indicar qué tipo de palabra es una runa, que función tiene en la frase, su número o si se debe de pronunciar con alguna entonación especial. Pero no tiene que preocuparse-añadió, al ver la cada vez más tensa expresión en el rostro de la unicornio lavanda-, suena más difícil de lo que parece, y usted va a contar con la mejor guía para su estudio que se puede tener.

Twilight asintió, intentando parecer animada, mientras seguía procesando, en parte emocionada, en parte preocupada, toda la información que estaba recibiendo. A su lado, Spike, distraído, intentaba sumergirse en su cabeza para retomar, en una fantasía despierta, el sueño interrumpido de aquella mañana.

-Nuestro estimado Fog vendrá enseguida-anunció, entrando por la puerta, Ear-Y, mientras le esperamos-añadió en seguida-¿Hay algo que pueda ofrecerles?-les volvió a preguntar, obteniendo nuevamente un gesto negativo del profesor.

-No, gracias, es muy amable pero nosotros no queremos nada-respondió rápidamente Twilight con una negativa antes de que Spike pudiera reaccionar. Según lo veía ella, era muy tarde para desayunar, lo que por otro lado ya habían hecho y muy bien en casa, y todavía pronto para comer, y no quería que tomaran nada entre horas.

Sin embargo, el pegaso no parecía haber escuchado el plural de su negativa, puesto que se acercó al dragón y, con un tono insinuante, le dijo:

-¿Y tú, mi joven amigo? Aquí pareces aburrido, muy aburrido…-alargó aquella palabra mientras ponía un gesto de circunstancia que al dragón le arrancó una pequeña carcajada-Aquí los unicornios van a hablar de cosas antiguas sin ningún interés, pero yo sé de un buen y barato local en Canterlot que es famoso por su variopintas gastronomías, pues es al que van los viajeros no ponies cuando pasan por la capital… Y tengo entendido que tienen un pastel de rubíes que está para chuparse las garras-terminó con un gesto sugerente de sus cejas.

-¡Oh!-exclamó admirado Spike mientras se le hacía la boca agua y sentía un cosquilleo en el estómago-¿Has oído eso, Twilight? ¡Pastel de rubíes! ¡Mi favorito!-miró a su casi hermana con ojos suplicantes.

-…Supongo que está bien…-accedió ésta, un poco molesta ante la inesperada y, según lo sentía, entrometida intervención del pegaso-Pero no comas demasiado. Recuerda que mamá ha dicho que iba a hacer su estofado de patata y zanahoria.

-Sí, sí…-dijo, indiferente e impaciente, el dragoncito mientras se levantaba y seguía al pegaso hacia la salida.

Ear sonrió satisfecho de haber sabido aprovechar la gula del bebé dragón para hacerle salir. El pianista no tenía ni idea de qué razones tendría el profesor Knowling para querer hablar con Fog, más allá de que estaba claro que aquella Sparkle estaba implicada, pero intuía que debía ser algo importante. No creía que Brown fuera capaz de venir a molestar a Dremtly, conociendo como era, por algo insignificante. Él no podía ayudarle con lo que fuera que quisiera Knowling pero, al menos, podía facilitarle las cosas librándose de las “presencias” no necesarias.

A Twilight le despertaba cierta curiosidad la presencia y la actitud del pegaso. ¿Cómo había acabado un personaje como ese, y más con su talento musical, como un mero ayudante de un simple investigador adjunto por muy brillante que éste fuese? Sin embargo, no halló la forma ni las ganas de plantear tal cuestión al profesor Knowling, pues no quería parecer irrespetuosa.

-¡Ah, Dremtly! Me alegra verte aparecer finalmente-dijo de repente Brown, mirando hacia la puerta de la cocina.

Twilight le imitó para encontrarse, a medio entrar, a un cabizbajo unicornio de un pelaje entre blanco y un suave beige. En su crin de un suave tono rubio, donde un forzado alisado no lograba del todo contener y aplastar los bucles y rizos de su cabello, destacaban a un lado tres coloridas franjas: una de un chillón rosa flanqueada por dos de un fuerte y oscuro gris. Su expresión era seria y aparentemente indiferente, pero su lenguaje corporal era fácil de leer y dejaba patente lo incómodo que se sentía en ese momento. La actitud de aquél le recordó a Twilight la de su buena amiga Fluttershy.

-Buenos días-logró, tras un momento, decir aquel, entrando finalmente en la cocina y dirigiéndose a la mesa, donde se sentó en un lado de la mesa, en la esquina contraria a la que ocupaban el profesor y la unicornio lavanda. Ésta pudo observar, antes de que él se sentara, que su cutie mark tenía la forma de una varita que se cruzaba con un rayo.

-Ella es Twilight Sparkle-la presentó el profesor al recién llegado-Discípula personal de la Princesa Celestia-el joven erudito, “Fog” como le llamaba su compañero, no pareció inmutarse ni impresionarse demasiado por aquella noticia-Y está aquí porque Su Alteza quiere que incluya la magia aydara dentro del campo de sus estudios.

Aquel unicornio, al que ahora examinaba Twilight con curiosidad, seguía resultando impasible, como si no escuchara, a las palabras de Brown, como si no entendiera o no quisiera entender que tenían que ver con él. Se dedicaba únicamente a mirar la mesa frente a él, como si se limitara a aguantar una insoportable charla que en nada le atañía, deseando únicamente que acabara para volver a ponerse con sus tareas. A Twilight aquella actitud no le era del todo desconocida.

-En respuesta a la solicitud de la Princesa-continuó hablando Knowling-Me voy a encargar de supervisar su instrucción… Pero, dado lo inesperado de la petición, no tengo tiempo para encargarme activamente de ella. Por eso necesito que tú te ocupes de enseñarle los principios elementales de la magia aydara y le instruyas en los más sencillos hechizos-concluyó.

Dremtly alzó lentamente la mirada, intentando evitar el ver a la unicornio lavanda, hasta mirar a Knowling. Si tenía alguna emoción, buena o mala, lograba contenerlas bastante bien.

-¿Yo?-sin embargo, al intentar hablar, su voz se mostró claramente quebradiza y dudosa-…No creo que pueda hacerlo-no pronunciaba con un tono tan bajo como Fluttershy, pero si tan rápido que a Twilight le costó un poco entender lo que había dicho.

-Estás preparado de sobra para cumplir con esta tarea-le dijo Brown-Y necesito que lo hagas-añadió, en el tono más firme y seguro que pudo. Estaba acostumbrado a tratar con las reticencias y apatías de Dremtly, siempre igual de indispuesto a intentar emprender proyectos novedosos.

-…Pero…Ahora…-Twilight se fijo en que la cola del unicornio empezaba a hacer un extraño movimiento contra el lomo de aquel y supuso que era una especie de tic nerviosos-…Estoy ocupado ahora mismo… Sigo trabajando en la traducción de la gran columna de Thunderain.

-Eso puede esperar-le espetó, sin más Knowling. Fogsun tampoco mostró reacción alguna ante aquellas palabras, aunque, por un momento, le echó una mirada escrutadora a Twilight-Además, necesita aprender la escritura aydara, y tú eres el que mejor la conoce.

Ésta, que contemplaba un poco ajena el cruce de palabras entre ambos estudiosos, se sintió un poco culpable. Cuando la Princesa le había comunicado que iba a instruirla un joven erudito, sólo se había preguntado en si de verdad aquel estaría preparado para algo así, sin pareare a pensar que le harían dejar de lado sus propios proyectos. A ella le sentaría muy mal que la princesa Celestia interrumpiera sus estudios de magia para hacerle enseñar a otros, por lo que comprendió la reacción del unicornio y se solidarizó de inmediato con él.

-Además-decidió Knowling llevar su petición hasta el final-Creo que necesitas un cambio de aires, literal y metafóricamente hablando. Llevas prácticamente dos años, desde lo de Cherady, en que sólo sales de este apartamento para ir o a clase, o al archivo o a la biblioteca. Asimismo es más que posible que un descanso te venga bien… Por todo ello y para mayor comodidad de la señorita aquí presente he pensado que acompañes a la joven Twilight a Ponyville…-y ante estas palabras reaccionaron los dos, especialmente asombrada ella, mirando con incredulidad a Knowling.

-Disculpe, profesor-se decidió ella a intervenir-Pero no sería eso necesario. Es más, he venido hasta Canterlot por no contar, en mi casa de Ponyville, con los libros y materiales necesarios para estudiar la magia aydara que si tendré a disposición aquí, en el Celestium.

-¡Oh! Eso no será problema ninguno-le replicó de inmediato Brown-Le aseguro que nos encargaremos de que cuente usted con todo lo necesario para su instrucción sin necesidad de tener que estar físicamente aquí, en Canterlot. Es frecuente que apoyemos a estudiantes externos en casos especiales como el suyo, además de que cuando se trabaja en una excavación también se hace algo parecido… Por supuesto, sólo lo he propuesto porque pensaba que sería de su agrado y que añoraría su hogar.

Knowling guardó silencio y dejó que la mente de la unicornio le diese vueltas a su idea, confiando en que el resultado sería positivo. Sabía que aquella propuesta era extraña, dadas las circunstancias y la excusa que había presentado le parecía insustancial hasta a él mismo, pero no había hallado otra mejor. Por otro lado, si lograba que colase, podría enviar a Dremtly a Ponyville y, desde allí, le usaría para que buscara la cripta por él…

Sin poder hablarle del resultado del conjuro de la convocatoria que le había dado tal localización, no tenía argumentos para convencer a su antiguo alumno de que había nada más y nada menos que una cripta aydara en Ponyville, pero por otro lado, confiaba en que aceptaría cualquier razón que le ofreciese que le permitiese mantenerse lejos de los lugareños y, el buscar una misteriosa ruina aydara lo era. Además, Dremtly ya había participado en la excavación de una cripta años atrás, por lo que su experiencia le sería de utilidad para reconocer dónde podría haber o no haber otra de aquellas.

-Bueno…-habló finalmente la unicornio-…La verdad, venía pensando en pasar un tiempo en Canterlot y no me importaba la idea… Pero si puedo estudiar la magia aydara en Ponyville, eso le gustará a Spike.

[center]• • •[/center]

Trixie depósito el libro que estaba leyendo, “Daring Do y el Cáliz del Grifo”, sobre el escritorio de la habitación al oír que la llamaban desde el piso inferior para comer. No le importó demasiado dejar la lectura de aquel capítulo a medias, pues lo cierto era que las novelas de Daring Do no le entusiasmaban demasiado y que sólo la estaba leyendo porque era lo único que parecía poder hacer en aquella casa para distraerse.

Leer… O pensar en aquella misteriosa puerta y en el fascinante y sin duda grandioso poder que se ocultaba tras ella. Pero Trixie no quería darle muchas vueltas a aquello hasta que se hubiera recuperado para evitar que la impaciencia la consumiera, pues lo que tenía claro es que, cuando se encontrara algo mejor, volvería a aquella caverna en busca de aquella magia tan prodigiosa, aquella energía que brindaría su tan ansiada venganza a la Gran y Poderosa Trixie.

Cuando llegó, por el camino aprendido aquella mañana, hasta la cocina, vio que los tres hermanos Apple se dedicaban a disponer la mesa, colocando platos, cubiertos, vasos y demás, mientras su abuela parecía dar unos últimos retoques a lo que fuese que estaba preparando en una gran olla. La unicornio no imaginaba que pudiera ser y, aunque en principio no le hacía demasiada ilusión lo que pudiera estar preparando, puesto que no le gustaban demasiado ni los cocidos ni los estofados o demás platos parecidos, tuvo que admitir para sí que el aroma que desprendía aquello y que inundaba la cocina era realmente delicioso.

-¿Cómo te encuentras, Trixie? ¿Un poco mejor?-le preguntó Applejack, mientras sus hermanos, Big Mac y Apple Bloom, se sentaban ya en sus sitios a la espera de empezar a comer.

-Un poco-musitó ésta, a modo de respuesta, tomando a su vez también asiento. “Supongo que lo pregunta porque ya estará deseando que la Gran y Poderosa Trixie se largue de su casa”, se dijo a sí misma la hechicera.

Ella misma se sentía muy incómoda al tener que aceptar la ayuda de aquella familia, pero, a pesar de su orgullo, no se encontraba con fuerzas para rechazar una cama acogedora y comida caliente, bienes comunes que en los últimos meses para ella habían sido un auténtico y excepcional lujo. Sentía el contradictorio deseo de largarse de allí, aunque no tuviera otro lugar al que acudir y, al mismo tiempo, no podía dejar de agradecer haber sido acogida en aquel lugar.

-Esto ya está, querida-escuchó que la abuela Smith le decía a su nieta, mientras se sentaba-Puedes ir sirviendo los platos… Pero tened cuidado, que aún está caliente.

-Sí, abuela-asintió la pony rubia que, tomando el plato hondo que tenía aquella frente a sí, procedió a acercase la olla para, con un cucharón, llenarlo en tres rápidos y firmes movimientos. Tras dejar el de la anciana pony frente a ésta, pasó a alcanzar el de la unicornio para hacer igual…-Esperamos que te guste el cocido de heno-comentó mientras le servía-… ¿Trixie, crees que te basta con esto o te echó un poco más?-le preguntó, enseñándole el plato, que según lo veía la maga estaba a punto de desbordarse.

-La Gran y Poderosa Trixie tiene de sobra con lo que lleva el plato-le respondió.

-¿Estás segura…?

-La Gran y Poderosa Trixie siempre está segura de lo que dice.

-De acuerdo-le tendió el plato la granjera-Pero ya sabes que si quieres más, sólo tienes que pedirlo-añadió mientras seguía sirviendo la comida a sus hermanos y a ella misma.

Al principio la unicornio miró con desconfianza el caldoso y oscuro cocido que tenía ante sí, a pesar de que a su alrededor los demás, con cuidado al estar todavía bastante caliente, parecían comerlo con fruición. Paulatinamente, sobre todo por el hambre pero, también en una pequeña parte, por no querer parecer desconsiderada, llenó la cuchara y, con cuidado y tras soplar un poco a su hirviente contenido, se lo llevó a la boca. Lo encontró bastante bueno, pero a pesar del primer impulso de imitar a los demás en su afán devorador, se limitó a comer lo más tranquilamente que pudo.

Realmente a Trixie le asombraba lo mucho que, aparentemente, comían en aquella casa. Después de todo lo que habían tenido en el desayuno, también para la comida tenían la mesa nuevamente cubierta de todo tipo de platos y escudillas con aperitivos. Aparte del cocido habían servido diversos tipos de panes, una ensalada de tomate, pepino, lechuga y manzana, una fuente con patatas fritas y otras cosas variadas, como olivas y alcachofas con pimiento.

-Oye, Trixie-se dirigió a ella, con su vocecilla infantil, la hermana pequeña de Applejack-¿Puedes decirme qué significa tu cutie mark? Es muy bonita-añadió.

-La cutie mark de la Gran y Poderosa Trixie representa su don, que es la magia-respondió ella, a la que, por lo común, no le gustaba tener que contestar preguntas salvo que, o fueran sobre ella o vinieran con una conveniente ración de halagos-Pues la Gran y Poderosa Trixie es la mejor maga que hay en toda Equestria.

-¡Oh!-asintió, admirada Apple Bloom, que desconocía el penoso incidente que, no muy lejos de allí, había salido tan caro a la unicornio-…Y, oye…-por un momento Applejack estuvo a punto de interrumpirla, temiendo que su hermanita estuviera meditando sobre si de verdad era Trixie mejor que Twilight y que fuera a preguntarle algo que la incomodara-… ¿y cómo la obtuviste? ¿Puedes contármelo?

Trixie no pudo evitar hacer un mal gesto, pues aquel recuerdo formaba parte de un pasado que prefería dejar atrás, muy atrás y olvidado. Intentó recomponer su expresión en seguida, pero ya era tarde. Temió por un momento como pudieran reaccionar los Apple, pero estos parecieron entender su disgusto.

-Apple Bloom, no vayas a molestar a Trixie con tus preguntas ni con tu obsesión por las cutie mark-le reprendió su hermana-Ella aún está algo débil y no necesita a una pesada potrillo encima con sus incordiantes preguntas.

-Oh…-pareció decaída la pequeña-Pero yo sólo…

-Tú, nada-le cortó Applejack-¿Verdad, Big Mac?

-Eyup-asintió secamente éste.

-Bueno, realmente a la Gran y Poderosa Trixie no le molestan las preguntas-intervino la unicornio, mucho más por aprovechar una ocasión que pensaba se le presentaba de volver a enorgullecerse y a ser aplaudida que porque la pequeña le hubiera dado pena-La Gran y Poderosa Trixie está acostumbrada a despertar el interés de todos los ponies, pues ese es el precio de ser tan magnífica y grandiosa.

-¡Oh, bien!-exclamó Apple Bloom, alegre de que, al final, le fuera a responder. Soñando con que quizá esta vez conseguiría un buen ejemplo a seguir para obtener de una vez por todas su propia cutie mark.

-Vaya, es muy amable que le hagas el favor a mi hermanita, pero no estás obligada a ello, ¿lo sabes, no?-le dijo Applejack.

-La Gran y Poderosa Trixie lo sabe muy bien, además de que Ella no cumple con ninguna obligación que no sea con ella misma. Ahora, la Gran y Poderosa Trixie le contará a tu pequeña hermana como, con una gran demostración de magia y poder, logró obtener a temprana edad su magnífica y fantástica cutie mark.

-¡Oh, espera, espera!-la detuvo repentinamente la misma Apple Bloom-¿Podrías hacerlo esta tarde en la cabaña del árbol? Así también te escucharían mis dos amigas, Sweetie Belle y Scootaloo, ya que juntas somos…-hizo una pausa dramática-¡Las Cutie Mark Crusaders!-exclamó poniendo una pose teatral.

-¡Apple Bloom! ¡Esas formas en la mesa!-le regañó su abuela.
[/quote]
Bueno, ha sido un cap interesante.Debido a mis tonterias incurables no he podido dejar de imaginarme tonterias como Knowling diciendo un par de veces "¡NO SOY SOSPECHOSO!" o bromas con tópicos de pedófilos entre Earion y Spike como la tipica escena de la furgoneta (no me fastidies, se ha llevado a un niño ofreciendole caramelos)
Pero en fin, quitando mis tonterias me ha gustado mucho. :)
Última edición por Sasir96 el 27 May 2015, 10:44, editado 1 vez en total.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido capítulo 4)

Mensaje por Mishiro » 27 May 2015, 10:40

[quote="Sasir96";p=270378][quote="Mishiro";p=180738]Capítulo 5. Haciendo planes…[/quote]

Bueno, ha sido un cap interesante.Debido a mis tonterias incurables no he podido dejar de imaginarme tonterias como Knowling diciendo un par de veces "¡NO SOY SOSPECHOSO!" o bromas con tópicos de pedófilos entre Earion y Spike como la furgoneta(no me fastidies, se ha llevado a un niño ofreciendole caramelos)
Pero en fin, quitando mis tonterias me ha gustado mucho. :)[/quote]

Ja, ja, ja... La verdad es que no lo había contemplado así, pero no te falta razón.

Muchas gracias por tu comentario. :) ;)
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Sasir96 » 27 May 2015, 10:47

De nada
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por EdoNova » 30 May 2015, 22:12

He conseguido hallar algo de tiempo para leerlo, me va gustando, ardo en deseos de ver como continua el asunto de la magia de Adrendor.
No puedo decir que me gusta más (tal vez ver a Rarity en acción por fin) por el tema de que estoy atento a otras cosas más importantes ahora (exámenes), pero ánimo Mishi, continua
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Volgrand » 31 May 2015, 03:16

Buenas mishiro !
.
Te informó de que hablaré de tú fic en mi próximo podcast hoy mismo a las siete... en directo! Y si no puedes tranquilo que lo subire a ivoox n.n
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Mishiro » 31 May 2015, 15:01

[quote="EdoNova";p=270934]He conseguido hallar algo de tiempo para leerlo, me va gustando, ardo en deseos de ver como continua el asunto de la magia de Adrendor.
No puedo decir que me gusta más (tal vez ver a Rarity en acción por fin) por el tema de que estoy atento a otras cosas más importantes ahora (exámenes), pero ánimo Mishi, continua[/quote]

Gracias, Edo por tu comentario. De momento el capítulo 12...está algo atascadillo... XD

[quote="Volgrand";p=270971]Buenas mishiro !
.
Te informó de que hablaré de tú fic en mi próximo podcast hoy mismo a las siete... en directo! Y si no puedes tranquilo que lo subire a ivoox n.n[/quote]

Uf... Eso da miedo,...mucho miedo. XD
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Sasir96 » 05 Jun 2015, 09:59

Bueno, ya he leido todo lo que hay aqui, y voy a hacer un comentario global, porque ponerme escena a escena es un coñazo.
Es un fanfic interesante, que plasma personajes muy variopintos y una historia que despierta interes.Aunque al principio parece que va a ser un nuevo capitulo de "Las Mane 6 contra el malo de turno,version artefacto magico" luego la historia cambia, teniendo cada mane sus propios objetivos, y no estando casi ninguna interesada en parar al malo.
Una de mis tramas favoritas es la de Luna.Estoy deseando ver como avanza, si dirá"voy a respetar los planes de Celestia y echarme una siesta hasta que todo acabe" o si dirá "a tomar por culo, si quiere que respete sus planes que me cuente las cosas".Sinceramente,espero que sea la segunda.
Luego, Celestia.Tengo dos teorias:
A.La ha suplantado Crysaliss,y esta quiere hacerse con la piramide(poco plausible)
B.Celestia quiere la piramide para extender su poder mas alla del espacio exterior.(es mala,siempre lo supe)
Bueno, luego esta la trama de Knowling,la mas divertida para mi, porque suelo alterarla ligeramente.ejemplo de la escena 11.6:
Real:"No hay ruinas aydara en ponyville, ¿como iba a haberlas"
Version sasir: "No hay ruinas aydara en ponyville ¿¡cómo iba a haberlas?! ¡No digas sandeces! ¿Que por qué me llevo la piramide? ¡Callate, no soy sospechoso!"(Todo eso lo dice muy nervioso,claro)
Luego, Twillight.Esa trama aun no ha evolucionado lo suficiente para opinar, pero parece que Twillight ayudará a los gloriosos designos de La Princesa Luna y no a los de tia(aunque no se de cuenta de ello)
Luego, trixie.La trama mas emocional,sin duda.No hay mucho que decir, esta claro que es un personaje clave y que su padre es knowling (nah,es broma).
Respecto a su padre.Murio en un accidente...de un carro tirado a Pata.Se puede pensar en un derrumbe o algo, pero trixie dijo:"fue algo rapido, de repento lo vi todo negro" y un derrumbe no creo que sea tan rapido.He aqui mi teoria.
Celestia estaba borracha, volaba, se estrelló contra trixie, la dejo inconsciente, su padre fue a defenderla,Cele se asustó y lo mató, mando a los guardias a manipular la escena y a que le dijesen a trixie que fue un accidente(por eso un soldado le dio la noticia).Sí,es absurdo, pero que mas da.
Bueno, y sobre otros personajes aun me es pronto para hablar, pero creo que ear es un espia de Celestia, el que le aviso de knowling, y que su nombre hace referencia a las escuchas, y que por eso fue la primera vez al bar militar, y que por eso siempre vuela(la costumbre de no dejar huellas) y que por eso pudo sacarles una foto a fogsun y a Twillight en su hocico sin que se diesen cuenta.Lo del piano es para ocultar su talento para las escuchas.Sí, es otra locura,dejadme.
Y ya, poco mas que decir, creo que no me dejo nada.
Ah sí, un detalle.Entre pedofilias y ligues, de fic a clopfic, esto tiene un paso y medio.
Ahora sí, creo que ya esta.A ver como sigue el 12.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 11 completo)

Mensaje por Mishiro » 05 Jun 2015, 13:15

Capítulo 12, primera parte
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 01)
Spoiler:
El bosque, según iba avanzando por él con rumbo fijo y decidido, se presentaba cada vez más oscuro y silencioso, casi siniestro. Los árboles alzaban con retorcidas ramas unas espesas copas que apenas dejaban pasar unos pobres haces de luz hasta el suelo; un suelo que se presentaba irregular, plagado de malas hierbas, raíces gruesas y sobresalientes, piedras molestas e inesperadas cavernas abiertas a la negrura del interior de la tierra. Una atmósfera tétrica que se completaba con la ausencia completa de cualquier ruido que fuera indicio de alguna presencia animal, ni siquiera podía escuchar, aún con su buen oído, el lejano canto de un pajarillo… Sólo el sonido de sus cascos al caminar llegaba a sus oídos.

Con todo, Pinkie Pie seguía su plan, indiferente a lo que le rodeaba y sonriente, con la mente puesta en los felices resultados que esperaba para aquella misión que había emprendido. Realmente se extrañaba de no haberlo puesto en práctica antes, con todas las posibilidades de diversión que ahora se le presentaban según pensaba más y más en ello… “Que sorpresa se llevará la señora Cake cuando vea que sí puedo hacer como si fuera veintisiete ponies”, reía mientras saltaba, despreocupada, entre los árboles.

-Um-se paró de pronto, en mitad aparentemente de ninguna parte, mirando en rededor suyo como para orientarse, aunque a su alrededor no había más que bosque allá hacia donde volviese la vista-Creo que no debo estar ya lejos, supongo. Las descripciones que me hacía la abuela Pie de este sitio no eran demasiado específicas… ¡Pero seguro que no tardo en encontrarlo!-se animó repentinamente, riendo y retomando sus saltitos hacia delante.

Hasta que, repentinamente, al ir a posar los cascos de nuevo en tierra, se encontró con la súbita aparición de un pozo bajo sus patas que apenas pudo ver cuando ya se estaba precipitando por él mientras un agudo grito de sorpresa brotaba de su garganta. Aquel boquete era la abertura de un extraño túnel por el que la rosada pony se deslizo, cayendo a trompicones, hasta llegar a una colosal caverna subterránea. Una gran cueva, inmensa, coronada por una bóveda de piedra que parecía esculpida en la roca y que, con un improvisado óculo en su punto más alto a modo de ventana, iluminaba aquella cavidad que parecía más bien el gran salón de cualquier castillo. Un “salón” cuyo centro estaba ocupado por una perfectamente circular laguna de aguas turquesas en cuya superficie se reflejaba a la perfección el alto techo que sobre ella se cernía.

-¡Weeeeeeeeeeee!-exclamó, entusiasmada, mientras se acercaba al agua y se asomaba, contemplando su sonriente reflejo-¡Sabía que te encontraría! Claro, que para algo me desperté con ese hormigueo en el hocico que me hace saber que el día que empieza traerá éxito a mis esfuerzos-volvió a reír-“Donde las ramas aprietan, el espejo está ocultado; donde las aves no vuelan, su casa ha excavado; aquellos que lo encuentran, si conocen lo hallado; nuevos “yos” surgir verán, eso dispone su hado”-recitó de memoria, recordando las palabras de su abuela.

Le faltaba por comprobar, claro, que aquella fuera la famosa laguna Espejo de la leyenda y, sobre todo, en caso de que así fuera, necesitaba saber cómo “hacerla funcionar”. A primera vista, el agua que tenía ante sí parecía normal, sin nada en su apariencia que la distinguiese del agua más común que podía obtenerse del grifo de cualquier casa. Pinkie la observó un momento antes de, sin más y sin dudar, hundió una pezuña en ella. Pero, aparte de notar que estaba ligeramente fría, no pudo percibir nada extraño ni sobrenatural.

-A ver, veamos, ¿qué más decía la historia de la abuelita Pie sobre el estanque?-intentó hacer memoria-¡Vamos, Pinkie, recuerda!-se dijo mientras tiraba de su esponjoso flequillo-¡Oh, ya sé!-se le iluminaron de repente los ojos al recordar-La abuelita siempre mencionaba unos versillos en el poema que parecían ser como una especie de conjuro. ¡Seguro que ese es el truco del almendruco!¡Ejem-se aclaró la garganta para recitar con mayor claridad-“Y en su propio reflejo ella miraba, anhelando aquel cuyo reflejo compartía, y solemnemente juró no tener miedo, ante la perspectiva de ser doblemente copiada”.

La voz de Pinkie resonó con fuerza por toda la caverna…sin provocar ningún efecto aparente, lo que en principio desconcertó a la rosada pony.

-¿Acaso lo habré recordado mal? No creo. Quizá haya que hacer algo con el agua, aparte de recitar las palabras mágicas… ¡Vaya! Estaría bien haber consultado a Twilight antes de venir, pero bueno, según Rainbow ha ido a Canterlot a estudiar para protegernos de la magia mala de ese sitio tan raro, así que está bien dónde está. Bueno. Probemos otra cosa-sumergió una pata en el agua y la agitó con fuerza mientras volvía a recitar-“Y en su propio reflejo ella miraba, anhelando aquel cuyo reflejo compartía, y solemnemente juró no tener miedo, ante la perspectiva de ser doblemente copiada”.

Por un momento, parecía que no había logrado de nuevo nada cuando, para su sorpresa, algo dentro del agua pareció agarrarla del casco y tirar de ella hacia el interior de la laguna. Eran como dos cascos que hubieran cogido el suyo. Sin pensarlo dos veces, Pinkie se lanzó de cabeza en pos de aquello para encontrarse, de alguna forma, asomándose a la superficie del mismo lago y a otra pony rosada cuyo aspecto conocía mejor que bien, tirando de ella para sacarla del agua. Por un momento, las dos yeguas se quedaron mirándose mutuamente, flequillo agarrando flequillo, ojos azules frente a ojos azules, húmedo hocico contra húmedo hocico. Hasta que, finalmente, ambas empezaron a reír y a dar saltitos.

-¡Lo he logrado, lo he logrado!-gritaba, satisfecha, Pinkie.

-¡Lo ha logrado, lo ha logrado!-coreaba a su vez su clon, hasta que, deteniéndose al rato, le preguntó, curiosa-¿Qué has logrado? ¿Es algo divertido? Debe de serlo porque sólo las cosas divertidas pueden lograrse, o al menos ese es mi caso, ya que las otras, las cosas aburridas, las suelo dejar apartadas, porque, ¿quién quiere perder el tiempo con cosas aburridas? Por cierto, tengo hambre, ¿tú tienes hambre? Yo quiero un cupcake de chocolate. ¿Y tú? ¿Traes cupcakes? ¿Traes cupcakes de chocolate? ¡Los cupcakes son divertidos! ¿Por qué no has traído…?-y así habría seguido de no ser porque la Pinkie original le metió sin más precisamente un cupcake en la boca, el cual la clon procedió a comer con ganas.

-Claro que he traído cupcakes de chocolate, ¡por favor!-asintió su interlocutora-¿Qué clase de Pinkie crees que soy?

-¡Quiero otro! O mejor, ¡juguemos a algo! ¡Hagamos algo divertido! ¡Quiero diversión! ¡Diversión, diversión, diversión!-tras engullir el cupcake casi como un pato, la clon se agitaba, nerviosa, empezando a dar saltos de un lugar a otro y repitiendo aquella palabra como si se tratara de un mantra.

-¡Perfecto! Ese el espíritu-asintió, satisfecha, la original-¡Este es un comienzo pinkantástico!
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 02)
Spoiler:
Pasado el mediodía, el radiante sol de la tarde reinaba en un cielo despejado de nubes, estático y azul. Sin ninguna corriente de brisa que recorriera los caminos o las calles, los rayos del astro de Celestia caían pesados, plomizos, sobre Ponyville, trayendo otra anticipada tarde de estío, seca y tórrida, al colorido pueblo. Por ello las calles se veían tranquilas, abandonadas, con todos los ponies prefiriendo refugiarse en la comodidad de sus hogares o en los pocos lugares en los que la sombra de los árboles o de algún quiosco ofrecía algo de alivio y refugio del implacable calor. Por la misma razón, dos pegasos habían acabado acomodándose en las ramas de un fuerte manzano, bajo el paraguas de su espesa copa, descansando mientras aprovechaban para dar cuenta de algunas de las manzanas que pendían sobre sus cabezas, al tiempo que hablaban y reían.

-Y en ese momento… ¡Puf! Sus alas se volvieron polvo por el sol y empezó a caer en picado hacia tierra-le iba narrando Rainbow con el tono más teatral que podía-Gritaba y se agitaba, pataleando, mientras un negro final se cernía sobre ella, o, mejor dicho, ella se arrojaba sobre su propio final. Y cuando los mismos wonderbolts fallaron y nadie reaccionó a tiempo, ¡sólo la increíble Rainbow Dash pudo salvar el día! Arrojándome en pos de ella, a pesar de que todo parecía estar en contra mía, logré batir todas las marcas y todos los obstáculos y con una súper impresionante sonic rainboom alcancé justo a Rarity y a los desfallecidos wonderbolt antes de que se estampasen contra el duro suelo, llevándoles de vuelta hasta el estadio mientras a mi paso, una gran estela arco iris hacía que el cielo estuviera un 20% más cool. Y esa es la historia de aquel día. Uno más en mi rutinaria vida de heroica pegaso-concluyó la historia mientras sonreía, orgullosa de su hazaña.

-Ya veo-se limitó a asentir Lightning, aparentemente poco impresionada, mientras le daba otro bocado a la que era ya la quinta manzana que se comía-Es una historia interesante.

-Ya-masculló su decepción ante aquel comentario tan poco interesado de Dust-“Interesante”-repitió.

-Sí. Eso he dicho. Una unicornio se metió dónde no debía y tú la salvaste. Pero no era más que un tonto certamen de pilotos noveles.

-¿Tonto? ¿Acaso tú has participado alguna vez en uno de esos certámenes de pilotos noveles?

-No. No lo he hecho. Y la verdad es que no me interesan mucho esas exhibiciones mundanas-le replicó-Tienen mucha floritura y poca diversión de verdad, como demuestra la participación de tu amiga. Además, de qué no sirven de mucho.

-¿No sirven de mucho?-repitió, perpleja, Dash, intentando no sentirse herida en su ego por aquello.

-Bueno. Tú misma eres la prueba. ¿Estás más cerca de ser una wonderbolt por haber ganado esa competición? ¿No? Pues ese es mi punto.

-Pero… Son divertidas.

-Como las carreras que acabamos de disputar. Pasas el rato y te echas una risa, pero nada útil sale de ellas. Practicar piruetas para impresionar en un concurso no te prepara para lo que de verdad merece la pena.

-¿Y eso es…?

-Evidentemente, ser piloto de combate. El riesgo y el peligro son las únicas emociones que hacen interesante la vida. ¿No te parece?

-La verdad…es que estoy de acuerdo-asintió al final Dash-Pero no es nada fácil encontrar retos así.

-Por desgracia, estás en lo cierto, pero no es imposible si se sabe donde buscar-tras terminar de comerse la fruta, tiro el corazón con las semillas al suelo y extendió su casco para arrancar una sexta manzana de su rama-Por ejemplo, cerca de Mareville, hay un bosquecillo que es ideal para practicar el vuelo con obstáculos. Y los timberwolves le añaden un toque de emoción extra, por así decirlo.

-Volar entre los árboles puede ser muy complicado y en principio no se puede ir muy rápido… Con el follaje y demás… Y si te están persiguiendo timberwolves o alguna otra bestia peligrosa…

-Bueno, esa es la gracia, Rainbow-le dirigió una mirada desafiante-¿O acaso está más allá de tus habilidades?

-¡No hay nada, relativo al vuelo, que esté por encima de mis habilidades!-le replicó, algo airada, la pegaso arco iris.

-Eso lo tendremos que comprobar algún día, que hablar está al alcance de cualquiera.

-Cuando y donde quieras, Lightning, cuando y donde quieras.

-Pues, se me ocurre algo…-le interrumpió el repentino ruido de pisadas acercándose, que hizo que ambas yeguas dirigiesen sus miradas hacia el lugar de dónde procedía el sonido, para ver a Applejack acercarse a ambas.

-Vaya, Rainbow, no esperaba verte por aquí hoy-le dijo a modo de saludo a su amiga pegaso, con cierto tono de disgusto mientras contaba los restos de las manzanas que habían devorado entre las dos-¿Quién es tu amiga?

-Se llama Lightning Dust-se limitó a responderle su amiga mientras ignoraba el descontento de la pony rubia-Dust, ella es Applejack.

-Ya. Un placer-le dijo secamente la otra pegaso, poco interesada en la recién llegada.

-Encantada, Lightning-le respondió con las mejores formas que pudo, no obstante, la vaquera-¿Y a qué debemos el “honor” de vuestra visita? ¿Hay algo que pueda hacer por vosotras?

-Oh, no, muchas gracias, Applejack-se encogió Dash de hombros-Simplemente hemos estado echando unas carreras y necesitábamos descansar un poco, ya sabes. Es lo que tiene hacer ejercicio.

-Sí. Ya sé… Y veo que también os ha dado hambre, ¿eh?

-También es lógico, ¿no, Applejack?

-Sí. Muy lógico… Pero te recuerdo que mi familia y yo vivimos de estas manzanas. Podrías tener algo de tacto, ¿eh?

-¿Insinúas que te vamos a arruinar por habernos comido un par de manzanas? Bueno, tres o cuatro,…, media docena, ocho, puede que diez-fue admitiendo según notaba clavada en sí la mirada de aquellos ojos verdes acusadores-¡Apenas una docena y tenéis centenares de manzanos, por Celestia!

-No es una cuestión del número de manzanas, sino de respeto, Rainbow-le repitió Applejack.

-¿Cómo?

-Ya me has oído.

-¡Oh, venga ya!-intervino Lightning-Me estáis agobiando con estas tonterías. Luego vendré a darte unos cuantos bits por las manzanas que nos hemos comido, pero ahora déjanos tranquilas, ¿quieres? Estamos aquí, solamente hablando y sin molestar a nadie.

-¡Oh! “Perdonad por interrumpir vuestra tertulia”-le replico a su vez la vaquera, marcadamente sarcástica.

-Bueno, bueno… No nos pasemos ninguna-intervino Rainbow, intentando mediar entre ambas-Que hacéis un tornado de un soplo de brisa.

-¡Eso díselo a tu amiga!-coincidieron Dust y Applejack al mismo tiempo.

-Eh…-no supo Rainbow que decir ante aquella circunstancia. Le parecía que Dust tenía razón y que Applejack exageraba, dado que apenas eran manzanas y parecía bastante enfadada, demasiado; pero tampoco quería ponerse de parte de Lightning contra una de sus mejores amigas.

-¡Bah! No tengo por qué soportar esta tontería-soltó, con tono de profunda indignación, Lightning, mientras saltaba desde la rama que se encontraba a otra más baja para acto seguido salir volando a gran velocidad, alejándose de allí sin mirar atrás.

-Menuda nueva amiga que te has buscado-espetó Applejack, dándose la vuelta para, a su vez, marcharse también-Entre Gilda y esta parece que las buscas a propósito.

-¡Eh, oye!-Rainbow la siguió, volando a su lado-¿Qué mosca te ha picado, vaquera? Has estado muy desagradable.

-No me parece mal que te tomes la libertad de comerte una manzana de vez en cuando, pero invitar a otros a un festín a costa de mi familia no es algo propio de una buena amiga-le respondió.

-¿Estás segura de qué el problema son las manzanas? Te estás volviendo tan desagradable como Trixie… ¿No se te estará pegando nada?

-Vaya. Así que te has enterado también de lo de Trixie.

-Digamos que Pinkie lo dejó caer ayer, para sorpresa e indignación general-recalcó con fuerza las últimas palabras.

-¿Indignación? Mi familia y yo sólo hicimos lo que cualquier buen pony haría cuando se encuentra a alguien desamparado y en necesidad.

-Ya. Pero se trata de una unicornio desagradable a más no poder. ¿No será que te saca de tus casillas y ahora vas y lo pagas con cualquiera, cualquiera como mi amiga Lightning?

-Buf-Applejack suspiró, cabizbaja, teniendo que admitir para sí tal posibilidad-Vale. Puede que tengas razón. Me he pasado. Un poco. Pero es que hoy llevo una mañana muy larga.

-A ver si adivino, ¿es culpa de Trixie, como he dicho?

-Esta mañana, por lo que sea, ha estado especialmente arisca todo el rato.

-Telo repito: ¡Es Trixie! No sé como se te pudo ocurrir acogerla.

-Porque no encontramos ninguna alternativa mejor en ese momento.

-Y que eres demasiado buena a veces.

-Ya. La verdad es que no eres la primera que me lo dice.

-Además, no te acuerdas de cómo esa presunta “maga” se burló de…-algo interrumpió el flujo de pensamientos en la cabeza de la pegaso cuando la palabra “maga” cruzó sus labios.

-Lo recuerdo muy bien, y también tengo presente que eso es parte del pasado y que…-antes de terminar de decir aquello, la pony naranja se quedó observando a su enmudecida amiga-¿Rainbow?

-¿Eh?

-¿Estás bien? Te has callado de repente sin motivo. ¿Pasa algo?

-No… No. No pasa nada-le replicó mientras su mente trabajaba a ritmo rápido con una repentina idea que había surgido en su cabeza.

-¿Seguro?

-¡Qué sí! Ahora…he de irme…a…despejar el cielo. Sí. Eso. ¡Nos vemos!-añadió, marchándose igualmente como Dust a gran velocidad antes de que Applejack pudiera replicarle nada.

-Y luego soy yo la que no sabe mentir-reflexionó aquella para sí misma, contemplando el brillante azul del cielo, mientras retomaba su camino a casa.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 03)
Spoiler:
La paciencia de la pequeña Shine empezaba a agotarse. Habían pasado ya varias horas desde que su hermano se marchara con el propósito de recorrer el pueblo y aún no había visos de que fuera a volver pronto. Cual estatua de cera, permanecía sentada junto a la ventana, quieta, callada, escrutando a través del cristal con la cada vez menor esperanza de ver a Loud acercarse. Aquello la irritaba y tener que limitarse a esperar allí la hacía sentir una enorme frustración. “¿Por qué no le habría dejado acompañarle?”, se preguntaba. Con el tiempo, una amargura la había ido invadiendo en los últimos meses y en aquellas horas muertas era cuando más crecía, fortaleciéndose. “No me deja tener una vida normal, pero tampoco me da una alternativa. Todo por culpa de esa <<misión>> tan importante”. Estaba enfadada. Y además, empezaba a tener hambre.

-Shine, oye-le llamó su hermanita. Greenkey, a diferencia de ella, llevaba toda la mañana jugando sobre su cama con su hurón de peluche, ajena a las preocupaciones de la otra potrilla.

-¿Qué ocurre, Greeny?-le preguntó, intentando que su voz no se viese perturbada por la ira. Pesé a todo lo mal que se sintiera, estaba decidida a nunca pagarlo con su hermanita. Tras la marcha de sus padres y su distanciamiento con Loud, la consideraba lo único que le quedaba en el mundo. Además, su hermano le había encomendado cuidarla y no iba a fallar en aquel encargo.

-Tengo hambre. ¿Cuándo vamos a comer? Me apetecería un poco de tarta de manzana.

-Tendremos que esperar a que Loud se decida a volver-le respondió Shine-Esperemos que no tarde. Yo también tengo hambre.

-¿Puedo comerme uno de los pastelitos de la bolsa?

-No, Greeny. Ya lo sabes. Esos son para el desayuno y, si acaso, para el postre, pero no para la comida.

-Pero tengo hambre ahora…

-Ya te he oído, pero tendrás que esperar-intentó ser taxativa sin sonar ruda.

-Vale-asintió finalmente Greenkey antes de, pasando de un salto de cama en cama desde la suya a la que había ocupado Loud, junto a la ventana, acercarse a ella-¿Crees que este pueblo será tan agradable como el último? Espero que tengan una buena pastelería.

-No importa lo agradable que sea, Greeny. Nos iremos más pronto que tarde. Es mejor que no te hagas muchas ilusiones.

-Pues a mí me ha parecido un pueblo bonito. Bueno, lo que hemos visto.

-Ya. Como todos los que hemos conocido hasta ahora. Como todos los que conoceremos. No tiene ninguna importancia como sea. Ni tampoco como sean sus habitantes.

-Mmm-la pequeña potrilla acerco su peluche a su oído mientras parecía murmurar algo y dijo al poco-Mopi dice que estás triste. ¿Estás triste, Shine? ¿Es que pasa algo?

-Dile a Mopi que no me pasa nada. Estoy bien-le replicó, desviando la mirada y continuando su vigilancia de la calle.

-¿Estás segura?-el peluche flotó entre ambas, acercándose a Shine y abrazando una pata de ésta-Porque Mopi cree que sí te pasa algo. A él se lo puedes decir. Sabe guardar secretos. ¿Estás enfadada con Loud?

-No, Greeny, quiero decir, Mopi-Shine se esforzó por sonreír mientras acariciaba la cabeza del peluche-Es sólo que tengo hambre y Loud está tardando mucho y me preocupa.

-Mopi dice que no tienes que preocuparte, Shine. Loud volverá dentro de poco. Él lo sabe. Loud siempre vuelve.

-Claro-suspiró la potrilla-Seguro que Mopi tiene razón.

-Mopi dice que Loud siempre estará ahí para cuidarnos y contando con él, no necesitamos a nadie más-afirmó, con bastante rotundidad para su edad, Greenkey, antes de atraer el peluche hacia así y abrazarlo fuerte entre sus cascos.

Prefiriendo no responder a aquello, Shine no pudo evitar dirigir su mirada a las alforjas de Loud, que éste había dejado a los pies de su cama, especialmente a aquella que contenía aquel extraño cofre negro que contenía el objeto de la tan famosa “misión”. Loud nunca les había dejado ver qué era. En el pasado, no le había dado más importancia, pero recientemente la curiosidad había entrado en su mente y no podía apartar de su cabeza la duda por saber qué contendría aquella misteriosa caja.

Sólo se había acercado a ella en una ocasión, pero recordaba bien la dureza fría del metal y, sobre todo, su peso. Era mucho más pesado de lo que a primera vista podría haberse imaginado de un cofre tan pequeño. Shine recordaba que su hermano le sorprendió curioseando y que, al dejar caer la caja por la sorpresa, ésta había golpeado el suelo con un golpe seco y sordo, como si fuera un bloque de metal, sólido, en lugar de una pequeña arquilla. A pesar de su primera reacción, temiendo el enfado de Loud, éste se había limitado a decirle que era mejor que no se acercará al cofre. Consejo que había seguido, casi sin pensar en ello, desde entonces.

Sin embargo, sintiéndose ya hastiada de la “misión”, del cofre, incluso un poco de su hermano, una idea y un deseo cruzaba su mente. El deseo de saber si todo aquello era realmente por una buena causa o si todo aquel sacrificio no tenía ningún sentido. Y estaba Shine dudando si se atrevería o no a intentar mirar qué escondía el cofre cuando, finalmente, Loud llegó, abriendo la puerta y entrando con varias bolsas que, con el dulce y calido aroma a comida caliente, evidenciaban su contenido.

<<Ya estoy aquí>>, les escribió, sonriente, a modo de saludo mientras, para alegría de Greeny, usaba la mesita del cuarto a modo de improvisada mesa para ellos, sirviendo tres tazones de sopa y una ensalada de lechuga, pepino y tomate entre aquellos.

-¡Bien! ¡Qué hambre!-Greenkey se acercó ansiosa, relamiéndose, mientras su hermano terminaba de disponer la “mesa”.

<<Espero que os guste. Lamento haber tardado tanto.>>

-¿Y ese retraso a qué se ha debido? ¿Has encontrado algo interesante acaso?-inquirió Shine, con un tono que delataba cierta molestia.

<<La verdad es que sí>>, escribió Loud, para sorpresa de Shine, que había aguardado una respuesta negativa.

-¿Sí? ¿Qué?-no pudo contener su curiosidad.

<<He encontrado un rastro de magia aydara>>

-¿Y eso es todo? No es la primera vez-le espetó la pequeña-Has encontrado rastros así muchas veces y nunca nada que sirviera para poner fin a nuestro absurdo viaje.

<<Esta vez ha sido algo distinto. Tengo buenas expectativas respecto de este pueblo>>

-¿Te lo puedo recordar cuando dentro de un mes nos estemos marchando sin haber logrado nada?

Loud suspiró, algo triste. Realmente quería mostrarse optimista ante su encuentro con aquella pony y hubiera querido poder convencer a sus hermanas, sobre todo a Shine, de que finalmente el término de su vida itinerante estaba cerca, pero no podía negar que su hermana no hablaba sin razón. Tuvo que esforzarse por mantener su apariencia optimista, aunque realmente aquella recepción por parte de Shine le había caído como un jarro de agua fría.

Ante la falta de respuesta de Loud, Shine, como no queriendo continuar tampoco aquella conversación, se centró en comer junto con Greeny, que había permanecido ajena a la charla, tomándose su tazón de sopa y refugiándose en su peluche, prefiriendo no involucrarse en algo que no entendía del todo y que le causaba gran desagrado.

Loud, aunque con mucho menos apetito que al entrar, se acabó por unir a ellas. Notando para su desazón el resentimiento de su hermana contra él, tomó la determinación de centrarse más que nunca en aquella misión que le habían legado para llevarla a su final cuánto antes, al precio que fuese. Recordando por un momento aquellos ojos verdes que antes le habían cautivado, optó por borrarlos de su memoria. De todas formas, reflexionó, no era la primera yegua agradable y guapa a la que debía dejar pasar y su prioridad, eso lo tenía claro, eran Shine y Greeny.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 04)
Spoiler:
El estrepitoso ruido de unas tres potrillas, corriendo y subiendo casi a saltos por las escaleras mientras reían y charlaban, se extendió por toda la casa de los Apple apenas entraron aquellas por la puerta principal. Recién salidas del colegio, cargaban con sus mochilas rumbo al recuperado cuarto de Apple Bloom mientras comentaban entusiasmadas las novedades del día y trazaban sus planes para conseguir sus cutie marks.

En el cuarto que le habían dispuesto, una adormilada Trixie yacía en su cama con el libro “Daring Do y la Ruina Maldita” abierto por el primer capítulo entre sus patas y bajo su hocico, ya que tras intentar dedicar un rato a la lectura, había acabado la unicornio usando aquel tomo a modo de almohada. El incipiente calor de la tarde, la falta de actividad y el mero aburrimiento habían acabado llevando a la maga a una imprevista incursión por el reino de Luna. Reino del que el repentino estrépito causado por las tres crusaders iba a sacarle de golpe y porrazo.

Medio adormilada todavía, Trixie logró con algo de esfuerzo levantarse y estirar sus patas para desentumecerse. El jaleo armado por las potrillas se oía con claridad desde la habitación de la más pequeña de los Apple, pero, para su misma sorpresa, la unicornio no se sintió molesta por el ruido. De hecho, extrañamente y tras aquella desagradable mañana, en ese momento, quizá por sentirse descansada, se encontraba perfectamente, como pocas veces había estado incluso en sus mejores tiempos de fama y gloria. Plenamente recuperada de aquella vida en la intemperie, parecía sana como una manzana. Y, al tiempo, calibraba para sí que aquella sensación de bienestar que la embargada para su satisfacción procedía de otras causas ajenas a las meramente materiales. Procedía de algo más que de dormir en una cama y tener un plato de comida caliente en la mesa.

Con su energía renovada y ya libre de sueño y nervios, a diferencia de cuando se despertó en la madrugada, la unicornio parecía más abierta a las posibilidades optimistas que tenía ante sí. Su ambición por el poder oculto en la misteriosa ruina seguía intacto, pero mientras aquella posibilidad seguía envuelta entre brumas y peligros, lo que cada vez le parecía más atrayente y probable era la posibilidad de alargar su permanencia en Sweet Apple Acres, aunque ella misma no estaba del todo seguro de por cuánto tiempo sería aquello, sólo sabía que, en efecto, se encontraba allí cómoda y a gusto como no había estado en ningún lugar desde hacía muchísimos años.

Decidida a mostrar una nueva cara acorde a las nuevas sensaciones que le agradaban y dejando de lado, olvidados, los malos modos de la mañana, descendió a la cocina tras un breve paso por el baño para aclararse la cara y arreglarse un poco. Como imaginaba, se encontró a la abuela Smith, supervisando una olla al fuego mientras con patas algo temblorosas se esforzaba por pelar unas manzanas para hacer una ensalada.

-Déjeme a mí, Smith-se acercó, quitándole el cuchillo y la manzana y empezando a pelarla en su lugar, con bastante de dificultad. Había olvidado que no estaba acostumbrada a usar sus cascos para actividades como aquella.

-Eh, manzanita-Granny Smith, que no se esperaba la súbita aparición de la maga, no sabía que le causaba más asombro, si que Trixie se pusiera tan de repente a querer hacer algo o ver a un unicornio hacer algo con sus cascos en vez de con su cuerno-¿Estás bien?

-Estoy perfectamente-le replicó, muy pronto molesta ante las dificultades inesperadas que encontró para mover con soltura la hoja del cuchillo alrededor de la fruta-Y estaría mejor si este cuchillo decidiera funcionar bien de una vez-dijo mientras un trozo de manzana salía despedida sobre la encimera-¡Uf! ¡Por las barbas de Star Swirl!

-Aprecio que quieras ayudar, manzanita, pero es mejor que me dejes hacerlo a mí.

-¡No, no!-se negó con énfasis Trixie-Ya estoy cogiéndole el truco-se defendió a pesar de que, evidentemente, no era cierto.

-Claro, claro-asintió, incrédula, la anciana pony mientras observaba estupefacta como más trozos de manzana salían cortados enteros, hasta que quedó la manzana reducida a una especie de polígono amorfo. Eso sí, sin nada de piel-Bueno. Gracias por tu ayuda, terroncito.

-¡Nada es demasiado difícil para la Gran y Poderosa Trixie!-asintió, satisfecha, la unicornio-¿Y cuántas más he de pelar? ¿Quiere que la ayude con otra cosa?

-Creo que con está bastará, sugarcube.

-¿Sólo con una manzana?

-Sí, sí… Va a ser una ensalada con muchas frutas distintas.

-¿Entonces, quiere que prueba ahora a trocear aquellos pepinos?-los señaló, al lago de la tabla de cortar.

-¡No!-saltó de inmediato la anciana-Pero, eh, si quieres ayudar, ¿por qué no vas con Applejack? Está en el granero y seguro que un casco le vendría bien.

-¡Y tendrá más que eso! La ayuda de nada más y menos que de ¡la Gran y Poderosa Trixie!-repitió mientras salía a paso rápido de la cocina y Granny Smith suspiraba de alivio al verla marcharse.

El granero no estaba lejos y, aunque Trixie no conocía muy bien la granja, no tardó en encontrarlo. Applejack estaba en la entrada, revisando las bisagras, que chirriaban oxidadas. El aspecto general del edificio se encontraba bastante decaído, con la pintura pálida, seca y resquebrajada; las ventanas, polvorientas y con los cristales rotos en algunos puntos, las paredes mostraban sus tablones sueltos y muy astillados… Realmente parecía requerir mucho trabajo. En ello estaba pensando la pony rubia cuando vio a Trixie, para su sorpresa, acercarse trotando, aparentemente alegre. Algo que no habría imaginado nunca y menos tras lo de aquella mañana.

-¡Applejack! Puedes estarte tranquila, pues tus problemas serán resueltos con la llegada de ¡la Gran y Poderosa Trixie!

-¿Perdona?-Applejack no podía estar más confusa ante tal radical cambio de actitud.

-¿Qué estás haciendo? ¡La Gran y Poderosa Trixie ha venido ha echarte un casco!

-¿Qué quieres…ayudar? ¿Tú?-la vaquera se sentía como si Rarity hubiera ido a decirle que quería competir en un rodeo, era tal la extrañeza que olvido todo enfado que hubiera podido tener contra la unicornio por su comportamiento de aquella mañana-¿Ayudar con…los trabajos de la granja?

-¿En qué, si no? Dile a la Gran y…Laboriosa Trixie qué estás haciendo ahora mismo y te dejará asombrada con su gran talento y con su…laboriosidad.

-¿La Gran y Laboriosa Trixie?-no pudo evitar repetir, riendo, bastante escéptica de aquella repentina vocación el trabajo.

-¡No te rías de la Gran y Laboriosa Trixie! Ya verás cuándo mis increíbles proezas…en el trabajo, te cierren el hocico.

-Trixie, me gusta ver que tienes mejor actitud que está mañana y me alegra especialmente que quieras ayudar pero… No creo que sea buena idea.

-¿Y por qué no? ¿No recuerdas acaso que la Gran y Laboriosa Trixie ya te dijo que había trabajado en el pasado para una granja de rocas? La Gran y Laboriosa Trixie sabe lo que es el esfuerzo y no le tiemblan las pezuñas por él.

-Oh, de acuerdo-suspiró Applejack-Vale, Trixie, si quieres hacer algo porque te aburres, te buscaré algo que hacer. ¿De acuerdo?

-¡La Gran y Laboriosa Trixie no se aburre!-le replicó, indignada, ante aquellas palabras-¡La Gran y Laboriosa Trixie sabe ganarse las lentejas!-alzo un casco para dar unos leves golpecitos en el pecho de Applejack.

-De acuerdo, de acuerdo-asintió aquella-Mira, si quieres ayudar, seguro que te puedo asignar algunas tareas.

-¿Y cuánto tendrá que esperar la Gran y Laboriosa Trixie para poder deslumbrarte con su buen quehacer?

-Después de comer voy a tener que ir a comprar materiales para las reparaciones que necesita el granero. Madera, clavos, botes de pintura, un barniz especial, etc. Si me acompañas, podrías ayudarme a traer las cosas. Son bastantes y un par de cascos más no se despreciarían.

-La Gran y Laboriosa Trixie está satisfecha con ello-asintió antes de alejarse de camino hacia la casa.

-¡Por las herraduras de Bob el granjero!-exclamó Applejack, viéndola marcharse-Ya no sé que esperar de esta unicornio.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 05)
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Mientras cruzaba las puertas de la gran y afamada biblioteca del Celestium, la emoción y los nervios no dejaron de afectar a una entusiasmada Twilight. Ante sí tenía una de las mayores colecciones bibliográficas de toda Equestria y posiblemente el mayor archivo de documentos históricos que existía en todo el mundo. Una inmensa librería envuelta en el esplendor de la arquitectura propia de Canterlot. La unicornio morada iba recorriendo las salas, iluminadas por grandes y doradas lámparas de araña, alfombradas con gruesas alfombras decoradas con signos arcanos y que tenían la función de amortiguar el sonido de los pasos de los ponies. Los estantes de ébano se alzaban hasta el techo en habitaciones que se alzaban a lo largo de dos, tres y hasta cuatro plantas, repletos de ordenados y bien dispuestos libros. Entre ellos, los estudiosos trabajan sentados a lo largo de extensas meses de roble, leyendo, tomando apuntes y anotaciones… Realmente Twilight se encontraba en su salsa en aquel ambiente que tanto le recordaba a la biblioteca de palacio, donde tan buenos ratos pasara antes de ir por primera vez a Ponyville. Lo único que lamentaba era el poco tiempo que tenía para disfrutarlo, ya que aquella misma noche tenía un tren que tomar y la biblioteca iba a cerrar sus puertas en cuestión de horas.

No teniendo pues, ningún tiempo que perder, se encaminó directamente a la sección dedicada a la cultura y a la magia aydara. Por suerte y tal y como esperaba, no le fue demasiado difícil hallarla. Se trataba de una inmensa sala rectangular con los estantes de las paredes cubriendo el equivalente extraordinario de cinco pisos. Cuatro niveles, a modo de balconadas, lucían sus barandas doradas a lo largo de las paredes, unidas por retorcidas escaleras de caracol en las esquinas del inmenso salón. Varias lámparas pendían desde el techo, aunque la principal iluminación procedía de unos grandes ventanales que se abrían en el lado oeste de la habitación. Cuando la unicornio entró en ella se encontró a apenas unos pocos ponies, sentados lejos unos de otros, consultando algún libro o buscándolo entre los estantes.

Al contemplar la inmensidad del lugar, lamentó su decisión de no pedir a Fogsun que la acompañara. Realmente había tomado tal resolución para dejar al estudioso algo de tiempo para sus propios proyectos y asuntos, queriendo respetarle y no abusar de su amabilidad, pero ahora que veía las dificultades que iba a tener para buscar lo que encontraba y ante el poco tiempo que tenía, consideró que se había precipitado demasiado.

-Bueno, Twilight, no te preocupes-se dijo a sí misma-Estamos hablando de la pirámide de Adenror. Seguro que hay mucho material sobre un objeto de ese calibre. En cuando consulte el índice bibliográfico, encontraré lo que necesito sin problemas-se intentó animar a sí misma mientras se dirigía a un fichero situado en el centro de la estancia, rodeado por dos mesas semicirculares en que había dos ponies aparentemente muy ocupados.

Twilight decidió empezar por consultar la letra A, buscando por “Adenror”. Convencida de que las investigaciones de Knowling sobre la pirámide eran la razón por la que la princesa Luna parecía investigarlo, estaba decidida a averiguar todo lo que pudiera sobre ella. Y mientras la unicornio empezaba a anotar referencias en una hoja de papel, no se percató de que llamó la atención de uno de los ponies presentes en la biblioteca. Se trataba de una yegua rubia, de pelaje beige y una curie mark consistente en un libro abierto y cruzado por una varita. Se trataba de Fogsea, que había acudido allí precisamente para leer los últimos ejemplares de la revista “Estudios aydara” y que no pudo dejar de sentir una gran curiosidad al reconocer a la yegua de la foto que le había mostrado Ear y que, por lo visto, tan bien se llevaba con su hijo. Ante aquella oportunidad, no dudó en acercarse a curiosear.

-Buenas tardes, joven-saludó Fogsea con amabilidad a Twilight, que se volvió para mirarla-He notado que parece algo apurada-indicó, en referencia a los rápidos movimientos de pluma con que aquella escribía y la velocidad con que su mirada recorría el listado de títulos-Por lo que, si en algo puedo ayudarla, sería un placer, ya que conozco bastante bien esta sección de la biblioteca.

-¡Oh!-aquel ofrecimiento inesperado alegró a Twilight-Se lo agradecería mucho, la verdad. Ésta es la primera vez que vengo a esta biblioteca y lo cierto es que me encuentro algo perdida.

-No se preocupe, es algo normal. Los nuevos alumnos siempre necesitan algo de orientación cuando empiezan a trabajar aquí-asintió Fogsea-Y, dígame, ¿qué es lo que busca?

-Estoy interesada en buscar toda la información posible sobre la pirámide de Adenror, si no es problema-apuntó, intentando aparentar que sólo despertaba en ella cierta curiosidad intelectual-Por lo que sé es una pieza muy misteriosa y, claro, me interesa.

-Desde luego es comprensible su curiosidad, pero lamentablemente he de decirte que no hay mucho sobre el tema. Muchos estudiosos se acercan a ese talismán, pero pocos llegan a descubrir algo y, de hecho, sólo hay una monografía sobre el tema. Una-le explicó “mecánicamente” Fogsea mientras su mente vagaba realmente en otro tema, intenando hacerse una primera impresión de la unicornio.

-¿Y cuál es?-le preguntó Twilight, ajena a aquello.

-Oh, claro, se trata de “Los reyes de Hiponia y la pirámide de Adenror”, de Heinneigh Schlihippo. Es una obra clásica y, siendo sincera, considerada por muchos como poco fundamentada y demasiado narrativa. Su autor no es alguien demasiado apreciado en los círculos académicos, pero, a día de hoy, sigue siendo el único que ha intentado responder, con mejor o peor suerte, a las preguntas que la pirámide plantea. Otra cosa es la validez que sus respuestas puedan tener.

-Claro, claro-asintió la unicornio morada mientras reflexionaba sobre si buscar o no aquel libro-Y, el profesor Knowling, ¿no tiene ningún trabajo sobre el tema? He escuchado que es el principal estudioso de la pieza, al menos actualmente.

-Oh. Sí-la joven creyó notar un tic de disgusto en la voz de su interlocutora al mencionar el nombre del profesor-Lleva muchos años centrado en esa pieza, pero de momento no ha escrito ni un mísero artículo sobre el tema. Puede ser que no quiera compartir sus descubrimientos o, sencillamente, que no haya hecho ninguno. En cierta confianza entre ambas, le diré que yo votaría por la segunda opción. Aunque siempre puede intentar preguntarle directamente, pero no creo que tenga suerte tampoco por esa vía.

-Um… ¿Y el libro que me ha mencionado está en la biblioteca?

-Desde luego. ¿Quiere que se lo traiga?

-Bueno, no quiero molestar. Sólo necesitaría que me indicara en que estante puedo encontrarlo, el sistema de clasificación de esta biblioteca me resulta aún un poco confuso.

-No, no, ¡se lo traeré!-dijo para acto seguido desaparecer de repente, con un hechizo de teletransporte, dejando por un momento algo desconcertada por lo inesperado a la unicornio morada, que apenas tuvo que esperar un minuto para ver reaparecer a la pony rubia-Aquí tienes.

Twilight dejó todo lo demás de lado para centrarse en observar el libro que Fogsea le tendía. Era un gran volumen de gruesas páginas y aspecto algo polvoriento y gastado, con el lomo algo gastado y una pequeña grieta cerca de la base.

-Es un ejemplar algo viejo y no está en las mejores condiciones-admitió Fogsea-Había otros dos mejor conservados, pero han debido sacarlos en préstamo.

-Bueno, no importa-le quitó importancia Twilight, que abrió el libro y consultó rápidamente el índice. Vio que esté se componía básicamente de dieciséis capítulos, aparentemente dedicado cada uno a un rey de Hiponia diferente-Sunnight, Fogking I, Magicshy I…-fue leyendo-…Fogking III, Magicking, Minerva y ¿el rey Fantasma?

-Así es cómo se conoce al que en teoría habría sido el decimosexto y último rey aydara de Hiponia. Lo cierto es que Schlihippo postula una interesante teoría que relaciona la pirámide de Adenror con el rey Fantasma y la caída de Hiponia. No tiene muchos fundamentos, pero no deja de ser curiosa.

-¿Y cuál es su teoría?-le preguntó la joven estudiosa con curiosidad.

-Bueno, en primer lugar he de señalarte un aspecto importante de la teoría de Schlihippo. Él contraviene a todos los demás estudiosos que trataron la pirámide de Adenror y postula que realmente casi nunca llegaba a reunirse ni a usarse, ni siquiera en los momentos de trono vacante. Él postula que la mayor parte de los reyes llegaron al poder pactando y negociando apoyos con los miembros del Consejo Maestro, como mucho con uno o dos fragmentos del Adenror y que nadie llegó a reunirlo completo…hasta el rey Fantasma.

-Entonces, ¿la pirámide no sólo no habría asegurado la continuidad de la monarquía aydara si no que estaría involucrada en su final?-preguntó Twilight, realmente sorprendida y deseosa de que continuara.

-Básicamente, esa es la idea-continuó Fogsea su relato-Por decirlo de forma resumida, cree que el susodicho rey Fantasma, en un tiempo en que Equestria tenía bastante fuerza como para intentar abordar la absorción de Hiponia y con un consejo Maestro dividido y debilitado, se habría esforzado lo suficiente como para reunir todos los fragmentos e intentar consumar el rito de la coronación y, que en ese momento, “algo” habría pasado.

-¿Algo?

-Él mismo no lo tiene muy claro. En cualquier caso, el poder y la energía desatados habrían quizá consumido al propio rey y ante tal demostración de los peligros que podían desatarse por esas prácticas oscuras, muchos aydara se habrían vuelto hacia la princesa Celestia, como la única garante de mantener la paz y el orden en Hiponia.

-Entonces, realmente es un artefacto potencialmente muy poderoso y peligroso-se admiró Twilight al escucharlo.

-Sin duda-asintió Fogsea-Aunque, como digo, no se le da mucha veracidad a la postura de Schlihippo, no obstante es cierto que la pirámide de Adenror es un artefacto al que hay que acercarse con extrema prudencia.

-Mmm-la mente de Twilight procesaba toda aquella información recibida mientras intentaba aclararse y descubrir qué interés tendría la princesa Luna en la investigación del profesor Knowling sobre la pirámide. No tenía en principio mucho sentido a menos que la alicornio temiera que aquel…

-¿Se encuentra bien?-la pregunta de Fogsun interrumpió sus reflexiones.

-Oh, sí, desde luego-asintió la joven pony-Eh, bueno, no quiero robarle más tiempo y creo que con este libro tengo suficiente.

-Me alegra haberle sido de ayuda. Espero que encuentre el libro muy interesante.

-Seguro que sí-asintió Twilight-Bueno, he de irme-se despidió con un gesto de la cabeza antes de darse la vuelta para dirigirse a la salida de la biblioteca. Fogsea la siguió con la mirada hasta que desapareció, al salir de aquella sala.

-De modo que esa es la joven Twilight…-murmuró.


------Siguiente mensaje escrito en: 05 Jun 2015, 14:23 . Beep!------

Vaya, Sasir, te agradezco tan elaborado comentario. Me alegra que te esté gustando la historia y espero que lo que sigue te parezca igual de bien. Un par de cosas:

-Más que no interesadas en "parar al malo", están de momento, al margen y no saben ni siquiera que hay un "malo" que detener. XD
-Sobre lo que hará Luna, creo que es evidente.
-Interesantes las dos teorías sobre Celestia. No voy a decir nada sobre ello, pero no te sorprendas si no se cumple ninguna. XD Eso me recuerda al Scatergorix:

"-Venga, vale, aceptamos Celestia.
-¿Cómo villano de una serie de dibujos?
-¡Qué sí!"


-Muy gracioso lo que señalas de Knowling. :qmeparto:

En fin, de nuevo, gracias por comentar. ;)
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 12, 1ª parte

Mensaje por EdoNova » 05 Jun 2015, 23:05

Me gustó ver a Trixie intentando trabajar usando solo los cascos.
A mi Knowling me está empezando a tocar las narices, es un personaje bastante odioso para mi gusto, pero supongo que será necesario para la historia.

A la espera del siguiente capítulo :D
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 12, 1ª parte

Mensaje por Mishiro » 13 Jun 2015, 14:31

Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 06)
Spoiler:
Sobre el alfombrado azul zafiro que cubría todo aquel largo corredor, el carrito se deslizaba con la suavidad de la seda y apenas podía llegar a percibirse, como mucho, el leve tintineo que producía una cucharilla de plata al vibrar junto a la taza del té. Los demás cubiertos, platos, jarras y fuentes, permanecían casi quietos, limitándose a despedir un suave y apetitoso aroma a lo largo del pasillo mientras el instruido criado empujaba el carrito al despacho de la princesa. Dos bat-ponies, que custodiaban la puerta de aquel, le observaron acercarse con cierta y habitual suspicacia, antes de proceder, como marcaba el protocolo, a registrarle tanto a él como al carrito de forma concienzuda. Sólo después de haberle dado el visto bueno, llamaron a la puerta para avisar a la princesa de que su comida había llegado. El diligente pony del servicio lo aguantó de la mejor manera que pudo, acostumbrado ya a que soldados de la guardia lunar que tenían que soportar turnos diarios fueran algo más rudos y estuvieran algo malhumorados.

La princesa Luna, que había logrado hacerse un hueco entre sus ocupaciones para leer en busca de más información sobre los aydara, le dio pasó sin levantar la vista del libro que tenía ante sí y tampoco lo hizo mientras, silencioso y rápido, el sirviente le disponía la comida y le escanciaba el vino, antes de marcharse igualmente sin levantar ruido. La alicornio no prestó demasiada atención a la comida, decidida como estaba a volcar todas sus energías en su investigación del profesor Knowling, que en ningún momento había considerado abandonar, le dijera lo que le dijera su hermana. Mientras continuaba su estudio, no se le quitaba de la cabeza su determinación de que no iba a dejar que Celestia pusiera coto a su autoridad sin ninguna razón ni justificación.

“A continuación, sé que lo que he de postular será considerado erróneo por muchos y disgustará a varios de los que se presentan como expertos y que se dedican a sentar cátedra desde las aulas del Celestium sin haber hollado jamás con sus cascos una construcción aydara. Y es lo siguiente. Acerca de ese fragmento extraño, hallado en la cripta de Ádralon bajo las ruinas del Palacio Real de Hiponia, y que ahora dicen muchos, ufanos, que demuestra la existencia de la pirámide de Adenror, sobre ese fragmento, afirmó lo siguiente: No es obra del rey Sunnight.

Lo repito: No es obra del rey Sunnight. Es común –comúnmente erróneo-, que se atribuya todo aquello considerado con un mínimo de importancia a este gran personaje, el colonizador de las duras tierras montañosas del sur, de la península del Hiponeso, el fundador e instaurador del reino de Hiponia. Es evidente, no obstante, para los que buscamos la verdad de la historia tras el mito que, sin pruebas ni fundamentos, no se puede ni se debe asegurar nada con certeza, y ésta es una de aquellas cuestiones en que tal sencilla regla ha sido vulnerada en repetidas ocasiones.

La mención más antigua a la pirámide de Adenror procede, según las fechas dadas por el equipo arqueológico de Arlight Hipovans, de la estela que coronaba la entrada a la tumba del rey aydara Magicshy I. Este soberano, del que ya hablaré con detalle en el capítulo que tiene su nombre, tuvo un breve periodo de gobierno –realmente de desgobierno-, en que se dedicó por completo a sus estudios alquímicos mientras los gobiernos locales de las distintas ciudades y fortalezas, que hemos visto que Sunnight tenía bien sujetas bajo el peso de sus cascos de hierro, hacían su voluntad en sus jurisdicciones. Yendo al punto que me interesa, en su inscripción funeraria, Magicshy menciona un “extraño artefacto piramidal”. ¿Cómo podría calificarlo de extraño si fuera una obra legada por Sunnight? Literalmente, dice:

<<Sobre el extraño artefacto piramidal que el Sabio Rey encontró en las cámaras de su antecesor (se refiere a Fogking I, rey entre 260 y 278), los estudios del Rey no han dado frutos útiles. La magia del artefacto no entra en las cinco ramas de la sabia alquimia de los viejos maestros. El Sabio Rey no sabe de dónde pudo su antecesor extraer tal pieza o en base a que extrañas hechicerías pudo crearse. El Sabio Rey hizo consultas y consideró que lo prudente y mejor era mantener la pieza oculta y lejos de ambiciosos y anárquicos ponies, contrarios al Buen Orden que impera en nuestro reino. Yo, el Sabio Rey.>>

Este testimonio, extraído de primera mano de uno de los monarcas mejores conocedores de la alquimia aydara, monarca que conoció al mismo Sunnight, ha sido olvidado sistemáticamente por todos los estudiosos de la pirámide. Con la excusa de las dificultades de la lectura e interpretación de los textos, se dejan de lado testimonios contrarios a sus ideas preconcebidas mientras son abrazadas nimiedades que las sustentan. Pero no es mi propósito alargarme sobre esta cuestión.

Tengo claro que el “extraño artefacto” es la pirámide de Adenror y también es evidente que es poco probable que Sunnight hubiera creado tal artefacto de cara al rito sucesorio. De hecho, el presunto “rito sucesorio” del que tanto se habla, nunca existió. Es un mito construido a posteriori en función de un extraño relato acerca de cómo Fogking III se intentó perpetuar en el trono cuando una rebelión estuvo a punto de derrocarle en 460, imponiendo una prueba que consideraba imposible, reunir los fragmentos de la pirámide de Adenror. Más allá de esa escueta mención, todo lo demás que los libros postulan sobre la monarquía electiva, no tiene fundamento real alguno.

Y algo más se puede extraer de este fragmento. “El Sabio Rey hizo consultas”, dice el texto. ¿A qué se refiere? Como señalaré en su momento, Magicshy I fue un rey de consenso muy respaldado en su ascenso al trono por los agentes de Canterlot en Ádralon. La consultada en este caso fue la princesa Celestia, a la que un servidor no ha podido preguntar sobre estas cuestiones. A pesar de la jactancia de lo que postulaban los textos aydara, cuando más investigó las circunstancias reales de la ocupación y crecimiento del reino de Hiponia, más tengo la certeza de que muchos de sus reyes, empezando por el mismo Sunnight, no tenían fuerza suficiente para mantener controlado un territorio tan peligroso, con una corte llena de conspiraciones y aspirantes al trono, con sus meras fuerzas si no contaban con un elemento que les diera firmeza. Y ese elemento no era otro que el respaldo de la princesa del Sol.”


Nuevos golpes en la puerta interrumpieron la lectura de Luna del libro de Schlihippo, que uno de sus soldados había conseguido de la biblioteca del Celestium para ella. En esta ocasión, a diferencia de la última vez, si dejo el libro apartado sobre su mesa mientras un soldado, tras recibir permiso, acompañaba a un unicornio dentro del despacho antes de marcharse. Se trataba de un pony de pelaje azul turquesa y crin blanca, con una cutie mark consistente en un libro abierto sobre una estrella dorada. Luna recordaba haberle visto en alguna ceremonia oficial sin darle demasiada importancia. El unicornio, que sin duda no se esperaba ser llamado al despacho de la princesa nocturna, se encontraba algo nervioso, aunque lo ocultaba bastante bien.

-Usted será el director Knightley-le preguntó Luna a modo de presentación y para romper el hielo-Al que hemos convocado a Nuestra presencia.

-Así es, Su Alteza-asintió aquel, con una segunda reverencia-Bluebook Knightley, a su servicio. En cuanto he recibido su cordial petición, no he podido menos que acudir en seguida.

-Bien. Debemos hablar con usted de un tema de grave importancia y lo primero que queremos dejar claro es que esta conversación quedará en secreto. Nadie debe saber una palabra de lo que se haya hablado aquí-el tono de la princesa no era para nada rudo, pero desde luego sí era imperativo.

-Por descontado, Su Alteza, por descontado-asintió, en seguida, Knightley, sin extrañarse de tal petición, que encontraba normal.

-¿Desde cuándo conoce al profesor Knowling y que puede decirnos de su departamento y de su equipo?-empezó sin más su interrogatorio la alicornio.

-Oh… Eh-se sorprendió el unicornio ante aquella inesperada pregunta-El profesor Brown Knowling lleva perteneciendo al Celestium muchos años… Más que yo, si le soy sincero. Ya dirigía su departamento de arqueología aydara cuando yo fui aceptado entre el profesorado de la institución y, bueno, ahí mismo sigue. Es considerado un tanto extravagante, alguien que se mueve de manera…algo independiente, pero nada más. La labor de su equipo está más bien enfocada, he de decir, al estudio de las piezas y a labores museísticas. La arqueología de campo es cosa del departamento del profesor Holeart Carter.

-¿Cuántos miembros tiene el departamento del profesor Knowling?

-Lo normal en un departamento de su tipo, un poco menos… Yo diría que tendrá a su cargo a tres o cuatro ayudantes y a media docena de estudiantes.

-¿Qué temática de estudios ha dicho que abarca dicho departamento?

-Como le he dicho, aborda el estudio arqueológico de la cultura aydara, pero no in situ, si no que ante todo se encarga de las piezas que ya están transportadas a alguno de los museos que tienen fondos aydara y de su estudio, conservación y/o restauración.

-¿De piezas como los fragmentos de la pirámide de Adenror, no es así?

-Efectivamente, Alteza.

-¿Dónde se conservan los artefactos aydara estudiados por le departamento del profesor Knowling?

-Normalmente, las piezas se estudian en los laboratorios de trabajo del Celestium y luego o el museo propietario las expone o las deposita en sus fondos. El Celestium tiene también su propio almacén a tal efecto.

-¿Y dónde están los fragmentos del Adenror que se han recuperado?

-En teoría, deberían estar en el almacén, pero el profesor Knowling los examina a menudo, así que… No sabría decirle dónde están ahora mismo-recalcó estas palabras.

-Tengo entendido que el profesor Knowling lleva bastante tiempo dedicado en esclusvia al estudio de los fragmentos del Adenror.

-Buena parte de su carrera desde que es profesor del Celestium, sí.

-Hemos buscado publicaciones a su nombre sobre el tema y no hemos hallado nada. ¿Por qué?

-Bueno, evidentemente, porque no hay nada.

-¿Nada? ¿Tras todos esos años?

-Las dificultades de la investigación es lo que tiene.

-¿Knowling no tiene que rendir cuentas ante nadie por su uso de los medios del centro? ¿No tiene en algún momento que justificar lo que hace?

-Bueno, técnicamente el Consejo Rector del Celestium supervisa las investigaciones de sus miembros, los directores de departamentos, pero… Quizá no siempre se hace con el esmero que se debería. Preferimos no interrumpir y dejar que cada uno termine sus trabajos y exponga sus resultados dentro de los tiempos que considere apropiados.

-Ya. Que no quieren molestar a nadie para que no les molesten a ustedes, y así no tener que dar cuenta nunca. Porque ninguno de ustedes podría-le recriminó Luna, indignada de escuchar aquello.

-Princesa, creo que se equivoca y me considero ofendido, debo…

-¡CÁLLESE!-le cortó de golpe, con la sonora voz real de Canterlot, haciendo que por un momento el director Knightley se quedara asustado y perplejo por aquel inesperado grito-Necesitaremos una lista de los ayudantes y alumnos que pertenecen al departamento de Knowling.

-Eh, desde luego, Alteza.

-Y la necesitamos para dentro de una hora a lo mucho, no nos haga esperar. Nos si le pediremos cuenta de su responsabilidad ante Nuestras Reales Órdenes.

-Sí, sí, Alteza. En cuando vuelva a mi despacho me ocuparé de todo…y…

-¿Qué puede decirnos de un tal Fogsun Dremtly?-le interrumpió con una nueva pregunta.

-¿De Fogsun Dremtly?-aquello si que dejó por un momento mudo a Knightley-Oh… Es un joven de gran talento… Estudiante de la escritura aydara y el alumno predilecto del ya retirado profesor Oldworld. Creo que estuvo implicado en el desafortunado incidente de Cherady y poco después, ya como ayudante de departamento, empezó su propia carrera dentro del departamento de Knowling.

-¿Incidente de Cherady?-aquella curiosa mención atrajo la atención de Luna.

-No estoy seguro de qué paso, fue antes de que me nombrasen miembro director del Consejo Rector pero, por lo que escuché, hubo un incidente en la excavación de la cripta aydara de Cherady, en la bahía de Alemanedreta.

-¿Qué ocurrió?

-Como le he dicho, no estoy seguro. Pero no es algo tan extraordinario como pueda parecer. Cuando se exploran ruinas encantadas y protegidas por conjuros defensivos… Los problemas son siempre una posibilidad.

-Ya. Suena lógico-dijo sin más la alicornio, mientras su mente reflexionaba sobre por dónde conducir ahora su investigación sobre Knowling. De momento no le parecía que de Knightley pudiera obtener más información de provecho.

-¿Eso era todo, Alteza?-le preguntó Knightley, ansioso por poder marcharse, aprovechando la prolongación de unos instantes de silencia que parecían muestra de que la conversación había terminado.

-No. Es nuestro Real deseo que procure enviarnos toda la información posible sobre el trabajo de Knowling. Haga lo que tenga que hacer, pero queremos sus investigaciones sobre mi mesa y sin que se entera. ¡Y las queríamos para ayer! ¡Desaparezca ahora mismo de Nuestra vista!-le espetó, sin más, provocando que el unicornio se moviera para marcharse a paso ligero, hasta casi para olvidar la debida reverencia.

Tras su marcha, Luna se decidió por fin por empezar a comer, tomando la ya templada sopa mientras intentaba poner orden a su pensamiento y repasar y analizar todo lo que había escuchado y leído sobre la cuestión aydara y sobre Knowling… Tenía claro que necesitaba más información, mucha más, antes de intervenir… Y también estaba decidida a ello, a tomar partido para impedir que ese arrogante unicornio lograra sus planes, por mucho que sus medios no le terminaran de gustar a Celestia.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 07)
Spoiler:
El joven unicornio suspiró, secándose las gotas de sudor de la frente, mientras seguía al profesor en su marcha a lo largo de la profunda caverna. Aunque desde luego no se hubiera atrevido nunca a decírselo en voz alta, no podía dejar de pensar que el situar un presunto refugio de emergencia en un lugar tan inaccesible no era precisamente una ocurrencia digna de encomio. La caverna que recorrían, descendente, estrecha y con suelos de dura roca, era como una oscura y asfixiante garganta que atravesara las entrañas de las montañas de Canterlot, a gran profundidad bajo los cimientos de la ciudad. Llevaban lo que le parecía una eternidad caminando, iluminados por una antorcha cuyo calor sólo empeoraba la situación, con varias cajas pesadas a cuestas. En pocas palabras, para aquel pony aquello no podía ser peor, y no había visos de que estuvieran cerca de su destino.

El profesor Knowling avanzaba por delante, centrado en detectar los signos de magia que debían delatar la puerta oculta de su refugio subterráneo. Hacia tanto tiempo que no acudía a aquel escondrijo que instaló en las cavernas inferiores de Canterlot que le preocupaba sinceramente no encontrarlo, aunque no fuera a admitirlo ante el otro pony. Lo cierto es que no le hacía gracia tener que volver a recurrir a él, pero dadas las circunstancias, era la mejor opción que tenía en ese momento a casco.

-¿Estamos muy lejos todavía?-preguntó finalmente en voz alta el otro unicornio. Se trataba de un pony de pelaje grisáceo y crin y cola tricolores, azul, verde y amarillo, con una cutie mark en que estaban representadas las cuatro fases de la luna-No me extrañaría que ya se hubiese hecho de noche y esto es una labor extremadamente aburrida.

-Cállate, Reywal-la mandó sin más, sin necesidad de alzar la voz, Knowling-No estás aquí para pasarlo bien-añadió, molesto con aquel. Se hubiera preguntado nuevamente por qué le había traído consigo si no hubiera vuelto a recordarse que tenía una tarea para él que no podía confiarle a nadie más.

-Esta noche tenía un encuentro…-empezó a decir Reywal.

-No me interesan tus asuntos privados-le intentó cortar Knowling.

-…con ese amigo que he hecho en la guardia de la “vaca sagrada”-concluyó el otro, sin inmutarse por la brusca interrupción.

-¿Acaso esperas nuevas noticias interesantes?-el profesor no estaba para nada impresionado por aquello-¿No te dejó ya claro que no es capaz de sonsacar nada de información a los guardias de la princesa Luna sobre las actividades de su soberana?

-Bueno, es verdad que es difícil obtener información de un bat-pony, pero mi contacto me había dicho que había oído ciertos rumores…

-Ya. Rumores… Rumores hay muchos siempre. De momento sólo me interesa que mi contacto dentro del palacio real me ha asegurado que no parece circular órdenes de ningún tipo que me atañan, ni para arrestarme ni para perseguirme, ni siquiera para investigarme.

-No estoy seguro de que ese contacto sea fiable, Maestro.

-Tampoco es un problema que deba preocuparte. Tú confórmate con saber lo que necesitas para cumplir con tu parte del plan. Ese es el orden de las cosas.

-Sí, sí, el orden, el orden, el sempiterno orden de las cosas-susurró por lo bajo, en burla.

-¿Has dicho algo, Reywal?-le preguntó el profesor con tono severo.

-No, nada.

-Mejor te quedas callado, si no quieres que…-se calló de pronto Knowling cuando, al pasar junto a una pared, la leve magia que ceñía su cuerno, reaccionó, brillando con intensidad-Hemos llegado-se limitó a decir mientras se acercaba a la aparentemente dura roca, que empezó también a brillar en correspondencia. Knowling presionó levemente con su cuerno en el punto preciso para que, con algo de ruido, se deslizase la puerta oculta hacia un lado, revelando la entrada a una pequeña cavidad.

-¡Menos mal! ¡Gracias al cuerno de Valtader!-exclamó el joven unicornio, entrando y dejando las pesadas cajas, tanto las que había cargado con magia y la de su lomo, en el suelo junto a la entrada. Tampoco había mucho más espacio. Aquello no era mucho más que una oquedad que pareciera haberse formado por capricho en un lago de la gruta. Más allá de la falsa puerta, protegida por un hechizo, apenas un par de viejas cajas polvorientas y una mesa astillada sobre la que algunos libros, alambiques, redomas y otros utensilios para pociones, delataban que había habido algún tipo de presencia en ella. Un pequeño refugio que Knowling se había arreglado muchos años atrás, cuando empezaba a proyectar sus planes-Vaya… No es precisamente lo que esperaba…

-Es suficiente para lo que necesito-se limitó a decir Knowling mientras depositaba con cuidado el cofre que había transportado sobre su lomo en la mesa con delicadeza. No pudo evitar abrirlo un momento para asegurarse de que los cuatro fragmentos del Adenror permanecían intactos, a pesar de que era consciente de que prácticamente nada podía dañarlos.

-Y, Maestro, ¿puedo hacer algo más por usted hoy aparte de ser un simple arriero?-le preguntó, con cierto tono de fastidio mal disimulado, Reywal, mientras recorría el lugar con la mirada, pero sin verdadero interés el lugar.

-Tu parte del plan...-repitió, conteniendo su mal humor el profesor-…incluirá lo que yo decida que incluya. Y ahora haz el favor de quedarte callado un rato mientras ordeno mis pensamientos.

A Reywal no le quedó más remedio que permanecer a la espera mientras Knowling sacaba y disponía los libros y demás materiales que habían traído desde su despacho.

Éste reflexionaba sobre cuál debía ser su siguiente paso… Tenía claro que necesitaba mantenerse informado de los pasos que diera el joven Dremtly en Ponyville, sobre todo para asegurarse de que encontraba, si es que existía, la cripta aydara que debía estar oculta cerca de aquel pueblo. Al mismo tiempo y temiendo que, en caso de que sus peores temores se realizaran y Luna le estuviera acechando, su instinto, contra su prudencia, le indicaba que debía empezar la búsqueda del sexto y último fragmento.

Necesitaba completar el Adenror cuánto antes para poder dar comienzo a su proyectado alzamiento. Sin embargo, el riesgo de realizar de nuevo el conjuro de la convocatoria no dejaba de aparecérsele en ese momento como excesivo, sobre todo ante la evidente realidad de que, mientras no obtuviera el quinto, podía obtener el mismo resultado y no uno nuevo. Además, era evidente que en aquel diminuto escondrijo no podía realizarse el hechizo.

Tras meditarlo profundamente durante unos largos minutos, Knowling volvió a guardar el equipo en las cajas y a cerrarlas de nuevo. Tenía claro que, para mantenerse lejos de posibles injerencias de pezuñas reales y para poder obrar con más libertad, debía acudir a un lugar seguro…y ya tenía claro cuál era ese sitio.

-¡Oh, no!-se quejó Reywal la verle-¿No me dirá ahora que hay que volver a cargar con las cajas hacia la salida después del trabajo de entrar aquí sin poder teletransportarnos?

-Ya te expliqué el por qué es necesario hacer el mínimo uso de magia en estas cuevas, así que deja de quejarte. De todos modos, tengo otra tarea para ti y es la auténtica razón por la que te he convocado esta noche.

-Oh, bien, menos mal-se alegró al oír aquello, intentando ser optimista sobre el cometido que Knowling fuera a depositar en sus cascos. Éste sacó de una las cajas una especie de billete y se lo tendió al unicornio, que al cogerlo pudo comprobar que era un pasaje de tren con dirección a Ponyville-¿Y qué debo hacer con esto?-le preguntó, sin demasiado entusiasmo ante la obviedad. Como unicornio que había pasado gran parte de su vida entre Celsylvania y Canterlot, aquella perspectiva no le despertaba demasiado entusiasmo.

-Vas a ir a Ponyville y vas a mantener vigilado a Dremtly-le explicó escueta y directamente-Quiero estar informado de todo lo que haga allí con puntualidad y, esto es importante, así que atiende bien a mis palabras, sin que sepa nada de tu presencia. ¿Entendido?

-Pues claro que lo entiendo. ¿Pero qué sentido tiene eso? ¿Qué va a hacer Fog en Ponyville que pueda tener algún interés, aparte de enseñar a esa unicornio?

-Eso no te incumbe. Te he dicho lo que necesitas saber. Ya recibirás más instrucciones cuando llegue el momento. Yo tendré que alejarme un tiempo de Canterlot, así que contacta conmigo por la esfera comunicante. ¿Alguna duda, Reywal?

-No, Maestro. Todo está “claro” como el agua.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 08)
Spoiler:
La atmósfera del baño empezaba a estar anegada por completo por una leve capa de vapor, que cubría con vaho los cristales de las ventanas y del espejo. Comprobada la temperatura del agua de la tina, la pegaso fue constatando que tenía a casco todos los jabones, esponjas, cepillos y demás utensilios de aseo que iba a necesitar, asintiendo sonriente para sí cuando se aseguró de que nada parecía faltar por preparar, salvo lo más importante.

-¡Angel!-le llamó con su voz melodiosa, asomándose al pasillo y buscando al esquivo conejo con la mirada-Es hora de tu baño de los miércoles.

El conejo, no obstante, que estaba en la cocina y que se las había apañado para subir a la encimera y asaltar el “cajón de las zanahorias”, lejos de acudir a la llamada de la pegaso amarilla, saltó al suelo y se apresuró a encerrarse en su pequeña caseta, dejando firme su posición con un fuerte portazo que logró que resonara por toda la vivienda.

-Oh, vaya-murmuró Fluttershy al escucharlo. Estaba claro que Angel no estaba por la labor de poner de su parte, como solía ser habitual. Ella, por su lado, en vez de acudir directamente a buscarle, se quedó un momento quieta y cabizbaja, rascando el suelo bajo sus cascos. Lo cierto es que, si usualmente ya era una pony que actuaba muy pausadamente, aquel día aquella tendencia había ido a más, tras su peculiar experiencia en el bosque.

Al bajar, a su ritmo, por las escaleras, no pudo dejar de ver el florero en que, junto a la entrada, había dejado en un jarrón con agua las flores que le regalara en extraño pony que se encontrara aquella mañana en el bosque. Retenía la escena en su mente con la misma viveza que cuando sucedió y aún se sentía desconcertada por los hechos. Que un pony la abordara no era nuevo. Poco usual, sí, pero para nada nuevo. Sin embargo, al pensar en ello, lo que le extrañó fue su reacción. Tal y como ella lo entendía, lo natural habría sido que se alejara o que apenas pudiera intercambiar un par de palabras con aquel desconocido, pero no había sido así. ¡Sí incluso se había permitido reírse delante de él! No entendía que le había pasado, lo que le causaba una profunda inquietud, pero aquella mañana… No había sido realmente ella.

Estaba tan abstraída que no se daba cuenta de que ya estaba ante la caseta de Angel, llamando con leves golpecitos de casco a la puerta con la esperanza de que el conejo saliera y accediera a darse su baño, lo que estaba lejos de pasar. Fluttershy sacudió la cabeza, intentando despejar su mente por novena en su vez a lo largo de la tarde y apartar el recuerdo de ese instante. E iba a insistir e incluso se sentía tentada de la idea de usar la mirada, cuando otra puerta fue la que resonó con fuerza al ser golpeada por un casco. Alguien llamaba a la puerta de la pegaso y ésta, asustada por los imprevistos golpes y abrazada a la lámpara que colgaba del techo, a la que había llegado tras un salto-reflejo, no se imaginaba quién podía ser. No esperaba ninguna visita y no le gustaban ese tipo de sorpresas, siempre la inquietaban.

Por un momento se planteó si fingir que no estaba en casa, pero se dio cuenta de que, con las luces del salón y del baño del segundo piso encendidas y ambas visibles desde fuera, era muy probable que aquel que hubiera ido a verla supiera que estaba en casa. No le quedó más remedio que armarse de todo el valor que pudo a fin de acercarse a la puerta principal y, con el tono más firme que pudo, preguntar:

-¿Quién…quién es?-no pudo evitar, con todo, que su voz temblara ligeramente.

-¿Fluttershy? ¿Eres tú? ¡Abre! ¡Soy yo, Herbal!-pudo oír al unicornio identificarse desde el otro lado de la puerta, aunque realmente no le hubiera sido necesario. Su tono de voz, jovial, ni grave ni agudo, no era para nada difícil de reconocer aunque la pegaso sólo se hubiera encontrado una vez con él. Al saber quien estaba llamando a su puerta, un profundo y estremecedor escalofrío hizo temblar a la yegua desde la punta de la cola al flequillo de la crin, agitando a su paso su espina dorsal, erizando su pelaje y las plumas de de sus alas. “¡¿Qué hacía allí ese pony, llamando a la puerta de su casa?!”, se preguntó-¡Vamos, linda!-insistió Herbal desde la calle mientras la pegaso se sentía al borde del desmayo y desesperada al no encontrar una salida ni poder desaparecer ni fingir ya que no estaba.

-Eh…esto…eh…-empezó respirar rápidamente, casi pareciendo hiperventilar, mientras miraba a un lado y a otro, no segura de si buscaba algún utensilio que tuviera la capacidad de hacerle invisible, de “solucionar” de algún modo esa incómoda situación o, sencillamente, de un escondrijo en que refugiarse hasta que pasase el “peligro”.

-¡Abre, por favor!-insistió el unicornio, volviendo a llamar a la puerta-¡Te he traído un regalo!-añadió Herbal, haciendo en realidad que la pegaso temblase aún más.

-…estoy…ya…casi…un…un segundo-hizo amago de responderle la pegaso, aunque su tono de voz estaba lejos de poder ser escuchado por Herbal.

-¿No me irás a dejar esperando en tu puerta todo lo que queda de tarde, no, encanto?-insistió una última vez el unicornio.

-…-finalmente y sin decir nada, Fluttershy no pudo evitar abrirle la puerta ante su insistencia, pensando que, con suerte, sería una visita rápida. Se sentía muy nerviosa ante aquella inesperada aparición pero, en la pugna entre su timidez y su miedo a parecer maleducada ante otro pony, lo último acabó, no sin esfuerzo, por imponerse.

-¡Ey, encanto!-la saludó nada más entrar con énfasis mientras miraba con gran curiosidad cada rincón de la casa-¿Qué tal estás? Vaya casa más bonita. Bueno. Poco después de comer volví al bosque a seguir experimentando y te he traído estas flores que hice pensando en ti, monada-Herbal hablaba a gran velocidad, haciendo a Fluttershy pensar en su rosada amiga Pinkie, mientras le tendía un ramo de rosas plateadas y que despedían una suave fragancia a vainilla-¿Te gustan? Espero que sí. Aunque yo lo hago parecer fácil, es una técnica alquímica de transformación y mutación muy compleja tal, pero no te aburriré con esos rollos de unicornio.

-Bue…e…no…-lo cierto es que la incomodidad de la pegaso iba en aumento y ni siquiera puso pensar una respuesta ante el osado avance del unicornio, que se había situado a pocos cascos de ella. Fluttershy bajó la mirada, dirigiendo la vista al suelo, roja ante la excesiva cercanía y confianzas que parecía tener el pony con ella.

-¿Qué pasa? ¿Te encuentras mal? ¿Te pasa algo? ¿Te duele el estómago? ¿He venido en mal momento? ¿Estabas haciendo algo y te estoy estorbando? ¿Qué es?-la retahíla de preguntas volvió a ser acelerada a más no poder.

-No…eh…-la pegaso no atinaba a hablar ante aquella invasión de su intimidad-Es...estoy…bien…-dijo en un murmullo apenas audible que, desde luego, Herbal apenas captó.

-Creo que has dicho algo, pero no te oído. ¿Puedes repetir?

-Que…que…es…toy…bi…en…-su voz sonó aún más bajo, si era posible.

-No te tomo el pelo, pero en serio que no entiendo lo que dices, mona.

-…-en esta ocasión sólo se escucho lo que parecía un gemido de angustia.

-Uh… No te preocupes. Tengo claro cuando estoy molestando. Perdona. Pero espero que aceptes estas flores como un regalo. Cuando las terminé supe que debía traértelas, por eso estuve un largo rato indagando por el pueblo hasta que una amable aunque algo torpe pegaso me indicó dónde vives. En fin. Aquí te las dejo-depositó con cuidado el ramo sobre una mesita que había en el recibidor y se dirigió de nuevo a la puerta. La pegaso apenas reunió valor para mirarle-¡Dulces sueños, guapa!-se marchó no sin causarle nuevamente un último y encendido rubor en las mejillas a la pegaso.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 09)
Spoiler:
“Desde la cumbre del Colmillo de Dragón, la pegaso tuvo ante sí una grandiosa panorámica de las montañas que constituyeron el rincón más recóndito del antaño poderoso imperio de Atila. Las agudas, afiladas cimas, se alternaban con oscuros abismos cuya profundidad escapaba y casi cegaba a la vista. El viento agitaba las plumas, la crin y la cola de Daring mientras recorría con la mirada, disfrutando del espectáculo, la grandeza de aquellas fortalezas de piedra, alzadas sobra la tierra con fuerza y firmeza, con sus paredes que se elevaban hacia las alturas, lisas pero plagadas en su faz de numerosas y variopintas oquedades.

En el pasado, en los tiempos en que los dragones habitaban aquellas tierras, muchos de ellos habían instalado sus nidos y moradas en esas cavernas, que habían sido ocultas y bien defendidas cuevas del tesoro bajo un cielo que permanecía oculto a la vista de las montañas por las espesas nubes de los durmientes reptiles. Siglos después de aquello, sólo pequeñas alimañazas caminaban por las que fueran las moradas de tales regias criaturas, custodiando mero polvo y telarañas. A favor, un hermoso cielo nocturno, bañado de estrellas, se cernía sobre ellas.

Una vez que la dura escalada hasta la cumbre había terminado, nuestra aventurera se tomó un momento para descansar, tomarse uno de los sándwiches de tomate que se había traído y revisar el equipo. Afortunadamente, los imprescindibles elementos que el profesor le había dado, parecían totalmente intactos. Los fue sacando de la alforja uno a uno, examinándolos con escrupuloso detalle para cerciorarse de que el golpe recibido no les había causado ningún menoscabo. Sólo cuando se aseguro de que todo estaba en orden, terminado ya el breve almuerzo, se colocó de nuevo el equipo sobre el lomo y reemprendió la marcha.

En la cumbre, el frío era aún mayor que durante el ascenso. Un frío seco, potenciado por un viento feroz que ahora, sin tener una pared junto a la que refugiarse, envolvía y empujaba a la pegaso sin clemencia. La cima de la montaña era una pequeña llanura, plana como si un colosal gigante hubiera serrado el monte por aquel punto, pero lo bastante grande como para que, con las complicaciones que la tempestad imponía a su marcha, le costará cruzarla. El rugido del aire a su alrededor era tal que apenas podía escuchar el sonido de sus cascos sobre la dura roca. Pero nuestra aventurera, ya hecha a mil y un adversidades, no cejó en su empeño pese a todas las dificultades.

Cuando, finalmente, pudo asomarse al otro lado de la cumbre, su objetivo apareció ante su vista. Tal y como había esperado, a treinta metros bajo ella, se alzaban tres espigadas torres, tan aparentemente frágiles que a cualquier le habría parecido increíble que no fueran sencilla y brutalmente arrancadas de cuajo por el fuerte viento. Las tres torres, cuyas cimas flotaban, tambaleantes, a apenas unos metros de distancia y por debajo de donde Daring estaba, hundían sus cimientos directamente en la roca. La mirada de la pegaso recorrió el alzado de aquellas. Sus muros, sus paredes, parecían resistir, tras siglos desde su construcción, las inclemencias del clima, aunque no sin mostrar en sus fachadas múltiples daños de todo tipo, con sus viejos relieves de piedra socavados y erosionados por el aire.

Con esfuerzo y cuidado, Daring tomó el gancho que había preparado y, tras tres intentos, logró que se agarrase, con firmeza, a una oquedad que se abría en la planta superior de la torre más cercana, que parecía haber sido una ventana tiempo atrás. Tras ajustar como pudo el otro lado de la cuerda, la utilizó, con las debidas precauciones, para volar, agarrada en todo momento a ella, hasta entrar en la torre. El viento, aún más que antes, la zarandeaba con fuerza y en un par de momentos casi temió que la cuerda fuera a soltarse, pero para su tranquilidad, no tardó en depositar sus cascos en el suelo de la torre.

-¡Sí!-exclamó, satisfecha y alegre por su logro. Finalmente la guarida secreta de la reina Calipso se encontraba bajo sus pezuñas. Sin embargo, contuvo su entusiasmo. El camino apenas acababa realmente de empezar.”


Unos golpes en la puerta de su cuarto sacaron a Fogsun de su lectura junto a las voces de Earion que le anunciaban que la cena estaba servida. Mientras podía escuchar al pegaso alejarse de nuevo hacia la cocina, el unicornio, lento, con parsimonia, cerró el libro y lo guardó con cuidado en su lugar correspondiente. Tras echarle un rápido vistazo al reloj de su cuarto se asombró de la avanzada hora que marcaban sus agujas. Tras volver a casa después de comer en casa de Twilight, los nervios que le provocaba el esperado viaje de aquella noche le habían impedido ponerse a trabajar en su traducción, por lo que había acabado pasado toda la tarde en la relectura de una de sus novelas favoritas, “Daring Do y la Ruina Maldita”, de A. K. Yarling.

-¡Fog!-volvió a llamarle Ear desde la cocina al ver lo que tardaba su amigo en acudir.

-Ya, ya-le replicó, mientras recorría el pasillo y entraba a la cocina, con cierto tono de desgana habitual.

Ear estaba en la cocina, terminando de disponer la cena. Había preparado dos hamburguesas y en ese momento sacaba de la freidora una tanda de patatas fritas que volcaba con cuidado en una fuente. El unicornio se sentó en su sitio mientras el pegaso terminaba de disponer toda la mesa y abría una botella de vino, procediendo a llenar dos copas.

-¿Qué?-rompió el hielo Ear-¿Estás preparado para el viaje? Dentro de poco tendremos que ponernos en camino a la estación.

-Sí-le respondió escuetamente Fog mientras vertía una cantidad desmedida de salsa de tomate y algo de mostaza sobre su hamburguesa de heno.

-Ya he terminado de preparar el equipaje. Lo único que me preocupa es la cuestión del piano-suspiró-No sé si vamos a estar tanto tiempo como para qué merezca la pena acudir a un servicio de mudanzas y está claro que no podemos llevarlo nosotros. ¿Tú qué opinas?

-Twilight es muy inteligente-empezó respondiendo el unicornio-Es probable que, con unas cuentas clases intensivas, esté pronto preparada para proseguir sus estudios de magia aydara por su cuenta. No sabría decirte cuánto tiempo será eso. Quizá una semana, semana y media, dos. No lo sé.

-Entonces probablemente lo decidiré allí, cuando me aseguré de que tiene sitio para mi piano en su casa…-de repente, una sonrisa picara asomó al rostro del pegaso-Y ya que has sacado el tema de Twilight, se me ha ocurrido una idea que quería comentarte.

-No me digas-le miró, con suspicacia, Fogsun, intuyendo ya por donde iban las intenciones de su amigo alado-¿Y qué idea es esa?

-Me fije, cuando fui a la estación a comprar los billetes, que hay una floristería que nos coge de camino desde casa y, si aún estuviera abierta…podríamos pasarnos en un momento antes de llegar al andén.

-¿Y para qué querríamos pasarnos por una floristería? ¿Vas a tener más hambre acaso?-le preguntó, ignorando deliberadamente a lo que se refería Ear.

-Ya sabes que no me refiero a eso, Fog-le replicó Ear, decidiéndose a ser más directo-No te costaría nada comprarle unas flores. Seguro que le gustaría.

-Ear. Te lo repetiré sólo una vez más: Twilight es sólo una colega con la que comparto ciertos intereses intelectuales y con la que puntualmente cumplo el deber de instruirla en la alquimia aydara. Quizá pueda decir de ella que la considero una amiga, pero ya está. Además, Twilight no es de ese tipo de yeguas.

-¿A qué “tipo de yeguas” te refieres? No te imaginaba como un entendido en estos temas.

-Al tipo de yeguas que quieren que les regales flores y ese tipo de cosas cursis. Ella es muy madura y serie para su edad.

-A todas las yeguas les gusta que le regalen flores, Fog. A todas.

-Eso es una falacia de generalización.

-No pretendas usar la lógica en este tema, Fog. Hablamos de féminas. Esas reglas no se aplican.

-Eh…

-Además, las flores en sí no son lo importante. Lo que les gusta, lo que ellas quieren es la prueba, la prueba palpable y real de que has estado pensando en ellas y de que has estado pensando en ellas por lo importantes que son para ti y que de que son para ti dulces y bonitas, es por eso que se les lleva siempre flores y bombones-le explicó Ear con un tono medio docto medio en broma mientras devoraba su hamburguesa-Eso le hará saber claramente que te gusta.

-Como es inútil que te lo repita no lo voy a hacer más, pero desde luego, o pretendes simplemente molestarme para reírte a mi costa o eres muy obtuso. Y ahora, quizá deberíamos repasar si has cogido todos los libros que te indiqué que iba a necesitar. ¿Has cogido el libro de Carroter sobre…?

-¡Oh! Se me ha ocurrido-le interrumpió Ear-Una nota. Una nota que ponga: “Para mi agradable amiga Twy”. No es muy comprometedor, pero valdría.

-Deja el tema de una vez, ¿quieres?-le dijo con fastidio mientras se limpiaba el hocico, rojo de la salsa de tomate que había desbordado del pan-Por mucho que insistas, nada va a pasar.

-Ya, ya, pues yo creo…-el sonido de la puerta principal abriéndose sorprendió a ambos y por un momento quedaron en silencio mientras unos pasos se acercaban a la cocina, hasta que Fogsea entró, sonriendo al verles-¡Hola, buenas noches!-la saludó, alegre, Ear.

-¡Buenas noches!-les saludó ella a su vez, igualmente contenta-¿Qué, cenando?-se sentó junto a Fog, cuya crin acarició mientras dejaba por un momento su bolso sobre otra de las sillas-Como me dijisteis que os ibais esta noche, he querido pasarme un momento. Ya que no solemos tener muchas ocasiones de vernos.

-Precisamente estábamos a punto de ponernos a comprobar el equipaje-le dijo escuetamente Fogsun, intentando evitar que Ear prosiguiera con el otro tema.

-En realidad…-contraatacó Ear-Fog me preguntaba sobre si era buena idea comprarle unas flores para regalárselas a Twilight.

-¡Ear!-protestó el unicornio.

-¡Ja, ja!-rió, divertida, Fogsea-Tranquilo, cariño, que ya sé que Ear bromea… Pero ya que ha salido a relucir su nombre, la verdad es que he tenido la oportunidad de conocerla hace unas horas.

-¿Cómo? ¿Qué la has conocido?-Fogsun estaba desconcertado ante aquellas palabras de su madre y el pegaso le dirigió una mirada de curiosidad.

-En la biblioteca. Estaba buscando información sobre la pirámide de Adenror y le indique el libro de Schlihippo. Me pareció una pony bastante agradable.

-¿El libro de Schlihippo? Pero sí es…-empezó a hablar Fogsun, pero Ear no tardó en interrumpirle:

-¿Sólo “agradable”?

-Bastante agradable-repitió Fogsea, sin hacer más concesiones-Sin embargo, me extraña que no te haya preguntado a ti por el tema, si es que tanto le interesa.

-Twilight y yo hemos hablando un par de veces sobre la pirámide de Adenror-le respondió su hijo.

-¿Y no le hablaste del libro de Schlihippo?

-No hay mucho que decir sobre el tema, mamá, ya lo sabes, y el libro de Schlihippo tiene muchas teorías pero pocos fundamentos que las sostengan.

-¿Le has contado lo de Cherady?-le preguntó de repente, no sin cierta cautela.

-Lo que ocurrió en Cherady está lejos de haber sido aclarado-se limitó a contestar el unicornio, cabizbajo.

-Ella parece perspicaz-intervino Ear-Y si es tan inteligente como crees, quizá te ayudaría hablarlo con ella.

-Si me disculpáis…-se levantó de pronto Fogsun-Iré a terminar de recoger mis cosas. Dentro de poco hay que salir-añadió antes de marcharse a paso rápido.

-Vaya-suspiró el pegaso-Supongo que eso es un no.

-Sinceramente, Ear, he de decirte que lo de Ponyville me preocupa.

-No creo que pueda pasar nada malo allí.

-Y en cuanto a Twilight… Es simpática, sí. Pero no insistas mucho ni pinches a Fog con ese tema, ¿de acuerdo?

-Eh…de acuerdo, claro-aquello sí que desconcertó al pegaso, que había pensado que contaría con el apoyo de Fogsea en aquello.

-No estoy del todo convencida de que sea lo que le conviene.

-¿Y qué le conviene?

La unicornio no supo que responder.
Capítulo 12. Sumergiéndose en problemas (Escena 10)
Spoiler:
-¡Muy bien, Pinkies, por favor!-insistía la original desde su estrado, dirigiéndose a las dos docenas de copias que, en un caótico orden, se sentaban en filas ante su atril, cual estudiantes ante su profesora. Y como buenas “alumnas” que se preciasen, prestaban más bien una atención limitada: algunas saltaban a la comba, otras se contaban chistes…en la última fila cuatro jugaban una timba de póker-¿Tenéis todas ya vuestro cartelito con el número que os corresponde?

-¡Yo sí! ¡Yo sí!-gritó, dando saltitos, una Pinkie que tenía en sus laterales un cartel con el número 4-¡Soy la Pinkie número cuatro!

-¿Entonces no le falta a nadie? ¡Aseguraos bien!-insistía la original, que a su vez se había puesto un cartelito con el número 0-Es importante para que cada una sepáis bien cuál es vuestra misión. Todo lo he planificado a la perfección para que llevemos la diversión ¡hasta el último rincón de Ponyville!-exclamó, señalando un mapa del pueblo que había improvisado en una de las paredes y que había dividido en unas veinticinco partes-Si alguna tiene dudas sobre su cometido, debe acudir a mí. Yo, dirigiré las operaciones desde el puesto de mando en el Sugarcube Corner. ¿Tienes alguna pregunta?-se dirigió a la pony con el número 12, que había levantado la pata.

-Eh, sí-asintió aquella-Me toca ir con una tal Bon Bon y se supone que debo hornear galletas con ella el sábado… ¿Pueden ser de canela? ¿Podemos hacerlas hoy? Esperar a lo del sábado es muy aburrido.

-Um…Supongo…-reflexionó en voz alta la Pinkie original.

-¡Pues a mí no me apetece ir a ayudar a pintar una cerca!-saltó la Pinkie con el número 9-¿Puedo cambiarle mi cometido a otra?

-Yo estoy en el equipo de la fiesta de Trixie del domingo-intervino la que tenía el número 11-¿Puedo pasar al de Applejack?

-¡Eh, eh!-saltó la 8-Yo debo ir con Rainbow, ¿y si vamos a Griffonstone para que se reconcilie con Gilda?

-No puedes-le replicó la original-Eso no pasará hasta la quinta temporada, ¡y aún estamos empezando la tercera! ¡Y nada de cambios en los objetivos! Han sido distribuidos de forma concienzuda y estudiada.

-¡De eso nada!-saltó la número 21.

-Bueno, no. Pero el Pinkie-sentido me dice que todo resultará perfectamente-afirmó con seguridad la pony, sonriendo a todas sus clones.

-¿Podemos ir ya a divertirnos?-preguntó en alto la número 17, siendo coreado de inmediato por todas las demás Pinkies de la caverna, que empezaron a saltar mientras coreaban “¡Diversión, diversión, diversión!”.

-Ji, ji, ji-rió la Pinkie original-Pues no veo por qué no. ¡Adelante!
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (capítulo 12 completo)

Mensaje por EdoNova » 13 Jun 2015, 14:41

LAS PINKIE'S ATACAN DE NUEVO!!!!!! :ppomg: :dhomg: :guardstop: :bmsi: TODOS A LAS COLINAS!!!!!
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