Quaver Note abrió los ojos de forma desmesurada. Habían estado demasiado lentos, había sido descuidada al no prevenir que podían emboscarlos a ellos primero.
Y ahora Pale Paper estaba pagando su error.
La situación era crítica: cualquier movimiento en falso y el poni terminaría siendo una entrada de su archivador. La unicornio palideció. Había jurado que nunca jamás permitiría que eso sucediese de nuevo mientras le quedasen fuerzas...
Entregarse parecía la opción mas segura si pretendía asegurar la vida de Pale...
Pero algo en su mente se empezó a extender como un murmullo. Un pensamiento que rápidamente cobró fuerza: "¿Y luego, qué?" Aquel grifo lo acababa de decir: venían refuerzos, estaban armados. ¿Y si no les escuchaban? ¿Y si optaban por acabar allí mismo con todos? Ella había viajado hasta aquellas inhóspitas tierras con el fin de encontrar respuestas, no para que fuese su lugar de descanso eterno.
Sharp Eye se negaba a bajar el arma, pero el grifo tampoco hacía ningún movimiento. Resultaba extraño: los grifos eran guerreros orgullosos, ¿tanto orgullo habían perdido como para rebajarse a vencer a un enemigo valiéndose de un rehén desarmado? La unicornio notó que el orgullo de aquel grifo ahora era más bien una especie de alarde de superioridad. Se creían superiores, ellos, una raza adaptada a las circunstancias en las que vivían, siendo ellos dos; que un grupo de ponis, siendo seis, pero abocados a la pronta extinción, vestigios de un pueblo antaño poderoso pero dramáticamente condenado al olvido.
Las palabras se le seguían atascando en lo más profundo de su garganta. Incluso en aquella situación, donde conversando podían llegar a entenderse, su habla se negaba a volver...
Pero si bien no tenía el don de la palabra, si tenía otra cosa. No necesitaba de la magia en aquel momento para hacer lo que quería hacer, lo único que podía hacer.
Quaver Note miró a todos sus compañeros, uno por uno. Su mirada se cruzó con la de Mad Fire, Minerva y Nana. Miró de soslayo a Sharp, que seguía con la vista fija en su objetivo...
Y entonces cerró lo ojos y negó lentamente.
Quaver Note se puso delante de Mad Fire, bajó la cabeza, indicando que no tenía intención de usar su magia, y tarareando en voz baja empezó a andar en dirección al grifo que aun amenazaba a Pale Paper con aquel cuchillo. No había hostilidad en su actitud ni miedo en su voz. Solo una serena y suave melodía que le indicaba la dirección que debía tomar. El camino hacia su compañero y hacia el grifo que lo retenía. Un grifo cuya mirada de hostilidad parecía tornarse en una de confusión mientras él y su compañero desviaban su mirada hacia ella debido a aquella inusual actitud... Pero para sus compañeros, cuando Quaver cantaba, aunque fuese a viva voz o mediante un susurro, el mensaje estaba claro.
"No rendirse. No desesperanzarse. No desfallecer."