[Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [Ep17]

Espacio para comentar historias escritas, hacer concursos o compartir nuestros propios fanfics

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Nima » 14 Ene 2016, 02:50

Vale. Por recomendación de unos foreros (os doy mil millones las gracias, Sg y Wryn), y aburrida de estudiar, he decidido empezar a leer este fic. Me he leído los 11 capítulos en poco más de media hora, que hubiera sido menos tiempo de no ser porque debía contenerme la risa (por lo tarde y por padres pared con pared) y me ahogaba. Es uno de los fics más divertidos que ha parido el fandom español en general y usted, oh, gran Volgrand, en particular. Mi agradecimiento también para Unade, por supuesto, de la que pienso que su OC no es tan poco agraciada como la describe :) Me hallo esperando el siguiente con ganas, y pienso pedirte este fic en PDF para conservarlo ad eternum.

Destaco dos momentos:
Spoiler:
[quote]El chasquido del látigo del amour volvió a resonar sobre los vítores de la multitud, seguido por el inconfundible gemido placentero de una yegua. Volgrandno pudo seguir hablando, ya que su mensaje se perdió entre la algarabía. Unade recibió un violento empujón cuando Lyra y Bon-Bon pasaron rodando por encimade ella, agarrándose de los pelos y gritando algo similar a “su entrepata es mía”.[/quote]

Que casi me caigo de la maldita silla, ca***** xDDDDDD :elrisas: :elrisas: :elrisas: He necesitado parar unos minutos porque me estaban cayendo lagrimones gordos :elrisas: :elrisas:
Spoiler:
[quote]—Es peor, Volgrand —matizó Unade—. Todo lo que se ha acercado a él ha dejado de existir. Dime, ¿cómo definirías el color del centro?

El aludido dio una nueva calada antes de pasarle el cigarro a Unade. Esta también fumó; ambos ex-humanos se miraron y, coordinados por un conocimiento literario en común, recitaron:

—“Es como si al mirarlo te quedaras ciego”. *
—La Nada... —murmuró Volgrand—. Es la Nada. Magnificum Fornicatum está destruyendo este universo.
—La historia deja de tener sentido. La gente ya no cree en este mundo, por eso está dejando de existir. Increíble, pero Michael Ende realmente estuvo en Fantasía.[/quote]

Y aquí es cuando paso de sólo considerar el fic absolutamente hilarante a adorarlo a la máxima expresión. REFERENCIA A LA HISTORIA INTERMINABLE. ME ENCANTA, J*D*R. Ya tienes mis veinticincomilmillones :pprainbow:

I. WANT. MOAR!!!! :ppparty: :ppparty: :ppparty:
Galería: EL PODER DE LA NIMAGINACIÓN (¡Acepto comisiones!)
Image
Nima
Community Manager
Community Manager
 
Mensajes: 1632
Registrado: 15 Ene 2013, 21:19
Genero: Femenino
Pony preferido: Coco Sparkle
Sitio web: http://nima-no-monogatari.blogspot.com
Ubicación: Alcoy, Alicante

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por unade » 15 Ene 2016, 04:18

Un placer haberte hecho llorar de risa, Nima.
Gracias a todos por los reviews.
¡NO SOY UN PONI!
unade
Blank Flank
Blank Flank
 
Mensajes: 18
Registrado: 13 Jun 2013, 20:29
Genero: Femenino
Pony preferido: Rainbow Dash

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Sr_Atomo » 15 Ene 2016, 07:58

Si os digo que es de los mejores y más hilarantes fanfics que he leído nunca, deberéis creerlo, porque es la verdad. Aún me estoy riendo... Grande, Volgrand, muy grande... Grande, Unade, muy grande... Sois un par de genios.
Image
Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
Mane 6/Element Of Flood
Mane 6/Element Of Flood
 
Mensajes: 2653
Registrado: 12 Nov 2012, 21:52
Genero: Masculino
Pony preferido: Derpy Hooves
Ubicación: En Zamora, la ciudad con más figuras de My Little Pony G1 del universo.

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Volgrand » 25 Ene 2016, 01:19

Capítulo 12: "El artista invitado"
Spoiler:
NOTA DE LOS AUTORES:

Estimados lectores, antes de proceder a la lectura de este texto os recomendamos visitar Youtube y buscar la canción “Sweet Transvestite” de The Rocky Horror Picture Show. Podéis ver el vídeo antes o, para mayor shock, empezar a reproducirla a partir del segundo 52 cuando empiece... el show.

Disfrutad del capítulo. Hemos sufrido para que la narración estuviera... a la altura.


[center]* * * ------- * * *[/center][/b]

En la historia del multiverso se habían dado multitud de momentos en los que grandes cantidades de entes vivientes y pensantes se congregaron en un punto concreto: Épicas batallas militares, indescriptibles espectáculos visuales, horribles huidas de zonas de guerra... Mas ninguna de estas circunstancias podía igualarse a lo que estaba ocurriendo en Canterlot en aquel preciso momento.

El aullido de entusiasmo de cientos de miles de fans se oía a kilómetros de distancia. El mayor estadio jamás construido estaba lleno a rebosar, y varios zepelines lo sobrevolaban, retransmitiendo todo detalle y proyectando imágenes de Magnificum Fornicatum en sus pantallas gigantes. Por supuesto, las mayores mentes equestrianas se habían unido para inventar y desplegar una red de televisores por cada rincón del continente para que absolutamente nadie se quedara sin ver el que iba a ser el mayor espectáculo de la creación.

Se había cortado todo tráfico de carretas, pues Celestia había decretado que ese día sería declarado fiesta nacional equestriana, y todo Canterlot se había engalanado con estandartes que emulaban el perfil cuatrialado de Magnificum Fornicatum. Toda Equestria sabía ya que aquel era el día más importante de su historia.

Volgrand y Unade cruzaron la vía, poniendo así sus cascos oficialmente en las afueras de Canterlot. A sus espaldas las maldiciones lanzadas por Mad Machine se perdieron en la lejanía.

—Estamos a varios kilómetros del estadio. Así que tendremos que apresurarnos, para lograr llegar a tiempo.
—Creo que la distancia no va a ser el único problema Volgrand.

Unade señaló hacia una conglomeración de ponis alíneados ordenadamente. La fila se perdía en la lejanía hacia Canterlot.

—No me lo digas —musitó Volgrand.
—Sep, llevan camisetas de Magnificum.
—Geeenial. Vamos a tragarnos una cola de semanas para escuchar un adefesio —protestó mientras caminaba para situarse tras las dos últimas ponis.

Las dos ponis que estaban ante ellos, con camisas con el perfil de Magnificum se volvieron hacia ellos dos con los ojos inyectados en sangre. Volgrand las miró desafiante.

—¿¿¿Qué??? Tengo razón —dijo Volgrand ignorando el peligro—. Escuchar a...
—... Vinyl Scratch y Octavia es una tortura comparado con la hermosa voz de Magnificum Fornicatum —intercedió Unade.

Ambas ponis, cambiaron sus miradas a unas de adoración y lanzaron un chillidito al unísono.

—¡Sííííííí! ¡¡Es tan guapo!!
—¡Sííííííí! ¡¡Es lo más grande!!

Volgrand miró a Unade con los ojos como platos.

—Unade qué...
—Tssst, calla —susurró, y después volvió a alzar la voz—. Además, nosotros no estamos aquí para disfrutar del concierto, sino para hacer que otros disfruten de él.
—¿Pero qué, estás dicien...?
—¡Y como técnico de sonido, deberías tenerlo claro, Volgrand!

Antes de que pudiese rechistar más, Unade sacó una gorra de su mochila con los dientes y se la encasquetó a Volgrand entre las orejas.

—¿"Electrónica Web"?
—Sip, los mejores. Ya lo sabes. Calidad y precio. ¡Arreglamos todo!

Unade sacó a su vez un cinturón de herramientas y lo añadió al disfraz de Volgrand. Finalmente este comprendió el concepto.

—Oh, sí... Y nos necesitan ahí dentro. Un lío tremendo con los cables.

Ambas yeguas miraron a los dos ex-humanos con caras de admiración, y Volgrand sintió que la sangre se le helaba. Había visto esa mirada antes: era la mirada de un león a punto de saltar sobre un lechón, la expresión de un niño ante el último caramelo de limón del mundo, la cara desquiciada de un yonki que había recibido demasiada naloxona*. Pero todo sucedió tan rápido que el pegaso azul no tuvo tiempo a avisar a su amiga. Las dos yeguas tomaron aire al tiempo y gritaron:

—¡¡VAN A TRABAJAR EN EL EQUIPO DE SONIDO DE MAGNIFICUM!!
—¡¡IIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHHHH!!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!
—¡¡QUEREMOS UN POTRO TUYO TAMBIÉN!!

Unade dio un paso atrás.

—Volgrand, si no has aprendido a volar hasta ahora, creo que es el momento adecuado de hacerlo.

Diciendo esto, la pegaso rosita melocotón desplegó las alas, encogió las patas para centrarse en dos extremidades solamente, y aleteó. Funcionó, se elevó hacia arriba alejándose de la fila del concierto... que ninguna fan se atrevía a abandonar por no perder su puesto.

Volgrand insistió en usar el sistema conocido por su cuerpo: el galotrotovuelo. Tras correr en círculos seguido por varias fans, todo extremidades desacompasadas, se estampó contra una poni que lo esperaba con las patas abiertas y tras él tres más saltaron a la melée.

—IIIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHH, YO LO HE VISTO PRIMERO.
—¡¡VA A PISAR CERCA DE DONDE PISARÁ NUESTRO ÍDOLO, PROBABLEMENTE, QUIERO UN POTRO SUYO!!

Unade, a pesar de su aspecto arisco, era un alma sensible y por eso cerró los ojos. No podía el espectáculo de Volgrand siendo violado por un ejército de yeguas grupies en celo. Luchando contra las náuseas se volvió, tomó aire, y lo más fuerte que pudo chilló:

—¡IIIIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHHH!

Era el grito grupie que tantas veces había oído a niñas histéricas en conciertos, era el grito animal primitivo que transmitía el siguiente mensaje: chicas, nuestra presa está a la vista, tonta la última. Varias yeguas alzaron la mirada y se volvieron hacia donde Unade señalaba: la lejanía.

—¡¡MAGNIFICUM ESTÁ ALLÍ!! ¡¡Y VIENE HACIA NOSOTRAS!! ¡¡IIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHH!!

Y para hacerlo más creíble, bajó al suelo y corrió hacia donde señalaba, abriéndose paso. La estampida no tardó en formarse tras ella. Simulando una serie de torpes tropezones se dejó adelantar, y luego volvió caminando hacia atrás hasta donde había visto caer a Volgrand.

Un manojo de pelo azul, sobado y lamido, estaba en el suelo. Una pezuña salió de aquella balleta azul gigante y tanteó hasta encontrar sus gafas. Unade lo oyó soltar un sollozo**.

—No se han roto. Gracias al cielo...
—Volgrand, no tenemos tiempo. Recomponte. Encoge las cuatro patas bajo tu barriga y aletea. Muerde mi cola. Creo que seré capaz de remolcarte en línea recta mientras tú te mantengas en el aire.
—No se han roto... —fue lo único que pudo contestar Volgrand.

Unade le caló la gorra echando nerviosas miradas sobre su hombro y lo puso en pie.

—Vamos, amigo, tú puedes. Te buscaré el mejor psicólogo cuando volvamos a casa, buscaré un hechizo de borrado de memoria, pero ahora, por lo que más quieras, por todo el amor de Ripley cuando juntó un lanzallamas con un rifle de pulsos usando cinta americana y se metió en el nido alien para rescatar a Newt, ¡encoge las patas y vuela!

Efectivamente, las grupies habían detectado que podía tratarse de una falsa alarma y corrían de regreso para conformarse con el décimo quinto plato. Seamos francos, Volgrand no podía considerarse un segundo plato de nadie en sus cabales.

—¡Volgrand, mueve las alas YA!

Y Volgrand, sin soltar sus gafas y emitiendo ocasionales hipidos, empezó a menear las alas... sin tratar de ponerse en pie. Eso hizo que derivara patéticamente hacia un lado, flotando a pocos centímetros del suelo. Unade lo mordió por la cola y tiró de él hacia arriba, haciéndolo subir finalmente.

Bajo él las grupies se amontonaron y alzaron sus pezuñas.

—¡¡ES UN PIPA DE MAGNÍFICUM...!!

Unade se plantó ante Volgrand agarró sus quijadas con los cascos y lo obligó a mirarla.

—Volgrand, ¡¡Volgrand!! ¡¡No mires hacia abajo!! Vamos a hacer esto juntos, ¿vale? Vas a morder mi cola y concentrarte en mantener tus patas encogidas y mover tus alas, eso es todo. ¿Vale?

Volgrand asintió. Unade acercó el extremo de su cola.

—Vale, muerde... Y recuerda, NO MIRES HACIA ABAJO.

Poco a poco fueron avanzando sobre la fila de grupies. Volgrand mantenía sus ojos fijos en la lejanía y escuchaba las voces bajo él, "es un piiiiipa de Magnificum... veeeeeeenn... veeeen conmigo... quiero un potro tuyo también....". Mas Volgrand supo ignorarlas: haber pasado por el primer infierno ponificado de Dante era una experiencia que nadie querría repetir.

Lentamente, aleteo a aleteo, Unade lo remolcó hasta las puertas del estadio donde la mayor aberración musical de la historia de Equestria iba a ser idolatrada por toda su población en apenas una hora. Se estaban quedando sin tiempo.

A medida que sobrevolaban la capital de Equestria, Volgrand logró recuperar lo suficiente la compostura para observar sus alrededores. La ciudad se hallaba cubierta por pancartas de Magnificum; ponis de toda raza, condición y edad se aglomeraban en las calles, en un imposible intento de acceder al estadio donde Magnificum iba a dar el concierto. Enormes pantallas habían sido instaladas en lugares elevados, las cuales anunciaban el inminente comienzo del concierto.

—Oh Fiof —murmuró Volgrand sin soltar la cola de Unade—. Bira a la ferecha.

Creciendo desde el bosque Everfree, la Nada seguía su imparable avance. Los verdes campos que actualmente deberían hallarse bañados por la luz de la luna estaban cubiertos por el vórtice de locura cegadora que era la Nada; esta se había expandido muchos kilómetros a través del valle que rodeaba Canterlot, engullendo aldeas, campos de cultivo, ríos y montañas. De alguna forma parecía haber evitado Ponyville; de no haber tenido la boca ocupada, Volgrand habría teorizado sobre qué aspectos del mundo estaban siendo olvidados por los lectores del fanfiction en primer lugar.

—Patatas fritas.
—¿Wah? —preguntó Volgrand.
—Patatas fritas —repitió Unade—. Cada vez pienso con más faltas de ortografía. Necesito patatas fritas.
—¡Refifte!

Unade no llegó a responder; frente a ella varios guardias de seguridad pegaso le hicieron señas para que aterrizara. Un poco más atrás vio una densa barrera de esos mismos profesionales, frenando a alocadas fans pegaso (y alguna grifo) que se lanzaban contra la misma cual groupies desbaratadas. Era obvio que por la fuerza no iban a entrar, por lo que Unade decidió aterrizar tan cerca como pudo de una de las puertas del estadio.

Volgrand aterrizó tras ella, soltando la cola de su amiga y escupiendo algunos pelos a continuación. Por suerte su pelaje se había secado con el vuelo, lo cual le hacía sentirse un poco menos... violado.

El estar rodeado por otra caterva de groupies expectantes por entrar en el concierto no ayudó demasiado. Mirara a donde mirara, ponis de toda raza o sexo portaban camisetas y pancartas de Magnificum Fornicatum; algunos exigían entrar a gritos, otras hablaban de lo guapísimo que era su ídolo... A través de la puerta los dos ex-humanos lograron ver el escenario, justo al fondo del enorme estadio. Incluso si caminaran en línea recta, deberían superar a miles de ponis histéricos para llegar al mismo.

—Oh, mierda —murmuró Unade—. No sé cómo vamos a llegar a Vinyl y Octavia.

Volgrand, por su parte, tragó saliva.

—Yo tengo una idea, pero... es muy, MUY arriesgada.

Su amiga lo miró alzando una ceja.

—A ver, ¿qué pasa si sale mal?
—Que acabamos los dos violados por una panda de yeguas histéricas y en celo.
—¿Le has cogido gusto a esto o qué? —respondió Unade con cara de cruz—. ¿Y si sale bien?
—Llegamos a Vinyl y Octavia y, potencialmente, salvamos el mundo.
—¿Y la opción es...?
—Dejamos que el mundo se hunda en la Nada.

La pegaso melocotón buscó algo en su maleta pero, al cabo de unos segundos, lanzó una maldición.

—¡j*der!
—¿Qué?
—¡No me queda tabaco! —tras unos segundos se explicó—. Si voy a morir quiero echarme un último cigarrito.

Volgrand puso un casco sobre el hombro de su amiga en señal de apoyo; después se ajustó la gorra de “Electrónica Web” (que, por alguna razón, no se le había caído, aunque aún estaba un poco húmeda) e inspiró profundamente.

—¡¡OH, DIOS MIO!! ¡¡EL CONCIERTO NO SE PODRÁ REALIZAR!!

Al instante, cientos de ponis se tornaron hacia ellos, identificando como reales sus falsos uniformes de técnicos de sonido.

—¡No es posible!
—¡¿Por qué?! ¡¿Qué ha pasado?!
—¡No puede haberle pasado nada a Magnificum! ¡Todavía no me ha dado un potro!
—¡SE HAN SOLTADO UNOS CABLES DEL EQUIPO DE SONIDO! —mintió Volgrand—. ¡HAY TANTA GENTE QUE JAMÁS LLEGAREMOS A TIEMPO PARA SOLUCIONARLO! ¡SOLO NOSOTROS PODEMOS ARREGLAR EL PROBLEMA!

Hubo un instante de silencio tras ese grito, en el Volgrand y Unade pudieron escuchar las voces de los fans que les rodeaban: “Son técnicos de Magnificum”, “Son los pipas de nuestro ídolo”, “Oh, Dios, quiero que me dé un potro”. Ambos amigos retrocedieron unos pasos solo para verse completamente rodeados.

—Volgrand, si salimos de esta te voy a matar.

Sin embargo, parecía que, aunque sostenida de un hilo, se mantenía la calma; frente a ellos varias yeguas gritaron “¡Dejadles pasar!”, y empujaron a la muchedumbre para abrir poco a poco un pasillo hacia el escenario. Volgrand y Unade, actuando como si el más mínimo sonido fuera a provocar una avalancha, avanzaron lentamente, sintiéndose como gacelas heridas en medio de una manada de hienas hambrientas.

Se giraron con la sangre helada cuando escucharon un grito entre la muchedumbre. Pero no un grito cualquiera: fue como el bramar de un cuerno de caza, una llamada a la guerra, un grito visceral y profundo. Una yegua de tierra, ataviada con una camiseta de Magnificum, saltó por encima de la multitud y se echó sobre Volgrand. El desdichado pegaso azul retrocedió, viendo su vida pasar frente a sus enormes ojos. El plan había fallado, toda esperanza estaba perdida: Ahora serían violados hasta que la Nada se adueñara de toda Equestria y ellos desaparecieran por siempre.

Hay que reconocer que era una muerte original, cuanto menos.

Pero, en el último instante, algo interceptó a la asaltante: otra yegua, una pegaso esta vez, se lanzó contra la primera y la desvió, placándola contra el suelo. Era una poni tan secundaria que ni siquiera llegaba a ser una poni de fondo, pero esa valiente hembra se giró rápidamente y gritó:

—¡¡Corred!! ¡No sé cuánto tiempo podré contenerme yo misma!


Los dos ex-humanos echaron a galopar hacia el escenario, pero frente a ellos el pasillo temblaba, retorciéndose en su deseo incontrolado y, finalmente, estalló hacia ellos por su derecha.

—¡¡Volgrand!! ¡¡No lo vamos a lograr!!

La riada de yeguas saltó hacia ellos dispuesta a acabar (sexualmente) con los dos falsos técnicos de sonido. Pero en el último instante un nuevo grito de batalla surgió a las espaldas de Volgrand y Unade.

—¡¡Ninguna fan del metal se queda sin su concierto!! ¡Hermanas, a mí!

Notaron el retumbar de la carga de caballería en el suelo y no les dio tiempo a darse la vuelta para encararla. Las vengadoras del metal, vestidas con muñequeras tachonadas y chaquetas que simulaban cuero, pasaron rozando a Volgrand y Unade, levantando sus crines y haciendo temblar el suelo bajo ellos.

Más fans locas se echaron sobre los dos ex-humanos desde los lados; la pegaso melocotón logró esquivar a un semental que saltó sobre ella, babeante y desquiciado. Justo cuando iba a volver a atacarla, una cabeza de yegua, maquillada como un panda agresivo y con varios piercings, se materializo a su derecha y lanzó al asaltante a varios metros de distancia de un soberano cabezazo.

—¡Giselle! ¡Madolina! ¡Aquí!

Junto a la primera yegua dos unicornias con el mismo maquillaje aparecieron. Sus cuernos brillaron y una barrera plateada apareció a ambos lados de Volgrand y Unade. La primera yegua se volvió hacia ellos:

—¡¡SEGUIDME!! ¡¡Y no miréis atrás!! —después volvió a mirar al frente— ¡Hermanas del metal, FORMACIÓN DE CUÑA!***

No hizo falta que se lo repitiesen dos veces: ambos ya estaban corriendo hacia el escenario, flanqueados por las amantes del metal. Volgrand osó girarse durante un momento y mirar a su espalda: todas las fans de Magnificum Fornicatum se abalanzaban sobre ellos como un ejército de lemmings encocados.

Con la orden de la Madre Superiora del Heavy, las Hermanas del Metal adquirieron una perfecta formación de cuña, abriendo el camino para Volgrand y Unade, y barriendo a su paso y a cabezazos a todo aquel que osaba ponerse en su camino. A ambos lados de los ex-humanos Giselle y Madolina mantenían las defensas mágicas, deteniendo a yeguas que, cual babeantes zombies hiper-hormonadas, se estampaban contra las mismas.

Cabezazo a cabezazo, el escenario parecía cada vez más cerca, y Unade llegó a creer que iban a lograrlo. Pero entonces, sobre las crines de cientos de fans que se agolpaban a los pies del mismo, surgió un estandarte portando la efigie cuatrialada de Magnificum Fornicatum.

Una densa línea de yeguas y sementales se formó, tomando posiciones para frenar la carga. Portaban más camisetas, emblemas y joyas de Magnificum que ningún otro asistente a ese concierto, y en medio de su formación se alzaba su estandarte. Eran la línea infranqueable, aquella que marcaba la diferencia entre los fans del montón y... ellos.

Eran los Fans de Primera Fila.

Las Hermanas del metal, viendo un enemigo digno del mejor Wall of Death, cerraron filas y aceleraron su carga.

A pesar del griterío que había a su alrededor, un silencio se formó en la mente de Volgrand; su conciencia se enfocó y su corazón latió al unísono junto al del resto de las Hermanas del Metal. Aceleró su galope con pasos certeros y firmes, como martillazos sobre un yunque, acercándose a la línea de carga y preparándose para dar el mejor cabezazo que jamás volvería a dar en su vida.

—¡¡RONNIE JAMES DIO, CONCÉDENOS TU FAV...!! ¡¡Bargh!!

Unade saltó sobre su desbocado amigo, lanzándolo al suelo. El resto de la carga pasó sin percatarse de que habían caído.

—¡¿Pero qué haces?! ¡Hay que acabar con esos putos pijos!
—¡Volgrand, idiota, que te van a matar!

Furibundo, el pegaso azul se puso en pie para volver a unirse a la carga. ¡Cómo se atrevía a robarle su momento de gloria! ¡Iría allí y...!

Las Hermanas del Metal chocaron contra los Fans de Primera Fila; una explosión de ponis, algunos del tamaño de Big Mac, ocurrió a continuación. Pero eso no fue más que el inicio: las segundas filas de ambos ejércitos, unicornios, cargaron sus mejores hechizos. Decenas de explosiones multicolor se sucedieron por la zona, algunas yeguas se vieron convertidas en pollos, y aún así siguieron dando cabezazos. Las pegasos se lanzaron en picado sobre la melé, cogiendo a sus rivales y alzándolos en el aire para luego lanzarlos por donde Discord perdió la chancla.

Equestria jamás volvería a ver una batalla como aquella.

Volgrand observó la escena durante un instante y después volvió a agacharse.

—Vale, quizá tengas razón —comentó mientras un poni pasaba volando por encima suyo, y no por efecto de las alas que no poseía.
—¡Quítate esa gorra y ponte esta camiseta, corre!

El aludido hizo lo que le ordenaban, pero puso cara de asco al ver que se trataba de una camiseta de Magnificum.

—¡Tía! ¿En serio?
—¡Sí! Hay que pasar desapercibidos. Ahora camina agachado, y avanzaremos hasta el escenario. Si alguien pregunta grita lo grande que es nuestro ídolo y salvador, ¿vale?
—j*der, qué asco... vale vale. Me tendré que lavar la boca con jabón después de esto.

Fueron avanzando poco a poco entre pisotones, cargas y hechizos descontrolados.

—¡Unade, nos van a aplastar!
—¡Casi lo prefiero a la alternativa!

De pronto hubo un cambio en la luminosidad: la oscuridad se hizo presente con el sonido de los diferenciales del equipo audiovisual. Y con él, casi todo el público detuvo la pelea y guardó silencio, expectante.

—Oh mierda... ¡oh mierda! ¡Creo que está a punto de empezar!
—j*der... Volgrand, ¡dime que tienes patatas fritas! ¡¡DIME QUE LAS TIENES!! ¡¡LE TENGO CARIÑO A LA POCA CORDURA QUE ME QUEDA!!

Los ponis que habían dejado de pelear miraban al escenario impasibles, como hipnotizados. Así que fue seguro ponerse en pie para tratar de orientarse.

El escenario estaba completamente a oscuras, aunque se dejaba entrever una escenografía de lo que parecía una catedral gótica. Súbitamente, a un lado del escenario, hubo una explosión densa y concentrada de humo; la silueta de un violonchelo se formó y, con un ligero cambio en las luces, una poni apareció sosteniéndolo:

Octavia Auditor.

La virtuosa alzó el arco en un lento y teatral movimiento, manteniéndolo así durante unos largos segundos; Volgrand y Unade notaron cómo se les erizaba el pelo del lomo con la expectación. Entonces bajó el arco, y una larga y perfecta nota llenó todo el estadio.

—Uooo...
—Oh, cielos...

Cuando la segunda nota de la melodía sonó, una nueva explosión de humo ocurrió al otro lado del escenario. En esta apareció la silueta de un inconfundible equipo de DJ y, una vez más, con un ligero cambio en la luminosidad, Vinyl Scratch fue revelada tras los platos. La unicornio paseó lentamente la vista, oculta tras sus gafas de sol, por el público para, finalmente, detenerse sobre Octavia durante un instante, como contagiándose de su grandiosidad. Bajó la mirada a los controles y los tocó con un solo casco, con gesto sencillo que parecía decir “hágase la música”.

Y la música se hizo.

La percusión revoloteó junto a los hábiles arpegios de Octavia; como ondinas, como elementales del aire, los hijos pródigos del virtuosismo de ambas artistas se entrelazaron y danzaron invisibles en el aire, mas su danza movía los sentimientos de los únicos ponis que no habían sucumbido al poder del Gary Stú.

—¡Santo Dios!
—¡Son grandiosas!

El dúo se prolongó por casi un minuto, en el que Volgrand y Unade se mantuvieron ensimismados por el mismo, mientras que a su alrededor nadie parecía reaccionar al espectáculo. Poco a poco la música creada por ambas virtuosas derivó hacia un estilo... ¿Rock? ¿Burlesque? ¿Una combinación de ambas? El cello de Octavia, poco a poco, vio su sonido distorsionado, siendo más parecido a una guitarra eléctrica que a un instrumento clásico; la percusión del equipo de Vinyl se volvió más rítmica e... ¿incitante?

Al fondo del escenario, iluminando los recargados frescos góticos de la escenografía, una deflagración de llamas verdes ocurrió; en el centro de la misma surgió una figura que, entre las sombras, anunció sin palabras que debían llamarle “Majestad”.

El artista invitado.

La figura avanzó hacia el borde del escenario poco a poco, caminando al ritmo de la música y dejando que la luz lo revelara lentamente. Vestía una camisa ajustada de redecilla y una larga capa de raso carmesí. El pelaje de su rostro era gris y bordeado en negro; el maquillaje en torno a sus ojos, que mantenía cerrados, era tan exagerado que más parecía una armadura, y se había incluído purpurina y lentejuelas en él. Allá donde debería haber una crin tenía una larga ristra de escamas rojas, como la cresta de un dragón, y su cola parecía una fría llamarada negra. En sus patas delanteras, guantes altos estampados con un diseño de cristales; en las traseras, dos ligas y herraduras de tacón de aguja.

La criatura sonrió, mostrando sus dientes afilados, y dio un último paso hacia el público, con la soltura de una cabaretera. Entonces abrió los ojos: amarillos, con pupilas de diferente tamaño y color, una azul y la otra marrón.

—No... me jodas... —murmuró Volgrand.
—Eso es... ¿nuestra mentira?

(Música de The Rocky Horror Picture Show. Sweet Transvestite)

¿Qué tal? Veo
que conocéis... a mi amado... ídolo.
Tanta expectación, tanta excitación
solo puede traerla el único

Soy incapaz
de competir
con quien os roba los sesos
No parezco gran cosa, en comparación
pero os haré gritar como posesos.


En este punto, Sombra Discordante se levantó a dos patas y echó hacia atrás la capa carmesí para revelar toda su decadente grandiosidad.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaa.

La nota barítona llenó el escenario, acompasada por el perfecto acompañamiento de Vinyl y Octavia. Unade y Volgrand descolgaron la mandíbula.

—¡Esto es decadente!
—¡Es lascivo!

Ambos amigos, sin despegar la mirada del escenario, gritaron al unísino:

—¡Es la hostia!

En el escenario, Sombra discordante, tomó el micro con una pezuña y paseó una mirada lasciva sobre las primeras filas.

Dejadme... hablaros de él
y las ideas que siembra.
Cree humillante que me vista... de hembra
pero sé que... kas yeguas sois... el alma de todo
y con este homenaje a vosotras le incomodo.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaa.


Volgrand alzó las pezuñas y gritó “Equestriaaaaaaaa””.

—¡Este tío, es realmente grande! ¿Cómo lo ha conseguido?
—No lo sé. —respondió Unade, con la mirada fija en el espectáculo y las alas más tiesas que había visto jamás un pegaso.


Así que, relajaos y disfrutad
dejad que os encienda
permitid que dirija este baile.
Pero no os humilléis
o me aburriréis,
quiero amantes rebeldes.

Soy el más grande transexual,
que ha conocido jamás Equestriaaaaaaaaaaa.



Con un acorde de cello y alzando un micro sobre su cabeza en gesto triunfante, las luces cayeron sobre Sombra Discordante, acabando la canción.

Volgrand y Unade ya se habian lanzado en una ovación y aplauso con los cuatro cascos antes de que la música cayese.

—¡UOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
—¡INCREIBLE!
—¡ARTISTA!
—¡¡OLÉ!!

Y sus voces resonaron por encima de los murmullos de las distendidas conversaciones que se sucedían a su alrededor. A algo de distancia de ellos, la batalla entre las HdM y los FdPF no había acabado.

Sombra Discordante colocó de nuevo el micro en su soporte y dirigió una mirada de soslayo hacia los dos vociferantes ponis. Hubo un casi imperceptible gesto de sorpresa en su rostro, y después se volvió hacia sus dos músicas y les hizo una señal.

—Chicas, toquemos algo romántico —susurró.

Octavia obedeció al instante.

Hubo un arpegio magistral que arrastró las almas de Unade y Volgrand. Tras dos pasadas, hubo una orquestación que secundó al violoncelo y dotó a aquella solitaria melodía de poder. Y entonces, hubo una voz de barítono que, en apenas dos notas, hizo suya la canción.

Volgrand sintió que se le descolgaba la mandíbula de nuevo. Aquella voz, aquella interpretación era lo más poderoso que había escuchado nunca. No hablaba de campos verdes y pequeñas nubecitas en un cielo azul bajo el que retozar con tu ligue. No. Aquella canción era la pasión del que sabe que lo sacrificaría todo por el amor de su vida, era el arrebato del que se pone en pie para enfrentarse a solas contra el mundo por aquello que ama, era el miedo a perderlo, era la libertad de amar en contra de normas, de costumbres... Era la fuerza del que ha elegido amar con todas sus consecuencias. Volgrand hubiese llorado... pero había tanta energía y tanta pasión en aquella canción que desperdiciarla en lágrimas habría sido un insulto. Y entonces se sorprendió prometiéndose a sí mismo algo: "Vas a salir de aquí, Volgrand, y te vas a llevar este recuerdo contigo".

A su lado, Unade abría unos desmesurados ojos con las alas más enhiestas que había visto nunca Volgrand y se preguntó, por un momento, qué debía pasar por la mente de su amiga. En ese instante se percató de que sus propias alas estaba totalmente desplegadas... y le dio igual. Se volvió al escenario para beberse hasta el último gramo de la actuación.

Unade, por su parte, notó como aquella canción estaba arrastrando fuera del oscuro cubil en el que se escondían, los sentimientos que ella había luchado tanto por esconder y encerrar. Sintió que un puño se le cerraba en el pecho, y no se percató de que estaba llorando hasta que Volgrand se volvió hacia ella.

—Unade, ¿estás bien?
—No, no estoy bien. Acabo de verlo tan claro, todo... Lo que siento en realidad...
La aludida se giró hacia su amigo con gruesos lagrimones cayéndole sobre el pelaje del rostro;
—Tranqui, Unade, dime qué te pasa.

Volgrand la encaró, tratando de decirle sin palabras que fuera lo que fuera, él siempre estaría ahí para ella, que siempre podría contar con su apoyo. No era por nada que él había pensado en ella como la única a quien confiar que había acabado en Equestria.

—Unade, tía, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.
—Volgrand, solo es que... Me siento tan avergonzada...
—Dudo que sea más vergonzoso que estar convertida en una patética pegaso rosita melocotón.

Tras una larga nota bemol, Sombra Discordante guardó silencio y dejó que Octavia tomara el protagonismo con un espectacular solo de violoncelo. Ella no tocaba su instrumento: lo hacía cantar; cada nota, cada arpegio, arrastraba un sentimiento único, casi como si el cello estuviera deseando poder tener labios y expresar en palabras lo que intentaba transmitir.
Unade cerró los ojos, tratando de encontrar la serenidad que había perdido.

—No he sido sincera... He tratado de ir de dura, pretendiendo que no sentía nada, pero no es cierto.

Abrió los ojos y miró fijamente a Volgrand a las gafas luchando por hacer salir las palabras por su garganta. Se aferraban a su pecho, temerosas.

—Unade, sabes que caminaría por la puerta del asilo de Arkham a tu lado, que volvería a atravesar la alianza de Calebeis, que volvería a enfrentarme dichoso a todas las fans locas del universo si te tengo como compañera de batalla. En este mundo, o en cualquier otro, seremos aliados. Dime qué te pasa.

Vinyl Scratch pasó de acompañar a Octavia a tocar junto a ella; la orquestación de su equipo ganó intensidad, con unos poderosos acordes que simularon la misma melodía de Octavia; esta última los adornó haciendo increíbles florituras con su instrumento. Unade sintió cómo esas notas se clavaban en su alma, y supo que no podía guardarse ese sentimiento más: tenía que soltarlo. Tenía que admitir deuna vez lo que sentía y que siempre se había negado a expresar en público.

—La verdad es que...
—¿Sí?
—Es que...
—Venga, dilo ya.
—¡¡Echo mucho de menos a mi churri!!

—Unade, seguro que lo sabe y que..

—Nunca le digo lo que siento porque me hace sentir vulnerable. Y ahora estoy aquí, y no sé si podré alguna vez decirle que...

Volgrand se adelantó y abrazó a su amiga, al tiempo que el espectacular dúo empezaba a perder fuerza.

—Tranquila tía, volverás a verlo.

Y con una larga nota sostenida y un revoloteo del violoncello, la melodía murió. En el silencio Volgrand alzó la cabeza, extrañado, y miró alrededor.

—¿No has oído a alguien gritar “¡¿qué?!”?

Unade echó un vistazo al alrededor, al igual que su amigo, hasta que ambos ponis miraron por un instante al lector.

—No, no he oído nada.

Sombra Discordante avanzó hacia el borde del escenario e hizo una señal a Octavia y Vinyl para que avanzasen con él.

—Ha sido un... placer —ronroneó esta última palabra— actuar para vosotros. Ahora, sin más dilación —en este punto se giró directamente hacia donde dos ponis tenían las alas enhiestas y concluyó— os dejo con vuestro único héroe y salvador: Magnificum Fornicatum.

Dos pares de alas se replegaron con aprensión. Dos rostros poniescos se retorcieron en una mueca de disgusto y a su alrededor hubo un estallido de histeria: gritos, empujones, pelos siendo arrancados, desmayos...

Sombra discordante hizo una señal a sus guardias personales y, tras una breve reverencia, el telón cayó ante los tres artistas.

Engullidos por el público Volgrand y Unade trataban de mantener el equilibro entre yeguas babeantes, chillidos histéricos y empujones.

—¡¡Tenemos que llegar hasta detrás del escenario!! —gritó Unade.
—¿Qué?

Era casi imposible escucharse con aquellos gritos. Una sombra pasó sobre los dos ponis, como un pájaro gigante.

—¡¡Que tenemos que llegar hasta detrás del escenario!!
—¡¡No, lo que tenemos que hacer es llegar hasta detrás del escenario!!

Dos sombras volvieron a pasar sobre los ensordecidos ponis.

—¿Qué?
—¡¡Estás sorda!! ¡El escenario, el escenario!
—¡No me llames gorda, hay que ir al escenario!
—¡¿Qué?!

Dos enormes garras se cerraron sobre los dos ex-humanos y los arrastraron al aire. Primero se sintieron sorprendidos por estar en el aire, pero cuando volvieron la cabeza para ver qué ocasionaba ese vuelo involuntario empezaron a gritar: Eran dos vamponis de sombra, con unas enormes garras negras, ojos llenos de un vacío de locura, y unas enormes bocas que abrieron para mostrarles una hilera de agujas y una larguísima lengua roja como la sangre.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!

La histeria del concierto ahogó el grito de socorro de los dos ponis.

[center]* * * ------- * * *[/center][/b]


NOTA DE LOS AUTORES:

*NALOXONA: Si has venido hasta aquí para averiguar qué es esto, eres una persona afortuanada. Si ya sabes lo que es y lo has visto en directo, repite conmigo: “Estudia enfermería”, dijeron, “será divertido”, dijeron. Su p*ta madre...

**Todos sabemos que un semental violado es gracisoso. ¿Verdad? ¡¿VERDAD?! ¡¡IROS AL INFIERNO!!

***Basado en hechos reales. Lo juro.
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal
¿A que soy mono?
Image
¡¡PUES DESPELLEJO FANFICTION!!
Volgrand
Bad Changeling
Bad Changeling
Autor del Hilo
Mensajes: 1103
Registrado: 19 May 2013, 22:21
Genero: Masculino
Pony preferido: Fluttershy
Sitio web: http://www.spreaker.com/user/5615814
Ubicación: Oxford, Reino Unido

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Pandora » 25 Ene 2016, 02:12

¡PERO CABRÓN, NO LO DEJES ASÍ, QUE ME VOY A ESTAR MORDIENDO LAS UÑAS HASTA QUE LAS RANAS CRÍEN PELO!

Y por favor, ese pedazo artista invitado (y la manera de describirlo que casi parece que haya estado allí). MÁS, POR FAVOR, MÁS.

O me convierto en una de esas fangirls asesinas y te violo.

Lo juro.
Image Image Image
Pandora
Bossbaby
Bossbaby
 
Mensajes: 157
Registrado: 24 Jun 2013, 15:53
Genero: Femenino
Pony preferido: Fluttershy/Luna/Maud
Ubicación: Detrás de ti... O puede que no

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Joypad_Console » 25 Ene 2016, 14:33

Lástima que el artista invitado no cantara la de Pony Patootie, que es mi canción favorita de su repertorio. ;)
Joypad_Console
Heart of Fire
Heart of Fire
 
Mensajes: 400
Registrado: 07 Oct 2014, 16:54
Genero: Masculino
Pony preferido: La princesa Luna

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Sr_Atomo » 25 Ene 2016, 20:42

No me he podido reír más al leerlo porque estaba en clase, que si no...

Por cierto, creo que ya sé por dónde van los tiros al principio del próximo capítulo, lo que no le quita absolutamente nada de magia al fanfic. Ganas tengo de leerlo, aunque...
Spoiler:
ello implique ser culpable de la destrucción de Equestria por mi parte como lector de esta historia aberrante...
Image
Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
Mane 6/Element Of Flood
Mane 6/Element Of Flood
 
Mensajes: 2653
Registrado: 12 Nov 2012, 21:52
Genero: Masculino
Pony preferido: Derpy Hooves
Ubicación: En Zamora, la ciudad con más figuras de My Little Pony G1 del universo.

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por LloydZelos » 25 Ene 2016, 21:04

j*der, vaya rumbo ha tomado esto. Montar un programa para destruir el badfic y salvar Equestria, la catástrofe de refrescarle la memoria al pueblo, las referencias a Mad Max en el tren que me mataron del todo, la heroica carga de las hermanas del metal... Y lo que queda. Eso si, algo me dice que no hemos visto lo más siniestro que este fic tiene que ofrecer. Continúa o te mato.
Image
Image
El Caos es la fuerza que mueve el universo. Es un gran error pensar que puede controlarse o eliminarse.
LloydZelos
Guardia de Canterlot
Guardia de Canterlot
 
Mensajes: 3453
Registrado: 25 Ago 2012, 12:30
Genero: Masculino
Pony preferido: Pinkie Pie

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Volgrand » 09 Mar 2016, 22:58

Bienvenidos amigos al capítulo 13. Espero que os cause el descojone adecuado a la situación y a lo que está por venir.

Capítulo 13: Entrevista con el Glampony
Spoiler:
El viaje en tren a Appleloosa se consideraba uno de los más placenteros de todos los planes de viaje Equestrianos. Saliendo de la glamurosa Trottingham, atravesaba algunas de las ciudades costeras más bucólicas del principado, para después virar al suroeste y dirigirse a un pueblo que no había sido de especial importancia en el pasado: Pony Ville. Sin embargo, desde el retorno de Nightmare Moon y el alzamiento de Twilight Sparkle y sus amigas como las Portadoras de los elementos, más y más curiosos habían llegado al apacible pueblo, trayendo consigo mucho turismo.

A partir de entonces, la ruta atravesaba todo el sur de Equestria, recorriendo las zonas más rurales y haciendo muy ocasionales paradas. El paisaje, poco a poco, iba cambiando del verde de los prados y las montañas, al amarillo de los inmensos campos de cultivo para, finalmente, atravesar el gran Túnel del Sur. Y era a la salida del mismo cuando todos los pasajeros exclamaban en shock al hallarse súbitamente, rodeados por un árido desierto. Aún tendrían tiempo de disfrutar de la vista durante un par de horas, en las que ninguna parada alteraría el monótono y tranquilizador traqueteo del tren.

Claro que no todos los viajes son iguales. El tren que se dirigía a toda velocidad a Appleloosa, huyendo de la Nada, no era particularmente apacible. Quizá fuera por los histéricos gritos que surgían del interior del mismo, increíblemente abarrotado por varios cientos de alterados ponis en toda una proeza de aprovechamiento del espacio. En sintonía con los mismos, una montaña de cuadrúpedos amarrados y amordazados coronaban cada uno de los cinco vagones, tambaleándose con cada curva y desnivel del terreno.

A pesar de ello el viaje no debería ser demasiado movido… en teoría. Esta teoría fue llevada al absoluto traste cuando la locomotora había sido sustituida por dos sementales que, cual locos posesos, galopaban a toda velocidad sin cesar. Bigmac y Bulk Biceps tiraban del convoy a la par, resollando por el esfuerzo y el calor del desierto. Tantos kilometros, tantas horas de viaje les estaban costando factura y, poco a poco, empezaron a bajar el ritmo de su galope, jadeando ruidosamente.

Entonces se escuchó una tos a su espalda. Ambos sementales, rígidos, giraron la cabeza poco a poco. Frente a la puerta del primer vagón del tren había una pegaso azul celeste de crin multicolor, sentada en uno de los topes. Rainbow alzó la cabeza lentamente y los miró con todo el odio y la furia que su alma violada, psíquica y emocionalmente, podía transmitir. Con un gesto extremadamente lento alzó un casco, mostrando el objeto que sostenía en el mismo:

Una delicada taza de porcelana para el té.

Después alzó la otra pata y sacó el segundo objeto: una cucharilla de plata. La introdujo en el cálido brebaje y lo removió suavemente.

Clinc, clinc, clinc…

Por encima del histerizante tren había varios pegasos volando. Los pocos (especialmente, las pocas) que habían logrado mantener la cordura volaban por sí mismos. Sin embargo, la gran mayoría habían sido amarrados en el aire y, en algunos casos, sus alas extendidas mediante cuerdas y palos para transportarlos cual cometas vivientes. Quizá el caso más extraño era Fluttershy, que se había atado una pata al tren para no quedarse atrás; sobre el lomo de la traumatizada pegaso, el conejito Ángel se sostenía sobre una improvisada sillita de montar. De alguna forma el roedor se las había ingeniado para colocar un sistema de cuerdas y poleas que le permitía volver a extender las alas de su amiga cuando esta se olvidaba de aletear.

Por encima de todos los pegasos, la princesa de la amistad, Twilight Sparkle, iba siendo tirada por el tren por una cuerda atada alrededor de la cintura. La yegua estaba encontrado el viaje fantáaaaaaaastico; era genial sentir las brisas de aire caliente llenarle las alas, y ella sólo tenía que dirigirlas un poco para subir o bajar. Y lo divertido que había sido atravesar el tren volando… Pero ahora volvía a volar bien alto, maniobrando gracias a la velocidad.

—¡Wuuuuuu! —exclamó suavemente, ganando toda la altura que pudo—. ¡Waaaaaaah! —repitió, esta vez bajando y ganando velocidad.

Al hacer esto último escuchó un grito que provenía del frente del tren; sus pupilas hiperdilatadas le permitieron ver cómo Bigmac y Bulk Biceps giraban de golpe hacia el desierto. Con un impresionante ruido de metal chirriante y vías rompiéndose, nada pudo hacer el tonelaje del convoy para evitar descarrilar. Y, bien pronto, el tren a Appleloosa se convirtió en el primero en experimentar el concepto “fuera pista”, normalmente reservado a esquiadores. Con los saltos que pegaron los vehículos, los hacinados pasajeros de los mismos parecieron recordar sus traumas con más fuerza, ya que los gritos se intensificaron. Algunas palabras llegaron hasta la princesa: “¡No me toquéis con esos cascos!”, “¡Ese crujir es como el látigo de Magnificum!”, “¡Que alguien me arranque las alas, por Celestia!”.

Twilight pensó que Rainbow debía estar aprovechando también el trauma de Bigmac y Bulk Biceps para hacerlos tirar del tren con tanto ahínco. Y era normal que estos lo hicieran: No era algo agradable recordar cómo su voluntad había sido anulada para doblegarse a los deseos más oscuros y profundos de un ser egoísta e inconcebiblemente poderoso, cuyo único objetivo era destruir mundos para alzar altares a su falsa magnificencia. Y, todo ello, en el proceso de convertir a todo el mundo, sea cual fuera su raza, sexo, origen o edad en parte de un harén sumiso y…

La alicornio tomó rápidamente otro puñado de hierbas de sus alforjas y se las metió en la boca. Al instante las pupilas se le volvieron a dilatar y una apacible sonrisa cruzó su rostro.

—Jeeee jeeee… ¿Por dónde iba? Ah si. ¡Wuuuuuuu! —exclamó al ganar altura—. ¡Waaaaaah!

Repitió su agradable rutina unas cuantas veces más cuando, en una de las bajadas, vio un depresivo borrón rosa de pelo lacio. Una nube negra volaba siempre sobre Pinkie Pie, manteniéndola en la penumbra a pesar de estar en el desierto.

—Vaaaaya —murmuro Twilight lánguidamente—. Me parecía que olvidaba algo.

La princesa combó sus alas para bajar hasta la altura del tren; tuvo entonces que aletear para alcanzar el primer vagón donde iba Pinkie, esquivando en el proceso las montañas de ponis vociferantes. Finalmente llegó al lado de Pinkie… bueno, de Pinkamena, la cual miraba hacia el infinito con ara de ajo.

—Hoooola, Pinkie —saludó la alicornio—. Qué viaje más bonito, ¿verdad?
—Es un viaje horrible —respondió la aludida.
—Jeeeee sí, claro. Oye Pinkie, se me olvidó contarte la última parte del plan, ¿sabesh? Es una parte que te gusssstará mucho, ¿vale?
—Seguro que no me gustará tanto como cuando Magnificum me castigaba. ¿Qué hay mejor que eso? —respondió agriamente.
—Puesssss hay algo. Mira Pinkie, cuando lleguemos vamos a hacer una fiesta en Appleloosa, ¿vale?

Twilight ya no estaba segura de que su plan… su plan… era muy … como genial, vale. Y tenía una parte muy … con un tren, que estaban haciendo bien. Y había otra parte en la que hablaba con Pikamena, o Pinkie, o las dos a la vez. Que era esa en la que estaba ahora. Y necesitaba más colorines para su pizarra mental.

—Ssshí, una fiesta, ¿vale? Va a venir todo el mundo… —Twilight, pasó la pata sobre los hombros de Pinkamena y trazó un amplio arco con la otra pata libre, señalando el desértico paisaje ante ellos —. Toooooooodo, el mundo….

—¿Y por qué es la fiesta, si puede saberse? —respondió con desagrado. Sin embargo, los incipientes rizos que se estaban formando en la melena de Pinkie estaban traicionando su aparente enfado.

Twilight se agarró con la pata a su amiga para acercarse al oído y susurrarle:

—Eeesho, es un ssecreto.

[center]* * * ------- * * *[/center][/b]


Las dos criaturas de sombra arrastraron a sus víctimas deleitándose en su terror. Ascendieron por el aire hacia la noche en una trepada vertiginosa y los gritos del concierto fueron alejándose bajo ellos. Al recuperar la capacidad de oírse a sí mismos, también recuperaron la capacidad de lucha. Unade se debatió con toda su fiereza contra las garras que la apresaban. Logró liberar una de sus patas y la clavó con toda su mala intención en una de las cuencas oculares de la criatura... y no encontró resistencia. Como si hubiese clavado su extremidad en un barro espeso, el vacío que había detrás empezó a absorberla. Unade se debatió aterrorizada y la criatura rió ante sus esfuerzos.
Volgrand, mientras tanto, estaba intentando otra táctica.

—Disculpe, pero ¿podríamos hablar de esto? No hay ningún motivo para que se interese por nosotros. Quizás podríamos negociar estooooooooOOOOOOOAAAAAAAAAAJJJJJJ!!
Su magnífica disertación diplomática fue interrumpida por un picado de vértigo de regreso hacia el estadio. La masa de lentejas de colorines que eran las cabezas del público, fue aumentando de tamaño y definición... Se iban e estrellar.

Pero las criaturas de sombra, aferrando a sus presas, dieron un quiebro hacia la horizontal en el último momento y realizaron un vuelo rasante sobre el público enfilando hacia algún lugar indeterminado tras el escenario.

Había un pasillo imposible... flanqueado por antorchas y gárgolas... que se volvieron para verlos pasar. Volaron por aquel pasillo hacia las profundidades ahogados en su propio terror. Ante ellos aparecieron unas enormes puertas de metal rojo, flanqueadas por dos grandes fuegos negros. Tras ellas, se desveló una sala, una enorme sala. Su suelo era de piedra negra y no se percibían las paredes, que debían existir en algún punto de la oscuridad. Frente a ellos, se levantaba un zigurat de mármol negro y rojo, y sobre él había un trono.

Las dos criaturas de sombra frenaron al fin su vuelo a los pies de las escaleras del zigurat y arrojaron sus presas al suelo. Los dos ponis tardaron un segundo en percatarse de que estaban de nuevo sobre tierra firme. Unade fue la primera en ponerse en pie y tratar de correr, pero el vamponi la atrapó sin esfuerzo alguno y la arrojó al suelo con violencia. La pisó con las garras y siseó frente a su cara. Y hubo algo que se rompió dentro de ella. Había pasado tanto miedo que su cordura había decidido por abandonarla ya. Abrió su boca de poni y le propinó un mordisco al vamponi, que lanzó un quejido de sorpresa.

Hubo entonces una risa lenta que retumbó en el lugar como una campana en una cripta.

—Eso... ha sido divertido—dijo una voz de barítono.

Unade y Volgrand alzaron la mirada hacia el trono sobre el zigurat.

El trono no se limitaba a ser una simple una silla, era un recargado diván de seda carmesí con un respaldo repujado en plata. En el respaldo, grabados, se veían diversos rostros entrelazados y figuras de criaturas de pesadilla que les devolvieron la mirada, burlones. Recostado sobre la seda del diván había alguien con una gran sonrisa, divertido por la escena. Sombra Discordante bajó sus patas al suelo y se puso en pie. Desde el contrapicado que la perspectiva les ofrecía, Volgrand y Unade percibieron la enorme sombra que proyectaba contra... contra... ¡No había techo! Las columnas que flanqueaban el zigurat no sostenían techo alguno. A lo lejos, un cielo de tormenta los saludó con varios relámpagos.

Sombra Discordante empezó a bajar los escalones hacia ellos lentamente y, a su paso, pequeños fuegos negros se iluminaron a los lados de cada escalón. Los vamponis de sombra se retiraron respetuosamente dejando a los dos prisioneros a merced de su señor. El gran señor del caos y la sombra se detuvo ante ellos observándolos con los ojos entrecerrados detrás del recargado maquillaje. Aparte del maquillaje llevaba puesta una camisa con abundantes chorreras y un abrigo de raso lleno de bordados y repujados. Las largas escamas de su crin habían sido recogidas hacia atrás en lo que parecía una coleta baja, con un gran lazo. El color hacía juego con el maquillaje de sus ojos.

—Hoooola—dijo arrastrando la voz—, vosotros... no habéis perdido los sesos. ¿Quiénes sois?

Volgrand logró encontrar su patas bajo él y se puso en pie con las articulaciones temblando.

—.....—respondió.
—Y peleáis... A vuestra manera...—añadió con tono divertido.

Unade no se molestó en tratar de ponerse en pie. En lugar de eso se dedicó a rebuscar en su mochila. Recuperar el aliento y la cordura tras casi haber sido devorada por el vacío primordial tras los ojos de un ser de sombra le pareció más prioritario. Así que, Sombra Discordante caminó alrededor de ella sin prestarle más atención y, con un largo arrullo interrogativo, se deslizó alrededor de Volgrand hasta restregarse contra él. Y por fin él encontró su voz.

—Disculpe, distancia, por favor—dijo con voz engañitada—. He sido abusado por un grupo de yeguas hace un rato y no estoy listo para confiar en la cercanía de otro ser vivo, de momento.
—Oh, disculpa...—murmuró con un ronroneo Sombra Discordante—. Pero, entended que es interesante encontrarse con cuadrúpedos capaces de mantener algo de sus esencias. Estoy taaaaaan aburrido.

El ruido del papel de una tableta de chocolate siendo roto (85% de cacao, comercio justo) se alzó desde el suelo. Unade estaba lidiando con la locura a su manera.
Volgrand miró fijamente a aquella criatura llamada Sombra Discordante. Sus ojos dicromáticos, entrecerrados en un gesto desafiante... o chistoso... o ambas cosas a la vez estaban analizando los detalles de él y Unade, muy interesado. Volgrand se arriesgó a preguntar.

—¿Sabe lo que está pasando?
—Saber, saber, saber—murmuró Sombra con una sonrisa lasciva—... Creo que es una palabra algo grande, además, el misterio es más divertido. Pero, sí, detecto cosas.

Volgrand trató de responder, y su voz carraspeó, se quebró en un gallo y luego subió y bajó varias octavas antes de poder encontrar el equilibrio psicológico para hablar con aquella criatura.

—Yo... Nosotros no somos de aquí...

Sombra Discordante entrecerró los ojos.

—No me lo digas... venís de mucho más lejos que Canterlot, de más allá de Equestria.
—Eeehhhmmm... Sí...
—Supongo que venís del mismo mundo que el escritor.
—Pues s.... ??!!

Unade se puso en pie de un salto y, con media tableta de chocolate mordida en la boca, fijó sus ojos en Sombra Discordante con un súbito gesto de interés. Volgrand logró reponerse.

—Cómo... ¿¿¿cómo conoces al escritor???

Sombra Discordante sonrió con suficiencia, complacido con la reacción que había provocado, y se volvió (revoloteo de capa, mirada sensual por encima del hombro) hacia los cojines de raso violeta y negro que había algo más lejos.

—Hablemos en algún lugar más cómodo, pequeños humanos.
Volgrand y Unade lo siguieron, uno todavía tambaleándose sobre sus inseguras rodillas y la otra con media tableta de chocolate asomando de su boca como única ancla que la atase a la cordura.


Sombra señaló los cojines y, demasiado agotados para discutir, Volgrand y Unade se acomodaron en ellos. No hubo ningún truco, ni tentáculo que se enroscase alrededor de ellos... De hecho, eran cómodos. Volgrand oyó a Unade soltar un suspiro de satisfacción.
Sombra Discordante ocupó uno a su vez y realizó una floritura con la pata hacia la mesa baja que había en medio. Las puñetas* de sus mangas revolotearon. La mesa tenía una estrella de ocho puntas grabada.

—¿Os apetece beber algo?—ofreció Sombra—¿Zumo de alguna fruta prohibida? ¿Sangre de alguna criatura?

Varios vasos aparecieron ante ellos de la nada rellenos con líquidos de diversos colores. Ambos negaron con aprensión.

—¿Comer algo?

Una bandeja cubierta de manjares diversos apareció ante ellos, y volvieron a negar con la mirada fija en una cabeza asada de algún animal a mitad de camino entre un ciervo y un cerdo con una manzana en la boca.

—¿Esclavizar a alguien?

Dos ponis con una cadena al cuello, un macho y una hembra aparecieron ante ellos y los extremos de las cadenas cayeron ante los cascos de Unade y Volgrand. Los dos ponis esclavos les dirigieron una mirada suplicante.

—Eh... no gracias—dijo Volgrand con voz temblorosa.
Sombra Discordante soltó una exclamación irónica.
—¡Es cierto! ¡Lo olvidaba! Vosotros no hacéis ese tipo de cosas porque sois de los buenos.

Y luego rió, una risa grave y atrayente, que parecía clamar por tener un pequeño esbirro malvado que la acompañara con sus carcajadas. Movido por el nerviosismo y por su capacidad de adaptación, Volgrand empezó a reír lentamente hasta unirse al terrorífico ser que le había ofrecido esclavizar a unas pobres almas en pena. Y, curiosamente, Unade pareció imitarlo al poco, con una expresión a medio camino entre la risa, el asco y el terror.

—¿De qué nos estamos riendo?
—¡No lo sé! —sollozó Volgrand.

Sombra Discordante dejó de reír de golpe y, con un gesto, los dos ponis esclavos se desvanecieron con un grito de terror.

—¿Qué has hecho con ellos?—gritó Volgrand.
—Oh, no quieres saberlo en realidad. Y necesito vuestras mentes enfocadas. Ahora, contadme... ¿Quiénes sois?

Por un segundo, Volgrand quiso discutirlo, pero el instinto de supervivencia se impuso y decidió no contradecir a su anfitrión.

—Soy Volgrand, esta es Unade, somos amigos y residentes en distintas ciudades.
Unade se limitó a asentir.
—En mi ciudad, hace unos días, hubo un accidente y una manada de conejos me arrolló mientras me caía encima un chocolate caliente.
—¿El chocolate tenía virutas de caramelo de colorines?—preguntó SD.
—Esto… ¿sí?
—Eso lo explica todo.

Volgrand pestañeó varias veces.

—¿Qué? ¿Cómo que eso lo explica todo? Oh, da igual, me va a dar un derrame si intento entenderlo. El caso es que aparecí en Pony Ville, mandé un mensaje a Unade y ella se las arregló para repetir el proceso. Al llegar aquí Twilight nos convirtió en ponis.

Sombra Discordante dirigió una mirada a Unade, que seguía manteniendo su cansada mirada en alguna feliz ensoñación.

—¿Tu amiga se hizo atropellar por una manada de conejos mientras se echaba encima chocolate caliente para seguirte?
—Eh... Sí. Eso creo. Apareció tras una estampida de conejos maquillados y cubierta de chocolate.

Sombra Discordante volvió a reír.

—Debía estar muy aburrida o muy loca. Me gusta.

Unade volvió la mirada hacia Sombra Discordante y frunció el cejo.

—Eso es asunto mío. Y ahora me gustaría saber quién eres.

Volgrand siseó con los dientes apretados.

—Unade... Modaaaaaaales, por lo que más quieras.

Pero ella lo ignoró.

—Tú eres la mentira que dijimos ¿Cómo es posible que existas?

Sombra Discordante fijó sus dicromáticos ojos en la pegaso y las sombras parecieron intensificarse a su alrededor.

—Decir mentiras está muy feo. Así que, vamos a suponer que dijisteis una verdad.

Unade sacudió la cabeza. Empezaba a sentirse confundida y le costó alinear los pensamientos y las palabras para poder expresarse.

—Yo... Lo que dije no era real... Te inventé para salvar a Volgrand.
—¿Yo salvé a Volgrand? Oh, disculpadme, fue totalmente involuntario... Os lo aseguro—dijo Sombra Discordante, con un fingido gesto de arrepentimiento. O no.

—Le dije a Magnificum Fornicatum que El Rey Sombra y Discord se habían fusionado y que estaba en Canterlot. Y él corrió hacia Canterlot para derrotarte. Así salvaste a Volgrand.

Sombra Discordante sonrió y se volvió hacia el pegaso azul.

—Me debes una, pues, humano.
—¡No!—interrumpió Unade—. Él no te debe nada. Si acaso me lo debes tú a mí porque mis palabras inspiraron a Magnificum Fornicatum para crearte...

Sombra se inclinó hacia Unade mostrando sus afilados colmillos.

—Así que te debo a ti la inspiración que me creó. ¿Te convierte eso en mi musa madrina?

Y había una profunda amenaza en esas palabras. Unade le mantuvo la mirada y no retrocedió, pero a pesar de eso, el pelaje de su lomo se erizó por el miedo.

—Es posible.
—Ay... ¡por los dioses del averno!—murmuró Volgrand involuntariamente llevándose un casco a la cara.

Hubo un sonido de algo arrastrándose alrededor de ellos, y un gruñido lo acompañó. Las llamas negras se alzaron alrededor de Sombra Discordante que mantenía su dicromática mirada clavada en Unade en gesto altivo y Volgrand buscó a toda prisa una palabra, una frase, algo que pudiese salvar a su amiga. Pero antes de encontrarla, Sombra Discordante habló de nuevo con la voz más calmadamente helada que había oído nunca Volgrand.

—Tu disertación, pequeña humana, puede ser tan solo la palabrería de una presa desesperada—respondió Sombra Discordante.

Bueno, parecía que la cosa no había sido tan grave, pensó Volgrand dejando escapar el aire lentamente.

—Y tu altanería puede ser solo la fachada de alguien que no tiene idea de cómo afrontar un problema—respondió Unade.
—¡Unade!—exclamó Volgrand—. ¡Por los dioses del averno! Ahora no es el momento de que tu burricia natural tome el control. ¡¡Así que activa de nuevo el filtro de conveniencia social que nos vas a cavar a ambos una tumba muy profunda en algún plano elemental al caos y la sombra!!

Volgrand había conocido demasiado tiempo a Unade y sabía algo de ella: en el peor momento tenía ataques de sinceridad y a eso había que añadirle que cuando alguien trataba de asustarla, ella tenía la insana costumbre de atacar en lugar de huir.

Unade y Sombra Discordante volvieron sus miradas hacia Volgrand y lo observaron muy fijamente. Finalmente, Unade bajó la mirada.

—Lo lamento, creo que mis modales no han sido los más adecuados. Creo que el miedo me ha hecho perder algunas capacidades.

Sombra la miró con gesto ilusionado y entrechocó los cascos delanteros.

—¿Os asustaron mis vamponis de sombra?
—Muchísimo—gruñó ella.

SD hizo un gesto amanerado con la pezuña, restándole importancia.

—Muchas gracias, realmente puse mucho esfuerzo en ellos. ¿Intentasteis atacarlos?
—Sí—volvió a gruñir Unade.
—Me hubiese gustado taaaaaaaaaanto estar ahí para verlo. Ah, alguien que mantiene los sesos y la capacidad de asustarse... ¡Me encanta!

Sombra volvió a acomodarse sobre los cojines y recolocó su abrigo de raso. Hubo un instante de un tenso silencio cuando el oscuro anfitrión de ese lugar miró fijamente a Volgrand y, con toda parsimonia, descruzó las patas traseras para después volver a cruzarlas al revés, tomando unos largos e indecorosos segundos de voluntaria exhibición. Volgrand lo observó, reconociendo claramente la interpretación.

—¿Está intentando parodiar a Sharon Stone en Instinto Básico?
—No. Estoy perfeccionando su escena cumbre.

El ligero toque de humor había servido para que el pegaso azul recuperara el habla, aunque sus rodillas seguían temblando por el miedo.

—Lo que mi compañera trataba de decir, señor Sombra Discordante, es que es muy loable que usted haya logrado mantener su cordura, su esencia y su individualidad ante el poder de Magnificum Fornicatum. Y obviamente, nos hallamos maravillados y extrañados ante este hecho... al cual no logramos dar explicación.

Ser visitante habitual de la página “Feel like a Sir” había aumentado notablemente la habilidad de Volgrand para disertar estilosamente, e incluso llegó a ganar un torneo de Injuria en Verso.

Sombra soltó un despectivo bufido.

—Poooor favooor—dijo—, soy la unión de un dios del caos y el mayor mago sombrío que ha existido nunca en este mundo. Lo inexplicable habría sido no lograrlo.
—Pero, ¿cómo logró usted, señor Sombra, mantener tu esencia?
—Oh, me gusta que hagas esa pregunta. Pero, eso es algo que yo mismo me he planteado, aunque creo que habéis traído la respuesta y la última pieza del misterio ha encajado. Lástima, era divertido pensar en posibilidades.

Mientras hablaba, un vamponi de sombra llegó hasta ellos flotando por el aire, como una voluta de denso humo, y depositó una bandeja en la mesa central. Sirvió una taza de té y la dejó ante Sombra Discordante. Era de porcelana y tenía mariposas rosas en ella. El señor de la sombra y el caos la tomó con la pezuña y, a pesar de la carencia de dedos, se pudo percibir la intencionalidad de estirar el meñique.

—Veréis. Tomé conciencia de mí mismo dentro de la mente del escritor. Fue el primer lugar donde... existí.
—Así que, el primer lugar donde existió usted fue en la mente de Magnificum.
—Más bien, en la mente del escritor. Pero son el mismo. Pude verlo a él, desde dentro de su mente y pude ver cómo se proyectaba a sí mismo en un mundo para cambiarlo y destruirlo. Esa proyección es Magnificum.
—Pero, pero... ¿cómo puedes ver eso?

Sombra dio un sorbo al té antes de responder.

—Porque soy increíble—dijo con un profundo ronroneo mientras dirigía una mirada seductora a Volgrand por encima de la taza... y volgrand se ruborizó adquiriendo un tono lila.

Sombra esperó a que el pegaso recuperara su tono habitual. Como si fuese un truco de prestidigitación, en su casco apareció un hueso de pollo que se llevó a la boca; con cada mordisco que pegó al aire la carne fue apareciendo sobre el mismo, hasta restaurar por completo un humeante muslo asado, el cual deshechó después en un plato de delicioso pollo rebozado.

—Aproveché para cotillear en su mente de paso. Prejuicios, creatividad nula... Eso último fue lo que más me sorprendió. ¿Cómo pudo crearme en su mente por sí mismo sin la más mínima imaginación? ¿Cómo pudo crear algo tan magnífico, inteligente y capacitado como yo? Pero ahora tiene sentido. Vuestra mentira desencadenó algo que un escritor como él jamás sería capaz de hacer: crear un personaje nuevo. Su mente es incapaz de lidiar con algo nuevo, solo sabe retorcer, torturar y destruir lo que ya existe. Esa fue mi ventaja inicial... pero el juego psicológico que vino después para que no me destruyese fue cosa mía.

—Así que...—murmuró Unade—Nuestras palabras no fueron lanzadas por el escritor a pesar de estar nosotros dentro de su historia. ¿El escritor nos escribe o nosotros le escribimos a él?

Volgrand volvió la mirada hacia Unade lentamente.

—Unade, ¿te queda chocolate?
—Sí, un poco.
—Piensa en el chocolate, anda.
—Vale —respondió esta, devorando otro trozo con la mirada perdida. Sombra Discordante protestó ante ese cambio de tema.
—Oh, vamos, tu amiga no va tan desencaminada, deja que termine su disertación.
—¿Y que pierda la poca cordura que le queda en el proceso? No.

Sombra volvió a reír.

—Está bien, está bien... Pero ella tiene razón. La barrera entre los mundos se ha hecho muy endeble. Vosotros mismos sois conscientes de ello y rompisteis la cuarta dimensión en un momento del concierto.
—¿Cómo?
—Me refiero a cuando os volvisteis hacia el lector.

Volgrand sacudió la cabeza.

—Esto es una locura.
—Pero esta locura es lo que os mantiene cuerdos. ¿Prefieres olvidar la locura y unirte al resto de ponis de la manada harén de Magnificum?
—Yo… creo que… aaaaaaahhh… — Volgrand se llevó ambos cascos a la cabeza.

Unade volvió la mirada hacia él y sin mediar palabra le ofreció un trozo de chocolate. Él rechazó amablemente el gesto con un casco y ella se encogió de hombros.

—Disculpe, pero ha mencionado un juego psicológico que realizó con Magnificum. ¿En qué consistió? ¿Cómo consiguió que no le destruyese?

Sombra hizo aparecer una llama negra sobre su casco y jugó con ella, modelándola, mientras respondía a Volgrand distraídamente.

—Le mostré lo que quería ver: la combinación de los dos mayores malvados de Equestria indefensa ante su poder. Me añadí un aspecto que él considerase humillante, lo cual me invalidaba como rival a sus ojos. Después publiqué mi rendición sobre el cielo de Canterlot y supliqué perdón con todo el patetismo que pude representar vestido de hembra, para que sus prejuicios se activasen y sintiese rechazo... pero no pudiese destruirme, porque, después de todo, esto es la tierra de la amistad. No se puede destruir a quien te suplica perdón. Resultado: trata de evitarme. Et voilà. Soy libre.

—Dioses, ¡qué retorcido eres!

Con un gesto de su pata, la llama negra realizó una pronunciada reverencia antes de desaparecer y él se volvió hacia Volgrand con una sonrisa triunfante.

—Gracias—dijo sacando mucho la lengua entre los colmillos—. He logrado confundirlo tanto con mi aspecto y mi actitud que no tardará mucho en tratar de interesarse sexualmente por los ponis machos.

Tras esa frase rió con auténtico deleite y su voz resonó por la inmensidad de aquel lugar. Volgrand volvió a reír por simple inercia, con la mirada perdida y un tic nervioso en el ojo.

—Así que ahora querrá follarse también a los machos... ¿Qué bien? ¿No?

La risa del señor de esa dimensión cesó de repente.

—No. No está bien—sentenció.

—¿Dónde has aprendido a cantar?—murmuró Unade.

Ambos se volvieron hacia ella. Había estado callada hasta ese momento. Agarraba con terquedad el envoltorio vacío de una tableta de chocolate con aspecto agotado, mientras fijaba sus ojos en su extraño anfitrión como tratando de enfocar algo en él. SD sonó casi amable al responderle.

—Creo que ya sabía cantar incluso antes de existir... y una parte de mí tiene una voz muy profunda y envolvente—dijo esto último bajando una octava y las palabras resonaron en el lugar. Sonrió abiertamente a Unade y añadió casi en un susurro—. Sería una lástima no aprovecharlo, ¿verdad?
—Sí, sería una lástima.

Volgrand intervino.

— Vale, sí, sería una lástima, pero tenemos que irnos. A cada minuto que pasa la Nada avanza más.

Sombra Discordante se puso en pie, haciendo revolotear estilosamente su capa y miró a ambos ponis.

—No. Vais a quedaros.

—¡¿Qué!? — respondieron al unísono temiéndose lo peor, y recordando a los dos ponis encadenados.

SD mostró los dientes divertido.

— Oh, no os confundáis. No sois mis prisioneros, todavía… A pesar de que me encantaría jugar con vosotros, os necesito vivos y en buena forma, así que vais a descansar.

No era una sugerencia.

—Pero... No podemos descansar—protestó Volgrand—. No hay tiempo. Tenemos que llevar a Vinyl y Octavia a...

Sombra Discordante le interrumpió irritado.

—He doblegado el tiempo, lo he arrodillado ante mí y lo he metido en este bolsillo dimensional para disponer de él a mi antojo. ¿Cómo creéis que logro maquillarme entre actuación y actuación? Este aspecto requiere mucho trabajo.

Unade intervino.

— Entonces debemos aprovecharlo para hablar con ellas y decirles lo que…
—Vinyl y Octavia son dos títeres sin sesos por efecto de MF. No os oirán siquiera —les interrumpió Sombra.
—Pues tenemos que hacer que vuelvan en sí, tengo un plan para eso que…
—Que fracasará si no descansáis antes.
—Oye, uno poco de modales, que si hemos llegado hasta aquí es porque... —empezó a protestar Unade.

Sombra Discordante puso los ojos en blanco y murmuró:

—Por favor … — al tiempo que su casco se transformaba en una garra de grifo para poder chasquear los dedos.

Volgrand y Unade se desplomaron en el suelo y, en seguida, empezaron a roncar ruidosamente.

El gran señor del caos y la oscuridad los miró mientras su garra volvía a ser una pezuña. Dejó escapar un suspiro y dirigió su mirada a la lejana tormenta de negrura que era el techo

—No va a quedar una sola mente cuerda en este mundo a la que torturar a este paso.

Con la cabeza todavía alzada, giró los ojos hacia los dos ponis ante sus cascos y sonrió.

—Aparte de las vuestras—añadió.

Con un revoloteo de encajes, sombras y purpurina, se volvió para adentrarse en la oscuridad.


[center]* * * ------- * * *[/center][/b]



* Puñeta: dícese del encaje o el vuelo que adorna algunas mangas en los puños. Su elaboración requería de mucho tiempo. De ahí viene el dicho “vete a hacer puñetas”, la traducción vendría ser “quiero perderte de vista una larga temporada”.
También viene de ahí la expresión “déjate de puñetas” como un símil de “algo superficial y que poco aporta a la esencia de la situación”.
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal
¿A que soy mono?
Image
¡¡PUES DESPELLEJO FANFICTION!!
Volgrand
Bad Changeling
Bad Changeling
Autor del Hilo
Mensajes: 1103
Registrado: 19 May 2013, 22:21
Genero: Masculino
Pony preferido: Fluttershy
Sitio web: http://www.spreaker.com/user/5615814
Ubicación: Oxford, Reino Unido

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por LloydZelos » 10 Mar 2016, 00:54

Interesante capítulo sobre el... coso, incluyendo descripciones y situaciones que permiten imaginarse perfectamente la perturbadora amplitud de lo que ocurre y referencias curiosas que apruebo. Eso si, hay algo que no entiendo: ¿qué interés puede tener el... coso en ayudarles? Si triunfan, el badfic desaparecerá, y él también.

Grande tu "Quizás podríamos negociar estooooooooOOOOOOOAAAAAAAAAAJJJJJJ!!" y el intentar calmar a la suicida de Unade :elrisas: La cual, por cierto, se me antoja especialmente adorable con el chocolate a medio comer.
Image
Image
El Caos es la fuerza que mueve el universo. Es un gran error pensar que puede controlarse o eliminarse.
LloydZelos
Guardia de Canterlot
Guardia de Canterlot
 
Mensajes: 3453
Registrado: 25 Ago 2012, 12:30
Genero: Masculino
Pony preferido: Pinkie Pie

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Pandora » 10 Mar 2016, 18:50

Dejen paso al nuevo ship que causará estragos en las generaciones venideras en cuanto a fic se refiere: Volgrand y Sombra Discordante


Se te el plumero, pillín :celestia:
Image Image Image
Pandora
Bossbaby
Bossbaby
 
Mensajes: 157
Registrado: 24 Jun 2013, 15:53
Genero: Femenino
Pony preferido: Fluttershy/Luna/Maud
Ubicación: Detrás de ti... O puede que no

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Volgrand » 10 Ago 2016, 11:18

Capítulo 14: " Resurrección"
Spoiler:
Atención, para sufrir con más intensidad las aberraciones que se van a narrar en este capítulo listamos seguidamente las canciones que suenan de fondo a lo largo de las escenas. Usadlas con prudencia, ante cualquier atisbo de pérdida de cordura se recomienda cesar en su uso.

1.- Los pajaritos. https://www.youtube.com/watch?v=XiDbc7mVvFo
2.- Requiem de Mozart, Lacrimosa https://www.youtube.com/watch?v=k1-TrAvp_xs
3.- La primavera de Vivaldi https://www.youtube.com/watch?v=vI1-MrAR9WU
4.- La tormenta de Vivaldi https://www.youtube.com/watch?v=NqAOGduIFbg
5.- Himno a la alegría de Beethoven https://www.youtube.com/watch?v=KFzXUqzvAFI
6.- Gasolina de Daddy Yankee https://www.youtube.com/watch?v=qGKrc3A6HHM


______

Unade fue la primera en despertar. No se movió. Entreabrió los ojos despacio y dirigió una prudente mirada a su alrededor. Mantuvo el mismo ritmo en su respiración para simular que todavía dormía, recelosa. No sabía quién podía estar vigilándolos.

No hubo más sonido a su alrededor que los truenos de la lejana tormenta. Los cojines de raso violeta seguían allí, y la mesa con la estrella de ocho puntas. Ni rastro de Sombra Discordante, pero Volgrand roncaba suavemente cerca de ella. El hecho de que ambos estuvieran en el suelo, sin aprovechar esos cómodos divanes para dormir, demostraba que sus recuerdos no la engañaban.

Prudentemente se movió, parapetándose tras una almohada, y revisó los alrededores más allá de la isla que formaban los cojines violetas. Apenas unos pasos más lejos, la penumbra difuminaba el suelo hasta fusionarlo con la infinita oscuridad más allá. El pelaje de su lomo se erizó.

Alargó una pata hacia Volgrand y lo empujó suavemente.

—Volgrand … —susurró.

No hubo respuesta.

—Volgrand, despierta.

Ronquido. Ronquido.

—Volgrand, hay café.

Pausa en la respiración.

— ¿C… caff.. fé?

Volgrand levantó la mirada, velada por un sueño del que estaba todavía despertando.

—Volgrand, ¿recuerdas dónde estamos?
—¿Café?
—No, no hay café, amigo.
—Oh… shit… —murmuró mientras se restregaba los ojos con una pata—. ¿Cuándo nos quedamos dormidos?
—No lo recuerdo, creo que Sombra Discordante tiene algo que ver con eso. Parecía demasiado interesado en retenernos.

Volgrand se ajustó las gafas y se puso en pie.

—Tía, que eso fue un sueño —el pegaso recordó de golpe al ver sus propias patas cubiertas por pelaje azul—. Oh, mierda… Vale, tenemos que salir de aquí antes de que vuelva.

Volgrand giró sobre sí mismo escrutando la oscuridad. Se detuvo y volvió a girar en sentido contrario buscando alguna pista, algún patrón en la negrura, algún degradado en ella…

—Ehhmmmm… No veo por dónde ir.

Unade avanzó hasta situarse a su lado.

—Déjame probar algo —dijo, y cerró los ojos.

Volgrand la miró fijamente.

—Unade, qué…

Ella alzó un casco con los ojos cerrados y señaló una dirección.

—Por allí… Será mejor que no nos separemos. Toma… —desenganchó una correa de la mochila y se la pasó a Volgrand—. Átala alrededor de tu pata. Tenemos que estar seguros de que no nos separamos.

Al principio hubo una penumbra que dejaba intuir el suelo, después hubo una oscuridad difuminada que empezó a esconderlo y finalmente hubo una negrura profunda que les obligó a tantear ante ellos antes de dar el paso. Sobre sus cabezas, a lo lejos, la tormenta seguía su suave danza y de vez en cuando, una extraña ave de pesadilla parecía atravesarla.

—Unade, no es por dudar de tu capacidad, pero, ¿cómo has visto por dónde ir?
—No lo he visto.
—¿¡Qué!?
—Lo he oído.

Y entonces Volgrand lo oyó también. Era un gemido suave, entrecortado, dubitativo, sin pasión ni pena. Era el gemido de un cuerpo carente de alma, y le puso los pelos de punta.

—Unade, estás segura de que…
—No.

Y ante ellos, la oscuridad empezó a desteñirse en grises, pues se estaban acercando a una masa de bruma blanca. Volgrand sintió que se le erizaba el pelaje y se detuvo cuando su amiga lo hizo. El gemido salía del otro lado de aquella masa blanca y, como siempre que se sentía asustada, Unade frunció el cejo, y con una mirada de determinación se adentró en lo desconocido.

Altavoces.

Fue lo primero que la despelechada yegua pudo procesar; se encontraba en lo que parecía una gran sala de ensayos. Al fondo de la misma había un muro formado por una infinidad de altavoces, cables y micrófonos; en otra pared había una colección de violas, violines y violoncellos, mientras que en el lado opuesto había la mesa de mezclas más grande que jamás habían visto.

En el centro de la sala se encontraba el origen del gemido que les había servido de guía. Iluminada por un foco que caía desde la inmensa negrura del cielo sobre sus cabezas, una yegua gris de pelaje oscuro miraba al infinito; en pie sobre sus cascos traseros, sostenía con los delanteros un violoncello, el cual tocaba lentamente, con descarriados pases del arco sobre las cuerdas. El pegaso azul sintió que se le erizaba el pelo; había estudiado música clásica durante años, incluso llegó a formar parte de bandas de rock y metal con más pasión que habilidad. Era por ello que, a pesar de los años y de su amor por Rammstein, ACDC, Iron Maiden y demás maestros del heavy metal (y algún aspirante como Mago de Oz), Volgrand jamás había perdido esa pasión que sentía cada vez que oía las grandes piezas de los maestros de siglos pasados.

Lo que presenciaba le provocó una terrible arcada, como si algo se hubiera roto en el mundo. Si alguien tomara un montón de gallinas para que picotearan grano sobre las teclas de un piano en un orden concreto, suponiendo que cada gallina tuviera el tamaño cerebral de una ballena azul y que su interés por el grano con el que las sobornaran las hiciera enfocarse, el resultado habría sido sorprendente. Virtuoso, incluso… y falto de toda inspiración, fuerza o pasión más allá de la capacidad que tuviesen de tragar grano al mismo tiempo. Y, aún así, habría sido mejor que lo que Octavia le estaba haciendo a su instrumento en aquel preciso momento.

—Dios Santo…
—Parece que las hemos encontrado… —murmuró Unade monótonamente.
—¿Dónde está Vinyl? Quizá aún haya esperanza…

Volgrand siguió la dirección del casco de su amiga. Al otro lado de la sala, tras la gran mesa de mezclas, una yegua de cabellera en tonos y estilo eléctrico se sentaba con la mirada perdida en los vinilos. Finalmente, tomó uno, lo puso y deslizó la aguja sobre él. El sonido de un acordeón salió de los altavoces… y tras él una voz femenina que decía algo así como que los pajaritos tenían que bailar (1).

Volgrand se retorció de dolor musical cuando se dio cuenta de que Vinyl estaba musitando la letra de la canción.

— … pajaritos a bailar, cuando acabas de nacer la colita has de mover… chu chu chu chu…
— No es por ser agorera… pero creo que no nos van a servir mucho en este estado.

Volgrand avanzó unos pasos y, sin un ápice de duda, miró a las dos virtuosas y les espetó:

—¡¿Pero qué demonios estáis haciendo?!

El gemido que surgía del violoncello de Octavia se detuvo lánguidamente, mientras que la canción del equipo de Vinyl continuó sonando de fondo. “Para un pajarito ser, este baile has de bailar, y a todo el mundo alegrar, chu chu chu chu”. Mirando al infinito, respondieron al mismo tiempo:

—Es una oda para Magnificum, nuestro único héroe y salvador.
—¡Pero si servís a Sombra!
—Porque así servimos a nuestro único héroe y salvador —repitieron ambas con la misma expresividad que un robot tras recibir una dosis de más de 15 mg de Haloperidol en vena. ¿Que? ¡Soy enfermero! Y hacía mucho que no rompíamos la cuarta pared.

Ver a dos artistas de semejante talento convertidas en criaturas carentes de sentimientos, aunque fueran originarias del mundo de los pequeños ponis, le dolía en el alma. Un auténtico odio se apoderó de él: odio por el dolor que Magnificum estaba sembrando, por la destrucción de todo un universo, por su egocentrismo, por la muerte del arte.

— Volgrand, ¿por qué estás posando de manera dramática?

Por toda respuesta, el pegaso azul se giró hacia su compañera y alargó una pata.

—Dame tu mochila, Unade. Es hora de sacar mi arma secreta.

La aludida lo hizo y Volgrand la abrió a toda prisa; tras rebuscar un poco sacó un pequeño aparato enrollado en cable negro: Un reproductor de MP3.

—¡Tío Volgrand! ¿Un MP3, en serio? ¡Ya nadie los lleva!
—Soy de la vieja escuela, además aquí llevo todo tipo de música.

Mientras hablaba, Volgrand apartó a Vinyl de la mesa de mezclas y buscó un cable jack para conectar su pequeño aparato.

—Desde Metallica a Mojinos Escocíos —explicó mientras conectaba el MP3 y probaba los amplificadores—, desde Fito y Fitipaldis a Flogging Molly —el pegaso encendió el pequeño aparato y empezó a recorrer carpetas a toda velocidad—, desde Two Steps from Hell hasta Van Canto —finalmente, encontró la carpeta deseada y la abrió con una sonrisa que se anticipaba a la victoria—, y desde Nightwish....

La mirada perdida, inexpresiva y carente de vida de Octavia se vio súbitamente truncada por un involuntario pestañeo cuando los cientos de bafles que cubrían las paredes de la estancia cobraron vida.

—...hasta Mozart..

(2) Aunque probablemente Octavia no podía comprender el latín, originario del mundo de los dos ex-humanos, la fuerza de la orquesta y el dolor desgarrado que arrastraba cada cantante de la coral hizo que Octavia abriera ligeramente la boca, y sus ojos, hasta ahora carentes de toda emoción, parecieron brillar nuevamente. Sin embargo, al pasar unos minutos vieron a Octavia bajar ligeramente la mirada y sentarse en el suelo, languideciendo.

—¡Volgrand, por todos los cielos! ¡Le has puesto el Requiem de Mozart! Estamos intentando traerla de vuelta a la vida.
—Vale, vale, dame un segundo.

Tras un breve trasteo de Volgrand en su cacharrería musical, (3) el bucolismo de los violines fluyó por los bafles, sumergiendo el lugar en la pacífica y colorida celebración a la primavera que Vivaldi compuso en su momento. Alegría, vida, crecimiento… La primavera de Vivaldi.

Volgrand y Unade observaron expectantes la reacción de Octavia. La respiración de la poni gris dejó de ser regular, y su rostro mostró un ligero temblor en las orejas, como si intentara enfocar mejor el origen de aquella música. Alzó la cabeza, mirando alrededor con una ligera sonrisita, y abrió la boca, como si fuera a hablar. Los dos ex-humanos se acercaron, deseosos de oír unas palabras de cordura… pero se quedó ahí quieta, relajada, sin reaccionar.

—Creo que esto es demasiado bucólico, dan ganas de echarse una siesta en un prado imaginario.
—Vale, ya veo… Tranquila, tengo la pieza perfecta.

Los altavoces callaron durante un instante cuando Volgrand cambió la canción. Al instante sonó otro clásico universal: También de Vivaldi, la sinfonía “Verano” y, (4) más concretamente, “La Tormenta”. Los rapidísimos acordes de violines, cellos y violas acompasaban las virtuosas melodías de los primeros violines. Esta vez la yegua gris abrió muchísimo los ojos y se quedó mirando hacia el fondo de la sala, escuchando con unas extendidísimas orejas.

—Vale, ya la tenemos despierta. Ahora necesitamos hacer que quiera moverse.
—Va a hacer falta sacar la artillería pesada, amiga mía —murmuró el pegaso azul.
—¿Qué estás pensando? ¿Two Steps from Hell?
—No, aunque son geniales solo hay un maestro capaz de vencer el dominio de un Gary Stu.
—¿Otro Gary Stu? Volgrand, no es momento de hacer experimentos literarios transdimensionales.
—No, Unade, no —el pegaso azul buscó por las carpetas hasta llegar a la “B”—. Estoy hablando de El Maestro.

Unade entendió y clavó la mirada en su colega. No era necesaria ninguna otra palabra para saber de quién se trataba.

— No pronuncies el nombre del primer heavy de la historia en vano.

Volgrand, desde la mesa de mezclas, le devolvió la mirada más seria que jamás volvería a lanzar en su vida.

—Jamás osaría.

Tras decir eso, tocó varios controles y seleccionó la pista adecuada. Su ceño se frunció al percatarse de que no les quedaba tiempo.

— No podemos permitirnos poner la obra completa. Dura más de una hora… Que El Maestro me perdone, debo seleccionar solo un fragmento.
— Sabrá perdonarte, Volgrand, es por salvar la música de este universo.

Volgrand asintió.

—Cuarto movimiento, novena sinfonía…

Unade se alzó sobre las patas traseras y levantó sus cascos delanteros sobre la cabeza, adoptando el gesto de devoción metalera que el advenimiento merecía, preparándose para el golpe sísmico musical.

— ¡Ludwig Van Beethoven! (5)

Una creciente sucesión de acordes que duró menos de un segundo precedió a una coral tan poderosa que hizo retumbar los corazones de los presentes. Octavia reaccionó al instante, abriendo los ojos como platos y desplegando las orejas al máximo; se puso lentamente en pie, con la mirada fija, perdida en algo que solo ella veía. Dos lágrimas rodaron por sus mejillas, pero no de tristeza: eran las lágrimas de alegría de quien se reencuentra con el amor de su vida tras haberlo dado por perdido. Con las mejillas empapadas, tomó su violoncelo en un devoto gesto y ambos permanecieron inmóviles unos instantes, envueltos en el poderoso Himno a la Alegría. La madera del instrumento vibraba con las notas de la orquesta, ansioso por unirse a sus filas. La yegua gris tomó el arco, abrazó a su instrumento y ambos se unieron a la música.

Maravilloso, increíble, sublime… Esas palabras no eran suficiente para expresar lo que ambos ex-humanos estaban presenciando: La virtuosidad y pasión de Octavia eran dignos rivales y compañeros del maestro del siglo XVIII en la Tierra. Cada acorde de la coral era respondido por un impresionante arpegio, cada cambio de tonalidad acompañado con maestría; Octavia se movía al ritmo de su arco, dejando que su crin se despeinara y cubriera su cuerpo dominado por la pasión.

El pegaso azul sintió las lágrimas acumularse en sus párpados: ¡Había funcionado! Octavia ya no era un títere sin cabeza, ya no era un zombie al servicio de nadie, todavía había esperanza para ese mundo. A medida que la sección de la cuarta sinfonía de Beethoven se acercaba a su fin, Octavia agitó la cabeza con más fuerza que nunca y, por primera vez en mucho tiempo, su voz fue cualquier cosa menos monótona.

—¡Sí! ¡Sí ¡¡SÍ!! ¡DIOSES, SÍ! ¡¡j*der, ESTOY CACHONDA!!

Los altavoces guardaron silencio, de forma que el sincero y pasional grito de la yegua gris resonó por la estancia. Unade pareció simplemente sorprendida por ello, mientras que Volgrand decidió que era una buena idea esconderse tras la mesa de mezclas.

Octavia parecía pletórica, rebosante de una energía que parecía impropia del personaje que ambos ex-humanos habían observado a través de los televisores y ordenadores de su mundo. Caminaba de un lado a otro, exclamando para sí misma y acompañando su propia conversación con ocasionales notas del Cello.

—¡El crescendo! ¡Qué manera de introducir la coral! ¡El mensaje! “Was de Mode Schwert geeilt, Betler werden fuersenbrueder, Wo dein sanfter Fluegel weilt”... ¡Glorioso!
—Espera… ¿hablas alemán?

Octavia se volvió y pareció ver a Volgrand por primera vez.

—Fui criada en Germarenia, ¡por supuesto! Pero una pregunta, ¿dónde estoy? ¿Cómo he llegado hasta....?

La cara de Octavia se fue transformando desde la confusión al más profundo horror a medida que pronunciaba esas palabras.

—¿...aquí? Oh, dioses…. ¡Oh dioses! —exclamó llevándose los cascos a la boca, dejando caer el cello— ¡Magnificum! ¡Él me hizo…! ¡Oh, dioses!
—Tranquila Octavia, no eres la única que ha pasado por eso, lo superarás.
—Pero él… —comenzó la traumatizada yegua—… ¡él me hizo…!
—¿Qué es lo que te hizo? —preguntó Volgrand, bajando de la mesa de mezclas con un torpe intento de planear—. Soy enfermero y sé que a veces lo mejor es que lo digas.

La elegante yegua, con la melena despeinada, miraba a los dos únicos ponis que todavía conservaban el sentido en esa estancia transdimensional.

—Da igual lo vergonzoso o humillante, Octavia, no fue culpa tuya. ¿Qué te hizo?
—Él… me hizo tocar…
—¿Te hizo… tocarle?
—¡No! ¡Mucho peor! —gritó—. ¡¡ME HIZO TOCAR BRAHMS A RITMO DE VALLENATO * !!

Silencio.

—¡¿QUÉ?! ¡¿Vallenato?! ¡PERO CÓMO SE ATREVE! —respondió Volgrand, indignado.

Unade intervino y empujó a su amigo diplomáticamente para alejarlo de Octavia antes de que empezara una diatriba sobre la música clásica
.
—Venga, Volgrand, buen trabajo, pero hay que despertar a Vinyl.
—Ah… Sí. Vynil… No sé cómo hacerlo. ¡No tengo nada de Dubstep! Tengo alguna canción de Liquid Dubstep brony, pero nada capaz de vencer el poder de un Stu.
—¿Qué? ¡Pero a los bronies os gusta el Dubstep!
—Oye, que tú también eres pegasister, por más que te ocultes tras un nick. ¡Y a mi no me gusta!

Ambos subieron a la mesa de mezclas donde Vinyl seguía tarareando, en esta ocasión acerca de una muchacha a la que le gustaba la gasolina (6). Unade se quedó petrificada al oírla.

—Por Crom, la estamos perdiendo…

Desde el centro de la imposible estancia les llegaban los lamentos de Octavia.

—...y Magnificum entonces me hizo tocar Reggaetón, ¡reggaetón! Todo mientras él se ponía debajo mío y…

—Vaaaale, Octavia no nos va a ser de ayuda ahora! —exclamó Unade dejando de prestar atención. Incluso ella apreciaba lo bastante la música para compartir el dolor de Octavia tocando semejante ofensa a la misma. —¿Alguna idea?

Volgrand empezó a pasar las carpetas de su MP3 a toda velocidad.


—A ver… Tengo Fly Like You de Wasteland Wailers, la versión tecno ochentera… Mucho Heavy Metal: Iron Maiden, Metallica, AC/DC, Megadeth, Pantera. Algo raro, como metal a Capella de Van Canto; Metal industrial, como Rammstein, Oomph…
—Podrías probar con Rammstein, su guitarreo suena un poco como los Wups del Dubstep.
—Por probar que no quede, pero no lo veo claro... ¿Y M-Clan con Carolina? Quizá la haga reír.
—Volgrand, por lo que más quieras, NO pongas M-Clan.

Octavia, mientras tanto, estaba sentada en el mismo punto donde la habían dejado, abrazando un Violoncello y murmurando para sí misma a medida que rememoraba todo lo que había ocurrido.

—Luego quiso divertirse haciéndonos hacer...

Súbitamente, la elegante yegua alzó la cabeza y miró hacia donde su amiga modernilla estaba, todavía tarareando alguna aberración musical. La cara de la virtuosa pasó del horror de recordar las humillaciones (principalmente musicales) a las que había sido sometida a un gesto de ofensa y, con determinación, empezó a escalar el muro de bafles sobre el que se alzaba la mesa de mezclas.

—j*der Unade, que no son tan malos.
—Tus huevos no son malos, a duras penas tienen una canción buena. ¿Algún clásico, como Highway to Hell?
—Tía, ¿en serio quieres hablar sobre el infierno en un lugar como este?
—Vaaaale, ¿Basketcase de Greenday?
—¡Ya hemos puesto música clásica, no voy a poner ahora ese plagio del Canon de Pachelbel! ¿Qué te parece...?

Pero la pregunta quedó en el aire cuando Volgrand vio a Octavia llegar a su altura; ésta apartó a Unade de enmedio y, sin decir una palabra, se dirigió a Vinyl enarbolando su gran instrumento. El pegaso azul guardó un respetuoso silencio, esperando que Octavia les deleitara con un arte capaz de sacar de su trance a DJ-PON3. No se sentía digno de presenciar tal evento, menos aún de mancillarlo con su sola voz.

Sin embargo notó que algo raro ocurría cuando Octavia asió su Violoncello por el asta con ambas pezuñas y lo volteó sobre sí sobre su cabeza, mirando a Vinyl Scratch con una expresión que no auguraba nada bueno.

¡CATAPLAF!

Un violoncellazo lanzó por los aires a la unicornio blanca. Tras un breve vuelo, Vynil se estrelló contra la torre de altavoces que servía de esquina en aquel lugar imposible. Volgrand y Unade se quedaron petrificados; Octavia alzó un casco y apuntó acusadoramente hacia el lugar del accidentado aterrizaje.

—¡¿Cómo te atreviste a pinchar Reggaetton sobre Decoltssy?!

E, inmediatamente, una cabeza blanca de cabellera eléctrica se asomó del interior de un gran altavoz.

—¿Qué? ¡Yo nunca te haría eso! ¡Se me tendría que ir mucho la olla para que...!

A pesar de la distancia y las gafas de sol, todos pudieron apreciar el momento en que Vinyl recordó lo ocurrido. Y de hecho pudieron apreciarlo porque se volvió y vomitó entre dos baffles asqueada de sí misma.

— Yo… yo… cielos… yo...

Tras tambalearse hasta recuperar el equilibrio y respirar hondo varias veces, Vynil enfocó a su amiga.

—¡Tavi! —la unicornio se teleportó frente a la yegua gris y se levantó las gafas. Sus ojos eran rojos—. ¡Fue Magnificum, no podía controlarme! ¡Ni siquiera yo me atrevería a hacer un remix de los grandes maestros!
—¡Hay cosas inexcusables! No creo que pueda volver a tocar contigo, Vinyl.

Con gesto de dolor y ofensa, Octavia dio la espalda a su compañera DJ. Esta se quedó perpleja durante un instante. Pero entonces frunció el ceño.

—¿Crees que eres la única que ha sido mancillada por Magníficum? ¿Qué te hace creer que tu dolor es más importante que el mío? No soporto tus aires de niña rica.

Octavia se volvió a su vez hacia ella con el ceño fruncido.

—¿Y tú vas a darme lecciones a mi? —respondió la virtuosa gris—. Vas de moderna por la vida cuando en realidad solo eres una yegua muy sucia. Mezclas estilos musicales incompatibles, te recreas en las pistas distorsionadas, superpones canciones, y eso por no hablar de tus aires de grandiosidad cuando estás tras la mesa de mezclas…¡Me desquicias!
—¿Aires de grandiosidad, yo? ¿Y qué me dices de tu impertérrita mirada en cada interpretación? Te dedicas a fusionar tu anticuado instrumento con los mejores wubs… Me vuelves loca con esos aires de pija.
—No soporto que me llames pija…

Volgrand y Unade retrocedieron cuando Octavia acortó distancias con Vinyl.

—De hecho… me pone muy, muy, muy cachonda.

Tras eso, la poni de tierra saltó sobre su… ¿amiga? y hubo un sonido como de dos cuerpos cayendo sobre una mesa de sonido y entrelazándose.

—Parece que estas dos se tenían ganas hace tiempo.
—¡Ooooh, sí! ¡Vuelve a cuestionar a los clásicos! —exclamó Octavia.
—¡Dime otra vez que el scratching es solo ruido! —exigió Vynil.

Ante una nueva embestida a la mesa de mezclas Volgrand y Unade se alejaron disimuladamente.

—Mejor dejémosles un poco de… emmm… intimidad.
—¿En una sala sin paredes?
—Ya me entiendes.

Mientras las dos virtuosas de la música se… este… “liberaban” del dominio de Magnificum” a su manera, Volgrand y Unade, trataron de hacer oídos sordos a la escena tras ellos mientras sus mentes ideaban cómo iban a escapar de esa dimensión infernal sin que los detectase el Gary Stu, Sombra o la horda de ponis hipersexualizados.

Por alguna razón, ninguno tenía la más mínima intención de usar expresiones como “j*der” o “estamos jodidos”.

_________________________

*Vallenato: Música regional popular de Colombia, cuyas raíces son los Jugkares españoles y los Griots del oeste de África.
We are back, bitches.
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal
¿A que soy mono?
Image
¡¡PUES DESPELLEJO FANFICTION!!
Volgrand
Bad Changeling
Bad Changeling
Autor del Hilo
Mensajes: 1103
Registrado: 19 May 2013, 22:21
Genero: Masculino
Pony preferido: Fluttershy
Sitio web: http://www.spreaker.com/user/5615814
Ubicación: Oxford, Reino Unido

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por LloydZelos » 14 Ago 2016, 00:52

Bueno, la vuelta. No me esperaba un capítulo así, tiene locuras como de costumbre pero es mucho más instructivo y culto de lo acostumbrado. Se nota que te encanta la música, y has seleccionado tanto piezas excelentes (aquí otro fan de Beethoven) como... eh... cosas. Me dan pena esas dos, aunque ahora ya están más que bien :roto2rie: Me causa algo de urticaria que hayas tirado por ese ship, ya que el fandom se lo sacó del culo (o más bien de otro sitio), pero lo dejaré pasar por el carácter cómico de todo. Ansioso de seguir viendo tus aventuras contra Magnificum.
Image
Image
El Caos es la fuerza que mueve el universo. Es un gran error pensar que puede controlarse o eliminarse.
LloydZelos
Guardia de Canterlot
Guardia de Canterlot
 
Mensajes: 3453
Registrado: 25 Ago 2012, 12:30
Genero: Masculino
Pony preferido: Pinkie Pie

Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Mensaje por Sr_Atomo » 15 Ago 2016, 23:19

Me ha encantado el capítulo. En especial, el asunto referente a hacer que ambas lograsen salir del influjo maligno de ese Gary Stu. No sé por qué, pero todo el capítulo me ha recordado muchísimo a "La Historia Interminable", donde Bastian tiene que reconstruir Fantasía a través de Auryn, usando deseos para completar dicho mundo. En este caso, todo es un vacío excepto Octavia y Vinyl (junto al violonchelo y el conjunto de mesa de mezclas + altavoces), y a partir de esos escasos elementos de existencia, poco a poco tanto Volgrand como Unade reconstruirán de nuevo el mundo de Equestria.
Image
Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
Mane 6/Element Of Flood
Mane 6/Element Of Flood
 
Mensajes: 2653
Registrado: 12 Nov 2012, 21:52
Genero: Masculino
Pony preferido: Derpy Hooves
Ubicación: En Zamora, la ciudad con más figuras de My Little Pony G1 del universo.


Volver a “%s” Fanfiction

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: Bing [Bot] y 1 invitado