La cosa no pintaba bien tampoco dentro del barco. No ayudaba al shock de Salty. En esto viene su compañero colibrí a decirla que tampoco había encontrado nada en la oscuridad.
"Oh, Humbee... no pasa nada. Lo nuestro no sería encontrar cosas, sólo matar a criaturas inocentes..."
Su mascota, harta de su actitud, la responde.
Tras terminar su charla, Salty se seca las lágrimas y le dice mucho más segura y animada: "Sí, tienes toda la razón. Gracias por tus palabras. Deberías escribir un libro algún día, eres bueno."
Al oir algo, apunta su arcabuz al intruso, pero resulta ser sólo Zhonya.
"No, no he encontrado nada. Y este sitio me produce escalofríos. No hay ninguna vela o farol aquí; me recuerda a cuando los feriantes de Las Pegasus siempre hacían bromas con que sólo la luz protegía de fantasmas y espíritus malignos. No es que me lo crea, pero para estar seguros, mejor vayamos a otra parte."
Empieza a caminar a la puerta para salir.
"Oh, y creo que algo del botín del cuervo ese es mío. Luego me lo dejas. Seguro que puedo venderlo a esos fillybusteros, y tengo grandes planes."