[quote="Ren";p=90273]Firestone se dirigía hacía la puerta número 6 como había decidido, pero algo extraño comenzó a ocurrir.
Vaya, es posible que esta sala no sea tán idéntica a la anterior.
Las nubes del techo oscurecieron y un estruendoso relámpago dejo paso a una lluvia diluviana que comenzó a inundar la habitación por momentos. La repentina subida del agua sorprendió a Firestone que se vió dominado por ella y quedó sumergido. A duras penas pudo nadar hacia la superficie, marcada por la brillante luz de los relámpagos. Las manzanas se perdieron flotando en el agua y los panes se deshacían dentro del zurrón, que por suerte estaba bien atado. Mientras luchaba por mantenerse a flote, como un ángel de la guarda, una preciosa yegua de ojos azules apareció de entre las olas. Nadaba con decisión hacia él y Firestone logró agarrarse a su chaleco.
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Mejor que no te ahogues, agárrate a mi chaleco
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¿Quien eres? ¿Que está ocurriendo? Por favor, no me dejes ir, ¡apenas se nadar![/quote]
MENSAJE EDITADO CON ACCIONES ACTUALIZADAS. Lo copio en otro post para que el master lo vea bien :P
Resumen de acciones
Rol:
Aitana atraviesa la puerta de la sala de mármol y granito sonriendo. Si su suposición sobre el funcionamiento de este laberinto es correcta, ahora debería volver a la primera celda: La del campo de césped verde. Pero nada más entrar en la nueva sala, se ve totalmente cubierta por un mar de agua dulce. De agua de lluvia para ser más exactos.
—¡¿Blup?!
Nada nuevo para nuestra intrépida aventurera. A peores maldiciones se ha enfrentado (como la maldición del faraón Cloptakammon que hacía que los pastelitos supieran a sal... ¡eso sí que era una maldición!). Rápidamente sale a la superficie y reconoce la celda. ¡¿Una tormenta en medio de un laberinto, con mar incluído?!
—Vale, me equivoqué respecto a la lógica de este laberinto —de pronto suelta una carcajada casi maníaca—. ¡Aquí te has superado, bruja!
Mira por qué puerta va a salir, cuando ve una figura luchando para nadar. Es un poni de tierra pardo... ¡Y tiene problemas! Nada hacia él rápidamente, pero mientras lo hace ve todas esas hermoooosas gemas en el fondo de la celda. "Ah, maldición, ¿por qué ahora?".
—Mejor no te ahogues, ¡agárrate a mi chaleco!
—¿Quien eres? ¿Que está ocurriendo? Por favor, no me dejes ir, ¡apenas se nadar!
—Soy Aitana Pones, arqueóloga. Ahora agárrate, nadaremos hasta la cuarta puerta. Me sumergiré hasta el fondo antes para atrapar una de las gemas. Intenta coger tú otra, ¿de acuerdo?
Antes de que Sunchild tenga tiempo a responder, la doctora se lanza a nadar hacia la cuarta puerta. Se sumerge por donde ve más gemas y atrapa una sin desviarse de su trayectoria. Espera que su compañero logre atrapar otra antes de que salgan de la sala. LLegan a la puerta buceando y Aitana, automáticamente, echa un bit y la abre. Con toda su femenina delicadeza, coge a Firestone por la cabeza y lo lanza a través de la puerta abierta. Está a punto de ir ella también cuando mira atrás...
...y ve nueve gemas brillando.
Y ella dudó de qué iba a... oh, ¿a quién queremos engañar? Aitana se lanzó a nadar a través de la turbulenta agua y buceó recogiendo todas las gemas que su chaleco pudo albergar. Cinco para ser exactos. Después volvió a la puerta número cuatro (por la que había lanzado a FireStone), y usa un segundo bit para abrirla. Entonces la atraviesa, empapada, sonriente, y con cinco gemas en los bolsillos.
Nota: