La explicación de Rarity no me bastaba, pero no quise responderle. Todos somos raros, en cierto sentido... Yo misma, sin ir más lejos. ¿Una simple dentista que pocas veces había salido de Ponyville, adentrándose por sí sola en un laberinto lleno de trampas y a saber qué otros peligros? Pensé en los ponies que había encontrado hasta entonces: una arqueóloga y aventurera, un guardia real... ¡Todos venían preparados para esto! ¡Y yo lo único que tenía era decenas de kits de limpieza dental y unas cuantas manzanas!
Me dirigí de nuevo a Firestone. Mi compañero seguía flotando, inmóvil y con la mirada perdida.
- Firestone... - Empecé. No sabía qué le preocupaba exactamente de entre todo lo que nos estaba ocurriendo, pero tenía que hacer algo.- Seguro que Aitana y Silver Lance están bien. Quizá hayan oído algo interesante y estén tomándose su tiempo para volver. Si hubiera sido algo peligroso, en cualquier momento podrían haberse teletransportado de vuelta.
No obtuve respuesta del semental. Quizá debía probar otro camino...
- En cuanto a que no pudiéramos oírnos, ¡es genial! - Atisbé un pequeño cambio en el rostro de Firestone que interpreté como ira y Rarity frunció el ceño hacia mí, por lo que me apresuré a elaborar mi argumento.- ¡Así se construyen las grandes teorías; para avanzar, primero hay que equivocarse y analizar el porqué del error! ¡El hecho de que no pudiéramos oírnos abre muchísimas posibilidades!
- Colgate, puede que tengas razón o no, pero hay un problema más por el que preocuparnos: nos estamos quedando sin bits - añadió Rarity, claramente preocupada.
- En cuanto a eso... - respondí - Sabéis perfectamente que hay una solución. Un último recurso. Sólo esper--
Una extraña voz resonó por toda la sala. Me recordaba a la voz de Canterlot que había oído usar a Luna en alguna ocasión, ¡pero claramente no era la princesa esta vez!
- ¿Veis? No somos los únicos en apuros en el laber--
¡Por todo el hilo dental mentolado! Un segundo sonido retumbó por toda la celda, ¡sólo que esta vez era un rugido que me puso el pelaje de punta! ¡Fuera lo que fuera, no quería encontrarme con lo que hubiera emitido semejante ruido! El silencio se apoderó de la sala durante un tiempo que aproveché para recuperar del fondo de la celda las gemas que Firestone había usado anteriormente. Finalmente, tras entregarlas a mi compañero, decidí romper el hielo:
- Entonces, el plan es esperar a Aitana y Silver, ¿verdad?