Capítulo 7
Los rayos del sol
Los rayos del sol
Twilight se levantó muy temprano para poder colarse cuanto antes en la biblioteca y mirar un hechizo que la sirviera para romper el sello que la princesa Celestia había colocado a Discord para limitar su magia. Se dirigió al ala de Starswirl El Barbudo, donde se encontraban los hechizos de mayor nivel y donde ella sabía que podía encontrar un contrahechizo lo suficientemente potente. Danzó por las estanterías y miró por todos los lados hasta encontrar lo que quería.
-Ah, aquí, Sellos mágicos: facultades y tipología, veamos…
Usando su magia fue pasando las distintas páginas rápidamente, buscando el apartado de contrahechizos.
Mientras tanto, en la habitación de Luna, su hermana había pasado la noche junto a ella, durmiendo en un diván aparte y controlándola en todo momento; Celestia se desesperezó y se acercó a la cama de Luna, la cual seguía durmiendo desde ayer por la noche. Se acercó a ella, observando sus heridas vendadas y tratadas.
-¿Esto es lo que queremos? ¿Sangre, dolor y sufrimiento?-se preguntó a sí misma.
Acarició a su hermana con mucho cuidado, sin intención de despertarla, pero Luna abrió los ojos y al verla murmuró.
-Hermana… lo siento tanto…
-Sssh, no digas nada, descansa.
-Te dije que podría con él y aun así me ha vencido… no valgo para nada, soy un lastre para ti…
-¡Jamás! ¡Eres mi hermana, Luna, mi hermana pequeña, y lo que más quiero en este mundo!-masculló Celestia.
La princesa de la noche quiso moverse un poco, pero contuvo un gemido de dolor y no pudo hacerlo.
-No, no te muevas, no te puedes mover o las heridas tardarán más en curarse.
Celestia estuvo comprobando algunos vendajes, cambiando los más usados y tirando los viejos.
-¿Qué pasó después?-inquirió Luna en un momento dado.
Su hermana miró al suelo, no muy convencida, pero al final la explicó.
-Después de que le atacaras transformada en Nightmare Moon… que por cierto, me tienes que decir cómo diablos hiciste eso.
-No te preocupes por Nighty, es un viejo truco en el que he estado practicando desde que regresé-reveló ella.
-¿Nighty?
-Sí, digamos que la tengo… domesticada, por así decirlo. Decías…
-Ah, sí, después de eso los dos quedasteis muy dañados, pero Zeus se adelantó y trató de apuñalarte con la guardia baja. No pude permitírselo y le paré.
-¿¡Qué hiciste qué?!
-¡Tuve que hacerlo Luna, iba a matarte! ¡A lo que más quiero en este mundo, a mi hermanita! No pude evitarlo, estaba tan enfadada y tan asustada a la vez que le reté yo misma… asegurando que le mataría.
-¿¡¡Qué?!!-masculló Luna, horrorizada.
-Lo sé, ahora todos pensarán que soy un monstruo…
-¡¡No se trata de eso, maldita sea, no sabes lo que es él, es una bestia salvaje, una máquina de matar!!
-¿¡Y crees que no lo sé?! ¡¡Vi cómo te machacaba, Luna!!
-¡¡Pues por eso mismo!! ¡¡Me niego a que te haga daño o, en el peor de los casos, a perderte, no quiero, no, no!!
-No puedo echarme atrás ahora, a saber cómo reaccionaría Zeus… además, lo hago por ti, lo hago por todos, voy a acabar con esto, Luna-anunció ella.
-¡¡No, no lo hagas por favor, no vayas, te matará, no!!
Celestia no dijo nada más y se dirigió hacia la salida; Luna trató de impedírselo, pero su hermana la contuvo con su magia para que no se moviera.
-¡¡Por favor, no lo hagas, por favor, Tia, te quiero hermana, no me hagas esto!!-lloró Luna.
Pero ella no dijo nada más y cerró la puerta tras de sí, sellándola mágicamente. Desde el pasillo podía escuchar los gritos y lamentos de Luna, sintiéndolo tanto como ella.
-Lo siento Luna… es lo mejor para todos-pensó Celestia, tragándose las lágrimas.
Y tras ese último cavilo, se dirigió hacia el estadio ella sola, sin ningún tipo de escolta; pasó al lado de la entrada de la biblioteca rápidamente, sin pararse siquiera, lo que fue toda una suerte para Twilight, ya que ella estaba saliendo en esos momentos, pero la vio a tiempo y se ocultó tras el dintel de la puerta. Llevaba consigo el libro que antes cogió.
-Buf, por los pelos…-pensó ella.
Se sentía mal por tener que hacer esto, era como si estuviera traicionando a su princesa, pero tenía que hacerlo, por el bien común. En cuanto el camino estuvo despejado se dirigió hacia el último lugar donde se encontró con Discord, allí la estaba esperando.
-Aleluya, llevo esperando más de veinte minutos-la dijo.
-Perdona, es que tenía que cerciorarme… espero que funcione…-murmuró Twilight, dejando el libro en el suelo y pasando las hojas.
Llegó a la página correspondiente y empezó a reunir energía mágica en su cuerno, brillando éste con intensidad; al punto, un aura amarilla cubrió el cuerpo de Discord durante varios segundos y finalmente desapareció.
-Ya está… creo-jadeó ella, cansada.
Para probar, Discord chascó sus dedos y apareció de la nada una nube de malvavisco soltando varias gotas de chocolate.
-¡Oh, sí, el caos es algo maravilloso!-masculló él, cogiéndola con un cucurucho y dándola un buen mordisco.
-Lo que tú digas, pero por favor, vayas lo que vayas a hacer, hazlo rápido-pidió la unicornio lavanda, con la preocupación dibujada en su rostro.
-Descuida, ahora mismo voy para allá… aunque eso sí, no sé cuánto tiempo me va a tomar…
-En ese caso vete ya, vamos…
Discord asintió y desapareció tras un destello estrellado; Twilight suspiró, muy preocupada, tomando el libro entre sus patas. ¿Conseguiría Discord parar toda esta debacle? ¿Y que tenía pensando para ello? En ese momento varias trompetas las sacaron de su ensimismamiento y masculló.
-¡La batalla!
En ese momento cerró los ojos, pensando en su último sitio ayer en el estadio y desapareció de la vista, para reaparecer en ese mismo lugar, entre Applejack y Rarity.
-¡Twilight, por fin apareces! ¿Dónde estabas, dulzura?-inquirió Applejack.
-Perdonad, me entretuve en el palacio…
-Oh, ya veo, es más importante un libro que la vida de la princesa Celestia…-la reprendió Rarity, al verla con éste.
Twilight no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta y las contó lo que había estado haciendo.
-¿¡Que has hecho qué?!-masculló Applejack.
-¡Tenía que hacerlo, comprendedme chicas, por favor, Discord me lo prometió!
-¿Y quién nos garantiza que ha ido a hacer eso o simplemente ha huido sin más? ¡Es Discord, querida!-exclamó Rarity.
-¿¡Cómo pudiste fiarte de él de esa manera?!
Sus argumentos no hicieron más que preocuparla aún más de lo que ya estaba; ¿realmente Discord había ido a evitar una catástrofe o solo había salido por patas?
Mientras tanto, Zeus esperaba al otro lado del campo; las heridas del combate del otro día ya habían cicatrizado y se veía como nuevo, pero aún tenía algunos dolores internos.
-¿Crees que podrás luchar, padre?-inquirió su hija, que estaba con él.
-Sí, no te preocupes… esto ya ha durado demasiado, es hora de acabar de una maldita vez-masculló el rey de los dioses.
Artemisa no dijo nada más y se retiró, confiando en su capacidad; Zeus salió por la puerta, viendo que Celestia ya esperaba en medio del campo. Ésta vez no había nadie en el palco que diera la señal para que comenzara la contienda, por lo que se decidiría el comienzo en cualquier momento. Zeus llegó hasta el lugar, mirando a los ojos a Celestia.
-Pagarás por todo lo que le has hecho a mi hermana-masculló ella.
-Y vosotras pagareis por farsantes.
La tensión no hizo más que aumentar y, sin previo aviso, comenzó la batalla; usando la misma técnica que Luna, Celestia hizo con su magia una vara de su altura, con un sol afilado en su punta, y la blandió contra él. Zeus bloqueó todos los golpes cruzando sus brazos y tras eso la asestó un duro derechazo en la cara, pero Celestia lo aguantó con entereza y siguió presionando. Su cuerno brilló con intensidad y de golpe y porrazo, un mar de llamas surgió de la nada y rodeó a Zeus, el cual apenas podía moverse. Pero éste se envolvió en electricidad en menos de cinco segundos y después la soltó hacia todas las direcciones, disolviendo las llamas rápidamente. Luego la atacó lanzándola varios relámpagos desde donde estaba, cargándolos con todas sus fuerzas y soltándolos rápidamente; la vara solar bastó para pararlos todos y devolver algunos, pero no consiguió golpearle.
Zeus se aproximó a ella y lanzó una serie de ráfagas eléctricas hacia ella, pero Celestia alzó el vuelo por un momento y agitó sus alas con fuerza, creando una fuerte ventolera que detuvo por un momento las descargas. Luego, usando su magia, las obligó a replegarse y volverse contra su dueño, pero Zeus dio una palmada en el aire y las deshizo todas antes de que les tocara. Celestia no se paró y ésta vez su cuerno brilló fugazmente; al punto, las briznas de hierba bajo sus pies comenzaron a crecer desmesuradamente, atrapando a Zeus entre fuertes ramas verdosas.
-Eso no te lo esperabas ¿eh?-le dijo ella, sonriendo mordazmente.
-Bah, menudo juego de niños…-masculló Zeus, haciendo chisporrotear sus manos.
En cuanto tocó las ramas que le aprisionaban, éstas comenzaron a arder y le fue sencillo zafarse de ellas enseguida; para entonces, Celestia ya estaba contraatacando con una serie de proyectiles de fuego disparados a modo de metralleta, pero Zeus alzó un muro eléctrico que los contuvo a todos. Acto seguido, lanzó un fuerte rayo eléctrico, pero Celestia también se protegió con un muro mágico y éste rebotó. La princesa intentó otra cosa y voló algo más alto, pero Zeus extendió la palma de su mano hacia arriba, lanzando un rápido relámpago al cielo. Al punto, este comenzó a encapotarse con unas nubes muy oscuras, comenzando a llover a mares enseguida; las alas de Celestia se empaparon enseguida y finalmente cayó al suelo pesadamente, aterrizando sobre un charco. Zeus aprovechó y se abalanzó sobre ella con sus cuchillas en formas de rayos, pero ella interpuso su vara solar a tiempo y le paró.
-¿Crees que un poco de agua me parará?
-No exactamente, pero ahora te tengo en el suelo…
El rey de los dioses trató de golpearla con un puño chispeante, pero ella se lo impidió moviendo a tiempo su vara y golpeándole con ella duramente en la cara; acto seguido rodó en el suelo y se levantó de un salto, desde donde estaba Zeus la lanzó más descargas, pero las bloqueó todas con su magia. Celestia se olía lo que pretendía, por lo que se tenía que afanar lo indecible para evitar que su electricidad no la tocase. Pero la incesante lluvia no la ayudaría, claro está.
Celestia siguió apostando por el combate a larga distancia, para evitar que los rayos del dios la alcanzaran; cada vez que él trataba de acercarse a ella para golpearla, ella se defendía y luego le repelía con ataques rápidos y potentes, llegando a golpearle varias veces en el pecho, brazos y espalda, a veces con su vara y otras con sus propias patas. Pero Zeus también apostó por el combate a larga distancia y en ese momento lanzó una serie de descargas eléctricas que se dirigieron hacia ella imparables; Celestia se envolvió entonces en un aura esférica y se lanzó contra los rayos, llegando a disolverlos en cuanto los alcanzó y embistiendo con todas sus fuerzas a Zeus, habiendo una sonora explosión en la que el rey de los dioses salió afectado. La princesa se apartó a tiempo para evitar ser un blanco fácil a corta distancia.
-¡Maldita sea, esto se está alargando demasiado! ¡Ya no es divertido, acabaré contigo ahora!-masculló él, furioso.
-Eso será si consigues cogerme-masculló ella, con mirada retadora.
Zeus esbozó una tonta sonrisita y en ese momento lanzó otro relámpago hacia el cielo, recibiéndolo las nubes y sucediéndose un fuerte trueno, el cual retumbó por el encapotado cielo. Por un momento no pasó nada, Zeus le lanzó un solo relámpago a Celestia, pero ésta lo desvió usando su vara; pero de golpe y porrazo, un enorme rayo cayó de entre las nubes directo hacia ella, se sucedió todo tan rápido que no la dio tiempo a nada, ni siquiera protegerse. Una fortísima sacudida eléctrica, potenciada al estar mojada, sacudió todos los músculos y el cerebro de Celestia, profiriendo un alarido tremendo que hizo reaccionar a todos los ponis, sobre todo a Twilight y sus amigas.
-¡¡¡Princesa!!!
La aludida cayó al suelo, electrificada y convulsionando fuertemente. Parecía un milagro que siguiera viva. Zeus se teletransportó a su lado y la pisó el cuerno, haciéndola un poco más de daño.
-Eres patética… casi tanto como tu hermana. Al menos ella supo darme algo más entretenido ¿pero esto? ¿Esto?
-No metas a Luna en esto…-masculló ella.
-Ha sido todo muy entretenido y divertido, pero ya se ha acabado. Nada de trucos finales ni ases bajo la manga, se acabó, gano yo.
-Pero no ha acabado… aún no ha acabado…
-Ja, inútiles esfuerzos, caerás ante mí igualmente. Soy el rey de los dioses… pero tú no eres nada. Y tu hermana menos aún.
En ese momento Celestia cerró los ojos, pensando en ella; al segundo siguiente los abrió, mostrando un brillo blanco en ellos.
-¿¡pero qué?!
Al punto, un aura blanca recubrió a la princesa del sol, elevándose en el aire y quemando a Zeus el pie y parte de la pierna izquierda. Acto seguido, alzó el vuelo hacia arriba hasta las nubes, embistiéndolas de lleno y aclarando todo el cielo de golpe, dejando a la vista el sol; fue entonces cuando Celestia sonrió y comenzó a cargar muchísima energía en su cuerno, potenciada entonces por el astro rey.
-¡¡¡Ya ha habido suficiente dolor en esta tierra por tu culpa!!! ¡¡¡Todo acabará ahora, será la última vez que verás la luz del sol, y como diosa del mismo me encargaré personalmente de eso!!! ¡¡¡Rayo solar!!!-masculló entonces ella, con su voz real.
El cuerpo de la alicornio brilló con una intensidad y fulgor cegadores, sus ojos se volvieron completamente blancos y su cuerno adquirió un tono anaranjado; sin dar tiempo a nada más, se dio como una especie de erupción solar que se canalizó a través de su cuerno y un rayo enorme de color fuego salió disparado hacia Zeus. El rey de los dioses pensó con rapidez y alzó una barrera eléctrica antes de que el poderoso rayo le golpeara, pero esto siguió incidiendo sobre él continuamente, arrastrándole hacia atrás levemente. Celestia no rompió para nada su ataque y siguió manteniéndolo, intensificándolo aún más. Zeus hacia todo lo posible por detenerlo, pero la fuerza era descomunal y la presión estaba haciendo mella en su escudo, agrietándolo. Preparó su mano izquierda, la cual echaba chispas, y esperó. En cuanto el escudo se rompió, alzó el puño y trató de detenerlo con él. No sirvió del todo, pero la corriente consiguió cruzar el canal y llegó hasta Celestia. Al interrumpirse la corriente por las dos partes se sucedió una gigantesca explosión que sacudió todo el estadio, cegando temporalmente a todos los ponis.
-¡¡¡No, princesa!!!-masculló Twilight, llorosa.
En cuanto el resplandor pasó, todo el mundo se fijó y vio que tanto como Zeus y Celestia estaban tirados en el suelo, seriamente heridos y con quemaduras por todos los lados.
-¡¡¡Princesa, levantase por favor, tiene que levantarse, la necesitamos, todos la necesitamos!!!-gritó Twilight, aterrada.
-¡¡¡Padre, arriba, vamos, levántate, hazlo por el Olimpo, tienes que levantarte!!!-hizo lo propio Artemisa.
El primero en hacerlo fue la alicornio, seguida después por el propio Zeus; los dos se acercaron al centro del campo, pero en ese momento las patas le flaquearon y Celestia cayó a los pies de un Zeus enaltecido y triunfante, a pesar de las heridas recibidas.
-Y a pesar de todo, no eres capaz de mantenerte en pie… como ya dije, débil y despreciable. Y, por supuesto, sin divinidad alguna-masculló él.
La princesa no dijo nada, tan solo le miró con los ojos llorosos y mirada perdida.
-No mereces nada, ni siquiera llevar esa tiara… ahora solo es un montón de oro sin valor real-añadió él, quitándosela de un golpe y cayendo al suelo, tintineando.
Celestia lloró en silencio y apoyó su cabeza en el suelo, pensando en una sola cosa.
-Lo siento Luna… de veras que lo siento…
Zeus alzó una mano e hizo aparecer una lanza echa de rayos en ella.
-Y ahora… ¡¡debes morir!!-masculló Zeus, alzando la lanza.
-¡¡¡Nooooo!!!-gritó Twilight, impotente.
Celestia cerró los ojos, esperando el impacto. Pero no llegó, tan solo oyó un chasquido y nada más. Abrió los ojos y vio entonces un campo de fuerza mágica deteniendo la lanza y a su hermana a su lado, sosteniéndolo.
-Luna…
-Ahora estamos en paz, Tia…-masculló ella, flaqueando.
Finalmente no pudo más y el campo se desvaneció, pero Zeus alzó la lanza por un momento.
-¿Qué es esto? ¿Vienes a morir con tu hermana, es eso lo que quieres?-inquirió entonces.
-Sí-asintió ella, con lágrimas en los ojos.
Ante eso, Zeus tan solo sonrió irónicamente y masculló.
-En ese caso… ¡vamos a cumplir tu deseo!
A partir de ese momento los segundos pasaron lentamente, uno tras otro, como si lo hicieran a propósito; las dos hermanas se abrazaron entre sí, envolviéndose entre sus patas y llorando.
-Te quiero, Luna…
-Yo también, Tia…
Twilight gritaba con todas sus fuerzas, tratando de parar lo inevitable, pero ella sabía que nada podía hacer; Discord no aparecía y el tiempo se agotaba, dio por sentado que había huido y todas sus esperanzas se desvanecieron. Todos los ponis estaban igual de consternados e impotentes, observando la inminente ejecución. Cadance tuvo miedo de intervenir y tan solo pudo contemplar los últimos momentos de sus tías.
Zeus hizo un poco más grande la lanza y la alzó, contemplando a las dos princesas entre una mezcla de asco e indiferencia; al segundo siguiente bajó la lanza.
Pero en ese justo momento se dio un cegador flash en el aire y se oyó una voz atronadora y suave exclamar.
-¡¡Alto!!