MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x18 - Parte 1/?

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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x04

Mensaje por Angelus-Y » 15 Ago 2013, 23:31

Capitulo leido :)

Este en especial me ha gustado muchisimo, todo estaba bien escrito y expresado, sin fallos aparentes que haya visto, aunque igual alguno se habra escapado, pero no creo. Sinceramente Atomo este capitulo has mantenido un momento hermoso en las ultimas partes de este, con un inicio en cierta medida gracioso y continuando llevandolo muy bien, describiendo cada instante y lugar bien.

Fallos ninguno aunque como ya saben muchos no soy experto en señalar defecos, pero vamos no he notado nada.

Asi que en resumen me ha gustado enormemente, fantastico, lo digo de corazon y por supuesto esperare ansioso tu siguiente parte Sr_Atomo, has hecho un capitulo formidable y muy bonito. :)

P.D: Shiny y Gentle en este capitulo me han parecido unicas y encantadoras Atomo debo reconocerlo, son amigas excelentes en verdad ^^
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Angelus-Y
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x05

Mensaje por Sr_Atomo » 20 Ago 2013, 21:10

Bueno, bueno, bueno... tal y como había prometido, he aquí el capítulo 1x05. He de decir que este capítulo lo terminé sobre Julio/Agosto del año pasado, por lo que... como diría Wise Words: "Las buenas ideas son universales".

Este capítulo lo califico de:

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Espero que os guste...
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x05[/center]
[center]Cutie Marks[/center]

—No puedo creérmelo —Knowledge se quejaba—. ¿Por qué tengo que ser yo?

—Eres la indicada para hacerlo —respondió Muffled.

—Pero… con la cantidad de ponis que hay en el pueblo, ¿no puede ser otro? —suplicó la historiadora.

—No. Así lo hemos decidido —Magic Sales fue tajante.

—Pero tengo muchas cosas que hacer… —Knowledge imploró.

—Lo sabemos, y por eso esas tareas las compartirás con tus amigas —comentó Wise Words.

—Sería rebajarme… —rogó Knowledge.

—Eres la historiadora del pueblo… —indicó Look Talker, mediante movimientos oculares—, entra dentro de tus tareas.

—Pero… —la blanquecina poni de tierra no sabía cómo continuar.

—Por favor… —Disarming Smile empezó a hacer “La expresión”.

—¡Está bien! ¡Está bien! —Knowledge se tapó los ojos—. Haré el censo de habitantes.

Y, con los ojos aún tapados, se marchó de la plaza de la estatua caminando hacia atrás.

Todos los miembros del Consejo se miraron entre sí, satisfechos, pero Disarming Smile todavía mantenía “La expresión”… Así que Look Talker miró rápidamente al suelo, Muffled y Magic pusieron gesto de repulsa… y Wise Words miró fijamente a Disarming y visiblemente contrariado, exclamó:

—Deja… de hacer… eso.

De forma fulminante, Disarming cambió la expresión a tristeza y se echó en el suelo, soltando un gemido como el de un perro afligido.

[center]* * *[/center]

—¿Qué haces? —preguntó Flashing, abordando a Knowledge en la calle.

—Estoy haciendo el censo de habitantes —respondió ésta—. Es… —puso un tono irónico— algo primordial.

—¿Y para eso necesitas tanto equipo? —inquirió la unicornio, señalando el flanco derecho de su amiga.

Knowledge portaba un zurrón del que asomaba una regla, un telescopio, un compás, una brújula y material de repuesto.

—Es por si acaso… —entonces la historiadora rebuscó entre los cachivaches del zurrón y sacó algo, que sujetó sobre las patas delanteras—. Veamos… —Knowledge miraba un papel, que contenía unos recuadros, en cuya cabecera podía leerse “Casa / Habitante / Sexo / Color pelaje / Color crin / Color ojos / Cutie Mark / Otros”—. Empezaré por aquí —dijo finalmente, señalando la casa más alejada de la mina.

Flashing permaneció quieta, dejando a la historiadora hacer su tarea. Ésta se dirigió a la casa mencionada, sacó una redoma de tinta y una pluma del zurrón y llamó a la puerta. Un semental abrió y empezó a hablar con ella. Mientras conversaban, Knowledge garabateaba en el papel. Poco después la poni de tierra se inclinó ligeramente, mientras expresaba un agradecimiento por el tiempo y la información, y se dirigió a la siguiente casa, del mismo lado de la calle.

La potrilla hizo entonces una panorámica del pueblo. La cantidad de viviendas era bastante grande: últimamente se habían construido bastantes, y las que en su día estaban abandonadas, se habían restaurado y ocupado. Todas menos la casa de “La abuela Terror”. Era una casa encantada, como solía haber en casi todos los pueblos. Y, aunque Flashing había entrado muchas veces a esa morada en concreto, nunca había ocurrido nada de lo que se hubiese podido arrepentir.

Sin embargo, sabía que Knowledge tendría mucho trabajo en el censo. Cuando Flashing volvió a centrar su vista en ella, ésta resoplaba delante del portón de la siguiente casa y llamó a la puerta, pero nadie respondió.

La historiadora se sentó y miró al suelo, apesadumbrada.

—Esto me va a llevar tooodo el día —se quejó.

[center]* * *[/center]

Abrió los ojos y la luz le cegó, obligándole a cerrarlos de nuevo. Lentamente volvió a abrirlos, hasta acostumbrarse al resplandor que inundaba sus pupilas. Miró alrededor. Solo había rocas. ¿Qué había pasado? No recordaba absolutamente nada. Alzó los cascos delante de sus ojos. Sí, seguía siendo un poni. Un grisáceo poni. “Todo está bien. Todo va a salir bien”, pensó.

Se incorporó poco a poco. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Parecía que estaba en un camino de tierra. “Bien, un camino indica poblaciones”, se dijo a sí mismo. Pero tenía que elegir un sentido. Volvió a mirar alrededor. No se veía ninguna casa cercana, pero encontró un palo reseco. Lo cogió, lo puso sobre una punta y lo soltó, dejándolo caer. Miró la dirección que señalaba la punta... era la dirección que iba a tomar.

Empezó a trotar lentamente, pues tenía que acostumbrarse otra vez al movimiento. El camino estaba desierto, pero tenía huellas… era una gran señal, ya que esas huellas podrían conducir a su salvación. Giró un recodo. Después otro. Y posteriormente otro. Entonces, a lo lejos, vislumbró un pueblo, aunque en realidad más bien era una sucesión de casas que llevaban, según su forma de embudo, a una montaña. Quizás ahí le ayudasen, pues no recordaba nada, absolutamente nada.

Aceleró el trote hasta convertirlo en un galope, seguro de que recibiría ayuda. Tropezó y empezó a rodar sobre el suelo. Todavía estaba torpe y débil. Y ahí se quedó, en mitad del camino, todavía algo lejos de esa aldea… su salvación. Intentó levantarse de nuevo, pero fue incapaz de lograrlo. Finalmente, se rindió. “Estoy tan cerca de la salvación y a la vez tan lejos…”, musitó desesperado. Iba a desmayarse. Con un último esfuerzo, empezó a escribir en el suelo la palabra “AYUDA”, pero su sudor era tan excesivo tanto que su crin castaño se le pegaba a los ojos, impidiendo su visión, pero logró terminar el mensaje. Solo esperaba que algún habitante de ese pueblo le viese y le prestase ayuda.

Entonces se desmayó, exhausto, sobre el costado derecho, dejando ver todo su lado izquierdo. Su grupa, aunque él no lo sabía, estaba vacía. Su Cutie Mark había desaparecido.

[center]* * *[/center]

—Flashing, ¿Sabes dónde está Feather? —preguntó Shiny—. Llevo toda la mañana buscándola.

La potrilla seguía sentada observando a Knowledge, que había avanzado dos casas más.

—Está en Ponyville —respondió la unicornio, con una sonrisa.

—¿Y por qué está ahí? —inquirió Shiny, extrañada.

—Van a cambiar la Estación. Se preparan para traer la primavera —Flashing seguía mirando a Knowledge—, y es un evento en el que tienen que participar todos sus habitantes.

—Aham… —dijo la dorada pegaso, esperando que la potrilla terminase la explicación.

—Y eso incluye a sus carteros, entre ellas mi prima —añadió la pequeña unicornio—. Pero las cartas tienen que entregarse, y por eso Feather está allí, para ocuparse del correo mientras hacen la conversión de invierno a primavera.

Shiny miró entonces a todos lados. Solo veía casas, rocas, un par de árboles resecos, la estatua de la plaza y al fondo la mina. Pero no veía ningún copo de nieve.

—No recordaba que estábamos en invierno —dijo—. Y menos aún que se acerca la primavera.

—Ya, esto es un erial —indicó Flashing, mirando a Shiny—. Aquí siempre es verano… o invierno sin nieve… De todas formas, nos ahorramos todo el trabajo que tienen que hacer en Ponyville… y eso es bueno, ¿verdad? —dijo, sonriendo.

—Ya veo… Espera, ¿has dicho que tienes una prima en Ponyville? —preguntó la joyera, sobresaltada.

—Sí, y es una de las cartero —la prestidigitadora sonrió de forma más acentuada, hinchiéndose de orgullo—. Ya ves, cartero… Creo que es la que tiene el trabajo más responsable de toda la familia.

—Pensaba que… —la pegaso sabía que la potrilla vivía sola en su casa, pero no que tenía familia en Ponyville.

—Sí, y se llama Derpy —la sonrisa de Flashing ya era de oreja a oreja—. Y me encanta ir a verla, porque cada vez que nos vemos, nos lo pasamos genial.

—Espera un momento… —Shiny entrecerró ligeramente los ojos—. ¿Derpy es una pegaso?

—Sí, así es —respondió la prestidigitadora.

—¿De pelaje gris y la crin amarillo lima? —inquirió la joyera.

—Esa misma —contestó la potrilla.

—¿Con una Cutie Mark de burbujas de color celeste? —interrogó la pegaso.

—Correcto —alegó Flashing.

—¿Y los ojos amarillos así…? —Shiny se tapó un ojo con una pata y miró arriba con el otro— ¿… y así? —entonces se tapó el otro ojo con el mismo casco y con el abierto miró hacia abajo.

—¡Sí, esa es mi prima Derpy! —la unicornio no cabía en sí de gozo—. ¡Derpy Hooves! Yo soy Flashing Hooves, ella es Derpy Hooves. Somos primas hermanas.

—Pues dile cuando la veas que me debe una rueda de repuesto —la joyera volvió a entrecerrar los ojos, pero con una sonrisa en la boca—. Y que tenga más cuidado la próxima vez de no caer del cielo. Me costó muchísimo cambiar esa rueda rota.

—Sí, definitivamente es Derpy —Flashing rió—. Un poquito atolondrada pero de muy buen corazón.

Entonces la potrilla se puso seria y miró fijamente a los ojos de Shiny.

—¡Iré pronto a Ponyville y veré a Derpy… y también a Pinkie Pie! —dijo.

Y empezó a corretear por toda la calle mientras hacía gestos: gritaba “¡Flashing Hooves!” y movía los cascos rápidamente; después chillaba “¡Derpy Hooves!” y empezaba a correr para, al final, pegar un pequeño salto a modo de despegue; y finalmente voceaba “¡Pinkie Pie!” y pegaba un salto extraño con las cuatro patas a la vez, como si tuviese un muelle debajo de cada casco. Y volvía a empezar, mientras ignoraba a Shiny.

Shiny sonrió. Estaba reuniendo dinero y pronto invitaría a todas a pasar una tarde al Spa de Ponyville. Y Flashing vería a su prima y a esa tal Pinkie Pie.

—Por cierto, cambiando de tema… ¿Qué está haciendo Knowledge? —preguntó, señalando a la historiadora.

—Ah, ella… Está haciendo el censo —entonces la potrilla se paró en seco y se acercó a la pegaso.

—¿El censo? ¿De verdad tiene que hacer el censo? —la joyera se extrañó.

—Por lo visto sí, ya la estás viendo —la unicornio se puso seria, aunque seguía riendo por las comisuras de su boca.

—Quizás sería bueno ayudarla —expresó Shiny.

—Se nota que no la conoces aún —Flashing volvió a reír—. Va a decir “No gracias, (carraspeo, carraspeo) puedo con esto perfectamente, (carraspeo) ya lo verás”, y, cuando caiga la tarde, vendrá a pedir por favor que le ayudemos.

—No sé… voy a ofrecerle mi apoyo de todas formas —decidió la dorada pegaso.

—Como quieras, te espero aquí —Flashing se sentó sobre sus cuartos traseros.

Shiny se acercó a Knowledge, que estaba hablando con un potrillo que lo único que quería era jugar a darle patadas en la espinilla. Cuando la historiadora se rindió, empezó a dirigirse a la siguiente casa, momento en que aprovechó Shiny para abordarla.

—Knowledge, veo que no estás teniendo mucha suerte, ¿quieres que te ayude? —preguntó la joyera.

— No gracias —Knowledge carraspeó dos veces—, puedo con esto perfectamente —volvió a carraspear—, ya lo verás.

—De acuerdo, de acuerdo… —Shiny sonrió tontamente—, estaré en mi casa al atardecer, por si te interesa saberlo.

—Te aseguro que no voy a necesitar ayuda —indicó la historiadora, mientras llamaba a la siguiente puerta.

Shiny volvió a donde estaba Flashing.

—Tenías razón… —dijo—, incluso ha carraspeado igual.

—Tenemos tiempo hasta el atardecer, así que… —Flashing sonrió, sabiéndose ganadora de la contienda—, ¿te apetece ver mi nuevo truco mágico?

—Siempre disfruto con ellos —respondió Shiny.

Entonces se dirigieron al puesto de la prestidigitadora. Ésta se puso al otro lado del mostrador, y sacó de su zurrón una baraja de naipes. Empezó a barajarlas en un sentido, en otro, formando una torre, con un casco, con el otro… Al principio el movimiento era lento, pero la prestidigitadora aumentó el ritmo poco a poco, hasta que, debido a la rapidez, Shiny perdió la baraja de vista, a pesar de que sabía que lo tenía delante.

En un momento dado Flashing paró e hizo un abanico con las cartas, mostrando el dorso de los naipes.

—Elige una —dijo la potrilla—. Voy a intentar adivinarla.

Shiny escogió una carta al azar y la miró. Era una carta artesanal, en el que se veía un “4” sobre un fondo rojo, pero hecho con una calidad tal que parecía dibujado por un potrillo muy joven.

—Bien, ahora ponla en donde quieras —la unicornio seguía mezclando las cartas a una velocidad increíble. Volvió a parar y de nuevo hizo un abanico con los naipes mirando hacia abajo. Shiny introdujo su carta en un lugar al azar.

Flashing volvió a barajar muy rápido y puso los naipes bocabajo sobre la mesa. Levantando la primera, dijo:

—¿Es ésta? —preguntó, mostrando un “2” sobre fondo amarillo.

—No, no lo es… —Shiny alzó una ceja, confundida.

—Vaya, qué pena… déjame intentarlo otra vez —la sonrisa de la prestidigitadora dejó de ser tan pronunciada.

—De acuerdo —la joyera sonrió, intentando animar la situación.

La prestidigitadora puso el “2” sobre fondo amarillo al lado de la baraja, y levantó la siguiente:

—¿Es ésta? —era un “7” sobre fondo rojo.

—Cerca, pero tampoco es —Shiny se extrañaba, Flashing no solía fallar así.

—No sé qué me pasa… —declaró la unicornio mientras dejaba el “7” sobre fondo rojo encima de la otra.

Flashing se quedó pensativa durante un segundo y dijo:

—Ah, claro… —volvió a mostrar una gran sonrisa—. ¿Cómo va a estar la carta aquí, si se encuentra en tu zurrón?

Shiny miró instintivamente dentro de la alforja. Arriba del todo había una carta. La cogió y la miró. Era el “4” sobre fondo rojo. Shiny se quedó sin habla. ¿Cómo lo había hecho Flashing, si en ningún momento se había acercado a ella?

—Es… un truco maravilloso. Me encanta —dijo sonriendo—. Me tienes que explicar cómo lo has hecho.

—Ah, se hace pero no se dice —Flashing cerró los ojos por la alegría—. Y por eso son tan fantásticos estos trucos mágicos, porque te quedas con la duda de si es un truco… o si es verdadera magia.

Shiny se quedó mirando el naipe que aún sostenía, y luego preguntó:

—¿Por qué estas cartas son así de… raras?

—Porque son cartas básicas de trucos mágicos —explicó Flashing—. Solo viene el dorso, y el resto lo he pintado yo. ¿Te gusta?

—Son muy… originales —Shiny sonrió forzadamente.

—Lo sé, lo sé… —Flashing bajó levemente la mirada—, son penosas. No se me da bien dibujar, así que lo hice lo más básico posible: números del uno al diez y cuatro colores de fondo, blanco, por la Princesa Celestia; rojo, por el fuego; azul, por el agua y negro por la Princesa Luna.

Shiny apartó el naipe “7” sobre fondo rojo y señaló la que estaba debajo.

—¿Y por qué ésta es amarilla? —preguntó.

—Porque no tenía un rotulador azul —Flashing sonrió—. De todas formas, me interesaría conseguir una baraja profesional, pero para ello tendría que ir a una ciudad con mayor comercio. Quizás en Ponyville… ¿Ves? Otra razón para ir allí.

Shiny dejó de atender a Flashing. Había revuelo en la entrada del pueblo, y ella estaba demasiado lejos como para enterarse perfectamente del motivo. Y sentía mucha curiosidad, pues un revuelo así, en un pueblo tan tranquilo como Northwest Mines Town, era realmente insólito.

—Y me compraría una baraja… —continuó diciendo Flashing— de Prance. Son las mejores. O quizás… —se puso nerviosa de emoción—. ¡Sí…! ¡De Bullspain! Me encantaría tener una auténtica baraja de Bullspain. Mis trucos mágicos subirían de categoría, sin duda.

—¿Bullspain? —Shiny preguntó, aunque apenas prestaba atención a la unicornio. Su mente estaba dividida entre ella y el revuelo, que ahora era mucho mayor. Entrecerró los ojos, intentando un efecto catalejo y le pareció ver que llevaban en volandas a algún poni entre varios. Su curiosidad iba en aumento.

—Sí, ya sabes… —respondió la prestidigitadora— La mítica ciudad-estado de Bullspain, habitado por los seres más avanzados del mundo. Tenían carros voladores, controlaban automáticamente el clima, esas cosas… hasta que en una noche, hace siglos, desaparecieron… y ahora nadie sabe dónde están.

—Todo eso son cuentos, Flashing —Knowledge estaba parada delante del puesto—. Y no deberías creer ni una sola de esas historias fantásticas. Igual que Marelantis… otro mito.

—Pero sé que existen —la unicornio se puso muy seria y miró fijamente a Knowledge.

—Te lo digo yo. No existen, créeme —la historiadora también se puso seria.

—¿Y por qué hay tantas cosas de Bullspain vendiéndose en Equestria, por ejemplo? —preguntó Flashing, enfurruñada.

—Fácil, son todas falsas —respondió Knowledge—. No hay ninguna prueba que evidencie la verdadera existencia histórica de un país tan avanzado. Por favor… —adquirió un tono irónico—, ¿una nación con tales conocimientos científicos que podría conquistar medio mundo en cuestión de segundos?… ¿Y por qué no lo hicieron? Porque no existían.

—Eres una aguafiestas, ¿lo sabías? —la prestidigitadora se enfoscó y empezó a trastear con la baraja.

—Y solo se les ocurre dejar para la prosperidad objetos tan avanzados como… barajas de cartas… —entonces Knowledge se fijó en la dorada pegaso—. ¿Qué estás mirando, Shiny? —preguntó.

Ésta señaló la marabunta de ponis que estaban rodeando una casa. Era una vivienda al final del pueblo, en concreto la segunda de la lista de Knowledge, en la que no abrió nadie cuando llamó... Parecía que sí que estaba habitada.

—Genial, ya sé por qué no había nadie en su casa esta mañana —Knowledge se lamentó—. Están casi todos aquí —se acercó a Shiny para decirle en el oído—. Tú entretén a Flashing, yo voy a acercarme para terminar el censo y de paso a ver si me entero del motivo de por qué rodean esa casa.

Shiny aceptó, aunque en realidad le hubiese gustado enterarse ella misma del motivo. Knowledge se acercó al grupo de ponis y empezó a preguntar. De vez en cuando le señalaban una dirección u otra, seguramente indicando dónde vivían, y ella apuntaba todo en la hoja. Al rato volvió con los ojos abiertos como platos. Shiny y Flashing estaban sentadas esperando, aunque ésta última jugueteaba con la baraja.

—No os lo vais a creer… —Knowledge estaba asombrada—. Es el poni que vive en la segunda casa… le han encontrado por el camino de la encrucijada, desmayado y muy mal de salud; pero eso no es lo peor… su Cutie Mark… ¡había desaparecido!

Shiny y Flashing se sobresaltaron.

—¿Quéeee? —preguntó Flashing.

—¿Cómo? —inquirió Shiny.

—Sí, como lo oís. Antes tenía su Cutie Mark… —Knowledge miró la hoja—. Un serrucho cortando un tablón, pero ahora no tiene absolutamente nada, según me han dicho. Por suerte para él, han ido a Ponyville a pedir ayuda.

Las tres miraron hacia la casa del poni enfermo, que estaba totalmente rodeado de curiosos. Era raro, muy raro… ¿Desde cuándo desaparecen las Cutie Marks? Shiny había oído de pegatinas para potrillos simulando una Cutie Mark, y que se iban después de una sesión intensiva de agua y jabón. Knowledge recordaba haber leído sobre un antiguo rito de maldición que hacían los guerreros de Zebrica, pero sus efectos eran otros: cambiar los dibujos corpóreos por otros… pero esto era distinto.

—Es la venganza… —dijo Flashing— de los Bullspainianos —y puso las patas delanteras en alto, moviéndolos en círculos, como intentando infundir miedo—. Por decir que no existen.

—¿Pero cómo van a ser ellos? —Knowledge miraba a la potrilla con estupefacción.

—Además, por lo visto al… enfermo… lo han encontrado antes de que Knowledge dijese nada —matizó Shiny.

—Ya lo sé… —Flashing sonrió—. Pero es que estabais tan calladas…

—¡Por Equestria, se ha desmayado! —se oyó un grito masculino en la multitud.

—Estaba a mi lado y se ha caído en redondo —se escuchó otra voz, esta vez femenina.

—¡Es uno de los que le han traído! —chilló otra poni.

—¡Mirad! ¡Su Cutie Mark ha desaparecido! —gritó un cuarto.

Y todos en la multitud empezaron a trotar gritando y huyendo a todas direcciones. Incluso Flashing, Knowledge y Shiny, asustadas, empezaron a marchar hacia atrás, hacia la entrada a la mina. No tenían escapatoria.

—Tskkkk… Tskkkk… —alguien les llamaba. Las tres se giraron y la vieron… Era Gentle, desde la puerta de su casa, indicándoles con el casco de que entrasen, cosa que hicieron sin dudar.

Shiny no había entrado nunca en la morada de Gentle. Pasaron directamente al salón. Tenía una decoración… peculiar. Apenas había muebles o, mejor dicho, apenas había nada, era casi como un solar dentro de un edificio. Únicamente había una repisa con dos frascos y una alfombra en mitad de la habitación.

—Contadme, ¿qué ha pasado? —preguntó Gentle, cerrando la puerta.

—No te lo vas a creer… —empezó a decir Shiny.

—Eso, no te lo vas a creer —dijo Flashing.

—De hecho, no te lo vas a creer —respondió Knowledge.

—Pues sí puede que me lo crea —Gentle miró a todas y, señalando a Shiny, preguntó—. Dime, ¿qué es lo que ha pasado ahí fuera?

—Verás… —la pegaso no sabía cómo continuar—, han encontrado a un poni muy enfermo, y lo han trasladado a su casa. Ha venido hace poco de no sé dónde, pero… —Shiny puso cara de asombro— no tenía Cutie Mark… le había desaparecido.

Gentle alzó una ceja. Ninguna de las tres lo comprendía… un evento tan asombroso como ese y Gentle solo hacía un gesto tan… soso.

—Decidme, ¿le ha desaparecido a alguien más su Cutie Mark? —fue lo único que dijo la unicornio de dos colores.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Knowledge.

—Vaya… —Gentle se llevó el casco a la barbilla—. Entonces ya ha empezado…

Shiny, Flashing y Knowledge se miraban sorprendidas. ¿Cómo conocía Gentle que había otro afectado? Y lo más importante, ¿cómo sabía que iba a ir a más?

—Veréis… —dijo la unicornio de dos colores—. Cuando yo estudiaba Historia de la magia en la Escuela de Magia de Canterlot, los libros de la escuela eran muy… escuetos, así que tuve que investigar por mi cuenta algunas cosas, y una de las cosas que averigüé fue lo siguiente:

Todas se sentaron en el suelo, pues sabían que iba a llevar cierto tiempo la historia.

—Hace aproximadamente mil doscientos años, una… —Gentle hizo una pequeña pausa, casi imperceptible— “perversa” —escupió la palabra— hechicera unicornio intentó usurpar el trono de la Princesa Celestia. Y entre otras cosas usó un hechizo para socavar las legiones que la Monarca de Equestria usó contra ella… El hechizo hacía olvidar a los ponis quienes eran, y les borraba la Cutie Mark, para que nadie ajeno a ellos pudiese ayudarles.

—Qué… horrible —se lamentó Flashing.

—Sí, horrible… pero bastante perfecto —dijo la unicornio del cuerno roto—. En aquella época las legiones se dividían en pequeños grupos para actuar, y si ese grupo se contagiaba, no había nadie externo a ellos que supiese quiénes eran en realidad esos soldados…

—Qué hechicera más espantosa —Flashing se enfadó.

—No te preocupes —Gentle miró fijamente a la potrilla—, fue severamente castigada, te lo puedo asegurar.

—¿Y hay cura para ese hechizo? —preguntó Shiny.

—Sí, hay una cura. Aunque es difícil de… administrar —respondió Gentle.

—¿Por qué? ¿Tiene ingredientes exóticos y difíciles de conseguir? —inquirió la dorada pegaso.

—No —contestó la unicornio bicolor—. Hay que hacer que sus Cutie Mark se vuelvan a “activar”.

—¿Activar? —Knowledge se extrañó.

—Sí, tienen que rememorar lo que hizo que apareciesen sus Cutie Mark —explicó Gentle.

—Ah, pero eso es fácil. Solo hay que decirles quiénes son y a qué se dedicaban —Knowledge sacó un papel del zurrón—. Y precisamente esto nos vendrá perfecto… Qué casualidad que justo hoy tuviese que hacer lo del censo, ¿verdad?

—No es tan fácil —respondió la unicornio del cuerno fragmentado—. Con muchos sí lo será, pero… ¿y si su Cutie Mark representa un elemento no tan tangible?

—No entiendo —replicó Flashing.

—Por ejemplo, ¿qué le diríais a Muffled Yell para que recuperase su Cutie Mark?: “Señora yegua,…” —Gentle puso voz de falsete— “… usted tiene una capacidad especial, que es proyectar su grito a través de las paredes”. No, eso no funcionaría con ella.

—Afortunadamente Muffled está ultimando pedidos en Fillydelphia —dijo Shiny—, así que un problema menos.

—Tenemos que salir ahí fuera y curarlos —indicó Knowledge, blandiendo el papel del censo.

—Habrá que tener mucho cuidado —Gentle se quedó pensativa durante un instante—. Creo recordar que se contagiaba por el simple contacto.

En ese momento alguien llamó a la puerta. Gentle se puso el casco sobre la boca, señalando a las demás que guardasen silencio.

—¿Quién es? —preguntó la unicornio de dos colores.

—Soy Wise Words —dijo una voz desde fuera—. Por favor, dejadme entrar… No me han tocado, os lo aseguro.

Gentle se levantó y abrió la puerta. Wise portaba unas cuantas escobas y fregonas. Fueron los dos al salón y el semental empezó a repartir utensilios de limpieza a cada una.

—¿Sabes lo que ocurre, no? —preguntó Shiny.

—Sí, lo sé perfectamente —respondió Wise—. Sé cómo curar a los afectados y sé cómo se contagia esta… maldición.

En ese momento Shiny se fijó en una cosa: por primera vez el semental, pese a estar junto a Gentle, no temblaba ni se ruborizaba… era como si esa característica hubiese pasado a segundo plano. Sin duda, lo que estaba aconteciendo fuera era algo tan sumamente importante que la actitud de Wise era completamente distinta.

—¿Y cómo lo sabes? —interrogó inquisitivamente Gentle.

—Cuando yo era un potrillo muy pequeño —explicó el semental, mirando alternativamente a las cuatro—, mi madre me decía todas las noches “Si no te duermes, vendrá una hechicera y te quitará tu Cutie Mark, cuando la tengas. Y hará que te olvides de todo lo que te importa: de tus amigos, de tu padre, de mí e incluso de ti mismo”. Sé que parece una tontería, pero cuando crecí decidí investigar sobre ese tema, pues mi madre no era precisamente una yegua supersticiosa. Y descubrí que, efectivamente, hace siglos hubo una hechicera que hizo algo así.

—¿Qué descubriste exactamente? —volvió a preguntar la unicornio de dos colores.

—Lo poco que existe sobre ese tema, creo —Wise miró directamente a Gentle, con actitud conciliadora—. Un breve dato en un libro de historia de la magia, en la Biblioteca de Canterlot. Ni siquiera sé el nombre de la hechicera. Es como si alguien se hubiera preocupado de eliminar toda existencia de su vida, dejando únicamente las consecuencias de tres de sus hechizos, así como evitarlos y curarlos. Y también un dato más: Quien se recupera de este hechizo, queda inmunizado.

—De todas formas —dijo Gentle, mirando a todos, especialmente a Wise—, si esa hechicera vivió hace más de mil doscientos años… ¿Por qué este hechizo ahora? ¿Y por qué aquí?

—No tengo ni idea —respondió Wise.

—Es hora de salir y empezar a curarlos a todos —sentenció la uniconio del cuerno quebrado.

Todos asintieron y, cogiendo cada uno su escoba o fregona (aunque Gentle además agarró una túnica y se lo puso por encima, tapándose por completo), y todos salieron despacio a la calle… Pero no estaban preparados para lo que vieron a continuación. Todo el pueblo estaba lleno de ponis desorientados. Unos estaban parados, otros mirando hacia todos lados y otros preguntando a los demás “¿Quién soy?”.

—Es desolador —comentó Shiny.

—Es horrible —se lamentó Knowledge.

—Es… como un ataque zombi —matizó Flashing. Todo el grupo la miró—. Por favor, ¿es que nadie ha visto nunca una película de zombis?

—Tiene razón —dijo Wise—. Si ellos —señaló a los afectados— te atrapan, estarás perdido, al igual que con los zombis de las películas.

Todos se pusieron en posición haciendo un círculo con las cabezas mirando hacia fuera y se movieron poco a poco hacia el centro de la calle, manteniendo los palos en ristre, hacia el exterior del contorno. Sin duda, era la mejor forma de evitar que los afectados se acercasen demasiado.

—Bien, ¿por dónde empezamos? —preguntó Knowledge.

—Hay que impedir a toda costa que esto se extienda por toda Equestria —respondió Gentle.

—¡Oh, no! Imaginaos que esto llega a Ponyville… —Flashing se entristeció—. Dejarían de traer la primavera, y sería un desastre.

—No te preocupes, lo vamos a evitar —Shiny intentó animar a Flashing.

—¿Alguien les ha avisado? —Wise alzó una pata hacia arriba.

Todas miraron. El semental señalaba la ciudad de nubes. Nadie había caído en ello... Solo hacía unos pocos días que había empezado la restauración de esa urbe, y, por lo tanto, estaba completamente llena de operarios pegaso, que iban de aquí para allá, volando directamente a la ciudad desde el horizonte, o saliendo de ella, pero siempre formando una larga fila, como si fuesen un grupo de laboriosas hormigas. Afortunadamente, y seguramente debido al trabajo que estaban realizando, ningún pegaso había bajado a Northwest Mines Town.

Probablemente no estaban infectados, pero pronto se enterarían de que algo extraño ocurría debajo de ellos, y se acercarían a investigar… y entonces la enfermedad se extendería, y a saber a qué distancia llegaría a hacerlo.

Rápidamente, a pesar de la lentitud de sus movimientos por mantener la formación circular, cogieron unas cuantas piedras y las juntaron en el suelo, logrando formar, con grandes letras, la frase “Epidemia, no acercarse”.

—Bien —dijo Gentle—. Siguiente paso: observación. Tenemos que recoger útiles de nuestras casas y salir del pueblo para ver cómo evoluciona esta enfermedad. Lo ideal sería ir al camino para advertir a los ponis se acerquen al pueblo e impedir que se vean afectados, y también evitar que los afectados salgan.

—Maldita sea, ¡fuera de aquí! —rugió una voz.

Todos se giraron. Parecía la voz de…

—No os acerquéis a mí. No os puedo ayudar —era la misma voz—. ¡Eh, tú! Los cascos fuera del género, si lo rompes lo pagas.

Sí, era Shadow Hammer quien gritaba. Por lo visto estaba en apuros, así que todos se miraron, asintieron y empezaron a mover el círculo hacia la herrería.

Cuando llegaron, Shadow estaba arrinconada en una esquina, y tres ponis estaban acercándose a ella. Shadow se defendía como podía con un atizador cogido, probablemente, en ese momento, pues a su lado tenía apilados unos cuantos.

—No dejes que te toquen —chilló Shiny, que rompió la formación para acercarse a la herrero.

Entre todos lograron espantar a los ponis que habían invadido la herrería.

—¿Te han tocado? —preguntó Gentle.

—No, pero han estado a punto —respondió Shadow—. ¿Qué es lo que pasa? Todo el mundo está muy raro.

Rápidamente le explicaron la situación, y Wise le pasó una escoba a la herrero. Tenían que salir del pueblo lo más rápidamente posible. Pero si podían rescatar a todos los ponis posibles mientras tanto, mejor, pues además de mantenerlos a salvo, tendrían menos trabajo a la hora de administrar la cura.

Fueron pasando, siempre en formación circular, de casa en casa avisando a los no afectados de que permaneciesen en su hogar y de que no se dejasen tocar por un poni sin Cutie Mark, ni tocarlos ellos. Después fueron a casa de cada uno de los integrantes del círculo para coger utensilios y enseres; así como comida y mantas, por si tenían que pasar la noche fuera.

[center]* * *[/center]

Ya en el exterior de NorthWest Mines Town, y una vez evitado todos los acercamientos de afectados que pedían, rogaban, exigían y suplicaban información sobre quiénes eran, se establecieron junto al primer recodo del camino, a unos quinientos metros más allá de la entrada del pueblo. Desde allí podían observar perfectamente todos los movimientos que iban surgiendo y también cómo avanzaba la enfermedad.

—No puedo creérmelo —se lamentó Knowledge—. ¿Cómo vamos a conseguirlo? Son demasiados.

Efectivamente, había una gran cantidad de ponis deambulando por la calle. Eran más de la mitad de los habitantes del pueblo. Si no hacían nada rápidamente, pronto todo el lugar estaría afectado. Y lo peor era que, excepto hacia la mina al fondo, en las otras tres direcciones no había nada que impidiese que ningún poni saliera. Northwest Mines Town parecía, en su constitución sobre la nada, a Appleloosa.

—No te preocupes, se nos ocurrirá algo pronto… —Gentle intentó animar— Espero… —susurró.

—¿Véis eso? —Shiny señalaba al cielo.

Todos miraron, pero no vieron absolutamente nada.

—Eso es lo que quiero decir —dijo la joyero—. ¿Dónde está la fila de pegasos?

Volvieron a mirar. El cielo estaba desierto. Gentle cogió unos prismáticos del zurrón que portaba y miró hacia la ciudad de nubes.

—Los veo —declaró la unicornio de dos colores—. Siguen en la ciudad… pero están parados, mirando hacia… —empezó a girar, mirando siempre con los prismáticos hacia el cielo, hasta dar la espalda al pueblo— allá —y señaló un punto en el cielo, bastante lejano—. Veo más pegasos, suspendidos en el aire. Algunos están mirando hacia la ciudad, mientras que otros miran hacia abajo. Deberíamos ir a investigar.

—Me estoy temiendo lo peor —dijo Wise.

Se dirigieron a la dirección donde supuestamente estaban esperando los pegasos. Debajo de ellos había una especie de valla metálica, que aparecía desde la izquierda a la derecha, perdiéndose de vista por ambos lados. Era una barrera parecida las de seguridad, aunque más baja, y parecía hecha a base de módulos iguales, encajadas cada una sobre la base de la siguiente. Y hacían una especie de círculo, en cuyo centro, según parecía adivinarse, estaba Northwest Mines Town.

—No se acerquen —sonó un altavoz dispuesto en lo que parecía una puerta—. Esta zona está en cuarentena.

—¿Cuarentena? —preguntó Wise — ¿Cómo han actuado tan rápido?

—¿Sabéis si alguien ha salido del pueblo? —inquirió Gentle al grupo.

—No hemos visto a nadie, pero nos enteramos que habían ido a pedir ayuda a Ponyville… y es posible que los que lo hicieron estuviesen contagiados —respondió Shiny, aterrada.

—Vamos a acercarnos —sentenció Wise.

—¿No has oído lo que han dicho? No nos deberíamos aproximar —dijo Flashing.

Pero Wise ya se había adelantado. El resto se miraron y le siguieron, aunque desde más atrás.

—¡Alto! ¿Quién va? —preguntó un blanco soldado que estaba apostado en la puerta, por el otro lado de la valla—. ¿No lo habéis oído? No se puede salir.

—Quiero hablar con el poni que esté al mando —ordenó Wise.

El soldado hizo una señal a otro que estaba un poco más alejado y éste se dirigió a una barraca que estaba aún más allá. Shiny miró alrededor: por aquí y por allá, unos cuantos soldados vigilaban las puertas repartidas por todo el perímetro de la valla, pero también había ponis con batas blancas. Probablemente serían médicos y enfermeras, lo cuál era más lógico, para contener una epidemia, que usar soldados. Y además, otros ponis vestidos de forma extraña pululaban por todo el campamento.

—Yo soy la que manda aquí —exclamó una unicornio de color azul pálido, parándose delante de la puerta. Su bata tapaba casi toda su Cutie Mark, del que solo se veía parte de una jeringuilla—. No podéis cruzar. Esta zona está sometida a una cuarentena.

—Sabemos lo que ocurre aquí —Wise se acercó un poco más a la puerta. El soldado agarró su lanza con los dos cascos y la puso delante de él.

—Estamos evaluando el problema y la causa —respondió la unicornio—. Y, aunque por el momento sabemos los síntomas, desconocemos la cura y el método de contagio, así que, por favor, no paséis de esa línea —señaló una raya blanca pintada a unos pocos metros de la puerta—, o nos veremos obligados a utilizar métodos drásticos.

Gentle hizo una señal a las otras y se acercó a Wise, poniéndose a la par con él.

—No estamos infectados. Conocemos qué tipo de “enfermedad” es. Y sabemos cómo curarlo. Solo hay que tomar las debidas precauciones —dijo la unicornio de dos colores.

—¿Cómo estáis tan seguros? —preguntó la doctora.

—Buscad en la Biblioteca de Canterlot el libro “Amigos y Enemigos de Equestria” —comentó Gentle—. Ahí viene explicado. Está un capítulo o dos antes que el referido al destierro de la Princesa Luna.

—De acuerdo. No os mováis —dijo. Y, dirigiéndose a uno de los acompañantes, le ordenó—. Escribe una carta y mándalo. Es muy urgente, usa el dragón.

El subordinado asintió, cogió papel y tinta y rápidamente escribió algo en un pergamino. Después se acercó a una tienda compuesta de cuatro listones y un pequeño techo de lona, de forma que se veía su interior. Dentro había un azulado dragón joven, aún bastante pequeño, pero incluso a esa edad su cola sobresalía de los límites del entoldado.

El dragón cogió el pergamino, asintió a lo que le estaba diciendo el poni y quemó el pergamino con su aliento de fuego. Las cenizas, en vez de caer al suelo, flotaron suavemente durante un instante, para justo después empezar a volar velozmente rumbo a Canterlot.

—Será cuestión de un momento —explicó la doctora—, pues tenemos compañeros que están investigando este asunto en todas las bibliotecas importantes del país.

Efectivamente, apenas tardó la respuesta. El dragón de repente exhaló por su nariz un halo de fuego, que se materializó en un pergamino. Aunque Shiny, Knowledge, Shadow y Flashing estaban asombradas, Wise y Gentle estaban parsimoniosos, como si estuviesen acostumbrados a ver eso cada día.

—Bien, parece que estáis en lo correcto —dijo la doctora—. Hay un hechizo antiguo que cuadra con los síntomas… y, por lo que veo, el método de contagio es el contacto. ¡Ah!, aquí expone cómo se cura. Parece correcto… pero no podéis pasar.

—¿Cómo que no podemos pasar? —Wise empezaba a mostrar enfado.

—No sabemos aún si lo que ocurre aquí es el hechizo o no —respondió la doctora—. Por lo tanto, no podemos arriesgarnos.

Wise gruñó, pero no dijo nada.

—Nos volvemos —comentó Gentle, dándose la vuelta y pasando junto a las demás.

No tardaron mucho en llegar a la antigua ubicación de vigilancia. Gentle sacó los prismáticos y empezó a observar a los ponis, que ahora eran unos cuantos más… posiblemente algún poni sano había abandonado la protección de su casa al reconocer a un amigo, o algún familiar. Incluso entre los afectados había potrillos pequeños, que preguntaban quiénes eran a los que estaban a su alrededor y se sentaban a llorar, pues los demás no podían proporcionársela, ya que estaban en la misma situación.

—No aguanto más —Shadow se enfureció—. Voy a salir ahí y a hacer tod…

—¡No puede ser! —cortó Gentle, contrariada—. Mirad quiénes están ahí.

Y pasó los prismáticos al resto, quienes miraron por ellos, desanimándose a continuación. Pero cuando le llegó el turno a Shiny, ella solo vio a dos yeguas de tierra de pelaje verde pálido y la crin azulada. Eran prácticamente iguales.

—¿Quiénes son? —preguntó la joyero. Las conocía de vista, pero nunca había entablado con ellas una verdadera conversación, como mucho unas pocas palabras.

—Son las gemelas Numbers —respondió Gentle—. Hacen, entre otras cosas, mediciones precisas. Y curarlas va a ser especialmente difícil, sobre todo con Imaginary.

—¿Y por qué va a ser difícil? —inquirió Flashing—. Solo hay que contar números delante de ellas, ¿no?

—Eso quizás valdría con Reale —explicó Gentle—, cosa que dudo, pero los cálculos que hace Imaginary son demasiado complejos.

—¿Cómo de complejos? —preguntó Flashing.

—Veamos, te lo voy a explicar lo mejor que pueda… —Gentle dibujó en el suelo una línea y dibujó, hacia la mitad, una marca con el “0”. A su derecha hizo marcas más o menos equidistantes que señaló como “1”, “2”, “3”, “4” y “5”, respectivamente, sin llegar al extremo, y por la izquierda escribió otras marcas equivalentes pero dibujando “-1”, “-2”, “-3”, “-4” y “-5”, sin llegar al extremo, aunque en ellos dibujó el símbolo de “infinito” por la derecha y del “menos infinito” por la izquierda.

—Esta línea representa los números reales —dijo la unicornio de dos colores a continuación—. Está compuesto por números enteros, decimales, constantes, números complejos, etc... Sin embargo, los números imaginarios son totalmente diferentes. Podríamos definir un número imaginario como un número complejo con la particularidad de que su parte real es igual a cero —Gentle dibujó una línea totalmente perpendicular a la anterior, cruzándose con ésta exactamente por el “0”—. Esta es la relación que hay entre los números reales y los números imaginarios. De los números reales podemos saber algo, pero explicar números imaginarios… es demasiado abstracto.

—Me estás dando dolor de cabeza… —Flashing se llevó los cascos a las sienes, atontada.

—Necesitamos, sin duda, un profesor de matemáticas —comentó Wise.

—¿Dónde? —preguntó Shadow—. No hay ningún profesor en el pueblo, y no podemos salir a pedir que busquen uno, seguramente no le dejen entrar.

—Dejad eso de mi cuenta —Wise se deslizó hacia el pueblo—. Quedaos aquí, volveré en seguida —y desapareció.

Sin dejar que ninguna del grupo le viese, ni tampoco nadie desde ninguna ventana, entró en su casa, cogió un trozo de tela, un papel, pintura, tinta y cinta aislante. Volvió a salir y rodeó su casa hasta situarse en la parte trasera. En la tela escribió, con grandes letras, “No entres, cuarentena. Usa prismáticos” y en el papel garrapateó “Localiza al profesor de matemáticas de las gemelas Numbers y tráelo. Máxima urgencia”. Después pegó el papel en una esquina de la tela, de modo que pudiese embarullar todo rápidamente si llegaba el caso. Volvió a entrar en casa, cogió una gema de dimensiones generosas y, saliendo de nuevo, volvió a donde estaban las demás.

—Creo que he encontrado una forma de contactar con el profesor de las gemelas Numbers —dijo Wise cuando llegó. Entonces, mostrando la joya, continuó—. A los dragones les encantan estas cosas, ¿no? —indicó con una sonrisa un poco perversa.

Todas sonrieron de la misma forma.

[center]* * *[/center]

Volvieron a la valla, pero se ocultaron detrás de unas piedras, mientras trazaban un plan.

—Veamos —expuso Gentle—. Tenemos que: ‘Uno- Coger un pergamino. Dos- Escribir ‘Al profesor que enseñó a las gemelas Numbers todo lo que saben. Necesitamos su ayuda’. Tres- Lograr que el dragón envíe el pergamino…’

—Te falta ‘Cero- Cruzar esa valla’ —declaró Shiny, señalando la cerca.

—No lo vamos a conseguir —se quejó Flashing.

—Es imposible —añadió Knowledge.

—“Lo imposible en realidad es algo fácil que no se ha intentado antes” —sentenció Wise.

Pero aún seguían definiendo los pormenores del plan cuando las puertas se abrieron y entraron unos cuantos ponis. Éstos iban ataviados con un enterizo traje protector blanco, como de apicultor, y se dirigían directamente al pueblo.

Salieron entonces de la protección de las rocas y se acercaron al grupo de médicos, parándose a cierta distancia, pues querían dar a entender que no eran hostiles.

—Busco a una poni en concreto —la médico-jefe unicornio estaba al frente de la formación—. Según me han comentado, puede que haya hecho un censo, lo cuál sería perfecto, pues nos ahorraría mucho trabajo. Se llama… —miró al subordinado, que se acercó y le susurró algo al oído— Knowledge, Undying Knowledge.

Ésta se estaba acercado a ella con el censo entre los cascos, pero Wise se situó entre las dos.

—¿Quién le ha dado ese dato? —preguntó contrariado.

La doctora-jefe se dio la vuelta y señaló a una poni de tierra que miraba desde detrás de la valla. Era Muffled. Wise entrecerró los ojos mirándola fijamente, con furia. La jefa de mineros tragó saliva: sabía que estaba en problemas. Entonces, sin apartar la vista, Wise se apartó, dejando pasar a Knowledge.

—Bien… correcto… perfecto… —la doctora-jefe estaba revisando la lista que le acababa de dar la historiadora—. Espera. ¿Cómo vamos a recuperar a estas dos? ¿Qué pone? —el subordinado volvió a acercarse y le musitó algo al oído—. Ah, tienes razón: Gemelas Numbers… Según veo, va a haber un pequeño problema con ellas… pero ya lo solucionaremos en su momento. Afortunadamente, el resto es de fácil tratamiento. Bien, vamos a empezar.

Se acercaron todos al pueblo. Observaron la escena y decidieron los movimientos a seguir. Wise aprovechó el momento para quedarse rezagado y deslizarse, sin ser visto, hasta la parte trasera de su casa. Rápidamente recogió la lona, hizo una bola con ella, abrió la ventana trasera y tiró la tela dentro de su casa. Miró al suelo por si se había caído algo y, viendo que estaba todo perfectamente, volvió de igual forma a la posición donde estaban los demás.

—…por aquí y creo que eso es todo —la doctora-jefe estaba terminando de explicar el plan. Bien, parecía que nadie se había dado cuenta de su corta desaparición.

Empezaron a actuar. Los médicos, protegidos, se encargaron de ir, poco a poco, cogiendo y separando a los ponis de los demás. Mientras, la doctora-jefe localizaba al sujeto buscando en el papel del denso, según los colores de cuerpo, ojos y crin. Una vez localizado, decía en alto la Cutie Mark que debería poseer el poni apartado. Entonces, entre todos, hacían todo lo posible por hacerle recordar. Hasta que, de una forma u otra, lo lograban.

[center]* * *[/center]

Por el momento todo marchaba bien. Lento pero bien. Pero se empezaba a hacer de noche y aún quedaban unos cuantos afectados, entre ellos, las gemelas Numbers. Con ellas iba a ser harina de otro costal. Wise esperaba que el mensaje hubiese sido leído por su contacto, y que la maquinaria para traer al profesor a Northwest Mines Town estuviese en marcha. No quería dejar ese cabo suelto, pues ya era más bien orgullo propio que otra cosa.

De repente un poni enfundado en un traje de protección apareció en la entrada del pueblo. Se acercó a la médico-jefe y le susurró algo. Ella asintió y le respondió de la misma forma, señalando el traje de protección. El poni, girándose, se dirigió directamente hacia una de las puertas del perímetro de seguridad de la cuarentena.

[center]* * *[/center]

Solo faltaban las dos gemelas. El resto había obtenido de nuevo su Cutie Mark. Era ya de noche cuando habían llegado a este término. Desgraciadamente, lo que quedaba ya no estaba a su alcance. Todos se sentaron a descansar, satisfechos, pero no eufóricos, por el trabajo. Entonces volvió a aparecer el mismo poni de antes, pero esta vez con un compañero.

—Hola, soy el profesor Logic Math —dijo este último. El profesor era un unicornio de pelaje gris oscuro, mayor, casi anciano… al menos esos rasgos eran los que podían verse a través del visor del traje de protección que portaba—. Vengo a ver a mis potrillas. Espero que estén bien, aunque, a raíz de la urgencia con la que he sido trasladado aquí, me imagino que no es el caso.

Llevaron al profesor a la casa de las gemelas Numbers, quienes le esperaban sentadas y atadas a las sillas, junto a una pizarra. Y allí empezó la clase.

[center]* * *[/center]

—Siento mucho haberos tratado así, pero el protocolo es el protocolo —la médico-jefe se había quitado el protector de la cabeza y lo sujetaba en un costado, sosteniéndose sobre las patas traseras —. Por cierto, me llamo Cure. Cure Priority.

—Encantada, yo soy Shiny —dijo la pegaso—. Y ellas son Flashing, Shadow, Knowledge y Gentle. Y ese es… —miró alrededor— ¿Dónde está? —preguntó. Las demás negaron con la cabeza y encogieron los hombros—. Bueno, el que falta es Wise.

—Nos alegramos de que todo haya acabado al fin —dijo Knowledge.

—Eso, eso. Al fin —matizó Flashing.

—Tengo que volver a la herrería a poner todo en orden. Un placer, Cure —y Shadow marchó.

—Yo también tengo que irme. Chicas, os veo más tarde —Gentle fue hasta su casa de manera parsimoniosa.

—Por cierto, muchas gracias por esto. Te lo devuelvo — expresó Cure mientras le devolvía el papel del censo a Knowledge.

—Gracias —agradeció la historiadora con una sonrisa—. Ahora puedo pasarlo a limpio.

En ese momento, las gemelas Numbers salieron de su casa, seguido del profesor, que ya se había quitado el protector de la cabeza, mostrando así una sonrisa de satisfacción. La grupa de las dos gemelas volvían a tener su Cutie Mark: Una “R” para Reale y una “iR” para Imaginary.

Cure Priority se acercó extrañada al maestro.

—¿Cómo lo ha hecho? —preguntó—. Ha tardado muy poco tiempo…

—Un buen profesor sabe lo que le interesa a sus alumnos —respondió el maestro, sonriendo—, y ellas fueron… y aún lo son, mis mejores estudiantes.

[center]* * *[/center]

“Querida abuelita:

A veces hay cosas del pasado que permanecen ocultas, esperando salir a la luz. Pueden ser cosas buenas, y el hecho de que emerjan a la superficie es algo maravilloso. Pero también pueden ser cosas malas, y esas hay que intentar hacerlas desaparecer.

El pasado es extraordinario, capaz de albergar lo mejor y lo peor de todos y cada uno, a diferentes alturas. Unos actos se encuentran a unos pocos centímetros de la superficie y, solo con recordarlas, afloran hacia ella. Sin embargo, otros se encuentran enterrados bajo varios metros. Y con esos actos hay que tener mucho cuidado, pues, si se sacan a la superficie, la cantidad de tierra removida es excesiva, hasta tal punto que afecta a todo lo que hay a su alrededor.

Las cosas del pasado, pasado están.

Con cariño, tu nieta Shiny Eyes.”

La dorada pegaso estaba escribiendo la carta en el restaurante, un poco apartada de sus amigas, pues no quería interceder en la conversación que tenían entre sí. Pero quería terminar pronto para estar con ellas. De hecho, la carta la había hecho muy rápido, y no la había repasado. Prefería hacerlo más tarde, al calor de su hogar.

—Venga, Shiny, acércate —Shadow se estaba moviendo para dejar asiento libre.

—Eso, Feather nos va a contar lo que ha pasado en Ponyville —Flashing estaba eufórica. Iba a tener noticias de su prima Derpy, y puede que también de Pinkie Pie.

Shiny guardó el pergamino y la pluma y se acomodó en el asiento ofrecido, apoyándose en la mesa. Feather se aclaró la garganta y dijo:

—Ha sido maravilloso… Todo el mundo trabajando hombro con hombro en una sucesión de tareas. Aunque no les fue muy bien hasta llegada la tarde, en el que la bibliotecaria del pueblo tomó el control de la situación y empezó a dirigir las faenas. Pero había de todo… Incluso cantaron. Y todos participaban en la canción, al igual que lo hacían con las tareas.

Todas estaban extasiadas escuchando.

—Y he estado a punto varias veces de unirme a la fiesta —continuó explicando la pegaso cartero—, pero tenía trabajo entregando cada carta, cada paquete y cada certificado. Y es algo que me llevó todo el día. Ponyville es muy grande, y más si solo hay una cartero trabajando. Estoy rendida.

—Dime, Feather… ¿has hablado con Derpy? ¿Y con Pinkie Pie? —preguntó Flashing, que no podía contener la emoción.

—Ah, sí. Justo antes de venir estuve hablando con ellas —respondió la pegaso cartero—. Derpy te da recuerdos, y Pinkie Pie quiere que vayas pronto, te está preparando una fiesta… y las dos me dieron esto para ti —Feather puso un paquete sobre la mesa.

Poco tardó Flashing en abrirla, haciendo honor a su nombre. Cuando terminó de hacerlo, un dulce olor a tostado inundó la mesa. La potrilla tenía una sonrisa espectacular.

—¡Muffins! ¡Son Muffins! —exclamó extasiada—. ¡Con lo que me gustan! Estas dos son fantásticas. Las quiero un montón —y, cogiendo un muffin, se lo comió de un bocado—. Comed vosotras también, están deliciosas —dijo después de tragar.

—¡Eh! ¡Esta está mordida! —declaró Knowledge, mostrando la que había cogido.

—Bueno —dijo Feather—, digamos que a Derpy también le encantan… y no pudo resistirse a la tentación.

Y todas rieron.

[center]* * *[/center]

Muffled acababa de entrar a su casa, abatida por el terrible día que había tenido. Menos mal que por fin había conseguido ese contrato en Fillydelphia. Y también la restauración de la ciudad de nubes seguía su curso. Entonces se fijó en que las cortinas estaban echadas, por lo que miró directamente a la mesa. Había una pequeña y redondeada piedra gris encima de ella.

—Wise, sé que estás aquí —dijo, mirando en todas direcciones.

Al fondo de la habitación, donde más oscuridad había, se abrieron unos ojos.

—Sabes lo que ha ocurrido aquí hoy, ¿no? —preguntó la boca a la que pertenecían esos ojos. Efectivamente era Wise.

—Sí, lo sé. Y me alegro de haber hecho lo del censo —Muffled empezó a caminar directamente hacia él.

—No te acerques —ordenó el semental—. Ya sabes cómo actuar. No se sabe quién puede estar mirando.

Entonces la yegua se sentó en el sillón que estaba al lado de la mesa y puso los cascos sobre las mejillas, de tal forma que todo aquel que mirase por la ventana viese a una Muffled pensativa y cansada, cuando en realidad estaba manteniendo una conversación importante.

—Veamos —continuó Wise—. ¿Falta alguien?

—Sí —respondió la jefa de mineros—, una unicornio recientemente instalada no ha aparecido en todo el día… y no creo que lo haga jamás. No puedo creérmelo… Un hechizo de hace más de mil doscientos años… ¡Aquí!

—Demasiada casualidad, ¿no crees? —analizó el semental—. En menos de veinticuatro horas… se decide hacer “urgentemente” un censo de todos los habitantes, te surge un contrato en Fillydelphia que requiere de tu presencia, y, cuando tú no estás, ocurre un desastre de una magnitud inusitada. Sin duda, mucha casualidad.

Muffled abrió los ojos como platos.

—¿Estás insinuando que yo tengo que ver algo en esto? —preguntó horrorizada.

—No —respondió Wise, con los ojos entrecerrados—. Si hay alguien en quien confíe en este pueblo, sin duda alguna eres tú... Pero hay alguien cercano a ti que sí tiene mucho que ver.

—¿Y por qué crees eso? —inquirió la jefa de mineros.

—Porque pensándolo fríamente solo puedo llegara a una conclusión: los acontecimientos han sido forzados a ocurrir —explicó el espía—. Esa unicornio debió enterarse de la idea de hacer el censo cuando se expuso en el Consejo del Pueblo, y seguramente se ha visto obligada a ser descuidada en sus planes y ha tenido que iniciar la plaga. Pero, previendo todo esto, te ha llegado, como llovido del cielo, una opción de contrato muy jugoso… aunque para ello tenías que abandonar Northwest Mines Town.

—No sigas, por favor —suplicó la yegua.

—Sea quien sea el que ha movido los hilos —Wise hizo caso omiso—, no quería, bajo ningún concepto, que te vieses infectada, ya que curarte es prácticamente imposible. Y solo puede haber un motivo para hacer lo que ha hecho: te necesita.

—¿Me necesita? —la mirada de la jefa de mineros estaba enloquecida. No podía creer lo que estaba oyendo—. ¿Para qué me necesita?

—No lo sé… aún —fue la respuesta del semental—. Aunque ahora mismo te puedo decir que quedan descartados de toda sospecha el Consejo del pueblo y las amigas de Gentle. Pero pronto averiguaré quién es, y entonces me lo explicará todo… aunque no quiera.

Hubo un pequeño silencio incómodo, muy incómodo.

—Antes de irme —el espía dijo de repente—, quisiera saber por qué Gentle no estaba en la reunión de esta mañana.

—¿Desconfías de ella? —Muffled, después de formular la pregunta, sintió una mirada penetrante sobre ella, encogiéndola de terror—. No… Gentle me pidió no asistir, necesitaba meditar, dijo.

—De acuerdo —Wise pareció satisfecho con la respuesta—. Por cierto, no te preocupes por la unicornio que ha generado esta plaga. No volverá a molestarnos… me aseguraré de ello.

Y se marchó. De hecho, Muffled supo que Wise ya no estaba ahí por el excesivo silencio que había en la habitación, únicamente roto por el zumbido de la nevera, proveniente de la cocina… y por su propia respiración, aún acelerada.

Seguía en la misma posición, pero su mirada estaba perdida. En su mente empezaron a surgir seres extraños y monstruosos, como tigres de piedra, dragones, mantícoras y gusanos de las profundidades. Incluso se imaginó a Nightmare Moon.

Pero el más terrorífico de todos los monstruos, sin ninguna duda, se llamaba Wise Words.

[center]FIN DEL CHAPTER 1x05[/center]
Espero sinceramente que os haya gustado el capítulo al leerlo tanto como a mí escribirlo.
Última edición por Sr_Atomo el 29 Sep 2013, 21:48, editado 1 vez en total.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x05

Mensaje por Volgrand » 22 Ago 2013, 02:52

Me los he leído todos ya. Gracias por entretenerme él turno de noche. YA tengo ganas del siguiente.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x05

Mensaje por Angelus-Y » 26 Ago 2013, 15:03

ME HA ENCANTADO, este episodio de nuevo, sin duda alguna, de verdad. La intriga es sin duda de los factores mas asombrosos de este fanfiction y lo digo con toda la sinceridad del mundo. Los personajes asombrosos, cada vez me caen mejor: Shiny tan curiosa y aportadora como siempre, Flashing con sus pegos y alegrias :) Gentle y Wise con su denso aire de enigma y misterio, Knowldege quejica y chistosa y Shadow tan fuerte de personalidad y Fast feaher que aunque no sale mucho en este episodio es la mejor cartero que he visto a la par de Derpy sin duda, me encanta ese afan por su trabajo, muestra la seguridad del grupo sin duda por lo que he visto y veo pleno desarrollo en ella que ira aumentando seguro ...siemore me han encantado mucho estos personajes con el tiempo se les tiene aprecio algo que en muchos casos es dificil de lograr sin duda alguna.

Por otro lado remarcar que la fluidez es muy buena...pero...¿Se puede mejorar? TODO ES MEJORABLE, pero mira eso no le quita merito a este fanfiction que ya de por si es exceleente y yo lo veo comodo de leer, bastante. Las tramas son originales y aun asi derivadas de la fantasia que la serie MLP nos ofrece algo que me encanta pues le sacas partido y todo con ansias de descibrir: ¿Una anitgua hechicera? ¿Un conjuro que altera las CM? ¿Misterios del pasado y sorpesas del presente? MADRE MIA ESO ES AWSOME, sin duda...tengo muchisimas ganas de poder contemplar el desarrollo de esta trama. Personajes para nada olvidables, una trama completa con momentos de todo tipo, situaciones que nos ayudan a mostrar la cara de los personajes...tiene de todo y me gusta hasta el infinito por ello.

Dialogos bastante fluidos y narrativa perfectamente adecuada, explicativa muchas veces, comoda, divertido (sobre todo en este caso la sonrisa maliciosa de todos XDD) y lleno de maravillas que deseo seguir leyendo, personajes memorables....

Ademas este episodio ha mostrado muchas cosas que personalmente me han gustado:
Spoiler:
Un dragón cuyo aun no siendo importante adorna la imaginacion. Una situacion de epidemia similar a esas peliculas de contaminacion que e tienen en suspense, un avance enigmatico y con pura emocion e intriga de la trama principal...
De verdad Atomo, me encanta tu historia ya lo sabes es sin duda algo magnifico y con placer de poder leerlo, y si encima vas mejorando y revisando cada episodio y los nuevos ya ni me imagino que epico y memorable podra quedar esta historia. Yo la recomiendo y aunque tiene cosas mejorables que aun asi son excelentes de por si, sin duda ya se de buenas que este fanfiction llegara muy lejos, de verdad.

Os animo a leerlo que no es para nada una perdida de tiempo, pero eso si, debeis leerlo con imaginacion, porque este fanfiction es original y con la inmensa parte inventada y con las detalladas descripciones de Sr_Átomo estoy seguro que no os costara para nada y os sumergis en un MLP paralelo de formidables situaciones y aventuras que seguro os van a tener embobados hasta su final que no sera pronto me imagino porque esta aventura se que durara muchisimo, lo se, eh ahi otro punto a favor de este escrito.

LIKE IT? IT`S MAGNIFICENT!!
SIGUE ASI ÁTOMO ESPERO ANSIOOOOSO EL SIGUIENTE CAPITULO, de verdad estoy muerto de intriga, con tal de que sigas escribiendo asi de bien me conformo (en mi caso xD) y ANIMAOS a leerlo que os va a encantar si os gusta MLP esto por ley os gusta, jaja. Un saludo
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x06

Mensaje por Sr_Atomo » 13 Sep 2013, 12:14

Pues hoy, Viernes 13 del año 2013, a las 13:13 (aproximadamente), publico el capítulo 1x06 de "Parallel Stories".

Debo decir que este capítulo tiene su historia, que pasaré a relatar en Spoiler al final. Pero primero los tags:

Tiene mucho de:

Image
Image <-- están Flashing Hooves y Knowledge Undying en su salsa...
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Image

Y una pizquita de:

Image

Y ahora, el capítulo:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x06[/center]
[center]Casa encantada[/center]

Shiny estaba en la calle, sentada, observando detenidamente lo que ocurría delante de ella.

Una potrilla feliz se acercaba a la casa que había enfrente de la pegaso. Cuando faltaban unos escasos dos metros, la pequeña cambió el gesto y, aterrorizada, paró en seco. Temblorosa, se giró hacia la pegaso y comenzó a caminar hacia ella, con paso vacilante y respiración agitada. Una vez estuvo al lado de Shiny, la potrilla se rehizo y, otra vez feliz, cruzó la calle por delante de la joyero y siguió su camino.

Una pareja de enamorados, cuyas miradas se perdían entre sí, trotaba en el otro sentido. Al llegar a la altura de la casa, se deslizaron lateralmente hasta llegar a la altura de Shiny, pasando por delante de ella, sin dejar de mirarse. Al terminar de rodear la vivienda, volvieron a moverse de igual forma hasta posicionarse en mitad de la calle y se perdieron de vista.

Y lo mismo ocurrió con un semental, con una anciana y con dos amigas… Shiny miró hacia la casa, entrecerrando los ojos. No había duda, todos evitaban pasar cerca de ella.

—¿Qué haces, Shiny? —preguntó una voz a su lado.

Ésta se sobresaltó. Al recuperarse, miró a su izquierda. Ahí, sonriendo y con los ojos cerrados de felicidad, estaba Flashing.

—¿Qué estás haciendo? —volvió a preguntar la potrilla.

—Observa —declaró la pegaso, señalando al frente.

Una yegua que estaba leyendo un papel se acercó al domicilio y, girando sobre sí misma, como si estuviese bailando, rodeó la vivienda.

—¿Ves? Todo el mundo evita pasar junto a ese edificio —Shiny se puso una pezuña en la barbilla, pensativa—. ¿Por qué?

—Ah, porque esa casa… es la casa de la… —comentó Flashing, alzando la voz, mientras movía sus pezuñas en círculos por encima de su cabeza y señalando a Shiny, para dar más énfasis a sus palabras, continuó— “Abuela Terror”.

Al decir ese nombre, todos los ponis que estaban cerca la miraron y huyeron despavoridos. Sin duda habían oído lo que acababa de decir la prestidigitadora, y solo la referencia de quien habitaba esa casa les infundía un gran temor.

—Creo que deberíamos ir a hablar a otro lado, aquí estamos molestando —dijo Shiny.

—¿Por qué? ¿Por esto? —Flashing empezó a caminar delante de la fachada, por la mitad de la calle. Los ponis se pararon y la miraban asombrados. Después, la potrilla se acercó aún más a la casa, hasta quedar a un tercio de distancia y volvió a trotar por delante del edificio. Los ponis le miraban horrorizados. Y, por último, se pegó lo más que pudo a la casa, como si se escondiese de alguien que estuviese asomado a la ventana, y volvió a cruzar. Los ponis huían despavoridos—. Como ves, yo no tengo miedo de esta casa —exclamó.

Entonces se acercó a Shiny, que, aunque estaba tranquila, no daba crédito a lo que acababa de ver: Flashing era la única del pueblo que se acercaba a esa vivienda.

—Y… ya podemos hablar aquí sin incomodar a nadie —la prestidigitadora sonrió.

—¡No, potrilla, no…! —Knowledge, enfurruñada, se acercaba de forma decidida, como si se tratase de una madre que iba a regañar a su hija—. No quiero que te acerques a esa casa.

—¿Por qué? No me creo ni una palabra sobre que haya una maldición.

—Hay muchas cosas en la que deberías creer. Y ésta es una de ellas.

—Sí hay algo, pero no es…

—Prométeme que no te vas a acercar más a esa casa —espetó Knowledge.

—No te lo voy a prometer, porque voy a entrar pronto a esa casa, y pasaré la noche entera.

—No entrarás.

—Sí entraré.

Flashing y Knowledge se miraron frente a frente mientras la segunda decía “No entrarás” y la primera respondía “Si entraré”. Sus hocicos se acercaron tanto que chocaron, aplastándose ligeramente.

—¡Basta! ¡Por favor, parad! —Shiny gritó.

Flashing y Knowledge, con los morros aún pegados, giraron al unísono las cabezas, hasta mirar a la pegaso, y empezaron a sonreir. En ese momento, el ojo de Flashing que estaba más cerca de Knowledge, y el ojo de Knowledge que estaba más cerca de Flashing giraron lentamente hasta mirarse mutuamente, mientras los ojos más alejados seguían mirando a Shiny. Incluso las bocas parecieron partirse por la mitad, gruñendo la parte más próxima y sonriendo las más lejanas.

Shiny suspiró.

—Decidme, ¿por qué hay tanto miedo hacia esa casa? —preguntó.

Entonces las dos yeguas alejaron ligeramente sus caras y prestaron completa atención a la pegaso-joyero.

—Verás, Shiny… —empezó a decir Knowledge—. Esa casa está encantada.

—Aham.

—Hay un fantasma. Un horrible fantasma… —Knowledge acompañó sus palabras con gestos terroríficos.

—Es una ancianita —cortó Flashing.

—Es… una malvada ancianita que... —continuó Knowledge.

—No es malvada —volvió a cortar Flashing.

—Sí, lo es —dijo Knowledge.

—No lo es —respondió Flashing.

Y volvieron a juntarse los morros mientras discutían de nuevo. Knowledge repetía “Sí lo es” y Flashing respondía “No lo es”. Shiny tosió para que le volviesen a hacer caso.

—Knowledge, continúa con la historia. Flashing, tú no interrumpas.

—Gracias, Shiny —Knowledge echó un último vistazo a la potrilla unicornio, que estaba enfurruñada, y siguió contando la historia:

>>Es una casa encantada, con una MALVADA —miró de nuevo a Flashing— anciana, que se aparece por las noches en las que hay una Luna de Sangre para aterrorizar a todo aquél que ose entrar en esa casa.

—¿Qué es una Luna de Sangre? —preguntó Shiny, extrañada.

—Es cuando, por un ligero error de la Princesa Celestia, la Luna es roja —respondió Knowledge. Entonces vio la mirada inquisitiva de Shiny, y notó la de rabia de Flashing en su nuca—. ¿Qué? También comete errores…

—Bueno —cortó Shiny—, continúa.

—Pues poco más hay que contar… Pero vamos, que no hay que entrar en esa casa.

—Cuéntale cómo se supone que atemoriza la ancianita —Flashing tenía ahora una sonrisa maliciosa.

—Ah, sí… —Knowledge sacó una linterna y se iluminó la cara desde abajo. Y, acercándose a Shiny, dijo—. Ella se acerca lentamente por cualquier lado, desde donde menos te lo esperas y, cuando está a tu lado… —susurró la historiadora, mientras se movía acorde a lo que estaba diciendo.

—Te da besos de abuela —cortó Flashing.

—¡Eh! Estaba contándolo yo —se quejó Knowledge.

—¿Pero qué miedo da que te den besos de abuela? —preguntó Shiny.

—¡Nada! —respondió la potrilla unicornio—. Absolutamente nada.

—¡Todo! —respondió a la vez Knowledge—. Porque estos besos son fantasmales y te vuelven loca.

—Eso es mentira, sus besos no te vuelven loca —Flashing volvió a enfurruñarse—. No sabes lo que dices. Es una ancianita muy buena.

—Qué sabrás tú —respondió la blanca poni de tierra, contrariada.

—Pues más que tú.

—Aún eres una potrilla, ¿cómo vas a saber más que yo?

—Pues sí sé.

—Pues no sabes.

—¡¡¡BASTA!!! —chilló Shiny—. Lo he decidido. ¿Cuándo es la próxima Luna de Sangre?

—Bueno, creo que precisamente mañana hay una, según el calendario lunar —respondió Knowledge.

—Entonces retíralo —exclamó Flashing.

—¿Retirar el qué? —la historiadora estaba extrañada.

—Lo que dijiste antes sobre que la Luna de Sangre es un error de la Princesa Celestia. Si es un error, ¿cómo sabes de antemano cuándo va a salir?

—Porque es un error en la forma de mostrarla, no de tiempo… o quizás no lo sea… Pero bueno, yeguacita, en todo caso, mañana no vas a entrar en esa casa.

—Porque tú lo digas.

—Soy mayor que tú y sé lo que te conviene. Y no me rechistes.

—LO QUE HE DECIDIDO… —Shiny cortó por lo sano—, es que mañana vamos a entrar las tres a esa casa.

—¿¡COMO!? ¿No lo dirás en serio? —Knowledge se asustó.

—¡¡UEEEEEEEEE…!! ¡¡Mañana vamos a entrar!! ¡¡BIEEEENN!! —Flashing no cabía en sí de gozo.

Shiny apartó un poco a Knowledge.

—Vamos —dijo—, las dos sabemos que no va a ocurrirá nada, y, si algo pasa, bueno… las leyendas exageran.

—Que sepas que voy a entrar… —Knowledge cerró los ojos con fuerza— para que no le pase nada a ella. ¡Arg…! Si es que Flashing tan terca y metepatas que seguro que tengo que salvarla —exclamó, mirando al cielo.

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—¿Quéee? ¿Queréis entrar a la casa de la Abuela Terror? No contéis conmigo —Feather fue tajante.

—Vamos, será divertido —respondió Shiny, con una sonrisa en la boca.

—¿Pero sabéis qué es lo nos puede pasar si entramos ahí?

—Lo sabemos, pero Flashing va a entrar de todos modos, así que sería bueno que no lo hiciese sola.

—Y porque Flashing quiera entrar nos vamos a poner las demás en peligro, ¿no?

—Lo único que va a pasar es que va a ver que estamos todas con ella.

—Pues conmigo no contéis, lo siento.

—Es una pena, Flashing estaba tan ilusionada con que tú fueras…

Feather empezó a imaginarse a Flashing llorando y a las demás, enfadadas, mirándola mientras decían “Está llorando por tu culpa” y “Eres una insensible”.

—Está bien, iré —declaró la pegaso-cartero—. Dijiste mañana por la noche, ¿verdad? Pasadme a buscar.

Shiny salió contenta de casa de Feather. Había convencido a una, quedaban dos.

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Shiny estaba esperando en la calle a que Shadow, que aún cacharreaba en la herrería, terminase. Faltaba poco para la hora de cierre y, aprovechando que casi nunca tenía clientes a esa hora, Shadow recogía el material, colocándolo en sus respectivos estantes.

Últimamente la herrero estaba más ajetreada que nunca: la cantidad de pedidos que recibía empezaba a ser agobiante, y cada vez cerraba más tarde. Por ese motivo apenas tenía tiempo para salir y divertirse con sus amigas. Aunque Shiny sabía a ciencia cierta que Shadow había encargado maquinaria especial para hacer el trabajo más rápido y mejor, pero aún no lo había recibido… De todas formas, Shiny decidió atacar por ese camino.

—Hola, Shadow —dijo, entrando en la herrería.

—Hola, Shiny —respondió Shadow, que sonrió ligeramente—. Me alegro de verte.

—Sí, últimamente nos vemos menos, y eso es una pena.

—El trabajo, ya lo sabes. Que si fabricar picos, que si taladros, que si… al menos la mina marcha bien.

—Ya, pero se te ve tan cansada…

—No te preocupes, esta semana que viene me traen refuerzos y volveré a ser una poni libre.

—Y volverás a divertirte.

—Y volveré a divertirme, tú lo has dicho. Ah… cuánto añoro estar con vosotras…

—Pues mañana vamos a salir todas. Si quieres venir, solo tienes que hacer un hueco.

—Ah, perfecto. Me apunto, sea lo que sea… cualquier sitio menos aquí.

—Pues mañana vendremos a buscarte. Cuídate.

—Adiós, Shiny. Un placer hablar contigo, como siempre.

Al salir de la herrería, Shiny sonrió. Dos de tres. Aunque faltaba lo más difícil: convencer a Gentle Colors… y para ello Shiny tenía que usar todas sus habilidades.

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Para intentar convencer a Gentle, fueron en tropel Shiny, Flashing y Knowledge. Habían comprendido que la unión hacía la fuerza y, para lograr un “Sí” de Gentle, hacía falta mucha fuerza... de convencimiento. Se miraron las tres y asintieron. La pegaso, decidida, llamó a la puerta.

—¡Ya voy! ¡Ya voy! —la voz de Gentle no parecía muy amable. Empezaba mal el asunto.

—Hola Gentle —dijo Shiny cuando se abrió la puerta.

—Ah, sois vosotras. ¿Qué queréis?

—Queríamos… —Shiny se quedó en blanco.

—Mañana… —Knowledge estaba petrificada.

—Queremos que mañana nos acompañes a pasar la noche en la casa de la “Abuela Terror” —declaró Flashing, sonriendo. Extrañamente, no se sentía amilanada por Gentle.

—¿Queréis que vaya a esa casa? ¿A pasar una noche juntas? ¿Mañana acaso hay Luna de Sangre? ¿Para eso me habéis roto la concentración? Pues la respuesta es “Sí”. Iré.

Shiny y Knowledge no podía creérselo. Gentle iba a ir, y no habían tenido que rogar ni suplicar varias veces. Sin embargo, Flashing seguía sonriendo tranquilamente, como si supiese de antemano que la respuesta afirmativa era la única opción posible.

—Bueno —dijo Shiny cuando Gentle cerró la puerta para volver a su meditación—, pues estamos todas.

—Vamos a ir las seis a esa casa, no me lo creo —continuó Knowledge.

—¡¡Sí!! ¡¡Vamos a la casa de la abuelita!! ¡¡Vamos a la casa de la abuelita!! —Flashing estaba saltando de aquí para allá, loca de contenta.

—Ejem, ejem… —Gentle estaba en el umbral de la puerta de su casa—. Si no os importa, estaba intentando volver a la meditación, y vuestros gritos no me dejan.

—Perdón, perdón —Shiny y Knowledge se disculparon, pero Flashing seguía saltando y gritando emocionada. Entre la historiadora y la joyero la cogieron y se la llevaron de ahí.

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El ocaso del día siguiente empezaba a aparecer. Esa noche era la noche. Todas estaban delante de la casa, portando sus enseres para pasar la noche.

—Shiny, en ningún momento me dijiste a dónde íbamos a salir… —Shadow se quejó—. Pero bueno, ya que estamos aquí, tendré que entrar.

—Por cierto, que sepáis todas que esta casa es muy antigua —Knowledge daba una pequeña lección de historia—. De hecho es la segunda casa que se construyó en este pueblo.

—¿Y la primera? —preguntó Shiny Eyes—. ¿Cuál fue?

Knowledge titubeó durante un instante, y, buscando, señaló una en concreto. Era la vivienda de Gentle Colors.

—¡Por favor! —la unicornio de dos colores alzó las cejas—. Todo el mundo sabe que mi casa es la más antigua del lugar. Ya se encargaron mis padres de hacerlo público por toda Equestria. Y sus padres antes que ellos. Y sus padres también.

Shiny notó que Gentle parecía hablar de sus antepasados como si de extraños se tratasen. “Probablemente lo haga por el abandono y la repudia que ha sufrido”, pensó.

Y entraron en la casa. La puerta principal se abrió con un gran quejido, como si no quisiera ser molestada. Poco a poco las cinco pasaron al recibidor. Allí todo estaba tranquilo. La cantidad de polvo que inundaba el piso y los muebles era menor de lo que esperaban.

Decidieron instalarse en el salón. Allí sacaron los sacos de dormir, algo de comida para cenar y demás parafernalia. Knowledge sonrió mientras mostraba un libro:

—Es un libro de historias… de terror —dijo.

—Oh, vamos —Feather se quejó—. No me fastidies que va a haber más terror aparte del de esta casa.

—Son cuentos de terror, pero de mentira… —Knowledge miró fijamente a los ojos de la pegaso-cartero—. ¿O quizás no lo son…?

—Vamos, son inocentes historias inventadas —cortó Gentle—, escritas para ocasiones como esta.

—No te asustes, Feather… aún —Flashing sonreía.

Knowledge abrió el libro por una parte en concreto, ayudado por un marca páginas colocado para tal efecto. Se aclaró la garganta y empezó a relatar:

“Era un noche de Luna Llena, cuyo fulgor iluminaba la silueta de la mansión. Una mansión antigua, algo constatable, tanto por su estilo de construcción como por sus desvencijadas paredes. Hacía mucho tiempo que estaba abandonada.

Empezó a llover, por lo que los dos pequeños ponis que estaban en el camino de acceso tenían que apresurarse para entrar. La apuesta era sencilla: Debían pasar la noche dentro. Era la prueba de acceso para pertenecer a la pandilla de jóvenes del pueblo.

Sabían que esa mansión estaba encantada, pero habían traído todo lo necesario para defenderse, como redes y tirachinas. Y también habían llevado sacos de dormir y una tienda de campaña de fácil apertura. Y, sobre todo, portaban linternas.”


—Espera, espera —cortó súbitamente Shiny Eyes—. ¿Cómo se llaman los dos ponis?

Knowledge echó un vistazo por encima de la historia. Después miró a la pegaso.

—No dice nombres —respondió—. De todas formas, ¿qué importa?

—Me gusta entrar de lleno en la historia, y ponerme en la piel de los protagonistas… y si no sé el nombre, no será lo mismo, ¿no crees? Sería como vivir las aventuras de un John Doe cualquiera.

—Pues de acuerdo. Uno se llamará John y el otro Doe. ¿Contenta? —Knowledge estaba un poco molesta por la interrupción.

—Bueno, no es lo mis…

Pero Knowledge seguía leyendo:

“La lluvia se hacía más fuerte por momentos, por lo que decidieron apretar el paso hasta la puerta principal. El poni más grande…”

—… al que llamaremos “John” —Knowledge volvió a mirar a Shiny, que agachó levemente la mirada.

“’John’ empujó la gran puerta, que parecía una gran boca a punto de engullirles, y entró, seguido del otro poni: ‘Doe’. El interior era tétrico, con aterradoras sombras por todas partes, pero las zonas iluminadas por la luz de la luna no eran mucho mejores. ‘John’ y ‘Doe’ decidieron sacar las linternas de sus mochilas.

Apuntaron los haces de luz hacia todos lados, asimilando la disposición del mobiliario y los caminos disponibles. Decidieron dirigirse a lo que parecía el salón, para montar allí su eventual base. El más pequ… ‘Doe’ sacó rápidamente la tienda de campaña, mientras ‘John’ continuaba reconociendo el terreno.

Apenas tardaron unos pocos minutos en tener listo todo. Era hora de leer una historia de terror para ambientar.”


—¿Por qué siempre hay que leer historias de terror dentro de historias de terror? —preguntó Feather.

—No sé, es lo normal en este tipo de historias. Si no se leen historias de terror al leer una historia de terror, es todo como mucho más… aburrido —explicó Knowledge—. Además, si en una historia de terror que se lee dentro de una historia de terror ocurre algo mucho más trágico de lo que ocurre realmente en la historia de terror que estoy leyendo, lo que ocurrirá aquí, en esta casa, será algo realmente tranquilizador, ¿no?

—De acuerdo, continúa —terminó diciendo Feather, intentando asimilar la aclaración.

—Bueno, la historia que leen ‘John’ y ‘Doe’ está escrita, pero voy a saltármela.

—¿Por qué? —preguntó Shadow—. Léela.

Y todas afirmaron. Querían que fuese leída la historia de terror dentro de la historia de terror, estando ellas en su propia historia de terror.

—Oh, ¿por qué voy a hacerlo? —inquirió Knowledge—. Solo es una tonta historia de terror que no viene al caso. Si lo llego a saber no digo nada.

—Déjame ver —Gentle cogió el libro y empezó a leer rápidamente—. De acuerdo, la historia que leen los personajes no tiene nada que ver, se puede omitir.

—¿Por qué se puede omitir? Queremos enterarnos —Flashing se quejó.

—Ah, claro, como la señorita Gentle ya lo ha leído… el resto a fastidiamos, ¿verdad? —Shiny se quejó.

—De verdad, no es para nada relevante en la historia —contestó la unicornio de dos colores y, devolviéndole el libro a Knowledge, continuó—. Es mejor que sigas, Knowledge, luego le contaré la historia a estas yeguas curiosas.

—Queremos saberla ahora, no luego —Shiny se enfrentó a Gentle.

—Créeme, es mejor que no los sepáis —fue la respuesta de la unicornio.

—Pues yo creo que sí.

—¡Basta! ¡Lo contaré! —Knowledge estaba bastante enfadada—. Pero no quiero ni una sola interrupción más, ¿de acuerdo?

—Por supuesto —respondió Shiny, con ojos titilantes. Algo que fue acompañado por una sonrisa de Flashing y por un gesto afirmativo de Shadow. Feather miró al suelo, pues no quería escuchar más historias de terror, y menos historias de terror dentro de otras historias de terror.

“La historia que leyeron era realmente aterradora: definía las andanzas de seis jóvenes yeguas que decidieron ir a una casa abandonada, situada en mitad de un pequeño pueblo…”

—No quiero continuar —Knowledge dejó de leer—. Esta historia no me gustó cuando escogí la otra.

—¿Y por qué elegiste leer la otra historia? —preguntó Shiny.

—Porque es la mejor sobre casas abandonadas que tiene el libro. Pero la historia que leen los protagonistas… simplemente me niego a leerla.

—Oh, ¿acaso es porque son seis yeguas, como nosotras, y solo porque están en una casa abandonada en mitad de un pueblo, como nosotras…? Solo es casualidad… ¿O acaso hay, en la historia, una definición de nuestro aspecto o nuestra forma de ser?

—No, eso no, pero…

—Entonces continúa —terminó diciendo Shiny. Y volvió a repetirse la escena. Sus ojos titilaban, Flashing sonreía, Shadow afirmaba y Feather miraba al suelo.

—De acuerdo —admitió la historiadora—, pero no os quejéis si el parecido a nosotras se hace realmente palpable.

“… situada en mitad de un pequeño pueblo. La más pequeña de las yeguas quería entrar y fue convenciendo a las demás para hacerlo.

Se adentraron, convencidas de que la historia de la casa era un cuento para potrillos. Y eso fue su gran error, como supieron más tarde. Investigaron la casa desde el sótano hasta el tejado. Allí no había nadie. Todo estaba en calma.

Los motivos de las conversaciones que mantenían entre ellas fueron cambiando de tono, pasando de precaución y miedo a risas y jolgorio. Hicieron un corro en la habitación más grande de la casa, que resultó ser el salón. Se pusieron frente a la chimenea.”


—Como cuenten otra historia de terror os juro que me voy —comentó Feather, con apenas un hilo de voz.

Knowledge miró fijamente a la pegaso-cartero con una mirada verdaderamente aterradora.

—No, no cuentan más historias de terror —dijo entre dientes, y continuó la historia.

“Las risas fueron lo que hizo enfurecer al fantasma. Durante su vida ese poni fantasma había sido objeto de bromas pesadas, hasta tal punto que una de ellas acabó con su vida. Desde ese momento, había decidido vengarse de todo aquel que osase cruzar la puerta y reírse… y así lo hizo”.

Knowledge hizo una rápida lectura, avanzando en la historia mientras murmuraba.

“Y la puerta de la casa abandonada se cerró esperando su siguiente víctima. Esa noche se había cobrado seis vidas y estaba parcialmente satisfecha. FIN”.

—¡Ey, no te saltes partes! —se quejó Shiny—. ¿Por qué lo haces?

—Porque digamos que la parte que he omitido no es plato de buen gusto. Dejémoslo en que lo que ocurre… podría servir a un aprendiz de cirujano para saber qué órgano conecta con qué partes del cuerpo. E incluso para él sería demasiado explícito. Lo más suave que hace el fantasma es comerse una lasaña hecha con… E incluso eso es demasiado. No sé por qué viene esta historia en el libro. Se supone que las historias son aptas para contar en campamentos.

—Entonces es mejor que continúes, si no te importa, con la historia principal —sugirió Gentle, mirando a las demás. Shiny terminó asintiendo, sabiendo que una negativa llevaría a una tonta pelea.

Knowledge sonrió y buscó la referencia para seguir. Shiny miró al resto. Entonces se fijó en Feather, que estaba completamente echada y tiritaba de miedo. Era increíble que una pegaso como ella tuviese tanto pánico. Sin embargo, Flashing estaba muy contenta. Algo realmente extraño en ellas. Normalmente la situación debería ser al revés.

“Al terminar el relato, ‘John’ apenas se sentía inquieto, pero ‘Doe’ estaba aterrado. No podía asimilar la historia que acababa de escuchar. <<No te preocupes>>, dijo ‘John’, <<la primera vez que leí la historia yo estaba igual o peor que tú>>.

<<¿Qué historia tiene esta casa?>>, preguntó ‘Doe’. <<Supuestamente aquí tuvo lugar un…>>”

—¿Órganos? ¿Lasaña? ¿Y se lo comió? ¿Pero qué clase de monstruo era ese fantasma? —preguntó de repente alguien.

Knowledge levantó la mirada. Estaba visiblemente enfadada. Empezó a bajar poco a poco el libro.

—¿Quién ha hablado ahora? ¡Dije que no quería más interrupciones! —exclamó, observando a las demás.

Todas tenían los ojos como platos, y miraban directamente hacia ella. Shiny levantó poco a poco la pata y señaló a la dirección en que se encontraba la historiadora. Aunque más bien señalaba detrás de ella. Knowledge, con los dientes apretados por la rabia y sus ojos entrecerrados, se giró poco a poco.

Detrás de ella había una figura traslúcida de una anciana poni de tierra. Su color se adivinaba de un verde esmeralda. Sus rojizos ojos estaban fijamente puestos sobre Knowledge, esperando pacientemente una respuesta coherente a sus preguntas.

La historiadora, con los dientes aún apretados, empezó a abrir lentamente los ojos hasta llegar a un límite increíble.

—Chicas… —empezó a decir—, espero que me dejéis paso libre. No quiero tropezar con ninguna mientras camino hacia atrás…

Y empezó a recular con sus patas traseras, mientras sujetaba el libro con las delanteras. Todas las demás se levantaron lentamente y empezaron a hacer lo mismo, con las caras desencajadas de miedo.

Todas, menos Flashing, que sonrió y se acercó hacia la fantasmal figura.

—¡Abuelita! —exclamó—. ¡Al fin has venido!

Empezó a extender sus patas para abrazar a la anciana… pero fue rápidamente detenida por las demás. Sin duda esa fantasma había hecho un hechizo… “fantasmal”, haciendo caer a Flashing en ella. Pero afortunadamente las detrás estaban ahí para impedir que esa horrorosa aparición atrapase a la pobre potrilla.

Rápidamente se dirigieron hacia la puerta principal, mientras arrastraban a la pequeña unicornio, que se resistía como podía. La potrilla no quería alejarse de la abuela-fantasma, y así lo demostraba alzando sus patas anteriores y separándolas, en un símil de abrazo. La anciana respondío a su acción elevando de igual forma sus extremidades delanteras.

El grupo llegó a la entrada principal pero, por mucho que tiraron, empujaron, movieron y suplicaron, la puerta no se abría. Estaban atrapadas, a merced del fantasma. Todas recibirían una serie de horribles besos y se volverían locas… cosa que deseaba Flashing, a juzgar por su deseo de abrazar al fantasma.

—Rápido, subamos al segundo piso —Gentle era, con diferencia, la menos aterrada de todas, y se autoerigió como la líder capaz de mantener la situación bajo control.

Subieron atropelladamente las escaleras, siempre llevando consigo a Flashing, que empezó a ponerse triste, pues deseaba, con todas sus fuerzas, estar con la abuelita…

—Por favor… —suplicó—, dejadme ir con ella.

Pero no le hicieron caso. De hecho, fueron mirando, una a una, todas las habitaciones de la planta superior. Todas las ventanas estaban fuertemente cerradas. Desesperada, Knowledge cogió una silla de la última habitación y la lanzó contra la ventana. Presumiblemente debía romper el cristal, a juzgar por la fuerza de lanzamiento y porque las patas iban directamente. Pero, en vez de ello, el cristal se combó hacia fuera, como si fuese un globo de chicle, logrando contener el impacto, y recuperó rápidamente su posición inicial, haciendo rebotar la silla, que impactó de lleno contra Shadow.

—Tenemos que calmarnos y analizar la situación —Gentle estaba pensativa—. Knowledge, ¿cómo acaba la historia del libro?

—Nos persigue un horrible fantasma y ¿quieres que me ponga a leer ahora? —exclamó la historiadora, completamente aterrada—. ¿Te parece un buen momento para distraernos con chorradas mientras esa espantosa anciana nos va volviendo locas una a una?

—No me he explicado. Quiero saber si termina bien. Lo que me interesa saber es cómo se deshacen del fantasma. Quizás sea una manera eficaz.

—No, por favor, no la hagáis desaparecer —Flashing tenía los ojos lagrimeados. Estaba a punto de llorar—. Dejadme hablar con ella, por favor…

—Pues en el libro logran eliminar al fantasma diciéndole lo que es en realidad, haciendo que desaparezca —Knowledge dijo rápidamente.

Flashing aprovechó el descuido de la conversación para deslizarse a través de la puerta, sin que nadie la viese. Estaba decidida a encontrar a la abuela para pedirla que dejase salir a sus amigas, a cambio de que ella se quedase. No soportaba verlas sufrir así.

—Aunque… —continuó diciendo Knowledge— tengo una colección de libros en que dos ponis de tierra, que son hermanos, eliminan a los fantasmas echando sal a sus restos y quemándolos… ¡Ey! ¿Dónde está Flashing?

Salieron rápidamente al pasillo. Afortunadamente, la potrilla unicornio apenas se había movido unos pocos pasos, así que la agarraron rápidamente.

—¡Señorita! —exclamó Knowledge, disgustada—. No quiero que te muevas de mi lado. No quiero que te pase nada. Y no te tengas miedo, vamos a salir de aquí cueste lo que cueste.

De repente, un crujido sonó en la planta baja, seguido de un chirrido. Todas se miraron, asombradas. Parecía el ruido de una puerta abriéndose. Rápidamente avanzaron por el pasillo y bajaron las escaleras. La puerta principal estaba abierta de par en par, invitándolas a salir de la casa encantada.

—Hay algo que me escama en este asunto… —declaró Gentle, parándose de repente.

—¿A qué te refieres? —Feather estaba ansiosa por abandonar el lugar—. Podemos salir de aquí, ¿qué más quieres?

—A eso me refiero. Es demasiado fácil…

Knowledge se fijó a Flashing. Ésta estaba muy contenta, demasiado feliz, incluso para ser ella. Parecía encantada de abandonar la casa. Dándose la vuelta, la historiadora miró a Shiny y a Gentle.

—Lo único raro en este asunto es que, después de tardar tanto en convencerte para entrar en esta casa, ahora no quieras salir de aquí, Gentle —Knowledge indicó disimuladamente con la pezuña la dirección donde estaba Flashing, y alzó una ceja.

—Sí, eso es muy extraño en ti, Gentle —Shiny seguía el juego.

—Efectivamente, tardamos mucho en convencerte, y ahora nos haces esto —dijo Flashing, con una cara ligeramente más seria, pero sin abandonar la sonrisa.

Knowledge se giró rápidamente, con los ojos entrecerrados, visiblemente enfadada.

—Incluso en esta situación, Flashing no dudaría en decir lo contrario para contradecirme… y con más ganas lo haría ahora, sabiendo que no tengo razón y ganaría la disputa. Así que… ¿¡Quién eres tú y qué has hecho con Flashing!? —la mirada inquisitiva de Knowledge hizo retroceder a la potrilla.

—De acuerdo —replicó ésta—. Me has descubierto. No soy Flashing. Pero no os la llevaréis con vosotras.

Un humo negro envolvió rápidamente y por completo el cuerpo de la falsa Flashing, disipándose a continuación y revelando su verdadera forma: era el fantasma de la Abuela Terror.

—Flashing se quedará conmigo —dijo, con una sombría sonrisa—. Vosotras sois libres para poder iros.

—¡No me marcharé sin Flashing! —Knowledge estaba cada vez más furiosa.

—Ninguna de nosotras se irá sin ella —Gentle habló en nombre de todas.

—Os estoy dando la oportunidad de marcharos. Yo de vosotras aprovecharía esta oportunidad —y volvió a quedar envuelta en un humo negro. Cuando se desvaneció el humo, ya no había nada.

—¡¡MÁS TE VALE QUE FLASHING ESTÉ PERFECTAMENTE!! —gritó Knowledge, que estaba fuera de sí de rabia—. ¡¡COMO LE HAYAS PUESTO UNA PATA ENCIMA, TE JURO QUE REDUCIRÉ ESTA CASA A CENIZAS!!

—Se… Seguramente esté en el sótano —Gentle balbuceaba. No se imaginaba una reacción así de la historiadora. De hecho, ninguna lo esperaba.

—¡Vamos entonces! —la voz de Knowledge era un gruñido.

—Primero debemos trazar un plan —sugirió Shadow, y las demás asintieron.

—¡¡HE DICHO QUE VAMOS!! —Knowledge miró a las demás. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y su boca totalmente desencajada. Todas dieron un paso atrás—. ¡¡AHORA!!

Se dirigieron rápidamente a la puerta que se dirigía al sótano. Estaba cerrada. Parecía ser que Gentle estaba en lo correcto: si Flashing estaba en algún lugar de la casa, sin duda parecía ser el sótano.

Knowledge apartó a las demás, empujándolas sin reparos, y se puso de espaldas a la puerta. Levantó sus patas traseras y, juntando todas las fuerzas que pudo, golpeó la puerta con una doble coz. Quizás fuera porque la puerta fuera antigua y estuviese carcomida, o quizás la desesperación y la rabia había multiplicado la fuerza de Knowledge, pero la puerta se separó literalmente de los goznes, y quedó empotrada en el techo de la escalera de bajada, deslizándose poco a poco y cayendo a un lado de la escalera.

—Sinceramente, no desearía ser ahora mismo el fantasma de la abuela Terror —dijo Shiny, claramente sorprendida.

—¡¡AGUANTA, FLASHING!! ¡¡YA VOY!! —Knowledge bajó totalmente decidida, sin esperar a nadie. El resto apresuró el paso para no perderla de vista.

Había una habitación al fondo del sótano. Al parecer era bastante grande, a juzgar por las dimensiones que había recortado la pared a la entrada del sótano. Knowledge abrió la puerta usando la manilla. Afortunadamente estaba abierta, y entró, seguida inmediatamente de las demás.

Dentro de la habitación, Flashing estaba sentada en una silla, junto a una mesa. Las demás sillas estaban ocupadas por una copia perfecta de las demás yeguas. Las que estaban detrás de Knowledge miraron asombradas la escena, pero ella entró directamente como un rayo en la habitación, yendo directamente hacia la potrilla unicornio.

Flashing miró hacia la puerta cuando ésta se abrió. Se sorprendió cuando vio a Knowledge en el umbral. Se suponía que estaba justo a su lado, mirándola sonriente. De hecho todas sus amigas en la mesa estaban mirándola. Entonces comprendió todo, y bajó la mirada.

Knowledge tardó un momento en llegar a donde estaba su amiga y empezó a ojearla de arriba abajo, escudriñándola detenidamente, en una tarea que apenas duró un instante. Entonces la historiadora volvió a mirarla, esta vez directamente a los ojos… y, llorando, la abrazó. Aparentemente, su amiga no había sufrido ningún daño, pero había sido secuestrada, y eso lo iba a pagar muy caro la abuela fantasma.

Las demás entraron en la habitación, aún asombradas por la existencia de sus dobles… pero la más confundida, sin ninguna duda, era Flashing. Todas se pusieron justo detrás de sus respectivos dobles, y éstos quedaron envueltos en un humo negro, desapareciendo justo después. Pero esta vez el humo voló hasta la entrada de la habitación, juntándose y convirtiéndose en la abuela fantasma.

—¿Sabes una cosa? —la anciana se dirigió a Gentle—. Me recuerda muchísimo a una yegua que había en el pueblo, cuando yo apenas era una pequeña potrilla. Aunque hace mucho tiempo que se me olvidó su nombre. Era una yegua muy orgullosa, sin duda. Y con un gran secreto. Todo el mundo sabía que su corazón estaba partido por la desidia y el odio, aunque ella se guardó para sí misma el motivo de tanto desprecio —Gentle miraba a la abuela con una mezcla entre terror y orgullo. Esa yegua de la que hablaba esa anciana no era ella. No era la que estaba en la habitación en ese momento—. ¡Ah, ya me acuerdo de su nombre! Creo que se llamaba Ge…

—¡¡BASTA!! —Knowledge se subió a la mesa y empezó a caminar hacia el fantasma—. ¡¡HAS SECUESTRADO A FLASHING Y LO VAS A PAGAR!! ¿¿¡¡Y SABES LO QUE VOY A HACER!!?? —llegó hasta la abuela y empezó a empujarla con la pata. “Es imposible”, dijo la anciana en bajo, “No deberías poder tocarme”. Pero así era—. ¡¡VOY A COGER TUS HIGADILLOS Y ME LOS VOY A COMER DESPACIO CON UN BUEN… VINO PRANCÉS!! —entonces la historiadora hizo un sonido como si estuviese masticando rápidamente.

—Por favor, no hagas nada, Knowledge —Flashing estaba abatida—. No quiero que os peleéis. Ninguna de vosotras.

La historiadora miró hacia atrás y, viendo la escena, dio la espalda a la abuela y volvió junto a Flashing, a la que abrazó, sin dejar de mirar con rabia a la fantasma. Ese monstruo no volvería a tocar a Flashing. Ella se encargaría de que no ocurriese.

—Pero cariño —la historiadora se dirigió hacia la potrilla, usando un tono de voz mucho más suave—. ¿Por qué dices que no quieres que le haga daño? Ella te ha secuestrado.

—Pero vosotras os queríais llevar a Flashing… —respondió la abuelita, con un tono triste—. Y no podía permitir que la alejaseis de mí.

—Por favor, abuelita... —Flashing tenía lágrimas en los ojos—. ¿Por qué has hecho esto? Me has engañado… y yo quería… y yo quería…

—Quería estar contigo, ya lo sabes. Solo tengo unas pocas horas para disfrutar de una noche perfecta contigo, y querían separarnos antes de tiempo. Siento muchísimo lo que he hecho.

—¡Pero me has engañado! No eran mis amigas las que estaban aquí… ¿Acaso no confías en mí? Yo habría hecho que viniesen aquí de buen grado. Pero has jugado conmigo, abuela… y has jugado con ellas… ¡No quiero! ¡No quiero decirlo!... pero me has obligado, abuela —Flashing tenía los ojos llenos de lágrimas—. Tú… ¡Tú eres un fantasma!

—Ya lo sé, pequeña —la abuela bajó la cabeza—. Si no lo fuese, ¿cómo sería capaz de hacer las cosas que hago? Aunque me ha dolido que precisamente hayas sido tú la que haya dicho eso… como si no quisieses que estuviésemos juntas.

—No es eso, abuela —Flashing estaba empezando a lloriquear—. No quiero elegir entre ellas y tú. Simplemente no puedo. Os quiero tanto a todas… Pero no me hagáis elegir, por favor.

—Yo no iba a hacerles daño —la abuelita se acercó a Flashing y la besó en la frente. Las demás se sorprendieron, pues había sido un beso suave, sin ruido—. Ya sabes que yo soy incapaz de hacer cosas malas, y menos a tus amigas.

—Pero querías quedarte con Flashing para siempre —Knowledge estaba menos enfadada, pero aún distaba bastante de estar tranquila.

—No, no… —el fantasma se defendió—. Solo íbamos a estar esta noche. Y por la mañana volvería a salir… después de divertirnos juntas, como siempre hemos hecho, ¿verdad, Flashing?

—Eso es cierto —respondió ésta, esbozando una ligera sonrisa—. Sé que así es… y ésta no iba a ser una excepción —y, dirigiéndose a las demás, continuó—. Por favor, vamos a pasar la noche juntas todas. Hacedlo por mí.

—Bueno, he de reconocer que no hemos sufrido daño alguno —afirmó Gentle—. Y, pensándolo bien, no hemos estado realmente en peligro. Sin duda alguna, ella no quería lastimarnos en ningún momento.

Las demás afirmaron y se sentaron en las sillas. Pero Knowledge seguía enfadada. Miraba a la abuelita, que estaba al otro lado de Flashing… y después miró a ésta. La potrilla estaba sonriendo. Estaba contenta. Era feliz. Knowledge bajó la mirada durante unos segundos y, cuando volvió a mirar al frente, estaba riendo.

—Está bien, está bien —dijo al fin—. Si es así como quieres que sea, Flashing, así será. Al fin y al cabo, somos amigas, ¿verdad?

—No, somos las MEJORES amigas —la pequeña unicornio no cabía en sí de gozo—. Y ahora, si no os importa, voy a por mi zurrón y a traer la cena.

—¿La cena?

—Sí, tenía pensado hacer una cena para que os conocieseis todas… —dijo, levantándose rápidamente y marchándose al salón de la casa.

El silencio se hizo algo incómodo. Todas miraban a la abuela fantasma, que estaba avergonzada. Todas excepto Knowledge, que se quedó observando la puerta, esperando el regreso de su amiga.

—Bueno —Shiny empezó a hablar—, creo que lo mejor sería hacer una tregua, ¿verdad? Aunque sea únicamente por el bien de Flashing.

—Opino lo mismo —dijo Gentle. El resto de sus amigas, excepto Knowledge, afirmaron.

—Pienso igual —respondió la abuela, que se deslizó hacia una de las sillas libres y se sentó sobre ella.

—Knowledge —intervino Shadow—, la tregua debe ser completa, y eso te incluye a ti.

—Sobre todo te incluye a ti —Feather se había recuperado del miedo, sabiendo que no corría ningún peligro.

—Hazlo por Flashing, por favor… —dijeron a la vez Shiny y la abuela.

—Está bien, lo haré… —Knowledge miró al frente y se tranquilizó—. Pero lo hago solo por ella… de momento.

[center]* * *[/center]

Flashing hacía rato que había vuelto, y estaba ayudando a la abuela a preparar la cena. El resto, incluyendo Knowledge, estaba hablando cada vez más animadamente. La historiadora se había dado cuenta de que lo único que tenía de horrible la “Abuela Terror” era el nombre.

—Bueno, la cena está lista —Flashing estaba sirviendo los platos, llenos de una tibia sopa—. Os va a gustar, os lo aseguro. Lo he hecho yo.

—Pero si tú no sabes cocinar, Flashing —Knowledge estaba extrañada.

—Me dirige la abuela. Es muy mañosa en la cocina, y estoy aprendiendo muy rápido, según dice ella.

—Es la verdad —la abuela apareció de repente en la silla que había ocupado antes—. Pronto no me quedará nada que enseñarle.

—Pues entonces te enseñaré yo trucos mágicos.

—Bueno, ya hago bastantes trucos… fantasmales.

Y todas se pusieron a reír.

[center]* * *[/center]

—Bueno, Flashing —Knowledge estaba ya muy relajada y a gusto—. Cuéntanos la… verdadera historia que hay entre tú y esta casa… ¿Qué pasó para que quisieras venir desde un principio aquí? Y no toméis a mal esta pregunta, es algo extraño que ella entrase aquí cuando esta casa no tiene buena fama.

—Oh, no te preocupes —Flashing estaba sonriendo—, no creo que haya que tomárselo a mal… —y carraspeó un poco, preparándose para decir la historia.

>>Hace muchos años, cuando yo era una pequeña potrilla sin Cutie Mark y aún no era muy querida en el pueblo… ya sabéis, una huérfana solitaria en el camino de entrada siempre se ha considerado un augurio de mala suerte… y era algo que me lo recordaban a menudo.

>>Bien, ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Yo estaba desesperada por buscar encajar en cualquier grupo. Incluso en el de los ponis más gamberros. Pero tenían una prueba de iniciación: entrar en esta casa una noche de Luna de Sangre. Y así lo hice, temblando pero decidida.

>>Una vez dentro, oí ruidos, quejidos, lloros… era la abuela, que se sentía muy sola… Yo escuché los lamentos y, probablemente porque yo también me sentía así, en vez de huir, empecé a buscar quién estaba triste. Y nos encontramos.

>>Ella se portó muy bien conmigo, y yo quiero portarme muy bien con ella. Hizo que desde entonces mis mayores temores se convirtiesen en simples obstáculos a superar. Y así lo estoy haciendo… Gracias a ello, os encontré a vosotras. Aunque, desde entonces, cada Luna de Sangre entro en esta casa para pasar la noche junto a la abuelita.

>>Y me alegra muchísimo que esta vez todas mis amigas estén juntas. Esta noche está empezando a ser la mejor de toda mi vida.

—Pues vamos a hacer entre todas que así sea —Knowledge abrazó a Flashing.

[center]* * *[/center]

—¡Pero mira qué hora es! —la abuelita estaba mirando hacia la ventana—. Está empezando a amanecer… Es hora de despedirme.

El tiempo había pasado sumamente rápido. Era la sensación que tenían después de estar hablando y riendo durante horas.

—No puede ser… —Flashing empezó a entristecerse—. ¿Por qué tan pronto?

—Ya sabes las normas —la abuelita también estaba apenada—, pero no te preocupes, la próxima Luna de Sangre volveré y podremos divertirnos otra vez.

—No quiero que te vayas, abuelita… Quiero que te quedes conmigo… No quiero verte marchar —exclamó la potrilla, llorando.

—No llores, pequeña… siempre estaré aquí para ti.

Y le dio un beso en la frente. Esta vez el beso fue un verdadero beso de abuela. Aunque todas sabían que no iba a hacer daño a Flashing. Ese fantasma quería de verdad a la pequeña unicornio. Y, poco a poco, la ancianita desapareció, mientras la luz de la mañana empezó a inundar la estancia a través de una ventana situada en la parte superior de la pared.

Poco a poco empezaron a recoger y a limpiar todo. Cuando terminaron, salieron a la calle. Flashing se había recuperado, aunque todavía estaba con los ojos húmedos. La despedida había sido muy duro para ella.

—No te preocupes, Flashing —intentó animar Knowledge—. La próxima Luna de Sangre no queda lejos, y volveremos todas, ¿verdad?

Todas asintieron.

—Y quiero que sepas —añadió Shiny—, que en la próxima carta a mi abuela escribiré, como gran favor, que le pida a la Princesa Celestia que haga más Lunas de Sangre. Recuerda que mi abuela trabaja en el Palacio Real, y seguramente pueda influir un poquitín.

—Knowledge —Flashing se dirigió hacia su amiga—, por favor, quiero pedirte una cosa: que termines la historia de terror.

—Por supuesto, será un placer.

Y todas fueron a casa de Flashing, a escuchar cómo terminaba la historia y a tomar un desayuno de amistad. Por el camino, se cruzaron con los habitantes del pueblo más madrugadores. Uno de ellos era Wise Words, que volvía a su casa. Éste las saludó con un movimiento de la cabeza y continuó su camino.

[center]* * *[/center]

Muffled Yell se despertó súbitamente. Alguien había abierto una ventana y había tirado algo al suelo. Se levantó rápidamente y entró en la cocina. Sobre el piso había un periódico. Era la edición del día del Equestria Daily. Era extraño, ella no estaba suscrita a ningún periódico. Pero sabía quién había hecho esto, aunque no sabía por qué… aún.

Cerró la ventana y recogió el periódico. Entonces comenzó a agitarlo, hasta que cayó una fotografía de entre las páginas. La recogió y la observó: se veía una unicornio verde con cabello amarillento. Se la notaba bastante desmejorada.

Entonces dio la vuelta a la fotografía. En el reverso estaba escrito “Esta fotografía se acaba de hacer en la Prisión de Canterlot. Te dije que me aseguraría de que no volviera a molestarnos”.

Muffled Yell suspiró aliviada. Wise Words siempre cumplía con su palabra… aunque le alegraba saber que ésta vez su “presa” seguía viva. Quizás Wise Words tuviese corazón, después de todo.

[center]FIN DEL CHAPTER 1x06[/center]
Bien, ahora el Spoiler con las impresiones:
Spoiler:
Como algunos habrán notado, la similitud con este capítulo y el capítulo 3x06 - Sleepless in Ponyville son bastante evidentes. Pero debo decir que este capítulo lo terminé de escribir en agosto-septiembre del 2012, por lo que es imposible que sea una adaptación de ese capítulo de la serie original, así como que es imposible que me hayan copiado los de la serie... más que nada porque ésta es la primera vez que se publica este capítulo en internet, además de que este fanfic no es ni siquiera conocido en el mundo brony.

Como dije en la antesala del anterior capítulo: "Las buenas ideas son universales" (en el mismo sentido que la otra vez que lo puse, es decir, que las buenas ideas surgen en sitios distintos al mismo tiempo).

Pero quiero que sepáis que hay más similitudes entre este capítulo y el 3x06:

En los dos capítulos hay una anciana fantasma.
En los dos capítulos hay una historia de amistad que finalmente se refuerza.
En los dos capítulos hay una base de terror.
En los dos capítulos la protagonista es una joven potrilla.
En los dos capítulos la Luna es un elemento muy importante.
En los dos capítulos las protagonistas superan su miedo.

Además, también hay curiosidades...

Empecé a escribir el fanfic en Junio del 2012, es decir, después de terminarse la segunda temporada. Si pusiéramos mi fanfic justo después de la segunda temporada de MLP, sería el capítulo 3x06 :P
Y la curiosidad más importante: El capítulo 3x06 de la serie original fue emitido el 08 de Diciembre, que es el día de mi cumpleaños.
Como podéis ver, este capítulo es bastante importante para mí, por eso he esperado hasta el día de hoy para publicarlo, como un homenaje propio a este capítulo.

¡Ah! Casi se me olvida comentarlo... en este capítulo empiezo con las referencias "externas" (es decir, tanto a otros fanfics, como cortos, PMV, series, películas, etc, tengan que ver o no con My Little Pony), algo que será una constante a lo largo del fanfic. Unas estarán completamente a la vista, mientras que otras serán mucho más sutiles... a ver si sois capaces de encontrarlas todas...

Nota de Editado: Debo decir que ayer, en la Japan Weekend, algunas personas me dijeron que este capítulo era "extraño", con un estilo distinto, "estúpido". Como si lo hubiese escrito un niño en un burdo intento de hacer un capítulo de terror. Debo decir que esa era mi intención. Este capítulo es una parodia de las películas y series de tipo "terror pre-adolescente", en el que, bajo un trama principal medianamente trabajado, se le adereza cosas estúpidas que no tienen mucho sentido. En este capítulo están reflejados en cosas como, por ejemplo, el comportamiento irreal y estúpido de los personajes del principio (los que evitan la casa), así como fallos garrafales de continuidad (en el capítulo se ve claramente en el hecho de que, en la casa, Shadow Hammer es golpeada por la silla rebotada que Knowledge lanzó con todas sus fuerzas a la ventana... para después, en el siguiente párrafo, estar totalmente indemne, como si nada le hubiese ocurrido). Así que no os preocupéis por la estupidez que impera en todo el capítulo, mejor disfrutadlo.

Espero que os guste, tanto como a mí escribirlo.
Última edición por Sr_Atomo el 29 Sep 2013, 21:50, editado 2 veces en total.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x06

Mensaje por Angelus-Y » 18 Sep 2013, 18:06

Por fin me he podido leer el capitulo, lo hubiera hecho antes, pero tenia mucho que hacer y la verdad nada mejor para el descanso que leer este fic entre otras cosas.

Esta capitulo me ha conquistado, efectivamente tenia casi de todo: Unas buenas risas con las situaciones de Flashing y Knowledge, un poco de derramamiento de liquido de orgullo al final y una trama que aunque parece conocida encaja fenomenal. Tampoco es que tenga muchas similitudes, yo no habria sospechado la verdad y ademas con lo bien que esta es mas que suficiente.

Esta escrito de forma fantastica, una fluidez casi impecable y un vocabulario y expresion fenomenales, no se me ha hecho nada pesado de leer para nada y veo grandes mejoras. Todos los personajes me han fascinado una vez mas y hacia ya tiempo que no veia a Feather, con lo que la extrañaba. Flashing ha sido junto con Knowledge el pastel del menu sin lugar a dudas y de verdad que me he reido, en especial al comienzo casi. Las descripciones del lugar muy bien y los momentos de tension bien plasmados y por supuesto sorpresas que no falten claro y aqui me he llevado al menos un par.

Me ha encantado, me ha sentado genial leerlo mientras descansaba, la verdad es que es un gusto al igual que otros buenos fics de por aqui, animaros a leerlo por favor, que os estais perdiendo una maravilla, la verdad....y eso me entristece, seguro que os quedareis mas que satisfechos.

Por mi parte espero como hasta ahora mas que impaciente el siguiente capitulo de las aventuras de estas 6 ponis que no paran de sacarme una sonrisa o una lagrima de falicidad, tomate el tiempo que necesites que lo estas haciendo fenomenal Sr_Atomo, un excelente escrito. Unique y Magnifique como diria Rarity :) Un cordial saludo ^^
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x07 (1ª Part

Mensaje por Sr_Atomo » 21 Sep 2013, 19:38

Bueno, pues como este fin de semana hay poca gente conectada al foro, he pensado que sería un gran momento para publicar el siguiente capítulo, así, los que no han tenido la suerte de ir a la JW o a los diferentes meetups, por lo menos podrán tener algo que los que han salido por ahí podrán ver mínimo mañana.

El problema es que el capítulo es tan largo que tengo que dividirlo en dos... espero que Sweetie Bot no intente juntar los dos mensajes y haga que el foro implosione...

Bueno, a lo que vamos... TAGS:

Mucho de...

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Y una pizca de...

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Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x07[/center]
[center]Arma perfecta[/center]
[center]1ª Parte[/center]

Shadow volvió a comprobar la cuerda. Ésta parecía estar perfectamente, como todas las veces que la había comprobado: más de diez veces en apenas cinco minutos. Pero tenía que asegurarse de que no había ningún fallo. Los giros y nudos que tenía la soga, que rodeaba la fragua, eran correctos.

—Parece ser que todo está bien —dijo al fin—. Vamos a retirar la fragua.

Los dos ponis marrones que la ayudaban en la tarea vestían gorras y se veían recios, fuertes y, a juzgar por sus Cutie Marks (un pico y una cuerda enrollada en uno y una pala y una cuerda enrollada en el otro), parecían competentes. Probablemente fuesen empleados acostumbrados al esfuerzo, y eso era justo lo que Shadow necesitaba en esos momentos.

Entre los tres empezaron a tirar de la maroma que, con una dolorosa ondulación, se tensó rápidamente. Poco a poco empezó a moverse la forja, aunque no exactamente de la forma que debería: se estaba yendo hacia un lado, en vez de salir totalmente recto.

—Parad, parad —Shadow dejó caer la cuerda—. Algo va mal. Dejad que lo revise todo de nuevo —los empleados resoplaron y, soltando la soga, cogieron unos trapos y comenzaron a secarse los cascos y la frente.

—Hola, Shadow —Knowledge apareció delante de la puerta de la herrería, de tal manera que solo se visionaba una sombra—. ¿Qué haces?

—¡Ah! Hola, Knowledge —la herrero volvió a mirar la cuerda—. Estoy retirando la fragua, ya que mañana me traen la nueva. Y también recibiré varias cosas más.

—Es verdad… —la historiadora se acercó con cara pensativa—. Pero pensaba que iban a tardar más tiempo. Entonces nada… te iba a traer otro encargo, pero volveré cuando esté todo operativo de nuevo.

—¿Por qué no nos echas un casco? —Shadow miró a Knowledge.

—No soy muy fuerte, no sé cómo podría ayudar… Además, veo que tienes buenos músculos ahí —exclamó la blanca poni de tierra, señalando a los dos operarios.

—Necesito que observes dónde está el fallo —respondió la herrero—. Vamos a empezar a tirar de la cuerda y quiero que te fijes bien, pues la forja debería salir recta, pero sin embargo, se tuerce y comienza a girar. ¿Lo harás, por favor?

—De acuerdo, me fijaré en cada detalle —Knowledge dejó un pergamino que portaba en su casco, en el zurrón, y se acercó a la fragua.

—Quédate en el extremo. Ahí. Perfecto —Shadow señalaba la parte más alejada de la fragua. En ese lugar, su amiga podría observar bien y no correría ningún peligro.

La herrero asió la maroma. Los trabajadores tiraron a un lado los trapos y también cogieron la soga. Shadow les miró e hizo una señal de afirmación con la cabeza. Los músculos de los tres se tensaron a la vez que la cuerda, y la fragua empezó a moverse poco a poco.

Entonces Knowledge comenzó a fijarse detenidamente: la cuerda, por el extremo en que ella estaba, comenzaba a deslizarse lentamente hacia la izquierda, seguramente debido a que estaba retorcida por debajo e intentaba volver a su posición más natural. En ese momento, la historiadora levantó el casco, señalando a su amiga y a los operarios que parasen. Cuando así lo hicieron, el cabo comenzó a retorcerse de nuevo, volviendo a su posición en el centro de la cara desde donde miraba Knowledge.

Shadow se acercó a ella y miró la soga. Estaba exactamente igual que la última vez que había mirado.

—Cuando tiráis, la cuerda se retuerce hacia este lado, llegando hasta aquí —la blanca poni de tierra señaló hacia donde había llegado la maroma cuando estaba en tensión—. Y, cuando dejáis de arrastrar, vuelve a esta posición —explicó, señalando la posición en que estaba la cuerda en reposo.

—Difícil asunto —dijo Shadow—. Fue muy difícil levantar la fragua lo suficiente para meter la cuerda por debajo. Y será prácticamente imposible volverla a levantar el tiempo necesario para desenredar la cuerda. ¡Chicos, vamos a tener que sacarla tal como está, aunque eso requiera un esfuerzo extra!

Los trabajadores miraron a la herrero y sonrieron. “No se preocupe, sacaremos entre todos la forja de ahí”, dijo el que parecía el jefe.

—Knowledge, cuida de que no se retuerza demasiado la cuerda —ordenó Shadow, mientras se secaba los cascos con un trapo—. Si eso ocurre, haznos una señal y pararemos para volver a mover la soga a su posición.

La aludida sonrió y afirmó. Acto seguido, la herrero y los operarios cogieron la cuerda y comenzaron a tirar. La fragua se arrastraba pesadamente. Poco a poco lograban retirarlo de su posición. Entonces comenzó a retorcerse la cuerda. Knowledge miraba la posición en que debía posicionarse la maroma antes de dar la señal.

En ese momento la fragua se hundió sobre la esquina derecha. Había caído en un hueco. Sería muy difícil sacarlo de ahí, sin ninguna duda. Dejaron de tirar y Shadow se acercó a la fragua. Miró hacia la esquina atrapada y entrecerró los ojos.

—Esto es muy extraño —exclamó—. Debajo de la fragua hay un agujero. Eso significa que no podremos seguir, pues la cuerda estará trizada en el otro extremo del agujero, y tirar en esta posición significará romperla… No quería hacer esto, pero… ¡Chicos, tendremos que romper la fragua!

—Es una pena —dijo uno de los trabajadores, en concreto el que parecía el subordinado—. Es una fragua antigua, tendrá… ¿cuánto? ¿Cien años? ¿Doscientos?

—Trescientos años, como poco —la herrero estaba triste. Había mantenido la esperanza de dejar entera esa antigüedad en la herrería—. Y me fastidia romperlo. Ha estado colocada aquí desde que la herrería se abrió.

Los dos operarios se acercaron a la forja y comenzaron a examinarla.

—Espere —dijo el que parecía el jefe—. Si ponemos unos tablones de madera aquí —señaló la esquina hundida—, lo suficientemente largos como para llegar hasta ahí —indicó un punto en la herrería algo alejado de la fragua—, al poner el peso en el extremo del tablón quizás logremos elevar lo suficiente la forja para poder salvar el agujero.

—Ya sé por qué siempre os llamo para hacer estas cosas —Shadow sonrió—: porque sois los mejores. Y puede funcionar… Sí, de hecho es probable que lo haga.

Entonces, a una señal del trabajador jefe, el otro salió rápidamente, para volver poco después con unos listones de madera, que dispusieron, entre los tres fornidos ponis, uno encima del otro y los encajaron en el hueco, pasando por debajo de la esquina una longitud suficiente de cada tablón para evitar que éstos se rompiesen. Entonces comenzaron, poco a poco, a poner peso en el otro extremo de los tablones, hasta que empezó a levantarse la fragua.

—Necesitamos poner, de golpe, un peso extra, para mover la fragua hacia el sitio correcto —comentó Shadow—. Si no, ésta volverá a caerse al hueco… —empezó a mirar hacia todos lados, buscando un objeto idóneo, hasta que se encontró con los operarios, que se habían puesto cada uno a un lado de Knowledge y la señalaban disimuladamente. La herrero sonrió. Era una idea perfecta.





—¿Estás insinuando que yo estoy obesa? —Knowledge miró con ojos entrecerrados a la herrero—. Que sepas que estoy cuidando mi línea… y que tengo el peso ideal.

—No, no lo has entendido —respondió Shadow—. Para sacarlo, necesitamos poner una cantidad elevada de peso en el extremo del tablón. Y una de dos, o soltamos de repente un mazo de armas y procuramos que no se desparramen, o saltas desde una silla justo encima del tablón. El peso “extra” que necesitamos lo conseguirás mediante el impulso, no por otra cosa. Cuanto más impulso haya, más efectivo será el resultado. Pero que conste que tú estás estupenda… —y miró a los operarios, que asintieron ante esta afirmación.

La historiadora consintió, todavía insegura, y todos se pusieron en posición. Knowledge se subió a una mesa que habían movido hasta quedar al lado del tablón, y el resto se pusieron junto a la fragua para tirar hacia la dirección donde estaba posicionado el tablón; los operarios de espaldas tirando y Shadow de frente empujando y vigilando para que no cayese la otra esquina.

—Una —la herrero se encargó de decir la cuenta—, dos…

—¡Espera, espera! —Knowledge se apresuró a decir—. ¿A la cuenta de tres o tres y ya?

—¿Cómo dices?

—Que si se hace cuando digas “tres” o después del “tres” lo hacemos al tiempo de un hipotético “cuatro”…

—Vale —Shadow estaba un poco confusa—. Cuando diga “tres”.

—De acuerdo —la historiadora sonrió y se preparó para el salto.

—Un momento, un momento… —el operario jefe paró la operación.

—¿Qué pasa ahora? —la herrero empezaba a impacientarse.

El trabajador se retiró de su sitio y se puso en el extremo donde se había colocado Knowledge para vigilar la cuerda. Metió el casco por debajo y desanudó la soga con el otro casco. Entonces tiró con todas sus fuerzas y estiró la maroma, volviéndola a anudar.

—¡Listo! —dijo al finalizar—. Ahora la cuerda no se retorcerá y podremos tirar recto cuando saquemos la forja de aquí.

Shadow sonrió. Efectivamente esos dos eran los mejores en su trabajo. Todos volvieron a su posición y se hizo la cuenta. Cuando llegó el “tres” Knowledge saltó de la mesa e impactó en el tablón, logrando que el otro extremo se levantase y moviese la fragua por encima del piso, al mismo tiempo que Shadow y los operarios lograban mover la forja para sortear el orificio. Todo salió bien.

Entonces los tres últimos cambiaron de posición y sacaron poco a poco la fragua de su sitio, poniéndola al fondo de la herrería. Habían conseguido mover semejante mole y sin romperla… era una gran noticia.

—Ahora vamos a ver ese agujero —comentó Shadow, mientras se secaba el sudor—. Es muy extraño que debajo de una fragua haya un agujero de ese tamaño.

—Y, sin duda, ese hueco ha sido el culpable de que la cuerda no quedase bien tirante— respondió el operario jefe.

Miraron todos por la abertura, cada uno desde una esquina. El agujero era muy profundo, perdiéndose de vista el fondo del mismo. Y la luz que llegaba de fuera apenas entraba unos pocos metros, dejando el resto a oscuras. Shadow cogió una antorcha, la encendió y la dejó caer en el hueco. Se veía, en una de las paredes, una especie de escalera, aunque estaba destrozada por el tiempo, siendo imposible usarla. Pero, a la vez, la existencia de dicha escala daba a entender que se había usado para bajar y subir con más o menos seguridad.

Extendieron una cuerda hasta el fondo, atando el otro extremo a la fragua, que era, de lejos, el objeto más pesado de la herrería. Shadow cogió un cuchillo, un pico, una pala y una linterna, bajando a continuación. Knowledge le siguió, después de coger lo mismo. Y el operario aprendiz agarró la cuerda, dispuesto también a descender, pero el trabajador jefe le paró.

—A nosotros nos han contratado para mover mobiliario, no para investigar… —dijo, y, dirigiéndose a las dos que estaban aún bajando, añadió en alto—. Si tenéis un problema, estaremos aquí arriba como refuerzos.

Tanto Shadow como Knowledge asintieron.

Cuando éstas terminaron de bajar, encendieron las linternas y miraron a su alrededor. Localizaron una especie de pasadizo artificial y lo siguieron, hasta llegar a una sala rectangular. Allí encontraron un pedestal en mitad de la habitación. Sobre la peana había, completamente estática en el aire, una lanza de metal.

Era el arma más hermosa que jamás habían visto. Su punta era totalmente negra, aunque, quizás por el efecto de los haces de luz de las linternas que incidían directamente sobre ésta, una luminiscencia verdosa parecía surgir a veces en su superficie, recorriendo el filo, como si fuese una serpiente reptando… aunque únicamente Knowledge observó ese hecho. El asta de la lanza era metálica, plateada, y muy brillante. Y, atada a la junta entre el asta y la punta, un cordel, con dos plumas de fénix y, entre medias, una pequeña escama de dragón, se estremecía. Y toda la lanza descansaba sobre su base, que a su vez levitaba silenciosamente por encima del pedestal, haciendo un imposible equilibrio.

Definitivamente era un arma maravillosa… y Knowledge debía tenerlo. Se acercó directamente hacia ella, pero Shadow la frenó.

—Primero debemos mirar todo… y asegurarnos de que no es una trampa —exclamó la herrero.

Knowledge tragó saliva, preocupada. Le carcomía por dentro el hecho de no poder coger inmediatamente esa lanza, pero sonrió para sus adentros, sabiendo que pronto sería suya. Comenzaron a mirar la sala más detenidamente. En una pared de la izquierda había una repisa, y sobre ella, una serie de frascos. Unos eran labrados, otros tenían joyas, y otros estaban hechos de materiales imposibles. Sobre la pared, un poco más arriba, había un cartel, escrito en un idioma ininteligible.

En el muro de enfrente, un cartel más grande dominaba toda la escena, con lo que parecía un mensaje, escrito en varios idiomas. Aunque ninguno de ellos era comprensible para las dos ponis. Shadow se acercó más al cartel, escudriñándolo. Pero, al no reconocer ningún lenguaje, decidió llevarse el cartel para que alguien capacitado en dialectos pudiese verlo y aclarar algo.

—¡Mira, es absolutamente fantástico! —declaró Knowledge, que tenía el arma entre sus cascos, y estaba sopesándolo—. ¡Está totalmente equilibrado!

Entonces puso el arma en equilibrio sobre su casco. Primero aproximadamente por la mitad del asta, luego sobre la base y, por último, sobre la parte plana de la punta de lanza. En todo momento se mantenía estable, sin inclinarse hacia ningún lado.

—Nunca he visto un arma igual… Tengo que investigarla más y mejor —dijo la historiadora.

—No sé si sería una buena idea llevártelo de aquí —respondió Shadow—. Puede que estos carteles sean de aviso, o algo así… aunque no entiendo nada de lo que dice.

—Pues llévate los carteles también, si quieres… —dijo Knowledge—. De hecho, deberías llevarte todo. Total, mañana te llega el pedido y taparás esto, ¿no?… Así que es mejor que lo recojas antes… —y, mirando a la lanza, la susurró—. Menos mal que te he encontrado —comenzó a acariciar el asta cariñosamente—. Ahora seré yo quien te cuide...

Cuando Shadow empezó a guardar todo, sabiendo que su amiga tenía razón, ésta ya estaba llamando a los operarios para que le izasen con la cuerda. La herrero terminó de recoger todo, amontonándolo como pudo y llevándolo a la salida. Pidió entonces que bajasen un cubo, y así lo hicieron los operarios. Pero, cuando subió Shadow, Knowledge se había ido.

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—Es realmente espectacular esa lanza —Flashing estaba maravillada, al igual que Shiny.

—¿Verdad que es preciosa? —Knowledge estaba muy orgullosa—. Y ahora, apartaos. Voy a haceros una demostración.

En la plaza del pueblo se hizo un corro. Knowledge se posicionó en el medio y se concentró, cerrando los ojos con fuerza, mientras sostenía la lanza en vertical con una pata. Los que miraban estaban expectantes. Apenas un segundo después, la blanca poni de tierra abrió los ojos y puso la lanza en posición de ataque.

Entonces empezó a moverse rítmicamente, saltando y lanzando estocadas a un lado y a otro. Sus movimientos se asemejaban al de un baile hipnótico, donde ella era la dama y la lanza el semental. De vez en cuando Knowledge giraba el arma, haciendo tintinear la escama de dragón contra el asta de la lanza, para regocijo de los presentes. Era una danza muy bella, totalmente sincronizada, y, sobre todo, perfecta.

Terminó la demostración realizando un giro por encima de su cabeza, y, con las dos patas delanteras, impulsó el asta, haciendo un círculo, hasta quedar la punta a escasos milímetros del cuello de un pegaso, que se dejó caer hacia atrás por el susto.

Knowledge estaba jadeando por el esfuerzo, pero a la vez se sentía feliz. Esa lanza era una prolongación de sus cascos. Todo lo que deseaba de un arma estaba contenida en apenas algo menos de 69 pulgadas (1,75 metros). Los ponis empezaron a abandonar la plaza admirados, algo que la historiadora aprovechó para sentarse y descansar.

—¿Y dices que lo encontrasteis bajo la herrería de Shadow? —Shiny miraba extrañada la lanza.

—Sí, junto a unas cosas inútiles —respondió Knowledge—, que creo que los ha sacado Shadow. Ah, mira —señaló un punto por detrás de Shiny y de Flashing—, por ahí va.

—Creo que se dirige a casa de Gentle —Flashing miró la posición del sol en el cielo—, y creo que ésta acaba de empezar a meditar.

—Esto no me lo pierdo —Shiny empezó a moverse hacia la casa de la unicornio de dos colores—. Un enfrentamiento entre pesos pesados. Aunque será mejor que vayamos para calmar los ánimos.

—Id vosotras —Knowledge se veía agotada—. Yo tengo mejores cosas que hacer…

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Shadow miró hacia la puerta de la herrería. Efectivamente Knowledge se había marchado, y ella estaba demasiado cansada como para perseguirla. Entonces miró a los operarios, que habían movido el resto de mobiliario que iba a ser reemplazado.

—Perfecto —dijo, mientras leía la nota con el presupuesto—. Cuando reciba el nuevo mobiliario, os volveré a llamar.

Los operarios se fueron, agitando una tintineante bolsita, y Shadow aprovechó para sacar los pergaminos del cubo, que aún estaba atado a la cuerda. Estiró los pergaminos y buscó en el más pequeño un idioma que pudiese entender. Todos eran desconocidos para ella.

¿Quién podría saber algún dialecto de los que estaban ahí escrito? Knowledge era la historiadora del pueblo y, por lo tanto, la más idónea para descifrarlo, pero estando abajo pareció no reconocer ningún idioma… aunque también podría ser que estuviese obnubilada por la lanza y hubiese ignorado el resto de objetos. Además, ahora mismo Knowledge era más bien parte del problema, en vez de la solución. Tendría que vigilarla.

Aunque conocía a otra poni en el pueblo que quizás supiese de idiomas tanto o más que Knowledge: Gentle Colors. Sí, Gentle había estudiado en la Escuela de Magia de Canterlot, y había accedido innumerables veces a la Biblioteca de Canterlot, la mayor de toda Equestria. Solo ella sabía qué libros había ojeado. Y, con un poco de suerte, era posible que tuviese conocimientos de alguno de los diferentes lenguajes del pergamino.

Rápidamente, Shadow recogió el resto de utensilios que había en el cubo y los puso cuidadosamente en una repisa. Algo le decía que debía mantenerlos a salvo. Cuando lo hizo, se ajustó el zurrón, enrolló los pergaminos, y, cargándolos, se dirigió a casa de la unicornio de dos colores.

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Gentle abrió la puerta lentamente. Estaba despeinada y con grandes ojeras. Con un bostezo recibió a la herrero. Después indicó a ésta que entrase. Cerrando la puerta con celeridad, se dirigieron a la cocina donde, sobre la mesa, había un desayuno a medio hacer.

—Perdona el desorden —dijo con cansancio la unicornio—, pero no he podido descansar en toda la noche… Hacía siglos que no dormía tan mal.

—¿Y eso? Nunca he visto que tuvieses problemas de insomnio.

—No sé —musitó Gentle—. Desde ayer por la tarde, noto un molesto zumbido por toda la cabeza. Es como si algún caballo me estuviese relinchando dentro del oído, usando sin parar el mismo tono de voz y, aunque lo oigo manera entrecortada, sigue y sigue sin parar. Pero lo peor de todo es que ahora lo escucho más claramente.

—Vete al médico cuando puedas… —recomendó Shadow—. Pero antes, me gustaría pedirte un pequeño favor —la herrero sacó el pergamino más pequeño del zurrón y se lo tendió a su amiga—. Quisiera que le echases un vistazo.

—De acuerdo —Gentle bostezó de nuevo—, veámoslo.

Ésta miró el pergamino mientras desayunaba, mientras Shadow se sentó en una silla libre y esperó pacientemente. De vez en cuando, Gentle cambiaba el gesto a preocupación, aunque luego volvía a relajarse, mostrando su desmejoría ante la falta de sueño. Terminó de desayunar y miró a Shadow intentando poner un semblante serio, aunque, por el aspecto que tenía esa mañana, era más bien una pose hilarante.

—Parece ser un mismo mensaje escrito en varios idiomas —dijo—. De hecho, reconozco este idioma —señaló uno—, este también —marcó otro— y este de aquí —e indicó un tercer idioma.

—Comprendo… —respondió Shadow.

—Pero no solo es eso. Parece ser que es el mismo mensaje, escrito en varios idiomas antiguos…

En ese momento llamaron a la puerta. Cuando Gentle abrió, tanto Shiny como Flashing se asustaron. No se esperaban ese aspecto en la unicornio de dos colores. En ese momento, Gentle se estremeció de dolor y se tapó el oído con el casco libre. Entonces comenzó a recular, alejándose lo más posible de la puerta, aunque tropezó con su crin despeinada y cayó hacia atrás.

—¡Arg! Ahora el dolor es más intenso. ¡Entrad rápido y cerrad la puerta! —suplicó, manteniendo las patas sobre sus orejas.

Apresuradamente entraron Shiny y Flashing… y cerraron la puerta con celeridad. Entonces Gentle pareció calmarse y dejó de taparse las orejas. El sonido que le atormentaba ahora estaba mitigado. La unicornio de dos colores se intentó atusar el pelo y, levantándose, hizo un gesto a las otras dos para que le siguieran a la cocina, donde aún estaba esperando Shadow.

—Bien —dijo después de sentarse lentamente en la silla, con un quejido, característica del poco descanso que había obtenido esa noche—, parece que ahora ha bajado un poco el volumen del relincho. Decidme —continuó, mirando a las otras tres—, ¿ha ocurrido algo relevante en el pueblo desde ayer por la tarde? Aproximadamente como a las siete empecé a oír ese maldito relincho y cada vez que abro la puerta o una ventana, se hace más fuerte.

>>Así que la única conclusión a la que puedo llegar, razonando, es que es algo que viene de fuera, no de mi cabeza… y es… horrible. Todo el rato el mismo chillido, sin descanso… No creo que pueda aguantar mucho más antes de volverme loca.

—Voy un momento al servicio —Flashing se levantó y salió de la cocina.

—Hmm… —Shiny se quedó pensativa—. Lo único medianamente relevante que se me ocurre es que ayer, por la tarde, Magic Sales se quedó sin manzanas, y ha enviado un pedido urgente a Sweet Apple Acres que, según me han dicho, es una granja de Ponyville que sirve las mejores manzanas a este lado de Equestria… Quizás el sonido que oyes sean los lloros de algún poni que se siente muy desgraciado por no poder comer manzanas por un día.

—Imposible —dijo Gentle—. El sonido es insistente, constante. Y un poni tendría que parar para respirar. Además, según parece, solo yo oigo ese sonido. He mirado varias veces por la ventana y no he visto ningún otro poni afectado, ni en la calle ni en las casas… ¡FLASHING! ¡CIERRA LA VENTANA!

Se oyó el ruido de la hoja de una ventana cerrándose, y poco después apareció la potrilla en el umbral de la puerta.

—No nos engaña —dijo, con una gran sonrisa—. Aproveché para abrir disimuladamente una ventana y se ha dado cuenta.

—¿Y por qué os iba a engañar? —Gentle miraba inquisitivamente a Flashing.

—Es que es una historia tan extraña…

—Ayer por la tarde… —Shadow cortó la conversación, sabiendo que, de no hacerlo, habría una pelea— llamé a unos operarios para preparar un trabajo que hemos hecho esta mañana. Les dije lo que quería hacer y entre todos trazamos un plan para llevarlo a cabo lo más rápido y mejor posible.

—Y los operarios vieron que era mucho trabajo y empezaron a relinchar de desesperación, ¿no? —Flashing imitó una conversación entre Shadow y un operario, mediante gestos, sin hablar. Aunque cada vez que imitaba a Shadow el pelo se le ponía con la misma forma que la de la herrero y, cuando plagiaba al operario, la potrilla se ponía un bigote. Al final, la prestidigitadora, representando al trabajador, se ponía a llorar. Shadow miró a Flashing con los ojos entrecerrados, bastante molesta.

—Les he dicho antes a Shadow y a Shiny que un poni no puede ser —Gentle apoyó las patas anteriores sobre la mesa y puso la cabeza sobre dichas patas—. Al menos, no uno que esté vivo.

—Dejadme terminar —la herrero miró alternativamente a Gentle y a Flashing—. El caso es que les dije que íbamos a retirar, entre otras cosas, la fragua… y esta mañana hemos encontrado algo bajo la forja, en un agujero que llevaba a una gruta artificial.

Gentle alzó las orejas. ¿Una gruta artificial? ¿Y si quizás…?

—En dicha gruta —continuó diciendo Shadow—, encontramos una lanza muy… extraña. Y también esto que te he traído.

—Ah, ¿la lanza que tiene Knowledge? —Flashing preguntó ilusionada—. Es una maravilla. Nos ha hecho una demostración antes a Shiny y a mí en la plaza… —la joyero afirmó—. Parecía más un baile que una demostración. Esa lanza es un… arma increíble.

—No puede ser… —Gentle se incorporó y, cerrando los ojos, se relajó, como si supiera lo que ocurría pero a la vez comprendiera pero no podía hacer nada para poder arreglarlo—. ¡Claro…! Y los pergaminos son la prueba… —se levantó y, cogiendo los pergaminos, empezó a desenrollarlos sobre la mesa.

—¿Qué es lo que pasa, Gentle? —Shadow se acercó a los pergaminos, aunque no comprendía nada.

—¡Es el arma! —la unicornio de dos colores miraba rápidamente aquí y allá en los pergaminos —. ¡Sin duda es el arma! Es un arma Bullspaniana. Y contiene un… ¡un Elemental de Tierra! ¿Cómo no me he dado cuenta antes…?

—¿Un “Elemental de Tierra”? ¿Eso qué es? —Flashing había girado su cabeza hasta ponerla en horizontal, intentando asimilar lo que acababa de oír.

—Veamos, por partes —Gentle señaló el pergamino más pequeño—. Aquí pone lo mismo en varios idiomas, y creo que el primer idioma que hay es el ullspaniano. Además, lo que hay escrito es algo como

“El arma perfecta para el ser perfecto.
Dos entes en uno solo,
En perfecta armonía entre ellos.
El transformador está atrapado
Y el nexo de unión está construido,
Pero queda lo más difícil:
Encontrar al huésped perfecto,
Pues todo ser vivo es imperfecto
Y la perfección en sí misma
Es el máximo grado de imperfección”.

—¿Y lo del “Elemental de Tierra”? —volvió a preguntar Flashing.

—Según lo que he leído, sería el “Tranformador”, aunque no viene muy bien explicado —respondió Gentle—. El “contenedor” sería la lanza, y el huésped… bueno, pues un huésped. No sé qué pretendían esos Bullspanianos, pero aunque tenían razón en que no hay ningún ser vivo perfecto, también es cierto que cuanto más complejo es un organismo, más se acerca a esa perfección —y, levantándose, se disculpó—. Esperad un momento, voy a coger un libro. Vuelvo en seguida.

La unicornio de dos colores se dirigió a una habitación al fondo de la casa y abrió la puerta, dejando entrever a través de la misma una serie de estanterías llenas de libros, y entró, volviendo a cerrar la puerta. Apenas pasaron unos pocos segundos cuando la puerta se volvió a abrir. Gentle portaba un gran libro de tapas oscuras, encuadernado en piel bovina.

—¿Es eso lo que creo que es? —Shadow apuntó al libro.

—Sí, es “El Libro de las Leyendas”… y sí, la encuadernación es auténtica piel.

—¿Cómo puedes tener un libro… “así”? —Flashing se lamentó—. Ha muerto un animal para hacer más… presentable ese libro.

—Sí… ¿y? —Gentle dejó el volumen sobre la mesa—. Este ejemplar tiene más de novecientos años. Y te aseguro que esos tiempos eran mucho más… oscuros. Además, yo no maté a la vaca cuya piel recubre las tapas del libro. Y que sepas que, si hubiese estado encuadernado de otra forma, ahora no podría leéroslo. El cuero resiste bastante bien el paso de los siglos, si se le trata adecuadamente… y no me preguntes qué se utiliza para mantener perfectamente el cuero —Flashing iba a formular esa cuestión, así que la unicornio de dos colores prefirió adelantarse usando una ausencia de respuesta—. Digamos que… prefiero seguir manteniendo nuestra amistad.

Shadow miraba inquisitivamente a Gentle, pero prefirió callar, pues sabía que la respuesta a la pregunta que aún se hacía Flashing no le iba a gustar absolutamente nada a la potrilla, ni al resto.

—Bien, continuemos —Gentle había abierto el libro y buscado una página en concreto—. Aquí está:

>>“Dioses de los elementos”, también llamados “Señores Elementales”. En la antigüedad se relacionaban los elementos más básicos (Agua, Aire, Fuego, Tierra, Luz y Oscuridad) con seres prácticamente eternos. Esos seres tenían poderes extremadamente poderosos, aunque estaban enemistados entre sí. Para dirimir sus diferencias, los Señores Elementales crearon unos ejércitos acordes con los elementos que representaban, para que peleasen entre ellos. Esos seres fueron llamados “Elementales”, “Espíritus de los elementos” o “Seres elementales”.

>>Los ejércitos que crearon fueron:

-Grifos, creados por el Señor del Aire.
-Leviatanes, creados por el Señor del Agua.
-Salamandras, creados por el Señor del Fuego.
-Caballos, creados por el Señor de la Tierra.
-Rayos de Sol, creados por el Señor de la Luz.
-Rayos de Luna, creados por el Señor de la Oscuridad.

>>Los distintos Señores se enfrentaron en tres gigantescas batallas, que ocurrieron en distintos lugares, aunque a la vez. Se enfrentaron el ejército del Señor del Aire contra el ejército del Señor de la Tierra; el ejército del Señor del Agua contra el ejército del Señor de Fuego y el ejército del Señor de la Luz se enfrentó al ejército del Señor de la Oscuridad… y se destruyeron mutuamente. Primero los ejércitos y luego los propios Señores elementales.

Gentle cerró el libro y miró a las demás.

—Bien. Esto es una Leyenda sobre la Creación del Mundo. De hecho es una entre cientos de leyendas que intentan explicar lo mismo. Aunque prácticamente nada de lo que explica aquí es cierto, hay una cosa que sí que lo es: la existencia de los “Elementales”.

—Y uno de esos “Elementales” es lo que hay en el arma, ¿no? —Shadow se preocupó.

—Sí —respondió Gentle—, eso es. Y a juzgar por el sonido que constantemente oigo, tiene que ser uno de tierra. Sin duda, Knowledge está en peligro. Estoy segura de que ese Elemental intentará “fundirse” con ella y, sea lo que sea el resultado, distará bastante de ser nuestra amiga, pues un poni no es un ser perfecto.

—¿Pero los “Elementales del Aire” no eran también caballos? —preguntó Flashing.

—No, estoy segura de que eran, y son, grifos —respondió la unicornio de dos colores.

—¿No fueron los “Elementales del Aire” los que obligaron a las tres tribus poni a realizar el Gran Éxodo y crear Equestria? —volvió a preguntar Flashing.

—Ah, esos… —Gentle quedó pensativa durante un instante—. Esos eran los Windigo. Técnicamente son seres distintos. Los Windigo se dedicaban a provocar el odio y la discrepancia para alimentarse… algo parecido a lo que hacía Discord, pero éste fomentaba la desunión para diversión propia y para mantener a raya a sus súbditos… De todas formas, los Elementales del Aire eran, o más bien son, muchísimo más poderosos que los Windigo, que probablemente también hayan existido.

—¿Más poderosos que los Windigo? Los Windigo eran extremadamente poderosos… —Flashing preguntó por tercera vez.

—Probablemente cada lago, cada montaña, cada océano o cada formación de nubes que hay en el mundo hayan sido creados por enfrentamientos entre elementales. Comparar los Windigo con los Elementales del Aire sería como comparar un conejo con una gran ballena, diciendo que los dos son mamíferos.

Flashing se echó a temblar. Si lo que decía Gentle era cierto, derrotar a ese Elemental de Tierra sería una labor prácticamente imposible.

—Esto es bastante curioso —dijo Shiny, que se quedó pensativa durante unos instantes—. Si os fijáis, los ponis quizás seamos los seres “perfectos” que buscaban los Bullspanianos.

—¿A qué te refieres? —Gentle se extrañó.

—A que hay ponis de tierra —respondió la joyero, señalando a Shadow—, ponis de aire —se apuntó a sí misma—, ponis capaces de controlar el fuego y el agua —miró el cuerno de Flashing— y, como “Señor de la Luz” y “Señor de la Oscuridad” tenemos a la Princesa Celestia y a la antigua Nightmare Moon.

—No había pensado en ello —respondió Gentle—. Quizás tengas razón… Y, si es así, el peligro que corre Knowledge es aún mayor de lo que pensaba. Es hora de separarla del arma, pues es posible que el resultado sea permanente.

Se levantaron y fueron a la entrada de la casa. Al abrir la puerta, Gentle, instantáneamente, reculó hacia atrás, tapándose las orejas con los cascos. Su cara adquirió un gesto de dolor excesivo y sus ojos empezaron a lagrimear.

—No puedo… —su voz apenas se oía—, no puedo salir… Ese sonido… —la unicornio de dos colores instó a las demás para que saliesen y cerró la puerta—. Lo siento, ese ruido es demasiado fuerte, y eso que aún estoy lejos de ese arma. Estoy segura de que no soportaré acercarme ni un paso más a ese Espíritu de Tierra. Lo tendréis que hacer sin mí.

Shadow, Flashing y Shiny se miraron, preocupadas. Sin Gentle, las posibilidades de éxito se reducían considerablemente. Pero, a pesar de ello, tenían que intentarlo. Así que se dirigieron rápidamente a casa de Knowledge.

Pero ésta no estaba en su hogar. En la puerta había un papel pegado con un mensaje: “Estoy en la herrería, vuelvo en cinco minutos”. La herrería… ¿Shadow la había cerrado? Aunque ella pensaba que así era, no estaba segura de ello, debido a la urgencia con la que había salido antes. Se dirigieron allí y encontraron a la historiadora esperando en un lateral. A su lado había un pequeño carrito, cargado con una gran cantidad de armas de todo tipo. Aunque la lanza Bullspaniana seguía amarrada a sus cascos.

—¡Ah, al fin llegas! —exclamó, levantándose poco a poco—. He traído esto —señaló el carrito— para que lo fundas. No las necesito ya.

—¿Es tu colección de armas lo que veo ahí? —Shadow no podía creerlo.

—Sí, son todas las… inutilidades que almacenaba en mi casa. Ahora que tengo esta lanza, lo demás es basura. Y la basura tiene que desaparecer, ¿no?

—Me niego a fundir tu colección de armas —Shadow se puso muy seria.

—¡Oh, vamos…! —Knowledge empezó a enfurruñarse—. No me fastidies que ahora te preocupas de la morralla.

—Te recuerdo que muchas de esas armas las he hecho yo… y las demás son reliquias que tardaste muchísimo en adquirir.

—Todo eso es parte del pasado. No necesito más que esta belleza entre mis cascos —Knowledge empezaba a tener un tic en su ojo, y su actitud era airosa—. Después de tanto tiempo siendo tu cliente, lo mínimo es hacerme caso cuando quiero algo que se sale de lo común. Es lo normal, creo yo… ¿Verdad?

—Mira —la herrero intentó relajarse, para crear un halo de confianza en Knowledge—, lo que vamos a hacer es lo siguiente: voy a guardar todas esas armas un tiempo prudencial, por si cambias de idea, ¿de acuerdo?

—Haz lo que quieras… pero no voy a cambiar de parecer. ¿¡ME OYES!?

El grito de Knowledge resonó en gran parte del pueblo, llegando a los oídos de prácticamente todos los habitantes. Muffled Yell, que estaba hablando con unos mineros en la plaza, se giró en redondo, extrañada de que la historiadora estuviese fuera de sus casillas. Magic Sales salió alarmada de la tienda, al igual que Look Talker, que estaba haciendo su compra diaria. Disarming Smile, que estaba dirigiendo a unos albañiles sobre las reformas de su posada, se acercó a la plaza, asustado…

Y Wise Words miró fijamente a Knowledge. Algo le indicaba que la lanza que portaba no era algo normal, pues percibía un ligero aunque constante rumor que parecía salir de esa arma. Y la forma de ser de la blanca poni de tierra distaba mucho de ser normal. No era difícil imaginar que las dos cosas estaban relacionadas. Tenía que hacer algo… y lo haría esa noche.

—Knowledge —dijo Shiny—, ¿me dejas manejar esa lanza? De pequeña venían a la joyería muchos guardias reales y, mientras esperaban, algunos me enseñaban a manejar espadas. De hecho, tenía una espada de madera como juguete.

—Ni se te ocurra acercarte, señorita —Knowledge estaba bastante furiosa—. Esta lanza es mía y no permitiré que pongáis ni uno solo de vuestros cascos sobre ella —giró la lanza y puso la punta apuntando a las cabezas de las tres ponis.

Y, diciendo esto, se levantó y se dirigió a su casa, dejando el carrito con la colección de armas junto a la pared de la herrería. Definitivamente, el cambio había comenzado.

—Lo siento —se disculpó Shadow—. Por las buenas va a ser imposible separarla del arma. Y para hacerlo por las malas, habrá que idear un plan. Necesitamos volver a casa de Gentle… Pero antes, tendremos que llamar a Feather… quizás necesitemos de su velocidad.

[center]* * *[/center]

[center]FIN DE LA PRIMERA PARTE DEL CHAPTER 1x07[/center]

A la memoria de mi gato Ray: Te apagaste poco a poco, pero en mi corazón siempre seguirás brillando.
Espero que lo disfrutéis mucho, ya que este capítulo es el que más me agradó... hasta el 1x11 :P
Última edición por Sr_Atomo el 29 Sep 2013, 21:52, editado 2 veces en total.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x07 (2ª Part

Mensaje por Sr_Atomo » 21 Sep 2013, 20:38

2ª Parte del capítulo 1x07.

Bueno, a lo que vamos... TAGS:

Mucho de...

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Y una pizca de...

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Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x07[/center]
[center]Arma perfecta[/center]
[center]2ª Parte[/center]

[center]* * *[/center]

Wise Words abrió cuidadosamente la ventana, procurando no hacer ruido. Miró a su alrededor y después al cielo. La Luna proporcionaba suficiente luz para ver, pero no tanta como para que le viesen a él. Esperaba que, para la tarea que iba a realizar, no se necesitase más luz de la que disponía en ese momento.

Se ajustó el paño negro que tenía atado al cuello y lo estiró para taparse la boca y el hocico. No podía arriesgarse a que Knowledge le descubriese. Se deslizó sin hacer ruido, pero con celeridad, a través de la ventana. Una vez dentro, echó un vistazo alrededor. Era la habitación de armas de la casa de Knowledge.

“Maldita sea”, se dijo a sí mismo. Wise esperaba encontrar un arma en esa habitación, pero ésta estaba vacía. Entonces lo recordó: esa tarde Knowledge había llevado un carrito con todas sus armas a la herrería.

Se maldijo a sí mismo por ese gran error. No había pensado en ello y ahora pagaría las consecuencias, pues tendría que lograr su objetivo con los cascos desnudos. No comprendía cómo había cometido un desliz tan voluminoso. “Quizás…”, pensó.

Y volvió a escuchar un rumor. “Claro, es el arma… Me afecta de alguna manera. Tendré que hacerlo rápido si quiero tener éxito”, pensó.

Rápida, pero silenciosamente, se dirigió a la habitación de Knowledge. Ésta estaba dormida de costado, tapada a medias por una sábana. Su boca mostraba una gran sonrisa, y eso tranquilizó un poco a Wise. “Será rápido y no te haré daño, te lo aseguro”, dijo con una voz muy baja. Entonces la historiadora se movió ligeramente y, en ese momento, Wise lo vio.

En la parte tapada de la sábana estaba la lanza. El semental tuvo la sensación de que había sido el arma la que se había arropado con la sábana, desdeñando a la yegua. Wise se ajustó entonces unas tobilleras que tenía en los cascos delanteros y se dispuso a la tarea: quitarle el arma a Knowledge.

Se acercó poco a poco a la parte de la cama donde estaba la lanza. Sopesó la situación y analizó la habitación. Era algo automático en él: constantemente buscaba rutas de escape y posibles sitios estratégicos, por si los necesitaba. Y, en ese instante, sí requería de las dos posibilidades.

Era el momento. Wise comenzó a estirar las patas para coger la lanza. Debía ser rápido, aunque a la vez el agarre debía ser firme. Respiró lentamente hasta llenar los pulmones y comenzó la tarea.

Entonces Knowledge se movió como un rayo, apartándose de esa parte de la cama y alejándose de Wise. Entonces, con los ojos aún cerrados, apuntó a éste con la punta de la lanza. Éste supo, en ese momento, que la historiadora no dudaría en defender ese arma a cualquier precio, incluso si había muertes por medio.

Y Knowledge, poco a poco, abrió los ojos. Wise retrocedió asombrado. Las pupilas de la historiadora habían cambiado por completo. Eran verticales, como la de los gatos… pero también tenía unas horizontales, como la de una rana. Y, juntos, formaban una cruz. Sin embargo, el iris de cada ojo seguía siendo más o menos normal, aunque era más extenso, pues cubría la parte de la pupila que había desaparecido.

Wise se rehizo inmediatamente cuando recibió la primera estocada, que logró esquivar por milímetros. “Mal asunto”, pensó, “Ahora se lo tendré que quitar por las malas”. Por suerte, tenía un mapa mental de la habitación. Lo mejor era salir de ahí y llevar el enfrentamiento al salón, donde tenía más movilidad, además de más objetos con los que poder defenderse.

Poco a poco, Wise fue retrocediendo hacia la puerta de la habitación, mientras iba bloqueando como podía las embestidas más lentas de la lanza, y esquivando los ataques más rápidos. Pero Knowledge se defendía con unos ataques vertiginosos y cada vez más certeros. Y el espía pronto se vería claramente superado.

Por fortuna llegaron al salón. Aunque, en ese momento, Wise comprendió que tenía un problema: no podía girar la cabeza para reconocer la disposición de los muebles, pues la lluvia de lanzazos que recibía lo hacía imposible. Su única solución consistía en retroceder constantemente, y tener la suerte de no tropezar con ningún mueble mientras tanto.

Pero, desafortunadamente, chocó con una silla, y trastabilló. Knowledge aprovechó la circunstancia para elevar la lanza por encima de su cabeza, y conseguir así impulso suficiente como para atravesar limpiamente a su agresor. Rápidamente, Wise logró coger la silla con la que tropezó y lo puso entre él y Knowledge.

La silla quedó destrozada apenas fue atravesada por la lanza, sin lograr frenar ni un ápice la velocidad con la que iba la estocada. Wise cogió los extremos del asiento y logró girarlo en el último momento, cambiando la trayectoria de la lanza, que quedó clavada en el suelo a escasos milímetros de su cabeza.

Knowledge soltó un relincho de rabia al saber que había fallado el golpe y tiró del asta para sacar la punta de lanza del suelo. Wise rodó hacia el costado, intentando sacar distancia, aunque aprovechó para golpear una de las patas traseras de la historiadora, para intentar desestabilizarla.

Ese truco no logró más que enfurecerla aún más… pero al menos Wise tuvo tiempo para levantarse y reconocer de un vistazo la habitación. Decidió rápidamente una táctica: intentar que Knowledge clavase la lanza en la pared del fondo, que se veía bastante gruesa, y entonces, de un empujón, alejarla del arma. Entonces solo tendría que sacar la lanza de la pared y llevársela rápidamente antes de que la yegua se recuperase.

El problema era llegar a la pared del fondo… entero, pues Knowledge empezó a descargar otra lluvia de lanzazos, aunque esta vez iban con mucha más rapidez. Wise dejó de recular lentamente hacia atrás, y empezó a retroceder saltando lo más lejos que podía. Se arriesgaba a volver a tropezar, o incluso a caer, pero lo más importante era alejarse del radio de acción de ese arma.

Esta vez no chocó con nada. Incluso aprovechaba que estaba rodeado de muebles para lanzar todo lo que tenía a su alcance hacia Knowledge, que los despachaba instantáneamente con la lanza, dejando en el aire únicamente pequeños trozos estáticos. Pero la primera parte del objetivo de Wise se había cumplido. Se había posicionado justo delante de la pared opuesta del salón.

Esta vez Knowledge se aseguró de no cometer el mismo error de antes. Atacaría a una altura media, imposibilitando que su agresor pudiese escapar por los lados. De hecho, su contrincante se había incorporado sobre las patas traseras, haciendo que el punto de impacto fuese más elevado con respecto al suelo. Knowledge sonrió, sabiendo que podía aportar más impulso a la estocada final.

La lanzada final fue la más veloz de todas. Iba directo al corazón de Wise. Éste comprendió que debía ser más rápido que nunca para esquivarla, y se estiró todo lo que pudo hacia atrás, de tal forma que la punta de la lanza le pasó rozando el pecho. El semental cayó al suelo, y su cabeza quedó a pocos centímetros de la pared… había calculado bien la jugada.

Sin embargo, la lanza había penetrado, hasta la unión con el asta, en el muro. La segunda parte del objetivo de Wise se había cumplido. Éste aprovechó la posición en la que estaba para encoger las patas traseras y posicionarlas contra las costillas delanteras de Knowledge, que estaba sorprendida por su gran error.

Y estiró las patas tan rápido y tan fuerte como pudo. No podía tener ya miramientos con la yegua, pues era cuestión de salvar su propia vida. Knowledge se quedó sin resuello al recibir el impacto de la doble coz y, por el impulso, se elevó del suelo y cayó hacia atrás. Su caída fue amortiguada, en parte, por el sillón, que se desplomó junto a ella.

Wise se levantó tan rápido como pudo y agarró la lanza por la empuñadura. Entonces empezó a tirar lo más fuerte que pudo, pero no llegó ni siquiera a moverla. Probó a agitarla de lado para que la propia lanza hiciera más grande el hueco, y así poder sacarla, pero tampoco funcionó. La tercera parte del objetivo de Wise no se cumplía.

De repente, la lanza empezó a moverse lentamente, pero por sí misma, ya que Wise era incapaz siquiera de agarrar el arma, por más que lo intentaba. Miró hacia donde había caído Knowledge, que aún debía de estar en el suelo inconsciente, o quizás con los cascos puestos sobre sus costillas, dolorida.

Pero la yegua estaba incorporada sobre sus patas traseras, mirándole totalmente enfurecida. Uno de sus cascos delanteros señalaba directamente hacia la lanza… Una especie de aura verdosa salía de su casco y, estirándose a través del salón, llegaba al asta del arma. Wise abrió los ojos como platos. Knowledge estaba perfectamente, y estaba recuperando la lanza, sin que él pudiese hacer absolutamente nada.

Wise miró desesperado hacia los lados. Vio una ventana y, sin pensarlo dos veces, corrió tan rápido como pudo. Tenía que salir de ahí antes de que Knowledge recuperase la lanza. Atravesó la ventana tan rápido como pudo, poniendo las patas delanteras sobre la cabeza para evitar herirse en el rostro. Una vez fuera, siguió corriendo, para alejarse lo más posible de esa casa. Tenía la esperanza de que al menos Knowledge no le hubiese identificado.

Una vez estuvo a una distancia segura, el semental paró y se giró. Knowledge estaba asomada a la ventana, mirándole fijamente. Wise se dio cuenta de que él estaba jadeando… y asustado. ¿Qué demonios era lo que había poseído a Knowledge? Sin duda era algo muy poderoso. Demasiado… incluso para él. Cualquier otro habría muerto ahí dentro. Y algo le decía a Wise que él se había librado porque Knowledge había jugado con él, como jugaría un dragón con un ratón.





Knowledge observaba al ladrón por la ventana. Entrecerró los ojos, pero no lograba reconocerle. Ante la oscuridad de la noche y la tenue luminosidad de la Luna, le resultaba imposible saber quién era. Pero sí sabía una cosa: habían intentado robarle la lanza. Se giró y volvió a la habitación. Se sentó en el suelo y amarró lo más fuerte posible el asta de la lanza. Antes había sido despistada, permitiendo que casi la separasen del arma. Sin duda, dormir la hacía más débil, así que decidió que no volvería a hacerlo nunca más.

[center]* * *[/center]

Shadow acabó de meter el carrito de Knowledge, con todas sus armas, en la herrería y volvió a cerrar la verja metálica.

—Listo —comentó—. Ahora a casa de Gentle para comentarle nuestro fracaso.

—Recuerda que primero tenemos que llamar a Feather —añadió Shiny.

La herrero asintió y todas se dirigieron a casa de la pegaso-cartero. Llamaron a la puerta repetidas veces, hasta que Feather abrió. Sus ojos estaban húmedos, y su cara denotaba que había estado llorando durante bastante tiempo.

—¿Qué ocurre, Feather? —Shiny se adelantó en la pregunta a Shadow y a Flashing.

—No, nada —la pegaso-cartero aún tenía sollozos—. Absolutamente nada, ya estoy mejor —y esbozó una tímida sonrisa—. ¿Veis?

—Perfecto —zanjó Shadow—. Necesitamos de tu ayuda. ¿Nos acompañas?

Feather miró preocupada hacia el interior de su casa durante un segundo. Después volvió a sonreír, cruzó el umbral y cerró la puerta detrás de ella.

—Siempre es un placer ayudar a mis amigas —contestó, a media voz.

Era evidente que a Flashing le pasaba algo, pero el asunto de Knowledge era urgente. Después de resolverlo, las tres yeguas ayudarían en el asunto que angustiaba a la pegaso-cartero. Ya anochecía cuando se dirigieron a casa de Gentle. Llamaron a la puerta.

—Está abierta —respondió desde dentro la unicornio de dos colores—, pero pasad rápido, el relincho se ha incrementado aún más desde hace un rato.

Entraron lo más rápidamente posible al interior de la casa y cerraron la puerta detrás de ellas. Encontraron a Gentle en el dormitorio, que era la habitación más alejada de la puerta. Ésta tenía las orejas tapadas con grandes trozos de algodón, probablemente para mitigar el sonido que la atormentaba.

—He de suponer —dijo en voz alta, para oírse a sí misma— que no habéis tenido éxito, ¿verdad?

Las tres negaron con la cabeza. Feather se encogió de hombros, sin saber a qué se referían las demás.

—Decidle a Feather lo que ha pasado, mientras voy a buscar los pergaminos y los frascos —Gentle se levantó poco a poco, temblando, y se dirigió a la cocina.

Shiny, Flashing y Shadow contaron a la pegaso-cartero lo ocurrido con Knowledge, la lanza y el sonido que solo podía oír Gentle. Feather cambiaba constantemente de expresión… de asombro a preocupación, de preocupación a ira y de ira a asombro.

Apenas habían terminado cuando Gentle volvió. Sus temblores eran más acentuados que antes. Se levantaron todas y la ayudaron cogiendo los enseres que transportaba y llevándola hasta echarla en la cama del dormitorio. La unicornio de dos colores se incorporó y se situó sobre su estómago. Pidió entonces el pergamino más grande, que extendió justo delante de ella.

—He intentado descifrar este pergamino —Gentle continuó—, usando como referencia el pequeño. Está escrito en Bullspaniano, un lenguaje que no conozco… y en el otro pergamino no vienen todas las letras de su abecedario, así que hay algunas lagunas, que he rellenado lo mejor que he podido.

>>Más o menos habla sobre el “Transformador”, que suponemos es el Elemental de Tierra. Concretamente, describen cómo lo atraparon en un principio, usando tecnología que está muy fuera de nuestro alcance. Básicamente redujeron al Elemental a simples átomos, imposibilitando que pudiera escapar, pues a ese nivel ni siquiera tenía conciencia de que existía.

>>Y aquí llega lo importante: esos átomos los introdujeron en una especie de vaina, probeta o… —señaló los frascos que estaban en una cesta— un “contenedor de cristal con tapa”, ya que la lanza aún estaba construyéndose.

>>Bien, ahora viene una especie de explicación… o de acertijo, aún no lo tengo claro. “El contenedor más básico es capaz de albergar al mayor de los poderes”.

Todas miraron los frascos. Ahí estaba la solución. Uno, o quizás todos los frascos, sería capaz de mantener atrapado a ese Elemental de Tierra.

—Sin embargo —Gentle siguió hablando—, para introducir al Elemental en el frasco, primero hay que separar el “Nexo de unión”, es decir, la lanza, de la combinación entre el “Transformador”, o Elemental de Tierra, y el huésped, que es Knowledge. Si se alejan entre sí por tiempo suficiente, el Elemental volverá a pasar al arma, y entonces podréis atraparlo en el frasco.

—El problema será separar a Knowledge de la lanza —Shadow estaba preocupada—. La última vez que la vimos no estaba muy bien… digamos que prefiere tener una colección de armas formada únicamente por esa lanza Bullspaniana.

—Pues tenéis que intentarlo —Gentle dijo con decisión—. Y lo antes posible. Es muy probable que la transformación se complete antes de lo que creemos… y no solo perderemos a Knowledge, sino que yo tendré que irme lejos. No podré soportar ese ruido una vez la combinación esté completa.

Entre todas buscaron rápidamente el frasco que parecía más básico. Mientras lo hacían, la unicornio de dos colores exclamaba cosas en voz alta, aunque, a raíz de tener las orejas taponadas de algodón, seguramente ella se imaginaba que lo murmuraba hacia sus adentros: “¿Por qué permití que hiciesen ese agujero?”, “Tendría que haberlos echado de aquí nada más divisarlos” y “No debí consentir después que hiciesen la herrería encima”.

Flashing se apartó un poco para que Gentle no le viese. Entonces se llevó un casco hacia la sien y, girándolo en círculos, sacó la lengua y puso ojos bizcos. El sonido que constantemente oía Gentle parecía estar volviéndola loca, haciendo que dijese incongruencias.





Eligieron tres frascos que parecían ser los más básicos de todos y los pusieron sobre la cama. Empezaron a observarlos detenidamente. Tenían que elegir la correcta y el tiempo apremiaba.

—Esta de la derecha parece que tiene un cristal más grueso —advirtió Shadow.

Compararon su grosor con el de los otros dos. Efectivamente, la señalada parecía tener un cristal más grueso. Shiny cogió el frasco y lo puso en la cesta. Ahora había dos frascos a elegir.

Los dos tarros que quedaban parecían exactamente iguales de grandes, de gruesos, de altos… No habían absolutamente ninguna diferencia entre ellos. Gentle se estaba impacientando, y cogió los frascos, cada uno en un casco, y los inclinó, acercándoselos a los ojos.

—Espera un momento, Gentle —Shiny sonrió—. Ya he visto la diferencia.

La joyero cogió los tarros y los inclinó, de tal modo que la luz que incidía sobre ellos reveló el secreto. Uno de las tapas tenía un relieve impreso, prácticamente del mismo color del resto de la tapa. El relieve era de un símbolo que parecía monárquico, aunque estaba prácticamente borrado, seguramente por el tiempo que había permanecido en la gruta artificial.

Todas sonrieron. Al fin tenían el contenedor más básico para atrapar al Elemental de Tierra. Rápidamente se pusieron en marcha… todas menos Gentle, que no se movió de la cama, pues no podía enfrentarse a Knowledge. El resto salió de casa, cerraron detrás de ellas y se dirigieron a casa de Knowledge.





Gentle se levantó poco a poco. El sonido era cada vez mayor, y los tapones improvisados pronto dejarían de surtir efecto. Tenía que empezar a recoger los enseres y utensilios más básicos. Empezó a lloriquear. Hacía tantos años que vivía ahí… y ahora se veía obligada a abandonar su hogar. Y, lo peor de todo, era que no podía hacer nada para impedirlo, absolutamente nada.





—Shiny, déjame llevar el frasco, por favor —suplicó Flashing.

—Flashing, no puedo —fue la respuesta de la dorada pegaso—. Sabes tan bien como yo que, si le pasa algo al frasco, se acabó todo.

—Por eso te lo pido —replicó la potrilla, totalmente seria—. Knowledge es mi mejor amiga, y se lo debo… Tengo que ser yo la que lo haga… Sé que es lo que ella querría.

Shiny miró a Shadow y a Feather, que asintieron. Con un suspiro, la joyero sacó el frasco del zurrón y se lo tendió a Flashing.

—Nada por aquí, nada por allá… ¡ALAKAZAM! —canturreó Flashing nada más recibir el tarro, haciéndolo desaparecer.

—¿¡ESTÁS LOCA!? —Shiny no podía creerlo. Después de estar tanto tiempo intentando descubrir el frasco, Flashing, de un plumazo, había eliminado la posibilidad de salvar a Knowledge. Feather y Shadow pararon y miraron sorprendidas la escena.

—No os preocupéis —fue la respuesta de la prestidigitadora—. Ahora el frasco está escondido… pero aparecerá cuando sea el momento. Además, ¿qué creéis que hará ese Elemental de Tierra si ve el frasco antes de tiempo?

—Destruirlo —Shiny quedó pensativa un instante—. Tienes razón, Flashing. Buena idea… y perdona.

—No te preocupes —la potrilla sonrió—. Ahora, lo importante: salvemos a Knowledge.

Llegaron a la casa de la historiadora y llamaron a la puerta. Nadie contestó. Volvieron a golpear la madera, esta vez más fuerte, pero obtuvieron el silencio por respuesta. Flashing empezó a mirar por la ventana que estaba al lado, por si veía algo. De repente, en el dormitorio iluminado que había al fondo de la casa, algo se movió. La potrilla unicornio retrocedió, asustada. Esa silueta que atravesaba el umbral de la puerta hacia el pasillo distaba bastante de ser su amiga.

—Es… Está dentro —balbuceó.

Shadow apartó suavemente a Shiny y aporreó la puerta con gran potencia, hasta el punto que la madera empezó a astillarse.

—¡Knowledge, sabemos que estás ahí! ¡Ábrenos! —gritó.

¿Quién está ahí? —fue la voz que surgió al otro lado de la puerta. Parecía una conjunción de dos voces, una masculina y otra femenina… De cualquier forma, ya no era la voz de Knowledge.

—Somos nosotras —continuó diciendo la herrero—. Queremos que nos hagas una demostración de esa lanza a Feather y a mí. No nos creemos que sea tan maravillosa.

¿Acaso vosotras también queréis apoderados de la Lanza de la Perfección? —respondió la doble voz.

—Así que tiene nombre esa arma, ¿eh? Pues así y todo, ni Feather ni yo no nos creemos que sea tan asombrosa. Así que sal y haznos tragar estas palabras.

¿Estáis seguras de que no tenéis nada que ver con el ladrón que ha intentado apoderarse de una parte de mí?

—¿Qué ladrón? ¿Quién ha intentado hacer esa… tontería?

Hace un rato un… pobre infeliz ha intentado robarme. Me he ocupado de él.

Flashing se entristeció. Aunque lo que estaba tras la puerta ya no era su amiga, Knowledge formaba parte de ese monstruoso ser. Y no podía creer que ella hubiese sido capaz de hacer daño a otro poni… y menos de haberle…

—¿Y qué ha pasado con ese ladrón? —Shadow seguía hablando.

Digamos que tuvo mucha suerte. Logró escapar, pero pronto daré con él y entonces su destino será funesto.

—¿Estás diciendo que tienes la… “Lanza de la Perfección” y no has sido capaz de atrapar a un simple ladrón? Más bien ese arma debería llamarse la “Lanza de los Defectos”.

Ese comentario pareció hacer enfadar al ser combinado, pues el cerrojo empezó a moverse. Lo que salió de la casa era una abominación. El cuerpo era el de Knowledge, pero ya no era ella, a juzgar por los cambios: sus ojos tenían dos pupilas, una vertical que apenas era una estrecha línea, que se entrecruzaba con otra horizontal, de igual grosor; su boca estaba abierta de forma descomunal, en una especie de sonrisa esperpéntica; y, lo que quizás era lo más extraño… se sostenía perfectamente sobre las dos patas traseras, usándolas como si fuera un animal bípedo.

La unión entre nosotros dos no era suficiente cuando entró ese ladrón. Por eso pudo escapar. Ahora, prácticamente somos uno, y no volveremos a cometer ese error —miró con furia a todas—. Voy a demostraros de lo que somos capaces.

Caminó, sobre dos patas, hasta la desierta plaza… siempre con la lanza firmemente agarrada con el casco derecho. Una vez situada en mitad de la plazoleta, respiró hondo varias veces. Necesitaba tranquilidad para hacer una demostración perfecta. Decidió que después, si aún seguía irritada, esas ponis pagaran con su vida la frustración. Después de la inspiración, se sintió mejor, y cerró los ojos para centrarse en visualizar en su mente la ejecución de la demostración.

Ese fue el momento en que Shadow aprovechó para lanzarse a las patas posteriores, que en ese ser era lo único que lo sujetaban al suelo. A raíz de la velocidad y, sobre todo, con la fuerza con la que se impulsó la herrero, logró tumbar a la criatura hacia delante, cayendo con todo su peso.

—¡Feather, ahora! —gritó Shadow, mientras sujetaba las patas, a la vez que intentaba alejar la lanza de ese ser aunque, desgraciadamente, la posición con la que había caído el arma imposibilitaba siquiera que la herrero pudiese alcanzarla —¡¡FEATHER!!

La pegaso-cartero estaba mirando al suelo, distraída. Shiny le dio un codazo para que espabilase. Pareció surtir efecto, pues Feather miró directamente la escena y, comprendiendo lo que tenía que hacer, se elevó en el aire y voló lo más rápido posible hacia la lanza: tenía que alejarla de Knowledge para obligar al Elemental a que volviese a la lanza.

Sin embargo, por la lentitud de su arrancada, la criatura tuvo tiempo de quitarse de encima a Shadow, mediante una patada, y de empezar a girarse sobre sí misma. Cuando Feather llegó a su alcance, aún no había terminado el giro, por lo que el ser optó por apoyar la base del asta en las unión de las costillas flotantes de la pegaso-cartero y, tomando su velocidad como impulso, la lanzó a la otra punta de la plaza, donde chocó contra un banco, quedando semiinconsciente.

¡Lo sabía! Vosotras no sois más que unas ladronas. Y, como dije antes, no volveré a cometer un error. Cuando los mosquitos molestan, se aplastan… y vosotras no sois más que mosquitos intentando picar —la criatura se levantó y empezó a caminar hacia Shadow, que yacía en el suelo, retorciéndose de dolor.

Shiny se puso en medio y se sentó, con las patas extendidas. Sabía que ella sería la siguiente en caer derrotada, pero al menos les daría tiempo a sus amigas para recuperarse y huir. Estaba aterrada, pero intentó aparentar ira, o comprensión o cariño… cualquier cosa menos demostrar miedo, pues ese ser no merecía esa pequeña victoria sobre ella. Ocurriese lo que ocurriese, ella quería estar preparada.

—Por favor, Knowledge… —suplicó, con los ojos húmedos—. No sigas. Si estás ahí dentro, por favor, detenlo. Detén a ese monstruo.

La criatura, impasible, pasó junto a ella por el lado izquierdo. Entonces elevó ligeramente el casco y golpeó a Shiny en el cráneo, haciéndola caer en redondo. Únicamente un ligero movimiento en su costado hacía entender que seguía respirando. El ser seguía dirigiéndose hacia Shadow, mientras empezaba a elevar la lanza, apuntando con su punta el corazón de la poni.

Flashing se puso entre las dos. Sus ojos reflejaban un intenso odio.

—¡De aquí no pasarás… —gritó mientras sus iris se humedecían por las lágrimas, aunque su odio se incrementó—, sin que me mates a mí antes! No quiero vivir sabiendo que mi mejor amiga es un monstruo. Por eso te pido que acabes conmigo primero.

Flashing cogió la lanza por la unión entre la punta y el asta y puso el arma sobre su pecho, rozando su piel. Cuando la potrilla tocó el arma, del filo de ésta empezó a surgir una luminiscencia verdosa, reptando como una serpiente, hasta llegar a cubrir las cascos de Flashing, aunque ésta no se dio cuenta, pues miraba directamente a los ojos de la criatura que antes era su amiga.

—Quiero que me lo claves aquí —continuó diciendo—, en el corazón. Ya me lo has roto con tus actos, así que ahora hazlo físicamente.

La expresión que recibió por respuesta fue una de rabia. La potrilla, a su vez, conservaba un gesto de incomprensión y eterna tristeza. Tanto la pequeña unicornio como la criatura mantuvieron, durante unos breves pero infinitos segundos, los mismos semblantes, el mismo aspecto, las mismas sensaciones...

Todo alrededor de las dos se paró, como si estuviesen en un plano existencial distinto. El silencio se hizo patente, en una sucesión constante de cacofonías silenciosas, únicamente roto por la desigual respiración de las yeguas, siendo la de la pequeña prestidigitadora una acelerada y expectante, mientras que la de la criatura era extrañamente tranquila. Incluso el tiempo, otrora constante e infinito, se ralentizó, como si él también estuviese expectante ante los acontecimientos.

Esa agobiante sensación reinante contagió a las demás, que no podían creer lo que estaban viendo: una amistad tan fuerte y especial como la de esas dos, capaz de destruir montañas, se estaba desmoronando frente a sus hocicos. Y, lo que era aún peor… la más joven de ellas, con toda una vida por delante y con una constancia de ilusión y dedicación en todos y cada uno de sus actos, había expresado un mensaje cuyas palabras eran especialmente crueles, y se había rendido siquiera antes de luchar.

Shadow intentó levantarse, aunque el golpe que había recibido le impedía moverse. Pero debía acercarse, para interponerse entre las dos, y recibir ella el lanzazo mortal, pues sentía que una yegua derramase la sangre de su mejor amiga, bajo ningún concepto. Feather, a pesar que veía doble a causa del impacto, empezó a arrastrarse hacia las dos yeguas, con la intención de alejar a la pequeña prestidigitadora del fatal desenlace. Incluso Shiny, que aún seguía inconsciente, luchaba consigo misma para recuperar el conocimiento e impedir que la historiadora descargase el golpe.

—Knowledge… —susurró Flashing.

Como desees —fue la respuesta que recibió—. Serás la primera en morir.

La criatura levantó el arma por encima de su cabeza, dispuesta a dar un lanzazo en el corazón a esa poni que osaba mirarla desafiante.

—No… NO… ¡¡NO!!... ¡¡¡NO!!! —una voz furiosa surgía de la garganta del ser, pero era la de Knowledge.

La bibliotecaria cogió la lanza y la arrojó lo más lejos que pudo, clavándola cerca de una casa, en la otra punta del pueblo. Con el casco derecho intentaba alcanzar la lanza, usando el aura verdosa, pero con el casco izquierdo intentaba impedirlo, dándose golpes con ella en la pata derecha. Entonces, la bibliotecaria cayó hacia delante, trastabillando.

Estaba teniendo lugar una pelea interna en el cuerpo de Knowledge, y Flashing albergaba la esperanza de que su amiga lograse resistir el tiempo suficiente. De todas formas, decidió ir lo más rápido posible hacia la lanza. Si su amiga perdía, cogería el arma antes que esa aura amarilla y lo haría desaparecer lejos, muy lejos.

Al llegar a su destino, Flashing se dio la vuelta para ver cuánta ventaja tenía, pero descubrió que su amiga estaba tendida en el suelo, y el aura salía de ella, para concentrarse encima de su cuerpo. Parecía que Knowledge había vencido, pero la potrilla no sabía qué hacer, pues todo había sido demasiado rápido y fácil. No se creía que todo hubiese ocurrido de esa forma.

El aura empezó a moverse hacia la lanza, haciéndose cada vez más fino en su avance. Flashing entrecerró los ojos, fijándose en el cuerpo de Knowledge. Desde su posición no podía distinguir si parte del aura estaba conectada al cuerpo de su amiga, formando parte de un engaño, o si realmente el Elemental había sido derrotado y estaba volviendo a la lanza. Pensó en hacer desaparecer la lanza, para cerciorarse… Pero, si lo hacía, estaba segura de que el Elemental quedaría suelto, y ninguna estaba en condiciones de enfrentarse a él, ni siquiera ella.

Decidió arriesgarse. Se movió mostrando un flanco y luego el otro, repitiendo las mismas palabras que siempre decía cuando hacía el truco, aunque esta vez la cantinela lo hizo para sí misma. Sin embargo, el aura pareció darse cuenta de lo que intentaba hacer la potrilla y aceleró la velocidad. Pero el truco mágico de Flashing no funcionó: para que así lo hiciese, tenía que hacer los prolegómenos en voz alta.

—¡No… lo… permitiré! —Knowledge levantó la cabeza. Estaba exhausta, pero decidida—. Apenas queda una pequeña parte de ti dentro de mí cuerpo… Y te voy a derrotar —se levantó poco a poco y comenzó a arrastrarse lentamente hacia la salida del pueblo, para alejarse de la lanza, hasta que cayó rendida.

El Elemental se estiró al máximo, intentando alcanzar la lanza… apenas le quedaban unos pocos centímetros, pero la historiadora se había alejado lo suficiente para no alcanzarla… A no ser que…

La estrecha conexión que tenía el Elemental con Knowledge empezó a moverse lentamente, desde la espalda a la punta del casco posterior más cercano a la lanza. Así conseguiría cubrir esa distancia que le separaba del arma. Sin embargo, Flashing, que había visto lo ocurrido, cogió la lanza y la alejó aún más.

El Elemental intentó estirarse aún más, dando desesperados latigazos, hasta que no pudo más, y empezó a encogerse sobre sí mismo, formándose una gran bola sobre el cuerpo de Knowledge. La masa empezó a tomar forma, convirtiéndose poco a poco en un gran caballo verde con crines aceitunados, con una apariencia parecida a las de unas lianas. El Elemental miró enfurecido, con sus blancos ojos, hacia Flashing y, encabritándose, empezó a cabalgar directamente hacia ella, con una rapidez realmente sobrecogedora.

Y entró, de un salto, en la lanza. Flashing soltó inmediatamente el arma. Hizo aparecer el frasco y se quedó pensando. No sabía qué hacer para trasladar el Espíritu de Tierra en el frasco. De cualquier forma, no debía tocar la lanza bajo ningún concepto, ni permitir que nadie lo hiciese.

Abrió el frasco y lo acercó a la lanza. Fue suficiente, a juzgar por la acción que tuvo lugar: el aura verdosa salió de la lanza e inmediatamente se introdujo dentro del frasco. La potrilla cerró la tapa con fuerza y dejó el frasco en el suelo, algo lejos de la lanza.

Con una gran sonrisa, mostró un flanco y gritó:

—¡Nada por aquí!

Mostró el otro flanco y volvió a vocear:

—¡Nada por allá!

Y, con un gran salto, aplastó el frasco con las patas delanteras mientras chillaba jubilosa:

—¡¡ALAKAZAM!!

Cuando levantó los cascos no había nada. El frasco había desaparecido.

Shadow se acercaba lentamente hacia ella, al igual que Shiny y Feather, aunque éstas estaban más atrás. Flashing estaba recogiendo la lanza, que ahora era un objeto inerte.

—¿Dónde está el frasco? —preguntó Shadow.

—Oh, lo he mandado… ahí —la pequeña prestidigitadora señaló hacia una montaña que estaba al lado del camino que surgía desde la encrucijada hacia Ponyville—. Está atrapado bajo toneladas de roca. No nos volverá a molestar en mucho tiempo.

Entonces todas se aproximaron a Knowledge, que seguía tendida en el suelo, aunque ésta debió notar que estaba rodeada de sus amigas, porque empezó a abrir lentamente los ojos, que volvían a ser normales. Miró a todas y sonrió.

—Lo hemos logrado —dijo lentamente—. Muchísimas gracias, de verdad. Sois las mejores amigas que existen, sin vosotras no podía haberlo conseguido —y volvió a desmayarse debido al cansancio. La lucha interna contra el Elemental de Tierra había sido demasiado para ella.

En ese momento se abrió la puerta de una casa, y sus habitantes salieron fuera. Otra puerta se abrió, seguida de dos más… En cuestión de un momento, todos los habitantes de Northwest Mines Town estaban fuera de sus hogares. Empezaron a patear el suelo, aplaudiendo a las cinco amigas, y a vitorearlas. Estaban a salvo gracias a ellas. Éstas agradecieron el apoyo por parte de los demás, pero no todo estaba hecho.

—Tenemos que avisar a Gentle —dijo Shiny—. Sin ella no habríamos logrado hacer nada… Flashing, quédate con Knowledge… el resto, vamos.

—Si no te importa, Shiny… —comentó Feather— me gustaría quedarme yo también, por si acaso.

—Como quieras —respondió la joyero.

Ella y Shadow se dirigieron a casa de Gentle y llamaron a la puerta, pero no respondió nadie.

—Qué raro —dijo Shadow.

—Quizás esté durmiendo —respondió Shiny.

—Imposible. Después de tanto tiempo sin dormir, la oiríamos roncar desde la otra punta del pueblo.

—Si no está durmiendo, puede que esté… —Shiny abrió los ojos como platos—. ¡No puedo creerlo! ¡Puede que no haya resistido!

Shadow se alejó un poco de la puerta y se preparó para tirarla abajo de un empujón. Shiny se apartó para no molestar. La herrero empezó a levantar sus patas traseras y…

—Gentle salió hace un rato por la ventana de atrás —dijo un potrillo unicornio que estaba al lado—. La he visto desde mi habitación. Se dirigía a la encrucijada de caminos.

Shiny agradeció con un movimiento de cabeza la información y, elevándose del suelo, se dirigió hacia la intersección lo más rápido posible, seguida de cerca por Shadow, que le mantenía el ritmo gracias a sus músculos. Esperaban que Gentle no hubiese llegado al cruce de caminos, pues entonces tendrían que dividirse y la búsqueda sería más difícil.

Afortunadamente la encontraron rápidamente. Estaba delante de la encrucijada, sentada, mirando alternativamente a un lado y al otro, decidiendo el camino a elegir. Estaba totalmente tapada por un abrigo con capucha, seguramente porque quería pasar desapercibida. Pero llevaba mucho tiempo sentada, a juzgar por la humedad de la tierra que tenía delante, que se empapaba poco a poco por las lágrimas que caían de las mejillas de Gentle.

—¡Gentle! —gritó jubilosa Shiny—. ¡Lo hemos conseguido!

—¡Puedes volver! —Shadow llegó al lado de la unicornio y la abrazó. Shiny se unió al abrazo.

Gentle volvió a llorar, pero esta vez tenía una sonrisa en la boca. Devolvió el saludo a las otras dos, mientras susurraba totalmente emocionada: “Gracias, de verdad… Gracias”. Volvieron poco a poco al pueblo.





Cuando llegaron a Northwest Mines Town, todo era una fiesta. Flashing estaba junto a Knowledge, que ya se había recuperado. La historiadora estaba sujetando, con su casco libre, la lanza. Feather estaba un poco más atrás, con los ojos fijos en el suelo.

—Mira, Gentle —dijo Knowledge, aún cansada—. Es… Es un arma Bullspaniana… ¡Existieron de verdad!

—Lo sé, lo sé —respondió la unicornio de dos colores… y se fundió en un abrazo con Knowledge, a la que se unió Flashing.

Feather se adelantó.

—Shadow —susurró—, quisiera pedirte perdón. Quisiera pediros perdón a todas. Por mi culpa pudimos haber muerto todas.

—No te preocupes, Feather —respondió la herrero—. Era algo muy arriesgado… y afortunadamente no ha pasado nada malo.

—Creo que deberíamos celebrarlo —afirmó Shiny.

—Permitidme abrir el restaurante para vosotras —dijo el cocinero del restaurante del pueblo—. Y… ¿Cómo voy a cobrar a las salvadoras del pueblo?

—Perfecto —Shadow sonreía.

Y se dirigieron todas al restaurante… todas menos Feather.

—Id sin mí. Yo voy a casa, necesito descansar —comentó.

—¿Te ocurre algo, Feather? —preguntó Gentle.

—No os preocupéis, no es nada, en serio. Solo necesito descansar.

—Como quieras —Shiny y las demás siguieron caminando hacia el restaurante—. Mañana nos vemos… y te haremos firmar la carta que vamos a escribir a mi abuela.

—De acuerdo. Será un placer hacerlo —la pegaso-cartero se dirigió despacio a su casa.

Mientras entraba, la conversación de sus amigas seguía:

—Flashing —decía Knowledge—, de verdad me asustaste cuando te pusiste la lanza sobre el corazón… y eso me dio fuerzas para luchar contra ese monstruo.

—Lo sé, lo sé —respondió la potrilla—. Era un truco. Sabía que no me harías daño.

—Aunque esa mirada que pusiste… —continuó Knowledge—. Era tan… de odio.

—Ah, eso… era teatro. ¿Te gustó? En el libro de trucos mágicos que me dejas de vez en cuando dice que la presentación antes del truco es tan importante como el truco en sí. ¿Ha sido convincente?

Y todas rieron. Todas excepto Feather, que cerró la puerta detrás de ella.

[center]* * *[/center]

La pegaso-cartero dejó los zurrones en la percha que había al lado de la puerta. Agachó la cabeza y suspiró. Caminó hasta la habitación y encendió la luz. Miró hacia el escritorio. Encima de ésta había una carta. La cogió, temblorosa, y la metió en el sobre que había al lado. Volteó el sobre y miró el anverso. Allí, al lado de su nombre y dirección, había un sello rojo: “Correos de Equestria - Departamento de Asuntos Internos - Urgente y Personal”.

Feather entrecerró los ojos. Esa carta era la culpable de su torpe comportamiento. Estaba obsesionada con esa maldita carta. Por su culpa podían haber muerto sus amigas. Con una expresión de ira, puso sus cascos en los extremos de la carta y la rompió en varios pedazos. Había decidido que, pasase lo que pasase, sus amigas jamás se enterarían de ese asunto.

Y se echó sobre la cama, llorando.

[center]FIN DEL CHAPTER 1x07[/center]

A la memoria de mi gato Ray: Te apagaste poco a poco, pero en mi corazón siempre seguirás brillando.
Espero que lo disfrutéis mucho, ya que este capítulo es el que más me agradó... hasta el 1x11 :P

Nota: He editado para incluir una parte nueva. En concreto el añadido es cuando Flashing Hooves coge la lanza y se lo coloca en el corazón. Según me comentó Volgrand, esta parte queda un poco floja debido a la falta de ambientación en ese crucial momento. Espero haberlo mejorado.
Última edición por Sr_Atomo el 17 Ene 2014, 21:41, editado 2 veces en total.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
Mane 6/Element Of Flood
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x07 (Complet

Mensaje por Pottoka » 21 Sep 2013, 22:59

La historia me gusta y la narración es exquisita, te pegas un curro impresionante felicidades
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x07 (Complet

Mensaje por Angelus-Y » 29 Sep 2013, 17:31

Unos capítulos de los mas alucinantes de todos. Sin ninguna duda, me ha...encantado es poco...emocionado también...me ha llegado el HYPE cada vez que iba avanzando. La escena de lucha ha sido fantástica y con tensión, sobre todo explicativa, que no es nada fácil de conseguir y menos aun que encima quede bien, pero yo lo he visto bastante ien, fantástico como ya he mencionado. La trama por supuesto de lo mas interesante, material muy bueno y original, sobre todo la explicación de estos "elementales".
Como siempre los personajes me encantan, y aquí sobre todo en estos dos se ha notado claramente quien es quien, y el dialogo ha sido fluido y llevadero como gusta realmente, si señor. Los sentimientos veo que van siendo mas profundos, al menos en este lo he notado aunque también es que ha habido mas emocion que en los oros ^^. ¿Mas cosas? poco mas creo, que estoy en plena intriga por saber que ocurrirá, tanto por el ultimo párrafo del ultimo capi, como por toda esta "cultura de tu fanfic" que me despierta una gran curiosidad por saber como se relacionara con estas 6 aventureras. Siempre se puede mejorar pero ya de por si este capitulo ha estado magnifico y tal y como han dicho, te pegas un curro enorme y se nota, Enhorabuena Atomo, espero ansioso el siguiente episodio de esta obra.
Recomiendo que leais esta historia, si os gusta MLP solo por eso os va a encantar este fic y si teneis una imaginación poderosa, pues...¿ a que discordias esperáis? tiene de todo y es de los pocos fics que me llenan por completo, lo puedo asegurar y aunque me gustan muchos solo unos pocos me llenan y este sin lugar a confusión es uno.
Un cordial saludo y espero el siguiente capitulo, tomate el tiempo que necesites Átomo.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x08

Mensaje por Sr_Atomo » 13 Oct 2013, 20:45

Bueno, pues aquí os traigo el capítulo 1x08.

Este es un poco "diferente". No es de aventuras, ni triste, ni alegre... simplemente es un capítulo "de relleno", creado para conocer a los personajes, tanto a los principales como a los secundarios. Aún así, la historia avanza, y este capítulo es bastante importante para el fanfic.

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Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x08[/center]
[center]Decisiones[/center]

—¡Se haaaaceeee saaaabeeeer, por orden del señoooor alcaaaaldeeee…!

—¡No, no y no! Papá, te he dicho mil veces que aquí no hay alcalde, sino un Consejo de habitantes… —Magic Sales se llevó el casco a la frente, tapándose un ojo—. Sé que puedes hacerlo, de verdad... Empecemos otra vez.

El poni de tierra de crin canosa y pelaje amarillo cerró los ojos, intentando recordar. A continuación los abrió de nuevo, se aclaró la garganta con una ligera tos y volvió a empezar:

—¡Se haaaaceeee saaaabeeeer, por orden del señoooor Coooompleeeejoooo del pueeeeblooooo!

—¡¡Papá!! —Magic Sales chilló, desesperada—. ¡”Complejo” no, “Consejo”! Consejo, como lo que se da cuando alguien está en una situación difícil… —y, para sus adentros, continuó—. Como yo ahora mismo…

—Ay, hija mía… Es que es muy difícil, y uno ya está demasiado mayor para estos trotes… Consejo o Complejo…

—Sigues siendo un gran pregonero, y lo sabes —contestó la unicornio—. El cornetín de tu Cutie Mark aún sigue ahí, ¿verdad? Pues volvamos a intentarlo otra vez…

A pocos metros, dentro de la misma carpa, Muffled Yell miraba los escasos avances que conseguía Magic Sales con su padre. Se giró y comenzó a caminar. Un poco más allá, Shiny Eyes, Gentle Colors, Flashing Hooves, Undying Knowledge y dos mineros hacían una competición entre sí, para ver quién reparaba más grandes gemas en el tiempo establecido. Había que completar el pedido de Stalliongrad a cualquier precio, pero la pegaso-joyero había convertido el trabajo en diversión.

Y, más allá, Shadow Hammer estaba discutiendo con una minero sobre el nuevo tamaño de los picos. Y, por otro lado, unos potrillos juguaban con una pelota. Y, algo más lejos, Disarming Smile estaba discutiendo con unos operarios sobre la tardanza en arreglar el segundo piso de su hostal. Y, por detrás, las gemelas Numbers estaban escribiendo en una pizarra fórmulas matemáticas, ante la mirada atenta de unos cuantos ponis. Y, por encima de todos, revoloteaban los pegasos. Y, por todos lados, los unicornios usaban constantemente su magia para mover objetos. Y…

Muffled estaba agobiada. Había sido designada para ocuparse de la organización de todo el evento, pero todo este caos le sobrepasaba. Sus pasos eran cada vez más pequeños, fruto del cansancio mental. Look Talker se acercó rápidamente a ella, parándose a escasos centímetros. Entonces sus ojos empezaron a moverse rápida y zigzagueantemente.

—¿Que ha llegado ya el vestuario de Ponyville? —respondió la jefa de mineros—. Pues busca un sitio y apila las cajas… o los maniquíes… o lo que sea en que vengan.

El semental se dio la vuelta y trotó, esquivando como pudo a todos los que se interponían en su camino, hasta el fondo de la carpa. Muffled seguía caminando despacio, mirando hacia todos lados. Todo seguía manga por hombro. Y faltaba muy poco tiempo. Entonces se sentó, mirando al suelo. Se sentía muy pequeña.

Un jarrón que se movía mágicamente le impactó en un costado. Al mismo tiempo, la pelota con el que jugaban los potrillos le golpeó en la cara. Y, a la vez, un poni que, junto a otros tres, transportaba un mueble, le pisó la cola. La jefa de mineros pegó un grito, mezcla de dolor y de rabia.

Era demasiado. Necesitaba un descanso de todo eso. Se acercó al poni más cercano y exclamó:

—Si alguien pregunta por mí, estaré en el restaurante.

Y se marchó. Cuando salió de la carpa, se dio cuenta que los ponis que estaban por los alrededores del pabellón estaban asustados por el alarido. Muffled había usado, sin darse cuenta, su habilidad de gritar a distancia. Agachando la cabeza, se dirigió hacia la taberna lo más rápido que pudo, ante la atenta mirada de todos los presentes.

La carpa estaba en las afueras del pueblo, por lo que la rojiza yegua tuvo que recorrer una gran distancia hasta llegar al restaurante. Cuando arribó, se paró para recuperar el aliento. Cuando estuvo más calmada, entró.

—Ponme lo más fuerte que tengas —dijo, dirigiéndose al cocinero, que hacía las veces de camarero.

—No, mejor ponle una de éstas cervezas —sonó una voz al fondo de la barra. Era Wise Words.

Muffled se acercó y se sentó a su lado.

—¿No deberías estar haciendo otra cosa? —preguntó la jefa de mineros.

—¿Te crees que nos han negado la petición para enviarnos seguridad? —fue la contestación del semental—. Por lo visto no creen que sea tan importante la re-inauguración de una ciudad de nubes… Como si fuese algo que ocurriese todos los días —se lamentó.

El cocinero llegó a la mesa con un botellín de cerveza y una copa sobre una bandeja, dejándolos delante de Muffled. Ésta vertió el contenido del botellín en el vaso y tomó un trago.

—No está mal —comentó la yegua, que cogió el botellín y miró la etiqueta—. ¿¡Diez grados!?

—Es una cerveza especial de Germaneigh —explicó Wise—, tostado según una fórmula de hace cientos de años. Me lo ha recomendado él… —señaló al cocinero-camarero—. “Suave pero potente”, dijo, y tiene toda la razón.

—Pero son diez grados. Me voy a emborrachar en seguida, y lo último que necesito es salir de aquí haciendo eses.

—Habías pedido al entrar, si mal no recuerdo, “Lo más fuerte que tengas”. Con eso no harías eses, harías todo el abecedario —contestó el semental, sonriendo.

En ese momento entró Magic Sales al restaurante, seguida de cerca por Disarming Smile. Los dos tenían cara de pocos amigos. Wise les hizo una señal, aprovechando que estaba mirando a la puerta. Muffled se movió para dejarles sitio a los dos recién llegados. Estos, mientras se dirigían a la mesa, empezaron a cuchichear.

—Camarero, dos más de eso —Magic señaló lo que estaban tomando Wise y Muffeld, mientras Disarming y ella tomaban asiento—. Sea lo que sea.

El cocinero les trajo dos cervezas más.

—¿Vosotros también estáis agobiados? —preguntó Muffled.

—Sí —respondió Disarming—. Esos inútiles no van a tener reparado el segundo piso del hostal para la re-inauguración. Y eso que empezaron hace meses.

—Lo mío es peor —declaró Magic—. Acaba de entrar mi madre a la carpa.

—¿Y eso es malo? —inquirió Wise.

—Digamos que… no me soporta —contestó la tendero—. Nunca cumplo sus expectativas y me lo echa constantemente a la cara, por muy alto que llegue en la vida. Estoy segura que, si llegase a ser una aprendiz de Celestia, se enfadaría por no haberme convertido en la mismísima Princesa.

—Vamos —dijo Muffled—, que más nos valdría no habernos levantado de la cama…

—Por lo menos no puede ocurrir nada peor —añadió Magic.

Y en ese momento, como si fuera obra del destino, una pequeña pero potente explosión ocurrió dentro de la carpa, haciendo que todos los que estaban dentro de ella salieran tosiendo a la calle principal.

—Por qué habré hablado… —la tendero unicornio se lamentó, mientras los otros tres la observaban con cara de circunstancias.

Todos volvieron a mirar por la ventana. Afortunadamente todos los del pabellón estaban a salvo. Los cuatro miembros del Consejo apuraron las copas y miraron a la barra.

—¡Otra ronda, por favor! —gritaron al unísono.

[center]* * *[/center]

Feather se acercaba lentamente a la carpa. No quería entregar esa carta que portaba en el casco, pero debía hacerlo… su honor de pegaso-cartero le obligaba a ello. Volvió a mirar el destinatario: “Consejo de Northwest Mines Town” y, dándole la vuelta, se fijó en el remitente: “Correo Real de Equestria”.

Sabía perfectamente qué era lo que ponía en la carta, a pesar de que no la había abierto (abrir correo ajeno era un delito), de ahí que tuviese esa gran inquietud. Sus pasos, a medida que se acercaba a la lona, se hacían más y más cortos. Estaba pensando y decidiendo qué excusa iba a poner para cuando descubrieran todo.

Creía que había destruido las pruebas cuando rompió en mil pedazos la carta que le enviaron a ella por correo interno. Pero no, los encargados de Correos tenían la manía de informar a la máxima autoridad civil de la población en que operaban sus trabajadores.

Era hora de afrontarlo. Tenía que entregar esa carta, y cuanto antes lo hiciera, antes acabaría todo. Había llegado, sin darse cuenta, a la entrada de la carpa. Miró al suelo, cerró los ojos para tranquilizarse, suspiró y se asomó por la abertura.

Dentro todo era un caos. Aquí y allá había ponis de tierra, pegasos y unicornios trabajando, hablando, discutiendo o jugando. Feather echó un rápido vistazo al interior, pero no divisó a ninguno de los miembros del Consejo… Tenía que entrar dentro de la marabunta para buscarlos, y eso era algo que no le gustaba en absoluto, pues alguien podría aprovechar para revolverle el correo.

Se dio la vuelta, frustrada y aliviada a partes iguales. Decidió repartir primero el resto del correo y dejar esa carta para más adelante, por si tenía que entrar en esa multitud. O mejor, primero repartir el resto del correo, después dejar los zurrones en casa y, por último, entrar en la carpa llevando únicamente esa carta.




Y así lo hizo, aunque tardó más tiempo de lo usual en ella. Quería, en su interior, tardar lo más posible en esa última entrega. Pero llegó el momento. Volvía a estar delante de la apertura de la carpa.

Volvió a tragar saliva y entró, sujetando la carta fuertemente con la boca pues, aparte de que ya no portaba sus zurrones, quería tener la carta constantemente vigilada. Entró poco a poco al interior, esquivando a todo aquél que se cruzaba en su camino. Miró hacia todos lados, buscando a cualquier miembro del Consejo.

Encontró a Gentle Colors, que estaba junto a las demás del grupo, exceptuando Shadow. Parecía estar muy ocupada restaurando grandes gemas, así que siguió buscando al resto del Consejo. Al fondo de la carpa, moviendo unas cajas, vio a Look Talker.

—Hola Look —dijo, acercándose a él—. ¿Has visto a los demás miembros del Consejo?

El semental dejó en el suelo, suavemente, la caja que portaba, y empezó a mirar a un lado y al otro.

—Vaya —la pegaso-cartero se lamentó—. Así que están en el restaurante. Pues tienen… tenéis una carta. Se lo entregaré a ellos, porque ya veo que estás muy ocupado, al igual que Gentle.

Feather se dio la vuelta para dirigirse a la entrada. Estaba cabizbaja. Había albergado la esperanza de que, nada más entregar la carta, pudiera perderse entre la multitud. No quería afrontar lo que se le venía encima…

Empezó a moverse entre la multitud, quienes estaban a sus propias tareas, molestando su avance. En un momento dado, un poni a su lado empezó a gesticular de forma exagerada, asustándola. La pegaso pegó un pequeño salto hacia el lado contrario, con tan mala suerte que derribó un tarro sobre una montaña de polvo.

Giró la cabeza rápidamente para ver qué había empujado. Sus ojos se abrieron como platos, como reflejo instintivo de las expresiones que tenían de los ponis que estaban a su alrededor. Estaba en la zona que habían habilitado para la reparación de grandes gemas… y acababa de tirar uno de los tarros con ungüento sobre una parte de polvo de gemas.

—¡Todos fuera! —Shiny se levantó rápidamente y empezó a trotar hacia la salida. El resto de los ponis que estaban en esa parte de la cubierta le siguió.

El ungüento había entrado en contacto con el polvo de gemas… y empezó a salir humo de varios colores, hasta que la montañita de limaduras de gemas explotó, esparciéndose violentamente por toda la carpa.

—Genial, Feather —Shiny miraba enfadada a Feather—. ¿Sabes cuánto nos has retrasado? Menos mal que estamos todos a salvo…

—Lo siento, lo siento… —la pegaso-cartero estaba avergonzada.

—De todas formas, Shiny —Gentle entró en la conversación—, si ese ungüento es tan peligroso, ¿por qué no lo has avisado? Tal como se actuaba ahí dentro, tarde o temprano tenía que ocurrir lo que ha ocurrido… y que haya sido Feather la autora es algo irrelevante.

Pero la pegaso-cartero ya no estaba ahí para agradecer la defensa de Gentle… se estaba dirigiendo, cabizbaja, al restaurante. No solo iba a aguantar lo que le iban a decir los miembros del Consejo, sino que ahora Shiny se había enfadado con ella.

Cuando llegó al establecimiento, miró por la gran cristalera: los cuatro que buscaba estaban allí, bebiendo con avidez. Feather entró y se acercó lentamente a ellos. Entonces descubrió que tenían la mirada perdida, como si no creyesen que todo estuviese ocurriendo.

—Al fin os encuentro —dijo entrecortadamente la pegaso cartero. Y les entregó la carta, trotando a continuación hacia la salida, sin esperar respuesta.

Muffled cogió el sobre, lo abrió y leyó la misiva. Sus ojos se abrieron de par en par y, costernada, le pasó la carta a Wise, que hizo lo mismo, antes de pasarle la carta a Magic. Cuando Disarming terminó de leer la carta, todos estaban estupefactos.

—¿Qué es esto? —preguntó la jefa de mineros.

—No tengo ni idea —respondió Disarming.

—A mí no me preguntes —afirmó Magic.

—¿En serio nunca habéis oído hablar de las Olimpiadas de carteros? —Wise estaba extrañado—. Es una competición que se celebra anualmente en Canterlot, para determinar las capacidades de los mejores carteros de Equestria… y —exclamó, cogiendo la carta, que la tenía Disarming—, por lo visto, Feather ha sido elegida para participar este año…

—¡Pero eso es genial! —Muffled se alegró—. Feather es muy buena cartero, y merece participar… y ganar —exclamó. Tanto Magic como Disarming asintieron.

—Sin embargo, hay algo extraño en todo este asunto —Wise se puso un casco sobre el hocico y se dio leves golpecitos, antes de continuar—. Creo que primero les envían un aviso a los elegidos… pero ella no ha dicho nada. Y fijaos cómo nos ha traído la carta: ha venido muy despacio para, justo después de dejar el mensaje, marcharse rápidamente…

—¿Quieres decir que…? —Muffled se entristeció—. ¿… Que no quiere participar?

—Exactamente —respondió el semental—. Y eso es lo más raro de todo… un cartero que no quiera participar en una Olimpiada de Carteros es algo sumamente insólito. Algo le pasa a Feather, y tenemos que averiguar qué es.

Se levantaron los cuatro a la vez y… se volvieron a sentar, sujetándose a la mesa. Diez grados de alcohol, por dos consumiciones cada uno… era demasiada borrachera como para salir corriendo.

—Mejor esperemos un poco a recuperarnos… —dijo Magic.

[center]* * *[/center]

Gentle miró a través de la entrada de la carpa. Todo estaba tranquilo. Shiny se puso a su lado y también observó el interior. Entraron con precaución y examinaron minuciosamente, aunque a distancia, la zona donde tenía lugar la restauración de las grandes gemas. Con un suspiro de alivio de la joyero, determinó que ya no había peligro. La unicornio de dos colores volvió a la entrada para avisar a los demás que todo estaba seguro, mientras Shiny se ocupó de limpiar los restos de ungüento.

Todos volvieron a entrar a la carpa, a excepción de Look Talker, quien, dándose la vuelta, se dirigió directamente al restaurante. Era extraño que el resto del Consejo del pueblo tardase tanto en volver… Algo ocurría, y Look Talker tenía que descubrirlo.

“Quizás hayan tenido que irse”, pensó Look, “O puede que hayan sido secuestrados por alguna malvada organización de terroristas, para impedir que se inaugure la ciudad de nubes”. Empezó a imaginarse un posible plan para rescatar a sus compañeros de Consejo:

Todos los miembros del Consejo estaban atados, cada uno sobre un tablón de madera que, a su vez, estaban colocados en cinco cintas transportadoras en marcha. Estas cintas se dirigían, inexorablemente, a cinco cuchillas circulares a máxima velocidad.

Entonces él entraría y empezaría a moverse como un rayo, de aquí para allá… para, de vez en cuando, situarse, durante un instante, por detrás de cada esbirro para golpearle en la nuca y dejarle sin sentido. Hasta que solo quedase el malvado jefe terrorista. Y habría una lucha a muerte entre el villano y él. Y ganaría, liberando a sus compañeros del Consejo, quienes lo agasajaban y sacaban a hombros.

Pero, cuando entró en el restaurante, los demás miembros del Consejo, excepto Gentle, estaban sentados alrededor de una mesa. Look bajó la mirada, apenado, pero cuando se acercó, sus ojos volvieron a brillar, pues el resto de miembros del Consejo se movían lentamente y tenían la mirada algo perdida. Sin duda estaban bajo los efectos de una potente droga.

El semental se fijó en las copas que tenían delante cada uno de sus compañeros. Era evidente que les habían suministrado la sustancia de forma disimulada en sus bebidas. Cogió uno de los vasos para llevárselo al hocico. Quizás podría reconocer el olor… pero, al aspirar, cayó en redondo al suelo. No estaba acostumbrado al alcohol y el simple aroma había podido más que él.

Muffled, Wise, Magic y Disarming miraron perplejos toda la escena, pero no pudieron hacer nada por evitar la caída de Look. Estaban demasiado atontados. No debieron haber bebido la segunda copa de un trago… y ahora sufrían las consecuencias.

—Tenemos que ir a buscar a Feather —dijo despacio Muffled, pensando cada palabra antes de decirla.

—Antes tenemos que dejar que el alcohol se elimine del cuerpo —respondió Disarming, de la misma forma que Muffled.

—Y se está tan a gusto aquí sentada… —se atrevió a añadir Magic.

—No quiero salir ahí fuera —Wise se echó hacia atrás, apoyando la cabeza contra el respaldo del sillón.

El cocinero se acercó a la mesa con una libreta en el casco. Sacó el bolígrafo de las anillas de la libreta y abrió ésta, pasando las páginas hasta encontrar la primera en blanco.

—Tengo una petición, una recomendación y una cuestión para ustedes, señores clientes —exclamó.

Los cuatro miraron lentamente al camarero, escuchando. Look Talker aprovechó para levantarse y tomó posición en la mesa, sobre una silla que estaba en el lateral.

—La petición, señores clientes, es si van a tomar algo de comer —siguió explicando el cocinero—. Es mediodía y me gustaría ocuparme por completo en su comida, si desean almorzar. Pronto el restaurante se llenará y tardaré más en servirles, así que aprovechen el momento… Y el alcohol se eliminará mejor y más rápido en un estómago lleno.

Los cinco decidieron aceptar, y el camarero tomó nota del pedido. Todos pidieron agua, excepto Wise, que pidió otra de esas cervezas de Germaneigh, pues era, con diferencia, el menos afectado de todos. Debía estar acostumbrado a la ingesta de alcohol.

—La recomendación va para usted, señor Wise —continuó hablando el chef—. No he podido evitar escuchar su conversación, pues tengo poco que hacer —señaló, panorámicamente, el restaurante, que estaba totalmente vacío, excepto por la mesa que ocupaba la comitiva del Consejo—. Mi propuesta es… ¿por qué no invitan a alguien de la Alta Sociedad?

—¿De la Alta Sociedad? —repitió el aludido, mirando extrañado al cocinero, aunque de repente empezó a sonreír. Estaba comprendiendo lo que quería decir el camarero.

—Sí, tienen su propia seguridad… y cualquier posible problema lo solucionarán en seguida sus guardaespaldas —respondió el chef.

—Perfecto, perfecto… —Wise tenía una sonrisa de oreja a oreja—. Si me disculpáis un momento, vuelvo en seguida… Voy a escribir la carta de petición —y, dirigiéndose al cocinero, le dijo—. Muchas gracias, señor…

—Spoon Giddy, a su servicio… —contestó el camarero—. ¿Volverá a la hora de comer?

—Sí, no se preocupe, solo es escribir una carta —alegó Wise, levantándose para salir del restaurante.

Spoon se dirigió al resto de comensales:

—Por último, la cuestión… —dijo—. Estoy en contacto con la pastelería de Ponyville para el asunto de la tarta…

—Ah, sí —cortó Magic— Sugarcube Corner… La conozco. También me sirve a mí —y, mirando al resto, añadió—. Sí, los pastelitos rellenos y las galletas que vendo son de ahí.

—Bueno —prosiguió el chef—, parece ser que tienen un pequeño problema con la tarta… Necesitan saber el nombre de la ciudad de nubes para poder plasmarlo.

Los cuatro miembros del Consejo abrieron los ojos como platos.

—¡El nombre! —exclamó Muffled—. ¡No puede ser!

—Sabía que se nos olvidaba algo —comentó Disarming.

—Y mañana es la inauguración —se lamentó Magic.

—“Hay que elegir un nombre” —expresó Look, con un rápido movimiento de ojos.

[center]* * *[/center]

Feather estaba en su casa, sopesando la situación. Por un lado podría salir, para enfrentarse a la decisión del Consejo, pero por otro lado podía quedarse todo el día en su casa. La segunda opción era más fácil, ya que así no tenía que dedicarse a ninguna tarea en lo que restaba de tarde, solo acurrucarse, temerosa. Eligió quedarse.

No quería, bajo ningún concepto, ir a la Olimpiada de Carteros. Los recuerdos de la última (y única) vez que fue no fueron en absoluto agradables. Quizás porque era más joven e inexperta, o quizás porque se había creado unas expectativas demasiado elevadas. El caso es que, desde el principio hasta el fin, todo fueron problemas: el resto de participantes aprovechó su inexperiencia en ese tipo de eventos para empujarla, patearla, repudiarla e insultarla. No quería volver a pasar por ese trance.

Por eso no quería salir de casa. Estaba segura de que los miembros del Consejo harían lo posible y lo imposible para intentar convencerla de ir. De hecho, tenían derecho a hacerlo. Que Feather supiera, nunca un cartero de Northwest Mines Town había sido seleccionado para participar en una Olimpiada de Carteros, en cualquiera de sus tres variantes.

De repente llamaron a la puerta. La pegaso se quedó petrificada. Era demasiado pronto para que el Consejo hubiese tomado la decisión de pedirle participar… pero era probable que uno o dos de sus miembros hubiesen tomado la decisión de hablar con ella personalmente.

Lentamente se acercó a la puerta y miró por la ventana que había al lado. Eran Shiny y Gentle. Feather respiró hondo, tranquilizándose, y abrió. Shiny estaba apenada… sin duda debía sentirse culpable por haberse enfadado de esa forma con ella.

—Feather —empezó a decir la joyero—, quisiera pedirte perdón. Sé que no quisiste hacer nada que pudiese hacernos perder horas de trabajo.

Gentle golpeó con su rodilla el costado de Shiny, mirándola de manera fulminante. Ésta carraspeó y sonrió. Gentle miró a Feather y también sonrió, aunque su sonrisa era bastante menos… natural. A su vez, Feather también sonrió, aunque fue más por cortesía que porque quisiera hacerlo.

—Esto… —continuó Shiny—, lo que quería decir es que no debería haberme enfadado contigo de esa forma. Lo que ocurrió fue una serie de pequeños errores que desencadenó en una catástrofe… y no haberlo visto fue culpa mía.

—No te preocupes, Shiny —la pegaso-cartero volvió a sonreír, pero esta vez porque quiso hacerlo—. Está bien, te perdono… aunque me gustaría ayudaros. No tengo nada que hacer esta tarde y quiero tener la cabeza distraída por unas horas.

—¿Te ocurre algo, Feather? —Gentle empezó a escrutar a la amarillenta pegaso, como intentando descubrir su problema únicamente con la vista.

—Nada que no pueda solucionarse con unas horas en buena compañía —fue la respuesta de Feather—. ¿Vamos?

Entonces salió de casa, cerró la puerta detrás de ella y las tres se dirigieron a la carpa.

[center]* * *[/center]

Wise volvió al restaurante, portando un papel escrito y tinta. Entró rápidamente y dejó caer el documento que tenía en la boca, sorprendido: Magic y Disarming estaban encima de la mesa, discutiendo entre ellos. Y tanto Muffled como Look estaban tan asombrados de la situación como él. Spoon, el cocinero, intentaba en vano calmar a los dos contendientes.

—Te digo que será “Northwest Mines Cloud” —dijo Disarming.

—Y yo te repito que se llamará “Hero’s Cloud” —replicó Magic.

Y, acercándose las testas hasta rozarlas, se miraron desafiantes.

Wise recogió el papel y se acercó a la mesa. Muffled le miró y sonrió: si alguien podía arreglar esta estúpida situación, sin duda sería él. Look informó rápidamente al recién llegado sobre lo ocurrido: Se habían olvidado ponerle un nombre a la ciudad de nubes y ahora había un ligero desacuerdo entre las propuestas de Disarming y de Magic.

—¿Por qué no hacéis una votación general para decidirlo? —fue la respuesta de Wise, que miraba alternativamente a los dos ponis que estaban discutiendo encima de la mesa.

—Está bien —reclamó Magic—. Así todo el pueblo decidirá mi propuesta para la ciudad de nubes.

—Estás muy equivocada —respondió Disarming—. Será mi nombre el elegido.

Lentamente los dos bajaron de la mesa, cada uno por un lado, sin dejar de mirarse directamente a los ojos. Disarming empezó a caminar hacia atrás, seguido por Magic, que caminaba hacia delante… pero en ningún momento cambiaron de actitud.

—Recordad haced una campaña limpia —añadió Muffled—. Magic, no vale hacer magia. Disarming, nada de hacer tu “expresión”. ¿De acuerdo?

Los dos miraron a la vez a Muffled, con una expresión desafiante. Después volvieron a observarse lentamente y abandonaron el restaurante. Spoon cogió el bolígrafo, y tachó dos líneas del pedido de la libreta.

—Bueno, ahora estaremos más tranquilos —Wise se acomodó en el sillón, al lado de Muffled, y dejó el mensaje encima de la mesa—. Bien, ya tengo la carta, pero… no conozco a ningún miembro de la Alta Sociedad…

Y tanto Wise como Muffled miraron atentamente a Look, que tenía la cabeza gacha.

—Yo tampoco conozco a ningún miembro de la Alta Socie… —añadió Muffled, aunque paró al descubrir que Look había agachado más aún la cabeza.

Wise como Muffled esperaron unos segundos a que el mudo poni de tierra se atreviese a decir algo, pero éste no se movió ni un ápice. Wise respiró hondo y miró a Muffled, que hizo lo mismo, mirándole a él. Los dos volvieron a mirar a Look.

—Look… —comenzó a decir Muffled, en tono maternal—, lo sabemos todo.

—Sí —Wise acompañó las palabras de la jefa de mineros—. Sabemos quién es tu padre.

—Y sabemos la relación que tenéis entre vosotros —añadió Muffled.

—“Entonces sabréis por qué es tan difícil para mí” —explicó Look, moviendo los ojos.

—No te lo pediría si no fuese estrictamente necesario… y urgente —exclamó Wise.

—Pero es algo que tiene que salir de ti —Muffled miró a Look con ojos maternales—, no queremos presionarte, ¿verdad, Wise? —preguntó, dándole a éste un golpecito con la pata.

—Cierto, cierto —dijo apresuradamente el aludido. Miró a Muffled, que le devolvió una gran, sincera y hermosa sonrisa. El corazón de Wise dio un pequeño vuelco, que hizo que éste mirase hacia abajo, perplejo.

—“Dejad que lo piense detenidamente, ¿de acuerdo?” —respondió Look, que recogió la carta, se levantó y marchó. Spoon, desde la cocina, cogió la libreta y el bolígrafo y, suspirando, tachó otra línea.

—Bueno, al fin estamos solos —dijo Muffled—. Creo que lo mejor será que pidas para comer, si quieres acompañarme.

Pero el semental solo asintió. Lentamente se levantó, fue hasta el cocinero y señaló en el menú expuesto sobre el mostrador dos o tres cosas. Después se volvió a sentar… ésta vez enfrente de Muffled. Todavía sentía en su cabeza esa extraña sensación que había surgido hacía unos instantes. Esa sensación que se abotonaba, palpitante, en su cabeza y, con un hormigueo extraño, en su estómago.

Era imposible que estuviese enamorándose de Muffled. Ella era una amiga, nada más. De hecho, era la mejor amiga que tenía en toda Equestria. Incluso le había contado en qué “trabajaba”, algo que no sabía absolutamente nadie más, quitando su contacto y la propia Princesa Celestia. Aunque, por seguridad, no se había atrevido a decirle a Muffled que su objetivo era vigilar a Gentle Colors…

Gentle… su objetivo y a la vez su gran amor. O quizás su otro gran amor, si lo que estaba sintiendo en ese momento con Muffled era verdaderamente un amor puro. Tenía que aclarar sus ideas. Pero recordaba, como si hubiese sido el día anterior, lo que sintió al ver a Gentle por primera vez: eran exactamente las mismas sensaciones que abombaba su cuerpo en ese momento. Algo dentro de él le decía que estaba enamorándose rabiosamente de Muffled, y parte de él quería, con todas sus ganas, que ocurriese. Pero tenía que meditar y centrarse en su misión, en su ser y, sobre todo, en lo sucedido.

Disculpándose, se levantó y se marchó, ante la perplejidad de Muffled. Spoon bajó la cabeza y tachó otra línea en el pedido. Seguidamente miró hacia la jefa de los mineros, con una mirada tristona.

—No te preocupes, yo comeré aunque se acabe el mundo —dijo la jefa de mineros—. De hecho, algo me dice que se está acabando —añadió para sí misma.

[center]* * *[/center]

—Bien, Feather —Shiny señaló un montón con trozos de grandes gemas, situado bajo la carpa—. Nos puedes ayudar juntando las piezas que sean de una gran gema.

—Parece difícil, pero lo haré lo mejor posible —respondió la pegaso-cartero.

—Veamos, en realidad es más fácil de lo que parece —Shiny sonrió—. Te enseñaré cómo se hace.

La joyero seleccionó unos trozos que parecían del mismo color y los fue encajando entre sí, sobre el suelo, hasta hacer una gran gema más o menos entera, aunque aún se notaba las grietas de unión. Feather sonrió. No parecía difícil una vez había visto cómo era.

Buscó en el montón unos trozos de gema color púrpura, que eran los más escasos y, por lo tanto, los más fáciles para empezar. Comenzó a poner los trozos que iba encontrando en el suelo. Después los fue situando tal y como debería ser, separadas entre sí, teniendo en cuenta, en su mente, cómo debía ser la gema entera. Y, por último, los fue uniendo poco a poco.

—Un poco más rápido, Feather —dijo Knowledge—. Estoy acabando de restaurar mi gran gema y no quiero perder la competición.

—Querrás decir que no quieres quedar la última, Knowledge —Flashing sonrió—. Todavía te llevo tres gemas de ventaja, y no digamos lo que pierdes con respecto a las “expertas” Shiny y Gentle.

—¡Arg! —Knowledge miró a su alrededor, comparando la cantidad de gemas que había reparado ella y la de las demás—. ¡Necesito otra gema YA, Feather!

La pegaso-cartero se apresuró y terminó la gran gema. Se lo pasó a Knowledge y comenzó otra, esta vez roja, como la crin de Shiny. Cuando miró el montón, descubrió un problema: había muchas piezas de ese color. Probablemente perteneciesen a varias grandes gemas. Diferenciarlos iba a ser más complicado.

Empezó a coger todos los trozos de ese color, segura de que lo lograría rápidamente. Puso en el suelo el trozo de una esquina y buscó el trozo que encajase a continuación. Lo encontró y lo añadió. Tocaba buscar el siguiente pedazo…

—Feather, ahora soy yo la que necesita una gran gema —dijo Shiny—… date más prisa —añadió, viendo que la aludida apenas había empezado con la segunda gran gema.

La pegaso-cartero resopló. ¿Acaso no se daban cuenta las demás que ella se estaba dando toda la prisa que podía? ¿O quizás inconscientemente iba más lenta por el asunto de las Olimpiadas de Carteros? Pestañeando, se concentró y buscó con más rapidez las piezas que necesitaba.

—Feather, ¿has terminado? —esta vez era Gentle la que preguntaba.

—No, ni siquiera he llegado a la mitad de la gema de Shiny —Feather empezaba a molestarse—. Después me pondré con la tuya.

—¡Acabé por fin! —uno de los mineros dijo eufórico—. Necesito otra gema antes de que me enfríe.

—Esto… yo también —Flashing balbuceó, viendo la dificultad que tenía Feather con su tarea.

—Veamos —aclaró Gentle—. Feather está intentando hacerlo lo mejor posible, pero no tiene práctica. Es mejor que no la atosiguemos y vayamos a su ritmo.

—Lo dices porque vas primera en la competición —Knowledge se quejó—. Pues las dos siguientes gemas serán para mí.

—Por favor, por favor —cortó Shiny—. Primero: esto no es una competición, y segundo: soy YO la que va ganando.

—No seas cría, Shiny —replicó Gentle—. Todas veis que soy yo la que está ganando.

—De eso nada —Shiny se empezaba a enfadar—. He visto cómo intentabas esconder una gran gema que no estaba muy bien restaurada, y esa no cuenta. Además, recuerda que luego tengo que darles el visto bueno y la vería al final.

—No tengo ninguna gran gema mal restaurada —Gentle miraba con ojos entrecerrados a Shiny—. Te lo estás inventando para quedar mejor que las demás.

—Estás muy equivocada —Shiny estaba furiosa por la acusación.

—No, no lo estoy —Gentle también empezaba a enfadarse.

—¡Feather! —Shiny seguía mirando a Gentle—. ¡Quiero tres grandes gemas para mí!

—¡Feather! —Gentle seguía mirando a Shiny—. ¡Quiero cuatro grandes gemas para mí!

—¡Que sean cinco para mí! —exigió Shiny.

—¡Y para mí seis! —ordenó Gentle.

Feather empezó a recular hacia atrás, asustada. La situación no le estaba gustando en absoluto, y no podía hacer nada por arreglarlo. En breve empezarían a culparla por la lentitud, aunque ella estaba haciendo todo lo posible para terminar lo mejor y más rápido posible la tarea que le habían encomendado.

[center]* * *[/center]

Look Talker se recostó junto a la fuente. Volvió a leer la carta por enésima vez. Sabía que tenía que enviarlo, pero no podía reunir las fuerzas para hacerlo. Su relación con su padre era peor que mala. No se habían hablado en muchos años… Bueno, en realidad era su padre el que llevaba muchos años sin hablarle. Concretamente desde que le echó de su casa, a raíz de su problema con la falta de voz.

Eso había sido peor que un jarro de agua fría para él. Era mudo desde su nacimiento, aunque había aprendido a hablar con movimientos de ojos, gracias a su madre. La instructora que ella había contratado, a espaldas de su padre, le había salvado la vida.

Pero eso era lo normal… Todos sus avances habían sido a espaldas de su padre, que le había repudiado desde su más tierna infancia, hasta tal punto que le hizo vivir en la habitación más pequeña y apartada de la mansión de su familia. Incluso cada día tenía que ir a la cocina para poder comer. Y cada vez que se encontraba con su padre en un pasillo o una habitación, éste montaba en cólera.

Tuvo que escapar de aquella vida de penurias. Y ahora tenía que escribir una carta a aquel extraño que nunca le quiso, a pesar de que le unían una relación de sangre. Era imposible querer a un padre que renegó de su existencia desde el principio… Aunque ahora, el pueblo que le había acogido, necesitara de su ayuda.

—¿Estás bien? —Wise estaba a su lado.

—“Aún estoy pensando en si debo o no mandarlo” —respondió Look.

—Tómate tu tiempo —añadió Wise—. Pero recuerda que mañana es la inauguración.

—“Entonces déjame solo” —Look bajó la mirada, volviéndola a subir al momento—. “Pensaré más rápido si no tengo distracciones”.

—De acuerdo entonces. Nos veremos esta noche —exclamó Wise, girándose para marcharse.

En ese momento, desde sus respectivas viviendas salieron Magic y Disarming, cargados con un cartel cada uno, mientras se miraban entre sí de manera poco amigable. Se dirigieron a la plaza principal. Wise resopló y Look se echó en el suelo, abatido. El primero sabía que habría problemas, y el segundo sabría que no tendría un segundo de tranquilidad.

—Wise, Look —dijo Magic nada más llegar—. Os necesito para que aviséis a los que están en la carpa… no me fío de “éste”.

—Por favor —exclamó Disarming al instante—, necesito que aviséis a los habitantes que están en la carpa… “ésta” es capaz de cualquier cosa.

Y se volvieron a mirar furiosos. Entonces plantaron en el suelo, sin dejar de vigilarse mutuamente, los carteles que portaban: “Vota por Northwest Mines Cloud”, ponía el cartel de Disarming; “Vota por Hero’s Cloud”, rezaba la pancarta de Magic. Tanto Wise como Look resoplaron, aunque por motivos distintos. El de Wise era un resoplido de rabia contenida, mientras que el de Look era uno de vergüenza ajena.

Los dos se levantaron y se dirigieron a la carpa, dejando a Magic y a Disarming con su estúpida pelea… aunque recorrieron el camino a paso rápido, pues no querían dejarles solos mucho tiempo.

Al entrar en el pabellón, todo era ensordecedor. Mirasen por donde mirasen, aquí y allá había un grupo de ponis hablando, discutiendo, trabajando o jugando. Wise alzó las cejas, pensando en cómo haría para llamar la atención de todos para notificar el aviso.

Alguien chocó contra él. Era Feather, que estaba reculando, alejándose poco a poco del grupo de restauración de grandes gemas, cuyos miembros estaban discutiendo acaloradamente. La pegaso-cartero se volvió para disculparse, pero se encontró con un Wise sonriente.

—Feather —dijo el semental—, necesito que vueles hasta el techo y atraigas la atención de todos. Tengo que anunciar algo importante.

La aludida asintió. Cualquier cosa por alejarse de esa algarabía. Alzó el vuelo y se posicionó en lo más alto, junto al mástil que sujetaba la carpa. Empezó a hablar, a gritar, a hacer cabriolas e incluso a hacer vuelos rasantes sobre las cabezas, pero nadie hacía caso. Volvió junto a Wise, apenada.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Gentle, que, junto a las demás de la zona de restauración de gemas, estaba atendiendo.

—Hay reunión en la plaza, y tenemos que ir todos —respondió Wise.

—Va a ser difícil con todo este griterío —añadió Shiny.

—Desearía poder usar la Voz Real de Canterlot ahora mismo —expresó Gentle, totalmente seria.

—¿La voz qué? —preguntó Shiny.

—“La Voz Real de Canterlot” —empezó a recitar Knowledge— es, o más bien era, un tono de voz que usaban antiguamente tanto la Princesa Celestia como la Princesa Luna, cuando hablaban son sus súbditos. Digamos que el tono de voz era tan poderoso que sería capaz de tumbar la carpa… y sí, sería ideal para llamar la atención.

—Ya sé cómo hacerlo —Gentle cogió un frasco con ungüento y se acercó a un montón de polvo de gema.

Cuando Shiny se dio cuenta de lo que iba a pasar, era demasiado tarde. La unicornio de dos colores vertió una generosa cantidad de ungüento sobre la montañita de polvo de gema. Al entrar en contacto los dos elementos, el resultado empezó a burbujear. Rápidamente todos los que estaban cerca retrocedieron y se pusieron a cubierto.

Al explotar la mezcla, se hizo el silencio en toda la carpa. Lo único que sonaba era una pelota, que aún botaba. Todos miraron hacia la zona en que había tenido lugar la explosión. Los ponis que estaban cubiertos salieron de su cobertura.

—Por favor —empezó a decir Wise—, se requiere la presencia de todo el mundo en la plaza para un asunto importante.

Ordenadamente salieron todos. Únicamente se quedó Feather, que volvió a la zona de restauración de gemas. Necesitaba seguir juntando grandes gemas para que, cuando volviesen las demás, hubiese material de sobra para no sentirse tan atosigada.

Aunque en realidad algo le decía que el asunto de la Olimpiada de Carteros iba a ser ese asunto importante que se iba a hablar en la plaza… y lo último que le apetecía a Feather era desvelar su negativa a participar ante tantos ponis. Sea como fuere, en esos momentos se sentía más segura en soledad.

[center]* * *[/center]

Muffled terminó de comer. Aunque la comida había sido realmente apetitosa, ella no se notaba reconfortada. Se sentía realmente sola en esos momentos: tanto Magic como Disarming se habían enzarzado en una estúpida pelea, dejando a Muffled sola. Gentle tenía otros asuntos importantes, dejando a Muffled sola. Look tenía una lucha interna, dejando a Muffled sola. Y, por último, Wise se había marchado sin motivo alguno… dejando a Muffled dolorosamente sola.

Se levantó y pagó la cuenta, saliendo a continuación del restaurante. Fuera, en la plaza del pueblo, había mucha expectativa. Magic y Disarming estaban sobre el pedestal de la estatua, cada uno en una esquina. Estaban predicando sobre las ventajas de votar por su elección de nombre para la ciudad de nubes, y sobre las desventajas de votar por la elección contraria.

La jefa de mineros tenía pocas ganas de participar en esa pantomima. Poco le importaba ahora el nombre que tuviese la ciudad de nubes. Primero tenía que encontrar una respuesta a lo que estaba sintiendo. La mezcla de sentimientos que pululaban dentro de ella la estaban volviendo loca. De hecho, estaban luchando dentro de ella, al igual que, en el pueblo, estaban peleando Magic y Disarming, y Look, y Gentle, y Wise.

Otra vez Wise. ¿Por qué le dolía tanto la acción de ese tonto poni? No era más que una estupidez, pero no era propio de él hacer esa clase de cosas. Y Muffled estaba amplificando ese acto hasta hacer un mundo de ello. Debía pensar en otra cosa… algo en lo que verdaderamente fuese buena. Y, aparte de ser minera, su mejor cualidad era hablar maternalmente a esas seis yeguas que eran tan amigas entre ellas.

Buscó entre el gentío y encontró a Shiny, a Gentle, a Flashing y a Knowledge. Se acercó a ellas poco a poco, apartando a todo aquel que estuviese entre medias. Cuando llegó a su destino, Shadow se había unido al grupo, pero faltaba Feather. Rápidamente elucubró que, si la pegaso-cartero no estaba con las demás, algo debía estar pasándole.

—Perdonad —dijo Muffled—, ¿sabéis dónde está Feather?

—Sí —respondió Flashing, que era la que estaba más cerca de ella—. Está en la carpa, creo.

—Gracias —expresó Muffled a media voz, antes de darse la vuelta para dirigirse al pabellón.




Feather estaba sola, así que, cuando entró, Muffled sonrió. Se quedó pensativa durante un instante, decidiendo sobre qué tema tratar con la pegaso-cartero. Eligió rápidamente hablar sobre la Olimpiada de Carteros.

—Hola Feather —la jefa de mineros rompió el hielo—. ¿Qué tal estás?

La aludida pegó un respingo.

—¡Ah! Hola Muffled —fue la respuesta de la pegaso-cartero—. Estoy juntando trozos de grandes gemas. Como ves, ya llevo unas cuantas —señaló un montón donde descansaban cuidadosamente varias de ellas. Muffled sonrió: Feather se tomaba muy en serio su trabajo.

—¿Por qué no estás en la plaza con el resto del pueblo? —preguntó la jefa de mineros.

—Primero tengo que terminar esto —contestó la pegaso-cartero—. Quiero que cuando vuelvan tengan material para continuar y que así dejen de agobiarme. No me gusta trabajar bajo presión.

—Vaya, ¿no te gusta trabajar bajo presión? —Muffled se sorprendió—. ¿Cómo puedes trabajar entonces de pegaso-cartero, con toda la presión que hay?

—No creas que hay tanta presión en ese trabajo —Feather fijó los ojos en Muffled—. Porque me encanta ser una pegaso-cartero. Es el sueño de mi vida. Y nadie me lo va a amargar, de eso puedes estar segura.

Feather se había puesto a la defensiva, y eso era algo que a Muffled no le gustaba en absoluto.

—Que sepas que no voy a participar en la Olimpiada de Carteros —la amarillenta pegaso tenía los ojos inyectados en sangre—. Y no me vas a convencer, sé lo que intentas.

Entonces, elevándose, salió de la carpa a gran velocidad, dejando a Muffled con la palabra en la boca. La expresión de la jefa de mineros pasó de sorpresa a tristeza, de tristeza a preocupación, y de preocupación a ira. Acababa de decidir que, aunque fuese lo último que hiciera en esa vida, Feather iría a la Olimpiada de Carteros.

Salió del pabellón y miró a todos lados. Tenía que descubrir hacia dónde había ido la potrilla. Incluso alzó la vista al cielo, hacia la ciudad de nubes, pero la pegaso-cartero no había tomado ese camino. Sin duda estaría mezclada entre la marabunta de ponis que había en la plaza, intentando esconderse. Pero no lo lograría.




—Votad por mi propuesta y no por la suya —decía desesperado Disarming.

—No, votad por la mía y no la de él —Magic se veía visiblemente cansada.

Feather, alejándose de Muffled, recaló en la primera fila, y fue vista a la vez por los dos contendientes, que, alegrándose, dijeron a la vez:

—Y para apoyar mi propuesta, aquí tenemos a nuestra representante en las próximas Olimpiadas de Carteros… ¡Fast Feather!

Y los dos empezaron a tirar de la pobre yegua, cada uno de una de sus patas, hasta posicionarla entre los dos, encima de la tarima. La pegaso-cartero se había dejado llevar porque había quedado sorprendida ante la situación pero, en cuanto se repuso, gruñó tanto a Disarming como a Magic.

¡¡NO VOY A IR A LAS OLIMPIADAS DE CARTEROS, DEJADME EN PAZ!! —gritó, totalmente fuera de sí.

Y emprendió el vuelo, directo a la ciudad de nubes.

—Por favor… Otra vez no… —Shiny se llevó la pata a la frente, sin creer lo que estaba viendo… Tanto ella como sus amigas tendrían que ir a buscarla de nuevo.

—¡Dejadme pasar! —Muffled intentó acercarse a la primera fila—. ¡He dicho que me dejéis! —exclamó, llegando incluso a empujar a los demás para limpiar su camino hasta la fuente.

Una vez llegó a su destino, señaló a Disarming y a Magic y gritó:

—¡Vosotros dos, se acabó esta pantomima! ¡No va a haber elecciones para el nombre! —tanto Disarming como Magic intentaron quejarse, pero Muffled les miró con tal expresión de rabia que únicamente pudieron tragar y bajar los carteles—. ¡Knowledge! —chilló, mirando a la historiadora—. ¡Investiga el nombre que tenía originalmente la ciudad de nubes y le pondremos ese, sea cual sea! —Knowledge se llevó el casco a la sien y galopó lo más rápido que pudo hasta su casa, a investigar—. ¡Magic, abre la tienda, voy a ir yo a por Feather!... ¡AHORA! —la tendero agachó la cabeza y se dirigió con premura hacia su tienda—. ¡Y tú y tú…! —señaló a Wise y a Look— ¡Hablaré después con vosotros! —Look se tumbó al suelo, aterrado, y Wise sonrió… curiosamente, esa nueva Muffled le agradaba.




Después de comprar el material necesario en la tienda de Magic, Muffled emprendió el vuelo hacia la ciudad voladora. Cuando aterrizó en la nube de llegada, echó un vistazo alrededor. Al fondo, mirando preocupada al suelo nebuloso, estaba Feather. Muffled se acercó a ella, con un paso firme.

De repente, cuando estaba casi llegando a la pegaso-cartero, la nube que pisó cedió bajo su peso, hundiéndose. Feather rápidamente voló y agarró a Muffled, que se deslizaba poco a poco en el agujero de la nube. El efecto del jarabe de flotabilidad ya había terminado de hacer efecto. Feather llevó a Muffled hacia una nube que parecía segura.

—Ten mucho cuidado —advirtió la pegaso-cartero, preocupada—. Hay nubes que se rompen a nuestro paso. Y aunque yo vuelo, tú no…

—Luego nos ocuparemos de eso —Muffled estaba menos irritada después del susto—. Pero primero lo más importante —volvió a ponerse maternal—: ¿por qué no quieres ir a la Olimpiada de Carteros? —dijo, poniéndole el casco sobre el hombro de Feather, para darle a entender que podía confiar completamente en ella.

—Verás… —la pegaso-cartero estaba apenada y arrepentida por su actuación, escapando a la ciudad de nubes—, no me gustó nada la última vez que estuve. Fue algo horrible.

—Oh, pobrecilla —el enfado de Muffled había desaparecido totalmente, y ahora afloraba el cariño hacia la pobre pegaso—. Cuéntamelo todo… te sentirás mejor, te lo aseguro.

Y Feather explicó lo que le había ocurrido tres años atrás, cuando todavía era una novata pegaso-cartero de Canterlot y cómo su ilusión de ser seleccionada para la Olimpiada de Carteros se vio truncada al descubrir que muchos competidores usaban esa competición como trampolín hacia el éxito, sin importarles el espíritu de superación personal ni el respeto a los competidores.

También contó cómo ella fue especialmente maltratada, tanto en los prolegómenos como en la propia competición, llegando incluso a abandonar las Olimpiadas de Carteros a la mitad, algo que nunca antes había ocurrido. Debido a ese hecho, en el trabajo diario, el resto de compañeros empezaron a hacerle el vacío, obligándola a pedir el traslado y llegando a recalar al final en Northwest Mines Town.

—Pero lo que más temo ahora mismo es no cumplir las expectativas y que todos, incluso mis amigas, me abandonen… —terminó diciendo Feather, con lágrimas en los ojos—, y encontrarme definitivamente sola.

—¿Sabes una cosa? —dijo despacio Muffled—. Nunca antes hemos tenido un cartero que haya sido seleccionado para la Olimpiada… Hemos tenido muchos carteros, y todos eran buenos en su trabajo. Tú, sin embargo, eres la mejor que jamás hemos tenido. Y estamos todos muy orgullosos de ti.

—¿Y si no consigo nada? ¿Y si quedo la última? ¿Y si abandono? —la pegaso-cartero dudó de sí misma.

—Pase lo que pase, seguirás siendo la mejor cartero que jamás hemos tenido —Muffled le dio un beso maternal en la frente—. Y, pase lo que pase, confía en ti. Sé que harás un buen papel en las Olimpiadas de Carteros, porque eres Fast Feather, porque eres una pegaso-cartero de Equestria… y porque aquí dentro —señaló el corazón de Feather—, tienes un corazón muy grande. Lo lograrás

La amarillenta pegaso quedó pensativa durante un instante y, fijando la mirada sobre la jefa de mineros, asintió, decidida. Iba a participar en la Olimpiada de Carteros, e iba a hacerlo lo mejor posible. Por ella, por sus amigas y por todo Northwest Mines Town.

Muffled se levantó con una sonrisa en su boca, contenta por el resultado. Empezó a caminar hasta la nube de salida cuando la nube que pisó se deshizo a su paso. Comenzó a hundirse rápidamente, pero afortunadamente los reflejos de Feather fueron aún más rápido, agarrándola en el último momento y llevándola otra vez a la nube donde habían permanecido en la charla.

—Esto es un desastre —dijo la pegaso-cartero mientras Muffled se recuperaba—. Las nubes no resisten nuestro peso. ¿Cómo esperan que vivan aquí los pegasos?

—Voy a pedir explicaciones al encargado de la obra de restauración —la jefa de mineros estaba preocupada—. Y, por supuesto, se cancela la re-inaguración hasta que todo esté arreglado.

Muffled sacó de su zurrón el jarabe de levitación y se lo bebió de un trago. A continuación saltó sobre la nube que se había hundido antes, terminándola de destrozar. Entonces aprovechó el hueco para salir de la ciudad de nubes, seguida de Feather. Juntas llegaron al suelo, en la plaza, sobre la tarima de la estatua, con todo el mundo expectante por su llegada.

—¿Dónde están los operarios que han hecho las reparaciones ahí arriba? —Muffled miraba enfadada a la multitud.

—Yo soy el jefe de la cuadrilla —un pegaso celeste con pelo gris se adelantó—. ¿Hay algún problema? —dijo, con un tono amable.

—Sí —respondió Feather—, las nubes se deshacen ante nuestros cascos.

—Eso es imposible —el pegaso se extrañó—. Hemos usado la proporción 80-20, que es la normal.

—Eso, eso —otro pegaso mucho más joven, de pelaje azul y con crines negros se puso al lado del jefe de cuadrilla—. 80 % hebra de nube, 20% nube sin tratar.

El jefe de cuadrilla se giró hacia el pegaso joven, con los ojos como platos. No podía creérselo.

—¡Estúpido! —bramó—. ¡Es 80% nube sin tratar y 20% de hebra de nube! Normal que se hunda… —volvió su mirada hacia Muffled y hacia Feather y se disculpó—. Lo siento, lo siento de verdad. Ese trabajador es nuevo y solo se encarga de hacer la mezcla… y no hemos notado nada porque siempre sobrevolamos sobre nuestros encargos, para evitar roturas y pisadas. Por supuesto, lo repararemos todo en la menor cantidad de tiempo posible y sin sobrecoste.

—Está bien —Muffled estaba satisfecha—. Eso nos dará más tiempo para preparar la re-inauguración.

Entonces Muffled y el jefe de la cuadrilla estrecharon los cascos, a modo de acuerdo.

Feather aprovechó que estaba sobre el pedestal para hacer pública una noticia. Mandó callar los vítores que resonaba en la plaza.

—Me gustaría decir algo —empezó a decir solemnemente—. Dentro de unos meses es la Olimpiada de Carteros, que es una competición entre los carteros más competentes de toda Equestria, y he sido elegida para participar en la edición de este año, el de pegasos-cartero… Voy a participar, y prometo hacerlo lo mejor posible.

Toda la plaza volvió a lanzar vítores y ánimos a Feather.

Look le dijo algo a Wise, que asintió, y los dos subieron a la tarima, junto a Feather y a Muffled. Debido a que la plaza estaba abarrotada y que los últimos no verían los ojos de Look, éste decidió contarle a Wise la noticia para que lo pregonase.

—Como sabréis muchos —empezó a decir Wise—, hemos tenido un problema con la seguridad del evento de la re-inauguración —de vez en cuando miraba hacia Look para seguir con el discurso—. Pero, gracias a nuestro cocinero favorito, Spoon Giddy, que nos ha dado una gran idea, vamos a tener no solo seguridad, sino también a alguien importante de Canterlot. Look Talker ha decidido escribir a su padre, que seguramente vendrá, aprovechando el interés que está empezando a crear esta mina en toda Equestria.

Y toda la plaza volvió a vitorear y aplaudir a los que estaban sobre el pedestal.

Knowledge estaba avanzando hacia el pedestal y subió, portando un libro. Mandó callar a los presentes, que obedecieron casi inmediatamente.

—He estado buscando durante mucho tiempo en varios libros históricos hasta que al final he encontrado el nombre de esta ciudad de nubes —abrió el libro por la página que tenía puesto el marcapáginas—. Se llamaba “Cirrus Merlon”.

—Oye, pues me parece mejor este nombre que mi opción —dijo Disarming.

—Y que el mío —añadió Magic.

Y toda la plaza asintió y volvió a vitorear, dando su aprobación al nombre.

[center]* * *[/center]

Después de la fiesta que hubo, pues había que aprovechar todo lo que se había preparado para la re-inauguración, cada uno marchó a su casa, contento y feliz. Todo volvía a ser normal en Northwest Mines Town, y así debía ser.

Pero no todo el mundo logró conciliar el sueño:

Feather estaba eufórica pensando en lo que haría en las Olimpiadas de Carteros.

Look aún seguía dándole vueltas al tema, pero esta vez imaginaba cómo podría dar a su padre el recibimiento que se merecía.

Magic y Disarming, respectivamente, fantaseaban sobre su nombre en el cartel de bienvenida sobre la nube de entrada de la ciudad de nubes, aunque reconocían que “Cirrus Merlon” era un nombre bastante mejor.

Sin embargo, Wise y Muffled no podían conciliar el sueño por otra razón distinta: Wise se debatía entre su amor por Gentle y las nuevas emociones que sentía por Muffled… mientras que Muffled se debatía entre mantener la amistad con Wise o cambiar la relación… alejándose lo más posible de él, hasta convertirle en un extraño.

[center]FIN DEL CHAPTER 1x08[/center]
Espero que os haya gustado tanto como a mí escribirlo...
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x08

Mensaje por Angelus-Y » 22 Oct 2013, 19:06

Al fin, ya me he leido el capitulo. A pesar de ser un episodio de "Slice of Life" que no es de mis favoritos, la verdad se me ha hecho bastante enganchante, muchas situaciones de toda clase que te hacen reir, prestar atencion, meterte un escalofrio incluso...Cada personaje ha estado en su salsa, en especial los "secundarios" que tan poco se les vio en los otros capitulos, es decir...no es que salgan muy poco sino que en este opino que han salido con mayor frecuencia.
Spoiler:
Feather ha sido el personaje del que mas se ha desenterrado, he podido ver que tiene una personalidad aun por desvelar, si ves a esta feather y la del capitulo 2 sin duda no te esperas la diferencia entre ambas pero es "un poni" es decir tiene una personalidad compleja y amplia como la de muchos o todos que se iran revelando a medida que pase, por ello Feather me ha gustado mucho y ha sido la que mas me ha importado conocer en este episodio. Luego Disarming , Magic, Muffled y Wises magnificos tambien han estado muy bien, graciosos y enganchantes en varios puntos de ahi que sea un Slice of Life, las demas Mane6 de NMM (northest mines town) aunque no han sido la fuente primordial me han gustado en este episodio mostrando caras nuevas, sobre todo Gentle, la ves mas sociable, suelta...se nota mucho respecto a los primeros episodios. Las situaciones en si han sido una mezcla entre originales y algunas ya vistas en otros lugares pero que no han perdido su encanto en absoluto. Me ha gustado el momento del restaurante y la carpa en especial, pero tambien en cuanto a emotivo que ha tenido un poquito, en la ciudad de las nubes (cuyo nombre original es curioso, si...)
La escritura ha sido muy fluida, aunque las primeras palabras o letras salian una linea antes, sera un error al haberlo copiado o algo,ya lo habras visto, por si quieres cambiarlo, eso en un segundo se hace, pero en si la escritura ha sido fluida, comoda, se puede mas...claro eso siempre, pero para mi gusto esta muy bien. Abundan sentimientos, muy importante y algo que particularmente me encanta, aunque uno se lo imagina, la verdad es que al leer el sentimiento te llenas aun mas y mejor, eso opino... Faltas creo que no ha habido ninguna pero igual algo se me ha escapado, al menos grave si que no hay.

Ya digo...es dificil atraparme en un Slice of Life puro y sin embargo lo has logrado, no es dificil en realidad, pero muchas veces cuando he leido otros he tenido que suspirar y aligerar sin importarme mucho lo que ponga, aqui en cambio no he tenido que suspirar y eso es fabuloso. Porque hay fluidez, hay chicha que sacar, cuestiones que tener en cuenta para no perder detalle, tus personajes favoritos hablando...son muchos ingredientes y este ha tenido la mayoria y me encanta.

Creo que poco mas que decir, espero ansioso el siguiente capitulo, saber que ocurrira con Feather en la olimpiada en un futuro episodio, saber como ocurrira las relaciones secundarias, las de los "main" etc. Muchas cosas que deseo conocer de este fanfiction, que sin duda es un mundo original muy similar a la de la serie, con imaginacion, gusto y paciencia se consigue tanto escribir magnifico como veo que has hecho, como asimismo disfrutar del capitulo leyendolo que creo que lo he hecho bien.

Enhorabuena Sr Atomo :D2 espero su siguiente obra en el mundo de "Parallel Stories" Un cordial saludo y animaos a leerlo que seguro os gustara ^^.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x08

Mensaje por Sr_Atomo » 22 Oct 2013, 19:36

Muchas gracias, Angelus-Y, en serio...

Aunque una cosa debo decir, algo debe pasar con la muestra del Spoiler, porque a mí se me ve normal pero se corta como a 3/4 partes... pero, a la hora de verlo editado, está completo.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x09 (1ª Part

Mensaje por Sr_Atomo » 30 Oct 2013, 22:19

Bueno, dobleposteo para poner la primera parte del capítulo 1x09 del fanfic, para que los que no puedan ir a la meetup de Barcelona tengan algo más para entretenerse. Este capítulo es altamente especial... más que nada porque visitan Ponyville y se encuentran con las Mane6 y varias ponis de fondo. Aparte de que hay alguna cosa importante para el futuro del fanfic. Divertíos. Por cierto, quiero dedicar este capítulo a RainbowScarf, que cumple años hoy y le encanta Derpy, como a mí... y sí, aparece este capítulo.

Por cierto, muchas gracias a McDohl por permitirme hacer expresar a Derpy Hooves como él lo hizo en "Caminos Cruzados" ( http://www.spaniardhooves.com/foro/view ... f=11&t=383" onclick="window.open(this.href);return false; ). Va por ti, campeón. Asimismo, muchas gracias a todos los lectores.

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Mucho de:

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Algo menos de:

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Y una pizquita de:

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Y ahora sí, el capítulo... dividido por la mitad, porque no cabe. Hoy la primera parte, mañana la segunda.
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x09[/center]
[center]Ponyville[/center]
[center]1ª Parte[/center]

Las siluetas de las casas exteriores de Ponyville comenzaban a vislumbrarse para la comitiva que se acercaba desde el camino de Northwest Mines Town. Ésta se aproximaba despacio, con un paso cansino, producto sin duda de las continuas horas de caminata sin apenas descanso.

El estado de ánimo de los miembros del grupo era dispar. Flashing Hooves estaba radiante de alegría, impaciente por llegar. Undying Knowledge estaba contenta por volver a estar en “la civilización”, como solía ella definir a Ponyville. Wise Words estaba preocupado en sus propios asuntos. Y Shiny Eyes estaba triste, muy triste, pues quería haber hecho el viaje con todas sus amigas.

—Shiny, por favor —Knowledge se acercó a la pegaso—, alégrate un poquito y cambia esa cara tan larga… Vas a amargar nuestra entrada triunfal.

—Es que deseaba tanto que Feather, Gentle y Shadow estuviesen aquí… —fue la respuesta de Shiny.

—Sabes perfectamente que Feather está preparándose para las Olimpiadas de Carteros… —comentó la historiadora—. Que Shadow está trasteando con sus nuevos aparatos en la herrería y que Gentle… digamos que Gentle no es muy amiga de salir del pueblo.

—De hecho nunca ha salido de Northwest Mines Town —añadió Flashing.

—Recordad que estuvo en Canterlot, estudiando en la Escuela de Magia —se inmiscuyó Wise—. Pero, después de su llegada al pueblo, no ha vuelto a salir.

—Es como si tuviese miedo del mundo exterior —declaró Knowledge—. O como si se escondiese de alguien… o de algo.

—No lo sabes tú bien —dijo Wise para sus adentros, bajando levemente la mirada al suelo.

—El caso es que —siguió hablando la historiadora— estamos aquí las que estamos, que podría ser peor… y bueno, también está Wise, que aún no sé por qué nos acompaña.

—Porque los caminos son muy peligrosos, ya lo sabes… —respondió el aludido, en tono irónico—, y necesitáis a un semental que os proteja.

—Ja… ja… —Knowledge se llevó el casco al pecho e hizo una señal simulando que su cuerpo se partía en dos de la risa, aunque en realidad estaba totalmente seria y miraba fulminantemente a Wise.

—Por favor, ni una simple broma se puede hacer —Wise volvió a alzar los ojos—. La verdad es que simplemente he aprovechado vuestro viaje para acompañaros… Tengo asuntos propios que atender.

—¡Le vas a comprar un regalo a Muffled! —Flashing espetó de repente, mientras empezaba a saltar alrededor del semental.

—¿Cómo sab…? —comenzó a decir Wise, pero se rehizo inmediatamente—. ¿Por qué crees que vengo por eso?

—Vamos, Wise —Knowledge sonrió—. Todo el mundo sabe que intentas recuperar su amistad.

—Esa pelea del otro día —Shiny entró en la conversación— la escuché hasta yo… y eso que estaba marcando grandes gemas en lo más hondo de la mina.

—Tenéis razón —el semental agachó la cabeza—. No quiero perder su amistad… significa mucho para mí.

—¡Ohhhh! —Knowledge se emocionó—. ¿Y qué le vas a comprar?

—Ese es el problema —respondió Wise—. No sé qué comprarle. Algo que signifique “Quiero recuperar tu amistad”, pero sin llegar a interpretarse como “Quiero enamorarte”. Pero las yeguas sois tan difíciles de satisfacer…

—¿Qué tal un ramo de flores? —preguntó la historiadora, ignorando la última frase de Wise.

—¿O quizás un libro? —añadió Flashing—. ¡Uno de aventuras! —exclamó y, a continuación, empezó a mover las patas como si estuviese luchando con una espada.

—¿Y qué tal un casco nuevo? —inquirió Shiny.

—Por favor, Shiny —Knowledge se sorprendió—, eso parece una propuesta de Shadow, no tuyo… Puedes hacerlo mejor, ¿sabes?.

—No sé… —Wise estaba pensativo—. Un ramo podría tomarlo como algo para comer; un libro no me parece adecuado para ella… y ¿un casco? Me lo tiraría a la cabeza sin pensárselo dos veces.

—Solo es la primera remesa de ideas —La historiadora se puso seria por un instante—. Seguro que encuentras algo realmente interesante aquí, en Ponyville.

—Eso espero, Knowledge, eso espero… —murmuró el semental, deseando de verdad encontrar algo idóneo para Muffled.

Y, juntos, atravesaron a la vez la entrada de Ponyville.

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—Bueno —exclamó Knowledge, una vez se situaron todos en la plaza del Ayuntamiento—, ¿cuáles son los planes?

—Yo tengo que buscar el regalo para Muffled —respondió Wise.

—Y yo voy a divertirme… —manifestó Flashing, con una sonrisa—. A ver si encuentro pronto a Pinkie Pie o a mi prima Derpy, para irme con ellas.

—Y tú y yo —señaló Shiny— tenemos que ir… —sacó una libreta con una pequeña lista escrita a casco, con letras enormes y empezó a leer— a la pastelería “Sugarcube Corner” para pagar la tarta de la Re-inauguración que nunca tuvo lugar y a comprar unos pasteles y muffins para las que no han podido venir; a la tienda de la diseñadora de moda para encargar cinco vestidos para las Olimpiadas de Carteros; a la biblioteca para un asunto tuyo —entonces Knowledge señaló un libro que tenía en el zurrón, mientras sonreía—; a casa de la cuidadora de animales para el antojo de Disarming… —en ese momento miró hacia el cielo e imitó la voz del hotelero—: ‘Quiero tener un loro que diga los precios cuando venga un nuevo cliente’ y hago ‘La expresión’ para convencer a Shiny de que lo busque… —carraspeó para continuar con la explicación—; ir a ver escaparates a petición tuya… y, por último, si hay tiempo, ir al Spa a relajarnos —al terminar, Shiny cogió una serie de bocanadas de aire.

—Perfecto —dijo Knowledge, mientras pasaba una pata por detrás del cuello de la dorada pegaso—. Te aseguro que tú y yo nos vamos a divertir —la joyero sonrió de manera forzada.

—Bueno, pues parece ser que tenéis el día cubierto —expresó Wise—, así que voy a buscar el regalo por mi cuenta, si no os importa.

—De acuerdo, Wise, de acuerdo —respondió Knowledge, haciendo aspavientos con la pata anterior que tenía libre, mientras que con la otra apretaba aún más el cuello de Shiny, cuya sonrisa forzada se acentuó aún más—. Quedamos para comer en el restaurante del parque, ¿de acuerdo?

Pero el semental se estaba yendo, aunque levantó una pata para indicar que había oído el mensaje y que estaba de acuerdo.

Ahora eran tres.

Siguieron caminando, rumbo a la tienda de la diseñadora de moda. Tenían que aprovechar que Flashing aún estaba en el grupo, dado que seguramente desaparecería en cuanto tuviese ocasión, cuando encontrase a Pinkie Pie o a Derpy Hooves.

—Veamos —dijo Knowledge, una vez estuvieron delante de un enorme y redondeado edificio blanco, con grandes cristaleras y coronado con un cartel en el que se veía un maniquí-poni—, ¿tienes ahí la descripción de los trajes de Shadow y Gentle? —preguntó, dirigiéndose a Shiny.

—Sí —respondió ésta—. Aunque… como lo escribieron ellas, apenas entiendo su letra.

Entre las tres empezaron a mirar la descripción que habían hecho Shadow y Gentle de sus trajes, mientras ponían caras de desconcierto: la caligrafía de la herrero era como la de un potrillo de guardería, además de estar llena de errores ortográficos. Sin embargo, la letra de Gentle era todo lo contrario, pues su ortografía era perfecta… si estuviesen en una época en que la Princesa Luna no tuviese aún su Cutie Mark, con unos rebordes góticos que Gentle imprimía en todas y cada una de sus letras, haciendo que su descripción del traje fuese aún más difícil de leer que la descripción de Shadow.

—Creo que aquí pone “volantes” —Shiny señaló una palabra en concreto—, y en esta frase no sé si está escrito “obtuso” o “futuro”…

—No —respondió Knowledge—, creo que pone “oscuro”… pero no estoy segura…

—¿Es que no lo veis? —Flashing se hizo la interesante—. Porque yo tampoco… Esto es un auténtico rompecabezas.

—Quizás lo sepa descifrar Wise —dijo Shiny al final, dándose por vencida—. Puede que las frases que a veces dice los leyese de algún libro antiguo, con letras parecidas a las de Gentle.

—¿Y la descripción que ha escrito Shadow? —preguntó Knowledge.

—Eso será otro problema —reconoció Shiny.

Y las tres se quedaron ahí, delante de la puerta de la tienda de moda, sin saber qué hacer.

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Wise miraba a través del escaparate de la tienda de regalos. Quizás ahí tendrían el regalo idóneo para Muffled… o quizás no, pero de todas formas decidió entrar.

Ya en el interior de la tienda empezó a buscar por todos lados, ojeando aquí y allá. Casi todo lo que veía eran recuerdos de Ponyville, con fotografías del ayuntamiento, de esculturas y de edificios emblemáticos o preciosos.

El semental sonrió cuando pasó por la sección de camisetas. Allí, en primer plano, había una cuyo lema rezaba “Mis amigos fueron a Ponyville y solo me trajeron esta mierda de camiseta”. La cogió para llevársela, porque si no encontraba nada mejor para Muffled, por lo menos con esa camiseta lograría arrancarla una sonrisa… Además, la talla parecía la correcta para la jefa de los mineros.

Cuando se acercó a la dependiente, Wise le preguntó si tenía algún artículo para una gran amiga. Ésta, una poni de tierra de pelaje morado y crin gris oscura, se llevó el casco al mentón, pensativa. Al cabo de unos pocos segundos su expresión cambió y, sonriente, se movió hacia una vitrina donde se veían piezas de joyería.

—No, lo siento —dijo Wise—, joyas no… Ella es de un pueblo minero de joyas, y…

—Comprendo, comprendo —cortó la yegua, dándose la vuelta y dejando ver su Cutie Mark: una caja de regalo verde oscuro con un lazo amarillo—. Nada de joyas. Eso reduce las posibilidades —volvió a situarse detrás del mostrador—. Veamos qué tengo por aquí… —comentó, sacando un cajón lleno de pequeñas figuras y cachivaches y poniéndola encima del tablero—. Quizás aquí encontremos lo que busca.

Entre los dos empezaron a revolver el contenido del cajón. Este estaba lleno de cosas inútiles, pero Wise encontró algo que le sedujo al instante: era una figurilla de una poni de tierra, de cristal transparente, aunque ligeramente traslúcido. Pero lo que más le gustó es que, si se le miraba desde el costado derecho, era exactamente igual que Muffled Yell, exceptuando los colores y la falta de Cutie Mark de la escultura. Pero por el resto era ella. Incluso tenía el mismo peinado que la jefa de mineros.

El semental levantó la figura, sonriente. La dependiente también sonrió.

—Una gran elección, sin duda —exclamó esta última—. Una hermosa figura de auténtico cristal de las Minas de Canterlot… De hecho, fue parte de la última remesa que hubo, antes de que las cerrasen. Y además viene acompañada de un collar de fina plata.

La dependiente abrió una pequeña apertura en un lateral del cajón y sacó dos collares iguales, los separó y puso una junto a la talla.

—¿Dos collares? —preguntó Wise—. ¿Una es de repuesto o es que hay otra figura? —el semental empezó a rebuscar, buscando otra escultura que también fuese interesante.

—No se moleste —respondió la vendedora—. Antiguamente eran una pareja, un semental y una yegua… Un encargo de prometidos. Sin embargo, un día vino la poni que los encargó y, después de pagar la figura del semental, lo tiró al suelo, haciéndolo añicos… Y nunca más la he vuelto a ver.

—Espere un momento —el poni cogió la talla y la observó de nuevo—. Fue un encargo sobre sus modelos, ¿verdad?

—Creo recordar que así fue —la dependiente estaba pensativa—, aunque de eso hace ya bastantes años.

Wise miraba detenidamente la figura. Era demasiado parecida a Muffled como para ser casualidad... Así que Muffled se había prometido hace años con algún semental… Y ese era un dato que había ocultado a Wise, a pesar de la amistad que los unía desde hacía mucho tiempo. Decidió llevarse la figurita, junto con la cadena y la camiseta. Pagó a la vendedora, agradeciendo el trato y la información.

Salió de la tienda y desenvolvió la pequeña escultura. Quería observarla con el máximo detalle posible, como si el escrutarla le diese respuestas sobre lo que había pasado con la jefa de mineros años atrás, antes de su llegada a Northwest Mines Town.

Pero apenas había terminado de sacar la figura de su embalaje cuando un casco apareció por encima de él, quitándosela. Sorprendido, Wise miró al cielo, pero lo único que vio fue una estela grisácea. Fuese quien fuese el ladrón, era muy rápido, sin duda. Pero él no iba a dejarle escapar, de eso podía estar seguro.

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—Bueno, creo que más o menos lo tenemos, ¿no? —indicó Shiny, contenta.

—Yo no estoy tan segura de que sea lo que han pedido —Knowledge estaba preocupada.

—¿Y si entramos y hacemos el pedido de nuestros vestidos? —preguntó Flashing, impaciente—. Quiero encontrar a Pinkie lo antes posible… tenemos mucho que hacer —respondió, y, cerrando los ojos, empezó a imaginarse viviendo aventuras y travesuras junto a su rosácea amiga.

—Buena idea —comentó Shiny—. Quizás, con suerte, la diseñadora sepa reconocer las letras… además de que se está haciendo tarde y ni siquiera hemos empezado con la tarea… ¡¡Fuera bicho!! —con una pata Shiny intentó espantar a una extraña abeja que estaba revoloteando a su alrededor.

—Pues no se hable más —Knowledge agregó—, entremos pues —e intentó espantar ella también al insólito abejorro que atosigaba a Shiny.

Lograron, con sus aspavientos, a los que Flashing también se unió, espantar al insecto volador y entraron a la tienda de la diseñadora.

—Os lo juro —dijo Shiny, cerrando la puerta—, es la primera y última vez que uso ese champú de “Aromas del Everfree Forest”… Atrae a los bichos más extraños que una se pueda imaginar... Esa abeja no era normal.

—Bienvenidas a la Carousel Boutique —saludó una voz que provenía del fondo. Una unicornio totalmente blanca, con una ordenada crin morada, les saludaba, aunque en realidad estaba ocupada montando mágicamente un vestido sobre un maniquí. Las tres quedaron asombradas, pues el traje era realmente hermoso. Definitivamente esa unicornio tenía un gran sentido de la moda—. ¿Qué desean?

—Buenos días —Knowledge se autoerigió momentáneamente como la líder para el tratamiento con la diseñadora—. Querríamos hacer un pedido de cinco vestidos.

—Oh, un gran pedido… (al fin). Y… ¿tienen pensado las características de los vestidos o prefieren ir sobre seguro? —la diseñadora se quitó las estrechas gafas rojas y miró a las tres por igual, esperando una respuesta.

—Es para un evento: las Olimpiadas de Carteros, que tendrá lugar en Canterlot una semana después de la Grand Galloping Gala, así que aún hay mucho tiempo… —continuó Knowledge—. Espere, ¿ir sobre seguro?

—Significa permitir que yo haga los vestidos como mejor les haga verse —la unicornio estaba expectante—. Es decir, observándoles, les haré su vestido ideal. Porque yo, Rarity, crearé lo ustedes necesitan desear.

Flashing, Knowledge y Shiny se reunieron rápidamente y cuchichearon entre ellas. En cuestión de segundos deshicieron el corro y, sonrientes, decidieron la segunda opción. Además, así se ahorrarían el descifrado de los mensajes de Gentle y de Shadow.

—Tres de esos cinco vestidos serán para nosotras —añadió la historiadora—, y los otros dos son para unas amigas.

—No digáis más —cortó la diseñadora—, dejadme tomar nota de vuestras medidas, de vuestra apariencia y una breve definición de vuestra forma de ser.

—¿Cómo dice? —Knowledge se extrañó de la última parte—. ¿Nuestra forma de ser?

—Por si acaso hay discrepancias —solventó la blanca unicornio—. Es posible que haya varias combinaciones de colores que sean idóneas para los vestidos y, para acercarse más a la perfección, el vestuario debe decir a los demás la mejor información posible del poni que lo porta.

—Entonces de acuerdo —afirmó la historiadora, que observó cómo las otras dos también asentían.

Entonces Rarity transportó mágicamente el metro de sastre haciéndole toda clase de medidas a las tres, a la vez que las iba interrogando.

Decididamente iban a ser unos vestidos exhaustivos y hermosos.

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Wise entró rápidamente a la calle lateral, donde debería haber huido el ladrón. Tenía que recuperar esa figurita de cristal y darle al rufián una lección que no olvidaría en mucho tiempo. Pero en esa calle no había nadie huyendo, únicamente transeúntes sorprendidos por su efusiva entrada.

Paró un momento y se quedó pensando. Analizó rápida y mentalmente la escena del robo, y más concretamente cómo había sido y con qué rapidez se había fugado el ladrón, dejando únicamente su estela a ras de suelo. Definitivamente había algo muy extraño en esa acción…

Al momento se dio cuenta de qué había sido lo insólito: ese truhán se había movido demasiado rápido como para ir únicamente al galope. Si hubiese huido al galope, él habría visto su cuerpo, identificando los colores de su pelaje, o los de su disfraz si estaba oculto (la estela grisácea que había observado antes podía ser cualquiera de las dos opciones), pero no había sido así. Solo había una forma de ir tan rápido a ras de tierra: cascos y alas a la vez.

Por lo tanto, ese ladrón tenía que ser un pegaso, y no uno cualquiera, sino un pegaso que quería simular ser un poni de tierra. Pero su secreto había sido descubierto, y eso estrechaba la búsqueda a un tipo de poni… sí, definitivamente uno, pues Wise conocía perfectamente el número y situación de todos los alicornios en Equestria… y, de todas formas, ningún alicornio se rebajaría a ser un ladrón en Ponyville.

Y también se dio cuenta de otra cosa: ese pegaso estaba ocultándose de él, aunque, tratándose de un poni listo, cosa que había demostrado sobradamente, estaría preparado para salir a la máxima velocidad posible y llegar lo más lejos posible. Al menos eso sería lo que haría él si fuese el ladrón.

Por lo tanto, el ladrón seguramente estaría en el aire, moviendo sus alas… pero con una cadencia lo más lenta posible, únicamente la suficiente para mantenerse flotando. Pero ese hecho sería lo que le delataría. Wise solo tenía que ir, poco a poco, por toda la calle, mientras escuchaba y analizaba las diferentes cadencias de los aleteos, desechando las más rápidas y, en el momento en que la una de las más lentas cambiase de ritmo, solo tenía que ir rápidamente al lugar de origen y adelantarse a ese ladrón. Por primera vez en la persecución, él tenía toda la ventaja, y tendría que aprovecharla.

Entró en la calle, despacio, con los ojos entrecerrados, atendiendo. Su andar era constante, pues quería eliminar su propio sonido del conjunto de ruidos. Cuando llegó al final de la calle, empezó a escuchar, en una especie de separación entre dos casas, un leve aleteo. Se fijó en ese lugar y sonrió ligeramente. Los tejados de las viviendas circundantes tapaban una posible salida aérea.

Wise se agachó levemente mientras se acercaba al callejón. La cadencia del aleteo aumentó ligeramente. El ladrón estaba ahí, sin duda. Pero primero tenía que tapar lo más posible la única salida del que disponía el rufián, y para ello tendría que entrar de un salto, pues seguramente el pegaso intentaría escapar por la zona más alta posible de la entrada. Se agazapó, a escasos metros del callejón, calculando el salto que debía dar, pues debía llegar a la altura máxima en la misma entrada.

Pero, cuando ejecutó el brinco, se llevó una sorpresa. El ladrón había pensado la misma táctica que él y, cuando estaba en mitad del salto, el pegaso había aprovechado para dejar de aletear y salir galopando del callejón. Debido al descuido de mirar al cortabolsas, Wise se golpeó el hombro contra la pared de la casa que estaba a la izquierda del callejón.

Dolorido y furioso, se levantó y dio media vuelta, volviendo a la calle principal. Estaba decidido: ese pegaso lo pagaría muy caro. Por lo menos había visto la indumentaria que tenía, que no era nada más que una grisácea túnica enteriza, con una gran capucha que le tapaba enteramente la cabeza. Incluso las alas tenían un adminículo que las cubrían pero que a la vez tenían plena libertad para moverse.

El semental entrecerró los ojos. Conocía la identidad de ese ladrón: un pegaso con esa gran agilidad, con esa gran inteligencia, con las mismas ideas que él… Solo había uno con todas esas características en toda Equestria.

—“Número Dos” —espetó, entre dientes.

Atraparlo iba a ser una tarea titánica, incluso para él.

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—Bien, ya estamos las tres —Knowledge estaba contenta. Habían tardado menos de lo que pensaba en el tallaje y en el cuestionario.

—Ahora, si no les importa —dijo Rarity, eufórica—, defínanme a las otras dos amigas, tanto física como psicológicamente.

—He pensado que mejor se incluya también un traje para Feather —exclamó Shiny—. Después de la competición querrá estar con nosotras, y sería extraño que no tuviese ella también un vestido.

—Tienes razón, Shiny —admitió Knowledge—. Pues entonces serán tres vestidos más. Veamos…

>>Shadow Hammer es, cómo lo definiría… una poni de tierra de pelaje marrón oscuro con un tono rojizo, crin morado, ojos gris oscuro,… alguna que otra cicatriz aquí y allá. Y su forma de ser… podríamos definirlo como…

—¿Espera…? —expresó Rarity, horrorizada—. ¿Has dicho cicatrices? ¿Acaso es una soldado? —se llevó el casco al mentón y miró hacia arriba, pensativa—. ¿Hay yeguas soldado?

—Tiene cicatrices, sí… —respondió Shiny —, pero no es soldado, es la herrero del pueblo.

Rarity seguía horrorizada. ¿Una yegua herrero? ¿Qué clase de educación tendría? ¿Y pensaba llevar una de sus vestidos? Seguramente Applejack sería mucho más educada y fina que esa tal Shadow Hammer. ¿Cómo hacer un vestido para semejante… poni?

—… Y su forma de ser es —continuó explicando la historiadora—, cómo lo definiría… ruda pero de gran corazón.

“ ’Ruda’, qué sorpresa”, ironizó Rarity para sí misma.

—Y es musculosa, muy musculosa —Flashing señaló a los maniquíes—. Esos maniquíes son muy pequeños para ella.

—Oh, no hay problema con eso —declaró Rarity, abriendo mágicamente un cajón y sacando un molde de espuma. Lo trasladó junto a uno de los maniquíes y lo colocó sobre este. Ahora parecía un modelo más acorde con las características de Shadow, pero aún era insuficiente.

—No, tiene que ser aún más musculosa —dijeron a la vez Knowledge, Shiny y Flashing.

—¿Más aún? —Rarity no podía creerlo. El molde que acababa de sacar era para un traje de un fornido semental, y una yegua era normalmente más pequeña y frágil. Definitivamente esa herrero era monstruosamente espectacular. Decidió poner otro molde encima y encajarlo como pudo, aunque quedó sin cerrar.

—Ahora sí —dijo Shiny, sonriendo—. Es su silueta, sin duda.

Rarity tomó unas notas en un papel.

—La segunda amiga es Gentle Colors… —Knowledge siguió hablando.

Flashing empezó a reír. Si esa diseñadora había tenido problemas con Shadow, iba a alucinar con Gentle.

—Flashing, ¡shhhh! —Knowledge miró a la potrilla de forma expeditiva—. Bien, Gentle es un poco… “especial”. No sabría cómo definirla, así que empezaré hablando de su físico…

—¡¡Es una unicornio con el cuerno roto y que tiene dos colores!! —Flashing no pudo aguantar y terminó gritando—: ¡¡Rosa y naranja!!

—¿¡CO-MO DI-CES!? —Rarity tenía los ojos como plato —. No, debe ser una broma… Te he visto muchas veces con Pinkie Pie y las dos sois tal para cual, así que me debes estar tomando la crin.

—Esto… —Knowledge no sabía cómo continuar—, Gentle ES una unicornio con el cuerno roto y que tiene un pelaje de dos colores: rosa el lado izquierdo y naranja el lado derecho… y una crin tan blanca como el color de mi cuerpo… Y su forma de ser, podríamos definirlo como… ¿Orgullosa? ¿Líder?... No, mejor sería “sargento de hierro” —Flashing y Shiny asintieron rápidamente. Knowledge había dado en el clavo con esa definición.

El ojo izquierdo de Rarity empezó a tener un tic nervioso: primero un vestido para una poni de tierra cuyas patas eran aún más voluminosas que el tronco de Pinkie, y ahora un vestido para una unicornio de dos colores, desparejando todas las posibles ideas que se le pudieran ocurrir.

—Y, por último —siguió diciendo Knowledge—, está Fast Feather.

Rarity temía que, por extensión, el último pedido correspondiese a un grifo o a una mantícora.

—Fast Feather es una pegaso muy obsesionada por su trabajo de cartero, pero insegura a lo que respecta a cualquier otra cosa —comentó la historiadora—. Y sus colores…

—¿Conoces a Fluttershy? —cortó Flashing—. ¿A la pegaso amiga de los animales?

—Sí, sé quién es… —respondió Rarity—. De hecho es una buena amiga.

—Pues si le cambias el color de la crin, en vez de rosa, morado, su forma… y a sus ojos le pones una tonalidad diferente de verde, tendrás a Fast Feather —aclaró la potrilla unicornio.

Rarity suspiró aliviada. Por fin una poni más o menos normal. Solo tenía que cambiar un poco el diseño del vestido para la Grand Galloping Gala de Fluttershy y listo.

—Aunque una cosa debo decirte de Feather —comenzó a decir de nuevo Knowledge. Rarity tuvo miedo, segura de que le iba a decir que a la pegaso le había crecido una cabeza o algo así, para dificultarle su tarea—. Su voz es más fuerte que la de Fluttershy… excepto cuando se enfada, que puede llegar a ser atronadora.

Rarity tomó nota de todo, mientras respiraba aliviada. Decidió que primero empezaría con los cuatro vestidos más fáciles, las de las tres presentes y esa pegaso-cartero, y después se dedicaría por entero con los otros dos vestidos, cuyas clientes iban a ser muy difícil de complacer.

—Pues creo que ya tengo todos los datos necesarios —exclamó la diseñadora cuando hubo terminado de tomar notas—. Me pondré lo antes posible con su pedido. Muchas gracias por confiar en “Carousel Boutique” para hacer sus deseos realidad.

—El placer ha sido todo nuestro —exclamó Knowledge, acompañado de las afirmaciones de Shiny y de Flashing.

Al abandonar el edificio, las tres cambiaron de expresión y suspiraron aliviadas. Había sido muy difícil mantener la compostura ante tanta galantería y maravillosa extravagancia.

—Bien, ¿cuál es el siguiente lugar de la lista? —preguntó Knowledge.

—Creo que deberíamos ir a la pastelería “Sugarcube Corner” antes de que cierren —Shiny estaba escrutando la lista—. O quizás sería mejor dejarlo para la tarde y dedicarnos ahora a… ¡¡Otra vez no!! ¡¡Fuera de aquí, bicho!! —con una serie de movimientos bruscos, intentó espantar a la extraña abeja, que otra vez volvía a revolotear a su lado.

—Te ha tomado cariño, sin duda —Knowledge estaba riéndose.

—A Shiny le ha salido un novio, a Shiny le ha salido un novio —Flashing empezó a dar saltos alrededor de la pegaso—. Invitadme a la boda, por favor —exclamó, parándose delante de la joyero y sonriendo con los ojos cerrados.

—Muy graciosa, Flashing —Shiny seguía intentando espantar a la extraña abeja—. Me gustaría ver qué pensarías si te acosase a ti.

En ese momento, un poco más allá, una poni de tierra rosa, con la crin de un llamativo rosa-magenta totalmente alborotado, surgió de entre dos calles, dando extraños saltos e impulsándose con las patas totalmente estiradas. Iba sonriendo, con los ojos cerrados, hacia un destino indeterminado, perdiéndose en la siguiente esquina. Flashing aspiró profundamente, abrió los ojos como platos y puso una sonrisa de oreja a oreja.

La extraña poni rosada volvió a aparecer, dando un salto hacia atrás. Miró hacia las tres y su sonrisa se volvió aún más grande. Saltando de la misma forma que antes, se acercó rápidamente hacia ellas.

—¡Flashing, Flashing, Flashing! —exclamó, según se acercaba.

—¡Pinkie, Pinkie, Pinkie! —respondió la potrilla unicornio, dirigiéndose hacia ella, saltando de la misma forma.

—¡Flashing, Flashing, Flashing! —volvió a decir Pinkie.

—¡Pinkie, Pinkie, Pinkie! —repitió Flashing.

Empezaron dar vueltas entre ellas, saltando de la misma forma, totalmente eufóricas. Después pararon un momento, se sonrieron mutuamente y, saltando, se alejaron de la sorprendida Shiny y de la complacida Knowledge.

—¡Recuerda dónde hemos quedado para comer, Flashing! —gritó la historiadora antes de que las otras dos se perdieran de vista—. ¡Y puede venir Pinkie Pie también, si le apetece!

Shiny miró a las dos ponis que se alejaban. Había quedado maravillada por esos extraños saltos. Se miró el casco delantero y se preguntó cómo hacían ellas para brincar de esa forma, y si ella podría saltar de igual forma.

—Ni lo intentes, Shiny —Knowledge negó con la cabeza—. Para lograrlo se requieren años de preparación… o de una habilidad innata para hacerlo, como lo tienen esas dos.

—De acuerdo, no lo haré —respondió la dorada pegaso—. De todas formas, tengo los cascos doloridos. Creo que lo mejor será que descanse en el parque, mientras, tú podrías hacer tu “asunto” con la bibliotecaria.

—Me parece una idea excelente —la historiadora se alegró—. Nos vemos en el restaurante, ¿de acuerdo?

Shiny afirmó, mientras aún intentaba espantar al incómodo visitante, que revoloteaba aún a su alrededor. Afortunadamente, al poco tiempo lo logró. Su descanso iba a ser más relajante sin esa incómoda molestia. Y se dirigió pesadamente al parque, mientras la historiadora se dirigió, excitada, hasta la biblioteca.

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Derpy Hooves sujetaba el paquete con el mayor cuidado posible. Dentro de él había una cosa frágil, algo que la pegaso sospechaba, a juzgar por la gran cantidad de pegatinas de “Frágil” que poblaban todas las caras del paquete y por los sucesivos avisos que le habían dado en la Central de Correos de Ponyville, así que decidió volar a media altura para evitar tumultos innecesarios.

Era la última entrega del día, y Derpy se había cuidado muy mucho de dejarlo para el final, pues quería dedicarse por entero a esa entrega especial. Y después iría a casa de ese semental tan simpático que se hacía llamar Doctor Hooves. Volvió a mirar el destinatario: “Twilight Sparkle – Biblioteca – Ponyville”. La cartero empezó a temblar… esa unicornio de la biblioteca era terrible si se enfadaba. Y vaya si se enfadaría si se le caía el paquete, teniendo en cuenta que la procedencia del envío era nada menos que del propio Palacio Real de la Princesa Celestia. Probablemente nunca había tenido un envío tan importante entre sus cascos.

En ese momento, de una esquina salió volando, como un auténtico rayo, un pegaso ataviado con una enteriza túnica gris, seguido muy de cerca por un poni de tierra marrón claro y crin morada. Era evidente que el segundo iba persiguiendo al primero, y le estaba dando alcance.

El pegaso, de repente, cambió de dirección, para dirigirse directamente hacia Derpy Hooves. La grisácea yegua empezó a moverse de forma aleatoria, pero daba igual lo que ésta hiciese, ese extraño desconocido alteraba constantemente su trayectoria para volar hacia donde ella estaba. La pobre pegaso supo que quería chocar contra ella, así que hizo lo único que pudo ante el inminente golpe: se dio la vuelta y apretó el paquete contra su cuerpo.

El choque fue menor de lo que esperaba. De hecho no fue un choque propiamente dicho, sino que el extraño pegaso paró en seco a escasos centímetros de ella y, dándose la vuelta, le propinó una doble coz en la espalda, a la vez que se impulsaba para cambiar de dirección.



Wise Words tenía al alcance de su casco al escurridizo ladrón, pero esa jugada que acababa de hacer “Número Dos” con la pegaso cartero de Ponyville le pilló totalmente por sorpresa. Ahora estaba en una encrucijada: Por una parte, de un salto, podría intentar alcanzar al perseguido, pero entonces la inocente yegua caería al suelo, haciéndose un daño considerable… pero, por otra parte, podría seguir galopando para salvarla, perdiendo momentáneamente la ventaja que estaba logrando para recuperar la figurilla.

Optó, casi instintivamente, por la segunda opción. Siguió trotando para, in extremis, saltar y agarrar a la pegaso. Afortunadamente había calculado bien, y su aterrizaje fue perfecto. Tanto la cartero como el paquete que portaba estaban perfectamente. Aunque, por desgracia, “Número Dos” había desaparecido.

—Gracias —fue lo único que pudo decir Derpy.

—No te preocupes —respondió Wise, aunque por dentro estaba rabiando por la jugarreta de la que habías sido víctima—. ¿Estás bien?

—Chí… creo —Derpy se miraba de arriba abajo—. Pero debo entregar echte paquete tan importante…

—¿Quieres que te acompañe? —Wise temía por la seguridad de aquella pegaso cartero. Era muy posible que “Número Dos” volviese para romper ese paquete, únicamente para hacerle enfadar… ese semental era así de imbécil a veces.

—Como quieras… —Derpy no quería ir sola, después de lo ocurrido. Y si pasaba algo, ese poni siempre podría decir que no había sido culpa de ella… No, mejor, si ocurría algo, ese poni podría evitar que se rompiese el contenido de ese paquete.

Y los dos se fueron rumbo a la biblioteca de Ponyville. Derpy a tres patas, sujetando el paquete con la extremidad libre, mientras que Wise miraba hacia todos lados, seguro de que “Número Dos” no andaría lejos. Incluso sería probable que les estuviese siguiendo, pues para ese pegaso molestar a Wise era su juego preferido.

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Shiny entró en el parque. Sus cascos le estaban matando, por lo que buscó un banco donde poder echarse. Todos estaban ocupados, excepto uno, que únicamente tenía una poni encima.

De lejos le pareció raro pero, a medida que se acercaba a su destino, la posición de la yegua, una unicornio de pelaje aguamarina, le parecía cada vez más imposible. Ésta descansaba sobre sus cuartos traseros, con la espalda rígida y completamente apoyada sobre el respaldo. Las patas delanteras sujetaban el conjunto, sobre ambos lados de su grupa, y las patas traseras colgaban por delante.

Shiny se subió, como pudo, al banco, posicionándose al lado de la extraña unicornio, mirando hacia ella.

—¿Por qué? —preguntó la joyero, extrañada.

—¿Por que qué? —respondió la yegua aguamarina.

—¿Por qué esa posición? —aclaró Shiny.

—Ah… Es cómoda —fue la respuesta.

—¿Cómoda? —inquirió la dorada pegaso, aunque más bien se preguntaba a sí misma.

—Sí, esta posición es la más cómoda que existe —la unicornio sonrió, cerrando los ojos—. Te la recomiendo.

Shiny elevó las cejas, sorprendida. Pero decidió hacerle caso. A raíz de su cansancio, el cambio de posición fue realizada lentamente.

Apenas terminó de hacerlo, se recostó hacia atrás, apoyando su lomo sobre el banco. Se sentía extraña. Los músculos que apoyaban ahora su peso no habían diseñadas para hacerlo, y notaba su reticencia a albergar el trabajo extra. De todas formas, como bien había dicho la unicornio aguamarina, extrañamente era una posición bastante cómoda.

—¡Lyra! —una voz espabiló a Shiny, haciendo que mirase hacia su derecha, donde estaba posicionada la unicornio. Un poco más allá, una poni de tierra, de pelaje color crema, crines azul oscuro con una franja rosa y de ojos celeste se acercaba, visiblemente irritada—. Que te sientes como quieras, pareciendo una tonta, es una cosa… Pero convencer a los demás para que te sigan el juego, ¡eso sí que no!

Shiny se sentía estúpida. Había sido objeto de una burla. Bajó la mirada avergonzada y empezó a incorporarse para cambiar de posición, pero sintió una pata apoyándose en su hombro.

—No te preocupes —dijo la unicornio aguamarina—. Si te has sentido bien en esa posición, no te debe importar lo que opinen los demás.

La dorada pegaso le miró y sonrió. Esa unicornio tenía razón. Pero se sentía demasiado cansada como para apreciar completamente el gozo de esa posición… prefería descansar en una situación más acorde con su fisionomía natural.

La poni de tierra se situó delante de la unicornio, quien sonrió.

—Vamos, Bon Bon —dijo Lyra—, sabes tan bien como yo que no estoy haciendo nada malo.

—Como sigas con estas bobadas, pronto tendrás a tu disposición una legión de ponis que se moverán a dos patas —respondió Bon Bon. Entonces se dirigió hacia Shiny—. Lo siento, lo siento mucho, de verdad. Es que la pobre se aburre mucho y hace tonterías… tonterías que afectan a los demás.

—No… no ha pasado nada —fue lo único que pudo responder Shiny.

—Por cierto, Lyra —Bon Bon seguía hablando con la unicornio, ignorando la respuesta que había dado la joyero—. Los yogures de la nevera eran míos, como bien decía el papel que tenían puesto encima. Ahora hay que comprar más. Y tú no te vas a librar de acompañarme.

La yegua aguamarina puso un gesto mohíno. No le gustaba tener que hacer esas tareas. Miró hacia Shiny y sonrió mientras se incorporaba y bajaba del banco, perdiéndose, junto a la poni de color crema, en la distancia.

La dorada pegaso cambió entonces de posición, recostándose sobre sus patas, como debería hacer un poni. Entonces la extraña abeja volvió a aparecer y a revolotear a su alrededor, pero Shiny se sentía demasiado cansada como para espantarla.

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Derpy y Wise llegaron a la biblioteca de Ponyville. La grisácea pegaso seguía sujetando el paquete como si su vida dependiera de ello, pero ahora iba volando. Cuando se pusieron delante de la puerta, el semental decidió llamar, viendo que Derpy estaba imposibilitada debido a la forma en que amarraba el envío.

Abrió una unicornio de pelaje color lavanda, con una crin de tres colores, azul oscuro el tono principal y dos franjas, una púrpura y otra rosa. Detrás de ella se dejaba entrever un pequeño dragón violeta con crestas verdes que iba de aquí para allá, transportando libros sin parar.

—Twilight Sparkle —comenzó a decir Derpy—, envío urgente para ti —y le ofreció el paquete, junto con una hoja de acuse de recibo.

La unicornio cogió mágicamente una pluma y firmó el acuse de recibo. Después, de la misma forma, transportó el paquete con un hechizo y lo puso a un lado de la puerta, por la parte interior de la extraña casa, no sin antes agitarlo un poco para comprobar que su contenido estaba entero.

—Por fin un paquete que me llega perfectamente, Derpy —Twilight estaba contenta… podría continuar con su trabajo.

—No es juchto —se quejó la pegaso—. Yo chiempre te entrego los paquetes en perfectas condiciones.

—Sí, en perfectas condiciones… de ser devueltas —exclamó Twilight, volviéndose seria y señalando hacia una mesa, donde había unos cuantos paquetes rotos, aplastados y/o deteriorados.

—Bueno, cachi chiempre —Derpy se ruborizó—. Pero echta vez no te quejarás, ¿verdad?

—Esta vez no —Twilight volvió a recuperar su sonrisa—, tienes razón.

Wise, que se había dado la vuelta para vigilar las posibles ubicaciones en que podría estar “Número Dos”, volvió a girarse para mirar a las dos yeguas.

—Veo que hoy vienes acompañada —Twilight se fijo en él—. ¿Es un nuevo amigo o es un aprendiz de cartero recibiendo tus… “enseñanzas”?

—Soy un nuevo amigo de Derpy —expresó Wise, algo enfadado. Sabía que Derpy era un poco torpe, pero no le gustaba nada que se riesen de ella, como estaba haciendo esa desconsiderada unicornio. Aunque algo dentro de él le alertaba que no era conveniente enfrentarse a ella.

—Me alegro —Twilight permanecía seria—. ¿Sabes una cosa? —se fijó más atentamente en él—. Me resultas conocido… Creo que te he visto alguna vez… —exclamó, entrecerrando los ojos para escrutarle mejor.

Wise reculó. No le gustaba el sentido hacia la que iba la conversación.

—Imposible —dijo—. Hace siglos que no he estado en Canterlot…

Entonces se maldijo a sí mismo. ¿Por qué había dicho eso? Le había dado a Twilight información que no debía. Por alguna razón, esa unicornio le ponía extremadamente nervioso.

—¡Claro! —Twilight entrecerró los ojos mientras seguía escrutando a Wise—. ¡Te vi en el Palacio Real! Pero no eras tú… Tú no eres un pegaso.

—¿Ves como no era yo? —el semental sonrió tontamente, intentando zafarse de la situación—. Yo soy únicamente un poni de tierra —se giró, mostrando un flanco—, ¿ves?

—Pero creo recordar que ese pegaso era exactamente igual que tú —Twilight seguía inquiriendo, totalmente seria.

—Será porque soy… muy común —Wise tragó saliva—. Hay muchos ponis de tierra, pegasos y unicornios anodinos… Los ves y te recuerdan al último que has visto, y el siguiente te recordará a anterior —y volvió a sonreír tontamente, ésta vez con una sonrisa de oreja a oreja.

—De acuerdo, lo que tú digas —Twilight no se conformaba con la respuesta, pero se hacía tarde y aún tenía bastante tarea que hacer—. Derpy, quiero que te lleves estos paquetes deteriorados —dijo, mientras cogía mágicamente los paquetes que había mostrado antes y se los entregaba rápidamente a la grisácea pegaso. Después cerró la puerta.

—Bueno, te acompañaré y llevaré algunos paquetes hasta el edificio de Correos —Wise sonrió más calmadamente—. Son demasiado voluminosos para que los lleve solo un poni.

Derpy normalmente desconfiaba de los extraños, pero, por alguna extraña razón, sentía que podía confiar en ese poni tan gracioso. De hecho era casi tan gracioso como su amigo el Doctor Hooves… ¡Doctor Hooves! ¡Había quedado con él y ya llegaba tarde! La pegaso extendió las alas y empezó a volar, llevando únicamente un paquete. Wise recogió rápidamente el resto y, cargándoselo encima, comenzó a galopar detrás de la pegaso cartero.

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Knowledge se quedó observando la escena desde lejos. Wise Words perseguía a una grisácea pegaso. Cuando los dos se perdieron en la distancia, la historiadora tenía la cara desencajada por el asombro. Después le preguntaría a Wise los motivos de esa escena, más que nada porque podría dar lugar a habladurías que tarde o temprano llegarían a oídos de Gentle… Y ésta se enfadaría… Un escalofrío recorrió la espalda de la historiadora, que tembló solo de pensar en una Gentle furiosa.

Pero eso sería luego. Ahora tenía que entregarle el libro a Twilight, así que se acercó a la biblioteca y llamó a la puerta.

—¿Pero no voy a poder tener un minuto de tranquilidad esta mañana? —se oyó claramente a la bibliotecaria quejarse. Knowledge pensó en marcharse para no molestarla, pero ya era tarde: los pasos de Twilight se acercaban a la puerta. Cuando la puerta se abrió, Knowledge sonrió.

—Ah, eres tú, Knowledge —Twilight mostró un gesto mohíno—. Hacía mucho que no te veía por aquí. Debes estar muy ocupada en… tu pueblo.

—Northwest Mines Town —respondió la historiadora, mientras seguía sonriendo.

—Como verás, estoy bastante ocupada… —la unicornio de pelaje lavanda se apartó un poco para mostrar los montones de libros que estaban esparcidos por toda la habitación.

—¿Hechizo fallido? —preguntó Knowledge, adquiriendo un semblante serio—. Bueno, no quiero ocuparte mucho tiempo, así que iré al grano: Hace poco se ha creado la “A.P.M.I.D.E” (Asociación de Ponis Más Inteligentes De Equestria), y yo, como una de los miembros fundadores, te ofrezco la posibilidad de ingresar y ser reconocida mundialmente como una eminencia del conocimiento.

—Ahám… —Twilight dudaba de la veracidad de lo que estaba escuchando, pero prefirió seguir adelante, pues sabía que negarse ahora implicaría perder más tiempo escuchando los ruegos y lloros de Knowledge—. Me encantaría formar parte de esa asociación —exclamó, sonriendo de manera forzada.

—De acuerdo —la blanca poni de tierra sacó el libro que tenía en su zurrón—. Entonces solo tienes que rellenar este pequeño cuestionario en un tiempo máximo de dos horas —Twilight empezó a cerrar la puerta lentamente, pues lo último que quería era perder tiempo en tonterías—, pero puedo esperar hasta el atardecer… Por favor, hazlo… Sería un gran logro que nuestra asociación contase con la unicornio más lista, inteligente y maravillosa de toda Equestria.

Esa última frase debió convencer a Twilight, pues mágicamente abrió de sopetón la puerta, que estaba prácticamente cerrada, cogió el libro de los cascos de Knowledge y lo introdujo con rapidez en la casa.

—Hasta el atardecer —dijo la unicornio a continuación—, ni un segundo antes… tengo que terminar primero las tareas —y, después de acabar, cerró sin miramientos la puerta.

—¡Recuerda, máximo dos horas! —gritó la historiadora, mientras sonreía.

Entonces se dio la vuelta y miró al cielo. El sol estaba ya en lo más alto. Se acercaba la hora de comer, y su estómago empezaba a rugir. Era el momento de recoger a Shiny e ir juntas al restaurante, donde albergaba la esperanza de que apareciesen tanto Flashing como Wise.

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Cuando Knowledge llegó al parque, Shiny seguía dormitando sobre el banco. Últimamente la pobre pegaso había tenido mucho trabajo y se había quedado hasta tarde para restaurar grandes gemas de unos pedidos que se habían tornado urgentes… y apenas había dormido.

Con gran pesar, porque en ese estado Shiny parecía una criatura inocente y celestial, Knowledge la despertó. Con un gesto ésta indicó, a la aún somnolienta pegaso, el restaurante. El estómago de la historiadora volvió a rugir… rugido que repitió a su vez el estómago de la joyero, como si tratasen de comunicarse entre ellos. Cuando Shiny se desperezó, señaló con un gesto que estaba lista para seguir.

Llegaron al restaurante y se sentaron. Ojearon el menú y esperaron a los dos ausentes. Pidieron y siguieron esperando. Terminaron y siguieron esperando… Pero ni Flashing ni Wise se presentaron.

[center]CONTINUARÁ...[/center]
Espero que os guste tanto leerlo como a mí escribirlo.
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Sr_Atomo
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