MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x18 - Parte 1/?

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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x12 - Parte 1

Mensaje por Sr_Atomo » 29 Dic 2013, 13:20

Bueno, después de la broma del día de los inocentes, ahora sí que sí, publico el capítulo 1x12. Después del capítulo anterior (el 1x11), este puede ser que os parezca un capítulo de relleno, pero nada más lejos de la realidad, pues aquí hay cosas bastante importante para el fanfic en sí. Eso sí, preparáos porque aquí está la escena probablemente más aburrida de todo el fanfic: Una reunión del Consejo del Pueblo.

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Mucho de:

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Y una pizca de:

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Y, sin más dilación, aquí tenéis la primera parte (de dos) del capítulo:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x12[/center]
[center]Reinauguración[/center]
[center]1ª Parte[/center]

—Bueno, vamos a ello… —Shiny agarraba fuertemente el cortacrines eléctrico, mientras miraba detenidamente la cabeza de Gentle, decidiendo aún por dónde empezar a arreglar el desaguisado.

—Llevas diciendo lo mismo desde hace diez minutos —se quejó la unicornio de dos colores—, y ni siquiera has empezado…

—Pero es que no sé ni por dónde meter la maquinilla sin provocarte un escalón en la crin —protestó la dorada pegaso.

—No gimotees tanto, que no lo tengo tan mal… —Gentle miró directamente a la joyero, hasta que ésta, enfurruñándose, volvió a girarle la cabeza para hacerla mirar al frente.

—No, si te parece… —comentó Shiny, mientras seguía analizando la forma de atacar el problema—. Cortarse la crin con un cuchillo no es muy bueno que digamos... ¡A quién se le ocurre hacer eso! —se quejó con amargura—. Tienes más escalones en la crin que… que… que un sitio con muchos escalones —la pobre pegaso estaba tan desesperada que no podía pensar con claridad.

—¿Aún seguís con eso? —preguntó Shadow desde el sillón.

—Empieza de una vez, Shiny… —añadió Knowledge, que estaba sentada al lado de la herrero, hojeando una revista—. Total, peor no va a quedar, ¿verdad?

—¿Quieres que te ayude? —Flashing se acercó a la joyero, que hacía intentos de arremetidas con el cortapelos apagado, mientras chasqueaba la lengua con una mezcla de desagrado e indecisión, incapaz de encontrar una forma de comenzar.

—No, gracias —indicó ésta, sin apartar la mirada de la cabellera de la yegua del cuerno roto—. Creo que ya lo tengo…

—Solo quería compensarle a Gentle el hecho de que pidiera más Lunas de Sangre… —respondió la potrilla—. La “Abuelita Terror” y yo te lo agradecemos enormemente…

—Entonces deja tranquila a Shiny y consideraré saldada la deuda —declaró la unicornio de dos colores—. En cuanto a ti —espetó, girando la cabeza para mirar a la dorada pegaso—, a ver si decides empezar de una vez… Me estoy cansando.

La respuesta que recibió de la joyero fue un bufido y un nuevo giro, esta vez brusco, de su cabeza, para volverla a orientar hacia el frente.

Flashing aprovechó la situación para darse la vuelta, manteniendo todo el rato una exagerada e irónica expresión de tristeza. Entonces se acercó a Feather, que subía y bajaba, con sus patas delanteras, unas pequeñas pesas, totalmente concentrada.

—Bonitas mini… lo que sean —dijo la prestidigitadora—. ¿Me dejas probar?

—Flashing, se llaman “mancuernas” —respondió la pegaso-cartero—. Y no, ahora mismo no te las puedo dejar, estoy en mitad de un conteo…

—Venga… ¿qué más te da? —expresó Flashing, poniendo un gesto mohíno—. Puedes usar una y dejarme la otra un rato…

—¡He dicho que después! —Feather se enfurruñó—. Cuando termine la cuenta, te dejaré una, pero hasta entonces déjame entrenar para las Olimpiadas, ¿quieres?

—¿Y de cuánto es el conteo? —preguntó la pequeña potrilla.

—Cinco tandas de cien levantamientos cada una… —respondió la pegaso—. Aún estoy por la segunda tanda, así que tardaré un poco, si no te importa, deja que continúe…

Flashing se quedó mirando cómo la pegaso-cartero subía y bajaba las mancuernas. El ritmo que ésta imprimía en el movimiento, al menos para el gusto de la potrilla unicornio, era bastante lento… Tardaría siglos en tener una de esas mancuernas y jugar con ella. Entonces, entrecerrando los ojos, empezó a hablar:

—Dos… Cinco… Ochenta y tres… Veintiocho… Once… Sesenta y dos… Treinta y nueve…

Feather de repente paró y miró fulminantemente a Flashing, que sonrió…

—Me has hecho perder el conteo… —exclamó la pegaso-cartero—. Ahora tendré que empezar de nuevo… Muchas gracias…

—O, dicho de otra manera —la pequeña prestidigitadora tenía una sonrisa de oreja a oreja—: has terminado… Anda, déjame una…

—Ni de broma te lo voy a dejar —Feather estaba enfadada—. Y menos después de usar esa acción tan… sucia.

Entonces Flashing, enfurruñándose también, cogió una mancuerna y empezó a tirar de ella. La pegaso-cartero agarró rápidamente la misma pequeña pesa, para evitar que la potrilla unicornio se apoderase de lo que no era suyo. La prestidigitadora tiraba cada vez más fuerte, y Feather también, en un forcejeo realmente equilibrado, hasta que, de repente, Flashing propinó una patada en la espinilla de la pegaso-cartero, que soltó instintivamente la mancuerna. Sin embargo, debido al impulso con el que había conferido la potrilla al tirar, la pesa se le escapó de entre sus cascos, para salir volando por la habitación.

—¡Ya sé por dónde empezar! —gritó Shiny, completamente ajena a toda la acción y, agarrando un mechón de la crin de Gentle para apartarlo, encendió la maquinilla y la acercó a la cabeza de la unicornio de dos colores.

Todo el mundo, excepto la joyero y la unicornio del cuerno roto, se fijaron en la mancuerna voladora y, más concretamente, en el rumbo que ésta estaba siguiendo: iba a impactar directamente contra el costado de Shiny. Rápidamente Shadow y Knowledge se incorporaron para intentar parar o desviar la mancuerna, pero no llegaron a tiempo…

—¡¡AY!! —la dorada pegaso se quejó al recibir el impacto y trastabilló hacia un lateral.

—¡¡AU!! —Gentle protestó: al caer, Shiny no había soltado el mechón y, al recular, había tirado de él, arrancándolo de cuajo del cuero cabelludo.

Pero eso no fue lo peor… El cortacrines también se había movido y había rapado por completo un lateral de la cabeza de la unicornio de dos colores. Quitando a Shiny, que aún se estaba recuperando del golpe, y a Gentle, que seguía quejándose del tirón sufrido, el resto estaba con los ojos como platos.

—Iros ahora que podéis —murmuró Knowledge, dirigiéndose a Flashing y a Feather.

—Hacedlo antes de que sea demasiado tarde —añadió Shadow, mirando a las dos mismas yeguas.

—¡¡Pásame el espejo de casco!! —gritó Gentle, con los ojos aún llorosos.

Temerosa, Shiny le pasó el objeto requerido a la unicornio de dos colores. Ésta lo cogió sin miramientos y observó el estropicio.

—¡Flashing, Feather…! ¡¡HABLAREMOS LUEGO!! —dijo entre dientes, sin apartar la vista del espejo.

Las dos aludidas huyeron rápidamente de la casa, aunque la pequeña unicornio, antes de salir, se paró, miró directamente a la dorada pegaso y, estirando su propia crin hacia arriba con las patas delanteras, comentó:

—Estilo Tomahawk, Shiny… es lo que yo haría —y, sin esperar respuesta alguna por parte de Shiny, la prestidigitadora salió a la calle.

[center]* * *[/center]

Wise observaba la calle principal desde el interior de la Casa del Consejo, a través de la ventana principal. Acababa de contar a todos los miembros, incluyendo a sus nuevos miembros: Spoon Giddy y las hermanas Numbers, todo lo referente a Gentle Colors, aprovechando que ésta permanecía aún en su casa. Aunque la reunión de presentación de los nuevos miembros iba a tener lugar en cuanto Gentle entrase, Wise había convocado en secreto una pre-reunión para pedir ayuda.

—Y bien… —dijo, dándose la vuelta y mirando al resto del Consejo —. ¿Alguna pregunta?

Todos estaban asombrados, sin saber qué decir. Ninguno se esperaba lo que acababa de oír. Únicamente Muffled, que lo sabía de antemano, estaba tranquila.

—Si llego a saber que las reuniones del Consejo son así —empezó a comentar Spoon, con una ligera sonrisa en la boca—, os habría pedido entrar antes…

Tímidamente Disarming levantó el casco y, cuando Wise asintió, comenzó a hablar.

—No sé cómo definir la pregunta… —alegó—, pero… Después de lo que ha hecho, ¿por qué sigue aquí? Es decir… Si ha sido exiliada fuera de Equestria… Y, que yo sepa, Northwest Mines Town está dentro de los límites del país... ¿Por qué no le han echado de nuevo?

—Cuando ella se estableció aquí hace algo más de mil años —respondió Wise—, esto —hizo un movimiento panorámico con su pata, señalando el pueblo— no formaba parte de Equestria. La frontera se amplió posteriormente, quedando ella atrapada dentro. Pero todos aquellos que le dieron un “aviso” para que se moviese de nuevo, simplemente no volvieron.

—¿Estás diciendo que Gentle es una asesina? —interrogó Spoon, manteniendo la sonrisa en su boca.

—Sí —replicó el semental marrón—, pero te aseguro que cualquiera de nosotros, en su misma situación, habría hecho exactamente lo mismo.

—¿Entonces por qué… dejó que los primeros habitantes de Northwest Mines Town se estableciesen aquí? —preguntó Magic.

—Nadie lo sabe —contestó Wise—. Puede ser porque fueron los primeros en ir en son de paz, o tal vez porque Gentle comprendió que era el primer gesto auténtico del cambio de gobierno de la Princesa Celestia, o quizás simplemente estaba cansada de matar a todo aquel que se acercase a ella… Pero el caso es que permitió que se estableciesen los primeros colonos en este lugar y es algo que debemos agradecérselo todos aquí.

—¿Todos? —inquirió Spoon.

—Bueno, todos no… —respondió el espía—. Quitando a Magic, que es de Hoofington, y a Look y a ti, que sois de Canterlot, el resto del Consejo podría decirse que existimos gracias a Gentle, ya que su decisión permitió que nuestros ancestros se conociesen.

—Esto… —cortó una de las hermanas Numbers—, nosotras somos de Fillydelphia…

—Pero vuestra abuela nació aquí —replicó Wise—, con lo que estáis en la misma situación que el resto.

Las gemelas comprendieron y afirmaron con la cabeza.

—Pero eso no significa nada —comentó Spoon—. Podría decirse que, gracias a mí, estáis vivos…. Podría haberme confundido ayer con la comida y, en vez de echar mi especia secreta, haber puesto estricnina. Todos podríais haber muerto y no lo estáis porque hice las cosas bien.

—Esa tontería no ayuda en nada —exclamó Wise—. Estoy hablando de un asunto completamente serio…

—Un momento, un momento… —cortó de repente Muffled—. Tú eres de Canterlot… ¿Por qué te incluyes en el grupo?

—Porque yo nací y fui entrenado especialmente para esta misión —declaró el poni marrón—: vigilar a Gentle y ayudarla a que su integración sea completa.

—“¿Y no hay peligro alguno?” —inquirió Look Talker, moviendo sus ojos—. “Es decir, ¿qué posibilidades hay de que Gentle se vuelva loca y empiece a hacer una matanza indiscriminada?” —entonces se quedó pensativo durante un instante y continuó hablando—. “Por supuesto, no estoy diciendo que ella sea un peligro, pero deberíamos estar preparados por si acaso, ¿no?”

—Efectivamente, tal como has dicho, ella no es un peligro —contestó Wise—. Al menos no lo ha sido desde que se fundó Northwest Mines Town. Ha cambiado completamente, e incluso ahora está haciendo todo lo posible por volver a ser la que una vez fue. De hecho, el hechizo de olvido que hay en este pueblo ya no tiene razón de ser, por lo que voy a quitároslo a vosotros y al grupo, exceptuando a Gentle.

—¿Qué hechizo? —preguntó Magic, extrañada.

—¿Nunca os habéis parado a pensar por qué, si este es un pueblo minero cuyos habitantes somos de lugares totalmente dispares, nuestra forma de hablar es el mismo? —preguntó el espía—. Es decir, da exactamente igual que unos vengamos de Canterlot, otros de Hoofington, otros de Manebourne y otros de Fillydelphia. Todos tenemos el mismo nivel de oratoria, el mismo tono, la misma forma de juntar las palabras, la misma…

—Lo hemos entendido… —cortó Disarming, con un gesto mohíno.

—Ese es el efecto secundario de un hechizo que se lanzó sobre esta tierra, cuando se creó el pueblo. La idea era que nadie se preguntase el porqué de la existencia eterna de Gentle, comparada con la de los demás. Cada cierto tiempo, un hechizo se activa sobre Northwest Mines Town y toma, como base, una versión “actual” de cómo debería ser Gentle con la edad que aparenta: su forma de ser, su forma de hablar, su historia… Y, en consecuencia, el resto del pueblo se ve afectado de igual manera: todos conocemos su historia falsa, aunque probablemente nunca lo hayamos oído de su boca, y hablamos y actuamos de la misma forma que ella, es decir, Canterlot moderno. De esa forma, la integración que obtiene es más completa, pues ésta se siente constituida a más niveles, llegando a ser, desde la parte más importante a la más nimia, parte de un conjunto.

>>Y, volviendo a lo que decías antes, Look, también tienes razón en otra cosa —el semental volvió a mirar a través de la ventana. Ésta vez hacia la casa de la unicornio de dos colores—: tenemos que estar preparados para un gran peligro… —y, a continuación, empezó a contar todo lo referente a los robos.

[center]* * *[/center]

—Tengo que hablar con estas dos muy seriamente —Gentle seguía escrutando el estropicio a través del espejo de casco.

—Gentle, sabes que ha sido sin querer —replicó Shiny—. Además, yo también he tenido que ver en este asunto...

—Tú solo has sido una pobre víctima —dijo la unicornio de dos colores—, al igual que yo.

—Vamos, Gentle —expresó Shadow—, sabes tan bien como yo que ha sido algo fortuito… un cúmulo de desgracias.

—Sí —añadió Knowledge—, recuerda lo de la carpa del otro día… Ya sabes, el polvo de gema y el ungüento… También ocurrió un cúmulo de desgracias, y también fue sin querer.

Esas palabras parecieron apaciguar la furia de la unicornio de dos colores, que volvió a mirar al frente y únicamente refunfuñó por lo bajo. Shiny volvió a sonreír, aliviada, y empezó a cortar la crin de Gentle, pero esta vez teniendo como idea el estilo que le había dicho Flashing…

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—A ver, que nos enteremos… —dijo Spoon—: Gentle Colors es una unicornio que tiene más de mil doscientos años de edad, se rebeló contra la Princesa Celestia y, después de ser derrotada, ha estado prisionera en el Jardín Real y, tras su liberación, exiliada aquí, para matar a quién sabe cuántos ponis y otras criaturas igualmente inteligentes, ¿no?

Wise se quedó pensativo…

—Sí, en grandes rasgos así fue… —respondió al final—, pero hay que tener en cuenta las circunstancias…

—Entonces deberíamos hacer una votación rápida para decidir si se queda o no en el pueblo —sentenció el cocinero, cortando la respuesta del espía—. En cualquier momento podría… atacarnos.

Wise miró fijamente a los ojos de Spoon. ¿Qué pretendía hacer ese poni? Se suponía que la Princesa Celestia le había mandado a Northwest Mines Town para ayudarle a él en su tarea, pero estaba forzando las cosas de forma muy negativa…

—Yo voy a votar —continuó diciendo el cocinero—, si no os importa… Y mi voto es: “Se queda”. Teniendo en cuenta las circunstancias, bastante mal lo ha pasado la pobre como para que ahora, cuando por fin es medianamente feliz, tengamos que echarla.

Todo el resto del Consejo afirmó y votó a favor. De esa manera, Gentle se quedaría en el pueblo, ratificado por el máximo organismo del que se disponía en Northwest Mines Town.

—Me alegro mucho del resultado —Wise respiró aliviado. Al fin comprendía lo que había pretendido hacer Spoon, y estaba contento porque afortunadamente le había salido bien la jugada—. Pero aún hay mucho que hacer con el grupo de seis yeguas de Northwest Mines Town.

—¿Por qué las seis yeguas? —preguntó Disarming—. ¿Qué tienen que ver en todo esto?

—Digamos que todo nuestro trabajo, ahora mismo, debe centrarse en ellas —respondió el espía—. Es lo más importante, aún más que el asunto de los robos.

>>Pero comenzaré desde el principio: Gentle tiene un grandísimo potencial mágico…

—¿Potencial mágico? —preguntó Muffled—. ¿Eso no es lo de…? —no sabía cómo añadir las palabras—. Creo que me he perdido un poco con tanto… tecnicismo…

—Veamos… —Wise pensó en cómo exponerlo de forma sencilla—, todo el mundo, o mejor dicho, todo ser vivo tiene una capacidad para la magia, independientemente de si es un unicornio, un poni de tierra, un pegaso, un alicorn, un grifo o un ratón silvestre. Es como un recipiente para la magia, indistintamente de si puede o no usarlo, aunque sería más exacto definirlo como si cada ser vivo fuese un conductor de la magia, ya que no lo almacenan. El potencial para la magia se establecería, más concretamente, como “la facilidad con la que la magia puede fluir en un cuerpo, junto con la capacidad de ‘torrente mágico’ que es capaz de albergar el cuerpo de un ser vivo”. Es decir, si un cuerpo es muy “conductor” y a la vez es capaz de contener, ya sea en un momento dado o bien de continuo, una gran cantidad de magia, significa que ese ser tiene un gran potencial mágico.

>>Ahora bien, la comprensión de ese potencial mágico se puede aumentar con el estudio y la comprensión de la magia, cosa que hacen los unicornios, que son los únicos ponis, además de los alicorns, que pueden lanzar la magia o, lo que es lo mismo, concentrar en un punto el poder mágico que recorre su cuerpo en ese momento. Contrariamente a lo que muchos creen, incluyendo muchísimos unicornios, el potencial mágico y el poder mágico son cosas completamente distintas. Por ejemplo, Flashing Hooves tiene un potencial mágico muy superior a la media, pero no tiene ningún poder mágico, por lo que es incapaz de lanzar hechizos. Eso es algo que contradice el pensamiento de que el cuerno de un unicornio es inherente para el poder mágico. A todos los efectos, esa potrilla es como un poni de tierra.

>>Normalmente estos dos atributos consuman un todo, teniendo un límite. Es decir, es como si metiésemos en un depósito agua y aire. Si introdujésemos mucho de un elemento, no habría capacidad suficiente para el otro. Es lo que se conoce como “El teorema del contenedor”. Por eso mismo, los unicornios, a pesar de tener un potencial mágico ligeramente menor que el del resto de ponis, precisamente por este teorema, estudian para comprender y comprimir ese potencial, dando lugar a un potencial teórico mucho mayor que el físico. De ahí que necesiten concentrarse para comprimir la magia de su cuerpo en un punto. Sin embargo, a veces se da el caso contrario. Muy de tarde en tarde aparece un unicornio cuyo potencial mágico y poder mágico son realmente exorbitantes, hasta tal punto que se salen de todas las escalas establecidas, sobrepasando con creces ese supuesto depósito. De hecho, a lo largo de la Historia solo ha habido un pequeño grupo con esas características. Entre ellos, podemos destacar a Star Swirl the Bearded, Twilight Sparkle o Gentle Colors —entonces paró por un momento. Había algo en su explicación que no terminaba de concordar, y sabía que era algo relacionado con la unicornio de dos colores, pero… ¿qué era? De todas formas, decidió no pensar mucho en ello, más que nada para no alterar en demasía a los demás al descubrir estos que él no llevaba el peso de la explicación.

—Vale, ya me he enterado… Más o menos… —Muffled estaba dando vueltas en su cabeza a la explicación que acababa de recibir.

—Debéis saber que —siguió explicando Wise—, a raíz de su potencial mágico, Gentle estaba destinada, como último recurso, a liderar el grupo de las seis yeguas de Ponyville… Sí, la misma unicornio que “convirtió” a la Princesa Luna en Nightmare Moon, iba a liderar el grupo para defender Equestria de su ataque, mil años después. Afortunadamente para todos, nació Twilight Sparkle.

—¿Por qué eso es bueno? —preguntó Muffled, extrañada.

—Para las cinco yeguas de Ponyville —respondió Wise— fue bueno porque la relación entre ellas y Gentle habría sido, seguramente, desastrosa. El orgullo de Gentle no congeniaría en absoluto con la amistad de las demás, a pesar de que, cuando se ideó el “plan” eran apenas unas bebés. También fue bueno para Twilight, que demostró tener un grandísimo potencial mágico y, como también era una bebé, podía “moldearse” perfectamente… Pero, aunque por el momento no ha superado el poder que tenía Gentle cuando era una aprendiz de la Princesa Celestia, es cuestión de tiempo que lo haga.

>>También fue bueno para la Princesa Celestia, ya que el odio que tiene Gentle contra ella era un problema demasiado grande como para permitir que ella tuviese el poder de la Joya de la Magia. Y, sobre todo, era bueno para Gentle, porque no estaba preparada. Pero ahora, junto con las amigas que tiene aquí, el vínculo de amistad que posee es realmente portentoso… Es una fantástica mezcla de cariño, necesidad y amor maternal.

—¿Amor maternal? — inquirió Magic.

—Sí, eso es —respondió el espía—: Shiny, Flashing, Shadow, Knowledge y Feather son como hijas para Gentle. Ella ha visto nacer e incluso ha criado a la mayoría. Y a Shiny y a Feather las está empezando a querer de la misma manera.

>>Y, aunque Gentle es la punta de lanza del grupo, las demás también son extremadamente importantes, pues han sido “escogidas” especialmente para formar este grupo.

—¿Por qué este subterfugio? —preguntó Muffled—. Esto no me lo contaste en el viaje.

—Imaginad que Equestria es atacada desde varios frentes a la vez —replicó Wise—, o que alguna del grupo de Ponyville cae enferma o incluso fallece… ¿Cómo se podría defender el Reino? En un país tan grande como éste no podemos depender únicamente de cuatro grandes fuerzas defensivas, como son: la Princesa Celestia, la Princesa Luna, las seis yeguas de Ponyville y el Ejército Real. Se necesita mínimo dos grupos más… Y uno de esos grupos son las seis yeguas de Northwest Mines Town.

—¿Y el otro grupo? —Spoon miró fijamente a Wise, pero con una sonrisa en su rostro: ya que se estaban revelando los planes reales, quería que “Número Uno” lo hiciese del todo… Éste le devolvió la mirada, sabiendo lo que se proponía éste con la pregunta.

—El otro grupo está en Detrot —dijo el espía—, bajo las supervisión de otro… espía. De hecho, hace poco conocimos a uno de sus miembros, en una situación especial con un miembro de su familia…

—¡Espera…! —cortó Muffled —. ¿Te refieres a Plush Padding?

—Al mismo —contestó Wise.

Muffled se echó los cascos a la cabeza… Su antiguo novio pertenecía a otro grupo que estaba destinado a defender Equestria junto con las seis de Ponyville, junto a las Princesas, junto al Ejército Real y, lo que más le dolía, junto al grupo de Northwest Mines Town.

—Un momento —dijo Disarming—, ¿se puede saber la configuración del grupo de Detrot? Es que me resulta un poco extraño que haya un semental en un grupo especial. Porque no parecía que estuviese… esterilizado.

Todo el Consejo empezó a mirar al hotelero de forma sorpresiva, a excepción de Wise, que sonreía… Al final iba a resultar que Disarming era más inteligente de lo que parecía…

—Tienes razón —confesó el espía—. Es sumamente extraño que un semental esté en un grupo cuyo poder se va a basar en un sentimiento, pero más extraño aún es que todo el grupo de Detrot son sementales. Es una decisión que, sinceramente, no comprendo. Todo el mundo sabe que las hembras de las especies más evolucionadas son más propensas a aprovechar el poder de los sentimientos positivos, como el amor y la amistad… Y los ponis no somos una excepción.

—Eso ha sido un pensamiento machista —Magic miró furiosa a Wise.

—Vamos, vamos… —replicó éste—. ¿Cuánto hace que no ves a un semental llorar? Nosotros nos guardamos los sentimientos dentro, hasta que son tan fuertes que salen explosivamente —entonces paró y se quedó pensativo durante un instante—. Vale, ahora lo comprendo todo… —dijo más para sí mismo que para los demás—: lo que quiere la Princesa Celestia es ese poder explosivo, llevado al máximo extremo, aunque requiera de muchísima preparación…

—¿Pero por qué las seis de Northwest Mines Town son tan importantes? —preguntó Reale—. Es decir, no me refiero al grupo, sino a los miembros…

—Verás… —empezó a explicar Wise—, como bien he dicho antes, todas han sido cuidadosamente “escogidas” para integrar el grupo… Sí, ya sé que no parece ético y todo eso, pero solo hay que ver cómo se llevan todas entre sí… A mi parecer ha sido un acierto juntarlas… pues se necesitaban, aunque no lo sabían.

>>Y la razón por la que han sido elegidas han sido por su pasado… Pues el pasado es más importante de lo que se cree…

El espía empezó a enumerar, dando un aire solemne a sus palabras:

—Flashing Hooves no tiene pasado… ya que es huérfana; Shadow Hammer perdió parte de su pasado, al verse obligada a ocuparse de la herrería antes de tiempo; Undying Knowledge está muy interesada en el pasado, ya que es historiadora; Fast Feather fue trasladada a este pueblo porque estaba huyendo de su pasado; y Shiny Eyes usó el conocimiento de su pasado para ayudarnos.

—Te falta Gentle Colors —matizó Spoon.

—La he omitido porque Gentle representa absolutamente todo el pasado de Northwest Mines Town.

>>Y todas las del grupo, a través del pasado, son ahora mismo el presente y el futuro de Northwest Mines Town y, posiblemente, de toda Equestria.

—¿No crees que te estás envalentonando mucho con esas palabras? —preguntó Muffled con una media sonrisa en la boca.

—En absoluto —respondió Wise—. La relación que están teniendo entre sí todas está siendo incluso superior a las expectativas. Cuando estén preparadas para la acción os aseguro que el poder conjunto que serán capaz de generar entre todas será increíble, hasta tal punto que incluso el poder de las Joyas de la Armonía, a su lado, será poco más que humo y chispas. Tengo plena confianza en las seis y os juro que pronto serán heroínas, luchando junto a las Guardianas de las Joyas de la Armonía.

—¿Y con qué? —siguió interrogando Muffled—. Las seis de Ponyville tienen las Joyas, las Princesas tienen sus poderes de alicorn y el Ejército Real tienen armaduras y espadas. Aunque seguramente la Princesa Celestia tenga algo preparado para “nuestro” grupo, ¿no sería mejor que tuviesen ya lo que sea que vayan a usar, si tan preparadas están?

—Sí, hay algo para ellas —contestó el espía—, pero a la vez no lo hay… Hay en juego seis armaduras especiales, pero ese es el problema: únicamente hay seis armaduras para dos grupos… Y no se puede dividir. Tienen que ser todas para un grupo, ya que se complementan entre sí… Es decir, un grupo se lleva las armaduras y el otro se queda sin nada.

—¿Y cómo puede ser posible tal despropósito? —inquirió Spoon—. Se supone que, si están preparando a dos grupos para ayudar a defender Equestria, lo normal es que los miembros de ambos grupos estén pertrechados con lo mejor de lo mejor, ¿no?

Wise volvió a mirar inquisitivamente al cocinero. Pero tenía razón, o mejor dicho, seguía teniendo razón al preguntar sobre este tema.

—No lo sé —dijo—. No entra en mis… “asuntos” el saberlo… —dijo, como si estuviese repitiendo una orden dada hacia él—. Pero el caso es que uno de los dos grupos se quedará sin nada, y no va a ser el nuestro —exclamó, señalando hacia la casa de Gentle, donde aún estaban reunidas todas las aludidas—. Ellas están sentando las mejores bases para evolucionar y habría que estar sordo y ciego para no darles ese ansiado premio.

—Querrás decir “sorda y ciega”… —declaró Spoon con una medio sonrisa en la boca—, porque supongo que te estarás refiriendo a la Princesa Celestia, ya que seguramente sea ella misma la que otorgue las armaduras…

La mirada de Wise hacia Spoon esta vez era de furia. Ese estúpido cocinero estaba jugando a un juego muy peligroso…

—Mirad —dijo Disarming, que estaba mirando por la ventana—, se está abriendo la puerta de la casa de Gentle… van a salir ya…

Todos miraron por la ventana. Efectivamente, empezaban a salir, aunque únicamente lo hicieron Feather, que estaba enfurruñada y Flashing quien, antes de salir, miró hacia dentro mientras hacía una cresta con su crin, mientras hablaba.

—Perdonad —Wise se había asomado a la puerta y se dirigió hacia las dos yeguas—, ¿falta mucho para que salga Gentle? Estamos esperándola desde hace ya un rato, y algunos tenemos cosas que hacer después…

—No, no falta mucho —Flashing se dio la vuelta—. Al menos, si siguen mis instrucciones. Por cierto... —la pequeña unicornio puso cara de potrilla buena—, ¿nos podríais dejar el mando de la televisión?

Wise miró para dentro y los demás, que habían escuchado la pregunta, asintieron. Magic se levantó y, acercándose a un aparador que había en una esquina de la habitación, lo abrió. Entonces cogió el mando y algunas películas y se lo pasó a Feather, que se había acercado a la casa del Consejo para recibir el ansiado presente.

La pegaso-cartero y la prestidigitadora corrieron a continuación hacia el centro de la plaza. Entonces Feather enfocó el mando hacia la gran pantalla que se escondía tras unos cortinajes sobre la entrada de la mina.

—¡Espera, espera! —exclamó Flashing—. ¡Enciéndelo a mi señal!

La unicornio se situó encima de una de las losetas y, sonriendo, levantó la pata lo máximo que pudo y, a la vez que lo bajó rápidamente, gritó:

—¡¡Ahora!!

La pegaso-cartero, con una sonrisa de complicidad, pulsó el botón de encendido y todo se activó: los altavoces se movieron hasta quedar al descubierto, las cortinas de la pantalla se movieron hacia los lados y las losetas comenzaron a elevarse. Todas excepto la que estaba debajo de Flashing, que empezó a moverse de forma renqueante, haciendo que la potrilla disfrutase del movimiento.

—¡¡¡UIIIIIIIII!!! —gritó extasiada Flashing mientras subía poco a poco la columna de proyección.

—¡¡Flashing…. Flashing!! —increpó Muffled, desde la puerta de la casa del Consejo, mientras miraba fijamente a la unicornio, haciendo con una pata la señal de azote—. ¡No hagas eso!

—He mirado las normas y no pone nada de que esté prohibido hacerlo —declaró sonriente la pequeña prestidigitadora mientras saltaba al suelo, dejando así que la columna terminase de elevarse de forma normal.

Muffled entró a la casa del Consejo y dijo:

—Hay que revisar las normas de uso del sistema de proyección…

[center]* * *[/center]

—Bueno, ¿qué hacen exactamente esas armaduras? —preguntó Disarming, después de que Magic se volviese a sentar tras dar el mando a Feather.

Esa pregunta sacó a Wise del ensimismamiento. Había estado mirando a Feather y a Flashing a través de la ventana, sintiendo incluso envidia de la inocencia con la que habían salido de casa de Gentle… Inocencia y desconocimiento de quién era verdaderamente esa unicornio de dos colores. Sin embargo, ahora esa inocencia y desconocimiento estaban diluyéndose entre los miembros del Consejo del Pueblo. Volvió a enfocar su mirada hacia la pegaso-cartero y hacia la pequeña prestidigitadora... Y ahora que estaban suficientemente lejos, se podía continuar con el tema de la reunión.

—Ah… —el espía se concentró en la pregunta que le había hecho el hotelero—. Sí… Esas armaduras tienen el poder de los elementos… Cada una “controla” un elemento: tierra, agua, aire, fuego, luz y oscuridad. Y lo hacen porque cada una tiene atrapado en su interior un Elemental.

—Esto… —Muffled entrecerró los ojos—, recuerda lo que pasó con la lanza bullspaniana y el Elemental de Tierra: Gentle tuvo que salir por patas del pueblo porque no soportaba el relincho del Elemental…

—Tranquila —aclaró Wise—, las armaduras están blindadas hasta el cuello de protecciones mágicas. Y los Elementales atrapados están adormecidos. No hay peligro alguno, ni posibilidad ninguna de que esos elementales escapen —“De hecho, si esos elementales estuviesen operativos, lo habría notado cuando he estado a su lado el otro día”, pensó para sí mismo.

—¿Has tenido en cuenta que Gentle es la Elegida por los Señores Elementales que están atrapados dentro de las Joyas de la Armonía? —volvió a insistir la jefa de mineros, entrecerrando aún más los ojos—. ¿Y si los Elementales de las armaduras se dan cuenta de ello y despiertan? Es posible que el poder de las armaduras, en vez de imbuirse hacia las seis del grupo, usando el poder de los Elementales, se trastoque completamente y ocurra al revés: que el poder de las seis del grupo, a través de las armaduras, alimente el poder de los Elementales, haciendo que éstos rompiesen las protecciones mágicas y se liberasen… ¿Has pensado en esto? ¿Ha pensado la Princesa Celestia en esto?

Wise se quedó sin saber qué responder. Muffled tenía toda la razón. ¿Y si el remedio resultaba ser mucho peor que la enfermedad? Si salían libres los elementales de las armaduras, posiblemente inutilizarían o harían algo peor a las seis yeguas de Northwest Mines Town. Y, si usasen las Joyas de la Magia para parar a dichos Elementales, probablemente los Señores Elementales, contenidos en ellas, se darían cuenta de que serían usados para eliminar a sus “hijos”, por lo que se negarían y de seguro se rebelarían contra la orden, destruyendo a las seis yeguas de Ponyville. Y el Ejército Real se vería sobrepasado, e incluso es posible que también tuviesen problemas las dos Princesas para solucionarlo…

—¿Qué está haciendo Flashing? —inquirió Imaginary, que estaba mirando por la ventana.

Todos hicieron lo mismo, viendo a la potrilla posicionada encima de una loseta, mientras sonreía. Acababa de alzar una pata y lo estaba bajando rápidamente.

—No será capaz… —dijo Muffled, que se acercó a la puerta.

Las losetas comenzaron a subir, ya que Feather había encendido todo el sistema de proyección, aunque la que estaba debajo de la prestidigitadora lo hacía con problemas.

—¡¡Flashing…. Flashing!! —gritó Muffled, desde la puerta—. ¡No hagas eso!

Algo le respondió la potrilla, pues cuando entró, miró a todos y dijo:

—Hay que revisar las normas de uso del sistema de proyección…

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—Bueno, pues ya está —Shiny exclamó, orgullosa—. Al fin tienes una crin cortada como debe ser… —entonces le pasó el espejo de casco a Gentle.

—No puede ser… —ésta se quejó amargamente, al ver su reflejo—. No me fastidies… ¿Una cresta? —entonces miró fijamente a Shiny y continuó hablando—. ¿Alguien tiene zapatones y una nariz de broma? Es lo que me falta para terminar de convertirme en un payaso…

Knowledge y Shadow intentaron aguantarse como podían la risa… Verdaderamente Gentle tenía un aspecto cómico. Incluso Shiny apretaba los labios con sus dientes para no desternillarse, aprovechando que la unicornio de dos colores miraba furiosa las otras dos.

—Bueno —Gentle se resignó—, de todas formas ya es tarde para cambiar el estilo. Afortunadamente, en unas pocas semanas volveré a tener el aspecto que he tenido siempre, gracias a que mi crin crece a un ritmo frenético, hasta quedarse en la longitud precisa —entonces miró hacia las tres y se levantó—. Muchas gracias —declaró—, pero ahora tengo que irme a la reunión del Consejo —se quedó pensativa durante un instante y continuó hablando—. Me pregunto si debería ponerme la túnica por encima…

—Van a descubrir el corte de pelo tarde o temprano —contestó Knowledge—, así que mejor mostrarlo lo antes posible…

—Tienes razón —respondió la unicornio de dos colores—. Y ahora, si me disculpáis… —exclamó, haciendo un gesto hacia las demás indicando que saliesen a la calle a la vez que ella. Quería dejar la casa vacía, sin posibilidad de que ninguna de sus amigas husmease por donde no debía.

Cuando salieron todas, descubrieron que Feather y Flashing estaban viendo varios canales a la vez en el sistema de proyección, así que Shiny, Knowledge y Shadow se quedaron con ellas. Gentle, sin embargo, bufó y se dirigió hacia la casa del Consejo.

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—Bueno, entonces quedamos en hacerlo cuando llegue, ¿no? —comentó Wise, esperando una respuesta positiva por parte de los demás miembros del Consejo.

—Por supuesto —respondió Muffled, con una sonrisa en la boca. Ahora estaba mucho más calmada. El resto también afirmó.

—Esperad, se vuelve a abrir la puerta… —declaró Wise, que volvía a mirar por la ventana hacia la casa de Gentle.

De la casa salieron las restantes amigas. Todas se dirigieron hacia Flashing y Feather. Todas excepto Gentle, que se estaba encaminando directamente hacia la casa del Consejo. Al fin iba a tener lugar la reunión. Wise, con rapidez, se volvió a sentar en su sitio, esperando la llegada de la unicornio de dos colores.

Cuando entró Gentle, todos se levantaron de los asientos y comenzaron a aplaudir, pateando los cascos delanteros sobre la mesa. La mirada de perplejidad de la unicornio del cuerno roto se hizo patente. Wise tomó la iniciativa y empezó a hablar:

—Gentle Colors —dijo, sonriente—, lo que has hecho con Reddish ha sido realmente fantástico. Te ovacionamos esa acción, y queremos que sepas que todos aquí están de tu parte…

—Lo sé —respondió la aludida—, los que estaban en contra se han marchado del pueblo. Y, como antaño, Northwest Mines Town ha quedado prácticamente vacía.

Entonces todos se fijaron en el corte de pelo que tenía la unicornio de dos colores. Unos se aguantaron la risa, mientras otros intentaban, por todos los medios, impedir que su cara expresase asombro. Gentle miró hacia todos y cada uno de los demás miembros del Consejo, mientras se dirigía a su asiento.

—Lo sé… —dijo—, parezco un adefesio… Pero cuando se tuercen las cosas, hay que mantener alta la compostura. En poco tiempo este… “esperpento” —señaló su cresta— desaparecerá.

Una vez Gentle ocupó su asiento, comenzó la reunión.

—Orden del día —Wise empezó a comentar, después de carraspear—:

>>Punto uno, presentación de los nuevos miembros…

Uno a uno se fueron presentando Spoon Giddy y las gemelas Numbers. El resto les dieron la bienvenida a la comitiva del Consejo del pueblo. Cada nuevo miembro contó brevemente su historia, aunque, tal como supuso Wise, Spoon contó una historia diferente de la real.

Las gemelas Numbers nacieron en Fillydelphia y, después de terminar la carrera universitaria, en la especialidad de Matemáticas, tuvieron nostalgia de la vida que tenían cuando eran unas pequeñas potrillas, pues sus padres las llevaban, cada verano, a Northwest Mines Town para jugar y a descansar de tanto estudio. Pero ellas se dedicaban todo el tiempo a hacer cálculos matemáticos sobre cada cosa que veían, dando cuenta a sus padres lo que les fascinaban esa rama del saber. Desde entonces, en ese pueblo se dedican a ayudar en todo lo posible a los demás, independientemente de si el problema está relacionado con su campo de conocimiento o no. Además, actualmente están elaborando un libro sobre las matemáticas, para ayudar en la comprensión de la materia, dirigido hacia los potrillos más jóvenes, mostrándoles el apasionante mundo de los números y las expresiones matemáticas.

Mientras iban explicando su historia, sacaron unos papeles donde había apuntadas unas cuantas curiosidades matemáticas y los fueron pasando a cada uno de los demás miembros del Consejo. Todos miraron el papel que tenían delante y algunos incluso les prestaron atención. Eran unas curiosidades muy… singulares. Definitivamente las matemáticas eran especiales.

Sin embargo, la historia que dijo Spoon Giddy fue mucho más anodina: aprendió a cocinar y se enteró de que Northwest Mines Town empezaba a deslumbrar y a llenarse de ponis, aunque el pueblo aún no poseía una casa de comidas y aprovechó la situación para viajar y abrir el primero y, esperaba, el único restaurante.

—De acuerdo, bienvenidos los tres —repitió Wise al final de las presentaciones.

>>Punto dos, el asunto de “poder” del Consejo... —y, después de hablar, miró hacia Gentle, al igual que hicieron los demás instantes después.

—Me toca, ¿no? —dijo, con desgana, la unicornio de dos colores—. Quisiera declarar que renuncio a mi poder excesivo en el Consejo, para pasar a tener una representación equivalente a cualquier otro miembro. Es decir, que mi voto valga una novena parte del total —y, después de decirlo, se volvió a recostar sobre la silla, haciéndola reclinar hasta ponerla sobre dos patas mientras la unicornio del cuerno roto colocaba, sobre la mesa, sus patas traseras y entrecruzaba sus patas delanteras.

—Oído el Consejo —declaró Wise—, votemos a casco alzado… Los nuevos miembros deberían saber, y los antiguos miembros deberían recordar que, como uno de los miembros del Consejo es directamente afectado por la votación, éste se abstiene de votar… En este caso, recordemos también que puede darse el caso de un empate, en cuyo caso se cuenta el voto de calidad… —entonces paró durante un instante—, que sería el voto de Gentle… —dijo con un tono de voz cada vez más bajo, hasta acabar la frase en un susurro.

>>¡Qué diablos! —exclamó—. Por una vez, y sin que sirva de precedente, ella tiene que participar, a pesar de ser la implicada en el asunto.

—Pero votará a favor, ya que ella ha sido la que ha propuesto el asunto, ¿no? —inquirió Magic.

—Démosle el beneficio de la duda… —respondió el semental—, lo mismo se retracta de la decisión...

>>¿Votos a favor?

Absolutamente todos los cascos se levantaron.

—Perfecto —comentó Wise—. Nueve votos a favor, ninguno en contra y ninguna abstención. Gentle Colors, a partir de ahora tu voto vale un noveno, exactamente igual que el del resto. Sin embargo, creo que sería justo otorgarte el voto de calidad… —volvió a mirar a todos y preguntó—. ¿Votos a favor?

Esta vez se levantaron ocho cascos. Únicamente la unicornio de dos colores lo mantuvo bajado.

—¿Votos en contra? —inquirió el semental, aunque ya sabía la respuesta.

Efectivamente, la yegua del cuerno roto levantó su casco.

—Correcto —dijo el poni marrón—. Ocho votos a favor, uno en contra, ninguna abstención. Por lo tanto, Zecora —señaló hacia Gentle— mantiene el voto de calidad.

Todo el mundo miró hacia Wise, extrañados. Gentle, sin embargo, lo hizo con los ojos entrecerrados.

—¿Me acabas de confundir con esa cebra que vive en el Everfree Forest? —bufó la unicornio—. Solo porque ella también tenga una cresta y un cuerpo de dos colores no significa que seamos la misma yegua.

Wise se quedó pensativo. ¿Cómo conocía Gentle la existencia de Zecora? Pocos habitantes de Northwest Mines Town sabían de esa cebra, y se suponía que Gentle, al no haber salido del pueblo en muchos años, conocería únicamente lo que le decían el resto de habitantes del pueblo. Quizás alguno había hablado de Zecora con ella. Sí, era lo más probable, aunque tendría que asegurarse de ello, pues la otra posibilidad es que Gentle tuviese una red informadora sobre toda Equestria… No, eso sería demasiado estúpido. Una red así de extensa sería completamente inocultable.

Así que el espía siguió hablando:

>>Y, por último, el punto tres: la reinauguración de Cirrus Merlon —y miró hacia Muffled.

Ésta carraspeó y se levantó.

—Bien, creía que no iba a llegar nunca este momento… —dijo la jefa de mineros. Entonces se dio cuenta de que no había elegido bien las palabras y miró hacia los demás con una expresión mezcla de sorpresa y de disculpa—. El día de la reinauguración, me refiero al día de la reinauguración, no del punto del día…

—No te preocupes —contestó Wise—, creo que todos lo hemos entendido.

Entonces Muffled respiró hondo y, tranquilizándose, continuó:

—Ayer terminaron las reparaciones y… Bueno… Tenemos que organizarnos para que todo salga perfecto en la reinauguración. Afortunadamente, esta vez hay tres miembros más en el Consejo, que nos darán más ideas para celebrar un gran evento como éste, además de ser más ponis para repartirnos las tareas.

—De acuerdo —cortó Magic—. Propongo proceder exactamente igual que en en el anterior intento, con las tareas que ya tuviéramos… Y también propongo que los tres miembros nuevos se vayan alternando en ayudar allá donde más se necesiten.

Todos, excepto Muffled, Wise y Gentle, afirmaron con la cabeza la idea de Magic.

—Hay un ligero problema… —respondió Wise—: Muffled no debería ser la supervisora de todas las tareas. Hay que ubicarla en un puesto que requiera de menos responsabilidad y menos barullo de gente.

—“¿Por qué?” —preguntó Look, mediante movimientos oculares—. “¿Qué problema hay?”.

La jefa de mineros bajó la mirada.

—Sufro… —dijo—. Sufro… Una cosa llamada “enoclofobia”… “Miedo a la multitud” —entonces la yegua se echó hacia delante, con las patas bajo su cabeza, dando a entender que no quería hablar del tema.

—El caso es —cortó Wise— que Muffled debería ocuparse de otra cosa menos problemático para ella…

—¿Qué os parece otorgarle el tema de la supervisión del engalanamiento del pueblo? —preguntó Gentle.

Todos miraron hacia ella, unos satisfechos con la idea y otros en desacuerdo.

—El engalanamiento es una tarea trivial —declaró Disarming, que era el más disconforme con la idea—, del que pueden ocuparse los habitantes.

—Pues a mí me parece una excelente idea —dijo Muffled, que se había vuelto a ilusionar y estaba sentada otra vez de forma vertical, mientras sus ojos titilaban—. Y Disarming —continuó, esta vez mirando directamente al hotelero—, tus cortas entendederas te impiden comprender lo que es una fobia, ¿verdad?

—Vamos, vamos —zanjó Wise—, no empecemos a pelearnos, como siempre… Y siempre sois los mismos. El “Trío Broncas” ataca de nuevo.

—¡Oye, oye! —se quejó Gentle—. Esta vez yo no estoy implicada.

—Tienes razón —declaró el semental—, ESTA VEZ tú no lo estás…

Spoon se acercó a Magic y le susurró:

—¿Peleas? Definitivamente tendría que haberos pedido entrar antes…

—¿Votos a favor para que Muffled se dedique a embellecer el pueblo? —preguntó Wise, mirando fijamente a Spoon para que callase—. Recordemos lo que he dicho antes… Muffled está implicada en la decisión, por lo tanto ella no vota…

—Pero antes esa norma se saltó con Gentle —replicó Imaginary.

—Tienes razón —dijo el semental—, entonces haremos otra excepción. Muffled puede votar. Repito entonces: ¿Votos a favor?

Wise, Muffled, Magic, Gentle y las hermanas Imaginary votaron a favor.

—¿Votos en contra?

Únicamente se levantó el casco de Disarming.

—¿Abstenciones? —inquirió Wise.

Tanto Look como Spoon levantaron su casco.

—De acuerdo —contestó satisfecho el espía—, entonces, con seis votos a favor, uno en contra y dos abstenciones, Muffled se dedicará a la tarea de engalanamiento. El resto, sin embargo, tendremos que elegir una de las tareas que previamente Magic ha puesto en un papel, antes de la reunión.

Ésta empezó a pasar un documento con un listado de tareas. Cada uno eligió una, poniendo su nombre al lado para, al final, devolverle el escrito a la tendero.

—Bien —Wise dejó escapar un suspiro de alivio—. Y, con esto, se da por finalizada la Reunión del Consejo. Ahora nos quedaremos Magic y yo para redactar las actas. El resto, podéis retomar vuestras tareas… ¡Ah! Y decidle a los que están esperando para que Magic abra, que esperen un poco, no vamos a tardar mucho.

Todos los demás fueron saliendo poco a poco de la casa del Consejo, quedando únicamente en el interior Wise y Magic, haciendo un trabajo que a ninguno de los dos le apasionaba. Pero era algo obligatorio en los Estatutos de Northwest Mines Town, así que se pusieron a la tarea: el semental redactaba lo acontecido y la yegua lo escribía usando mágicamente una pluma.

De repente, Wise cerró los ojos y aspiró a través de los dientes…

—¡Maldita sea! —exclamó—. Se me ha olvidado comentar que, como es probable que el próximo robo tendrá lugar aquí, la Princesa Celestia nos ha “enviado” un jerifalte con título nobiliario, así que no hace falta que Look envíe la carta a su familia, aunque creo que ya lo ha mandado… Bueno, mejor que sobre que no que falte, ¿no?

—Esto… —Magic miró extrañada hacia el semental—. ¿Qué pasa con la familia de Look? ¿Es importante?

Wise cerró los ojos, maldiciéndose a sí mismo: Magic Sales no sabía nada sobre el asunto, y le había prometido a Look que no se lo diría a nadie… Pero ya era demasiado tarde, así que decidió contarle a la tendero la verdad sobre el poni sin voz.

[center]CONTINUARÁ...[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. Nos vemos en un rato.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x12 - Completo

Mensaje por Sr_Atomo » 29 Dic 2013, 18:33

Bueno, después de la broma del día de los inocentes, ahora sí que sí, publico el capítulo 1x12. Después del capítulo anterior (el 1x11), este puede ser que os parezca un capítulo de relleno, pero nada más lejos de la realidad, pues aquí hay cosas bastante importante para el fanfic en sí. Eso sí, preparáos porque aquí está la escena probablemente más aburrida de todo el fanfic: Una reunión del Consejo del Pueblo.

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Mucho de:

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Y una pizca de:

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Y, sin más dilación, aquí tenéis la segunda parte (de dos) del capítulo:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x11[/center]
[center]Reinauguración[/center]
[center]2ª Parte[/center]

Al salir de la casa del Consejo, cada uno de los miembros se encaminó hacia un lugar diferente: las hermanas Numbers se dirigieron hacia su casa; Spoon Giddy comenzó a abrir el restaurante, ante la atenta y deseosa mirada de unos cuantos ponis que estaban esperando para desayunar; Look Talker comenzó a trasladarse, de forma pesada, hacia su casa, pensando cómo recibir a su padre, a quien le había mandado, el día anterior, la petición de su presencia en la reinauguración; Muffled y Disarming empezaron a mirarse con los ojos entrecerrados… y así siguieron, sin apartar la vista entre ellos, mientras Muffled entraba a la mina y Disarming a su hotel.

Gentle, sin embargo, se dirigió hacia sus amigas, que estaban enfrascadas en una acalorada discusión.

—¡Os digo que es ella! —exclamó Shiny, señalando la pantalla del sistema de proyección.

—¡Y yo digo que no se parece ni de broma! —le replicó Knowledge, señalando a su vez al mismo sitio.

Con un bufido, la unicornio de dos colores se acercó al grupo.

—¿Qué es lo que pasa aquí? —preguntó.

—Estamos discutiendo, Gentle —respondió Flashing, con una malévola sonrisa en la boca.

—¿Se puede saber el motivo o tengo que permanecer en las tinieblas de la duda? —inquirió irónicamente la unicornio de dos colores.

—Verás… —dijo Shadow, que estaba un poco apartada del grupo, como queriendo no entrar en la pelea—, estábamos viendo un documental sobre vampiros y ha salido un cuadro de una supuesta vampiresa. Entonces empezó la discusión: Shiny y Feather afirman que la vampiresa del cuadro es igual a una tal Rarity, que vive en Ponyville, pero Knowledge y Flashing defienden que no se parecen ni en el blanco de los ojos. Y yo, como no sé quién es esa yegua, pues no puedo opinar, por lo que las opiniones están empatadas.

—¡Eso es…! —exclamó Feather, que se había fijado en la unicornio de dos colores—. ¡Chicas, tenemos aquí la solución! ¡Seguramente Gentle sepa cómo es Rarity y decidirá quién tienen razón.

Las demás aceptaron la propuesta de la pegaso-cartero y se acercaron hacia la yegua del cuerno roto, deseosas de zanjar la disputa para alzarse cada una con la victoria.

En ese momento, en la pantalla, salió la imagen de un primer plano de un retrato pintado de una blanquecina unicornio. Gentle se fijó en ella. Realmente era muy parecida a Rarity, aunque el color del iris, de un intenso rojo en el cuadro, y el peinado de la crin, de forma más chabacana, eran diferentes, aunque, quitando esos detalles, Gentle juraría que la unicornio del cuadro y la diseñadora de Ponyville eran la misma unicornio. Aunque, fijándose mejor, elucubró hasta dar con la clave: la unicornio del cuadro era una mezcla entre Rarity, en concreto el color del pelo y el del cuero, y entre una disk-jockey bastante famosa llamada Vinyl Sratch, que precisamente llevaba el mismo peinado y el color del iris era idéntico. La unicornio del cuadro era una mezcla perfecta de las dos yeguas o, mejor dicho, las dos unicornios era una separación perfecta de la yegua del retrato.

—Mira, ahí está el cuadro de nuevo —comentó Flashing, sonriendo esta vez de forma inocente—. ¿Qué opinas, Gentle?

Esta miró hacia todas sus amigas y después volvió a mirar hacia la pantalla. Sabía que, dijese lo que dijese, algunas, o incluso todas, quedarían decepcionadas con la decisión, y ella ya había sido testigo de suficientes decepciones ese día.

—La verdad es que se parece ligeramente —dijo al final—, pero no es ella… Quizás sea alguna antepasada suya…

>>Pero una cosa no comprendo —miró fijamente hacia todas—: ¿Por qué os peleáis siempre por tonterías así? ¿No podéis llevaros un poco mejor? A veces me desesperáis con estas estupideces, la verdad…

Y, sin esperar respuesta alguna, se dirigió hacia su casa, entrando y cerrando la puerta detrás de ella. Una vez en el interior, Gentle se apoyó sobre la puerta y se quedó pensativa. Había sido muy dura con las demás, pero quizás así espabilasen un poco y cimentasen mejor la amistad que había entre todas… Requería que el poder que había entre todas y, sobre todo, el que le transmitían a ella, fuese mucho más poderoso de lo que era ahora, ya que Equestria las necesitaría pronto.

[center]* * *[/center]

Al día siguiente, la carpa volvió a levantarse en las afueras del pueblo, albergando la algarabía propia de los preparativos. Muffled, sin embargo, procuraba alejarse lo más posible de allí, mientras se ocupaba, junto a unos cuantos ponis de tierra, pegasos y unicornios, de engalanar las casas, poniendo aquí y allá unas cuerdas de las que colgaban pequeñas banderas y luces.

Todo el mundo, en el interior del pabellón, estaba ocupado en varias tareas, exceptuando los potrillos más pequeños, que se divertían jugando en una guardería improvisada, bajo la atenta mirada de unas yeguas que habían sido designadas para esa tarea.

—¡Ya vienen! ¡Ya vienen! —gritó de repente Magic, totalmente extasiada, mientras entraba en la carpa—. ¡La comitiva de la alta sociedad de Canterlot ya está aquí!

—¿Tan pronto? —preguntó Wise, acercándose a ella—. Se suponía que iban a venir por la tarde…

Todo en el interior del pabellón se revolucionó aún más. Wise salió de allí, acompañando a la tendero, que rápidamente rodeó la lona y señaló hacia el camino que venía de la encrucijada. Desde allí, una gran séquito de carros se dirigía pesadamente hacia el pueblo.

—No estamos preparados —sentenció Wise—. Hay que entretenerlos como sea… —pensó durante un instante y continuó hablando—. Avisa a Flashing, a Knowledge y a las hermanas Numbers. Que los distraigan como sea… Y que Spoon empiece a hacer suficiente comida como para un regimiento, ya que, viendo el número de carros, parece que viene el Ejército Real al completo …

Rápidamente Magic se giró y entró en la carpa. Wise, a su vez, galopó hacia donde estaba Muffled y, señalando la gran fila de carros, animó al grupo a acelerar el engalanamiento de Northwest Mines Town. De hecho, él se quedó para ayudar y acelerar así el trabajo.

Apenas habían llegado los primeros carros a la entrada, cuando Flashing, Knowledge y las gemelas Numbers ya estaban esperando, en su posición, con la mejor de las sonrisas.

—Al fin tendré un público distinguido para mis trucos mágicos —susurró la pequeña prestidigitadora, sin perder la sonrisa y mirando sin parar hacia el camino.

—¿Acaso nosotros no lo somos? —musitó Knowledge, que mantenía exactamente la misma posición que la potrilla unicornio.

—Callaos las dos —dijo Imaginary, que poco a poco se acercó hacia el primer carro.

>>¡Bienvenidos a Northwest Mines Town! —exclamó a continuación, dirigiéndose hacia el carro más pomposo de todos, mientras se inclinaba ligeramente.

Los tiradores de dicho carro hicieron caso omiso de la yegua y siguieron hacia el interior del pueblo, ante la mirada de perplejidad de Imaginary.

Del interior del lujoso carro, una vez parado, bajó despacio una yegua muy emperifollada que miró hacia todos lados, ilusionada. Era de cuero azulado, con una crin repeinada de color negro y una Cutie Mark de un blanco castillo europeo. A su lado se posicionó un potrillo, aproximadamente de la misma edad que Flashing Hooves. Su cuero era rojizo, con la crin de color pajizo y con dos pequeñas almenas por Cutie Mark. El joven imitó a la yegua y miró también hacia todos lados, pero con un evidente gesto de desagrado.

—¡Shhhh! —dijo la dama, mirando fijamente hacia el potrillo—. Un poco de respeto, Bronze Legs…

—¡Pero madre! —replicó éste, con un tono elevado—. ¡Míralos…! ¡Si van… ¡van desnudos!! —y señaló hacia los habitantes del pueblo.

—Igual que tú, cuando estás en casa… —exclamó la señora.

Esas palabras hicieron que el gesto de desagrado de Bronze fuese más acentuado.

—Además, aquí —la dama señaló hacia su alrededor— es donde vive tu hermano mayor, Look Talker…

—Sí —respondió Bronze—, el tarado de mi hermano…

La mirada de furia que la dama hizo hacia su hijo obligó a que éste reculase.

—No te consiento, bajo ningún concepto, que insultes a tu hermano… —respondió la yegua hablando entre dientes—. Él es tu hermano mayor —le miró con los ojos entrecerrados—. Y, como tal, él es el heredero directo de mi fortuna…

—No serás capaz… —Bronze devolvió la mirada de furia.

—Recuerda quién es la noble de la familia —dijo la dama—. Soy la primogénita y, según la tradición familiar, la que ostenta el título nobiliario. Tu padre es… tu padre… Y tú eres su viva imagen: él no quiso venir y tú te quejas por haberlo hecho.

En ese momento los dos se percataron del acercamiento de Flashing, Knowledge y las hermanas Numbers.

—¡Shhh! —silenció la señora—. Recuerda quiénes somos: descendientes directos de la canciller Pudding Head, una de los fundadores de Equestria. Y como tal, debemos proteger a los habitantes de este país, tal como lo hizo nuestra antepasada… Y ahora, sonríe —entonces la dama dibujó una sonrisa cálida, que dirigió hacia las ponis que se aproximaban.

—¡Bienvenidos a Northwest Mines Town! —dijo Knowledge, devolviendo la sonrisa.

—Muchísimas gracias por la bienvenida —declaró la señora. Entonces se fijó en las hermanas Numbers y continuó hablando—. Siento que mi carruaje no haya parado ante tu saludo —miró alternativamente hacia las dos hermanas, incapaz de distinguir a la que se había acercado a su carro—, acepta mi más sinceras disculpas.

Entonces Imaginary se adelantó un poco y se volvió a inclinar, perdonando la acción transcurrida antes.

Flashing, que había quedado relegada a un segundo plano, se adelantó y se puso el sombrero de prestidigitación, dispuesta a empezar su actuación para divertimento de la dama y el potrillo. En ese momento, la dama abrió los ojos como platos y reculó ligeramente, ante la estupefacción de todos los presentes.

La madre de Look había reconocido a Flashing y rememoró…

Recordó cómo habían llamado a su mansión, hace ya bastantes años. Era una delegación de la Princesa Celestia, que portaban a una pequeña bebé unicornio. Debido a la posición que ostentaba ella, y aprovechando el hecho de que su hijo menor también era un bebé, le habían propuesto amamantar a las dos criaturas a la vez y cuidar de que a la pequeña unicornio no le faltase de nada, a cambio de una salvaguarda para su hijo mayor, y llevarle lejos de todos los peligros que comportaban la Corte para un poni mudo. Ella aceptó con sumo gusto y cuidó a Flashing como si fuera su propia hija. Cuando, meses más tarde, la misma delegación se la llevó de nuevo, un encapuchado, que era el jefe de dicha delegación, nunca le reveló cuál iba a ser el destino de la pequeña potrilla…

Pero ahora volvían a estar frente a frente: la dama y Flashing… la madre adoptiva y la bebé misteriosa... así que las lágrimas afloraron a los ojos de la señora, que abrazó a Flashing con gran cariño mientras todos los presentes, incluyendo la potrilla unicornio, no salían de su asombro.

—Perdona el abrazo —dijo la dama, soltando de repente a Flashing—. Me recuerdas mucho a una gran amiga que tenía cuando era jovencita, y el subconsciente me ha fallado… Por cierto, permitid que me presente: me llamo Pudding Head, Canciller Pudding Head…

[center]* * *[/center]

Fancy Pants acababa de bajar de su carro y miró directamente hacia la Canciller. Ésta estaba abrazando a una potrilla unicornio. Fancy entrecerró ligeramente los ojos, preguntándose por qué una de los miembros del Círculo Interno hacía ese gesto con una desconocida…

Fleur de Lis descendió como un resorte del carro, permaneciendo en todo momento detrás del semental, como si fuera una sombra de éste. Fancy sonrió, se ajustó su traje con el casco y se adelantó, caminando hacia la plaza del pueblo, donde estaba situado el grupo de bienvenida.

—… y estoy segura de que le gustará… —terminó de decir la potrilla unicornio cuando Fancy y Fleur llegaron hasta ellos.

—Por supuesto, me encantaría verlo… —declaró Pudding—, aunque antes me gustaría ver a un poni en concreto… —y volvió a mirar a su alrededor. Entonces descubrió a Fancy Pants y su gesto se volvió mohíno.

>>¿Qué haces tú aquí? — preguntó la dama.

—Canciller… —respondió el semental, inclinándose levemente—. He venido en la misma comitiva que vos… Me sorprende que no se haya dado cuenta de tal hecho. Quizás si no hubiese traído tantos carros para el viaje, me hubiese visto subir en Canterlot.

—De acuerdo… —Pudding ignoró a Fancy y, dirigiéndose hacia Flashing, continuó hablando—. Pensándolo mejor, vamos a ver esos trucos tan espectaculares…

Fancy se sintió intrigado. Primero la Canciller abrazaba a esa unicornio y después, cuando él se acercó al grupo, la dama había cambiado de parecer. Sin duda, estaba ocultando algo…

—¿Trucos espectaculares? —preguntó el semental—. Me agradaría verlos también…

Entonces todo el grupo se fue hacia el tenderete que tenía Flashing en la calle. Ésta, totalmente ilusionada, se puso por detrás del mostrador y pensó durante un instante qué trucos serían capaces de impresionar a unos ponis de la alta sociedad. Así que decidió empezar con unos trucos de dificultad media para terminar con los más difíciles.

Mientras iba actuando, los ojos de Pudding y los de Fancy no perdían de vista el cuerpo de la potrilla, en vez de atender a los trucos. Cada uno la estaba escrutando por un motivo diferente: la Canciller quería saber cómo había crecido, mientras que Fancy intentaba elucubrar qué relación podía tener esa pequeña unicornio con Pudding Head. Para disimular, tanto hacia los demás como entre ellos, simulaban sorprenderse cuando los trucos terminaban, acompañando al resto cuando todos aplaudían, ya que el grupo de espectadores se había hecho especialmente voluminoso.

Una vez terminado el espectáculo, Wise se acercó y, con un gesto de asentimiento hacia los presentes, señaló la carpa. Al fin habían terminado los preparativos para la reinauguración.

Poco a poco todos se fueron marchando hacia el pabellón hasta que únicamente quedó Flashing, que se dedicó a recoger los utensilios, totalmente extasiada, pues su actuación había sido un éxito. Estaba imaginándose a sí misma actuando en Canterlot frente a la propia Princesa Celestia cuando una voz la sacó de su ensimismamiento:

—Sé lo que estás intentando, pero no lo vas a conseguir…

Al alzar la vista, descubrió a Fleur de Lis, que la estaba mirando furiosa.

—¿A… a qué te refieres? —la potrilla unicornio estaba sorprendida.

—¿Te crees que soy estúpida? —Fleur exclamó, rabiosa—. He visto cómo te miraba… He visto cómo le mirabas… Y no voy a permitir que me lo robes… ¡Fancy Pants es mío, y pasaré por encima de ti si es necesario para mantenerle a mi lado!

Entonces Fleur, dándose la vuelta, marchó hacia la carpa, con la cabeza elevada, dejando a Flashing estupefacta, con lágrimas en los ojos… ¿Qué había hecho ella para que la vejasen así?

[center]* * *[/center]

La Canciller Pudding Head miró hacia todos lados cuando entró en la carpa, buscando a su hijo Look Talker. Cuando le descubrió, miró hacia otro lado: debía mantener el secreto, y más teniendo en cuenta de que le acompañaba otro miembro del Círculo Interno: Fancy Pants.

Este entró también a la carpa y se situó junto a la dama, aunque se fijó únicamente, de soslayo, en la expresión de Pudding.

—¿Dónde está tu… perrita faldero? —preguntó la Canciller, una vez había puesto la mirada en Fancy. Éste miró hacia atrás y descubrió que Fleur de Lis no estaba a su lado…

—Al menos “ella” está domesticada, no como tu hijo —respondió el unicornio, entrecerrando los ojos.

La respuesta de la Canciller Pudding fue tajante:

—¿Cómo te atreves a decir eso? —musitó entre dientes.

—Vamos, vamos… —cortó de repente Wise, interponiéndose entre los dos—, se supone que son miembros del Círculo Interno de la alta sociedad… No está bien que se comporten como dos bebés.

—Únicamente me he defendido… —declaró Fancy.

—Tienes razón —dijo Pudding, ignorando completamente a Fancy—, no solo somos de la alta sociedad, sino que debemos aparentarlo.

En ese momento Fleur de Lis entró a la carpa y se situó justo detrás de Fancy, volviéndose a convertir en la sombra de éste.

—Lo siento… —dijo, apenada—, me he retrasado ligeramente… No volverá a ocurrir.

Fancy Pants volvió a sonreir.

Entonces él, Fleur de Lis, Pudding Head y Bronze Legs caminaron parsimoniosamente por el interior la carpa, acompañados por Wise Words, que les iba enseñando a qué se estaban dedicando en cada parte del pabellón, mientras todos los trabajadores aplaudían y explicaban extasiados sus ocupaciones.

Una vez salieron de la carpa, Pudding susurró al oído de Wise:

—Quisiera visitar la tumba… A solas…

Éste asintió y señaló hacia unos guardias, que rápidamente llegaron hasta ellos y acompañaron a Bronze, a Fancy y a Fleur a visitar el pueblo y su engalanamiento. Wise abrió el camino hacia el cementerio, seguido muy de cerca por la Canciller.

Una vez llegaron al camposanto, se dirigieron directamente hacia una sepultura en concreto. En la lápida no había ninguna inscripción, aunque en el suelo, justo delante, alguien había dejado una flor. Wise torció ligeramente el gesto y miró a su alrededor. Las demás tumbas tenían la losa vacía. Únicamente en la que estaban tenía un presente.

—¿Estás seguro que esta es la suya? —preguntó la Canciller, mirando la lápida, cuya forma era completamente irregular, como si hubiera sido obra de un potrillo.

—Completamente —respondió el semental—. Puede corroborarlo usted misma —comentó, señalando hacia el resto de sepulturas—. Esta es la única tumba anterior al pueblo. De hecho, coincide completamente con la datación temporal de su fallecimiento. Tiene que ser la suya.

—Al menos, veo que alguien le rinde homenaje, tal como se merece… —confesó la señora, dando a entender que las palabras de Wise le habían incomodado, mientras señalaba la flor.

El semental se quedó ensimismado por la ofrenda. Sabía la historia que tenía la tumba, y conocía perfectamente quién estaba enterrado allí. Y comprendía la relación que había tenido Gentle Colors en este asunto. Allí, entre él y la Canciller se hallaban los restos del que otrora fuera un prometedor aprendiz de la Princesa Celestia. Un pobre diablo que tuvo la osadía, junto con su maestra, de usar los Elementos de la Armonía contra la unicornio de dos colores. Un inocente unicornio que pereció entre gritos de agonía cuando los Señores Elementales se negaron a atacar a su elegida y le eligieron a él para descargar toda su furia.

Pero la flor era algo que escapaba a su control. ¿Era probable que fuese un regalo de algún alma caritativa del pueblo, ante el desconocimiento de quién moraba en esa tumba? No, de haber alguien así, él sabría quién era. Pero la otra opción le preocupaba aún más. ¿Era posible que fuese una forma de solicitar el perdón del difunto, en forma de ofrendas, de alguien que sí le conociese? Esta segunda opción era más lógica, pero mucho más sobrecogedora, pues, exceptuándole a él y a la Princesa Celestia, el único ser que conocía al finado o estuvo presente en su muerte, era Gentle Colors. Pero para ello, tendría que recordarle. ¿Acaso ella había logrado romper el hechizo de olvido sobre sí misma? Si era así, era algo completamente terrible. Tendría que consultar directamente con la Princesa Celestia los pasos a seguir.

—Una oración por su alma —dijo la Canciller, rompiendo la concentración de Wise, y empezó a murmurar. Entonces el semental miró hacia abajo, acompañando la plegaria.

>>¿Sabes una cosa, “Número Uno”? — preguntó la dama. Éste volteó, con tranquilidad, la mirada hacia ella. Sabía que los miembros del Círculo Interno, descendientes directos de los fundadores de Equestria, conocían de la existencia de los tres espías—. Me niego a creer que White Star sucumbiese ante unos míseros gusanos de las profundidades… Él era amigo de nuestra familia, y su poder era muy grande. De hecho, podía acabar con un dragón con un casco atado a la espalda. Es literalmente imposible que muriese de forma tan… tan penosa, como dijo la Princesa Celestia que ocurrió.

La Canciller miró directamente hacia los ojos de Wise.

—Sé que me ocultáis el verdadero motivo de su muerte —declaró—. Te lo pido humildemente… —agachó la cabeza— ¿Cómo falleció realmente?

Wise volvió a mirar hacia la tumba. No podía explicar a la Canciller cómo ocurrió, pues montaría en cólera y atacaría a Gentle al momento. Y ésta, al defenderse, seguramente mataría a la dama, provocando así un cisma inigualable en el tejido social de toda Equestria, además de poner en peligro la existencia del grupo de seis yeguas de Northwest Mines Town. Definitivamente, no podía revelar ese dato.

—Lo siento mucho, Canciller Pudding Head —musitó el semental—, pero no puedo revelar el verdadero motivo de su muerte. Vuestra vida y la de vuestra familia, así como la de los restantes miembros del Círculo Interno correrían un serio peligro si os lo contase…

—Creo que con eso ya me lo has dicho todo… —declaró la Canciller—, señalemos que lo que ocurrió realmente tiene que ver con, probablemente, la propia Princesa Celestia… En ese caso… —bajó la mirada—, será mejor que no me cuentes nada… No puedo, ni debo enfrentarme a nuestra soberana.

Wise puso una expresión seria, aunque por dentro estaba aliviado: la Canciller era una yegua inteligente, más aún de lo que se esperaría en un miembro de la alta sociedad, cuyas preocupaciones normalmente era relacionarse entre ellos… Pudding Head, sin embargo, había sido instruida en varias artes y, sobre todo, era considerada por muchos ponis como “La Canciller del pueblo”, ya que, al contrario de su antepasada, esta Pudding se preocupaba verdaderamente de los demás, sobre todo si su status social era bajo.

—De todas formas —cortó de repente la dama—, me gustaría saber cómo está mi hijo… Recuerda el trato.

—Sí, lo sé —declaró Wise—. Aunque fue “Número Dos” quien lo firmó, me atengo a él, y lo cumplo a rajatabla.

—¿Está seguro aquí? —preguntó Pudding—. He oído cosas… cosas terribles con respecto a unos robos…

—Seguramente sean cierto los rumores del Círculo Interno, canciller —respondió el semental—. Pero le aseguro que su hijo está seguro aquí. Es más, él también sabe del asunto, al igual que el Consejo del Pueblo, y estamos todos más unidos que nunca. No le pasará nada, se lo aseguro.

—Recuerda el trato —repitió la señora—: yo cuidaba a Flashing Hooves, proporcionándole un techo y todo mi cariño, mientras vosotros os llevabais a mi hijo Look a un sitio seguro…

—Y así ha sido, Canciller —exclamó Wise.

—Mi hijo no está seguro en Canterlot —siguió explicando Pudding—. Los demás, incluyendo mi marido y mi otro hijo, aprovecharían su sordomudez para atacarle, a pesar de que él es el legítimo heredero de mi fortuna…

—¿Fortuna? ¿Qué fortuna? —de repente Fancy Pants apareció en la puerta del cementerio—. Que yo sepa, vos vivís gracias a un mecenas…

—Igual que tú —respondió la Canciller—. ¿Acaso crees que ignoro ese dato? De hecho, ninguno de los tres descendientes de los Fundadores tenemos dinero… Todo lo malgastaron nuestros ancestros, hasta que, en tiempos de nuestros abuelos, ese mecenas apareció y nos ofreció avalarnos anualmente si cambiábamos nuestra forma de administrarlo y pasando a dedicarlo al bien común… y gracias a eso nuestras familias siguen teniendo un nombre en Equestria. Recuerda: dedicarlo al bien común, algo que tú no haces.

Fancy Pants entrecerró los ojos, furioso.

—Sabes perfectamente que mis relaciones con los demás miembros de la alta sociedad es también muy importante —dijo—. Si no se mantiene una estructura estable entre el estrato más alto de Equestria, ésta está condenada a caer… Golden Wings y tú os ocupáis de las otras clases sociales, pero mi trabajo, manteniendo viva la alta sociedad, es extremadamente significativo.

Se hizo un silencio incómodo, que volvió a romper Fancy:

—He venido para avisaros de que van a empezar los eventos —dijo.

Mientras volvían hacia el pueblo, Pudding preguntó, más hacia el aire que hacia Fancy:

—Me gustaría saber por qué has venido tú en vez de Golden Wings.

—Porque esto es un evento social, así que… ¿Quién mejor que yo para un acontecimiento de estas características? —respondió Fancy.

Pudding señaló a la ciudad de nubes que se erigía sobre Northwest Mines Town.

—Por eso debería haber venido él —exclamó—. Además, aquí los únicos de la alta sociedad con los que puedes mezclarte soy yo, mi hijo y tu acompañante… Y te recomiendo no juntarte mucho con mi hijo, os contagiaríais mutuamente la estupidez.

—¿Te refieres al que ha venido contigo o al que vive aquí, lejos de las preocupaciones de Canterlot? —inquirió Fancy, con una malévola sonrisa en la boca.

—El que vive aquí tiene más inteligencia en uno solo de sus cascos que toda tu cohorte de babosos puestos en fila —Pudding miró furiosa al unicornio.

—Por favor, por favor —cortó de repente Wise, con un gesto evidente de furia—, no voy a consentir estúpidas peleas de palacio en el pueblo… U os comportáis como dos buenos... nobles, o me veré obligado a dar parte de vuestro comportamiento a la Princesa Celestia.

Esas palabras espolearon tanto a Pudding como a Fancy, que rápidamente se disculparon entre ellos. Entonces los tres, sonriendo, entraron a la calle principal.

El panorama dentro de la plazoleta de la estatua no era mucho mejor que la que había tenido lugar en el cementerio: Gentle Colors, envuelta en una túnica, estaba gritándole, de forma enloquecida, a Spoon Giddy, ante la mirada de desconcierto de todos los presentes. Magic intentaba alejar al cocinero, mientras Muffled, que estaba delante de la yegua del cuerno roto, sujetaba a ésta por los hombros, impidiéndola avanzar y que pasase de palabras a hechos.

—¿Qué ocurre aquí? —preguntó Wise, mirando inquisitivamente tanto a Gentle como a Spoon.

—¡Este… imbécil se ha entrometido en mis asuntos! —exclamó la unicornio de dos colores, sin dejar de mirar furiosa al cocinero.

Pudding se puso al lado de su hijo y Fancy hizo lo propio con Fleur de Lis, que estaban aterrados por la escena. Look vio a su madre y, armándose de valor, se puso delante de Gentle y la abofeteó. Ésta pestañeó y su mirada se fijó en él.

—“Por favor, Gentle” —explicó Look, mediante movimientos oculares—. “No me humilles delante de mi madre, te lo suplico”.

La unicornio de dos colores volvió a pestañear y miró a su alrededor. Retornó su mirada en Look y volvió a pestañear. Entonces bajó la mirada y se disculpó.

Wise se acercó a ella y le volvió a preguntar, más calmadamente:

—¿Qué es lo que ha pasado?

—Verás… —musitó Gentle, denotando que estaba verdaderamente avergonzada—. Había elegido encargarme, entre otras cosas, de la diversión musical… Y quería contratar a una grupo de cámara para que deleitase a los miembros de la alta sociedad, y también iba a contratar a alguien más para que tocase para los demás…

>>Pero Spoon ha creído que mi firma al lado de la tarea era un borrón, y ha firmado también. Ha actuado por su cuenta y no ha dicho nada a nadie del Consejo de que estaba trabajando en esta tarea, mientras que todo el mundo, incluso él, sabía que yo estaba ocupada en este tema.

>>Y, cuando he intentado contratar a la mejor Disk-Jockey de toda Equestria, una tal Vinyl Scratch, ésta me ha dicho que ya tenía un trabajo a la misma hora, por lo que he tenido que pagarle el doble para que viniese al evento de la reinauguración… Pero lo peor de todo es que este estúpido —señaló a Spoon— ya la había contratado. Esa tal Vinyl Scratch iba a venir de todas formas y, gracias a la imbecilidad de “éste” —volvió a señalar al cocinero—, me ha costado el doble… Todo porque el señorito quería que fuese una sorpresa.

—¡Ya te he pedido perdón mil veces! —se quejó Spoon. Muffled y Magic asintieron, corroborando las palabras del cocinero, que siguió hablando—, ¡pero parece que no quieres oírme!

—Venga, venga… —exclamó Wise en tono conciliador, acercándose aún más a Gentle—, te ha pedido perdón… —le puso el casco sobre el hombro, en señal de amistad—. Recuerda que estamos haciendo historia… —le dijo en voz baja—, estamos reinaugurando una ciudad de nubes, de las que hay muy pocas en todo el mundo… Y ésta está aquí arriba, ennobleciéndonos a todos… No te enfades, anda… Que los dos sabemos que tú eres en realidad un cacho de pan.

—Pero es que me enerva —respondió la unicornio de dos colores, con el mismo tono de voz—. Él solo tenía que hacer una cosa y lo ha hecho fatal, empantanando al resto… Pero en fin… —mostró una sonrisa de potrilla buena, que hizo recorrer un escalofrío en la espalda de Wise—, es tu tarea que se adapte mejor al Consejo, ¿verdad?

Wise entrecerró los ojos durante un instante: ¿qué había querido decir la yegua del cuerno roto con esa última frase? ¿Acaso sabía realmente quién era él y cuál era la misión secreta de Spoon Giddy? Tendría que consultarlo con la Princesa Celestia, nada más acabar la celebración.

Gentle también entrecerró los ojos.

—¿Acaso quieres escaquearte de la tarea? —preguntó, manteniendo en todo momento la voz baja—. Tú lo elegiste para entrar en el Consejo, es tu responsabilidad…

Wise suspiró aliviado… Todo había sido una falsa alarma: efectivamente, Wise propuso a Spoon para el Consejo, y ese dato no le había pasado desapercibido a la unicornio de dos colores… Pero, de todas formas, iría a Canterlot para asegurarse.

—Ejem, ejem… —una voz surgió desde detrás del grupo. Era una poni de tierra de cuero gris oscuro, con una preciosa melena color ámbar gris y unos ojos púrpura grisáceos. Su Cutie Mark era una Clave de sol de tonalidad púrpura—. Somos el grupo de cámara Real de Canterlot —dijo, señalando a los demás integrantes del cuarteto: un poni de tierra morado con crin celeste, ojos amarillentos y una lira dorada por Cutie Mark; una poni de tierra cuyo cuero era turquesa, sus ojos morados y su Cutie Mark permanecía oculto, ya que, enrollado a su cuerpo, había un gran trombón. El último miembro era otro poni de tierra gris claro, con el pelo cano y ojos verdosos, y su Cutie Mark eran dos dobles corcheas, uno negro y, por encima de éste, uno blanco más pequeño.

—Perfecto —Gentle se tranquilizó y sonrió—. ¿Habéis traído todo lo que os había pedido?

—Sí, creo —respondió la artista—. Aunque debo reconocer que es un poco… “aberrante” el usar instrumentos eléctricos, pero de todas formas vamos a intentarlo —para reafirmar las palabras expresadas por la poni de cuero gris oscuro, la yegua del trombón señaló, con su pata anterior derecha, una conexión especial que tenía el instrumento, mientras que los otros dos indicaban un pequeño carro que supuestamente habían llevado hasta Northwest Mines Town.

Gentle señaló a su alrededor y, volviendo a mirar al cuarteto, dijo:

—Como podéis comprobar, este pueblo tiene una acústica bastante pobre: casas bajas y la nada alrededor, si exceptuamos la montaña de la mina. Así que hace poco se instaló un sistema de sonido digital para evitarnos este problema en los conciertos. Pero lo malo es que únicamente se pueden usar instrumentos eléctricos… Espero que os hayan dejado un buen precio en la tienda de música al alquilar los equipos…

—No se preocupe —respondió la músico que había tomado la voz cantante—, tal como nos recomendó, dijimos que íbamos de su parte y nos han rebajado el precio.

—¡Octavia, Octavia! —se oyó una voz que venía desde las afueras del pueblo—. Deja de aburrir a mi público…

La grisácea poni de tierra abrió los ojos como platos y lentamente se fue dando la vuelta. Cuando terminó de hacerlo, entrecerró los ojos: acercándose lentamente, hacia donde ella estaba, había una blanca unicornio de crin azul con franjas turquesa. Sus ojos estaban ocultos por unas grandes gafas negras con un cristal reflectante de color púrpura, que a la vez hacía juego con su melena, y su Cutie Mark era una doble corchea negra. Esa extraña unicornio estaba empujando, con sus patas delanteras, una mesa de mezclas digital con dos grandes altavoces acoplados.

—¡Vinyl Scratch! —exclamó Octavia—. Este es el último sitio en que esperaba verte… Nunca… Nunca me libraré de ti… —miró hacia el cielo, apenada.

—Vamos, Octi, vamos… —respondió Vinyl, que se había acercado hasta situarse al lado de la músico—. Digamos que aquí saben apreciar lo bueno, por eso me han llamado…

—Esto… ¿os conocéis? —preguntó Shiny, que se había acercado al revuelo, seguida de las demás amigas.

Vinyl rodeó con su pata el cuello de Octavia y, sonriendo, respondió:

—Por supuesto que la conozco… Es mi compañera de piso, allá en Canterlot.

Octavia bajó la mirada, sin creerse aún que Vinyl estuviese allí, junto a ella, en un lugar tan remoto como era ese pueblo.

—De hecho —siguió diciendo la Disk-Jockey—, es la mejor compañera de piso que jamás he tenido…

Esas palabras hicieron vibrar el corazón de Octavia, que levantó la mirada y la fijó, con ojos titilantes, hacia la unicornio.

—Aunque… —continuó hablando Vinyl—, a decir verdad, al ser la única compañera que he tenido, también es la peor de la historia…

Octavia se enfurruñó y, despacio, se quitó de encima la pata de Vinyl.

—Octi… —dijo la blanca unicornio—. ¿Desde cuándo no aceptas bromas? Sabes perfectamente que no te cambiaría por nada.

Y, para dar más énfasis a sus palabras, se quitó las gafas mediante la magia, poniéndolas por encima de su cuerno.

En ese momento las seis amigas de Northwest Mines Town, exceptuando a Gentle, quedaron petrificadas: esa yegua que tenían delante era exactamente igual a la del cuadro de la vampiresa que vieron la noche anterior. Eso solo podía significar una cosa: esa Disk-Jockey era una chupasangres.

—Es… ¡Es ella! —chilló Flashing, señalando a Vinyl—. ¡Es una vampiresa y nos va a matar a todos!

Todos los que estaban reunidos en la plaza miraron directamente a la blanca unicornio, que empezaba a recular, asustada.

—¿Vampiresa? —preguntó Octavia, perpleja—. Imposible… Ella podrá ser muchas cosas, pero vampiresa… imposible.

—¡Por favor! ¡Escuchadme todos! —empezó a gritar Gentle, poniéndose en medio—. Aquí ha habido un malentendido… Ayer pusieron un documental sobre vampiros y apareció un cuadro que contenía una supuesta vampiresa. Repito: “Supuesta”.

>>Por casualidad, la unicornio que había en el cuadro es una mezcla entre la diseñadora de moda de Ponyville, llamada Rarity, y Vinyl Scratch, aquí presente…

>>Ahora bien, ¿creéis por un momento que, si de verdad fuesen vampiresas, buscarían la fama? Si yo fuese una verdadera vampiresa, intentaría pasar desapercibida… No me dedicaría a diseñar moda de alta costura o convertirme en la mejor Disk-Jockey de toda Equestria.

>>Y, por último, todo esto sobre el mito del vampirismo es perfectamente explicable: Cuando morimos, al ser enterrados, la sangre deja de fluir y se coagula, terminando por salir, al final, por los orificios naturales. Ahora bien, debido a nuestras creencias, enterramos a nuestros fallecidos ataviados con sus mejores galas, por lo que, si había una muerte extraña, en la antigüedad se desenterraba al fallecido anterior, que normalmente tenía la comisura de la boca ensangrentada, por esto que he explicado. Si hubiesen volteado el cuerpo, o lo hubiesen desnudado, habrían sabido la verdad: que todos los orificios estaban sangrientos… Pero como solo veían la boca, pensaban que el fallecido había salido de la tumba sin dejar ninguna huella, se había alimentado y había vuelto a su tumba sin volver a dejar ninguna huella.

>>Estoy segura de que esto fue lo que pasó con la unicornio del cuadro. Todo son supersticiones de ignorantes que prefieren una vida sencilla a la verdad.

—De todos modos —dijo Octavia, sonriendo aliviada—, debo confesar que Vinyl a veces me consume el alma… —y, abrazando a la Disk-Jockey, demostró que lo que acababa de decir había sido una broma—. Pero yo tampoco la cambiaría por nadie.

—Pre… Prefiero que me llamen DJ-Pon3 —replicó Vinyl, más tranquila—. Porque ahora… —su sonrisa se acentuó y sus ojos se entrecerraron—, ¡empieza la verdadera fiesta!

Y todos rieron.

[center]* * *[/center]

La fiesta de reinauguración fue un verdadero éxito. Al lado de la entrada a la mina, sobre un escenario, estaba el Cuarteto de Cámara Real de Canterlot. Su ejecución de obras clásicas era realmente bella y perfecta… hasta tal punto que muchas partituras parecían hechas para la interpretación de esos cuatro músicos.

Gentle, Pudding Head, su hijo Bronze Legs, Look Talker, Fancy Pants, Fleur de Lis, Magic Sales, Wise Words y algunos más estaban sentados disfrutando del concierto.

Del otro lado de la calle principal, junto a la entrada de Northwest Mines Town, Dj-Pon3 estaba haciendo vibrar el suelo, las paredes e incluso el aire mismo. Casi todo el pueblo se divertía al ritmo de la música electrónica que creaba esa maravillosa unicornio.

Pero la que más se divertía era Vinyl Scratch. Los ojos de la Disk-Jockey titilaban de placer: su público gozaba y además le habían permitido conectar su mesa de mezclas al sistema multimedia del pueblo, disponiendo de más de 25.000 Watios de potencia. De hecho, nunca antes había podido disfrutar de tal energía. Y lo mejor de todo era que esa yegua con túnica, que parecía mandar mucho en el pueblo, le iba a regalar, como parte pago, el mejor sistema de sonido que había en Equestria: un sistema de sonido a la que ella le había echado el ojo desde hacía tiempo en una tienda exclusiva de Canterlot, y cuya dueña resultaba ser la misma poni que le había contratado. Efectivamente, ese iba a ser uno de los mejores días de su vida.

[center]* * *[/center]

Las serpentinas que se habían lanzado desde Cirrus Merlon aún seguían cayendo al suelo cuando terminaron los conciertos. Todo el mundo había disfrutado de la fiesta de reinauguración… Pero tocaba el momento de la despedida.

Pudding Head no pudo resistir más el protocolo y, acercándose a Look, le abrazó con cariño, ante la consternación de Bronze Legs y ante la sonrisa de Fancy Pants.

—Hijo mío —dijo la Canciller—, veo que estás seguro aquí y, lo que es más importante, que tienes verdaderos amigos. Mantén esta amistad, pues son un verdadero tesoro, no el dinero, porque lo más transcendental, lo que hace valioso a un poni, está aquí dentro —y señaló el corazón de Look.

—“Gracias, madre” —declaró el semental mudo—. “Y gracias por traerme aquí… Esta gente es maravillosa”.

—Entonces que él se quede con sus amigos —dijo Bronze, con gesto enfurruñado pero a la vez con una sonrisa malévola—, yo me quedaré con la herencia…

Fancy Pants se acercó al potrillo y le propinó un capón.

—Haz caso a tu madre —indicó—. Puedes tener incontables riquezas, pero al final lo que importa es con quién te relacionas y cómo de fuerte es el sentimiento con el que lo haces… —en ese momento se acercó a Pudding Head y, mirándola, continuó hablando—. Por eso hago mis relaciones con el resto de la alta sociedad… y por eso mismo sé que lo que hago yo, lo que haces tú y lo que hace Golden Wings, es necesario para Equestria… —y le tendió una pata hacia la Canciller, que aceptó gustosamente.

Fleur de Lis bajó la mirada y girándose, se dirigió hacia donde estaba Flashing, que aún seguía bailoteando al son de la música de DJ-Pon3, a pesar de que hacía un rato que ésta había terminado.

—Te llamas Flashing, ¿no? —preguntó Fleur, sobresaltando ligeramente a la potrilla.

—Sí, ese es mi nombre —respondió la pequeña prestidigitadora con una sonrisa.

—Qui… Quisiera disculparme por lo ocurrido anteriormente —Fleur se inclinó levemente—. Seguramente pensé cosas que no ocurrieron realmente y lo pagué contigo.

—No te preocupes —la sonrisa de Flashing se acentuó—. No pasa nada… ¿Amigas? —la potrilla extendió una pata hacia la blanca unicornio, que empezó a sonreír, extendiendo su casco hasta apretarlo con el de la prestidigitadora.

Las dos unicornios se dirigieron hacia el grupo pero, antes de llegar, Flashing miró hacia atrás y vio a Vinyl Scratch. Disculpándose ante Fleur, la pequeña unicornio trotó hasta encontrarse con la Disk-Jockey.

—Te llamas Vinyl, ¿no? —preguntó una vez se puso a su lado.

—Prefiero que me llamen por mi nombre profesional —respondió ésta, mientras estaba recogiendo su equipo—, pero sí, mi verdadero nombre es Vinyl.

—Quisiera disculparme, en nombre de todo el pueblo, por el malentendido de antes —Flashing miró hacia el suelo, avergonzada—, y quisiera recompensarte de una forma que de seguro te va a encantar…

Vinyl entrecerró ligeramente los ojos, extrañada.

—Espera un momento, ahora vuelvo —dijo la potrilla, elevando su cara, que esta vez reflejaba una gran sonrisa.

La Disk-Jockey apenas tuvo tiempo de responder… Flashing entró directamente a la casa del Consejo y salió tan rápido como pudo, posicionándose otra vez al lado de DJ-Pon3. Sin esperar contestación, la elevó del suelo y, trotando, la situó sobre una extraña loseta. Mientras Vinyl se preguntaba qué estaba pasando, la prestidigitadora se puso sobre otra loseta cercana y, alzando el mando a distancia que acababa de coger de la casa del Consejo, encendió el sistema de multiproyección.

Muffled vio de soslayo lo que pretendía hacer la pequeña prestidigitadora y, apartando a los demás como pudo, intentó trotar hacia ella para impedir que ésta volviese a hacer el mismo juego que esa mañana.

—¡¡UIIIIIIIIIIIIII!! —gritó Flashing mientras se elevaba poco a poco su loseta.

—¡¡UAAAAA HAHAHA!! —exclamó Vinyl Scratch cuando notó que se elevaba. Esa sensación era maravillosa.

—¡¡NOOOOOOO!! —chilló Muffled mientras, intentando evitar esa travesura, tropezó y se cayó al suelo.

[center]* * *[/center]

“Querida abuelita:

Hoy se ha reinaugurado la ciudad de nubes que hay encima de Northwest Mines Town… Sí, ya sé que te conté hace tiempo que iba a hacerse, pero surgieron problemas, que afortunadamente se han solucionado. Al fin Cirrus Merlon (que así se llamaba originalmente) vuelve a brillar en toda su plenitud.

Las celebraciones han sido espectaculares y nos lo hemos pasado genial. El Consejo del Pueblo ha contratado a los mejores músicos y todo ha sido fantástico: las serpentinas, los fuegos artificiales, la comida...

Incluso he conocido a varios miembros de la alta sociedad, cosa que nunca logré hacer cuando estaba en Canterlot. Sí, sé que tú te los encontrarás prácticamente cada día, pero a mí me ha resultado una experiencia muy gratificante.

Por cierto, me ha sorprendido muchísimo una cosa que he descubierto hoy: uno de los habitantes en el pueblo, que se llama Look Talker, resulta que es el hijo mayor de la Canciller Pudding Head (que, por lo que me ha contado el propio Look, es descendiente directa de una de las fundadoras de Equestria. Imagínate… He estado frente a la gran Pudding Head, descendiente de la fundadora Pudding Head… aunque no me extraña que sean familia, teniendo las dos el mismo nombre). Al final voy a estar rodeada de gente aún más maravillosa de lo que yo creía…

¡Ah! Look Talker, al igual que su madre, no es para nada orgulloso… De hecho, él es todo lo contrario a lo que cabría esperarse de un noble, es todo humildad…

Bueno, veo que me estoy extendiendo demasiado, así que te voy a poner lo que he… mejor dicho, lo que hemos aprendido (estamos todas aquí escribiendo) en estos días (siento la tardanza al escribir):

Las cosas del pasado hay que venerarlas en su justa medida, sin que nada sea blanco o negro. Al contrario, todo tiene una gama interminable de colores (más aún que la crin de esa tal Rainbow Dash, dice Knowledge). En poco tiempo Cirrus Merlon ha pasado de ser abucheada a ser vanagloriada, gracias a esa serie de acciones que te dije hace tiempo en otra carta.

Y, poco a poco, todo vuelve a su cauce. Si ha sido algo positivo, volverá a serlo, pero si ha sido negativo, al final saldrá a la luz. Así que lo mejor es observar y no juzgar hasta saberlo todo.

Por cierto, Gentle insiste que ponga lo siguiente: “¿Has leído? Absolutamente todo vuelve a su cauce, ¿no crees que ya va siendo hora?”. No sé a qué se refiere, pero ha sonreído después de que yo lo escribiese.

Un beso y un abrazo de parte de todas: Fast Feather, Flashing Hooves, Gentle Colors, Knowledge Undiying, Shadow Hammer, y mío, por supuesto.

Con cariño, tu nieta Shiny Eyes.”

[center]FIN DEL CHAPTER 1x12[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. Nos vemos pronto. :D
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
Mane 6/Element Of Flood
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - 1ª Parte

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Ene 2014, 15:49

Y llegaron los Reyes Magos a Spaniard Hooves y trajeron muchos regalos... y, a los que se portaron mal, les trajeron carbón y un capítulo nuevo de este fanfic.

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Mucho de...

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Y una pizca de...

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Y, sin más dilación, aquí tenéis la primera parte (de dos) del capítulo 1x13:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x13[/center]
[center]Yell, Muffled, Yell[/center]
[center]1ª Parte[/center]

Wise Words miró hacia atrás. Northwest Mines Town aún no había despertado. Ataviado con la armadura, y oculto bajo una túnica, se ajustó el cinto de las alforjas. Tenía que ir a Canterlot y pedir audiencia con la Princesa Celestia para comentarle y discutir las acciones a seguir, a raíz de los últimos descubrimientos acontecidos con respecto a Gentle Colors.

El libro de magia que la unicornio de dos colores poseía era “nuevo”. Nuevo en el sentido de que nunca antes lo había visto en la excepcional biblioteca que poseía Gentle, pero en realidad ese libro era viejo, muy viejo… tanto, que databa de una época anterior a las aparición de las dos Princesas e incluso de Discord. Y, a juzgar por el lujo del tomo y de los hechizos expuestos (a pesar de que el idioma era totalmente desconocido para Wise), ese grimorio no era precisamente de un mago normal, sino de un Gran Maestre de la magia arcana.

Aparte, también estaba el hecho del comportamiento de Gentle. Wise juraría que ésta había sorteado el hechizo de “olvido” que había impuesto la Princesa Celestia en Northwest Mines Town desde que se creó el pueblo… Y eso era sumamente peligroso, además de horrible. Y más aún teniendo en cuenta la situación en el que estaba sumido esa población, con un posible intento de robo que podría tener lugar en cualquier momento… Y, por eso mismo, Wise decidió llevarse la armadura, pues necesitaba desplazarse lo más rápido posible a Canterlot.

Con gran tristeza enfiló el camino hacia la encrucijada. Temía por la vida de todos y cada uno de los habitantes de Nortwest Mines Town, ya que se veía superado por la situación, a pesar de que contaba con el apoyo de todo el Consejo, e incluso con la ayuda que le había enviado la Gran Yegua, en forma de “cocinero sabelotodo”. Solo esperaba que todo llegase a buen puerto, pues nadie, aparte de ellos, sabía qué objetivo tenían los ladrones, y solo podían esperar y proteger a los demás.

Con un suspiro, se encabritó y comenzó a acelerar, hasta que perdió de vista el pueblo, dirigiéndose, sin frenar, hacia la salida a Ponyville cuando llegó a la encrucijada.

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Gentle Colors observaba por la ventana cómo Wise Words, ataviado con una túnica, se ajustaba los zurrones y salía del pueblo. Perfecto. Dándose la vuelta, entró en la biblioteca y, sacando un libro en concreto, pulsó el botón secreto.

Una vez abajo, entró en la cocina y abrió la nevera y entrecerró los ojos. Lo que más temía en esos momentos se había hecho realidad: se estaba quedando sin comida. Frunciendo el morro, cerró la puerta de la cocina y se dirigió hacia la habitación donde guardaba parte de su fortuna, cogiendo un pequeño saco que previamente había preparado.

Cuando volvió al pasillo principal de la mansión subterránea, sacó de su zurrón una pequeña carta. La observó durante unos segundos y pestañeó lentamente. No le gustaba recurrir a esos subterfugios para conseguir su alimento, pero no quería que nadie ahí fuera supiese en qué consistía su dieta. Solo esperaba que algún día su fisionomía volviese a ser normal para volver a comer simple e insípido heno, pero habían pasado demasiados siglos alimentándose con este tipo de comida como para volver a acostumbrar su cuerpo a una comida apta para un poni normal.

Decidió entrar en la habitación del trono real para enviar la carta, como siguiendo un pequeño “juego” para indicar a sí misma quién era la culpable de su situación… La culpable de todo su sufrimiento.

Se acercó al trono y rozó con su casco el asiento. Deseaba tanto sentarse en ese lugar que habría dado prácticamente cualquier cosa por hacerlo... Pero no debía: no había podido hacerlo en el verdadero trono, por lo que, hacerlo en el de esa habitación no era ni siquiera un símil que la reconfortase. Era un engaño hacia sí misma, y eso no lo soportaba.

Se echó a los pies del trono y, con sus cascos, dibujó unos pequeños símbolos en el aire, como si su intención fuese el rasgarlo, a la vez que recitaba un pequeño salmo. A medida que iba avanzando el hechizo, las runas tomaron forma, quemando el aire con un siseo y permaneciendo suspendidos hasta que, por encima del hechizo materializado, se abrió un pequeño portal ovalado. Gentle colocó la carta delante del portal, cuyo interior era un espiral purpúreo, y la soltó, siendo absorbida por el pórtico mágico, que se apagó al instante, así como las runas, que se desvanecieron con un sonido específico, como el de un metal al rojo vivo sumergiéndose en agua helada.

A continuación sacó un pequeño palo del zurrón y lo mordió con todas sus fuerzas… sabiendo lo que iba a ocurrir en unos instantes. En cuestión de unos pocos segundos, sus ojos se torcieron hasta que sus pupilas desaparecieron por los laterales y su cuerpo empezó a convulsionar, haciendo que cayese a plomo sobre el suelo. Por último, de su boca empezó a surgir una blanquecina espuma, que cayó al piso, empapando la mejilla en su recorrido.

Cuando acabó el ataque epiléptico, Gentle abrió los ojos y, poco a poco, se incorporó. Escupió la pequeña rama y tragó la espesa saliva que aún recorría el interior de su boca. Miró asqueada hacia el lugar donde había hecho el hechizo… Ese tipo de magia era aún peor para ella que la “unicornio”, ya que no estaba hecha para ser manejada por una simple poni, y ya se encargaba su cuerpo de avisarla con efectos secundarios demasiado adversos.

Cada vez que hacía un hechizo de ese tipo de magia, cada fibra de su ser se quejaba. Y su cambio dependía del nivel, siendo un “simple” ataque epiléptico si el hechizo era de bajo nivel, como el que acababa de hacer, pero con consecuencias muchísimo peores si el hechizo era más poderoso, como ocurrió en el viaje a Ponyville cuando portaba a Reddish. En ese caso, al usar el hechizo de aceleración, vomitó sangre. Pero era aún más grave si el hechizo realizado era uno de los de ese libro que había adquirido hace relativamente poco tiempo. Entonces su cuerpo mutaba a un nivel molecular. Prueba de ello era su cuero de dos colores, cambio que tuvo lugar cuando intentó atrapar a la Princesa Celestia, cuando ésta quiso destruirla hacía ya algo más de trescientos años. Y fue en ese momento cuando se enteró de que fueron los mismísimos Señores Elementales los que la habían elegido para algún oscuro propósito. Descubrimiento que pagó con su propia vida el pobre aprendiz que tenía en ese momento su enemiga.

Pero era hora de salir al punto convenido, así que la yegua de dos colores se dirigió a la salida trasera de la mansión y, apretando un botón camuflado en la pared del fondo, accedió al cementerio de Northwest Mines Town. Solo esperaba tardar el menor tiempo posible, pues no quería que nadie advirtiese su ausencia.

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Muffled había permanecido despierta toda la noche. Estaba extrañamente nerviosa. Sabía que algo inminente iba a tener lugar, y algo dentro de ella sabía que era algo horrible.

Posiblemente tuviese relación con el asunto de los robos, o quizás fuese algo más profundo, pero estaba completamente segura que iba a ser algo malo, perverso, cruel...

Pronto despuntaría el alba, y tendría que ir a trabajar a la mina, como casi todos los días. Eso no era vida, o mejor dicho, esa era toda su vida: esa maldita mina que le daba de comer y que a la vez le había hecho tan desdichada. Sabía que nunca lograría salir de esa espiral destructiva, pues sentía que había llegado a lo más alto. ¿Y qué era la cima a la que había accedido? Ser miembro del Consejo de un pequeño pueblo perdido y haber recibido heridas y más heridas en su cuerpo y, lo que era más grave, en su alma.

Estaba enamorada. De Wise Words. Pero ese poni, con su trabajo y su dedicación, era completamente inalcanzable para ella. Ese poni era demasiado importante como para sentirse atraído por una insignificante yegua minera, incluso si ésta era la jefa de la cuadrilla de mineros de Northwest Mines Town. Y todos los mensajes y gestos que había hecho Wise hacia ella seguramente habían sido interpretaciones erróneas. Incluso las palabras dichas por él, cuando volvió de Ponyville con ese colgante, no indicaban nada, pues Wise era experto en subterfugios, y posiblemente lo único que quería ese poni era jugar con ella para que desvelase la verdad sobre la figurilla de cristal.

O quizás no. Quizás Wise había estado enamorado de ella y, por pura cabezonería y estupidez, había dejado escapar la oportunidad. “Tonta, eres una tonta”, pensó mientras se golpeaba la sien con un casco, “Y ahora vuelve a mirar hacia Gentle Colors… Sigue enamorado de ella, y tú no puedes competir, eres demasiado insignificante. Ella es una gran hechicera que ha hecho mucho por el pueblo, e incluso por toda Equestria… Pero tú no eres más que… que… que una mota de polvo”.

No sabía qué hacer, no sabía qué decir y no sabía cómo actuar para que el poni de su vida se volviese a fijar en ella.

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Flashing Hooves se despertó, completamente sobresaltada. Aún no podía creerlo… Había tenido otro de sus sueños, y, cuanto más intentaba analizarlo, más se horrorizaba.

Iba a morir. Iba a morir antes del anochecer. Y no podía impedirlo.

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Una cortina se movió ligeramente, aunque desde fuera no se podía percibir, pues la luz de la casa estaba apagada.

El semental que estaba observando cómo se marchaba Wise sonrió: por fin podía tener lugar la siguiente parte del plan.

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—Buenos días, Shiny —dijo Feather con alegría, mientras le tendía a ésta una carta—. Tienes correo.

—Muchas gracias, Feather —respondió sonriendo la dorada pegaso, mientras recogía su misiva. La abrió inmediatamente y comenzó a leerla, cambiando su sonrisa a un gesto de asombro, para reír de manera acentuada—. Es de mi abuelita —confesó—. Dice que va a venir dentro de poco…

La pegaso-cartero también aumentó su sonrisa. Quería conocer a la abuela de Shiny, y saber todos los detalles acerca de ella y de su relación con su amiga joyero. Pero primero tenía que repartir el correo, así que hizo un gesto de asentimiento y continuó con su tarea, dirigiéndose rápidamente hacia la tienda de Magic

Shiny empezó a bailotear en el sitio, en un gesto en parte alegría, en parte nerviosismo. Su abuela sabía de las demás del grupo únicamente por el contenido de las cartas, pero nada más. Ni ella ni las demás habían descrito sus aptitudes ni sus peculiaridades, por lo que su abuela ignoraba completamente elementos tan importantes como que Flashing no podía usar la magia o que Shadow era la herrero del pueblo. Eso sin hablar de Gentle, cuyas peculiaridades eran demasiado extensas como para relatarlas en una carta… “No hay papel suficiente en el mundo para describirla “, pensó.

Pero tenía que decir la noticia a todas sus amigas. Incluso lo debería comentar a los miembros del Consejo, ya que su abuela, a pesar de no ser de la alta sociedad, trabajaba en el Palacio, y muchos días veía y hablaba con la mismísima Princesa Celestia.

Tenía mucho trabajo que hacer, pues sentía la necesidad de que su abuelita se sintiese orgullosa orgullosa de ella, de sus amigas y del pueblo que tan bien la había acogido.

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Shadow terminó demasiado pronto su tarea del día. Esos nuevos aparatos eran maravillosos, rápidos y eficientes. Por fin podía disponer de tiempo para salir con sus amigas y dejar de ser tan esclava de su trabajo.

Poco a poco fue colocando cada herramienta en su sitio correspondiente. Unos iban en los expositores y otros en su montón… Y, mientras lo hacía, estuvo manteniendo todo el rato una radiante sonrisa.

Ahora solo tenía que esperar a recibir el pedido diario que le hacía llegar Muffled, siempre a la misma hora, como un reloj perfectamente calibrado.

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Knowledge llamó a la puerta de la casa de su amiga prestidigitadora. Del otro lado solo se oían unos ligeros lloriqueos, por lo que la historiadora frunció el ceño y aporreó la puerta.

—Flashing, sé que estás ahí dentro —dijo.

El llanto se hizo cada vez más fuerte, hasta que la puerta se abrió. La pequeña unicornio estaba más abatida que nunca. Knowledge se enterneció y abrazó a su amiga.

—Knowledge… —sollozó Flashing—. He tenido otro sueño… y ha sido peor que nunca.

Entonces se lo contó. Y, según lo iba narrando, la expresión de Knowledge se torció hasta mostrar un rictus de terror.

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Muffled resopló después de entrar en la mina, sabiendo que, como cada día, tenía mucho trabajo por delante. Pero quería acabar lo antes posible, así que comprobó que su casco estaba bien ajustado y cruzó el gran acceso.

—Jefa… buenos días —exclamó un minero grisáceo con crin marrón oscuro.

—Hola, Muzzle Sooty —respondió la yegua, sin mucho entusiasmo.

El nombre del minero correspondía a una gran mancha negruzca que cubría todo su hocico. Muzzle sonrió y se acercó a la jefa de mineros.

—Tengo que enseñarte algo… —dijo en voz baja—, algo que se sale fuera de lo común.

—¿Más aún de lo que ocurre últimamente en la mina? —preguntó Muffled.

El minero se quedó pensativo durante un instante y, mirando fijamente a los ojos de la yegua, exclamó:

—Quizás.

Y señaló un camino en concreto, que siguieron los dos. Después de adentrarse en lo más profundo de la mina, recalaron en un pasillo en concreto. Era la misma gruta en la que había aparecido el huevo de dragón.

Muzzle señaló una gema de la pared. Era la gema negra que iba a conmemorar la entrada número cien a la mina de Gentle.

—Es esa joya —confesó el minero—. Desde que me mandaste cuidarla para que nadie más que Gentle la estrajese, han ocurrido cosas extrañas.

—¿Qué cosas? —Muffled se sorprendió.

—No sé… —Muzzle bajó la mirada, en parte avergonzado por lo que iba a decir, temiendo que su jefa la tratase de mentiroso—. A veces veo cosas ahí dentro… —señaló la gema—, como reflejos difuminados. Reflejos de algo imposible. De un yermo páramo, como si fuese Northwest Mines Town pero sin casas. Es, sin duda, el producto de los sueños de un loco.

—Comprendo —Muffled no sabía si creérselo, pero conocía a Muzzle Sooty desde que los dos eran unos potrillos, y sabía que ese poni de tierra no se amilanaba por tonterías.

—Pero lo peor de todo —continuó hablando el minero— es, sin duda, ese horrible ojo… —al mentarlo, tuvo un escalorfrío.

—¿Ojo? —Muffled entrecerró los suyos. Esa historia era demasiado insólita como para ser mentira.

—Sí, uno completamente aterrador —respondió el semental con un hilo de voz—: de dos tonos, verde oscuro y negro intenso, con una pupila vertical, como de gato —volvió a tiritar—. Afortunadamente parece ser que “mira” de pasada, como si el ser no supiese que es observado. Pero aparece cuando uno menos se lo espera.

Muffled se acercó a la gema, investigándolo. No veía nada.

—Acércate más —dijo Muzzle, posicionándose poco a poco detrás de la jefa de mineros—. Así fue como lo descubrí por primera vez, mirándolo de cerca… En mala hora lo hice.

La yegua seguía sin ver nada, así que determinó que probablemente Muzzle había sido presa de malas visiones… algo normal, viendo el opresivo pasillo en el que se encontraban, capaz de jugar malas pasadas a todo aquel que permaneciese mucho tiempo. Entonces emitió un chasquido con la lengua, sabiendo que ella había sido la culpable de que ese minero estuviese transtornado.

Decidió entonces cambiar de tema, sin dejar de mirar la gema, cada vez más extrañada, pues ésta parecía cambiar ligeramente de tonalidad.

—¿Qué tal tu familia, Muzzle? —preguntó—. ¿Siguen en Manehattan? Espero que estén bien…

El reflejo que ahora se veía en la gema era distinto. Muffled entrecerró los ojos y observó detenidamente el interior de la joya. Lo que se veía parecía una explanada distorsionada, con cosas fugaces moviéndose de aquí para allá.

—Lo están —dijo Muzzle, con un tono de rabia—. Al menos, ahora lo estarán…

Y, a continuación, golpeó con su casco la cabeza de Muffled, con tal fiereza que ésta chocó violentamente contra la gema y fue resbalando por toda la pared, hasta quedar inconsciente en el suelo.

Había empezado…

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—Shadow, tienes correo —dijo Feather, entrando en la herrería—. Algo muy raro, la verdad…

La herrero se levantó del asiento, que estaba junto al fuelle eléctrico y se acercó a la pegaso-cartero. Sonriendo, cogió la carta y la volteó, intentando leer el remitente. No había nada escrito. Volvió a sentarse y, torciendo ligeramente el gesto, abrió el sobre.

—¿Ocurre algo? —preguntó Feather.

—Estoy extrañada —respondió Shadow—. Muffled no ha venido a traerme el pedido diario. Si no sé qué debo hacer y, sin la intromisión de Knowledge, estoy parada ahora mismo.

—Se habrá retrasado, seguro —la pegaso-cartero sonrió y, a continuación, salió de la herrería a seguir repartiendo.

—Sí, seguramente eso habrá sido —susurró Shadow. Pero sabía que algo andaba mal. Muffled siempre acudía exactamente a la misma hora, como si fuese un reloj perfectamente calibrado.

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—Creo que deberíamos pedir ayuda —dijo Knowledge—. Esto nos viene demasiado grande…

—No quiero morir… —exclamó Flashing, volviendo a llorar.

—Vamos a convocar una reunión del Consejo —la historiadora tuvo una idea—. Aunque no seamos miembros, creo que éste es un asunto de vital importancia…

—¿Vital…? —gimió la potrilla, llorando a continuación aún más fuerte.

—¡Lo siento!, ¡lo siento! —Knowledge se disculpó y volvió a abrazar a la pequeña unicornio.

Poco a poco las dos salieron a la calle. El miembro del Consejo más cercano era Magic Sales, así que se dirigieron hacia la tienda para convocar una reunión.

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Shiny estaba esperando junto a la entrada a la mina. Supuestamente Muffled tenía que haber salido del interior para conducirla a una gruta en la que ella debía escoger unas cuantas gemas para su restauración, pero la jefa de mineros se estaba retrasando...

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Shadow abrió la carta, cansada de esperar. Era de Plush Padding, su hermano. Empezó a leer y entrecerró los ojos, confundida. No entendía absolutamente nada:

Saludos, hermanita:

Te felicito enormemente por tu incorporación al Grupo C. Es una gran alegría descubrir que nuestra familia es aún más importante de lo que yo pensaba, pues deberías saber que yo pertenezco al Grupo B.

Sí, tu hermano es miembro importante de otro Grupo, aquí en Detrot. No dije nada cuando te visité porque no quería desvelar este secreto, pero “Número Tres” me ha comentado que vuestro Grupo ya está formado, así que la información de los Grupos ya lo sabrá todo el pueblo.

Aquí en Detrot apenas somos conocidos, ya que aún no hemos actuado de forma “oficial”, aunque sí hemos entrenado para nuestro cometido. Pero, cuando sea el momento, seremos famosos en toda Equestria, te lo aseguro… Y me encantaría pasar a la acción junto a ti y a las demás del grupo C.

Por cierto, deberías cuidarte muy mucho de Gentle Colors… Digamos que no es trigo limpio. Aunque “Número Tres” nos ha comentado de pasada que ella es el corazón del grupo, yo no me fío. Pero bueno, si la Princesa Celestia confía en ella, yo no soy quién para oponerme… Sí, ya sé que fue Gentle la que me ayudó a salir de la espiral destructiva en el que yo estaba inmerso, pero hace poco “Número Tres” me ha contado la verdad sobre ella… En un monstruo.

Mantén tu espalda vigilada y, sobre todo, no la perdáis de vista ni un solo instante. Estoy seguro de que, en el momento en que Gentle recupere suficiente poder, será capaz de hacer cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa.

Un abrazo muy grande, Plush Padding.

Shadow volteó la hoja, esperando encontrar una explicación al texto… ¿Grupo C? ¿Número Tres? ¿Qué significaba todo eso? Debía ser una broma, sin duda. Una broma de muy mal gusto. Pero lo peor de todo, sin duda alguna, era el ataque gratuito a Gentle. Shadow tuvo que reconocer que lo único del pasado de su amiga que conocía era lo que le había contado ella, pero Gentle, a pesar de ser muy orgullosa, era la primera en ayudar a todo aquel habitante de Northwest Mines Town que tuviese algún problema. Incluso a ella le había salvado la vida en Cirrus Merlon.

Lo había decidido: Entre su hermano, que aún era prácticamente un desconocido, y Gentle, ella elegiría, sin dudar, a su amiga.

Se acercó a un cuartito al fondo y sacó un papel, tinta y una pluma y escribió una escueta carta:

Querido hermano:

¡Vete a la mierda!

Con cariño, Shadow Hammer.

—¡Reunión urgente del Consejo! —oyó una voz que venía de fuera—. ¡También deben acudir las amigas de Flashing Hooves!

Extrañada, dejó la carta sobre la mesa y se dirigió hacia la casa del Consejo, no sin antes cerrar rápidamente la herrería.

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Poco a poco Muffled recuperó la consciencia y, de la misma manera, abrió los ojos. Miró lentamente a su alrededor. Seguía en la mina e incluso, a juzgar por lo que veía, estaba en el mismo lugar, delante de la gema negra. Intentó alcanzarla, esperando comprender qué había pasado, pero no pudo, pues sus patas delanteras estaban atadas a su espalda.

—Ah, al fin has despertado —exclamó Muzzle, que estaba a su lado, mirándola fijamente.

—¿Qué…? ¿Qué has hecho? —la yegua estaba confundida.

—Grita —espetó el minero.

Muffled miró hacia él, primero sorprendida, pero después con un gesto rabioso.

—Suéltame —dijo, desafiando la mirada de Muzzle, hasta que éste bajó la cabeza.

—Tienes que gritar, Muffled —comentó el minero, señalando la gema negra—. Solo tienes que usar tu grito especial, después te soltaré.

—¿Por qué quieres que grite? —preguntó la rojiza poni.

—Tú solo hazlo —respondió Muzzle—. Grita y te soltaré.

Muffled comprendió que ahora tenía, por así decirlo, la sartén sujeta por el mango, pero tenía miedo… miedo de la situación y miedo de lo que podría pasar si accedía a los planes de Muzzle.

—Por favor, debes hacerlo… —suplicó el minero—. No quiero hacerte daño. Es lo último que quiero hacer…

—Entonces dime por qué lo has hecho —replicó la jefa de mineros—. No quieres hacerme daño, pero estoy aquí atada y con un golpe en la cabeza… Todavía siento brotar la sangre en la herida.

Muzzle se acercó despacio a la yegua y, alzando una pata en señal de que no iba a hacer nada, sacó un pañuelo de su zurrón de minero y empezó a limpiar la herida.

—Deberías saber que lo que te he dicho antes es verdad —dijo mientras aplicaba con suavidad el pañuelo—. Esa gema no es… natural. He visto cosas a través de él… Cosas capaces de sobrecoger el alma a cualquiera.

—Te creo… —Muffled percibió que la intención de ese minero no era malvado. Era como si se hubiese visto obligado a actuar de esa forma… Y él se resistía, como podía, ante esa decisión—. Creo que he visto algo antes… Antes de que me golpeases a traición.

—¡Por fin alguien me cree! —exclamó el minero, alzando la vista al cielo—. Eres fantástica, Muffled.

—Pues si lo soy, ¿por qué no me sueltas? —replicó ésta.

—No sin antes hacer tu grito —Muzzle volvió a señalar la gema.

—¿Pero por qué voy a hacerlo? —preguntó la jefa de mineros, reincidiendo en el tema. Necesitaba ganar tiempo, ya que estaba segura de que en esos momentos ya la estaban buscando.

—¿Quieres saber por qué? —inquirió irónicamente el semental—. Hazlo y te lo diré.

—¿Y por qué no lo haces al revés? —interrogó Muffled—. Es decir, primero me dices por qué lo haces y luego, si me convence el motivo, gritaré. Incluso lo haré de buena gana.

—¿Y si no lo haces? —preguntó Muzzle—. ¿Qué gano yo con eso?

—Estaríamos exactamente en la misma situación que estamos ahora —respondió la rojiza yegua—, así que peor no vamos a estar, ¿verdad?

El minero quedó pensativo durante un instante para, al final, afirmar con la cabeza, sin hacer nada más.

—Espera… —cortó Muffled—. Primero desátame… Me duelen las patas.

Entonces el minero montó en cólera. La jefa de mineros se apenó… Había estirado demasiado el hilo y éste acababa de romperse.

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—¿Empezamos ya o qué? —preguntó Disarming, que se aferraba con sus cascos a los bordes de la mesa, producto sin duda de la impaciencia.

Todos los miembros del Consejo estaban reunidos y sentados en sus respectivos asientos, excepto Wise, Gentle y Muffled. También faltaba Magic, que había salido urgentemente para llamar a los tres ausentes.

Mientras tanto, Flashing miraba al suelo, sin saber qué decir. Knowledge le había dicho que esta reunión era una buena idea ya que, si por alguna casualidad se podía impedir el resultado final, sería con la ayuda de los ponis más sabios de Northwest Mines Town, aunque Flashing sentía que no era suficiente… De hecho, estaba segura que ni siquiera la propia Princesa Celestia podría impedir lo que iba a acontecer, ya que todos sus sueños hasta ese momento se habían cumplido palabra por palabra.

Magic abrió la puerta de la casa del Consejo y negó con la cabeza.

—No están por ningún lado —dijo, resignándose—. He preguntado a todo el mundo y es como si se hubiesen desvanecido.

—Entonces propongo empezar ahora —resolvió Disarming—, y si se presentan después, hacerles un resumen. ¿Votos a favor?

—Tú no tienes potestad para decidir los votos —exclamó Magic mientras se sentaba en su sitio, mirando directamente al hotelero.

—¿Y quiénes lo tienen? —preguntó irónicamente el aludido—. ¡Ah, sí! Wise, Muffled y Gentle… que son precisamente los que no están. Así que repito: ¿votos a favor?

Todos los miembros presentes alzaron sus cascos.

—Perfecto —Disarming se recostó hacia atrás, dejando la silla en equilibrio sobre sus patas traseras, exactamente igual que solía hacer Gentle en las reuniones.

—Comencemos pues —expuso Magic, mirando directamente a Flashing y a sus amigas—. ¿Cuál es el motivo de que hayáis pedido esta reunión urgente?

Tímidamente Flashing se adelantó, así como Knowledge, aunque esta última lo hizo para que la potrilla unicornio no se sintiese sola.

—He… He tenido otro sueño —balbuceó la prestidigitadora—. Y… y… Y voy a morir hoy.

Todo el mundo se sorprendió. Knowledge abrazó entonces a su pequeña amiga. Shadow y Feather se acercaron a su vez y también abrazaron a Flashing. Shiny bajó la mirada, imaginándose horrorizada mil posibles muertes y, alzando la vista de nuevo, empezó a llorar.

—Esperad —cortó Spoon—, ¿qué significa esto? ¿Sueños?

Rápidamente las hermanas Numbers, que estaban a su lado, le contaron al cocinero en qué consistía los sueños de la potrilla y su incapacidad para usar la magia. A lo segundo Spoon comentó que lo sabía desde la anterior reunión.

—De acuerdo —dijo finalmente el cocinero, mirando fijamente a Flashing—, entonces danos los detalles.

—¿Detalles? —preguntó Knowledge.

—Sí, detalles —respondió el cocinero—. Si hay alguna forma de impedirlo, habrá que conocer los pormenores y actuar para que el hecho no ocurra…

Flashing miró directamente a Spoon, con ojos titilantes. Decidió contar, con puntos y comas, todo el sueño.

—Me encuentro en la entrada a la mina, rodeado de muchos ponis —relató—, mirando hacia el interior. Algo está ocurriendo, pues todos están… todos estamos alterados. A mi lado están mis amigas —las señaló—, excepto Gentle. Vosotros —señaló a los miembros del Consejo— habíais entrado buscando algo… o a alguien. Bueno, esto lo sé por los comentarios que dicen los demás. Yo estoy muy asustada por algo que sé que ocurrirá. Aunque en el momento de soñarlo no sabía por qué temblaba… ahora lo sé: estaba aterrada porque iba a morir y no podía impedirlo.

>>Entonces, un encapuchado, totalmente enloquecido, entra en la mina y me aparta de un empujón. Ni siquiera se da cuenta de lo que ha hecho, pues constantemente grita un nombre… un nombre que ignoro, porque tropiezo y me golpeo la cabeza contra una de las piedras del lateral. Entonces todo se vuelve oscuro.

>>Lo último que noto es a Knowledge llorando a mi lado, mientras grita “¡No puedo creerlo! ¡Ha ocurrido! ¡Ha… Ha muerto!”. Eso es todo...

Flashing volvió a bajar la mirada, apenada. A pesar de haber contado su sueño, no se sentía en absoluto mejor. De hecho tenía la sensación de que las piezas que no habían encajado en el sueño ahora lo hacían de forma perfecta. Instantáneamente supo que el haberlo contado en el Consejo no hacía más que confirmar los acontecimientos de su premonición.

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—Lo siento, lo siento —Muffled sonrió levemente, intentando tranquilizar a Muzzle—. Nada de desatarme, lo comprendo…

—No juegues conmigo —amenazó el minero—, sabes que me caes muy bien, pero no me hagas elegir…

—Si tan bien te caigo... —dijo la rojiza yegua—, ¿por qué me has atado?

—Porque no puedo permitir que te escapes… —respondió Muzzle—. Hay demasiado en juego.

—Es hora de que me expliques por qué actúas así —indicó Muffled—, ya que estamos en un punto muerto… Me necesitas para que grite y, hasta que no sepa los detalles, no accederé a tus pretensiones, aunque ello conlleve que te enfades.

El semental se derrumbó, sabiendo que la jefa de mineros tenía razón, así que se echó en el suelo a su lado, apenado.

—Hace unos días —explicó—, empecé a ver los horrores de la gema y se lo comenté a Legs Bent… Ya sabes, mi compañero de cuadrilla base. Hablamos de ello en el restaurante. Él no me creyó, pero por lo visto alguien que me oyó sí lo hizo…

>>Al día siguiente, en mi taquilla encontré un mensaje… Mi familia… —bajó la mirada—, mi familia había sido secuestrada. No quería creerlo, pero, para asegurarme que estaban bien, me fui a mi casa, en Manehattan. Pero no estaban allí. De hecho, no había absolutamente nada, ni siquiera los muebles. Únicamente habían dejado un papel, que indicaba que solo los liberarían si tú hacías tu grito ante esta gema. De otra forma… De otra forma… No puedo… No puedo continuar…

Muffled comprendió la situación en el que se encontraba el minero, pero a la vez comprendió que ella misma estaba en una gran encrucijada. Si gritaba, salvaría la vida de la mujer y del hijo de Muzzle Sooty… pero el hecho de que los hubiesen secuestrado significaba que lo que querían hacer los secuestradores con esa gema era algo muchísimo peor, y que podía morir muchos más ponis…

Era una cuestión de elegir entre dos muertes seguras o entre decenas, o incluso miles, de posibles víctimas. A esto era lo que se refería Wise Words cuando le preguntó, en la estación de tren de Canterlot, si iba a defender Equestria incluso si eso significaba muertes de por medio.

—Lo… lo siento, no puedo hacerlo… —se lamentó finalmente, sabiendo que ella podía ser la siguiente en sufrir a cascos de ese minero que empezaba a incorporarse con evidente ira—. Compréndelo… Si grito, ¿cuántos ponis sufrirán por haberlo hecho? No quiero ser la iniciadora de una masacre.

—¡¡¡Pero mi mujer y mi hijo morirán!!! —gritó desesperado Muzzle— ¡¡¡Si no gritas serás la responsable de sus muertes!!!

Muffled bajó la mirada. Dos muertes seguras contra un numero indeterminado, pero mayor, de posibles asesinatos. Se imaginó una gigantesca balanza dorada en cuyo plato izquierdo reposaban, sangrientos, dos cabezas de poni: una yegua y un pequeño potrillo; mientras que en el otro platillo varias cabezas traslúcidas de diversos seres se acumulaban, hasta formar una pequeña montaña. ¿Cuál pesaba más? Incluso se veía a sí misma ensartada en la flecha que había entre los platos, de tal forma que, si la balanza se inclinaba hacia un lado, su cuerpo se rajaría dolorosamente, matándola.

Y pensó en Wise. ¿Qué haría él en este caso? Seguramente recurriría a una de sus famosas frases, pero ¿cuál de ellas usaría? Muffled no sabía mucho de refranes, pero sí conocía una que le había dicho muchas veces el espía: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. ¡Esa era la respuesta!

—De acuerdo, lo haré —dijo, levantando la cabeza y mirando directamente a los ojos de Muzzle—. Solo espero no tener que arrepentirme por esta decisión.

El minero sonrió aliviado.

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—Lo siento, pero tendrás que permanecer todo el día en tu casa —exclamó Disarming—. Es la decisión que toma el Consejo de Northwest Mines Town.

Los demás miembros del Consejo afirmaron con la cabeza, al igual que las amigas de Flashing. Ésta miró hacia todos y cada uno de los demás y, entrecerrando los ojos, exclamó:

—Os lo agradezco, pero no va a servir de nada… Va a ocurrir, es algo que no se puede evitar… —entonces empezó a llorar—. Y quiero deciros que mi vida aquí ha sido maravillosa.. Os quiero, y os echaré mucho de menos.

Se abrazó a Knowledge y lloró tan desconsoladamente como pudo. Ésta miró hacia los miembros del Consejo con furia. No había servido de nada el haberles pedido ayuda. Rodeó con una pata a la pequeña potrilla y las dos se marcharon de allí, seguido por Shadow, Feather y Shiny.

Los miembros del Consejo estaban abatidos. No podían hacer nada más.

—Si al menos hubiesen estado Wise o Gentle, podrían haber ideado algo mucho mejor... —se lamentó Magic.

—Incluso Muffled habría pensado algo mucho mejor —replicó Disarming.

—“Por cierto” —dijo Look con movimientos oculares—, “¿dónde están?”

—Wise salió hacia Canterlot… —respondió Spoon—, al menos eso me dijo él ayer. Pero no sé dónde pueden estar las otras dos.

—¡¡¡Esperad!!! —gritó Magic, sobresaltada—. ¡¡¡Recordad lo que nos dijo Wise el otro día!!! ¡¡¡Y lo que ha explicado Flashing ahora!!!

—¿A qué te refieres? —preguntó Reale.

—¿Es que no lo veis? —inquirió Magic—. Corremos un gran peligro con el asunto de los robos… Y ahora, en su sueño, Flashing ha mencionado la mina, ¿y quién suele estar en la mina? Precisamente alguien que no ha venido a la reunión… —se levantó y empezó a dirigirse hacia la puerta.

—¿Estás diciendo que Muffled puede estar en peligro? —preguntó Disarming.

—¡Eso es! —dijo Spoon, levantándose—. ¡Magic, eres brillante! Tenemos que buscar a Muffled. Seguramente esté en problemas.

—Pero recordad el sueño de Flashing —explicó Disarming—: “estábamos buscando algo o a alguien dentro de la mina…” Todo está ocurriendo, tal como predijo ella.

Magic se puso delante de Disarming y le miró fijamente.

—Entonces sabes que vamos a entrar a buscarla todos —exclamó, haciendo una panorámica con su pata, señalando a todos los miembros del Consejo—. Además, sus amigas estarán con ella en la entrada, así que les diremos que la protejan… Aunque Flashing ahora está encerrada en su casa, y sin muchas ganas de acercarse a la mina. No creo que su sueño se termine cumpliendo…

Magic se dirigió, completamente decidida, a la puerta de la casa del Consejo, seguida por los demás. Iban a encontrar a Muffled costase lo que costase.

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—Y recuerda, no salgas —Knowledge advirtió a Flashing, acompañando sus palabras con una mirada fija.

—Como si yo quisiera hacerlo —se quejó la pequeña unicornio—. Pero las dos sabemos que al final, de una forma u otra, voy a terminar en la mina.

—Tranquila —respondió la historiadora, con ojos maternales —, si quieres me quedo aquí para acompañarte.

—No hace falta, en serio —Flashing sonrió ligeramente —. Creo que me echaré en la cama y me taparé con las sábanas…

Knowledge sonrió. Reconocía que Flashing era una gran poni, mucho más fuerte de lo que cualquier otra sería jamás. Incluso en la hora más oscura, esa potrilla seguía animosa en su sentido. Instintivamente la cogió con las dos patas delanteras y la abrazó tan fuerte y tan cariñosamente como pudo, sabiendo, en parte, que era un abrazo de despedida. Y la besó en la frente, mientras sus lágrimas resbalaban por las mejillas.

—Por favor —dijo Flashing, sollozando—, no hagas esto más difícil…

Poco a poco, con movimientos suaves, Knowledge se apartó. La potrilla entró entonces en su casa y cerró la puerta. Una vez dentro, se paró. No podía creerlo. Acababa de despedirse de su mejor amiga y había sido tan fría… Entonces volvió a abrir la puerta y, de un salto, se situó al lado de la historiadora. Y la abrazó con todas sus ganas.

Cuando Flashing volvió a entrar, se enjugó las lágrimas. Tenía en mente una convicción: no volvería a salir, bajo ningún concepto, hasta el día siguiente. En ese momento notó una pequeña brisa en su cara y se extrañó… El poco viento que ese día había en Northwest Mines Town entraba por alguna ventana, pero estaba segura que las había cerrado todas antes de salir.

Se acercó a la habitación y atrancó la ventana. Se relajó al instante, pensando que probablemente, con todo el ajetreo sufrido, se le había olvidado cerrarla. Cuando se dio la vuelta, dispuesta a echarse en la cama, una sombra se acercó rápidamente a ella.

Lo último que vio Flashing Hooves, antes de caer en redondo, fue la plancha de una pala minera impactando directamente en su cara.

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Cuando los miembros del Consejo entraron en la mina, muchos ponis, extrañados, se acercaron a la entrada. Shadow, Feather, Shiny y Knowledge también lo hicieron, sabiendo que lo que iba a acontecer era parte del sueño de Flashing, pues la búsqueda que iban a hacer dichos miembros era un engranaje más de la máquina diabólica cuyo resultado sabían ya de antemano.

Magic se paró justo antes de las bifurcaciones que penetraban al interior de la montaña y decidió, en silencio, los grupos: Las hermanas Numbers irían por la salida de la izquierda, Look y Disarming irían por la del centro y ella, junto a Spoon, marcharían por la de la derecha. Todos los demás asintieron y, sin hacer ruido, como si estuviesen preparados para lo peor, se separaron.

Shadow se acercó entonces a Knowledge, seguida de Feather y de Shiny.

—Has dejado a Flashing en su casa, ¿no? —preguntó la herrero en voz baja.

—Por supuesto —declaró la historiadora—. No creo que vaya a salir por su propia casco… Ella tampoco quiere que el sueño se cumpla.

—¡Paso! ¡Paso, por favor! —un minero de cuero negro como la pez entraba en la mina, portando un pequeño carrito.

—Hola, Legs … —dijo otro minero, de color azulado, que estaba en el fondo, taponando la entrada de la derecha para evitar que los curiosos entrasen en la mina y se perdiesen.

—¡Tengo prisa! ¡Apartáos! —cortó el minero del carrito. Su grisáceo crin pareció encresparse, como si quisiera atacar a todos los presentes.

—Tengo órdenes de no dejar pasar a nadie —respondió el segundo minero.

—Me da exactamente igual —Legs miró fijamente a los ojos del azulado minero—. Tengo mucho trabajo que hacer y voy retrasado. Déjame pasar.

Los dos mineros se habían convertido en el centro de atención. Sin embargo Shiny, totalmente nerviosa, se fijó en el carrito. Este era muy corriente, ligeramente parecido al que ella tenía y portó antes de llegar a Northwest Mines Town. De hecho, el de Shiny era un carrito de carga básico, que era más barato y resistente que uno especial para muestrario, pero menos reforzado que el de una carreta especial de minería.

Del carrito que la joyero observaba sobresalían herramientas de minería, mientras que el fondo estaba cubierto por una especie de manta, seguramente para cubrir la carga y para evitar que ésta se cayese al salir de la mina con el carro lleno. Curiosamente, la manta no estaba reposando al fondo, sino que estaba a media altura, tapando cuidadosamente algo. Seguramente serían unos útiles bastante valiosos.

El segundo minero dejó finalmente pasar al minero del carro, que aceleró el paso. Shiny se quedó mirando, de forma involuntaria, la manta, mientras pensaba qué podía hacer para ayudar al Consejo o a Flashing. Debido a la prisa con la que iba Legs, el carrito traqueteó y se movió con los desniveles y baches que había en la entrada a la mina.

Una vez el minero se perdió de vista por la entrada de la derecha, Shiny salió de su ensimismamiento y entrecerró los ojos. Había algo que no cuadraba, pero ¿qué era? Y aún más importante, ¿por qué no encajaba? Sin embargo, sabía que, para descubrirlo, tenía que ver toda la situación desde un prisma más amplio, y para ello tenía que alejarse de la escena.

Salió a hurtadillas de la entrada a la mina y se dirigió lentamente hacia su casa, mientras analizaba los detalles: el sueño de Flashing que llevaba hacia su muerte, la caótica reunión del Consejo en el que faltaban casi la mitad de sus miembros, la repentina marcha al interior de la mina de todos los asistentes una vez acabada la reunión, el encierro de Flashing a su casa… “Pero”, pensó entonces, “si yo fuese Flashing, me alejaría del peligro tanto como me fuese posible… Así que me iría del pueblo”.

Volvió a entrecerrar los ojos y, cambiando de dirección, aceleró el paso. Pero esta vez se dirigía hacia la casa de la prestiditadora. Llamó a la puerta, con la intención de llevarse a la pequeña potrilla a la encrucijada de caminos y, de allí, hasta Ponyville, o a Manehattan, o a cualquier otro sitio. Pero, en cualquier caso, trasladarla lejos de Northwest Mines Town.

Nadie respondió. Shiny volvió a llamar, cada vez más fuerte, cada vez más desesperada, hasta que paró. “Quizás Flashing ha tenido la misma idea y ya se ha ido”. Galopó hasta la salida del pueblo, pero no la encontró. Preguntó por aquí y por allá a todos los ponis que se cruzaron en su camino, pero nadie la había visto. Era como si se hubiese esfumado.

Cerró los ojos intentando pensar. Algo seguía sin cuadrar. ¿Qué haría Gentle en esa situación? ¡Gentle! Si alguien sabía qué hacer era sin duda ella. Galopó hacia la casa de la unicornio de dos colores y llamó apresuradamente a la puerta, aunque tampoco obtuvo respuesta. Volvió a llamar más fuerte, pero nadie abrió. Eso era muy raro: aunque estuviese meditando, Gentle habría abierto la puerta, por lo que era probable que ella se había marchado, aunque también cabía la posibilidad de... Abriendo los ojos como platos, recorrió los alrededores de la casa, buscando alguna ventana rota o abierta. Pero todas estaban enteras y cerradas por dentro.

Desesperada, volvió a dirigirse a la mina, mientras seguía pensando qué haría Gentle en esa situación. Cerró los ojos y, de repente, la cabeza de la unicornio de dos colores apareció. Estaba furiosa. “Shiny, qué vergüenza…”, exclamó con un bufido, “Flashing ha dado todas las pistas necesarias para salvarla. Tienes que ir a la mina y vigilar el acceso. Si divisas una figura encapuchada, solo tienes que apartar a nuestra amiga… Pareces tonta a veces”. ¡Esa era la solución! Rápidamente Shiny abrió los ojos y galopó, tan rápido como pudo, hasta la entrada de la mina.

Pero aún había una pieza que no encajaba.

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Entrecerrando los ojos, Legs Bent frenó de repente, haciendo que toda la carga del carrito se desplazase hacia delante. El motivo de su repentina parada era porque, a juzgar por las voces que se oían desde el recodo, había alguien un poco más adelante. Con un gesto de evidente disgusto, lentamente se dio la vuelta y volvió a tirar del carrito, hasta situarse en un corredor paralelo.

Una vez desenganchado del carro, levantó levemente la manta. Al fondo de la caja, aún inconsciente, se encontraba Flashing Hooves. Entonces sonrió ligeramente: la misión aún podía hacerse y, lo que era más importante, todavía podía salvar la vida de su compañero. Las órdenes que había recibido en el interior de su mente habían sido tajantes: “Lleva a Flashing Hooves delante de la gema negra o Muzzle Sooty morirá”.

Miró a la potrilla con tristeza. Ella no se merecía en absoluto esto, pero la vida de su compañero era más importante que la de una estúpida potrilla que únicamente hacía juegos malabares para ganarse el pan. De todas formas, Legs se sentía mal por haberla secuestrado y traído hasta ahí, pero ahora que estaba atada y amordazada, la trataría con respeto en la medida de lo posible. Solo tenía que llevarla delante de la gema negra y esperar a los acontecimientos. Al menos, esas eran sus órdenes.

Se acercó al carrito y levantó a Flashing, poniéndola cuidadosamente en el suelo. Entonces, con la manta con la que la había cubierto en el viaje, el minero se tapó su propio cuerpo, sabiendo que no debía ser reconocido por la prestiditadora. En ese momento, la potrilla despertó y miró a su alrededor asustada.

—Tranquila —dijo Legs, con un tono de voz que invitaba a no ponerla nerviosa—. Tienes que hacer algo por mí, algo crucial.

Los ojos de la potrilla miraron furiosos hacia el encapuchado. Ese estúpido ser la había traído, contra su voluntad, al interior de la mina, forzando los acontecimientos de su sueño y acercándola irremediablemente al momento de su muerte. Entonces forcejeó, intentando soltarse de los amarres que sujetaban sus patas entre sí.

—Hmmmm… Hmmmm… —la prestidigitadora intentó quejarse, pero el trapo que cubría su boca impedía el habla.

—Si me prometes no gritar, te quitaré la mordaza —señaló Legs Bent, acercándose a Flashing lentamente. Esta afirmó lentamente con la cabeza. Entonces el minero deslizó hacia abajo el paño, liberando la boca de la potrilla.

—Eres un ser horrendo… —susurró Flashing, con una mezcla de rabia y tristeza—. Me has condenado.

—¿Por qué dices eso? —preguntó el minero, extrañado.

—No, por… NADA… —Flashing sonrió malévolamente— POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ…¡¡¡ALAKAZAM!!! —gritó, moviendo ligeramente sus flancos.

Entonces separó sus patas, libres ya de las cuerdas, y empujó a un sorprendido Legs Bent. A continuación se incorporó y empezó a galopar tan rápido como pudo hacia una de las salidas, perseguida por el minero, que se había recuperado de la sorpresa.

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Shiny entró a la mina, aún insegura sobre lo que ocurría. Entonces empezó a trotetear en el sitio, nerviosa. ¿Qué era lo que fallaba?

Hasta que al final se dio cuenta: el contenido del carro que había entrado antes se había movido, durante el traqueteo, de forma demasiado uniforme. Eso solo significaba que debajo de la manta había un objeto enterizo.

Shiny rápidamente hizo unos cálculos mentales y abrió los ojos como platos… el tamaño del objeto era equivalente al de un poni.

—¡Se lleva a Flashing! —gritó la joyero, presa del pánico—. ¡Detenedle!

—¿Qué es lo que ocurre? —Knowledge también estaba nerviosa.

—Ese minero de antes… —intentó explicar Shiny—, Flashing…

“¡Explícate bien, maldita sea! ¡El tiempo apremia!”, fue lo que dijo la imagen de Gentle Colors en la cabeza de Shiny. Como siempre, la unicornio de dos colores tenía razón, así que la joyero tomó aire y continuó hablando.

—El minero de antes llevaba algo en el carro, algo tapado. Pensaba que eran útiles de minería, pero acabo de darme cuenta de que en realidad solo llevaba un objeto. No me había dado cuenta hasta que he ido a casa de Flashing, pues ésta no estaba, y nadie la ha visto salir del pueblo…

—¿Nos estás diciendo que ese minero llevaba a Flashing en el carro? —Knowledge preguntó, sobresaltada.

Shiny asintió.

En ese momento todos los que habían oído la conversación se abalanzaron sobre la salida de la derecha, para interrogar al minero que guardaba esa gruta sobre el otro minero del carro, y pidiendo que le localizasen y le parasen.

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Muffled cogió aire para usar su grito. Cerró los ojos, pues no quería ver lo que ocurriría justo después. En ese momento, de un pasillo cercano, empezó a oírse un grito. Un grito que, a juzgar por las palabras, que se escuchaban claramente, solo podía provenir de una potrilla… “NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ… ¡¡ALAKAZAM!!”.

Muffled sonrió, sabiendo que la salvación podía estar cerca, ya que Flashing parecía no estar sola y, si acudían en su ayuda, podrían reducir a su secuestrador y liberarla. Volvió a coger aire para emitir un grito normal, pero Muzzle Sooty le tapó la boca con su casco.

Entonces los sonidos comenzaron a alejarse. Flashing galopaba hacia la salida y alguien visiblemente enfadado, a juzgar por las expresiones que usaba, la perseguía. Muffled miró, apenada, al suelo, esperando que por lo menos la pequeña unicornio se salvase, ya que ella volvía a estar atrapada.

[center]CONTINUARÁ...[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. Esta tarde subiré... digo... los Reyes Magos traerán la segunda parte.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - 2ª Parte

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Ene 2014, 20:37

Y llegaron los Reyes Magos a Spaniard Hooves y trajeron muchos regalos... y, a los que se portaron mal, les trajeron carbón y un capítulo nuevo de este fanfic.

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Mucho de...

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Y una pizca de...

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Y, sin más dilación, aquí tenéis la segunda parte (de tres (error de cálculo)) del capítulo 1x13:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x13[/center]
[center]Yell, Muffled, Yell[/center]
[center]2ª Parte[/center]

Magic Sales y Spoon Giddy tuvieron que reconocer que la mina había sobrepasado ampliamente sus expectativas, pues la cantidad de ramajes y bifurcaciones era realmente excesiva para que únicamente dos ponis pudiesen investigar convenientemente. Y aún era más difícil si, tal como era el caso, ninguno de los dos conocía los entresijos de la excavación.

Entonces, abatidos, se dieron la vuelta, para volver sobre sus pisadas. Reconocieron que tenían que pedir ayuda para encontrar a Muffled quien, posiblemente, estaba en peligro. Poco a poco consiguieron volver a los pasillos principales de entrada, que reconocieron. En ese momento ambos sonrieron: la salida de la mina estaba próxima.

Escucharon, un poco más adelante y a la izquierda, un galope incesante, seguido de unos gritos cuyas palabras airadas y llenas de insultos que harían enrojecer de vergüenza a cualquiera. Los dos aceleraron el paso y, al torcer el siguiente recodo, vieron, a lo lejos, la figura de Flashing. Entonces Magic rompió al galope, mientras se preguntaba a sí misma qué hacía la potrilla en el interior de la mina, cuando el Consejo del pueblo y sus amigas se habían ocupado expresamente de que ni siquiera se pudiese acercar a la montaña.

Sin embargo, Spoon, que también había acelerado el paso, se situó delante de Magic y frenó, obligando a ésta a reducir su velocidad.

—¿¡Qué es lo que estás haciendo!? —preguntó la tendero, furiosa.

—Si comprendo bien lo que habéis dicho sobre los sueños de Flashing —Spoon señaló hacia donde había desaparecido la potrilla—, no podemos impedir que los acontecimientos se cumplan...

—¡No si puedo impedirlo! —cortó Magic, echándose hacia un lado para intentar rebasar al cocinero, que hizo lo mismo, volviendo a impedirle el paso.

—¡Créeme, sé lo que hago! —exclamó Spoon, mirando directamente a los ojos de la yegua. Ésta bajó su cabeza, intuyendo que el cocinero sabía algo que ella ignoraba—. ¡Flashing no morirá, te lo aseguro!

Entonces los gritos e insultos, que eran cada vez más desesperados, se acercaron hacia el corredor donde ellos se encontraban. Spoon se apartó y, girándose hacia la salida, empezó a galopar.

—¡Vamos! —dijo—. ¡A él sí que le debemos detener!

Y Magic, sin pensarlo dos veces, empezó a galopar rápida como el rayo, siguiendo la estela del cocinero. Ese malhablado que perseguía a Flashing iba a pagar su frustración.

[center]* * *[/center]

Wise Words caminaba despacio hasta la entrada al pueblo, ataviado bajo una túnica enteriza. “Deja que todo siga su camino. Ella sabe cuál es el límite”, fueron las escuetas palabras de la Princesa Celestia cuando él comentó sus descubrimientos con respecto a Gentle. Pero eso no era lo preocupante. Lo peor había sido la conversación con “Número Dos”.

Wise le había pedido a su homólogo que, en el informe del reciente viaje a Canterlot, persiguiendo a la unicornio de dos colores, se ocultasen sus huellas y su velocidad en los posibles testigos, para evitar así preguntas y rumores innecesarios. Pero “Número Dos” le había comentado que ese día no fue detectada una velocidad completamente inusual en el camino que llevaba de Northwest Mines Town a Ponyville, sino dos.

El semental, al girar hacia el pueblo en la encrucijada de caminos, seguía elucubrando: el hechizo de máxima aceleración, prohibido desde hacía décadas, era muy peligroso, pues se descubrió que todo aquel que lo usaba se veía abocado a un envejecimiento prematuro. Por lo tanto, hacía mucho tiempo que no se enseñaba en ninguna Escuela de Magia. Y, por ese mismo motivo, en Equestria eran muy pocos los seres que conocían ese conjuro, y una cantidad mucho menor de criaturas a los que no les importaba sus terribles consecuencias. Y, de ese reducido grupo, solo Gentle Colors vivía en Northwest Mines Town.

“Afortunadamente”, pensó Wise, “cuando yo uso este hechizo, lo hago portando la armadura, por lo que el efecto va dirigido hacia el Elemental atrapado en ella. Un elemental que es prácticamente inmortal”.

Por lo menos el viaje a Canterlot no había sido en vano, pues había logrado convencer al padre de Shiny para que aceptase la generosa oferta de la unicornio de dos colores. Terminó de torcer el recodo tras el cual empezaba el pueblo. Entonces frenó en seco, extrañado: el pueblo estaba más vacío de lo habitual, sin nadie paseando por la calle. Preocupado, aceleró el paso y se dirigió hacia la primera casa, que resultó ser el Hotel de Disarming y llamó a la puerta. Nadie contestó.

Entonces, de la casa de al lado, un poni de tierra salió a la puerta y, reconociéndole, le informó que casi todos estaban en la mina. Agradeciendo la información, Wise se ajustó la túnica y se dirigió hacia la gruta.

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Flashing, con la respiración entrecortada, llegó galopando a la entrada de la mina. Aún no se creía la suerte que había tenido al elegir correctamente los distintos caminos del laberíntico interior de la montaña.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó extrañado el minero que guardaba la entrada.

—¡¡¡SOCORRO, ME PERSIGUEN!!! —gritó la pequeña potrilla.

El corrillo que estaba alrededor del minero se apartó, para dejar pasar a la prestiditigadora. El minero cogió el pico que tenía a su lado y, poniéndose en actitud defensiva, indicó mediante un gesto a los demás de que iba a entrar y de que no le siguiesen.

Flashing se paró en la entrada, exhausta. Rápidamente sus amigas la rodearon e intentaron calmarla. Shiny apremió a las demás, con suaves palabras, de que debían alejar a la pequeña unicornio de ese lugar, para que no se cumpliese el fatal desenlace. Todas afirmaron y, con Flashing a la cabeza, procedieron a salir de la mina.

[center]* * *[/center]

Los gritos estaban ya muy cerca, por lo que, tanto Spoon como Magic, se apretujaron contra la pared, para esperar pacientemente la llegada del perseguidor de Flashing y caer sobre él.

En cuestión de un instante, una figura encapuchada apareció por el corredor principal. Sin darle tiempo a reaccionar, los dos saltaron encima suyo, inmovilizándole por completo. Sin embargo Spoon tuvo que frenar los ataques de Magic quien, completamente fuera de sí, descargaba una y otra vez sus cascos contra el cuerpo ya inmóvil del encapuchado.

El cocinero, en silencio, alejó como pudo a la tendero del semental que yacía inerte en el suelo, hasta que ésta poco a poco se calmó. Entonces Spoon volvió a acercarse al cuerpo y comprobó que seguía respirando.

—¿Qué es lo que te ha pasado? —preguntó el cocinero, examinando aún al herido—. Por poco le matas.

—Lo… lo siento —se disculpó Magic—. Él es el encapuchado del sueño... El que sin duda matará a Flashing... Y yo... Y yo... Debía defenderla... Es una potrilla tan buena, tan inocente...

—Te comprendo —respondió Spoon—. Yo tampoco quiero que le pase nada a Flashing, pero casi te conviertes en una asesina. Y tampoco quiero eso. Eres una buena yegua, por eso no puedes dejar que la ofuscación y el miedo se apoderen de tu mente.

La yegua empezó a lloriquear, angustiada por lo que había hecho. El cocinero se acercó a ella y la abrazó cariñosamente, logrando así tranquilizarla.

—Venga —dijo Spoon con una sonrisa—, hay a trasladarle fuera de la mina para que reciba atención médica. ¿Me ayudas?

Entonces Magic, secándose las lágrimas, asintió. Y, entre los dos, cargaron el cuerpo del encapuchado.

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Muffled Yell volvió a coger aire y lo exhaló silenciosamente, moviendo su boca. Muzzle Sooty sonrió: al fin esa yegua había accedido a hacer su famoso grito. Y su mujer y su hijo quedarían libres.

—Bueno, ya está —dijo Muffled, desafiante—. Ahora suéltame.

Muzzle se acercó a la jefa de mineros, dispuesto a quitarle las ataduras. Entonces paró, pensativo.

—Casi has logrado engañarme —espetó, enfadado—, pero me he dado cuenta… No has hecho tu grito, solo lo has fingido. Si lo hubieses hecho, ahora estarías abatida, pensando en las posibles repercusiones de tu acto… Pero tu actitud es todo lo contrario.

Cogió la cabeza de Muffled con ambos cascos y acercó su cabeza hasta que las dos quedaron prácticamente juntas.

—No voy a permitir que por tu culpa maten a mi familia —susurró—. Antes destruiré este pueblo, con todos sus habitantes dentro. Así que más te vale no intentar jugármela de nuevo o sufrirás las consecuencias.

Y, soltándola con un gesto de desprecio, volvió a alejarse, hasta ponerse de nuevo al lado de la gema negra. Entonces se giró y miró de forma inquisitiva a la jefa de mineros.

—Ahora grita —exclamó, entrecerrando los ojos.

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Wise Words entró rápidamente a la mina, chocando con Flashing quien, al frente del grupo compuesta por ella y sus amigas, se disponía a salir. La pequeña potrilla se tambaleó y, tropezando, reculó hasta golpearse la cabeza con la pared. Las demás intentaron, sin éxito, sujetarla para evitar el golpe. El semental, quien portaba la armadura bajo de la túnica, no se había dado cuenta del choque. Tampoco se percató de la acción posterior, pues estaba obcecado en buscar información, información que, tras un rápido vistazo, únicamente parecían conocer los mineros que guardaban las diferentes ramificaciones.

—¿Qué es lo que ocurre aquí? —preguntó al minero que guardaba la entrada de la derecha quien, a juzgar por el numeroso grupo que tenía delante, debía ser el que más supiese del asunto.

El minero, completamente pálido, miraba alternativamente a Wise y al grupo, sin saber qué hacer. Pero la mirada inquisitoria del semental, con la cabeza escondida dentro de la capucha, fue determinante para atraer la atención del minero. Después de unos simples gestos, éste se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el interior de la mina, seguido por Wise quien, mediante otro gesto, señaló a los demás que permaneciesen allí.

Apenas habían recorrido unos pocos metros cuando se encontraron con Magic y con Spoon, que portaban entre los dos, como podían, un encapuchado.

Magic, al ver a Wise bajo la túnica, se asustó, comprendiendo que el encapuchado que ellos portaban podía no ser el causante de la muerte de Flashing, sino Wise. De hecho, era más probable que fuese él, pues, según el sueño, el asesino de la pequeña potrilla provenía del exterior de la mina. Rápidamente dejó en el suelo al encapuchado, obligando a Spoon a hacer lo mismo, y galopó, tan rápido como pudo, hacia la entrada.

—¿Qué es lo que ocurre aquí? —preguntó Wise, molesto.

Spoon le miró inquisitoriamente.

—Flashing ha visto, en sueños, su muerte… A cascos de un encapuchado —dijo—. Dime, ¿la has golpeado al entrar a la mina? ¿O siquiera la has visto? Porque es probable que tú seas el encapuchado que haya acabado con su vida…

Wise reculó. No se esperaba eso.

—No… no recuerdo haberla empujado —comentó, inseguro, sabiendo que, con la armadura que portaba bajo la túnica, no habría notado el choque ni aunque Flashing hubiese cargado contra él—. Aunque debería ir a mirar para asegurarme.

—Es mejor que no lo hagas —replicó el cocinero—. Si ha ocurrido algo con Flashing y te ven, es posible que intenten vengarse, al no saber que eres tú. Recuerda el cariño que tienen todos hacia esa potrilla. Es mejor que vaya yo a investigar, mientras vosotros buscáis a Muffled.

—¿Le ha pasado algo a Muffled? —preguntó Wise, rabioso por lo ocurrido y por la falta de información.

—No ha aparecido en la reunión que hemos tenido hoy en el Consejo, precisamente por el asunto de Flashing, y nadie la ha visto en todo el día —respondió Spoon—. Creemos que está en el interior de la mina y que puede estar en peligro.

Wise se sentó en el sitio, pensativo. Entonces decidió que la mejor decisión era que Spoon y el minero llevasen al otro encapuchado a la entrada, para que después volviese el minero, acompañado de Shiny Eyes, que conocía bastante bien la mina y, para el gusto de Wise, era, de todo el pueblo, la poni en quien más podía confiar en esos momentos. Aunque se guardó muy mucho de comentar para qué iba a necesitar a la dorada pegaso.

El cocinero y el minero cargaron entonces, con cuidado, el cuerpo del encapuchado y se dirigieron, con la máxima rapidez posible, a la entrada de la mina, donde se podría atender mucho mejor al herido. Wise permaneció en el sitio, impaciente por recibir ayuda.

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Knowledge fue la primera en llegar hasta Flashing. Estaba aterrada, pues sabía a ciencia cierta que el sueño de su amiga se estaba cumpliendo hasta las últimas consecuencias… y el precio era demasiado alto.

Con sumo cuidado situó su pata delantera izquierda bajo la cabeza de Flashing, incorporándola. Era un peso inerte. Volteó el cuerpo de su amiga hacia un lado para dejarla descansar. Debía comprobar que seguía viva. Necesitaba comprobarlo. Deseaba con todo su ser que lo estuviese. E incluso rogó, para sí misma, cambiarse por ella. Porque Flashing no merecía acabar así.

Magic llegó como un suspiro al corro donde Knowledge se ocupaba de su mejor amiga. Abriendo los ojos, maldijo en voz baja a Wise, para luego agachar la cabeza y empezar a llorar en silencio, como estaba haciendo el resto de los espectadores, sobre todo las amigas de Flashing.

Knowledge agitó suavemente la cabeza de Flashing para intentar despertarla, pero ésta no se movió. Los ojos de la historiadora empezaron a humedecerse.

Miró hacia arriba, cruzando su mirada, de forma alternativa, con la de Shiny, la de Feather y la de Shadow. Todas deseaban que esto no hubiese ocurrido jamás.

—¡No puedo creerlo! ¡Ha ocurrido! ¡Ha… ha muerto! —exclamó Knowledge entre sollozos.Suavemente dejó la cabeza de su mejor amiga en el suelo—. ¿Por qué no me llevaste a mí? ¿Por qué a ella? ¿Por qué…? —entonces lloró amargamente.

Magic Sales se mordía el labio, impotente. Lentamente se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la tercera bifurcación. Iba a vengarse. Poco le importaba que Wise fuese un espía entrenado. Poco le importaba que él trabajase para la Princesa Celestia. Wise era un asesino. E iba a pagarlo con su vida.

Sin embargo, Spoon y el minero, que transportaban al encapuchado inocente, le cortaron el paso. Magic hizo ademán de rodearlos, pero Spoon le paró con un gesto.

—Llévame ante Flashing —comentó, dejando al encapuchado en el suelo.

La expresión que tenía el cocinero hizo que Magic dudase. Algo dentro de ella le indicaba que él tenía la sartén por el mango y que dominaba la situación. Bufó como contestación y le acompañó hasta donde estaba la pequeña unicornio, que seguía rodeada de sus amigas, completamente plañideras.

Con amabilidad, Spoon pidió a las demás que se apartasen y se acercó a Flashing. Todas le hicieron caso, excepto Knowledge, que miró hacia él como si se tratase de la Parca y llegase para recoger a su amiga y llevársela a un lugar lejano. Instintivamente abrazó a la potrilla unicornio con fuerza, atrayéndola hacia sí.

Entonces Knowledge abrió los ojos como platos y, separando levemente a Flashing de su cuerpo, la miró sorprendida.

—Es… ¡Está respirando! —gimió—. ¡Está viva!... ¡Estás viva!

Y volvió a abrazarla, mientras lloraba. Pero esta vez eran lágrimas de felicidad. Las demás sonrieron, a pesar de que aún caían lágrimas por sus mejillas.

—Y, como suponía, no podía estar muerta —comentó Spoon mientras se levantaba y caminaba hacia Magic.

—¿Cómo habías estado tan seguro de que no iba a morir? —preguntó ésta.

—Muy fácil —respondió el cocinero—. Recuerda sus palabras… “Lo último que oigo es a Knowledge llorando a mi lado gritando ‘¡No puedo creerlo! ¡Ha ocurrido! ¡Ha… ha muerto!’. Entonces desperté”.

—Sí, lo recuerdo —comentó la tendero, extrañada.

—¿No lo ves? —inquirió irónicamente Spoon—. Si realmente hubiese muerto, no habría podido oír esas palabras. Por lo tanto, debía de estar inconsciente. Aunque no lo viese nadie, en su sueño no moría, sino que el golpe le dejaba sin sentido.

Magic se acercó a Spoon y le golpeó con su casco en el hombro.

—¿Por qué no lo has dicho antes? —dijo, enfadada—. He sufrido mucho… Todas hemos sufrido mucho.

—No lo he hecho porque entonces no sería real —comentó Spoon—. Es decir, si te lo hubiese contado, habrías estado alegre por dentro, y eso lo notarían los demás, que te juzgarían como alguien insensible… Igual que como me has juzgado antes ahí dentro —señaló el interior de la mina—. Habéis expresado todas el cariño que le tenéis a Flashing… Y no quería estropearos esa sensación, aunque os hayáis sentido mal.

>>Sin embargo, yo soy “nuevo” en el pueblo, y aún no os conozco mucho, pero me habéis demostrado mucho hoy… Y he visto que es algo tan hermoso que quiero participar…

Se acercó hacia el encapuchado y le miró.

—Shiny —dijo—, acompaña a este minero —señaló al semental que le había acompañado a la salida— dentro de la mina. Allí te espera Wise, que precisa tu ayuda. Vosotras —señaló a Knowledge, a Feather y a Shadow—, llevad a Flashing a su casa y cuidadla… Cuando despierte, es mejor que lo haga junto a sus amigas. Magic, ayúdame con él —miró hacia el encapuchado—, vamos a trasladarlo al restaurante y allí le trataré…

—¿Le tratarás? —preguntó la vendedora.

—Por supuesto… —respondió Spoon—. Aparte de cocinero, tengo nociones de medicina. Tenemos que estabilizarle para que aguante el viaje hasta el hospital de Ponyville.

Poco a poco la entrada a la mina se fue despejando. Spoon y Magic trasladaban al encapuchado hacia el restaurante. Knowledge llevaba sobre su espalda a Flashing, rumbo a su casa, acompañadas por Feather y Shadow. Shiny y el minero entraron a la tercera bifurcación, en busca de Wise. Y el resto de ponis se fueron desperdigando poco a poco.

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Wise se alegró de ver a Shiny y al azulado minero. Shiny, cuando le divisó, galopó directamente hacia él y, con la fuerza de su carga, le empujó tan fuerte como pudo, pillándole desprevenido y haciéndole trastabillar. Shiny, a su vez, se vio empujada hacia atrás, debido a la resistencia de la armadura que portaba el semental bajo la túnica.

—¡¡Cómo has podido!! —gritó la dorada pegaso, aún en el suelo—. Casi matas a Flashing… Eres horrible… —y empezó a sollozar.

—Pero está bien —declaró el minero—. Solo está inconsciente, y ahora está bien atendida.

Wise suspiró aliviado. Se acercó a Shiny y le tendió el casco, que esta rechazó, levantándose sin su ayuda.

—Vamos, Shiny —dijo Wise—. Me disculparé por lo ocurrido, pero lo haré luego. Ahora es urgente que encontremos a Muffled. Ella aún sigue en peligro… Lo sé.

—¿Y cómo quieres que te ayude? —preguntó Shiny, ya más tranquila—. No conozco tan bien la mina como él —señaló al minero.

—Pero tú fuiste testigo del acontecimiento más insólito que ha habido aquí en los últimos años —respondió el semental—. En concreto, fuisteis tú, Muffled y Gentle. Muffled es la que ha desaparecido y, entre tú y Gentle, te he encontrado a ti primero.

—Gentle no está —añadió Shiny—. También ha desparecido. Antes he llamado a su casa y no ha contestado nadie.

—¿Falta Gentle también? —Wise se preocupó—. La situación es mucho peor de lo que esperaba… —dijo más bien para sí mismo que para el resto—. Rápido: dime dónde encontrasteis el huevo de dragón.

—¿El huevo de dragón? —inquirió Shiny—. Está bien, te llevaré… Pero que conste que lo hago por Muffled, no por ti —y empezó a trotar hacia el interior de la mina, seguido por los dos sementales.

Apenas llevaban recorridos unos pocos metros cuando Shiny cortó el silencio:

—Encontramos el huevo justo delante del regalo que tenía preparado para Gentle —dijo—: una hermosa gema negra, que sigue esperándola para que la marque…

Wise paró súbitamente, obligando a los demás a hacer lo mismo.

—Una… ¿Una gema negra? —preguntó, sobresaltado—. No puede ser… ¡¡Eso es lo que buscan!! —y arrancó en un fiero trote, esta vez más rápido que antes, seguido del minero y de Shiny quien, con un gran esfuerzo, se puso por delante para señalar el camino.

—¿Qué tiene de importante una gema negra? —preguntó el minero.

—Muffled me dijo que eran raras de encontrar —respondió Shiny—, incluso únicas.

—Es mucho peor que eso —dijo Wise—. Las gemas negras son acumulaciones de magia…

—¿Acumulaciones? —volvió a preguntar el minero.

—La magia no es estática —empezó a explicar el semental—, sino ondas que recorren el mundo, atravesando prácticamente toda la materia, incluyendo a los seres vivos que lo pueblan, y siguiendo un patrón establecido, tanto de dirección como de fuerza.

—Aham —replicó Shiny.

—Sin embargo —continuó Wise—, a veces hay fallos en ese entramado de ondas, dando lugar a “nexos”, “nudos” o “acumulaciones”, en algunos puntos del planeta. Dependiendo de dónde ocurra, el objeto más importante que quede atrapado en el ámbito de acción de ese nudo cambiará, almacenando esa magia y convirtiéndose en una mutación extraordinaria: la madera se vuelve blanca, los espejos empiezan a reflejar la verdadera realidad y las gemas se tornan negras.

—Entonces lo que ha ocurrido en la mina es uno de esos nudos, ¿verdad? —preguntó Shiny.

—Exacto —respondió Wise—. Shiny, ¿recuerdas si el negro de la gema era apagado o brillante?

—Creo que apagado —comentó ésta.

—Entonces nos hallamos ante la acumulación máxima de magia —definió Wise, acelerando aún más—: una mutación tan potente que ha absorbido el propio brillo de la gema… Esa joya es, posiblemente, el objeto natural con más poder mágico que exista en Equestria, y puede que incluso en todo el mundo.

>>Estoy seguro de que la existencia de esa gema habrá llegado a oídos de seres capaces de hacer absolutamente cualquier cosa por obtenerla… Muffled puede estar en un peligro verdaderamente mortal.

Entonces los tres ponis aceleraron su trote hasta convertirlo en un galope.

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—Aquí está bien —dijo Spoon mientras señalaba una mesa del restaurante.

Magic accedió y juntos dejaron cuidadosamente al encapuchado sobre la mesa.

—Cuida de que no se mueva, voy a por el instrumental —señaló el cocinero.

Al poco rato volvió sujetando un pequeño maletín con la boca. Lo dejó al lado de la mesa y lo abrió, sacando material para la estabilización del malherido. Poco a poco fue usándolos, mientras Magic seguía atentamente cada movimiento, sin dejar de sujetar al encapuchado quien, de vez en cuando, se agitaba por el dolor.

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Muffled rabiaba por dentro. Por una parte, comprendía lo que ocurría si no hacía su grito, pero por otra, se imaginaba lo que podría pasar si gritaba. Era una decisión demasiado difícil de tomar.

Unos golpes a su lado le hizo volver a la realidad. Muzzle había aporreado la pared a escasos centímetros de su cabeza. Ella le miró con gesto triste, pero él seguía furioso, y comenzaba a estar impaciente. Solo había una opción. Muffled pensó durante un instante en qué ocurriría si, después de gritar, ese minero no cumplía con su parte del trato, matándola a continuación o, lo que era peor, abandonándola en ese lugar tan profundo y apartado de la mina.

Pero que más le extrañaba de esta situación era que nadie se había acercado a esa zona, a excepción de los dos galopes que se habían alejado, hecho ocurrido ya hace demasiado rato. Estaba sola, muy sola.

Con lágrimas en los ojos, empezó a aspirar lentamente… Entonces paró. Oía ruido no muy lejos. Quizás fuesen mineros que estaban allí por casualidad, o quizás en el pueblo habían advertido su ausencia y estaban buscándola, pues el tiempo que había permanecido allí secuestrada era una incógnita, pudiendo ser minutos, horas o incluso días.

—Quédate aquí —dijo Muzzle—, y, sobre todo, no grites —se giró y, sonriendo, cogió un trozo de trapo que había en el suelo—. Para asegurarme de que estarás quietecita, te voy a amordazar.

Muffled intentó en vano zafarse del agarre que le estaba haciendo el minero, pero éste logró, con bastante esfuerzo, colocarle el trapo sobre la boca, metiéndole una gran parte en el interior de la cavidad bucal, para evitar que ella usase la lengua para liberarse. Seguidamente salió hacia el pasillo principal para despistar a los recién llegados.

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Knowledge dejó a Flashing sobre su cama, ayudada por Feather y Shadow. La pequeña unicornio dejó escapar un pequeño suspiro mientras era acomodada. Knowledge sonrió, aún con los ojos llorosos.

—Gracias a Celestia que aún sigues viva —exclamó y miró hacia las otras dos—. ¿Cómo supo Spoon que…?

—Por lo visto —cortó Feather—, el hecho de que Flashing despertase prematuramente del sueño le impidió saber que únicamente quedaba inconsciente… Pero tú también has oído a Spoon: “Si escuchó tus palabras, eso significaba que seguía viva”.

—Menos mal que acertó… —dijo la historiadora, volviendo a mirar a la pequeña unicornio.

—Tranquila —comentó Feather, acercándose a Knowledge y poniéndola un casco en el hombro—, estaremos aquí hasta que despierte, sea cuando sea.

Shadow asintió reafirmando esas palabras. Knowledge empezó a llorar de nuevo.

—Muchas gracias —dijo—. Sois las mejores amigas del mundo…

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Muffled intentó, por todos los medios aflojar el trapo que le aprisionaba la lengua. Tenía que alertar al grupo que se acercaba, ya que, a juzgar por la cantidad de voces distintas que hablaba airadamente con Muzzle, debían ser tres. Suficientes como para reducir convenientemente a su secuestrador y liberarla. Incluso podría jurar que, por su tono de voz, Muzzle estaba aterrado.

Pero el trapo no se aflojaba. Intentó cambiar de táctica. Empezó, poco a poco, a mover sus doloridos cascos para debilitar los nudos que tenía en sus muñecas. Sonrió para sus adentros: debido a la cantidad de horas (¿o eran ya días?) que había permanecido secuestrada, y gracias al sudor y a que Muzzle no se había preocupado de comprobar de nuevo los nudos, éstos estaban bastante más flojos de lo que cabría esperar.

Dándose toda la prisa que pudo, pues evitar que los miembros del grupo se marchasen, retorció sus muñecas y sus cascos hasta el máximo punto de dolor permitido y logró liberarse. Entonces se quitó el paño de la boca y cogió aire para hacer su famoso grito… Pero paró y miró hacia la gema negra. Si gritaba ahora, todos sus avances se perderían, así que echó un vistazo a su alrededor.

En una esquina, oculto debajo de una pequeña manta, estaban las herramientas de Muzzle, quien, como tenía como misión proteger la gema hasta que Gentle lo sacase, las había llevado hasta allí para tenerlas cerca. Muffled cogió el pico y, asiéndola con fuerza, se posicionó delante de la gema negra y, con toda su furia, descargó el golpe, partiendo a la vez el pico y la joya, cuyos pedazos quedaron esparcidos por la zona.

Cansada pero satisfecha, la jefa de mineros cogió aire y, finalmente, hizo su famoso grito. Y gritó como nunca, pues era el sonido de la libertad.

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—Estamos cerca —indicó Shiny.

Wise y el minero la seguían de cerca, ansiosos por llegar a la gema negra. Wise estaba seguro de que esa joya era la clave de la desaparición de Muffled. El minero, sin embargo, estaba apático, como si no le importase la crucialidad del tema, pero aun así, se le notaba dispuesto a ayudar hasta las últimas consecuencias.

—Luego me explicarás cómo sabes tantas cosas sobre la magia, Wise —la dorada pegaso volvió a cortar el silencio.

—Estudiando, Shiny, estudiando… —respondió éste—. Siempre que tenía tiempo libre, visitaba la Biblioteca de Canterlot.

Llegaron hasta un pasillo del que salían, hacia la izquierda, de forma paralela, varios pequeños pasillos. Shiny paró y los demás también.

—Está al torcer aquella esquina —susurró la joyera, mientras señalaba uno de los pasillos laterales.

—De acuerdo, vamos entonces —respondió Wise con el mismo tono de voz, y empezó a avanzar.

Sin embargo, de repente paró, extrañado. Notaba cómo, debajo de la túnica, su armadura se estremecía. El gran Elemental de Tierra atrapado en su interior estaba gimiendo de terror, suplicando alejarse del lugar. El semental entrecerró los ojos, preocupado: ¿qué clase de poder tenía en realidad esa gema negra, para hacer que un Capitán de los Ejércitos del Señor Elemental de Tierra, un ser con un poder equivalente al de Discord, estuviese completamente atemorizado?

—¿Qué hacéis en esta parte de la mina? —un minero surgió del pasillo lateral que acababa de señalar Shiny —. ¿Ocurre algo?

—Venimos a ver la… —empezó a decir la dorada pegaso.

—Nos hemos perdido —cortó Wise—. ¿Podrías indicarnos la salida, por favor?

—Tenéis con vosotros a Shovel Sky —respondió Muzzle, impaciente, mientras señalaba al minero que les acompañaba—. Que os indique él por dónde podéis salir de la mina —empezaba a girarse para marcharse cuando Wise se puso por delante de él, cortándole el paso.

—Muy nervioso te veo, la verdad... —comentó éste último—. Como si no quisieses que estuviésemos por aquí… Creo que escondes algo, algo muy grande.

Muzzle Sooty empezó a recular, pero chocó con Shiny y Shovel Sky. Entonces se supo perdido, por lo que bajó la mirada y empezó a lloriquear.

—Habéis matado a mi esposa y a mi hijo… —susurró, abatido.

En ese momento tronó un grito. Muffled estaba pidiendo ayuda, indicando que se encontraba junto a la gema y que acaba de destruirla.

Muzzle se derrumbó completamente al escuchar la última parte.

—Vosotros dos —dijo Wise, ignorando las palabras de Muzzle—, id a sacar a Muffled. Yo me quedaré vigilándole… —señaló al minero.

Shiny y Shovel avanzaron hacia el pasillo donde estaba la gema, esperando encontrar allí a Muffled, mientras Wise les seguía con la vista. Muzzle empezó, poco a poco, a recular, pero el semental marrón se volteó, mirándole fijamente, haciendo que el minero frenase, aterrado.

—Espero que, por tu bien, Muffled esté perfectamente —susurró Wise en un tono entre serio y furioso—, porque, si no es así… —levantó su pata izquierda y golpeó la pared, que literalmente se convirtió en polvo. Wise se dio cuenta de que el Elemental atrapado en la armadura, imposibilitado para huir del lugar, había cambiado su terror por rabia… Pero no le importó, sino más bien al contrario, pues si ese minero había hecho algo a Muffled, lo pagaría con su vida.

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—Bienvenida al mundo de los vivos —exclamó feliz Knowledge.

Flashing acababa de abrir los ojos y lo primero que había visto era el rostro alegre de la historiadora. Extrañada, volvió a cerrarlos y, al abrirlos de nuevo, su amiga seguía allí, con su agradable sonrisa, pero esta vez Shadow y Feather habían aparecido por detrás de ella, también con un semblante alegre.

—¿Es… Estoy viva? —dijo la pequeña unicornio.

—¡Por supuesto que lo estás! —comentó Knowledge, al tiempo que la abrazaba.

—No puedo creerlo… —Flashing seguía asombrada—. ¿Cómo ha podido fracasar el sueño? Nunca lo ha hecho hasta ahora…

—Y no lo ha hecho —aclaró Feather.

—De hecho, todo ha ocurrido exactamente igual que como lo soñaste —añadió Shadow.

—Pero… pero… —Flashing seguía confusa.

—Pero en el sueño tú no morías —exclamó Knowledge—, sino que únicamente te desmayabas. Verás… Te despertaste del sueño antes de que se terminase y no te diste cuenta de que, cuando yo pensaba que morías, estaba equivocada… —bajó levemente la mirada y continuó hablando—. Y dije lo que dije porque tu sueño me hizo creer que estabas…

—De hecho, todas lo creímos... —cortó Shadow.

—Todos, excepto Spoon —aclaró Feather—. Él fue el único que miró más allá de lo evidente y descubrió la verdad… Seguramente lo logró porque no está tan integrado en el pueblo y, como no te conoce tanto como el resto, no tenía esa “barrera” que impedía atar los cabos… Y los ató.

—Comprendo… —comentó Flashing, más animada—, pero aún tengo una pequeña duda: ¿dónde están Shiny y Gentle?

—Shiny ha ido con Wise y Shovel a ver si encuentran a Muffled —respondió Knowledge—. Gentle, sin embargo, no ha aparecido en todo el día.

—¿No te basta con nosotras tres para cuidarte? —inquirió irónicamente Shadow.

—No es eso —declaró Flashing—. Cuando me desperté, dentro de la mina, aparte de angustia, sentí terror... Necesitaba salir de allí urgentemente, alejarme del lugar… Y quiero avisaros a todas de que, bajo ningún concepto, vayáis al fondo de la mina.

—No me extraña —comentó Knowledge—, estuviste secuestrada, sin saber qué podía pasar. Cualquiera estaría nervioso en esa situación.

—No me estás entendiendo —Flashing se puso muy seria—: en lo más hondo de la mina, donde estuve, hay algo horrible, malvado, cruel… Lo sentí dentro de mí y me asusté… me asusté mucho… y, por eso, necesito avisaros de que no os acerquéis allí... La maldad y el odio en estado puro se encuentra en ese lugar, listo para atacar.

Knowledge, Feather y Shadow se miraron preocupadas. Shiny, Wise y Shovel se habían adentrado en lo más profundo de la mina buscando a Muffled. Si lo que decía la pequeña unicornio era cierto, todos ellos estaban en peligro.

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Muffled dejó caer el pico al suelo mientras jadeaba. Había decidido salvar a Equestria. Pero, a cambio, había condenado a la mujer y al hijo de Muzzle Sooty. Se sentó en el suelo y miró hacia abajo, abatida… Dos vidas a cambio de cientos, o quizás, miles de ellas… O, mejor dicho, dos vidas a los que podía poner nombre y apellidos, a cambio de cientos, o quizás, miles de vidas completamente anónimas.

Escuchó ruidos acercándose y levantó de nuevo la mirada, fijándola hacia el recodo donde se había ido antes Muzzle. Su gesto apenas cambió al ver aparecer a Shiny y a Shovel. Al fin había venido la ayuda. Al fin estaría a salvo. Pero ya no le importaba.

Rápidamente, y apabullándola a preguntas, Shiny se puso a su derecha, mientras que el minero, totalmente silencioso, se puso a la izquierda. Entre los dos la ayudaron a levantar, aunque Shovel perdió el equilibrio y trastabilló, cayendo un poco más atrás, junto a un montículo de tierra. Frustrado, el minero se levantó y se volvió a posicionar al lado de Muffled para asistirla.

—Los he matado —susurró la jefa de mineros—. Soy una asesina… Una asesina… Los he matado —empezó a repetir una y otra vez.

—Cálmate, Muffled —dijo Shovel—. Estás a salvo, y entre amigos.

—Te vamos a ayudar a levantar y saldremos todos juntos —añadió Shiny—. Wise también está aquí, aunque está vigilando a… “ese”.

Muffled miró primero a Shovel y después a Shiny y, con los ojos llorosos, esbozó una ligera sonrisa.

—Gra... Gracias… —fue lo único que dijo.

A pesar de los intentos de la jefa de mineros, Shovel y Shiny tuvieron que usar bastante fuerza para incorporarla, ya que era poco menos que un peso muerto. Sin duda, lo ocurrido había hecho mella en la mente de la jefa de mineros.

Una vez levantada, Shovel se aseguró de que Muffled estuviese equilibrada y se apartó, cogió el pico roto y sacó los restos de la gema rota de la pared, guardando los pedazos en su zurrón lateral. Después hizo lo mismo con los trozos del suelo y, por último, tiró el pico al suelo con desgana.

—Si esta gema es lo que ha ocasionado esta situación —dijo—, lo mejor será que nos lo llevemos a un lugar mucho más seguro.

Poco a poco fueron saliendo de la gruta y llegaron hasta Wise y Muzzle. La jefa de mineros entonces se desapoyó y se acercó dubitativa hacia el espía quien, como aún seguía vigilando seriamente a Muzzle, estaba ajeno a todo. Y, poniéndose a su lado, Muffled le sujetó de las mejillas y le besó en la boca. Muzzle intentó aprovechar la situación para escapar, pero Shovel se interpuso en su camino.

Un hilillo de saliva se mantuvo durante unos instantes cuando los labios de la yegua se separaron de los de Wise. Éste miró perplejo a la jefa de mineros y, cogiéndola suavemente de la nuca, esta vez fue él el que la besó.

Shiny miró alternativamente al techo, al suelo y a Shovel, ruborizada por la situación. El minero, sin embargo, vigilaba constantemente a Muzzle.

Un respingo del elemental contenido en la armadura hizo que la magia del momento terminase repentinamente. El ser estaba rabioso y aterrado a partes iguales. Wise miró hacia los demás y dijo:

—Debo ir a por la gema.

—No te preocupes —dijo Shovel, señalando su zurrón—, la tengo aquí. Aunque debo decir que ya no está completa. Fuese lo que fuese antes, no parece que sirva ya para nada.

Wise no se conformaba con esa respuesta: aún notaba cómo el elemental se retorcía, e incluso él mismo sentía la poderosa fuerza que emanaba de esa gema maldita.

[center]* * *[/center]

—Ya está —dijo Spoon de repente—. No puedo hacer más. Aunque he logrado estabilizarle, debemos llevarle a un hospital.

—Entonces te ayudaré a llevarle al de Ponyville, que es el más cercano —comentó Magic—. Aunque tendremos que hacer el viaje de noche, ya está oscureciendo.

—Muchas gracias… no esperaba menos de ti —exclamó Spoon, con una sonrisa en la boca. Magic torció el gesto, sin saber cómo tomarse esa frase.

Levantaron meticulosamente al enfermo para su traslado, pero este abrió los ojos, miró alternativamente a los dos y empezó a musitar. Spoon acercó su oído a la boca del minero y escuchó atentamente. Al terminar de hablar, el minero volvió a desmayarse, mientras que la expresión de Spoon, al mirar a la yegua, era una mezcla de perplejidad y preocupación.

—¿Qué ha dicho? —preguntó Magic, alarmada.

—¿Conoces a un tal “Shovel Sky”? —inquirió Spoon, preocupado—. Ha dicho que es el culpable de todo lo ocurrido… Que él reconoció su voz, a pesar de que intentaba aparentar tener una distinta.

—Déjame pensar… —Magic cerró los ojos, para abrirlas como platos al instante siguiente—. ¡¡Es el minero que guardaba la entrada por el que fuimos!! ¡¡Tenemos que avisarles!!

[center]CONTINUARÁ...[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. En una hora os traigo la tercera parte.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - Completo

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Ene 2014, 21:48

Y llegaron los Reyes Magos a Spaniard Hooves y trajeron muchos regalos... y, a los que se portaron mal, les trajeron carbón y un capítulo nuevo de este fanfic.

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Mucho de...

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Y una pizca de...

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Y, sin más dilación, aquí tenéis la tercera parte (de tres (error de cálculo)) del capítulo 1x13:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x13[/center]
[center]Yell, Muffled, Yell[/center]
[center]3ª Parte[/center]

Muzzle iba en el medio de la comitiva, teniendo por delante a Shiny, que aún seguía ruborizada, y a Shovel, que le vigilaba constantemente, aunque, de vez en cuando, palpaba los restos de la gema negra que tenía en el zurrón. Muffled y Wise estaban más atrás, hablando entre sí de manera bastante cariñosa.

Muffled estaba agradecida con el espía, tanto por su liberación como por haberla elegido con el segundo beso. Wise, sin embargo, estaba únicamente dando conversación a la jefa de mineros para que se tranquilizase, pues lo que había ocurrido antes había sido producto del nerviosismo y había que dejar que la cosa se enfriase.

Antes de llegar a la entrada de la mina escucharon voces airadas. Disarming Smile estaba gritando incoherencias hacia Look Talker, quien respondía con fulgurantes movimientos oculares, a la vez que pateaba el suelo. Las hermanas Numbers también eran testigos de semejante pelea y, a juzgar por sus expresiones, sentían vergüenza ajena.

—¿Qué ocurre aquí? —interpeló Wise, mirando alternativamente hacia los dos sementales.

—Este bobo me ha mentido —respondió el hotelero, prácticamente fuera de sus casillas—. Me dijo que había entrado antes a la mina pero no ha sido así… Y, como resultado, nos hemos perdido.

—“Tú has sido el que ha malinterpretado mis palabras” —respondió Look, mirando fijamente a Disarming entre movimientos oculares—. “Te dije que había accedido a la entrada de la mina, nada más”.

—¡Ah, claro! —expresó Disarming en tono ironico—. He malinterpretado tus palabras... No tiene nada que ver el hecho de que no puedes emitir ningún sonido con la boca. Lo que tú haces no es hablar… —se señaló su propio hocico y continuó hablando—: Mira, muevo la boca y emito palabras. Eso es decir cosas. Lo tuyo es algo totalmente distinto.

Eso fue demasiado para Look, que nunca se esperaría ese ataque gratuito por parte de alguien tan cercano a él como otro miembro del Consejo e, interponiendo las patas delanteras entre él y el hotelero, las estiró tan fuerte y rápidamente como pudo, provocando que éste trastabillase.

—¡Lo habéis visto! —Disarming se quejó en voz alta—. ¡Me acaba de agredir!

—Llevas un buen rato agrediéndole tú de forma verbal —dijo Reale.

—¡Oh!, ahora la señorita le defiende —comentó el hotelero—. Debe ser porque Look es un mudito… Un mudito mentiroso.

—Y tú eres un imbécil, así, con todas las letras —le respondió Imaginary.

—¡¡Ya estoy harto!! —espetó Disarming, completamente enfadado—. ¡¡Me voy!!

Y se dirigió raudo hacia la salida de la mina, farfullando.

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Flashing pegó un respingo y se levantó de la cama. Rápidamente se dirigió hacia la puerta y, posicionándose ante la ventana de al lado, movió ligeramente la cortina, observando minuciosamente lo que acontecía en la calle.

Un encapuchado caminaba hacia el camino de salida, aunque aún no había llegado a la altura la casa de la pequeña unicornio. De repente, al pasar por delante de ella, su cabeza, oculto bajo la túnica, se giró hacia la ventana, mostrando una mirada fría, inerte, carente de toda sensación. Con los ojos como platos, Flashing retrocedió ligeramente.

—¡Es… es él! —exclamó asustada—. ¡Noto la presencia maligna en ese ser!

Pero cuando las demás miraron a través de la ventana, el encapuchado había desaparecido.

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Frente a la entrada de la mina, una poni de tierra de cuero y crin marrón y una Cutie Mark formada por un blanco babero y un rojo corazón, titubeaba frente a la gran abertura, moviéndose constantemente de un lado para otro, taponando así la entrada al interior de la montaña.

—Por favor, déjeme pasar —pidió un semental, que provenía de la mina.

—Es… estoy buscando a mi marido —dijo la extraña—. Es minero, así que me han dicho que debería estar ahí dentro... —señaló la montaña—. Pero tengo miedo de no encontrarle.

—¿Miedo por qué? —el poni se extrañó tanto que se sentó en el sitio.

—Ayer… Ayer… —la forastera seguía titubeando.

—No se preocupe, pase al interior y allí le atenderán mejor —respondió el minero—. Yo tengo prisa, lo siento.

Con un gesto de afirmación, la extraña yegua entró a la mina. Entonces cambió su expresión a sorpresa y, con lágrimas en los ojos, trotó hacia Muzzle Sooty, abrazándolo a continuación. Este también se sorprendió y correspondió el abrazó con fuerza y desesperación.

—Pero… pero… —balbuceó el minero, feliz.

—¡¡Estás a salvo!! —dijo la forastera—. Después de lo que hiciste ayer, temía que te hubiese pasado algo…

—¿Lo… lo que hice ayer? —Muzzle Sooty no comprendía—. Al menos estás a salvo, gracias a Celestia… ¿Y el pequeño Steely? ¿También está bien?

—Sí… sí, lo está… —respondió la forastera—. Está con mi hermana… ¡Pero tú! —gritó, golpeando de forma seca pero cariñosa el hombro del minero—. ¡Menudo susto nos has dado!

—Lo siento. Lo siento de verdad —Muzzle se disculpó—. Pero, ¿qué hice ayer?

—Según nuestro vecino Curious Annoying —dijo la yegua—, tú llegaste a casa ayer por la noche y te quedaste parado delante de la puerta, como si estuvieses petrificado hasta que, de repente, te diste la vuelta y te marchaste rápidamente.

—No puede ser… —comentó el minero—. Ayer llegué a casa, abrí la puerta y, en el suelo, encontré una nota… Alguien os había secuestrado a Steely y a ti y exigía que hiciese una serie de cosas para que os liberasen. Si no lo hacía… —bajó la mirada—. Si no lo hacía…

Entonces la yegua miró hacia el resto y comprendió la situación: Muffled Yell estaba abatida y sucia, y el resto de ponis vigilaban a Muzzle como si éste hubiese cometido un acto atroz.

—¡Por el amor de Celestia! —gritó—. ¡Qué es lo que has hecho!

—Yo… —el minero no sabía qué decir—. ¿Es que no lo comprendes? ¡Lo hice por ti! ¡Por ti y por Steely!

—Ya hablaremos en casa… —la yegua estaba furiosa—. Vamos, ve delante, y no intentes ni siquiera disculparte…

—Perdone… —Wise se interpuso entre los dos—, pero su marido está detenido por intentar…

—Por intentar salvarla —cortó Muffled—. A ella y a su hijo.

La jefa de mineros, sacando fuerzas de flaqueza, se acercó a Muzzle y le miró, durante unos instantes, directamente a los ojos. Después bajó la cabeza.

—Le ocurre algo en la mirada —exclamó—. No es la misma de siempre.

Wise también se acercó al minero y le observó detenidamente. Después se acercó a Muffled y le habló mediante susurros:

—(Parece hipnotizado) —musitó—. (Podría curarle aquí mismo, pero no sé… Lo que te hizo fue algo extremadamente cruel…)

—(No te preocupes) —contestó la jefa de mineros—, (creo que realmente no estuve en peligro ahí dentro… Además, le conozco desde que éramos potrillos, y sé que nunca me haría daño. Incluso en este estado sé que ha intentado resistirse a herirme… Creo que ha sufrido mucho con el falso secuestro de su familia, así que no le forcemos más).

[center]* * *[/center]

—Ahora que todo ha pasado —dijo Shadow Hammer—, creo que es hora de volver a casa… Mañana me espera un día de mucho trabajo.

—De acuerdo —comentó Knowledge con una sonrisa—. No te preocupes, Feather y yo podemos ocuparnos de esto.

—¡Eh, eh! —exclamó Flashing, sonriendo de forma irónica—. Yo no soy un “esto”.

—No lo has entendido, Flashing —Knowledge se acercó y la abrazó cariñosamente.

—Sí que lo he hecho —respondió la potrilla unicornio—, pero si el premio por no entender las cosas es un abrazo de mis amigas, prefiero ignorar muchas cosas…

Todas se rieron. Shadow, con una sonrisa en la boca, salió de la casa y cerró la puerta detrás de ella, cambiando el gesto a continuación. Miró directamente hacia el hogar de Gentle Colors, con una expresión de desagrado… El mundo prácticamente se había destruido en Northwest Mines Town y esa estúpida unicornio ni siquiera se había presentado para ayudar.

Llegó directamente a su casa y, dando un portazo, se acercó a la mesa donde aún permanecía la carta que había escrito esa mañana. La cogió y la miró:

“Querido hermano:

¡Vete a la mierda!

Con cariño, Shadow Hammer.”

Con un bufido arrugó la hoja y la tiró a la papelera que estaba al lado de la mesa. Cogió otra carta y empezó a escribir:

“Querido hermano:

Cuéntamelo todo, y no omitas ningún detalle.

Con cariño, Shadow Hammer.”

[center]* * *[/center]

—Creo que ya está —Wise dejó caer sus patas delanteras, satisfecho—. Efectivamente, estabas hipnotizado, aunque únicamente de forma parcial. Todo lo que veías, oías y sentías era completamente real, a excepción de un instante en el pasado, en el que te han inculcado una idea en la cabeza: el secuestro de tu mujer y tu hijo, e instrucciones para su liberación. A partir de ahí, todo ha vuelto a ser completamente real, excepto que has tomado como cierto ese pensamiento y has actuado desesperadamente para rescatarlos, a pesar de que realmente nunca estuvieron en peligro.

Muzzle agachó la cabeza, realmente apenado. Había cometido una aberración y había secuestrado a una amiga para liberar de un falso secuestro a su familia. Su mujer se acercó a él con un cariz triste pero conciliador, rodeándole el cuerpo con su pata.

—Por favor —dijo, mirando a los demás—, no le castiguéis, os lo suplico… Lo único que ha hecho ha sido querer demasiado a su familia, y eso no es ningún delito…

[center]* * *[/center]

Magic salió a la calle y se dirigió, tan rápida como pudo, hacia la mina. Por una parte, el tiempo apremiaba por el estado del minero herido. Por otra, deseaba llegar a tiempo para avisar a Wise, a Shiny y a los demás sobre quién era realmente Shovel Sky.

Se cruzó con Disarming y, antes de llegar a su altura, le preguntó si estaban los demás en la mina. Éste respondió con un bufido y siguió su camino. Magic apenas se frenó y llegó hasta la gran abertura, que cruzó sin pensar.

A la primera que vio fue a Shiny y, mediante gestos, le hizo saber que necesitaba hablar con ella. La dorada pegaso se acercó a ella y la tendero le empezó a contar lo que había dicho Legs Bent. A medida que se lo iba narrando, los ojos de Shiny se abrían más y más a causa de la sorpresa.

[center]* * *[/center]

—Bueno —replicó Wise—, como está presente la mayoría del Consejo del Pueblo, podríamos decidir aquí y ahora, en sesión extraordinaria, qué hacemos con Muzzle… Aunque, la verdad es que la mayor implicada es quien debería decidir sobre el asunto, y ya le ha perdonado.

Todos miraron hacia Muffled, quien únicamente asintió. Tanto Muzzle como su mujer sonrieron, al igual que hicieron los demás.

En ese momento Shiny se acercó a Wise y le susurró algo al oído. Éste abrió los ojos como platos y la miró.

—¡¿Cómo no me lo has dicho antes?! —gritó y miró a su alrededor—. ¡Rápido, ¿quién tiene la gema?!

—¡Me lo acaba de decir Magic ahora mismo! —se quejó la pegaso—. ¡Toma, la gema! —dijo, sacando los pedazos de joya del zurrón y tirándolos, de mala gana, hacia el espía.

[center]* * *[/center]

Spoon Giddy estaba aún arropando al minero herido cuando Magic entró por la puerta.

—Ya está… —dijo—. Aunque parece ser que todo está bien.

—¿Se lo has dicho a Wise? —preguntó el cocinero.

—Bueno, la verdad es que no —respondió la yegua, quien siguió hablando después de que Spoon abriese los ojos como platos—. Estaban muy ocupados ahí dentro, así que se lo comenté a Shiny, para que ella informase a los demás… Por cierto, supongo que te alegrará saber que Muffled estaba también, y a salvo.

La respuesta del semental fue una gran sonrisa.

—Has hecho bien —dijo—. Ahora, vamos a Ponyville para que éste —señaló al minero herido— reciba una atención médica decente… Yo ya no puedo hacer más por él.

Con cuidado lo trasladaron a la puerta trasera del restaurante, donde un carro esperaba. Pusieron al malherido en el cajón de madera, entonces los dos se ajustaron las cinchas y se dirigieron hacia la encrucijada.

—¡Ah, casi se me olvida! —exclamó de repente Magic—. Me fijé expresamente y vi que Shovel no estaba con los demás…

—Mal asunto —contestó Spoon—. Tendremos que ser muy cautelosos en el viaje… Recuerda que los tres sabemos quién es él en realidad, y eso nos hace muy peligrosos, tanto para ese poni como para quienes trabaje. Es posible que pretenda acabar con nosotros. Tenemos que estar atentos… Muy atentos.

[center]* * *[/center]

Wise miró detenidamente los pedazos de gema. A medida que lo hacía, su furia iba en aumento, hasta que los tiró al suelo, rabioso.

—¡¡¡Maldita sea!!! —gritó—. ¡¡¡Esta gema es falsa!!! ¡¡¡Una estúpida gema roja mal pintada!!!

—Pues es la gema que Shovel me dio —respondió Shiny—. ¿Verdad, Shovel? —buscó con la mirada al minero, pero no lo encontró.

Entonces Wise se dio cuenta de que el Elemental de su armadura estaba en calma. Se llamó estúpido por no darse cuenta antes, ya que eso significaba que la gema negra, que era lo que provocaba el miedo del Elemental, estaba lejos, muy lejos.

Se dirigió hacia Muzzle y le miró fijamente.

—¡Dime qué te ordenaron hacer exactamente cuando tuvieses a Muffled atrapada, rápido! —exclamó.

—Yo… yo… —Muzzle gesticulaba—. Las órdenes eran que, una vez que ella estuviese inconsciente, sacase la gema de la pared y pusiese una pintada en su lugar…

—¿¡¡Qué hiciste con la gema!!? —Wise preguntó, impaciente.

—Tenía que enterrarla ligeramente en el suelo, al lado de Muffled —expresó el minero.

—¡Ahora lo comprendo todo! —dijo Shiny—. Ya me parecía extraño que Shovel trastabillase de esa forma cuando intentábamos incorporar a Muffled… En realidad quería apoderarse de la gema enterrada…

Pero la última frase Wise no la oyó, pues había salido de la mina galopando hacia la encrucijada de caminos, sabiendo que era el único camino que Shovel Sky había tomado para escapar.

[center]* * *[/center]

Gentle Colors abrió los ojos. Había aprendido hacía mucho tiempo que, cuando hacía el hechizo marelantiano de tele-transporte, no era en absoluto recomendable mantener los ojos abiertos… La simple visión de las criaturas que vivían en el plano que se usaba para viajar instantáneamente era algo aterrador. Apenas sonrió ligeramente al mirar a su alrededor, pues había aparecido en el pasillo central del subsótano de su casa. Pero seguía enfadada. Nada había salido bien en su viaje: su contacto había aparecido tarde y encima acompañado de su hijo, quien no había hecho más que importunar y reírse de ella.

—Malditos grifos —susurró, llena de rabia, colocándose en la boca un pequeño palo que había sacado del zurrón, pues sentía que su cerebro comenzaba a paralizarse.

El ataque de epilepsia que tuvo lugar a continuación no hizo más que terminar de encolerizarla. Debido a la rapidez con la que tuvo lugar, no tuvo tiempo de desenganchar las cinchas del carro y, una vez recuperada del ataque, descubrió que el carro estaba caído lateralmente, con su comida desparramada por todo el suelo.

Gritando insultos contra los grifos y contra la Princesa Celestia, Gentle se quitó las abrazaderas y fue cogiendo, poco a poco, los víveres, llevándolos de varios viajes a la cocina que estaba al lado. Una vez colocada cada cosa en su lugar correspondiente, volteó de nuevo el carro hasta ponerlo derecho y, enganchándose de nuevo las cinchas, tiró de él hasta situarlo delante de una gran puerta, que abrió, introduciendo el carro en la gran habitación que había detrás, aparcándolo debidamente junto a otros carros.

Mientras subía las escaleras secretas hasta su casa, Gentle pensó en la reunión que había tenido. El grifo que le esperaba, su proveedor, había aparecido, con su hijo, a última hora de la tarde. Y éste último, un necio impertinente, había estado todo el rato riéndose de los colores que tenía, y de su crin, aún demasiado corta para su gusto, y de su dieta…

Pero lo peor no había sido esa mofa. Era el haber tenido que ir a buscar alimento fuera de los límites de Equestria. Todo por aquella estúpida ley que la maldita Princesa Celestia había creado desde hace siglos y que aún seguía vigente:

“Está terminantemente prohibido la ingestión de carne animal por parte de cualquier poni de tierra, pegaso o unicornio. La pena por violar esta ley es la cárcel”.

Pero Gentle nunca había hecho caso de esa ley, pues se alegaba a sí misma que ella no era una poni de tierra pues, aunque fuese de bajo nivel, podía lanzar magia a través de su protuberancia. Ni una pegaso, pues carecía de alas. Ni siquiera era una unicornio, ya que, según el estándar de medidas de astas, el suyo ni siquiera llegaba al mínimo para ser considerado un cuerno. Por lo tanto, no entraba en ninguno de los baremos de definición y no podía ser juzgada por esa legislación.

Pero el mayor problema venía con la siguiente parte de la misma ley:

“Cuando el usuario final sea cualquier tipo de poni, sin distinción de raza, sexo o edad, está terminantemente prohibido el comercio de comida no herbívora en Equestria. La infracción de esta ley es la cárcel”.

Y, desgraciadamente, ella entraba dentro de la acepción “cualquier tipo de poni”. Por eso, se veía obligada a hacer la compra de su comida fuera de las fronteras del país.

Se acercó entonces a una de las ventanas que rodeaba la puerta y la movió ligeramente. Todo estaba en calma. Alzó las cejas en señal de indiferencia. En ese pueblo nunca pasaba nada de interés. O, mejor dicho, casi nunca. Probablemente ese día había sido un día como otro cualquiera. Incluso era posible que nadie hubiese echado de menos su ausencia.

De cualquier forma, idearía una historia convincente... por si acaso.

[center]* * *[/center]

Cuando Shovel Sky llegó a la encrucijada de caminos, una figura encapuchada surgió de detrás de un árbol, asustándole.

—Lo traigo —dijo el minero, recuperándose al instante.

—Perfecto —respondió la figura encapuchada, mientras se descubría la cabeza. Era un unicornio celeste, de ojos grises y con el cuerno retorcido.

Shovel cogió la gema negra de su zurrón y se lo pasó con cuidado al unicornio. Este la sopesó y la elevó, observando a través de ella. Un gran ojo de pupila rasgada se vislumbraba desde el otro lado, mirando directamente hacia él.

—Sí, es la gema que buscábamos —exclamó finalmente, con una sonrisa—. Y veo que, efectivamente, el grito ha sido efectuado. Pronto traeremos de vuelta a nuestra maestra Blinking Darkness.

—Esperemos que así sea —dijo Shovel—. Nightmare Moon resultó ser un fracaso.

—¡No oses comparar a nuestra Señora con esa estúpida! —gritó el encapuchado—. Además, pronto nos ocuparemos de ella también.

—¿Nosotros? —preguntó el minero—. Recuerda que, incluso convertida en la patética Luna, sigue siendo muy poderosa.

—No más que una mota de polvo al lado del inmenso poder de aquella que trae la luz y la oscuridad —respondió el unicornio—. De todas formas, aún nos queda un largo camino. Nuestros hermanos aún están intentando localizar las tres piezas que nos faltan, pero todo es cuestión de tiempo. Pronto nos regocijaremos sobre los cadáveres de las dos falsas princesas.

Se dio la vuelta, dispuesto a marcharse, pero Shovel habló:

—¿Tienes el cuchillo? —preguntó—. Temo que he sido descubierto y no quiero comprometer nuestra misión.

El encapuchado volvió a darse la vuelta y, sacando un cuchillo con la punta curvada, se lo entregó al minero, que lo agradeció con un gesto

—¿Sabes una cosa? —inquirió Shovel—. Sabía desde hace tiempo que éste iba a ser mi destino. Concretamente desde que coloqué el huevo fecundado de gallina frente a esa gema negra, para comprobar su poder. Cuando, a los pocos segundos, el huevo creció y se convirtió en uno de dragón, sentí cómo me moría por dentro. Estoy seguro que el huevo se alimentó de mi esencia vital. Lástima que no tuviese tiempo para deshacerme de él, pues se acercaron unos “visitantes”, obligándome a esconderme, y se lo llevaron.

Entonces el minero cerró los ojos. Volteó el cuchillo, apuntándose directamente al corazón y, sentándose sobre sus cuartos traseros, entonó una cantinela:

—¡Oh, gran Blinking Darkness, la que traes la Luz y la Oscuridad, la que manejas el Orden y el Caos, la dadora de la Vida y la Muerte... Ofrezco gustosamente mi vida y mi alma para apaciguar tu infinita ira y reconducirla hacia tus verdaderos enemigos!

Y, dicho esto, se clavó el cuchillo con rapidez. Instintivamente abrió los ojos como platos mientras una bocanada de sangre inundó su boca. Su mirada, aterrada, buscaba comprensión por su acto.

El unicornio se acercó lentamente a él y le sujetó, impidiendo que cayese.

—Tranquilo —le susurró al oído—. Tu nombre será recordado en el gran festín, cuando todos bebamos la sangre de las dos usurpadoras del trono que le corresponde, por derecho, a nuestra Señora. Regocíjate, pues ella te reservará un lugar en su corazón.

Y, con una sonrisa en la boca, Shovel dejó de moverse.

Lentamente, el encapuchado sacó el cuchillo de las entrañas del minero y limpió el filo ensangrentado en la capa de éste, mientras la sangre aún brotaba a borbotones de la herida. Con sumo cuidado de no pisar la zona manchada de sangre, se guardó el cuchillo y se dio la vuelta.

Resopló, lamentando la pérdida de una pieza tan interesante como la de ese minero y, lanzando un hechizo mágico a través de su cuerno, se tele-transportó.

[center]FIN DEL CHAPTER 1x13[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo.
Última edición por Sr_Atomo el 07 Ene 2014, 11:14, editado 1 vez en total.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - Comple

Mensaje por Sr_Atomo » 07 Ene 2014, 11:15

[quote="K.I.T.T.2000";p=138069]Para celebrar la llegada al capitulo 13 y por otros 13 tan buenos como estos o mas, un pequeño detalle para su autor.......
Spoiler:
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sigue asi y llegaras lejos,........

p.d. en una parte de esta tercera has pueso ``chinchas´´ en lugar de ``cinchas´´ ;) ;) ;) ;)[/quote]

Muchísimas gracias... Me ha encantado muchísimo el dibujo. Esa es Shiny Eyes al 100%. Te lo agradezco enormemente.

Postdata: Ya corregí ese error, muchas gracias :)
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - Comple

Mensaje por Angelus-Y » 14 Ene 2014, 23:28

A pesar de que estoy en plena epoca de examenes y despues de una etapa de algo bajo en general, por fin puedo comentar, aunque desafortunadamente no tengo tiempo para extenderme y solo es de la primera parte del capitulo 10.

Te doy mi mayor gratitud por el rato que he pasado, ha sido muy relajante y recomfortante, la lectura me ha sido muy comoda, asi como las risas (mas de una ) que me has sacado con determinadas situaciones (en especial con Flashing, menuda alma tan efusiva) y la trama de este episodio me ha despertado interes. Las situaciones me han gustado, porque son tan propias de la vida que bien te sientes identificado por haberlas visto alguna vez, por ello ha sido comodisimo de leer.
Spoiler:
No me esperaba para nada el beso de Muffled y Wise, menuda sorpresa, jajaja. Lo has descrito muy bien la escena y te ha quedado esplendida xDD, aparte de eso jamas habia visto a Gentle tan alegre y radiante en un dia. Y lo de la television vaya risas, jaja, ha sido hilarious. Evidentemente el hecho de que ese semental fuera el hermano de Shadow si que me ha despertado cierta sorpresa y curiosidad, no por ello lo voy a minuspreciar.
Basicamente me has hecho pasar un rato placentero, muchisimas gracias Sr_Atomo y excelente primera parte del episodio, procedere a leer el resto cuando mi persona y el tiempo me permitan a ello.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x13 - Comple

Mensaje por Angelus-Y » 15 Ene 2014, 23:27

Leida la segunda parte....WOW, solo WOW. Impresionante, magnifico capitulo. No me esperaba para nada este giro de acontecimientos.

Se me ha hecho mucho mas ameno y ha estado lleno de tensiones de todo tipo, una escritura esplendorosa y una desenvoltura de los personajes impresionante, solo eso: IMPRESIONANTE.

Y se perfectamente que este es el primer entrante de un autentico deleite de capitulos, como los montes de joyas de un dragon de las montañas, si señor.
Son unas situaciones tan tan trabajadas, que me metido muchisimo y he sido testigo de situaciones de lo mas embargantes. Son escenas memorables y una determinada poni unicornio me ha sorprendido hasta el pavor y la palidez de mi rostro, puedo confirmarlo.

Me has enamorado y me has levantado el corazon Atomo, cuando vuelva a tener tiempo me leere el resto de capitulos, que seguro no me decepcionaran.

Esta historia como siempre digo y ahora con muchas ganas lo repito y destaco llegara MUY LEJOS. Recordad estas palabras y leer un fanfic que ha alcanzado un altar para mi y para muchos seguro lo será.

Me inclino ante ello. Un saludo y ansioso de continuar.
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Parte 1

Mensaje por Sr_Atomo » 31 Ene 2014, 13:48

Bueno, bueno, bueno... Fin de mes, capítulo nuevo... y he esperado hasta que ha salido Gentle Colors de imagen de fondo.

Capítulo dividido en dos partes, la cual pondré una ahora y otra esta tarde.

TAGS:

Mucho de:
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Y una pizca de:
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Image <-- cuando lleguéis al momento, sabréis por qué he puesto este tag.
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Y, sin más preámbulos, he aquí la primera parte (de dos) del capítulo 1x14:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x14[/center]
[center]Las Dos Vertientes[/center]
[center]1ª Parte[/center]


—…Y le dijo a su mujer: “Cariño, estaba así cuando llegué” —exclamó el minero, riendo estúpidamente a continuación. De hecho, fue el único del grupo que lo hizo.

—¡Por Equestria…! —se quejó el otro minero—. Cada día son peores tus bromas. Menos mal que no hay contra-Cutie Marks porque, si existiesen, el tuyo sería algo relacionado con tu habilidad para destrozar los chistes.

—Por favor, chicos —se quejó Shiny—. Un poco de respeto, por favor… Ayer fue el entierro de Shovel Sky y…

—Y la vida sigue —contestó el primer minero—. Ya ves, ayer todos tristes, pero hoy, sin embargo, tenemos que entrar en la mina, como siempre.

La dorada pegaso miró a su alrededor. Los pasillos de la mina que estaban cruzando eran cada vez más irregulares, debido sin duda al libre albedrío de la naturaleza. Por lo tanto, la labor de ajustamiento y pulimentado de la gruta era allí mucho menos trabajado. Suspiró, sabiendo que los tres se adentraban en lo más hondo de la montaña, donde nunca antes ella había estado.

—La joven tiene razón —dijo el segundo minero—. Recuerda que Shovel era un compañero más de la cuadrilla. Lo que le ocurrió podría habernos pasado a ti o a cualquiera.

—Según tengo entendido —respondió el primer minero—, le asesinaron a sangre fría.

—¿Asesinado? —preguntó temerosa Shiny, parándose.

—No hagas caso a Wood Peak —dijo el segundo minero, mirando hacia atrás, donde estaba ella—. Si hay algo que hace aún peor que contar chistes, es intentar narrar historias de terror convincentes.

—Estoy hablando en serio —comentó Wood—. Me han dicho que Wise Word encontró el cuerpo de Shovel, y que éste estaba totalmente ensangrentado, con una gran herida en el pecho. Pero no había nada en los alrededores que pudiese ser el arma homicida, por lo que, lógicamente, en el momento de su muerte, había otro poni, que se llevó el arma. Así que lo más lógico es pensar que fue un asesinato.

—Por favor… —dijo la joyero con un hilo de voz—, ¿podemos hablar de otra cosa?

—De acuerdo, de acuerdo —exclamó Wood—. Oye, Clove —comentó, mirando al segundo minero—, ¿es cierto eso de Muffled?

—¿A qué te refieres exactamente? —preguntó el aludido.

—A eso de que no quiere volver a entrar a la mina —respondió el primer minero.

—Supongo que sí —aclaró Clove—. Algo lógico por otra parte, ya que estuvo secuestrada… Por ahí, creo —señaló hacia atrás. Wood y Shiny miraron hacia donde señalaba la pata del obrero.

Shiny miró a continuación, y de forma muy ligera, al suelo, confundida. Tenía muy presente el momento en que habían pasado por delante de la gruta que llevaba a donde había estado la gema negra, pues los recuerdos que le invadieron en ese momento habían sido contradictorios: Por una parte, evocó el instante en que había descubierto la gema, primero asombrándose del hallazgo y, justo después, alegrándose por haber encontrado el regalo perfecto por la entrada número cien de Gentle en la mina. Por otra parte, imaginó el momento en que llevó a la unicornio de dos colores y a Muffled justo delante de la gema, descubriéndose el huevo de dragón justo delante. Y, por último, recordó la liberación de la jefa de mineros, quien había sido secuestrada, y su mirada perdida ante la rotura de la joya, que resultó ser falsa.

“Ojalá nunca hubiese descubierto esa maldita gema”, pensó con rabia la dorada pegaso, “Todo hubiese sido más fácil”.

—Shiny, no te quedes atrás —dijo Clove—. Justo en este lugar se acaba la parte conocida de la mina, por lo que no hay lámparas en las paredes, y el terreno está sin aplanar. A partir de aquí, debemos tener encendidas las linternas portátiles y permanecer constantemente juntos.

La joyero trotó hacia ellos, pero tropezó por el camino.

—¡Ay! —chilló, trastabillando pero sin llegar a caer.

—¿Qué te ocurre? —preguntó Clove.

—Creo que se me ha metido una piedra en el casco —declaró Shiny—. ¿Tenéis algo puntiagudo para poder sacármela?

Los dos mineros rebuscaron en el pequeño carrito que portaba Wood y éste sacó un pequeño pico perfilador, pasándoselo a continuación a ella.

—Vamos a reconocer el terreno, si no te importa —dijo él, usando un tono cáustico nada disimulado. Shiny notó que ese minero quería deshacerse a toda costa de su presencia. Por lo visto, las órdenes sobre la realización de los trabajos en la mina, que habían enviado desde Canterlot, a raíz de los últimos acontecimientos, le incomodaban.

Wood se dirigió rápidamente hacia el fondo de la gruta, seguido de cerca por Clove, quien miraba constantemente hacia Shiny con un gesto de disculpa. Shiny, por su parte, se sentó sobre sus cuartos traseros y empezó a trastear con la piedra. Cuando logró quitárselo, haciendo palanca con el pequeño pico, se incorporó y miró hacia delante. Los haces de luz de las linternas de los dos mineros acababan de girar hacia la izquierda, desapareciendo a continuación.

Shiny empezó a caminar, apesadumbrada. Los dictámenes que llegaron de Canterlot, a raíz de lo ocurrido con el robo de la gema negra, fueron muy claros: “Todos los grupos de trabajo deben ser de mínimo de tres miembros y no pueden separarse entre sí más de cinco metros. Por último, es obligatorio que cada grupo deba estar a la vista de mínimo dos grupos más”. Todo eso no hacía más que retrasar la extracción de grandes gemas, volviendo a la calidad y cantidad de las extracciones de niveles de hacía décadas. Y Wood la culpaba a ella de todo el asunto. “¿Por qué?”, se peguntó la pegaso.

Un desgarrador grito rompió sus pensamientos. Provenía de delante, donde habían ido Wood y Clove. Abriendo los ojos como platos, Shiny trotó hacia el lugar donde se habían movido los dos mineros aunque, en lo más hondo de su ser, deseaba salir huyendo.

Cuando torció el recodo, todo estaba oscuro. Aprovechando el haz de la linterna que ella portaba en el casco, giró entonces la cabeza, haciendo una panorámica.

—¿Chicos? —preguntó, asustada—. ¿Dónde estáis?

Pero allí no había nadie. Caminó un poco más, deseando que todo hubiese sido una broma de Wood, pero lo que vio a continuación la dejó helada: en una pared había, completamente en horizontal, un pico clavado. Era como si alguien hubiese intentado hundirlo desesperadamente, para intentar atrapar algo que se movía, o para intentar evitar que algo que se movía le atrapase a él.

Se acercó a la herramienta, ya que le resultaba conocida. Sus sospechas se hicieron realidad, pues era el pico que Clove llevaba a todos lados en la mina. Instintivamente se acercó más a él para tocarlo como si, al hacerlo, el utensilio le indicase dónde se encontraba su dueño.

Chof, chof. Sus cascos pisaron terreno empapado. Lentamente, Shiny bajó la cabeza, aunque algo dentro de ella le advertía de que no debía hacerlo. El suelo estaba empapado de un líquido rojizo y espeso, del que solo quedaba una pequeña parte sin absorber. Elevó su cabeza, a la vez que empezó a recular. El haz de la linterna se situó entonces en el brazo del pico más alejado de la pared. Éste estaba staba totalmente empapado de sangre.

—Chi… chicos… —susurró, completamente aterrada.

Debía salir de allí. Necesitaba salir de allí. Alguien, o algo, había atrapado a dos mineros experimentados y, de no haber sido porque ella se había quedado rezagada, también habría tenido el mismo destino que ellos.

Pero, cuando se giró, su linterna enfocó algo que le tapaba la salida. Era un gigantesco gusano de color crema, del tamaño de un gran semental y que, a juzgar por los gruñidos que emitía según se acercaba a ella, estaba furioso.

Poco a poco, Shiny reculó, intentando desesperadamente salir de ese atolladero, pero el enorme gusano se acercaba más y más. Entonces la dorada pegaso chocó contra la pared, por lo que supo a ciencia cierta que no tenía escapatoria. Iba a sufrir la misma suerte que los dos mineros. Derrotada, asustada e impotente, Shiny se dejó caer al suelo y comenzó a llorar.

[center]* * *[/center]

Wise Words estaba intranquilo. Acababa de terminar el turno de la tarde y debía tomar nota de que todos los mineros que habían entrado en dicho turno habían salido. Las órdenes de Canterlot eran tajantes: debía descubrir a toda costa todos los posibles remanentes de acólitos que podían existir en Northwest Mines Town. Afortunadamente, el camino desde Ponyville a Manehattan se había reforzado con patrullas de soldados reales. Pero, aunque las patrullas pasaban constantemente por la encrucijada de caminos, casi ninguna de ellas giraba para cubrir el camino hasta el pueblo.

[center]* * *[/center]

Shadow Hammer golpeaba el mazacote metálico con pocas ganas. Finalmente decidió, no sin antes mirar el resultado de sus esfuerzos, colocar la deformidad con la que estaba trabajando en la cubeta de agua, acompañando el siseo al ser introducido con un suspiro.

No tenía ganas de trabajar. De hecho no tenía ganas de nada. Por una parte, Muffled no le iba a volver a pedir material en mucho tiempo, con lo que su situación para pagar sus deudas a Gentle iban a empeorar. Pero por otra, su cabezonería había logrado que actuase de manera totalmente estúpida, sin pensar.

Miró en dirección a la casa de Gentle, a pesar de que la pared de la herrería le tapaba la visión. Al parecer, en el episodio del secuestro de la jefa de mineros y la posible muerte de Flashing, Gentle había caído inconsciente en su casa y nadie había ido a socorrerla… “¡Podría haber muerto, y ninguna de vosotras movió un casco para salvarme! ¡Para tener amigas así, prefiero estar sola!”, eso dijo la unicornio de dos colores, recriminando a las demás el hecho de no haberla auxiliado.

Y tenía razón. A pesar de lo ocurrido con el asunto de Muffled y con el de Flashing, deberían haberse preocupado más por la ausencia de Gentle. “Y encima envié la carta a mi hermano”, pensó la herrero, “ojalá nunca lo hubiese hecho”. Esa carta era la mayor prueba de desprecio que jamás había realizado, una demostración palpable de su desdén e incluso odio hacia una de sus amigas, simplemente por no estar junto a las demás en un momento tan delicado como la supuesta muerte de Flashing. Pero no era culpa de Gentle el no haber permanecido con las demás, ya que alguien no puede elegir si caer o no inconsciente.

Shadow se sentía culpable. Culpable e impotente.

—Ojalá estos últimos días no hubiesen existido —dijo para sí misma, sacando de nuevo el trozo de metal y poniéndola al fuego.

[center]* * *[/center]

—¡¡¡LAS HE MENTIDO!!! —Gentle estaba fuera de sus casillas—. ¡¡Por tu culpa las he mentido!!

Se alejó ligeramente del trono y dio unos pasos por la gran sala subterránea, que era un perfecto símil del verdadero salón del trono del Palacio de Canterlot. Entonces, la unicornio de dos colores se giró y galopó hacia un gran maniquí que estaba sentado sobre el trono, hasta quedar a pocos centímetros de su cabeza.

—¡Si no me hubieses obligado a atacarte…! —Gentle entrecerró los ojos, mirando directamente a los ojos de la enorme figura. Ésta estaba ataviada con un disfraz tan elaborado que podría confundirse con un traje de alta costura. Un vestido que, sobre el maniquí, hacía al conjunto algo realmente indistinguible de la verdadera Princesa Celestia—. ¡… No tendría necesidad de comer… “mi comida”! ¡…No tendría necesidad de hacer estos viajes y dejarlas solas! ¡…No tendría… No tendría…!

Los ojos de la unicornio de dos colores se humedecieron, en un gesto de rabia y tristeza.

—¡Algún día… Te juro que algún día… Recibirás lo que te mereces! —gritó, levantando la pata de manera tajante, que impactó contra la cabeza del maniquí, haciendo que éste empezase a inclinarse hacia un lado.

Abriendo los ojos como platos, Gentle se movió lo más rápido posible y lo sujetó, para impedir que cayese al suelo.

—Lo… Lo… Lo siento, Princesa… —la yegua bajó la voz hasta que apenas fue un susurro, mientras se acurrucaba junto al trono, en una posición donde el maniquí, que aún seguía ataviado con el aspecto de una cruel Princesa Celestia, la miraba de manera inquisitoria.

[center]* * *[/center]

Shiny Eyes abrió los ojos e intentó moverse, pero no fue capaz. De hecho, ni siquiera pudo girar su cabeza. Lentamente movió los ojos y miró hacia abajo, descubriendo parte de su prisión. Estaba totalmente rodeada de una especie de capullo.

—Oh, no… —se lamentó—. Otra vez no…

—Tranquila Shiny —dijo una voz a su lado—, parece ser que no nos quieren hacer daño.

La pegaso miró hacia su izquierda, donde había provenido la voz. Por el rabillo del ojo vio a Clove, que estaba igual de atrapado que ella.

—¿Qué ocurre aquí? —preguntó la joyero.

—Parece ser que los temibles gusanos de las profundidades sí que existen en esta montaña —respondió el minero—. Y nos hemos enterado de la peor manera posible…

—¿Gusanos de las profundidades? —inquirió Shiny—. ¿Qué son?

—Son unos seres que viven en lo más profundo de la tierra —manifestó Clove—. Pero nunca los había visto en esta mina, y eso que he estado trabajando en los estratos más alejados de la entrada. Normalmente se alimentan de rocas y, a pesar de su aspecto, son pacíficos…

—Excepto éstos… —añadió la dorada pegaso, asustada.

—Excepto éstos —repitió Clove—. Y no sé por qué su furia es tan grande, como para atacar a los ponis… Quizás sea porque no les hemos dejado rocas suficientes, aunque aquí, en esta caverna, tienen suficiente alimento para toda una vida.

Shiny miró como pudo a su alrededor para visualizar el entorno. Estaban en una pequeña esquina de una gigantesca excavación interior. Por todos lados había rocas amontonadas, unas encima de otras, en imposible equilibrio. De vez en cuando, un gran gusano, casi tan grande como ella, reptaba por el suelo, ignorándola. Y más allá, había más gusanos, haciendo distintas cosas. Unos comían, a mordiscos, las rocas superiores de las distintas torres de piedras, otros hablaban entre ellos y algunos simplemente iban de un lado para otro.

—¿Dónde estamos? —preguntó finalmente la yegua—. No reconozco nada de lo que hay aquí.

—Sin duda, en una caverna en lo más profundo de la mina —respondió Clove—. Porque yo tampoco reconozco absolutamente nada.

—Pero… ¿cómo podemos estar viendo la gruta? —inquirió la pegaso—. No veo por ningún lado ni antorchas ni otra cosa que nos pueda iluminar… Pero, que yo sepa, ningún poni es capaz de ver en la oscuridad.

—¡Mierda! —exclamó de repente Wood. Shiny intentó girar la cabeza hacia donde había surgido la voz, pero el minero estaba por detrás de Clove, oculto.

—¡Por la Princesa Celestia! —expresó Shiny—. Me alegro de que estés bien, Wood, pero cuida tu lenguaje… No queremos que “ellos” se enfaden.

—Lo que quiero decir es que vemos gracias a sus heces —respondió el minero—. En la anterior mina en la que trabajé aprendí bastante sobre estos gusanos de las profundidades, y una de esas cosas es que sus defecaciones son luminiscentes…

—Pero no los veo por ningún lado —Shiny miró hacia todos los lugares en los que podía, buscando cualquier cosa que pudiese asemejarse a una acumulación de heces, tomando como patrón algo que emitiese luz suficiente.

—Porque son granulosos y ligeros… —aclaró Wood—. Más etéreos que el aire. Por eso no los vemos, pero están ahí, iluminando el entorno.

—¿Estás diciendo que estamos respirando directamente heces de gusanos? —preguntó Clove, molesto.

—¿Por qué crees que estoy intentando aguantar la respiración desde hace un rato? —dijo Wood.

—¡Qué… Qué…! ¡¡QUÉ ASCO!! —Shiny no podía aguantar más. Estaba a punto de vomitar.

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Fast Feather estaba ya llegando, por la parte de la derecha, al final del pueblo, por lo que estaba terminando de repartir el correo. Siempre actuaba de la misma forma cada día: primero seleccionaba los envíos urgentes y los ponía al principio de la lista de correos. Después, con el resto de cartas, las ponía en orden desde la última casa del pueblo por la parte de la izquierda hasta la casa del mismo lado más cercana a la mina, para después cruzar la calle y seguir desde la casa de la derecha más próxima a la mina hasta la última de la parte derecha más cercana a la encrucijada de caminos.

—¡Feather, Feather! —una voz gritó a su espalda. Era Flashing, que se acercaba rápidamente—. ¿Aún estoy a tiempo para enviar algo por correo?

—Por supuesto, por supuesto —contestó la pegaso-cartero, sonriendo.

—Perfecto… —la potrilla paró a escasos centímetros de Feather y sacó un pequeño papel—. Voy a pedir un set especial de trucos de magia… Tengo que aprovechar que tiene descuento esta semana —dijo, pasándole el escrito.

La amarillenta pegaso guardó el pedido en el zurrón y siguió su camino.

—¡Espera! —exclamó Flashing—. ¿Has visto a Knowledge?

—Estará en su casa… —comentó Feather—, o quizás comprando, o…

—No…, no…, y no —contestó la potrilla, ligeramente abatida—. La he buscado por todos lados y no la encuentro…

—Está con Shadow —intervino Magic, que estaba al lado de su puesto, seleccionando unos tomates para desechar los que estaban a punto de estropearse—. Están probando una ballesta o algo así en el descampado que hay detrás de la herrería.

—¡Qué raro! —dijo la prestidigitadora, extrañada—. No me ha dicho nada… Normalmente, cuando va a probar una nueva arma, lo difunde a todo el mundo durante días, hasta convertirlo en el tema principal.

—No sé… —exclamó la tendero, que ya había terminado de meter los malos tomates en un saco donde se leía “Para abono”—, ha llegado esta mañana totalmente extasiada y no paraba de hablar del tema, como bien has dicho.

—Voy a ir a verla —afirmó Flashing—, para que me deje el libro de trucos… quiero aprender algunos nuevos.

Empezó a trotar hacia la herrería mientras canturreaba, ante la atenta mirada de Magic, que volvió a meterse en la tienda, y de Feather, que decidió finalmente seguir repartiendo el correo. Ésta decidió que, después, iría junto a las demás.

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—¿Estás segura de querer hacerlo? —preguntó Shadow, mirando directamente a los ojos de Knowledge.

—Veamos… —respondió la historiadora—. Has estado fabricando esta ballesta de metal durante días, he esperado ilusionada a que terminases, y ahora estamos aquí para probarla… Sí, yo creo que estoy segura de querer hacerlo.

—Pero esta vez es diferente —alegó la herrero—. Esta es un arma verdaderamente peligrosa… Y, para más inri, no serán tus expertos cascos los que lo manejen.

—Sí, ya lo sé —confesó Knowledge—. Flashing no sabe cómo usarlo… Y precisamente por eso quiero probarlo yo primero, para encontrar pronto el manejo idóneo y así enseñárselo a ella desde el principio.

—De todas formas, me parece un regalo un tanto extraño para su cumpleaños —comentó Shadow— que, por cierto, no sabía que es dentro de unos días…

—Ni tú ni nadie —dijo la blanca poni de tierra, mientras ponía la ballesta a la altura de los ojos para comprobar el equilibrio—. Por eso he elegido una fecha en concreto: la de la noche más larga del año.

—¿La de la noche más larga? —preguntó la herrero.

—Flashing tiene sueños premonitorios —comentó la historiadora mientras estiraba la cuerda de la ballesta hasta encajarla con la caja de la nuez—, pero siempre le ocurre por la noche. Aparte, este año coincide ese día con una luna de sangre, así que podemos celebrar su cumpleaños junto a la “Abuelita Terror”.

—Me parece una gran idea —Shadow sonrió—, pero lo que no comprendo es por qué necesita ella una ballesta… Es prestidigitadora, no guerrera.

—Eso es fácil de explicar —Knowledge se acercó a un carcaj del que asomaban unas cuantas varillas de saeta. Sacó una y se la mostró a la herrera. Las saetas tenían unas ventosas en vez de afiladas puntas—. Porque ella va a disparar estos virotes inofensivos.

Ante la estupefacción de la herrero, la historiadora puso la saeta en la ballesta. Sentándose en el suelo, apretó el tablero sobre su hombro y, apuntando cuidadosamente a una piedra cercana, apretó la llave.

El dardo voló a gran velocidad e impactó contra la roca. Cuando se acercaron las dos ponis de tierra, observaron que, tanto el pedrusco como la ventosa del dardo, estaban rotas por el impacto.

—Lo dicho —exclamó Knowledge, sonriendo—, es un regalo perfecto para Flashing.

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—Es curioso, ya no me duelen las patas… —exclamó Clove.

—Son curativas —Wood señaló con su cabeza al capullo que envolvía a su compañero—. Es la otra parte de la simbiosis.

—¿Simbiosis? —preguntó Shiny.

—Los gusanos de las profundidades normalmente trabajan codo a codo junto a los mineros… —respondió Wood—. Los gusanos tejen sus capullos, que tienen propiedades curativas, y los mineros, a cambio, les proporcionan rocas cocidas, que son un manjar exquisito para esos seres.

>>De hecho, en todas las minas en las que he trabajado había gusanos de las profundidades por todos lados, excepto en éste… Hasta ahora.

—La pregunta es —dijo Clove—: ¿qué quieren de nosotros?

—Me gustaría saberlo —respondió Wood—, pues normalmente son criaturas tranquilas y amigables.

—Por cierto —cortó Shiny—, ¿qué pasó antes? Me asusté muchísimo cuando vi que habíais desaparecido... y, cuando vi ese pico ensangrentado…

—Eso te lo puede explicar mejor Clove —comentó Wood—. Yo ya me cansé de respirar.

—Muchas gracias —declaró irónicamente el aludido—. Verás, Shiny… —dijo, mirando a la joyera—, nos pillaron por sorpresa, emboscándonos. Yo intenté resistirme, clavando el pico a la pared y agarrándome a él. Pero tiraron de mí tan fuerte que me corté en los cascos, aunque noto cómo se están curando las heridas.

—Yo caí inconsciente —explicó Shiny— cuando me rodearon entre tres o cuatro —bajó la mirada, avergonzada por la mentira—. Debería haber intentado pelear…

—¡No! —gritó Clove—. Si lo hubieses hecho, habrías resultado herida, y te habrían atrapado igual. Hiciste bien en no luchar.

—Pero me fastidia sentirme tan indefensa… —susurró la joyera.

—¿Qué crees, que a nosotros nos produce placer estar así? —exclamó Wood, molesto.

—¡Cállate! —replicó Clove—. ¿No ves que está asustada?

—¡Déjame en paz! —dijo Wood—. Yo también lo estoy… Sé de lo que son capaces de hacer los gusanos de las profundidades con su… “comida”.

—¡¿So… Somos comida?! —Shiny estaba aterrada.

—En serio, Wood —expresó Clove—, ¿no puedes escoger otro momento para hacer tus patéticos chistes?

—No es una broma —respondió Wood—: primero paralizan a su víctima mordiéndole y luego lo devoran poco a poco, mientras su “almuerzo” sigue vivo y consciente de todo lo que le está pasando.

—Cállate. ¡Cállate! ¡¡CÁLLATE!! —suplicó Shiny.

—Por Equestria… —susurró Clove—. Estamos perdidos.

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Sin apenas ganas, Muffled se sentó en el sillón de su casa, ayudada por Magic. La jefa de mineros se recostó hacia atrás para cubrir su espalda con el respaldo, sintiéndose más segura al hacerlo.

—¿Qué tal estás? —preguntó la tendero.

—Algo mejor, gracias —declaró Muffled, con un gesto abatido.

—Las dos sabemos que aún te queda un largo camino para recuperarte —dijo Magic—, así que los miembros del Consejo hemos decidido estar contigo día y noche.

—Os lo agradezco, en serio —declaró la poni terrestre—, aunque seguro que habrá habido discrepancias… Como siempre, Disarming habrá votado en contra de ayudar a los demás…

—Pues… —Magic quedó pensativa durante un instante: evocó durante un momento lo que había acontecido esa mañana, y en concreto la votación sobre la ayuda hacia Muffled. Todos votaron a favor, a excepción de Gentle, que lo hizo en contra, algo que supuso una sorpresa para el resto—, en realidad todos hemos votado a favor de no dejarte sola en estos momentos —declaró, con una sonrisa.

—No quiero volver… —Muffled bajó la mirada.

—No es el momento —la tendero se sentó a su lado y la abrazó—. Aún no.

—¿Por qué? —inquirió la jefa de mineros, mirando al vacío—. ¿Por qué tienen que pasar cosas tan... malas?

—Siempre… —la tendero analizó las palabras que iba a decir—. Siempre le ocurren cosas malas a los ponis buenos… Pero pronto pasará todo y, antes de que te des cuenta, todo esto será un mal recuerdo.

—Pero aún está demasiado reciente —la mirada de Muffeld seguía perdida en el vacío—. Y mi decisión… —entonces miró fijamente a los ojos de Muffled—. ¿No te das cuenta? Puedo haber condenado a toda Equestria… Todo por salvar dos vidas.

—Tú lo has dicho… —Magic volvió a abrazarla—: PUEDES y HAS LOGRADO. No todo el mundo es capaz de salvar la vida de dos inocentes…

—No, no lo comprendes… —la jefa de mineros volvió a mirar hacia la nada.

En ese momento alguien llamó a la puerta. Lentamente Magic se fue separando de Muffled y se acercó a la entrada de la casa. Necesitaba ayuda para consolar a Muffled y, posiblemente, quien llamaba era el refuerzo que ella pedía.

Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con Gentle. Magic entrecerró ligeramente los ojos y rememoró la votación que había tenido lugar unas horas antes, en la que esa unicornio de dos colores había sido la única que había votado en contra de ayudar a Muffled.

—¿Qué haces aquí? —susurró la tendero.

—¿No es evidente? —musitó la unicornio de dos colores—. Ya terminé de hacer mis tareas, así que he venido a estar con Muffled.

—¿Por qué? —interrogó la tendero en voz baja—. Antes votaste en contra de hacer esto…

—Porque ella necesita encontrar el camino dentro de sí misma —declaró Gentle, intentando entrar—, y en eso no podemos ayudarla, tiene que hacerlo sola.

—¡Déjala entrar! —exclamó Muffled desde el sillón—. Y, por Celestia… Dejad de cuchichear.

—Tienes suerte de que le haya dicho que todos votamos a favor de esto —murmuró Magic, apartándose para dejar pasar a la yegua del cuerno roto—. Si se llega a enterar de lo que ha ocurrido en realidad, te culpará y te odiará…

—Qué novedad —dijo la unicornio de dos colores, en voz alta—, una poni que me odiará…

Entró y se acercó directamente a Muffled, quien la miraba con una expresión neutra. Magic se interpuso entre las dos.

—No te atrevas a decir nada —susurró, mirando con ojos entrecerrados a Gentle.

—Muffled —exclamó la unicornio de dos colores—, quiero que sepas que…

Magic entrecerró aún más los ojos y su expresión se tornó furiosa, haciendo que Gentle callase.

—¿Saber qué? —preguntó Muffled.

Gentle miró alternativamente a Muffled y a Magic.

—Quiero que sepas… —volvió a decir Gentle— que lo siento. Lo siento mucho.

Tanto Muffled como Magic se extrañaron.

—¿A qué te refieres? —preguntó Muffled, poniendo el foco de su mirada en la unicornio de dos colores.

—Me siento… —Gentle balbuceó—, me siento en parte responsable de lo que te ha ocurrido…

Esas palabras activaron un resorte en el interior de la jefa de mineros, quien se levantó rápida y desafiante.

—¿Me quieres explicar…? —preguntó, irritada—, ¿… en qué te sientes responsable?

Gentle no se había esperado esa reacción, así que reculó. No deseaba decirle a la jefa de mineros la verdadera historia de la gema negra y por qué era un objeto tan preciado pues, de hacerlo, Muffled la culparía a ella de todo lo ocurrido y terminaría odiándola. A pesar de lo que le había comentado antes a Magic, el odio y el abandono de la jefa de mineros era lo último que quería.

Muffled siguió acercándose a Gentle. Necesitaba una explicación a lo que acababa de oír, y sabía que la unicornio de dos colores estaba estrechamente relacionada con lo que le había ocurrido.

—Vamos, vamos —Magic se interpuso entre las dos—. Un poco de tranquilidad, por favor… Muffled, ¿quieres que salgamos un rato a dar un paseo?

—¡No! —respondió ésta con un grito—. ¡Lo que quiero es que se vaya! —dijo, señalando a Gentle—. ¡Si se siente responsable de la atrocidad que me hicieron… la quiero lo más lejos posible de mí!

Con la cabeza gacha, la yegua del cuerno roto se dio la vuelta. Acababa de perder una buena aliada y aún mejor amiga. Todo se estaba desmoronando a su alrededor. Lentamente abrió la puerta y... entonces paró: una minero estaba a punto de llamar a la puerta.

—¿Está…? —preguntó—. ¿Está Muffled? Tenemos un gran problema en la mina…

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Wise Words caminó hacia la plaza, mirando a todos lados. Todo parecía tranquilo, pero él sabía que la gran tormenta siempre está precedida por la calma chicha. No se fiaba en absoluto de la aparente serenidad de la que estaban haciendo gala los habitantes de Northwest Mines Town.

“De todas formas”, pensó, “es una suerte contar con fieles soldados del Ejército Real”. Miró hacia las afueras del pueblo. Allí, una decena de guardias mantenía una constante vigilancia, tanto hacia dentro del pueblo como hacia fuera, a la encrucijada.

Volvió la vista hacia la mina, haciendo una panorámica de todo el pueblo, pero paró al visualizar la casa de Gentle Colors. Entonces se preocupó: “¿Cómo estará pasando ella esta situación?”, se dijo, “Debe ser muy duro para ella volver a estar rodeada de soldados, con tantos malos recuerdos aflorando a la superficie”.

En ese momento la puerta que estaba mirando se abrió lentamente. Wise volteó la vista para impedir que la unicornio de dos colores le descubriese observando fijamente hacia su dirección. Gentle giró la cabeza hacia la entrada del pueblo y, bufando de desprecio, se dirigió rápidamente hacia la casa de Muffled Yell.

Wise comenzó a caminar hacia la plaza, centrando esta vez sus pensamientos sobre la jefa de mineros. La pobre había sufrido mucho últimamente, y debía hacerse algo para lograr que ella volviese a ver el lado amable de la vida. Por eso la negativa de la unicornio de dos colores a prestarla ayuda supuso un mazazo en la reunión del Consejo. Sin embargo, Gentle sabía bastante de las dos cosas: sufrimiento y recuperación, por lo que era posible que su decisión fuese aún más correcta que la que el resto propuso.

—Per... perdone —una voz femenina sacó a Wise de su ensimismamiento—. Tenemos un problema en la mina.

El semental miró hacia la procedencia del sonido. Una joven minero, una poni terrestre de cuero rosáceo y crines marrones le observaba preocupado.

—¿Qué problema hay? —preguntó el poni marrón.

—Hay un grupo del turno de mañana que aún no ha salido —respondió la pequeña yegua—, pero no se han detectado temblores ni derrumbamientos.

Wise empezó a preocuparse. No podía estar volviendo a pasar…

—¿Os habéis asegurado de que no es un error? —inquirió.

—No, no lo es —contestó la rosácea poni de tierra—. Lo hemos revisado varias veces.

—¿Qué grupo ha sido el que falta? —cuestionó el espía.

—El grupo ocho —aclaró la yegua, mirando una lista que portaba—: Wood Peak, Clove Iron y Shiny Eyes.

Al escuchar el último nombre, los ojos de Wise se abrieron como platos.

—¿Se lo habéis dicho a alguien? —interrogó—. Es de vital importancia que aclaremos este asunto lo antes posible.

La minero bajó levemente la mirada.

—Iba a decírselo a Muffled, pero… con todo lo que ha ocurrido… —comentó.

—Comprendo —dijo Wise—. Díselo ahora mismo, porque de todas formas se va a enterar, y le dolerá mucho que, cuando lo haga, sea demasiado tarde como para sentirse útil.

>>Yo, mientras tanto, voy a avisarles —señaló a los guardias apostados al inicio del pueblo— para que no dejen salir o entrar a nadie hasta nueva orden. Prefiero pecar de exceso de cuidado y que sea una falsa alarma a…

La minero asintió, comprendiendo lo que quería decir. Wise se volvió y comenzó a alejarse, pero paró y giró la cabeza:

—Por supuesto, sería recomendable que ninguna de las amigas de Shiny se enteren de este asunto —dijo—. Lo último que necesitamos es que ellas también se pierdan en el interior de la mina en un intento de rescate.

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—Shhh, alguien se acerca —chitó Clove.

Shiny torció ligeramente la cabeza para ver mejor lo que ocurría. Una comitiva de gusanos se acercaba a ellos, aunque eran claramente más pequeños que el monstruoso ser que la atrapó.

—¡Gusanitos, gusanitos! —un gran gusano, posicionado un poco más atrás, exclamó con femenina voz—. ¡Poneos detrás de mí, os lo tengo dicho!

—Sí, “profe” —contestó uno de ellos.

Shiny entrecerró ligeramente los ojos, extrañada. ¿Los gusanos estaban hablando? ¿Y uno de ellos acababa de llamar “profesora” a un gusano algo más voluminoso? Debía estar soñando. Sí, sin duda estaba en un sueño, y en realidad se encontraba acostada en su cama y teniendo una aterradora pesadilla.

—Estos, queridos alumnos —declaró la gran gusano—, son habitantes de la superficie…

Los pequeños dejaron escapar unas exhalaciones de asombro.

—Afortunadamente, nuestros aguerridos defensores los capturaron —continuó diciendo la profesora—, exponiendo sus vidas en peligro, pues nadie sabe de qué son capaces. Solo tenéis que mirar sus aviesos ojos, señal inequívoca de sus terribles intenciones.

Los pequeños gusanos empezaron a gruñir a los tres ponis.

—“Seño, seño” —exclamó uno de ellos—. ¿Es cierto eso que dice mi papá de que los habitantes de la superficie son inteligentes?

—Petrifi —respondió la gran gusano—, tu padre es bastante listo… Porque sí, algunos de ellos saben hablar, aunque también hay otros —entonces señaló a los tres ponis— que son incapaces de hacerlo. Hay muchas clases distintas de seres de la superficie…

—¿Y éstos? —cortó otro pequeño gusano—. ¿Vosotros sabéis hablar? —preguntó, mirando directamente hacia Shiny, Clove y Wood.

Shiny le devolvió la mirada. La joyero estaba segura de que todo era un sueño, así que dijo lo primero que le vino a la mente:

—¡¡NO NOS COMÁIS!! —chilló.

—Co… ¿comer? —el pequeño gusano reculó ligeramente, mirando alternativamente a ella y a la profesora.

—¿Por qué les vamos a comer? —preguntó otro pequeño gusano, aterrado.

El resto de pequeños gusanos empezaron a asustarse.

—Muchas gracias… monstruo —dijo la gran gusano, mirando directamente a la joyero—. Evidentemente, gusanitos —continuó diciendo, en un tono tranquilizador—, está usando una capacidad defensiva mental, con el único propósito de infundirnos terror. De esa forma, selecciona a su víctima más débil al que, mediante más engaños, separa del resto del grupo, para devorarlo… Menos mal que está bien atrapada dentro del capullo.

En ese momento los pequeños gusanos se rehicieron, gracias a las palabras expresadas por su profesora y a su capacidad para infundir seguridad, y gruñeron nuevamente al grupo.

—Bien, gusanitos —dijo la gran gusano—, prosigamos la clase en la escuela, donde haréis una redacción oral sobre lo que habéis visto, así como ideas para defendernos de un ataque de estos seres.

Los pequeños gusanos se lamentaron por el trabajo que debían hacer y lentamente, junto a la gran gusano, se marcharon.

—Pffffffff… ¡¡JAJAJÁ!! —exclamó Wood—. “¡No nos comáis!”… No puedo creer que hayas caído en eso…

—¿Caer? —Shiny estaba confundida.

—Os dije al principio que comían piedras… —respondió Wood, aún jocoso—, lo de los animales era broma. Qué pena que no haya podido ver tu expresión desde aquí, con Clove tapándome…

—¡Eres un odioso, un estúpido, un retrasado, un asqueroso y un... un... ¡un completo imbécil!! —espetó Shiny—. ¡Qué pena que no pueda verte desde aquí, para poder escupirte…!

—Shiny tiene razón —intervino Clove—, esa broma no venía muy a cuento en esta situación, aunque debo reconocer que ha sido bastante buena, me has pillado por sorpresa...

—No te pongas de su parte —dijo la joyero—, aún te tengo aprecio, no lo estropees.

—De todas formas… —exclamó Clove—, parece ser que tienen una sociedad muy avanzada. De hecho, es muy parecida a la nuestra… Entonces, ¿qué quieren de nosotros?

—Información... Queremos información —comentó una voz.

Los tres miraron al unísono al frente. Un gran gusano les observaba detenidamente, acompañado de dos gusanos gigantescos, del tamaño de alicornios adultos.

—Y nos la vais a proporcionar… Por las buenas, o por las malas... —declaró uno de los gusanos más grandes.

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—¡Al fin os encuentro! —exclamó Flashing, acercándose a Knowledge y a Shadow.

Con la máxima rapidez posible, la historiadora dejó caer la ballesta detrás de su cuerpo y se sentó encima para ocultarla, al tiempo que miraba a la herrero para que no dijese nada.

—Hola, Flashing —dijo Shadow, con una estúpida sonrisa en la boca—. Nos has pillado…

Knowledge pisó el casco de la herrero.

—Cofcof*Calla*cofcof —balbuceó la blanca poni de tierra, usando un falso ataque de tos.

—¿No te sientes incómoda sentada encima de esa ballesta, Knowledge? —preguntó Flashing.

Rápidamente la historiadora se levantó, mirando extrañada a la pequeña potrilla.

—¿Pero cómo…? —inquirió.

—Os he estado viendo desde allí —señaló la casa más cercana, que resultó ser la herrería— mientras venía… y no os habéis dado cuenta de mi presencia hasta que os he saludado.

Knowledge bajó la cabeza, avergonzada, mientras Shadow se reía. Habían sido muy torpes al guardar el secreto.

—Pero —continuó hablando Flashing—, como has intentado ocultarme la ballesta, me imagino que es un regalo para mí…

Knowledge miró, con los ojos como platos, hacia la prestidigitadora. Shadow dejó de reír.

—Po… podría ser para otra poni —exclamó la blanca poni de tierra.

—No lo creo —respondió Flashing mientras cogía la ballesta y la sopesaba—. Las dos sabemos que no soy de las que airean los secretos… ¡Oye!, es preciosa… y equilibrada. ¿Lo has hecho tú, Shadow?

La herrero afirmó.

—Es muy peligrosa, Flashing —dijo Knowledge.

—Entonces, si lo es… —la prestidigitadora se puso seria—, ¿por qué querías regalármelo? ¡Ah, claro! ¡La típica excusa de “te regalo algo que no te gusta pero a mí me encanta… y así me lo das y quedo bien”! Pues que sepas que esta vez voy a quedarme la ballesta para mi nuevo truco mágico… —entonces volvió a sonreír como si nunca hubiese roto un plato—. ¿Me enseñas a usarlo, “Knowli”?

La historiadora y la herrero se miraron mutuamente. La primera tenía una expresión de derrota. La segunda volvió a sonreír.

[center]* * *[/center]

Gentle Colors dejó pasar a la minero. Esta fue directamente hacia el salón, desde donde provenía el sonido de la conversación entre Muffled Yell y Magic Sales. La unicornio de dos colores la siguió.

—Jefa… —dijo la minero—, tenemos un gran problema en la mina.

Muffled miró directamente hacia la minero, con cara de estupor. Magic, sin embargo, se adelantó.

—Muffled no está en condiciones de atender esos asuntos —comentó.

—Pero… —se lamentó la minero—, pero Wise me ha dicho que le informe…

—En ese caso, cuéntamelo —comentó Muffled, intentando tranquilizarse.

La minero tosió, mirando el papel que portaba.

—Falta un grupo del turno de la mañana —entonces leyó—, el compuesto por Wood, Clove y Shiny.

Muffled entrecerró los ojos, preocupada. Magic se asustó ligeramente… Gentle, en cambio, apartó a la minero y miró furiosa a la jefa de mineros.

—Vas a rescatarla, ¿verdad? —bramó.

—¿Aún sigues aquí? —replicó Muffled, mirándola fijamente.

—¡Maldita sea, Muffled! —gritó Gentle—. ¡No es hora de lamentarse por problemas personales, sino de salir ahí fuera con la cabeza bien alta y buscar a Shiny dentro de la mina!

Hubo un largo silencio, solo roto por el sonido de la puerta al cerrarse. La minero, asustada, había salido.

—Sabes que aún no puedo —exclamó Muffled—, es demasiado pronto para enfrentarme a la…

—¡Eres una egoísta! —chilló la unicornio de dos colores—. ¡Una maldita egoísta que solo piensa en su propio bienestar…!

Se dio la vuelta y avanzó dos pasos hacia la puerta. Entonces, lentamente, se paró durante un segundo para, a continuación, y con gran rapidez, volver a girarse y lanzarse directamente a los cascos de la jefa de mineros.

—Por favor, sálvala… —suplicó—. Ella es un ser inocente, no merece sufrir… —entonces comenzó a lloriquear.

Muffled miró hacia Magic y ésta le devolvió la mirada, sorprendida.

—Pero… pero… —susurró, pero cada palabra suya era respondida por un llanto de Gentle.

Volvió a mirar hacia la tendero, después hacia la unicornio de dos colores.

—Está bien, lo haré —exclamó.

Gentle se levantó y la abrazó, agradecida.

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Fast Feather se secó el sudor de su frente, satisfecha. Al fin había terminado de repartir el correo. Había tardado más de la cuenta porque había tenido que transportar unos gigantescos paquetes que habían pedido una gran cantidad de habitantes. El remitente, en todos los casos, era el mismo: un nuevo catálogo que había aparecido recientemente, lleno de ofertas realmente irresistibles. De hecho, incluso ella había pedido dos o tres artículos.

Pero era hora de divertirse con sus amigas. Lentamente enfiló el camino hacia la explanada, donde sin duda ellas aún estarían. El camino más corto era entre la casa de una tal Skillful Darning, una zurcidora llegada hace unos días, y la de Muffled Yell, por lo que lo tomó sin dudar.

Una conversación de esta última casa llegó a oídos de la pegaso-cartero, quien intentó hacer caso omiso. “No soy una curiosa, como Shiny”, pensó. Pero de repente paró en seco…

“Falta un grupo del turno de la mañana”, dijo una voz, “el compuesto por Wood, Clove y Shiny.”

Feather miró hacia la casa, horrorizada… ¡Shiny estaba atrapada dentro de la mina! Tenía que hacer algo… y decidió que empezaría comunicándoselo a sus amigas.

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—No te vamos a contar nada —exclamó Wood.

El gusano simplemente le ignoró, pues estaba más centrado en Shiny.

—Ella nos lo va a decir —exclamó—. Es, con diferencia, la más predispuesta a colaborar.

—¿A… a qué te refieres? —preguntó la joyero, asustada.

—Según me han contado los exploradores, éstos —el gusano señaló con la cabeza a Wood y a Clove— ofrecieron resistencia. Tú, en cambio, te dejaste llevar como una gusanita asustada… —expresó, sonriendo.

—¡Já! —intervino Wood, con tono burlón—. ¡La que había luchado con todo un ejército!

—No digas nada, Shiny —comentó Clove.

Uno de los gusanos más grandes empezó a gruñir al minero, hasta que el gusano jefe, con un gesto de cabeza, le mandó callar.

—Como he dicho antes —dijo—, queremos información… pero primero, los prolegómenos:

>>Llevamos incontables generaciones encerrados bajo tierra. Ni siquiera sabemos si estamos en una montaña, en un volcán o bajo una explanada.

—¿Por qué no habéis probado a salir para saberlo? —preguntó Wood.

—Deberíais saber que no hemos tenido necesidad de hacerlo… —explicó el gusano—, pues aquí tenemos todo lo que necesitamos: comida, espacio, etc. Y una protección que nos defendía de los ataques… Una protección que ya no está.

—¡Decidnos qué habéis hecho para quitarla! —exigió uno de los gigantescos gusanos.

—¿Pro… protección? —inquirió Shiny, más para sí misma que para el gusano.

—Una protección que nos ha permitido vivir tranquilos —exclamó el gusano-jefe—, divertirnos, establecer una verdadera comunidad y, ¿por qué no decirlo?, evolucionar.

>>Ahora bien, la información que precisamos es la siguiente: ¿quién nos va a atacar y por qué?

Shiny estaba dubitativa… que ella supiese, el único cambio significativo que había tenido lugar en los últimos días era… Ahogó un suspiro, sin creérselo todavía.

—No puede ser… —susurró la joyero, con los ojos como platos.

—¡¡No lo digas!! —gritó Clove.

El gusano hizo un gesto a uno de los que le cubrían la espalda. Éste miró directamente a Clove y, con una rapidez inusitada, lanzó su lengua a la boca del minero, introduciéndola dentro. A continuación la infló, hasta tapar todo el hueco posible de la boca. Clove, aún sorprendido, empezó a agitarse para despejar sus vías respiratorias, sin éxito. Se estaba ahogando.

—Su vida depende de ti —dijo el gusano—. Dinos lo que queremos saber o él morirá.

—¡Malditos bastardos! —bramó Wood—. ¡Dejadle en paz!

—Entonces aconsejo que nos digáis rápidamente lo que queremos saber —respondió el gusano-jefe, impasible.

—¡Maldita sea! —exclamó Shiny—. ¡Una gema! ¡Toda vuestra defensa consistía en una asquerosa gema! ¡Y la han robado!

—¿Una gema? —preguntó el gusano, extrañado.

—¡Sí, una gema! —chilló Wood—. ¡Ahora soltadle!

Con un gesto del gusano-jefe, el gigantesco gusano desinfló su lengua y la retrajo. Clove pegó una bocanada de necesidad, dejándose caer a continuación, sujetado por el capullo.

—Debemos debatir sobre esta información —declaró el pequeño gusano—. Espero que hayáis sido sinceros con nosotros, o las consecuencias serán peores…

Con gran rapidez, los tres gusanos se alejaron. Clove volvió a pegar otra bocanada de aire y tosió.

—¿Te encuentras bien, Clove? —preguntaron a la vez Wood y Shiny.

—Cre… Creo que sí —respondió este.

—¿Por qué han hecho esto? —inquirió Shiny, asustada—. ¿No decías que eran pacíficos, Wood?

—Normalmente son tan amigables como peluches vivientes —alegó el minero—, no comprendo por qué se comportan así de... salvajes. Es posible que sea una consecuencia directa de su evolución.

—No sé qué será de nosotros… —Shiny se entristeció.

—Es posible que no nos dejen salir —siguió explicando Wood—. Sabemos demasiado de esta “civilización”, y ya les has oído, están preparándose para un posible ataque. Deben creer que somos una avanzadilla o algo así.

—¡Pero nosotros no somos nada de eso! —gritó Shiny, desesperada.

—Nosotros lo sabemos… pero ellos no —dijo el minero—. Y creo que convencerlos de que somos pacíficos va a ser prácticamente imposible… Al fin y al cabo, para ellos somos el enemigo.

[center]* * *[/center]

—¿¡¡Cómo!!? —chilló Knowledge—. ¿¡Que Shiny está en peligro!?

—Eso es lo que me ha parecido escuchar en la casa de Muffled —respondió Feather.

—Tenemos que hacer algo… —susurró Flashing, mirando con tristeza al suelo.

—Y lo que tenemos que hacer es avisar a Muffled de que lo sabemos todo —añadió Shadow—, para así ayudar en la búsqueda de nuestra amiga.

—Sabes tan bien como yo que no nos va a dejar participar —dijo Knowledge—. Dirá algo como “No conocéis la mina, por lo que os perderíais y tendríamos que dividirnos para buscaros también a vosotras”.

—Lo que ignora Muffled —expresó Flashing—, es que yo tengo un sentido de la orientación inigualable…

—¿En serio? —preguntó Feather—. No sabía que lo tenías…

—De hecho… —respondió la potrilla unicornio—, ni siquiera yo sabía que lo poseía… Pero en la mina, el otro día, cuando huía de mi perseguidor, no sé cómo, pero algo dentro de mí me decía exactamente qué camino escoger en cada bifurcación… Y estoy segura de que ese algo va a ser lo que nos lleve hacia Shiny.

Todas sonrieron.

—Y, por si acaso, nos vamos a llevar a “Betty” —comentó Knowledge.

—¿A quién? —inquirió Flashing, extrañada.

La historiadora cogió la ballesta y añadió:

—Ésta es “Betty”, y nos va a salvar el culo ahí dentro, ¿verdad, preciosa? —declaró, dándole un cariñoso beso al arma.

—Entonces vamos —dijo Shadow—, no hay tiempo que perder…

[center]* * *[/center]

Con una sonrisa en la boca, Gentle Colors abrió la puerta de la casa de Muffled Yell y salió a la calle, seguida por ésta y por Magic Sell. Apenas empezaron a enfilar el camino hacia la mina cuando Wise Words las abordó.

—Esperadme, esperadme —dijo—. Supongo que la minero encargada de las anotaciones os habrá avisado, ¿no?

—Sí, así lo ha hecho —exclamó Muffled—. Y, cómo no, me veo obligada a volver a entrar ahí —señaló la entrada a la mina—, porque es responsabilidad mía el traer al grupo sano y salvo.

—Perfecto entonces —añadió Wise—. Yo he avisado a los Guardias Reales —añadió, señalando la entrada del pueblo—, para que no dejen pasar a nadie.

Todos miraron hacia allá. Los soldados, cuyo número era bastante mayor que antes, se estaban posicionando por la entrada, e algunos se estaban moviendo hacia los laterales del pueblo.

—Es hora de buscar a Shiny —intervino Gentle.

—Creo que yo me voy a quedar aquí… —comentó Magic—. No es por no ir con vosotros pero, además de no conocer el interior de la mina, por lo que me perdería y sería un engorro para el resto, creo que mi deber prioritario es convocar una sesión extraordinaria del Consejo para que podamos manejar esto, así como evitar posibles altercados aquí fuera.

—Buena idea —expresó Wise.

—¿Son esas las que creo que son? —preguntó Muffled, mirando hacia la mina.

El resto miró hacia el mismo lugar: Undying Knowledge, Flashing Hooves, Fast Feather y Shadow Hammer estaban penetrando, de forma disimulada, al interior de la montaña.

—¡Ah, no, jovencitas! —gritó la jefa de mineros—. ¡No voy a permitiros eso…!

—¡No puedo creerlo! —exclamó Gentle—. Debemos darnos prisa en pararlas o también correrán peligro… No saben dónde se meten, las muy estúpidas.

—Esperad… —declaró Wise, sonriendo de forma ligeramente malévola—. Quiero ver cómo se desenvuelven ahí dentro. Las seguiremos por si acaso, pero démosles una oportunidad…

Como respuesta, Muffled asintió y Gentle bufó. Los tres se pusieron en marcha, mientras Magic, dándose la vuelta, se dirigió hacia la casa de Look Talker para convocar una reunión extraordinaria.

[center]CONTINUARÁ...[/center]
Espero que os haya gustado tanto leerlo como a mí escribirlo. Disfrutadlo.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
Sr_Atomo
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MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Completo

Mensaje por Sr_Atomo » 31 Ene 2014, 19:37

Y, tal como prometí, he aquí la segunda parte.

Recordemos...

TAGS:

Mucho de:
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Y una pizca de:
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Image <-- cuando lleguéis al momento, sabréis por qué he puesto este tag.
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Y, sin más preámbulos, he aquí la segunda parte (de dos) del capítulo 1x14:
Spoiler:
[center]MY LITTLE PONY[/center]
[center]PARALLEL STORIES[/center]
[center]Chapter 1x14[/center]
[center]Las Dos Vertientes[/center]
[center]2ª Parte[/center]


—Shhh… —se escuchó una voz—. Recordad que debemos hacerlo rápido.

Antes de que se diesen cuenta, Shiny y los dos mineros se vieron rodeados de varios gusanos.

—No gritéis —dijo uno de ellos, concretamente un gusano completamente blanco, ligeramente más pequeño que los demás, que se había quedado atrás. Entonces, dándose la vuelta, éste se dirigió hacia dos gusanos que estaban vigilando los alrededores—. ¿Está todo tranquilo?

—Sí, Alteza —contestó uno de los vigías.

—¿Alte…? —empezó a preguntar Shiny.

—Silencio —cortó el gusano—. Pronto os liberaremos.

Shiny, Wood y Clove se miraron entre sí, esperanzados. No sabían quiénes eran estos nuevos gusanos, pero estaban de su parte. E incluso uno de ellos era considerado de la realeza, por lo que el resto le debía pleitesía. Pero entonces, ¿por qué actuaban a escondidas? ¿Y quiénes eran los gusanos de antes que les exigieron información?

—Ya están libres —comentó uno de los gusanos que se había ocupado de romper el capullo.

—Bien —el gusano de la realeza sonrió—. Ahora seguidnos, os llevaremos fuera.

—Todo sigue despejado —avisó el otro vigía.

Con sumo cuidado, los tres ponis y el grupo de gusanos marcharon por una gruta lateral. Cuando estuvieron suficientemente alejados, pararon para descansar, mientras cuatro gusanos se posicionaron para vigilar.

—¿Quiénes sois? —preguntó Clove.

—Yo soy el Príncipe Rorgoon, el trigésimo octavo de mi Dinastía —respondió el blanco gusano—, y estos son mis leales.

—Encantada —dijo Shiny, más tranquila—. Yo soy Shiny, éste es…

—¡Cállate! —cortó Wood—. ¿¡Acaso podemos confiar en ellos!? ¿Por qué deberíamos hacerlo?

—¿Porque nos han salvado? —contestó la joyero.

—Comprendo vuestras reticencias —comentó Rorgoon—, pero debéis saber que no somos vuestros enemigos, así como nosotros sabemos que vosotros no sois los nuestros.

—¿Entonces por qué nos habéis atrapado y prácticamente ahogado a Clove? —inquirió Wood, aún nervioso.

—Eso es culpa de mi hermano mayor, nuestro Rey Sarcol —argumentó Rorgoon—. Desgraciadamente, él es más partidario de la Primera Vertiente…

—¿Vertiente? —Clove se extrañó.

—Veréis… —dijo el gusano—, desde que se pierde nuestra memoria, siempre hemos vivido en tranquilidad en estas grutas, protegido por una gran fuerza a la que veneramos, pues nos ha proporcionado alimento y tranquilidad, salvaguardándonos de la maldad del universo.

—La gema negra… —comentó Shiny, sin pensar.

—Sí, es muy probable que esa fuerza provenga de una joya —alegó Rorgoon—, pues esa es una de las representaciones que tiene lo que llamamos La Gran Fuerza —en ese momento todos los gusanos, incluyendo él mismo, inclinaron su cabeza en señal de reverencia.

>>Pero, un día, hace ya muchas generaciones, una criatura de tamaño gigantesco, aunque joven de edad, irrumpió en estas grutas, sorprendiéndonos a todos. A pesar de ser más grande que un gusano normal, ese extraño ser estaba aterrado, por lo que se la intentó tranquilizar, descubriendo poco después que, aparte de ser una hembra, ni siquiera era una criatura adulta. Por este último motivo, fue acogida y bien tratada, pues nuestro pueblo, a pesar de tener guerreros, es pacífico. Ese ser confesó ser, según las Pinturas Sagradas, una pequeña potrilla.

Los tres ponis se sorprendieron.

>>Según las Pinturas Sagradas y las historias pasadas de generación en generación, esa potrilla era de piel roja y pelo… —Rorgoon paró durante un instante, pensativo— azul o verde… aquí la historia no es clara, pues gran parte de las Pinturas Sagradas se perdió en la Gran Revolución —en ese momento, los gusanos esgrimieron unas exclamaciones de alegría y aliento, como si entonaran un grito de guerra—, unos altercados internos que acabó con el malvado Rey Krackley aplastado bajo una montaña de rocas, ajusticiado por el pueblo al que martirizaba.

>>Pero en el momento de aparecer la extraña criatura se creó la Primera Vertiente: “Los seres de la superficie son buenos por naturaleza”, pues esa potrilla fue muy amable y agradecida con nosotros.

>>Sin embargo, tiempo después ocurrió la denominada “Gran Destrucción” —todos los gusanos, al oír esas palabras, volvieron a bajar la cabeza, pero unos con semblante triste y otros con rabia—. Un demonio multicolor apareció y quiso llevarse consigo a esa pequeña e inocente potrilla. Nuestros valerosos guerreros trataron de impedirlo, pero ese horrible ser los mató sin piedad. El Rey Sandric, quien gobernaba entonces, supo entonces que debía enfrentarse a la mayor y más cruel decisión de nuestra historia: Tenía que elegir entre esa cándida criatura y su pueblo. Entregó a la potrilla a ese demonio, con la esperanza de que así dejase vivir a nuestras hembras y a nuestros retoños. Afortunadamente, gracias a la matrona real, la perversidad de ese monstruo multicolor pareció apaciguarse, marchándose con la pobre potrilla. El Rey, agradecido por la generosa acción de la matrona, que puso en peligro su vida para protegerle, la tomó como consorte real. Pero, a raíz de la visita de ese terrible demonio, surgió la Segunda Vertiente: “Los seres de la superficies son malvados por naturaleza”.

—Una historia terrible —dijo Clove—. Ahora comprendo todo…

—Mi hermano es un acérrimo defensor de la Segunda Vertiente —siguió contando Rorgoon—, por lo que la desaparición de La Gran Fuerza —los gusanos volvieron a reverenciar esas palabras— le lleva a pensar que los seres de la superficie preparan una invasión para destruirnos definitivamente.

—¿Y usted qué piensa? —preguntó Shiny.

—Como partidario de la Primera Vertiente —respondió el gusano—, creo que es una señal de que La Gran Fuer… —miró hacia sus leales, que empezaban a inclinar la cabeza, y rehízo sus palabras—, de que la verdadera intención de la Gema Negra es emplazarnos a salir a la superficie, pues considera que estamos preparados para ello. Y vosotros sois los paladines que nos guiarán hacia este nuevo comienzo.

Shiny, Clove y Wood se miraron y asintieron.

—De acuerdo —dijo Clove, en nombre del grupo—, os llevaremos a la superficie.

[center]* * *[/center]

—Por aquí… —indicó Flashing, instantes antes de entrar con rapidez en la gruta de la derecha en la bifurcación—… No, no es por ahí, es por aquí —declaró, saliendo otra vez a la ramificación y penetrando al acceso de la izquierda.

—¡Por Celestia! —replicó Knowledge—, decídete de una vez…

—¡Es por este lado…! —el grito de la potrilla unicornio resonó en el cruce.

Las otras tres yeguas la siguieron, resoplando. El sentido de orientación de la que había hecho gala Flashing debía estar en horas bajas, pues esa escena la habían tenido prácticamente desde la entrada. Poco después llegaron a una nueva bifurcación, y otra vez la prestidigitadora miraba alternativamente a una y otra entrada, intentando encontrar algo que le dijese hacia dónde ir.

—Estamos perdiendo mucho tiempo —alegó Shadow.

—Deberíamos volver y pedir ayuda —expresó Feather.

—Tienen razón, Flashing —exclamó Knowledge—, todo esto ha sido una estupidez. Tendríamos que retroceder…

—Claro… —se quejó la potrilla—, no confiáis en mí… Sé que vamos por buen camino, pero hay un problema: cada vez nos acercamos más a Shiny, pero a la vez es más difícil encontrar la entrada correcta, pues cada vez la tasa de error hacia el objetivo es cada vez menor… Además —dijo, dirigiéndose a Knowledge—, estoy segura de que tú no lo harías mejor…

—No he sido yo la que he dicho que podía hacer algo que no puedo hacer… —respondió la historiadora.

—¿Y qué sabes hacer tú? —preguntó Flashing.

—Sé mucho sobre historia… —respondió Knowledge.

—Que no nos sirve para nada —indicó la potrilla.

—Sé mucho sobre armas… —añadió la blanca poni de tierra.

—De las que solo has traído una y no nos es muy útil —expresó Flashing, señalando la ballesta, que descansaba sobre la espalda de la historiadora.

—Sé bastante sobre idiomas… —dijo Knowledge.

—Pues di “Por aquí” en el idioma de Germaneigh —exclamó la potrilla, entrando en la entrada de la derecha.

Um hier! —gritó la historiadora, siguiéndola. Las otras dos yeguas corrieron también.

Otro cruce, esta vez con tres salidas, estaba frente a Flashing. Cuando llegaron sus amigas, ésta estaba impaciente.

—Rápido —dijo—, ¿cómo se dice “seguidme” en el idioma de Neighpon?

付いて来てください!—expresó Knowledge.

—Pues… —Flashing se quedó pensativa— eso que ha dicho… creo.

Esta vez el camino elegido fue el de la izquierda. La siguiente encrucijada tenía cinco salidas. Esta vez la potrilla estaba muy indecisa.

—Vamos, vamos… Cuál puede ser… —decía para sus adentros.

—Creo que hasta aquí hemos llegado —se lamentó Feather.

—Sí, tendremos que retroceder… y yo no me sé el camino —añadió Shadow.

—Me arriesgaré… —susurró Flashing—. Knowledge —exclamó—, ¿cómo se dice “¡vamos!” en el idioma de Prance? —entonces empezó a trotar rumbo a la segunda entrada empezando por la izquierda.

Allons-y! —gritó la historiadora, con una sonrisa en la boca, mientras empezaba a caminar hacia la salida elegida, seguida de las demás.

—¡¡Ya lo sé!! —expresó Flashing, volviendo hacia atrás—. ¡¡Lo llamaré “Alonso”!!

—¿A qué te refieres? —preguntó Knowledge, extrañada.

—¿A qué va a ser? —inquirió irónicamente la potrilla—: a la ballesta… ¿Por qué los nombres de las armas tienen que ser de yeguas? Los sementales también pueden ser peligrosos… Es más, le pondré “Allons-y Alonso”. ¡Me gusta!

—¡Pero ese nombre es horroroso! —se quejó la historiadora—. Es mucho mejor “Betty”… “Betty la malvada”, “Betty la perversa”, “Betty la sangrienta”, “Betty la asesina”… ¿Ves? Queda mucho mejor mi propuesta que la tuya.

—Porque tú lo digas —dijo Flashing—. Estoy segura de que “Allons-y Alonso” le gustará a muchísimos ponis… A unos cuantos ponis que tengan sentido del gusto… Quizás en Ponyville encuentre alguno…

—Sí, claro… —comentó Knowledge—. Más bien le gustará a algún poni que no destaque en nada, alguien sin personalidad… De hecho, me lo estoy imaginando… —puso sus patas alrededor de la cabeza, haciendo un símil de movimiento adivinatorio—: será un poni de color muy común… ¡Marrón!, será de cuero marrón, y su crin también será marrón… Y su Cutie Mark… Hmmm… ¿Qué Cutie Mark es la más común en Equestria? —se preguntó, poniendo el casco en la barbilla.

—¡Eres una picajosa! —exclamó Flashing—. ¡No soportas que me quede a “Allons-y Alonso”, en vez de devolvértela y tenerla tú!

—¡Silencio! —cortó Shadow—. Oigo voces ahí delante… Alguien viene…

[center]* * *[/center]

—Eres muy cruel —susurró Gentle—. Yo tendría que estar ahí delante, con las demás.

—Es necesario ver cómo se desenvuelven sin ti —musitó Wise—. Últimamente dependen demasiado de tus acciones, y sé que ellas tienen la suficiente fuerza, coraje e inteligencia como para resolver una situación como esta por sí mismas.

—Te falta un factor muy importante —la unicornio de dos colores miró directamente a los ojos del semental—, Shiny Eyes está en peligro y esta estúpida idea tuya nos está retrasando.

—Gentle tiene razón —intervino Muffled—. La mina puede ser muy traicionera si no se tiene cuidado —entonces bajó la cabeza, pensativa. “Incluso si se tiene, no estamos seguros”, dijo para sus adentros.

—¿Ves? —comentó la yegua del cuerno roto—. Hasta ella me da la razón —señaló a la jefa de mineros y, mirándola, continuó hablando—. Muchas gracias, Muffled…

—De todas formas —dijo Wise—, confío plenamente en ellas.

—Pues yo no —añadió Gentle—. Así que prefiero tenerlas a la vista.

Entonces la unicornio de dos colores aceleró el paso, e igual hicieron los otros dos.

—Espera, maldita sea —exclamó Wise. Entonces miró hacia Muffled y continuó hablando—. Por cierto, ¿vamos bien encaminados hacia la gema? No recuerdo este camino…

La jefa de mineros le devolvió la mirada.

—No sé cómo lo hacen esas yeguas —respondió—, pero están eligiendo los caminos correctos. De todas formas, tú fuiste uno de mis salvadores, por lo que tuviste que hacer este mismo recorrido.

—Estaba demasiado ofuscado como para recordarlo —comentó Wise—. En mi mente solo deseaba encontrarte bien y ponerte a salvo.

—¿Ves? —dijo Muffled, con una ligera sonrisa en la boca—, cuando quieres, eres un ser adorable. Si todo va bien, pásate esta noche por mi casa… a solas.

Esas palabras ruborizaron a Wise, quien bajó la cabeza hasta que, alzándola de nuevo, miró al frente.

—¡Gentle, espéranos! —exclamó, acelerando el paso.

[center]* * *[/center]

—Es hora de volvernos a poner en marcha —expresó Rorgoon.

Mientras lo hacían, Wood no pudo evitar hacer una pregunta:

—Por cierto, he visto varias “tribus” de gusanos de las profundidades y ninguno podía hablar, ni “escupir” su lengua. ¿Por qué vosotros podéis hacerlo?

El Príncipe gusano se dio la vuelta y le miró, asombrado.

—¿Hay más de nosotros ahí fuera? —inquirió.

—Sí, prácticamente en cada montaña minera hay gusanos de las profundidades —respondió Wood—. Pero no me has contestado a mi pregunta. Además… ¿cómo es que habláis nuestro idioma?

—Seguramente sea por la Gran Fuerza —dijo Rorgoon, bajando el tono de voz en las últimas palabras, para que no lo oyesen sus súbditos—. Probablemente haya detectado el habla de la superficie y nos lo haya transmitido a nosotros… Aunque también es posible que la Gran Gema sea la que haya enseñado a todo ser viviente el mismo idioma, lo que la convierte en la…

—Te puedo asegurar que la última versión no es cierta, así no sigas por ahí —cortó Wood, molesto.

—De todas formas —continuó el Príncipe gusano, con más tacto—, sea como fuere, es algo que ratifica la Primera Vertiente, ya que… ¿qué mejor forma hay de fomentar la amistad que comprendiéndonos por tener el mismo idioma?

Wood asintió. Siguieron la marcha en silencio, lenta pero constante. Entonces Shiny se puso al lado de Rorgoon.

—¿Le puedo hacer una pregunta, majestad? —comentó.

—Ya la estás haciendo —respondió el Príncipe—, a no ser que te refieras a hacerme otra pregunta… En cualquier caso, adelante… Paladina.

—Es sobre un asunto un poco… triste —declaró la pegaso.

—Nos lleváis a la libertad, así que lo triste forma parte del pasado —expresó Rorgoon.

Shiny bajó la mirada, avergonzada de sí misma.

—Quiero decir que puedes preguntar sin temor —añadió el Príncipe.

La joyero volvió a elevar la cara, mirando agradecida al gusano.

—De acuerdo —comentó—. He estado pensando en la historia que has contado… Y, en concreto, en ese terrible ser que arrasó vuestro pueblo.

—Comprendo… —intervino Rorgoon, apesadumbrado.

—El caso es que… —Shiny no sabía cómo continuar—, bueno… Si ese demonio vino de la superficie, es posible que aún siga ahí.

—No lo creo —respondió el Príncipe—. Hace mucho tiempo que ocurrió pero, de todas formas, seguro que nos protegeríais, ¿no?

—Eso espero —comentó la pegaso—, que ya no esté ahí... De todas formas, quisiera saber qué forma tiene, por si acaso he oído hablar de él.

—Es tabú —contestó Rorgoon—. Es decir, no se incluyó en las Pinturas Grabadas, pues su sola presencia es capaz de destruir tu alma… Aunque claro, esa es imaginería popular.

—Es una pena —medió Clove, que también se había acercado.

—Pero debo decir —añadió el gusano— que, entre la realeza se comenta datos concretos de esa acción.

En ese momento los gusanos pararon y, formando un círculo, los rodearon, con las cabezas hacia fuera para vigilar.

—El demonio —continuó Rorgoon—, ese ser maligno, tomó la forma de una gran potrilla, en un malévolo intento de engañarnos. Pero, seguramente, ante la desesperación de esa transformación, su cuerpo fue incompleto, totalmente horrible, del color de la ira y el amor.

La primera imagen que obtuvo Shiny en su cabeza fue la de una Gentle Colors verdaderamente rabiosa. Sin embargo, sabía que ella no podía ser, pues, haciendo unas simples cuentas, conociendo que Rorgoon era el trigésimocuarto de su dinastía, y que, con toda seguridad, la aparición de ese monstruo era anterior al surgimiento de su estirpe, simplemente las edades no cuadraban: aunque cada uno de los Reyes-gusano hubiese vivido tan solo medio año, la Gran Destrucción habría ocurrido hacía ya diecisiete. Gentle Colors era apenas una pequeña potrilla cuando el ataque tuvo lugar. Además, la unicornio de dos colores podía ser una mandona pero, desde el fondo de su corazón, Shiny sabía que la yegua del cuerno roto era incapaz de hacer una matanza gratuita.

Sin embargo, había otro ser que cumplía el perfil y, aunque había también cabos sueltos, era más probable que él fuese el masacrador.

—¡Es el Elemental de Tierra! —gritó la pegaso.

—¡Shhhh! —chitó el Príncipe—. Aún no estamos a salvo… Pero, ¿a qué te refieres con eso?

—Hace poco —explicó la pegaso— nos atacó un Elemental de Tierra. Fue una batalla dura, pero logramos vencer. De hecho, es el único ser que se me ocurre capaz de hacer tanto daño y destrucción a un pueblo como el vuestro. Aunque, afortunadamente, ya dimos buena cuenta de él.

—Me alegra escuchar eso —exclamó Rorgoon.

Los gusanos rompieron la formación y siguieron el camino.

—¡Su majestad! —dijo el que cerraba la comitiva—. Oigo voces por detrás, y se están acercando…

—¡Maldita sea! —comentó el Príncipe—. ¡Nos han descubierto demasiado pronto! ¡Tenemos que apresurarnos!

—¡Mi Señor! —expresó el gusano que iba primero—. ¡Por delante también oigo ruído!

—¡No puede ser! —Rorgoon abrió los ojos como platos—. ¿Cómo nos pueden haber rodeado? ¡LEALES! —gritó—. ¡TÁCTICA DE FORMACIÓN! ¡AVANCEMOS SIN CUARTEL! ¡POR LA GLORIA DE WORM-GROTTO!

—¡POR LA GLORIA DE WORM-GROTTO! —respondieron los gusanos al unísono.

En cuestión de segundos, los soldados se posicionaron, adoptando un triángulo, cuyo centro estaba adelantado. Entonces cargaron hacia el frente.

[center]* * *[/center]

—Deberías preparar la ballesta —susurró Feather—. No quiero que vuelva a sucedernos lo mismo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Knowledge.

—Antes, cuando Flashing ha aparecido ahora, para decir lo de su nombre para el arma… —respondió la pegaso-cartero—, podría haber sido un enemigo en vez de ella. Entonces habríamos estado perdidas, porque no estábamos preparadas para defendernos.

—¿Acaso insinúas que debía de haberme pegado un flechazo? —inquirió la prestidigitadora, enfurruñada—. ¿Qué pasa? ¿A ti tampoco te gusta que quiera llamarle “Allons-y Alonso”?

—No es eso —Feather miró hacia la unicornio—. Solo señalo que Kowledge debería preparar la ballesta, nada más.

—Sea lo que sea lo que hagáis —dijo Shadow—, hacedlo ya. Lo que quiera que esté ahí —señaló hacia delante— se está acercando.

Todas asintieron. Rápidamente Knowledge movió la correa de la ballesta y, sentándose sobre sus cuartos traseros, puso el arma por delante suya, apuntando al fondo de la gruta. Con un gesto de cabeza, indicó a Flashing que le ayudase con la recarga de virotes. Las otras dos se apartaron para dejar el campo libre.

—Es una lástima que no me haya traído una espada —exclamó la herrero—. Es más, daría lo que fuese por estar sosteniendo un simple pico entre mis cascos.

Los siguientes segundos fueron angustiosos, con las cuatro yeguas en tensión. De repente, del fondo de la gruta, donde apenas había luz, surgieron unos ojos, después otros y, a continuación, unos cuantos más. Knowledge puso su casco sobre la llave del arma, mientras empezaba a sudar por la incertidumbre.

—Aún no… —susurró—. Un poco más cerca…

Después de los ojos, vio unas bocas amenazantes y, seguidamente, unos cuerpos que reptaban. Eran unos gusanos grisáceos. Miró directamente a los ojos del que iba primero, en una actitud valerosa. Decidió que ese ser sería el primero en recibir una saeta… Aunque se maldijo por haber traído los virotes con la punta de juguete, pues dudaba que esos dardos lograsen parar el ataque. Pero ahora no era hora de lamentarse…

Los gusanos estaban cada más cerca, casi a la distancia de tiro. El párpado inferior del ojo izquierdo de la historiadora empezó a palpitar, así que ésta optó por cerrarlo. Los gusanos empezaron a cambiar de táctica y se posicionaron en fila india. Knowledge bufó, contrariada: esa táctica era perjudicial para ella pues, aunque no tenía que mover la ballesta para apuntar, el cuerpo del primero serviría como escudo para el segundo, y así sucesivamente, hasta que lograran alcanzar la posición que ella ostentaba. Era una causa perdida. La única solución era ir retrocediendo, pero esos gusanos eran extremadamente rápidos.

Decidió aguantar hasta tener el primero a tiro. De hecho, este acababa de cruzar la línea que marcaba el alcance máximo de la ballesta. Knowledge asió con más fuerza la llave y empezó a tirar de ella hacia atrás. La suerte estaba echada.

Un repentino empujón al arma hizo que errase el tiro. Perpleja y furiosa, la historiadora miró hacia el lugar desde donde la habían impulsado. Allí estaba Flashing, que la observaba horrorizada mientras apuntaba al fondo de la gruta.

—¡… FAVOR, NO DISPARES! —estaba gritando la prestidigitadora.

Knowledge volteó la vista hacia donde señalaba Flashing. En ese lugar, por detrás de la avanzada de gusanos, Shiny yo dos mineros trotaban hacia ellos.

—¡No disparéis, no ataquéis, no hagáis nada! —suplicó la joyero—. ¡Somos todos amigos!

Al mismo tiempo que la historiadora bajaba la ballesta, los gusanos pararon su avance.

Lentamente Shiny se adelantó y se interpuso entre los dos grupos.

—Al fin estamos a salvo… —exclamó, aliviada—. Pero tenemos que salir de aquí…

Antes de que todas se abrazasen, una voz surgió detrás del grupo. Todos se dieron la vuelta. El Rey Sarcol estaba al frente de un numeroso grupo de soldados.

—¡Detente, hermano! —rugió—. ¡Aún podremos solucionar este vil acto de subversión! Sin embargo, con respecto a los habitantes de la superficie… ¡¡MATADLOS!!

[center]* * *[/center]

Muffled y Wise alcanzaron a Gentle, que en una equina, apostada contra la pared, mirando intermitentemente a través del borde. Cuando se pusieron a su altura, ésta les mandó callar mediante un gesto.

—Ahí están —susurró la unicornio de dos colores, señalando el siguiente pasillo.

Los otros dos miraron de soslayo por el canto del muro y las vieron. Todo el grupo estaba allí, incluyendo a Shiny y a los dos mineros perdidos. Junto a ellos, unos gusanos del tamaño de un perro miraban expectantes la escena.

—¿Qué son? —preguntó Wise, que se había vuelto a esconder.

—Gusanos de las profundidades —respondió Gentle.

—¿Qué hacen aquí? —inquirió Muffled, sorprendida—. No existen en esta mina.

La unicornio miró seriamente a la jefa de mineros y entrecerró los ojos. No podía creer que la jefa de mineros los hubiese olvidado…

—Tú misma los estás viendo —fue la respuesta que dio.

—Afortunadamente parece que están todos —exclamó Wise—, y a salvo. Tus amigas han completado con éxito el rescate.

—Es hora de reunirnos todos y salir de aquí, porque… —comenzó a decir la unicornio de dos colores.

Un grito resonó por toda la gruta:

“¡Detente, hermano! ¡Aún podremos solucionar este vil acto de subversión! Sin embargo, con respecto a los habitantes de la superficie… ¡¡MATADLOS!!”

Muffled y Wise abrieron los ojos como platos. Gentle, sin embargo, entrecerró los suyos y, lanzando un grito de rabia, empezó a galopar hacia sus amigas.

[center]* * *[/center]

—¡Mi Rey! —dijo el Príncipe gusano, interponiéndose entre su hermano y los ponis—. ¡Esto no es necesario! ¿¡Es que no lo ves!? ¡¡Son los paladines que nos salvarán!!

—¡Maldita sea, Rorgoon! —prorrumpió Sarcol—. ¡Tus esperanzas son falsas! ¡Sus palabras te han emponzoñado! ¡Son seguidores de ese maldito demonio que antaño casi exterminó a nuestro pueblo! ¡Aún puedes recular y evitar la aniquilación total!

Todos se sorprendieron cuando un muro traslúcido de color púrpura apareció entre los dos gusanos, separando los grupos.

—¿¡QUIERES MATAR A LOS HABITANTES DE LA SUPERFICIE…!? —gritó una voz. Todos giraron la cabeza. Por detrás del grupo de ponis, Gentle Colors estaba totalmente fuera de sí. Sus ojos, inyectados en sangre, estaban completamente fijos en el Rey Sarcol. Su cuerno roto, envuelto en un fantasmal asta, del que salían pequeños rayos, era el causante de la muralla mágica—. ¿¡… A MIS AMIGOS!?

“No voy a dejar que destruyas lo que me pertenece”, pensó la unicornio de dos colores, “A lo único que me ata a este mundo”.

En ese momento el muro empezó a retorcerse por los bordes, hasta rodear rápidamente al grupo comandado por el Rey.

—¡VAS A SUFRIR…! —exclamó Gentle—. ¡VAS A SUFRIR LA MISMA SUERTE QUE PRETENDÍAS EMPLEAR!

Ante la consternación de todos, el muro, que se había convertido en una esfera, empezó a encogerse poco a poco. El Rey Sarcol, así como el resto de gusanos atrapados en su interior, comenzaron a gritar asustados y a buscar desesperadamente una salida, pero sus palabras de súplica no lograban traspasar la bola purpúrea.

—¡Por favor, libéralos! —imploró Rorgoon—. Si eres un habitante de la superficie… Por favor… No los mates…

—¡Es su hermano, maldita sea! —exclamó Clove—. Gentle, un poco de compasión, por Celestia…

Pero la unicornio de dos colores no cejaba en su empeño. Dándose la vuelta, Rorgoon hizo una señal a sus aliados, quienes abrieron la boca y lanzaron sus lenguas, impactando en un escudo invisible que rodeaba a la yegua. Dicha defensa, al ser impactada mostró, durante un instante, unas reminiscencias púrpuras. Sin embargo, el escudo que rodeaba a Gentle se hacía cada vez más grande, a la misma velocidad con la que se empequeñecía la esfera que rodeaban al Rey Sarcol y a sus afines.

—¡Gentle Colors! —chilló Muffled quien, junto a Wise Words, se habían posicionado al lado de la unicornio de dos colores—. ¡Te… Te ordeno que dejes de hacer esto y liberes a esos gusanos de las profundidades!

La única respuesta de Gentle fue gesticular una frase ahogada, que acentuó aún más su gesto furioso. Entonces, el cambio de tamaño de los escudos se aceleró. Muffled y Wise se vieron obligados a recular, pues la esfera que rodeaba a la unicornio de dos colores, que mostraba claramente una ligera tonalidad del mismo color que el escudo que rodeaba a los gusanos, hacía peligrar la integridad de los dos ponis de tierra y quedar aplastados contra la pared. Los gusanos de la otra bola, que empezaba a volverse transparente, empezaban a apretujarse entre sí, llorando de puro terror.

Entonces Shiny se interpuso entre ella y los gusanos.

En ese momento, como si volviese a la realidad, Gentle parpadeó y miró hacia ella.

—Aparta, Shiny —exclamó la unicornio, sabiendo que su voz no traspasaría el escudo—. Estoy haciendo esto por ti…

—Por favor… Gentle… —suplicó la joyero—. No… No lo hagas… —la dorada pegaso estaba llorando—. No quiero que te conviertas en una asesina… Eres mi amiga… Estamos a salvo… Pero, por favor… Detente…

A pesar de que Gentle no había oído absolutamente nada, en su corazón escuchó las súplicas de su amiga. Entonces abrió los ojos como platos. Shiny Eyes estaba golpeando el escudo y, lo que era aún peor, lloraba desesperadamente.

“¡Qué estoy haciendo!”, pensó, “¡NO! ¡No volveré a defraudarte!”

El hechizo cambió, creciendo y cambiando de forma, hasta volver a su posición inicial de muro separatorio.

—¡Marchaos! —gritó la unicornio de dos colores—. ¡La próxima vez no seré tan benévola!

El Rey Sarcol siguió mirando con temor hacia el grupo y, pestañeando, fijó su mirada hacia el Príncipe.

—Hermano —dijo—, te deseo suerte en tu nueva andanza en la superficie. Por supuesto, podrás volver cuando desees… Solo espero que puedas regresar algún día.

Seguidamente se dio la vuelta y reptó, seguido de cerca por sus soldados, a través de la gruta, perdiéndose finalmente de vista.

—¿¡Por qué has hecho eso!? —espetó Shiny, que aún seguía llorando—. ¡¡Querías matarlos!!

—¡No! —exclamó Gentle—. Solo pretendía asustarlos… Y hacerles ver que la violencia no es la solución, con unas gotas de su propia medicina. Pero en ningún momento quería lastimarlos… —declaró, bajando la mirada, apenada.

—Pero me has asustado tanto… —gimió la pegaso. Entonces, estirando las alas, se acercó a la unicornio de dos colores y, mirándola fijamente con sus ojos aún llorosos, gritó—. ¡NO VUELVAS A HACER ESO NUNCA MÁS! —bajó la cabeza y, apretando los dientes, se lanzó hacia Gentle y la abrazó con fuerza—. Gra… Gracias… De verdad, gracias por salvarnos.

—¡Eh! —se quejó Flashing, enfurruñada—. Nosotras también hemos venido a salvarte…

—Entonces venid, hagamos un abrazo grupal —exclamó Shiny, con una ligera sonrisa en la boca.

Todas lo hicieron de buena gana, abrazándose con efusividad a las dos, pillándolas en medio. La unicornio de dos colores, con gesto mohíno, intentó zafarse de la situación. Entonces, viéndose imposibilitada para escapar, se relajó y empezó a estirar lentamente sus patas, abrazando a las que tenía a su lado, mientras esbozaba una expresión de circunstancias.

—¿E… Eres tú quien creo que eres? —una voz cortó el silencio emotivo.

Todos miraron hacia el origen: el Príncipe Rorgoon observaba fijamente a Muffled.

—Roja, como describen las Pinturas Sagradas —continuó hablando el gusano—, de pelo verdoso, como expresan las Pinturas Sagradas… Dime, ¿eres “La que atrona allá mientras calla aquí”, como desvelan las Pin…

—Como digas otra vez “Pinturas Sagradas” no respondo de mí —exclamó irónicamente Wood.

Rorgoon miró de forma inquisitiva hacia el minero pero, al instante siguiente, volvió a fijar sus ojos otra vez hacia la jefa de mineros, esperando su respuesta. Al ver que ésta no llegaba, volvió a preguntar:

—¿No… no nos recuerdas? —exclamó—. Tu llegada fue providencial para nuestro pueblo…

Muffled bajó la mirada.

—Lo… lo siento —susurró—. En mi interior, sé que soy quien dices, pero no me acuerdo de nada…

—El caso… —declaró el Príncipe—, es que el Gran Poder nos ha reunido aquí a todos… Es la señal que ratifica definitivamente la Primera Vertiente.

—No perdamos tiempo —cortó Wise—. Ellos podrían volver, y ya hemos tenido suficiente tensión por hoy.

El semental se acercó hacia el grupo de amigas y, haciendo un gesto con la cabeza, señaló la salida de la gruta, apremiándolas a abandonar el lugar.

—Wise tiene razón —alegó Gentle, mientras bajaba sus patas y volvía a ponerse seria—. Es mejor que volvamos al pueblo.

Mientras todos, aliviados los ponis y temerosos los gusanos, abandonaban la mina, Wise instó a Rorgoon a que contase su historia y la de su pueblo, a lo que éste accedió encantado.

[center]* * *[/center]

Cuando salieron de la montaña, una gran comitiva les esperaba, comandados por Magic Sales, Look Talker, Disarming Smile, las hermanas Numbers y Spoon Giddy. Todos los habitantes de Northwest Mines Town empezaron a patear el suelo a modo de aplauso. Los gusanos, aterrados pero esperanzados por la observación de un nuevo mundo a su alrededor, miraron hacia el grupo que los había acompañado y, ante la satisfacción de todos, Rorgoon empezó a hablar:

—Muchas gracias —comentó—, habitantes de la superficie —y, volviendo la mirada hacia sus súbditos, continuó hablando, esta vez en un tono más bajo—. No demostréis temor… Este es un día alegre para nosotros.

Y, por tercera vez aque día, Rorgoon contó la historia de su pueblo.

[center]* * *[/center]

Por la noche, Muffled Yell metió el pastel en el horno y se dispuso a poner la mesa. Estaba bastante aliviada por lo ocurrido y, dentro de sí misma, sabía que tenía el coraje para poder volver a la mina.

Mientras ponía los platos sobre la mesa, que estaba engalanada, sonó el timbre del horno. Muffled se extrañó ligeramente, pues aún era demasiado pronto para que el pastel estuviese listo. Se dirigió con paso firme a la cocina y miró los mandos, que estaban ligeramente modificados. Entrecerrando los ojos, abrió el horno y, cogiendo un pequeño palo, pinchó el pastel, que estaba crudo por dentro. Volvió a cerrar la puerta y, cambiando la temperatura al mínimo, volvió a accionar el horno.

Al dirigirse de nuevo al salón, observó que, en mitad de la mesa, había una pequeña piedra blanca.

—¡Ah, no, no, no! —exclamó la jefa de mineros—. ¡Esta vez no quiero hablar así! ¡Wise Words, siéntate a la mesa, vamos a cenar los dos…! ¡Y no quiero subterfugios… Nunca más!

—¿Estás segura de que eso es lo que quieres? —unos ojos se abrieron en la oscuridad de una esquina.

—Le he dicho a Magic que iba a cenar contigo —fue la respuesta de la jefa de mineros—. Y le pedí que se lo contase a los demás miembros del Consejo.

Debajo de los ojos se dibujó una sonrisa, y el conjunto se movió hacia delante, saliendo a la luz. Wise Words se sentó a la mesa, no sin antes coger la piedra y dejarla en el suelo. Muffled, sonriendo, cogió a su vez el cazo y lo hundió en la sopa de verduras, contenido en un puchero, que estaba situado, a su vez, en el centro del tablero.

—Veo que no tengo elección —expresó el espía, mientras ofrecía el plato para que la jefa de mineros lo llenase—. Por cierto, ¿esto es una cena román…?

—¡Es de amistad! —cortó la yegua. Entonces se rehízo al instante y, llenándose su plato de sopa, se calmó—. Creo que, vistas las circunstancias, es lo más sensato.

—Comprendo… —dijo Wise, con un tono ligeramente triste.

—Además —siguió hablando la rojiza poni de tierra—, estamos en una época aciaga y triste… Lo mejor que podemos hacer es afianzar nuestra amistad, ¿no crees?

—Por supuesto —el semental volvió a sonreír.

—Y… —Muffled bajó la mirada— tengo algunas preguntas sobre lo que ha pasado hoy.

—Espero poder satisfacer tu curiosidad —expresó Wise.

—La verdad… —la jefa de mineros bajó la mirada— es que Gentle tenía razón.

—¿A qué te refieres? —preguntó el espía.

—Sé que votó en contra de que me quedase recluida en mi casa para recuperarme de “lo que pasó” el otro día —respondió Muffled—. Me lo ha dicho Disarming hace un rato…

—Ese poni es tonto —exclamó Wise, ligeramente enfadado.

—Lo que quiero decir —cortó la jefa de mineros— es que Gentle tiene razón: la mina es mi vida. Forma parte de mí. Repudiarla es repudiarme a mí misma.

—Comprendo… —expresó el semental.

—Pero no sé… —Muffled volvió a bajar la mirada—. Me da miedo pensar en lo que somos nosotros para esa unicornio. Me siento como si fuera un títere manejado por ella.

—Para Gentle eres una gran amiga —dijo el espía—. Y también eres como esa madre que siempre deseó tener.

—No he visto eso esta tarde en la mina —confesó la yegua—, cuando entró en cólera y atacó a esos gusanos de las profundidades…

—El camino al éxito es una escalera que se va estrechando —alegó Wise—. Gentle sabe que, para volver a ser lo que una vez fue, necesita de la ayuda de las demás del grupo. Y hoy esa conexión ha estado a punto de romperse, porque esos gusanos iban a matarlas. Gentle ha optado por atacarles primero… y ha estado a punto de caerse de la escalera. Afortunadamente ha reculado a tiempo y solo ha descendido unos pocos peldaños.

—¿Estás diciendo que, si no llega a ser por sus amigas, Gentle habría matado a los gusanos de las profundidades? —preguntó Muffled, abriendo los ojos como platos.

—No te quepa la menor duda —respondió el semental—. Y además lo habría hecho de una forma verdaderamente espectacular.

—¿A qué te refieres? —inquirió la jefa de mineros.

—Creo que sé qué hechizo fue el que lanzó —indicó el espía—: “Escudo Doble”.

Ante el gesto de estupefacción de Muffled, Wise procedió a explicar:

—El “Escudo Doble” es un hechizo de defensa —dijo—, creado para defender, con un solo encantamiento dual, tanto el palacio como la catedral de Canterbury. Es decir, únicamente con la magia de dos unicornios, se podía proteger dos lugares distantes entre sí a la vez de una forma eficaz, mientras que, en el espacio intermedio podían movilizarse la guardia, o bien “conducir” a los atacantes hacia una trampa, pues el “Escudo Doble” podía cambiar de tamaño a voluntad. Es un hechizo que se logró llevar a cabo por primera vez hace algo más de cuatrocientos años. Hasta entonces, se necesitaban al menos ocho unicornios para lograr el mismo efecto.

>>Sin embargo, debo confesar que, aunque he visto usar ese hechizo muy pocas veces, nunca nadie lo ha hecho de una forma tan… “creativa”.

—¿”Creativa”? —preguntó Muffled—. Más bien “cruel”… Aunque no me sorprende —espetó—, Gentle ni siquiera nos hizo caso cuando le gritamos que dejase de hacerlo…

—Porque no nos oía —exclamó el semental—. El “Escudo Doble” está pensado para lanzarse en grandes áreas. Si se lanza en un espacio tan pequeño, como el corredor de la mina, el grosor del escudo es tan compacto y resistente que ni siquiera el sonido es capaz de traspasarlo. Además, recuerda que nosotros tampoco escuchábamos los gritos que emitían el Rey gusano y sus soldados.

—¿Entonces por qué paró de repente? —inquirió la jefa de mineros.

—Por Shiny Eyes —fue la respuesta de Wise—. A pesar de que el hechizo precisa de gran concentración, estoy seguro de que se fijó en ella cuando, llorando, le suplicaba que no matase a los gusanos de las profundidades.

—¡Bien por Shiny! —expresó Muffled—. Ya me cayó muy bien al principio y cada vez me cae mejor.

—De todas formas —el semental sonrió—, debo decir que el grupo entero, no solo Shiny, han actuado mejor de lo que esperaba ante esta situación de gran riesgo. Pronto, cuando se enfrenten a la primera misión “oficial”, estoy seguro de que lo harán perfectamente.

—Eso espero, Wise, eso espero… —murmuró la jefa de mineros.

Hubo un pequeño e incómodo silencio, que rompió Muffled.

—Por cierto… —dijo—, ¿cómo es posible que los gusanos conociesen nuestro idioma? Se supone que han estado encerrados y apartados durante años, puede que incluso por siglos.

—Creo que es por la gema negra —contestó Wise.

—¿A qué te refieres? —inquirió la yegua.

—El otro día le expliqué a Shiny lo que es realmente ese objeto —respondió el semental—: un nudo mágico.

Muffled abrió la boca para preguntar, pero Wise fue más rápido.

—La magia en este mundo son ondas que viajan por el planeta —explicó—. Pero a veces esas ondas son atraídas y deformadas, bien por un hechizo extremadamente potente, bien por la configuración del terreno o bien por otras causas. Esos puntos se conocen como “nudos mágicos”, que normalmente alteran un objeto diminuto, aunque a veces puede ser una gran zona, como el Everfree Forest.

—¿El Everfree Forest es un “nudo mágico”? —Muffled se extrañó.

—Así es —comentó el espía—, pero centrémonos en la gema negra… Al igual que las ondas de magia han sido concentradas en un punto, no sería extraño que también hubiese una zona de escape, una puerta trasera, o como quieras llamarlo. Lo que quiero decir es que lo que ha hecho la gema ha sido reflejar directamente al interior de la mina lo que recibía del exterior… Y eso incluye un lenguaje, una idea, una evolución…

Hubo otro momento de silencio, que volvió a romper Muffled:

—Hay otra cosa a la que le he dado vueltas en mi cabeza —dijo.

—¿El qué? —inquirió el espía.

—Antes Rorgoon me ha descrito a la perfección —dijo la yegua—, diciendo que estuve con su pueblo hace muchos años, pero… ¿por qué no lo recuerdo?

Wise quedó pensativo durante un momento. Entonces miró fijamente a los ojos de Muffled.

—Solo hay una explicación posible —comentó—: Gentle Colors estuvo involucrada en ese asunto. Tan implicada que el hechizo de olvido borró ese recuerdo de tu mente.

—¿Me estás diciendo…? —la rojiza poni de tierra abrió los ojos como platos— ¿… que por culpa de un hechizo que puso Celestia en Northwest Mines Town he olvidado parte de mi pasado?

—Así es —murmuró el semental, bajando la mirada.

Muffled se levantó rápidamente, arrastrando la silla hasta que cayó hacia atrás.

—¡No es justo! —espetó—. ¡Solo porque Celestia quiera protegerse de un posible ataque no significa que los demás tengamos que pagar por ello! ¿Cuántos han sufrido por ese hechizo? ¿Cuántos han olvidado sus recuerdos? ¡Es horrible! ¡El hecho de gobernarnos no le da derecho a despojarnos de nuestra vida ni de destruirnos como ponis!

Wise no dijo nada.

—Solo espero —añadió la yegua— que tuvieses razón el otro día.

—No… no comprendo —murmuró el espía.

—Dijiste que Gentle podía haber roto el hechizo de olvido —Muffled miró directamente a los ojos de Wise—. Espero que así sea… Porque si he olvidado lo que pasó, porque es algo relacionado con ella… Solo ella puede hacer que mis recuerdos vuelvan. Ni tú ni Celestia ni nadie más… Solo Gentle.

>>En serio —bajó la voz hasta convertirla en un susurro—, estoy cansada de no ser más que un pelele en una pelea entre dos seres muy poderosos… Y no me hagas elegir de qué lado ponerme, porque sé que no te gustaría la respuesta.

[center]* * *[/center]

Gentle cerró por dentro la puerta de su casa. Fuera, en la plaza, aún se oía la fiesta que habían preparado los habitantes para Rorgoon y sus fieles. Pero ella estaba cansada y hastiada. En su mente revoloteaba una y otra vez el mismo tema: el olvido de Muffled Yell… Y empezó a rememorar lo acontecido hace años atrás…

La noticia sentó como un jarro de agua fría en todo Northwest Mines Town: la pequeña Muffled había desaparecido. Sus padres, rotos por la angustia, reconocieron haber discutido con ella el día anterior, mandándola a la cama como castigo. Pero, al día siguiente, al entrar en la habitación de la potrilla, descubrieron que ésta había abandonado la casa… y posiblemente el pueblo.

Rápidamente se formaron grupos de búsqueda, quienes se dirigieron directamente hacia la encrucijada de caminos, así como en distintas direcciones de los alrededores de Northwest Mines Town, que no eran más que yermos parajes, sin apenas sitio donde ocultarse. Pero ningún grupo se dirigió hacia la mina, pues por todos era sabido que Muffled Yell tenía miedo de la montaña.

Esa noche, amparada por la oscuridad, ella se dirigió en solitario hacia el interior de la montaña. Tenía la certeza de encontrarla allí, pues era el sitio perfecto para ocultarse de unos padres recelosos. Pero debía darse prisa, pues los túneles de la mina formaban un laberinto demasiado complejo para el cerebro de una potrilla… Incluso para ella era una prueba exigente, a pesar de haberlas recorrido constantemente durante siglos.

Pero sabía dónde buscar exactamente: en lo más hondo de la mina.

Tardó un buen rato en llegar, y aún más en avanzar. Nunca había estado tan cerca del nido de gusanos de las profundidades y no sabía qué podría encontrar allí. Apostándose contra las paredes, y ocultándose de miradas indiscretas, sonrió al escuchar la voz temblorosa de Muffled, quién estaba hablando con lo que parecía ser el Rey de la colonia.

Esperó pacientemente la oportunidad de llevársela pues, por lo poco que había logrado escuchar, la pequeña potrilla no corría peligro, al haber sido presuntamente aceptada por la comuna. Sin embargo, se extrañó ligeramente por el hecho de que los gusanos de las profundidades hubiesen obtenido la capacidad de habla. Antaño, cuando ella cazaba, para susbistir, algunos ejemplares que se alejaban por la mina, estos eran seres mucho menos evolucionados, asemejándose en inteligencia a meros cachorros de perro.

Y llegó el momento que tanto esperaba y temía. Probablemente fuera de la mina estuviese amaneciendo, y el hechizo de olvido tendría lugar… pero a la vuelta del recodo, cuya posición acababa de tomar, todos seguían maravillados por la llegada de Muffled al nido. Ella sabía que no había otra opción que llevarse a la potrilla por la fuerza, y eso implicaba, seguramente, una matanza, pues intuía que esos gusanos de las profundidades pelearían incluso con su vida por mantener a Muffled a su lado.

—Por supuesto, te quedarás con nosotros —fueron las palabras que el Rey dijo a la pequeña potrilla rojiza.

Lentamente Gentle elevó sus cascos y estiró con sus dientes unas pequeñas correas ocultas, dejando caer al suelo las prótesis y descubriendo sus verdaderos y deformes cascos. Estos acababan en unos hermosos, afilados y mortales zafiros, clavados antaño por ella misma, atravesando los cascos y la carne para una perfecta sujección.

Salió de su escondite y entró en el ensanchamiento, dispuesta a todo.

—¡Muffled Yell! —espetó entre dientes—. ¡Vas a venirte conmigo! ¡AHORA!

Los gusanos, sorprendidos, miraron alternativamente hacia ella y a lo que parecía ser su Rey. Entonces, a un gesto de este último, se posicionaron formando una fila, para proteger a su alteza y a la potrilla.

Ella entrecerró los ojos y, bajando la cabeza, cargó contra el grupo.

Lo que ocurrió a continuación apenas lo podía recordar, siendo más bien como una sucesión de perversas imágenes, donde se veía a sí misma rebanando, pateando, cercernando y destripando todo lo que se le ponía por delante, mientras en sus oídos resonaban los gritos de dolor, angustia y terror de sus víctimas. Algunos, desesperados, rompieron la fila y lanzaron su lengua para intentar sorprenderla y derribarla… pero fue en vano, pues las últimas veces que había cazado a un gusano solitario estos ya intentaron defenderse usando el mismo ataque, y sabía cómo evitar esa ofensiva y contraatacar.

En cuestión de segundos, de la avanzadilla del pueblo gusano solo quedaban en pié el Rey y lo que parecía una hembra. Todos los demás yacían inertes en el suelo. Ella sonrió ligeramente: la defensa había sido patética, con unos soldados que más bien se asemejaban a potrillos recién nacidos, mientras ella había tenido combates con contrincantes mucho mejores y expertos… y siempre había salido victoriosa. Esta batalla había sido un juego de niños.

—¡Por última vez, Muffled! —volvió a gritar entre dientes, mientras la sangre de sus víctimas chorreaba por sus costados—. ¡Te vienes conmigo!

Muffled Yell estaba acurrucada, de puro miedo, en el suelo. El Rey y la hembra bajaron la mirada, sabiendo que no tenían ninguna posibilidad contra aquel ser implacable y malvado. El monarca se acercó a la pequeña potrilla y, con la voz más suave posible, le susurró… o más bien le suplicó:

—Lo… lo siento —dijo—. Debes irte. No puedes quedarte con nosotros, porque no podemos protegerte del mal. Creíamos que éramos capaces de hacerlo, pero nuestros valientes soldados han sido destruidos. Es hora de que te marches.

Entonces miró directamente hacia ella y, entrecerrando los ojos, comentó:

—Solo espero que no la hagas daño. Si así es, ten por seguro que, desde el último recién nacido hasta la hembra más anciana, nos convertiremos en un pueblo guerrero. Y saldremos a por ti. El Gran Poder nos protegerá de la maldad que rezumas, y la justicia prevalecerá. Lo que ha pasado aquí no se olvidará.

Gentle volvió a mirar iracunda hacia el Rey, pero Muffled se levantó y, temblorosamente, caminó hasta situarse al lado de ella.

—Es… estoy lista —susurró.

Cuando se dieron la vuelta, una lengua impactó en la oreja izquierda de Muffled y tiró de ella, haciéndola caer. Gentle se giró hacia la potrilla y levantó su deforme casco para cercenar la extensa lengua.

—¡Moldtwin! —exclamó el Rey—. Sé que, como matrona, prometiste cuidar de esa potrilla como si fuese una de tus “gusanitas”. Pero tienes que dejarla ir, por el bien de todos.

Sin embargo, la hembra seguía tirando de Muffled. Y ella acercaba aún más su casco a la lengua para reventarla despacio, de la manera más dolorosa posible.

—Por favor, Moldtwin… —suplicó el monarca—. Sé que te hacía mucha ilusión protegerla… Sé que nunca has superado el hecho de no poder tener hijos. Y sé que por eso te hiciste matrona y has cuidado de los hijos de las demás… Pero por favor, tienes que cejar en este asunto.

Gentle paró y miró hacia la hembra gusano. “¿No puede tener hijos?”, pensó, “¿y ha dedicado su vida a velar por los demás?... ¿Como yo?”. Lentamente bajó la pata, contrariada. Había estado a punto de herir de muerte a una inocente, a una hembra que, como ella, había sido destruida en vida y, lejos de abandonar, se había erigido como cuidadora y protectora de los demás.

Entonces, volviendo a elevar la mirada, agarró a Muffled por el cuello y tiró con todas sus fuerzas, hasta que la oreja de la poni de tierra se partió en dos, ante la estupefacción de los dos gusanos y ante los gritos de dolor de la pequeña potrilla.

—¡¡VAMOS!! —gritó, ignorando los lloros de Muffled.

Poco a poco abandonaron el lugar, con la potrilla mirando constantemente hacia atrás, disculpándose con la mirada por lo que había tenido lugar, a la vez que se despedía silenciosamente.

—No llores —exclamó Gentle—, pronto olvidarás esta… masacre.

Entonces cogió los falsos cascos que estaban a la salida del ensanchamiento y se los puso lo más rápido posible, siguiendo su camino, seguida de Muffled, quien caminaba con la cabeza gacha y en completo silencio.

—Espera aquí —dijo la unicornio, poco después.

La potrilla levantó entonces la cabeza y miró a su alrededor. Estaban bastante lejos del ensanche donde había tenido lugar la batalla. Ella se acercó a la pared y la examinó hasta que asintió con la cabeza. Haciendo una señal a Muffled para que avanzase un poco, se dio la vuelta y, levantando sus patas traseras, golpeó la pared varias veces, tan fuerte como pudo, hasta que se oyó un ligero temblor. Entonces se apartó del lugar, yendo hacia la pequeña potrilla, mientras que, en el lugar donde había estado golpeando antes, los primeros cascotes caían.

—Mira hacia otro lado —ordenó, mientras cogía una pequeña piedra picuda. En ese momento, echándose al suelo de lado, clavó la piedra en su costado y la movió hacia atrás, haciéndose una profunda herida, ante la mirada de horror de la potrilla. A continuación se echó del otro lado y repitió la operación. Lo único que expresó, ante el dolor, fue un pequeño siseo.

—¿Por… por qué has hecho eso? —preguntó temblorosamente Muffled.

—Para ocultar los restos de sangre —exclamó, señalándose el costado, donde se observaba cómo la sangre que manaba de la herida se mezclaba con la de los gusanos—. Ahora tenemos que trotar para llegar a tiempo…

—¿A tiempo de qué? —preguntó la rojiza poni de tierra.

Pero ella ya estaba alejándose, lo más rápido que pudo, en dirección a la entrada de la mina. Muffled bajó la mirada durante un segundo y, apretando los dientes, arrancó al galope.

Cuando llegaron al acceso principal, pararon. Miró hacia fuera, observando a los ponis, que empezaban a salir de sus casas. Habían salido de la montaña al despuntar el día. Sonrió, sabiendo que habían llegado justo a tiempo. Entonces trastabilló. La pérdida de sangre había sido excesiva. Con un último esfuerzo, salió a la calle principal y cayó al suelo.

En ese momento, un aura dorada, como si fuese una gran ola, inundó el pueblo, obligando a todos los habitantes de Northwest Mines Town a pararse. Cuando se apagó el aura, todos retomaron el movimiento. Muffled pestañeó y miró a su alrededor. Entonces fijó su mirada en ella y se horrorizó.

—¿Quién… quién eres? —preguntó—. ¡Por Celestia! ¡Gentle! ¡Estás sangrando! —se acercó y la abrazó, en un intento de darle ánimos—. ¡¡Ayuda!! ¡¡Necesito ayuda aquí!!

—Derrumbamiento… —musitó ella, con evidente esfuerzo—. En la mina... Salvé tu vida… Todo está bien…

Al momento un grupo numeroso de ponis las rodearon. Ella apenas podía mantener abiertos los ojos.

—¡Muffled! —exclamó una voz masculina. Era Diamond Mining, su padre—. ¡Al fin apareces! ¡Nos tenías preocupados! ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estabas? —en ese momento sus ojos se abrieron de par en par, horrorizado—. ¡No puede ser! ¿¡Qué le ha pasado a tu oreja!?

La pequeña potrilla rozó con su casco su pabellón auditivo y abrió los ojos como platos cuando notó el desgarro. Abrió la boca por la sorpresa.

—Dejadme pasar —surgió una voz masculina por detrás de la marabunta de ponis—. Necesito atender a los heridos.

Rápidamente se formó un pasillo. Un semental marrón, exactamente igual que Wise Words, entró en el corredor. Entonces entrecerró los ojos y se acercó con rapidez.

—Great Doctor —exclamó Diamond Mining—, menos mal que estás aquí. Échale un vistazo a la oreja de Muffled…

Pero Wise, ignorando tanto a él como a su hija, se había acercado directamente a ella, y se posicionó a su lado. Sacó del zurrón, que tenía cosido una gran cruz roja, unas gasas y, desenrollándolas con rapidez, las apretó contra las heridas.

—Tranquila —susurró el semental—, aunque has perdido mucha sangre, pronto te recuperarás…

Y entonces ella cayó inconsciente.

Gentle cerró los ojos, pensativa. ¿Por qué Muffled había olvidado absolutamente todo? Lo más lógico era que esa yegua recordase su estancia con los gusanos de las profundidades, es decir, todo lo que había ocurrido antes de la masacre. Pero no era así. “¿Y si…?“, pensó, “¿Es posible que el hechizo de olvido haya evolucionado por sí mismo, hasta el punto de borrar todo posible recuerdo que termine llegando a una acción 'principal' conmigo?... Ahora lo comprendo todo… Ahora sé por qué Ruby Rose se…”.

Entonces volvió a abrir los ojos y levantó la mirada. Extrañada, miró a su alrededor. Estaba en el Salón del Trono del subsuelo de su casa. Entrecerró los ojos, preguntándose cuánto tiempo llevaba en esa habitación, aunque sabía por qué, inconscientemente, se había dirigido allí. Miró hacia el centro de la gran sala y vio al gran maniquí disfrazado de Celestia, sentado orgullosamente en el trono. Gruñendo, Gentle trotó hasta situarse a su lado.

—¡¡Tú!! —gritó—. ¡¡Maldita seas, Celestia!! ¡¡Mis amigas han estado a punto de morir… y tú, mientras tanto, sentada en un trono que no te mereces!! ¡¡Después de lo que han hecho ellas por ti!! ¡¡Después de lo que he hecho yo por ti!!

Levantó una pata, dispuesta a asestar un golpe mortal en la cabeza de la figura, que la miraba con una mezcla de superioridad y estupidez. Cogió impulso e intentó atravesar el maniquí, pero paró a escasos centímetros. Lentamente volvió a bajar la pata, mientras su cara se relajaba ligeramente. Volvió a pestañear, frustrada por ser incapaz de ejecutar su venganza.

Dándose la vuelta, encaró el camino hacia la puerta de salida. Entonces paró y, elevando la cabeza, exclamó:

—¡Está bien, seguiré tu juego…! ¡Pero te advierto una cosa: Si a alguna de ellas le pasa algo, cualquier cosa… Reza lo que sepas, porque, por primera vez, la rabia superará el miedo… Y, entonces, no habrá absolutamente nada que te salve de mi cólera!

[center]FIN DEL CHAPTER 1x14[/center]

A la memoria de mi gata Iris: Tanto en los buenos momentos como en los malos, tú has sido la mejor amiga que he tenido nunca. Siempre te echaré de menos.
Bueno, y eso es todo... Espero que os haya gustado el capítulo. Pronto, en 28 días, el siguiente. Pasadlo bien.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Comple

Mensaje por Volgrand » 01 Feb 2014, 01:30

Buen capítulo y buena dedicatoria.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Comple

Mensaje por Volgrand » 06 Feb 2014, 21:19

Oye, acabo de ver... ¿completo? O_o
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Comple

Mensaje por Sr_Atomo » 06 Feb 2014, 21:55

[quote="Volgrand";p=146985]Oye, acabo de ver... ¿completo? O_o[/quote]

No te asustes. Es una indicación, nada más.

Resulta que los capítulos largos tienen como 16.000-18.000 palabras, por lo que tengo que dividirlos en varias partes (porque hay límite de caracteres en un mismo post). Al subir las diferentes partes, lo señalo con un "Parte 1" (o algo así), "Parte 2" (o algo así), etc. porque tengo que esperar mínimo una hora, por la limitación anti-spam del foro. Pero, cuando termino de subir la última parte de un capítulo, lo reflejo con un "Completo".

Por lo tanto, ese "Completo" se refiere al último capítulo subido, no al fanfic. Al fanfic le queda muchísimo todavía, más que nada porque se han publicado catorce capítulos, mientras que la serie va por 91, mas la quinta temporada, que puede ser de 13 capítulos (104 en total) o 26 capítulos (117 en total). Y mi intención es hacer el mismo número de capítulos, manteniendo en todo momento la calidad (si es posible, claro está) pero, sobre todo, que sea atrayente para todos.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: MLP FIM: "Parallel Stories" [ALL] - 1x01 a 1x14 - Comple

Mensaje por Volgrand » 14 Abr 2014, 21:36

Llegan a estar haciendo dibujos de mis historias y actualizo cada tres días jajaja. Átomo, actualiza.hombre! :D
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