Capítulo 21
La ciudad que nunca duerme
La ciudad que nunca duerme
-¡Vamos Twilight, que el tren espera!-oyó a Spike llamándola desde afuera.
-¡Ya voy Spike! ¡Sólo una vez más!
-¡Querida, ya es la tercera vez que lo revisas todo, dudo mucho que te estés dejando nada!
Lo más probable era que así fuera, pero casi desde que se levantó, a Twilight la invadía una extraña sensación nerviosa; quizás porque se encaminaba a su primera práctica como princesa. Se iban esa misma mañana en tren y había un largo viaje por delante, de casi cinco horas; por ello, se habían tenido que levantar a las siete de la mañana y ya casi era la hora de salida. Por lo que dejó de dar más vueltas y salió de la biblioteca, cerrando tras de sí la puerta y girando la llave con su magia.
-Aleluya…-masculló Spike.
-Sí, sí, ya estoy, vámonos…
La princesa Celestia había hecho que prepararan un tren privado para ella y sus acompañantes, para salir de Ponyville a eso de las siete y media y llegar a Manehattan a mediodía. Un pelotón de cuatro guardias solares había venido a recogerles y llevarles hasta el tren, uno de sus integrantes se dirigió hacia ella.
-Alteza, el tren espera en la estación…
-Muy bien, vamos para allá… ¿Cuántos sois en total? Celestia me dijo que me cedía un destacamento entero, no creo que sea para tanto…
-Somos diez en total, nos acompaña el sub capitán Skipper, alteza, esperan en el tren.
-Hala, qué barbaridad, sólo es una inauguración, no un recibimiento diplomático…-murmuró ella, algo azorada.
-La seguridad es la seguridad, alteza. Además, desde que sufrimos el ataque changeling se ha estado incrementado la seguridad de todos los actos reales desde entonces, no podemos arriesgarnos a que nos ataquen de nuevo. Además, a nosotros nos han estado entrenando mucho más duro desde entonces…-explicó el guardia.
-Visto así tiene sentido… aunque lo sigo viendo exagerado.
El paseo hasta la estación duró más bien poco y llegaron enseguida allí, donde el tren esperaba; éste llevaba un convoy reducido, con sólo cuatro vagones, como la última vez. Aunque esta vez, la decoración temática llevaba sus colores y no los de Luna.
Pero lo que más destacaba en el andén era la presencia de todas sus demás amigas, que habían venido a despedirles.
-¡Buen viaje a los tres!-se despidió Applejack.
-Pasáoslo bien…-les dijo Fluttershy.
-¡Haced que tiemble la ciudad!-exclamó Rainbow.
-¡Y haced fotos! ¡Muchas, muchas fotos para poder ver!-añadió Pinkie.
Se despidieron de todas ellas una por una antes de abordar el tren; una vez dentro, tanto ella como Rarity y Spike se pusieron cómodos en el vagón salón; la poni modista admiró el lujo que éste rezumaba por todos los costados.
-Oh, es fabuloso, digno de una princesa…
-Ah, no es para tanto…
-Qué modesta eres, querida… si yo fuera tú, alardearía siempre que pudiera…
Twilight rodó los ojos y no dijo nada más, tumbándose en uno de los alargados sofás y poniéndose cómoda; en ese momento la puerta de acceso lateral se abrió y apareció en el vagón el sub capitán Skipper, el cual se cuadró ante Twilight y se presentó.
-El sub capitán Cloud Skipper se presenta a su servicio, alteza.
-Gracias, descanse sub capitán-le dijo ella, aplicando el protocolo.
-Si necesita algo, lo que sea, no dude en pedírmelo.
-Así lo haré, puede retirarse.
Skipper se cuadró una vez más ante Twilight y se fue de allí; una vez solos, Spike opino.
-Qué tipo más estirado ¿no?
-Es el hombre de más confianza de Celestia después de mi hermano…
-Y el mismo que realizó el golpe ¿verdad? él y esa bat poni de la guardia lunar…-recordó Rarity.
-Sí, Midnight Blossom, llegué a conocerla mucho antes cuando fuimos a Hollow Shades… -comentó Twilight.
-Oh, sí, ya recuerdo, las columnas de cotilleos de las revistas de Canterlot comentan que esos dos están saliendo… curiosa combinación ¿verdad?
-Hombre, no se ven muy a menudo a ponis diurnos y bat ponis siendo pareja, eso desde luego…
Al poco rato de abordar el tren, oyeron su silbato tronar y, justo después, se pusieron en movimiento, comenzando así el viaje. Se asomaron por una ventana y vieron a sus amigas agitando sus cascos, ellos hicieron lo mismo para despedirse; por su parte, Pinkie echó a correr tras el tren llorando como una magdalena. En cuanto tomaron la primera curva, tanto la poni como el pueblo desaparecieron de la vista.
Como la última vez yendo en tren, éste tomó dirección norte, rodeando la montaña que alberga Canterlot, y dirigiéndose hacia el este; pero en cuanto llegaron al cruce que llevaba hacia Hollow Shades, el tren continuó todo recto, bordeando el denso bosque que lo acogía y entrando en un largo túnel que atravesaba todo Foal Mountain.
Tras salir del túnel, el viaje continuó por terrenos menos elevados y más llanos, rodeados de una vegetación más húmeda, pudiendo notar como se acercaban cada vez más a la costa. Por el camino vieron pequeños núcleos dispersos de población como granjas, comunas o haciendas; extensos campos de trigo, avena y cebada se extendían más allá donde alcanzaba la vista, así como muchos más de girasoles, tulipanes o lilas.
A eso de las once llegaron a vislumbrar por primera vez las aguas del océano Imperecedero, uno de los más grandes y extensos a ese lado del mundo conocido; con unas aguas frías y una fauna de lo más variada, el océano Imperecedero tenía fama de ser feroz y cruel, con fuertes tormentas y galernas sobre todo en verano e invierno, y con mareas más tranquilas en primavera y otoño. El tren se acercó un poco más hasta la costa y luego la bordeó dirigiéndose hacia el sur. Una hora después, pudieron ver el skyline de Manehattan recortándose en la distancia.
-Ah, mirad, ya estamos llegando…-observó Twilight.
-Y casi, casi a la hora prevista… menuda precisión-murmuró Spike impresionado, mirando el reloj del vagón.
-Oh, qué emoción, ya puedo sentir desde aquí todo el encanto y glamour que desprende una ciudad como Manehattan… estoy ansiosa por explorarla de arriba abajo…-masculló Rarity, muerta de la emoción.
-Lo malo es que no estaremos más de un día, no sé si te daría tiempo a verlo todo… y he oído que hay mucho que ver en una ciudad como Manehattan…-comentó en ese momento Twilight, preocupada.
-Oh, no te apures, querida, me he hecho un horario súper detallado y preciso para que me dé tiempo a ver todo lo que yo quiero ver, incluyendo la inauguración y la posterior recepción. Me puedo llevar a Spike conmigo si necesitas tiempo para ti-añadió la poni modista.
-Gracias Rarity, puede que se aburra si está mucho tiempo quieto…
-Eh, oye, yo no soy tan inquieto… además, puedo ayudarte…-añadió el dragón.
-Lo sé Spike, pero puede que esté ocupada durante toda la mañana, mejor vete con Rarity y haced turismo juntos…-le sugirió ella.
-Oh, bueno, está bien…
-Ya verás lo bien que lo vamos a pasar Spikey wikey y yo…-aseguró Rarity abrazando al dragón, el cual no pudo evitar que se le subieran los colores.
En cuanto se acercaron a la ciudad, el tren enfiló el puente de Manehattan que cruzaba el ancho río Hoofson hasta la Terminal Central, la estación de tren principal de la ciudad; Twilight se preparó para entrar en la ciudad, poniéndose su corona, el collarín y sus demás engalanes reales. Una vez que el tren se detuvo, cuatro guardias entraron en el vagón salón y precedieron tanto a Twilight como a los demás antes de que salieran. En el andén había todo un comité de bienvenida esperándoles, una poni de pelaje blanco, crin y cola negra, con gafas de montura de igual color y vestida de ejecutiva, se adelantó para hablar con Twilight.
-Alteza, sea bienvenida a Manehattan; soy Second Order, la teniente de alcalde de la ciudad.
-Gracias, muchas gracias, me alegro mucho de estar aquí para oficiar la ceremonia.
-El alcalde Hoofberg la está esperando en el pabellón para enseñárselo, pero antes les llevaremos a su hotel.
En la calle había una serie de carrozas esperándolas; Twilight, Rarity y Spike abordaron la primera, la segunda la utilizaron para llevar el equipaje y la tercera la usaron los guardias solares. Second Order fue con ellos en la primera, una alargada carroza tirada por dos sementales. A una señal suya se pusieron en movimiento hacia el hotel, atravesando las calles de la bulliciosa ciudad; Rarity no se perdía ni un solo detalle, admirando los altos edificios construidos en piedra y de todos los colores y tamaños.
-A Manehattan siempre se la ha considerado una ciudad adelantada a su tiempo, innovadora y muy diferente del resto de ciudades de Ecuestria-comentó Second Order en un momento dado.
-Oh, ya lo creo que sí… ni siquiera Canterlot se la compara, es mucho más clásico, pero no tiene nada que ver…-asintió Rarity.
-Si de algo nos sentimos orgullosos los manehatianos es de nuestra querida ciudad… y la gran diversidad que hay aquí también es una de las mayores señas de identidad de esta metrópolis-añadió la teniente de alcalde.
-¿A qué hotel vamos?-inquirió en ese momento Spike.
-A uno de los más lujosos de toda la ciudad, al Palace. Está en frente de la catedral.
Desde donde estaban el viaje no fue muy largo y llegaron enseguida al citado hotel; era bastante bajito en comparación con otros edificios de la ciudad, pero era muy parecido a un palacete, por lo que su nombre era de lo más acertado. Su estructura era muy similar a la de una U ensanchada, y la fachada destacaba enseguida por estar altamente recargada en cuanto a decoración se refiere, con un estilo neogótico que le encajaba a la perfección. El interior era casi tan lujoso como el palacio de Canterlot, incluso aún más, siendo particularmente incisivo en los detalles. Un botones se encargó de llevar el equipaje hasta su suite, y los guardias solares peinaron el perímetro para asegurarlo. El sub capitán Skipper acompañó a Twilight y sus demás acompañantes en el ascensor, cabiendo casi de milagro, Second Order incluida.
Su suite estaba en el último piso, y era la más lujosa de todo el hotel; tenía un total de tres habitaciones en un solo espacio, baño comunal con jacuzzi, salón de estar, mini bar con barra incluida y una espaciosa terraza con vistas a esa parte de la ciudad. La boca de Rarity se pasó abierta la mayor parte del tiempo, y Spike se quedó embelesado al ver que el jacuzzi estaba rematado con joyas en la parte superior del mismo.
-La dejo que se asiente un rato, alteza, la espero abajo en el bar-la comentó Order antes de retirarse.
-Bien, enseguida bajo.
Una vez solos, Twilight se dirigió a los demás.
-¿Y bien? ¿Qué os parece?
-Es perfecto…-masculló Rarity, sin poder salir de su asombro.
-Es precioso…-hizo lo propio Spike, sin poder apartar la vista de las gemas del jacuzzi.
-Sí, es bonito, aunque un poco exagerado ¿no creéis?
-¿¡Bromeas, querida?! Es una suite digna de una princesa como tú, han sabido cómo captar tu realeza en un solo espacio…
-Ah, no es para tanto… pero bueno, yo ahora me voy a ver con el alcalde, la ceremonia es a las seis de la tarde, supongo que comeré con las altas esferas y estaré ocupada durante el resto de la mañana, así que id a divertiros mientras tanto ¿vale? Os espero a las seis frente al Trotidson Square Garden-organizó Twilight rápidamente.
-Muy bien, querida, allí estaremos.
-Vale, divertíos.
Tras eso, Twilight se retiró y bajó al bar en compañía de su escolta; Rarity y Spike se quedaron un rato más en la suite, deshaciendo un poco el equipaje. Una vez que estuvieron del todo asentados, Rarity comenzó a organizarse.
-Muy bien, tenemos hasta las seis, así que hay tiempo de sobra para visitar lo más destacado… ahora mismo son las doce y media, hasta la hora de comer nos da tiempo a visitar el parque central, la plaza temporal, el teatro de Briddleway está de camino y puede que dé tiempo también a dar un paseo por el puente de Manehattan…
-Ajá… ¿dónde vamos a comer?-inquirió Spike.
-Oh, aquí mismo, me gustaría probar el menú del restaurante, y teniendo en cuenta lo lujoso que es este hotel, estoy segura que la comida será deliciosa…
-En ese caso no perdamos más tiempo y pongámonos en marcha…-sugirió el dragón.
-Cierto, Spike, no hay tiempo que perder… ¡Manehattan nos espera!-exclamó la poni modista.
Sin más premura, poni y dragón se pusieron en camino hacia su primer destino, el parque central; como no se encontraban muy lejos desde donde estaban, fueron andando contemplando la ciudad a ras de suelo. Justo enfrente, nada más salir del hotel, pudieron admirar de nuevo la fachada gótica de la catedral de la ciudad, con pináculos rematados con boliches y contrafuertes sosteniendo las paredes.
Lo que más destacaba de la ciudad era la cantidad de ponis que había andando por las calles, así como el fluido tráfico de carrozas rodando por los caminos empedrados, destacaban enseguida los famosos taxis amarillos. Vieron también pasar al tranvía por una ancha avenida, haciendo sonar su campana para hacerse ver y oír. Rarity se trajo consigo su cámara y estuvo todo el rato sacando fotos tanto de los edificios que los rodeaban como de cualquier otra cosa que la llamaba la atención; más de un vez tuvo que pedir a alguien que les sacara una foto a Spike y a ella con algo de fondo para resaltar.
-Se te va a acabar el carrete, Rarity…-comentó Spike.
-Oh, no te preocupes, Spike, tengo muchos más…-le tranquilizó ella, señalando a sus abultadas alforjas.
El parque central destacaba por ser el mayor espacio verde de toda la ciudad; era como un gran remanso de paz y tranquilidad justo en el medio de un atareada y bulliciosa metrópolis, un oasis en una jungla de piedra y caliza. Un enorme lago ocupaba gran parte del parque, junto con un palacete en lo alto de un risco que lo dominaba. Las extensas hectáreas que conformaban el parque siempre estaban llenas de ponis que se relajaban y pasaban el día tomando el sol, leyendo, jugando con sus mascotas, o de merendola con los amigos. En un lugar como ese Rarity se hartó de tomar fotos y llenó el carrete, teniendo que entrar en los baños públicos para cambiarlo sin que le diera demasiado la luz, para no velar las fotos.
La siguiente parada fue la plaza temporal, saliendo desde el acceso sur del parque y tomando la cuarta avenida todo recto pudieron llegar sin problemas. La plaza temporal estaba situada en el mismo centro de la ciudad, y estaba rodeada por parte de los edificios más altos; las calzadas se entrecruzaban justo en el centro y era un punto de reunión y referencia en toda la ciudad. Destacaba también por albergar en ella el teatro de Briddleway, el cual vieron desde el otro lado de la calle, y por ser el lugar donde más publicidad había en toda la ciudad, con carteles de todo tipo que anunciaban productos de lo más variados, desde la soda más famosa hasta las henoburguesas que tan de moda estaban últimamente. En este sitio Rarity gastó medio carrete y Spike degustó un perrito caliente con una zanahoria hervida y con kétchup y mostaza por encima.
El puente de Manehattan ofrecía unas magníficas vistas a la ciudad por el lado de la costa este, recortándose el skyline de la misma con el cielo azul; con calzada peatonal a ambos lados del puente, línea ferroviaria que discurría justo en el centro y un carril para las carrozas, el puente en su conjunto era todo un portento de la ingeniería y conectaba esa parte de la ciudad con el resto de Ecuestria. Las fotos desde allí eran las que mejor salían.
-¡Sonríe, Spike!-exclamó Rarity, poniéndose a su lado.
-¿Más? ¿Pero cuántos carretes te has traído?
-Oh, pues unos pocos…-murmuró la poni, guardándose una bolsa llena de ellos.
-¿¡Sólo unos pocos?! Pues menos mal…
-Oh, vamos Spike ¿Qué tiene de malo la fotografía? Cada vez que te haces una foto con alguien a quien quieres ¿no la guardas y atesoras?
Ante eso, las mejillas del dragón se encendieron sin remedio y éste balbuceó.
-Eh… sí, supongo que sí…
-En ese caso, la siguiente va para el álbum… ¡patata!
Se sacaron unas cuantas más antes de la hora de comer y, para llegar a tiempo, cogieron un taxi que les acercó hasta el hotel; un vez allí, se dirigieron directamente al comedor y pidieron una mesa para dos. La carta era variada y rezumaba lujo y alta cocina por los cuatro costados, Rarity se pidió el menú del día mientras que Spike prefirió algo más sencillo, pidiendo un buen surtido de gemas. En un momento dado, el dragón comentó.
-¿Cómo le irá a Twilight?
-Oh, en este momento debe de estar comiendo con el alcalde y su equipo… haciendo cosas de princesas, ya sabes.
-Sí… espero que no se aburra mucho…
El Trotidson Square Garden la sorprendió gratamente; tenía entendido que en una ciudad como lo era Manehattan les gustaba hacer las cosas a lo grande, y demonios, así era. Con un total de cuatro canchas para albergar partidos de deportes de todo tipo y hasta conciertos, todo el pabellón en su conjunto era gigante, con un total de setenta y seis mil metros cuadrados capaces de albergar poco más de ochenta y cuatro mil ponis en su interior. La cifra llegó incluso a marear a Twilight, tanto en sentido literal como figurado; por un lado se mostró muy impresionada, pero tampoco pudo evitar preocuparse debido a ese mismo detalle.
-¿No es esa una cifra muy elevada? ¿Qué pasaría si se llegara a llenar de ponis de una sola sentada?-inquirió ella, algo inquieta.
-El aforo máximo del pabellón no está fijado para llenarlo en su totalidad. Después de todo, ese no es el propósito, si quisiéramos podríamos llenarlo con la cuarta parte de la población de la ciudad, pero evidentemente no vamos a hacerlo-la explicó el arquitecto, un poni entrado en años y que peinaba canas.
-Lo sé, eso es indudable, pero piense por un momento en una situación, si no igual, parecida; si ocurriera algo, lo que fuera, toda esa gente querría salir del lugar y a la vez…-comentó Twilight, visiblemente preocupada.
-Ya veo por dónde van los tiros, princesa… pero no tema, en caso de evacuación esta todo pensado para evitar taponamientos y avalanchas, junto con sus protocolos y normas-añadió el arquitecto.
-Comprendo su preocupación, princesa, pero como ya le ha dicho el señor Angle, está todo pensado y calculado. Quisimos que el Trotidson Square Garden fuera tan útil y seguro como nosotros queríamos que fuera, y la puedo asegurar que se ha cumplido y con creces ese detalle en concreto-la aseguró el concejal de urbanismo.
La comida en un famoso restaurante cerca del pabellón estaba resultando mucho más entretenida de lo que en un principio Twilight pensó que sería; de alguna forma supo que tendría que lidiar con un montón de ponis importantes, y así fue, por lo que la situación era perfecta para practicar todo lo que Celestia la había enseñado hasta el momento.
Con ella se encontraban un montón de miembros del ayuntamiento, a su lado se había sentado el alcalde Hoofberg, al cual había conocido nada más llegar al pabellón; era un poni alto, delgado, de facciones rectas y de avanzada edad, de pelo ceniciento. Vestía con un pulcro traje negro con corbata roja, llevaba puesto un pin de la bandera de la ciudad y su marca de belleza consistía en un bastón de mando.
Frente a ella se encontraba sentado Angle Lens, el arquitecto del pabellón, un poni de edad aproximada a la del alcalde, de ancha frente, pelo ondulado y canoso y facciones rectas; su marca de belleza consistía en una escuadra y un escalímetro. A su lado se encontraba sentado Length Street, el concejal de urbanismo, un poni más joven, de crin oscura y ojos más claros; su marca de belleza consistía en un plano escalado. Justo al lado estaba Leisure Time la concejala de ocio, deportes y tiempo libre, una yegua de mediana edad de crin azulada y pelaje blanco; su marca de belleza consistía en una máscara teatral feliz.
El resto de asistentes a la comida eran otros trabajadores y funcionarios, pero Twilight sólo se hablaba con esos pocos; Second Order estaba sentada a la siniestra del alcalde Hoofberg, escuchando la mayoría de las ocasiones e interviniendo muy pocas veces, salvo cuando la situación lo ameritaba.
-El proyecto del Trotidson Square Garden ha sido uno de los más grandes que la ciudad ha encarado hasta la fecha, y el hecho de que finalmente lo hayamos conseguido, nos enorgullece aún más. Y, por supuesto, nos congratula su presencia en el día de su inauguración, alteza-añadió otro poni sentado cerca de ellos.
-Gracias, yo también celebro el estar aquí con todos ustedes…-asintió ella, siguiendo el protocolo y sonriendo una vez más.
-Aunque me cogió por sorpresa que la princesa Celestia no pudiera venir en este día tan especial, ¿qué la ha hecho que tuviera que delegar en usted, si no es intromisión?-inquirió en ese momento Hoofberg, genuinamente extrañado.
-Oh, simplemente tenía otros asuntos pendientes que requerían de su atención y me pidió a mí ir en su lugar, eso es todo-explicó Twilight, sin dudar en ningún momento.
-Oh, por supuesto, debí haberlo imaginado…
Era en esos momentos cuando muchas de las dudas e inseguridades que había llegado a sentir recientemente simplemente desaparecían, dando paso a un sentimiento de confidencia y seguridad en una situación típicamente formal y distendida. Incluso llegó a pensar por un momento que se podría llegar a acostumbrar y todo.
La comida se alargó un poco más hasta los postres y luego hicieron tiempo hasta la ceremonia de inauguración, descansando en un salón de fumadores y tomando unas copas; por petición de Twilight nadie fumó en su presencia puesto que a ella la molestaba el humo, y tampoco fumaba, razón de más para no hacerlo. Las conversaciones adquirieron un tinte más informal y los temas fueron variando a otros más simples y cercanos. En un momento dado, Twilight se acercó a uno de los ventanales que ofrecía unas buenas vistas a esa parte de la ciudad, recordando tanto a Spike como a Rarity.
-¿Cómo les irá? A mí también me hubiera gustado visitar la ciudad…
Después de comer, Rarity y Spike fueron a visitar el resto de los destinos que la poni modista quería conocer; pasearon por la cocina del Tártaro, un barrio situado al oeste de la ciudad y donde residían un montón de ponis inmigrantes provenientes de otras partes de Ecuestria. Se caracterizaba por ser, en sus inicios, un barrio muy conflictivo y difícil, ya que la mayor parte de la delincuencia de la ciudad por aquel entonces se concentraba en ese barrio. Pero ahora todo eso había cambiado y era un barrio residencial más tranquilo y habitable, hogar de muchos artistas y bohemios.
Otro barrio al que visitaron fue la pequeña Griffonia, una pequeña comuna de grifos en medio de una gran ciudad de ponis; aunque pequeño, era un barrio con mucha clase y la gastronomía grifo imperaba sobre un mar de plumas y calles empedradas.
Justo al lado estaba el barrio Diamante que, como la pequeña Griffonia, era una comuna habitada principalmente por perros diamante; algo más grande que la pequeña Griffonia, el barrio Diamante destacaba sobre todo por sus calles decoradas y la gran afluencia de perros diamante por sus calles, además de los ponis que pasaban por allí.
Finalmente acabaron su visita en Trottery Park City, un barrio residencial con un largo parque que bordea esa parte del río; a Rarity le hubiera gustado visitar también la isla de la amistad, el hogar de la famosa estatua de la amistad, pero no había tiempo, por lo que se conformaron con verla en la distancia desde el paseo del parque. Y, por supuesto, hubo más fotos.
-Las vistas desde aquí son maravillosas ¿no crees, Spike?-inquirió en ese momento Rarity, observando la figura de la estatua en la lejanía.
El pequeño dragón tardó un poco en contestar, ya que por un momento se había quedado embelesado contemplando la figura y el porte de la poni modista; desde que llegaron a Ponyville, nada más verla Spike supo que lo que sentía era algo que nunca se llegaría a concretar de alguna u otra forma. Rarity era una poni preciosa, elegante y fina, él tan solo era un dragón que ni siquiera alcanzaba la mayoría de edad. Y nada más. Sabía que ella le tenía mucho cariño, pero no sabía con certeza si Rarity era consciente de lo que él sentía por la poni. O igual sí.
-¿Spike? ¿Estás bien, cariño?-inquirió ella, al no obtener respuesta.
Ante eso, Spike reaccionó y habló.
-Rarity… ¿guardarás todas estas fotos?
-Por supuesto que sí, serán unos muy buenos recuerdos de viaje…
-Entonces… ¿atesorarás las mías?
Sin necesidad de que dijera nada más, Rarity supo enseguida a lo que se refería Spike y esbozó una dulce sonrisa, pensando bien lo que decirle.
-Spike… sabes tan bien como yo que eres muy especial para mí. Siempre has estado ahí, cuidando de mí, ayudándome desinteresadamente y apoyándome en los momentos difíciles. Si hay algo que quiero atesorar como lo que más, son todos esos momentos. Porque sé que siempre vas a estar ahí.
El pequeño dragón notó entonces como su corazón martilleaba en el pecho, comprendiendo sus palabras. Lo sabía. Y también supo, sin ningún atisbo de duda, que aunque fuera imposible, ella siempre estaría a su lado. Sin decirle nada más, la poni modista le regaló un suave abrazo y Spike se lo devolvió gratamente.
Justo después, una serie de campanadas melodiosas se extendieron por todo el parque, un carillón indicaba y media no muy lejos de allí; Rarity alzó la vista y vio el reloj desde la distancia, marcando las cinco y media.
-¡Ah, y media ya, se nos va el tiempo, y nosotros sin vestirnos! ¡Vamos, Spike, tenemos que volver ya al hotel! ¡Taxi!-exclamó ella, dirigiéndose hacia la salida del parque.
Cruzar la ciudad a esa hora les llevó unos buenos minutos, llegando al hotel a menos cuarto; a velocidad record, Rarity se duchó, acicaló y se puso sus mejores galas para asistir a la inauguración y posterior recepción. Por su parte, Spike se vistió con un pequeño esmoquin que la poni modista le diseñó exclusivamente para él.
-Oh, mírate, estás monísimo…
-Me tira un poco de la cola…-se quejó Spike.
-Eso es porque lo tienes recogido, espera…
Con su magia, Rarity se lo ajustó rápidamente y le quedó mejor, listo para irse al pabellón. Sin perder más tiempo, bajaron a la calle y volvieron a abordar el taxi, ya que le pidieron al semental que los llevó que les esperara.
-¡Al Trotidson Square Garden, necesitamos llegar antes de las seis!-exclamó Rarity, toda azorada.
-¡Agárrense entonces!-exclamó el taxista, antes de echar a correr.
El taxi atravesó rápidamente el tráfico de la ciudad mientras se dirigía hacia el pabellón, el cual estaba situado unas manzanas más abajo partiendo desde el hotel; finalmente llegaron a tiempo, a pocos minutos antes de que empezara la inauguración. Un montón de ponis se encontraban congregados frente a la entrada principal del Trotidson Square Garden, en las primeras filas se podían observar a un montón de periodistas cubriendo el evento; también vieron a algunos de los guardias reales apostados en sitios estratégicos y vigilando el perímetro. Un pequeño atril se erguía en lo más alto de las escaleras que llevaban hasta la entrada, la cual se encontraba precintada por una cinta roja. Rarity y Spike se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a la primera fila.
-¿Dónde está Twilight? No veo nada, tan solo patas y más patas…-murmuró Spike, algo azorado.
-Oh, pobrecito mío, súbete a mí…-le indicó Rarity, cogiéndolo con su magia y posándolo en su lomo.
Desde lo alto del lomo de Rarity pudo ver todo mucho mejor y, en ese momento, apareció un poni al que conocían de nada, situándose detrás del atril; otra serie de ponis se encontraban dispuestos en fila detrás de él. En un momento dado, habló.
-Buenas tardes a todos los ciudadanos aquí presentes, soy el alcalde Hoofberg y la inauguración del ya terminado Trotidson Square Garden va a dar comienzo; antes que nada, me gustaría agradecer a la constructora por la gran labor realizada y también a todos ustedes, ya que sin sus contribuciones hubiera sido imposible emprender tan ardua empresa. Y ahora, den la bienvenida a la princesa Twilight Sparkle, que ha venido expresamente a inaugurar el complejo.
El alcalde dio paso a la princesa, la cual fue recibida tras una gran ovación y aplausos mientras saludaba a la multitud; Rarity y Spike la saludaron desde donde estaban, y ella les devolvió el gesto rápidamente. Una vez introducida, Twilight se colocó tras el atril, releyendo rápidamente unas notas que traía consigo antes de dirigirse a la multitud.
-Desde hace muchos años atrás, los deportes han sido y son una de las más reconocidas y disfrutadas actividades practicadas por todo el mundo; son beneficiosos para la salud, poseen un marcado carácter social y son disfrutados por ponis de todas las edades y clases sociales. Hay muchos tipos de deportes, desde el clásico fútbol, el baloncesto, el rugby, el beisbol… todos estos tienen en común que se juegan en lugares acondicionados para tal efecto, adquiriendo así un lugar único, un baluarte del deporte y de la actividad. Y el Trotidson Square Garden es, quizás, el más nuevo, grande y completo de todos esos baluartes que se han construido hasta la fecha. Aquí, ponis de toda índole vienen, no sólo a jugar, sino que también vienen a hacer música o a dar espectáculos. Esto los convierte en, no solo baluartes del deporte, sino en fortalezas multitarea de cualquier actividad física o de ocio que se precie. Y no sólo eso, sino que también se convierte en un punto de encuentro para ponis de toda Ecuestria, reforzando aún más su carácter polivalente. Por lo que es para mí un gran honor inaugurar este pabellón.
El corto pero intenso discurso de Twilight fue muy bien recibido por todos los presentes, los cuales aplaudieron a rabiar; justo después apareció una yegua portando consigo un cojín rojo sobre el que había unas tijeras plateadas. La alicornio lavanda las cogió con su magia y las usó para cortar la cinta, quedando así el Trotidson Square Garden oficialmente inaugurado. Las puertas se abrieron al público y casi todos los presentes entraron en el pabellón para verlo por dentro; Twilight se encontró con Rarity y Spike junto a la puerta y les saludó, al tiempo que fue con ellos.
-¿Qué tal he estado?
-Oh, pues fabulosa querida, un discurso muy edificante… corto, pero intenso.
-Oh, sí, te ha quedado muy bien, eres toda una princesa…
-Gracias, Spike… vendréis conmigo a la recepción ¿no?
-Por supuesto… ¿dónde es?
-En un salón de fiestas cerca de aquí, a pocos metros del hotel. Se hará dentro de diez minutos.
Aun a pesar de que iban algo justos de tiempo, pudieron ver algunas de las canchas antes de dirigirse hacia allí; tanto Rarity como Spike acompañaron a Twilight en su carroza para ir hacia el salón de fiestas, siendo escoltados en todo momento por los guardias solares.
El salón estaba situado en otro lujoso hotel, y ocupaba casi toda una planta del mismo, con unas muy buenas vistas a esa parte de la ciudad; en la recepción se reunieron un montón de ponis famosillos y del mundillo empresarial, el alcalde Hoofberg y sus concejales también estaban allí. Un extenso catering ocupaba una serie de mesas dispuestas en forma de U a lo largo de toda la espaciosa estancia, y un gramófono reproducía música de ambiente que se extendía por todo el lugar. Twilight estuvo recibiendo a un montón de ponis que la iban presentando, por lo que no pudo estar mucho tiempo con Rarity y Spike; la poni modista se aclimataba a la situación como un camaleón, aunque al pequeño dragón le resultó más aburrido de lo que esperaba. En un momento dado, el gramófono fue cambiado para poner un disco que, a esas alturas, a todos le resultaba familiar. La melodiosa voz de Frank Sinatra invadió el salón y muchos ponis comenzaron a bailar a su son, sorprendentemente animados. En un momento dado, comenzó a sonar una canción que exaltó aún más a los presentes, y no era para menos, puesto que era una muy especial, al menos para los manehatianos. Como siempre, la orquesta comenzó a sonar con unos acordes vivos y melodiosos antes de que Sinatra comenzara a cantar.
Start spreading the news, I'm leaving today
I want to be a part of it, New York, New York.
These vagabond shoes, are longing to stray
Right through the very heart of it, New York, New York
Se había hablado mucho de esta canción en concreto cuando el disco salió a la venta en Manehattan, y por una buena razón, ya que esa Nueva York de la que tanto hablaba Sinatra en ella era extrañamente similar a Manehattan, y en muchos aspectos además.
I wanna wake up, in that city that doesn't sleep.
And find I'm king of the hill, top of the heap.
These little town blues are melting away
I'll make a brand new start of it, in old New York
Ese era uno de esos aspectos; desde hacía mucho tiempo atrás, a Manehattan siempre se la había llamado la ciudad que nunca duerme debido a su bullicio y ajetreo constante incluso en las noches más cerradas. Y no sólo eso, sino que recalcaba lo antigua que era la ciudad; y Manehattan era quizás tan antigua como esa Nueva York.
If I can make it there.
I'll make it anywhere.
It's up to you, New York, New York
Si por algo destaca la ciudad, es que a veces suele ser muy cruel, sobre todo con los forasteros; normalmente, la mayoría de los ponis de negocios afincados allí suelen recalcar que en esta ciudad es sálvese quien pueda. Y ese mismo detalle incluso se refleja fielmente en la propia canción.
New York, New York,
I want to wake up, in the city that never sleeps
And find I'm a Number 1, Top of the list, King of the hill, A number one…
Y, por supuesto, la mayoría de los ponis que se mudan a esa gran ciudad lo hacen para triunfar y escalar a lo más alto.
These little town blues, oh they're melting away
I'm gonna make a brand new start of it, in old New York
El tono con el que repetía esas líneas era tan diferente del anterior que parecían unos versos completamente diferentes, recalcando aún más lo especial que era esa Nueva York. Casi tanto como Manehattan.
And if I can make it there, I'm gonna make it anywhere
It's up to you, New York, New York!
La reiteración de Nueva York junto con el punto más álgido de la orquesta ponía la puntilla y acababa una canción que, para los manehatianos, era tan especial como su propia ciudad. Incluso ya se estaba sugiriendo hacer una versión alternativa y todo.
La recepción siguió su curso tranquilamente, Rarity tuvo la oportunidad de conocer a algunos ponis famosillos de la ciudad, llegando a llamar la atención gracias a su vestido; aunque de todos los ponis que la halagaron, una en concreto se mostró especialmente entusiasmada.
-Cielo santo, qué preciosidad de vestido, es divino ¿dónde lo ha comprado?-la preguntó una yegua joven, de crin rubia y pelaje color canela.
-Oh, querida, no lo he comprado, lo he diseñado yo misma, es mío-reveló ella, esgrimiendo su mejor sonrisa.
-Ah… ¿me está diciendo que es usted modista?-inquirió la yegua, asombrada.
-Así es… me llamo Rarity y llevo mi propia tienda en Ponyville, Carrusel Boutique, donde todo es único, fabuloso y chic.
-Uauh, es precioso, que de joyas, y que bien quedan… es usted toda una artista, señorita Rarity…
-Oh, muchas gracias, señorita…
-Ay, es cierto, no me he presentado… lo siento, soy Setting Scene, trabajo como aparejadora en el escenario de la Semana de la Moda que se va a celebrar dentro de poco… no, en serio, qué bordados, y la tela… definitivamente tiene usted que estar presente-comentó en ese momento ella.
-¿Presente? ¿A qué se refiere, querida?
-Pues a la Semana de la Moda, por supuesto… un talento como el suyo tiene que ser exhibido ante todo el mundo, estoy segura que si se presenta con algo nuevo, atrevido y exótico ganará seguro.
-¿Qué? ¿La Semana de la Moda? ¿Yo?-inquirió Rarity, sintiéndose mareada por momentos.
Conocía muy bien tal semana, era uno de los eventos de moda más prestigiosos de toda Ecuestria, y por una semana, un montón de firmas y diseñadores se dejaban caer por la ciudad para presentar sus nuevos diseños o bien participar en el concurso, que era el principal gancho del evento. Ella siempre había querido asistir, pero no tenía contactos ni el dinero suficiente como para poder conseguir una acreditación.
-Por supuesto que sí, tiene que asistir, señorita Rarity, definitivamente tiene usted que ir-insistió Setting.
-Oh, me encantaría, de veras que sí, pero me temo que no tengo el dinero suficiente como para permitirme una acreditación…-explicó ella, algo apenada.
Ante eso, Setting se quedó pensativa por unos breves momentos antes de volver a hablar.
-No se preocupe, conozco personalmente a Prim Hemline, uno de los jueces del concurso… quizás pueda conseguir convencerla, aunque necesitaría unas cuantas referencias…
Rarity se quedó con la boca abierta, incapaz de creerse lo que la estaba diciendo.
-Espera, espere ¿de verdad? ¿Haría eso por mí?
-Por supuesto que sí, eso que lleva puesto es puro talento natural, señorita Rarity, y merece ser mostrado al mundo.
Frente a ese halago, la poni modista se quedó sin palabras, llegando a emocionarse hasta las lágrimas.
-Yo… no sé qué decir… es como un sueño…-masculló Rarity, estática.
-Ni lo piense, querida… aunque, si no la importa, necesitaría esas referencias, como bien la dije.
-Oh, sí, un momentito…-asintió Rarity, saliendo de su trance y rebuscando en su bolso.
La recepción se alargó un poco más hasta que finalmente terminó a las siete y media; Twilight se retiró al hotel junto con Rarity y Spike, mientras que la poni modista la iba a contando todo.
-Oh, Twilight, no te lo vas a creer, pero puede que consiga una acreditación para ir a la Semana de la Moda y participar en su concurso.
-¿De veras? ¿Y cómo así?
-Una aparejadora me ha hecho el favor de una manera súper generosa… oh, estoy tan emocionada, siempre había querido ir, y ahora podré…
-Eso es estupendo, estoy segura de que deslumbrarás a todos con tu colección.
-Ah, eso me recuerda que tengo que diseñar algo nuevo para la ocasión… y, por supuesto, podréis venir todas conmigo-añadió ella, guiñándola un ojo.
El resto del día lo pasaron tranquilamente en el hotel, disfrutando de todas sus comodidades y servicios que ofrecía; Spike se fue con el equipo de animación y otros potrillos de su edad y tanto Twilight como Rarity aprovecharon que el hotel tenía Spa para hacerse un tratamiento completo.
La cena transcurrió en un ambiente tranquilo y relajado, y para el final del día, el sub capitán Skipper reportó a Twilight el informe de toda la jornada.
-Ha sido un día muy tranquilo, alteza, durante la inauguración no ocurrió nada fuera lo normal, aunque mis hombres tuvieron que mediar un poco con la prensa, estaban especialmente pesaditos.
-Sí, ya lo vi poco antes de empezar… ¿algo más?
-Nada más, alteza.
-Muy bien, gracias sub capitán, puede retirarse.
Skipper se cuadró ante ella antes de retirarse, dirigiéndose a la habitación especialmente acondicionada para él y sus hombres. Una vez solos, Twilight dejó escapar un suspiro cansado, quitándose todos sus engalanes reales.
-Bof, estoy agotada…-masculló ella, entrando al baño.
-Normal, querida, yo también, ha sido un día muy ajetreado-asintió Rarity, mientras se quitaba el maquillaje.
-Pero bueno, ya se ha acabado, mañana nos volvemos y todo volverá a la normalidad… ¿te ha gustado la visita?
-Oh, ya lo creo que sí, si no hubiera sido por ti, no hubiera conseguido esta gran oportunidad para asistir a la Semana de la Moda… muchísimas gracias, querida, eres la mejor amiga del mundo…
-Claro que sí… además, si te soy sincera, de todas las demás, tú eres con la que mejor me llevo. Siempre has estado ahí, apoyándome y ayudándome a salir adelante… gracias por todo, Rarity, de verdad-añadió Twilight.
Ante eso, Rarity esbozó una gran sonrisa, ligeramente emocionada, y dándola un gran abrazo. La alicornio lavanda se lo devolvió con la misma fuerza. En cuanto terminaron con el baño, salieron de él y, en ese momento, Twilight inquirió.
-¿Y Spike? ¿Ha vuelto ya?
-Sí, cayó rendido hace poco, una de las animadoras me pidió llevarlo a la cama.
Y así era, el pequeño dragón se encontraba durmiendo en su canasto, ligeramente desarropado; Twilight le volvió a arropar y le dio un beso de buenas noches en la frente.
-Es adorable incluso cuando duerme…-comentó Rarity entre susurros.
-Sí…
Tras eso las dos se dieron las buenas noches y cada una ocupó una cama, cayendo dormidas rápidamente. Afuera, Manehattan seguía despierta.
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PD. Banda Sonora Original de Amor de madre
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