CAPITULO 27
Ryner se dio la vuelta y dirigió la mirada al tanque cilíndrico repleto de gas púrpura.
-De modo que sabías que vedaríamos- dijo el humano.
“Por supuesto…soy uno con todos mis súbditos y noto todo lo que ven o escuchan”
-Así que ahora estás viendo las caras de todos aquellos que están luchando contra ti- razonó Rayner.
“Así es”
-Y aún así eres capaz de matarles mientras les miras a los ojos- escupió Rayner con ira.
“Lo dices como si fueran importantes”
-Lo son para mí-
El humano no soportaba estar en la presencia de aquel ser, ese ente no le importaba nada que no fuera él mismo.
“Nada es importante en este universo, Rayner…toda criatura muere tarde o temprano, lo único que importa es sobrevivir a cualquier precio”
-¿Por qué haces esto?- casi gritó el humano, antes de volar todo el lugar por los aires quería tener una respuesta clara.
“Desde que nací, al mismo tiempo que el universo, he estado hambriento…atravesé estrellas y dimensiones…devorando todo para mantenerme vivo, necesitaba la energía de todas esas razas y mundos para apagar el hambre que me consumía”
-¿Acaso piensas que todas esas vidas que has extinguido valían más que la tuya?-
El ente calló durante un segundo, como si no entendiera por qué se había formulado una pregunta tan ridícula.
“¿Acaso importa que vida valga mas o menos mientras se salve la vida propia?”
El humano apretó los dientes y colocó la mano en la palanca que accionaba la autodestrucción.
“No lo harás”
El humano volvió a mirar con furia a Mente.
-¿Por qué piensas que no lo haré?-
“Porque no quieres morir”
-Pero debo morir-
“No si aceptas mi trato…un trato que te permitirá salvar tu vida”
Rayner entrecerró los ojos.
-¿Qué trato?-
“Únete a mí…he visto tu espíritu y he escuchado tu voz…tu voluntad es férrea y tu cuerpo es fuerte…únete a mí como general de mis ejércitos y vive eternamente purificando el universo”
El humano apartó despacio la mano de la palanca.
-¿Vivir eternamente? ¿Por qué me ibas a ofrecer tal cosa?-
“Este mundo me ha demostrado que existen criaturas que son capaces de hacerme frente tan sólo con su mera fuerza de voluntad. Mira estas razas…equinos, bovinos y muchas otras especies animales, superadas en número y armamento, haciendo mella a mis legiones por su deseo de sobrevivir”
Rayner forzó una sonrisa sarcástica.
-¿Acaso creías que se rendirían sin más?-
“Deberían hacerlo…me harían todo mucho más facil”
Rayner no soportaba más estar en presencia de ese asqueroso ser.
“Tu me ayudarás a apagar el espíritu de aquellas razas que se enfrenten a mí…de esa manera tú vivirás y yo no tendré que desperdiciar tantos recursos y energía en enfrentarlos y podré consumirlas para mí, ambos salimos ganando”
-¿Y tus tropas?-
Mente volvió a callar un segundo, preguntándose por que preguntaba esas tonterías.
“¿Qué ocurre con ellas?”
-¿No te importa que la energía que las empuja se apaguen y mueran? Sé que son criaturas apenas sin mente pero todo lo que sienten y hacen es por ti…tú eres su dios o como sea, ¿acaso vas a dejarlos sin más?-
“Obviamente… todo lo que piensan ha sido porque yo he hecho que piensen. Hace eones vi su mundo avanzado y decidí usarlos para que eliminaran la resistencia de los que se oponían a mí…porque había razas que eran lo bastante avanzadas para hacerme frente ya sea con poderes naturales o tecnología. Me las arreglé para que me siguiesen como a un ente divino y que lucharan en mi nombre…no son mas que meras herramientas para mi supervivencia…tu serás una herramienta mejor. A decir la verdad, los he modificado tanto que he olvidado cómo eran originalmente tanto física como mentalmente”
Rayner apretaba los puños con fuerza y miraba a Mente con un odio tan profundo que habría bastado su mera presencia para frenar a un dragón atacante.
-Voy a hacerte una última pregunta, asquerosa bola de gas…depende de cómo respondas accederé a tu trato…¿Has sentido algo de lastima o remordimiento por algún ser de los millones de razas de los millones de mundos que has destruido?-
Mente pronunció la respuesta como si fuera una respuesta obvia y fácil a una pregunta que le formula un niño pequeño.
-Por supuesto que no…sentir lástima de esas cosas no me aportaría ningún beneficio-
Rayner volvió a colocar la mano sobre la palanca.
-Es todo lo que necesitaba escuchar-
Bajó el brazo y la palanca con él, al instante la sala se llenó de luces rojas y alarmas estridentes, había comenzado la cuenta atrás y en siete minutos explotaría la nave. Pero lo que se escuchó por encima del todo fue el grito mental de rabia del dios de los purificadores.
Spike recibió el culetazo del rifle de un soldado y había caído de espaldas al suelo. El soldado puso un pie sobre el escudo y dio una patada a la espada, al instante apuntó a la cara de Spike. El dragón cerró los ojos y esperó el dolor pero no llegó, se atrevió a abrir un ojo y vió que el soldado estaba quieto, como solo tenia visores no estaba seguro de a donde miraba pero entonces se dio cuenta de que todos los purificadores, tanto los soldados como los colosos y los voladores estaban quietos y mirando un punto sin identificar. Muchos recibieron disparos e impactos pero no respondieron al ataque, sólo se quedaron quietos.
Esto duró únicamente un par de segundos, entonces al mismo instante, todos los purificadores salieron corriendo de vuelta a la nave, dejando el ataque. No se retiraban a paso sincronizado y militar como habían llegado, esta vez avanzaban en estampida, sin importar empujarse o atropellarse entre ellos, volvían a la nave de una manera desesperada. Su dios les había llamado, tenían que salvarle del humano, esa era la voluntad de mente por lo que también era la voluntad de los purificadores.
Habían pasado ya cinco minutos de la cuenta y las mane six cabalgaban por los pasillos de la nave. Sólo les faltaba un tercio del camino cuando vieron a la avalancha de metal purificador que se acercaba corriendo hacia ellas. No tuvieron tiempo de ponerse en guardia, sólo pudieron saltar a un lado y cubrirse los rostros para protegerse. Pero las tropas pasaron de largo, avanzaban como si las ponies sólo fueran meras piedras en un camino de tierra, había un lugar mucho más importante al que debían llegar. La ponies no se pararon a preguntarse que pasaba, asi que Dash y Fluttershy cargaron con Applejack y Pinkie mientras que Twilight y Rarity levitaban con su magia, avanzaron por encima de los purificadores que ocupaban el pasillo, moviéndose como un río plateado de metal.
“¡Necio!” gritó Mente “¿Cómo has podido hacerlo? ¡Ahora tu también morirás!”
-No espero que comprendas el significado de “sacrificarse por un bien mayor”- dijo despreocupado el humano- Así que no voy a perder el tiempo hablándote de ello.
Faltaban dos minutos para la explosión.
“Podrías haber sido el más poderoso, ser tan eterno como el propio universo”
-Eso suena muy aburrido- río el humano mientras se colocaba en el panel de control-Pero ya que has hecho toda esta locura por instinto de supervivencia, no te guardaré rencor…simplemente diremos que ambos luchamos por sobrevivir y que ambos perdimos pero yo conseguí puntuación extra por cumplir mi objetivo moral, ¿Te parece?-
Mente gritó colérico, pero Rayner ya no lo escuchaba.
Quedaban cincuenta segundos.
El humano recordó cuando conoció a Celestia, a Twilight y el resto y recordó lo idiota y gruñón que era mientras sonreía.
Cuarenta segundos.
Recordó todas las discusiones que poco a poco llenaron a los ponies de pensamientos que, aunque burdos y violentos, les habían hecho ver el mundo de una forma distinta.
Treinta segundos.
Recordaba cómo cuando fue aceptado por la sociedad, se había sentido muy a gusto entre todos ellos.
Veinte segundos.
Recordó lo feliz que se sintió al admitir que Ponyville, Equestria y este mundo eran su nuevo hogar.
Diez segundos.
Los rostros de las Twilight, Pinkie Pie, Rainbow Dash, Applejack, Fluttershy, Rarity, Spike y Celestia llegaron a él junto a los de todos los conocidos como las CMC, los líderes de la alianza y sus vecinos de Ponyville.
Cinco segundos.
Rayner pulsó un gran botón y en menos de un segundo la energía volvió a fluir al exterior, como actos reflejos en el sistema nervioso. El escudo energético se había alzado en forma de burbuja púrpura alrededor de la nave…ya había cumplido su misión.
Tres segundos.
Los purificadores entraron atropellándose entre sí y disparaban a la desesperada, algunos disparos rozaron al humano pero este no se movió ni un milímetro.
Un segundo.
Por alguna razón, Rayner cerró los ojos y la imagen de Luna llegó a su cabeza, por un segundo pensó que volvería a encontrarse enseguida en la inmensidad del espacio para ver su sonriente rostro preguntarle cómo había ido el día. Eso le hizo sonreír.
Cero.
A pesar de tener los ojos cerrados, Rayner vió la brillante luz blanca traspasarle los párpados, y notó la ensordecedora explosión reventarle los tímpanos. Sintió el mayor dolor físico que un mortal podía experimentar, un dolor terrible e insufrible. Sintió cada centímetro de su cuerpo arder, cada célula de su piel se sintió cortada con un cuchillo al rojo, el dolor pasó de la piel al músculo e inmediatamente después a los huesos y órganos internos. Sintió cáda molécula de su ser desintegrarse y después no sintió nada más.
Fuera se notó la explosión, tan fuerte que se escuchó en toda Equestria, el suelo temblaba y más de un soldado perdió el equilibrio y cayó al suelo. El escudo de energía paró la onda expansiva y parecía que un sol estaba encerrado en una red morada, durante diez interminables segundos, la explosión actuó y después, se desvaneció tan pronto como apareció.
Los soldados se levantaban cómo podían y contemplaban el espectáculo. La colosal nave, ataño tan grande como una montaña no era más que una gigantesca pila de metal deforme, fragmentado o derretido, no quedaba nada más de los purificadores que habían entrado. Poco a poco se escuchaban murmullos de confusión, después voces de confirmación y casi al instante gritos de alegría. Los defensores habían ganado.
Spike sorteó alas tropas que estaban gritando y riendo por la victoria y se acercó corriendo a los restos de la nave, justo delante de donde antes estaba el escudo de energía estaban las mane six, jadeando, sudando y con varios moratones pero ilesas por lo demás.
Spike no esperó y se abalanzó a abrazar a Rarity y justo después a Twilight, en ese instante llegaron planeando Luna y Celestia. La princesa de la noche miró a un lado y a otro buscando al general, al igual que hicieron después Celestia y Spike pero cuando miraron a Twilight para preguntar, la verdad les sacudió sin necesidad de palabras. Celestia se mantuvo de pie y bajó la cabeza pero Spike y Luna no lo aguantaron, el dragón cayó de rodillas mientras sollozaba y golpeó la tierra con los puños cerrados. Luna, por su parte, se quedó quieta con los ojos muy abiertos pero en cuanto el llanto salió tuvo que cerrarlos con fuerza. La princesa de la noche se sentó y alzó su cabeza al cielo mientras el profundo llanto lleno de amargura que salía de su corazón se mezclaba entre los gritos de la victoria de los soldados.