CAPITULO 33
Los entrenamientos de Rayner se convirtieron en el día a día pero tras un par de semanas, había aprendido lo básico como para pulor el resto él mismo. La vida era salteada de vez en cuando por alguna curiosa aventura junto a sus amigos. Como cuando tuvieron que parar a los malvados hombres árbol que había creado Twilight con un conjuro fallido en los campos de los Apple, también cuando se enfrentaron a un malvado unicornio aliado con una dragona gélida cuyo plan era envolver Equestria en un invierno eterno, algo curioso en una ocasión fue que Rayner se tuvo que enfrentar a un gran grifo viajero que le retó en duelo para demostrar que era más fuerte que aquél que llamaban “el príncipe sin reino”.
Antes de que se diera cuenta, habían pasado seis meses desde el inicio a su nueva vida. Rayner pensaba que moriría en esa nave y se vería obligado a renacer de otra manera…lo había hecho en cierto modo.
El humano estaba sobre un acantilado, esperando mientras amanecía para iniciar su rutina diaria. Esta llegó volando en forma de Rainbow Dash.
-Llegas tarde-
-O tu has llegado pronto- dijo risueña.
-Esperemos que seas más rapida ahora- sonrió el humano mientras sus ojos se volvía verdes y extendia sus alas-¿Lista?-
En respuesta, Dash se lanzó al acantilado con las alas plegadas e inmediatamente después, Rayner saltó de la misma forma.
Ambos calleron en picado a la par a gran velocidad, el suelo estaba cada vez más cerca, pero eso no era más que el juego de ver quien se rinde antes.
Ambos, al mismo tiempo extendieron las alas y levantaron el vuelo justo a un metro de estrellarse contra el suelo.
-¿Empate otra vez?- se quejó RD
-No sería empate si te rindieras- rió Rayner
Ambos aletearon y volaron por el cañón, esquivando las rocas picudas y luchando por mantenerse en cabeza, Rayner con un par de aleteos fuertes se consiguió poner en cabeza cuando sólo quedaba un kilómetro para llegar a la cueva en forma de túnel, tran estrecha que sólo se podía entrar en fila uno tras otro.
-¡Esta vez gano yo, pegaso!-
-¡En tus sueños, alteza!- rió Dash, que se alzó enormemente hasta sobrepasar el cañón, entonces plegó las alas como un halcón y descendió en diagonal a una velocidad brutal y dejando tras ella una estela multicolor, a los treinta metros de la cueva, la pegaso se puso en cabeza, dió un impulso y se metió en el tunel, seguida del humano.
-¡YAHOOOOO!- celebró la pegaso.
Recorrieron el tunel durante unos cien metros hasta que salieron por el otro extremo, atravesando una suave cascada con un choque de agua que creó un arcoiris a la luz del Sol. Al final se posaron en la orilla del lago que formaba esa cascada.
-¡Ja! ¡En tu cara, herrero!- se chuleó Dash
-Dame un par de días y te superaré- rió Rayner mientras se sacudía para secarse un poco.
-En tus sueños, dos patas. Nunca serás tan bueno como la maestra- contestó la pegaso mientras inchaba el pecho.
-¿No es acaso el objetivo del maestro que su alumno lo supere?- rió el humano alzando una ceja.
-Quizás en tu mundo-
-Bueno, me encantaría quedarme escuchando alabarte a ti misma pero tengo que reunirme con los míos-
Rayner no dio tiempo a contestar y alzó de nuevo el vuelo.
Planeó con calma sobre Ponyville para llegar a su taller, al otro extremo. Le encantaba esa sensación, sin rapidez, sin movimiento, solo dejarse llevar como si fuera una hoja en un río. Con sus ojos mágicos de cristal, miró abajo y observó como el pueblo se levantaba para cumplir la rutina diaria, a Rayner le gustaban las aventuras que vivía pero era esa sencilla rutina diaria lo que le hacía sentir que ese pueblo era su hogar y su rutina le llevaba a su forja, con sus ayudantes.
Al aterrizar, vió que ya se estaban preparando y tomando las herramientas. Cada uno había decidido llegar allí por sus propios motivos. Estaba Jade, la perra joyera con aspecto de doberman, estaba allí en parte por querer mejorar su talento de mecánico y en parte por ver cómo funcionaban las nuevas extremidades del humano. Stormstone (llamado simplemente Store) había decidido instalarse en el pueblo para estar cerca de su héroe (aunque él jamás lo admitiría) y mejorar tanto su cara artesana de metal como su cara guerrera bajo la influencia del humano, también estaba Summer, la unicornio del ejército de Celestia, en parte había ido por propia voluntad para asegurarse de que Store estaría bien y conocer mejor a Twilight, la cual respetaba por ser la alumna de Celestia. Aunque también había sido en parte porque su superior Aerrow, el pegaso, quería que vigilase a Store para que no hiciera un caos. Por último había un gran minotauro, negro como el carbón, de morro y cuernos grises llamado Coal, no hablaba apenas pero quería comprender otras artes a parte de la lucha que ya dominaba, había decidido la metalurgia porque no era más que otra lucha contra el metal para doblegarlo.
Rayner saludó a su equipo mientras se preparaba él también para trabajar. Tomó una barra al rojo de la fragua y la colocó sobre un yunque, sin tomar un martillo, alzó su brazo derecho y con el puño desnudo, empezó a golpear la barra pausadamente.
-¿Sabes que podrías mellarlo?- preguntó Jade molesta.
-Un verdadero artesano confía en sus obras- dijo simplemente el humano.
-Te sobrevaloras- contestó la perra joyera- Ni siquiera Coal haría eso y abulta tres veces lo que tú, ¿Verdad Coal?- preguntó al enorme minotauro.
Coal no contestó y siguió avivándole fuego de la fragua.
-Coal está deacuerdo- dijo Jade.
Summer abrió la despensa para desayunar antes de bajar a ver a Twilight.
-Ehm…Rayner, no nos queda mucho, quizás salga a comprar algo cuando vuelva-
-En tal caso supongo que tendré que salir de caza, hace tiempo que no lo hago- sonrió Rayner emocionado.
-Aún no se cómo te gusta eso- murmuró Store.
-Bueno, yo me voy ya, ¡Nos vemos!- dijo Summer alegre.
-¡Ten cuidado y grita si necesitas ayuda!- exclamó Store mientras la unicornio se iba.
El terrestre se giró y vió la cara de Jade con una sonrisa pícara.
-¿Qué?-
-¿Cuándo la vas a invitar a salir?- preguntó la minera sin miramientos.
-¡N-No voy a hacer eso!- respondió el pony sin poder evitar sonrojarse un poco.
-Te gusta y todo el pueblo lo sabe, ¿Acaso el gran soldado no tiene experiencias en chicas?- preguntó Jade burlona.
-¡No quiero oir eso de ti, que cambias de novio más que de camisa!- exclamó molesto Storm mientras cogía un martillo.
-Y hablando de esto, ¿Qué tal Luna contigo Rayner?- preguntó Jade sin hacer caso al comentario del pony terrestre.
Rayner fingió no haberla escuchado pero no pudo evitar que sus ojos de cristal se volvieran de un color rosa pálido.
-Bueno, mejor voy a cazar ya o los animales estarán más activo- dijo rapidamente-Coal, ¿Puedes cubrirme por la mañana?-
El minotauro no respondió y tomó un martillo de un barril lleno de herramientas.
-Gracias Coal- contestó el humano. Sin mirar a Jade tomó su arco de metal doblado y su mandoble de fabricación de grifos a la espada, salió de la forja y alzó el vuelo.
-¡Te he visto los ojos, principe¡ ¡A mí no me engañas!- gritó con una carcajada Jade mientras veía al humano alejarse.
Rayner voló sin darse cuenta hasta la parte más profunda del bosque de Everfree, con su cabeza llena de pensamientos con Luna ¿Sería tan malo empezar una relación a pesar de la diferencia de especies? ¿Podría llegar a funcionar? Cuando el humano lo pensaba hace meses, antes de la guerra, le parecía una locura pero ahora, con su nueva apariencia y asimilando este nuevo mundo como una parte indispensable de su vida, estaba empezando a pensar más en el futuro que en el presente, cosas como formar una familia rondaban más por su cabeza.
Cuando se dio cuenta lo que se había alejado, decidió descender en un claro y empezó a moverse por los árboles buscando rastros, hasta que al final apartó una rama que resultó ser la cola de un lobo de madera.
Tras el aullido, aparecieron tres lobos más que se acercaron amenazadores a Rayner, éste se maldijo a sí mismo por ser tan descuidado y alzó su espada.
Una de las bestias se lanzó contra Rayner pero con un rápido movimiento del mandoble el lobo quedó reducido a pedazos. Volvió a alzar la espada pero chocó contra una rama baja y no la pudo mover lo bastante rápido para parar al lobo que se le echó encima. Con mucho esfuerzo, Rayner alzó a la bestia con las piernas, se concentró y lanzó de su cuerno un rayo que golpeó al monstruo, sin embargo cuando las astillas cayeron al suelo, empezaron a juntarse para formar de nuevo el cuerpo mientras que el anterior lobo que se había fragmentado ya estaba entero.
Rayner se dio la vuelta y corrió, necesitaba un lugar más despejado para volar y escapar o al menos para moverse y luchar mejor. Los aullidos resonaban detrás de él y se acercaban hasta que llegó a una extensión sin árboles al borde de una gran formación rocosa, en cuanto llegó a la extensión se dio la vuelta para enfrentarse a los lobos pero entonces notó que ninguno había salido de los árboles.
Los lobos estaban encogidos, con las colas entre las patas y temblando. Sus ojos amarillos expresaban miedo. Sin más, se dieron la vuelta y volvieron a la espesura.
Rayner bajó despacio la espada, preguntándose qué había pasado, entonces se dio la vuelta para ver la formación rocosa, debería medir unos cuarenta metros de altura y era tan gruesa que harían falta cien hombres para rodearla por completo.
Entonces notó que, frente a él, había una piedra diferente, era recta y con grabados, al acercarse un poco noto que en realidad, era una puerta. Tenía un símbolo en ella, una espada enfrente de un sol y una luna.
Eso sorprendió a Rayner, los ponies no solían usar símbolos bélicos como armas, el sol y la luna eran comunes, desde luego, pero rebosaban más corazones, estrellas o formas geométricas. Rayner se puso en frente y tocó la puerta, al instante los símbolos brillaron y la puerta se abrió hundiendose en el seuelo, dando lugar a un oscuro pasadizo.
Una pequeña parte de su interior gritó a Rayner para dar la vuelta, pero otra mucho más fuerte le animó a avanzar. Con cuidado y la espada en alto, el humano se adentró e la oscuridad.
Lo primero que hizo fue asegurarse que la puerta no se cerraba tras él y no notó nada raro a medida que avanzaba por el túnel. Cada vez era más oscuro y aunque sus ojos de cristal le daban una visión aguda, no le permitían ver en oscuridad, así que se concentró y de su cuerno salió un foco de luz que iluminaba varios metros al frente, como una linterna.
Durante al menos veinte metros no pasó nada y entonces el humano entro en lo que parecía una colosal sala circular con forma de cúpula tan grande como la formación rocosa, algo lógico, pues se encontraba probablemente en su interior.
En lo más alto había un agujero que dejaba entrar la luz del esterior, la luz iluminaba directamnte el centro de la sala, donde una gran lámina rectangular se erguía imponente. Rayner (con la espada en mano) se acercó despacio, la lámina debía medir unos tres metros de alto por cinco de ancho y treinta centímetros de profundidad, estaba llena de dibujos planos, parecidos a los jeroglíficos egipcios o a los aztecas pero sin colores, directamente tallados en la piedra lisa. Algo llamó la atención de Rayner.
En el extremo izquierdo había jeroglíficos, un círculo rodeado de unicornios cuyo interior tenía una figura, una figura humana ¿Cómo era posible? ¿Acaso había más humanos en ese mundo? Al mirar a la derecha, Rayner vió más grabados, ahora la figura humana estaba de pie, rodeada de ponies, al continuar mirando, la siguiente imagen representaba a la figura humana, junto a varias figuras que representaban ponies, minotauros, grifos y perros a dos patas, la figura humana tenía una espada y parecía dirigirse a un símbolo con forma ovalada gigante, con torres y ventanas del que salían figuras delgadas con lanzas que escupían fuego, acompañadas de grandes monstruos que caminaban como gorilas y lanzaban meteoritos de sus caparazones.
¡Esa era la vida de Rayner! ¿Cómo era posible? ¡Era su llegadaa Equestria, su amistad con los ponies y la guerra contra los purificadores! ¿Qué quería decir eso?
Esas ruinas eran viejas…muy viejas, probablemente mucho más antiguas que el tiempo de Celestia, Luna, Discord o el Rey sombra. ¿Qué significaba eso?
Rayner siguió siguiendo hasta el borde derecho, donde tras la guerra de los purificadores había una imagen que no entendía.
Un gran rectángulo que parecía una puerta, la figura humana estaba delante y ante ella había otra figura humana de color oscuro, ambas llevaban espadas y parecía que estaban abriendo la puerta, de esta emergía fuego negro que avnazaba devorando ponies y potros, campos y mares, castillos y aldeas. El fuego se alzaba al cielo de tal manera que parecía que intentaba devorar el sol y la luna.
Rayner dio un paso atrás, temblando ¿Qué quería decir todo esto?
-Parece que tenemos un invitado- dijeron tres voces al unísono.
Rayner se volteó con la espada en guardia y vió a una gran figura encapuchada y cubierta por una tela de color verde azulado con bordes plateados. El ser era muy grande, de al menos tres metros de alto, pero iba a cuatro patas, de manera similar a un poni, estaba encorvado y la capucha era bastante grande para pertenecer a una cabeza normal. La criatura no hizo ningún gesto de ataque.
-¿Quién eres?- preguntó el humano, aún impactado por los grabados a su espalda.
La criatura habló de nuevo con tres voces a la vez, de manera tan armoniosa y sincronizada que resultaba espeluznante.
-Somos el que escucha, judga y habla… ¿Quién eres tú que has entrado en el templo?-
-La puerta se abrió ante mí- dijo el humano casi con excusa.
-El templo le ha dejado entrar…Su magia le ha permitido pasar…Si, pero la magia se puede burlar- contestaron las tres voces, parecía que la criatura hablaba consigo misma. -Que supere las pruebas…Si, que las supere…Así sabremos si es el que es-
-Dime quien eres y qué significa esto- casi exigió el humano señalando la lámina- ¿Por qué soy yo el que está ahí?-
-¿Eres tú?- dijo el cúmulo de voces- Si, tal vez lo sea…Pero tal vez no…Que afronte las pruebas…Si, solo aqué del que habla la profecía puede superar las pruebas-
-¡¿Qué pruebas?! ¡¿Quién eres?! ¡RESPONDE!- gritó el humano
La criatura se quedó quieta, por un momento, Rayner creía que había cometido un terrible error pero entonces la criatura sacó una garra felina de uno de los pliegues y se quitó la capa, Rayner nunca había visto ninguna en persona aunque las había visto en imágenes en los libros de Twilight.
Era una quimera, un enorme cuerpo animal cuyas patas delanteras eran las zarpas de un tigre albino y las patas traseras de una enorme cabra de color gris oscuro, las cabezas eran en principio dos, la de la izquierda era un cráneo de un tigre blanco con rayas negras y afiladísimos colmillos de sable, la de la derecha era una cabeza de carnero, con cuernos gastados y retorcidos de color gris oscuro. Pero a un lado emergió otra cabeza que estaba al final de la escamada cola, era una cobra de color bronce que siseaba. Las tres cabezas cubrían sus ojos con unas vendas de seda de color verde oscuro, bordado en hilo plateado había un ojo de aspecto tribal en el centro que miraba a Rayner.
-Nosotros somos el oráculo…y si quieres escuchar la profecía, debes superar nuestras pruebas- dijeron las tres cabezas al unísono.