Hola everypony.
He estado meditando durante muchos meses hasta acumular casi un año sobre escribir un texto en el que yo explicara por qué me encanta My Little Pony y cómo cambió radicalmente mi vida y mi forma de ver el mundo. Dicho así suena obvio y predecible el principio y el desenlace, pero quiero explicarlo todo, sin dejarme un detalle importante. Me costó decidir escribirlo especialmente porque quería usar las palabras adecuadas en el momento adecuado.
Creo que el estreno del trailer de Equestria Girls es el idóneo para poder hablar de la serie desde un punto de vista muy personal, porque me hace recordar lo amable que solía ser la comunidad en general. No fue hasta en los primeros episodios de la tercera temporada (antes de ver la luz Twilight con alas) cuando noté un pequeño disgusto entre los fans. Y precisamente cuando yo era un novatillo en este foro, un Blank Flank. No me gustaba ver tanto mal rollo innecesario entre los fans de la serie, así que razón de más para escribir esto.
No pretendo que sea original o revelador. Mi intención no es ahogaros de lágrimas. Ni siquiera sé si es lo correcto escribirlo aquí. Hasta el instante de escribir esto sólo lo sabía el forero Pika, así que le resultará bastante predecible. Sólo seré yo y nada más que yo. Y, si así lo queréis, podéis fabular vuestras propias historias.
Quiero empezar con un cuento corto de literatura que recuerdo de secundaria. Es la historia de un cuervo que tenía ojos mágicos. Cada uno veía un lado de la vida (positivo y negativo). Un día, perdió el ojo negativo y se volvió extremadamente optimista. Contado así puede que no parezca gran cosa, pero no pensaría que se volviera como un espejo para mí aquel día donde marca un antes y después de descubrir Friendship is Magic.
Había una vez una amiga mía a la que tenía muchísimo aprecio y respeto. Estaba en Bachillerato. Igual que yo, pero en distintas escuelas. Solía visitarla casi todas las mañanas para saludarla de camino a mi instituto. En Octubre de 2010, cuando se emitió la serie, me pidió que no la viera más. Eso me chocó bastante porque mi amiga me dio una autoestima bestial durante años. Eso no destruyó mi optimismo, menos mal. Tampoco me afectó demasiado porque lográbamos mantenernos en contacto por Facebook mucho más tarde.
En Febrero de 2011 me había contado mi profesora de literatura que "le gusto a una chica". Me quedé como en shock porque era la primera vez que recibía un halago así, especialmente si se emplea a una profesora como mensajera, a lo Celestina. Un mes después, la admiradora secreta y yo nos conocíamos, nos pusimos a hablar de cine, de nuestra pasión por el dibujo (estaba en Bachillerato de Artes, yo en segundo curso y ella en primero), de los peores chistes que se nos ocurrían, de los vídeos que habíamos visto en Youtube... hasta que al cuarto día se lanzó sobre mí. Me había hechizado por completo el amor. No parábamos de hablar. Quedábamos poco, pero cuando estábamos juntos, éramos imparables.
Hasta que empezó un problemilla que acabaría consumiéndome por completo.
Tres meses más tarde me pidió que lo dejáramos con las tres peores frases de la humanidad: "Tenemos que hablar", "¿Y si fuéramos amigos?" y "Una cosa no quita la otra". Con la primera abrió una brecha en mi optimismo. Con la segunda dejó añicos gran parte de mi felicidad. Con la tercera fue después de preguntarla: "¿Si querías dejarlo, por qué empezaste tú la relación?". Su respuesta me dejó tan seco que a la vuelta a casa no pude mirarla. Pasaba de ella. Si no fuera porque le había comentado una semana antes la muerte de mi abuelo años atrás, no lo habría tomado muy a pecho.
Nada más volver a casa, mi pregunta más constante fue: "¿Por qué? ¿Por qué es el ser humano tan incongruente?" Esa palabra la odiaría muchísimo más. He ido estudiando temas jamás recibidos en clase como la misantropía (significa "odio a la raza humana"). Horas después, expresé mi furia contra todos. Amigos, familiares... me iba volviendo cada vez más necio y despreocupado por mi alrededor. Me volvía cada vez más agresivo. Un día, mi ex lo había notado y decidió que habláramos esto.
Esa fue la última vez que hemos hablado los dos. Seguíamos en las mismas. Ella decía "redondo", yo decía "plano"... imaginaos la versión extendida.
Durante todo el verano lo veía todo negro y oscuro. No sabía distinguir qué era lo bueno y qué era lo malo, no sabía qué quería ser de mayor, a qué podría dedicarme en el futuro. Sólo protestaba y soltaba ideas disparatadas, además de endiosar películas o series que no encajaban con mis gustos generales, como La Naranja Mecánica, Memento, Elfen Lied, Cisne Negro... Yendo incluso más lejos, llegué a odiar al extremo películas que "me recomendaron porque hablaba de desafortunados en el amor". Fueron todas basura para mí. Y lo siguen siendo.
Por supuesto, eso afectó en las notas finales, lo que provocó que repitiera curso. El primer día de Septiembre, mis viejos conocidos me preguntaron por mi ex (no sabían que había cortado, bueno, ella cortó) y les había respondido de una forma tan borde que no me hablaron durante meses. Lo peor de aquel mes no fue que me tocara como tutora la peor profesora que he tenido en mi vida... sino que mi ex estaba en mi clase. Mi agresividad subía como la espuma.
Septiembre y Octubre fueron pésimos meses para mí aquel año.
Sin embargo, a finales de Octubre, cuando había entrado en la escuela, una chica sentada en un banco rompió el hielo con una enriquecedora sonrisa:
-¡Hola!
Me quité los auriculares, me acerqué y nos pusimos a charlar. Y entre tanto charlar y charlar, me contó que estaba en mi clase. ¡No tenía ni idea! Al despedirnos, volví a casa escuchando música relajante (recuerdo que fue porque el profesor había faltado). Después, cuando me metí en los foros, descubrí imágenes random de unos ponis de colores que cogían bastante tirria entre ese foro, así que decidí investigar y el resto sabe cómo continúa la historia: Uno ve My Little Pony a los 20 años y acaba enamorado de los personajes y de su amable guión. Entre episodios y episodios, me puse a hablar con mi nueva amiga con un entusiasmo cada vez mayor. Me iba haciendo nuevos amigos, iba arreglando problemas con diversas personas a quienes había ofendido, iba pidiendo disculpas. Lo único de lo que me distancié fue de mi ex y de mi cínica tutora.
Y el día en que descubrí el capítulo Call of the Cutie, una pequeña poni llamada Apple Bloom me abrió el corazón con un guión aparentemente normal. No es el guión más gracioso, ni el más épico, ni está protagonizado por Pinkie Pie. Pero los sucesos de los acontecimientos y cómo reacciona por eso la hermana pequeña de Applejack me hicieron una mella acojonante. Al final del capítulo le había deseado una Cutie Mark (cuando usaba un mantel rosa como vestido) y pensé que acabaría teniéndola representando su ingenio. Pero al final resulta que no lo ha conseguido. Ahí habría sin duda el final más triste de la serie (lo tendría fácilmente Putting your Hoof Down, cuando Fluttershy ofende a sus amigas), pero acaba con las debutantes Sweetie Belle y Scootaloo explicando que sólo porque no tengas una Cutie Mark no significa que eres peor que los demás, sino que te da un potencial para descubrir y ser cualquier cosa, que es, en esencia, la mayor ilusión de cualquier niño.
Teniendo en cuenta que yo había perdido toda la joven esperanza hacía varios meses, este episodio significó y significa muchísimo para mí. Lester, de American Beauty, dijo que "siento como si hubiera estado en coma veinte años y que ahora estoy saliendo de él". Siento como si ese ojo optimista que había perdido hace un buen tiempo se me volviera a crecer en la cuenca.
Claro está que a principios de 2012 hubo muchas risas por parte de mis familiares. Cuando le dije a mi padre que me gustaba My Little Pony, me pregunté si aquella noche estuvo cuestionando mi sexualidad con mi madre (como a todos, imagino). Pero mis hermanos empezaron a ver la serie tras respectivas rupturas y empezaron a gustarles mucho la serie.
He ido mejorando en los estudios, he vuelto a dibujar caricaturas (estoy repasando ahora mismo proporciones humanas femeninas), mi relación con mi amiga ha ido yendo a mejor, he aprobado el curso y meses después he logrado aprobar la selectividad (sin duda de las cosas que más me siento orgulloso).
Si no hubiera sido por el saludo de mi amiga aquel Octubre, quizás no estaría escribiendo esto o me habría dado cuenta muy tarde de mis errores como individuo.
Me encanta My Little Pony. Es de mis series favoritas de toda mi vida. No sólo tiene unos personajes la mar de divertidos y un color comparable a Super Mario Galaxy, sino que además contienen en sus episodios un mensaje de amistad. Dicho así suena cursi, lo sé. Pero cada vez más pienso que estoy mejor hecho para formar amistades que para entablar una relación amorosa. Mucha gente tiene en un pedestal películas o series de televisión que sirvieron para ellos como un libro de autoayuda. My Little Pony es mi autoayuda audiovisual. Es cierto que tiene defectos, pero dadas las circunstancias por las que he pasado, las suelo pasar por alto. Tiene momentos ridículos y estúpidos. Pero los buenos momentos de la serie son fenomenales y mágicos. Me sorprende los comentarios negativos hacia capítulos que me gustaron. Quiero decir que me he vuelto tan optimista que de las tres temporadas hechas, sólo tres episodios no me gustaron (A Friend in Deed, Too many Pinkie Pies y Hurricane Fluttershy). El resto me parece puro oro.
Quiero recordaros que no deberíamos enfurecernos demasiado por un producto audiovisual aunque venga de una franquicia que nos apasione (hablo de Equestria Girls, recordemos que es un spin off). Los bronies estamos hechos para amar y tolerar, sin contradicciones o excepciones. El amor y tolerancia son sentimientos que nos enseñaron My Little Pony y no deberíamos dejarlo de lado por una película con una estética dudosa o por la decisión de ponerle alas a Twilight. Gracias a que tenemos en común nuestra pasión por esta serie, hemos ido haciendo amigos aunque fuera de manera indirecta, hemos ido haciendo quedadas (a ver si asisto a uno que me pille cerca), hemos compartido nuestros gustos más allá de la serie. La serie nos ha dado una fuerza increíble que podemos plasmar haciendo dibujos, música, doblajes o fanfictions. ¿Serían buenos o malos? Eso no importa, sólo importa la pasión que sientes por crear algo. Y en eso destaca la serie: Nos da pasión por las cosas que hacemos.
Aunque suene a tópico, hay que concluir esto con un extracto de la mejor canción de la serie, la que nos anima a forjar la amistad (y me sorprende que supere en calidad a Smile):
A true, true friend helps a friend in need
A friend will be there to help them see
A true, true friend helps a friend in need
To see the light that shines from a true, true friend
Esa chica es la misma quien la puse en el final de mi exposición montado, "a quien conocí al mismo tiempo que descubrí esta fantástica serie".
Saludos y love and tolerance.