La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

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La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 06 Sep 2014, 23:57

LA LEYENDA DEL CABALLERO DE CRISTAL ; FANFICTION MLP (AVENTURA)


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(Muchas gracias a Lyra, por su glorioso y formidable dibujo, se lo agradezco inmensamente. Si quereis algun dibujo suyo visitad su hilo, no os arrepentireis.)

Sinopsis:
Glowing Faith, un caballero del imperio de cristal ha comenzado su viaje hacia lejanas tierras por alguna razón. En las viejas paginas de su diario, se guardan misterios de tiempos pasados...enigmas que revelan la historia de los dragones, el canto de los oscuros, y una terrible maldicion. Aquel que fue tocado por las sombras, el caballero de cristal, ahora viaja hacia el sur y las respuestas envueltas en sombras estan por revelarse en su odisea. Esta es su leyenda...



Nota del autor


Hola a todos…No sé por dónde empezar…Quisiera decir que, este es un momento muy importante tanto para mí, como para mi fiel amigo Moisés. Hemos sacrificado mucho para este momento, hemos obviado mucho para poder empezar y continuar este proyecto.

Todo empezó con mi fic, que alguno recordara…”Draco, el dragón de las sombras” aquel fanfic fue el primero que escribí, y bueno, no tuve éxito, y recibí duras críticas, algo que sembró miedo en mi a la hora de publicar. Durante mucho deseé poder hacer una historia que a todos les gustara, que todos disfrutaran…y en especial me esforcé por escribir mejor y así que todo fuera aceptable al menos. Estuve casi DOS años así, sacrificando mi tiempo para sacarlo adelante…angustiándome incluso de vez en cuando, si, angustiándome por pensar “¿Que pensaran de esto? ¿Y de esto?” Cuando en verdad me engañaba por mucho.

Estuve prisionero de “Que pensaran los demás” por una crítica que me asustó y me hizo recapacitar para mejorar aquella historia, lo cual fue bueno, pero malo también. Tanto tiempo pensado en la historia…era demasiada carga y tuve que pedir a alguien que me ayudara, busqué a un beta-reader…Mi buen amigo Moisés. Juntos hemos estado mucho tiempo conversando este asunto, para que la historia fuera perfecta. Yo hacía prácticas y montones de mini escritos para mejorar mis formas y escribir mejor… y hemos tratado de sacar esta historia adelante, por nuestra ilusión. Aunque yo como ya digo, tenía miedo de que no fuera “perfecto”

Pero…hasta hace poco me he dado cuenta de muchas cosas. Viendo comentarios en otros fanfics, viendo cómo actúan las personas y cuan insignificante es el papel de una historia de esta clase… Me di cuenta de que… ¿Por qué debería importarme? Pensaba que la ilusión de escribir se basaba en que todos sintieran lo que tú sientes…pero eso es solo una parte tan pequeña… y una realidad demasiado lejana a la vez, y para mí era demasiado grande. Lo que importa es la ilusión con la que escribes la historia, pensando en tus aventuras, en el cariño de tus personajes, en el SENTIRTE BIEN contigo mismo al escribirlo.

Entonces supe que no debía importarme lo que demás dijeran, si yo sabía que estaba bien y si no recibía apoyo en la historia, eso no debía ser motivo para dejarlo. He estado casi dos años cegado en ese aspecto y gracias a muchas personas, a su apoyo incondicional y a su forma de ser misma, he logrado trabajar a gusto en esto. Además de que, a diferencia de otros, no dispongo del tiempo que me gustaría tener para escribir más y tiempo libre para pensar, por mis estudios y la universidad, lo cual es un hándicap.

Hotroder, que nunca ha dejado que me derrumbe en esta historia, y siempre me ha sido de soporte en los momentos de desesperación. Que siempre ha escuchado mis dudas y me las ha respondido.

Sr_Atomo, que me ha ayudado mucho, muchísimo a mejorar mis escritos y a poder dar delicias aceptables para leer. Cada punto que ignoraba, el me lo aclaraba, ha hecho mucho por mí.

También agradecer a Darkgiratina, Sg91 y otros muchos más que me han ayudado a motivarme a la hora de escribir, y por los buenos fics de SH que me han inspirado a escribir en momentos puntuales.

Moisés R., el segundo autor de este fic y mi sucesor en caso de que me ocurriera algo para que esta historia prosiga su curso. Tanto sacrificio, tanta bondad e interés por mi historia. Su ayuda ha sido otro de los grandes pilares. El mismo ha querido dejar unas palabras:


“Hola. Bien, como mi buen amigo Ángelus-Y dijo: este trabajo tiene un valor especial para nosotros. Quiero decirles que en mis inicios como escritor, jamás pensé que llegaría a trabajar en una colaboración tan grande… para mí, esta historia significa varios meses de entrega a pesar de los múltiples obstáculos que he encontrado: frustraciones, problemas económicos, noticias que vienen y te afectan, luchar contra ti mismo… en fin, solo enumero aquellos problemas que me fueron afectando a mí, pero seguro ustedes y mi amigo lo entienden y comprenderán que escribir no es una tarea fácil.

Cuando empecé este trabajo, creí que sería algo espontaneo; algo que solo haría y ya por el solo deseo de ayudar. Pero con Ángelus-Y… fue extraño para mí. Y es que a medida que yo le ayudaba de varias maneras con la historia, empezamos a ser amigos al rato de que “su proyecto” se convirtió en “nuestro proyecto”.

Si leen este fanfic, tengan presente que no fue hecho por un par de críos que solo quieren llamar la atención, no. Lo que nosotros queremos es que se unan a nuestro gozo por participar como lectores en esta historia fantástica.”

Y algo más… gracias Ángelus-Y por permitirme ser parte de este trabajo; no podría estar más contento por publicar este trabajo."




Antes de nada, no quiero ofender a nadie con lo que voy a decir ahora…es mi más sincera opinión.

Mirad, aunque este fanfic no reciba ningún comentario, esta historia, la cual va a ser MUY MUY larga, porque será de las mayores aventuras que este fandom ha visto, seguirá siendo publicada hasta el final.

Evidentemente vuestros comentarios y críticas son grandes ayudas y se agradecen enormemente, pues son un impulso y un apoyo más, todo escritor adora tener admiración de su trabajo, pero que nadie se piense que por no comentar este fanfictión se va a quedar parado, no señor. Este fanfic por mi vida y lo más sagrado si hace falta va a publicarse, si os gusta magnifico, sino es vuestra opinión, pero ni por un segundo permitiré que este fic decaiga….no cuando hay mil comentarios positivos para (con el debido respeto) “Ponzoñas y trabajos descuidados” de fanfics que hay sueltos por ahí. Yo tengo por seguro, que este fanfiction por este tiempo de sacrificio, vale la pena, lo aseguro.

Sois libres totalmente de leerlo, de criticarlo, de opinar, de predecir…lo que queráis. Aunque no tengo dibujos, ni nada que otros miles de fics tienen, solo lo escrito, como es normal. Ya quisieran muchos autores tener dibujos y cosas del estilo de sus historias, pero aunque eso atraiga gente, el mío no dispone de ello, se siente, pero no podemos permitirnos estas cosas.
Y que conste que con esto no trato de atraer a nadie ni pedir nada, tan solo aclarar mi punto de vista, antes de sigáis.

Si me pasara algo, o no pudiera continuarlo, mi amigo Moisés R. se encargara de publicar los capítulos que tenemos y de continuar la historia. Tenemos varios capítulos ya hechos, pero por el momento solo dejaremos el prólogo del inicio de esta aventura de gran calibre. Dentro de una semana o dos, cuando yo en mi caso este más relajado de la universidad, publicare el resto y cada semana o dos mismamente intentaremos publicar uno, poco a poco.

Para algunos será una tontería, pero no para mí, he invertido demasiado en este trabajo y nadie nos detendrá, ya se ha dicho.
Esperamos con todo nuestro corazón, ante todo que os guste, que lo disfrutéis y que sea algo grande también para vosotros. No prometemos un best-seller ni una obra de literatura, pero si algo que ansiamos sea de vuestro disfrute.

Se perfectamente que cada uno tiene sus preferencias en cuanto a autores y fanfics, y esperamos que la “portada” no os haga juzgar a primeras.
De verdad, gracias de corazón a todos los que me han apoyado, es algo que no olvidare y gracias a ello podre revelar nuestra obra.
Creo que ya no tengo mucho que decir…si recordara algo más, lo expondré por supuesto.

PRÓLOGO; (Capítulo1)

Damas y caballeros, esperamos que la aventura esta altura.
Eh aquí el primer capítulo (o mejor dicho prólogo) de esta aventura llamada “La leyenda del caballero de cristal”


Spoiler:
Fanfiction My Little Pony.
La leyenda del caballero de cristal. (Aventura)
Autores: Ángelus-Y; Moises R.

Prólogo.



Diario de Glowing Faith.

Hoy ha terminado el primer día de mi viaje. Una violenta ventisca azota las tierras del norte, mientras yo me refugio de la ira invernal en esta cueva húmeda y fría.
Me dispongo a escribir en este diario para reflejar mis aventuras, si bien más que un placer es una auténtica maldición. Pues he emprendido este viaje no para vivir emociones, sino para encontrar respuestas y una solución para salvar a lo que más quiero en el mundo.

No me quedaba otra…nadie podía ayudarme ni a mí, ni a los míos…y no podía quedarme tumbado sin hacer nada, mientras la muerte va susurrando más fuerte a medida que el tiempo pasa, incluso…sin saber exactamente qué tiempo es del que dispongo.

Mi nombre es Glowing Faith, hasta hace poco fui el subcapitan de la guardia del imperio de cristal al servicio de nuestra amada reina. Ahora tan solo soy un viajante sin título que se adentra en tierras que nunca he visitado.

Soy un poni de cristal de color blanco como las cumbres de las montañas, mi crin con flequillo y mi cola larga son negro azabache, y mis ojos son rojos puros cual rubí. Nací en invierno, durante una dura tempestad de hielo, en épocas de paz y sosiego. Mi padre murió antes de yo nacer y mi madre, bueno…poco después de que comenzara con mis primeros pasos. Una desgracia producto de tiempos oscuros. Mi tío, explorador conocido, fue el que se encargó de mí durante mi infancia. Es a quien le debo mucho por quien y como soy. Y por haber mantenido en gloria la memoria de mis padres.

Me alisté en la guardia de cristal siendo yo un joven alocado, cuyas debilidades físicas le impedían prevalecer sobre otros. No puedo crear magia como los unicornios, no puedo volar como los pegasos, pero si puedo demostrar mi ilusión y determinación. Fueron esas cosas y los ánimos de una amiga las que me permitieron entrar al servicio de su majestad, pero esas son historias que se contaran en otra ocasión.

Antes de adentrarme en esta escritura he tocado mi amada viola…pues soy músico o más bien aficionado a la música en mi tiempo libre. Desde pequeño me han encantado las hermosas melodías que emanaban de las trompetas de cristal y de las violas que nuestros ancestros han tocado por generaciones. Me hacían sentir lleno de vida, ya que mi corazón palpitaba al son de la música que escuchaba. Decidí aprender a tocar uno de los instrumentos de nuestra tierra y dado que los fliscornos y trompetas no me inspiraban del todo opté por la viola. Su dulce y suave sonido era un exquisito deleite para los oídos, además de sus infinitas posibilidades con tan solo un ligero desliz diferente al anterior.

Toco música cuando me siento triste o alegre, me ayuda a exteriorizar mis emociones y me ayuda a calmarme cuando estoy decaído o bien a gozar cuando la alegría me invade…Desde donde yo recuerdo cada tarde después de mi turno siempre me sentaba en las colinas circundantes a mi hogar, el imperio de cristal. Tocaba con mi viola y si era posible, siempre acompañado por mis amigos.

Mis amigos…quien sería yo sin ellos. ¿En qué abismo habría quedado mi ser de no ser por sus singulares pareceres? Y ella... mi amada.

Su nombre es Radiant, un poni de tierra como yo de pelaje cristalino, blanco como el mío, de crin y cola rojo escarlata, resplandecientes a la luz del sol de la princesa Celestia. Sus ojos, azules celestes como el claro cielo y su rostro con singulares pecas plateadas que la hacen deslumbrante. Delicada y dulce, siempre apoyándome y queriendome…y aun así sufrimos un destino que al menos ella no se merece para nada.

Aunque no lo parezca y se notará ahora que me tiembla el pulso al tratar de coger la pluma, estoy llorando. Pero trato de no hacerlo…no, porque peor va a ser.
¿Parece que tengo una vida envidiable? No…para nada, a ninguna criatura ya sea poni o incluso dragón le deseo este destino. En mi blanco pecho yace un cristal negro incrustado, símbolo del maleficio que he sufrido por una magia que desconozco, solo se decir que era un poder oscuro jamás visto.

Es raro, pero sé que cuando entristezco como ahora, me devora por dentro como si una forma de vida se retorciera dentro de mí, un parasito que se alimenta de mis emociones más negras…doy gracias al cielo a que el miedo no es algo de lo que pueda aprovecharse esta “cosa” sino ya habría sido consumido.

Lo sé…para ser un guardia, no…un subcapitan parezco un gallina, pero no lo niego…ahora tengo muchísimo miedo, por no decir pavor. Miedo acerca de lo que me espera y de si perderé lo que más quiero. Miedo de la oscuridad que crece en mí y en otros.

Por eso trato de no llorar más, y lo he conseguido…no podía evitar ser embriagado por la amargura de mi situación, la verdad soy débil o eso creo, aunque mi compañero aquí presente me ha recordado que no debo derrumbarme.

No me he aventurado solo, más me valdría no haberlo hecho, ahora mi querido compañero de armas, Gold Beak está conmigo. Un fénix…de plumajes dorados y cálidos, proveniente del orgulloso reino de Draconia, del Bosque de ascuas. Una criatura magnifica y mi primer amigo…Ahora me acaricia para tranquilizarme sabiendo cuan penetrante es la sombra que trata de desgarrar mi ser. Emplea su plumaje de noble metal para iluminarme en la oscuridad de esta cueva y desprende una ardentía que me protege del frío empalador que la ventisca deja entrar.

“Estoy bien, estoy bien” le digo fingiendo para que no se preocupe y se posa en una roca al lado mía, vigilante de mi estado. No podría haber pedido un mejor amigo, porque eso es lo que es, desde que nos conocimos, aunque confieso era bastante travieso en pasados días.

A pesar del ruido la armadura ya se me hace pesada, me quito la capa cian que adorna mi coraza y aflojo los amarres del metal, coloco el yelmo de forma de cabeza de fénix con cola, adyacente a mi bolsa de viaje y la hoja de la reina. Me aseguro que mi viola de cristal está en perfectas condiciones y continúo escribiendo los últimos momentos, antes de caer rendido a un sueño que espero no sea incómodo.

Vos quien leéis este diario, permitidme relataros como sufrí este maleficio…como comenzó esta pesadilla tejida en tinieblas. Dadme la oportunidad de narrar desde mis ojos como acabé aquí y como todo surgió…de la sombra de un dragón.

Ahora cerraré este diario y me adentrare en el sueño. Partiré al alba hacia el sur, el único destino claro que tengo y en cada parada relataré los sucesos para que vos seáis testigo de cómo la voluntad de un ser puede quebrar el mundo entero.

Oh alma que leéis este diario, yo soy Glowing Faith, el caballero de cristal.
Última edición por Angelus-Y el 04 Ene 2015, 14:50, editado 9 veces en total.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por agustin47 » 07 Sep 2014, 21:47

Emotivas palabras las vuestras y loables las intenciones. Ojalá tenga mucho éxito vuestro fic. Aunque por otra parte, si el nivel de narrativa se mantiene igual al de la introducción, no dudo en que así será. Me ha encantado, tienes un estilo de narración muy serio y cuidado que me gusta mucho. Si la historia es buena, estoy seguro de que este fic me encantará. Por el momento, empieza genial.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Sr_Atomo » 07 Sep 2014, 22:42

Muy buen prólogo, me ha encantado, pero mucho mucho mucho. Estoy deseando leer más. Se promete... "bueno" no, "épico".

Sigue así, Angelus-Y, que ya tienes en mí al primer admirador :)
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por horwaith » 08 Sep 2014, 09:15

menuda cantidad de posibilidades, puedes ir al pasado como al futuro, aunque por como lo has escrito vas a contar lo que sucedió antes, al menos de momento. Coincido con los otros dos que quiero leer más, lo has plasmado este prologo de una manera que invita a leer todo lo que se pueda y más e imagino que los siguientes serán similares
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por MoisesR » 28 Sep 2014, 03:03

¡Hola queridos lectores!

¿Sorprendidos? bueno, no lo estén, pues hemos decidido que hoy iba a publicar el siguiente capitulo. Como co-autor de este fanfic quiero reiterarles mi mas sincero agradecimiento por comentar y dejar su opinion respecto a este trabajo (porque siempre leemos los comentarios). En fin, si eres nuevo y te pasaste el primer capitulo, ¿que esperas para leerlo? cuando termines, puedes leer este.

Créanos, estamos trabajando minuciosamente en que estos capítulos lleguen a buen camino. Cualquier error ortográfico o sintaxis que puedan encontrar porfavor señalelo a Angelus-Y y/o a mi.

Una ultima cosa: pedimos disculpas por la demora de este capitulo y que la Cutie Mark de Radiant que creemos no la hemos puesto en el prologo era la nota de sol celeste con estrellas de 4 puntas circundantes.

Bueno, sin mas preámbulos, el segundo capitulo de La leyenda del caballero de cristal.

Spoiler:
Fanfiction My Little Pony.
La leyenda del caballero de cristal. (Aventura)
Autores: Moises R. ; Ángelus-Y
Capitulo 2: El deber llama.


Diario de Glowing Faith, Día II

Son felices los recuerdos que poseo siempre que celebramos la feria de cristal. Tanta alegría, esperanza y cariño reunidos en un día tan glorioso. ¿Qué mejor ocasión había elegido para declararle el amor que poseo a Radiant? ¿Qué mejor instante que antes de la celebración inicial para revelar el deseo que tengo a ser responsable de su felicidad? No lo había. Mi corazón por mucho ha permanecido en silencio, pero debo confesaros que llega un momento que es amargante y no se puede aguantar más. Un amor en silencio es un error que ninguno debería cometer y yo, para mi desgracia ese error me llevo a perder la oportunidad de compartir maravillosos momentos como pareja. Ese error persistirá ahora y por mucho tiempo más.

Ahora recuerdo el dulce aroma de los pasteles, la suave y fresca brisa proveniente de las crestas de cristal, el balar de los animales y el choque de metales en los grandes torneos de justas. Pero lo importante es como en ese día las cosas cambiaron a peor.

La noche anterior a la feria, fue muy difícil de conciliar el sueño, pues estaba muy nervioso por confesarle mis sentimientos a aquella poni tan especial. Me dirigí nada más hacerse el alba visible hacia el majestuoso castillo de cristal, para llevar a cabo mis labores de preparación. Pero antes de nada ansiaba tener un rato a solas con Radiant para cumplir el deber de mi corazón.

El problema era que a medida que sentía que me acercaba a ella, mayor era el miedo que penetraba en mí, un miedo nacido de la duda. Duda que se centraba en si realmente era merecedor de su amor, después de todo ella era descendiente de las sacerdotisas reales mientras que yo era un simple poni de cristal nacido de sangre común.

Pero como bien me dijo una vez mi querida amiga Pretty “Si no lo haces ahora, te arrepentirás el resto de tu vida” y bien puede ser cierto. No podía dejar que el miedo me prohibiera el deseo que más anhelaba ¿Qué es lo peor que podría pasarme? ¿Pondría esto en peligro nuestra amistad? Solo sabía que en ese día debía obtener la respuesta.

Me hallaba en los aposentos de la reina, donde esperaba encontrarme a mi monarca para preparar la feria, además sabia con seguridad que Radiant estaría con ella.

“Toc, toc”

—Adelante —respondió desde dentro.

Entre con cuidado y efectivamente la reina y su leal sacerdotisa se hallaban en preparación para dar inicio a los festejos.

—Oh, subcapitan, me alegro de que hayáis llegado. — Mi soberana, de pelaje de color beis suave me invitó a entrar. Yo profundamente le mostré mis respetos. Me quité el yelmo y me incliné ante ella mientras me observaba con sus azulados ojos parcialmente tapados por su crin cristalina de tono celeste. Su nombre era Lady Nivea.

Nuestra monarca llevaba los atuendos reales: la corona de plata adornada con diamantes y un cristal mágico, el collarín de cristal y las herraduras reales de platino. Estos se traspasaban a la princesa heredera en su momento de gobernar. La cutie mark que se mostraba en su flanco era una flor de ocho pétalos blancos en cuyo alrededor había varios copos de nieve.

Me levanté y dirigí mi vista hacia Radiant quien con ilusión me devolvió la mirada y ambos inclinamos nuestras cabezas.

—Vine a ver si podía ayudar en algo, o quizás necesitarais mis servicios majestad —le expliqué. Su alteza alicornio negó con la cabeza.

—Oh, no, no hace falta subcapitán. El capitán Sombra y sus soldados ya han preparado todo el torneo y se están encargando de ayudar para los puestos, solo falta prepararnos para el discurso inicial…

—Oh… —musité decepcionado.

—Aunque bien podríais ayudar a lady Radiant a preparar el corazón de cristal, ya sabéis donde se encuentra.

—Sería maravilloso —expresó la sacerdotisa.

—Concuerdo con ella majestad. —coincidí.

—Estupendo. —rio silenciosamente con una sonrisa. —Todo debe salir perfecto…por si no lo sabíais, esta feria de cristal es muy especial.

— ¡Oh! Permitidme la osadía alteza — introdujo Radiant — pero ¿por qué esta feria resulta para vos de mayor atención que otras?

—Vos debéis saberlo mejor que nadie lady Radiant, hoy se cumple un siglo desde que finalizó la tiranía de las sombras. El reinado de los drakanos. —explicó con detalle. Su majestad se tornó hacia la ventana y con desazón y cierta tristeza recordó en voz alta. —Sufrimos mucho durante aquellos días, y desde que por fin los drakanos fueron derrotados gracias a nuestra gente y a las princesas de Equestria, cada feria de cristal la hemos celebrado con amor y esperanza creciente para dejar atrás y cicatrizar el daño que nos causaron. Por suerte ambos no vivisteis aquellos momentos. —Volvía a recuperar la alegría — Y hoy me siento orgullosa de que tras 100 años de paz aun hayamos conservado esa luz... Y ahora os debo a vosotros que hayáis perpetuado esa chispa durante vuestros años de servicio.

Ambos nos sentimos endulzados por sus halagos y palabras tan conmemorativas. Veíamos como el tono cristalino del pelaje de la reina brillaba con fuerza al igual que el de Radiant.

—Nos obsequian vuestras palabras alteza, pero vuestra gratitud no es necesaria. Es nuestro deber después de todo — aclaré agachándome ligeramente.

Radiant mirándome de reojo con una sonrisa asintió a la reina en señal de concordancia.

Nuestra charla matinal fue interrumpida cuando de pronto entró mi amiga Pretty de una forma un tanto inesperada.
Con su característica alegría y despreocupación entró corriendo saludándonos a todos rápidamente, salvo a la reina con la quien mostró sus respetos como debía.

— ¡Majestad, no puedo permitir que deis vuestro glorioso discurso con esos pelos!, ¡¿Qué van a pensar vuestros súbditos?! —Pretty alterada pero con educación fue mirando cuidadosamente a la reina. Pensativa mientras se frotaba su crin de tonos morados y reluciendo su pelaje azul claro cristalino y resaltando su cutie mark: una espiga de trigo dorado.

— ¡Pretty! — Exclamó Radiant con desaprobación — ¿Qué formas de entrar son esas?

—No pasa nada lady Radiant, Pretty tiene mucha razón. Debo prepararme, como ya he dicho hoy es un día especial —con una sonrisa en su rostro indicó a Pretty la salida.

— ¡Ese es el espíritu alteza, su peinado real va a quedar más fabuloso que nunca!—esa fue de las pocas veces que pude a ver a Pretty tan efusiva.

—Oh, subcapitan. — llamó la reina.

— ¿Si? —inquirí.

—Espero que no falte para el momento del himno, vuestro toque de viola debe estar presente para el haz aurora. —aclaró.

—Oh si, majestad, por supuesto.

—Evidentemente — intervino Pretty — no hay mejor músico en el reino que nuestro querido subcapitan ¿eh Glowy?

—Pretty… —le miré seriamente.

—Oh venga, no seas modesto. Al igual que Radiant es la voz más dulce de este imperio. ¿Acaso me equivoco majestad? — La reina asintió y yo no pude evitar ruborizarme junto con Radiant, quien juro por el cielo que cuando se sonrojaba su rostro era desgarrador.

Ambas, alicornio y poni de tierra se dirigieron hacia fuera. La reina se despidió.

—Bueno, os esperaré en la sala del trono, traed el corazón de cristal —recordó.

—Así se hará majestad —respondió Radiant con una inclinación.

No más que con alegría, la reina se adentró en los relucientes pasillos para recibir su peinado real, ideal para los grandes momentos importantes, como lo era este.

Pretty se dio la vuelta guiñándome un ojo, en señal de lo que la anterior noche me habló, de lo que debía hacer en ese instante, ahora que me había quedado a solas con ella.

Ah…no puedo negar que cada vez que pienso en ella, me siento más lleno, pero también no puedo evitar sentir tristeza…pronto lo entenderéis.

—Hay que ver…—suspiró Radiant —Pretty está cada vez peor —se rio suavemente — ¿no crees Glowing?

—Eh…si, la verdad es que sí. Pero ya sabes que así es ella. Mira como ha conquistado el corazón del orgulloso Sombra. —recalqué.

—En fin, ¿me acompañáis a la cámara? —preguntó mirándome.

Sentí un pequeño nudo en el estómago, cada vez más a medida que estaba más tiempo con ella.

—Eh...claro, faltaría más. —bajé mi cabeza tenuemente.
Repitiendo la acción, volvió a reírse tapándose su boca con su pulido casco de cristal.

— ¿Que? —pregunté divertido y expectante.

—Que no hace falta que te andes con tantos formalismos conmigo Glowing, ya lo sabes. —continuo riéndose, aunque no me molestaba para nada, es más, me resultaba melodiosa su carcajada en cierto modo. No pude evitar disculparme y dejarme enganchar por la risa del momento.

Salimos de los aposentos de la reina y nos dirigimos por el pasillo hacia la cámara de cristal que se encontraba en la parte superior de la torre del castillo. Fue un andar de varios minutos así que pudimos hablar entre tanto. Ella andaba delicadamente con sus finas sedas de colores frescos, telas de cristal con el emblema del imperio, bordado y su collar decorado con un amuleto de plata y cristal en forma de corazón. Sus aparatosas vestimentas eran propias de las sacerdotisas del imperio, aunque no tanto como las mías. Al menos era más cómodo.

—Por cierto, ¿Dónde está Gold? Se me hace un tanto extraño verte sin él.

—Si ¿verdad? Lo he dejado a cargo de Sombra, para que lo cuide mientras, además quería ir a ver el torneo de justas, ya sabes cómo es, jeje.

—Sí, travieso e ilusionado…pero no niego que es un encanto de fénix.

—Lady Radiant, perdonad que cambie de tema, pero me gustaría hablaros de algo que es importante para mi…y creo que vos debéis ser consciente de ello también.

—Oh… —cambió a su faceta seria — ¿de qué se trata Glowing?

Me sentía bloqueado, ahora era el momento de tratar de allanar el terreno para entrar lo más cuidadoso posible. Respiré hondamente y me lancé.

—Eh…veréis, me resulta difícil decíroslo y vuestra opinión me es vital para esto. — nos miramos mutuamente y noté en su rostro con pecas cierta extrañeza.

— Glowing, me estáis asustando. Decidme ya que pasa.
Tragué saliva y le tome un casco, a lo cual ella respondió con un suspiro ahogado. Volví a contemplar su belleza, sus ojos celestes llenos de firmeza y en ese instante más que nunca mi corazón palpitaba con un vigor que jamás había sentido.

—Lady Radiant…vos sois muy especial para mí. — ella me sonrió por ese halago. —Y veréis…no puedo aguantarme más esto…

Salí absorto de sus ojos azules, oímos un grito que nos avisó:

“¡LADRONES! ¡LADRONES!”

Nada más escuchar el aviso, para nuestra sorpresa un trozo de la pared contigua se derrumbó. Reaccioné protegiendo a Radiant abrazándola con mis cascos y dejar que mi armadura se llevara los pedruscos, que por fortuna eran pequeños. Afortunadamente ninguno de los dos salimos heridos, solo polvorientos.

Sin tiempo a nada, dos figuras misteriosas atravesaron el muro a toda velocidad y pasaron de largo de nosotros. Ambos estaban cubiertos por una capucha raída y oscura, y solo pude ver como huían corriendo con sus patas peludas acabadas en unas alargadas pezuñas siendo bípedos. Antes de perderles de vista pude comprobar que uno de los que suponía eran los ladrones llevaba consigo algo brillante y con forma de corazón: El corazón de cristal.

— ¡Alto, deteneos! —imperaban algunos guardias pegasos de cristal que se daban a la caza de los prófugos.
Giré mi cabeza hacia a Lady Radiant, quien gracias al cielo no sufrió rasguños, solo cubierta de un poco de suciedad. No obstante siempre vale ser precavido.

—Lady Radiant, ¿estáis bien? — le pregunté mientras extendía mi pata delantera para apoyarla.

—Sí, sí, solo un poco sucia. — respondió mientras se quitaba el polvo — ¿Y vos? Habéis recibido parte de los escombros.

—No os preocupéis…mi armadura me ha protegido. Debo averiguar que ha pasado, ¿estaréis bien?

—Sí, si, por supuesto — se apartó su crin de la cara mientras se reincorporaba del todo —Yo avisare al resto, corred.

Sin más dilaciones recorrí la ruta que perseguidores y perseguidos habían trazado, pareciendo dirigirse hacia la antesala del trono de la reina. Teníamos la mala fortuna de que casi todo el grueso de la guardia se hallaba a las afueras.

Nunca imaginé quienes eran hasta poco después, pero me enteré más tarde de la procedencia y de la “raza” de aquellos malhechores. Habían sido acorralados en la antesala por algunos guardias, de los más hábiles con las lanzas. No obstante cuando llegué vi que la situación se complicaba. Aun rodeados por 4 soldados, los ladrones se defendían con alabardas de negro mango y metal.

— ¡Alto! —Exclamé — ¡bajad las armas y rendíos! —ordené.

Aun por la presión que ejercíamos nosotros y nuestras armas de punta plateada, ellos tan solo reían de forma siniestra y con destreza empuñaban sus armas con sus garras de piel lila y uñas sucias, aun cubiertos por sus harapos y capuchas ensombrecidas.

— ¡Entregad el corazón de cristal y entregaos! — alzó la voz uno de los míos.
Uno de los dos ladrones dirigió su arma de largo alcance contra mí y alto y claro declaró.

—Si lo queréis ¿Por qué no nos lo quitáis? — Su compañero le rio sus palabras.

—Como osáis…— repuso uno de los guardias.

Intente tranquilizarle pero en nuestra pequeña distracción el que arrogó contra nosotros dio un salto elevado y en el aire cogiendo su alabarda con sendas manos trato de estrellar el filo de la misma contra nuestras cabezas, pero nosotros éramos más agiles y logramos esquivar su brusco golpe. Acabo chocando con el suelo de cristal saltando chispas del impacto.

Uno de los nuestros, el más cercano a mí, arremetió contra el con su lanza de punta metálica para clavársela en su costado, pero nuestro rival por sorpresa, logró recuperarse de su ataque e interpuso su arma para protegerse, y desvió la lanza.

Nos pusimos en guardia y cogimos nuestras armas, desenvaine mi espada de acero recubierto de cristal e intente dar apoyo a mi compañero, pero me fue imposible cuando se interpuso delante de mí el otro ladrón. Levantó una de sus patas y me empujó bruscamente echándome al suelo. Otro de los soldados trato de hacerle frente y alabarda y lanza chocaron tratando de desencajarse. Me reincorpore lo más rápido que pude mientras la lucha se desenvolvía.

— ¿Estáis bien subcapitan? —preguntó sin desviar la mirada del rival.
Asentí por supuesto y mientras tanto ambos ladrones de diferente altura, debo resaltar, se reagruparon. Pusieron sus alabardas en posición de defensa, entre que andaban con cautela por la sala vigilando nuestros movimientos. Nosotros hicimos lo mismo. No podía dejar de mirarles fijamente a través de sus ropajes, como sus ojos amarillos penetraban en mí y mis compañeros.

— ¡Soldados, embestida de unión! —ordené.

Los cuatro pegasos se pusieron en fila horizontal y extendieron sus armas hacia el enemigo, volando con sus alas a un metro sobre el suelo. Seguido de su embestida al unísono, los ladrones se agacharon para evitar ser ensartados. Cuando los pegasos traspasaron fallidamente a estos, se levantaron fugazmente y cogieron por la retaguardia para atacarles, no obstante no se percataron de que la jugada tenia doble función. Antes de que pudieran contratacar, me acerqué a uno de ellos, si mal no recuerdo el más alto.

Di la coz más fuerte que pude en sus patas y le hice arrodillarse “Aaggh” Con el mango metálico de mi espada golpeé fuertemente la cabeza que la tenía a mi alcance. Fue un golpe seco y silencioso. El ladrón cayó al suelo inconsciente. Mis aliados afortunadamente lograron contrarrestar la ofensiva del más bajo, quien no se percató. De hecho uno de los soldados logró acertarle con la lanza en el costado y aunque la herida no era muy grave, ahora estaba solo y en desventaja.

— ¡Gag! —gritó mientras posaba su garra en la herida y se retiraba a salvo— malditos ponis —Gruñó ferozmente—. Os vais a arrepentir.

Yo dirigí mi espada hacia su figura mientras dos de los míos retenían al ladrón que estaba derribado, que ya había recobrado el sentido.

—El único que se arrepentirá sois vos si no os entregáis —le advertí — pude ver el corazón de cristal brillar bajo sus sucios harapos. — ¡Entregad el corazón!

El resto de mi equipo acompañó mi mirada desafiante. Veía que aquel esperpento sabía bien de que su situación no estaba a su favor. Comprobé que de vez en cuando se pasaba la garra a la herida, mientras que con la otra costosamente sostenía la alabarda.

—Maaaldiitoss…— Su siguiente movimiento no lo esperaba para nada. Rápidamente sin darnos tiempo a reaccionar, nos arrojó una especie de urna llena de un extraño polvo. Recuerdo que tosí bruscamente con los ojos cerrados sin ser consciente en ese momento de lo ocurrido, al igual que los dos compañeros que estaban a sendos lados de mí.

Cuando el polvo se despejo y abrí mis irritados ojos, vi al encapuchado luchando contra uno de los soldados que al parecer se hallaba detrás de mí reteniendo al reciente cautivo.

Entre su lucha antes de poder ayudarle el ladrón logró desviar su lanza en un movimiento rápido, seguido de un golpe seco con su mango en la cabeza de mi compañero. Esto le dejo aturdido por la fuerza del impacto…y ahora escribiendo esto me siento culpable porque a pesar de que seguidamente corrí a socorrerle…no llegué a tiempo. Incluso dando un corte horizontal con la lanza en respuesta, el villano cogió con ambas garras su alabarda y clavó su punta en el pecho de mi compañero con todas sus fuerzas.

— ¡Nooo! —grité.

— ¡Maldita basura!… —alzó uno más que se recuperó de la visión.

Vi a uno de los más valientes soldados ser empalado por la negra punta de aquel vil ladrón. La sangre le salía por la boca ligeramente mientras pude contemplar que se quedaba sin aliento. Mi corazón a diferencia de los pegasos que iban a por él, era más de tristeza que de odio hacia aquel…con perdón…podrido desperdicio.

El pegaso que se lanzó a por el embistió fuertemente con su lanza al enemigo, pero este sacó su alabarda del pecho mi compañero, dejando el boquete de su armadura y su pecho al descubierto y expulsando sangre. Las chispas saltaron y fui a socorrer a mi amigo. Tapé su herida lo más fuerte que pude. Grité ayuda mientras escuchaba a otro de los guardias enfrentarse a él. Pero ahogando mis gritos y en la distracción del que retenía al otro ladrón, este pudo con el pegaso y se levantó tumbándole en el suelo y presionando su cuello con sus pezuñas. En ese momento volviendo a la lucha entre el responsable de la sangría y el soldado, este logró penetrarle nuevamente con la lanza en un firme movimiento de corte, desgarrando parte de su piel y dejándola sangrar.

— ¡Se acabó! Entrega el corazón o te empalo sucia rata. —Amenazó mi aliado.

— ¡NO! —gritó el más alto de los encapuchados desde el otro lado. —Los que os vais a rendir sois vosotros… —
Desviamos nuestros ojos a él, con nuestro compañero oprimido contra el suelo. Quité importancia al que estaba conmigo y el que aún estaba medio afectado por el polvo. —A no ser claro que queráis que vuestro amiguito se le rompa el cuello…sería una desgracia.

—Bien hecho, Kerrar. — reconoció su cómplice en malas condiciones y aun amenazado por la lanza.

—Soltad las armas. —ordené.

Yo y otros dos cuidadosamente depositamos nuestros filos y lanzas en el suelo de cristal, pero el que tenía al pequeño contra la pared a punta de empalarlo tardó mucho más. Tuve que hacerle reaccionar, temía que cometiera un error más grave, más aún con el valiente pegaso en mis cascos al borde de la muerte. Mientras trataba de respirar.

—He dicho…soltad las armas….por favor. —repetí tratando de hacerle razonar de la situación.

Finalmente cedió fijando su mirada al encapuchado mientras este sonreía al verle bajar el arma.

—Y ahora… —volvió a tomar la palabra —Nos ayudareis a escapar… —hizo presión sobre nosotros al apretar su pata contra el cuello del soldado. — O sino…

Esos momentos en los que no sabes que hacer, en los que eres presa del miedo o de la duda… con sangre en mis cascos, con el corazón comprimido y el pavor haciendo mella en mí. Así me sentía ahora mismo. Por fortuna…

— ¡Nadie va a salir de aquí! — alzó una voz entrando por la antesala del trono. Renové los ánimos al ver a mi buen amigo: Sombra, el capitán de la guardia de cristal.

— ¡¿Qué?! — Los saqueadores quedaron asombrados por la presencia del capitán. Sombra de por si imponía miedo. No solo era un unicornio experimentado y de corpulenta figura, sino que tenía unos colores que sinceramente daban miedo a primera vista. Su pelaje color metal oscuro y su crin sombría daban sentido a su nombre. Sus ojos eran clavados a los míos, de un rojo profundo.

El sudor frio de los ladrones se heló cuando una gran cantidad de guardias entraron por las distintas salidas a la antesala. Pronto nuestros enemigos se vieron rodeados y fueron conscientes de su situación. Soltaron sus armas y pusieron sus garras a la vista, aunque el pequeño no podía evitar tapar su herida.

Sombra se acercó al mayor, con paso firme y mirada siniestra, alzando su hoja de cristal envuelta en el aura rojiza de su cuerno.

—Suéltale… —imperó cortante mientras poco a poco el encapuchado elevaba su pezuña y dejaba libre el cuello del pegaso. Este se levantó y volvió a su posición agradecido. El resto recogieron las armas nuevamente y apuntaron a las ratas atrapadas. —Ahora…entregad el corazón. ¡YA! — amenazó rozando la punta de su espada en el pecho del sátiro, quien mirando como su compañero estaba desangrándose a mas por las heridas.

—Valark…—empezó —suéltalo… —a los escasos segundos cogió de sus pertenencias el corazón. Me alivié profundamente al ver su brillo y forma intactos. Lo depositó en el suelo y volvió a ponerse a su lugar.

— ¡Arrestadlos! —ordenó Sombra. —subcapitan, recoja el corazón.
Los ponis de la guardia apresaron con dureza a los ladrones, era evidente que estaban más que incomodos e indignados por la resistencia que opusieron. Fueron encadenados con esposas por las garras. Yo cuando ya estaban asegurados y uno de mis compañeros me sustituyo tapando la herida del compañero caído, cautelosamente recogí el tesoro real. Entretanto una serie de sanadores unicornios miembros del cuerpo se acercaron al herido para intentar detener la hemorragia con magia y métodos naturales.

Sombra a paso firme y con mirada penetrante se aproximó a uno de ellos, uno le miraba con desprecio y mi amigo le devolvía el mismo sentimiento. Le quitó la capucha y cuando el más grande reveló su rostro varios de nosotros ahogamos un grito de sorpresa. Una cara arrugada y horrenda, de hocico alargado, ojos brillantes y dos cuernos retorcidos de cabra.

—Lo sabía…sátiros — concluyó el capitán.

— ¿Sátiros? —preguntó uno de los sirvientes que se había presentado.

—Criaturas de tierras sombrías, mercenarios sin escrúpulos…simplemente basura. —explicó mi amigo.
Gruñidos de sendos prisioneros escaparon ante aquel insulto, quedándose inquietos y enfadados.

—Cuida esa bocaza asqueroso equino….

Me sobresalté ante la ofensa hacia mi “hermano” pero el en cambio mantuvo la calma e hizo caso omiso a su arrogancia.

— ¿Quién os ha enviado? — preguntó el capitán.

— ¿Que te hace pensar que te lo voy a decir? — vaciló riendo al final.

Sombra no soportó ese tono y esa arrogancia. Menos aún en la situación en la que se encontraba. Apretando su mandíbula colocó la espada pegada a la garganta del aludido.

—Escúchame desperdicio…se perfectamente que los de tu calaña sois como ratas que se revuelcan en la mugre, sirviendo al mejor postor. ¿Quién os ha enviado?

—Eso no te incumbe. — respondió ahogado por la espada.

—Ya lo veremos… — apartó su hoja y se dirigió a los guardias. —Lleváoslos a las mazmorras. La reina decidirá qué hacer con esta escoria.

Tras las últimas palabras de Sombra recuerdo que ignorando el cómo, una profunda niebla se introdujo en la antesala. De pronto no veíamos nada y todos estuvimos confusos y ciegos ante el intenso muro blanco que invadía la sala.

“¿Qué es esto?” “No veo nada” “Capitán….” Voces se diluían en la profunda neblina. Inmediatamente pensé que no podía ser natural, sino obra de algún encantamiento o influencia. No veía a nadie….ni a los prisioneros, ni a ninguno de los presentes. Me aferré al corazón de cristal como si mi vida fuera, ya que temía que pudieran arrebatármelo ante este extraño fenómeno.

Aunque una vez más me empecé a tranquilizar cuando la densa niebla empezó a disiparse y mis ojos ya pudieron divisar a los nuestros. No obstante en medio de la resituación me percaté de que los sátiros. Sombra fue el primero en dar voz alta del asunto.

— ¿Eh? ¡¿Dónde están?! ¿¡DONDE ESTAN LOS LADRONES!? —Miró rápidamente de un lado para otro tratando de buscarles, al igual que el resto de la guardia que nos encontrábamos presentes.

—No lo sé señor, se han evaporado sin más —comentó uno.

— ¡Encontrad a los artífices! No importa como…— imperó al cuerpo de la guardia.

— ¡SI CAPITAN! —Todos los pegasos, unicornios y ponis de tierra vestidos en armadura de cristal comenzaron a dispersarse por el castillo en busca de los prófugos.
Al instante me aproxime a Sombra para comentarle mis sospechas, aunque seguro el ya había dado con ellas. Antes de nada deje el corazón a cargo de uno de los guardias para que lo llevara a la cámara real cuanto antes y se asegurara de que todo quedaba asegurado. Fue en ese instante cuando una de las grandes dudas que me asaltó fue: “¿Cómo demonios habían entrado esos sátiros en el castillo?” Y lo más desconcertante… ¿Cómo habían entrado en la cámara?

Entre el jaleo fui a ver a los médicos. Mi compañero ya había sido trasladado con extrema rapidez y pregunté al más experimentado de ellos. Mis nervios se habían relajado cuando me dijo que estaba estable, ya que la coraza había parado la penetración de la alabarda. Por supuesto gracias a que mis compañeros y yo tapamos la herida y paramos la hemorragia evitamos que muriera.

Ya una vez aliviado me torné hacia Sombra quien estaba escudriñando una de las alabardas de los sátiros.

—Sombra… —llamé su atención en el centro de la antesala.

—Glowing… ¿estás bien? —me preguntó mi hermano de armas.

—Sí, sí, tranquilo. El “novato” está bien gracias a dios. Ha sido muy valiente.

—Me alegra oír eso. Te aseguro que se le dará el respeto que merece, así como esa escoria va a pagarlo caro.

—Espero que así sea…

—Bueno…no podemos distraernos ahora mismo, esas ratas andan sueltas a saber dónde. Estoy seguro de que esa niebla es obra de alguien que les está ayudando. —me explicó.

— ¿Cómo lo sabes? — inquirí curioso por su averiguación.

—De donde yo vine, he visto muchos sátiros…la mayoría son simples mercenarios que ofrecen su lealtad al mejor postor. Nunca hacen nada si no es impulsado por joyas y oro. — Comenzó a andar hacia los pasillos para empezar la búsqueda. Yo le acompañé mientras proseguía su interesante explicación. — La cuestión es que son como conejillos que hacen el trabajo sucio, pero dada su fama de fracaso…como que los que los contratan no se fían demasiado… No me gusta un pelo.

—Y esa niebla… —añadí —debe ser obra de algún hechizo…jamás había visto tal clase de fenómeno.

—Sí, sin duda es un tipo de encantamiento o influencia, no ha sido natural ni mucho menos.

—Por no mencionar… —continué — la forma en la que han entrado en el castillo y en la cámara.

—No me extraña tanto…la seguridad ahora mismo era baja y además no me sorprendería que algún tonto de turno dejara la puerta abierta mientras hacía guardia.

—Permíteme discrepar. Pero sé que la sala del corazón estaba sellada a cal y canto y al menos debía haber un par de guardias. — Me llevé el casco a la mandíbula —No se…Por cierto —cambié el asunto — ¿Cómo habéis sabido del robo si estabais fuera?

— ¿Cómo sino? Radiant nos advirtió de ello. —me sonrió ligeramente.

— ¿Radiant? ¿Lady Radiant? Oh si…

— ¡Glowing! — que otra clase de melódica voz podría haber pronunciado mi nombre así… Radiant, quien llegaba con una sorpresa apoyada en sus cascos. Gold…mi querido compañero de viaje.

— ¡Radiant! ¡Gold! — mi emplumado amigo planeó hacia mí. Puse mi casco para que se apoyara y me acariciara con su pico en mi hocico. Sintiendo el calor y brillo dorado de su extravagante plumaje. Eso acompañado de la presencia de Radiant, era aún autentico hinchazón de alivio y alegría tras esta trágica situación. La belleza de blanco pelaje se puso delante de mí y me abrazo. Gold alzó el vuelo sobre nosotros, mientras Radiant tomó la palabra.

— ¿Estáis bien? —tomó mi casco preocupada, a lo que no pude evitar ruborizarme. Debo resaltar que entre ella y yo siempre nos hemos hablado muy respetuosamente. Cosa que con Sombra no funcionaba por el simple hecho de que no le gustaba.

—Si — respondió Sombra secamente — pero me temo que se han escapado los ladrones.

—Espero que los guardias les cojan, algunos de los pegasos han ido investigando por la ciudad.

—Y espero que sin montar escandalo…— añadió una voz proveniente de detrás.

—Oh duque Settle…— introdujo ella — ¿sois conocedor de los hechos?

—Si…y precisamente venía a avisar a toda la guardia de cristal que sean lo más precavidos y que oculten los hechos a los ponis.

El duque Settle Fine fue anteriormente el consejero de la familia real, quien por sus años de servicio y logros, se le recompensó con el título de duque, con su familia asemejada a la realeza. Un poni de plateado pelaje muy suave, ojos cansados de tono miel y una crin negra.

—Lo entiendo —asintió Sombra —lo que faltaba ya es a todo el imperio patas arriba por el escándalo.

—Afortunadamente —prosiguió el duque mientras se ajustaba su elegante uniforme adecuado a su título —Se ha controlado la situación y todo va bien, al menos fuera del castillo…porque veo que los responsables de semejante atropello han escapado.

—Me temo que si… —confirmé a lo que siguió una ligera tos del poni plateado. — ¿Dónde está la familia real?

—En sus respectivas habitaciones — me respondió gesticulando —a pesar del jaleo se les ha informado de que todo ha pasado.

— ¿Y la reina? — Inquirió Radiant —estaba con Pretty para su peinado real.

—Mmmm… —frotando su barbilla con el casco, se quedó cabilante unos segundos —pues ahora que lo mencionáis, no he sabido nada de ella.

Desconocía por qué tras esas palabras Sombra había tensado su figura, a la vez que su respiración se volvió más perceptible y sus pupilas más contraídas.

— ¿Sombra? —Interpelé — ¿estás bien?

— ¿Eh? —parecía que le había sacado de su mundo, no era para nada propio del poni más serio y centrado que había conocido. —Sí, sí, estaba pensando.

—Ejem, será mejor que vaya a buscar a la reina, debemos dar el discurso anuncial de la feria cuanto antes.

—Pero duque, dado lo ocurrido ¿No es arriesgado? — sugerí.

—No creo…esas ratas se habrán ido pataleando de miedo. Y debemos hacer esto cuanto antes, aunque por supuesto aumentaremos la seguridad, dadas las circunstancias.

—Mmmm… — A mí todavía no logró convencerme.

—Me parece bien — concordó Sombra.

—Excelente…ahora tenemos que…

“¡¡AYUDA!! ¡¡AYUDA POR FAVOR!!”

Nos sobresaltamos al oír gritar a Pretty, reconocí su voz nada más oírla. Sombra y yo corrimos a su encuentro en medio del embrollo, la pobre con el miedo en su cuerpo, el cual estaba frio y con magulladuras…buscando ser socorrida. Sombra percatado de su estado fue a su encuentro y le preguntó que había ocurrido.

— ¡Pretty! —Exclamó Radiant — ¿Qué ha pasado querida? — inquirió escudriñándola.

—Oh, Sombra —empezó Pretty — la reina ha…ha…

— ¿Qué…la reina qué?

—¡¡¡Ha sido secuestrada!!!

— ¡¿QUEEE?!

El duque, los guardias presentes y nosotros nos habíamos quedado como estatuas de hielo ante la declaración de Pretty. Sombra inmediatamente junto con Settle Fine empezaron a interrogarla sobre lo que afirmaba había pasado.

Tardó un rato en responder…y Radiant y yo tratamos de calmarla, hasta Sombra dándose cuenta de cómo estaba, por muy firme y frio que a veces fuera, había cedido más por su estado que por el sorprendente hecho que había pasado.

—Radiant, tranquila. Mírame. —le dijo suavemente el capitán. —Dinos que ha pasado.

Ella le miró serenamente a sus ojos y tras un profundo suspiro nos contó con el acentuado miedo en su voz lo que había pasado.

Tratare de replicar lo que ella nos dijo, confió en mi buena memoria para ello:
“Estaba con la reina, a punto de peinarla para el gran discurso. Y…cuando oímos un gran ruido aquí abajo…la reina insistió en ir a ver sus hijas y sobrinas para ver si estaban bien…yo insistí en que esperara a que los guardias estuvieran en caso de que algo ocurriera…”
Entre medias su respiración se había entrecortado. Algo le había afectado muchísimo sin ninguna duda. Tratamos de serenarla pero ella insistió en seguir.

“Corrimos hacia el pasillo…de pronto una niebla densa había aparecido de la nada. No veía nada…Oí a la reina gritar, por lo que me adentré en el espeso muro de niebla y…vi a una criatura recubierta de escamas…bípeda y con una mirada penetrante. Afiladas garras, y una cabeza con cuernos. La reina estaba desmayada y…trate de ayudarla pero esa cosa…me apuntó con un arma”

El duque interrumpió

¿Un arma…que clase de arma?

“Era muy extraña…una especie de cuchilla gemela…unida a un escudo pequeño y redondo…Esa cosa agarró a la reina con sus garras por el cuello y luego…me agarró a mí. Me dijo que corriera…que gritara…”
Mi pobre amiga empezó a respirar aceleradamente, con el miedo palpable en sus ojos azules.

—Pretty, tranquila…— le indiqué

Pero ella siguió contándonos…

“Cuando me dijo eso…me tiró al suelo bruscamente… y luego…luego me dio una patada y me arrastró por el suelo”

Una lágrima corrió por su azulado rostro. Sombra gruñó y apretó su mandíbula, tensándose de furia por lo que le habían hecho a Pretty.

“…esa cicatriz en sus ojos…tenía mucho miedo. Solo corrí y cuando me quise dar cuenta ya se había ido y creo que se ha llevado a la reina. Lo…lo siento. Solo pude recuperar esto”
Pretty nos mostró la corona de la reina, desgastada y sucia. Sus ojos se le humedecieron de repente y rompió a llorar.

— ¡Tendría que haber hecho algo…!—declaró casi ahogada por las lágrimas —…por mi culpa se han llevado a nuestra reina.

—No digas eso — respondió Sombra — a saber que te habría hecho…has hecho lo que cualquiera habría hecho Pretty, de no ser por eso, no sabríamos que ha ocurrido.

Se miraron mutuamente y tras un segundo, Pretty se tranquilizó y recobró el aliento. Sin una palabra más Pretty abrazó a Sombra y al final logró encontrarse mucho más serena.

Ordené a los guardias que registraran todo el castillo y los alrededores…pero por supuesto debíamos mantener la calma en el imperio, por lo que el discurso inicial fue preparado por la hija de la reina, la princesa Pureness, quien aún afectada por la noticia…después de todo era la mayor y era consciente de los deberes reales que debía tomar hasta que la situación se estabilizara. Le fue dada la diadema de su madre por el duque para que llevara a cabo su papel. El resto de la familia…las otras hijas y sobrinas de la reina, así como su hermana estaban decaídas por el hecho…los otros ponis de cristal de todo el imperio pese a las sospechas pudimos mantenerlo en secreto. Pensamos en interrogarles para saber si alguien vio algo sospechoso pero resultó que nadie, ninguno de los ponis vio nada. ¿Cómo escapo entonces el tercer miembro de este hecho?

Yo pensé que sin duda el mismo que secuestró a la reina debía ser el mismo que provocó la niebla en la que se escaparon los sátiros. Aun así en mi cabeza no cabía el hecho de que una simple criatura, aun sin saber que clase…pueda haber secuestrado a la reina….ayudar a los ladrones y asimismo escapar por alguna vía que no haya sido por las calles hasta el exterior.

Sombra llevó a Pretty a salvo a su casa mientras yo con Radiant tratamos de averiguar más sobre lo acontecido. Mi querida amada estaba muy asustada. La guardia buscaba como loca alguna pista, yo entre ellos.
Gold feather me ayudó con la búsqueda, un fénix con ojos de halcón es una gran ayuda para estos casos.

La verdad me vino muy bien, porque empecé a sentir un fuerte dolor de cabeza… me suele pasar mucho…cuando vivo una situación intensa o llevo mucho tiempo concentrado siento agujas penetrar en mi cráneo. Al igual que tengo muchos otros tipos de problemas…no soy tan corpulento como los otros guardias pero…soy ágil y bastante espabilado.

Seguí mis instintos hacia el piso inferior del castillo, la parte más baja, tratando de buscar una pista.
Sin éxito, me dirigí hacia los niveles inferiores, en el llamado “escondite real” pocas veces me hablaron del lugar y casi nadie baja aquí, salvo para montar guardia de vez en cuando. Un largo pasillo decorado selectamente con cuarzos y cristales brillantes sin igual de colores rosados y celestes. El techo arqueado y las columnas recubiertas en plata adornaban el corredor, donde al final había un gran portón de color blanco con el emblema del imperio bordado en él.

No obstante había algo que me llamó la atención. Observé una mancha de sangre seca, que dejaba un rastro a lo largo del pasillo hasta un punto donde de pronto desaparecía. Gold se acercó hacia donde el rastro desaparecía y resultó que había descubierto algo. Llamo mi atención y le pregunte.

— ¿Qué pasa chico?
Me señalo el suelo donde justamente la marca desaparecía y descubrí una pequeña corriente de aire salir del suelo de una de las losas, algo que me llamo la atención. Comencé a escudriñarla pegando pequeños toques con mis cascos y sonaba hueco, a diferencia de las otras, por no mencionar que estaba algo desencajada respecto al resto.

Traté de levantar la losa. Me costó un poco, tuve que usar mi espada bastarda para desencajarla. Dejándola a un lado vi lo que me imaginaba. Un oscuro agujero que llevaba a un túnel subterráneo. Indagué en la posibilidad de que los sátiros emplearon esta ruta para entrar…de ser así, muchísimo se han molestado para llegar hasta el escondite real.

Podría bajar hasta allí, pero tenía un problema…no me gustaba la oscuridad.

Entonces se me ocurrió una idea…me aproximé a la entrada principal del escondite donde yacían antorchas apagadas con resina y aceites impregnados.

— ¡Gold, ven aquí! — le llamé e inmediatamente se posó sobre mi caso. Le mostré la antorcha e inmediatamente mi inteligente compañero supo mi intención.

Abrazó el utensilio con sus alas doradas y de un brillo momentáneo de fuego una masa de chispas surgió de la antorcha la cual prendió con facilidad. Una de las ventajas de los fénix del bosque de ascuas.

—Bien hecho chico — le acaricié su delicada cabeza pero le puse una mirada serie al instante — Gold, necesito que avises a Sombra y a los guardias, diles que creemos que tenemos algo. — le indiqué a mi emplumado amigo.

Con un gesto de afirmación voló como un rayo de luz hacia el piso superior, mientras yo me disponía a entrar en el agujero. No era lo más atractivo pero, quien sabía si los responsables aun estarían huyendo por esos túneles. Por ello ya seguro con mi antorcha ardiendo con vigor y mi amor a la reina me dispuse a bajar a la oscuridad.

Me gustaría seguir contándoos pero debo marchar, mañana me espera un largo viaje en busca de lo que ahora deseo y además el sueño me está atrapando, por hoy lo dejaremos alma que leéis el diario.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 02 Nov 2014, 15:02

Nota del autor

Quisiera disculparme en nombre de Moises y por mi parte tambien por el retraso, digamos que la universidad no me deja poder hacer casi nada, y cuando puedo las circunstancias no me dejan. Ambos lamentamos no haber podido publicar el siguiente capitulo, espero que no haya ninguna molestia.

Antes de nada, quería avisar que nos alegra muchisimo, inmensamente de hecho, que os haya gustado mucho, esperemos que vuestra opinion se mantenga. De parte de mi compañero, nos gustaria si asi lo quereis y teneis tiempo decirnos por si lo hay, algún fallo, falta o lo que sea, incluso tambien por supuesto opinion, detalles, criticas o lo que sea.

Reitero que pese a todo seguiremos publicando la historia, ya sea uno u otro y a pesar de que a lo mejor decaiga en valoración, es para mi mas un deber que debo cumplir, aunque lastimosamente el ritmo de la uni podria impedirme sacar los capitulos por semana o par tal y como dije, procurare ante todo que asi sea, despues de todo nuestra intención además de publicar la historia es conseguir que os guste.

Un cordial saludo a todos de nuestra parte y espero que disfruteis del siguiente capitulo de "La leyenda del caballero de cristal"

Capítulo 3
Spoiler:
Fanfiction My Little Pony
La leyenda del caballero de cristal. (Aventura)
Autores: Angelus-Y; Moises R.
CAPÍTULO 3: Profundidad.


Diario de Glowing Faith, día III.

Llevo tres días viajando… con Gold a mi lado. Es un auténtico deleite que alguien te sonría cuando estas hundido. No me considero débil, pero admito que a veces mi corazón se derrumba con demasiada facilidad. Aunque a pesar de caer, siempre consigo levantarme y son los amigos los que como he comprobado te echan un casco para salir y luchar de nuevo. Este fénix cada vez que me ve así, canta y me otorga el agradable calor de su plumaje. Su nombre no solo debe deberse al color de sus plumas, sino al inmenso corazón que por sí solo brilla.

Logramos descansar, conmigo ya aliviado de un pequeño altibajo. La nieve escasea, poco a poco voy dejando el gélido norte y me adentró en las tierras de Equestria, no falta mucho.

El sur me espera, más allá de Equestria, debo buscar su consejo…solo él puede decirme que me está ocurriendo, que esta aberrante maldición u oscuridad que aflora en mí y en mi dulce y amada Radiant. Este…cristal, o lo que sea, que en mi pecho yace, carcomiéndome por dentro, lo estoy sintiendo.
Aunque debo apresurarme, mi cuerpo no puede más…debo descansar, hoy ha sido un día muy duro. Por eso os escribo…sé que…bueno…igual nadie lo lee, pero me gusta dirigirme como si alguien pudiera leerme, tal vez alguien quiera consejo, respuestas, o saber realmente que ocurrió en un futuro. Sin embargo escribir me distrae, me relaja, aunque cierto es que muchas veces cuesta, pero siento que debo hacerlo. Debo descansar un poco y comer, aunque me quedan pocas provisiones, espero poder encontrar algo con lo que reabastecerme.

Pero…disculpadme, dejadme seguir por donde lo deje, aquel instante en el que ya empezaban a surgir eventos que me dirigieron hacia él. Cuando bajé por los túneles del castillo.

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En la oscuridad, descendí. Iluminado por mi antorcha, que chisporroteaba continuamente, dejando una estela de mis pasos. Era un túnel estrecho, frio y húmedo. Me sentí fatal en aquel instante, ya que no soporto los lugares cerrados. Pero debía seguir, era el único sitio con el que podría llegar hasta los artífices del secuestro.

Lo único que rompía el silencio era el sonido de la antorcha ardiendo con vigor. Debía darme prisa, o me quedaría a oscuras, y no soporto la oscuridad. De vez en cuando notaba bajo mis patas charquitos de agua, probablemente subterránea. Lo cual era incómodo dado a que el suelo de tierra sucia se volvía barroso.
Anduve varios minutos por el túnel sin novedad alguna, hasta que llegué al final del mismo para encontrarme algo insólito. Resultó que yacía una enorme cavidad subterránea, llena de columnas de roca y cuarzo. Cristales preciosos adheridos a la pared, elevaciones de roca caliza y distintos niveles.

Quede embobado ante tal descubrimiento. Desconocía la existencia de tales túneles bajo el imperio. Pero sin embargo el estrecho pasillo en el que estuve hace poco había sido cavado, de eso no tenía ninguna duda…no era natural ni mucho menos.

Proseguí mi búsqueda, esta vez algo más aliviado dada la ligera iluminación de la sala. Confié en que mi amigo, Gold, habría avisado a Sombra y a los demás.
Pisando un suelo arenoso con polvo de cristal, vi un rastro de sangre. Fue entonces cuando me vino a la mente aquel sátiro que fue herido en combate, debía ser suya. Además al tacto del suelo estaba fresca a pesar de la fina arena. No hacía mucho que habían pasado.

Troté hacia adelante sin rumbo fijo y con suerte me encontré con un pequeño lago y más allá de este un pequeño túnel como el de antes. No solo podría curar la ligera sed que tenía sino que había hallado la salida, seguramente al exterior.

Bebí del lago, era agua limpia y fresca. Fue en ese deleite cuando escuché una extraña risa. Me alarmé. Mire de un lado para otro, la risa continuaba. De ahí un zumbido, como el de una abeja. Un aleteo rápido y continuo que se hacía más fuerte paulatinamente. Algo se acercaba a mí. Pero de pronto…cesó el ruido, pese a ello seguí alerta.

Inesperadamente, algo me venía por la espalda a gran velocidad. Desenvaine rápidamente mi espada bastarda de acero y la puse frente a mí en horizontal como un escudo, con el fin de amortiguar el impacto que imaginaba llegaría. Una poderosa embestida me derribó al borde del lago. Por suerte me pude reincorporar fácilmente, pero no veía a nadie. De nuevo escuché ese zumbido. Me puse en guardia con la espada firme. Vino otra embestida, pero esta vez yo fui más rápido. Rodé para esquivar la acometida de una criatura que no era propia de estas tierras.

Esta vez ese malhechor no se molestó en esconderse, no ahora que lo había detectado. Cogí la antorcha y la asomé hacia él para verle mejor. Era una de esos monstruos cuyo poder era transformarse en aquello que deseaban. Un changeling…una criatura de piel negra con lunares plateados, cuerpo de poni, cuerno curvado, ojos brillantes y azules. Le asomaban sus alas de insecto también azules de tono translucido y su exoesqueleto, pero lo que más me asustaba era su afilada dentadura.

— ¿Quién sois vos? ¡Identificaos! — traté de imperarle. Sin embargó el tan solo soltó una pequeña carcajada y me respondió maleducadamente.

—Yo no respondo a ningún trozo de carne enlatada. Solo estoy aquí para hacer mi trabajo, no para contestar preguntas. — Me sonrió de forma siniestra, mostrando sus puntiagudos colmillos.

— ¿Y de qué trata de ese trabajo? — pregunté.

—Adivínalo, hmhmhm.

No pasó ni tan siquiera un segundo. Cargó su cuerno de magia en un aura verde intensa y me disparó como un arma de fuego. ¡Qué suerte la mía! No tenía buena puntería así que me escondí a salvo detrás de una roca, pero fui un iluso.

— ¡Si te crees que un pedazo de roca te va a salvar estas muy equivocado! —Así sería la potencia de su magia, que el brillo aumentó enormemente e hizo añicos mi cobertura de un solo disparo.

Dejé la antorcha en el suelo y cogí la espada con la boca. Sentía miedo, pero no podía dejar que me dominara. La reina estaba en peligro seguro y era probable que este tipejo supiera algo.

Corrí hacia él tan rápido como mis patas me permitían. La energía de su cuerno le permitió arrojar magia contra mí como una ballesta automática. Pero fallo los disparos, aunque por muy poco, ya que varios de ellos peinaron mi coraza.

Cuando estuve a su altura se enfrentó a mi cuerpo a cuerpo. Me embistió una vez, pero gracias a mi agilidad pude esquivar su cornada y asestarle un tajo con la espada bastarda. Le herí levemente cuando mi espada tomó contacto con su lomo.

— ¡Grrr…mal...dito!

Eso le dejo algo aturdido, pero solo por unos segundos. Me puse en posición defensiva. Mi enemigo gorjeó con la boca y sospechando sus intenciones me aparté. Trató de escupirme su baba, la cual cuando impacto en el suelo, veía como consumía la arena que nos rodeaba con su poder acido.

Galopé hacia él antes de que tuviera oportunidad de otro de sus ataques a distancia. Intenté, con la espada en mi boca hacer un ataque en círculo, una ofensiva giratoria mientras corría para barrerlo, pero fracasé en mi intento cuando echó el vuelo. En el aire ahora él tenía ventaja. Intercaló su poder de disparo mágico y sus escupitajos ácidos para hacer blanco.

Maldita fue mi suerte que una de sus babas logró alcanzar el filo de mi espada y la corroyó en gran medida. Me escondí corriendo tras unas estalagmitas que se hallaban rodeando el lugar.

— ¡Sal de ahí ahora mismo, poni de cristal! ¡Deja que ponga fin a tu existencia! —gritó furioso. —Es una lástima que ni tu ni ninguno de los tuyos volváis a tener una reina a la que adorar —soltó una risa entre dientes, malévola.

Los nervios me atacaban. No sabía qué hacer y no paraba de mirar de un lado para otro para intentar hacerle frente.

—No sabes lo fácil que fue secuestrar a vuestra querida reina — Sus pasos se habían ralentizado —Entrar en el castillo…infiltrar a los sátiros…todo ha sido tan sencillo. Jejeje.

Me sentí impotente. Apenas sin pensar cogí una piedra del suelo y esperé a que se acercara. Era lo único que se me pasó por la cabeza en aquel instante. El changeling continuó hablando, sentía su voz cada vez más cerca, olía su fétido aliento, así como mi respiración se aceleraba.

— ¡Cuando acabe contigo asqueroso poni, cobrare una recompensa sin igual y vosotros nunca más volveréis a ver a vuestra preciada monarca! ¿¡Me oyes!?
Fue entonces cuando torné mi apoyo y me lancé a por él. Con la piedra en el casco le golpee con todas mis fuerzas en la mandíbula. Calló al suelo aturdido y yo traté de insistirle golpeándolo, pero reaccionó a tiempo para contratacar. Logró morderme con toda sus fuerzas en mi pata derecha. Logró penetrar mi coraza…

Grité de dolor. Mis cascos se llenaron de sangre, tanto de la mía como de la suya. Solté la piedra y le golpeé con el otro casco, apartando sus afilados colmillos de mí. No podía sostenerme bien con mis patas ya que estaba sangrando mucho en mi extremidad delantera. Él en cambio empezó a escupir sangre de su boca, mientras me lanzaba una mirada de odio. La mía no era diferente.

—Date por muerto, basura equina — Se abalanzó a bocajarro a por mí. Le eludí y fugazmente vi mi espada medio destrozada. Troté a por ella, sintiendo el aliento del changeling tras de mí. La alcancé y en cuanto me di la vuelta, él estaba en el aire a punto de clavar sus afilados colmillos en mí. No paso ni un segundo, cerré los ojos y me defendí empuñando la espada hacia él. Tan solo fue cuestión de espera.

Me derribó en el suelo, pero mi rival estaba inmóvil. Abrí los ojos y estaba encima de mí. Le costaba respirar. Me aparté de él y lo dejé ahí. Estaba sangrando y no sabía qué hacer.

Solo se escuchaba el gemido de dolor de este. Yo aproveché y le pregunté.

— ¿Quién te ha enviado?

Él rio. Tosió seguidamente con un poco de sangre y me respondió con dificultad, con la hoja de mi espada medio destrozada clavada en su vientre.

— ¿Por…porque decir… — expulsó sangre de la boca. —…cirtelo, cuando puedes verle?

— ¿Qué?

En medio de esa incertidumbre, oí una fuerte respiración tras de mí, pero antes siquiera de poder volverme, algo me noqueó por la espalda. Me pilló por sorpresa, no había oído nada hasta ese momento. La vista se me nubló. Vi a una criatura bípeda…tenía unos ojos…azules…su respiración era fuerte y gruñía…vi como acabó de una vez por todas con aquel changeling que en sus últimas se encontraba y ya…al final… todo acabó en oscuridad cuando caí inconsciente.


Espero que haya sido de vuestro agrado, muchas gracias por leer.
Spoiler:
Aclaro que a pesar de que este capitulo ha sido mas corto, a partir de aqui seran un poco mas extensos la mayoria, solamente por deciroslo que no os extrañe que sea corto, simplemente es que hemos querido hacerlo asi en las primeras partes. Un saludo y que vaya de maravilla.
Última edición por Angelus-Y el 04 Ene 2015, 14:40, editado 3 veces en total.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 09 Nov 2014, 01:19

Nota del autor
Se que es pronto, pero debido al retraso de la ultima vez me he tomado la libertad de poner la siguiente parte con el fin de que sea de vuestro deleite. Perdonad las molestias, el doble posteo y espero que disfruteis, si teneis alguna duda (puesto que esta parte puede ser mas costosa por ser de otro enfoque, ya vereis que sigo, podeis preguntarmelo) Me gustaria saber vuestra opinion en caso de que podais darmela, como poner indicaciones dentro o no, por ejemplo. Muchas gracias y aqui teneis el cuarto capitulo.

Capítulo 4

Spoiler:

Fanfiction My Little Pony
La leyenda del caballero de cristal (Aventura)
Autores: Ángelus-Y; Moisés R.
Capítulo 4: El dragón y el rencor.


Un corazón dolido tiende a cubrirse de sombras, a refugiarse en la más profunda oscuridad. Los ponis dicen que es fría, que es el mal…pero yo no lo veo así. Su concepción del bien y el mal es tan difusa. Que me hace desgarrar de asco.

¿Acaso el fin justifica los medios? Los dragones no hacemos esas preguntas. No tememos a los senderos que escogemos, el miedo es una vergüenza. Solo existe para nosotros el honor, el orgullo, la dedicación al arte y la magia.

Dragones que se entregan a fortalecerse, a depender de su propia fuerza, mientras que yo, como muchos otros nos sometemos al aprendizaje y el perfeccionamiento de la magia, de entre nosotros, muchos temen a las artes prohibidas…a las mismísimas tinieblas a las que yo me he ofrecido. ¿Qué tiene de extraño? Me crie allí. Y no me arrepiento. De hecho, sé que hice bien. Pero ¿Qué importa? Mi forma de pensar no me permite distinguir el bien y el mal. Tan solo fuerza, debilidad, justicia…todo por supuesto desde mis costumbres y mi crianza.

La historia es un mar de mentiras, lo sé. Cada uno escribe su propia historia, y a algunos les interesa enterrar el mar de sangre y odio que se desbordaba en tiempos pasados…todo para lucrarse. Y luego dirán que soy el tirano…Je, que patético.

Pero pensándolo bien, el dolor, aunque empalado en el corazón, ayuda a vigorizarse a uno mismo. Codiciar el alma de un poderoso guerrero y un insaciable hechicero. Caminar por sendas de montañas escarpadas, atravesar las furiosas ventiscas e inundarse por las rutas donde emana el magma de las profundidades, así como la silenciosa oscuridad, la hermosa noche. Una vida afable y sin altibajos, alimenta la debilidad, pero también al retocarla, se despierta una hambruna de poder y desahogo.

Si yo no hago nada, ¿Quién lo hará? ¿Quién construirá los cimientos del nuevo reino si no lo hago yo? ¿Qué otro dragón será capaz de poder guiar a aquellos que buscan lo mismo que tú? A veces caminas por la negrura, y sin saber por qué las has estado caminando por tanto. Algo te guía a ella.

Aferrarse a lo que quieres, a un sentimiento y controlarlo…eso te da ánimos, te confiere el vigor, la fortaleza… El mundo no es sino una arena llena de criaturas que ansían prevalecer sus deseos. Yo tengo un deseo y también quiero cumplir el deseo de otros. Derramare sangre, moveré montañas, mataré a animales…a la escoria y cumpliré la voluntad de aquel que a través de mi busca su propósito.

Ojala aquellos que me observan desde las estrellas estén orgullosos de mí.

Ahora aquí, meditando en las sombras, practicando mi magia.

Los dracanos, así nos llamamos. Andamos sobre dos patas, tenemos cabeza, espíritu y cuerpo de dragón y una voluntad indoblegable. Estoy orgulloso de serlo, y de ser el gran hechicero que ahora soy.

¿Quién necesita un cuerno para hacer magia? Nosotros representamos la auténtica entrega a la magia. Existen miles de caminos para hacerla, yo, a través de mis garras oscuras en mis manos púrpuras, recorre por mis venas el poder para esbozar mi magia, pero me fue arrebatado. No por ello soy incapaz de usarla, hay otros métodos…Nuestro poder, es sin duda uno de los mayores tesoros que las deidades y el destino nos han otorgado. ¿Qué otra criatura errante puede igualar el querer y el afán de un dracano a la magia? Nosotros nos otorgamos al sacrificio, a la ascensión, a la liberación de las cadenas de la debilidad y a cumplir nuestro sino, que desde el nacimiento buscamos sin cesar.

Magia…oh, magia. Habrá otros que prefieran empuñar armas de hierro, o que optan por fortalecerse con el sudor de su propio trabajo y algunos en adorar sus creencias esperando un milagro. Pero yo…yo me he abierto a los misterios de las fuerzas de esta tierra: Los poderes prohibidos, los maleficios, las artes sombrías…

Aun me queda tanto por aprender… pero estoy seguro de que estoy preparado para mi cometido. He sido amaestrado por las mismas sombras y ahora desde ellas me muevo a mi objetivo.

Todavía llevo mi amuleto lunar, blanco y reluciente, representando el astro en su forma creciente. Nunca me quedo solo sin él. Me trae tantos recuerdos, y en él hay tantos sentimientos vivos…

Todavía soy joven, tengo tanto por hacer, pero lo primero es lo primero…
Mientras, esta noche, oculto en mi cubículo, donde ningún rayo de luz llega, leo tranquilamente algunas runas antiguas y tomos de los archivos abandonados, aunque también opto por estudiar tallados de piedra, de lo más interesantes. Me alumbra una pequeña vela chorreando cera, encendida con una tenue llama azul, suficiente para mí, pues gozo de una vista magnifica. Los libros apilados en las viejas estanterías, los cristales infestados de oscuridad que cubren mis paredes y el frio que recorre esta estancia…

Aunque me cuesta centrarme muchas veces, en la oscuridad, en la tranquilidad, me siento muy cómodo y me es fácil aprender. Mi autentica especialidad es el Ambra, el dominio de la magia de las sombras. No soy nada comparado con mis antecesores, pero bien puedo manipular las mismas formas lóbregas a mi antojo y llegare a invocar a aquellos que se encierran tras los muros del abismo, algún día…

Ahora soy Sharrak, cabeza de esta rebelión, y lidero a aquellos dracanos que buscan recuperar lo que perdieron hace un siglo, aquellos restos de nuestras vidas que se perdieron y que ansiamos recobrar.

Mi nombre, otorgado por mi madre, es Draco. Hijo de la más poderosa nigromante que hubo en siglo pasado e hijo de uno de los grandes generales.
En medio de mi ensimismamiento, mientras trato de retener en mi memoria un maleficio del famoso Melfos, llega por la puerta uno de mis comandantes. Lo oigo tras abrir la puerta, siseando con su bífida lengua y buscándome con sus ojos brillantes y amarillos en la oscuridad.

— ¿Draco? Tenemos invitados de honor, jejeje. ¿Draco? ¡DRACO!

Odio cuando grita, su efusividad aunque digna, a veces es irritante, ya no pude memorizar bien el oscuro hechizo. Aprieto mis afilados dientes y abro mis ojos del color del fuego que alumbran en la oscuridad, girándome y mirándolo con enfado.

—Ups, jeje, lo siento. —Me responde sonriendo con ese hocico alargado acabado en pico, su peculiar mandíbula inferior sobresaliendo de la superior. —Quería decir que Skillclaw ha llegado ya, lista para informar. —me aclara rascándose con sus garras blancas sus dos cuernos recubiertos de piel blanca. El color nevado de su piel sin escamas se distingue claramente entre la oscuridad, mientras se agazapa y se inclina, olvidándose que es lo primero que tendría que haber hecho. Cada dracano muestra su respeto de una forma u otra, pero es tradición hacerlo con aquellos a quienes lo merecen, aunque bueno, no por ello soy merecedor, pero sé que el respeto de los míos es sincero y que mi comandante, Scaleless, cuyas espinas en su espalda se erizan al agacharse, digamos no responde bien al código de los dragones y a las tradiciones de nuestras tribus.

—Sabes que no me agrada que entres así, Scaleless, ¿Cuántas veces he de decírtelo? —le inquiero.

—Ay, seco… —murmura.

— ¿Qué has dicho?—evidentemente se le oye, pero hay que ser estricto con este.

—Nada…tonterías mías, jeje. — me responde estirando su largo cuello liso.

Suspiro cansado y le respondo.

—Dile a la comandante que me espere en el salón de reuniones.

— ¡SI SEÑOR! — Y erguido alza sus grandes garras a su frente. Retirándose mientras agita su sinuosa cola de mediano tamaño y se ríe con locura.

Pobrecito, y a la vez que afortunado…En fin, sería mejor partir. Cogí mi guante-garra plateado, un regalo de mi maestro, decorado con este noble metal empoderado con las más finas y delicadas sombras del abismo y con un zafiro peculiar en su dorso, el zafiro que mi madre en su frente llevaba incrustado, al igual que yo llevo el rubí de mi padre en mi cabeza, entre mis seis cuernos, ligeramente sinuosos, recubiertos por mi piel purpura y mis escamas.

Este guante, es el que permite que la energía mágica recorra bien mi cuerpo y el que hace que pueda dominar todo aquel hechizo que deseo aprender. Como ya dije, me fue arrebatado el poder de controlar la magia, pero supongo que a veces es mejor que una enfermedad, o la muerte. Tantas cosas desde hace cien años…

Sacudiendo mi lúgubre túnica de Ambrante, rajada y con capucha, me dirijo fuera de mis “aposentos” donde el silencio queda atrás. Es un gusto salir para poder ser alumbrado por los rayos lunares. Que hermosa que es la luna y su brillo de plata, y que gustoso es escuchar gritos de agonía de ponis, mientras paso cerca de las celdas de mi gloriosa fortaleza.

Antaño, usábamos estas pétreas paredes para experimentar con nuestra magia y con ciertos utensilios. Yo me niego a experimentar con mis semejantes, para algo tenemos prisioneros cuyas efímeras vidas, ya no tienen ningún significado.



Al llegar a la sala de reuniones, me siento en la primera mesa de madera a mi alcance, esperando a mi fiel comandante.

Entonces a los pocos instantes, de entre el silencio se escucha una voz ronca, respetuosa que dice “Mi sharrak” entonces aparece ella, Skillclaw, la akilia de la niebla, comandante de las fuerzas de la tribu de la tierra de brumas. Sus escamas rojas hacen brillar ante la luz de la noche una vez emerge de las sombras y del silencio para honrar mi presencia. Se inclina con total respeto, pero con la mirada fría y apagada. Pobre…con el tiempo su vista ha menguado hasta el punto de tener que valerse por sus instintos. Los dracanos sabemos muy bien diferenciarnos por nuestro olor, ella lo sabe mejor que nadie.

—He venido a informaros Lord Draco.

Con un gesto de mis manos púrpura le incito a levantarse y hablar de lo acontecido. Siempre me ha llamado la atención sus abundantes cicatrices a lo largo de su rostro y su cuerpo, marcas de las severas medidas de las hermanas sirvientes de la diosa Nishilia, además de su peculiar cuerno en el hocico, cual rinoceronte.

Nuestra creencia en dioses se basa en depositar nuestra fe en aquello en lo que deseamos servir, los antiguos dragones nos hablaron de deidades y desde entonces tanto a ellos, como a los elementos de nuestras tierras les ofrecemos nuestra servidumbre, aunque por supuesto, algunos más que otros.

—Skillclaw, mi furtiva asesina, esperaba tu presencia. ¿Qué tienes para mí?

Cerró sus ojos azul débil e inclinó su cabeza, provista de cuatro cuernos rectos que emanaban hacia atrás, dos largos y otros dos más cortos, procediendo a hablar.

—Todo ha salido bien, mi Sharrak. Hemos tenido una simple baja, pero la reina y uno de sus necios sirvientes están ahora en nuestro poder.
— ¿Sirviente? —pregunte extrañado, no había ordenado que me trajeran a ningún poni a excepción de la monarca de cristal.

—Un poni nos siguió por los túneles, me vi obligada a llevármelo y dejarle fuera de lugar. Sé que buscabais nuevos recipientes, así que lo traje sin matarlo, puesto que levantaría sospechas.

Que perspicaz y aguda es, no creo que sea molestia que un insignificante equino este aquí, después de todo necesito experimentar algo. Hacía tiempo que no me deleitaba con las maravillas de la magia sombría.

—Ah, ya veo. Entonces no hay problema alguno. ¿Qué se sabe del capitán?

— ¿Os réferis a Sir Arghon, mi Sharrak?

—Así es. —asentí.

—Aún estoy esperando a Silph para que nos otorgue el mensaje del capitán para confirmar la decisión de los caballeros de ceniza.
—Bueno, entonces esperaremos. Mientras tanto iré a ver a nuestra invitada. —Sonreí pensando en el gozo que sería obtener mi premio. Por fin estará completo. —Traedme el Dranil, llevármelo a la celda de la reina.

—O Deseth mi Sharrak. —Murmuró hacia mí colocando sus garras en su plateado pecho, cogió el pañuelo que le colgaba del cuello y se lo colocó tapando su boca.

—Oh, es verdad. ¿Os habéis asegurado de que la reina esta inutilizada?

—Ra, usamos las urnas maléficas para infestar su cuerno y anularla, asimismo la hemos encadenado y colocado el collar. —empleó su peculiar cola en forma de arpón, cuyo dorso era de escamas rojas y su parte baja de cubierta plateada, para ofrecerme una muestra de una de las urnas, un frasco frágil que contiene la esencia liquida maléfica, que anula a la víctima. Quien iba a decir que el primero en conjurar maleficios de anulación fue un envidioso que quiso arrebatar a su pueblo toda la magia. —…No tiene forma alguna de usar su magia.

—Yarsact. —En mi lengua “perfecto” ahora me tocaba a mi llevar a cabo mi papel, esperando el informe de Silph. —Rashkag Skillclaw, puedes retirarte.
—Sí, mi sharrak —y con una inclinación más se fue a sus quehaceres.

Conociendo ahora la situación, momento era de llevar a cabo mis planes con la reina de cristal, tengo poco tiempo y mucho por hacer. Pero antes debo revisar ciertos detalles de mi laborioso plan.

Descendí a los niveles inferiores meneando mi cola de escamas purpuras, rebosante de alegría, que impropio de mi mostrar una sonrisa en mi escamado rostro. Mi pecho de cubierta plateada clara ardía con intensidad en aquel instante, sabed que solo hasta la cintura me llega por la parte delantera esta piel de plata brillante y hasta el cuello por arriba, pues el resto de mi son solamente escamas purpuras y trazos en mi nuca de color rojo puro.

Incluso algunas de las púas de mi espalda o las extensiones de mi piel se erguían y se movían de la emoción, tal es.

En mi camino a los niveles inferiores alguien me llamó la atención. Supe muy bien quien era al escuchar su tono, su dificultad para vocalizar las compuestas silabas de mi lengua. Una de mis changeling más selectas, una hembra que dejó su hogar buscando ayudar a sus semejantes.

— ¡Draco! —el grito que dio estaba mezclado con enfado e indignación, era palpable, pero estoy empezando a pensar que hoy es el día en que nadie respeta a quien debe.

Me vuelvo con un rostro tallado en seriedad y mis ojos dirigidos hacia ella. Tan joven, débil y escuálida. Se notaba que ya hacía tiempo que dejó su puesto. A diferencia del resto de los suyos tanto sus alas como sus ojos resaltan con un verde natural.

— ¿Has olvidado el lugar que te corresponde y las formas con las que debes dirigirte a mí, Pharyb?

—Sois un mentiroso… —me espetó, con la mandíbula apretada y con una ligera humedad casi imperceptible en sus ojos.

— ¿A qué se debe esa acusación? —le pregunto sonriendo.

—Dijisteis que no haríais daño a la reina…que nos daríais una copia de la magia de…
Cuando empezaba a irritarme su tono casi chillón me aproximé a ella hasta el punto en que nuestras miradas quedaron enfrentadas, fue en ese instante en el que ella se silenció y empezó a sentir por su cuerpo cierta intimidación. No es raro, si algo infunde miedo en aquellos que me miran, son mis ojos del color de las llamas.

—En primer lugar…háblame con respeto. En segundo lugar, tu impertinencia te ha cegado. En ningún momento he hecho daño a la reina. —Estaba furioso. Tanto que me permití levantarla con mi magia, que recorría mi guantelete plateado. —Tendrás tu recompensa, como acordamos. Pero la reina se queda aquí, además… ¿Qué te importa a ti lo que le pase?

Entonces vi claramente su intención. Su mirada se apenó. Lo noté, porque ya he visto esa misma expresión. ¿Le preocupaba la reina? Que absurdo, pero sí.
—O es que le has cogido cariño… ¿eh, Pharyb?

Apartó la mirada de mí y se deshizo de mi levitación, mostrando sus afilados dientes.

—No digáis tonterías, es solo un poni. Pero no me gusta que la gente rompa sus promesas. Además… ¿Qué hacen preparándose tantos soldados? ¿Qué son esas salas de fundición y todas las armas que se están creando?

—Eso a ti no te incumbe. Limítate a obedecer y a recibir lo que has venido a buscar. ¡No te entrometas donde no te llaman! —le alcé la voz con tanto desprecio que ni me molesté en seguir la conversación y me fui de allí.

Pharyb ha sido una de las changeling más útiles de los mercenarios que contratamos…pero su papel ya ha terminado y ahora es nuestro turno. Ya les llegara el momento de recibir su recompensa, pero hay otros asuntos que requieren más atención desde mi perspectiva que unos hambrientos y moribundos ponis insecto cuyo único propósito de nacer ha sido doblegarse a un soberano.

Que nadie me malinterprete. Serán recompensados por su utilidad, pero está más que claro que antepondré a mis hermanos dragones que a unos andrajosos sátiros y changelings.

Pero…me llama la atención…desde hace un tiempo, Pharyb se ha vuelto…blanda, con una actitud arrepentida…y ahora esto. ¿Puede ser que siente algo por la reina y los ponis de cristal debido a su estancia allí?

No...No puede ser. ¿Qué le haría dudar de sus propios actos y de conseguir lo que anhela? Solo quieren emociones de las que alimentarse, quieren que copie la magia de la reina…pero sus poderes tienen otros usos para mí. Cuando llegue el momento les daré su magia, y así podrán despertar amor en sus presas para alimentarse, quizás así curen su enfermedad…es lo que implica una reina débil y sin escrúpulos.

Los sátiros en cambio…hmph, que fácil es convencerles, basta con poner el dinero sobre la mesa y esas repelentes cabras se abalanzan como animales sedientos de sangre. Los mercenarios por excelencia y los más baratos de comprar, simples pero eficaces, aunque sus modales y costumbres dejan que desear. Que patético…se parecen tanto a los ponis…son tan inmundos como ellos, pero una de mis muchas ventajas reside en fingir y en mantener la compostura hasta el momento idóneo.

Ahora, en las profundidades de esta fortaleza, los soldados de mi ejército se preparan. Bañándose en sus armaduras, empuñando sus armas y preparando sus propias artimañas. Abajo…en las cámaras de fundición. Allí las paredes se iluminan con el brillo del metal fundido vertiéndose en los moldes para forjar las nuevas armas.

Cada dracano es afín a un metal, y es condicionado por el sendero que escoge. Los dracanos que nacen en las montañas, se declinan por el hierro, un metal con el que los sirvientes del rey dragón se recubren en una coraza azul ceniza y empuñan sus finas hojas ligeramente curvadas de hierro negro. Un metal con el que algunos incluso se han convertido en uno solo, como Arghon. Un dracano que se fundió con el hierro y el fuego de las montañas y se convirtió en un acorazado cuyas venas fueron reemplazadas por fibras de metal. Los hechiceros optamos por metales más finos y simbólicos, como nuestro caso…los ambrantes usamos la plata. Un noble metal nacido de la noche, del mismo color que los rayos del astro nocturno y con el que creamos nuestras más selectas herramientas de hechiceros: bastones, cetros, armaduras…la plata es el metal vinculado a las sombras.

Por ello mi guante, que recubre mi mano izquierda está hecha de ese puro metal, que permite que cada fragmento del Ambra recorra mi cuerpo y me permita lograr desentrañar el auténtico potencial de la magia sombría.

Ahora en las cámaras, Scaleless debería estar retocando los últimos detalles de nuestra “arma secreta” Cuando paso por allí, siento como el calor me golpea y mis ojos se molestan por el intenso brillo del metal fundido. Suenan golpes de martillo, gruñidos de esfuerzo por parte de mis hermanos y afiladoras rasgando el filo de las armas.

En una de las cámaras, aislada por un portón de hierro cuyo pomo casi encandece del extremo calor, se hallaba mi descamado comandante. Con su efusivo animo escudriñando cada pequeña parte de su monstruosa creación. Entonces es cuando se percata de mi presencia.

—Sah-ba Draco, sí que has terminado rápido. —nuevamente los protocolos disciplinarios para el son solo meras expectaciones.

—Agradecería que te dirigieras a mí como Sharrak. —le indico mientras le observo montado en esa esfera gigante a la que él llama invento, apoyando su quijada en la superficie de la misma.

— ¿Por qué? Si somos colegas…no sé a qué viene de tu parte tanta formalidad.

—Scaleless, ya hablamos de esto. —le dije enfadado.

—Vale, vale, tranquilízate dragón, que…que era broma. —argumentó. Cuando me relajé procedió a hablarme con más serenidad, pero nuevamente con su forma de ser. Se acercó a mí como una sabandija casi pegado y me preguntó. —En fin “Mi Sharrak” ¿ha ido bien con Skillclaw?

— Ra, ¿no tenías algo para mí?

— ¡Oh, Ra! Me alegro de que preguntéis por ello, hehehe. —La emoción le resaltaba en su rostro y sus ojos brillantes, frotándose las manos continuamente. Se agazapó, erizando sus pequeñas espinas de la espalda y casi reptando hacia la enorme estructura. Una inmensa esfera recubierta de un metal áspero y sostenido mediante cuatro gruesas patas afiladas, cual insecto. En lo alto, un cristal oscuro como una estalagmita que penetraba en su interior.

—Me dijisteis que creara algo “impactante” y aquí lo tenéis… —arqueó sus brazos dando a mostrar de forma teatral su creación —Por el momento no tiene nombre pero llamémoslo “X” Con esto podremos vengarnos de la tuerta y esos equinos repelentes… —escudriñó toqueteando la creación con mucho esmero mientras continuaba explicándome. —Lo he rellenado de pura magia negra líquida, gracias a los ambrantes y por supuesto lo he mezclado con los venenos más selectos del pantano, ayudado por Lady Deathly claro. —Volvió a acercarse a mí con la sonrisa plasmada en su descamada cara, vibrando de la alegría.

—Cuando se emita una señal oscura mediante vuestro dranil, el cristal reaccionará liberando pura energía oscura al contenido líquido, esto, según mis estudios de Micromagia y energía reactiva según el humanoide occidental…

—Al grano Scaleless. —le ordené.

—En resumen…en cuanto actives el dranil, esta cosa explotara…. ¡OH! —brincó efusivo y dando palmadas de forma enérgica. —Lo mejor es que no hará solo ¡BUM! Sino que además…hehehe. Toda la energía concentrada se esparcirá como una plaga penetrando en los unicornios y produciendo graves anomalías.
— ¿Anomalías? —Eso llamó de forma desmedida mi atención, tanto que erguí las pequeñas púas de los laterales de mi cabeza.

—Siiiiii…hehehe. Las mismas que la tuerta provocó en nosotros: enfermedades, anulaciones, mutaciones, etc. Se revolcaran en la ponzoña como los cerdos que son, hihihihi.

No pude evitar reírme, pensando en la gran cantidad de posibilidades que este “X” podría ofrecerme, una de las creaciones más viles de Scaleless, quien acompañó mi risa y ambos por un momento nos desenvolvimos en un ataque de locura, una orquesta de risas.

—Ay, sin duda es uno de tus mejores creaciones…Que deliciosa ironía Scaleless, que esos equinos sufran lo que ansiaban que nosotros sufriéramos. —Mi ilusión era inmensa en aquel instante, me imaginaba como se retorcerían como gusanos esos ponis y a esa estúpida sufriendo y llorando, pidiéndome clemencia, mientras yo me miraría feliz. Pero ese ensimismamiento terminó cuando Scaleless suspiró y hablo con total franqueza.

—Sish-garac, hacía tiempo que no te veía reírte así Draco, me alegra verte así, de verdad. —Se me hacía raro ver tanta sinceridad en su semblante, los ojos cerrados y sonrientes, pero…era una sonrisa llena de verdad, tan extraño en él.

—Rashkag, Scaleless. ¿Cuántos puedes hacer?

—Emmm, supongo que unos….tres dado los materiales. Es que cuesta un porrón crear magia negra líquida, bastante tenemos con producir urnas maléficas.
—Está bien…sigue en ello Scaleless, ahora debo atender otros asuntos. Buen trabajo.

—Rashkag mi Sharrak, hehehehe.

Tan solo se dio la vuelta y siguió inspeccionando aquel huevo, mientras yo ahora, sabiendo que nuestra arma estaba a punto, decidí ir a por la reina. Justo en el instante en que salí de las sofocantes cámaras apareció Skillclaw, cual ninja.

Aterrizó desde las sombras, inclinándose con las garras en el corazón y sosteniendo entre ellas el amado tesoro que mi mentor entregó a los ambrantes, una creación única que en nuestro breve dominio en Equestria fue concebido. El dranil.

Skillclaw se arrodilló y me lo alzó en sus ásperas garras, esa esfera roja pura y brillante, en cuyo interior se encerraba un inmenso poder oscuro.
—Rashkag Skillclaw —contesté mientras recogía en mis frías manos purpuras aquella joya a la que curiosamente, tanto calor me transfería al tocarla.

Mi fiel akalia se alzó lentamente y me preguntó:

— ¿Deseáis algo más, mi Sharrak?

Con una sencilla sonrisa moví la cabeza negando su asistencia, entre que perdía mi vista en aquel rojo océano que el dranil tenía en su interior. Su brillo como el oro y las joyas más preciosas, me hacían sentirme atraído, así por ello somos casi dragones, porque pese a nuestra fuerza de voluntad el fulgor de las riquezas nos hipnotizan.

—O Deseth —Se despidió con otra inclinación, retirándose a paso lento, mientras yo me desplazaba hacia mi próximo encuentro con nuestra invitada de honor.
Atravesé la fortaleza, hacia las celdas inferiores, un área especial que mis compañeros ambrantes y yo creamos especialmente para prisioneros de la alta corte. Cada centímetro de esas celdas, frías, secas y sin vida, se esparcen nuestros oscuros encantamientos, catalizados por cristales de obsidiana cuyo propósito es debilitar a los prisioneros. Incluso a pesar de que la reina estaba anulada por completo, gracias a nuestros collares, la verdad es que siempre está bien tomar medidas por si acaso. Conozco muy bien el poder de los alicornios y puede llegar la posibilidad de que el collar y las urnas maléficas no sean suficiente para contener su majestuoso poder.

Dos de mis más leales brujos ambrantes se hallaban guardando su celda. Portando sus bastones recubiertos de plata y una joya en la parte más alta. Quietos como estatuas, con los ojos cerrando recitando sus oraciones en silencio a la oscuridad. Tapados con finas túnicas de seda lóbrega y capuchas con remates marcados.

— ¡Ambras! —grité el nombre de la “deidad” que nosotros los ambrantes adoramos. Ambras es el nombre del supuesto dragón que antaño representaba el elemento de las sombras. Pero en sí mismo…es la oscuridad, las sombras…toda esa energía de aire misterioso que hierve hasta en los corazones cuando el instinto, la rabia o el deseo aparecen y que se plasma en las más profundas cuevas, en los más desolados parajes y entre la niebla de los desconocido. Una fuerza, un lugar…nadie sabe qué es exactamente, pero lo que sí que siempre he tenido por seguro, es que es magia. Y de las más difíciles de encauzar. El Ambra es la energía oscura, la magia en sí, y nosotros los ambrantes, somos los practicantes de esta arte que en tantos lugares prohibieron por miedo.
El miedo es debilidad, por ello los ignorantes que temen lo que no pueden comprender, son débiles.

Volviendo a mis quehaceres, mis ambrantes inclinaron su cabeza, recubierta de hueso pálido, lentamente. Y de un simple golpe de sus bastones, toda la esencia oscura que empezaba a manifestarse en este lugar se atenuó y apartándose lentamente me abrieron paso hacia la prisión. Se quedaron atrás, retornando a sus silenciosos credos y tan férreas voluntades.

Casi todas estas celdas, tenían los barrotes maleados, derruidos, las paredes de cada una llenas de arañazos, golpes, símbolos de locura y desesperación de aquellos que durante por mucho permanecieron en sus pensamientos, aislados del mundo en una profunda y gélida oscuridad.

Antes de presentarme a la alicornio, decidí ocultar mi rostro tanto con mi capucha. La ausencia de luz haría el resto, también conjuré una neblina de sombras alrededor mío, con la cual podría distorsionar mi voz. El sonido a través de los espesos muros de sombras se distorsionan, muchos oscuros lo han usado para hacerse a sí mismos más intimidantes, pero mi fin tan solo responde a encubrir de mi lo que pueda, siempre he sido muy precavido para estas cosas. Saqué el dranil de entre las carcomidas ropas tizón que me llegaban a poco más de la cintura. Entré allí, la celda cerrada con un portón adornado con una simple aldaba oxidada.

Allí estaba ella, intentando desesperadamente escapar de allí, la atrapé intentando forzar las cadenas y los cristales de su cuerno en vano. Una poni dotada de alas y cuerno, de pelaje beige claro, de cabellos y ojos celestes, de pintas espantosas y descuidada, cuyo nombre referenciaba al norte, Lady Nivea. Ella me miró nada más adentrarme en sus “aposentos” casi sin poder moverse de allí, sostenida por un simpar de agarres y con el collar puesto en torno a su garganta. Un collar creado de obsidiana, réplica de los collares que los perros diamantes usaban para sus excavadores, pero modificados por cortesía de mi comandante experto en invención: Scaleless. Anulando todo su poder.

Emprendí una parla con ella, tratando de hablar en su lengua, encubierto por la neblina que transformaba mi voz en una profunda cual demonio.
—Lady Nivea, la reina de cristal, ante mis ojos. Es un placer. —inicié yo, de forma educada y guardando las formas.

— ¿Quién sois vos? ¿Qué queréis de mí? —inquirió, débil y cansada.

—No os angustiéis, yo tan solo deseo una simple muestra de vos…El poder real de vuestra familia.

Yendo directo al asunto, contemplé como su mirada se contraía, expresando pavor al escuchar mi modesta petición. Entonces ella reaccionó.

— ¡Demente! ¿Qué busca alguien de vuestra calaña en el poder real? —inquirió agitándose entre sus ataduras y cadenas.

—No es de vuestra incumbencia. Veréis majestad…podemos hacerlo por las buenas, o por las malas…la elección es vuestra.

Un aire de orgullo se insufló entre esas moldeadas carnes recubiertas de pelo brillantes, infló el pecho y recta me contestó.

—Por mucho que me torturéis y me hagáis sufrir, no le daré a nadie lo que buscáis, ni siquiera podríais usarlo, y aunque así fuera no permitiré que algo así caiga en manos equivocadas. —y pegó un golpe al suelo con su casco.

—Cuidado majestad…vuestra voz se está empezando a salir de tono. — me irritaba ese momento, pese a no importarle el castigo, ella sobresaltaba como si nada.

—Sois vos un dracano, ¿verdad?

Ella desde que fue secuestrada, quedó dormida, inconsciente…y fue encerrada aquí, pese a ello ha visto como era.

—Vuestros cuernos resaltan bajo vuestra capucha, esa magia corrompida, ese tono y orgullo, vuestra constitución…Sin duda sois un dracano.
Y yo ni tan siquiera me molesté en negarlo. Es más, admiré su deducción.

—Bravo, majestad. Y ahora…basta de tonterías, entregadme una muestra de vuestra magia.

—Iluso, ¿no veis que estoy incapacitada?

La furia invadía mi cuerpo. A través de mi guantelete conjure a las sombras y creé a partir de ellas látigos con los que agarré con fuerza su cuello. Ahogué su grito de dolor, escuchaba como la respiración costosamente le llegaba. Me aproximé a ella, lentamente y con la mirada afilada.

—La próxima vez que me faltéis el respeto, “alteza” os aseguro que la muerte será piadosa compara con lo que os puedo hacer.

—No…ggg….no me importa, si me matarais no podríais hacer nada. —declaró, pero esa ignorante no se dio cuenta de un detalle.

—Oh majestad. —Moviendo las garras de plata de mi guante y las negras de mi otra mano, apreté los ligamentos hechos de sombra obstruyendo más su respiración, hasta el punto de que se enrojecía su rostro y la vida poco a poco se le escapaba. Me acerqué a sus orejas y le susurré lo que clavó en su corazón una daga de hielo. —Si vos no me servís…vuestras hijas y sobrinas podrían ser ideales candidatas. —Su cuerpo se estremecía —Incluso…podría capturar a varias…es que…hay otras formas de pagar a los mercenarios…hmhmhm. —Me reí siniestramente en su cara y aflojé los negros látigos de su cuello, haciendo que diera bocanadas de aire desesperadas.

Entonces me miró, en sus ojos yo discernía una mezcla de desprecio y miedo. Se desinfló de inmediato y hubo un incómodo silencio entonces. Suspiró.
—De acuerdo, pero antes…decidme. ¿Qué buscáis en mi poder?

—Pronto lo veréis por vos misma.

Con la mirada baja, preocupada por las consecuencias de sus actos, con una cosa u otra, se decantó por satisfacer mis necesidades. Por muy indoblegable que sea la voluntad de un monarca, es madre y tía después de todo, atacar a su corazón es la herramienta ideal. No sabría tanto de ella, de no ser por Pharyb.
—Está bien…pero con una condición.

—No estáis en disposición de condiciones alteza. Pero…adelante.

—Mi liberación. Y que no osareis vos y los de vuestra línea a atentar nunca más contra el imperio.

—Trato hecho. —dije asintiendo.

Retiré la anulación de su cuerno y desactive el collar, acercándome a ella y tocándolo. Mostré el dranil y le indiqué que depositara un fragmento del poder real en él, pero me pilló por sorpresa.

Ingenuo que fui, la reina libre de la anulación arrojó de su cuerno sobre mí un chorro de magia de cristal, la cual sobre mi cuerpo se solidificó formando cristales y casi inmovilizándome. Rompió sus cadenas fugazmente y se liberó de las ataduras. Traté de detenerla alzando un muro de sombras alrededor suyo y solidificándolo pero para entonces ella alzo el vuelo y escapó del mismo.

Previamente, antes de que pudiera salir por la puerta emití un grito agudo de llamada que logró desorientarla y hacer que se estrellara contra la pared. Aproveche ese breve momento, vital para evitar su huida y aspiré el aire de mi alrededor. Por mis fauces exhalé un chorro de hielo aún líquido, mi aliento, el aliento helado, con el que al impactar sobre ella, logré paralizarla, estando congelada por las alas y los laterales, pero aun así se removió tratando de escapar. Yo me liberé del cristal que me retenía parcialmente, rompiéndolo en añicos y me abalancé sobre ella como si fuera una presa, pero logró evadirme, saliendo por la puerta a la fuerza. Por fortuna mis ambrantes que se percataron del jaleo conjuraron la “prisión apacible” un maleficio de rápida ejecución con el que a través la lengua lóbrega y con un aura en forma de fuego lila rodeándolos, lograban aprisionar a la reina mediante un aro morado que le cogía por el medio y la paralizaba totalmente. Pese a esto, ella se siguió resistiendo emanando de la luz celeste de su cuerno estalactitas de cristal para defenderse, yo me arrojé sobre su cuerpo y active el collar de anulación, entonces su magia se disipó. Por si acaso, uno de los ambrantes roció sobre su cornamenta la esencia líquida de una urna maléfica para infestarlo de cristales negros.

— ¡Rash-Kag, ya me ocupo yo de ella!—les dije a mis ambrantes, los cuales por fortuna no fueron heridos y se retiraron cautelosamente atentos a la alicornio, por si intentaba algo.

La reina gritaba y se removía. Yo con ira la cogí de su larga crin y tiré de ella hasta su celda, arrojándola al fondo y apresándola con las cadenas, las cuales reconstruí y até a ella junto con las ataduras de pelo de efigie.

— ¡CREO majestad que os estáis pasando de lista! —propiné un golpe en su mandíbula, logrando tumbarla y seguidamente le arañé con mis garras con una cuchillada hacia arriba, gritando ella del dolor y el escozor. —Sois una estúpida. Pero ya que queréis hacerlo por las malas… —con mis patas le di un brusco impacto en las suyas haciendo que cayera al suelo una vez más. —que así sea…

Esta criatura, ignorante de su situación ahora yace ante mí, sangrando ligeramente. La agarré del cuello y con el dranil plantado ante sus azulados ojos le grité con mis fuerzas.

— ¿! Sabéis acaso quién soy?! — le mostré mis fauces, mis afilados dientes y la abrumé con mi helado aliento. —Soy descendiente directo de los dragones que tomaron Equestria hace cien años. —El latido de su corazón se paró por un breve instante. —Vos sois la reina que socorrió a las princesas, vuestro poder fue la clave de nuestra derrota. Y yo…descendiente de esos valientes guerreros voy a terminar lo que ellos no pudieron.

La reina, débil se revolvió y me desafió con sus ojos una vez más.

—Si vuestro corazón arde en venganza…estáis destinado al fracaso.

— ¿Fracaso? Mi sino ya se ha escrito en la oscuridad, y jamás he visto tan claro mi sendero. El resto llegara…

El dranil brilló en gran intensidad, lo hice flotar entre nosotros. Concentré las fuerzas de la magia sombría sobre nosotros, me deje embeber en el poder que el dranil comenzaba a arraigar en mí y con él, estaba dispuesto a drenar el anhelado poder real, aunque no sea puro…me servirá.

La reina comenzaba a resentirse, el efecto de drenaje empezaba a hacer efecto, a pesar de estar anulada me veía capaz de absorberlo. El dranil extendía raíces hechas de sombras procedentes de su propia estructura y agarró el cuerno de la reina, quien gimiendo de dolor comenzó a sentir como una parte de su ser se escapaba, como el poder real iba siendo transferido a partir de las extremidades de mi preciado tesoro.

Todo el lugar se cubrió de tinieblas y el frío se volvió patente de forma desmedida.

Ella gritaba y yo mantenía el enlace, pudiendo en mis extremidades y en cada inspiración como el poder empezaba a transferirse. Fue entonces cuando la esfera roja pura emitió un fulgor peculiar y detuve el conjuro.

— ¡Arsh-Kag!

Las extensiones regresaron y el dranil retornó a su forma natural. La reina cayó agotada y yo, al sostener mi preciado tesoro en mis manos avariciosas pude sentir que en efecto había saciado su voraz apetito.

El frío se mitigó y la oscuridad se disipó. La reina suspiraba, casi al arrastre como si hubieran arrancado una parte de su alma.

—No temáis majestad…pronto volveréis a la normalidad. Pero dado vuestro insolente comportamiento, discutiremos sobre vuestra liberación. Saludaré a las princesas de vuestra parte. — Y riéndome finalmente victorioso, abandone el lugar volviendo a intensificar la neblina que bloqueaba su poder por completo.
Salí de allí, dejando a esa alicornio a su suerte en la negrura. Pero entonces cuando me encontraba a solas por completo, sin nadie a la rotonda, de repente sentí algo…Sentí como las tinieblas se agitaban, alguien me llamaba a través del negro océano…
Última edición por Angelus-Y el 04 Ene 2015, 14:42, editado 1 vez en total.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Sr_Atomo » 11 Nov 2014, 22:46

Chapeau. Fantástico. Emocionante. Muy bien escrito.

No hay más que decir... desde el principio hasta el fin, se perfila como una gran obra.

Mi más sincera enhorabuena, Angelus-Y y Moises-R. Podéis estar orgullosos, porque es para estarlo, con semejante maravilla.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 17 Dic 2014, 11:19

Por falta de tiempo y problemas personales y dado que Moises esta bastante ausente por razones similares, nos es imposible continuar bien el proyecto, porque no se si lo sabreis pero cada dia voy de 8 de la mañana a 8 de la tarde a la universidad y entre medias debo hacer muchas cosas y ademas cuando llego a mi casa, debo seguir estudiando y descansar y lo unico que me apetece es hablar un rato con la gente e irme a descansar, realmente no tengo tiempo para escribir con ganas, y cuando lo hago no avanzo y Moises no aparece siquiera por serios problemas personales y proyectos propios que como entendereis, debe atenderlos, de todos modos no hay muchas personas por este hilo, asi que asimismo pido a los escasos participantes que si no les importa (que espero que no) esperen lo que puedan porque hasta que no pase el 24 de diciembre y dando gracias si no me ponen mas informes y trabajos pues podre hacer algo a gusto y escribir esta historia, que al parecer las circunstancias no quieren que lo haga, pero la vida y el estudio debe ser mas importante para mi, asi que con gran pesar para mi se quedara pausado. Supongo que no puedo cumplir lo que dije de cada semana o dos, que se le va a hacer, no hay mas remedio y ademas, apenas puedo leer los fics de aqui que me gustaria tambien por esto, y como digamos que quita mas de lo que realmente debo ganar esta actividad, no me merece por el momento dada la situacion, pido disculpas, y yo ya digo que al final la sacare, sin importarme la escasa opinion del mismo, aunque no lo publique y sea para mi mismo si hace falta, y que conste que no trato de faltar a nadie ni hacer nada de mala intencion, no me malinterpreteis.

Poco mas, lo siento mucho pero estamos hasta arriba, no disponemos de tiempo para nada casi, nos exige mucho trabajo y hasta que mi compañero y yo concordemos bien no podemos publicar nada, espero que todo os vaya bien y por favor, leer los fics que hay en este foro, que hay muy buenas obras y a la gente le encanta que se les diga lo bien que estan y el buen rato que os ha hecho pasar, creedme es combustible renovado para el escritor y hay muchos por aqui que lo necesitan para animarse, asi que adelante, animaos a leerlos, os recomiendo altamente los fics de Volgrand, Atomo, Hotroder, Sg91 y Edonova y por supuesto los fics de Mcdohl y Wryn, por favor, creedme que nos os arrepenterieis de leerlos, son excelentes obras y seguro que por ahi me he dejado alguna increible. Y claramente si es posible leeros los fics que mi compañero Moises ha publicado en fanfiction, le gustaria que os hiciera pasar un buen rato leerlos.

Muchas gracias y espero que sigamos pronto con el proyecto.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 21 Dic 2014, 04:02

Nota del autor

Hoy la verdad soy muy feliz, pero a pesar de ello hace unas horas estaba muy mal, pero gracias al cielo, los trabajos se me han reducido drasticamente y mi amigo Moises y yo hemos coincidido milagrosamente. La verdad ha sido mucha suerte, quien lo iba a decir,la suerte que he tenido, lo agradezco y como hoy, 21 de diciembre es mi cumpleaños, quiero que mi propio regalo sea daros otro capitulo para poder haceros sonreir o al menos eso quiero, que disfruteis con esta historia. Espero que os guste el siguiente capitulo.

Capítulo 5

Spoiler:
La leyenda el caballero de cristal

Fanfiction MLP (Aventura)

Autores: Ángelus-Y; Moises R.

Capítulo 5: Prisionero.


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Diario de Glowing Faith, Dia V.

Tenía ganas de escribir…hacía ya dos días que no usaba este maravilloso frasco de tinta, para mojar la punta de la pluma y escribiros…si alguien lo leyera, me gusta pensar que si, que me dirijo a alguien, pese a que esto sea para serenarme y ayudar a aquel que busca algo desesperado.
Ya hemos salido de las tierras nevadas de los dominios del imperio, ahora mismo estoy en la cálida Equestria, en un lugar de reposo, al lado de agua fresca y limpia.

Estoy riendo… porque veo a Gold peleándose con una baya para poder hincarle el pico, pero no lo consigue, hmm… “que mejor forma de empezar de buen humor” me dije con los ojos cerrados, y procedo a escribir.

Os recuerdo…que yo intenté seguir a los captores de mi reina, en las profundidades, y para mi sorpresa me topé con un changeling, algo que sin duda me dejo anonadado…pero la auténtica sorpresa vino después…pese a derrotar a quien intento emboscarme, al final caí cuando me inutilizaron por la espalda.
Todo era oscuro…y no sé muy bien cuanto tiempo estuve inconsciente, podría decirse que…dos días al menos, ¿Cómo estuve tanto tiempo así? Ni siquiera yo lo sabía…pero en cuanto me desperté quise no haberlo hecho.

Estaba lejos…muy lejos de mi hogar. Y Hacía frio…claro…estaba desnudo, sin armadura, encadenado a gélidos grilletes de hierro anclados a unas paredes viejas de piedra, atravesadas por raíces. Encerrado…por una puerta blindada con una apertura semicircular en la parte superior, la cual estaba tapada con barrotes oxidados. Temblaba de miedo, con tan solo escudriñar mí alrededor…sobre todo al ver huesos pálidos en el suelo no muy lejos de mí.

—¿Don…dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —me preguntaba en voz baja, tirando de las cadenas con la falsa esperanza de que cedieran, pero mi débil cuerpo no podría. Me di cuenta, de que una de mis patas estaba vendada, aquella que salió herida ante el encuentro de aquel changeling, parecía ser que mis captores se habían tomado la molestia de curar mis heridas…que extraño, pensé. Aun me molestaba al apoyarla en el suelo y tiritaba con frecuencia y sentía un agudo escozor.

De vez en cuando tras la puerta escuchaba pasos, de forma continua, yendo de un lado…hacia otro. No lograba ver a nadie por la apertura, por el sencillo hecho de que no era lo suficientemente alto para ver nada. La puerta era del tamaño de algo grande, diría el doble y algo más de mi tamaño.
Debía ser de noche, tenía algo de luz proveniente de fuera, seguramente de una antorcha que ardía tras la puerta. Al ver un viejo plato de metal a mi lado, de repente me entró algo de hambre, fue una de las razones de pensar que estuve mucho fuera.

—Mi reina… ¿Dónde estáis? — me dije hacia mis adentros. Ni siquiera pude saber si el monarca a la que tanto respeto estaba aquí…o en otro lugar, quizás en una gran lejanía, mientras yo me pudría aquí, pero… ¿Por qué?

Trataba de no pensar en ello, y tampoco en el dolor de mi cuerpo, en la garganta rechinando con cada trago de saliva, en mis patas casi sin poder moverse…

— ¿Qué está pasando? — la confusión era clara…jamás me había visto en una situación así y eso en cierto modo me hacía indeciso, pero sobre todo temeroso.
No tenía ganas de nada…solo de volver a dormir…para que cuando me despertara estuviera de nuevo en el imperio junto a mis amigos y con la reina a salvo. Ansiaba salir de esta pesadilla.

De pronto escuche unos pasos ligeros…descalzos, no eran cascos, no podían ser esos sátiros...de pronto se detuvieron…y ahora lo que se oía eran…unas llaves, un llavero…la cerradura siendo abierta. La puerta se apartó lentamente y lo que vi ante mis rojizos ojos me dejo pálido, tanto de la sorpresa, como del miedo.
Jamás pensé que vería uno tan cerca…he oído tanto sobre ellos, sobre todo por parte de mi venerado tío. Seres bípedos, de escamas brillantes y vientre de colores suaves, garras afiladas, brazos y patas largas, cuerpo de dragón. Se llamaban dracanos.

Este que yacía ante mí, me paralizaba con sus ojos azules de pupila vertical, sus escamas amarillas de color vivo, con manchas y trazos marrones oscuros en sus extremidades, una larga cola de dorso blanco, como su vientre, un cuello más largo que el mío y una espalda infestada de largas espinas unidas por membranas marrones.

—¿Kar ra shes igis?

Mi rostro desconcertado…

Dio un suspiro de dejadez aquel dracano y entonces volvió a hablarme, pero esta vez de forma diferente.

—¿Entender?

Creía que se refería a si le entendía, así que le lancé, inseguro, un sí, mientras asentía.

—Bueno, bueno. ¿Cómo llamar?

¿Mi nombre? Pensé entonces, ¿Por qué lo querría? Tan solo me quede en silencio.

—Mmm, ¿Tener…agua?

Ladeé la cabeza.

—Mmmm…sed, sed, ¿mucha sed?

Asentí lentamente. El dracano se giró y grito hacia el pasillo, el cual observé tras su espalda, alumbrado por múltiples candelabros coronados por una pequeña jaula que portaba una antorcha que ardía con vigor. Y además, había unas cuantas celdas más, pude discernir otra puerta frente a mí, de exactamente la misma descripción. Deduje en ese momento, que el lugar en el que me encontraba debía ser una prisión de gran tamaño, o quizás…algo más.

—¡Kyriesh! Rek Ava per Slage — gritó a los pasillos.

De pronto vino uno de los guardias. Un sátiro, pero estos eran diferentes…a pesar de ir descubiertos con su piel de color lila, llevaban un yelmo adecuado a sus cuernos con púas.

Dijo unas cuantas cosas aquel dracano al guardia, no logre discernir las complejas silabas que emanaban de su boca. Al final aquel sátiro se retiró y el dragón bípedo de ojos azules volvió a acercase a mí.

—No preocupar…agua y comida traer. Yo Bolt.

Bolt, ese era el nombre. El nombre del primer dracano que vi con mis propios ojos. Su semblante despreocupado y alegre, en cierto modo me relajaba, pero aun así el miedo que poseía no se disipaba.

—¡BOLT! — De pronto una voz ronca pero enfadada resonó por el pasillo. Alguien se acercaba. Escuché sus pasos, mas brutos que los de Bolt, cuando se acercó a mi celda, se notaba el enfado en sus pisadas. Ese instante fue en el que vi por primera vez a la que sería un dolor de muelas. Una dracana, pero distinta en rasgos a Bolt. Miraba al aludido con rostro furioso, sus ojos eran del mismo color: azules, no obstante más apagados y noté que ni siquiera nos enfocaba a ninguno de los dos, sino al frente, sin más…quizás fuera que careciera de una vista decente, dado sus movimientos de cara. Era más bajita que el esbelto dracano de escamas amarillas. Y la verdad…intimidaba mucho…sobre todo cuando pensabas que te miraba directamente.

Esta sacó al llamado Bolt fuera de la celda. Ambos se quedaron hablando, entre compleja parla llena de siseos, gruñidos…propia de su lengua natal imagino. Noté como la dracana, cuyo nombre aun no conocía me señalaba en alguna ocasión, como si fuera el centro del problema, ciertamente eso me llenó de preocupación…después de todo…a saber que iban a hacer conmigo. Aunque me hallaba sereno por un lado, gracias a la amabilidad que Bolt presentaba sin más…tal vez fuera su forma.

La dragona, hembra por sus facciones y su constitución, así como la voz, que aunque ronca se percibía ser de una dama…poseía un cuerpo fortalecido, áspero, de escamas rojas como la sangre marcas de color azul oscuro en el dorso de sus grandes zarpas y en sus brazos, al igual que en sus patas robustas parecidas a las de un felino.

Lo más singular de esa criatura, era su rostro, lleno de cicatrices, en especial una que sobresaltaba que le atravesaba el ojo izquierdo. Una frente amplia…un pequeño cuerno sobre su hocico…como un rinoceronte recién nacido. Y los cuernos rectos, cuatro que emanaban hacia atrás, dos de ello por su mandíbula inferior y los otros en la parte superior de su cabeza rectilínea y ligeramente alargada.

En un amago de intentar irse la dragona, Bolt la llamó por lo que (pensaba) era su nombre.

—¡Skillclaw!

Lo pensé simplemente porque en cuanto la llamó así, volvió con los brazos cruzados, como inconforme por algo que anteriormente Bolt le dijo, tapando su vientre de color plateado y con su cola, de mediano tamaño y de punta en forme de arpón.

En medio de su discusión llegó el guardia, con una copa de agua y unas hojas extrañas, que en mi vida había podido ver… Me di un susto de muerte, cuando de pronto al llegar el sátiro, la apelada “Skillclaw” gruñó llena de enfado, tan solo mirar como apretaba sus mandíbulas…estaba furiosa, tanto que dio un zarpazo y tiró la copa de entre las manos del sátiro, yéndose del lugar totalmente disgustada.

Cuando el agua se derramaba de la copa, pude presenciar algo fascinante: Bolt manipuló el agua a punto de caer al suelo y la paro en el aire, llevando todo el chorro de nuevo a la copa y sujetándola con sus garras membranosas, mientras miraba a lo lejos como su semejante dejaba el lugar. Me sentía mucho más tranquilo ahora. Bolt se aproximó a mí de nuevo, con las hojas hechas medio trizas y la copa a rebosar de agua. Me la ofreció cautelosamente…mientras trató de hablar conmigo.

—No preocupar…Skillclaw difícil de entender. Nosotros diferentes, caminos distintos, ojos no iguales.
Todo esto me lo decía mientras yo, ansioso por saciar mi sed bebía el agua fresca. Fue una grata sensación no sentir mi cuerpo empezando a marchitarse, me sentía mucho mejor entonces.

—Tus tener suerte, Tus mucho daño a nosotros, yo saber tu no saber, daño, daño…
Bajé mis orejas, extrañado, pero al mismo tiempo, parecía que yo o alguien cercano…había hecho algo malo. No lograba entenderlo, si os soy sincero, pero desde luego por dentro sentí temblores al ver que el semblante del dracano se había tornado serio.

Volví a escuchar pasos reiteradamente, esta vez corriendo…y cuanto más cerca se oía, mejor se discernía la acelerada respiración de aquel que trotaba. En el lateral del borde de la puerta, se apoyaron unas manos pálidas de tres garras, era otro de ellos…pero este era incluso más diferente que Skillclaw. Al percatarse de su presencia, Bolt se sorprendió, el otro empezó a vociferar con una voz efusiva, hablando a una velocidad trepidante y agitando sus garras. De repente me observó con sus ojos amarillos y brillantes y esbozó una sonrisa algo demente. Este dracano era totalmente blanco y carecía de escamas, algo que realmente me extrañó muchísimo. Su espalda estaba recorrida por una columna de espinas y su cabeza, de hocico no muy alargado, presentaba dos cuernos no muy grandes, rectos recubiertos del blanco de su piel, además de tener algunas púas, pero el resto de su cuerpo, destacando sus enormes zarpas, era liso y pálido, con una cola mediana.

—¡Vaya vaya! ¿Qué tenemos aquí? —exclamó poniéndose frente a mí y olisqueándome. Inesperadamente sus ojos se abrieron de par en par y sus fauces me expulsaron un fétido aliento, haciéndome apartar y cerrar los ojos de repugnancia. —Pero…si es un poni de cristal… —sin motivo aparente me dio un lametazo con su viscosa lengua bífida, saboreando el sabor de mi cara y entretanto yo experimentaba un intenso escalofrió producto del tacto de la lengua de aquel dracano pálido . —Si…no hay duda. Vaya, ¡no me esperaba que nuestro sujeto fuera un poni de tan lejanas tierras! —exclamó seguido de una continua risa de locura.

Se frotó sus grandes manos pálidas, mientras babeaba absortó en sí mismo.

—¡Scaleless! —le gritó Bolt.

Sacándole de su ensimismamiento, el dracano sin escamas, de cola larga y ojos de tres parpados, escuálido, pero de extremidades prominentes agitó su cabeza dirigiéndose a su compañero, ambos emitiendo su lengua propia.

—¿Khe?

Solo pude entender esa palabra, el resto de la breve conversación, que ambos tuvieron entre ellos fue extraña, en especial por las desmesuradas reacciones del recién llegado. El final de la parla llegó con un salto de alegría repetitivo del dracano, quien reía así: “¡Yehe! Yehehehehe, kiki, hehehehehe.

Quien sabe lo que podría pasarle por su pelada cabeza, se fue del lugar, corriendo como si la vida fuera en ello, dejándonos a mí y a Bolt de nuevo en la soledad, en la cual este dio un lánguido suspiro, seguido de una profunda mirada al suelo, llena de preocupación, o al menos eso me parecía.

Mi posible captor, de espalda repleta de espinas unidas por membranas marrones, se aproximó a mí, flexionó una de sus rodillas y me escudriñó con cierta seriedad, no podía evitar sentirme ciertamente incómodo.

—No preocupar…reina tuya aquí.

Por el cielo, al escuchar esas palabras, me quede con la boca abierta, con los ojos casi en blanco, sintiendo que en mi interior se insuflaba una verdadera tranquilidad y gusto. Aunque eso no implicara que la situación mejorara, al menos ahora me sentía tranquilo…la reina estaba aquí, en este oscuro lugar…pero entonces en medio de esa alegría que trataba de fingir, me vino al pensamiento algo, unas preguntas…preguntas a las cuales no había caído en hacerme.
¿Por qué estaba mi reina aquí? ¿Acaso son estas criaturas del reino del dragón, los dracanos, los responsables de este acto? Y de ser así…¿Qué ansían o ansia el que ha tramado todo esto? ¿Qué nos iba a pasar ahora?

Todo esto y algunas más, azotaron mi mente, haciendo que sudara en frío tras una breve alegría. Pero aun así, estaba muchísimo más tranquilo que antes, al menos he atravesado esta niebla de incertidumbre, acerca del paradero de mi soberana.
—Terminar…terminar pronto, tu dormir, nada que preocupar.

No supe porque en aquel instante, pero la seguridad que aun siendo dracano y posible enemigo, me inspiraba el apelado “Bolt” me sentía con ganas de liberarle estas palabras:

—Gra…gracias — le solté en voz baja tratando de mantenerle su afilada mirada. Esto sin duda fue una gran sorpresa para él, pues en su facción percaté cierta extrañeza y después…una sonrisa tenue por uno de los lados. Cerró sus ojos, yo le seguía con la mirada, se levantó y se dio la vuelta, sin decir nada por el momento. Cogió las llaves de la puerta y la cerró, pero no sin antes, cuando quedaba un pequeño trozo de apertura de la misma, entre la que me dijo “Descansa” Tras esa palabra y un suave tirón de puerta, escuché cerrarse la cerradura y los pasos descalzos de sus pies de dragón alejarse quedando solo silencio. Miré las destrozadas hojas de tan curiosa silueta y color que me trajeron y procedí a comer y saciar mi sed también durante un breve momento, antes de que agotado y dolido, con el destino nublado para mis ojos, cayera en un sueño, del cual esperaba al despertar que todo fuera una pesadilla.




Espero que os haya gustado, de nuestra parte deseamos que haya sido un rato placentero. Os deseamos FELICES FIESTAS, NAVIDAD y que comais mucho turron si os gusta ^^ Un saludo a todos y gracias.
Última edición por Angelus-Y el 04 Ene 2015, 14:43, editado 1 vez en total.
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Angelus-Y
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 28 Dic 2014, 00:29

Nota del autor

Espero que todos esteis pasando unas felices fiestas y un buen tiempo de descanso y con vuestras familias. Yo aqui voy a dejar el capitulo 6. Que espero que os sea placentero de leer. Yo al menos me he quedado satisfecho de hacerlo, y bueno agradeceria cualquier cosa, ya fuera critica, comentario, o lo que sea, pero ya digo que no es necesario. Se que muchos careceis de tiempo necesario y es comprensible, yo seguire con la historia sin ningun problema, tardare mas, tardare menos, eso depende de como este, ya que ahora al haber mas vacacciones y que finalicé rapido mis tareas, pues puedo escribir y leer mas a gusto. Por ello puedo ir sacando mas capitulos. Realmente no se como esta avanzando esto. Espero que bien, por el comentario positivo parece que bien, pero claro...no estoy seguro del todo.

En fin sin mas dilaciones y con el deseo de vuestro disfrute os dejamos aqui el siguiente capitulo.

Capítulo 6

Spoiler:
Fanfiction MLP (Aventura)
La leyenda del caballero de cristal.
Autores: Ángelus-Y; Moisés R.
Capítulo 6: Malefia


Diario de Glowing Faith, día VI .

Las montañas del nordeste equestriano, solitarias a la par de peligrosas. El día ha sido en gran medida intenso, sorteando peligros por aquellas montañas, cansándome fácilmente por cada metro de escalada y por cada dos de bajada mientras eludía escombros y perros salvajes. Gold por suerte encontró un sitio para dormir en medio de estos elevados terrenos, una choza. Una casa de techo de paja y paredes de piedra, desolada y medio destrozado por su interior.
¡Qué suerte! Exclamé al ver una manta sobre tierra mullida y una pequeña mesa de madera, curiosamente marcada por desgarres impropios de un poni. Probablemente obra de alguna de las bestias que rondaban por aquí. Desde luego era mucho mejor que yacer en la intemperie, vulnerable ante afilados dientes y pestilentes hedores.

Y aquí me hallo, escribiendo en estas hojas de fino papel. Gold ahora mismo se encuentra vigilando los alrededores, con el brillo de su pelaje apagado entre la luz de las estrellas, y por el momento, todo es tranquilidad, silencio…

Os habréis asustado cuando habéis visto las marcas de páginas anteriores, marcas extrañas, hechas de una tinta distinta a la mía. Serenaos…yo también las vi en su momento, a la noche anterior algo ocurrió, pero si os digo la verdad no sé qué fue. Pues al día siguiente ya estaban esas marcas ahí, son rallones sin sentido que desgarran la fina capa de las hojas, y todas estas escrituras son iguales en cada página. Muy extraño…

Tan extraño como que en este día pasado he notado distante a mí amigo fénix. A veces me dirigía una mirada temblorosa…No lo entiendo. Y para colmar el día, hoy siento mi pecho oprimido, como si este producto de magia diabólica estuviera ahora mismo empezando a devorar mi corazón…la sensación es espantosa.

Por eso necesito rebajar tensión, espero que esto amaine este sentir.

Me quedan pocos días espero…para llegar al desierto San Palomino. Para mañana debería haber podido salir de estas montañas y cruzar los afluentes de ríos y los pequeños bosques y con suerte buscar cobijo entre alguno de los ponis de Equestria, de entre los cuales espero que haya algún alma caritativa que deje descanso a este pobre endeble. Sino, no me quedara más remedio que cubrirme bajo un inmenso árbol y tratar de resistir el frio, que al menos no es tan penetrante como el viento que azota por los dominios del Imperio de Cristal. Es normal…siempre he sido muy friolero.

Y desde ahí, quizás dos noches más para llegar al árido desierto…el problema es que…no sé dónde se encuentra él.

Suspiro…me gustaría tocar algo con la viola…quizás una buena melodía pueda reconfortarme más ahora mismo.

Sentir el desliz de mi arco sobre las finas cuerdas de cristal, a un tono bajo, suave. Escuchar como un pentagrama lleno de bellas notas me embriaga al sentir ese sonido que calma el dolor de mi corazón, la tristeza que trata de atraparme y veo como se aleja. Sabed que siempre he creído que esta viola es mágica, cuando emito las notas de ella, cada una es como un mensaje al corazón, un mensaje que hace que brinque de la emoción que esa nota lleva encerrada, es curioso…un misterio inscrito en la música de los millares que se esconden tras su complejo lenguaje.

Ya toque algo antes de caer en un sueño profundo, antes de escribir aquí, cerca del amanecer, pero aun así vuelvo a desear poder tocar nuevamente.
Anoche llamé a Gold, ya a salvo en esta vieja casa, con un peculiar silbido casi imperceptible, pero que el agudo oído de mi amigo Gold pudo escuchar. Se posó sobre la ventana de marco de piedra y extendiendo sus alas doradas esperó mi respuesta.

—Buen chico —le dije mientras le acariciaba su mentón y él se dejaba, sonriendo de gusto. —Dime, ¿te apetece que toquemos algo juntos? Hacía ya mucho que no tocábamos nada —le inquirí con una cálida sonrisa.

Por un momento vi en su semblante una innegable alegría pero en tan solo un segundo algo le hizo bajar las alas y agacharse, echándose para atrás un par de pasos.

—¿Qué…que te pasa Gold?

Traté de cogerle, pero de pronto echo a volar evitándome y manteniéndose frente a mi suspendido en el aire.

—¿Gold…? —pregunté con un creciente tono de tristeza.

Mi querido amigo, apretó sus ojos azulados, alejándose poco a poco. Le dolía hacerme eso. ¿Qué ocurría? ¿Qué veía en mí? Entonces no sé qué me pasó pero ante esa solitaria sensación respondí desesperado.

—¡GOLD! —le grité. A mi querido amigo…¿Qué hice? Jamás le había hecho eso.

¿Qué creéis que ocurrió? Por supuesto…salió volando. Se alejó de mí, huyó de mí. No pude evitar levantarle el tono de esa forma…sentía que se iba…era una horrible sensación, nunca se había distanciado de esa forma… y pensé lo peor, era como…como si de pronto decenas de frígidos puñales tocaran mi corazón y reaccionara así. Todo por ver que mi amigo, aquel fénix de plumajes dorados, se apartaba de mi lado, en medio de mi desesperación.

Me mantuve helado, sin moverme ni un palmo, con la respiración que apenas me llegaba, incrédulo de lo que me estaba ocurriendo…empezaba a notar dentro de mí, como este artefacto o cristal empezaba a expandirse en mi interior, comenzando a apoderarse de mí.

Sudaba frío…mi cuerpo empezaba a helarse por dentro, mi vista se empezaba a emborronar y respiraba aceleradamente, en pura amargura. Me veía como en una prisión rodeado por cuatro paredes que se acercaban a mí, a punto de aplastarme. Pero entonces le escuché.

Giré mi cabeza y le vi, asomado a la ventana, tímido y con mirada llena de culpa.

—Gold…—musité. Con mis ojos iluminados y con el mismo sentimiento que los suyos expresaban. Me acerqué a él, y se posó sobre mi casco a lo que yo acariciándole con mi hocico su pico, le susurre “lo siento” “lo siento mucho” “No sé qué me ha pasado”

El me habló con su típico graznido angelical, y empezó a frotarse conmigo. No sé qué me pasa, porque respondo así, se me hacía tan raro ver que tratara de evitarme y ante mi situación no podía dejar que ocurriera…pero me arrepentí, era un sentimiento que no pude descubrir porque reaccione así, no era mi forma.

No me da miedo sollozar…porque no puedo eludir este sentimiento, pero debo intentarlo…justo cuando mis ojos estaban a punto de llenarse de lágrimas pude notar como este cristal emanaba como un extraño sonido de deleite, que sonaba en mi cabeza, una risa…Respire con vigor, trate de ponerme firme, de sorber esas lagrimas…es desesperante no poder liberar esta tristeza.

Gold llamó mi atención, sus ojos habían cambiado de apariencia, ahora me enseñaba una mirada alegre, señaló con sus cálidas alas la viola de cristal, en el suelo, que deje caer. Insinuó que tocáramos juntos y yo…yo le sonreí y se diluyo esa sombra de mi interior.

Cogí el instrumento ceremonial con el casco, lo apoye en mi cuello, mientras me sentaba apoyado en las paredes de este cobijo. Mi emplumado amigo se colocó sobre un taburete que yacía en medio de la casa, le di una señal con el arco y al primer desliz del mismo, tras el viento cesar para comenzar nuestra melodía, cantó con el sonido de una campana de dulce tintineo.

La melodía que surge de esta viola, como vos sabéis, es especial, lleva en su interior una magia que según la leyenda, la primera monarca del Imperio incrusto en su interior. Una magia que libera la música, una melodía que endulza los corazones, para despertar el amor…la esperanza… Antaño apuesto que se usó para las numerosas celebraciones de las ferias, aumentando esa chispa de luz, que en todos nosotros brilla.

Y es con este instrumento de cristal azul celeste, con el que con cada roce, con diferentes inclinaciones y fuerza, desentraño infinidades de notas, cada una de ellas que acaricia el espíritu.

Me hallaba sereno…el sonido de Gold cantando al son de cada nota de la viola, emitíamos un sonido de puro alivio, un placer para el oído, juro que sentía la oscuridad lejos de mí y al contemplar en un boquete del techo la luz de la luna llena…Ay, por el cielo…era un momento mágico. Me encanta tocar…lo diré una y otra vez, tome una correcta decisión al aprender a tocar, es el auténtico lenguaje que quiero aprender.

La música resonó por casi toda la noche…no quería parar, entre otras cosas por miedo a que cuando llegara el silencio, las sombras no fueran ahuyentadas y nuevamente trataran de atemorizarme. Pero al final notando el cansancio de Gold, dimos un par de bis de toque celestial y terminamos con un final de continuado sonido en crescendo y después… descreyendo.

Y llegó el silencio, Gold abrió las alas lleno de felicidad y yo aún conservaba una grata sonrisa hacia él, nos juntamos y pude apreciar nuevamente el calor de sus plumas, ese calor que expulsaba la gélida soledad que trataba de agarrar mi cordura. Era tan agradable que sin querer caí dormido…profundamente. No sentí más el acecho gélido de las sombras…

Entonces tuve un sueño muy extraño. Describir uno es difícil, pero este…lo veía tan claro, y sin embargo estaba envuelto en una niebla de confusión, al ser…diferente.

Era una oscuridad sin fin, de la cual se abría un agujero a la luz y en esa luz veía retazos de algo distante…imágenes que para mí, ningún sentido guardaban. Un lugar coronado por extensas colinas, llanuras de vivo verde, montañas escarpadas y al fondo…más allá, en el horizonte, un castillo que acariciaba las altas nubles.

De repente estoy más cerca de ese lugar…el día es nublado. Me encuentro rodeado de alzadas estatuas de plata reluciente y de esbelta figura, representan algo que jamás he visto, una criatura ¿tal vez? Seguramente…pues sostenía en sus garras una espada recta gigante, hecha también de plata. El suelo que pisaba era lisa piedra grisácea, trazos de mármol y el castillo, imponente e inmenso cuya fachada se bañaba en colores metalizados y azulados de gran claridad. Una niebla invade el lugar…Todo se vuelve…borroso. Antes de quedar ciego, veo algo muy claro, un enorme dragón de escamas azules que vuela hacia la torre más alta de ese castillo, posándose en ella, triunfante. Y entonces todo vuelve a ser oscuridad, pero antes de quedar en la completa negrura, oigo un grito de rabia…otro de desesperación y un llanto de nostalgia.

Era muy extraño ¿Por qué veía un lugar que ni siquiera conozco? ¿Qué significaba? Evidentemente no había respuesta, quien sabe…
Cuando me desperté me dispuse a escribir aquí, relajado…y ahora, este ha sido mi día. Después de lo acontecido hoy, no me es de atracción relatar lo acontecido antes de todo esto…pero…no me queda más remedio, debo hacerlo. Además no creo que concilie más el sueño, pronto amanecerá, y debo partir.
Pero yo os pregunto…¿De verdad queréis saber cómo surgió esto?

Pues os lo relatare…cobrare fuerzas para escribir sobre este papel como nació lo que en mi interior acecha. Pues fue obra de uno de mis enemigos, uno de los dracanos.

Mientras me encontraba en mi celda durmiendo, un baño de agua helada me despertó de mi sueño. Estaba confundido, ¿de dónde vino el agua? Mi sorpresa fue descubrir quien había sido el responsable: ¿Os acordáis de aquel sátiro que quedó herido? Era él. ¿Cómo era su nombre? Creo recordar que Valark. Un sátiro de afiladas garras, sucias y descuidadas pezuñas, cuernos retorcidos cual carnero, hocico y mirada penetrante. Era uno de los sátiros que intentaron hurtar el Corazón de Cristal.

—Buenos días, bello durmiente.

Y para mi mala fortuna se estaba acercando peligrosamente hacia mí.

— ¿Te acuerdas de mí? —Me preguntó. Yo tan solo le sostuve la mirada, tratando de ocultar miedo— Siii… sé que te acuerdas, asqueroso equino.

Sin previo aviso me dio un derechazo en la cara. Mi cabeza pareció haberse estrellado contra un muro de hierro.

—Los ponis como tú, me dais asco, toda vuestra raza es… —preparó de nuevo su puño— una maldición…

Esta vez con la otra extremidad me golpeó en el costado. Me resentí del dolor y no pude tranquilizarlo estando encadenado. Empecé a sangrar ligeramente por la boca. Para rematar, el llamado Valark cogió mis cadenas y envolvió su puño con ellas para hacerme aún más daño al impactar. Me fijé entonces en las vendas que tapaban la herida que le ocasionamos.

—No sabes… —suspiró— que placentero me resulta este momento.

Con las cadenas en sus zarpas me golpeó de nuevo en la cara. Esta vez el impacto fue tres veces mayor y ahora entonces sí que sangraba por la boca y el hocico. Me cogió de la crin y me atufó con su aliento.

—Qué pena que no presencies el gran momento, me habría gustado —rió brevemente.

Empecé a sentir un gran desprecio por él. No solo por el dolor, sino por cómo era. Para mí, era un desecho en aquel momento.
Se limpió el sudor y se quitó las cadenas. Volvió a dirigirme la palabra con mala educación.

—Ese changeling…si, el que dejaste moribundo en la cueva…me caía bien. Jeje, quizás debería darte una paliza en su nombre —Con todas sus fuerzas me propinó una patada con sus pezuñas afiladas. Fue el golpe que más atontado me dejo.

Yo no decía nada. No solo porque me sentía cansado y sin fuerzas. Sino porque me esperaba lo peor si abría la boca, no obstante me entraban ganas de hacerle daño…mucho daño. Matarlo quizás…no, sería impropio de mí. Ahora lo recuerdo y siento furia, en aquel momento el miedo y la confusión encubrían esa ira. Pero tras la paliza me digné a hablar.

—Que… —tosí ahogado— ¿Qué queréis? —le miré con desgana y agriamente.

—Tranquiiiiilo, pronto lo averiguaras… pero mira: hasta entonces, me voy a divertir contigo —Soltó una carcajada—.Vamos a ser grandes “amigos”.
Volvió a pegarme en el costado, esta vez fue una sucesión de golpes llenos de rabia y odio. Llegaba un momento en que… ya no sentía dolor, quizás porque estaba a punto de desmayarme. El sátiro respiraba con ansía, se limpiaba el sudor de vez en cuando y proseguía, me desgarraba con gusto y yo me sentía impotente. Deseaba devolverle todo lo que me estaba haciendo. Soy un poni de mucha paciencia y bueno. Pero en tales situaciones llegas a un límite.
En un momento de pausa, cuando él se acercó a reiterar mi castigo, le propiné un cabezazo en el pecho. Salió dañado, pero creo que yo recibí la peor parte. Ahora la cabeza me daba vueltas.

—Serás… Ahora sí que la has pifiado, poni…— Abrió sus garras con intención de arañarme lo más fuerte que pudiera, pero algo le detuvo.

La entrada se abrió de tirón. Habían entrado Bolt y Skillclaw a la escena. Skillclaw le había tomado del cuello a Valark hasta estrellarlo contra un muro.

— ¡Dagha! —escuche que dijo el dracano mientras se acercaba hacia mi analizándome con la mirada.

— ¡¿Qué hacéis?! —inquirió el sátiro tratando de reincorporarse.

La dracana de rojas escamas había tomado de nuevo el cuello del sátiro, y sin darle tiempo lo había levantado hasta quedar a la altura de sus ojos blanquecinos. Escuche en perfecto equestriano lo que dijo:

—Encima que pagamos a escoria como tú, osas infringir nuestras órdenes. Debería matarte por esto.

Bolt dijo algo que no pude comprender del todo. Parecía que, quería detenerla de matar al sátiro. Yo en ese momento no sabía que pensar de él: si era un ser de principios o era benevolente con sus víctimas. En cualquier caso, yo habría decidido acabar con su vida. No me vayan a ver con malos ojos; no está en mi desear la muerte a nadie, pero en ese momento me daba igual que Valark terminara muerto en manos de Skillclaw.

La dracana solo gruño y escupió unas últimas palabras, de mala gana soltó al sátiro y le dijo:

—¡AHORA VETE DE AQUÍ Y VE A HACER ALGO UTIL! —propinándole una patada en el rostro, el sátiro salió huyendo como pudo.
No voy a negarlo; aquello me dio una gran satisfacción.

Skillclaw se acercó a Bolt para gritarle unas cuantas cosas que no pude entender; estaba demasiado aturdido. El dracano se puso a mirarle con seriedad mientras se defendía con palabras tanto más calmadas, pero era igual de enérgico que ella. Finalmente, Bolt pareció zanjar la cuestión y Skillclaw no tuvo más remedio que aceptar la derrota, no sin antes gruñir como una fiera enjaulada. Parece que él es bueno con las palabras, al menos en su idioma.
Bolt se acercó a mí y me volvió a hablar como podía su equestriano:

—Bolt. Traer comida. Tú. Daño. Mucho daño. Skillclaw. Curar tú. Curar tú.

Sus palabras me dieron a entender que por mis heridas, necesitaba ser curado. Y parece ser que Skillclaw conoce de primeros auxilios. Pero la idea de estar a solas con ella me daba cosquilleos en la espina dorsal. Sin darme cuenta Bolt pareció notar eso y repuso:

—No temer. No temer Skillclaw. Skillclaw curar tú. No temer.

Asentí. No muy confiado de sus palabras, pero pese a ello…dejó la sala, pero no sin antes girar su mirada hacia la dragona de rojas escamas, quien se la devolvió. Pese a no tener buena vista, sin duda su presentimiento e instinto de lo que a su alrededor acontecía era infalible.

Cuando la puerta de la celda se cerró Skillclaw empezó a intentar notar mi presencia de cerca, tocándome hasta percibir mis heridas. Primero limpió la sangre de mi boca y después de entre su cintura, en la cual portaba una pequeña alforja, sacó una hoja. Esta era muy peculiar, de un color pálido grisáceo, de 5 puntas y de tacto áspero, lo sé porque con ella empezó a frotar mis heridas, aunque con disgusto. Yo trate de aguantar el escozor y dolor que sentía ante sus bruscos movimientos. Estuvo durante mi curación en pleno silencio y para seros sincero no deseaba ver su reacción si trataba de dirigirle la palabra.
Cuando finalizó, sacó un pequeño frasco de cristal rojizo, cogió el sucio cuenco donde me depositaron el agua y echo unas pequeñas gotas del contenido de aquel recipiente dentro del mismo. Acercó el plato con la cola y se levantó mirando indiferente al frente.

—Tienes suerte de que Bolt esté aquí, y de que mi Sharrak tenga interés en ti, si de mí dependiera…ahora mismo tan solo serias otro montón de huesos adornando la celda. —declaró ella dándome la espalda entre que abandonaba mi estancia….

Milagrosamente, gracias a aquellos remedios que Skillclaw me otorgó, mis heridas sanaron de una forma increíblemente rápida, aunque pase una muy mala noche ese día. Antes de acostarme, derrotado por completo, Bolt vino a la celda a traer comida…un montón de hojas frescas.

— ¿Cómo estar? ¿Mejor?

Con gran dificultad asentí, aunque apenas pude siquiera mantener la cabeza en alto.

—Pronto todo terminar…tu ser libre…nosotros cumplir destino. Pasado…despertar sombras. Equestria, enemiga.

— ¿Por…por qué?—pregunté dolido.

—Equestria…princesa….daño…mucho daño. Nosotros doler, princesa…sonreír. No, me, gusta, ver, morir, nada, pero…precio, necesario. Corazón dolido, solo…así poder aliviar. Tu no entender…no ser dragón. Tu ser poni, tu corazón, emoción. Nosotros orgullo, tradición…fuerza. Yo…gustar no, sangre. Yo deber…o mal dragón ser. Amigos….necesitan. Skillclaw odiar ponis…odiar equinos. Yo…no ser así. Pero no débil.

Escuché cada palabra suya mientras oteaba a la nada, triste…Los dracanos al parecer, reclamaban algo…Seguro estoy de que ansían venganza del conflicto de hace cien años. ¿Pero tanto les hirió perder esa batalla? ¿O es que había pasado algo que se me escapaba?

Cada dracano era único, Skillclaw era sin duda lo opuesto a Bolt, este no le gustaba las injusticias, pero le dolía hacer sufrir a otros si realmente no lo merecía. Pero… ¿mal dragón?... ¿amigo? ¿Querría decir que depositaban su confianza en él? ¿Qué le necesitaban pese a no desear el participar en esta locura?

—No eres débil…solo piensas de forma diferente…de hecho eres fuerte, piensas como ningún dracano que haya visto, sabes que es justo y que es bueno. ¿Acaso eso es ser débil?

—Nosotros…sí. Bueno o malo…eso no existe. Solo fuerza…y debilidad. Bueno…Malo, quien puede comparar. Nosotros seguir código, honor y fuerza. Solo eso… —Se levantó sin mediar alguna otra palabra, con un semblante envuelto en tristeza. Fue abandonando la celda hasta que antes de cerrar la puerta me dijo:

—Lo siento…

Eso me dejo sorprendido… ¿Qué ocurría? Solo ansiaba dormir.

Tras pasar otras dos noches más, dentro de esa gélida celda. Yo me encontraba absorto en mis felices recuerdos, tratando de admirar la belleza de mi hogar, la sonrisa de los míos y la felicidad que siempre radiaba allí. Pero de pronto escuché sonoras pisadas descalzas…” ¿Sera Bolt?” Pensé entonces, pero no…eran distintas, familiares sin duda, muy ligeras pero sin embargo llevaban furia. Escuche el cerrojo abrirse, me pegué a la pared, asustado y entonces apareció ella: Skillclaw, la dracana de rojas escamas, quien me arrojaba una violenta mirada acompañada del apretón de sus dientes, empezó a olisquear, pues como ya sabéis es carente de buena vista y al identificarme corrió hacia mí y me agarró con sus ásperas garras del cuello poniéndome enfrente de su rostro a su estatura, pequeña en comparación con la de sus semejantes…tirando de las cadenas y dañando mis patas.

— ¡Lygiesh kim! —gritó al guardia sátiro de la puerta, quien rebuscó entre las numerosas llaves de su llavero y cogió una de aspecto viejo y oxidado, con la que me quitó los grilletes. Skillclaw me lanzó contra la pared del pasillo bruscamente, pegándome un golpe contra la misma y dejándome algo atontado. Cuando agité mi cabeza y mire al frente, me hallaba entre la pared y las cuchillas afiladas de la dracana. En su brazo izquierdo portaba una pequeña rodela, enganchada por hebillas a sus zarpas y de esa misma se desplegaba mediante un pequeño mecanismo aquellas dos cuchillas, afiladas, de laterales ligeramente dentados, y de pálido color metálico.

—Escúchame basura equina…como se te ocurra escapar, te juro por mi vida que rebano tu cuello y lleno todo el suelo con tu sangre. ¡¿Ha quedado CLARO?! —me gritó, mientras entrecerraba sus ojos. El dominio de mi lengua que aquella dragona hablaba, era increíblemente formidable comparado con Bolt.
Por supuesto ante su voz ronca, furiosa y sus afiladas armas tocando mi cuello, temblaba, temblaba mucho…tanto que me costaba asentirle.

—Que patético… —murmuró entre que plegaba sus cuchillas de nuevo a la rodela. — ¡Vamos! —exclamó señalando en una de las direcciones.

Yo iba delante, atravesando el lugar…centenares de celdas cuyo contenido me atemorizaba, pues en varias de ellas, escuchaba gritos, rugidos y otras cosas más…Skillclaw me metía prisa continuamente, casi tropezándome con múltiples calaveras esparcidas por el suelo de piedra.

Se oían martillos, golpes contundentes sobre placas de hierro, el fuego brotar…el olor a metal quemado. Me topé con varios sátiros que guardaban el lugar y también ciertos dracanos. Pero entre los encuentros hubo uno en especial, al torcer una esquina, impulsado por la dracana, choqué con alguien inesperado. Un changeling.

Tras el golpe agitó la cabeza y rugió agudamente, mostrándome sus afilados colmillos.

— ¡Mira por dónde vas, prisionero! —me alzó la voz mientras gruñía, y yo me quedaba perplejo ante sus ojos verduzcos, los lunares plateados de su cuello y piel, sus orejas agrietadas y sus cascos perforados. Su exoesqueleto verde intenso, y su cuerno recto y puntiagudo.

—Seresh, Pharyb.

Entonces dejó de gruñirme y por un breve momento me olisqueó, a lo que por extrañas razones reaccionó sorprendida.

—¿Khe? —inquirió Skillclaw extrañada ante el semblante de aquella poni insecto.

—Ni gha. —respondió alejándose de nosotros, y mientras tanto le seguí con la mirada y ella a mí. Fue una sensación muy rara.
—¡Vamos! —gritó la dracana enfadada, casi tirándome al suelo de nuevo.

Bajamos a los niveles inferiores….hacía mucho frío allí, no me encontraba bien. Entramos en una habitación cerrada mediante un portón de hierro firme.
Al llegar tras el otro lado de la misma, se escuchaba una charla entre dos dracanos, dada la lengua en la que hablaban. Skillclaw llamó a la puerta suavemente con un par de toques y tras esta se oyó fuertemente:

“!Akra!”

Abrió la puerta, mientras me agarraba llevándome al interior de la estancia, aun mucho más gélida, que afuera. Una habitación llena de estanterías a rebosar de libros de curiosa cubierta, algunos con cubierta de hueso, una mesa de madera oscura y un suelo límpido de piedra plateada.

Ocupándola, había tres dracanos, uno de ellos era Bolt. Los tres me miraron con distintos ojos. Uno de ellos, enorme, corpulento y de negras escamas me miraba hastiadamente con sus ojos rojos de intenso color, como los míos. El segundo, sentado en una elegante silla de madera del mismo tipo que el resto del amueblado, yacía curioso ante mí. Era un dracano de escamas de un morado tono púrpura, más bajo que el primero y vestido de unas prendas lóbregas, arañadas, dignas de un hechicero. Tenía las dos zarpas juntadas con los codos apoyados sobre la mesa, mientras que con sus ojos de un naranja intenso como el fuego me miraba intrigado. Bolt sin embargo quien se hallaba como disgustado, parecía mirarme totalmente diferente, una mirada de preocupación.
Esta vez no pude discernir el conjunto de silabas exactas que salían de sus bífidas lenguas. El primer dracano que os he descrito hablaba con voz grave y orgullosa, llevaba puesta una armadura de combate, única entre las corazas dracenas, caracterizada por sus múltiples placas del abdomen de borde dentado, sus hombreras adornadas con rectas púas de hierro negro, el mismo material en toda su armadura, la cual bajo la misma se distinguía unas viejas mantas gris ceniza, del mismo tipo que yo, de colores azulados llevaba bajo la mía.

Por las continuas repeticiones de su nombre, deduje que este era apelado como Blackfire. Nunca me olvidare de su cara: Su hocico era más alargado que el del resto, una tosca mandíbula repleta de púas, orejas membranosas y dos gruesos cuernos marrón oscuros, emanantes hacia arriba que le otorgaban un aspecto intimidante.

El segundo, quien permanecía totalmente sereno en toda la discusión, tenía una voz…como describirla…fría, elegante…no sabría deciros de forma exacta. Todo su cuerpo, su cola, sus zarpas y patas eran de color morado purpureo, la parte delantera de su cuello mostraba unas escamas diferentes, mas blandas y de color plateado, además de poseer ciertos trazos rojizos. El aspecto de su cornamenta lo hacía más real que el resto, seis cuernos, tres a cada lado, rectos y recubiertos por su piel morada. En su amplia frente brillaba una pequeña joya roja incrustada en la misma.
Draco, ese era su nombre...

Expectante de que iba a ocurrir entonces tras unas breves palabras en jerga dracana y con una mirada a cada uno de los miembros por parte del aludido Draco, al final abandonaron la sala, pero no sin antes cada uno de ellos, mostrar una digna reverencia del pueblo dragón. La zarpa en el pecho y una ligera inclinación de cabeza, aunque Skillclaw hizo una genuflexión y repitió arrodillada el mismo gesto, pareciendo depender del respeto en sí.

Fue entonces cuando me quede a solas con ese dracano, y dio inicio a la conversación. Esta vez no estaba encadenado, la puerta estaba abierta…pero ella cerró con un ligero movimiento de manos y echo el cerrojo… Comenzó a interrogarme.

—Así que…tú eres el poni de cristal que se inmiscuyó en la operación, ¿verdad? ¿Cuál es tu nombre prisionero?—inquirió el dracano morado.

Por entonces no pensaba que mi nombre fuera algo grave el decirlo, por lo que sin ningún tipo de reparo se lo dije…

—Glo…glowing, Glowing Faith.

—Si…he estado estudiándote mientras estabas adormecido…seguramente te preguntes a que se deben tus sueños prolongados…

—¿Vos sois la causa?

—Así es. He empleado un hechizo de Ambra para adormecerte, la neblina de ensueño. He podido comprobar que padeces de una debilidad física bastante palpable.

Sus deducciones fueron sorprendentes, de ahí me atreví a preguntarle.

—¿Cómo lo sabéis?

—Hmph—rió entre dientes —he experimentado mucho con ponis de tu mismo sexo, normalmente son más corpulentos, abruptos, de mandíbula extensa y por supuestos más “rellenos” Tu en cambio…te pareces más a un saco de huesos, tu respiración suele ser acelerada aunque deduzco que pese a ello, gozas de una rapidez única entre los tuyos, al pesar poco…

—Si…aunque a veces, ya muy poco…mis patas suelen fallar.

—Ya veo… —esbozó una media sonrisa. —Además eres un poni de cristal de sangre pura, ¿me equivoco?

—¿Para qué queréis saber eso…?

—Los ponis de las montañas del norte…sois sin duda únicos entre los integrantes de la raza equina. Poseéis una magia singular, así como todos, pero mirad por donde…vuestra constitución y raza es ideal para que lleve a cabo uno de mis laboriosos experimentos.

—Experimentos…—musite por lo bajo.

—Mientras gozabais en vuestro descanso, me he tomado la libertad de introduciros una malefia.

—Una…¿malefia? —Pregunté extrañado y asustado —¿qué diantres es eso?

—Pues…si os soy sincero…no tengo ni idea… —respondió rizón.

Aquellas palabras me fueron inesperadas. Pero si denote en ellas cierta satisfacción por su mirada, sí que sabía algo…

—¿Y mi reina? ¿Dónde está lady Nivea?

—No temáis por vuestra benigna soberana, ahora mismo debe de estar descansando en su celda.

—¿Por qué? ¿Por qué nos habéis traído? ¿Qué queréis de ella? —me daba miedo preguntar en busca de respuestas, pero era un auténtico hervidero de preguntas entonces, pese a que el pavor estaba presente en mí.

—Bueno…en cuanto a ti, viniste por error. Te inmiscuiste donde no te llamaban y acabaste aquí…por decisión de Skillclaw. Pero ya que estas aquí…voy a aprovechar la ocasión de no sacrificar a ningún soldado o mercenario. — mientras continuaba parlando, pegaba pequeños toquecitos en la mesa con sus garras oscuras. —La reina…en cambio era necesaria…el plan era llevárnosla y devolverla pasado esto…pero el asunto se ha torcido…No obstante no temáis, el premio que busco es más avaricioso…

Llenó sus zarpas enteras de un negro intenso y de entre las sombras del suelo, como una criatura que emergía del agua, apareció una esfera de cristal…preciosa, un cristal que pese a su hermoso fulgor sangre, era sin duda un objeto demasiado peligroso. Puramente esférico, que emanaba una esencia maligna, al menos me hacía sentir escalofríos. Cuando Draco cerró el puño, las sombras se elevaron como columnas y tomaron la forma de un pequeño dragón, el cual hecho de sombras agarró ansioso la esfera de rojo puro y todo aquel esperpento oscuro, por raro que suene, se solidificó. Dando lugar a una vara, o más bien a un cetro, dado que el mango no llegaba al suelo.

—¿Hermoso? Si… —musitó el dracano de ojos ígneos. —Este es un regalo a nuestra tribu, por parte de mi rey...un presente que ha permanecido dormido por mucho…pero gracias a vuestra majestad y a cierto…traidor. Ahora esta joya, me permitirá lograr la meta que ansió.

En tan solo un instante me encontraba mal…de pronto cuando ese cristal empezó a brillar, algo en mi comenzaba a retorcerse, sentía como mi corazón era acariciado por el cuerpo de una serpiente a punto de estrangularme. Y frio…un frio atronador… El sudor caía por mi rostro en forma de pequeñas gotas gélidas, mis ojos se contarían y las patas me temblaban…

—Lo no tas ¿verdad? La malefia está despertando…y ya es hora de que conozca su nuevo huésped. Sinceramente…no creo que dures mucho. No me hace gracia que los ponis de cristal paguen lo que una ecuestre hizo, pero…así es la vida. Uno la fastidia y todos lo pagan. ¿No?

Ahora aquí delante de mi diario, entiendo esas palabras…

—Shaga….Shaga noctrunam reshe…deghess. —recitó, me tocó con el cetro en mi pecho y sucedió…yo gritaba en agonía. Fue como una vida ajena a mi nacía de las entrañas de mi cuerpo, de entre mi pecho se abrió paso un cristal oscuro, negro como el tizón. Escuché en mi cabeza un sinfín de voces de las profundidades. Y al final cuando me retorcía Draco me lo aclaró todo.

—Equestria ardera… porque por mis venas corre la sangre de los dracanos que tuvieron que terminar con vuestras efímeras vidas. Y porque por el juramento de mi rey, de mi autentico rey, vengare a los que desde las sombras ansían vuestros llantos... Tu reina quizás viva, pero tu…me temo que tus días están contados, pero…¡Anímate!, es por el bien del estudio de la magia.

Con un seco golpe de su cetro en la pared cuyo sonido se expandió con un eco interminable, emergieron dos sombras de silueta fantasmal de entre la oscuridad, de esperpéntica figura, de garras afiladas y cuernos rectos. Ojos vacíos…blancos afilados, que me agarraron por las patas, sintiendo el frígido tacto de la oscuridad. Y llevándome por medio de los oscuros pasajes de las sombras a mi celda. Unas criaturas sin sentimientos…unos seres nacidos de las sombras.


Esperamos que haya sdo de vuestro disfrute.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Xylophone Greenheart » 11 Ene 2015, 00:58

Desde hace un tiempo solo una pregunta a estado pasando por mi mente, y esta era ¿que son estas notas? estas extrañas paginas cambiantes que aparecen a cada amanecer cerca de mi existencia como si de un espíritu se encontrara cerca mía ofreciéndome esta lectura. Durante mucho tiempo, muchas historias fueron apareciendo allá donde iba, como si una simple fuerza superior al destino me las enviara para conocer mas sobre las historias de esta y otras tierras. En esta ocasión, este diario de aquel tal Glowing me recordó el sabor único de la oscuridad, una historia de incontables desalientos con una escasa luz que en cualquier momento se podrá apagar.

Bueno, pues después de dejar salir un poco mis emociones paso a hablar mas personalmente sobre este fic. La historia es...... buenísima sin lugar a dudas, los personajes, las situaciones, las emociones, los lugares, todo esta cuidado al milimetro, he visto libros con un presupuesto detrás que no le llega ni a la cintura ha esta historia y eso que es simplemente un texto plasmado en un foro de Internet, pero sin lugar a dudas si se tratara de un libro me lo compraría sin pensarlo. Quizá esto se deba a que no conozco mucho sobre el mundo de los fanfic´s, pero de todos los que he leído este es uno de los pocos que desde el principio me han dejado amarrado a la trama siguiéndolo por todo lo dicho anteriormente y no solo por terminarlo y poder dar una opinión sobre la historia.
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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 11 Ene 2015, 18:51

Muchisimas gracias por tu comentario Xilophone, de verdad, no sabes lo feliz que me has hecho. Tus palabras me han inspirado y me han sacado una gran sonrisa, muchisimas gracias, de verdad. Necesitaba saber como iba y me llena poder saber que esta gustando. Gracias. Muchas gracias.

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Re: La leyenda del caballero de cristal [Aventura]

Mensaje por Angelus-Y » 12 Ene 2015, 20:24

Nota del autor:

Me temo que se me acercan los examenes y bueno, no voy a poder estar disponible para escribir bien y continuar esto, por lo tanto este capitulo será el ultimo en un tiempo, supongo que un mes como mucho, depende de como se complique la cosa. No obstante hay muchisimos fics que podeis ir leyendo mientras para no aburriros e incluso si lo veis conveniente podeis poner cualquier duda, sugerencia, comentario, idea...lo que sea.

Quiero dar mi mas sincera gratitud a Pandi, (Pandora) por su inestimable ayuda en la correcion de este capitulo, debido a que mi compañero Moises no ha podido estar disponible por lo mismo, tareas de la universidad. Por lo tanto agradezco su ayuda, con la cual me he dado cuenta de grandes fallos que habia cometido.

Por el momento nada mas, espero que pase pronto esta temporada y que disfruteis del capitulo. No sabeis lo feliz que me hace saber que os esta gustando esta historia, me hace muy pero que muy feliz. Muchas gracias.


Capitulo 7: Shul-Kalag (Draco)

Spoiler:
Fanfiction MLP (Aventura)
La leyenda del caballero de cristal (Aventura)
Autores: Ángelus-Y; Moisés R.
Capítulo 7: Shul-Kalag.


El poder de la reina ya era mío…pero nada más salir de su prisión, los escuchaba…susurros de una lengua sellada, aquellos que usaban una poderosa magia para hablarme. Debían gastar sus fuerzas enteras en tan solo captarme, gracias a Ambras, que mi vínculo con aquellos que miran a través de las lagunas, facilita su cometido. Me han enviado un mensaje…debo hacer algo muy importante. Pero preferí antes tener un tiempo para mí mismo, lo necesitaba…

En mis aposentos, de nuevo encubierto entre sombras y casi sin ningún atisbo de luz, permanecí meditativo, con las garras unidas y en silencio, dejando que la paz y la tranquilidad me envolvieran en su suave tacto.

No obstante mi cabeza, enturbiada de emociones y pensamientos me impedía relajarme. Pensé en practicar un poco con el Ambra, el arte de la manipulación de sombras.

Sentado en el frío suelo rugoso de piedra comencé a sacar sombras en forma de finos hilos, moldeándolas y creando diversas formas, cambiando su consistencia…

Mi mentor me enseñó que las sombras adoptan cualquier forma, espesor y propiedad de los millares de elementos de la tierra. Podía solidificarlas y convertirlas en hielo oscurecido o metal ennegrecido, podía disiparlas como el mismo aire creando una niebla lóbrega, o hacerlas tan elásticas y pegajosas como las resinas del pantano, pero las sombras siempre conservan su esencia natural.

Muchos de los ambrantes crean armaduras de sombra sólida a partir de las mismas obstrucciones de la luz que cada día vemos. Es como una materia infinita cuya magia y poder sobrepasa la imaginación de cualquier hechicero. Pero su manipulación es detallada y costosa. Es mas, en mi caso siempre padezco grandes dolores de cabeza cuando abuso de este poder. Al fin y al cabo es una de las maldiciones que debo soportar desde la catástrofe del pasado.
La verdad es que jugar con las sombras cual chorro de agua a tus órdenes me hacía disipar enredados pensamientos. Incluso me permití un lujo, solo para mi mente. Imité con las sombras la forma de aquello que ansiaba destruir.

—Veamos…una altura similar a la mía, con cuerno afilado, unas alas…ah sí, y esa absurda crin — Moldeé las tinieblas como el barro y creé una réplica exacta de su figura. Incluso aun siendo una forma oscura que tan solo imitaba su silueta, me hervía la sangre solo con verla, pero ahora podía disfrutar con ello.
Ahormé cuchillos de sombra cristalizada y los clavé en su cuerpo, con cada uno de ellos me imaginaba su grito de dolor, como se retorcía como un gusano. No pude evitar esbozar una sonrisa. Parezco un demente, pero cualquiera puede permitirse extravagantes gustos. Aunque con cada cuchilla, la fuerza con la que les empalaba aumentaba hasta el punto en que mi satisfacción se tornaba en ira y deseo de desahogo, llegué a lanzarme y a desgarrarla mientras rugia. Pocos momentos después, acabó esfumándose la sombra, disipándose en el aire, a causa de mi desconcentración.

Respiraba con fuerza, mirando al suelo mientras me apoyaba con mis garras sobre él, sentía una gruesa capa de hielo en mi corazón que guardaba un volcán en erupción. Era odio…pero alguien que controla los maleficios no debe dejarse llevar con tanta facilidad por esas cosas. Es la renuncia que un auténtico hechicero sabio debe hacer para explorar cada rincón de la magia oscura.

La cabeza me dolia…me lo veía venir. Mas que un simple dolor, casi era una jaqueca, algo horroroso. Podria soportar ofrendas de sangre, pero este dolor cada dia se me hacia mas insoportable y mas aún al verla sonriendo, burlándose de mi…maldita, maldita sea ella y todos los que sonríen con su luz.

Recobré la compostura y respiré para liberar tensiones. Ahora debo volver a mi obligación.

Partir hacia Shul-Kalag, ellos me han entregado un mensaje, y el nombre de esas tierras en sus palabras estaban.

—¡¡¡Skillclaw!!! —grité.

Cuando el eco de mi voz pereció, escuché sus pasos, rauda como el caudal de un violento rio apareció ante mí, inclinándose.

—Mi sharrak, ¿Qué deseáis?

—Debo partir a Shul-Kalag de inmediato, necesito que te quedes al cargo. —le dije mientras me ajustaba mis oscuros ropajes y mi guantelete de plata. —Quiero que en cuanto vuelva las tropas estén listas para partir.

—Ra, mi Sharrak. ¿Puedo informaros?

—Ra. —le respondí intrigado.

—Silph, mi leal compañero ha traído un mensaje del capitán Arghon. Dice que el majestuoso rey Dragón Ember, ha dado su consentimiento para que los caballeros de ceniza y los senescales de hierro se unan a nuestra causa.

—Ry-Sag… —murmuré sonriente.

—Pero…

¿Una objeción? Era demasiado bueno…

— ¿Pero?

—La mayoría de los senescales y caballeros se niegan a participar en la lucha.

— ¿Por qué? —le pregunté indignado.

—Al parecer no quieren arriesgarse... Creen que este conflicto…ya sabe.

—Comprendo…es normal, pero no me esperaba semejante reacción de los guerreros más firmes de Draconia…

— Aquellos que desean luchar a nuestro lado, quieren honrar recuperando el cáliz, el buen nombre del rey Ash.

—Como debe ser… ¿Cuántos senescales de hierro dirigirán las tropas? —inquirí ansioso de saber que poderosos dracanos servirían en la lucha.
—Cuatro, mi Sharrak: Hedbang, el rompecráneos, Relart, el ojo de dragón, Simbra el orgulloso e Irrak el defensor. Aunque ansían estar a las órdenes de su superior…el general Blackfire. —explicó Skillclaw.

–Hmmm…sí que se ha ganado la confianza de los senescales… y por supuesto el capitán estará en la lucha.

—Ra, pero no está muy convencido por lo que él mismo ha reflejado en la carta. Sin embargo el deseo de su corazón de honrar al viejo rey es decisivo. —me dijo.

—Sí—afirmé — Se dé buena fuente que Arghon y el rey Ash eran garra y carne. Estoy convencido de que el buen capitán no faltara a esta gloriosa oportunidad de recuperar lo perdido.

—Mi sharrak…—comenzó inclinando su cabeza. — Con respecto al prisionero poni que capturamos… ¿Qué desea hacer?

Cierto. Aquel poni entrometido que ella trajo…La verdad es que…

—Que participe en los experimentos…

— ¿Y por qué él?

—Por nada en especial…simplemente todos y cada uno de los ponis y changelings que he sometido han…como decirlo…fracasado. ¿De dónde crees que vienen esos gritos? Ya no son conscientes de su ser, solo criaturas aberrantes impregnadas de sombra…Espero que cuando despierte el dranil …los resultados sean más adecuados. ¿Cómo es el poni a todo esto? —pregunté al final.

—Pálido, enclenque, miedica y algo escuálido. Débil para ser más…exactos.

—Vaya… ¿un semental de constitución débil?

—Eso parece…

—No está mal…veremos si las condiciones físicas influyen en el desarrollo de la malefia. Pero por el momento debo partir. Recuerda que estas al cargo…
—Ra, mi Sharrak. ¿Deseáis algo más?

—Que no toquen a ese poni…si ocurre algo házmelo saber.

—O deseth — E inclinándose con sus garras de hueso pálido en el corazón se retiró.

Mi fiel akilia se desvaneció desde las sombras.

Salí al exterior, a la luz de la luna. Debía viajar lejos, por ello… dado que carezco de alas que me permitan surcar el cielo. Emplearé mi magia. Para ello, he acumulado en mi cuerpo una gran cantidad de ambra. Con ella empleando mis garras como canalizador creé dos alas de sombra opaca, con las que sentía poder tener la libertad de levantar mis patas del suelo y sumergirme entre el cielo nocturno hacia Shul-Kalag.
Oh Ambras, no hay luz que me llene más que los rayos de plata blanquecina de la luna, esa luz de la que las sombras se alimentan y desean poder sentir en sus entrañas. Una luz pura, nacida de la oscuridad, capaz de curar el dolor y de encender el fuego.


*****
Shul-Kalag, mi tierra natal. El valle sombrío…donde por sus húmedos y ennegrecidos suelos las hierbas lunares de hojas verduzcas y grisáceas, crecen por la fértil y oscura tierra. Donde la muerte se presenta en cada parte del terreno, donde las rocas y los cristales gozan de fríos colores y donde los rayos del sol son obstruidos por el nublado cielo que arropa este lugar.

El majestuoso santuario de la luna nueva. Los pastos de los dragones negros y los cementerios de dragón, inundados en una miasma de pálida espesura. El dulce aroma de los huesos molidos en las piedras, las cuevas que expanden la humedad y las humaredas opacas.

Aquí yacemos los dragones que entregamos nuestra vida al arte y la magia negra, al culto a la noche y los que buscan el refugio, el reposo y la paz.
Tenía que dirigirme al santuario. En una gran fisura que se abría sobre la ensombrecida faz de estas tierras. Descendí por sus paredes, hasta la más lóbrega profundidad. Cuanto mas bajaba, mayor era el susurro del abismo. Desde la negrura ascendían corrientes de espesura opaca, purpurea y de colores gélidos. La sombra seca impregnada en rugosas paredes de piedra, fría y pegajosa.

La entrada del santuario estaba sellada, en un punto de apoyo de roca aterricé y visualicé su fachada. El emblema de Ambras la decoraba, el portador de la noche y la luna nueva. Mi guantelete, que lleva el zafiro de mi madre es una de las llaves. Alcé mi mano y el zafiro brilló en aquel vacío de aspecto famélico. El mecanismo rudimentario y la magia del santuario reaccionaron, la puerta se abrió por la mitad y se mostraron las fauces de la estructura. Vino un aire de muerte desde el interior.

Mis patas resonaban con eco por el pasillo inicial, el musgo e impregnaciones de colores oscuros abundaban por las paredes y el techo.
En este santuario es un lugar de descanso, un sitio donde se practican las artes prohibidas, donde muchos gozan de un descanso sin fin…Atravesé tumbas de conmemorados hechiceros de magia negra: nigromantes y ambrantes... En mi camino iba divisando las sombras de los guardianes que vagaban en busca de intrusos, cuyos cuerpos carnales reposaban en altares rodeados de un poderoso conjuro demoníaco que permitía a sus sombras vagar por el santuario. Eran rituales que implican un sacrificio de sangre.

Las trampas de los nigromantes para mí son eludibles, los cadáveres y los esqueletos solo se reviven cuando un incauto sucumbe a estas.
Cuanto más adentraba, más intenso era el cántico de las Níndulas, las protectoras del descanso perpetuo. Evitaban que los esqueletos y cuerpos sin vida de los celebrados fueran profanados de cualquier forma.

Una de las sombras guardianas se acercó a mí, con la silueta de su forma corpórea cerca de mí, emanando vibraciones resonantes.

—Ka-lash, ¿quién osa perturbar a los que descansan bajo el abrazo de Ambras?

Levanté mi guante con el zafiro incrustado en el dorso y revelé mis intenciones.

—Ralact, sirviente. He venido a dar mis respetos a la hija de Ahlzalir: Leyli Umbra.

—Shym Seré — se retiró en silencio, mientras yo proseguí por el santuario.

Llegué a las catacumbas del mismo, donde yacían los nigromantes y ambrantes más poderosos y célebres. En la cultura de Shul kalag, en la más profunda y densa oscuridad es donde los eximios hechiceros entregados a la sombra, deben ser recordados una vez su espíritu pasa a Ambras.

Este lugar lo llaman “El reposo” una inmensa cámara del santuario, repleta de tumbas, de gruesas estalagmitas y enormes estalactitas. Una llama avivada en el centro alumbraba tenuemente la estancia, de un color morado débil y suave, combustionada con la sangre y los huesos de aquellos nigromantes que honraron estas tierras. Podía contemplar bajo la fría llama las calaveras de aquellas decenas de dracanos ardiendo sin permutarse, conservando un precioso color pálido.

Solo aquellos que han recubierto su corazón del negro manto de estas artes y el respeto de las creencias que aquí prevalecen, pueden otorgar su ser a la llama del reposo y descansar en paz, habiendo dado el combustible para la llama que en su día, en antiguos tiempos, el dragón Ambras encendió con su aliento sagrado.

Las sombras de aquella cámara, proyectadas por la luz del fuego debilitado se distorsionaban como un remolino, libres del lugar que les correspondía.
Umbra... Su descanso yacía en un lugar aun mas recóndito que el propio “reposo”. Saqué de entre mis ropas el amuleto lunar, deleitando mi vista con él. Me atrapaba la nostalgia.

Descendí por las escaleras, traspasé las trampas mortales, a los custodios de la tumba de aquella nigromante. El canto profundo de las Nindulas era por instantes más intensos. Al mismo tiempo, me sentía despejado, las meras sombras vagaban libres por las paredes, techo y suelo, soplaba además una corriente de aire delicada. Y aunque hacía frío, lo cual me agradaba…entre ese espeso sentir que me azotaba, notaba una placentera calidez.

Por fin llegué. La cámara de Umbra. Iluminada por largos candelabros que sostenían velas de llama azul. El suelo ligeramente encharcado, las paredes con grabados arcanos y simbolos de la tribu, y un apacible sonido provocado por el chorreo de las fuentes de agua, provenientes de las profundidades.
Una bella estatua de la figura de Umbra destacaba allí, incrustada en la pared. Construida a partir de piedra, recubierta de teniblina, hecha con extraordinario detalle. La teniblina es el metal sagrado de estas tierras, algo simbolico, en especial para los miembros de la orden de la Luna Nueva, de la cual, ella fue líder. Su figura replicada en aquella hermosa plata, de cintura hacia arriba, con las finas garras con las que me acariciaba juntas, su cabeza dotada de cuatro hermosos cuernos pálidos, que recuerdo emergían de entre sus escamas brillantes y sedosas del color del cielo nocturno, con el zafiro que llevaba en su frente…Siempre elegante, dulce y orgullosa de lo que era. Con total devoción a la tradición y a sus creencias.

Pero para mi sorpresa no estaba yo solo. Frente a la tumba de mi madre, hecha de piedra sobre un altar, yacía una figura esbelta y delicada.
Sus escamas tersas de color rosa suave, su cuello alargado, su cabeza de dragón de hocico medio, sus dos cuernos sinuosos y las espinas en su cuello (algo más largo que el mío) de tonalidad marfil dorado.

¿Qué hacia ella aquí? Rezando a la tumba de aquella nigromante, arrodillada y serena. De pronto al poco llegar, acabó con sus plegarias y dándose un beso en sus delicadas y sedosas zarpas, traspasó ese cariño hacia la cubierta de la tumba, dejándola arrastrar, como siendo guiada por anhelo.
Cuando se dio la vuelta me miró con sus inocentes ojos verdes. No pude evitar apartar la mirada de su rostro rosado marcado con el símbolo de las ninfas en su frente. Su pecho beige claro, ligeramente abultado y arropado con las hojas Subura de los pantanos de Mishmyral.

—Oh, Sharrak… —soltó sorprendida con su grata voz, con sus tapando su boca, e irguiendo sus orejas de proyección rosada y membrana dorada. —Yo…no sabía que… —sus mejillas escamadas se enrojecieron de forma casi imperceptible de la vergüenza, cogiéndose su larga cola; Esto era debido a que no cualquiera puede entrar aquí. —Di-shelee, Sharrak —cortadamente apretó sus manos dejándolas a la altura de su vientre e inclinó su cabeza con una tímida reverencia.
Trató de correr hacia fuera evitándome, pero me puse en medio de la salida.

—¿Por qué os disculpáis? —Pregunté —¿Y por qué habéis venido hasta aquí?

—Bueno…tan solo pensé que sería un ultraje para vos, venir a la tumba de vuestra Ryla…es que quería entregarle mi tiempo…
—Sois bienvenida aquí siempre…ella hubiera deseado vuestra presencia, Leyli Deathly. Selena.

Se le notaba inquieta, pero sonrió al escuchar mis palabras. Deathly, era sin duda una de las más mortíferas ninfas, una autentica dama venenosa, aprendiz de nigromante y experta en las artes tóxicas. En su cintura llevaba guardados sus dos hojas de oro curvadas embebidas en veneno de cockatriz.

Siendo ella algo más alta que yo nos costaba no dirigirnos la mirada y se mostraba muy nerviosa.

—¿Vos habéis venido para presentar vuestros respetos también?

—Ra, pero también he venido para recobrar algo.

— ¿De qué se trata? Si me permitís preguntar.

—La sombra lunar.

— ¡Ah! La segadora… —bajó la mirada rascándose su brazo—…¿me dejáis traérosla? Sé dónde se encuentra, así podríais dar vuestros respetos…
—Oh…claro. Rash-Kag Deathly. —No pude evitar darme cuenta de las pequeñas protuberancias de su espalda a la altura casi de los hombros, donde perdió sus alas…me duele recordar esos momentos. Me sonrió cálidamente y se retiró, mientras yo la observaba.

Torné mi vista hacia el lugar de descanso de mi difunta madre, anduve hacia allí y me arrodillé, frente al altar. Quise imaginar dentro de mi mente, cuando cerré los ojos…a ella, frente de mí. Hablé al silencio como a ella misma. Rezando…

En medio de mis plegarias, sentí que en mi hombro se posaba un tacto cálido. Giré mi cabeza y vi unas garras finas de escamas oscuras como la noche. Envuelto en un sentimiento de alegría momentánea, me volteé levantándome. Vi su figura.

Las escamas del color del cielo nocturno, los ojos verdes, sus cuatro cuernos pálidos curvados en su cabeza, igual que la mía. Y su vientre rosado, delgada y elegante.

—Ma…. —Solo una simple imagen suya, bastaba para sonsacar mi angustia.

Traté de tocarla y al hacerlo, supe que algo no iba bien. Su textura, su olor y la calidez que desprendía…era demasiado real, demasiado…

—Hijo mío…yo…—susurraba ella pero la corté.

—No tiene gracia…sombra elegante. —dije a la figura, y apretando mis dientes de rabia.

Esta imagen, una mentira viviente andaba sonriente. Aun siendo consciente de que yo sabía quién era, ella sonreía a través de la imagen de la cual vestía. Las escamas de aquello que controlaba se empaparon de la negrura de las sombras, y al inundarse completamente se deformaba, emanando un sonido espantoso y sin embargo, emitía una vibración de poder envidiable. Sus garras se recubrieron de metal oscuro, sus brazos se envolvieron en mangas de seda lóbrega y fina. Las patas desaparecieron en una fina falda larga del mismo color, que se agitaba sin que el viento le diera vida. Su torso de una plata brillante, con grabados de la oquedad... y su rostro oculto bajo una máscara sin visión, lisa y sombría de la que surgían las curvaturas retorcidas que le otorgaban un aspecto terrorífico, actuando como un tocado ceremonial.

—Dragón de las sombras…— me aludió señalándome — ¿ A qué se debe tu tardía aparición? — inquirió ella, hablando con su voz delicada como un susurro en el frío.

—He tenido ciertos imprevistos…— le respondí. —Eso, aun así, no te da derecho a perturbar la imagen de una de las grandes nigromantes de Shul-Kalag.
Pero ante mis palabras rió. Suspiró tras su momento de risa y mientras mis extremidades se tensaban de la furia, ella, quien portaba ese nombre paso sus zarpas por mi hombro y puso su cara tapada al lado de mí.

—¿Por qué no me confiesas que has decidido gozar de una ilusión…Hablas de perturbar, pero yo lo único que puedo cambiar es la verdad…—explicaba ella mientras levitaba, dándome la espalda.

—Mide tus palabras… ¿A qué has venido a este lugar? —preguntaba indignado por su presencia.

—Se me ha encomendado la tarea, por aquel porta la corona, de ilustrarte en tus últimos pasos, antes del gran espectáculo. — explicó ella, antes de hacer una reverencia.

—Pensé que él estaría aquí… —musité decepcionado.

—Han surgido…imprevistos y para nuestra desgracia, el buen mentor no puede honrarte con su presencia. Pero no te preocupes, he traido un pequeño regalo de su parte —me dijo.

Abrió sus garras y sobre su palma se agregaron cúmulos de sombra que formaron una esfera completamente negra, la cual, posteriortemente comenzó a deformarse cobrando el aspecto de un cristal de proporciones simétricas. Un cristal negro puro…una malefia.

—Eso es…¿Una malefia? —pregunté.

—Asi es… —respondió pero alzo su mano izquierda en señal de advertencia. —Pero esta no es una malefia cualquiera…Esta, es especial —y con un suave soplido la malefia flotó hacia mi.

—Vaya, su esencia es tan…diferente. —contemplé.

—Puedes considerarlo como una ayuda de nuestra parte. Eres libre de usarla a tu antojo. —especificó paseándose por mi lado.

—Así será, habla pues…

—Antes de eso, queremos saber los progresos que llevas,dragón.

—¿Respecto a…?

—El plan de ataque, el ejercito y los experimentos… —indicó.

—Mis tropas están casi listas y cada uno de mis comandantes mas fieles ha preparado una sorpresa especial para los equinos. Tengo guerreros sedientos de sangre, asesinos silenciosos…y los pequeños resultados de los experimentos, los cuales, han salido…decepcionantes respecto a lo que esperaba.

—Ya veo… —respondió — en ese caso, ¿puedo considerar todo bajo control?

—Ra, ¿y bien? —le pregunté por el asunto que nos concernía.

—Ra, “Sharrak” —respondió bromista. Sentí que canalizaba sus oscuros poderes, envidiables…Y con las sombras creó vivas imágenes, como una perfecta ilusiçón. Un lugar que no conozco. Nieve, hielo y un cielo oscuro…

—¿Qué es esto? — inquirí.

—El frio… tiene muchas formas. Y nace de muchos lugares, el odio es aquel que engendra el frío. Es el sentimiento más gélido del corazón, aquello que tiñe el espíritu de instinto y la voluntad, desaparece…Y muchos, ansían devorar. La ventisca que unió al pueblo equino…¿Sabes a qué me refiero? — interrogó tras sus palabras.

—Solo hay una criatura capaz de relacionarse tanto con esos términos…Los Windigos. —conteste contemplando la imagen envuelta en una ventisca, que la sombra simulaba.

—Hay uno…Un windigo que a diferencia de los suyos, no buscaba devorar y helar, pero empoderarse y alcanzar lo que ninguno había logrado. —Explicaba — Quería hallar el frio mas empalador, y entonces busco en la oscuridad y no en el odio… Su nombre es Frigir. Aquel que traicionó a las sombras y que cegado por su obsesión acabo encarcelado en un muro de hielo. —La sombra alteraba sus palabras con creciente furia y dolor. Me mostró al aludido Frigir…un enorme corcel de hielo congelado en los más profundos dominios de las tierras gélidas, que la sombra me mostraba. —Los ponis le encerraron…pero no ha sido castigado por su traición. Esa es tu misión.

—¿Qué tengo que hacer entonces? —pregunté.

—La sombra lunar…su poder es magistral, siega el espíritu. Usa su hoja maldita para desgarrar el espíritu de Frigir, y sacia la hambruna del dranil. Despierta su poder…y apaga el sol.

—Entiendo. El poder de despertar el amor…el poder de devorar el odio y un corazón ennegrecido vinculado. Solo así se desata el auténtico poder. ¿No es así? —murmuré.

—Así es… dragón. Pero cuidado…Frigir, pese a estar clausurado, aun emana gran poder y sabe muy bien como helar un corazón.
—Yo me he criado bajo el más penetrante frío…no temo ni al gélido aliento del más profundo abismo. —declaré decidido, mirando hacia el frígido páramo que la sombra elegante despertaba en esta sala.


—No seas tan vanidoso. —separando sus zarpas bruscamente disipo su magia y todo quedo en negro.
Hice caso omiso de sus últimas palabras y sin mediar ninguna otra más, quise entregarle algo que pertenecía a quien le ha enviado. La sombra me miraba curiosa. Rebusque en mis ropajes y saque un objeto envuelto en un trapo.

—¿Qué es esto, dragón?

—Entrégaselo…él sabe lo que es, por si…. — me arrepentí de continuar esa frase — Bueno, dáselo. Solamente eso, que lo considere una devolución por su “ayuda”.

Miraba aquello que entregue curiosa y lo guardó entre su propia carne sombría.

—No fallare… —le dije seriamente.

—No lo dudo. — Levitó hacia mí, hablándome con una creciente seriedad, nuevamente creó frente a mí una ilusión, algo que me hizo sonreír — Al fin y al cabo dragón, no es solo devoción y justicia lo que buscas…sino gritos de agonía y llantos de aquellos que os insultaron... —Tras aquel momento de deleite, hizo desaparecer la imagen y recitó unas importantes palabras.— Rak zai Shavoo, Rak zai Miasma, Rak zai shaglash Noctum.

Asentí, en honor de las palabras que la sombra dijo, pues su significado para mí, era la gloria de aquello que adoro. Mi mente pese a estar enturbiada…sé que mi objetivo es claro, y en especial cuando ella se desvaneció, deshaciéndose su forma corpórea en un montón de gotas negras que en suelo se filtraron, desapareciendo.

Tras ello, volví a aproximarme, hacia la tumba de piedra, tocando su rugosa superficie. Sé que en su memoria, esto honrará más su descanso, más aún cuando todo termine. Por ello saqué mi amuleto lunar y lo deje allí mismo, transfiriendo todas mis emociones a través de la baratija luminosa.
El aire de tristeza oprimía mi férrea voluntad, pero aun así, muchos dependen de mí y la voluntad de alguien solo la cumple el más fuerte.

Escuché a Deathly viniendo hacia mí, con paso discreto y portando la ansiada arma.

La guadaña de la sombra lunar. Heredada a Umbra, con cuya hoja desgarraba el tejido de las sombras y segaba las vidas de sus víctimas. Reforzada con obsidiana, encantada con la luz lunar, y bendecida por la raza tenebria.

—Aquí tenéis, mi Sharrak. —dijo ella alargando el arma hacia mí, la cual cogí lentamente de sus rosadas y sedosas manos. Ahora tan solo quedaba una cosa por hacer.
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Angelus-Y
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