Título: La aventura interdimensional de Sweetie Belle y Sweety Bell
Edad Recomendada: +30
Género: Supernatural
Sinopsis: Cuando Sweetie se encuentra con su yo de otra dimensión, se da cuenta de que las drogas hacen mal. Allí inicia una aventura inspiradora para toda la familia, grandes y chicos por igual.
Era un hermoso día en Canterlot. Casi todos los días eran hermosos en Canterlot en especial después de que habían echado a todos los ponis de pelaje oscuro de la ciudad, aunque otros días no eran tan hermosos cuando el smog provocado por las fábricas donde los pobres hacían los productos que consumían los ricos y superiores en este sistema capitalista terminaban por tapar el sol, aunque no era tan malo porque la contaminación permitía que los ponis vagabundos de pelaje oscuro vivieran menos, además de que la niebla gris impedía que los ricos tuvieran que ver a los ponis feos y pobres... pero ese día era especial porque los potrillos que no tenían que trabajar en las fábricas aspirando humo y recortando su esperanza de vida, comenzarían un nuevo año en la escuela.
Los pequeños salían de sus casas con sus uniformes nuevos y recién comprados, preparados para un gran día de clases donde se iban a pasar el tiempo haciendo mierda esos mismos uniformes porque los jóvenes de hoy en día no entienden el esfuerzo que hacen sus padres para poder comprarles la ropa porque cuando yo tenía su edad era más responsable y las yeguas y las cebras no tenían derecho a votar y todo era mejor porque con Sombra estábamos mejor...
Bueno, volviendo a la historia: era un gran día, y todos los potrillos iban a la escuela. Pero a las afueras de una de las casas, dos potrillas esperaban a otra que parecía no haberse dado cuenta de lo importante de ese día, seguramente porque se había quedado toda la noche en esos foros donde ponis de todas las partes de Equestria discuten acerca de la posibilidad de que sean "humanos", seres con extremidades muy largas y cinco extremidades en la punta de sus "cascos", en el cuerpo de ponis, y sobre el precio que tendría comprarse un trajecito de humano para ir a las convenciones de "humies", tal cual ellos se llamaban.
—¡Sweetie! -gritó Apple Bloom, la poni pelirroja- ¡Despertate, la concha de tu madre!
—Seguro se quedó toda la noche hablando con sus amigos virgos humies -dijo Scootaloo.
—Hey, los humies somos algo serio -dijo Apple Bloom, mostrándole el pin que tenía en la mochila, que decía "Humie and Proud"- A los haters ni cabida, yo los miro desde arriba.
—Cerrá el culo y despertala.
—Bueno pero no te enojes -dijo Apple Bloom.
Mientras tanto, Sweetie dormía plácidamente en su cama, tapada con sus sábanas de My Little Human. Pero de repente, el celular le comenzó a sonar con el ringtone de "Mueve el totó, mueve el totó, to to to to to to to...", y la poni atendió.
—¿Qué pasa? -dijo Sweetie, mientras se sacaba las lagañas de los ojos.
—Despertate, poni p*ta -dijo la voz del otro lado- Tenés colegio y te van a romper el orto con las faltas.
—¡Huy, la p*ta madre! -exclamó Sweetie con la misma boquita con la que dice 'mamá'.
Sweetie Belle se levantó rápidamente, tomó el uniforme más ajustado que tenía en el armario, del mismo talle que tenía en primaria, y se aseguró de que las calzas le remarcaran bien los flancos bajo la falda, como le gustaba a su profesor de química con quien no tenía buenas calificaciones, pero al que le gustaba ponerle alcalinos sus ácidos.
Tomó su mochila, la cual no tenía todos los libros que tenía que llevar porque los había cambiado por polvo de breezies un día antes de empezar la escuela, y su Neightendo 5DS, y bajó las escaleras mientras una pequeña brisa levantaba su falda y la cámara tomaba todo en planos realmente incómodos.
—¡La concha tuya Sweetie, creí que nunca ibas a salir! -gritó Applebloom con la misma boquita con la que no dice mamá porque es una triste huérfana, aunque más de uno sospechara que en realidad su vida fuera fruto del incesto, como casi todos los integrantes de su familia.
—Bueno, perdoname. -dijo Sweetie mientras se acomodaba la falda para que revelara más sus flancos porque tenía muchas ganas de tener ese diez en química.- ¿Ya arrancamos, guachas?
—Dale, que no llegamos más y no me voy a tranzar al preceptor de vuelta para que nos pase el presente.
—Ah pero bien que te gustó. -le dijo Scootaloo.
Las tres chicas comenzaron a caminar juntas al colegio mientras tarareaban canciones de Romeo Santos (que en este universo existe con su nombre humano aunque en realidad no lo es, porque todos sabemos que es una especie de alien). En el camino se cruzaron a dos testigos de Cadance quienes querían convencerlas de que los ponis de pelaje oscuro descendían de los ángeles que habían estado del lado de Nightmare Moon en su batalla con Celestia, pero las ponis no les dieron bola porque ellas ya sabían que no había nada peor que nacer con pelaje oscuro.
Iban caminando y de repente a Sweetie se le vino una palabra a la cabeza. De repente la palabra oscuro le recordó a Sweetie el juego que estaba jugando: Tentacle Monogatari, donde hacía de un poni de pelaje oscuro que tiene que superar pruebas para convertirse en un poni verdadero de pelaje claro, salir con una yegua de verdad y no con los subponis con los que vive, y mudarse a un barrio más respetable lejos de la mierda en que nació. Sweetie sabía que justamente era un juego de fantasía, porque el hecho de que un poni de pelaje oscuro pudiera evadir su destino de pobreza y baja esperanza y calidad de vida era justamente algo que solo podía suceder en la ficción, pero era un juego que la divertía mucho, y que estaba a punto de llegar al nivel cremita.
—Chicas, ¿Me aguantan un segundo? -dijo Sweetie, sacando la Neightendo de su mochila-
—Pelotuda, no tengo todo el día. -dijo Scootaloo con esa boquita con la que no dice mamá y de quien no hay sospechas de que pueda ser hija de su hermana porque no le queda familia directa y que además seguramente se mantiene vendiendo su cuerpo.
—Bueno, váyanse a chupar un barril de pijas. -gritó Sweetie mientras prendía la Neightendo.
—Tu vieja. -Le dijo Applebloom, y luego con la voz más adorable del mundo y mientras se convertía en una versión chibi de ella misma dijo.- ¡Nos vemos!
La pegaso huérfana lisiada y la poni supuestamente huérfana pero seguro producto del incesto se dirigieron a la escuela por su cuenta, mientras Sweetie prendía su Neightendo, y se sentaba a un lado del camino, a la orilla de un precipicio que daba al río más peligroso y caudaloso de tooooooda Equestria.
Pero al prender la consola, vio su rostro proyectado en la pantalla frontal de la Neightendo, aunque la cámara no estuviera prendida. De repente recibió de lleno un impacto de energía azul, como si mil patovicas golpearan a un pobre potro a la salida de un boliche de Manehattan, y cayó inconsciente.
Cuando se despertó ya estaba atardeciendo, y en todas las escuelas de Equestria los potrillos ya estaban regresando a sus casas, dispuestos a tomar la merienda mientras miraban el episodio de relleno de Dragon Colt Z del día. Sweetie se levantó con los flancos adoloridos y colorados, pero no tanto como después del encuentro con ese potro de quinto año, el año anterior. Mmmmm...
Y fue entonces que vio a su lado a un ser que se parecía a ella de cara, sentada en el césped y mirando el sol ocultarse, así como recontra profunda y pensativa. Su cuerpo se parecía a los dibujos de humanos que ponían en el foro de humies, pero estaba vestida con una armadura de guerrera de rpg, haciendo que se viera sexy y genial, pero al mismo tiempo era completamente inútil, pues apenas cubría las áreas más reveladoras de su cuerpo antropomórfico. El ser la miró cuando se despertó, y le dijo:
—Pensé que no ibas a despertar nunca más. -dijo la desconocida.
—¿Vo' so' Dio'? -preguntó Sweetie.
*Fin del primer capítulo, outro con música de Linkin Park*
"No hay que jugar con las leyes de la naturaleza." dijo Argen mientras escribíamos este texto en el sótano de mi casa, al lado de una jaula llena de lolis sollozantes. "Si no podés con el enemigo, te unís", respondí yo, y le di un golpe para dejarlo inconsciente, luego golpeando la jaula de las lolis para que dejaran de llorar.