Trotó en silencio hacia el altar, deteniéndose en las sombras antes de que los cultistas ahí congregados se dieran cuenta de su presencia. Contó al menos una veintena de los mismos, habiendo sobre todo unicornios y pegasos en esta ocasión. Eran muchos, incluso para ella. Tenía que esperar solo un poco más, y entonces podría...
El oscuro cántico alcanzó su clímax; Rise se asomó para ver cómo el maestro de la ceremonia levantaba una ornamentada daga sobre el altar. Aunque no podía ver a la víctima debido al círculo de cultistas, sí que escuchó al potro gritar.
Rise Love salió de su escondite, alzando la pata delantera izquierda. La manga sobre la misma estalló en jirones de tela cuando un pequeño aparato bajo el mismo se destensó violentamente.
El culto al completo guardó silencio cuando el maestro de ceremonias se derrumbó, con un proyectil de metal clavado profundamente en su cabeza.
A medida que los cultistas se giraban, todavía en shock para mirar a la yegua que habían creído sería su siguiente sacrificio, Rise abrió la boca, mostrando ligeramente sus colmillos, y emitió un sonido casi imperceptible.
“La caza ha comenzado”.
Al instante hubo una explosión escaleras arriba, seguido del grito de la unicornio que guardaba la puerta que daba al exterior. Hubo una orden gritada; los unicornios cargaron su magia, y tanto ponis de tierra como pegasos corrieron hacia Rise Love. La agente Lunar forzó sus alas bajo el fino traje que la cubría, destrozándolo y revelando su naturaleza como batpony. Y en ese momento lo vio:
Pelaje púrpura, crin negra, alas pequeñas e inclinadas en ángulos imposibles. Era un potro, no debía llegar a los diez años, estaba ensangrentado y encadenado al altar. El tiempo se ralentizó para la batpony grisácea, la cual sintió cómo sus sentidos más racionales dejaban paso al puro instinto de un cazador.
Una voz que solo podían percibir los batpony llegó hasta sus oídos; escuchó cómo dos de sus hermanos, también Cazadores Batpony, descendían por la escalera volando a toda velocidad.
—¿Cuántos supervivientes necesitas?
—Solo uno, y el potro.
Esas fueron las últimas palabras de Rise Love antes de dejar que el instinto la dominara por completo. Como un gato enfurecido, la Cazadora Batpony retrocedió unos metros y se posó en el suelo, bufando y mostrando sus colmillos al completo. En vez de esperar a la carga, como los cultistas imaginaron, tomó impulso y saltó contra los pegasos que ya estaban llegando a ella; al mismo tiempo que pasaba entre los mismos, se escucharon varios chasquidos; cuatro pegasos cayeron al ser atravesados por varios proyectiles metálicos, al igual que había ocurrido con el maestro de ceremonias. Los pocos que quedaron en el aire no fueron rival para Rise Love.
Los ponis de tierra cultistas, viendo lo ocurrido, retrocedieron junto a los magos, los cuales seguían preparando su magia. Rise se posó en el suelo, al igual que otros dos batponies que aterrizaron a su lado.
Los unicornios terminaron su conjuro, y un círculo de fuego apareció en el suelo. Dos grandes demonios de la destrucción, como un caótico cruce entre un gran perro y un lagarto, surgieron del mismo. Varios ponis vieron unas pequeñas bolas de madera rodar por el suelo, antes de que explotaran en una deflagración de humo negro como la noche.
Lo último que vieron antes de que el mismo ocultara toda visión, fueron tres pares de afilados ojos brillando en la oscuridad, los cuales se cerraron por completo cuando los batponies dejaron de usarlos para guiarse puramente como los murciélagos.
Los gritos empezaron a continuación.