Resumen:Año 2023. La tierra esta muerta. La vida que antes proliferaba en todas partes de el mundo fue cambiada por muerte y miseria. Mientras tanto, en otra dimension, una terrible guerra se avecina entre dos peligrosos enemigos... En donde los roles han cambiado y ya nada es lo que parece...¿Te atreves a entrar en este mundo?.
Capitulo 1: razones de existir.
Spoiler:
My little Pony es propiedad de Lauren Faust y Hasbro studios. Realizo este fanfiction con el mero propósito de entretener.
Capitulo 1: razones de existir.
Pienso en eso todas las noches... ¿Por que seguimos aquí?... Después de tanto daño, después de tanto sufrimiento, después de todo el dolor que nosotros mismos nos hemos causado, seguimos tratando de existir. Porque simplemente no nos resignamos y dejamos que nuestra propia naturaleza termine con lo que inicio. Tal vez nos encante el sufrimiento, incluso ahora que todos, o los que quedamos de la humanidad, estamos reunidos seguimos sufriendo, y seguiremos haciéndolo hasta que esto pare.
El invierno no es nada agradable, y menos si viene con la palabra "nuclear". Estábamos saliendo de esa época maldita, en donde la nieve que antes nos gustaba ahora nos mataba. Apenas y podemos sobrevivir con la poca comida que se cultiva, alguna es radiactiva y otra ni siquiera crece. En fin, a veces es mejor no comer y aguantarse el hambre. Que linda ironía... tenemos desde misiles nucleares hasta aviones de combate, la mayoría de las mentes brillantes de el mundo están reunidas en este lugar, todo esto reunido de todas las partes del mundo después de una guerra que fue insignificante, una mísera guerra de 1 mísero año. El 93 % de la humanidad sucumbió en total. Las ciudades fueron arrasadas y consumidas por el fuego nuclear. No hubo país importante que no haya sido eliminada de la faz de la tierra. No quedo ladrillo sobre ladrillo ni piedra sobre piedra. En esta parte del planeta encontramos un lugar que se salvo de el holocausto nuclear. Una región de México que se quedo a salvo de el mundo y su locura sin control. Cuando lo que quedo del mundo lo supo todos posaron su atención sobre esta pequeña parte de el mundo. Inclusive tuvimos que inventar un traductor universal para los pocos que llegaron, algo así como un collar que te recitaba todo lo que escucharas y lo traducía en español, pues es la lengua que se usa en esta parte del planeta. La mayoría de las personas de este lugar son de herencia latina o sudamericana, pues estas eran las únicas partes del globo que no sucumbieron ante la guerra de megatones o no fueron tan bombardeadas. Fue gracioso como yo, de ser un simple cartero (o entregador de periódicos) pase a ser el hermano de alguien tan increíble y famoso como el que fue mi hermano, si, fue, pues ya no lo es más. Recuerdo el día en el que partió a aquella dimensión. Fue el único soldado que se atrevió a ofrecerse como voluntario en el experimento "choque de mundos". Un experimento usado para viajar entre dimensiones y encontrar otro hogar para la raza humana, pues habíamos arruinado el nuestro. Ese experimento era la última esperanza de súper vivencia para la humanidad, pues el viaje al espacio no era posible. Y ese día llego, mi hermano fue el valiente que se atrevió. Ese día estaba sentado en una banca, cerca de miles de aparatos de función científica, la cual desconozco y no quisiera conocer. Me pare de la banca pues me harte de tanto esperar y fui a ver aquel artilugio. Era un gigantesco cuadrado, de unos 200 metros de ancho y 15 de alto, pero parecía un espejo. Intente tocarlo pero este era sólido. Lo iba a golpear cuando una mano me detuvo.
-No sirve aun... Primero debe ser encendido- dijo mi hermano mientras detenía mi mano. El era un joven lleno de vigorosidad, la viva imagen de una persona saludable. A él le pesaba las condiciones en que vivía la humanidad en este asqueroso refugio y se ofreció voluntariamente a este experimento, que ofrecía cambios para la humanidad. Yo quise ir, pero él no me dejo. El tenía los ojos cafés, su piel era morena y el cabello negro. Los científicos le dieron un traje extremadamente raro a mi hermano, junto a sus colegas, los cuales serian los primeros seres vivos en ser transportados a otra dimensión. Además de las cosas que les dieron, tales como instrumentos de comunicación, los soldados portaban consigo mismos raciones de alimentos para 3 meses y armas pesadas. Los 10 soldados iban completamente armados, como si fuesen a la guerra. Esta era la primera prueba, el primer escuadrón humano en ser enviado a otra dimensión, para verificar si era posible ir a vivir TODOS en ese lugar. Sí, todos. En esos años mucha gente sucumbía ante las malas condiciones sanitarias. Si ese escuadrón volvía con datos de que esa dimensión era habitable nos llevaríamos todo. Todos los humanos estábamos atentos a que sucedía en esa habitación secreta.
-tranquilo... Volveré en una pieza, solo no te comas toda la comida, déjame un poco...- fue lo último que exclamo mi hermano antes de cruzar aquel portal que se asimilaba a un espejo. Yo espere, alrededor de 1 mes y medio, cuando seria abierto de nuevo el portal. Y ese día llego. Pero el resultado fue inesperado. Mi hermano llego, su traje especial estaba hecho una mierda, destrozado y caído a pedazos. Sus armas se habían agotado y no llevaba consigo los instrumentos de medición. El llego casi moribundo, apenas y logro cruzar el portal, pero, lo más extraño es que solo el volvió.
Volvió rompiéndole las esperanzas a aquellos que creían que podríamos encontrar refugio en otra dimensión... A todos aquellos que creyeron en la fuerza y el coraje de la humanidad. De un grupo de 10 personas solo volvió una: mi hermano, y de hecho estoy junto con él, en este mismo momento. Ambos estamos sentados en una mesa. Yo con mi traje de intendente, pues ese es ahora mi trabajo, y mi hermano sentado en su silla mientras jugaba con sus dedos.
-¿mas café Damián?-pregunte a mi hermano mientras le ofrecía una taza de café. El tomo la taza y con una sonrisa torcida me agradeció.
-sabes... Quisiera saber cómo esta mama... ¿Sabes cómo esta ella...estoy preocupado por su salud...ha estado mal de el corazón, pero no me permiten visitarla-pregunto mi hermano de forma casual.
-ella está bien... De hecho te manda saludos... -dije mientras le daba un sorbo a mi café. El sonrió y sumergió un par de galletas en su café para después comerlas de un solo golpe.
-sabes... He escuchado rumores de guerra... ¿Crees que la URSS se atreva a tomar Europa?-pregunto mi hermano mientras tomaba su café y lo bebía de un golpe. Yo sonreí y respondí su pregunta.
-no lo se... Tal vez... -dije mientras bebía todo mi café. Un guardia toco mi hombro, indicándome que ya era hora de irme. Yo me levante pesadamente y me dirigí a darle un abrazo a mi hermano.
-Cuídate Anto - dijo mi hermano mientras sonreía.
-vendré mañana en la mañana-le dije antes de irme de la sala. El se despidió mientras reía y seguía tomando su café. Camino hasta una puerta, la abro y al salir veo a un medico que pasaba cercas, el cual al verme suspiro pesadamente.
-aun no... ¿Cierto? -pregunte de forma triste mientras miraba al suelo. El médico quien era un viejo de más de 50 años solo se ajusto sus lentes y busco en su libreta. Parecía que su temperamento era duro y fuerte.
-no... No ha habido avances, ni creo que los haya algún día... El daño es demasiado... -dijo el doctor sin cambiar su expresión seria y fría.
-¿que recomienda?-pregunte lleno de esperanza y alce la vista para verlo directamente a los ojos, esperando a que hubiese un avance en la degradada condición mental de mi hermano. Aun así sabia que mis esperanzas se romperían de golpe.
-Le sugiero la eutanasia...-dijo el doctor mientras entraba al cuarto. De uno de mis ojos salió una lágrima mientras recordaba las mismas palabras que me dijo Damián aquel día, hace 3 años. Realmente los primeros 2 años que el doctor me sugería esa atrocidad yo le daba un golpe e iniciaba una pelea, pero esta vez, creo que perdí la esperanza. El doctor al ver que no le di un merecido golpe suspiro. Hizo algo que nunca había hecho, se me acerco y puso su mano en mi hombro.
-lo siento mucho...-exclamo lleno de tristeza. Después de eso entro por donde yo había salido.
-volviste en una pieza, pero no tu mente... -dije mientras caminaba por el pasillo, el cual me sacaba de el hospital mental, en el cual residía mi hermano.
Decidí usar el camino largo, el cual iba por los túneles superiores del complejo y no por los inferiores. La última esperanza de la humanidad para seguir existiendo como especie residía bajo tierra, en una compleja red de túneles y refugios artificiales llamada 'La guarida'. En este increíble complejo cerca de ruinas mexicas existía lo que quedo de la humanidad. Caminaba directo a lo que era mi trabajo. Para hacer esto tenía que ir a los asentamientos humanos, en los que vivían alrededor de 25,000 humanos, densamente concentrados en 1000 habitaciones/refugios. Al estar por más de 4 años bajo tierra y tener que mover los cuerpos sin vida de tus semejantes durante 2 largos y feos años te vuelves un poco... Frío. Inicie con este trabajo desde que mi hermano volvió como un loco y perdí toda esperanza de vivir. Aunque el invierno nuclear ya se haya acabado hace 3 años seguimos sufriendo sus consecuencias en este refugio y dicen que se aproxima una mini era de hielo. Cada invierno es brutal, llega gente tratando de entrar al refugio pero este ya está demasiado sobre poblado. El agua se nos está acabando, la comida se agota, cada vez más gente muere por el envenenamiento por radiación y lo peor: el sentimiento de lucha humano se deteriora cada vez más. Somos 30,000 humanos viviendo en esta base subterránea, otros 50,000 viviendo en la superficie de esta gran base. En esta base subterránea hay desde civiles que encontraron la "zona segura", soldados (el 85 %) y científicos. Yo fui un soldado. Me enliste al igual que mi hermano pero no obtuve el mismo destino que el. El salvo mi trasero y el de otros miles de soldados y civiles al avisarles sobre este refugio improvisado. Eso fue hace como 4 años y lo recuerdo fácilmente.
-Hey Anto... necesitamos ayuda aquí - escuche esa voz, luego me di cuenta de en donde estaba. Ya estaba en donde es mi trabajo: limpiar las zonas civiles. Esta era una zona que fue contaminada por un virus, pero ya se controlo. La mayoría de los habitantes murieron por el virus, uno que otro logro sobrevivir. Afortunadamente en mi situación recibí una de las pocas vacunas junto con otros miles que recibieron eso en vez de una ración de alimento. Vaya mi suerte, ese día no comí nada pero por lo menos estoy a salvo de un mortal virus.
-entierra los cadáveres... Ya cavamos la fosa y cerca de ahí está el ácido...¡No tardes mucho perdedor! -grito un soldado, el cual se iba junto con un grupo de sus semejantes los cuales reían y salían del lugar. Todos llevaban trajes de protección ABQ, pues no eran inmunes. Esos soldados eran lo peor de lo peor: mal comportamiento, desertores, asesinos, etc. Su castigo era ir a zonas de desastre y cumplir las órdenes. Era un castigo ya que ellos no eran inmunes. Parecían asustadizos y nerviosos pues estaban saliendo de una trampa mortal... Aunque supieran que yo soy el único que me atrevía a limpiar estas zonas me seguían tratando como basura. La mayoría de los soldados y civiles se burlaban de mi... Por ser el hermano de un fracasado, el que les trajo esperanzas y luego las destrozo, de un soldado que de seguro sacrifico a toda su unidad para sobrevivir, de aquel soldado que se ofreció para después condenarnos a la muerte segura. Yo no los escuchaba o los ignoraba, tal vez simplemente no me importaba. Los insultos han ido por mi vida estos últimos 3 años
Procedí a continuar mi trabajo. Las pilas de cadáveres estaban amontonadas. Mi trabajo se basaba en llevar los cadáveres a una fosa en donde después debía rociar el ácido, el cual disolvería los cadáveres, pues era la única forma en la que el virus no lograba sobrevivir. Nadie quería ensuciarse las manos limpiando y arrastrando cadáveres, por lo que el trabajo más audaz y valiente recaía en el "perdedor y miedoso". Me alegra que todavía se usar el sarcasmo.
Este día las pilas de cadáveres eran muchas. Alrededor de 100 personas en total. La fosa era muy grande, era en forma de cono de unos 8 metros de profundidad. Aparte de mí habían otros soldados inmunes, quienes no se atrevían a tocar los cadáveres por ética o por miedo a morir. Yo no me preocupaba. Este es mi trabajo. Ellos estaban muy lejos y con trajes ABQ, pues aunque fuesen inmunes el miedo reinaba en ellos. Mientras realizaba el trabajo había uno que otro que me decía temerario o tonto, pues ellos nunca se atreverían a hacer eso.
Mientras Movía los cuerpos no podía parar de pensar en si algún día encontraríamos la salida a este infierno. No podía evitar hacerlo. Simplemente ver la lucha diaria de miles de personas por vivir me daba esperanza. Se supone que los científicos debieron encontrar el portal para viajar a una dimensión agradable. Pero no han encontrado ninguna o si las han encontrado no son habitables... El "espejo"(como llaman al portal) solo puede abrir 1 portal por sí solo, pero gracias a los avances científicos logramos que abriera más de un portal. Desgraciadamente todos los portales que han sido abiertos no han cumplido los requisitos para enviar un escuadrón de reconocimiento y con lo sucedido con los últimos escuadrones ya nadie se atreve a ir.
Arrastre otro cadáver hasta la fosa y seguí así durante un tiempo, solo pensado y suspirando, mientras arrastraba a esa gente a su lugar de descanso final. Lo hacía sin problemas, no sentía tristeza ni dolor al tener que echar a la fosa a niños o mujeres, no los veía como seres humanos, si no como cifras. Es verdad que cuando la vida de un ser humano se pierde es una perdida para este refugio, cada vida que se pierde es una oportunidad menos de supervivencia para la raza humana, una sonrisa menos, una relación menos, una familia menos... Por eso queremos viajar a otra dimensión, solo así podremos preservar la especie.
Mientras arrastraba uno de los cadáveres me di cuenta de que una de las personas que arrastraba seguía con vida. Era un joven, 19 años, ojos azules y cabello rubio manchado de sangre. Su piel era blanca en lo que se podía ver. Se miraba muy débil y su respiración era agitada. De sus oídos, boca, nariz y ojos salían borbotones de sangre, peculiar síntoma de aquel virus. Me miraba con temor mientras yo lo veía sin dar ninguna expresión, dándole a entender que no me importaba.
-a...yu... ..po...por fa...vor- alcanzo a articular la frase el chico mientras una que otra lágrima y sangre salía de sus ojos. Tosió en mi rostro un poco de sangre y se disculpo, lo deje de mirar y el comenzó a llorar amargamente. Camine hasta en donde estaban los otros soldados inmunes, quienes me miraron con miedo y se alejaron un poco.
-es un vivo... Necesito un arma -dije con mi voz seria. Uno de los soldados con miedo que manejaba sus acciones me lanzo un arma, cerca de donde estaba yo. Al verla bien me di cuenta de que era un revolver. La tome y la mire, no tenia balas. Hice una mueca de disgusto y les arroje el arma de nuevo hacia uno de ellos, el cual se asusto y cayó al suelo para después levantarse como si nada.
-no tiene balas -dije mientras me sacudía las manos.
-es tu problema, no el nuestro -dijo uno de los soldados, el cual no se atrevía a tocar el arma.
-entonces como quieren que haga esto... ¿Acaso lo van a hacer ustedes?... ¿tienen los huevos?... -pregunte mientras reían. Uno de los soldados recogió el arma de forma temerosa mientras yo reía más. Estos eran los únicos momentos en los que me podía comportar como ellos se comportan conmigo, era la hora de la venganza, como le digo yo.
-no, no, no... En unos momentos te daremos balas...-dijo uno de los soldados mientras me arrojaba un par de balas junto con el revólver. Yo las recogí y las puse en el arma para después girar el cañón. Con mi mano apunte a uno de ellos y comencé a acercarme mientras él se alejaba. Lo seguí siguiendo, sus amigos no me detuvieron, pues no querían acercarse. El soldado aterrado se tropezó y cayó a mi merced. Use mi mano como una pistola y toque el plástico protector mientras el casi lloraba.
-¡BANG!-dije mientras me tiraba al suelo y reía a carcajadas... El soldado, aterrado, se levanto y junto con sus amigos se fueron por una puerta, la cual los conducía a la zona de purificación, para después salir del lugar sin rastros del virus. Yo aun no dejaba de reír y después seguí mi trabajo. Tome el revólver, le quite el seguro y camine hasta el chico que aun seguía con vida. Parecía que se había arrastrado hasta una casa cercana. En su camino dejo un rastro de sangre, producto de los síntomas del virus. Tome el arma, apunte y dispare...
Lo que siguió fue que los sesos del chico estaban esparcidos en una de las paredes. Procedí a arrastrarlo y depositarlo en la fosa pero cuando lo hice note que en su mano derecha tenía una fotografía un poco gastada. La tome, era una foto de... Jesucristo. Tome la foto y la puse en su bolsillo, antes de tener que echarlo a la fosa. Unos 23 minutos después y termine. Los cuerpos estaban depositados en la fosa. Yo procedí a ir por el barril con el potente ácido, el cual en menos tiempo del que creo que es posible disolvió todos los cuerpos. La fosa tenía una forma de cono, que permitía que cuando un cadáver se disolviese otro rodara hasta la fosa. Ni siquiera dejo huesos, nada. Lo único que alcanzo a sobrevivir fueron botones de hierro o metales que los civiles portaban antes de morir ante el virus...
Admite el charco color verde que se evaporaba mientras lloraba un poco. De alguna razón ese charco verde me recordaba a los viejos tiempos, cuando era un buen cartero. A mis 9 años hacia bien ese trabajo. Pero, con lo de la guerra, perdí a toda mi familia. Ahora todo lo que me queda es un hermano senil.
Después de un rato termine mi trabajo. Limpie lo que pude y me retire al área de purificación. El área era un cuarto con paredes blancas, 5 tubos que vidrio que tenían una regadera sobre ellos, cada uno de esos tubos tenía capacidad para 25 personas máximo. Entre al cuarto, las puertas se cerraron tras de mí y toda la habitación se lleno de gas. Era un tipo de gas que mataba al virus. Yo me tape los ojos, pues ardía como el infierno. Para evitar aspirar el gas me metí en una de esas duchas y casi de repente fui bañado por un potente ácido, que eliminaba todo rastro del virus de mi cuerpo.
-¡MIERDA!... ¡COMO ARDE!-grite mientras miraba como partes de mi ropa se derretían. Después de unos momentos recibí una ducha de agua helada para después recibir otra de ácido. Los minutos que pase en ese lugar fueron tortuosos y ácidos, por más que quería aguantar no podía, siempre ardía lo mismo. Después de 1 hora todo termino. Mi cuerpo no tenia rastros de ningún patógeno. La puerta se abrió. Yo fui hasta un estante en donde debía haber prendas para cuando terminara la purificación. Tome unas ropas, las cuales eran livianas y seguí mi camino a mi casa, o lo que se asemejaba a ella.
Mi casa se encontraba en una de las partes más bajas de de el complejo. Casi donde estaba el "espejo". Tarde un poco y logre ver un escándalo. En uno de esos largos pasillos en los que solo había gente chismosa pasaban miles de soldados con protección ABQ. Atrás de ellos mucha más gente en camilla o herida. Alcance a oír que una cueva en la que habitaban alrededor de 1,000 personas se inundó gracias a un rió subterráneo, que encima tenia altos niveles de contaminación por radiación.
Seguí de paso hasta la cueva en la que se encontraba mi casa. En la cueva había más gente y mas casas, iluminados por focos LED. Eran unas 150 casas, con unas 5 camas cada una. Logre ver como la gente caminaba de un lugar a otro, sin cambiar su expresión de tristeza o desesperación. Entre a mi casa, Era una simple habitación, una cama, una cobija y una almohada. Me senté en mi cama para después buscar debajo de mi cama. Debajo de ella había lo último que me quedaba de mi familia: Fotos.
Revise entre el álbum de fotos y saque una... En donde estábamos todos reunidos... Mi madre, mi padre, mis 2 hermanas y mi hermano. Recordé esa escena, justo como si estuviesen todos a mi lado. Esa fotografía fue tomada 3 años antes de la guerra, ósea cuando tenía 7 años. Era un día muy lindo, habíamos comprado una televisión de pantalla plana. Imagine que todos estaban a mi lado, mi madre y mis hermanas a la izquierda y mi orgulloso padre junto con mi hermano mayor. Literalmente creí que estaban aquí, conmigo, comencé soltar lágrimas de felicidad, pero, como si fuesen simples ilusiones, fueron desapareciendo en orden. Primero mis padres, luego mis hermanas y al final mi hermano.
-como pasa el tiempo... realmente... Como los extraño... Las ocurrencias de Kenya, la extravagante comida de mamá... El sentimiento orgulloso de papá...- dije antes de guardar de nuevo las cosas bajo mi cama. Me recosté en mi cama, tratando de dormir, lo que era casi imposible debido a la gran cantidad de lamentos y gritos de dolor. Escuche el sonido de una voz llena de desesperación y después el sonido de un disparo... Luego los amargos llantos sin consuelo de varias personas: Alguien se había suicidado...
En una habitación de la base, cerca del "espejo" un científico bebía una botella de whisky mientras miraba una imagen. Su cabello era largo y color negro, sus ojos eran cafés y su piel blanca. No daba una mirada de alguien cuerdo, si no de alguien que había sufrido mucho y que sufrirá aun mas. En una de sus manos tenia la botella con alcohol y en la otra una fotografía, era la de una chica y el. Ambos abrazados y parece que celebrando un cumpleaños muy importante.
-Ali… como te extraño-dijo el científico mientras le daba un gran y fuerte trago a su bebida, de repente 2 tipos bien vestidos entraron a la habitación del científico. Este último los identifico y se lleno de ira.
-¡déjame solo!-grito el científico solitario mientras le lanzaba la botella de whisky a los que irrumpieron en su hogar. Estos la esquivaron con suma facilidad. Eran 2 tipos bien vestidos, como si fuese a hacer negocios de suma importancia. Uno era más alto y de apariencia más joven que el otro, quien era un poco gordo, viejo y bajito.
-señor tomas Derk. Necesitamos su ayuda, por favor- dijo el sujeto más viejo, esto lleno de ira a tomas, el científico. Tomas fue hasta un toca discos viejo y puso un disco que a primera vista seria ruidoso.
-no los ayudare mas -dijo mientras la música comenzaba a sonar.
-por favor... Necesitamos su ayuda... No nos haga hacer esto por la fuerza -exclamo en voz alta el tipo más joven. El científico al oír eso le subió al volumen. Era rock pesado, una pieza musical muy rara. El volumen era demasiado fuerte por lo que no se podía escuchar mucho.
-¡no los escucho! -exclamo el científico mientras se recostaba en su cama. El más joven de los tipos fue hasta el conector y apago esa música ruidosa.
- solo usted sabe la combinación exacta para abrir el portal... nadie en esta base es más listo que usted. La gente está muriendo, y me temo que si no lo intentamos de nuevo todos moriremos. ¡Por favor, necesitamos su ayuda! -dijo enojado el joven.
-no quiero... no quiero volver a hacerlo... ¡No quiero matar a mas inocentes!-dijo lleno de rabia el científico, pero su cólera fue apagada por un sonoro y fuerte llanto que soltó poco después. Los 2 tipos, llenos de empatía, dejaron de lado sus peticiones directas y se concentraron en convencerlo de una u otra forma.
-si no hace esto más inocentes morirán...- dijo el tipo viejo que ya estaba hasta la frente de frustración. Parece que esta vez el científico comprendió todo.
-díganme una razón por la cual debo repetir esa atrocidad... Y quien será el idiota que se arriesgará...- exclamo el científico mientras reía de forma loca.
-nos queda poco tiempo... -revelo uno de los sujetos.
-¿a qué se refiere? -inquirió el científico con miedo en su voz.
-a eso mismo... Solo quedan alrededor de 19,000 de nosotros... Se nos acaba la comida, cada vez más gente muere por el virus, Aparte de que este lugar se irá al carajo... Varios ríos corren sobre estos refugios, en unos 3 meses el agua se filtrara y la última esperanza de la humanidad para continuar con vida estará bajo el agua... Y lo peor es que si eso no nos mata será el invierno -dijo el viejo tipo de forma seria. Algo le pasaba al tipo más joven, pues su mirada cambio de una seria y sin emoción humana a una melancólica y triste.
-¿a qué se refiere con el invierno? -pregunto el científico un poco extrañado.
-de que es posible que haya un invierno nuclear... Nos preguntábamos por que no sucedía aun, luego descubrimos que ya está sucediendo. Toda Europa, el mediterráneo, los estados unidos, Japón, etc... Todos están sufriendo el invierno radiactivo... En unos meses seremos cubiertos por una densa capa de nubes que bajaran la temperatura del planeta. En serio ocupamos su ayuda... -dijo el más viejo mientras que el otro salía de la habitación.
-¿por que salió tu amigo? -pregunto el científico. El rostro del viejo se lleno de tristeza y miro al suelo.
-su esposa y su hijo murieron en una reciente inundación...- dijo el tipo mientras ajustaba su corbata. Eso le dio en el corazón a Tomas, quien parecía más decidido a ayudar que nunca.
-está bien... Lo haré, pero con una condición...- exclamo el científico mientras se acercaba al tipo, el cual tenía una expresión de felicidad en su rostro.
-¿cuál? -pregunto el tipo mientras miraba a los ojos a el científico.
-si esto resulta, van a buscar a todos, escúchame bien... TODOS los sobrevivientes para que marchen con nosotros a la dimensión... Si no es así, no daré nada, saboteare todo el proyecto si es necesario... Aunque me maten. ¿He sido claro? -pregunto el científico mientras el tipo tragaba un poco de saliva.
-haré lo que pueda.- exclamo el tipo mientras le extendía la mano a el científico...
En ese mismo momento, en otra dimensión en donde las cosas eran un poco más "calmadas" un pequeño bebe dragón rehusaba a dormirse sin antes tener una explicación de lo que sucedía. El pobre era obligado por un unicornio color violeta, la cual lo evitaba con su magia y trataba de arroparlo con un par de mantas. El bebe dragón estaba un poco mas crecido de lo normal, tanto que no cabía en la cesta en la que era obligado a dormir.
-¡pero Twilight!... ¡¿Por qué no puedo ir contigo y las chicas a Canterlot?!-cuestiono el dragón de escamas moradas y púas verdes a la unicornio, quien trataba ferozmente de que se durmiese.
-por favor Spike... Sabes que no puedes ir. Necesito que te quedes aquí para que atiendas la biblioteca en mi ausencia. La princesa Celestia solo nos solicito a nosotras pues es algo muy importante.-dijo la unicornio morada mientras el dragón peleaba ante la poderosa telequinesis de su amiga.
-este... Twilight... No sé si lo no lo has notado, pero ya no puedo dormir en esta cesta...-dijo el dragón mientras se levantaba de la cesta en la cual dormiría. La unicornio rió y lanzo un rayo morado a la cesta, la cual se expandió dándole el espacio suficiente para que el dragón pudiese dormir perfectamente.
-¿alguna excusa?...-pregunto la unicornio. El dragón no hizo caso, cruzo sus brazos e hizo un puchero. La unicornio volvió a tratar de usar su magia pero el pequeño drago se resistía, dando a una lucha de fuerzas.
-"vaya que diste un buen estirón estos años"-pensó para sí misma la unicornio morada mientras trataba de forzar al dragón con su telequinesis, pero este se resistía. Al final el dragón se rindió quedo a merced de la pony.
-está bien... Pero no tardes mucho... últimamente han sido muy requeridas por la princesa, inclusive ya casi no veo a Rarity ...- exclamo el dragón mientras se arropaba.
-solo me iré por 1 semana... Y creí que habías superado lo de Rarity -rió la unicornio morada mientras que con su telequinesis se colocaba una maleta en el lomo.
-yo creí que dejarías de leer tanto -exclamo el dragón en tono de burla.
-Touche -dijo la unicornio mientras se recordaba la hora mentalmente. Faltaban alrededor de 10 minutos para que sus amigas fuesen con ella a una ciudad muy importante, pero como ella es muy organizada llegaría temprano, previendo así cualquier contingencia o problema posible.
-debo irme... ¿Sabes todo lo que debes hacer?-pregunto la unicornio con tono de desconfianza.
-sí, lo sé, tengo la lista en la mesa -dijo el pequeño dragón con enfado. La unicornio rió ante la frustración de su amigo y se decidió a partir, no sin antes despedirse de su amigo.
La unicornio se acerco al dragón quien le dio la espalda y fingió roncar. Ella solo suspiro de enfado. Le dio un beso en la mejilla para después desearle las buenas noches. El dragón se dio la vuelta pero su amiga ya había desaparecido en una burbuja color violeta, que al estallar dejo brillos morados. El pequeño dragón se sentía inútil... Nadie lo comprendía, nadie estaba junto a él. Sus mejores amigas casi ni lo veían y si lo veían era para pedirle favores. El pequeño dragón se levanto de su cama y fue hasta un librero que estaba cerca de él. De entre varios libros saco una pluma color cian, la cual guardo de una buena amiga. Arriba de este librero había un tarro con tinta, el cual también tomo. Fue hasta su cesto y noto que ya se estaba desgastando, pues literalmente ya era más grande que este. De las blancas mantas que cubrían su cesto saco una libreta, con la cual fue hasta el balcón de su casa. Vio la tranquilidad que daba su pueblo: como las luces que salían de las casas se iban apagando una a otra, dejando en claro que la noche estaba llegando. Vio una patrulla de Pegasos de la guardia real, los cuales se habían hecho muy presentes en toda Equestria, cubriéndolos de un mal terrible que les arrebato a una querida alicornio que controlaba la noche. Los guardias reales se habían esparcido por todas partes para proteger a todo pony de un rato enemigo y de varias amenazas de guerra. Muchos de los guardias veían al dragón con disgusto, lo que provoco que el dragón se alejara un poco de el balcón. Desde el incidente de su cumpleaños, el dragón se sentía cada vez más alejado de los ponis, inclusive algunos de los residentes habían expresado abiertamente su disgusto y miedo contra el joven dragón, pues pensaban que le daría otro "ataque de codicia".
El dragón tomo su libreta y comenzó a escribir en ella. Suspiro de forma pesada, como si le estuviesen presionando el pecho y se sentó en el suelo. Sumergió la punta de su pluma color cian en el tarro de tinta y comenzó a escribir.
-"Marzo 16".
"Twilight lo hizo de nuevo... Parece que ya nadie quiere estar conmigo... No veo a mis amigas desde hace tiempo; Twilight me deja cada vez más trabajo en la biblioteca a la vez de que tampoco está menos en casa. No puedo salir a jugar con las CMC y cada vez que intento preguntar el por qué a Twilight me pone trabajo o da evasivas. No es que no me guste pasar tiempo, adoro hacerlo, pero esto ya es un chiste. ¿Sera porque ya estoy creciendo?..."- escribió el pequeño dragón. El mismo se había dado una posible respuesta a su malestar, pero se negaba a creer que era cierto. Miro la infinita noche en busca de la respuesta, la cual había perdido mucho de su mágico esplendor que antes tenía. La luna brillaba de forma triste, mientras que las estrellas ya no daban su presencia, pues su guardiana estaba desaparecida. Nadie sabía a dónde se fue. Un fuerte estruendo saco al dragón de escamas púrpuras de sus incesantes pensamientos, algo se había estrellado en el techo de su casa.
Dejo sus cosas en el suelo y escaló por las orillas del balcón para ver qué diablos se había estrellado en el techo de su hogar. Fue rápido y fácil subir, pues su ya crecido cuerpo era más ágil y fuerte. Fácilmente si se ponía de pie podía sobrepasar la estatura de su mejor amiga, estos últimos 3 años había crecido muchísimo, algo como un estirón de grandes proporciones. Llego hasta la copa de su casa/árbol y comenzó la búsqueda. Gracias a sus agudos oídos draconianos logro percibir un gemido casi inaudible. Se movió con gracia entre las ramas y encontró a una Pegaso de color gris y de crin rubia estrellada en su casa.
-¡¿Derpy?!-exclamo con sorpresa el dragón mientras iba hasta la Pegaso. Conforme se acercaba noto que la caída le había lastimado partes de su cuerpo. Tenía varias cortadas producto de las ramas del árbol y se encontraba inconsciente. Esto le recordó el día en que el casi se caía de el árbol tratando de bajar un terco búho, quien días después desapareció misteriosamente.
Con mucha precaución de no hacerle daño, cargo a la Pegaso y se las ingenio para bajar de la copa de el árbol. Bajo por el balcón y entro a su cuarto. Encendió una veladora con su verde fuego mientras depositaba a la Pegaso en la cama de su amiga.
-¡que hago, que hago, que hago!... Cierto... ¡Primero limpiaré las heridas!-dijo para sí mismo el dragón, quien salió de la habitación y regreso con un botiquín medico, además de alcohol. Primero examinó a la Pegaso. Tenía una contusión que la había dejado inconsciente, nada grave al parecer. Tenía una que otra cortada pero nada de gravedad. Lo que a el dragón le preocupaba eran las alas de la joven pony, por lo que procedió a examinar las alas con sumo cuidado. No tenían nada, más que tenían uno que otro rasguño. La contusión no era grave, tal vez estaría así unos momentos pero nada grave.
Pensó en llevarla al hospital, pero era demasiado noche y de seguro la Pegaso despertaría en unos momentos. Pensó también en llevarla a su casa pero el pobre dragón no podía volar. Decidió dejarla ahí y esperar a que despertara. Fue por sus cosas y las coloco en sus lugares, mientras esperaba a que la Pegaso despertara.
Capitulo 1: razones de existir.
Pienso en eso todas las noches... ¿Por que seguimos aquí?... Después de tanto daño, después de tanto sufrimiento, después de todo el dolor que nosotros mismos nos hemos causado, seguimos tratando de existir. Porque simplemente no nos resignamos y dejamos que nuestra propia naturaleza termine con lo que inicio. Tal vez nos encante el sufrimiento, incluso ahora que todos, o los que quedamos de la humanidad, estamos reunidos seguimos sufriendo, y seguiremos haciéndolo hasta que esto pare.
El invierno no es nada agradable, y menos si viene con la palabra "nuclear". Estábamos saliendo de esa época maldita, en donde la nieve que antes nos gustaba ahora nos mataba. Apenas y podemos sobrevivir con la poca comida que se cultiva, alguna es radiactiva y otra ni siquiera crece. En fin, a veces es mejor no comer y aguantarse el hambre. Que linda ironía... tenemos desde misiles nucleares hasta aviones de combate, la mayoría de las mentes brillantes de el mundo están reunidas en este lugar, todo esto reunido de todas las partes del mundo después de una guerra que fue insignificante, una mísera guerra de 1 mísero año. El 93 % de la humanidad sucumbió en total. Las ciudades fueron arrasadas y consumidas por el fuego nuclear. No hubo país importante que no haya sido eliminada de la faz de la tierra. No quedo ladrillo sobre ladrillo ni piedra sobre piedra. En esta parte del planeta encontramos un lugar que se salvo de el holocausto nuclear. Una región de México que se quedo a salvo de el mundo y su locura sin control. Cuando lo que quedo del mundo lo supo todos posaron su atención sobre esta pequeña parte de el mundo. Inclusive tuvimos que inventar un traductor universal para los pocos que llegaron, algo así como un collar que te recitaba todo lo que escucharas y lo traducía en español, pues es la lengua que se usa en esta parte del planeta. La mayoría de las personas de este lugar son de herencia latina o sudamericana, pues estas eran las únicas partes del globo que no sucumbieron ante la guerra de megatones o no fueron tan bombardeadas. Fue gracioso como yo, de ser un simple cartero (o entregador de periódicos) pase a ser el hermano de alguien tan increíble y famoso como el que fue mi hermano, si, fue, pues ya no lo es más. Recuerdo el día en el que partió a aquella dimensión. Fue el único soldado que se atrevió a ofrecerse como voluntario en el experimento "choque de mundos". Un experimento usado para viajar entre dimensiones y encontrar otro hogar para la raza humana, pues habíamos arruinado el nuestro. Ese experimento era la última esperanza de súper vivencia para la humanidad, pues el viaje al espacio no era posible. Y ese día llego, mi hermano fue el valiente que se atrevió. Ese día estaba sentado en una banca, cerca de miles de aparatos de función científica, la cual desconozco y no quisiera conocer. Me pare de la banca pues me harte de tanto esperar y fui a ver aquel artilugio. Era un gigantesco cuadrado, de unos 200 metros de ancho y 15 de alto, pero parecía un espejo. Intente tocarlo pero este era sólido. Lo iba a golpear cuando una mano me detuvo.
-No sirve aun... Primero debe ser encendido- dijo mi hermano mientras detenía mi mano. El era un joven lleno de vigorosidad, la viva imagen de una persona saludable. A él le pesaba las condiciones en que vivía la humanidad en este asqueroso refugio y se ofreció voluntariamente a este experimento, que ofrecía cambios para la humanidad. Yo quise ir, pero él no me dejo. El tenía los ojos cafés, su piel era morena y el cabello negro. Los científicos le dieron un traje extremadamente raro a mi hermano, junto a sus colegas, los cuales serian los primeros seres vivos en ser transportados a otra dimensión. Además de las cosas que les dieron, tales como instrumentos de comunicación, los soldados portaban consigo mismos raciones de alimentos para 3 meses y armas pesadas. Los 10 soldados iban completamente armados, como si fuesen a la guerra. Esta era la primera prueba, el primer escuadrón humano en ser enviado a otra dimensión, para verificar si era posible ir a vivir TODOS en ese lugar. Sí, todos. En esos años mucha gente sucumbía ante las malas condiciones sanitarias. Si ese escuadrón volvía con datos de que esa dimensión era habitable nos llevaríamos todo. Todos los humanos estábamos atentos a que sucedía en esa habitación secreta.
-tranquilo... Volveré en una pieza, solo no te comas toda la comida, déjame un poco...- fue lo último que exclamo mi hermano antes de cruzar aquel portal que se asimilaba a un espejo. Yo espere, alrededor de 1 mes y medio, cuando seria abierto de nuevo el portal. Y ese día llego. Pero el resultado fue inesperado. Mi hermano llego, su traje especial estaba hecho una mierda, destrozado y caído a pedazos. Sus armas se habían agotado y no llevaba consigo los instrumentos de medición. El llego casi moribundo, apenas y logro cruzar el portal, pero, lo más extraño es que solo el volvió.
Volvió rompiéndole las esperanzas a aquellos que creían que podríamos encontrar refugio en otra dimensión... A todos aquellos que creyeron en la fuerza y el coraje de la humanidad. De un grupo de 10 personas solo volvió una: mi hermano, y de hecho estoy junto con él, en este mismo momento. Ambos estamos sentados en una mesa. Yo con mi traje de intendente, pues ese es ahora mi trabajo, y mi hermano sentado en su silla mientras jugaba con sus dedos.
-¿mas café Damián?-pregunte a mi hermano mientras le ofrecía una taza de café. El tomo la taza y con una sonrisa torcida me agradeció.
-sabes... Quisiera saber cómo esta mama... ¿Sabes cómo esta ella...estoy preocupado por su salud...ha estado mal de el corazón, pero no me permiten visitarla-pregunto mi hermano de forma casual.
-ella está bien... De hecho te manda saludos... -dije mientras le daba un sorbo a mi café. El sonrió y sumergió un par de galletas en su café para después comerlas de un solo golpe.
-sabes... He escuchado rumores de guerra... ¿Crees que la URSS se atreva a tomar Europa?-pregunto mi hermano mientras tomaba su café y lo bebía de un golpe. Yo sonreí y respondí su pregunta.
-no lo se... Tal vez... -dije mientras bebía todo mi café. Un guardia toco mi hombro, indicándome que ya era hora de irme. Yo me levante pesadamente y me dirigí a darle un abrazo a mi hermano.
-Cuídate Anto - dijo mi hermano mientras sonreía.
-vendré mañana en la mañana-le dije antes de irme de la sala. El se despidió mientras reía y seguía tomando su café. Camino hasta una puerta, la abro y al salir veo a un medico que pasaba cercas, el cual al verme suspiro pesadamente.
-aun no... ¿Cierto? -pregunte de forma triste mientras miraba al suelo. El médico quien era un viejo de más de 50 años solo se ajusto sus lentes y busco en su libreta. Parecía que su temperamento era duro y fuerte.
-no... No ha habido avances, ni creo que los haya algún día... El daño es demasiado... -dijo el doctor sin cambiar su expresión seria y fría.
-¿que recomienda?-pregunte lleno de esperanza y alce la vista para verlo directamente a los ojos, esperando a que hubiese un avance en la degradada condición mental de mi hermano. Aun así sabia que mis esperanzas se romperían de golpe.
-Le sugiero la eutanasia...-dijo el doctor mientras entraba al cuarto. De uno de mis ojos salió una lágrima mientras recordaba las mismas palabras que me dijo Damián aquel día, hace 3 años. Realmente los primeros 2 años que el doctor me sugería esa atrocidad yo le daba un golpe e iniciaba una pelea, pero esta vez, creo que perdí la esperanza. El doctor al ver que no le di un merecido golpe suspiro. Hizo algo que nunca había hecho, se me acerco y puso su mano en mi hombro.
-lo siento mucho...-exclamo lleno de tristeza. Después de eso entro por donde yo había salido.
-volviste en una pieza, pero no tu mente... -dije mientras caminaba por el pasillo, el cual me sacaba de el hospital mental, en el cual residía mi hermano.
Decidí usar el camino largo, el cual iba por los túneles superiores del complejo y no por los inferiores. La última esperanza de la humanidad para seguir existiendo como especie residía bajo tierra, en una compleja red de túneles y refugios artificiales llamada 'La guarida'. En este increíble complejo cerca de ruinas mexicas existía lo que quedo de la humanidad. Caminaba directo a lo que era mi trabajo. Para hacer esto tenía que ir a los asentamientos humanos, en los que vivían alrededor de 25,000 humanos, densamente concentrados en 1000 habitaciones/refugios. Al estar por más de 4 años bajo tierra y tener que mover los cuerpos sin vida de tus semejantes durante 2 largos y feos años te vuelves un poco... Frío. Inicie con este trabajo desde que mi hermano volvió como un loco y perdí toda esperanza de vivir. Aunque el invierno nuclear ya se haya acabado hace 3 años seguimos sufriendo sus consecuencias en este refugio y dicen que se aproxima una mini era de hielo. Cada invierno es brutal, llega gente tratando de entrar al refugio pero este ya está demasiado sobre poblado. El agua se nos está acabando, la comida se agota, cada vez más gente muere por el envenenamiento por radiación y lo peor: el sentimiento de lucha humano se deteriora cada vez más. Somos 30,000 humanos viviendo en esta base subterránea, otros 50,000 viviendo en la superficie de esta gran base. En esta base subterránea hay desde civiles que encontraron la "zona segura", soldados (el 85 %) y científicos. Yo fui un soldado. Me enliste al igual que mi hermano pero no obtuve el mismo destino que el. El salvo mi trasero y el de otros miles de soldados y civiles al avisarles sobre este refugio improvisado. Eso fue hace como 4 años y lo recuerdo fácilmente.
-Hey Anto... necesitamos ayuda aquí - escuche esa voz, luego me di cuenta de en donde estaba. Ya estaba en donde es mi trabajo: limpiar las zonas civiles. Esta era una zona que fue contaminada por un virus, pero ya se controlo. La mayoría de los habitantes murieron por el virus, uno que otro logro sobrevivir. Afortunadamente en mi situación recibí una de las pocas vacunas junto con otros miles que recibieron eso en vez de una ración de alimento. Vaya mi suerte, ese día no comí nada pero por lo menos estoy a salvo de un mortal virus.
-entierra los cadáveres... Ya cavamos la fosa y cerca de ahí está el ácido...¡No tardes mucho perdedor! -grito un soldado, el cual se iba junto con un grupo de sus semejantes los cuales reían y salían del lugar. Todos llevaban trajes de protección ABQ, pues no eran inmunes. Esos soldados eran lo peor de lo peor: mal comportamiento, desertores, asesinos, etc. Su castigo era ir a zonas de desastre y cumplir las órdenes. Era un castigo ya que ellos no eran inmunes. Parecían asustadizos y nerviosos pues estaban saliendo de una trampa mortal... Aunque supieran que yo soy el único que me atrevía a limpiar estas zonas me seguían tratando como basura. La mayoría de los soldados y civiles se burlaban de mi... Por ser el hermano de un fracasado, el que les trajo esperanzas y luego las destrozo, de un soldado que de seguro sacrifico a toda su unidad para sobrevivir, de aquel soldado que se ofreció para después condenarnos a la muerte segura. Yo no los escuchaba o los ignoraba, tal vez simplemente no me importaba. Los insultos han ido por mi vida estos últimos 3 años
Procedí a continuar mi trabajo. Las pilas de cadáveres estaban amontonadas. Mi trabajo se basaba en llevar los cadáveres a una fosa en donde después debía rociar el ácido, el cual disolvería los cadáveres, pues era la única forma en la que el virus no lograba sobrevivir. Nadie quería ensuciarse las manos limpiando y arrastrando cadáveres, por lo que el trabajo más audaz y valiente recaía en el "perdedor y miedoso". Me alegra que todavía se usar el sarcasmo.
Este día las pilas de cadáveres eran muchas. Alrededor de 100 personas en total. La fosa era muy grande, era en forma de cono de unos 8 metros de profundidad. Aparte de mí habían otros soldados inmunes, quienes no se atrevían a tocar los cadáveres por ética o por miedo a morir. Yo no me preocupaba. Este es mi trabajo. Ellos estaban muy lejos y con trajes ABQ, pues aunque fuesen inmunes el miedo reinaba en ellos. Mientras realizaba el trabajo había uno que otro que me decía temerario o tonto, pues ellos nunca se atreverían a hacer eso.
Mientras Movía los cuerpos no podía parar de pensar en si algún día encontraríamos la salida a este infierno. No podía evitar hacerlo. Simplemente ver la lucha diaria de miles de personas por vivir me daba esperanza. Se supone que los científicos debieron encontrar el portal para viajar a una dimensión agradable. Pero no han encontrado ninguna o si las han encontrado no son habitables... El "espejo"(como llaman al portal) solo puede abrir 1 portal por sí solo, pero gracias a los avances científicos logramos que abriera más de un portal. Desgraciadamente todos los portales que han sido abiertos no han cumplido los requisitos para enviar un escuadrón de reconocimiento y con lo sucedido con los últimos escuadrones ya nadie se atreve a ir.
Arrastre otro cadáver hasta la fosa y seguí así durante un tiempo, solo pensado y suspirando, mientras arrastraba a esa gente a su lugar de descanso final. Lo hacía sin problemas, no sentía tristeza ni dolor al tener que echar a la fosa a niños o mujeres, no los veía como seres humanos, si no como cifras. Es verdad que cuando la vida de un ser humano se pierde es una perdida para este refugio, cada vida que se pierde es una oportunidad menos de supervivencia para la raza humana, una sonrisa menos, una relación menos, una familia menos... Por eso queremos viajar a otra dimensión, solo así podremos preservar la especie.
Mientras arrastraba uno de los cadáveres me di cuenta de que una de las personas que arrastraba seguía con vida. Era un joven, 19 años, ojos azules y cabello rubio manchado de sangre. Su piel era blanca en lo que se podía ver. Se miraba muy débil y su respiración era agitada. De sus oídos, boca, nariz y ojos salían borbotones de sangre, peculiar síntoma de aquel virus. Me miraba con temor mientras yo lo veía sin dar ninguna expresión, dándole a entender que no me importaba.
-a...yu... ..po...por fa...vor- alcanzo a articular la frase el chico mientras una que otra lágrima y sangre salía de sus ojos. Tosió en mi rostro un poco de sangre y se disculpo, lo deje de mirar y el comenzó a llorar amargamente. Camine hasta en donde estaban los otros soldados inmunes, quienes me miraron con miedo y se alejaron un poco.
-es un vivo... Necesito un arma -dije con mi voz seria. Uno de los soldados con miedo que manejaba sus acciones me lanzo un arma, cerca de donde estaba yo. Al verla bien me di cuenta de que era un revolver. La tome y la mire, no tenia balas. Hice una mueca de disgusto y les arroje el arma de nuevo hacia uno de ellos, el cual se asusto y cayó al suelo para después levantarse como si nada.
-no tiene balas -dije mientras me sacudía las manos.
-es tu problema, no el nuestro -dijo uno de los soldados, el cual no se atrevía a tocar el arma.
-entonces como quieren que haga esto... ¿Acaso lo van a hacer ustedes?... ¿tienen los huevos?... -pregunte mientras reían. Uno de los soldados recogió el arma de forma temerosa mientras yo reía más. Estos eran los únicos momentos en los que me podía comportar como ellos se comportan conmigo, era la hora de la venganza, como le digo yo.
-no, no, no... En unos momentos te daremos balas...-dijo uno de los soldados mientras me arrojaba un par de balas junto con el revólver. Yo las recogí y las puse en el arma para después girar el cañón. Con mi mano apunte a uno de ellos y comencé a acercarme mientras él se alejaba. Lo seguí siguiendo, sus amigos no me detuvieron, pues no querían acercarse. El soldado aterrado se tropezó y cayó a mi merced. Use mi mano como una pistola y toque el plástico protector mientras el casi lloraba.
-¡BANG!-dije mientras me tiraba al suelo y reía a carcajadas... El soldado, aterrado, se levanto y junto con sus amigos se fueron por una puerta, la cual los conducía a la zona de purificación, para después salir del lugar sin rastros del virus. Yo aun no dejaba de reír y después seguí mi trabajo. Tome el revólver, le quite el seguro y camine hasta el chico que aun seguía con vida. Parecía que se había arrastrado hasta una casa cercana. En su camino dejo un rastro de sangre, producto de los síntomas del virus. Tome el arma, apunte y dispare...
Lo que siguió fue que los sesos del chico estaban esparcidos en una de las paredes. Procedí a arrastrarlo y depositarlo en la fosa pero cuando lo hice note que en su mano derecha tenía una fotografía un poco gastada. La tome, era una foto de... Jesucristo. Tome la foto y la puse en su bolsillo, antes de tener que echarlo a la fosa. Unos 23 minutos después y termine. Los cuerpos estaban depositados en la fosa. Yo procedí a ir por el barril con el potente ácido, el cual en menos tiempo del que creo que es posible disolvió todos los cuerpos. La fosa tenía una forma de cono, que permitía que cuando un cadáver se disolviese otro rodara hasta la fosa. Ni siquiera dejo huesos, nada. Lo único que alcanzo a sobrevivir fueron botones de hierro o metales que los civiles portaban antes de morir ante el virus...
Admite el charco color verde que se evaporaba mientras lloraba un poco. De alguna razón ese charco verde me recordaba a los viejos tiempos, cuando era un buen cartero. A mis 9 años hacia bien ese trabajo. Pero, con lo de la guerra, perdí a toda mi familia. Ahora todo lo que me queda es un hermano senil.
Después de un rato termine mi trabajo. Limpie lo que pude y me retire al área de purificación. El área era un cuarto con paredes blancas, 5 tubos que vidrio que tenían una regadera sobre ellos, cada uno de esos tubos tenía capacidad para 25 personas máximo. Entre al cuarto, las puertas se cerraron tras de mí y toda la habitación se lleno de gas. Era un tipo de gas que mataba al virus. Yo me tape los ojos, pues ardía como el infierno. Para evitar aspirar el gas me metí en una de esas duchas y casi de repente fui bañado por un potente ácido, que eliminaba todo rastro del virus de mi cuerpo.
-¡MIERDA!... ¡COMO ARDE!-grite mientras miraba como partes de mi ropa se derretían. Después de unos momentos recibí una ducha de agua helada para después recibir otra de ácido. Los minutos que pase en ese lugar fueron tortuosos y ácidos, por más que quería aguantar no podía, siempre ardía lo mismo. Después de 1 hora todo termino. Mi cuerpo no tenia rastros de ningún patógeno. La puerta se abrió. Yo fui hasta un estante en donde debía haber prendas para cuando terminara la purificación. Tome unas ropas, las cuales eran livianas y seguí mi camino a mi casa, o lo que se asemejaba a ella.
Mi casa se encontraba en una de las partes más bajas de de el complejo. Casi donde estaba el "espejo". Tarde un poco y logre ver un escándalo. En uno de esos largos pasillos en los que solo había gente chismosa pasaban miles de soldados con protección ABQ. Atrás de ellos mucha más gente en camilla o herida. Alcance a oír que una cueva en la que habitaban alrededor de 1,000 personas se inundó gracias a un rió subterráneo, que encima tenia altos niveles de contaminación por radiación.
Seguí de paso hasta la cueva en la que se encontraba mi casa. En la cueva había más gente y mas casas, iluminados por focos LED. Eran unas 150 casas, con unas 5 camas cada una. Logre ver como la gente caminaba de un lugar a otro, sin cambiar su expresión de tristeza o desesperación. Entre a mi casa, Era una simple habitación, una cama, una cobija y una almohada. Me senté en mi cama para después buscar debajo de mi cama. Debajo de ella había lo último que me quedaba de mi familia: Fotos.
Revise entre el álbum de fotos y saque una... En donde estábamos todos reunidos... Mi madre, mi padre, mis 2 hermanas y mi hermano. Recordé esa escena, justo como si estuviesen todos a mi lado. Esa fotografía fue tomada 3 años antes de la guerra, ósea cuando tenía 7 años. Era un día muy lindo, habíamos comprado una televisión de pantalla plana. Imagine que todos estaban a mi lado, mi madre y mis hermanas a la izquierda y mi orgulloso padre junto con mi hermano mayor. Literalmente creí que estaban aquí, conmigo, comencé soltar lágrimas de felicidad, pero, como si fuesen simples ilusiones, fueron desapareciendo en orden. Primero mis padres, luego mis hermanas y al final mi hermano.
-como pasa el tiempo... realmente... Como los extraño... Las ocurrencias de Kenya, la extravagante comida de mamá... El sentimiento orgulloso de papá...- dije antes de guardar de nuevo las cosas bajo mi cama. Me recosté en mi cama, tratando de dormir, lo que era casi imposible debido a la gran cantidad de lamentos y gritos de dolor. Escuche el sonido de una voz llena de desesperación y después el sonido de un disparo... Luego los amargos llantos sin consuelo de varias personas: Alguien se había suicidado...
En una habitación de la base, cerca del "espejo" un científico bebía una botella de whisky mientras miraba una imagen. Su cabello era largo y color negro, sus ojos eran cafés y su piel blanca. No daba una mirada de alguien cuerdo, si no de alguien que había sufrido mucho y que sufrirá aun mas. En una de sus manos tenia la botella con alcohol y en la otra una fotografía, era la de una chica y el. Ambos abrazados y parece que celebrando un cumpleaños muy importante.
-Ali… como te extraño-dijo el científico mientras le daba un gran y fuerte trago a su bebida, de repente 2 tipos bien vestidos entraron a la habitación del científico. Este último los identifico y se lleno de ira.
-¡déjame solo!-grito el científico solitario mientras le lanzaba la botella de whisky a los que irrumpieron en su hogar. Estos la esquivaron con suma facilidad. Eran 2 tipos bien vestidos, como si fuese a hacer negocios de suma importancia. Uno era más alto y de apariencia más joven que el otro, quien era un poco gordo, viejo y bajito.
-señor tomas Derk. Necesitamos su ayuda, por favor- dijo el sujeto más viejo, esto lleno de ira a tomas, el científico. Tomas fue hasta un toca discos viejo y puso un disco que a primera vista seria ruidoso.
-no los ayudare mas -dijo mientras la música comenzaba a sonar.
-por favor... Necesitamos su ayuda... No nos haga hacer esto por la fuerza -exclamo en voz alta el tipo más joven. El científico al oír eso le subió al volumen. Era rock pesado, una pieza musical muy rara. El volumen era demasiado fuerte por lo que no se podía escuchar mucho.
-¡no los escucho! -exclamo el científico mientras se recostaba en su cama. El más joven de los tipos fue hasta el conector y apago esa música ruidosa.
- solo usted sabe la combinación exacta para abrir el portal... nadie en esta base es más listo que usted. La gente está muriendo, y me temo que si no lo intentamos de nuevo todos moriremos. ¡Por favor, necesitamos su ayuda! -dijo enojado el joven.
-no quiero... no quiero volver a hacerlo... ¡No quiero matar a mas inocentes!-dijo lleno de rabia el científico, pero su cólera fue apagada por un sonoro y fuerte llanto que soltó poco después. Los 2 tipos, llenos de empatía, dejaron de lado sus peticiones directas y se concentraron en convencerlo de una u otra forma.
-si no hace esto más inocentes morirán...- dijo el tipo viejo que ya estaba hasta la frente de frustración. Parece que esta vez el científico comprendió todo.
-díganme una razón por la cual debo repetir esa atrocidad... Y quien será el idiota que se arriesgará...- exclamo el científico mientras reía de forma loca.
-nos queda poco tiempo... -revelo uno de los sujetos.
-¿a qué se refiere? -inquirió el científico con miedo en su voz.
-a eso mismo... Solo quedan alrededor de 19,000 de nosotros... Se nos acaba la comida, cada vez más gente muere por el virus, Aparte de que este lugar se irá al carajo... Varios ríos corren sobre estos refugios, en unos 3 meses el agua se filtrara y la última esperanza de la humanidad para continuar con vida estará bajo el agua... Y lo peor es que si eso no nos mata será el invierno -dijo el viejo tipo de forma seria. Algo le pasaba al tipo más joven, pues su mirada cambio de una seria y sin emoción humana a una melancólica y triste.
-¿a qué se refiere con el invierno? -pregunto el científico un poco extrañado.
-de que es posible que haya un invierno nuclear... Nos preguntábamos por que no sucedía aun, luego descubrimos que ya está sucediendo. Toda Europa, el mediterráneo, los estados unidos, Japón, etc... Todos están sufriendo el invierno radiactivo... En unos meses seremos cubiertos por una densa capa de nubes que bajaran la temperatura del planeta. En serio ocupamos su ayuda... -dijo el más viejo mientras que el otro salía de la habitación.
-¿por que salió tu amigo? -pregunto el científico. El rostro del viejo se lleno de tristeza y miro al suelo.
-su esposa y su hijo murieron en una reciente inundación...- dijo el tipo mientras ajustaba su corbata. Eso le dio en el corazón a Tomas, quien parecía más decidido a ayudar que nunca.
-está bien... Lo haré, pero con una condición...- exclamo el científico mientras se acercaba al tipo, el cual tenía una expresión de felicidad en su rostro.
-¿cuál? -pregunto el tipo mientras miraba a los ojos a el científico.
-si esto resulta, van a buscar a todos, escúchame bien... TODOS los sobrevivientes para que marchen con nosotros a la dimensión... Si no es así, no daré nada, saboteare todo el proyecto si es necesario... Aunque me maten. ¿He sido claro? -pregunto el científico mientras el tipo tragaba un poco de saliva.
-haré lo que pueda.- exclamo el tipo mientras le extendía la mano a el científico...
En ese mismo momento, en otra dimensión en donde las cosas eran un poco más "calmadas" un pequeño bebe dragón rehusaba a dormirse sin antes tener una explicación de lo que sucedía. El pobre era obligado por un unicornio color violeta, la cual lo evitaba con su magia y trataba de arroparlo con un par de mantas. El bebe dragón estaba un poco mas crecido de lo normal, tanto que no cabía en la cesta en la que era obligado a dormir.
-¡pero Twilight!... ¡¿Por qué no puedo ir contigo y las chicas a Canterlot?!-cuestiono el dragón de escamas moradas y púas verdes a la unicornio, quien trataba ferozmente de que se durmiese.
-por favor Spike... Sabes que no puedes ir. Necesito que te quedes aquí para que atiendas la biblioteca en mi ausencia. La princesa Celestia solo nos solicito a nosotras pues es algo muy importante.-dijo la unicornio morada mientras el dragón peleaba ante la poderosa telequinesis de su amiga.
-este... Twilight... No sé si lo no lo has notado, pero ya no puedo dormir en esta cesta...-dijo el dragón mientras se levantaba de la cesta en la cual dormiría. La unicornio rió y lanzo un rayo morado a la cesta, la cual se expandió dándole el espacio suficiente para que el dragón pudiese dormir perfectamente.
-¿alguna excusa?...-pregunto la unicornio. El dragón no hizo caso, cruzo sus brazos e hizo un puchero. La unicornio volvió a tratar de usar su magia pero el pequeño drago se resistía, dando a una lucha de fuerzas.
-"vaya que diste un buen estirón estos años"-pensó para sí misma la unicornio morada mientras trataba de forzar al dragón con su telequinesis, pero este se resistía. Al final el dragón se rindió quedo a merced de la pony.
-está bien... Pero no tardes mucho... últimamente han sido muy requeridas por la princesa, inclusive ya casi no veo a Rarity ...- exclamo el dragón mientras se arropaba.
-solo me iré por 1 semana... Y creí que habías superado lo de Rarity -rió la unicornio morada mientras que con su telequinesis se colocaba una maleta en el lomo.
-yo creí que dejarías de leer tanto -exclamo el dragón en tono de burla.
-Touche -dijo la unicornio mientras se recordaba la hora mentalmente. Faltaban alrededor de 10 minutos para que sus amigas fuesen con ella a una ciudad muy importante, pero como ella es muy organizada llegaría temprano, previendo así cualquier contingencia o problema posible.
-debo irme... ¿Sabes todo lo que debes hacer?-pregunto la unicornio con tono de desconfianza.
-sí, lo sé, tengo la lista en la mesa -dijo el pequeño dragón con enfado. La unicornio rió ante la frustración de su amigo y se decidió a partir, no sin antes despedirse de su amigo.
La unicornio se acerco al dragón quien le dio la espalda y fingió roncar. Ella solo suspiro de enfado. Le dio un beso en la mejilla para después desearle las buenas noches. El dragón se dio la vuelta pero su amiga ya había desaparecido en una burbuja color violeta, que al estallar dejo brillos morados. El pequeño dragón se sentía inútil... Nadie lo comprendía, nadie estaba junto a él. Sus mejores amigas casi ni lo veían y si lo veían era para pedirle favores. El pequeño dragón se levanto de su cama y fue hasta un librero que estaba cerca de él. De entre varios libros saco una pluma color cian, la cual guardo de una buena amiga. Arriba de este librero había un tarro con tinta, el cual también tomo. Fue hasta su cesto y noto que ya se estaba desgastando, pues literalmente ya era más grande que este. De las blancas mantas que cubrían su cesto saco una libreta, con la cual fue hasta el balcón de su casa. Vio la tranquilidad que daba su pueblo: como las luces que salían de las casas se iban apagando una a otra, dejando en claro que la noche estaba llegando. Vio una patrulla de Pegasos de la guardia real, los cuales se habían hecho muy presentes en toda Equestria, cubriéndolos de un mal terrible que les arrebato a una querida alicornio que controlaba la noche. Los guardias reales se habían esparcido por todas partes para proteger a todo pony de un rato enemigo y de varias amenazas de guerra. Muchos de los guardias veían al dragón con disgusto, lo que provoco que el dragón se alejara un poco de el balcón. Desde el incidente de su cumpleaños, el dragón se sentía cada vez más alejado de los ponis, inclusive algunos de los residentes habían expresado abiertamente su disgusto y miedo contra el joven dragón, pues pensaban que le daría otro "ataque de codicia".
El dragón tomo su libreta y comenzó a escribir en ella. Suspiro de forma pesada, como si le estuviesen presionando el pecho y se sentó en el suelo. Sumergió la punta de su pluma color cian en el tarro de tinta y comenzó a escribir.
-"Marzo 16".
"Twilight lo hizo de nuevo... Parece que ya nadie quiere estar conmigo... No veo a mis amigas desde hace tiempo; Twilight me deja cada vez más trabajo en la biblioteca a la vez de que tampoco está menos en casa. No puedo salir a jugar con las CMC y cada vez que intento preguntar el por qué a Twilight me pone trabajo o da evasivas. No es que no me guste pasar tiempo, adoro hacerlo, pero esto ya es un chiste. ¿Sera porque ya estoy creciendo?..."- escribió el pequeño dragón. El mismo se había dado una posible respuesta a su malestar, pero se negaba a creer que era cierto. Miro la infinita noche en busca de la respuesta, la cual había perdido mucho de su mágico esplendor que antes tenía. La luna brillaba de forma triste, mientras que las estrellas ya no daban su presencia, pues su guardiana estaba desaparecida. Nadie sabía a dónde se fue. Un fuerte estruendo saco al dragón de escamas púrpuras de sus incesantes pensamientos, algo se había estrellado en el techo de su casa.
Dejo sus cosas en el suelo y escaló por las orillas del balcón para ver qué diablos se había estrellado en el techo de su hogar. Fue rápido y fácil subir, pues su ya crecido cuerpo era más ágil y fuerte. Fácilmente si se ponía de pie podía sobrepasar la estatura de su mejor amiga, estos últimos 3 años había crecido muchísimo, algo como un estirón de grandes proporciones. Llego hasta la copa de su casa/árbol y comenzó la búsqueda. Gracias a sus agudos oídos draconianos logro percibir un gemido casi inaudible. Se movió con gracia entre las ramas y encontró a una Pegaso de color gris y de crin rubia estrellada en su casa.
-¡¿Derpy?!-exclamo con sorpresa el dragón mientras iba hasta la Pegaso. Conforme se acercaba noto que la caída le había lastimado partes de su cuerpo. Tenía varias cortadas producto de las ramas del árbol y se encontraba inconsciente. Esto le recordó el día en que el casi se caía de el árbol tratando de bajar un terco búho, quien días después desapareció misteriosamente.
Con mucha precaución de no hacerle daño, cargo a la Pegaso y se las ingenio para bajar de la copa de el árbol. Bajo por el balcón y entro a su cuarto. Encendió una veladora con su verde fuego mientras depositaba a la Pegaso en la cama de su amiga.
-¡que hago, que hago, que hago!... Cierto... ¡Primero limpiaré las heridas!-dijo para sí mismo el dragón, quien salió de la habitación y regreso con un botiquín medico, además de alcohol. Primero examinó a la Pegaso. Tenía una contusión que la había dejado inconsciente, nada grave al parecer. Tenía una que otra cortada pero nada de gravedad. Lo que a el dragón le preocupaba eran las alas de la joven pony, por lo que procedió a examinar las alas con sumo cuidado. No tenían nada, más que tenían uno que otro rasguño. La contusión no era grave, tal vez estaría así unos momentos pero nada grave.
Pensó en llevarla al hospital, pero era demasiado noche y de seguro la Pegaso despertaría en unos momentos. Pensó también en llevarla a su casa pero el pobre dragón no podía volar. Decidió dejarla ahí y esperar a que despertara. Fue por sus cosas y las coloco en sus lugares, mientras esperaba a que la Pegaso despertara.