En 2016, Marvel Studios formuló una pregunta en Civil War que sólo los más avispados se preguntaron en las anteriores películas de su universo cinemático años atrás: ¿Es el ciudadano medio consciente de semejante destrucción? ¿Son los vengadores un peligro que no impide destruir edificios? Porque sí, salvarán millones de vidas, pero no lo harán con las manos limpias que digamos, especialmente si saliste de ver las dos cintas de Los vengadores. Las fuerzas políticas exigen un sistema que harán que ellos se hagan responsables y que sólo acudirán a ellos cuando la ocasión lo exija. Eso dividirá a todos, tanto personajes como la audiencia. Formular estas preguntas significa que, si bien quieres hacer una película de acción que recaude lo suyo (en su caso mil milloncejos), también quieres hacer una secuela digna donde los personajes no se queden quietos, evolucionen y con quien el público pueda conectar.
Generalmente no estoy a favor de los regresos de personajes. Cuando termino de ver un episodio, me gusta pasar al siguiente y que ése me muestre algo diferente, a no ser que sea alguien con mucho potencial para convertirse en alguien especial. Dicho esto, hay vueltas que merecen la pena. Se me ocurre el de Gilda en la temporada 5 de Friendship is Magic por poner a Rainbow Dash y a Pinkie Pie en una nueva aventura. Y la vuelta de Coco Pommel en Made in Manehattan era una con la que podías conectar con facilidad gracias a su humilde historia que es más tierna que un bizcocho. Ambos capítulos tienen en común en que esos regresos tenían sentido para la historia. En la tercera temporada, Trixie vuelve a Ponyville para enfrentarse contra Twilight a un duelo de magia debido a que la humilló en el pasado. Si bien es cierto que se lo buscó, entiendes por qué busca venganza. Y trabajó muy duro para conseguir ese amuleto tan peligroso y usarlo como herramienta para cumplir con su nuevo objetivo: La estudiante de la princesa Celestia. No apoyas sus ideas, pero comprendes sus intenciones.
Tras ese duelo donde Trixie sale victoriosa hay dos cambios sustanciales: Por un lado, Trixie cumple con su venganza y regenta Ponyville. Ella es la jefa y todo el pueblo hace lo que ella ordene. Por otro, Twilight, con quien conectábamos en las dos primeras temporadas, está excluida, no puede volver a Ponyville (por un motivo bastante gracioso que me recuerda a la película de Los Simpsons) y tiene que ingeniárselas para salvar tanto a Ponyville como a sus amigas. Pero eso significa volver a enfrentarse a Trixie. Y de ahí el conflicto se intensifica.
La gente dice que Twilight es un personaje caracterizado por ser una maestra en el empleo de la magia, pero el duelo que ha tenido con Trixie deja claro que se ha vuelto vulnerable. No puede volver a Ponyville y esperar que la gane con magia que no va más allá del colgante de Trixie. No puede hacer un Deus Ex Machina como el del final de la temporada 6 (que parecía sacado de fanfiction.net). Es un personaje que tiene que sacarse las castañas del fuego recurriendo no al plan A o al B, sino a C.
En realidad el ingenio y la inteligencia es lo que define a Twilight. Si bien recurre a la magia, suele tener buenas ideas para resolver un conflicto, en este caso son los trucos. Utiliza la ilusión para ser más lista que Trixie. Tras unos cuantos trucos donde pasamos de edades alteradas a cambios de género que ríete de Tumblr, Trixie se convence de que el pedrolo de Twilight es más poderoso que el suyo. A partir de ahí Twilight ha ganado, pero no con magia, sino preguntándose cómo podría vencer a Trixie sin las herramientas en las que ella era superior. Un detalle que aprecio mucho de esta escena es que lo vemos todo desde el punto de vista de Trixie. Un episodio, película o cortometraje es en esencia una ilusión, un truco de magia donde nos exponemos a la sorpresa. Y si el mago (en este caso, un guionista) es habilidoso, puede utilizar esa ilusión para llevar al espectador donde él quiera. Quizás por eso la primera vez que vimos a Applejack transformada en macho nos sorprendimos todos. Vemos lo que Trixie ve, vamos por donde el guionista quiere, como una fila de ovejas impuesta por él. Y de ahí surge el talento. Y quizás por eso no nos sorprendimos por ese par de capítulos interconectados de la temporada 3 (soy de los que creen que tenía que haber cambiado su orden de emisión al revés).
No son pocas las veces que escuché que la temporada 3 era la peor de la serie únicamente por tener la menor cantidad de episodios, pero me parece un modo muy simplificado de apreciar una serie y el paso del tiempo me ayudó a ver que la calidad es más valiosa y atemporal que la cantidad. No tienes más que ver los animes de ochocientos episodios y la cantidad de películas que Illumination Entertainment lleva para hacerte una idea. Sin embargo, si se hacen episodios como Magic Duel, estoy encantado de irme adonde el mago quiere llevarme para sorprenderme. Porque, si bien no es perfecto (no me convenció que Twilight la perdonara así como así después de lo que hizo en Ponyville), tiene una buena historia, un conflicto muy interesante y un regreso lógico para un personaje ya conocido. Y hasta tiene momentos desternillantes como lo que hace Trixie con Applejack y sobretodo con Pinkie Pie (si hubieran guardado esa broma para, por citar un ejemplo, la temporada 6, habría sido el momento más gracioso de toda la serie con una amplia diferencia). Me convence más ese regreso que algunos que están como placer visual o como relleno (el regreso de Caballeron o el nombre que tuviera ése no aporta nada salvo separar la parte que me interesa, el conflicto entre Rainbow Dash y el fan de Daring Do). Magic Duel nació de un escritor que pensaba como los hermanos Russo cuando dirigieron Civil War: Hagamos las preguntas correctas para crear nuevos desafíos. No es un "ya lo he visto antes", es un "esto aporta algo fresco".
Saludos
