Aitana estaba encantada de haberse vuelto a encontar con Edge Pyrite. Tal como le dijo a Moon hace tantos días ya: "No viajo mejor sola, sólo viajo más rápido". Era cierto que, preocupándose de mantener unido el grupo, tenía que ralentizar la marcha. Pero la seguridad y la confianza que sentía en compañía de Twilight y Edge superaba con creces los inconvenientes.
Además, el poder de Twilight estaba siendo la clave para desenmascarar todo el misterio tras el laberinto de Moon. No era de extrañar que la bruja se hubiera esforzado tanto en esconder y encerrar a la aprendiz de Celestia. En cuanto encontrara gemas seguirían desvelando el lugar, y pronto no habría más secretos en el laberinto...
—Espera un momento... —susurró Aitana para si.
Estaba siendo demasiado fácil. ¡Demasiado! "Si yo fuera Moon enviaría a alguien tras Twilight", pensaba Aitana. Pero... ¿cómo saber si la bruja estaba persiguiéndolos? Estaba claro: Moon siempre fue orgullosa y prepotente, incluso más que Aitana (y eso ya es mucho decir). Con una risita, Aitana se giró a sus compañeros.
—Escuchad —susurró—, tengo una idea para averiguar la estratagema de Moon. Pero necesito que me sigáis la corriente, ¿de acuerdo?
Sus compañeros asintieron, y con una sonrisa de suficiencia (muy bien interpretada), Aitana alzó la voz:
—¡Claro que unidos saldremos de aquí! Además, todos sabemos que Moon es una bruja inútil incapaz de hacer amigos, ¡y mucho menos aliados! ¿Cómo va a detenernos, persiguiéndonos con su sombra y palabras malsonantes? ¡Ja, ja, ja!
Aitana rió a acrcajadas, pero al ver que sus compañeros no reían, les hizo señas con las pezuñas para que le siguieran el juego. "¡Reíd, burláos de ella!".
Se queda mirando a ambas, las vuelve a mirar. 
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te animo para que sigas haciendo lo que haces